Download Dossier sobre Cambio Climático Nº 51

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16 de mayo de 2014
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Nº 51
EE UU prueba a sus ciudadanos que el calentamiento es real
1
15 hallazgos clave sobre el cambio climático, de acuerdo con el informe de mitigación del
IPCC
3
La narrativa del calentamiento global patas para arriba, por Bjørn Lomborg
9
Basta de hablar de revolución tecnológica
11
Sostenibilidad y cambio climático, por Maria Eugenia Rinaudo Mannucci
13
Las consecuencias de la guerra en hotspots de biodiversidad
15
Ciudades latinoamericanas en el ojo del cambio climático, por Ede Ijjasz-Vasquez
17
Latinoamérica aplica el peso de la ley contra el cambio climático
19
1. EE UU PRUEBA A SUS CIUDADANOS QUE EL CALENTAMIENTO ES REAL
Los efectos del cambio climático ya no son una amenaza lejana, un problema que se pueda
postergar. Tal y como alertaron los científicos de la ONU hace unos meses, la subida del nivel
del mar, la acidificación de los océanos, las sequías y las inundaciones van dejando su
impronta en todo el mundo. Y Estados Unidos, el segundo país —por detrás de China— que
más gases de efecto invernadero emite, es mucho más consciente desde que este martes la
Casa Blanca hizo público un informe que alerta sobre las consecuencias del calentamiento en
su territorio: dependiendo de dónde vivan, los estadounidenses tendrán más dificultad para
acceder al agua, sufrirán más lluvias torrenciales o verán mermadas las cosechas.
El informe, elaborado durante cuatro años por más de dos centenares de científicos y varias
agencias gubernamentales, pretende exponer la literatura científica disponible acerca de un
problema que preocupa a todos los líderes mundiales. Especialmente, a medida que se acerca
la decisiva cita que tienen el año que viene en París, donde la cumbre del clima debería
sustituir —y mejorar— el protocolo de Kioto y asignar un nuevo reparto internacional de
emisiones. El llamado Informe Nacional del Clima es el tercero que encarga la Casa Blanca.
Sin embargo, ninguno de los otros dos presidentes apoyó sus conclusiones como lo hizo ayer
Barack Obama: el presidente dio varias entrevistas en televisión para hablar del cambio
climático.
¿Pretende Estados Unidos remplazar a Europa en el liderazgo de la lucha contra el
calentamiento global? Manuel de Castro, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha
y uno de los autores del último informe del IPCC (el panel de expertos de la ONU), señala que
aún es pronto para asegurarlo —“el próximo año en París vamos a tener una excelente ocasión
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de comprobarlo”, dice— pero valora que el hecho de que Obama “haga bandera” del informe
“podría hacer pensar que se va a tomar más en serio el asunto”. El presidente tiene, eso sí,
“muchos intereses que juegan en contra, empezando por las reservas energéticas fósiles que
parece que les van a convertir en autosuficientes”. Aún no se puede afirmar que EE UU se
quiera poner al frente de la ofensiva global contra el cambio climático, pero si quisiera hacerlo
la UE ya no le disputaría el puesto como antes. Tras meses de tiras y aflojas entre los Estados,
Bruselas aprobó en enero un compromiso medioambiental para 2030 menos ambicioso que el
actual, algo que se ha interpretado como un paso atrás en su liderazgo internacional en materia
de cambio climático.
Desde Washington, en cambio, ayer se lanzó la que sus autores consideran “la mayor señal de
alarma” sobre la urgencia con la que EE UU debe responder al desafío del clima. “Ya no
estamos hablando de una realidad futura. El cambio climático afecta a todas las regiones del
país”, afirmó John Holdren, director de la Oficina de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca.
El asesor defendió que el nuevo informe, “el más exhaustivo y con mayor autoridad sobre
cómo el cambio climático está afectando a EE UU y lo hará en el próximo siglo”, aporta datos
a las autoridades para decidir qué medidas deben tomar. Datos que sirven para que el cambio
climático sea menos abstracto para el estadounidense medio, explica al teléfono Lou Leonard,
vicepresidente de cambio climático de WWF en EE UU. “El informe manda el mensaje de que
el calentamiento ya está sucediendo, y que se nota aquí, en el patio de atrás de cada
ciudadano”, añade.
En 2012, el mismo año que EE UU padeció los efectos del huracán Sandy, la región central
del país era víctima de una de las peores sequías en su historia, un tercio de la población
experimentó temperaturas por encima de los 38 grados durante más de diez días y se batieron
356 récords de temperatura en todo el país. El Informe Nacional del Clima analiza los efectos
de estos fenómenos en ocho regiones, documentando sus consecuencias en el ámbito de la
salud, el transporte, el agua, las infraestructuras, la economía, la energía y la agricultura.
“Durante las últimas décadas hemos detectado los ámbitos en los que ha impactado el cambio
climático; ahora, por primera vez, podemos conectar a todos entre sí”, explica Jerry Melillo,
presidente del Laboratorio de Biología Marina y asesor de Obama. El cambio climático
“afecta a la solvencia y capacidad del sistema de transporte” de EE UU, según el documento,
disparará los efectos por “inundaciones en aeropuertos, bahías, puertos, túneles y líneas de
tren”, y continuará desafiando la red de producción de energía del país y amenazando la salud
de las personas a causa de “incendios, descenso de la calidad del aire, problemas de salud
mental y enfermedades transmitidas por la comida el agua o mosquitos”.
La Casa Blanca defiende que el estudio servirá para convencer a los escépticos. Obama
necesita su apoyo, especialmente entre los republicanos de la Cámara de Representantes, para
aprobar las medidas que permitan responder a los desafíos del clima cuanto antes. El plan
contra el cambio climático de la Casa Blanca, de 2013, proponía inversiones en
infraestructuras, como carreteras, puentes o incluso hospitales que tengan garantizado su
funcionamiento durante huracanes o inundaciones.
El informe relata que durante las últimas cinco décadas las precipitaciones torrenciales han
aumentado un 71% en la región del noreste, un 37% en el centro del país y un 27% en el sur.
Las altas temperaturas —con una subida media de un grado en los últimos 100 años— pueden
ascender 4,5 grados a finales de este siglo. El texto añade que el mayor desafío al que se
enfrenta el país es la subida del nivel del mar en la costa Este: la previsión es que ascienda
más de 10 centímetros antes del fin de siglo. Los expertos destacan el esfuerzo que deberá
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hacer la ciudad de Miami para protegerse, con un proyecto multimillonario para evitar los
efectos de las inundaciones. En el suroeste, las largas sequías dificultarán la lucha contra los
incendios.
La Casa Blanca alerta también de los efectos del cambio climático en la economía. Según sus
estimaciones, la reconstrucción y los destrozos causados por el huracán Sandy tienen un coste
de 65.000 millones de dólares (47.000 millones de euros). Los efectos de la sequía y las olas
de calor costaron otros 21.500 millones de euros y las consecuencias por el empeoramiento del
clima en todo el país, 7.900 millones de euros más. El informe destaca asimismo que el coste
de no actuar es entre cuatro y diez veces superior al de invertir ahora en medidas de mitigación
de los efectos del cambio climático.
Miami hundido
Se teme que la ciudad ya no será tal cuando el siglo XXI termine. Que Miami será una ruina
hundida en el Atlántico como consecuencia del paulatino ascenso de las mareas y de una
centuria que comienza con la proliferación de millonarias construcciones con una pobre
planificación ambiental, a menos de un metro por encima del nivel del mar. Ante el presente
de inundaciones que padecen actualmente la ciudad y media docena de condados del sur del
Estado de Florida, esta imagen del futuro cobra cada vez más sentido.
Miami y otras ciudades cercanas ya suelen inundarse, no solo con el paso de las tormentas,
sino en las noches de luna llena, cuando suben las mareas. En la costa este del sur del Estado,
algunas playas e islas de barrera han comenzado a desparecer, y el agua salada ha comenzado
a filtrar la red de canales del pantano de los Everglades, sobre el cual están asentados gran
parte de los nuevos desarrollos inmobiliarios de la zona. Las autoridades locales temen que la
subida del nivel del mar pueda generar, en un futuro no muy lejano, inundaciones en dos
sentidos -desde la costa y desde el interior del pantano- y que el agua salada pueda llegar a
saturar las tierras agrícolas y contaminar las reservas subterráneas de agua dulce.
