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3 DIALOGOS CON EMPRESARIOS PARA SUPERAR LA DESCONFIANZA’ La exposición del presidente de la Sociedad de Fomento Fabril, que hemos escuchado esta noche, tiene una virtud principal: nos ha situado a todos los que estamos aquí en una perspectiva de futuro. Y la pregunta que se ha hecho Fernando Agiiero2, acerca de cómo puede este país crecer establemente en el futuro, es a mi juicio una pregunta válida, que merece un intento de respuesta. El tema del crecimiento estable tiene que ver con algunos de los problemas que el presidente de Sofofa señalaba: la tasa de interés, el tipo de cambio; la necesidad de completar las reformas que este gobierno se propuso en el plazo más breve posible, porque (estoy seguro de que ustedes lo entienden) éste es un gobierno que --siempre lo dijimos- fue elegido para lograr un equilibrio entre la estabilidad y el cambio. Remarco que este gobierno tuvo y tiene el mandato de impulsar cambios, pero quienes estamos en el gobierno entendemos, al mismo tiempo, que los requisitos del crecimiento con estabilidad demandan que esos cambios se concentren en un período lo más breve posible. La coyuntura del ajuste Hemos dicho recientemente, en la exposición de la Hacienda Pública, que para lograr un crecimiento estable consideramos que debemos construir sobre la base de tres pilares fundamentales. El primero es el de lograr perfeccionar y luchar permanentemente por mantener un equilibrio macroeconómico y por reducir la tasa de inflación en la economía. Creo que si algún mérito tuvimos cuando llegamos al gobierno fue que apreciamos rápidamente la naturaleza de la situación coyuntural, y que estuvimos dispuestos a actuar respecto de ella ’ Discurso improvisado la noche del 8 de noviembre de 1990 en la Cena Anual de la Industria, que organiza la Sociedad de Fomento Fabril. z Fernando Agüero era en ese momento el presidente de la Sociedad de Fomento Fabril. 107 con decisión. Lo digo con modestia: estuvimos dispuestos a enfrentar la realidad, a pesar de que muchos esperaban que un gobierno democrático que sucedía a un paréntesis de 17 años de gobierno autoritario; ( gobierno que tenía un respaldo popular muy importante;) no tendría ni la convicción ni la capacidad de asumir la demanda social, de canalizarla adecuadamente y de hablarle a la gente el lenguaje de la verdad; de enfrentar la realidad del país tal cual es. Muchos, en verdad, esperaban que siguiéramos el camino fácil del populismo. Pero, desde el primer día dijimos que rbamos a romper el ciclo del populismo de América Latina; se lo dijimos a todos, con mucha franqueza y claridad: <(aquí vamos a hacer lo que hay que hacer para que esta economía funcione ordenadamente y para crear las condiciones de un crecimiento estable y de largo plazo». Entonces hicimos y apoyamos un ajuste, cuestión bastante ingrata para un gobierno que recién llega. Apoyamos al Banco Central en su política monetaria, severa, difícil y prolongada. Y apoyamos esa política monetaria con una política fiscal con la que, a pesar de esa demanda social, terminamos los primeros siete meses de gestión con una reducción del gasto público real. Yo los desafío a que encuentren otra experiencia reciente de transición a la democracia en América Latina donde este resultado se haya obtenido de esa manera. iHay que hacer lo que hay que hacer! La respuesta al shock del petróleo Cuando ya estábamos bastante avanzados en nuestro proceso de ajuste se precipitó la crisis externa: el problema del petróleo. Hubo gente que nos dijo: «no suban el precio del petróleo, arréglenselas; aprovechen los recursos fiscales, usen las divisas; manejen esta situación para que no tengamos un problema político complicado. No incurramos en una situación de impopularidad con la población). Pues bien, ustedes estarán de acuerdo en que fue correcto optar por garantizar al país la seguridad en su futuro crecimiento económico; enfrentarlo a la realidad sin espejismos; decirle: «si tenemos este trago amargo, que es una crisis que no hemos buscado pero que afecta a toda la economía, tomémoslo de un golpe)>. Y si a causa de eso perdemos popularidad, digámoslo claramente: jestamos aquí para dar gobierno, no para facilitamos la vida!... Subimos entonces el precio del petróleo en dos ocasiones. 