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Odontología Preventiva
Evidencia sobre el manejo médico de la enfermedad de caries
Carmen Llena Puy 1, Leopoldo Forner Navarro 2
Odontólogo de Atención Primaria. Departamento 9. Agencia Valenciana de Salud
Profesor Titular de Patología y Terapéutica Dental. Universitat de Valencia
Correspondencia:
Carmen Llena Puy
C/ Albuixech Nº 8, pta 2.
46021 Valencia
[email protected]
Llena-Puy C, Forner-Navarro L. Evidencia sobre el manejo médico de la enfermedad de caries. Odontol. Prev. 2008;1(2):110-20.
© Medicina Oral S. L. C.I.F. B 96689336 - ISSN1888-6450
Resumen
La caries es una enfermedad infecciosa, de evolución crónica y carácter acumulativo.
Afecta de forma importante a la calidad de vida de las personas y representa una gran carga
económica para los individuos y las comunidades.
El control de la enfermedad se logra actuando sobre la formación y maduración del biofilm
o modificando la cinética de disolución de la apatita o mediante la combinación de ambos
procesos. Esto puede conseguirse gracias al control mecánico y químico de la placa, el uso
adecuado de fluoruros, el control de la dieta y el control del flujo salival, siempre que sea
posible. Muchos de estos factores dependen del grado de colaboración del paciente.
La toma de decisiones en cuanto al tratamiento, vendrá condicionada por dos cuestiones: la
evidencia científica existente sobre las diferentes alternativas posibles y el riesgo individual
de caries de cada paciente.
El uso de fluoruros en diferentes regímenes, en función del riesgo individual, sigue siendo la
medida que aporta mayor evidencia científica tanto en evitar que aparezcan nuevas lesiones,
como en la limitación de la velocidad de progresión de las ya existentes. El control químico
de la placa mediante el uso de clorhexidina estará indicado en pacientes de elevado riesgo
microbiológico, resultando ser más efectivo en el control de la enfermedad cuando se utiliza
combinado con fluoruros. El sellado de fisuras es una medida efectiva en el control de la
caries oclusal de los molares, cuando se consideran en su utilización, el riesgo del paciente
y la edad eruptiva del diente.
Palabras clave: Caries, manejo médico de la caries, flúor, clorhexidina, selladores de fosas y fisuras.
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Odontología Preventiva
Introducción
La Odontología como ciencia tiene por objeto conseguir niveles de salud oral óptimos en la
población. La Odontología Preventiva, como planteamiento de trabajo en todos los ámbitos
profesionales, pretende mantener en salud a la población y proporcionar las herramientas
para que los individuos y las comunidades sean capaces de realizar los autocuidados
esenciales para mantener su salud.
Alguna de las enfermedades orales, como la caries y las enfermedades periodontales, son
de distribución casi universal a pesar de que existen medidas preventivas de efectividad
probada. Inicialmente, el único tratamiento con posibilidad de éxito era la extracción del
diente. La Odontología Conservadora moderna, sentó las bases en las que se fundamentó el
tratamiento de las lesiones de caries a lo largo del siglo XX. La extirpación del diente fue
reemplazada por su restauración, siempre que fuera posible. Esto mejoró la salud oral, pero
tras décadas de aplicación se puso claramente de manifiesto que algo estaba fallando, el 70%
de las restauraciones reemplazaban a otras preexistentes (1), siendo la caries secundaria la
causa más frecuente del recambio de restauraciones. El fracaso de este modelo restaurador
ha hecho que se revisaran estos planteamientos en las últimas décadas del siglo XX.
Tomando como base los conocimientos actuales sobre la enfermedad de caries, podemos
definirla como una enfermedad crónica de carácter progresivo y acumulativo, siendo más
difícil de controlar a medida que transcurre el tiempo y avanza su historia natural. Afecta
de forma importante a la calidad de vida de las personas y representan una gran carga
económica para los individuos y las comunidades.
