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 Marco histórico, sociocultural y filosófico de Platón (427-347 a.C.)
La división de la sociedad griega entre nobleza, dedicada a las armas y representante de la
excelencia moral, y pueblo, sometido socialmente y dedicado a la agricultura y a la ganadería, cambió
profundamente como consecuencia del proceso de expansión colonial iniciado en el siglo VIII a.c.
Apareció un nuevo tipo social, el comerciante, que debía su prosperidad a sí mismo y
consideraba secundarios la destreza guerrera y el linaje, valores característicos de los nobles. Además, la
colaboración de las clases populares en el triunfo sobre los persas durante las guerras médicas (479 a.c.) les
otorgó protagonismo en el gobierno de la polis. Atenas se convirtió en la ciudad más próspera y cosmopolita
de Grecia.
Ambos procesos impulsaron el desarrollo democrático ateniense y con él un auge cultural sin
precedentes, en el que destacan las tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides, las comedias de Aristófanes,
las historias de Heródoto y Tucídides, las esculturas de Fidias y Praxíteles, y una nueva concepción de la
filosofía de la mano de los sofistas, Sócrates y Platón.
Tras la muerte de Pericles y tras la victoria de Esparta en la guerra del Peloponeso Atenas
perdió el liderazgo económico y político que había mantenido a lo largo del s.V a.c. Esparta (404 a.c.) impuso
la dictadura de los Treinta Tiranos, afín a sus intereses. Aunque los atenienses restauraron el régimen
democrático apenas un año después, ya nada fue igual que en la época de Pericles (462-429 a.c.); incluso
ajusticiaron a Sócrates, maestro de Platón.
La decadencia de la democracia ateniense fue imparable, y concluyó con la conquista de la
ciudad por Filipo de Macedonia en el año 338 a.c. y su hijo Alejandro Magno integró a todos los griegos en un
imperio en el que no cabían ni la democracia, ni la libertad política, ni los ideales comunitarios.
La legislación democrática, al permitir la participación de los ciudadanos en las asambleas,
convirtió en prioritario el dominio de las artes del lenguaje (oratoria, retórica, etc.). Los debates se centraban
en cuestiones políticas y jurídicas, lo que exigía con frecuencia discutir los fundamentos de la vida en común:
las leyes, las costumbres, las instituciones, etcétera.
En este contexto, la especulación sobre la naturaleza llevada a cabo por los presocráticos
carecía de interés; lo que importaba era saber convencer a los demás ciudadanos. Los sofistas, cuyas
enseñanzas se centraban en el dominio del lenguaje, sin importarles la verdad, eran especialmente
apreciados por impartir enseñanzas para adquirir estas habilidades, pero Sócrates y Platón mostraron su
rechazo a unas prácticas que consideraban destructivas para la polis porque hacían que los ciudadanos
desconfiaran de las leyes y las vieran como mera expresión de intereses particulares Y los políticos
atenienses de la época coincidían con los sofistas en su desprecio de la verdad. Platón dará respuesta con
su filosofía a unos y otros, pero sobrepasará el ámbito ético y político para constituirse también su
pensamiento como explicación científica, ontológica y cosmológica.
1 Las teorías de Heráclito y Parménides eran conocidas en la época de Platón y defendidas por
sus discípulos Crátilo y Zenón. La identificación que hacía Parménides entre el pensar y el ser hizo que
Platón considerara la importancia de la razón para conocer la verdad. También procede de él la división
platónica del mundo en dos, sensible e inteligible, y la desconfianza hacia los sentidos.
Platón entrará en contacto con la escuela pitagórica a través de Arquitas de Tarento; de ellos
recibirá el interés por las matemáticas y la idea de que deberían gobernar los filósofos. A través de ellos
también recibió la teoría órfica de la transmigración de las almas de las almas.
Sin embargo, la gran figura de la época de Platón fue Sócrates. De él recibió la importancia
dada al concepto y la idea de que para hacer el bien había que saber. La importancia dada por Sócrates a la
moral, tanto para el individuo como para la sociedad, también fue fundamental en Platón.
Y uno de los hechos que más ha trascendido de Platón es el haber sido el fundador de la
Academia, la primera universidad del mundo. En ella se dedicaría a la formación de los futuros gobernantes
enseñándoles matemáticas y filosofía.
2 Marco histórico, sociocultural y filosófico de Aristóteles (384-322 a.C.)
La vida de Aristóteles transcurre en el período de decadencia de la polis griega. Tras la
derrota de Atenas en la guerra del Peloponeso, Esparta estableció su hegemonía en Grecia, aunque duró
muy poco, pues fue vencida por Tebas en las batallas de Leuctra y Mantinea. También el dominio tebano fue
breve, pues una nueva potencia comenzaba a extender su influencia: Macedonia, un reino «bárbaro», pero
fuertemente helenizado.
En la batalla de Queronea (338 a.c.), el rey Filipo II de Macedonia venció a Atenas e impuso
su dominio sobre todas las polis griegas. Estas perdieron su independencia y pasaron a formar parte del
imperio macedónico.
A Filipo le sucedió su hijo Alejandro Magno, que admiraba profundamente la cultura griega,
pues había sido educado por Aristóteles. Una vez en el trono, extendió dicha cultura por todo el mundo
conocido al conquistar el imperio persa. La temprana muerte de Alejandro en el año 323 a.c. le impidió
consolidar sus conquistas, iniciándose así el llamado «período helenístico», en el que la cultura griega se
hace más universal y los focos de interés cultural, económico y político quedan desplazados, y la ciudad de
Alejandría desplaza a Atenas como nuevo centro cultural y científico.
La sociedad griega estaba dividida ante la amenaza exterios. Unos aceptaban que la solución
de los conflictos de las polis tenía que provenir de una intervención del exterior; otros, por el contrario, como
Demóstenes, pretendían resistir, aun siendo conscientes de su inferioridad e ineficacia militares
A pesar de este clima de inestabilidad y de pobreza material, el arte y la cultura griegos
alcanzaron en este siglo un período de renovación con respecto al modo clásico dominante en la época
anterior. Las comedias de Menandro reemplazaron a las tragedias de Eurípides. En la oratoria destaca
Demóstenes, con sus Filípicas, al tiempo que el arte abandona el idealismo del período clásico y se vuelve
más realista, destacando el escultor Praxíteles y el pintor Apeles. En ciencia destacan Teofrasto, sucesor de
Aristóteles en el Liceo, Eudoxo de Cnido, que propuso el modelo de universo esférico que adoptó Aristóteles,
y Euclides, quien, en su obra “Los elementos”, creó la geometría como ciencia axiomática.
El contexto filosófico de Aristóteles está marcado, a la vez, por su dependencia y por su
actitud crítica hacia la teoría de las ideas de su maestro Platón, en cuya Academia estudió durante veinte
años: por una parte, Aristóteles acepta las ideas y las incorpora a su teoría, denominándolas «formas», pero,
por otra, rechaza el carácter separado que Platón atribuía al mundo inteligible: para Aristóteles, las formas
siempre se dan unidas a la materia, constituyendo el individuo concreto: la sustancia, o compuesto
hilemórfico.
También recoge Aristóteles la tesis de Sócrates y de Platón de que la ciencia es un
conocimiento de lo universal, pero, para él, el conocimiento científico se basa en la abstracción que realiza el
alma de las formas inscritas en la materia, elaborando a partir de ellas los conceptos.
3 Asumiendo de nuevo la materia como principio, Aristóteles recoge la herencia de los
presocráticos, y vuelve sobre los problemas relacionados con la naturaleza y el movimiento, que estudia la
física. ciencia que Platón había rechazado por dedicarse a la investigación del mundo sensible. También está
influido por los conocimientos de medicina adquiridos de su padre y sus observaciones directas de la
naturaleza, que dan a su filosofía una orientación empírica y cientificista que contrasta con el matematicismo
de la filosofía de Platón.
