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Historia de la Psicología
Cátedra I
Modulo IV
Primera Parte
Ana María Talak
- 2005 -
Ana María Talak
2
Primera parte: Los primeros desarrollos de la psicología en la Argentina
INDICE
INTRODUCCIÓN.................................................................................................................... 3
1. Los primeros desarrollos académicos: la psicología como una ciencia primera. ........... 4
La nueva psicología: "partir de la experiencia". .................................................................. 4
La nueva psicología experimental como psicofisiología y psicología clínica. .......................... 9
Las dimensiones científica y filosófica de la psicología. La psicología biológica de Ingenieros.
...................................................................................................................................... 11
La Sociedad de Psicología de Buenos Aires. ...................................................................... 18
Nuevos debates acerca de la naturaleza de la psicología. .................................................... 21
2. Los usos de la psicología ................................................................................................... 23
2.1. Introducción: ¿Se puede hablar de los inicios de una profesionalización?.......................... 23
2.2. Los usos de la psicología: presentación general. ............................................................... 27
Psicología y clínica. ......................................................................................................... 27
Psicología y criminología................................................................................................. 32
Psicología y educación..................................................................................................... 34
Bibliografía general............................................................................................................... 38
LISTADO DE SIGLAS UTILIZADAS
FFYL: Facultad de Filosofía y Letras
UBA: Universidad de Buenos Aires
Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
3
INTRODUCCIÓN
Este módulo abordará los primeros desarrollos de la psicología en la
Argentina, durante las primeras décadas del siglo XX. En este período no había
carreras universitarias de psicología ni un proyecto de perfil profesional del
psicólogo diferenciado de otras prácticas profesionales, como estuvieron
presentes en cambio en la psicología de los años sesenta, objeto de estudio de la
segunda parte de este módulo. Sin embargo, a partir de la creación de los
primeros cursos universitarios de psicología, se observa un despligue de
contenidos de la disciplina a través de cursos, producción de investigaciones y
saberes "psicológicos", debates acerca del estatus de la disciplina, desarrollos
institucionales que apoyaron la producción de estos saberes, y usos de estos
saberes en diferentes ámbitos, como la educación, la criminología, la clínica
psicopatológica y la interpretación de la sociedad. Los autores argentinos,
además, tuvieron como referentes corrientes de pensamiento europeo y
norteamericano, del siglo XIX y principios del siglo XX. Sin embargo, leyeron a
los autores extranjeros sobre la base de problemas e intereses locales, y desde las
perspectivas de diferentes disciplinas y profesiones ya consolidadas o en vías de
conformación. A partir del análisis de las revistas de la época (especializadas en
psiquiatría, en criminología, en ciencias sociales, en educación), de los
programas académicos de enseñanza de la psicología y ciencias consideradas
afines, así como de los libros producidos sobre la base de esa enseñanza
universitaria, puede distinguirse una recepción médio-clínica, una recepción
criminológica (médico-jurídica), una recepción educativa y una recepción ensayística
psicosocial relacionada con la reflexión y la interpretación histórica y las ciencias
sociales.
En primer lugar se abordará en este módulo el estudio histórico del
desarrollo de la psicología, teniendo en cuenta cuestiones teóricas e
institucionales, y el fin práctico que se otorgaba a este conocimiento en relación a
la posibilidad de fundar intervenciones en la educación intelectual y moral, en
la escuela, en la familia, en la relación médico-paciente, en las prisiones y en la
conducción de la sociedad. Estos primeros desarrollos de la psicología
asumieron la orientación de la "nueva psicología" como ciencia positiva basada
en la experiencia. Si bien en principio se consideraban válidos todos los métodos
que permitieran el acceso a la misma, la experimentación aparecía como el
Ana María Talak
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camino más seguro para legitimar como "científico" este estudio de la experiencia
frente a otras ciencias ya consolidadas. Así, la expresión "psicología experimental"
se usó muchas veces como sinónimo de "psicología científica". Pero más allá de
la identidad unificada a la que alude la expresión "psicología experimental", se
constata una diversidad de concepciones y de prácticas. Por otra parte, la
creación de la Sociedad de Psicología de Buenos Aires (que funcionó entre 1908 y
1913) debe verse en relación a este interés de promover el desarrollo de un saber
que iba definiendo sus límites teóricos a la vez que se consideraba fundamental
también en un sentido práctico.
En segundo lugar, se mostrarán los usos de la psicología en el cruce
con otras disciplinas y prácticas profesionales, tales como la educación, la
psiquiatría y la neurología, la criminología y el pensamiento social. Estos usos de
los conocimientos psicológicos no fueron meras aplicaciones de saberes teóricos,
sino que contribuyeron a la producción misma de los conocimientos al permitir
la formulación de problemas específicos y aportar categorías conceptuales y
ámbitos y prácticas de investigación de otras disciplinas. En esos cruces
disciplinares se produjeron y legitimaron nuevos conocimientos psicológicos y
desde ellos se pretendió justificar ciertas prácticas de intervención.
1. Los primeros desarrollos académicos: la psicología como una ciencia
primera.
La nueva psicología: "partir de la experiencia".
Este "momento inaugural" de la psicología comenzó, aproximadamente,
con la creación de los primeros cursos universitarios de psicología (en la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires), aunque tuvo
sus antecedentes en el comtismo del grupo normalista de Paraná, y alcanzó su
momento culminante alrededor de 1910. Coincidió con la actividad desarrollada
por la "tercera generación de positivismo argentino", así llamada por Alejandro
Korn1, y con la época de los estudios de la psicología basados en la fisiología y en
el determinismo de las ciencias naturales. La anatomía y la fisiología del sistema
Alejandro Korn (1936), Influencias filosóficas en la evolución nacional, Buenos Aires,
Claridad.
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Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
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nervioso constituían el fundamento desde el cual la psicología aspiraba a
desarrollarse como ciencia, y a consolidar la base de la filosofía positiva.
El pensamiento positivista en la Argentina, desarrollado a partir de las
últimas décadas del silgo XIX (aproximadamente 1880) y los primeros años del
siglo XX, se caracterizó a grandes rasgos por su naturalismo y cientificismo.
Según el naturalismo, todos los fenómenos deben verse como fenómenos de la
naturaleza, y por lo tanto, sometidos a leyes naturales. Se llama cientificismo a la
postura que considera que el espíritu y los métodos de la ciencia deben
extenderse a todos los dominios de la vida intelectual y moral, y de ahí la
pretensión de fundar las hipótesis de carácter metafísico en los resultados
fundamentales de la ciencia de la época. Se llamaba en esa época filosofía positiva
o filosofía científica a esta filosofía que buscaba fundar sus razonamientos y
conclusiones en los resultados positivos de las ciencias empíricas. En Argentina,
la palabra positivo comenzó a hacerse corriente en los escritos de los intelectuales
en la década de 1830, para designar lo que se consideraba objetivo, real, natural,
y también lo que era progresista en lo social y político2. Esta doble referencia
quedó asociada en los desarrollos del positivismo de fines del siglo XIX.
El positivismo no sólo fue un pensamiento que brindó un marco para
plantear interpretaciones de la realidad social en un momento en el que se
buscaba consolidar el estado y la nación. También logró articular sus ideas en
instituciones que se ocupaban de modelar prácticas sociales en función de los
objetivos de las élites dirigentes. Oscar Terán ha destacado la intervención
exitosa del pensamiento positivista en dos aspectos: por un lado, al abordar la
explicación de los efectos no deseados del proceso de modernización que vivía la
sociedad argentina en esas décadas y de detectar los obstáculos en la realización
de ese proyecto de modernización; por el otro, al hacerse cargo de pensar e
inventar una nación3. Volveremos a este tema al analizar la articulación entre
diversas prácticas profesionales y de intervención social con los saberes
Véase Ricaurte Soler (1979), El positivismo argentino. Pensamiento filosófico y sociológico,
México, Universidad Nacional Autónoma de México. [Primera edición: Panamá
1959.]
3 Véase Oscar Terán (1987), Positivismo y nación en la Argentina, Buenos Aires,
Puntosur, pp. 11-54.
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psicológicos.
Es en este clima de ideas en el que hay que entender los primeros
desarrollos de la psicología académica. El primer curso universitario de
psicología apareció en el plan de estudios de la Facultad de Filosofía y Letras, de
la UBA, creada en 18964. La ubicación académica de la psicología entre las
disciplinas filosóficas5 incidió también en las dificultades de su desarrollo
autónomo posterior. El carácter "desinteresado" de las disciplinas humanísticas y
la ausencia de una estructura académica capaz de sostener actividades de
investigación de carácter profesional en la Argentina, contribuyó a que los
egresados tuvieran fundamentalmente la docencia como perspectiva laboral. La
Facultad de Filosofía y Letras, entonces, tuvo entre sus objetivos la formación de
docentes de enseñanza secundaria en las áreas humanísticas, y este objetivo
docente, como veremos, marcó cierta orientación a los estudios universitarios de
psicología.
Ahora bien, esta ubicación de la psicología entre las disciplinas
filosóficas y su definición a la vez como ciencia natural, como ciencia positiva,
concordaba con el desenvolvimiento de la psicología en Europa. En Alemania,
la enseñanza de la "nueva psicología", de carácter empírico, se desarrolló dentro
de las mismas cátedras de filosofía. Se esperaba de la psicología una
contribución al tratamiento de los problemas del conocimiento, desde los
métodos empíricos que recientemente había incorporado6. En Francia, la
Acerca de la historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, puede
consultarse la siguiente bibliografía: Pablo Buchbinder (1997), Historia de la Facultad de
Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, EUDEBA; J. Torres Revello
(1964), Historia de las universidades y de la cultura superior (desde la rpesidencia de
Mitre hasta la revolución de 1930). En Academia Nacional de la Historia. Historia
Argentina contemporánea 1862-1930, vol. II, Buenos Aires, El Ateneo, pp. 163-215; el
clásico libro de Tulio Halperin Donghi (1962), Historia de la Universidad de Buenos
Aires, Buenos Aires, EUDEBA.
5 En 1898 el plan de estudio tomó su forma definitiva. Se dividía en cinco años, y
otorgaba el título de Doctor en Filosofía y Letras, previo examen general y de tesis, y
de Profesor en alguna de sus tres áreas: Filosofía, Letras e Historia. Psicología se
cursaba en el primer año y formaba parte del área de Filosofía.
