Download Dossier sobre Cambio Climático Nº 62

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15 de abril de 2015
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6.
Nº 62
Luchando contra el cambio climático región por región, por Philippe Couillard, Iñigo
Urkullu & Jay Weatherill
1
Cinco maneras de atenuar los factores que impulsan el cambio climático
3
Luchar contra el cambio climático por nuestros hijos, por Jim Yong Kim
5
La revolución del precio de la energía solar, por Klaus Töpfer
10
Occidente se toma en serio el cambio climático, por John D. Podesta
12
Cambio climático en Sudamérica
14
1. LUCHANDO CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO REGIÓN POR REGIÓN, POR PHILIPPE COUILLARD,
IÑIGO URKULLU & JAY WEATHERILL
Actualmente se está dando forma a un nuevo acuerdo global para enfrentar el cambio
climático, en el que Estados Unidos emulará a la Unión Europea al presentar formalmente su
plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en la Convención
Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). EE.UU. ha dado
una fuerte señal al ser uno de los primeros países en ofrecer acciones climáticas concretas
para cumplir este compromiso. En los próximos días se espera que muchos otros, como
China y la India, vayan aportando los suyos.
En su conjunto, estos planes (conocidos como "compromisos de reducción de emisiones”, o
INDC. por sus siglas en inglés) representarán un esfuerzo colectivo mundial para invertir en
un futuro próspero y con bajos niveles de carbono.
Como copresidentes de la Alianza de Estados y Regiones de la red “The Climate Group”,
llamamos a los mandatarios nacionales a unirse aportando planes ambiciosos sobre el clima.
Hacemos este llamado a nuestras autoridades nacionales porque creemos que es justo y
sabemos que es posible.
Creemos que es justo porque, como líderes de grandes gobiernos estatales y regionales con
la responsabilidad de implementar nuestros propios planes climáticos, hemos aprendido que
hacer frente al cambio climático es a la vez un deber y una oportunidad. Un deber porque ya
está afectando nuestra vida cotidiana. Y una oportunidad porque el desarrollo sostenible crea
nuevos puestos de trabajo de tecnologías limpias y economías más diversificadas, ecológicas
y resistentes.
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Sabemos que es posible porque lo estamos haciendo. Cada una de nuestras regiones ha
reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero a los niveles de 1990 o por debajo de
ellos y, desde que comenzáramos, nuestras economías han más que duplicado su tamaño.
Esto se ha logrado en parte gracias a las innovadoras políticas adoptadas por nuestros
respectivos gobiernos.
El Gobierno de Quebec tiene como elemento central de su lucha contra el cambio climático
un mercado de carbono que cubre el 85% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El 1 de enero 2014 Quebec vinculó su mercado de carbono al de California, dando origen al
mayor mercado regional de carbono de América del Norte. Todos los ingresos generados por
la venta de unidades de emisión de Quebec pasan a formar parte del Fondo Verde de la
provincia, y se reinvierten en iniciativas orientadas a reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero y ayudar a los residentes de Quebec a adaptarse a los efectos del cambio
climático. Quebec destinará más de $ 3,3 mil millones a este objetivo para el año 2020,
contribuyendo de este modo al crecimiento de su economía.
El País Vasco ha creado un programa llamado Agenda Local 21 para apoyar la creación de
planes de sostenibilidad locales en toda la región. Como resultado, casi todos los municipios
vascos han adoptado estos planes, que abarcan más de 25.000 proyectos en áreas como la
movilidad, la gestión de residuos y el desarrollo económico. Hoy impulsan el desarrollo
sostenible en la región, y el intercambio de conocimientos entre los municipios está sentando
las bases para un mayor progreso.
Por su parte, Australia del Sur ha desarrollado el marco normativo más favorable para la
inversión en energía renovable en Australia, lo que ha permitido aumentar la proporción de
energías renovables en el total de generación desde prácticamente cero en 2003 a casi un
40% en la actualidad. Este cambio está impulsando a la baja los precios mayoristas de la
electricidad y compensando en el corto plazo los costes del Objetivo de Energía Renovable
de Australia del Sur, todo ello en beneficio de los consumidores. Al mismo tiempo, se está
perfilando como líder en los nuevos sectores energéticos, llegando a representar más del
40% de la capacidad operativa de generación de energía eólica del país y exhibiendo una de
las mayores tasas mundiales de penetración de energía solar (uno de cada cuatro hogares
tiene instalado un sistema fotovoltaico).
Hoy nuestras miradas se dirigen al futuro. Nos hemos puesto a la delantera, esforzándonos
por reducir las emisiones en un 20% en 2020 en el País Vasco y Quebec, y en un 60% para
el año 2050 en Australia del Sur, pero precisamos más colaboración a nivel nacional. En
nuestras regiones, las empresas necesitan señales de políticas consistentes y de largo plazo
para hacer más inversiones tendientes a una economía baja en carbono. Trabajando juntos,
los gobiernos subnacionales y nacionales pueden lograr mucho más que por separado.
Así, mientras nos preparamos para la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático en
París en diciembre próximo, animamos a nuestros líderes nacionales a no vacilar. Les
invitamos a unírsenos en la vanguardia de la lucha contra el cambio climático y proponer
planes nacionales ambiciosos que permitan aprovechar los pasos pioneros de los gobiernos
subnacionales para lograr las necesarias reducciones de emisiones de gases de efecto
invernadero.
Fuente: Philippe Couillard es Primer Ministro de Québec, Iñigo Urkullu es presidente del
País Vasco & Jay Weatherill es primer ministro de Australia del Sur. Este artículo de
opinión fue publicado en el portal de Project Syndicate el 1 de abril de 2015 y se encuentra
disponible en el sitio web: http://www.project-syndicate.org/
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2. CINCO MANERAS DE ATENUAR LOS FACTORES QUE IMPULSAN EL CAMBIO CLIMÁTICO
El cambio climático es fundamentalmente un tema de desarrollo que amenaza con agravar la
pobreza y afectar el crecimiento económico. Al mismo tiempo, las maneras de crecer de los
países y las inversiones que realizan para satisfacer las necesidades de energía, alimentos y
agua de una población en expansión pueden impulsar el cambio climático —aumentando los
riesgos en todo el mundo—, o contribuir a las soluciones.
En una conferencia dirigida a estudiantes de la Universidad de Georgetown en la ciudad de
Washington el 18 de marzo, el presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim, expuso
cinco áreas clave en las que las políticas y las decisiones en materia de crecimiento pueden
ayudar a reducir los factores que impulsan el cambio climático.
“La economía debe continuar creciendo, no hay vuelta atrás en el crecimiento”, dijo el
presidente Kim ante el público estudiantil. “Lo que tenemos que hacer es desvincular el
crecimiento de las emisiones de carbono”.
Fijar el precio del carbono
La reducción de las emisiones comienza con claras señales de políticas.