Sin embargo, solo cuatro condados del sureste han comenzado a preparar un plan para reducir
en 80% las emisiones contaminantes que aceleran el cambio climático y para proteger a sus
comunidades de la eventual subida del nivel del mar. El condado de Broward, por ejemplo, ya
está restringiendo las construcciones en zonas de riesgo que estén por debajo del medio metro
de la elevación sobre el nivel del mar; y otros condados, como Sweetwater, planean invertir en
la instalación de bombas para escurrir el agua y hacia el océano. En Miami Beach, una de las
áreas de mayor riesgo que suele inundarse incluso durante los días soleados, la municipalidad
planea invertir unos 400 millones de dólares en más de 40 estaciones de bombeos y otras
mejores urbanísticas para mantener sus calles secas y a salvo.
Fuente: Nota informativa publicado en el periódico El País de España el 6 de mayo de 2014 y
disponible en el sitio web: http://sociedad.elpais.com/
2. 15 HALLAZGOS CLAVE SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO, DE ACUERDO CON EL INFORME DE
MITIGACIÓN DEL IPCC
El IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático) elaboró un informe sobre el
escenario actual respecto al calentamiento global y las perspectivas a corto y mediano plazo.
La descripción de la situación presente no es alentadora, pero hay mucho que se puede hacer.
Aquí detallamos los 15 puntos principales:
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1) No ha comenzado aún una seria reducción de emisiones – Los gases efecto invernadero
aún siguen en aumento: Las emisiones antropogénicas de GEI [gases de efecto invernadero]
han seguido en aumento desde 1970 a 2010 con un crecimiento absoluto durante la última
década de este periodo (evidencia alta). A pesar de la creciente cantidad de políticas para
mitigar el cambio climático, las emisiones anuales de GEI crecieron en un promedio de 1.0
gigatón de dióxido de carbono equivalente a (GtCO2eq) (2.2%) por año desde 2000 a 2010
comparado con 0.4 GtCO2eq (1.3%) por año desde 1970 a 2000 (Figura SPM.1). Las
emisiones antropogénicas de GEI fueron las más altas en la historia de la humanidad desde el
año 2000 al 2010 y alcanzaron 49 (±4.5) GtCO2eq/año en 2010. La crisis económica global de
los años 2007/2008 solo redujeron las emisiones de manera temporal [1.3, 5.2, 13.3, 15.2.2,
Recuadro TS.5, Figura 15.1] [SPM Página 5]
2) Si continuamos como hasta ahora el resultado del calentamiento será de 3.7 a 4.8
grados a finales de siglo: “Sin esfuerzos adicionales para reducir las emisiones de GEI más
allá de los que se están realizando hoy en día, se espera que el crecimiento en las emisiones
continúen avanzando en la población global y en las actividades económicas. Los escenarios
de referencia, aquellos sin mitigación adicional, dan como resultado aumentos de temperatura
sobre una media global para 2100 de 3.7 a 4.8ºC comparado con los niveles previos a la
industrialización (valores medios; el promedio es 13 2.5°C a 7.8°C cuando se incluye
incertidumbre climática, ver Tabla SPM.1).¨ [SPM página 8]
3) Aún no es tan tarde para limitar el calentamiento a menos de 2°C – o incluso 1.5°C:
“Los escenarios que alcanzan niveles de concentraciones atmosféricas de alrededor de 450
ppm CO2eq al 2100 (si tenemos la posibilidad de mantener el cambio de temperatura por
debajo de los 2°C respecto a los niveles de la pre-industrialización) incluye recortes
sustanciales en emisiones antropogénicas de GEI para mediados de siglo por medio de
cambios a gran escala en sistemas energéticos y uso potencial del suelo (evidencia alta). Los
escenarios que pueden alcanzar estas concentraciones para el año 2100 se caracterizan por
alcanzar mejores reducciones en emisiones globales de GEI en 2050 que lo que se logró en
2010, una reducción global de 40% a 70%, y niveles de emisión cercanas a cero GtCO2eq o
por debajo en 2100.”
"Sólo un limitado número de estudios ha explorado los escenarios con mejor probabilidad a la
que no, de volver a temperaturas por debajo de 1.5°C para el año 2100 en comparación con los
niveles preindustriales; estos escenarios presentan concentraciones atmosféricas por debajo de
los 430 ppm CO2eq para 2100 (evidencia alta). (…) Con estos escenarios, las emisiones
acumuladas de CO2 promedian entre 655-815 GtCO2 para el periodo 2011-2050 y entre 90350 GtCO2 para el periodo 2011-2100. Las emisiones globales de CO2-eq en 2050 están entre
70-95% por debajo de las emisiones de 2010, y entre 110-120% por debajo de las emisiones
de 2010 para 2100.”
4) Los combustibles fósiles contribuyeron en un 78% al crecimiento de emisiones totales
de GEI entre 1970 y 2010: “Las emisiones de CO2 provenientes de combustión de
combustibles fósiles y procesos industriales contribuyeron en aproximadamente un 78% del
aumento total de emisiones de GEI desde 1970 a 2010, con una contribución promedio similar
para el periodo 2000-2010 (evidencia alta). Los combustibles fósiles relacionados con
emisiones de CO2 alcanzaron 32 (±2.7) GtCO2/año, en 2010, y crecieron aún más en casi 3%
entre 2010 y 2011 y casi 1-2% entre 2011 y 2012.”
5) El periodo 2000-2010 constituyó la década del carbón: “Durante la última década los
principales contribuyentes al crecimiento en emisión de gas fueron la creciente demanda de
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energía y el aumento en la participación del carbón como ingrediente de combustibles a nivel
global.”
“El aumento en el uso de carbón especialmente en Asia emergente, está agravando la carga de
energía relacionada con emisiones de GEI.
“El sector de suministro energético es el mayor contribuyente de emisiones de gas invernadero
a nivel global (evidencia firme, acuerdo elevado). Las emisiones de GEI provenientes del
sector energético crecieron más rápidamente entre el 2001 y 2010 que durante las décadas
anteriores; su crecimiento se aceleró desde un 1.7% por año desde 1991-2000 a 3.1% por año
desde 2001-2010. Los principales contribuyentes a esta tendencia son las incesantes demandas
de servicios energéticos y la creciente participación del carbón en la mezcla de combustible a
nivel global.”
6) Tenemos que avanzar hacia la eliminación de los combustibles fósiles y cero neto en
emisiones: “Los escenarios de mitigación que alcanzan concentraciones de alrededor de 450
ppm CO2eq al 2100 muestran cambios globales a mayor escala en el sector de suministro
energético (firme evidencia, acuerdo elevado). En estos escenarios seleccionados, las
emisiones globales de CO2 provenientes del sector de suministro energético quedan
proyectadas a decrecer en las próximas décadas y se encuentran caracterizadas por
reducciones de un 90% o más por debajo de los niveles de 2010 entre 2040 y 2070. Se calcula
que en muchos de estos escenarios, las emisiones disminuirán por debajo de cero a partir de
entonces.”
“La estabilización de las concentraciones de gas efecto invernadero en niveles bajos requieren
de una transformación fundamental de los sistemas de suministro energético, incluyendo una
eliminación gradual a largo plazo de las tecnologías de conversión de combustible fósil y su
sustitución por alternativas con GEI bajos (evidencia firme, acuerdo elevado). Las
concentraciones de CO2 en la atmósfera sólo puede estabilizarse si el pico global (neto) de las
emisiones de carbono disminuyen a cero en el largo plazo. La mejora en la eficiencia
energética de plantas de combustibles fósiles y/o la sustitución de carbón por gas no será
suficiente para lograr este objetivo.”
7) Las compañías de combustible fósil se enfrentan a una reducción de sus ganancias:
“La política de mitigación podría devaluar los activos de los combustibles fósiles y reducir los
ingresos de los exportadores de combustibles fósiles, pero existen diferencias entre las
regiones y los combustibles (confianza alta). La mayoría de los escenarios se encuentran
asociados con una reducción de los ingresos provenientes del mercado del carbón y el gas para
los principales exportadores (confianza alta). El efecto de la reducción en los ingresos de los
exportadores de gas natural es más incierto, con algunos estudios que muestran los posibles
beneficios para los ingresos de exportación en el mediano plazo, hasta alrededor de 2050
(confianza media). La disponibilidad de la CAC (Captura y Almacenamiento de Carbono)
podría reducir el efecto negativo de la reducción en el valor de los activos del combustible
fósil (confianza media).”