Desde el establecimiento de la teoría quimioparasitaria por Miller en 1890, conocemos que
tiene un carácter infeccioso. Se pueden identificar más de 300 especies de microorganismos
presentes en la cavidad oral, solo aquellas que son capaces de colonizar las biopelículas que
cubren la superficie de los dientes presentan capacidad agresiva para los tejidos orales (2).
El metabolismo bacteriano en el espesor de las biopelículas ocasiona variaciones del pH
que afectan al equilibrio dinámico de la mineralización subsuperficial del esmalte. Existen
una serie de factores que condicionan el que estos procesos metabólicos tengan como
consecuencia una pérdida mineral el diente, entre los que destacan la composición bacteriana
del biofilm, la composición y el flujo salival, la presencia de carbohidratos fermentables y la
concentración de flúor, calcio y fosfato en los fluidos orales. La interrelación de todos estos
factores, que sucede en la interfase entre el biofilm y la superficie del diente dará lugar a un
proceso dinámico de desmineralización y remineralización; cuando existe un desequilibrio
a favor de la primera, aparece la lesión de caries. La velocidad de progresión de la lesión
refleja la actividad del biofilm, lo que se manifestará clínicamente en forma de lesión activa
o detenida (3).
La era mecanicista de esta especialidad, por tanto ha dado paso a la era biológica. No
podemos ejercer una Odontología ajena a los condicionantes biológicos del enfermo y de
su enfermedad. Siguiendo las directrices establecidas por este nuevo modelo, que podemos
llamar modelo preventivo-restaurador debe combinarse el tratamiento operatorio de las
lesiones (secuelas) con el no operatorio de la caries en cuanto a enfermedad infecciosa
bacteriana que es, y será, el que, en última instancia, determinará el control de la enfermedad,
cuyo resultado será la ausencia de nuevas lesiones, la reducción de la velocidad de progresión
de las existentes o su restitución completa y la mayor longevidad de las restauraciones que
han tratado lesiones previas.
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Odontología Preventiva
Hoy en día está científicamente probado que la predecibilidad de resultados en los tratamientos
operatorios, está en relación directa con un correcto control de la caries como enfermedad
(4). Esta manera de pensar fue ya vislumbrada por el propio Black, quien argumentó que
«la total disociación de la práctica dental de los estudios de patología de la caries que
ha existido en el pasado es un error que no debe prolongarse, tiende, aparentemente,
a reducir al dentista a un simple mecánico». La nueva perspectiva supone una vuelta a
los condicionantes médicos de nuestro ejercicio profesional, que surge desde la reflexión
inducida por no haber alcanzado el 100% de nuestros objetivos a lo largo de estas últimas
décadas a pesar de todos los medios técnicos que se han puesto a nuestro alcance.
Implicación del paciente en el control de la enfermedad
A tenor de la evidencia científica disponible se puede asegurar que el paciente debe tomar
parte activa en el tratamiento si se quiere alcanzar una mejora significativa en su nivel de
salud oral. Es sujeto pasivo del tratamiento sintomático que recibe del profesional, pero
activo en su tratamiento etiológico, que es el que hoy se considera fundamental.
Ya que la caries dental es una enfermedad multifactorial, hay factores relacionados con ella
que tanto el paciente como el dentista deben asumir, al ser, de algún modo, invariables como
son la calidad de los tejidos dentarios y la secreción y composición de la saliva (5). Sin
embargo, hay otros factores etiológicos que están directamente relacionados con los hábitos
y actitudes voluntarias del paciente, como son la higiene oral, los hábitos dietéticos, la
aplicación de las medidas preventivas que le han sido prescritas y el grado de cumplimiento
con el régimen de revisiones establecido (6).
Todos los factores descritos influyen en la actividad de la enfermedad en un paciente
individual, en la longevidad de las restauraciones y en la predecibilidad de resultados. Los
dentistas por sí solos no curamos la enfermedad, sino sus efectos o secuelas, eso hoy resulta
evidente. El paciente debe colaborar si desea tratarla adecuadamente y evitar más secuelas.