Los sistemas de fijación del precio del carbono —como el régimen de comercio de derechos
de emisión que pone un techo al nivel total de emisiones o los impuestos sobre el carbono
que se cobran por tonelada— envían una señal a largo plazo al crear un incentivo para que
las empresas reduzcan los comportamientos contaminantes e inviertan en opciones
energéticas más limpias e innovaciones con bajo nivel de emisiones de carbono.
Unos 40 países y más de 20 ciudades, estados y provincias ya usan mecanismos de fijación
del precio del carbono, como el régimen de comercio de derechos de emisión y los
impuestos sobre el carbono, o se están preparando para implementarlos. Y el número está
aumentando. Corea puso en marcha en enero el mercado de carbono más reciente. China,
con siete mercados de carbono piloto en ciudades y provincias, experimentó una baja de sus
emisiones el año pasado y planea lanzar un sistema nacional de comercio de derechos de
emisión en 2016.
“La fijación del precio del carbono es el resultado más importante que tenemos que obtener
de un acuerdo en París. Esto liberará las fuerzas del mercado”, dijo el presidente Kim, al ser
consultado acerca del acuerdo internacional del clima que se espera que se logre en
diciembre de 2015 en París.
Eliminar los subsidios a los combustibles fósiles
Los subsidios a los combustibles fósiles envían una señal diferente, que puede fomentar los
residuos y desalentar el crecimiento con bajas emisiones de carbono. Con la eliminación de
estos nocivos subsidios, los países quedan en condiciones de reasignar sus gastos donde más
se necesita y donde es más eficaz, entregando, por ejemplo, asistencia orientada a los pobres.
Casi US$550 000 millones fueron destinados a subsidios directos a los combustibles fósiles
en todo el mundo en 2013, comprometiendo un gran porcentaje del producto interno bruto
(PIB) de algunos países para bajar artificialmente los precios de la energía. Sin embargo,
“los datos muestran que los subsidios a los combustibles fósiles no tienen que ver en
absoluto con proteger a los pobres”, señaló el presidente Kim. Los estudios muestran que el
20 % más rico de la población obtiene seis veces más beneficios de tales subsidios que el 20
% más pobre.
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La reforma de los subsidios nunca es fácil. A menudo, la población no es consciente de los
verdaderos costos de la energía, y es necesario entregar apoyo a los pobres a medida que se
eliminan las subvenciones. El Banco Mundial está otorgando asistencia para cambiar los
subsidios a los combustibles fósiles a través de un mecanismo de US$20 millones, que
ayudará a los países en el diseño y la implementación de tal reforma y de los sistemas de
protección social correspondientes.
Construir ciudades resilientes y con bajo nivel de emisiones de carbono
Una parte de la ecuación es obtener los precios adecuados. Otra parte es crear un futuro
sostenible, porque todo el desarrollo ocurre en el contexto del cambio climático.
El presidente dijo a la audiencia que se habrá construido más infraestructura en las próximas
dos décadas que en los últimos 6000 años. Las ciudades están creciendo rápidamente,
especialmente en el mundo en desarrollo. Hoy en día, poco más de la mitad de la población
mundial es urbana y se espera que dos tercios de dicha cifra viva en ciudades en 2050.
Si el transporte y el uso de la tierra se planifican con cuidado, y se establecen normas de
eficiencia energética, las ciudades pueden estar erigidas de tal manera que no queden
atrapadas en formas no sostenibles. Ellas podrán facilitar el acceso a los empleos y las
oportunidades para los pobres y reducir los daños de la contaminación del aire.
No obstante, financiar ese crecimiento para que sea sostenible puede ser un desafío. Los
datos muestran que solo un 4 % de las 500 ciudades más grandes de los países en desarrollo
se consideran solventes en los mercados internacionales. El Grupo Banco Mundial está
ayudando a las ciudades a mejorar su planificación estratégica y corregir los factores
financieros que pueden impedirles tener acceso al financiamiento.
Aumentar la eficiencia energética y el uso de energía renovable
Cuando se habla de energía, se debe hablar sobre el acceso. A nivel mundial, cerca de 1200
millones de personas no tienen electricidad y 2800 millones dependen de combustibles
sólidos —como la madera y el carbón vegetal y mineral— para cocinar, que provocan una
nociva contaminación del aire en los lugares cerrados.
A través de la iniciativa Energía Sostenible para Todos, el Grupo Banco Mundial respalda
tres objetivos que deben alcanzarse antes de 2030: lograr el acceso universal a formas de
energía moderna, doblar el ritmo de las mejoras en eficiencia energética, y duplicar la
proporción de energías renovables en la combinación energética mundial.
Los mejoramientos en la eficiencia energética son fundamentales. Cada giga vatio que se
ahorra es un giga vatio que no tuvo que ser producido. A nivel mundial, el consumo de
energía es aproximadamente un tercio más bajo hoy en día de lo que habría sido sin los
avances en esta área en los últimos 20 años.
La energía renovable, por su parte, es cada vez más asequible a medida que bajan los
precios. En muchos países, el desarrollo de energía renovable a escala comercial es ahora
más barato o está al mismo nivel que las plantas que producen combustibles fósiles.
Aplicar la agricultura inteligente en relación con el clima y cuidar los bosques
La quinta área en que se deben tomar medidas se refiere a la mitigación y la adaptación. Las
técnicas de agricultura inteligente en relación con el clima ayudan a los agricultores a
aumentar la productividad de sus fincas y a fortalecer su capacidad de recuperación frente a
los efectos del cambio climático como las sequías, creando al mismo tiempo sumideros de
carbono que ayudan a reducir las emisiones netas. Los bosques también son valiosos
sumideros que absorben carbono y lo almacenan en el suelo, los árboles y el follaje.
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Abordar el cambio climático
en todo lo que hacemos
Los
esfuerzos
mundiales
destinados a reducir las
emisiones
están
teniendo
repercusiones.
La
semana
pasada, el economista jefe del
Organismo Internacional de
Energía anunció que las
emisiones mundiales de CO2
no variaron en 2014 por
primera vez en cuatro décadas
y sin la presencia de una
recesión económica conexa,
mientras que la economía mundial creció un 3 %.
“¿Es este el comienzo de la desvinculación de las emisiones de carbono del crecimiento?
Desde luego que esperamos que así sea”, dijo Kim.
Aún si se hace todo esto con éxito, todavía se observarán cambios, dijo el presidente. Los
científicos creen que la Tierra sufrirá un calentamiento de 1,5 °C debido a las emisiones
pasadas y previstas de gases de efecto invernadero, por lo que el mundo tendrá que adaptarse
al tiempo que reduce las emisiones.
Eso significa fortalecer la capacidad de adaptación en toda la tarea del desarrollo y aumentar
el apoyo financiero para la preparación y la prevención.