8.) Para lograr que no suceda lo peor con el cambio climático, la acción tecnológica para
reducir el carbón debe crecer hasta un 80% para el año 2050: “En general, la generación
de una rápida descarbonización de la electricidad se lleva a cabo con una rápida reducción de
la generación de energía convencional por carbón asociada con una expansión acotada de gas
natural sin CAC en un corto plazo. En la mayoría de los escenarios con una estricta reducción
(430-530 ppm CO2-eq), la cuota de energía baja en carbono para el suministro eléctrico
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aumenta de la cuota actual de alrededor de 30% a más de un 80% para el año 2050. En estos
escenarios y a largo plazo (2100), la generación de energía fósil sin CAC queda reducida casi
por completo".
9) La energía renovable esta lista para dar a luz y viene con beneficios que incluyen
menos polución ambiental, mayor seguridad y menos accidentes graves que los que
provocan la generación de energía convencional: “Desde el AR4, las energías renovables
(ER) se han convertido en una categoría en crecimiento sobre suministro energético, con una
variedad en tecnologías ER que han avanzado notablemente en términos de funcionamiento y
costo, y una cantidad cada vez mayor de tecnologías de ER ha alcanzado una maduración
técnica y económica (firme evidencia, acuerdo elevado). Algunas tecnologías ya son
económicamente competitivas en varios campos. Los costos nivelados de sistemas
fotovoltaicos cayeron más sustancialmente entre 2009 y 2012, y se observaron tendencias
mucho menos extremas para muchas otras tecnologías de ER. La ER es responsable solamente
por poco más de la mitad de la nueva capacidad generadora de electricidad incluida
globalmente en 2012, liderada por energía eólica, hidráulica y solar".
“Desde el AR4, muchas tecnologías de ER demostraron mejoras sustanciales sobre su
funcionamiento y reducción de costos, y un mayor número de tecnologías de ER ha logrado un
nivel de maduración para permitir un despliegue a gran escala (firme evidencia, elevado
acuerdo). Con respecto únicamente a la generación eléctrica, la ER es responsable solamente
por poco más de la mitad de la nueva capacidad generadora de electricidad incluida
globalmente en 2012, liderada por energía eólica, hidráulica y solar. Sin embargo, muchas
tecnologías de ER aún necesitan un apoyo directo y/o indirecto, si su participación en el
mercado pretende aumentar significativamente; las políticas en tecnología de ER han sido
exitosas en motivar un crecimiento reciente de esta ER. Los desafíos para integrar a la ER
dentro de los sistemas energéticos y de los costos asociados varía de acuerdo a la tecnología de
ER, circunstancias regionales, y a las características de antecedentes del sistema energético
(evidencia media, acuerdo medio).”
“El uso de ER muchas veces se asocia con beneficios adicionales, que incluye la reducción de
contaminación de aire y agua, oportunidades laborales a nivel local, muchos menos accidentes
graves en comparación con algunas otras tecnologías de suministro energético, así como un
mejor acceso a la energía y la seguridad (evidencia media, acuerdo medio) (Tabla TA.3). Al
mismo tiempo, sin embargo, algunas tecnologías de ER pueden ocasionar efectos secundarios
negativos específicos del lugar, que pueden reducirse a un grado medio a través de una
elección de tecnología apropiada, ajustes operativos y emplazamiento de las instalaciones".
10) Usar la energía de manera más inteligente juega un rol fundamental en la reducción
de emisiones: “Las mejoras en la eficiencia y los cambios de comportamiento, con el fin de
reducir la demanda de energía en comparación con los escenarios de referencia, sin
comprometer el desarrollo, son una estrategia clave en la mitigación de los escenarios que
alcanzan concentraciones atmosféricas de CO2eq alrededor de 450 ó 500 ppm en 2100 (firme
evidencia, acuerdo elevado). Las reducciones a corto plazo en demanda energética son un
elemento importante de estrategias de mitigación costo-efectividad, proporcionan una mayor
flexibilidad para la reducción de la intensidad de carbono en el sector de suministro
energético, protege contra los riesgos secundarios relacionados con el suministro, evita la
dependencia de infraestructuras con gran emisión de carbono, y se encuentra asociada con
importantes beneficios adicionales. Tanto los estudios integrados como sectorizados
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proporcionan cifras similares para las reducciones de demanda energética en el transporte,
edificaciones y sectores de la industria para 2030 y 2050".
11) La energía nuclear se encuentra en declive y excluirla no aumenta mucho los costos
de mitigación: “La energía nuclear es una fuente desarrollada de baja emisión de GEI de
energía de carga base, pero su participación en la generación de electricidad a nivel mundial
ha venido disminuyendo (desde 1993). La energía nuclear podría realizar una mayor
contribución para disminuir el suministro de energía baja en carbono, pero existen una
cantidad de barreras y riesgos (firme evidencia, acuerdo elevado). Estos incluyen: riesgos
operativos, y peligros asociados, riesgos de extracción de uranio, riesgos financieros y
regulatorios, temas de manejo de desperdicios no resuelto, peligro de proliferación de armas
nucleares, y una opinión desfavorable del público (firme evidencia, acuerdo elevado). Se están
llevando a cabo investigaciones que tienen en cuenta nuevas tecnologías de ciclos de
combustible de reactor y se han realizado progresos en investigación y desarrollo con respecto
a la seguridad y manejo de desperdicios.”
"La investigación de escenarios de mitigación estricta (450ppm, 550ppm CO2-eq) ha
demostrado que la exclusión de la energía nuclear del terreno de tecnologías permitidas solo
contribuiría mínimamente en los costos de mitigación en comparación con la cartera total de
tecnologías".
12) Aún no se ha aplicado a escala la CAC y continúan existiendo muchas barreras: “Las
tecnologías de captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CAC) podrían reducir el
ciclo de vida de la emisión de GEI de las centrales de combustibles fósiles (evidencia media,
acuerdo medio). A pesar que existen y se encuentran en uso en la actualidad todos los
componentes de sistemas de CAC integrados por parte de la industria de extracción de
combustible fósil y refinería, la CAC no se ha aplicado a escala en un gran establecimiento
operativo y comercial de combustible fósil. Los establecimientos con CAC podrían observarse
en el mercado si esto estuviese incentivado por la regulación y/o si estos se volvieran
competitivos con sus imbatibles competidores, si las inversiones adicionales y los costos
operativos, ocasionados en parte por sus reducciones de eficiencia fueran compensados con
precios de carbón lo suficientemente elevados (o con apoyo financiero directo). Para el uso de
la CAC a gran escala en el futuro, se necesitan regulaciones bien definidas en relación a las
responsabilidades a corto y largo plazo del almacenamiento, así como de incentivos
económicos. Las barreras para el uso a gran escala de las tecnologías de CAC incluyen la
preocupación sobre la seguridad operativa y la integridad a largo plazo del almacenamiento de
CO2 así como los riesgos de su transporte. Hay, sin embargo, una creciente base documentada
sobre como asegurar la integración de las perforaciones para CO2, sobre sus potenciales
consecuencias de la acumulación de presión dentro de una formación geológica provocada por
el almacenamiento de CO2 (como sismicidad inducida), y sobre el potencial en la salud
humana e impactos ambientales a partir del CO2 que migra fuera de la zona de inyección
primaria.”
13) Los costos de acción son diminutos cuando se los coloca en contexto: “Las
estimaciones de los costos de mitigación económicos agregados varían ampliamente y son
altamente sensibles al modelo de diseño y posturas así como de la especificación de los
escenarios, que incluye la caracterización de las tecnologías y el tiempo de mitigación
(evidencia alta). Los escenarios en los cuales todos los países del mundo inician la mitigación
de manera inmediata, se aplica un solo precio al carbón, y todas las tecnologías principales se
encuentran disponibles, se utilizaron como punto de referencia para estimar los costos de
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mitigación macroeconómicos (Tabla SPM2, segmento verde). Bajo estos supuestos, los
escenarios de mitigación que alcanzan concentraciones atmosféricas de alrededor de 450ppm
CO2eq en 2100 comprenden pérdidas en el consumo global – sin incluir los beneficios de la
reducción de cambio climático así como beneficios adicionales y efectos secundarios
negativos de mitigación, medidos como un cambio a partir del consumo de base, de 1% a 4%
(media 1.7%) en 2030, 2% a 6% (media: 3.4%) en 2050, y 3% a 11% (media 4.8%) en 2100
en relación con el consumo en los escenarios de referencia que crece en cualquier lugar de
300% a más del 900% durante el siglo. Estas cifras corresponden a una reducción del
crecimiento del consumo anualizada de 0.04 a 0.14 (media 0.06) en porcentaje de puntos a lo
largo del siglo correspondiente al crecimiento de consumo anualizado al inicio que es entre 1.6
3% por año… La demora en la mitigación aumenta aún más los costos de mitigación a
mediano y largo plazo (Tabla SPM2, segmento azul). Muchos modelos podrían no alcanzar
los niveles de concentración atmosférica de alrededor de 450 ppm CO2eq al 2100 si las
mitigaciones adicionales son considerablemente demoradas o con una disponibilidad muy
limitada de tecnologías clave – tales como la bioenergía, la CAC y su combinación (BECCS,
por su sigla en inglés).