Por muy buena que sea la técnica aplicada durante el tratamiento quirúrgico de las lesiones
de caries, estarán condenadas al fracaso si no se logra controlar la enfermedad infecciosa, y
para ello se hace indispensable su colaboración.
Probablemente esto precisa un cambio de mentalidad, considerando que el papel del paciente
debe ser activo y no pasivo, ha de asumir también las responsabilidades que contrae al
solicitar su tratamiento si desea alcanzar resultados satisfactorios y, finalmente, debe exigir
a su dentista no sólo habilidad técnica, sino información, adiestramiento y la adopción de
medidas no quirúrgicas que permitan el control adecuado de la enfermedad (7).
Prevención de la caries dental y control de la progresión de la enfermedad
La formación de biopelículas en la superficie del diente es constante, por tanto la fluctuación
del pH que ocasionan los procesos metabólicos sucedidos en su seno no pueden evitarse, sin
embargo sí pueden evitarse sus consecuencias, es decir la formación de cavidades (8).
El control de la enfermedad se logra actuando sobre la formación y maduración del biofilm o
modificando la cinética de disolución de la apatita o mediante la combinación de ambos procesos.
Esto puede conseguirse gracias al control mecánico y químico de la placa, uso de fluoruros,
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control de la dieta y control del flujo salival, siempre que sea posible. Muchos de estos factores
dependen del grado de colaboración del paciente, por lo que potencialmente cualquier persona
puede aprender a controlar el desarrollo de la lesión y la progresión de la caries.
No debemos de olvidar que cada individuo responde de una forma diferente a las múltiples
y complejas interrelaciones entre los factores conocidos y desconocidos que afectan a esta
enfermedad, por lo que la determinación del riesgo individual es un prerrequisito importante
antes de la planificación del tratamiento (2).
Las medidas de control de la enfermedad tales como enseñar al paciente la mejor forma
de eliminar la placa, aplicar fluoruros tópicos o modificar sus hábitos dietéticos, permiten
evitar o al menos posponer la aparición de lesiones. Este concepto requiere un cambio de
mentalidad tanto de los pacientes como de los profesionales que deben de decidir que modo
de actuación frente a esta enfermedad les resulta más coste-efectivo.
La odontología restauradora debe de caminar de la mano junto a la implementación de
los procedimientos no operatorios para el control de la caries. Ignorar los procedimientos
terapéuticos no operatorios en el manejo de la enfermedad de caries es biológicamente
ilógico y éticamente inaceptable. Por todo ello el control de la enfermedad debe de ser
considerado como tratamiento del continuo proceso de caries y por tanto de la lesión en los
diferentes estadios de su evolución.
El enfoque de la caries como enfermedad infecciosa que comparte riesgos con otras
enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, etc, es
un concepto relativamente reciente (9). Ello nos lleva a enfocar nuestro quehacer profesional
desde un ámbito menos mecanicista y más etiológico y patogénico de la enfermedad y del
modo de enfermar y a plantear el tratamiento médico de la enfermedad dentro de un marco
global de mantenimiento de la salud general del paciente y de la comunidad.
De acuerdo con los conocimientos actuales sobre la enfermedad y su evolución, nos
proponemos hacer una revisión de la evidencia científica disponible, obtenida con los
diferentes procedimientos encaminados tanto a evitar la aparición de nuevas lesiones, como
a limitar la progresión de las ya existentes y plantear recomendaciones de aplicación en base
a dicha evidencia.
Se han establecidos grados de recomendación de los diferentes procedimientos de tratamiento
médico de la caries siguiendo las indicaciones de la guía de la Agency for Health Care Policy
and Research de Estados Unidos (10). Grado A: Al menos un ensayo clínico controlado y
aleatorizado como parte del cuerpo de la literatura disponible (niveles de evidencia Ia, Ib).
Grado B: Estudios clínicos bien diseñados no aleatorizados (niveles de evidencia IIa, IIb,
III). Grado C: Opiniones de expertos o grupos de trabajo (nivel de evidencia IV).