Como una de las principales fuentes de financiamiento, el Grupo Banco Mundial invierte en
preparación para desastres, energía renovable, eficiencia energética, planificación y
desarrollo de ciudades, y proporciona herramientas y datos a los responsables de tomar
decisiones para que adopten medidas fundadas. Además, realiza el seguimiento de los
compromisos financieros que tienen beneficios tanto de mitigación como de adaptación al
cambio climático, protege contra los riesgos de desastres y climáticos, y aplica mecanismos
para cuantificar los gases de efecto invernadero y fijar el precio del carbono.
“Queremos realmente ver cómo podemos abordar este problema en casi todo lo que
hacemos”, dijo el presidente.
Fuente: Nota informativa publicado el 18 de marzo de 2015 por el Centro de Noticias del
Banco Mundial (BM). Este artículo se encuentra disponible en el sitio web:
http://www.bancomundial.org/
3. LUCHAR CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO POR NUESTROS HIJOS, POR JIM YONG KIM
Si tiene hijos o nietos, probablemente se ha preguntado cómo será el mundo para ellos en 20
o 30 años. ¿Será un lugar mejor? ¿El cambio climático modificará drásticamente sus vidas?
Es algo en lo que he pensado mucho desde que me convertí en presidente del Grupo Banco
Mundial en julio de 2012. Durante los primeros meses en el cargo, recibí información acerca
de un próximo informe sobre el cambio climático, (i) y los resultados me sorprendieron.
Supe entonces que luchar contra el cambio climático (i) sería una de mis prioridades como
directivo de una institución de desarrollo, cuya misión es poner fin a la pobreza extrema para
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2030 e impulsar la prosperidad compartida. Si no comenzamos a controlar el cambio
climático, no podremos cumplir la misión de acabar con la pobreza.
La semana pasada di una conferencia (i) sobre el cambio climático en la Universidad de
Georgetown en la ciudad de Washington, ante una sala llena de jóvenes que, sin duda, están
pensando en el impacto del cambio climático en sus propias vidas. Los científicos
especializados en el clima prevén que si no hacemos nada para controlar las emisiones de
carbono, las temperaturas podrían aumentar hasta 4 °C para 2080. Las temperaturas medias
durante la última era glacial eran de unos 4,5 °C a 7 °C más bajas que en la actualidad, y la
temperatura ha ido cambiado gradualmente a lo largo de los milenios. Estamos hablando del
tipo de cambio de temperatura que se producirá en el futuro en un periodo muy breve. La
vida en la Tierra sería fundamentalmente diferente.
Incluso ahora podemos estar experimentando algunos de los efectos previstos del cambio
climático: temperaturas extremas, sequías, inundaciones y tormentas más grandes y
violentas. En los últimos 30 años, han muerto más de 2,5 millones de personas en el mundo
y se han registrado casi US$4 billones en pérdidas debido a desastres naturales. Más de tres
cuartas partes de estas muertes se produjeron en países en desarrollo, y casi la mitad de ellas
en países de ingreso bajo.
Hace dos fines de semana, me di cuenta del daño que provoca este tipo de catástrofes
cuando hablé con el presidente de Vanuatu, Baldwin Lonsdale —quien estaba visiblemente
emocionado—, durante la Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre la Reducción del
Riesgo de Desastres (i) en Sendai, Japón. Un ciclón de categoría 5 había azotado Vanuatu la
noche anterior, causando daños generalizados. Le aseguré al presidente que el Grupo Banco
Mundial ayudaría a Vanuatu en su recuperación. Los países pobres como Vanuatu no están
preparados para este tipo de crisis. Es necesario que ampliemos el uso de mecanismos y
sistemas para proteger a los pobres frente a los desastres y ayudarlos a recuperarse más
rápidamente.
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Necesitamos un plan para el planeta
Y el mundo tiene que frenar el cambio climático. Pero ningún plan para combatirlo debe
sacrificar el crecimiento económico si queremos poner fin a la pobreza extrema, reducir la
desigualdad y garantizar que las personas pobres tengan acceso a la energía.
Tenemos que desvincular el crecimiento de las emisiones de carbono.
He aquí cinco maneras para que el mundo pueda hacer la transición a una modalidad de
crecimiento con bajo nivel de emisiones de carbono:
Fijar el precio del carbono
Exigir a las empresas que paguen por el carbono que liberan al aire las alienta a invertir en
energía más limpia y opciones novedosas y de bajo nivel de emisiones de carbono. Es una
idea que ya está madura. Unos 40 países y más de 20 ciudades, estados y provincias aplican
en la actualidad mecanismos de fijación del precio del carbono, como el régimen de
comercio de derechos de emisión y los impuestos sobre el carbono, o se están preparando
para implementarlos. Y el número está aumentando. En septiembre pasado, unos 74 países,
22 estados, provincias y ciudades, y más de 1000 empresas e inversionistas expresaron su
apoyo a la fijación del precio del carbono antes de la Cumbre sobre el Clima de las
Naciones Unidas. La fijación del precio del carbono liberará las fuerzas del mercado en la
lucha contra el cambio climático. Es el resultado más importante que tenemos que obtener
de un acuerdo internacional del clima en diciembre en París.
Eliminar los subsidios a los combustibles fósiles
Con los precios del petróleo a la baja, ha llegado el momento de eliminar los subsidios a los
combustibles fósiles que fomentan los desechos y desalientan el crecimiento con bajo nivel
de emisiones de carbono. Casi US$550 000 millones fueron destinados a subsidios directos
a los combustibles fósiles en todo el mundo en 2013, comprometiendo un gran porcentaje
del producto interno bruto (PIB) de algunos países para bajar artificialmente los precios de la
energía. Sin embargo, los datos muestran que los subsidios a los combustibles fósiles no
benefician a los pobres tanto como a los ricos. Los estudios muestran (i) que el 20 % más
rico de la población obtiene seis veces más beneficios de tales subsidios que el 20 % más
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pobre. El ahorro derivado de la eliminación de los subsidios a los combustibles puede
reinvertirse donde más se necesite, como en salud, educación y otros sectores que beneficien
a los pobres.
Fomentar la eficiencia energética y las energías renovables
Cerca de 1200 millones de personas no tienen electricidad en el mundo. El desarrollo de la
energía renovable será fundamental para cerrar de manera sostenible esta brecha de acceso
energético. Afortunadamente, la energía renovable se vuelve cada vez más asequible. En
muchos países, la producción de esta a escala comercial es ahora más barata o está al mismo
nivel que las plantas de combustibles fósiles.
Los mejoramientos en la eficiencia energética también son fundamentales para reducir las
emisiones. Cada giga vatio que se ahorra es un giga vatio que no tuvo que ser producido. A
nivel mundial, el consumo de energía es aproximadamente un tercio más bajo hoy en día de
lo que habría sido sin los avances en esta área en los últimos 20 años.
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Construir ciudades con bajo nivel de emisiones de carbono
Las ciudades están creciendo rápidamente, especialmente en el mundo en desarrollo. Es
probable que se habrá construido más infraestructura en las próximas dos décadas que en los
últimos 6000 años. En África y en otros lugares es posible erigir ciudades de tal manera que
no queden atrapadas en formas no sostenibles, (i) facilitando al mismo tiempo el acceso a los
empleos y las oportunidades para los pobres.