4 Marco histórico, sociocultural y filosófico de Agustín de Hipona (354430)
Agustín de Hipona se sitúa en la frontera entre dos mundos: el clásico grecorromano, que
declinaba, y la era cristiana, que comenzaba su recorrido. En este sentido, se trata del último pensador
antiguo y el primer gran filósofo cristiano y medieval.
Su actividad intelectual se desarrolla durante el período histórico del Bajo Imperio Romano
(siglos IV-V), caracterizado por un fuerte descenso demográfico; la progresiva ruralización de la población,
producida por la decadencia de las ciudades; una rígida estratificación social (que conducirá, unos siglos más
tarde, al feudalismo); el aumento de la importancia del ejército, como protección ante las invasiones bárbaras
(el año 410 Roma es saqueada por los visigodos de Alarico), y, finalmente, una notable decadencia de las
artes, que abandonan el antropomorfismo clásico y se hacen teocéntricas, al tiempo que la música se pone al
servicio de la liturgia religiosa.
En la época de Agustín de Hipona, el panorama religioso se encuentra definitivamente
dominado por el cristianismo, que fue autorizado por el emperador Constantino en el Edicto de Milán (313) y
se convirtió en la religión oficial del Imperio con Teodosio el Grande en el año 380.
Los principales movimientos filosóficos que encontramos en esta época son: el estoicismo,
que defiende que la felicidad se ha de buscar y encontrar en el interior del hombre, el gnosticismo, que
defiende la creencia en el poder salvador del conocimiento, y , especialmente, el neoplatonismo desarrollado
por Plotino (205-279): el hecho de que la corriente platónica, impulsada por el neoplatonismo, fuera la más
importante y ofreciera muchas similitudes con la doctrina cristiana, favoreció que el cristianismo construyera
su doctrina fundamentalmente con conceptos platónicos.
Ante las críticas que le dirigían los filósofos paganos, el cristianismo utilizó el saber filosófico
para apoyar los dogmas de la fe. Esta síntesis entre religión cristiana y filosofía dio lugar a la patrística; es
decir, el pensamiento de los primeros Padres de la Iglesia: Tertuliano, Orígenes, San Basilio, San Ambrosio,
el propio San Agustín, San Jerónimos, San Isidoro de Sevilla, etc.
Estos pensadores utilizaron el neoplatonismo de Plotino y el estoicismo de Séneca para
elaborar la primera filosofía cristiana, la cual se desarrolló inicialmente en permanente lucha con los restos
del pensamiento clásico (especialmente el escepticismo académico) y con las múltiples herejías surgidas en
el seno del propio cristianismo: maniqueísmo, pelagianismo, gnosticismo, arrianismo, etc.
La patrística anticipa muchos de los problemas que centrarán la reflexión filosófica de la Edad
Media, ajenos al pensamiento griego, como el problema de las relaciones entre razón y fe, la demostración
de la existencia de Dios, el enigma de la Creación, el sentido de la libertad humana (en conexión con los
conceptos de culpa y de pecado) o la interpretación religiosa del curso de la historia como el campo de lucha
entre las fuerzas del bien (divinas) y del mal (diabólicas).
5 Todas estas cuestiones vertebran la filosofía de Agustín de Hipona, quien las aborda desde
una perspectiva original, que influirá profundamente en la obra de importantes filósofos posteriores, como
Descartes o Rousseau.
6 Marco histórico, sociocultural y filosófico de Tomás de Aquino (12251274)
Santo Tomás pertenece a la época histórica que se conoce como Baja Edad Media (S.XI SXIV). Tras unos siglos de escasez material y de rigidez social Europa sufre un período de expansión (S.XI –
S.XIII) provocado por el progreso habido en la agricultura, fuente básica de la economía medieval (avances
técnicos como el molino hidráulico, la rotación en los cultivos, etc…). Hay un resurgir de las ciudades (París,
Oxford, Brujas, etc…) que crecen de población apareciendo una nueva clase social, a saber, la de los
comerciantes enriquecidos por el comercio (burguesía) y se respira un nuevo ambiente en la actividad cultural
que desembocará en la creación de las universidades. La crisis de este periodo se producirá en el S.XIV
cuando fueron apareciendo las tres grandes calamidades de aquel tiempo: la guerra, el hambre y la peste
negra.
En el campo político, comenzaron a consolidarse las grandes monarquías europeas, como las
de Castilla, Aragón o Inglaterra, destacando entre todas ellas, por su poder, el reino de Francia. También se
planteó la idea de una “cristiandad universal”, concepto que dio lugar a un grave enfrentamiento entre dos
grandes poderes, el del Emperador y el del Papa, cuyos ámbitos de actuación no estaban claramente
delimitados. El conflicto estalla entre Enrique IV, emperador de Alemania, y el Papa Gregorio VII, con el
deseo de ambos de que se reconociera su supremacía dentro de la cristiandad. El resultado de esta pugna
es el debilitamiento del cargo de Emperador y la reducción de la influencia espiritual de los papas. Durante
buena parte del S.XIV el Papado se trasladó a Avignon produciéndose el cisma de Occidente, en donde la
Iglesia tuvo dos papas a la vez, uno en Roma y otro en Avignon.
Frente a la caída del Imperio y del Papado, las monarquías hereditarias cobraron auge, dando
lugar, a la larga, a la idea de nación que a la postre supondrá el inicio de la concepción de una Europa de
Estados nacionales.
El sistema de organización social siguió siendo feudal, dividiéndose la sociedad en tres
estratos sociales, vinculados entre sí por relaciones de vasallaje: la nobleza, el clero y el campesinado. A
pesar de ello, los burgueses, es decir, los habitantes de las ciudades, dedicados sobre todo a la artesanía y al
comercio, mantuvieron un espíritu de relativa independencia, ya que las ciudades solían tener un gobierno
autónomo. Dentro del artesanado, los gremios (carpinteros, tejedores, orfebres, etc.) controlaban el ejercicio
de los diferentes oficios.
El crecimiento urbano estuvo unido a un resurgir de la cultura: floreció el arte gótico, con la
construcción de las grandes catedrales. En pintura y escultura se trató de imitar más detalladamente la
realidad natural.
En el ámbito religioso se fundaron, a principios del siglo XIII, las órdenes mendicantes:
franciscanos y dominicos (a esta última perteneció Santo Tomás). Sus miembros ocuparon la mayor parte de
7 las cátedras de las primeras universidades europeas, entre las que destacaban las de Oxford y París, donde
Santo Tomás ejerció como profesor. Las enseñanzas impartidas en ellas se basaban en el comentario y la
discusión de los textos de diversas autoridades filosóficas, jurídicas, médicas o religiosas, como Aristóteles,
Avicena, de la Biblia o de los escritos de los Padres de la Iglesia.
El saber enseñado en las escuelas universitarias de la Baja Edad Media recibe el nombre de
escolástica (del latín schola, 'escuela'), y constituye el segundo gran período de la filosofía cristiana, tras la
patrística, es decir, la filosofía elaborada por los primeros Padres de la Iglesia, como, por ejemplo, San
Agustín, quienes sintetizaron la religión cristiana y la filosofía platónica.
El contacto entre el mundo islámico y el cristiano, propiciado por las cruzadas y por la labor de
la Escuela de traductores de Toledo, trajo consigo el conocimiento de las obras de Aristóteles y su
comentarista Averroes en Occidente. Dichas obras fueron asimiladas de diversas formas por los pensadores
latinos: los averroístas las aceptaron en su versión más radical, los franciscanos las rechazaron, mientras que
San Alberto Magno y su discípulo Tomás de Aquino elaboraron una interpretación más moderada de las
doctrinas aristotélicas haciéndolas compatibles con la fe cristiana.
En esta trasmisión del pensamiento aristotélico destacarán los comentarios a sus obras
realizadas por Avicena (aristotelismo platonizante del S.X) y Averroes (aristotelismo puro del S.XII), y las
escuelas de traductores, de las que destaca la de Toledo, en las que las obras de Aristóteles se traducirán
del árabe al latín.