Alternativas de tratamiento médico de la enfermedad de caries
- Fluoruros tópicos de uso profesional
La evidencia sobre la efectividad de los fluoruros en la reducción de aparición de lesiones
de caries y en la menor velocidad de progresión de las lesiones está bien documentada,
no obstante los ensayos clínicos existentes sobre las diferentes formas de aplicación y su
efectividad no son del todo coincidentes, existiendo grandes diferencias dependiendo de la
edad y del riesgo inicial de caries.
La mayoría de las revisiones sistemáticas realizadas concluyen que la eficacia del barniz de
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flúor, a diferentes concentraciones y en diferentes regímenes de aplicación, en la reducción
en la aparición de nuevas lesiones de caries es suficientemente concluyente, obteniéndose
porcentajes de reducción que oscilan entre el 7 y el 70% (11).
Una de estas revisiones sistemáticas que evaluó la efectividad en la reducción de caries
para dentición temporal y permanente del barniz de flúor comparada con placebo o con no
tratamiento, concluyó que para dentición temporal la fracción preventiva estimada fue del
33%, mientras que para la dentición permanente fue del 46% (12).
Según informó Bader y cols (13), la aplicación tópica de barniz de flúor es la medida de
más efectiva en la reducción de caries, si consideramos exclusivamente el factor fracción de
reducción, no es así si tenemos en cuenta la universalización de la medida.
Los beneficios en cuanto a reducción de caries con geles de flúor de uso profesional (APF
1,23%) comparados con placebo, oscilan entre el 19 y el 33 % (14). Estudios llevados a
cabo por Ripa (15), obtienen reducciones de caries entre el 21,9 y el 26,3 % con una o dos
aplicaciones al año en habitantes de poblaciones que no contienen concentraciones óptimas
de flúor en el agua de bebida.
De lo anteriormente expuesto podemos concluir que la recomendación tanto de los geles como
de los barnices de flúor de uso profesional varía en función del riesgo de caries y de que se
utilicen otras medidas alternativas de aporte de flúor. La pauta de administración para niños y
adolescentes de alto riesgo sería, al menos, la aplicación bianual (recomendación grado A).
Si bien el flúor a alta concentración también ha demostrado sus beneficios en dentición
temporal y en pacientes adultos de alto riesgo (recomendación grado B), no existe
información suficientemente fiable sobre la frecuencia de aplicación en dentición temporal
o en pacientes adultos de alto riesgo (16).
- Clorhexidina
El uso de clorhexidina en gel o en barniz se ha mostrado efectiva en la reducción de aparición
de nuevas lesiones de caries, en pacientes de alto riesgo microbiológico, tanto en la reducción
de caries oclusales, como de superficies lisas y radiculares, independientemente de que se trate
de adultos o de niños (17). Un meta análisis en el que se evaluaron diferentes estudios clínicos
sobre el uso de clorhexidina en niños de entre 11 y 14 años con alto riesgo de caries muestra una
fracción preventiva obtenida con esta medida del 46 % con geles dentífricos y colutorios (18).
El barniz de clorhexidina al 1% combinada con timol (Cervitec) ® es el más estudiado de
los productos comercializados, demostrando su efectividad en la reducción de caries de
fosas y fisuras en el primer molar permanente en un 48,6 % en escolares de 6-7 años de
edad frente a un grupo control con aplicaciones trimestrales durante 2 años (19). Tres años
después de discontinuar el programa los beneficios habían desaparecido por completo (20)
Una revisión sistemática realizada recientemente establece que el barniz de clorhexidina
tiene un efecto moderado en la reducción de caries cuando se repiten las aplicaciones en
intervalos de entre 3 y 4 meses, su efectividad disminuye tras dos años de discontinuar
el tratamiento. La clorhexidina aplicada a intervalos largos de tiempo no tiene efecto
cariopreventivo (21).
Otros barnices a mayor concentración como el Chlorzino ® o el EC40 ®, han demostrado
su eficacia tanto en la limitación de la progresión de lesiones de caries activas como en la
reducción de aparición de nuevas lesiones en pacientes con riesgo microbiológico elevado.