Financiar ese crecimiento (i) puede ser un desafío. Los datos muestran que solo un 4 % de
las 500 ciudades más grandes de los países en desarrollo se consideran solventes en los
mercados internacionales. El Grupo Banco Mundial está ayudando a las ciudades a mejorar
su planificación estratégica y corregir los factores financieros que pueden impedirles tener
acceso al financiamiento.
Posibilitar la agricultura inteligente en relación con el clima
La agricultura, la silvicultura y otros usos del suelo contribuyen con poco menos de una
cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, (i) y estas emisiones podrían
aumentar cuando la población mundial llegue a los proyectados 9000 millones de habitantes
en 2050 y aumente la demanda de alimentos. Las técnicas de agricultura inteligente (i) en
relación con el clima pueden aumentar el rendimiento agrícola, fortalecer la capacidad de
adaptación de los agricultores al cambio climático, y reducir las emisiones netas a través de
suelos y vegetaciones en buenas condiciones que sirven como sumideros de carbono. Este
tipo de gestión de las tierras de cultivo, la ganadería, los bosques y la pesca permitirá que se
produzcan más alimentos en menor cantidad de suelo, se reduzcan las emisiones y se
aumente la seguridad alimentaria en el mundo. El siguiente gráfico muestra las estrategias
que nuestros expertos consideran necesarias en las diferentes regiones.
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Estas cinco áreas de acción podrían ayudar al planeta a salir de la senda de un aumento de 4
°C de la temperatura mundial. Por nuestra parte, el Grupo Banco Mundial está tratando de
incluir las consideraciones sobre el cambio climático en todo lo que hacemos, porque
sabemos que si no enfrentamos este problema, no tendremos esperanza de acabar con la
pobreza o impulsar la prosperidad compartida. Cuanto más nos demoremos, más alto será el
costo de hacer lo correcto para nuestro planeta y nuestros hijos.
Fuente: Jim Yong Kim es el presidente del Grupo Banco Mundial (BM) Este artículo de
opinión fue publicado el 30de marzo de 2015 en el portal del BM y se encuentra disponible
en el sitio web: http://blogs.worldbank.org
4. LA REVOLUCIÓN DEL PRECIO DE LA ENERGÍA SOLAR, POR KLAUS TÖPFER
Está en marcha una revolución silenciosa. El pasado mes de noviembre, Dubai anunció la
construcción de un parque de energía solar que producirá electricidad por menos de 0,06
dólares por kilovatio-hora, inferior al costo de la opción de inversión substitutiva, la de una
central eléctrica de carbón o de gas.
La central, cuya entrada en funcionamiento se espera para 2017, es otro anuncio de un
futuro en el que la energía renovable desplazará los combustibles fósiles. De hecho, parece
que apenas pasa una semana sin que haya noticias de un gran acuerdo para la construcción
de una central eléctrica solar. Tan sólo en el pasado mes de febrero, hubo anuncios de
nuevos proyectos de centrales eléctricas solares en Nigeria (1.000 megavatios), Australia
(2.000 MW) y la India (10.000 MW).
No cabe duda de que esas novedades son positivas para la lucha contra el cambio climático,
pero la más importante consideración que las impulsa es el beneficio, no el medio ambiente,
pues el aumento de la eficiencia en la distribución de la energía y, en los casos necesarios,
en el almacenamiento reduce el costo de la producción de energía renovable.
Al rendir avances aún mayores las medidas para mejorar la gestión de la electricidad
procedente de fuentes fluctuantes, el costo de la energía solar seguirá bajando. Dentro de
diez años, se la producirá en muchas regiones del mundo a entre cuatro y seis centavos por
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kilovatio-hora, según un estudio reciente del Instituto Fraunhofer de Sistemas de Energía
Solar (encargado por el grupo de estudios Agora Energiewende). En 2050, los costos de
producción se reducirán hasta entre dos y cuatro centavos por kilovatio-hora.
Como señala Patrick Graichen, director ejecutivo de Ágora, la mayoría de los pronósticos
sobre el futuro abastecimiento energético del mundo no tienen en cuenta la victoria, que ya
se vislumbra, de la electricidad solar sobre sus competidoras basadas en los combustibles
fósiles. Si se actualizaran, se dispondría de un panorama realista de los costos y las
repercusiones de nuestra producción y nuestro consumo energéticos en el clima del mundo,
lo que revelaría la importancia de la energía renovable en el desarrollo económico y
permitiría una mejor planificación de las infraestructuras energéticas.
No debemos subestimar el inmenso potencial que tienen el sol y el viento para la creación de
riqueza mundial y la lucha contra la pobreza. A medida que la electricidad solar se vuelva
cada vez más rentable, los países situados en el cinturón solar del planeta podrían crear
modelos empresariales totalmente nuevos, al permitirles una energía limpia y barata elaborar
sus materias primas localmente, con valor –y beneficio– añadido antes de la exportación.
A diferencia de las centrales eléctricas tradicionales en gran escala, se pueden construir las
instalaciones solares en cuestión de meses; además de ser rentables, brindan un medio rápido
de reaccionar ante la demanda mundial en aumento y, como las centrales solares pueden
funcionar en general independientemente de las complejas redes eléctricas interregionales,
brindan a los países menos desarrollados una forma de electrificación de sus economías sin
la construcción de infraestructuras nuevas y caras.
Así, pues, las centrales eléctricas solares podrían desempeñar el mismo papel en materia de
energía que los teléfonos portátiles en materia de telecomunicaciones: llegar rápidamente a
las comunidades grandes y con servicios deficientes en regiones de población dispersa, sin la
necesidad de invertir en los cables y las infraestructuras correspondientes que en otro tiempo
habrían sido necesarios. En África, el 66 por ciento de la población ha obtenido el acceso a
las comunicaciones electrónicas desde 2000. No hay razón para que la energía solar no
pueda hacer lo mismo en el caso del acceso a la electricidad.
Ahora es el momento de invertir en la producción de energía solar en gran escala. Para
empezar, los costos de construcción de centrales eléctricas solares son por fin lo bastante
bajos para producir electricidad a un precio competitivo y estable durante más de veinticinco
años. El precio del petróleo ha bajado de momento, pero volverá a subir. Las centrales
eléctricas solares brindan una seguridad frente a la inestabilidad del precio inherente a los
combustibles fósiles.
Aún más importante es que el costo del capital sea muy bajo en muchos países. Se trata de
un factor decisivo para la viabilidad económica de las centrales eléctricas solares, porque
necesitan muy poco mantenimiento, pero sí una inversión inicial relativamente elevada. El
estudio del Instituto Fraunhofer muestra que las diferencias en gasto de capital son tan
importantes para los costos de kilovatio-hora como las diferencias en luz solar. Actualmente,
la electricidad solar es más barata en la nubosa Alemania que en regiones soleadas en las
que el costo del endeudamiento es mayor.