6 Véase U. Geuter (1992), The Professionalization of psychology in Nazi Germany, (edición
original en alemán en 1984), tr. R. Homes, Cambridge University Press.
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Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
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psicología era "oficialmente" una rama de la filosofía7, no obstante los anuncios
proclamados por Théodule Ribot (La psychologie anglaise contemporaine 1870; La
psychologie allemande contemporaine 1879) e Hyppolite Taine (De l´intelligence 1870)
acerca de la necesidad de desarrollar una nueva psicología científica, positiva, y
experimental en lo que fuera posible. En la Argentina, la primera cátedra
universitaria de la psicología en la Universidad de Buenos Aires asumió estas
representaciones. Rodolfo Rivarola, primer profesor del curso de psicología, la
reconoció estrechamente relacionada con la filosofía pero la proclamó al mismo
tiempo como ciencia positiva, producto de un proceso de particularización del
saber, de acumulación de conocimientos y de un aumento de precisión y rigor
en sus resultados gracias al concurso de los métodos objetivos.
Fragmento del "Discurso inaugural de la Cátedra de Filosofía" de R. Rivarola (1898).
"El reconocimiento de la evolución como ley universal, es la base del sistema concebido más
amplia y sólidamente en los tiempos modernos, aplicándose lo mismo a la biología, que a la
psicología, a la sociología, a la política o a la moral." (p. 127)
"La acumulación de los diversos datos referentes a cada una de las partes en que el espíritu de
clasificación divide la ciencia, tiende a particularizarlas cada vez más, creándoles una
independencia que las convierte en ciencias especiales; y esto se manifiesta hoy en la filosofía
como en todas las ciencias."
"Esa particularización convierte la psicología en una ciencia especial, cuyos límites se
extienden a la vez que se definen a medida que avanza el examen diario del hecho concreto, y
se le asigna a una clasificación." (p. 128)
"Una psicología que limite su investigación a los fenómenos puramente humanos, será una
psicología especial, la psicología humana. Una psicología en que se trate particularmente,
como en la obra de Romanes, de la inteligencia de los animales, es una psicología particular,
con relación a la humana. Una ciencia que sin entrar en el detalle de los hechos, de las
analogías y de las comparaciones, trate de comprender en un cuadro único los hechos de los
detalles que son innumerables, y que se esfuerce en hacer la síntesis, aprovechando los análisis
hechos por la psicología humana y por la psicología comparada; será la psicología general.
(Richet)" (p. 129)
Fuente: Rivarola, R. (1898), "Discurso inaugural de la Cátedra de Filosofía", Anales de la
Universidad de Buenos Aires, 14, pp. 111-130.
Véase J. Carroy y R. Plas (1996), "The origins of French experimental psychology:
experiment and experimentalism", History of the Human Sciences, 9 (1), pp. 73-84.
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Al mismo tiempo, la creación de laboratorios de psicología experimental
como complemento de las cátedras universitarias de psicología científica debe
verse dentro de un marco más amplio que definía la nueva psicología ante todo
como aquella que "partía de la experiencia". La observación era vista como la base
segura e indiscutible de cualquier conocimiento verdadero. La filosofía positiva
de la ciencia postulaba la inducción a partir de los datos de la experiencia. En
este contexto, la observación ante todo, y la experimentación como una de sus
variantes, eran los caminos privilegiados para el estudio de la experiencia.
En la enseñanza de la psicología también estaba presente una dimensión
práctica, la de fundar una intervención racional sobre las problemáticas sociales
e individuales que afectaban los procesos de modernización de la sociedad y del
estado argentino en ese período. El conocimiento psicológico de la evolución
individual y de las sociedades, y de sus manifestaciones patológicas, se ofrecía
como la base científica a partir de la cual los educadores, los políticos, los
intelectuales y los hombres de ciencia podrían deducir las formas más eficaces
de intervención.
La búsqueda de un reconocimiento del carácter científico de la
psicología, llevó a destacar discursivamente el valor del método experimental, y
estimuló la creación de espacios académicos dedicados explícitamente al
desarrollo de la orientación experimental en psicología (cátedras y laboratorios).
Esta voluntad de fundación institucional y su relación con los fines teóricos y
prácticos antes mencionados, era destacada por los mismos hombres que
participaron en los primeros desarrollos de la enseñanza de la psicología, tanto
en la justificación de la selección de los contenidos y de los resultados limitados
alcanzados, como en la interpretación histórica que los mismos formulaban
acerca de lo ya realizado en el país8.
Se produjo así un deslizamiento semántico entre los términos
"experiencia" y "experimentación", en el cual se mantenía el significado emotivo
favorable del último en relación con el estatus científico que este suponía. Carroy
Véase Horacio G. Piñero (1904), "Conclusiones del Profesor de Psicología
Experimental Doctor Horacio G. Piñero", Revista de la Universidad de Buenos Aires, II,
pp.391-394; y (1916), Trabajos de psicología normal y patológica, Facultad de Filosofía y
Letras, vol. I, pp. VII-XI.
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y Plas9 muestran que los términos "expérimentalisme" y "expérimentaliste"
aparecieron por primera vez en el Larousse du XIXe siècle en la edición de 1870,
definidos respectivamente como "un sistema científico fundado en la experiencia" y
como "un científico que basa sus estudios en la experiencia". El experimentalista no
era entonces alguien que realizaba experimentos, sino "un adepto a la doctrina
experimental". En la práctica, la expresión psicología experimental terminó
aludiendo tanto al método como a una posición doctrinaria, la cual podía ser
asumida sin llevar a cabo experimentos concretos en psicología.
Las formulaciones difundidas por los primeros profesores que se
hicieron cargo del curso de psicología en la UBA (Rodolfo Rivarola, Nicolás
Matienzo, Norberto Piñero), pueden entenderse en relación con estas ideas.
Eran abogados, que no realizaban prácticas experimentales de psicología, pero
difundían las nuevas corrientes de una psicología científica basada en la
experiencia y que recurría a los aportes de las ciencias naturales.
La nueva psicología experimental como psicofisiología y psicología clínica.
No obstante, un nuevo paso en la institucionalización de esta dirección
se realizó cuando Horacio G. Piñero, un médico, se hizo cargo del curso de
Psicología y fundó un laboratorio de psicología experimental en 190210. El curso
adoptó explícitamente la orientación "experimental", la cual era
fundamentalmente, para Piñero, psicología fisiológica, en tanto "verificación y
control de los fenómenos fisiológicos que acompañan a los estados de conciencia". La
introspección no quedaba excluida, ya que siempre se debía partir del "examen de
conciencia"11.
Véase J. Carroy y R. Plas (1996), ob. cit., p. 75.
Acerca de la formación de un Museo con los aparatos de este primer Laboratorio de
Psicología Experimental, puede consultarse María del Rosario Lores Arnaiz, Lucía
Darín, Daniela Rugna, y Graciela Giuliano (1997), "La integración del primer Museo
de la psicología experimental argentina en la Universidad de buenos Aires", Anuario
de Investigaciones, vol. V, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, pp.
367-382.
11 Horacio G. Piñero (1901), "Psicología experimental y pedagogía científica", en
Trabajos de psicología normal y patológica, Buenos Aires, 1918, 2da edición, p. 47.
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Sin embargo, lo que se llamaba investigación experimental en
psicofisiología incluía más que experimentos psicofisiológicos en sentido estricto.
Como “experimentos psicofisiológicos” se desarrollaron estudios e inscripciones
gráficas de las funciones de circulación central y periférica, respiración,
contracción muscular, fonación, etc. También se llevaron a cabo estudios de
fisiología general (trabajos que Piñero desarrollaba ya en el Laboratorio de
Fisiología en la Facultad de Ciencias Médicas). Los estudios de estesiología y
estesiometría estaban destinados a explorar y medir la acuidad (agudeza) de los
órganos de los sentidos, para lo cual tenían múltiples aparatos y, más tarde,
incorporaron la colección de aparatos de estesiometría de Toulouse y Piéron,
dados a conocer en 1904. También realizaron experimentos llamados
"psicométricos", destinados a medir la duración de los actos psíquicos a través del
estudio de los tiempos de reacción. Por último, existía un instrumental específico
para desarrollar estudios antropométricos, que apuntaban a determinar la
"fórmula física del sujeto" a través de la medición de aspectos físicos en grandes
cantidades de sujetos12.
Esta nueva psicología incluía también la observación clínica como fuente
importante de abordaje de la experiencia psicológica. La llamada psicología
patológica ocupaba un tercio de los contenidos del curso de psicología. La
inclusión del estudio de los fenómenos psíquicos "anormales" dentro del curso de
psicología experimental retomaba la tradición psicopatológica francesa. La
observación clínica suponía la observación del fenómeno "anormal" como una
variación producida no por el investigador, sino por la naturaleza. La
vinculación entre fisiología y patología desarrollada durante la primera mitad
del siglo XIX en Francia13, que apuntaba al establecimiento de una terapéutica
racional fundada en un saber científico, fue extendida programáticamente al
campo de la psicología a partir de los prefacios de las mencionadas obras de
Taine y Ribot de 1870. Definida la enfermedad como un "experimento natural" y
Véase G. Navarro (1911), "Síntesis de los trabajos prácticos efectuados en el
Laboratorio de psicología experimental de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires durante los cursos de 1902 a 1909", Archivos de
Pedagogía y ciencias afines, VIII, pp. 241-252; Anónimo (1911), "Laboratorio de
psicología experimental de la Universidad de Buenos Aires", Archivos de Pedagogía y
Ciencias Afines, VIII, pp. 253-257; H. G. Piñero (1916), ob. cit.
13 Véase G. Canguilhem (1971), Lo normal y lo patológico, México, Siglo XXI.
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Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
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dentro de un marco evolucionista, lo anormal era conceptualizado como una
variación de los fenómenos normales (que podían ser explicados
fisiológicamente y ser tomados como control, esencial para llevar a cabo una
investigación “experimental”) o bien, como una regresión a estados de evolución
más primitivos. Estas conceptualizaciones fundaban, a su vez, las posibilidades
y límites de las intervenciones terapéuticas.