108 Explicamos a la población que la crisis del petróleo hacía que el país entero fuera más pobre, y que era bueno que todo el mundo lo supiera. Y enfrentamos esta realidad, recientemente, diciendo que si el país es más pobre tenemos que ajustarnos a esta nueva situación, tal como le ocurre a una familia. También dijimos que el gobierno iba a practicar lo que predicaba: que rbamos a establecer una política de austeridad, reduciendo el gasto público en un 5%, a pesar de que habíamos enviado al Congreso un proyecto de Presupuestos que todavía estaba en discusión. Y es que, en las nuevas condiciones, nos pareció importante remarcar el punto de que, cuando hay un problema de esta envergadura, todos tenemos que aportar, con sacrificio, disciplina, esfuerzo y austeridad, para que se entienda que de las crisis externas y de las crisis del país se sale con una solución nacional, para lo que el Estado y el gobierno tienen que dar el ejemplo. Planteamos la solución de esta situación buscando, al mismo tiempo, entendernos con los principales sectores involucrados, Nos reunimos varias veces con las centrales sindicales -con la CUT y con la ANEF- y les explicamos la situación económica y el Presupuesto de 1991. Les dijimos: «esto debe ser encarado en conjunto»... Creo que es una obligación de mi parte reconocer esta noche, delante de los empresarios, que los dirigentes de los trabajadores tuvieron una actitud ejemplar. Ellos llegaron con nosotros a un acuerdo en materia salarial del sector público: un acuerdo moderado; una solución que no era fácil ni para ellos ni para sus asociados. Al mismo tiempo, y a propósito de esta situación, buscamos perfeccionar nuestra coordinación con el Banco Central. Anticipando que este skock externo podría derivar en dificultades para la recuperación y la reactivación económica, también por allí llegamos a un acuerdo: junto a la enunciación de nuestro programa de austeridad fiscal se produjo, como una decisión del Banco Central, una reducción en las tasas de interés. Había que enfrentar la realidad. Tenemos que acostumbrarnos a enfrentar la realidad que significa vivir como una economía abierta, porque no es posible hacer un discurso alabando y promoviendo la idea de la economía abierta y, al mismo tiempo, cuando pasa lo que ocurre en las economías abiertas -que los skocks externos se transmiten hacia adentro y generan dificultadesdecir: «bueno, la culpa de esto la tiene el gobierno, y que el gobierno nos saque del problema». Todos sabemos que las economías tienen ciclos, y que cuando el precio del petróleo baja (como ocurrió en la segunda mitad de los años SO),y el del cobre sube, y hay una amplia capacidad ociosa, es posible tener buenas tasas de crecimiento. Pero, también hay que decirlo con igual claridad, cuando eso no ocurre: cuando la capacidad instalada no está ociosa, el precio del petróleo sube, y los precios del cobre o de la celulosa, o del papel, o de la harina de pescado bajan; cuando se está en esa parte del ciclo, las tasas de crecimiento de la economía van a ser necesariamente menores. Tenemos que aprender a vivir con esa realidad. Porque, si quisiéramos mantener artificialmente aquella tasa de crecimiento que corresponde a la fase expansiva, sin aumentar la inversión cuando estamos cerca de la plena capacidad, entonces estaríamos irremediablemente condenados a experimentar ciclos de inflación creciente, a los frenazos que se siguen y, también en ese caso, a sucesivas recesiones de gran envergadura. Eso ocurrió en este país en los años 1973-74 y 1982-83; años en que experimentamos crecimientos negativos de menos 13 y de menos 15% del PGB, con tasas de desempleo de 20 y de 30X, y con tasas de inversión que cayeron a alrededor del 12% del PGB. Porque queremos evitar esas situaciones es que resulta preciso entender que, para enfrentar estas crisis externas, tenemos que ir construyendo consensualmente soluciones imaginativas. Una solución imaginativa fue, por ejemplo, crear el Fondo de Estabilización del Cobre. Creo que otra solución en la dirección correcta ha sido la idea, que hemos planteado recientemente al Congreso, de crear un Fondo de Estabilización del Petróleo. De esas dos maneras estamos suavizando el ciclo en nuestro principal producto de exportación y en aquel producto importado que muestra mayores variaciones en su precio. Esos son algunos comentarios respecto de esta fase del ajuste. Pero, iqué es lo que viene para adelante? La fase del crecimiento Para adelante viene una fase de crecimiento. Una fase cuyas primeras condiciones, desde el punto de vista de la coyuntura y de las tasas de interés, ya están presentes. Esa fase requiere continuar el esfuerzo que este gobierno ha iniciado para aumentar fuertemente, 110 además de la inversión en capital físico, la inversión en capital humano. No hay economía moderna que pueda competir adecuadamente en los mercados mundiales si no hace un