La cantidad de luz solar que brilla en un país no se puede cambiar, pero el costo del capital
es algo sobre lo que un país puede mantener cierto control. Al crear un marco jurídico
estable, facilitando garantías crediticias en el marco de acuerdos internacionales y logrando
la participación de los bancos centrales en inversiones en gran escala, los gobiernos pueden
contribuir a que la electricidad solar resulte más accesible.
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Esa clase de factores explica por qué las políticas climáticas internacionales se van
centrando cada vez más no sólo en la electricidad solar, sino también en otras formas de
energía renovable. Los avances tecnológicos han aumentado la competitividad de dichas
fuentes energéticas respecto de los combustibles fósiles. A consecuencia de ello, los
instrumentos que hacen más asequible su adopción están pasando a ser algunas de las armas
más importantes de que disponemos en la lucha contra el cambio climático.
Fuente: Klaus Töpfer, ex Director Ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA), fue Secretario General de las Naciones Unidas y ministro de
Medio Ambiente alemán, actualmente es Director Ejecutivo del Instituto de Estudios
Avanzados de Sostenibilidad en Potsdam y Presidente del Consejo en Ágora Energiewende.
Este artículo fue publicado en el portal de Project Syndicate y se encuentra disponible en el
sitio web: http://www.project-syndicate.org/
5. OCCIDENTE SE TOMA EN SERIO EL CAMBIO CLIMÁTICO, POR JOHN D. PODESTA
A medida que se aproxima la Cumbre del Clima de París, la necesidad de una acción global
ambiciosa para luchar contra el cambio climático se hace cada vez más evidente. Catorce de
los 15 años más calurosos desde que hay registros han tenido lugar en el siglo XXI, y el año
pasado fue el año más caluroso de toda la historia registrada. Las emisiones de gases de
efecto invernadero siguen al alza y, según el Panel Intergubernamental del Cambio
Climático (IPCC en sus siglas en inglés), han llegado ahora a niveles desconocidos desde
hace al menos 800.000 años.
Después de décadas de progresos solo intermitentes, y principalmente en Europa, la
situación crítica por la que atravesamos ha despertado por fin un liderazgo importante, que
ha surgido de un lugar que algunos hubieran creído improbable: el hemisferio occidental. En
los últimos días, tanto México como Estados Unidos han presentado unos objetivos sobre el
cambio climático (las Contribuciones Nacionales, conocidas como INDC por sus siglas en
inglés) oportunos, ambiciosos y transparentes a la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Dado que llegan en el primer trimestre del
año, debemos esperar que estas acciones marquen la pauta de una cadena de planes
ambiciosos por parte de socios de todo el planeta, sobre todo en las economías emergentes.
México es la primera gran economía emergente que presenta un objetivo para 2020, y
también el primer país no incluido en el Anexo 1 (el de los países industrializados) que se
somete de manera formal. Desde muchos puntos de vista, el plan de México supone un
ejemplo que deberíamos esperar que sigan otras economías emergentes, estableciendo
compromisos sólidos y sin condiciones. El plan de México incluye compromisos para
reducir la contaminación por carbono, metano, óxido de nitrógeno e hidrofluorocarburos
súper contaminantes en un 22% en 2030, y reducir las emisiones por carbón en un 51% en
2020. Se estima que el impacto combinado de estas medidas supondrá una reducción del
25% de los gases de efecto invernadero y de los contaminantes atmosféricos de corta vida.
Tal vez lo más notable sea que México se ha comprometido también a reducir las emisiones
definitivamente en todos los sectores de su economía a partir de 2026. Es importante señalar
que estos objetivos se apoyan en sólidas medidas políticas internas de reforma del sector de
la energía, mejoras en el sector del combustible, y la puesta en marcha de una tasa sobre los
combustibles fósiles.
Por su parte, Naciones Unidas ya ha formalizado el compromiso adquirido por el presidente
Obama el pasado mes de noviembre en China, cuando hizo un anuncio histórico, junto al
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presidente chino, Xi Jinping. Para 2025, Estados Unidos habrá reducido su emisión de gases
de efecto invernadero de un 26% a un 28% respecto a la cifra en la que se encontraban en
2005. Este compromiso supone alrededor del doble de la actual tasa de reducción de
emisiones, y en la zona más alta del espectro encaminaría a Estados Unidos directamente a
la reducción profunda de sus emisiones, del orden de un 80% a mediados de siglo. Unas
cifras necesarias para conseguir la gradual eliminación de la dependencia de los
hidrocarburos en nuestra economía.
Quienes estén preocupados por el hecho de que el compromiso de Estados Unidos no pueda
hacerse realidad a causa de la presencia de un Congreso hostil y obstruccionista liderado por
los republicanos, que estén tranquilos: estos objetivos pueden lograrse utilizando leyes que
ya están escritas. Además, este verano, el plan de energías limpias (CPP) propuesto por la
Agencia de Protección Ambiental habrá concluido. El CPP reducirá la contaminación por
carbono del sector energético —la fuente principal de emisiones de efecto invernadero en
Estados Unidos— en un 30% en 2030. El Gobierno de Obama también está dando pasos
para aumentar la eficiencia del transporte, desarrollar más energías renovables, ir reduciendo
los hidrofluorocarburos y disminuir las emisiones de metano de los sectores del petróleo y
del gas.
Los cambios evidencian la voluntad de asumir responsabilidades
Los pasos dados por Estados Unidos y México marcan un hito significativo en el camino
hacia la cumbre de París. Estos planes, junto con las contribuciones de Europa y de China,
ilustran no solo la voluntad de poner en marcha un conjunto de herramientas políticas para
atajar el cambio climático, sino que evidencian la voluntad política de asumir
responsabilidades.
Estados Unidos y México llevaron su compromiso con la acción contra el cambio climático
un paso más allá, comprometiéndose también a fortalecer la colaboración bilateral a ambos
lados de su frontera compartida. Tras el anuncio del plan mexicano, el presidente Obama y
el presidente Peña Nieto anunciaron la creación de un nuevo equipo de trabajo bilateral de
alto nivel para la energía limpia y la política climática, diseñado para profundizar en la
coordinación política y regulatoria (incluyendo la electricidad limpia, la modernización de
las redes de cableado, la calidad de los electrodomésticos y la eficiencia energética), y para
promover en ambos países parques automovilísticos con un consumo más eficiente.
Ha llegado el momento de que otras economías importantes y emergentes tomen ejemplo; y
concluyan y presenten contribuciones nacionales ambiciosas a la CMNUCC. Sabemos cuál
es la manera de enfrentarse al cambio climático: tecnologías y soluciones legislativas para
utilizar más energía limpia, menos energía contaminante, menos energía en general, y
construir comunidades que tengan una mayor capacidad de adaptación. Ha llegado el
momento de que el mundo convoque su propia voluntad de pasar a la acción. El cambio
climático es un problema global que exige una solución global. También es un problema
generacional que exige una anticipación generacional.