Así, en el curso de psicología, el “método patológico” incluía la
observación clínica, la comparación de manifestaciones mórbidas con
manifestaciones normales de las funciones psíquicas y el establecimiento de
correlaciones con el funcionamiento orgánico, y el estudio de los fenómenos de
hipnotismo y sugestión. Estos últimos, también eran utilizados como
procedimientos para indagar los fenómenos anormales, y, en tanto tales, eran
considerados procedimientos "experimentales" inducidos. La psicología científica
en tanto psicología experimental abarcaba entonces tres tipos de
experimentación: la "experimentación provocada" (las investigaciones
psicofisiológicas y de tiempos de reacción), la "experimentación inducida" (estudios
sobre y por medio del hipnotismo y la sugestión) y la "experimentación natural"
(el llamado método “patológico”).
Las dimensiones científica y filosófica de la psicología. La psicología biológica de
Ingenieros.
El desarrollo de este curso de psicología experimental no significaba, no
obstante, el desarrollo de toda la psicología científica. Horacio Piñero aclaraba
que la psicología científica era esencialmente la que "con amplitud de miras",
partía de los hechos, sin detenerse en cuestiones metafísicas, y recurría al aporte
de todas las ciencias positivas, entre ellas especialmente la fisiología14. En 1904
Piñero manifestó la necesidad de crear un segundo curso de psicología que
abarcara los contenidos que su curso, de carácter experimental, no abordaba.
Estos contenidos pertenecerían a una psicología "filosófica", y complementarían
los de su curso, brindando a la enseñanza de la psicología un sentido más acorde
al ámbito académico en el cual se desarrollaba (es decir, entre las disciplinas
Véase H. G. Piñero (1901), ob. cit., p. 47; y (1903), "La psychologie expérimentale
dans la Republique Argentine", Revista de la Sociedad Médica, XI, pp.403-412.
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filosóficas, en la FFYL)15. De esta manera, por primera vez apareció formulado
como un problema la definición de la psicología y su inserción institucional. Por
un lado, la psicología científica era más que la psicología experimental, pero
cuando se planteaba crear otro curso que abarcara lo que la psicología
experimental no desarrollaba, se lo consideraba psicología filosófica. Además, el
desarrollo de una orientación exclusivamente experimental en el seno de una
Facultad de Filosofía sin su correspondiente articulación "filosófica" con las
demás asignaturas, se veía como incoherente y requería ser solucionado.
El problema de la definición de la psicología y su relación con las
ciencias naturales y con las disciplinas filosóficas se puso de manifiesto en los
problemas de articulación de los dos cursos de psicología. Una vez creado el
segundo curso de psicología en 1906, y luego del fracaso de Krueger en
conseguir respaldo académico para desarrollar sus contenidos16, José Ingenieros
asumió como profesor en 1908. Desde allí y desde su participación en la Sociedad
de Psicología de Buenos Aires (creada ese mismo año), elaboró una formulación
teórica de la psicología que fue aceptada y, durante algunos años, constituyó un
marco unificado en el cual se reconocieron como pertenecientes a un mismo
campo disciplinar hombres de diversas inserciones profesionales que
contribuían a la enseñanza de la psicología o desarrollaban prácticas en las que
la aplicación del conocimiento psicológico resultaba fundamental 17. El primer
trabajo donde Ingenieros explicita esta formulación teórica es el artículo "La
psicología biológica", aparecido en el primer volumen de los Anales publicados por
la Sociedad de Psicología, que luego fue incorporado con modificaciones en su
obra Principios de psicología biológica (publicada en 1911).
Si bien la orientación filosófica y la científico-naturalista habían estado
presentes ya en las ideas de Horacio Piñero (1901) y en las de Rodolfo Rivarola
Véase H. G. Piñero (1904), ob. cit..
Véase Hugo Klappenbach (1994), "La recepción de Wundt en la Argentina. 1907:
creación del Segundo Curso de Psicología en la Universidad de Buenos Aires", Revista
de Historia de la Psicología, 15 (1/2), pp. 181-197.
17 Véase J. C. Ríos y A. M. Talak (1999) "La articulación entre el saber médico y
diversas prácticas de la psicología, en la Sociedad de Psicología de Buenos Aires entre
1908-1913", Anuario de Investigaciones, VI, pp. 572-581.
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(1898), Ingenieros fue el primero en desarrollar sistemáticamente los problemas
de la articulación entre ambas orientaciones y en analizar las consecuencias de la
adopción del marco naturalista y los postulados básicos que la definían: el
evolucionismo, el naturalismo, el determinismo y el monismo energetista.
Formuló los lineamientos generales de la psicología como ciencia natural, como
un capítulo de la biología, y desarrolló al mismo tiempo los aspectos filosóficos
de sus fundamentos y su relación epistemológica con las ciencias en general y
con la filosofía, ubicando su propia reflexión en el terreno de la filosofía.
De acuerdo con esta concepción naturalista, las funciones psíquicas se
producen en los seres vivos y, por consiguiente, debían estudiarse como
funciones biológicas. Por lo tanto, la psicología era un capítulo especial de la
biología, la cual estudiaba además de las funciones psíquicas otras funciones
biológicas.
El monismo energetista aludía a la unidad de lo real a partir de la concepción
de una energía que se transforma y se manifiesta de diferentes formas
especializadas: como energía mecánica, energía química, energía vital y energía
psíquica. Todas estas formas de energía obedecen a las leyes de la energía que
son leyes naturales.
En el esquema de Ingenieros, el evolucionismo y el determinismo aparecían
articulados de una forma necesaria con el monismo energetista, ya que éste era
sustentado en una concepción evolutiva de la energía y de las funciones a través
de las cuales se manifestaba. La adaptación al medio, clave de la evolución,
produce necesidades cada vez más complejas en la materia viva, que promueven
el desarrollo de funciones a su vez cada vez más complejas. De ahí que las
funciones psíquicas no se consideraran como propias sólo del ser humano, sino
que se manifestaban en todas las especies en diversos grados de complejidad..
Ingenieros afirmaba que la forma más elemental en que se manifestaban la
funciones psíquicas era la irritabilidad protoplasmática, mientras la más
compleja, en su otro extremo, era la imaginación creadora. Desde esta definición
biológica de las funciones psíquicas, como la capacidad de reaccionar a las
acciones del medio, podía considerar a las funciones psíquicas como una
propiedad de todos los seres vivos, propiedad que sólo variaba en cuando a su
grado de complejidad, y que se desarrollaba evolutivamente en una continuidad
Ana María Talak
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en la que no cabían saltos cualitativos. La conciencia, por ejemplo, para
Ingenieros, lejos de caracterizar las funciones psíquicas, sólo representaba una
parte de ellas.
Ingenieros retomó entonces la definición del objeto de la psicología
desde el marco evolucionista como el estudio de las funciones psíquicas en su
cambio continuo18, en la evolución en las distintas especies, en la evolución del
individuo y en la evolución de las sociedades que estudiaba la psicología social.
Esta "psicología genética" tenía métodos genéticos, definidos como el abordaje
sistemático de la evolución continua de las funciones psíquicas en todas sus
manifestaciones, desde las más rudimentarias hasta las más complejas. Sin
embargo, en la práctica, estos "métodos genéticos" constituían más bien un marco
interpretativo que definía la dirección en la que otros métodos, como la
observación, la experimentación, etc., eran usados.
En función de los nuevos criterios, Ingenieros cambió la valoración
jerárquica entre los métodos. El "método genético" era el propio de la "psicología
genética", mientras que todos los demás constituían "métodos particulares",
subordinados a ese "criterio" general19. Todos los métodos particulares eran
vistos como formas especiales de observación: extrospectiva, introspectiva, a
través de los propios sentidos o con instrumentos de registro, observación
experimental. Entre ellos, la observación "extrospectiva" era la fundamental, ya
que el fin de la psicología era estudiar las funciones "evolutivamente". La
experimentación aparecía en este esquema sumamente relativizada, no en
cuanto a su valor y rigurosidad como método objetivo (el único que posibilitaba
la cuantificación), sino en cuanto a los aportes limitados que podía brindar a la
psicología genética. Estos aportes se circunscribían por un lado, al estudio
evolutivo del individuo que había aportado la psicología infantil y la
psicopedagogía (sobre todo los trabajos de Víctor Mercante, Rodolfo Senet y
Alfredo Calcagno en la Universidad de La Plata), y por el otro, los trabajos de
química biológica, de fisiología del sistema nervioso y de los órganos de los
sentidos, y de etología, que eran la base de la psicología comparada. El resto de
la psicología genética se basaba en la observación y en el traslado de
18
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Horacio G. Piñero había definido ya en 1901 y 1903
José Ingenieros (1911), ob. cit., pp. 426-431.
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conclusiones sobre el conocimiento de la evolución individual a aspectos de la
evolución filogenética y sociogética. Esta traslación de las conclusiones se
justificaba sobre la base de la ley biogenética fundamental de Haeckel, según la cual
la evolución del individuo era paralela a la de la especie a la que pertenecía.
La teoría de la recapitulación, es decir, la idea de una analogía entre la
vida del individuo y la vida de la especie humana (y por extensión, la evolución
de las naciones, de las sociedades), se había convertido en un lugar común, en
un supuesto no cuestionado, en diferentes disciplinas de la época: embriología,
fisiología, antropología humana y antropología criminal, teoría de la raza,
psicología de la infancia, teoría de la educación y psicoanálisis. Más allá de los
diferentes significados que las ideas pueden asumir en contextos diferentes,
Paolo Rossi señala que para el caso de la teoría de la recapitulación puede
hablarse de "una suerte de paradigma de la cultura".20
Según Ingenieros, el sueño de que la psicología alcanzara un carácter
científico por medio de la cuantificación de todos sus conocimientos no se había
logrado. Si bien la utilización de procedimientos experimentales había mostrado
frutos innegables en el terreno de la psicofísica, de la psicofisiología, de la
medición de la duración de procesos psíquicos y su relación con el trabajo
intelectual, etc., los límites de los dominios en los que había dado resultado no se
habían podido extender en lo más mínimo. La interpretación de esta situación
por varios autores de la época como una crisis de la psicología experimental
muestra un escenario complejo ya en los mismos orígenes en cuanto a la
definición de la psicología y su estatuto epistemológico.21
Pero según Ingenieros no sólo no debían desconocerse los resultados de la
psicología experimental en los campos restringidos en los que se había
desarrollado, sino que también había cumplido una importante tarea al enseñar
a los “psicólogos espiritualistas que las funciones psíquicas están condicionadas por el
Paolo Rossi (2003), El pasado, la memoria, el olvido, Buenos Aires, Nueva Visión, p.