“Los escenarios de mitigación que alcanzan alrededor de 450 ó 500 ppm CO2eq para el año
2100 muestran costos reducidos para alcanzar los objetivos de un aire con calidad y una
energía segura, con beneficios adicionales significativos para la salud de la humanidad, los
impactos al ecosistema y la suficiencia de recursos y capacidad de recuperación de sistemas
energéticos; estos escenarios no cuantificaron otros beneficios adicionales o efectos
secundarios adversos (aceptación media).).”
14) Actuar rápido reduce costos y riesgos y evita tomar mayores medidas drásticas: “Los
desarrollos de infraestructuras o productos de larga vida útil que atrapan a las sociedades en
caminos de intensas emisiones de GEI son posiblemente difíciles y costosas de cambiar, lo
que refuerza la importancia de un accionar temprano para alcanzar una ambiciosa mitigación
(firme evidencia, acuerdo elevado).”
“Los niveles de emisiones de GEI global estimados en 2020 en base al Acuerdo de Cancún no
son consistentes con las trayectorias de costo-efectividad de mitigación a largo plazo que
probablemente no alcancen el límite de cambio de temperatura a 2ºC en comparación con el
nivel preindustrial (las concentraciones en 2100 de alrededor de 450 y 500 ppm CO2eq), pero
esto no frena la opción de alcanzar esa meta (alta aceptación).”
“Se estima que la demora en los esfuerzos de mitigación más allá de los que hoy se encuentran
en curso para el 2030 aumentarán considerablemente la dificultad de la transición a niveles de
emisión más bajos a largo plazo, y achica la franja de opciones que consiste en mantener el
cambio de temperatura por debajo de los 2ºC en comparación con los niveles de preindustrialización (alta evidencia)".
15) Es necesaria una colaboración a nivel global: El capítulo 6 que describe las
¨Evaluaciones sobre Caminos de Transformación¨ compara los resultados de los esfuerzos
mancomunados a partir de diferentes informes, en la sección ¨6.3.6.6 Costos de Mitigación
Regional y Régimen de esfuerzos Mancomunados¨. Se presenta una comparación de
resultados de más de 40 estudios sobre los permisos de emisiones futuras de GEI o alcances
para diferentes regiones, sobre la base de una amplia gama de enfoques mancomunados,
mientras se destaca que una comparación de diferentes modelos de esfuerzos compartidos es
esencialmente compleja:
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Los estudios exploran diferentes definiciones regionales, escalas de tiempo, puntos de partida
para los cálculos, y mediciones para evaluar la tolerancia de emisiones tales como CO2
únicamente ó como CO2-e (ver Höhne et al., 2013). El rango de resultados para un año
específico y un objetivo de concentración son relativamente amplios debido al hecho que este
representa fundamentalmente diferentes enfoques de participación y otros supuestos distintos
de los estudios. De todos modos, es posible proporcionar alguna comparación general y
caracterización de estos estudios.”
“El objetivo de concentración es significativo para la asignación de emisiones resultantes . De
hecho, para muchas regiones, el objetivo de concentración es de igual o mayor importancia
para la asignación de emisiones que para el enfoque de participación. Para los niveles de
concentración entre 430 y 480 en 2010, los derechos de emisión en 2030 teniendo en cuenta
todo el esfuerzo mancomunado según la OCDE1990 es aproximadamente la mitad de las
emisiones de 2010 con un rango amplio, cerca de dos tercios en las Economías en Transición
(ET), casi los niveles de emisión de 2010 o ligeramente por debajo de Asia, ligeramente por
encima de los niveles de 2010 en Medio Oriente y África y muy por debajo del nivel en
América Latina.”
Fuente: Nota de Prensa de Greenpeace publicado el 19 de abril de 2014 y disponible en el
sitio web: http://www.greenpeace.org/
3. LA NARRATIVA DEL CALENTAMIENTO GLOBAL PATAS PARA ARRIBA, POR BJØRN LOMBORG
Cuando los políticos en todo el mundo cuentan la historia del calentamiento global, lo
describen como el mayor desafío de la humanidad. Pero también prometen que es un desafío
que pueden enfrentar a un bajo costo, mejorando a la vez las condiciones del mundo de
maneras incontables. Ahora sabemos que son puras tonterías.
Los pesos pesados de la política, desde el secretario de Estado norteamericano, John Kerry,
hasta el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se refieren al cambio
climático como "el mayor desafío de nuestra generación". Si no lo enfrentamos, dice Kerry,
los costos serán "catastróficos". De hecho, esto es lo que los políticos vienen diciendo por
norma desde el llamado Informe Stern, encargado por el gobierno británico en 2006.
Como se sabe, ese informe valuaba el daño causado por el calentamiento global en 5-20% del
PBI -un desequilibrio importante "en una escala comparable a las asociadas con las grandes
guerras y la depresión económica de la primera mitad del siglo XX".
Enfrentar el cambio climático, se nos dice, acarrearía un costo mucho menor. El presidente de
la Comisión Europea prometió que, si bien las políticas climáticas de la Unión Europea no
están "libres de costos", representarían apenas el 0,5% del PBI. Por cierto, políticos de todas
las franjas han reiterado el hallazgo del Informe Stern de que puede reducirse el calentamiento
global mediante políticas que sólo ascienden al 1% del PBI mundial.
Es más, se dice que las políticas climáticas ayudan en muchos otros sentidos. El presidente
norteamericano, Barack Obama, aseguró que las políticas para combatir el calentamiento
global generarían cinco millones de nuevos empleos ecológicos. La UE sostuvo que la energía
verde ayudaría a "mejorar la seguridad del suministro energético de la UE".
Gracias al último informe del Panel Intergubernamental Sobre el Cambio Climático de las
Naciones Unidas (IPCC por su sigla en inglés), ahora podemos ver que esta narrativa es
esencialmente errónea. La primera entrega del informe del IPCC reveló que, en efecto, existe
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un problema climático -las emisiones de gases de tipo invernadero, especialmente el CO₂,
llevan a temperaturas más elevadas, lo cual, llegado el caso, podría convertirse en un claro
problema para el mundo-. Estos datos se publicitaron profusamente.
Sin embargo, el informe también reveló que el calentamiento global se ha desacelerado
drásticamente o se detuvo por completo en la última década y media. Casi todos los modelos
climáticos están funcionando a temperaturas excesivas, lo que significa que se ha exagerado el
verdadero desafío del calentamiento global. Alemania y otros gobiernos instaron a que se
omitiera la referencia a la desaceleración.
La segunda entrega del informe del IPCC demostró que el aumento de temperatura que se
supone vamos a ver en algún momento alrededor de 2055-2080 generará un costo neto de 0,22% del PBI -el equivalente a menos de un año de recesión-. De modo que, si bien el IPCC
establece a las claras que el calentamiento global es un problema, el costo obviamente es
mucho menor que el de las dos guerras mundiales y la Gran Depresión del siglo XX.
Nuevamente, y no debería sorprendernos, los políticos intentaron que se eliminara este dato.
Las autoridades británicas determinaron que la estimación revisada por pares "no tenía ningún
sentido" y junto con Bélgica, Noruega, Japón y Estados Unidos, pidieron que se lo reescribiera
o se lo eliminara. Un académico especuló que los gobiernos posiblemente se sintieron "un
tanto incómodos" al ver que sus argumentaciones anteriores exageradas serían subestimadas
por las Naciones Unidas.
La tercera entrega del informe del IPCC demostró que las políticas climáticas fuertes también
serían más costosas de lo que se había dicho -con un costo superior al 4% del PBI en 2030, 6%
en 2050 y 11% en 2100-. Y el costo real probablemente sea mucho mayor, porque esos
números suponen políticas inteligentes, implementadas de inmediato, con tecnologías clave
disponibles por arte de magia.