No obstante no todos los estudios son concluyentes a este respecto, un estudio realizado
por Ogaard y colaboradores (22) en niños portadores de tratamiento ortodóncico, muestra
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que el uso de barniz de clorhexidina al 1% con timol no logró reducir significativamente el
número de nuevas manchas blancas de desmineralización en la superficie vestibular de los
dientes, aunque sí lograba reducir los niveles de S. mutans en dichas superficies.
Una de las indicaciones más recientes de la clorhexidina es la de interferir la transmisión de
S. mutans de madres a hijos (23).
Podemos concluir que la aplicación de clorhexidina en sus diferentes formas reduce el
riesgo de caries (recomendación grado A), decayendo su efectividad cuando se suspende
su aplicación.
- Combinación de fluoruros a alta concentración y clorhexidina
La combinación de diferentes pautas de aplicación de fluoruros a alta concentración con
clorhexidina ha demostrado ser la forma más efectiva de evitar la aparición de nuevas lesiones
de caries y limitar la velocidad de progresión de las ya existentes (24). Esto resulta de gran
utilidad en pacientes de alto riesgo, pacientes médicamente comprometidos, mayores o a
quienes realizar tratamientos restauradores resulta dificultoso. Esta combinación, también
ha demostrado ser útil en pacientes con tratamiento ortodóncico para reducir el incremento
de nuevas lesiones de caries durante el curso de estos tratamientos (25).
Cuando se analiza la incidencia de nuevas lesiones de caries en pacientes irradiados de
cabeza y cuello tratados con una pauta de aplicación trimestral de clorhexidina y gel de flúor
diario, se comprueba que el número de nuevas lesiones de caries en estos pacientes, seguidos
durante tres años, resulta comparable al de la población general de su entorno (26).
Un reciente estudio clínico aleatorizado, estableció que la combinación de enjuagues de
clorhexidina al 0,12 % y de fluoruro sódico al 0,05 %, reducía significativamente la aparición
de nuevas caries y la evolución de las ya existentes (27).
En base a los estudios existentes, podemos establecer que la combinación de fluoruros y
clorhexidina presenta un elevado nivel de evidencia, por lo que podemos asignar un grado
de recomendación “A”, no obstante son necesarios más estudios clínicos controlados que
nos permitan establecer la pauta de aplicación más adecuada en función del riesgo de caries
del paciente.
- Fluoruros de autoaplicación
El uso de pasta dental fluorada frente al cepillado con pasta sin flúor reporta un reducción
en la incidencia de caries entre el 20 y el 35 %, esta reducción es comparable a la del 50%
obtenida en los países industrializados cuando la prevalencia de caries era muy elevada y se
comenzó la fluoración del agua.
Las concentraciones de flúor en la pasta por debajo de 500 ppm poseen un efecto muy
limitado, mientras que incrementos de 500 ppm producen un beneficio adicional de 6% en la
fracción prevenida de caries. La concentración de 1000 ppm se considera la adecuada para
las pastas convencionales, recomendándose concentraciones de 1500 ppm sólo en pacientes
de alto riesgo. Por tanto la efectividad de las pastas dentífricas es dosis dependiente,
como se ha demostrado en una revisión sistemática realizada por Ammeri en 2003 (28).
La recomendación en cuanto a frecuencia es de dos aplicaciones diarias, mostrándose esta
significativamente superior a una sola aplicación para la dentición permanente joven (grado
de recomendación A), mientras que existe evidencia incompleta sobre el efecto de la pasta
dentífrica fluorada en dentición temporal (grado de recomendación C) (29).