135.
21 Véase con respecto a este tema Antonio Caparrós (1991), "Crisis de la psicología:
¿singular o plural? Aproximación a algo más que un concepto historiográfico",
Anuario de Psicología, Facultat de Psicología, Universitat de Barcelona, nº 51, pp. 5-20.
También en: www.elseminario.com.ar.
20
Ana María Talak
16
Haeckel y la ley biogenética fundamental
"En los escritos de Ernst Haeckel publicados entre 1866 y 1899, la doctrina de la
recapitulación encontró su más conocida y popular expresión con el nombre de "ley
biogenética fundamental". Es oportuno recordar que una de las obras divulgadoras de
Haeckel, El enigma del universo (1899), vendió cien mil ejemplares en el año de su publicación,
tuvo diez ediciones en veinte años y fue traducida a veinticinco idiomas. Según esa "ley
fundamental", la ontogénesis, o sea, el desarrollo individual de los embriones, es una
recapitulación, abreviada e incompleta, de la filogenia o del desarrollo evolutivo de la especie.
Para retomar la terminología de Haeckel: "La ontogénesis es la breve y rápida recapitulación
de la filogenia (...) En el curso de su rápido desarrollo, un individuo repite las más importantes
mutaciones de forma que evolucionaron en sus antepasados durante su lento desarrollo
paleontológico"22. Haeckel 1) hacía referencia a antepasados adultos; 2) hacía referencia a un
proceso de "aceleración"; 3) veía en la filogenia "la causa mecánica" de la evolución; 4)
concebía la historia de la vida sobre el modelo de la ontogénesis; 5) afirmaba la existencia, en
aquella historia, de una ley del progreso y del perfeccionamiento. Él mezclaba temas tomados
contemporáneamente de Goethe, Lamarck y Darwin. A pesar de sus entusiasmos
darwinianos, se movía en el ámbito de la "biología" lamarckiana y (por todas estas razones)
era, como ha escrito Jacques Roger, "un predarwiniano"23.
Fuente: Paolo Rossi (2003), El pasado, la memoria, el olvido, Buenos Aires, Nueva Visión, p. 133
funcionamiento del organismo y puso en evidencia la posibilidad de conocer algo de
nuestra vida mental independientemente de la reflexión introspectiva”24.
Ingenieros discutió también la interpretación dominante de considerar
el método patológico como un método experimental. Théodule Ribot, el autor de
referencia en los primeros desarrollos de la psicología en la Argentina, había
vinculado la psicofisiología con la biología, no con las ciencias físicas y
matemáticas. Ribot había relacionado la psicofisiología con la patología mental,
siguiendo a Claude Bernard quien a partir del conocimiento de la relación entre
las perturbaciones funcionales y las lesiones orgánicas había tratado de conocer
E. Haeckel (1866), Generelle Morphologie der Organismen, Berlín, Georg Reimer, II, p.
300.
23 Cfr. J. Roger, Darwin, Haeckel et les Français, en Y. Conry (dir.) (1983), De Darwin au
Darwinisme, Paris, Vrin, pp. 149-165 (pp. 157-158); S.J. Gould (1977), Ontogeny and
Philogeny, Cambridge (mass.), Harvard University Press, p. 7. Citados en Paolo Rossi
(2003), ob. cit., p. 133.
24 José Ingenieros (1911), ob. cit., p. 420.
22
Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
17
las funciones normales.25 Según Ingenieros, este método patológico, clínico, no
era experimental, sino extrospectivo, descriptivo y comparativo como el de las
ciencias naturales. Excluía la cuantificación y las fórmulas matemáticas. Sólo en
la investigación en psicofisiología el investigador producía la lesión para
observar las perturbaciones psíquicas que sobrevenían. Si no se podía
previamente determinar las condiciones del fenómeno, la observación no podía
ser considerada experimental. No obstante, Ingenieros consideraba que el
método patológico era el más fecundo de la psicología científica. Redefinida ésta
desde las ciencias biológicas, Ingenieros relativizó el aporte del método
experimental y la dependencia que la psicología tenía de él para ser considerada
como ciencia. Al mismo tiempo revalorizó la observación y el método patológico
desde el marco evolucionista.
Ingenieros pensó la psicología en su doble faz de ciencia natural y
disciplina filosófica. Su propia obra, Principios de psicología biológica, era un
desarrollo filosófico de la psicología. En tanto la psicología como disciplina
científica formaba parte de la biología, las hipótesis filosóficas podían construirse
a partir de sus desarrollos basados en la experiencia, se conectaban con los
problemas básicos de la filosofía científica en general. Esos problemas eran: la
materia viva, la personalidad consciente y el pensar. Estos tres problemas fueron
abordados desde los postulados básicos ya mencionados (naturalismo,
evolucionismo, determinismo y monismo energetista).
Por último, mientras Horacio Piñero desde una concepción paralelista
psicofísica aceptaba los aportes de la introspección como complemento de todos
los trabajos de psicología experimental, Ingenieros, desde una concepción
monista y desde una posición de crítica filosófica sostuvo reparos serios a la
introspección.
Luego del alejamiento de Ingenieros en 1911, Carlos Rodríguez Etchart
se hizo cargo durante varios años del segundo curso de psicología. Mantuvo los
contenidos delineados por Ingenieros, agregando algunos temas de propia
25
Véase G. Canguilhem (1971), ob. cit.
Ana María Talak
18
elaboración sobre los sentimientos y la psicología energética26.
La Sociedad de Psicología de Buenos Aires.
En el mes de noviembre de 1908 se fundó la Sociedad de Psicología de Buenos
Aires, fundamentalmente por iniciativa de Francisco de Veyga, titular de la
cátedra de Medicina Legal en la Facultad de Ciencias Médicas, y de Horacio G.
Piñero, como ya vimos, titular del primer curso de Psicología en la Facultad de
Filosofía y Letras. Por esa fecha se elaboraron los estatutos de la Sociedad, pero
sus sesiones científicas mensuales se iniciaron en abril de 1909. Los trabajos
producidos entre 1909 y 1913 (último año de funcionamiento de la Sociedad)
fueron publicados en tres volúmenes como Anales de la Sociedad de Psicología de
Buenos Aires, en 1910, 1911 y 1914.
Los miembros de esta sociedad, cuyo principal objetivo era “el cultivo de
esta ciencia y la difusión práctica de sus principios”27, tenían en común más allá
de sus diferentes formaciones académicas (médicos, abogados, educadores,
criminólogos, etc.), la dedicación a la enseñanza superior de la psicología o de
disciplinas estrechamente relacionadas con ella. En ese sentido, la Sociedad
permitió reunir en un campo común de investigaciones a los estudiosos en
Biología, Psicología Normal y Patológica, Psicopatología Legal, Pedagogía,
Estudios Sociales y Culturales, “evitando de esta manera que los numerosos aportes
científicos se malograran en revistas de limitada circulación, de vida efímera y de diversa
índole”.28 La Sociedad se organizó en cuatro secciones: Psicología Normal,
Anormal, Pedagógica y Social.
Entre los artículos publicados en los Anales, se encuentra una serie de
En 1912, Carlos Rodríguez Etchart publicó un trabajo sobre la "psicología
energética" en seis capítulos, que correspondían a las clases dadas en su curso de
psicología. Parte de este trabajo había sido publicado ese mismo año en la Revista de la
Universidad de Buenos Aires y al año siguiente en los Archivos de Psiquiatría,
Criminología y Ciencias Afines.
27 Anales de la Sociedad de Psicología, vol. 1, pág. 351.
28 Américo Foradori (1935), "La Psicología en la República Argentina", Anales del
Instituto de Psicología. Facultad de Filosofía y Letras, UBA, I, p.229.
26
Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
19
textos29 que tematizaron la situación de la psicología en tanto saber académico
teórico. Todos estos textos además de analizar la situación vigente de la
psicología, discutían lo que ella debía ser, hacia dónde debía tender su
desarrollo. De ahí el carácter programático de estos textos.
Entre ellos, los trabajos de José Ingenieros (La psicología biológica) y de
Francisco De Veyga (La enseñanza de la psicología) tuvieron una importancia
especial. Por un lado, ambos tenían un carácter inaugural. El de Ingenieros
introdujo el primer volumen de los Anales y formulaba los fundamentos del
marco teórico de la psicología. El de Francisco de Veyga, por su parte, inauguró
las sesiones científicas de la Sociedad, en abril de 1909. Por el otro, ambos
abordaban cuestiones clave en relación a la creación y desenvolvimiento futuro
de la Sociedad recién fundada. Al formular los fundamentos teóricos de la
psicología que orientaría la producción de los trabajos de la Sociedad, Ingenieros
logró una articulación teórica que permitiría un trabajo diversificado pero
identificado como en un mismo campo de producción por sus protagonistas; y
de Veyga, al abordar los problemas de la enseñanza de la psicología y establecer
la relación entre estos y el estado de la disciplina, definía en forma precisa el
papel que cumplían –y podrían cumplir- los miembros de la Sociedad,
dedicados a la tarea docente, en el campo disciplinar y en el de la enseñanza.
Ya vimos la caracterización de la psicología que realizó Ingenieros en el
artículo "La Psicología Biológica" que abrió el primer volumen de los Anales. Los
cuatro postulados ya mencionados caracterizaban el marco común tanto de los
desarrollos filosóficos como científicos del proyecto de psicología que proponía
Ingenieros. Los problemas básicos con los cuales la psicología se conectaba con
la filosofía científica era: la materia viva, la personalidad consciente y el pensar.
José Ingenieros (1910), "La psicología biológica", Anales de la Sociedad de Psicología,
vol. 1, pp. 9-34. De Veyga, F. (1910), "La enseñanza de la psicología", Anales de la
Sociedad de Psicología, vol. 1, pp. 37-52. Rodolfo Rivarola (1911), "Unidad y
organización de la ciencia", Anales de la Sociedad de Psicología, vol. 2, pp. 166-177.