Una vez más, los políticos intentaron eliminar o cambiar las referencias a estos costos
elevados. Las autoridades británicas explicaron que querían que se recortaran esos costos
porque "favorecerían a quienes dudan de que es necesario tomar medidas".
Los empleos ecológicos se crearon sólo con subsidios contundentes, y su creación fue a costa
de una cantidad similar de empleos en otros sectores. De hecho, cada empleo adicional creado
costó más de 11 millones de dólares en Estados Unidos. Y los argumentos simplistas de que
las energías renovables pueden favorecer la seguridad energética parecen mucho menos
convincentes después de la crisis de Ucrania. Europa ahora entiende que sólo importan los
suministros de energía importantes y estables.
Se ha retratado al cambio climático como una catástrofe gigantesca que puede costar hasta el
20% del PBI mundial, pero que si los políticos tomaban medidas audaces, se lo podría
contrarrestar a un costo de apenas el 1% del PBI. La realidad es simplemente lo contrario:
ahora sabemos que el costo por daños ronda tal vez el 2% del PBI mundial, mientras que las
políticas climáticas pueden terminar costando más del 11% del PBI.
Lo que sorprende aún más de esta historia es que los expertos estaban al tanto de casi todos
estos datos desde hacía mucho tiempo. El Informe Stern fue producido por burócratas y nunca
se lo sometió a una revisión de pares. Los economistas sabían que los costos por daños habían
sido ampliamente maquillados y que las estimaciones eran atípicas si se las comparaba con la
literatura académica. Las proyecciones inconmensurablemente bajas para los costos de las
políticas eran artilugios para ignorar la mayoría de las obligaciones, contradiciendo una vez
más la literatura académica.
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Los medios, ansiosos por publicar titulares emocionantes, comparten la culpa con los
políticos. Luego de la publicación del Informe Stern, un periódico británico escribió, según
consta: "Actuemos ahora o el mundo tal como lo conocemos se habrá perdido para siempre".
Ser preciso es menos atractivo, pero mucho más informativo.
Vivimos en un mundo en el que una de cada seis mueres es causada por enfermedades
infecciosas fácilmente curables; una de cada ocho muertes es producida por la contaminación
ambiental, principalmente por cocinar a puertas cerradas con estiércol y ramas; y miles de
millones de personas viven en una pobreza abyecta, sin electricidad y con escasa comida.
Nunca deberíamos haber abrazado la idea de que el mayor desafío del mundo podía ser reducir
los aumentos de temperatura en nuestra generación por una fracción de grado.
La solución es dejar de aplaudir a los políticos que nos advierten sobre una catástrofe y
promueven políticas deficientes. En lugar de subsidiar la energía solar y eólica, que son
ineficientes y ofrecen escasos beneficios, necesitamos invertir en innovación verde a largo
plazo. Y necesitamos prestarle más atención al resto de los problemas. Esto tal vez sea menos
divertido, pero dará muchos mejores resultados.
Fuente: Bjørn Lomborg es profesor adjunto en la Escuela de Negocios de Copenhague, fundó
y dirige el Centro de Consenso de Copenhague, que tiene por objeto estudiar los problemas
ambientales y las soluciones utilizando los mejores métodos de análisis disponibles. Este
artículo de opinión se encuentra disponible en el sitio web: http://www.project-syndicate.org/
4. BASTA DE HABLAR DE REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA
Si hay una idea asociada con la tecnología que hay que desterrar es que estamos presenciando
o que presenciaremos una revolución.
Ya se trate del grafeno, la impresión en 3D, la biología sintética, el gas de esquisto, los
grandes datos (big data) o el bitcoin, cualquier descubrimiento, técnica o invento nuevo e
importante invoca la palabra con "R". Es el caballito de batalla de los proveedores del bombo
tecnológico.
La idea de una revolución no solamente se utiliza para impulsar una tecnología en particular.
Por ejemplo, en respuesta al cambio climático, políticos como Nicolás Stern promueven una
nueva revolución industrial con bajas emisiones de carbono.
Pero qué tecnologías se usarán y, fundamentalmente, cómo serán los procesos de toma de
decisiones que las rodean, parece en gran medida irrelevante. El punto es que en una
revolución está la salvación.
¿Pero es la revolución una manera adecuada de describir cómo se da el cambio tecnológico o
cómo podría mejorar nuestras vidas? Y si no, ¿cómo debemos definir a estos procesos?
Es fácil comprender por qué aquellos que tienen un producto o una idea para vender o
promocionar recurren a este lenguaje. Suena emocionante y progresista. Pero tiene menos
sentido que los periodistas, los responsables de diseñar políticas y otras personas repitan esta
frase propia de las relaciones públicas.
Los que están impacientes por ver el éxito de un nuevo elemento tecnológico podrían
proclamar "Es el futuro, acéptalo", pero ¿qué pasa con el derecho a dudar, criticar o
simplemente rechazar una tecnología? Nuestro futuro no está tan limitado. Abrir espacios para
hacernos preguntas y ver otras opciones (o como el académico de política científica Andy
Stirling dice: "pluralizar el progreso") nos podría beneficiar a todos.
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Esperanza
La idea de una revolución tiende a exagerar el poder de las tecnologías para impulsar un
cambio por sí solas sin las ayuda de otros actores o fuerzas.
El grafeno bien podría tener un impacto enorme en nuestra vida, pero no lo va a hacer por sí
mismo y no va a resolver todos nuestros problemas. La impresión en 3D solo será una
revolución del consumismo si se lo permitimos.
Los grandes datos ya están teniendo un impacto significativo en muchas vidas y es probable
que eso continúe, pero ¿hasta qué punto, precisamente, sigue siendo tema de debate? Las
revoluciones tecnológicas y científicas son también revoluciones de la sociedad, la economía y
la cultura.
Diversos factores influyen enla forma en que una tecnología termina forjando nuestras vidas,
desde las normas sociales imperantes hasta las estructuras de poder existentes en la sociedad.
Es peligroso esconder esos contextos debajo de la alfombra.
También cabe recordar que la Revolución Industrial no fue precisamente gloriosa para todo el
mundo. Las personas sufrieron, muchos se opusieron a ella y además tuvo diversas
consecuencias a largo plazo no deseadas, como las emisiones de carbono.
Actualmente estamos a mitad del bicentenario de las revueltas de los luditas (1811-1817). Más
conocidos por destruir telares de vapor automatizados, tal vez no sorprenda que la palabra
ludita se emplee comúnmente hoy en día para denominar a alguien que se opone y que
posiblemente les teme a los avances tecnológicos.
Pero el activismo ludita en realidad se centraba más en quién debía controlar la tecnología que
en estar en contra de cualquier tecnología en sí misma. Para repetir una frase muy citada del
ludita George Mellor: "Dejen las máquinas, pero dispárenles a los amos". Lo que también se
olvida muchas veces es el esfuerzo por sofocar este movimiento. Según el proyecto
bicentenario ludita, el cuerpo de Mellor y muchos otros fueron donados a la ciencia médica
como parte de su castigo.
Camino a seguir
Mientras desglosamos las historias poco conocidas de las revoluciones industriales, también
debemos recordar algunos de los cambios a los que no se les da el estatus de revolución, pero
que tal vez lo merecen.
Las naves espaciales y las máquinas de vapor pueden tener un lugar de honor en la mayoría de
los museos de ciencia e industriales, pero innovaciones igualmente poderosas como las
lavadorasy las bicicletas están relegadas a los rincones y los sótanos. No todas las
revoluciones tecnológicas se destacan por igual.
Entonces, ¿cómo podríamos hablar de la tecnología? Una opción es acudir a la evolución o a
la ecología para buscar metáforas que ayuden a centrar la atención en la forma en que
interactúan las herramientas, los seres humanos y los entornos. Sin embargo, vale la pena
recordar la política de esto. Investigadores de desarrollo sostenible de la Universidad de
Sussex sostienen que con mucha frecuencia la forma en que hablamos sobre el cambio
tecnológico refleja las perspectivas y los objetivos de aquellos que tienen riqueza y poder.
Ellos utilizan la metáfora de la autopista, en la que las ideas de los poderosos pueden invadir
las perspectivas del ‘camino’ de los demás. Una forma más clara de expresarlo es que el
dinero puede comprar gran bombo publicitario y este bombo puede actuar para silenciar otras
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visiones útiles, justas, sólidas e innovadoras del futuro. Después de todo, las revoluciones
normalmente consisten en un punto de vista que domina a los demás.