esfuerzo significativo, persistente y permanente, por mejorar los niveles de educación y capacitación, el acceso a la salud, las condiciones ambientales y de vivienda de la fuerza de trabajo, de los jóvenes que se están incorporando a esa fuerza de trabajo y de los migrantes que van desde las zonas rurales a las zonas urbanas buscando integrarse al esfuerzo de desarrollo. Este es el sentido de lo que estamos haciendo. Este es el significado de este enorme esfuerzo del cual muy amplios sectores de la comunidad nacional han participado... Quieroreconocerlounavezmás: la reforma tributaria se aprobó con el apoyo de 30 senadores (y hubo sólo 2 senadores en contra), y gracias a ese apoyo y a esa concepción nacional del problema es que podemos, en el Presupuesto de 1991, aumentar la inversión en capital humano en más de 900 millones de dólares. Esta fase de inversión en capital humano tiene que ir dando lugar, crecientemente, a una fase de generación de empleos de buena calidad y de alta productividad. Es por eso que hemos dicho que el tercer pilar de lo que estamos haciendo en materia de desarrollo económico es el de la internacionalización de la economía chilena: buscar una mayor y mejor integración de la economía nacional en la economía mundial. Queremos nada menos que exportar un 35% de nuestro Producto en bienes en el año 1995. Y ese 35% del Producto debiera estar constituido en un 70% por bienes de exportación diferentes del cobre. Si afrontamos esta tarea adecuadamente, el desarrollo exportador va a empujar y arrastrar a todo el país detrás de sí. Va a transformar la estructura productiva chilena. Va a hacer posible, como lo he dicho en otra ocasión, una extensión del proceso de modernización agrícola exportador lejos más al sur de la zona de Talca. Va a posibilitar una transformación de la agricultura del sur, por las enormes inversiones forestales que van a conformar allí un polo agro-industrial de tremenda envergadura. Y vamos a ir incorporando lentamente a ese esfuerzo a la pequeña y mediana empresa, al comienzo a través del suministro de partes y piezas, y después en la exportación directa, como han hecho por lo demás muchos países. Eso es, en definitiva, lo que va a ir cambiando la naturaleza de la vida de la gente: todos los chilenos nos iremos incorporando a 111 esta tarea nacional de conectar vitalmente la economía chilena a un espacio mucho más ampliado, buscando competir mano a mano con las economías de mayor productividad en el mundo. Esto podría ser un planteamiento puramente teórico, pero en estos ocho meses de gobierno hemos avanzado en esa dirección. Hoy día se daba la cifra de la inversión extranjera: vamos ya en 1.100 millones de dólares; el año pasado, en esta fecha, eran 670 millones. Tenemos un proceso de atracción de capitales importante, que ha generado una situación de reservas internacionales absolutamente excepcional para el país: en la actualidad nuestras reservas alcanzan para financiar más de 8 meses de importaciones. Recientemente hemos renegociado la deuda externa en el plazo de una semana, con el acuerdo voluntario de los bancos para asociarse en el mediano y largo plazo al esfuerzo de desarrollo de esta economía. Se formó un club de bancos y, al día de hoy, ese club ha suscrito en principio más de 250 millones de dólares en bonos del Estado, del fisco chileno, a una tasa de Libo3 más 1,5; tasa sustancialmente menor que la que están obteniendo hoy día los países de las economías más ordenadas en América Latina. En estos ocho meses hemos avanzado en la apertura de mercados y en el esfuerzo por buscar acuerdos de complementación económica con países que son muy importantes para Chile: México, Venezuela, Estados Unidos, y eventualmente los países del cono sur. No estoy diciendo ni tratando de decir que todo lo enumerado lo hemos hecho exclusivamente nosotros, en estos ocho meses. No tengo ningún complejo en decir que estamos proyectando un esfuerzo que venía de antes en materia de apertura y de exportaciones. Porque un país es un país maduro, y tiene futuro y destino, cuando es capaz de acumular la experiencia anterior, aunque a uno no le haya gustado el gobierno anterior. Cualquiera de ustedes que haya tenido la oportunidad de viajar y de conversar con inversionistas de fuera -con banqueros, con la comunidad financiera internacionalsabe que es verdad lo que reflejan las cifras recientemente publicadas por el Institukional 3 London interbank 112 offering rate (Libor) lnuestou, que entre marzo de este año y hoy día hacen remontar a Chile varios lugares en el ranking que mide la solidez económica y financiera