Horacio G. Piñero (1911), "La psicología en la cultura argentina", Anales de la Sociedad
de Psicología, vol. 2, pp. 178. Cristofredo Jakob (1914), "La psicología orgánica y su
relación con la biología cortical", Anales de la Sociedad de Psicología, vol. 3, p. 47.
29
Ana María Talak
20
Las respuestas a estos tres problemas se basarían en una hipótesis de carácter
filosófico: la formación natural de todos esos procesos.
Desde otra perspectiva, el trabajo de Francisco de Veyga, abordaba el tema
del estado de la disciplina como causa de los problemas de la enseñanza de la
psicología. Señalaba, además, que el principal interés de los miembros de la
Sociedad, e incluso la razón de la constitución de la misma, debía ser la
enseñanza de la psicología.
Si bien, según Francisco de Veyga, no se podía poner en duda que la
psicología era una ciencia, varios aspectos del estado de la misma iban en contra
de esta idea. Estos aspectos eran: la falta de un orden interno y de un método en
el trabajo científico; la ausencia de obras que abarcaran el conjunto de la
disciplina con un “espíritu científico” (es decir, sin dedicarse sólo a una escuela o
a ciertos temas); y las relaciones estrechas y parciales que se establecían entre la
psicología y las demás disciplinas científicas y filosóficas (por ejemplo, se
rechazaba la filosofía; se subordinaba la psicología a la biología sólo en palabras,
pero no en los desarrollos concretos; el distanciamiento cada vez mayor con
respecto a la matemática). Este estado de cosas era la única causa de la “anarquía
de opiniones sobre la enseñanza de la psicología”.30
No obstante, proponía que para modificar esa situación no había que buscar
actuar sobre la causa, sino sobre la cátedra. La misma estaba al alcance de la
esfera de acción propia y, además, la cátedra terminaría modificando con el
tiempo el ambiente científico. De ahí que la solución propuesta se formulara en
el ámbito de la tarea docente: en él había sido planteado el problema original; era
en ese ámbito donde era posible actuar y lograr cambios concretos; y era la
enseñanza de la disciplina la que terminaría influyendo en el estado de la
disciplina. Proponía que la enseñanza de la psicología incluyera: el conocimiento
previo de las ciencias naturales (base del estudio de la psicología); el
conocimiento de la historia de la psicología (para mostrar el progreso de la
ciencia y, a partir de la comparación, fijar los límites de una cuestión en el
momento vigente); la práctica de las reglas del método experimental; la
amplitud de miras en la investigación; y la aplicación de los conocimientos
30
Francisco De Veyga (1910), ob. cit., p. 46.
Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
21
psicológicos “al terreno de las demás ciencias”.31 Por último, señalaba la necesidad
de retomar el estudio de la filosofía, supeditándola a la psicología, y como punto
terminal y ámbito “práctico” de aplicación de la psicología.
El análisis de estos dos textos muestra que desde perspectivas diferentes se
buscaba la formulación de un proyecto de saber psicológico autónomo, en
cuanto a la autorrepresentación de los miembros de la Sociedad, y que
permitiera identificar en un campo teórico común las diversas producciones
teóricas y prácticas.
Nuevos debates acerca de la naturaleza de la psicología.
En 1917, el debate sobre la articulación entre los dos cursos volvió a
mostrar la permanencia del problema de la definición de la psicología. Frente a
una propuesta de Rivarola de eliminar el segundo curso de psicología, se
debatió acerca del estado de la disciplina y del valor de los métodos que
contribuían a su desarrollo. Alejandro Korn veía el naturalismo como un modelo
ya perimido "...Es también lícito disentir de este dogmatismo naturalista un tanto
anticuado y afirmar que después de cuarenta años de laboratorio, la psicología
todavía no es una ciencia natural de carácter objetivo y que mantiene el noble
fuero de ser la primera de las ciencias del espíritu".32 Rodolfo Rivarola, en ese
momento decano de la FFYL, sostuvo que era un error considerar que la
psicología tenía una naturaleza doble, científico-experimental y filosófica, ya que
su objeto de estudio presentaba una unidad fenoménica. Horacio Piñero, profesor
titular de psicología durante casi dos décadas, volvió a reafirmar la concepción
dualista que se señaló anteriormente (una base fisiológica y experimental y un
desarrollo filosófico y en conexión con los otros desarrollos científicos),
apelando a criterios de diferente tipo: uno de carácter político-institucional, la
pertenencia a una facultad de filosofía, y otro de carácter epistémico, el nuevo
interés por la filosofía "de moda" -nombró a los franceses Bergson y Boutroux- y
su articulación con la ciencia.
Francisco De Veyga (1910), ob. cit., p. 48.
Filosofía y Letras (1917), "Sesión del 5 de noviembre de 1917", Revista de la
Universidad de Buenos Aires, XXXIX, p. 360.
31
32
Ana María Talak
22
El debate continuó en 1918, y se dejó en claro que el problema de la
definición de la psicología no tenía por el momento resolución y se optó por una
salida política: la seguridad del naturalismo había quedado atrás; la filosofía
mostraba que podía y debía complementar los resultados de la ciencia, para
darles una valoración más ajustada; por lo tanto, los dos cursos se mantenían con
sus respectivas orientaciones (uno de carácter experimental y el otro de carácter
teórico y filosófico), para que posibilitaran la recepción de los aportes de las
diversas corrientes contemporáneas, siempre con la esperanza de que la unidad
se alcanzaría en algún momento.33
El problema de la enseñanza respondía a un problema más profundo: el
de la naturaleza de la psicología. El problema radicaba en las formas
inconciliables de concebir la psicología como ciencia natural o como ciencia del
espíritu. Quedó claro para todos los participantes que la decisión adoptada no
resolvía el problema, sino que se trataba de una decisión institucional, que, con
"criterio amplio y desinteresado", posibilitara el desarrollo de todo lo que
contribuyera a la disciplina, a la espera de un momento en que las condiciones
de su definición fueran más favorables
En suma, vimos que en el desarrollo académico de la psicología en la
Universidad de Buenos Aires primó la voluntad de fundar institucionalmente
un desarrollo "positivo" de la psicología. En esa dirección se lograron resultados
concretos. De ahí la creación del laboratorio y la orientación de las cátedras. En
general, se llamaba "experimental" a todo aquello que posibilitara el estudio
controlado de la experiencia. La inserción institucional dentro de la Facultad de
Filosofía, y los debates en torno a la definición académica de la psicología
incidieron en las diferentes valoraciones e interpretaciones de lo que eran
"investigaciones experimentales", y su relación con la clínica y la observación. En
estas divergencias, no pueden desconocerse el papel que cumplieron los
protagonistas individuales mencionados.
Discursivamente, se intentó definir la psicología como una ciencia
Filosofía y Letras (1918), "Sesión del 5 de abril de 1918", Revista de la Universidad de
Buenos Aires, XXXIX, pp. 375-380.
33
Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
23
primera en un doble sentido: primera en cuanto al orden del saber, ya que todas
las ciencias se basan en el conocimiento que puede desarrollar el ser humano y la
psicología estudia cómo conoce el hombre, cómo produce ciencia a partir de su
experiencia psicológica; y primera porque su saber sobre las relaciones humanas
y el desarrollo psíquico individual y social, permitiría intervenir en las relaciones
humanas en las que se ejercen influencias para dirigir y modelar conductas, sea
en forma explícita o inconsciente. De ahí la articulación entre psicología y
pedagogía; entre psicología experimental y pedagogía científica; entre
conocimiento e intervención.
2. Los usos de la psicología
2.1. Introducción: ¿Se puede hablar de los inicios de una profesionalización?
Se ha dicho ya que durante estas primeras décadas del siglo XX se
desarrolló una psicología sin psicólogos, y que no estuvo presente el proyecto de
constituir un rol profesional autónomo de psicólogo. Sin embargo encontramos
diferentes prácticas profesionales en las que fue surgiendo una necesidad de
tener conocimientos psicológicos, para poder abordar ciertos tipos de problemas.
A la vez, a estos profesionales que podían usar los conocimientos psicológicos, o
que dentro de su profesión tenían una mirada "psicológica", se los llamaba a
veces psicólogos. Podría plantearse entonces la pregunta de si no podrían
considerarse estas prácticas en donde se usaban los conocimientos psicológicos
de un modo central (no simplemente secundario) como un temprano desarrollo
profesional de la psicología.
Según Geuter34, la profesionalización de disciplinas académicas constituye
el proceso de institucionalización de áreas específicas de aplicación del
conocimiento en una disciplina determinada. Una profesión constituye un
campo de actividad que no sólo requiere la aplicación de conocimiento científico
sistemático sino también de una institución educacional de carácter superior con
U. Geuter (1992), The Professionalization of psychology in Nazi Germany, (edición
original en alemán en 1984), tr. R. Homes, Cambridge University Press.
34
Ana María Talak
24
el propósito específico de adquirir ese conocimiento científico. Y
fundamentalmente que esa adquisición sea documentada mediante
determinados procedimientos de certificación, los cuales califican al individuo
para llevar a cabo ciertas actividades profesionales y constituyen un requisito en
el mercado de trabajo para acceder a cierta labor específica.
Si tomamos como ejemplo la actividad de la Sociedad de Psicología, vimos
que la pertenencia a la Sociedad estaba condicionada por la dedicación a la
enseñanza de la psicología o a la producción de trabajos que contribuyeran a la
misma, y no por haber obtenido una certificación de un estudio específico en
psicología que los habilite para una actividad ocupacional.
La Sociedad de Psicología se creó en un período en el cual se estaban
llevando a cabo los primeros desarrollos de enseñanza universitaria de la
psicología, y durante el cual se buscaba definir más concretamente su perfil
teórico y las posibilidades de aplicación de los conocimientos psicológicos en
diferentes ámbitos profesionales y teóricos. La regulación de las primeras
actividades especializadas en las que la aplicación de la psicología aparecía
como eje central o, por lo menos, como un instrumento indispensable, provino
de los mismos colegas que tenían en común su actividad docente en torno a la
psicología, y no de una organización educacional específica que habilitara como
tal para una actividad diferenciada de otras. El criterio de reconocimiento era la
trayectoria intelectual y docente.