Con respecto a los colutorios fluorados, las formas más utilizadas son las concentraciones
para uso diario al 0,05 % o las de uso semanal al 0,2 %. Los estudios que hacen referencia a
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efectividad de esta medida fueron realizados en poblaciones con índices de caries elevados y
en las que no se utilizaban otras medidas adicionales de uso de fluoruros. Actualmente, dada la
generalización del uso de pastas dentífricas fluoradas, deberían de utilizarse los colutorios sólo
en personas con riesgo elevado de caries. Las forma de aplicación colectiva, como la aplicación
de colutorios semanales de flúor en el ámbito escolar, deberían de restringirse a comunidades
con baja concentración de flúor en el agua, alta o moderada prevalencia de caries, irregular uso
de medidas higiénicas y/o ausencia de uso de pasta dental fluorada. (30).
Una revisión sistemática en la que se compara la pasta dental fluorada sola, o combinada
con otras formas tópicas de aplicación de fluoruros, en enjuagues, geles, o barnices, mostró
que la combinación de todas estas formas de aplicación de fluoruros proporcionan un 10%
más de fracción preventiva que la obtenida sólo con las pastas dentífricas. El metanálisis
separado de gel o enjuague bucal fluorado combinado con crema dental versus crema
dental sola favorece a los tratamientos combinados, pero sin diferencias estadísticamente
significativas. El único resultado estadísticamente significativo estuvo a favor del uso
combinado del gel fluorado y enjuague bucal en comparación con gel solo. No se pueden
obtener datos concluyentes de la comparación entre barniz fluorado combinado con pasta
dentífrica y pasta dentífrica sola. Los resultados de esta revisión permiten concluir que los
fluoruros tópicos (enjuagues bucales, geles o barnices) que se usan además de la crema dental
fluorada logran una modesta reducción en la caries en comparación con la crema dental
utilizada sola. La práctica clínica actual recomienda incluir una forma de aplicación de flúor
tópico adicional (además de la crema dental) para niños con alto riesgo de desarrollar caries
dental, puesto que se espera un aumento de la efectividad de los fluoruros tópicos en niños
con puntuaciones iniciales de CAO-S más elevadas, esta práctica puede ser considerada en
poblaciones con un incremento de caries de alrededor de dos superficies más al año (31).
Los geles de autoaplicación estarían indicados sólo en pacientes de alto riesgo de caries,
básicamente pacientes con xerostomía o pacientes en tratamiento mediante aparatología
ortodóncica.
- Tabletas de flúor
Nos referiremos únicamente a los efectos posteruptivos del flúor administrado en forma de
tabletas. Estudios longitudinales realizados en niños desde los 3 a los 6 años, con pastillas
de 1mg de fluoruro sódico chupadas o masticadas, consiguieron reducciones de caries entre
el 20 y el 28 %, (32). Los beneficios de estos programas pudieron observarse todavía cuatro
años después de finalizados (33). Estudios que compararon la eficacia de las tabletas de flúor
con otras formas de aplicación tópica como los enjuagues o pastas fluoradas, no encontraron
beneficios en cuanto a esta forma de administración de flúor (34, 35).
Solamente en pacientes de alto riesgo, que no pueden utilizar otras medidas de aplicación
de flúor, que vivan en comunidades con baja concentración de flúor en el agua de bebida
y siempre que se garantice el cumplimiento puede considerarse una medida efectiva en la
reducción de caries con un grado de recomendación “C”.
- Selladores de fosas y fisuras
Los selladores de fosas y fisuras son una medida preventiva útil para reducir la aparición
de caries oclusales tanto en adultos como en niños. Su efectividad depende básicamente
de la retención, oscilando la reducción de caries en el primer año entre el 36 y el 100%
dependiendo únicamente de la retención.
Los dientes que más se benefician de esta medida preventiva son los primeros y segundos
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molares permanentes en los dos primeros años posterupción, siendo de destacar la
importancia de realizar el sellado de fisuras lo antes posible durante el periodo eruptivo, ya
que una vez se a completado su erupción y se ha alcanzado el contacto oclusal, el riesgo de
caries oclusales disminuye (36).