El S.XIII será el siglo de la asimilación del aristotelismo favorecido por la actividad de las
universidades donde se desarrolla la polémica entre dos visiones del cristianismo: la síntesis agustiniana a
través de la filosofía de San Buenaventura y la síntesis tomista. Estas discusiones centrarán la filosofía de la
llamada “gran Escolástica” donde destacará sobremanera la filosofía de Sto. Tomás. La filosofía escolástica
entrará en crisis en el S. XIV principalmente a partir de la escuela de Oxford formada por franciscanos que
reclaman libertad de investigación, entre los que destacan Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockam. El
espíritu de estos pensadores dejará la puerta abierta para el comienzo de la Modernidad.
8 Marco histórico, sociocultural y filosófico de Descartes (1596-1650)
El factor primordial de estos siglos es la creación de imperios coloniales por parte de los
grandes países europeos (España, Portugal, Inglaterra, Francia y Holanda). En consonancia con ellos y con
la forma de organizar estos países su comercio, acumularán impresionantes cantidades de beneficios, que
van a traer como consecuencia un fortalecimiento y desarrollo del capitalismo comercial, una tendencia de los
reyes a aumentar su poder y un enfrentamiento de los países europeos entre sí por tratar de debilitar a sus
rivales y hacerse con los territorios más ricos.
Desde el punto de vista político las monarquías autoritarias o territoriales se convierten en
absolutas. Es el Antiguo Régimen cuyos rasgos son: la gran acumulación de poder en los reyes apoyados
socialmente en la aristocracia y económicamente en la burguesía. En algunos países sin embargo, la
monarquía absoluta no llega a cuajar como en Inglaterra y Holanda donde el poder real está contrapesado
por los Parlamentos.
En el terreno social se mantiene la organización estamental (en la cúspide se situaba el rey;
después, la nobleza y el alto clero, y en el tercer nivel el estamento popular, o «tercer estado») con clases
privilegiadas como la nobleza y la burguesía, y las clases bajas formadas por los campesinos y pequeños
artesanos.
Descartes vivió en el contexto de la guerra de los Treinta años, conflicto en el que se decidió
la hegemonía europea, pues, tras la Paz de Westfalia (1648), España inició un proceso de irreversible
decadencia frente a Francia, que se fue imponiendo como el Estado más influyente de Europa. Desde el
punto de vista socioeconómico, las consecuencias de la guerra fueron devastadoras: la población se redujo
drásticamente y los Estados europeos tardaron décadas en salir de la profunda crisis causada por el conflicto.
En el terreno religioso, se produjo el enfrentamiento entre la Reforma protestante y la
Contrarreforma católica, destacando la orden de los jesuitas, dedicados a fortalecer la fe católica frente al
protestantismo, y el jansenismo, movimiento que se difundió en Francia a través de los escritos de Arnauld y
Pascal, activos en la abadía de Port-Royal.
En las artes dominaba el Barroco, que acentuaba los efectos escenográficos, a fin de
promover la fe de los fieles y para exaltar el poder de los monarcas de la época. Los dos grandes artistas del
barroco son Velázquez y Bernini. La literatura, por su parte, manifiesta una concepción pesimista del hombre,
resaltando la fugacidad y la vanidad de la vida, y muestra gran preocupación por la muerte.
El marco filosófico de Descartes viene determinado por la filosofía escolástica, que estudió en
su juventud con los jesuitas, y por el escepticismo de Montaigne, así como por su intercambio de ideas con
los intelectuales de su época, como el atomista Gassendi y el empirista Hobbes. Descartes rechaza el
argumento de autoridad escolástico, pero no acepta los argumentos escépticos, que socavan los cimientos
9 de la religión y de la filosofía, y trata de encontrar una certeza indubitable para situarla en la base del
conocimiento.
La filosofía de Descartes coincide en el tiempo con la Revolución Científica, iniciada por
Galileo, quien elabora un nuevo modelo de saber científico, basado en la combinación de razón y
experimentación. Los racionalistas, encabezados por Descartes, valoran las matemáticas por su aportación a
la nueva ciencia y proponen una interpretación mecanicista de la naturaleza. Junto a ello, buscan un método
fiable, parecido al de la matemática, que garantice un avance seguro del conocimiento.
En el siglo XVII se van a constituir dos grandes sistemas filosóficos que se prolongarán en el
siglo XVIII:
-
Racionalismo. Movimiento que funda todos los conocimientos en la razón. Destacan
tres filósofos principalmente: Descartes, Spinoza y Leibniz. En sus sistemas filosóficos hay elementos
completamente nuevos: la parte concedida ahora al sujeto es lo primordial aunque la Naturaleza,
campo del objeto, actúa según sus propias leyes mecánicas. La dualidad sujeto-objeto abre el
problema que llegará hasta nuestros días de conciliar ambos mundos, "res cogitans" y "res extensa".
-
Empirismo. Movimiento que sostiene la experiencia como origen de todo el
conocimiento. Sus mejores representantes serían: Hobbes, Locke, Berkeley y Hume. Con estos
filósofos se consuma la ruptura con la tradición; en vez de verdades necesarias y universales de
razón (base de la metafísica racionalista) será lo puramente fáctico lo único válido. En contraste con
el Racionalismo que se da en la Europa Continental, el empirismo se dará en las Islas Británicas.
10 Marco histórico, sociocultural y filosófico de Hume (1711-1776)
(Salvo por las características concretas de Inglaterra, Francia y Alemania,
los marcos de Hume, Rousseau y Kant son coincidentes)
Tras la revolución de 1688, Inglaterra y, poco después, toda Gran Bretaña, inició un camino
hacia el constitucionalismo que la convirtió, durante el siglo XVIII, en un modelo para los ilustrados del resto
de países. El parlamentarismo de su monarquía permitió desarrollar una legislación en la que los derechos
ciudadanos y las libertades políticas, religiosas y económicas se veían cada vez más asentadas e Inglaterra
se convierte en la primera potencia económica, industrial y capitalista
Los ilustrados británicos se beneficiaron y a la vez contribuyeron a difundir un mensaje de
tolerancia y una ideología que caló profundamente entre cierta aristocracia y en la burguesía. También se
enfrentaron al poder eclesiástico, que seguía ejerciendo una gran influencia (el mismo Hume no pudo
acceder a una cátedra universitaria por la oposición de la Iglesia escocesa), pero si se compara con las
dificultades políticas, religiosas y con los privilegios señoriales contra los que luchó la Ilustración francesa, los
obstáculos de los pensadores británicos fueron mucho menores.
Desde el punto de vista económico, a lo largo del S.XVIII tiene importancia el fuerte
crecimiento demográfico favorecido por una mejor alimentación gracias a las mejoras agrícolas, al tiempo que
se da una expansión económica en las capas sociales más altas. Es el momento en el que se van a divulgar
nuevas teorías que defienden la libertad económica como factor indispensable para el progreso (liberalismo
económico).
En el terreno social cabe destacar el cada vez más acentuado enfrentamiento entre la
burguesía y la aristocracia:
-
La aristocracia, ante la fuerza en auge de la burguesía, trata de defender fuertemente
sus privilegios.
-
La alta burguesía (grandes comerciantes y banqueros) se siente molesta por el freno
que tales privilegios suponen para el desarrollo y exigen: libertad económica, desaparición de los
privilegios nobiliarios e igualdad ante la ley, lo que está anticipando cambios profundos que
culminaron durante el S. XVIII.
-
Las capas sociales más bajas (burguesia artesanal, trabajadores de manufacturas,
campesinos y el bajo clero) tendrán que aguantar pésimas condiciones de vida que generan malestar
social.
Culturalmente, las capas alta y media gozan de vivir en tal época, al tiempo que ejercen un espíritu
filantrópico hacia los más necesitados. El interés por el saber se va ampliando a capas cada vez más amplias
de la sociedad lo que propicia el desarrollo cultural.
11 El importante desarrollo científico de la época encontró su símbolo en Newton, modelo e
inspiración de los ilustrados, junto con el empirismo de Locke. Ambas influencias sirvieron de base a una
doctrina en la que la observación objetiva de los hechos sirve tanto para oponerse al dogmatismo religioso
como para defender la primacía de la sociedad civil y de la razón.