Si bien la creación de la Sociedad de Psicología supuso un proceso de
diferenciación (de delimitación de saberes específicamente psicológicos) y de
distancia social (ya que no cualquiera podía participar en esta Sociedad y era
necesario ser admitido por los pares según la contribución realizada a la
disciplina psicológica o a la enseñanza de la misma), ambos procesos no estaban
institucionalizados a través de un control y una habilitación estatales, sino a
través de criterios provenientes de un cuerpo colegiado que tenía en cuenta más
la contribución específica al campo que la habilitación de un título universitario
específico.
Si se tiene en cuenta que los miembros de la Sociedad poseían estudios
académicos de carácter superior obtenidos en instituciones de organización
Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
25
estatal, y que los roles profesionales en los cuales se aplicaba la psicología, en su
mayoría, se encontraban en el sector público, puede verse el papel del estado en
ese proceso de articulación entre saber académico y prácticas psicológicas,
mediatizado en este caso por los criterios de los miembros de la Sociedad. Estos
definieron por primera vez un marco teórico compartido que permitió
determinar con claridad los límites de los saberes y prácticas psicológicas
legítimas, esto es, científicas, y promover aplicaciones de la psicología en
diferentes campos ocupacionales con tradiciones más establecidas.
El intento de conformar un ámbito de producción común en torno a la
psicología, se realizó desde diferentes ocupaciones. Si bien hubo conciencia de
un marco común de producción teórica y práctica, no hubo un proyecto de
desarrollar una psicología profesional con una identidad propia en tanto
actividad ocupacional. Los usos de los conocimientos psicológicos siempre
aparecían supeditados, en lo que se refiere a actividad ocupacional, a otras
profesiones ya constituidas y reconocidas como tales. Encontramos
fundamentalmente: 1) el ámbito médico-psiquiátrico y la clínica, 2) el ámbito
médico-legal y la criminología, y 3) la educación. Además, se puede distinguir
un cuarto grupo de problemas y de planteos en torno a la interpretación de la
sociedad y los problemas de la evolución. La psicología, como instrumento
intelectual de comprensión, constituía un medio indispensable para lograr una
comprensión de la propia realidad y la transformación de la misma. Por lo
tanto, aún este cuarto grupo posee una dimensión práctica explícita, ya que al
conocimiento, a la comprensión de los problemas de la realidad social era
inherente la intención de su utilización en una intervención promotora del
cambio.
En consecuencia, al indagar la articulación entre el saber académico y
diversas prácticas psicológicas, vemos que al mismo tiempo que se buscaba una
articulación entre un saber reconocido como científico y una actividad fundada
en él, estuvieron ausentes otros aspectos imprescindibles para la configuración
de una profesión en sentido estricto, como la conformación de un campo
ocupacional específico, diferenciado de otros, y el control del entrenamiento y la
habilitación por parte de quienes ejercían el papel de regular las relaciones entre
las demandas sociales de expertos y los productores de ese saber especializado.
Ana María Talak
26
Los procesos de articulación entre saberes y prácticas psicológicas
desarrollados en Alemania y en Estados Unidos a fines del siglo XIX y principios
del siglo XX, ilustran los rasgos específicos de estos procesos en diferentes
contextos nacionales.
En Alemania, la institucionalización de las prácticas psicológicas basadas en
los saberes académicos se realizó tardíamente, durante el período nazi. Tal como
lo muestran Geuter y Danziger,35 antes de este período, la articulación entre los
saberes académicos y diversas aplicaciones del mismo debió afrontar obstáculos
principalmente de carácter académico para lograr cierto reconocimiento como
campo autónomo de saber y ocupacional. En sus comienzos, la psicología
académica tuvo que desarrollarse primero dentro de las cátedras de filosofía.
Cualquier incremento de cargos para la enseñanza de la psicología, fue
duramente resistido por los profesores de filosofía. La polémica adquirió
progresivamente un carácter definidamente político.36 Al mismo tiempo, las
posibles aplicaciones de este saber psicológico eran definidas en primer lugar
como la contribución, a través de sus nuevos métodos empíricos, a la resolución
de problemas filosóficos, especialmente los de carácter epistemológico. En el
siglo XX, la utilización de conocimientos psicológicos aplicados en la industria y
en la guerra permitió la adquisición de cierta reputación de la psicología entre
un público más amplio que el estrictamente académico. Luego, el interés por la
psicología aplicada, principalmente desde el Ministerio Prusiano de Ciencia,
Arte y Educación, y desde el Ministerio de Trabajo e Industria, alrededor de los
años '20, se tradujo en medidas estatales que favorecerían la institucionalización
de las prácticas psicológicas, al mismo tiempo que crearían condiciones
favorables para abandonar la subordinación casi exclusiva a la filosofía que la
psicología había tenido desde el siglo XIX
En cambio en EEUU el proceso de la institucionalización de las prácticas y
saberes psicológicos fue radicalmente diferente. En 1892 en la Universidad de
Clark, Stanley Hall, el primer doctor en filosofía con orientación en psicología en
EEUU, junto con 31 especialistas en psicología que venían trabajando en el país,
Véanse U. Geuter (1992), ob. cit. y Kurt Danziger (1990), Constructing the subject.
Historical orignis of psychological research. Cambridge University Press.
36 Véase U. Geuter (1992), ob. cit., p. 44.
35
Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
27
fundaron la primera asociación de psicólogos del mundo, la American
Psychological Association.37 Contribuyeron a este acontecimiento no sólo la
ausencia de una subordinación de los estudios de psicología respecto a la
filosofía en los ámbitos universitarios, que permitiría una rápida implantación
del saber psicológico académico autónomo, sino también el contexto
institucional y político norteamericano, a finales del siglo XIX, que favorecía una
rápida legitimación institucional de los resultados de las investigaciones
psicológicas.38 Este temprano proceso de profesionalización de la psicología
supuso la existencia de un grupo de especialistas que definieron, sin mayores
obstáculos, una “identidad profesional”, la del psicólogo, en la medida que el
producto de sus estudios tuvo una rápida aplicación en los ámbitos sociales,
económicos, educativos y hasta militares y por ende una legitimación estatal y
privada, ya que la joven Nación Norteamericana requería de soluciones a las
problemáticas que la consolidación de su modelo capitalista moderno generaba.
2.2. Los usos de la psicología: presentación general.
Brevemente, realizaremos una presentación general de los diversos usos
de la psicología en los ámbitos mencionados.
Psicología y clínica.
Hemos visto que las líneas fundamentales de esta nueva concepción de
Bajo la influencia de filósofos psicólogos, formados en Europa, como es el caso de
William James, se fue configurando un progresivo y rápido desarrollo de los estudios
psicológicos. fundamentalmente a través de las investigaciones realizadas en los
primeros laboratorios de psicología experimental (1883), de los primeros cursos de
psicología en las universidades de Harvard, Pennsylvania, Columbia (Nueva York),
Johns Hopkins y Clark y publicaciones como la American Journal of Psychology en
1887. Pero si bien los enfoques de estos estudios de psicología estaban
originariamente inspirados en la psicología experimental wundtiana, los objetivos
propuestos en la utilización del método experimental, en la elección de los temas de
estudio e investigación, y en la aplicación de los resultados, definieron un carácter
propio a este primer momento de la psicología experimental en EEUU.
38 Véanse Kurt Danziger (1990), ob. cit. y Allan Buss (1975), Psychology in Social
Context, Nueva York Irvington Publishers.
37
Ana María Talak
28
"psicología científica" siguieron las vías abiertas por dos modelos básicos: el de la
fisiología y el de la psicopatología, vinculadas con la tradición psiquiátrica (y su
objeto privilegiado en la locura), la tradición neuropatológica (y las
enfermedades nerviosas) y la tradición "psicosocial". Nos interesa destacar en
esta presentación la articulación entre el modelo fisiológico y la tradición
psicopatológica francesa en los desarrollos de una psicología de la anormalidad
y de una clínica psicoterapéutica, diferenciada del clásico tratamiento
psiquiátrico.
Todas las dimensiones de la experiencia eran estudiadas en su
funcionamiento normal y patológico, dentro de un enfoque evolutivo, que
abarcaba diferentes "ramas" de la psicología: el estudio de las funciones
psíquicas en diferentes especies dentro de una psicología comparada, el estudio
evolutivo del niño al adulto dentro de una psicología evolutiva y el estudio del
desarrollo de las sociedades, desde las más primitivas a las más civilizadas, y
desde su desarrollo histórico, entendido como la génesis de la sociedad actual,
dentro de una psicología social íntimamente vinculada a las ciencias sociales y a la
historia.
La estrecha vinculación entre psicología y fisiología en los primeros
desarrollos de la psicología en la Argentina seguía una tradición que veía el
estudio de los fenómenos patológicos como el complemento necesario del
estudio de la fisiología normal. Esta tradición francesa se había desarrollado en
el ámbito de las prácticas clínicas, ámbito que destacaba ciertos problemas y
buscaba realizar una intervención terapéutica para restablecer el funcionamiento
normal. Esta tradición se diferenciaba claramente de las prácticas investigativas
en psicología llevadas a cabo en Alemania, por ejemplo, en donde se privilegiaba
la determinación del funcionamiento normal del hombre adulto y los problemas
de investigación estaban más estrechamente ligados a problemas de carácter
teórico y filosófico.
Dos temas fueron fundamentales en el proceso de expansión de los
problemas y herramientas conceptuales de la fisiología experimental hacia las
prácticas investigativas en psicología. Por un lado, las características funcionales
del movimiento reflejo, que desembocó en la postulación de la unidad funcional de
todo el sistema nervioso y en el reconocimiento de un automatismo que sirvió
Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
29
para explicar tanto actividades "normales" realizadas cotidianamente, como los
fenómenos de hipnotismo y sugestión, y a partir de ahí ciertos fenómenos
mórbidos estudiados por la clínica39. Por otro lado, la fisiología sensorial, que
dentro del campo de investigación propiamente fisiológica condujo a planteos
en relación a aspectos "psicológicos" de las variaciones de estimulación sensorial
(tales como la intensidad, la ubicación espacial y la duración temporal). La
sensación y la percepción se convirtieron en los objetos privilegiados de la
investigación psicológica experimental, a los que pronto se incorporaron la
memoria y la atención.
