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NUEVAS DIMENSIONES DE LAS CRISIS ECOLOGICAS Y SOCIALES, NUEVAS
AMENAZAS A LA NATURALEZA Y LAS CULTURAS
Notas aportadas en el Encuentro de la Red de Tierra del Futuro,
febrero del 2000
A partir de apuntes tomados de Ulrich Beck, Johan Galtung, Manfred Max-Neef, C. Castoriadis,
Enrique Leff.
CIRCUNSTANCIAS
El siglo XX que aún estamos cerrando fue rico en catástrofes históricas, abarcando lo social, político,
lo ecológico y provocando una aceleración en la historia de las ideas. No es de sorprenderse
entonces de la emergencia de la ideología que se funda en el Fin de las ideologías (Fukuyama),
concepto incorporado al imaginario de muchos, contrapuesto al Fin de la Utopía (Marcuse) afirmado
en el hacer de otros tantos.
Guerras feroces -mundiales, regionales o comarcales-, accidentes "provocados" - Hiroshima,
Harrisburg, Bhopal o Chernobil-, programas de exterminio que llegaron a genocidios -Auschwitz,
Gulach, Sarajevo- o catástrofes "naturales" directamente vinculadas a condiciones provocadas por el
progreso -eliminación de la biodiversidad y la diversidad cultural en la Amazonia, en la cuenca de
enormes represas (Narmada, Yaciretá, ...) pueblan el largo trayecto de ese siglo cargado de
promesas, que desde la ciencia y la tecnología, aseguraban bienestar y progreso.
Tanta miseria material y tanta conducta miserable, sólo se entiende por la predominancia de sistemas
y horizontes de valor que las provocan y las sostienen. Preguntarse sobre el porque de esas
emergencias lleva directamente a descubrir el basamento que no es otro que la imposición de
"culturas inhumanas" que se basan en la violencia que unos seres humanos -siempre minoríasejercen sobre otros -casualmente siempre mayorías- y que en este siglo han dado logar a la aparición
de nuevas categorías, que a manera de especies amenazadas de extinción, han sido marginalizadas
o expulsadas de sus ecosistemas y culturas: campesinos sin tierra, ciudadanos sin casa, trabajadores
desocupados, niños de la calle, mujeres golpeadas.
Esos comportamientos de las sociedades humanas se han fraguado alrededor del apoderamiento de
los recursos naturales y de las capacidades de los seres humanos alrededor de dos focos de
dominación. Por un lado el sistema capitalista que beneficia a quienes poseen los recursos
económicos y se aseguran sistémicamente la apropiación de los recursos de la naturaleza y de la
capacidad de trabajo de la mayoría, tanto para emplearla como para dejarla desocupada.
Por otro lado formas que desde el Estado también se apropian de los recursos naturales y de las
capcidades de sus ciudadanos desde el monopolio de la función política, ejercida por una clase
política. Estos dos sistemas, tecnologías organizativas que permiten manipular naturaleza y sociedad,
juegan en un equilibrio inestable, que va desde enfrentamientos y oposiciones a acuerdos y
simbiosis, según circunstancias históricas o localizadas, en general apoyadas en los mecanismos
legitimados del ejercicio de la violencia -sus ejércitos y diferentes fuerzas policiales o paramilitares- o
a través de mecanismos cohercitivos o formas de corrupción .
El siglo XX ha sido al mismo tiempo generoso en la manifestación de movimientos y experiencias que
han incrementado la conciencia de esas "culturas de dominación y explotación" y al mismo tiempo
han originado realidades inéditas de organizaciones solidarias y autónomas -profundamente
libertarias-, y formas de gestión directa igualmente autónomas basadas en las necesidades humanas
y en la autogestión -profundamente socialistas.
Diversas formas asociativas, el cooperativismo autogestionario, y más recientemente el feminismo, el
ecologismo y los nuevos movimientos sociales se consolidaron manteniendo posiciones
antiautoritarias -anti estatales- y opuestas a la explotación del hombre por el hombre -anticapitalistascon momentos claves que marcaron el devenir de la historia. Así la Revolución Méxicana (por Tierra y
Libertad, fagocitada por un partido -el PRI), la revolución Rusa (por la sovietización de la sociedad y
contra la apropiación o representación a cargo de un partido), la revolución española (por la
autogestión generalizada a través de sus colectividades de producción en el campo y en la ciudad,
contra el Partido Comunista que pretendìa la gestión de la vida social por representar a la clase
obrera), la resistencia al fascismo en Italia, en Francia, en América Latina (por la resistencia activa
que llegó a a la lucha armada en base a la disposición a dar la vida contra la administración que
ejercían las burocracias partidistas que invocaron la representación de los oprimidos), el Mayo del 68
que significó una explosión antiautoritaria protagonizada por la juventud que a través de todo el
mundo reivindicó el derecho a erotizar la existencia, en lugar de venderse en las condiciones que
determinaba el mercado.