Aunque surgieron defensores del ateísmo (D'Holbach, Lamettrie), se aceptaba la utilidad de la
religión para el pueblo y predominaba el deísmo, a la vez que se postulaba la extensión de la educación a
todos los ciudadanos. Estas ideas se discutieron en salones y sociedades científicas más que en
universidades y se difundieron en diarios y revistas más que en tratados.
La Ilustración mantiene un concepto amplio de filosofía, que permite incluir en él desde el
pensamiento de Newton hasta el de autores como Hume, Helvetius, Rousseau o Kant. También son muy
diversos los temas de que se ocupan los ilustrados, desde la razón, la naturaleza o el hombre hasta la religión, la sociedad, la historia, etc. En muchos casos, ese tratamiento dará lugar a las nuevas ciencias
sociales (antropología, economía, etc.).
El conocimiento es concebido por los pensadores ilustrados no como un conjunto de ideas
innatas, sino como un instrumento que permite la investigación y la acción del ser humano en el mundo,
mientras la metafísica es analizada desde una perspectiva crítica. Por su parte, las ideas de virtud y de
felicidad servirán de base a una moral que quiere desligarse de la religión.
Las ideas filosóficas, científicas y políticas del S.XVIII procedentes de Inglaterra, provocan un
importante desarrollo científico, estimulado por el deseo de innovaciones técnicas por parte de la burguesía,
gran admiración por parte de los filósofos hacia la ciencia, en tanto supone la lucha por la liberación de la
oscuridad y los prejuicios, y, sobre todo, un movimiento cultural de impresionante repercusión en todos los
órdenes: LA ILUSTRACIÓN.
La Ilustración se inicia en Inglaterra con un carácter eminentemente empirista, epistemológico
en el culto de las Ciencias Naturales. Continua en Francia donde alcanzará mayor brillantez y será foco de
irradiación al resto de Europa. Las cuestiones que preocupan más a la ilustración francesa serán de orden
moral, de derecho político y del progreso histórico. Se podrían destacar en el origen de la Ilustración dos
personajes modélicos: para el ámbito de los saberes positivos, Isaac Newton; para el ámbito estrictamente
filosófico, John Locke.
Los grandes temas de la filosofía de la Ilustración serían: confianza en la razón humana, la
Religión Natural y el Deísmo, la naturaleza humana y la educación, y el cienticismo.
12 Marco histórico, sociocultural y filosófico de Rousseau (1712-1778)
Rousseau pertenece a la Ilustración, movimiento intelectual que alcanzó su máxima difusión
en el siglo XVIII y que culmina con la Revolución Francesa en 1789. La Ilustración no fue solo un movimiento
filosófico, pues también tuvo repercusiones en los terrenos de la política, la literatura, el arte o la religión. Su
principal objetivo fue difundir las "luces" de la razón frente al dogmatismo, la superstición o el fanatismo. Por
este motivo, el siglo XVIII recibe el nombre genérico de "Siglo de la razón".
En 1723 sube al trono Luis XV quien tuvo como ministro, entre otros, a Fleury que desarrolló
una política económica eficaz que hizo aumentar el comercio y restablecer las finanzas. A la muerte de Fleury
(1743) comienza un período en el que las decisiones políticas quedan en manos de las favoritas del rey, entre
las que destaca la marquesa de Pompadour que hizo que el estilo rococó se impusiera en toda Europa y que
favoreció también a los pensadores ilustrados y enciclopedistas. Sin embargo, la Guerra de Sucesión
austríaca (1741-1748) había dejado un lastre de escasez económica y de hambre y enfermedades que
convirtieron al rey en un ser impopular.
En el terreno social, la burguesía comenzó a perfilarse en esta época como la nueva clase
dominante frente a la nobleza y el clero. Su ascenso estuvo favorecido por la aplicación de una serie de
innovaciones técnicas (máquina de vapor, telares mecánicos, etc.), que marcan los inicios de la Revolución
Industrial. Tales adelantos hicieron que la mayoría de los ilustrados confiasen en el progreso y en la creación
de una sociedad más justa e igualitaria.
A pesar de esta nueva situación social, el sistema político vigente en la mayoría de las
naciones europeas era el despotismo ilustrado, forma de gobierno en la que los monarcas, como, por
ejemplo, Carlos III de España, Catalina II de Rusia o Federico II de Prusia, aplicaban las reformas propugnadas por la Ilustración sin contar con la participación popular.
La confrontación entre burguesía y nobleza se proyectó también en el arte: mientras la
nobleza veía reflejada su lujosa concepción de la vida en el estilo rococó, la burguesía plasmó sus ideales en
el neoclasicismo, que promovía la vuelta al severo ideal griego de belleza.
En el campo de la ciencia francesa hay que citar a Antoine Lavoisier, padre de la química
moderna, el físico Coulomb, el naturalista, geógrafo y matemático La Condamine, en las ciencias naturales a
Linneo y Buffon, etc.
En religión, los ilustrados defendieron el deísmo: creían en la existencia de Dios, pero no
aceptaban las instituciones religiosas, sosteniendo una religión natural. El deísmo se propagó gracias a la
masonería, organización secreta defensora del laicismo a la que pertenecieron personajes de la época como
Voltaire, Federico II o los músicos Haydn y Mozart.
En general, los ilustrados fueron partidarios de la ciencia de Newton, al tiempo que criticaban
la metafísica racionalista. En filosofía, hay que mencionar la Enciclopedia, obra en la que se defendían los
13 principios de tolerancia y cosmopolitismo, así como la filosofía sensualista de Condillac y Helvetius, muy
influida por el empirismo de Locke.
En el ámbito de la doctrina política, Montesquieu propuso su teoría de la separación de
poderes: legislativo, ejecutivo y judicial, al tiempo que por todo el continente se difundieron las concepciones
contractualistas sobre el origen de la sociedad, formuladas por los británicos Hobbes y Locke.
Entre los ilustrados franceses se puede distinguir:
-
Primera generación (Voltaire, Montesquieu)
-
Segunda generación (los enciclopedistas: Diderot, D´Alambert)
-
Materialismo (La Mettrie, Holbach)
14 Marco histórico, sociocultural y filosófico de Kant (1724-1804)
Kant es, sin duda, el filósofo más importante del siglo XVIII. Admirador de la independencia de
los Estados Unidos y de la Revolución Francesa, profesó los ideales ilustrados de progreso, tolerancia y
cosmopolitismo, definiendo la Ilustración como aquella actitud mental por la que el hombre adquiere
autonomía y se decide a “salir de su minoría de edad … utilizando su razón sin ayuda de otro”.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la Ilustración alemana
fue peculiar, pues
Alemania estaba dividida en multitud de pequeños estados con una estructura social casi feudal: la nobleza
acaparaba el poder, la burguesía no ocupaba puestos de relieve y el campesinado permanecía en un
régimen próximo a la servidumbre.
Entre esos estados, destacaba el reino de Prusia, el cual, tras una serie de reformas
económicas y militares emprendidas por Federico II el Grande, se situó entre las principales potencias
europeas. Federico II, el «rey filósofo», muy admirado por Kant, fue uno de los más importantes
representantes del «despotismo ilustrado»; protegió a intelectuales como La Mettrie y Voltaire, y fomentó la
cultura desde el poder.
A mediados del siglo coincidiendo con el reinado de Federico II, creció la población y con ella
la necesidad de producir alimentos, lo que llevó al desarrollo de la agricultura y la evolución de la industria,
especialmente la textil y siderúrgica. Uno de los intentos del rey fue crear una armonía social, procurando una
mejora de la vida de los campesinos, pero sin que ello resultara gravoso para los nobles. A los nobles les
mantuvo sus privilegios y les invitó a participar en los altos puestos del ejército. A la burguesía la benefició
con una política crediticia para que pudieran crear empresas comerciales. Se generaron también focos de
repoblación en los que los campesinos que los ocupaban eran libres.