Todo el mundo debe poner de su parte para generar un espíritu de cooperación y ambición.
Si lo conseguimos, entonces podremos forjar un pacto global sobre el clima que evite dejar a
las generaciones del futuro un planeta dañado más allá de la capacidad que puedan tener
ellos para arreglarlo.
Fuente: John D. Podesta es miembro del consejo del Center for American Progress y fue
asesor del presidente Obama para la energía y el cambio climático. Este artículo de opinión
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fue publicado en el periódico español El País el 14 de abril de 2015 y se encunetra
disponible en el sitio web: http://elpais.com
6. CAMBIO CLIMÁTICO EN SUDAMÉRICA
El oro que tiene en vilo al Amazonas
Todos los años, con la llegada de la temporada seca, comienzan a bajar de la sierra. Son
miles de personas que, empujadas por la pobreza y la falta de oportunidades en su lugar de
origen, llegan desde Puno, Cuzco, Arequipa y otras ciudades arriba en la montaña, a buscar
el oro escondido en las entrañas de la Amazonía peruana.
Esta actividad genera deforestación, una de las razones del
calentamiento, que a su vez está impulsando a otras formas de
vida a escapar hacia arriba, subiendo la montaña que ellos
mismos bajaron.
Llegan a una zona a la que muchos le han dado el mote de
"Lejano Oeste", descripción que, tras visitar Puerto Maldonado
y sus alrededores, parece bastante acertada. Hasta sus casas de
madera desvencijada, sus locales anunciando la venta de alcohol
y sus calles polvorientas parecen sacadas de un set de
Hollywood.
Pero la minería informal –principal motor de la economía en la
región- está causando estragos en el departamento de Madre de
Dios, en el sureste de Perú. El oro depositado a lo largo de millones de años en sus suelos y
en sus ríos amenaza con transformar este tupido manto verde, rico hasta la saciedad en flora
y fauna, en un desierto.
En los últimos años la explotación aurífera aluvial ha crecido sin precedentes. Minas como
la legendaria Huepetue e incluso más nuevas, como Guacamayo, son testimonio del impacto
de esta actividad en el bosque tropical: desde el aire, en un día despejado, se divisan
gigantescos parches sin árboles, inundados de lodo. Huecos inertes en medio de la
exuberancia vital de la selva.
Para extraer el oro los mineros dragan los lechos de los ríos y los lagos, revuelven y
degradan los suelos de las playas y los bosques, talando los árboles durante este proceso. Al
lavar la tierra y las rocas en busca del metal, crean charcos de lodo y agua, modificando
completamente la topografía del paisaje.
El mercurio que utilizan para separar las "chispas" de oro de la arenilla contamina el suelo,
la atmósfera, las aguas y los peces que alberga. Y, demás está decir, a la población que
depende del agua de estos ríos para beber o de sus peces para alimentarse.
Crecimiento sin límites
"El problema ha ido creciendo de forma exponencial, porque no ha habido un control por
parte del Estado", le dice a BBC Mundo Carlos Nieto, Jefe de la Reserva Nacional de
Tambopata, un parque nacional adyacente a la región minera.
Según una serie de organizaciones no gubernamentales que trabajan en Puerto Maldonado,
capital de la región, unas 30.000 personas trabajan informalmente en este rubro. El
Ministerio de Medio Ambiente admite que de las 2.800 concesiones mineras otorgadas en la
zona, sólo unas 16 cuentan con estudios ambientales.
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En un intento por frenar este crecimiento desbordado, este Ministerio junto con el de Minas
y Energía, suspendió la entrega de concesiones mineras por un período de dos años.
El ministro de Medio Ambiente, Antonio Brack, reconoció públicamente que "la minería
informal es uno de los más grandes problemas ambientales del país". Describió a esta
actividad como un "cáncer".
La ley del mercado
Ellos no respetan, hacen lo que quieren, se meten (en la selva). El territorio es tan extenso
que nadie se da cuenta”, le dice a BBC Mundo Santos Kaway, presidente del Departamento
de Madre de Dios, quien se siente impotente para hacer frente al avance minero.
Pero hasta el momento, ni las declaraciones ni las medidas implementadas por el gobierno
parecen haber logrado progresos en el terreno.
Kaway cree que la responsabilidad debe ser compartida, "debe ser una acción conjunta del
gobierno central, regional y local". Aunque en última instancia, en su opinión, gran parte del
peso recae en el mercado. En un buen sitio se puede extraer en un día y una noche cerca de
20 gramos. El gramo de oro se vende por cerca de US$35.clic
"Es como el narcotráfico, mientras el oro tenga un buen precio, la gente seguirá bajando de
los Andes, donde se vive una situación de extrema pobreza, porque creen que aquí se podrán
hacer ricos de la noche a la mañana".
Ni santos ni demonios
En opinión de muchos, el daño que la minería está provocando en la Amazonía es
irreversible. "La vegetación vuelve a crecer. Pero es una imitación triste. Una suerte de
farsa. Es mucho menos diversa que la anterior”, dice Sara Federman, una investigadora que
estudia la regeneración de sitios mineros abandonados.
El alcalde de la provincia de Tambopata (parte del Departamento de Madre de Dios), José
Luis Bocángel, es consciente del daño pero difiere en cuanto a la dimensión del impacto.clic
"Si nosotros analizamos lo que se ha depredado a nivel mundial y lo que se ha hecho en
Madre de Dios, esto es chiquito, pequeño. Además, si aquí usted depreda, al año todo está
otra vez crecido”, le dice a BBC Mundo el alcalde.
"Usted no va a encontrar un sitio en el que haya trabajado la minería y ahora esté desierto",
dice y se apura a señalar, que, aunque esta actividad mueve el 80% de la economía de la
región, su gobierno no ve un solo peso en concepto de canon minero, precisamente porque
se trata de una actividad informal.
Laberinto, Madre de Dios
Muchos dicen que, por la falta de ley, los pueblos de la zona se asemejan a los del "Lejano
Oeste".
Timothy J. Killeen, autor del libro "A Perfect Storm in the Amazon Wilderness", un libro
que explora los cambios que amenazan la biodiversidad en la región amazónica, coincide
con que hay que guardar las proporciones cuando se habla del problema.
"En 25 años de actividad minera se ha deforestado una zona de un tamaño equivalente a la
superficie que se deforesta en sólo un año en Brasil".
"Es difícil lidiar con ellos", le dice a BBC Mundo Killeen, "pero yo creo que se los está
satanizando. Son hombres que trabajan para mandar plata a sus familias. No hay que
demonizarlos, hay que trabajar con ellos para mejorar la situación".
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Un mal que trae otros males
Víctimas o victimarios, lo cierto es que forman parte de una problemática que excede la
temática ambiental.clic
La proliferación de los campamentos mineros ha dado lugar a un sinnúmero de problemas
sociales: se han registrado denuncias de prostitución, trata de menores, condiciones de
esclavitud y trabajo infantil.