El nuevo siglo se abre con un aumento desmesurado de las incertidumbres. Ni la ciencia y mucho
menos las tecnologías, pueden hacerse cargo de los equilibrios. Como señala Castoriadis han sido
las ciencias y sus tecnócratas los que han provocado todos esos acontecimientos y catástrofes, no
los indígenas, los campesinos, las costureras, los obreros o los consumidores. Detrás de cada
amenaza ambiental y social están los equipos de científicos y de técnicos que asesoran y
protagonizan el modelo de desarrollo que desemboca en las crisis superpuestas que han puesto en
jaque a la vida misma en el planeta.
En 1972 las Naciones Unidas se reunieron en Estocolmo conmocionadas por la toma de conciencia
de que vivimos en "una sola tierra" , y veinte años después en Río, 1992 la conciencia se ampliaba al
saber que los habitantes del planeta teníamos "un futuro común". Esta última conferencia de las
Naciones Unidas, que produzco la Agenda 21, programa para el siglo que viene, asumiendo las crisis
provocadas por el modelo reinante y promoviendo la conciencia y la acción de las llamadas
sociedades civiles, fue contestada por el Foro de Organizaciones Sociales que elaboraron su propia
agenda. (Ya Wananchi, Acuerdos del Foro).
NUEVAS DIMENSIONES DE LAS CRISIS AMBIENTALES Y SOCIALES
Los problemas que los seres humanos sufrían al parecer eran asumidos o derivados hacia los "otros",
de alguna manera descalificados o expulsados de los espacios del privilegio: pobres, campesinos,
mujeres, emigrantes, disidentes. Y se podían establecer fronteras geográficas o sociales para
mantenerlos ghetizados. Pero actualmente aunque se mantienen zonas de exclusión estas no son
sufientes para contener todos los problemas. Desde Chernobil es aún más claro que los peligros no
pueden ser dejados fuera. Los problemas pueden se medidos y convertidos en estadísticas, pero
ahora no están cercados y localizados en sectores sociales ni en enclaves geográficos. El poder del
peligro suprime las zonas protegidas y las diferenciaciones sociales de la modernidad. Los suecos
con su riqueza sufrieron la contaminación y se convirtieron en unos pobre suecos amenazados por
problemas que no podían enfrentar. Una nube radiactiva impactó suelos, aguas y hasta algunos
genes, y los obligó a cuidarse del aire, del agua y hasta de las frutas del bosque. En lugar de hadas y
gnomos susu bosques se habían poblado de elementos casi inimaginables: elementos radiactivos.
El diagnóstico del peligro (detectado por instrumentos satelitales de altísima tecnología) coincide
ahaora con el conocimiento de que se está ineluctablemente a merced del mismo.
Zafados de la adscripción de roles sociales fijados por el orden social -con la garantía de los
derechos individuales vigentes- nos encontramos con un nuevo destino "adscriptivo" de peligro, del
que no hay manera de escapar. Y ese destino que habia escapado al signo de la pobreza -Suecia por
ejemplo es una sociedad del derroche- se encuentra con el signo del miedo y la impotencia.
La paradoja se instaló en esas centrales nucleares, expresión máxima de las fuerzas productivas y
creativas del ser humano, convertidas en signos de una nueva sociedad cargada de peligros en
medio de un despilfarro de recursos aseguradores, que impulsan al máximo el individualismo
propietarista, pero que lo amenaza con fuerzas imposible de cubrir desde instancias individuales. Y
aunque proliferan los consejos y los mecanismos destinados a defender lo privado, en los problemas
más amenazadores lo privado ya no existe. No pueden encontrarse preservativos que nos defiendan
de todos los contactos.
El conocimiento se convierte en fuente de incertidumbres, y el hacer está cargado de inseguridades.