Desde el punto de vista religioso, en el ámbito germano hay que destacar la influencia del
pietismo, secta protestante fundada por Spener, que basaba la religión en la reflexión personal y la práctica
de la virtud, y de los escritos del teósofo sueco Swedenborg, con su ocultismo visionario.
La vida de Kant coincide con dos grandes corrientes dentro de la música: el último barroco
(Händel y Bach) y el período clásico (Haydn, Mozart y el primer Beethoven).
El carácter conservador de la sociedad alemana hizo que los ilustrados de este país apenas
se ocupasen de cuestiones sociales o políticas. Los llamados «filósofos populares», como Mendelssohn o
Lessing, analizaron problemas educativos o estéticos, mientras que otros, como el propio Kant, fueron
profesores universitarios.
En las universidades alemanas predominaba el racionalismo dogmático de Wolff, que
defendía la metafisica; es decir, un saber independiente de la experiencia acerca del alma, del mundo y de
Dios. Sin embargo, a partir de la lectura de Hume, realizada por Kant, se detecta en Alemania la influencia del
15 empirismo británico que, al fundar el conocimiento en la experiencia, rechaza que la metafísica sea una
ciencia.
Hay que citar, finalmente, el movimiento prerromántico Sturm und Drang ('Tormenta e
ímpetu'), representado en filosofía por Hamann y Herder y en literatura por los jóvenes Schiller y Goethe, que,
bajo la influencia de la poesía de Klopstock, reivindicaba el poder de la pasión frente a la frialdad de la razón
abstracta.
16 Marco histórico, sociocultural y filosófico de Marx (1818-1883)
Los cien años que siguieron a la Revolución Francesa (1789) vieron desaparecer a la nobleza
como estamento principal del Estado, siendo sustituida por la burguesía, que encontró en el proletariado su
principal oposición. También en estos años se produjeron las unificaciones de Italia y de Alemania. Además,
en esta época se inició el desarrollo de un colonialismo europeo en busca de mercados privilegiados y
fuentes baratas de materias primas para su desarrollo industrial.
Desde el punto de vista histórico el Siglo XIX se caracteriza, fundamentalmente por dos
acontecimientos de distinto orden, que marcaran la especulación filosófica de este siglo. Por un lado, en el
orden económico, la Revolución Industrial, por otro, en el orden social, las transformaciones políticas.
Con la Revolución Industrial se pasa de unas estructuras económicas, basadas principalmente
en la agricultura y el comercio, a otras en las que la industria manufacturera ocupa un lugar predominante. El
maquinismo sustituye al sistema de producción artesanal; la fábrica al taller artesano. Fue un proceso
prolongado en el tiempo. Se inicia en la segunda mitad del S.XVIII y recorre un largo camino en su primera
etapa hasta mediados del S.XIX, cuando ya ha superado la fase inicial textil y se ha extendido con gran
fuerza al campo siderometalúrgico y al de los transportes; cuando en determinados países es un fenómeno
irreversible.
En las múltiples y complejas causas, que impulsaron la revolución industrial, se puede señalar
como más importantes: la transformación agrícola, la acumulación de capitales en manos de los propietarios,
la aparición de nuevos instrumentos de trabajo (la máquina y el vapor como fuerza motriz)
y las
transformaciones políticas. Estamos ante un siglo verdaderamente agitado: “el siglo de las revoluciones”.
Comienza con dos hechos que sacuden el continente: la Revolución Francesa y las conquistas napoleónicas.
El Congreso de Viena (1815) supuso, el principio de la Restauración (bajo la vigilancia de la Santa Alianza) y
la reconstitución del mapa de Europa. Pero las cosas no vuelven a ser como antes: el Antiguo Régimen no se
restaura realmente (los monarcas se ven obligados a hacer concesiones liberales), y las fronteras de Europa
no vuelven a ser como antes de Napoleón.
Comienzan una serie de revoluciones (1830, 1848, 1871) que se inician en Francia y se
extienden por toda Europa. Los impulsos revolucionarios proceden del liberalismo, los movimientos
democráticos, el socialismo y el anarquismo. Los intentos de contención estarán representados por el
tradicionalismo, la Iglesia católica y la propia burguesía conservadora. Al mismo tiempo, otro movimiento
recorre el continente: el nacionalismo que hacia fin de siglo deriva en imperialismo colonialista.
El siglo XIX supuso el final del absolutismo y muchos Estados europeos lograron
constituciones democráticas. El mapa europeo cambió. Alemania se convirtió en una poderosa nación frente
a Austria y
17 Francia, y Gran Bretaña se dedicó a su política expansionista a través de las colonias. España, en la
guerra con Estados Unidos perdió sus últimas colonias (Cuba y Filipinas) y quedó sumida en una crisis de
identidad nacional.
La sociedad industrial estaba estructurada en grupos –Marx introducirá el concepto de clase
social-. En la cumbre seguía estando la aristocracia, una parte dedicada a explotar sus tierras y otra a los
negocios financieros. Luego estaba la burguesía, fruto del desarrollo del comercio y de la división del trabajo
en la industria. Su auge se produjo a costa del proletariado, la clase caracterizada por su carencia de casi
todo para llevar una vida humana, razón por la cual Marx la consideraba la clase revolucionaria por
excelencia.
En el campo de la cultura, tanto en Alemania como en Inglaterra surge el romanticismo,
movimiento que valora sobre todo el sentimiento por encima de la racionalidad. Entre otros románticos
destacan Lord Byron y Goethe, al que Marx admiraba y leía. Especial influencia en la sociedad tuvo el
romanticismo a través de la música, con Beethoven como gran figura, pero con otros músicos destacados
como Mendelssohn, Chopin, etc.
Los iniciales efectos perniciosos sobre los trabajadores de los cambios en la industria
(masificación, pérdida de valores éticos, subordinación a la máquina, etc.) provocaron la aparición y la
expansión de ideologías como el anarquismo, el socialismo y el comunismo. Las revoluciones del siglo XIX,
aunque también están basadas en ideologías liberales y nacionalistas, vendrán de la mano de estas corrientes ideológicas, y Marx no les será ajeno.
El capitalismo tiene como ideología el liberalismo, que defiende la no intervención del Estado
en el funcionamiento del mercado, y el respeto de la propiedad privada en lo económico y la separación de
poderes en lo político. La libertad de pensamiento, de expresión y de culto, junto con el individualismo se
imponen en las sociedades occidentales y el sufragio censitario se va ampliando paulatinamente hasta alcanzar a todos los hombres, aunque no a las mujeres.
La
visión
optimista
del
progreso
científico
y
tecnológico,
con
sus
permanentes
descubrimientos, genera el positivismo, convencido de la capacidad de la ciencia para resolver cualquier
problema. También las aportaciones de Darwin harán de la biología evolucionista el modelo inspirador de
numerosos pensadores.
En filosofía, la admiración por la ciencia lleva a imitar sus métodos: esto es evidente en el
positivismo, pero también el marxismo querrá ser socialismo «científico», y el mismo Nietzsche, a la par que
critica el reduccionismo positivista, admite las virtudes de la ciencia.
En París entra Marx en contacto con los socialistas franceses, como Proudhon y Bakunin, a
quines critica por ser partidarios de una acción individual, mientras que Marx defendía la necesidad de crear
organizaciones sociales para transformar la sociedad. Frente al socialismo utópico de los anteriores, Marx y
Engels proponían un socialismo científico que debería estar basado en un conocimiento profundo de la
18 estructura económica de la sociedad. Por ello Marx comenzó entonces a estudiar a los economistas clásicos,
Adam Smith y David Ricardo; también Malthus y Stuart Mill tuvieron alguna influencia sobre Marx
El fin del idealismo no solo provoca el abandono temporal de la metafísica, sino que además
abre paso a filosofías con un fuerte contenido social y político. Entre estas destacan el ya citado positivismo,
que aspira a conciliar el progreso técnicocientífico con el orden político-social; el utilitarismo, que desarrolla el
empirismo y la psicología asociacionista del siglo XVIII buscando el bienestar de la mayoría; el marxismo, que
aspira a transformar la sociedad, e incluso un autor como Nietzsche quiso crear un nuevo mundo de
«superhombres».