Estos temas fueron abordados desde un enfoque proveniente de la
tradición de investigación de la psicopatología francesa, que se centró más en
investigaciones que permitieran abordar otro tipo de problemas planteados
desde la clínica, que incluían la inhibición y el automatismo psicológico, el
psiquismo inferior y superior, conciencia e inconciencia desde las hipótesis de la
desagregación poligonal, la herencia fisiológica, psicológica y patológica, así
como el hipnotismo y la sugestión40.
Lo normal y lo patológico eran considerados por los autores argentinos
de este período como "hechos" objetivos que formaban parte de la "experiencia".
Siguiendo tesis del siglo XIX, se consideraba que los fenómenos patológicos eran
idénticos a los fenómenos normales respectivos, excepto por determinadas
variaciones cuantitativas. De esta manera, no se pensaba en una diferencia
cualitativa esencial entre lo normal y lo patológico, sino sólo en una diferencia
cuantitativa, de grados, que se manifestaba como un hiper o un hipo
funcionamiento de la actividad fisiológica normal.
Siguiendo la idea positivista fundamental de "saber para actuar", se
veía toda técnica, toda intervención, como una aplicación del saber científico.
Véase Horacio G. Piñero (1910), "La atención y la cerebración. Motricidad e
inhibición. Explicación fisiológica y exploración gráfica". Argentina Médica, 8 (38), pp.
509-525; y José Ingenieros (1904), Histeria y sugestión, en Obras Completas, tomo II, Ed.
Mar Océano, Buenos Aires, 1962.
40 Véase el mencionado programa de Psicología de Piñero PIÑERO, H. G. (1915),
"Programa analítico y breve sumario del curso de psicología normal y patológica.
Año 1914", Revista de la Universidad de Buenos Aires, tomo XXIX: 5-43.
39
Ana María Talak
30
La terapéutica, por consiguiente, debía ser una intervención racional, basada
en el conocimiento "objetivo" de los "hechos". Ya se señaló que el método
patológico, surgido primero en el terreno de la clínica médica y apoyado en el
terreno de la fisiología, veía “lo anormal” a partir de su distanciamiento con
respecto a algo tomado como norma. Los planteos de Auguste Comte y Claude
Bernard, acerca de la identidad de los fenómenos normales y patológicos llegó
a constituirse en el siglo XIX un dogma de carácter científico, y se constituyó en
un marco dentro del cual todos los demás planteos podían adquirir sentido y
credibilidad41. Una vez constituido en dogma indiscutible, fue posible
extenderlo a la psicología, operación que fue iniciada durante la segunda mitad
del siglo XIX por H. Taine y, fundamentalmente, por Théodule Ribot.
Ribot fue el que decididamente retomó la definición de la enfermedad
como un "experimento natural" y la utilizó para interpretar los fenómenos de la
patología mental. Si la experimentación era considerada como una “observación
provocada” (o inducida), la enfermedad como un experimento de la naturaleza
era vista como una “observación aducida”. A su vez la concepción claramente
evolucionista reorientó la interpretación de la psicopatología y buscó fundar una
terapéutica basada en la posibilidad de intervenir sobre la enfermedad
entendida como una regresión a estadios previos de la evolución individual.
Ribot instauró como objetos legítimos de investigación el niño y el primitivo, y
fundó la orientación patológica evolutiva a través de la publicación de tres libros:
Les maladies de la mémoire (1881), Les maladies de la volonté (1883) y Les maladies de
la personnalité (1885).
En la Argentina, el estudio de los fenómenos mentales patológicos se
asociaba a la exigencia de pensar un intervención fundada racionalmente, ya sea
en la clínica, en las prácticas criminológicas, en la educación, y en los problemas
sociales, los cuales eran interpretados desde categorías de la psicopatología.
Desde el punto de vista conceptual, se buscaba la explicación de los fenómenos
anormales en la fisiopatología. Esta incluía conceptos relativos al funcionamiento
Según Canguilhem (1974), ob. cit., cap.1, la influencia de estos autores sobre la
filosofía, la ciencia y la literatura del siglo XIX ha sido considerable, en cuanto han
sido muy leídos en los círculos médicos y desempeñaron el papel de
portaestandartes.
41
Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
31
del sistema nervioso y el esquema del polígono de Grasset42, que postulaba la
división del psiquismo en un “psiquismo superior” y un “psiquismo inferior”,
integrados en el centro o de la conciencia, o bien con la posibilidad de diferentes
grados de desagregación, lo cual permitía explicar tanto las disociaciones
fisiológicas, como las patológicas que se manifestaban en los accidentes
histéricos.
Las neurosis, y en especial las manifestaciones histéricas, al ser
abordadas como enfermedades del funcionamiento del sistema nervioso, se
convirtieron en el objeto privilegiado de las intervenciones terapéuticas,
distanciadas de los modelos de la psiquiatría y del hospicio. Como señala
Vezzetti, la recepción de la obra de Charcot, desde el trabajo inaugural de José
María Ramos Mejía, Estudios clínicos sobre las enfermedades nerviosas y mentales
(1893), y la obra Histeria y sugestión de José Ingenieros (1904), significó un "punto
de partida de un verdadero giro en la concepción de las perturbaciones
psíquicas", "un paso decisivo hacia un "paradigma" neuro y psicopatológico
renovados, que se funda en las neurosis, se distancia de la filiación pineliana, de
la nosología de la enajenación mental y de la institución del manicomio para
reencontrar otros orígenes: Mesmer y los magnetizadores".43
El uso del hipnotismo era predominantemente con un fin terapéutico.
Pero Ingenieros delimitó su utilidad a través de una triple finalidad. Además del
objetivo terapéutico, concebido como una especie de reeducación y de
prevención de nuevos ataques o de la aparición de los “accidentes”, el uso
experimental del hipnotismo permitía precisar el diagnóstico y contribuir al
conocimiento de los procesos normales y de la fisiología44. El diagnóstico podía
Véase José Ingenieros (1904), Histeria y sugestión, ed. cit., cap. XII, p. 158. La
primera edición de 1904, llevaba el nombre de Los accidentes histéricos y las sugestiones
terapéuticas, Buenos Aires, Librería de J. Menéndez. A partir de la reedición de 1906, y
en las siguientes ediciones, se llamó Histeria y sugestión. Estudios de psicología clínica,
que fue luego el título más conocido.
43 Hugo Vezzetti (1996), Aventuras de Freud en el país de los argentinos, Buenos Aires,
Ed. Paidós.
44 “La experimentación clínica mediante el hipnotismo, siendo uno de los hechos más
interesantes en el estudio de la histeria, es generalmente poco cultivada en las clínicas de
enseñanza, no obstante las numerosas adquisiciones que de ella podrían recabar la fisiología y
42
Ana María Talak
32
ser precisado si, “experimentalmente”, se provocaba por hipnotismo el mismo
síntoma que el paciente relataba. Así se podía observar con cuidado y
detenimiento las características de los mismos y no depender exclusivamente del
relato del paciente, que muchas veces podía, sino simular, sí tal vez exagerar las
características del padecimiento, debido a una sensibilidad más acentuada. La
última finalidad mencionada, se relacionaba estrechamente con la finalidad
docente y de investigación.
La definición de la criminología esencialmente como una psicopatología
del delincuente45, ilustra esta convergencia de los discursos naturalistas aplicados
para entender la lógica de los conflictos sociales, morales y jurídicos. La
simulación y la degeneración fueron otros temas investigación criminológica, para
cuyo abordaje se recurrió a categorías psicológicas desde una concepción
evolucionista y en términos de explicación de las funciones psíquicas como
funciones biológicas de adaptación. Ambos temas aparecieron planteados en el
campo criminológico, en el campo médico-clínico, en la interpretación
ensayística "psicosocial" y en el campo educativo, en relación a cómo pensar la
intervención educadora en esos casos. Por otra parte, en la interpretación de los
fenómenos sociales, y, específicamente, la relación entre las multitudes y las
élites, también estuvo presente el modelo del automatismo psicológico ya
mencionado, a la vez que se recurrió, con diferentes variantes, a términos de la
psicología naturalista para explicar la evolución de las sociedades y de la
conformación de la identidad nacional, analizando el papel de la herencia y de la
educación en una visión que combinaba elementos spencerianos con
lamarckianos, que no dejaba de recurrir a la vinculación entre psicología,
fisiología y patología que caracterizó la psicología de este período en la
Argentina.
Psicología y criminología.
En Buenos Aires, durante la primera década del siglo XX, se constituyó
el diagnóstico. El hipnotismo se emplea, casi exclusivamente, como recurso terapéutico”.
(Ingenieros (1904), Histeria y sugestión, ed. cit., cap.2).
45 Véase José Ingenieros (1902), "Valor de la psicopatología en la antropología
criminal", Archivos de Criminología, Medicina Legal y Psiquiatría, vol. I, pp. 1-11.
Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
33
el dispositivo público criminológico a partir del funcionamiento de varias
instituciones estatales que respondían a la necesidad de producir conocimientos
en el campo del saber criminológico, de constituir ámbitos de observación y
experimentación de estos fenómenos sociales ligados al delito y de intervenir en
la asistencia y control de los mismos. Estas instituciones eran: el Instituto de
Criminología de la Penitenciaria Nacional, el Servicio de Observación de
Alienados de la Policía de la Capital, el Hospicio de las Mercedes y su sala de
alienados delincuentes, que funcionaban en coordinación con las cátedras de
Medicina Legal, Clínica de las Enfermedades Nerviosas, Clínica de las
Enfermedades Mentales, los mencionados cursos de Psicología de la Facultad de
Filosofía y Letras, y publicaciones médicas y jurídicas, sobre todo los Archivos de
Psiquiatría, Criminología y ciencias afines, que comenzaron a publicarse a partir de
1902. La llamada criminología moderna de finales del siglo XIX y principios del
siglo XX recurrió a un marco biológico-evolucionista en el que el papel de los
médicos adquiría una función significativa. Desde un enfoque naturalista y
cientificista, la criminalidad era definida como una patología, que afectaba tanto
al individuo como a la sociedad.