Pero esas incertidumbres e inseguridades alcanzan niveles impresionantes en sus posibles
consecuencias. El abuso en el empleo de pesticidas o de hormonas, en el afán de incrementar los
resultados conlleva amenazas de cáncer o desequilibrios profundos en la salud de todos. El error
"humano" en Chernobyl o en Bophal, fruto de la imprevisión de las políticas de desarrollo, se
tranforma en fuerzas destructivas que pueden llegar al genocidio. El viento o la lluvia, el agua de un
rio o un alimento apetitoso han dejado de ser elementos naturales ya que pueden ser otra
construcción o creación del sistema de producción, lo que hace que el clima y los elementos
naturales puedan ser decisivos en la historia de un pueblo (los yanomamis en Brasil, los mapuches
en Chile o los lapones en Suecia), de una región (en Narmada, India o en Cubatao, Brasil) o del
planeta como un todo (cambio climático). Y a nivel individual todos esos elementos confluyen
amenazando con distintos tipo de cancer o de malformaciones que pueden determinar la suerte de
nuestros descendientes.
"El sistema industrial mundial se encuentra a merced de la "naturaleza" integrada y contaminada
industrialmente. La contraposición de naturaleza y sociedad es una construcción del siglo XIX que
servía al doble fin de dominar e ignorar la naturaleza".
Así llegamos al fin de un siglo que soño y creyó alcanzar el dominio de la naturaleza y de la sociedad,
al punto de anunciar el fin de las ideologías y el arribo al sistema final de organización económica,
social y política.
La naturaleza ha quedado incluída en el sistema de producción y consumo industrializado. Y la
sociedad ha sido progresivamente fragmentada y sustituida en su propia gestión a través de
monopolios de poder cada vez más estrechos (según informes de las Naciones Unidas 135
individuos poseen recursos superiores a el PBI de cientos de países, así como que menos del 20 %
de los habitantes del planeta se apoderan de más del 80 % de los recursos disponibles).
Las ballenas amenazadas en su medio natural se arrojan a las playas en una conducta suicida,
mientras que los seres humanos se agolpan en la periferia de las grandes ciudades siguiendo
impulsos que tal vez se correspondan a un impulso similar.
San Pablo, Méjico, Bombay, Santiago y hasta Nueva York son ejemplos vivos de estos desequilibrios
ecológicosociales.
La paradoja aquí radica de que en sociedades menos desarrolladas las amenazas naturales están en
el origen de la creatividad y de la cultura. Frente a las condiciones ambientales los seres humanos
respondían creando sus viviendas, sus herramientas, su agricultura y acumulaban los conocimientos
que favorecían la vida y el modo propio de valorarla. Por el contrario las nuevas condiciones
ambientales provocadas por el progreso industrializado nos deja casi sin protección no en realación
con la naturaleza /natural sino frente a la segunda naturaleza creada e incluida en el sistema social
imperante. Los peligros no son externos sino que son internos a las formas de consumir y producir, a
las formas de vida propios de esta "cultura" enloquecida. Omnipresentes, los peligros autogenerados
por esta cultura invertida, al mismo tiempo que promueve el "crecimiento de la insignificancia" (al
decir de Castoriadis) provoca un crecimiento de la dependencia y de la pasividad. Individuados y
abroquedados en el yo, despojados de instancias significativas de socialización y de comunidad. Una
muchedumbre solitaria que deambula en busca de sentidos en el consumo, cada vez más alejados
de la producción de bienes y de sentido. Desempleados, es decir sin uso para su capacidad de ser y
hacer, desposeidos de capacidades y recursos, es decir meros consumidores y electores de
productos y direcciones de las que son meros destinatarios. Sin posibilidades de creatividad, de
autoría y de definir las condiciones de sus propias vidas. Las estadísticas son la única instancia que
reune opiniones y que puede modificar orientaciones.
La erosión aumenta la desertificación en el mundo natural, y junto con la mmanipulación genética son
una fuente de riesgos. Por otra parte la apatía y la atomía erosionan el mundo social, y posibilitan el
patentamiento de genes plantas y conocimientos colectivos, en desmedro de la seguridad y la calidad
de vida. Muchas son las sociedades están en una fase avanzada de desintegración, que tiene sus
raíces en un proceso paralelo de destrucción de la estructura (atomía) y de destrucción de la cultura
(anomia). Max-Neef en ese sentido habla de sociedad en vias de otro subdesarrollo
Las estructuras para la interacción humana son verticales (Estado, empresas capitalistas, partidos
políticos) u horizontales (familia, grupos de afinidad, organizaciones sociales). Pero el modelo de
desarrollo impuesto juega cada vez más en esa verticalidad y homogeneización que se ha
denominado globalización.