También es importante tener en cuenta que las revoluciones industriales del pasado no fueron
planeadas ni nombradas antes de tiempo. El historiador económico inglés Arnold Toynbee,
que fue el primero en popularizar el término "Revolución Industrial", nació 12 años después
de que finalizara la primera de ellas en 1840.
En lugar de eso, estos movimientos se desarrollaron y probablemente también podrían haberlo
hecho con más espacio para desarrollarse; más espacio para entender los problemas y las
posibles alternativas.
Precisamente debido a que las tecnologías tienen el poder de transformar nuestro mundo,
todos deberíamos participar. Necesitamos que los periodistas, políticos y otras personas que
hablan de tecnología -es decir, personas que no solo quieran vender cosas - ayuden a explicar
las opciones implicadas en el impacto de la tecnología en nuestras vidas, no que nos limiten
con charlas triviales sobre la revolución.
Fuente: Nota informativa publicado en el portal BBC Mundo el 9 de mayo de 2014 y
disponible en el sitio web: http://www.bbc.co.uk/
5. SOSTENIBILIDAD Y CAMBIO CLIMÁTICO, POR MARIA EUGENIA RINAUDO MANNUCCI
La vida en la Tierra surgió hace unos 3.500 millones de años, cuando las primeras células
dieron inicio a un sinfín de cadenas biológicas y ecológicas, dando origen luego al ser
humano, ese “recién llegado” albergado por este increíble y majestuoso planeta de unos 4.600
millones de años de antigüedad.
Pese al corto tiempo que llevamos habitando nuestro hogar, la involución del hombre ha
alterado y modificado el sistema natural para satisfacer sus propias necesidades. Antes del
inicio de la Revolución Industrial, la humanidad se desarrollaba a favor de su medio, tomando
solo lo estrictamente necesario o, como prefiero plantearlo, junto con él y no en su contra.
Actualmente somos testigos de cómo nuestra codicia por tener un “poco más” de lo que
debemos ha ido desequilibrando el holismo del planeta (concepto epistemológico que se basa
en la interacción de todo el sistema ambiental) y cambiando su homeóstasis (condición que
busca la estabilidad en los organismos vivos). Pienso que los seres humanos nos hemos
desarrollado como un caso especial en la naturaleza. Lo evidenciamos día a día con nuevos
datos, publicaciones y estudios sobre la creciente degradación ambiental que producimos.
Extraída de la Declaración de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano, les comparto esta
reflexión que sugiere especial atención: "…En la larga y tortuosa evolución de la raza humana
en este planeta se ha llegado a una etapa en que, gracias a la rápida aceleración de la ciencia y
la tecnología, el hombre ha adquirido el poder de transformar, de innumerables maneras y en
una escala sin precedentes, cuanto lo rodea…". Las problemáticas ecológicas de los últimos
decenios han sido originadas por nuestra incompetencia como sociedad de no ver más allá de
nuestra naturaleza humana, conducta que nos ha llevado a evolucionar de forma distante al
ambiente y, a veces, incluso a nuestros semejantes.
La población mundial crece sin parar y su fuente de energía es altamente contaminante pues
proviene principalmente de hidrocarburos que, al quemarse y trasladarse, liberan gases de
efecto invernadero, responsables del cambio climático. La insostenibilidad es un parámetro
que abunda en los actuales estilos de vida. Damos por sentado que el entorno, la energía, el
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agua y los alimentos deben estar allí para nosotros día a día, hora tras hora. Entonces somos
nosotros el principal problema.
El cambio climático está comenzando a destruir todo a su paso y no cesará. Este reto coloca a
toda la humanidad en una encrucijada. Debemos hallar la forma de asegurar el desarrollo de
todos los seres vivos cambiando todos los parámetros insostenibles, promoviendo la
conservación de los recursos naturales y reconciliándonos con la naturaleza.
Debido a lo anteriormente expuesto, es imperativo que como sociedad, recalquemos las
prioridades ecológicas enmarcadas en el desarrollo mundial: protección ambiental, lucha
contra la pobreza y la inseguridad alimentaria, mitigación/adaptación del cambio climático,
movilidad eficiente, etc. Teniendo en cuenta que ningún país es inmune al cambio climático,
muchas han sido las iniciativas locales para enfrentar las crisis ecológicas y mejorar la calidad
de vida de los ciudadanos. El empoderamiento de las comunidades como parte de la solución
se ha convertido en los últimos años en un soporte considerable para gobiernos y
organizaciones internacionales que trabajan por la mejora ambiental y social de las naciones.
La evolución en la percepción de los desafíos ambientales y sociales ha permitido —e
influenciado— la búsqueda del camino más viable y seguro para sentar las bases de un
desarrollo sostenible, apegado a la protección de los recursos naturales y la satisfacción de las
necesidades de las sociedades. La sociedad del presente y las generaciones futuras juegan un
papel clave en el establecimiento de políticas basadas en la preservación de los recursos
naturales y su adecuado manejo a fin de asegurar su existencia.
La creciente presión que la humanidad ejerce en el entorno podría derivar en cambios
extensos, acelerados e irreversibles sobre el sistema social y ecológico del planeta: por ahora,
nuestro único hogar. Las graves problemáticas ambientales que afectan directamente a las
sociedades —déficit de agua, problemas energéticos, falta de alimentos y producción de los
mismos, regeneración de enfermedades, entre otros— son solo la punta del iceberg de las
amenazas que el aumento de las temperaturas implica.
El sistema ambiental ha sido y será siempre esencial para la vida. Según el Programa de las
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, las preocupaciones acerca del equilibrio entre la
vida humana y el ambiente alcanzaron dimensiones internacionales recién en la década de
1950. Aún nos queda mucho camino por recorrer a pesar de los grandes avances mundiales.
La humanidad es altamente vulnerable a las variaciones del entorno y dependemos totalmente
de los recursos naturales para satisfacer nuestras necesidades. El cambio climático representa
una grave amenaza a la sobrevivencia de la especie humana. Ninguna nación es inmune a esto.
El cambio climático se traduce en la pérdida de vidas humanas. El desarrollo sostenible es la
única vía adecuada para prevenir y hacer frente a la situación. A nivel individual, es necesario
transitar hacia estilos de vida más sencillos y sustentables (evitar el consumismo y despilfarro,
tratar de reciclar, usar medios de transporte “eco” como bicis o compartir el auto, etc…). A
nivel colectivo, la “búsqueda” hacia el camino de la sostenibilidad, debe seguir siendo una
prioridad.
Actuar ahora y de forma inteligente debe ser una prioridad para todos, no solo para los
gobiernos y organismos internacionales. Todos tenemos una responsabilidad ante ese entorno
que nos hace más “humanos”. Nuestra generación es la responsable de actuar frente al cambio
climático.
Sólo nosotros somos capaces de determinar el futuro de nuestro planeta, el cual depende de
nuestras conductas y acciones, individuales y colectivas. Tenemos por delante muchos
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desafíos globales, pero el más preocupante (e inquietante al mismo tiempo) es modificar lo
más pronto posible el comportamiento de cada uno de los habitantes de este gran hogar. El
planeta está en riesgo y nosotros con él.
Fuente: María Eugenia Rinaudo Mannucci es analista ambiental de la Asociación
Interamericana para la Defensa del Medio Ambiente (AIDA). Este artículo fue publicado el 12
de mayo de 2014 y se encuentra disponible en el sitio web: http://www.aida-americas.org/
6. LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA EN HOTSPOTS DE BIODIVERSIDAD
Las investigaciones muestran que la mayoría de los conflictos armados ocurren en áreas ricas
en biodiversidad. Aunque resulta dañino para la flora y fauna, algunos creen que también tiene
sus ventajas.
El vínculo entre conflicto y conservación nunca ha tenido un lugar prominente en la lista de
prioridades en la investigación medioambiental. Pero esta situación cambió hace unos pocos
años, cuando un estudio del grupo Conservation International descubrió que más del 80 por
ciento de las contiendas armadas en la segunda mitad del siglo XX tuvieron lugar en hotspots
de biodiversidad.
Los expertos señalan que el armamento convencional es capaz de dejar terrenos y ecosistemas
desolados durante décadas. Además, la naturaleza cambiante del conflicto conlleva
consecuencias ecológicas igualmente desastrosas, y está tornando regiones ricas en
biodiversidad en auténticos campos de batalla.