Para muchos -y en esto coinciden tanto el presidente de la región, Santos Kaway, como el
jefe de la Reserva de Tambopata, Carlos Nieto- la única solución sería la intervención del
ejército.
A mediados de noviembre, el escándalo de lo que sucede en Madre de Dios se tomó el
espacio de las portadas de los principales diarios nacionales. Y el ministro Brack renovó su
compromiso para combatir el daño de la minería informal en el sureste peruano.
Su estrategia incluye la posibilidad de declarar zonas de exclusión en Madre de Dios con el
fin de salvar al menos el 80% del territorio de actividad minera.
Tanto los ambientalistas como los pobladores de la región, esperan que, en esta oportunidad,
las palabras y las acciones produzcan un verdadero impacto.
Cuando los árboles se mueven
Cuando las tres brujas le vaticinaron que resultaría vencido
sólo cuando se enfrentase con un hombre no nacido de
mujer y cuando el bosque de Birnam comenzara a avanzar
hacia su castillo, Macbeth respiró con alivio.
Semejantes profecías no podían sino augurar una victoria
segura a este villano de William Shakespeare: nada más
absurdo e inverosímil que un hijo no dado a luz por una
mujer o que un bosque en movimiento.
Pero, independientemente de la suerte quecorrió este
personaje de la dramaturgia británica, la migración de los
árboles no sólo es posible, sino que es precisamente lo que
está ocurriendo en la actualidad, en uno de los bosques de
mayor biodiversidad del planeta.
"El Amazonas se esta calentando rápidamente y para garantizar su supervivencia, los
géneros han comenzado a migrar hacia arriba", le explicó a BBC Mundo el Profesor
Yadvinder Malhi, Director del Centro de Bosques Tropicales de la Universidad de Oxford.
Laboratorio a cielo abierto
Esta necesidad de huir de un ecosistema cada vez más cálido es la que explica la presencia
de árboles típicos del bosque tropical en áreas del bosque nublado.
Para estudiar el impacto del cambio climático en el sistema de bosques, Malhi y sus colegas
establecieron una suerte de laboratorio transversal que se inicia en los bosques tropicales
desde Puerto Maldonado en la Amazonía peruana, hasta los bosques nublados a una altitud
de 3.450 metros, en los alrededores de la estación biológica de Wayqecha.
A lo largo de esta gradiente, los científicos establecieron ocho parcelas de una hectárea
cuadrada, separadas por una altura de 250 metros, para observar los cambios.
"Hicimos una evaluación en 2003 y repetimos el censo de las parcelas en 2007. Los
resultados indican que de los 115 géneros que se han encontrado en toda la elevación, unos
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37 están migrando 3,78 metros por año", comenta Natividad Rauran Quisiyupanqui, una
investigadora peruana que participa en el proyecto de Oxford.
Seguro, pero lento
La migración altitudinal parece ser la estrategia preferida de algunas plantas en esta región.
"La Cyathea, que es un helecho arbóreo, es el género que mas ha migrado. Pero también lo
han hecho otros como el Hedyosmum, Clethra, Clusia, Schefflera, Miconia y Virola", señala
la experta.
El problema es que la velocidad del traslado no guarda relación con las necesidades que
impone el aumento de la temperatura, que, según las predicciones más conservadoras podría
subir en 2º centígrados en los próximos 100 años y entre 4° y 5° centígrados según otras
corrientes.
Los árboles "están avanzando a un promedio de 25 metros por década. Es un gran paso, pero
si lo que se busca es mantenerse al ritmo del cambio climático, la velocidad debería
duplicarse", dice Malhi.
El riesgo es evidente: si no se "escapan" a tiempo, las posibilidades de supervivencia son
mínimas, sino nulas.
Carrera de obstáculos
Por otra parte, la estrategia de migración no es igualmente eficaz para todos los géneros o
especies.
"Depende –en algunos casos- de cómo éstas dispersan sus semillas", le dijo Malhi a BBC
Mundo. "Las que son dispersadas por las aves o por la acción del viento pueden llegar lejos.
En cambio, aquellas cuyas semillas son transportadas por animales -que pueden no estar
presentes por diversos motivos- corren mayores riesgos".
Sin embargo, uno de los principales impedimentos es la actividad del hombre.
Para que las plantas puedan subir –e intentar de este modo asegurarse su supervivencia- es
necesario facilitarles una vía de acceso, un corredor natural por el que puedan trasladarse
hasta hallar un hábitat propicio.
Pero al pie de los Andes, precisamente entre el punto de partida y la meta de llegada "hay
petróleo, biocombustibles, personas hambrientas en busca de tierras para cultivar… y
también hombres ambiciosos que quieren llenarse de dinero con el oro depositado durante
millones de años en lo sedimentos aluviales de la Amazonía", le dijo a BBC Mundo
Timothy J. Killeen, autor de "A Perfect Storm in the Amazon Wilderness", un libro que
explora los cambios que amenazan la biodiversidad en la región amazónica.
Esta riqueza por explorar ha impulsado un desarrollo sin control en medio de la selva y la
construcción de la carretera Interoceánica, "que actúa de línea divisoria y elimina la
posibilidad de establecer un corredor para salvar la biodiversidad amenazada", señaló
Killeen.
Y es por esta razón, que el trabajo del equipo de Oxford no se limita a evaluar el impacto del
cambio climático sobre el ecosistema amazónico y andino, sino que también contempla la
posibilidad de intervenir para ayudar a los géneros en este proceso de migración.
Sin más allá
En la lucha por la supervivencia las plantas no sólo tienen que sortear esta carrera de
obstáculos.
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Como le explicó la investigadora peruana Rauran Quisiyupanqui a BBC Mundo, la subida
tiene un límite y ese límite es la puna, una ecorregión que comprende las alturas andinas por
encima de los 3.800 metros sobre el nivel del mar y que, a pesar de ofrecer pocas ventajas
para el desarrollo de la vida, es uno de los centros más antiguos de domesticación de
animales y plantas.
"Si los géneros continúan trasladándose en altura llegarían a la puna. Entonces, habría que
conservar ese ecosistema en su capacidad de poder brindar sustrato para que los bosques
sigan avanzando".
"Y esto", admite la bióloga, "es una utopía, porque la puna es uno de los ecosistemas más
utilizados por las poblaciones andinas".
Lo cierto, concluye Malhi, es que independientemente de la ayuda que se pueda brindar a las
especies en su marcha, "las comunidades de plantas que conocemos hoy día ya no existirán
en el futuro. Serán destruidas y veremos nuevas comunidades como resultado de la
adaptación de cada especie".
Suben los mosquitos... y las enfermedades
En la capilla del Hospital Regional de Cuzco, a más de 3.300
metros de altura, ya no hay espacio para las plegarias. Los
bancos de madera han sido reemplazados por camas y los
religiosos, por médicos.