Una revisión sistemática que evaluó la efectividad en la prevención de caries oclusales en
niños y adolescentes de los sellados de fisuras frente al no sellado demostró la efectividad
de esta medida, con una reducción de caries a los 12 meses del 86% y entre los 48 y 54
meses de 57%. Los autores concluyeron que esta medida es claramente efectiva (grado
de recomendación A), aunque debía de aplicarse teniendo en cuenta el riesgo de caries
individual y no de forma indiscriminada, ya que deja de ser una medida coste-efectiva
cuando se aplica a poblaciones con bajo riesgo de caries (37).
Un estudio recientemente publicado por Bravo y cols encuentra que tras el seguimiento
durante 9 años de tres grupos de niños, tras el estudio de un grupo control, uno con
aplicación de barniz de flúor durante 4 años y cinco de discontinuidad y otro con aplicación
de selladores de fisuras, este último grupo presentó una reducción de caries significativa con
respecto al grupo control (38).
Existe controversia en cuanto a la progresión de lesiones mínimas que han sido selladas,
sosteniendo algunos autores que mientras se mantenga la retención del material, la lesión se
mantiene libre de bacterias y por tanto sin progresión (39).
- Xilitol
El xilitol es un potente edulcorante natural no calórico y no consumible por parte de las
bacterias cariogénicas, gracias a su estructura química de cinco carbono que no puede ser
reconocida por los Streptococcus mutans. Es capaz de reducir la velocidad de formación de
placa bacteriana, aumenta el flujo salival y estimula la remineralización. Se ha demostrado
útil en la reducción de la velocidad de progresión de las lesiones de caries y en la reducción
de la carga bacteriana de las madres hacia sus hijos en el periodo conocido como ventana
infectiva, alrededor de los 21 meses de vida (grado de recomendación B) (40).
Los chicles que contienen flúor o clorhexidina, han demostrado su efectividad en la
remineralización de lesiones de caries, los primeros, y en la reducción de placa bacteriana
los segundos, proporcionando un efecto adicional en cuanto a aumentar el flujo salival, no
obstante no existen datos concluyentes en cuanto a las dosificaciones efectivas de estos
productos (41,42).
Toma de decisiones en la elección del tratamiento
La aparición de nuevas lesiones y la progresión de la enfermedad es menor en pacientes
que utilizan de forma regular compuestos fluorados. Desde que una lesión limitada al
tercio externo del esmalte progresa hasta la dentina, es el periodo adecuado para instaurar
medidas de control de la infección, remineralización y procedimientos de monitorización
de la actividad de la lesión y del riesgo de caries, este periodo de tiempo puede prolongarse
hasta 6 u 8 años. El objetivo del tratamiento médico de la caries es prolongar al máximo
dicho periodo (43).
La toma de decisiones vendrá condicionada por dos cuestiones: el grado de recomendación
de las diferentes alternativas posibles, basado en la evidencia científica existente y, la
segunda, el riesgo individual de caries cada paciente (tabla 1) (44).
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La monitorización de la actividad de la enfermedad es el aspecto más importante en el
manejo de la caries. Si el proceso es activo, la intervención temprana para reducir la actividad
disminuye la probabilidad de cavitación. La monitorización a diferentes intervalos de tiempo
en función del riesgo también garantiza la adecuación de los tratamientos, en función de las
necesidades de cada paciente, evitando tanto el sobre como el infra tratamiento.
Tabla 1. Opciones de tratamiento médico basadas en el riesgo de caries
Riesgo bajo
Riesgo moderado
• Control de dieta
• Control de dieta
• Cepillado con pasta dental
• Cepillado con pasta dental
fluorada al menos 2 veces al
fluorada al menos 2 veces al
día
día
• Monitorización una vez al año • Aplicación de clorhexidina
hasta conseguir niveles de
SM< 2,5 x 105
• Aplicación profesional de flúor
y monitorización cada 6 meses
Alto riesgo
• Control de dieta
• Cepillado con pasta dental
fluorada al menos 2 veces al día
• Aplicación de clorhexidina hasta
conseguir niveles de SM< 2,5 x
105
• Sellado de fisuras
• Colutorios fluorados diarios
• Aplicación profesional de
fluoruros y monitorización cada
3 meses
SM: Streptococcus mutans
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