El tratamiento de los problemas relacionados con la delincuencia debe
verse en relación al proceso de modernización del país y al intento de consolidar
un proyecto de Nación, que significaron grandes transformaciones en la trama
social, económica y cultural. Buenos Aires, constituida ya como una urbe
cosmopolita, padecía el fenómeno del incremento de la delincuencia como uno
de los males modernos que acompañaban a los procesos de urbanización. El
Estado y sus instituciones encararían la criminalidad mediante el recurso a una
intervención práctica-disciplinaria que convocaba a los científicos y sus saberes
académicos.
La criminología argentina, con la obra de autores como Francisco de
Veyga y José Ingenieros, partió del agotamiento del paradigma lombrosiano: el
peso de la antropología criminal debía ser sustituido por una psicopatología del
delincuente, y la utilización de la categoría de degeneración biológica debía ser
reinterpretada a partir de las causas sociales que incidían en la conducta del
delincuente. Sin dejar de estar presente, el marco naturalista sería reinterpretado
en función de un abordaje psicosocial de la problemática criminal. Hacia 1910,
después de una década de producción de textos, la publicación de una profusa
Ana María Talak
34
casuística y la elaboración de un marco de análisis psicocriminológico muestran
la consolidación de una nueva especialidad de la psicología, la psicopatología
criminal, que tomaba a la personalidad del delincuente como objeto de
conocimiento psicológico y a la llamada “mala vida” como la problemática a
intervenir.46
La cátedra de Medicina Legal contaba con un Servicio de Observación
de Alienados, pensado como un laboratorio de psicopatología social. Allí
recibían formación práctica los estudiantes de la cátedra (luego también los
estudiantes del primer curso de Psicología de la FFYL) y desde allí, se brindaba
asesoramiento médico-legal a la Policía. Este asesoramiento consistía en
discriminar dentro de la población de delincuentes los que padecían algún
cuadro de alienación mental o bien diversos tipos de patología mental que, sin
coincidir con la alienación mental, suponían diferentes grados de
responsabilidad con respecto a sus acciones. Esta actividad exigía una atenta
observación de los casos y algún tipo de clasificación psicológica de los
delincuentes47, y fue en relación a ella que se desarrolló durante las primeras
décadas del siglo XX una práctica pericial de tipo "psicológica" que fue
diferenciándose cada vez más de la pericia psiquiátrica, aunque nunca llegó a
independizarse totalmente de ella durante este período.
Psicología y educación
La utilización del saber psicológico en la educación se enmarcaba en un
problema más amplio y complejo: el del logro de una identidad nacional y la
necesidad de diseñar formas de intervención que transformaran la sociedad en
la dirección deseada. La conformación de un sistema de educación pública debe
verse en relación a estos problemas. La psicología aparecía como un instrumento
indispensable para diseñar una didáctica y una pedagogía científicas.
Desde la obra de Sarmiento, la educación pública se veía como el medio
Véase de Julio César Ríos (1997), "José Ingenieros: psicología y mala vida", Anuario
de Investigaciones, vol. 5, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, pp.
501-517.
47 Véase, por ejemplo, José Ingenieros (1906), "Nueva clasificación de los
delincuentes", Archivos de Psiquiatría, criminlogía y ciencias afines, vol. V, pp. 30-39.
46
Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
35
que permitiría alcanzar un doble objetivo. Por un lado, la adquisición del
conocimiento y el desarrollo de la cultura civilizada como patrimonio universal.
Por el otro, la concepción y utilización de la educación pública como medio para
desenvolver los valores propios de la nacionalidad, comprometida en la
formación de un sujeto social y moral: el niño argentino. Las Escuelas Normales
creadas a partir de 1880, el Instituto Nacional de Profesorado Secundario (que
después de varios inconvenientes, comenzó a funcionar en 1908), la Sección
Pedagógica de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de
La Plata (a partir de 1906, convertida en Facultad de Ciencias de la Educación en
1914), así como la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires, abordaron el problema de la formación docente como la clave para incidir
en la transformación del sistema educativo.
En los discursos sobre educación, la pedagogía y la didáctica se
presentaban como disciplinas científicas, objetivas y neutras, que basaban sus
conclusiones en el conocimiento psicológico científico (sobre los procesos de
conocimiento y sobre la evolución psicológica de los niños y los adolescentes) y
en la reflexión filosófica “positiva”, en tanto reflexión a partir de lo que los
hechos muestran y como complemento de los mismos.48
En este contexto, se privilegió el estudio de aquellas "aptitudes" que se
consideraban involucradas en el desarrollo cognitivo y afectivo de los
individuos, y sobre las que podía intervenirse pedagógicamente. Si bien los
autores argentinos de este período (Rodolfo Senet, Víctor Mercante, Antonio
Vidal entre otros) consideraban la herencia biológica como básica y
determinante en muchos aspectos, les interesó indagar sobre todo las
posibilidades que dejaba esta herencia para la intervención educativa. La noción
misma de "aptitud" articulaba las ideas de "lo dado biológicamente" y "lo
desarrollado a partir de la influencia del ambiente y del ejercicio". De ahí que se
convirtiera en el objeto privilegiado de indagación de una nueva disciplina: la
"psicopedagogía". Esta se ocupaba de producir conocimientos psicológicos para
responder problemas pedagógicos y didácticos, y usaba tanto los trabajos de
investigación del Laboratorio de Psicopedagogía (creado en la Universidad de
Véase por ejemplo, Antonio Vidal (1914), "Los factores psicológicos del movimiento
educacional contemporáneo", Anales de la Sociedad de Psicología, vol, 3, pp. 425-511.
48
Ana María Talak
36
La Plata) como la aplicación de tests psicopedagógicos en forma de
cuestionarios, a grandes cantidades de poblaciones infantiles, cuyos resultados
luego eran analizados estadísticamente.49 Los problemas educacionales que
guiaban la selección y desarrollo de los trabajos de investigación eran:
determinar las aptitudes de cada raza, sexo y edad dentro del grupo de la
escuela; determinar los efectos diferenciales de la cultura; determinar la edad
para comenzar los aprendizajes escolares, en el nivel primario y secundario;
determinar los procedimientos didácticos más eficaces, en relación a la rapidez
de la adquisición, a su precisión y a la persistencia del conocimiento; determinar
la capacidad del hombre y de la mujer, para enseñar ciertas asignaturas y a un
grupo escolar dado; determinar las crisis psico-morales (las crisis evolutivas, por
ejemplo, el estudio de la pubertad realizado por Mercante en su obra La crisis de
la pubertad y sus consecuencias pedagógicas, 1918).
La escuela era vista como el "laboratorio" de una psicología evolutiva y
pedagógica científicas. Y los educadores, como los principales contribuyentes al
desarrollo de la misma. La escuela permitía acceder a gran cantidad de sujetos,
en contraste con el laboratorio, que suponía el trabajo con muy pocos sujetos y
que, por lo tanto, brindaba una base más parcial para realizar después las
generalizaciones. El conocimiento psicológico de los niños no apuntaba a
conocer sus diferencias individuales, sino la "colectividad infantil", para poder
aplicar los resultados de las investigaciones a la educación de los mismos50. A
diferencia de la aplicación de tests y cuestionarios en la psicología diferencial de
Galton51, en la cual se buscaba conocer las diferencias específicas de los
individuos en relación con una población, las investigaciones llevadas a cabo en
la Argentina se acercaban más a la forma de trabajo de Stanley Hall, el cual se
basaba en la recolección de información por parte de los docentes, y en el
Véase Víctor Mercante (1911), "Valor de la psicoestadística en pedagogía", Anales de
la Sociedad de Psicología, vol. 2, pp. 279-287.
50 "No es un niño determinado el que debemos conocer; son los niños, es la colectividad infantil
la que nos interesa". Rodolfo Senet (1911). Elementos de psicología infantil. Buenos Aires,
Cabaut, p. XI. Véase también el artículo de Víctor Mercante (1911), ob.cit.
51 Véase Allan Buss (1979), "Galton, el nacimiento de la psicología diferencial y la
eugenesia. Factores sociales, políticos y económicos", Dpto. Publicaciones, Facultad.
de Psicología, UBA, 1992. [Tr. al cast. del libro de Alan Buss (ed.)(1979), Psychology in
Social Context, New York (USA), Irvington Publishers.]
49
Módulo IV: La psicología en la Argentina – Primera Parte
37
estudio, de esta forma, de grandes poblaciones de niños y adolescentes.
Los trabajos de investigación en los laboratorios52 tomaron la orientación
y sus criterios de investigación científica de las diversas prácticas vigentes de
psicología experimental (psicofisiología, psicofísica, mediciones de tiempos de
reacción, mediciones antropométricas) y del conocimiento de la evolución
mental (que incluía el uso de "tests mentales"). Entre las investigaciones
psicológicas también se incluyó el estudio de las "anomalías" o "trastornos" del
desarrollo evolutivo, tanto en relación con intereses clínicos, como en relación
con problemas educativos (la indisciplina, la educación de los "anormales") y
criminológicos (delincuencia infantil, posibilidad de rehabilitación "pedagógica"
y "psicológica" de los delincuentes). La delincuencia infantil y la indisciplina
escolar eran vistas como desviaciones con respecto a una norma evolutiva ideal;
esta norma ideal se expresaba en una esperada adaptación al medio escolar53 y
las desviaciones eran identificadas con patologías.
En la primera década del siglo XX en Argentina, se crearon tres laboratorios de
psicología experimental: el ya mencionado Laboratorio de la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de Buenos Aires, a cargo de Horacio G. Piñero, fundado en
1902; el del Instituto Nacional de Profesorado Secundario, a cargo de Félix Krueger,
desde 1906; y el de la Sección Pedagógica de la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales, de la Universidad de La Plata, bajo la dirección de Víctor Mercante, fundado
en 1906. De los tres, los dos últimos estaban dedicados explícitamente a los problemas
"psicopedagógicos".
53 Véanse Julio Ríos y Ana María Talak (2000), "El “niño delincuente” entre la
psicología, la criminología y la pedagogía en la Argentina (1900-1910)", IX Anuario de
Investigaciones, Facultad de Psicología, UBA, pp. 117-126; y Julio Ríos y Ana María
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