En todos los niveles lo instituido se ha burocratizado, centralizando y creando una excrecencia
privilegiada, instrumentalmente equipada para la dominación (nuevas clases dominantes y sus
aparatos de dominación), contaminando incluso las propias organizaciones que emergen para
resistirla.
Las sociedades actuales resultado de esas formas de dominación (por la espada y por la cruz),
pretendidamente aseguradas en lo sacralizado (Iglesia y Estado), están ahora socavadas desde
dentro por la corrupción y el descaecimiento de sus valores. El vaciamiento de sentido emerge
incontenible.
El final de este camino parece apuntar a la anomia total, lo que dejará como única norma cultural
(mediadora a nivel interpersonal) los análisis egoncéntricos de costo-beneficio. Una generalización
del mercado que invade todos los ámbitos de la vida social y cultural. Una moral bancaria de
aplicación generalizada.
Como señala Galtung, la atomía/anomia son el precio social básico de ese proceo de modernización.
En las relaciones cuerpo a cuerpo (sexo), en la intimidad (relaciones amorosas o afectivas), en la
política (luchas de intereses partidistas o de grupo), en la comunidad (pretendida autogestion
solidaria que integra todos los niveles).
LAS RESPUESTAS ESPONTANEAS Y LA NECESIDAD DE NUEVAS ESTRATEGIAS
Enrique Leff, director del Dpto de Educación Ambiental del PNUMA, señala que la capitalización de la
naturaleza , su apropiación por parte del capital, "está generando diversas manifestaciones de
resistencia cultural al discurso de la sustentabilidd y a las políticas de la globalización, dentro de
estrategias de las comunidades para autogestionar su patrimonio histórico de recursos naturales y
culturales. Se esta dando así una confrontación de posiciones, entre los intentos por asimilar las
condiciones de sustentabilidad a los mecanismos del mercado y un proceso político de reapropiación
social de la naturaleza. Este movimiento de resistencia se articula a la construcción de un paradigma
alternativo de sustentabilidad, en el cul los recursos ambientales aparecen como potenciales capaces
de reconstruir e proceso econóico dentro de una nueva racionalidad productiva (creativa), planteando
un proyecto social fundado en las autonomías culturales, en la democracia y en la productividad de la
naturaleza." (E. Leff, ¿De quien es la naturaleza?, 1995)
Con dificultades evidentes durante los 80/90, los NMS (nuevos movimientos sociales), caracterizados
por nuevas demandas reivindicativas desde identidades de género, etnia, edad y sexo, fueron
configurando una nueva política cultural y una nueva cultura política:
"Denuncian, con una radicalidad sin precedentes, los excesos de regulación de la modernidad
(uniformización, segun modo de vida dominante). Tales escesos alcanzan, no sólo al modo como se
trabaja y produce, sino también al modo como se descansa y vive; a la pobreza y las asimetrías de
las relaciones sociales como otra faceta de a alienación y del desequilibrio interior de los individuos;
finamente, esas formas de opresión no atañen específicamente a una clase socal y sía a grupos
sociales transclasistas y a la misma sociedad en su totalidad". (Santos, 1995)
Nuevas maneras de hacer política, lejos o enfrentando a los políticos y a las políticas decretadas
desde instancias de poder, con el surgimiento de nuevos actores sociales que irrumpen en la esfera
pública reivindicando la pertinencia de su acción poítica y su capacidad para la elaboración de
alternativas y la toma de decisiones directas.
Algunos de las organizaciones que integran Tierra del Futuro participamos en la elaboración de la
Agenda Ya Wananchi -Programa de acción de los ciudadanos para la década de los 90, en Paris,
diciembre de 1991. En aquella ocasión sostuvimos como un logro importante, "despues de casi tres
decenios de activa lucha y movilización", que "el movimien to ha puesto en entredicho la visión
tecnocrática de la sociedad y reafirmado el principio de la "democracia participativa", es decir, que no
basta con tener derecho a elegir cada pocos años unos cuantos representantes en el parlamento
para después permitirles adoptar todas las decisiones con ayuda de sus burócratas y tecnócratas,
sino que todos los ciudadanos tienen derecho a participar en los procesos de adopción de decisiones
que afectan cotidianamente, tanto a ellos como a su entorno."