A partir del primer tercio del S.XIX, como reacción contra la filosofía especulativa del
racionalismo e idealismo, cuya culminación es HEGEL, y muy en consonancia con el espíritu de la época,
espíritu de revoluciones económica, social, política y cultural, fruto de la Revolución Industrial, aparecen una
serie de filosofías dispuestas a desmantelar toda metafísica tomando como base los hechos, la ciencia y el
progreso social.
Haciendo un breve resumen de tales filosofías, el contexto filosófico de KARL MARX
estaría formado por:
-
HEGELIANISMO: Hacia los años veinte del S.XIX, la filosofía de Hegel se convirtió en
la filosofía oficial del Estado prusiano. En grandes rasgos el idealismo absoluto hegeliano es aquella
teoría de acuerdo con la cual el objeto es en su totalidad creación de un sujeto (idealismo), sujeto que
no tiene por qué ser el hombre individual sino un sujeto pensante cualquiera. Hegel había descubierto
la esencial plasticidad y fluidez del pensamiento y de la realidad. Nada hay fijo ni definitivo, sino que
todo está en continuo proceso, en constante movimiento. Tal dinamismo de pensamiento y realidad
tiene su explicación en la negatividad, en la escisión y lucha de contrarios, que son el motor que
impulsa el cambio. Es decir, el proceso es DIALÉCTICO, (y tiene tres fases: tesis, antítesis, síntesis;
afirmación, negación, superación). El proceso dialéctico avanza incesantemente de acuerdo con la
concepción típica de la Ilustración del continuo progreso y perfeccionamiento. Un progreso que no es
rectilíneo; hay momentos de alienación, de hundimiento o pérdida del propio ser. Mas la alienación es
paso necesario para un progreso ulterior hacia la reconciliación de las diferencias. Hegel influirá
mucho en Marx con esa concepción dialéctica, en la estructura dinámica, contradictoria, y procesual
de la realidad. En lo que no coincidirá Marx será en su idealismo. El agente del proceso dialéctico es
la Idea. Para Hegel la realidad es Idea, Razón, Espíritu ("todo lo real es racional, todo lo racional es
real"). Cualquier tipo de realidad no es más que el desarrollo de la Idea. La fenomenología del espíritu
(1807), la gran obra de Hegel, describe el ascenso de la Idea, tras su hundimiento en la naturaleza, a
través de las distintas figuras de la conciencia, hasta la formación suprema de conciencia de sí o
autoconciencia.
19 Los discípulos de HEGEL se dividieron en dos grupos que se han denominado: LA
IZQUIERDA
HEGELIANA y LA DERECHA HEGELIANA. Se diferencian fundamentalmente en que los
segundos admiten la existencia de Dios y del alma humana, y los primeros no. La derecha hegeliana
tuvo poca importancia desde el punto de vista de la especulación filosófica; no fue así
hegeliana que dio lugar al MARXISMO y al ANARQUISMO. Estos autores aceptan
con la izquierda
el
método
dialéctico
hegeliano, pero será una dialéctica de la materia, no del espíritu, y serán ateos. Tuvo como principales
representantes a B.BAUER, M.HESS y sobre todo, LUDWIG
FEUERBACH que influyó decididamente
en Marx.
Feuerbach a través de su libro más importante La esencia del cristianismo hace una crítica al
concepto de historia hegeliano aduciendo que éste no es la autorrealización de la idea sino la
historia del mismo hombre: lo auténticamente real no es Dios, ni el ser, ni el concepto sino lo
sensiblemente dado, expresado especialmente en el hombre. De él Marx recogerá el concepto de
alienación y el poder determinante de lo económico.
-
IRRACIONALISMOS: Como reacción contra del racionalismo en general y contra el
panlogismo hegeliano, surgen también otros movimientos filosóficos de menor importancia, al menos
inicialmente,
como
son:
El
VOLUNTARISMO
IRRACIONAL
de
SCHOPENHAUER,
el
IRRACIONALISMO RELIGIOSO de KIERKEGAARD, de donde, entre las dos guerras mundiales,
surgirá el Existencialismo moderno, y el VITALISMO de NIETZSCHE, que pretende captar la realidad
a partir de la vida.
Para tales irracionalismos la realidad carece de toda estructura racional; la realidad es
absoluta y
esencialmente irracional. Pretender, por tanto, captar lo real mediante la razón, es además de
absurdo, imposible.
-
POSITIVISMOS: Movimiento filosófico fundado por Augusto COMTE(1798-1857). Se
caracteriza por su admiración por la ciencia. El conocimiento es reducido por lo dado a los sentidos.
El positivismo representa un totalitarismo de la experiencia; todo lo que está más allá, todo lo que
trasciende el ámbito empírico es rechazado. Para Comte, la sociedad humana se ha ido
transformando para su progresivo perfeccionamiento, pasando por tres estadios: Teológico,
Metafísico y Positivo.
-
EVOLUCIONISMOS: Ch.Darwin descubre la evolución biológica en este siglo y ello
influyó enormemente en la concepción de la realidad. Surgen toda una serie de filósofos que aplican
las consecuencias de la evolución a su explicación de la historia, la sociedad y el hombre. (Ej.
Spencer, Huxley, etc.).
-
SOCIALISMOS: UTÓPICO (de Owen, Saint Simón, Proudhon, Fourier, etc.) y el
llamado SOCIALISMO CIENTÍFICO o MARXISMO. El socialismo se convierte en científico gracias a
las aportaciones de Marx y Engels.
20 21 Marco histórico, sociocultural y filosófico de Nietzsche (1844-1900)
El panorama histórico de la segunda mitad del siglo XIX está determinado por una serie de
revoluciones en las que se plantea el conflicto entre la burguesía y el proletariado, clases sociales surgidas
de la Revolución Industrial. Caracteriza también este momento el enfrentamiento entre el liberalismo burgués
y el nacionalismo, por una parte, y el anarquismo, el socialismo y el comunismo, por otra.
En Alemania, tras la guerra franco-prusiana, en la que participó Nietzsche, y la unificación de
1871, impulsada por Bismarck, se impuso un modelo de Estado liberal-nacionalista. Otro fenómeno
característico de esta época fue el colonialismo, mediante el que Europa impuso sus valores al resto del
mundo. Alemania y el resto de naciones se fueron dotando de constituciones democráticas, cosa en la que
Nietzsche observaba un síntoma de decadencia, juicio negativo que abarca a los partidos políticos y al
sistema de votaciones: el hombre de partido no piensa, sino que obedece los criterios que le presenta el
partido y es esclavo de su vanidad y de su afán de poder. En el terreno político, Nietzsche apunta contra la
noción misma de Estado, un ente creado por los débiles, que no pueden defenderse por sí mismos y que lo
usan para vengarse de los fuertes. Los nacionalismos son interpretados por Nietzsche como fruto de los
intereses económicos de algunos. Nietzsche propuso la superación de la idea de Estado y mostró su
admiración por quienes habían hecho el bosquejo de una Europa unida: Napoleón, Goethe, Schopenhauer,
Wagner.
En la sociedad seguía habiendo nobleza, mezcla de viejos aristócratas y nuevos adinerados,
pero ésta no ejercía el poder de una manera directa. Junto a ella se encontraban las clases medias formadas
por negociantes, fabricantes, profesionales liberales y funcionarios; estas clases medias fueron un elemento
de suma importancia en el ámbito urbano para el mantenimiento de la sociedad liberal. En un nivel más bajo
estaban los tenderos, artesanos y pequeños productores que se consideraban como las capas populares de
la población y entre los que echó raíces una actitud crítica hacia la industrialización y sus consecuencias
sociales. Y, por fin, estaba el proletariado de la gran fábrica que creció mucho en la última parte del siglo,
llegando a constituir las dos terceras partes de la población de las grandes ciudades.