En una de estas camas descansa Cirila, quien ha contraído
bartonellosis, una enfermedad transmitida por el mosquito
conocido como la manta blanca, que ha comenzado a aparecer
a mayor altura. La razón: el aumento de las temperaturas.
Cirila tiene apenas fuerza para hablar. Con lágrimas en los ojos
me dice que quiere volver a su casa. Allí la esperan su hija, su
parcela y sus animales.
Pero por el momento no está en condiciones de irse. La fiebre y
la anemia severa no le permiten siquiera levantarse de la cama.
Los médicos aún no saben si la paciente podrá recuperarse: la mortalidad de los pacientes
hospitalizados en las nuevas áreas es de hasta 30%.
"Ésta y otras enfermedades transmitidas por vectores (seres vivos que transmiten una
enfermedad) –como el dengue y la malaria- que antes estaban en nichos más o menos
propios, han comenzado a aumentar en zonas más elevadas", le dice a BBC Mundo el doctor
Manuel Montoya, Jefe del Servicio de Infectología del Hospital Regional de Cuzco.
Relación polémica
Para Montoya la relación entre cambio climático y aumento de las enfermedades
transmitidas por mosquitos no ofrece lugar a duda.
"Comenzamos a notar los cambios con mucha más fuerza a partir del '98, con el fenómeno
de El Niño. A partir de allí empezamos a ver una suerte de quiebre y un cambio ecológico en
las enfermedades transmitidas por vectores", explica.
Añade que a principios del siglo pasado se dio una situación similar. "Cuando hubo una ola
de calor en los años '20, hubo una gran proliferación del mosquito Anófeles –que transmite
la malaria o paludismo- y se presentaron casos de la enfermedad por falciparum en
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Quillabamba, en la región de Cuzco. Las crónicas de aquel entonces son espeluznantes.
Cuentan que murió cerca de dos tercios de la población".
Sin embargo, no todos los especialistas están de acuerdo con Montoya. Es más, por cada
artículo que establece una relación directa entre el cambio climático y la distribución
geográfica de las enfermedades transmitidas por vectores, pareciera haber otro que niega
rotundamente esta relación causa-efecto.
Mito
Para Paul Reiter, profesor de Entomología Médica del Instituto Pasteur de París, Francia, la
teoría de que a más calor, más mosquitos, "es un mito que comenzó a circular en la década
de los '90", que carece de base científica.
"Los récords históricos muestran que la malaria se había extendido en el pasado a regiones
templadas y había logrado sobrevivir incluso en los años fríos de la Pequeña edad de hielo"
(desde el siglo XIV hasta el XIX).
Consultada por BBC Mundo, la experta en Epidemiología Ambiental de la Escuela de
Higiene y Medicina Tropical de Londres, Sari Kovats, se mostró renuente a dar credibilidad
a la historia, sugiriendo dejar el tema a un lado por la posible falta de evidencia científica
que muestre un incremento de las enfermedades tropicales en los Andes a raíz del aumento
de temperaturas.
Sin embargo, para quienes trabajan en el terreno, como el doctor Montoya, la evidencia es
contundente.
Y hasta los más cautos subrayan que el problema existe, aunque no puedan confirmar que el
cambio climático sea el único factor que provoca la expansión de estas enfermedades.
"No hay duda de que las enfermedades están apareciendo a más altura. Pero hay que tener
cuidado en no dar un mensaje equivocado: el área de una enfermedad puede expandirse por
diversas razones y una de ellas es el cambio climático", le explicó a BBC Mundo Alejandro
Llanos, del Instituto de Medicina Tropical Alexander von Humboldt, de la Universidad
Peruana Cayetano Heredia.
"Yo estoy seguro de que mucho del crecimiento de las enfermedades transmitidas por
vectores está en función del cambio climático, lo que pasa es que no es muy fácil hacer la
narración causa-efecto", agregó.
Llanos señala además que no sólo se ha expandido en altura la bartonellosis en Perú, sino
que también se han reportado casos de malaria, por ejemplo, en el altiplano boliviano.
Más a favor que en contra
Por su parte, tanto el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) como el Banco
Mundial (BM) concuerdan en que el aumento de la temperatura está empujando a los
mosquitos hacia arriba en los Andes.
"Tras completar estudios en la zona hemos concluido que muchos hábitats de los Andes que
no estaban expuestos a estas enfermedades se verán ahora afectados", le dijo a BBC Mundo
el especialista en Cambio Climático del BM Walter Vergara. Y el problema, agrega, es que
"las poblaciones no están genéticamente preparadas para los cambios que puede provocar
una mayor exposición (a estas enfermedades)".
En respuesta a esta preocupación, el BM implementó un programa para evitar la
propagación de las enfermedades transmitidas por vectores en Colombia, donde, según
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explicó Vergara, ya se ha registrado la presencia del mosquito transmisor de la malaria a
más de 2.000 metros de altura.
De la teoría a la acción
La migración de mosquitos y de las enfermedades que acarrean es una amenaza que no se
circunscribe a América Latina: cada vez se reportan más casos de malaria entre las
comunidades rurales que habitan en tierras altas en África y Asia.
Si bien la discusión sobre si el cambio climático es o no la causa principal en el cambio
demográfico de las enfermedades estimula la rigurosidad en la investigación científica,
mientras el tema no abandone el terreno del debate, se corre el riesgo de que los gobiernos
no pongan en marcha programas de salud para hacerle frente al problema, algo que Montoya
ve con preocupación.
"Es importante mantener educada a la población. Cuando surge una epidemia, la difusión de
la información es masiva, pero cuando ya nos acostumbramos al problema, las medidas
comienzan a relajarse".
"Si no se mantiene a la población constantemente informada y a los equipos de salud
permanentemente capacitados, las epidemias serán inevitables", concluyó el especialista.
El ascenso de la papa en los Andes
Las comunidades andinas en Perú dependen de la papa para su
subsistencia. La riqueza de su dieta está dictada por la
inmensa diversidad de papas que consumen.
Pero muchas de estas variedades están empezando a sufrir los
efectos del cambio climático. El aumento de la temperatura y
los cambios en los patrones de lluvia no sólo ha provocado
una disminución en el rendimiento, sino que también, en
algunos casos, ha echado a perder cosechas enteras.
Para preservar la biodiversidad de este tubérculo, parte
esencial no sólo de la dieta sino de la cultura de las
comunidades andinas, los agricultores están plantando papas a
mayor altura en la montaña. Además, decidieron repatriar
variedades originarias de la región pero que habían
desaparecido de Perú.
Hoy, las comunidades de esas montañas buscan aprovechar la sabiduría de sus antepasados
para lidiar con el cambio climático.
Fuente: Nota informativa publicado en el portal de la BBC Mundo el 21 de marzo de 2014 y
disponible en el sitio web: http://www.bbc.co.uk/
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Edición a cargo de Rodrigo Fernández Ortiz