“Durante los últimos 50, 60 o incluso 70 años, la mayoría de los conflictos han sido internos:
una lucha entre el gobierno contra grupos rebeldes a los que les falta infraestructura”, explica
Thor Hanson, biólogo conservacionista que tomó parte en el estudio inicial, en entrevista con
Global Ideas. “Por ello, estos grupos tienden a refugiarse en terrenos salvajes, en particular las
áreas de densa vegetación, que ofrecen el mejor escondite.”
Entre estos grupos se encuentran las FARC en Colombia, o los militantes islamistas Boko
Haram en Nigeria, que a menudo buscan ganar una ventaja estratégica sobre sus enemigos
basando sus operaciones en zonas boscosas. Esto significa que los conflictos internos a
menudo se desarrollan en áreas de gran valor natural, y suponen, por tanto, gran peligro para
la biodiversidad.
El conflicto interno de un país a menudo supone daños para las zonas ricas en biodiversidad.
“Una vez que hemos establecido esta conexión, podemos empezar a ver otros vínculos entre
recursos naturales y el conflicto mismo”, añade Hanson, que ha participado en varias
investigaciones posteriores en el campo conocido como “ecología de guerra”. El experto
mencionó la invasión de áres protegidas, la deforestación masiva de zonas boscosas y el
impacto de grandes comunidades de refugiados como algunos de sus efectos negativos en la
naturaleza.
Caza furtiva, gran problema
Pero quizás los mayores problemas y también los más extendidos son la caza furtiva y el
saqueo de recursos, que a menudo también sirven para agravar las hostilidades. Muchos de los
minerales más valorados, madera, y también algunas de las especies de animales salvajes más
codiciadas son víctimas de bandos que, durante la guerra, buscan medios para financiar la
continuación de la violencia.
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En los últimos años, la inestabilidad en partes de África, incluyendo Zimbabwe y la
Comunidad Económica de los Estados de África Central, ha llevado al incremento de la caza
furtiva de elefantes y rinocerontes, decimando su población. A su vez, esto ha llevado a un
aumento del comercio ilegal de marfil.
Los ecologistas avisan desde hace tiempo que las ventas de marfil ayudan a financiar redes
militantes tales como al-Shabaab, en Somalia. Andrea Crosta, director ejecutivo y cofundador
de la organización Elephant Action League (EAL), yNir Kalron, fundador y presidente de la
empresa de asesoramiento Maisha Consulting, han pasado casi dos años investigando los
terroristas vinculados a al Qaeda a través de una red de colaboradores, fuentes e informadores
dentro de la comunidad somalí en Kenia.
Crosta explica cómo él y Kalron entrevistaron y filmaron en secreto a cazadores furtivos,
comerciantes, grandes traficantes y antiguos jefes militares para recopilar lo que el experto
describe como “pruebas sólidas”: “Tras revisar detalladamente cada punto de información,
pudimos confirmar la participación de al-Shabaab, un importante comprador en la región”,
dice. “Comprendimos su modo de operar y descubrimos que sus ingresos podían llegar a al
menos varios cientos de millones de dólares cada mes”.
La caza furtiva y el lucrativo comercio de marfil en todo el mundo hacen que los conflictos
continúen.
A pesar de que estas actividades no son la principal fuente de ingresos de al-Shabaab, Crosta
dice que el grupo sigue siendo un cliente preferente, y que con ello estimula la caza furtiva y
el comercio dentro de determinadas redes.
Ecologistas en la zona de conflicto
A pesar de que la caza furtiva es un tema recurrente en la comunidad ecologista y se debaten a
menudo las ventajas y desventajas de luchar contra saqueadores y cazadores con armas de
fuego, el papel de los grupos ecologistas en conflictos bélicos no ha recibido mucha atención
hasta ahora.
Aun así, la experiencia demuestra que merece la pena tener a grupos ecologistas trabajando en
zonas de conflicto durante todo el tiempo que sea posible. No solo porque ayudan a proteger
estas áreas de saqueos indiscriminados, sino también porque su labor afecta al estado en que
quedan las áreas protegidas tras el cese de las hostilidades. Si una región se deja abandonada
en ese estado de liquidación, tendrá menos probabilidades de tenerse en cuenta en algún
programa de gestión posterior al conflicto.
Un ejemplo de ello es Ruanda, donde grupos de conservación internacionales continuaron
financiando a los empleados de la reserva forestal Nyungwe y el parque nacional Volcanoes
durante la guerra civil y el genocidio. Esto ayudó a que se mantuvieran intactas los límites de
la reserva y la población de ungulados y gorilas de montaña del parque. Y en el volátil período
de posguerra, ONGs ayudaron al parque a restablecer el turismo y la investigación, y a evitar
los proyectos de calzadas y terrenos de pastoreo que se propusieron.
¿Puede la guerra ser buena para la biodiversidad?
Sin embargo, algunos expertos también afirman que la biodiversidad se puede beneficiar en
determinadas ocasiones del conflicto armado. “Esto es a menudo el tema más controvertido,
porque nadie quiere decir abiertamente que la guerra puede tener un efecto positivo”, dice
Thor Hanson. “Pero al igual que los politólogos, los biólogos no deberían dejar pasar ninguna
oportunidad que surja de un conflicto”.
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Algunos expertos creen que los conflictos armados también pueden tener consecuencias
positivas para el medio ambiente.
Algunos expertos creen que los conflictos armados también pueden tener consecuencias
positivas para el medio ambiente.
Estas oportunidades van desde el cambio de patrones de asentamiento de las comunidades
hasta la suspensión de ciertas actividades de tala y caza, que a su vez dan la oportunidad a
animales y plantas para reproducirse y crecer a su ritmo natural.
Hanson menciona también como ejemplo positivo la creación de los llamados “parques de
paz” en territorios crónicamente disputados. Uno de ellos es la zona desmilitarizada entre
Corea del Norte y Corea del Sur, que según el experto “rebosa den especies amenazadas”. El
enorme territorio que llega de costa a costa pasa por todos los ecosistemas posibles y
elevaciones en la península, y es un ejemplo único de hábitat abandonado por la sociedad y el
desarrollo industrial por parte de ambos lados de la frontera.
“Los ecologistas en Corea llevar insistiendo desde hace años que cualquier proceso de
reconciliación entre el Norte y el Sur debería incluir algún tipo de parque de paz permanente
en una buena parte de ese territorio”, concluye Hanson.
Fuente: Artículo publicado por el portal Deutsche Welle y disponible en el sitio Web:
http://www.dw.de
7. CIUDADES LATINOAMERICANAS EN EL OJO DEL CAMBIO CLIMÁTICO, POR EDE IJJASZVASQUEZ
En el tema del cambio climático, está claro que no se puede tapar el sol con un dedo. En mis
conversaciones con agricultores, alcaldes, empresarios y jóvenes a lo largo de América Latina,
y por nuestras redes sociales, el cambio climático aparece como una realidad innegable.
Olvidemos por un segundo los estragos climáticos palpables –supertormentas, inundaciones,
sequías y demás- que están causando enorme sufrimiento y pérdidas millonarias en todo el
planeta. Poniendo todo eso en un paréntesis, lo cierto es que la temperatura ambiental está
subiendo, como ya lo hemos dicho en un blog anterior, y con ella los riesgos de cambios
sustanciales e irreversibles en los patrones climáticos.
El cambio climático está aquí para quedarse. El tema es cómo enfrentarlo. En este blog trato
de plantear algunas sugerencias útiles.
Empecemos por los avances concretos. Apenas un año después de los estragos del Huracán
Sandy, mandatarios, empresarios y organizaciones no gubernamentales se reúnen en Nueva
York desde este lunes en la Semana del Clima NYC2013 para discutir cómo luchar contra el
cambio climático y asegurar un desarrollo “verde” y equitativo.
En la escena global ciudades latinoamericanas como Rio de Janeiro o Bogotá, tienen cada vez
más cosas que decir sobre el camino a seguir.
Les digo por qué: a nivel mundial, las ciudades son el centro económico, demográfico y de
innovación. Y como tales consumen el 66% de la energía que se produce y generan el 70% de
las emisiones de gases de efecto invernadero.
Al mismo tiempo, sufren los mayores impactos económicos de desastres climáticos como
huracanes e inundaciones. Por ello se considera que las ciudades desempeñan un papel
fundamental en la batalla contra el cambio climático.