Es claro que la segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por el enorme crecimiento de la
industrialización, una de cuyas características es la compenetración entre la ciencia y la técnica, a lo que se
unió el papel de la banca facilitando la financiación de proyectos industriales y favoreciendo los mercados
exteriores. Como consecuencias cabe destacar el empleo del petróleo y la electricidad como nuevas fuentes
de energía y la socialización de las lámparas eléctricas, del telégrafo, del micrófono, de las fibras artificiales y
del desarrollo de la prensa escrita.
La cultura se desarrolló en movimientos artísticos, como el romanticismo, el realismo, el
naturalismo, el impresionismo o el modernismo. Es la época de escritores como Balzac, Victor Hugo,
Stendhal, Baudelaire, Zola, Dostoievski o Tolstoi; de pintores como Courbet, Manet, Renoir, Gauguin o Van
Gogh; o de músicos como Berlioz, Verdi, Bizet, Wagner o Brahms.
22 La ciencia experimental se convirtió en el saber más prestigioso, sobre todo en Alemania,
debido a sus progresos y aplicaciones técnicas. El siglo XIX es cientificista: está convencido del poder de la
ciencia para hacer progresar a la humanidad. Los dos conceptos científicos más importantes son energía
(Clausius, Helmholtz) y evolución (Darwin).
,
En filosofía, tras la muerte de Kant, surgió el idealismo absoluto de Hegel, con su sistema
filosófico centrado en la razón, al que se opusieron el materialismo histórico de Marx, que buscaba
transformar el mundo mediante la acción revolucionaria y la instauración de una sociedad sin clases; el positivismo de Comte y el utilitarismo de Stuart Mill, quienes proponían sustituir la religión y la metafísica por la
ciencia para fomentar el progreso humano; el individualismo radical de Max Stirner o Feuerbach, quienes
consideraban al ser humano particular y su libertad el valor fundamental y único; y, finalmente, el
irracionalismo de Schopenhauer, que identificó la “cosa en sí" kantiana con la voluntad de vivir, un impulso
irracional y ciego que provoca en la naturaleza una continua lucha por la existencia y un profundo sufrimiento.
De este dolor solo puede escapar el ser humano mediante el cultivo del arte, de la música y la renuncia
ascética a la vida.
Schopenhauer influyó profundamente en el músico Richard Wagner, cuyas óperas pretendían,
mediante la música y el mensaje de renuncia de sus argumentos, liberar al espectador del dolor que impone
al mundo la irracionalidad de la voluntad de vivir. De él tomará Nietzsche la libertad que expresaba en su
música y a través de la cual se dejaba entrever un concepto de hombre trágico, apasionado, lúcido, heroico e
impetuoso frente a los clásicos valores cristianos.
Pero en esta época también quedan restos fuertes de actitudes metafísicas, como las de
Bolzano, Brentano y la neoescolástica
23 Marco histórico, sociocultural y filosófico de Wittgenstein (1889-1951)
Wittgenstein fue testigo de las tensiones sociales y políticas de los últimos días del imperio
austrohúngaro, que culminaron, tras la Primera Guerra Mundial, con Austria, Hungría y Checoslovaquia
convertidas en repúblicas independientes.
También la Revolución Rusa marcó el inicio de una nueva
realidad sociopolítica, que se completó con el ascenso de los fascismos en Italia y Alemania, preludio de la
guerra civil española y de la Segunda Guerra Mundial.
Estas revoluciones y guerras, las más sangrientas que ha conocido nunca la humanidad,
coinciden en el tiempo con el crecimiento de las ciudades, donde las clases medias, al imponer sus gustos en
lo social e influir decisivamente en lo político, acaban adquiriendo una gran influencia, incluso mayor que la
alta burguesía y el proletariado.
La sociedad europea de los primeros años del siglo XX vivió la crisis del sistema liberal y el
intento, en diversos países, de introducir el sufragio universal, de potenciar el sistema parlamentario y, a la
vez, de reducir el poder de las cámaras altas, reducto generalmente del poder conservador. La sociedad
tenía una visión ambivalente de sí misma; junto al optimismo que producía la cada vez mayor aplicación de la
ciencia y la tecnología, había una creciente coniencia crítica sobre las injusticias que emanaban del
capitalismo y del imperialismo.
El crecimiento de la población y el aumento de las fábricas habían cambiado el tipo de
transportes: tranvías, autobuses, ferrocarril, aviación, automóvil, etc. La guerra de 1914 consolidó un tipo de
sociedad y una cultura de masas que se manifestaban, con todas las tensiones existentes, en el deporte.
Aunque el «malestar en la cultura» es un síntoma de la época, las manifestaciones culturales
de la Viena de los últimos veinticinco o treinta años del imperio fueron las más destacadas de la Europa de su
tiempo, desde la música dodecafónica de Schónberg o la de Mahler, la literatura de Robert Musil, el
periodismo de Karl Kraus o el psicoanálisis de Freud, hasta la pintura de Klimt y Kokoschka, la arquitectura
de Adolf Loos, la matemática de Heinrich Hertz o la concepción científica de Ernst Mach, etc. La evolución del
arte en la primera mitad del siglo XX adquirió una característica interesante, como es la de que empezó a
llegar al gran público. Esto hizo que comenzaran a proliferar los museos y exposiciones, así como los libros
de arte. Se comenzó a difundir la música grabada (Edison había inventado el fonógrafo en 1877 y Berliner el
gramófono) La fotografía cobró interés y se comercializó también en esta época. También el cine se
desarrolló en esta época a partir de la creación del cinematógrafo por parte de los hermanos Lumière en
1895.
Desde los inicios del siglo XX se comenzaron a observar con prevención muchas de las
aportaciones de la ciencia y de la técnica, sobre todo por las consecuencias catastróficas de su uso
inadecuado y por sus aplicaciones bélicas. Los avances en física, biología, genética, etc., sustituyeron la
visión newtoniana de la realidad.
24 La diversidad es la característica principal de la filosofía. El historicismo de Dilthey, al
mantener el carácter histórico de toda realidad, cae en el relativismo histórico y junto con el vitalismo
heredado de Nietzsche influirá en Ortega y Gasset. El pragmatismo se desarrolla en Estados Unidos basado
en el principio de que una idea es verdadera si es útil para resolver los problemas que tiene planteados el ser
humano.
La fenomenología de Husserl intenta una fundamentación alternativa al positivismo, al que
considera fracasado. De ella parten el pensamiento de Heidegger y el existencialismo de Jaspers y de Sartre.
La Escuela de Frankfurt, con Horkheimer, Adorno, Marcuse, etc., renueva la interpretación del marxismo. Los
desarrollos lógicos de Frege y Russell están en la base de los intereses filosóficos de Wittgenstein y del
Círculo de Viena.
Wittgenstein, en el Tractatus, propondrá una teoría atomista, pero más que la construcción de
un lenguaje lógicamente perfecto, como pretendía Russell, lo que intentará es analizar el lenguaje ordinario
para averiguar la forma lógica que éste posee y que haría posible que pudiera representar la realidad y que
nosotros pudiéramos conocerla. Su influencia se dejará sentir en el positivismo lógico del Círculo de Viena.
Sin embargo, el pensamiento de Wittgenstein sufriría un giro importante desde 1929, cuando
volvió a Cambridge a desarrollar su segunda etapa en la Universidad, hasta su muerte. Es lo que se conoce
como el segundo Wittgenstein, cuya obra más representativa es Investigaciones filosóficas; en ésta no se
defiende el uso del lenguaje porque sea lo que tienen en común un cojunto de fenómenos, sino que éstos
están relacionados entre sí de muchas maneras distintas, a las que llamará juegos de lenguaje. Este
pensamiento del autor se transmitirá a su muerte a las dos grandes universidades inglesas, la de Oxford y la
de Cambridge.