REFUNDAR PRACTICAS SOCIALES PARA UN PROYECTO DE SOCIEDAD SUSTENTABLE
Tal vez sea oportuno transcribir algunas frase escritas por Guattari, luego de la visita que hiciera en
1992 al Cono Sur, de un artículo llamado "Para una refundación de las prácticas sociales", en el que
expone ideas a tener en cuenta al plantearnos el futuro.
"Resulta dificil hacer que los individuos se salgan de sí mismos, que tomen distancia respecto de sus
preocupaciones inmediatas y que reflexionen sobre el presente y el futuro del mundo. Para ello se
necesitan incitacione colectivas. Sin embargo, la mayoría de las antiguas instancias de comunicación,
de reflexión y de concertación se han disuelto en beneficio de un individualismo y de una soledad
muchas veces sinónimo de angustia y de neurosis. Es en ese sentido que preconizo -bajo la égida de
un tipo de articulación inédito entre ecología ambiental, ecología social y ecología mental- la
invención de nuevos dispositivos colectivos de enunciación que conciernan a la pareja, la familia, la
escuela, el barrio, etc,
¿De qué manera producir, en el clima actual de pasividad, un gran despertar, un nuevo renacimiento?
¿El miedo de una posible catástrofe será suficiente motor en este terreno?
El acento se traslada a la necesidad de la recomposición de una concertación colectiva capaz de
desembocar en prácticas innovadoras. "Sin cambio de mentalidades, sin ingreso en una era
posmediática, no habrá acción duradera sobre el medio ambiente. Pero sin modificación del entorno
material y social, no habrá cambios en las mentalidades.
El progreso no está ligado, ni mecánica ni dialécticamente, a las luchas de clases, al desarrollo de las
ciencias y de las técnicas, al crecimiento económico, al libre juego del mercado... El progreso social y
moral es inseparable de las prácticas colectivas que asumen su promoción.
Una condición primordial para la promoción de una nueva consistencia social residirá en nuestra
capacidad para hacer emerger nuevamente sistemas de valores que se opongan al laminado moral,
psicológico y social al que procede la valorización capitalista, exclusivamente centrada en el beneficio
económico. La alegría de vivir, la solidaridad, la compasión por el prójimo, deben considerarse como
sentimientos en vías de extinción y que urge proteger, vivificar, reimpulsar por nuevas vías. Ir hacia
una refundación de las prácticas sociales.
"Me parece que el laboratorio del futuro está en América Latina y que es aquí donde se debe tratar de
pensar y experimentar".
UN FUTURO PARA TIERRA DEL FUTURO
Como ya lo señalamos en ocasión del Encuentro en Las Vertientes, a principios del 99, Tierra del
Futuro como totalidad y sus organizaicones de base tienen que adelantarse en el análisis y en la
invención de respuestas frente a la realidad cambiante, y a la vez tan constante en sus perfiles más
peligrosos.
En aquella ocasión decíamos: "Creemos que los procesos de centración en actividades muy
específicas de los grupos que se dedican a la educación ambiental o a la agroecología, las
desviaciones hacia la burocratización que asoman en grupos más centrados en la ecología política o
en la política ambiental, y las tendencias a la hibridación cultural que amenazan a las organizaciones
indígenas o campesinas, se dan en el marco de esas corrientes o contracorrientes, que emergen
como respuesta a la creciente globalización contemporanea, que contamina todos los ámbitos.
La propuesta de incrementar los vínculos y los procedimientos de comunicación, incorporando
decididamente las técnicas electrónicas, podría ser un modo de anticiparse en la necesidad de
atender esas tendencias presentes en el seno de la Red y enfrentar las patologías que también se
expresan entre nosotros.
Desde la fundación de Tierra del Futuro estuvo presente el propósito de abarcar 3 dimensiones
complementarias e interactuantes:
- la creación de pensamiento a través de métodos participativos y plurales;
- la realización de experiencias tanto en lo técnico (agroecología), en lo educativo (educación
ambiental) y en lo social (formas autogestionarias y comunitarias); y
- la de promoción de movimientos que proyectaran esas ideas y aprovecharan las experiencias
realizadas.
La propuesta de instrumentar una conferencia electrónica, abarcando en ese espacio virtual a los
grupos que integran la red, podría contribuir a cubrir un aspecto fundamental en la atención de esa
necesidad de desarrollar un pensamiento apropiado, compartir experiencias, para planear luego una
proyección en el medio social general.