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En América Latina, no sólo son el motor económico, sino que además definen la calidad de
vida de cerca del 80% de la población –porcentaje que tiende a crecer a medida que aumente
el crecimiento urbano de Centroamérica, y de las ciudades pequeñas y medianas de
Sudamérica.
La buena noticia es que las ciudades latinoamericanas ya están tomando la delantera.
Recientemente los Premios al Liderazgo del Cambio Climático reconocieron a tres ciudades
de la región -Bogotá, Ciudad de México y Rio de Janeiro- por la forma innovadora y
socialmente inclusiva de luchar contra el cambio climático. Vale destacar que estas urbes
fueron las únicas premiadas entre los países emergentes.
Batalla en dos frentes
Creo que la lucha contra el cambio climático en la región tiene dos frentes importantes.
Primero, la preparación contra los desastres climáticos que enfrentamos hoy, así como los del
futuro con su mayor intensidad y frecuencia. Segundo, la reducción de gases de invernadero
con especial énfasis en las ciudades y el sector agroforestal .
En este sentido es clave que el crecimiento de las ciudades se planifique y desarrolle de
manera eficiente y sustentable. A continuación les ofrezco tres claves para saber si una ciudad
está creciendo como debiera:
 Primera clave: ¿se está promoviendo un uso eficiente del suelo, agua y energía y que
lleve a ciudades más compactas y con un mejor sistema de transporte?
 Segunda clave: ¿se trata de un crecimiento más limpio con especial énfasis en
contaminantes climáticos de corta vida tales como el carbón negro de los vehículos, o
el metano que emite la basura? Estos contaminantes son especialmente críticos porque
no sólo tienen impactos globales sino también en la calidad local del aire y detrimento
en la salud.
 Clave final: ¿se está mejor preparado para los desastres climáticos de hoy y de
mañana? Los recientes fenómenos climáticos que han afectado a dos terceras partes del
territorio mexicano nos recuerdan la urgencia de tomar acciones efectivas para reducir
la vulnerabilidad de nuestras ciudades.
Se preguntarán ¿cómo lograr todo lo anterior para que la mayoría se beneficie del cambio? En
otras palabras, ¿cómo hacer para que el crecimiento de las ciudades sea incluyente, además de
amigable con el medio ambiente global y local? Creo que eso implica otras cuatro
condiciones:
La primera es: Invertir en servicios de transporte público más eficientes y al servicio de todos,
incluidas las poblaciones más pobres Una segunda condición, también en el ámbito de
servicios, sería: Promover un manejo integral de los residuos sólidos.
Finalmente en el ámbito de políticas públicas habría que, primero, combinar las políticas
tarifarias y los subsidios a los más pobres para promover un uso general más eficiente del agua
y la energía. En segundo lugar había que diseñar políticas de suelo que prohíban construir en
las zonas de mayor riesgo de inundación y lleven a ciudades más compactas y ordenadas.
Estas acciones ya se están llevando a cabo en muchas ciudades de América Latina y tienen el
potencial de expandirse a otros conglomerados urbanos de la región. Para apoyar estos
esfuerzos, el Banco Mundial anunció la iniciativa Ciudades Habitables con Bajo Nivel de
Emisiones de Carbono que plantea respaldar los esfuerzos de desarrollo con bajo carbono de
300 ciudades de países en desarrollo durante los próximos cuatro años. El plan incluye varias
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herramientas técnicas y financieras tales como inventarios de gases de efecto invernadero y
planeación de inversiones de bajo carbono.
Estoy convencido que la lucha contra el cambio climático no se debe librar únicamente en las
grandes metrópolis. Hay oportunidades enormes en las ciudades de menor tamaño y rápido
crecimiento, donde se pueden evitar los errores que vemos hoy en los grandes centros urbanos.
Unas ciudades eficientes, limpias y mejor preparadas para los desastres naturales serán no solo
más competitivas sino también epicentros de combate contra uno de los flagelos más
devastadores del siglo XXI: el cambio climático.
Fuente: Ede Ijjasz-Vásquez es Director del Sector de la Unidad de Desarrollo Sostenible para
América Latina y el Caribe. Este artículo de opinión fue publicado en el portal del Banco
Mundial y se encuentra disponible en el sitio web: http://www.bancomundial.org/
8. LATINOAMÉRICA APLICA EL PESO DE LA LEY CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO
En algunos países de Latinoamérica atacar a la naturaleza es un crimen, en otros se alienta la
compra y venta de los gases que destruyen la atmósfera. Son medidas dispares con un mismo
fin: confrontar la inevitable transformación del clima, que ya está sintiéndose en toda la
región, sea en forma de fenómenos extremos como las tormentas gemelas, o menos
perceptibles, como el alza del nivel del mar.
Por fortuna, América Latina es la región del mundo, junto con África, que más ha hecho en
materia de legislación para prevenir o mitigar los cambios atmosféricos, de acuerdo a un
informe global sobre los avances legislativos.
Destacan Bolivia, que aprobó la Ley de la Madre Tierra, la cual penaliza el maltrato de la
naturaleza, y Costa Rica, que recién dio luz verde a una de las más ambiciosas leyes climáticas
del mundo, y ha impulsado los mercados de carbono como estrategia para llegar a ser carbononeutral en la próxima década.
México, El Salvador y Ecuador, por su parte, adoptaron estrategias para la reducción de
emisiones de gases de efecto invernadero e impulso al desarrollo sostenible de sus
poblaciones.
“En Latinoamérica, los planes contra el cambio climático se están empezando a transformar en
legislación concreta”, afirma el estudio de GLOBE International, que reúne a parlamentarios
de más de 80 países comprometidos con la promulgación de leyes para aprovechar
racionalmente los recursos del planeta.
Estos son algunos de los avances legislativos latinoamericanos:
México: Se anuncia la adopción de la estrategia nacional de cambio climático, que se enfoca
en la reducción de emisiones y en políticas públicas climáticas multisectoriales.
Costa Rica: El congreso adopta la ley marco de cambio climático que garantiza que el tópico
se enseñe en las escuelas de manera obligatoria. Un decreto ministerial crea los mercados de
carbono voluntarios.
Ecuador: Se establece la estrategia nacional intersectorial de cambio climático. El Plan
Nacional del Buen Vivir alienta el desarrollo sustentable.
Bolivia: El país promulga la Ley de la Madre Tierra, que es una amplia reformulación del
manejo nacional de los recursos naturales, el clima y el ecosistema.
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El Salvador: Se adopta la estrategia nacional de cambio climático para reducir el impacto
social y económico producto del calentamiento global.
En el resto del mundo la ola legislativa para contrarrestar los efectos del cambio climático
también parece estar cobrando fuerzas. El informe muestra que 61 de los 66 países analizados
–responsables del 90% de las emisiones de CO2- han promulgado normas para promover
fuentes de energía limpia, mientras que 54 países han legislado para mejorar su eficiencia
energética. Todo lo cual reduce la dependencia de los combustibles fósiles y a mejorar el
medio ambiente, según el estudio.
Aun así, queda mucho por hacer en los parlamentos del mundo. “Pese a estos avances
debemos tener claro que la respuesta legislativa no es suficiente para mantener las emisiones a
un nivel que sólo produciría un calentamiento global de 2 grados centígrados, lo cual es la
meta acordada por la comunidad internacional”, afirma John Gummer, miembro de la Cámara
de los Lores y presidente de GLOBE International.
Los expertos advierten sin embargo que, al paso que vamos, las temperaturas globales subirán
un promedio de 4 grados centígrados para fines del siglo, poniendo en entredicho la
subsistencia de futuras generaciones y los avances sociales hasta la fecha.
Una de las grandes pérdidas de la región latinoamericana en un mundo más caliente incluiría
partes del Amazonas, cuyas regiones oriental y meridional se marchitarían lentamente. Esto, a
su vez, impactaría en la producción de alimentos, ya que la selva amazónica genera parte de
las lluvias que irrigan los cultivos en Argentina, Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil.
“Alimentar al mundo sería complicado en el escenario más extremo de calentamiento global.
Y se pone en tela de juicio la capacidad de América Latina de ser el granero del mundo”,
advierte el experto en cambio climático del Banco Mundial, Erick Fernández.
Fuente: Artículo informativo publicado en el portal del Banco Mundial y disponible en el sitio
web: http://www.bancomundial.org/
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Edición a cargo de Rodrigo Fernández Ortiz