25 Marco histórico, sociocultural y filosófico de Ortega (1833-1955)
Durante la vida de José Ortega y Gasset (1883-1955) se sucedieron en España las más
diversas formas políticas. Así, la monarquía de Alfonso XIII (1902-1931), en la que se alternaron los
gobiernos democráticos hasta la dictadura del general Primo de Rivera (1923), fue sustituida por la Segunda
República (1931), que, a su vez, vio interrumpida su existencia por la Guerra Civil (1936-1939), de la que
surgió la dictadura del general Franco.
También en el contexto internacional abundan los acontecimientos importantes, desde el fin
del imperio español, con la pérdida de Cuba y Filipinas en 1898, que marca el nacimiento de los Estados
Unidos como gran potencia, hasta la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Revolución Rusa (1917) y la
toma del poder por el fascismo italiano y el nazismo alemán, que acabaron con la derrota de ambos países
en la Segunda Guerra Mundial, y la posterior "guerra fría».
La capa más alta de la sociedad la constituía la aristocracia, a la que se asociaban burgueses
y políticos, que intentaba imponer sus valores en los estratos altos de la sociedad y qwe ya en 1920 se
encontraba bastante aislada. El estilo aristocrático se reproducía en los pueblos en la figura del cacique.
Estaban luego los grandes financieros y empresarios, que tuvieron mucha influencia social y económica en
las grandes ciudades. La clase media, de donde procedía buena parte de los intelectuales, carecía de peso
específico en la sociedad y estaba muy dividida, tanto cultural como ideológicamente. La clase obrera, por fin,
tenía, en general, largas jornadas laborales, con bajos salarios y unas condiciones laborales no muy buenas.
La formaban un gran número de campesinos, artesanos y asalariados, con una fuerte capacidad asociativa
en sindicatos denominados «sociedades de resistencia».
Hasta mediados del siglo XIX, la Iglesia católica había influido notoriamente en el pensamiento
de todas las clases sociales españolas. En el último cuarto de siglo, los obreros y campesinos fueron
adoptando formas de pensamiento en unos casos idealistas y en otros materialistas. La clase media estaba,
hacia 1875, dividida en múltiples tendencias, pero la Iglesia logró rehacer su influencia sobre ellas hasta
1931, si bien ideológicamente las posturas eran diversas: desde una postura elitista -racionalista o integristahasta un populismo democratizador y otro anarquista.
Esta diversidad de pensamientos hizo que la cultura fuera menos dogmática, más abierta y más
favorecedora de la creación científica y cultural. Así, en la generación anterior a Ortega, la de 1898,
encontramos nombres tan eminentes como Ramón y Cajal (1852-1934), Torres Quevedo (1852-1936) o
Menéndez Pelayo (1856-1912). A Ortega se le suele integrar en la llamada generación de 1913, junto con
figuras de la talla de los historiadores Claudio Sánchez Albornoz (1893-1984), América Castro (1885-1972) y
Salvador de Madariaga (1886-1978); los poetas Juan Ramón Jiménez (1881-1958), Luis Cernuda (19021963), Rafael Alberti (1902-1999), Federico García Larca (1898-1936) y Jorge Guillén (1893-1984); los
novelistas Rosa Chacel (1898-1994), Francisco Ayala (1906-2009) y Max Aub (1903-1972); los científicos
Severo Ochoa (1905-1993) y Julio Rey Pastor (1888-1962) y, por fin, el músico Pau Casals (1876-1973).
26 Esta generación había recibido la herencia del pesimismo surgido en España tras la pérdida de las
colonias y que en política había dado lugar al regeneracionismo. Los intelectuales reaccionaron frente a ese
pesimismo proponiendo la búsqueda de nuevas metas y objetivos para el país, tanto en el terreno económico
como en el social. En 1913, Ortega, junto con Manuel Azaña (1880-1940) y Fernando de los Ríos (18791949), lanzó un manifiesto convocando una Liga de Educación Política con el ánimo de crear una mentalidad
científica y moderna, en consonancia con las ideas elitistas de la Institución Libre de Enseñanza. Este grupo
de intelectuales logró impulsar el nivel cultural del país, superando el ambiente localista y casticista en el que
se había movido la generación del 98, y creando una élite intelectual de relevancia. Se estimuló a la
burguesía para que saliera de su aislamiento y se propició la actividad científica e intelectual. Esta actitud
perduró hasta el advenimiento de la II República.
De 1913 a 1931 entraron en escena las masas populares y, con ello, dos posturas políticas contrarias.
Mientras Ortega era partidario de mantener una élite intelectual que dirigiera las masas y creara un optimismo
burgués y una concepción vitalista de la cultura, Azaña defendía una mayor participación de éstas en el
proceso político. El asunto es tratado por Ortega, por ejemplo, en La rebelión de las masas.
En torno a 1925, se va incrementando en la sociedad la presencia de la luz eléctrica y la del motor de
explosión, lo cual incide en el desarrollo económico. A pesar de ello, la mayor parte de la población era en
estas fechas agraria y el país estaba estructuralmente atrasado. Se estima que en 1930 había unos doce mil
terratenientes, mientras que la población agraria era de cuatro millones de personas. Gran parte de la
población infantil estaba sin escolarizar y más del 30% de los adultos era analfabeto.
Se incrementaba, de todas formas, la presencia de nuevos medios de comunicación. El cine y los
deportes se fueron convirtiendo en espectáculos de masas. El hecho de que las películas se proyectaran a la
vez en muchos lugares del país contribuyó a la aparición de pautas culturales comunes. Los deportes que
más espectadores concitaban eran el boxeo y, sobre todo, el fútbol.
La caída de la II República y la Guerra civil dieron paso a la dictadura del general Franco. La sociedad
se sumió en una situación dura, de escaseces y de cultura dirigida, de la que tardaría aún muchos años en
salir.
Desde los inicios del siglo XX, la ciencia experimenta una revolución en diversos campos
(física, biología, genética, etc.). Sin embargo, aunque la ciencia se convierte en un elemento imprescindible
de la civilización, su poder destructor es mayor que nunca.
La filosofía europea de mediados del siglo XIX estaba dominada por el positivismo de Augusto Comte
(1798-1857), que defendía la necesidad de atenerse rigurosamente a los hechos y del que ya hemos hablado
con anterioridad. Uno de los riesgos del positivismo era el de reducir el pensamiento a ciencia y considerar la
filosofía, a lo sumo, como una mera teoría del conocimiento. Por este motivo, resurgieron en Europa
corrientes de pensamiento que volvían a reconsiderar filosofías pasadas, como las de Kant (con la escuela de
27 Baden y de Magdeburgo con figuras como Natorp, Cohen y Cassirer), Hegel (Croce y Collingwood) y la Escolástica. Junto a ellas, descollaban las figuras de Nietzsche y Dilthey.
Ya en el siglo XX surgió uno de los movimientos más importantes de la filosofía, de la mano de
Edmund Husserl (1859-1938): la fenomenología. De sus fuentes beberán grandes figuras de la filosofía del
siglo, como son Henri Bergson (1859-1941), Max Scheler (1874-1928), Karl Jaspers (1883-1969), Martin
Heidegger (1889-1976), J. Paul Sartre (1905-1980) y el mismo Ortega. Junto a esta corriente
fenomenológica, se situaban otras de indudable interés, como la filosofía analítica, que se preocupará
fundamentalmente de los problemas del lenguaje, el neopositivismo, surgido a partir del Círculo de Viena, y el
marxismo.
Por lo que respecta a España, en la II República había surgido un grupo de pensadores e
intelectuales de importancia, entre los que cabe citar a Manuel García Morente (1888-1942), Xavier Zubiri
(1898-1983) y José Gaos (1900-1969). Los tres, junto con algunos de sus discípulos, como Julián Marías
(1914-2005) o María Zambrano (1904-1991), formaron la llamada Escuela de Madrid. Durante la Guerra civil
o después de ella, tuvieron que exiliarse del país.
Durante los años del régimen del general Franco que coincidieron con la vida de Ortega, el panorama
filosófico español bajó mucho del nivel alcanzado, sin que surgiera ninguna figura de renombre.
28