de diversos países: estamos hoy día en el lugar más alto de América Latina. Y si, de acuerdo a ese mismo índice del Itzstifutionul Investor, comparamos la situación entre septiembre de 1989 y septiembre de 1990, vemos que Chile es el segundo país en el mundo que sube más, y más rápido en esa escala. iQué refleja esto sino exactamente lo que hemos estado diciendo? Fuera de Chile se tiene una imagen extremadamente positiva y optimista de lo que este país y su economía pueden hacer, y hay confianza en la sensatez, en la racionalidad y en la capacidad de todos los chilenos -del gobierno y de su conducción económicapara proyectar este esfuerzo y estos avances hacia adelante. El factor confianza iQué nos falta entonces? Yo diría que nos falta más confianza en nosotros mismos. Nos falta confiar más en la buena convivencia que hemos logrado. Por ejemplo, es muy significativo que hoy día Fernando Agüero haya planteado los temas que planteó; que nuestradiscusiónde hoy gire en torno ala tasa de interés: si ella debe bajar uno, dos o tres puntos, o si debe quedarse donde está; si la política cambiaria es la adecuada; si debemos acelerar o no la reforma laboral... No hace un año, tal vez no hace seis meses, estábamos discutiendo temas que parecían abrir una brecha imposible de salvar entre nosotros. Hemos avanzado en una convivencia ejemplar. Si ustedes recuerdan, para los primeros meses de gobierno se pronosticaban huelgas enormes; paros generales. iDónde están esas huelgas enormes y ese paro general? Están los acuerdos con la CUT y con la ANEF, que estoy seguro nos darán tranquilidad laboral por muchos meses. Más confianza en nosotros mismos. Más confianza en la buena convivencia. Más confianza en la madurez de la gente. Hay quienes piensan que cuando una economía disminuye y desacelera su ritmo de crecimiento, la gente va a comenzar a protestar y a comportarse deunamanera destructiva. Pero hay que reconocer hoy día la madurez de la gente de este país, y sobre todo de la gente más modesta (que hoy sigue todavía viviendo mal), que entiende que tenemos un problema, complicado por el petróleo, que no se va a resolver de golpe. Que la gente comprenda, y que apoye y estimule, es un capital de este país, no es un capital del 113 gobierno; esuncapital de todos, que todos debemos tener presente cuando encaramos el presente y el futuro. iQué más nos falta? Nos falta más confianza en la capacidad de esta clase dirigente, que hoy día se entiende mucho mejor que antes. Porque hoy día, lo digo hidalgamente, tenemos una buena relación con los dirigentes empresariales: de la Confederación, de la Sofofa, de la SNA, del Comercio. Tenemos una mejor relación que la que teníamos. Todavía tal vez, muy defensiva; todavía, tal vez, en cierta medida inestable. Pero, hay que decirlo claramente: tenemos que aprender a entendernos permanentemente en el largo plazo, porque un país que tiene la pretensión de modernizarse y convertirse en una economía de primera clase a comienzos del siglo XXI, es un país que tiene que tener una gran clase dirigente; una clase dirigente con una enorme generosidad para buscar el punto de encuentro con quien piensa distinto; con capacidad para modificar y flexibilizar sus posiciones, y para entenderse más allá de la suerte de un gobierno y de la naturaleza de la ideología política que legítimamente cada uno pueda tener. No hay ninguna virtud en decir: «yo, que hace 6 meses pensaba esto, voy a seguir pensando lo mismo hasta el fin de mis días,. (Alguien increpó una vez al famoso economista Lord Keynes: &eñor Keynes, en su libro anterior usted escribió tal idea, y ahora está diciendo lo contrario». La respuesta de Keynes: «Mire señor, cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión, Lqué es lo que hace usted?,>). Superar el pesimismo Qué más nos falta aún. Creo que nos falta más rigor, más voluntad para encarar los obstáculos con fuerza y optimismo. Cualesquiera que sean los problemas, acostumbrémonos a enfrentarlos como una dificultad compartida, y no como problemas exclusivamente de las burocracias gubernamentales. Quiero decirlo hoy día, con claridad, porque es mi más profunda convicción: en este país que tenemos, con esta democracia, con esta economía que en sus bases fundamentales no sólo está sana, sino que tienecondicionesparauncrecimientorobustoysostenidoafuturo,no hay lugar para el pesimismo. No hay lugar para andar deprimidos en reuniones en que uno dice al otro: “que mal están las cosas», y el otro le responde: «tienes toda la razón, las cosas están muy mal)>. 114 ¿Qué es lo que está mal? iEstá mal la inversión; lo están las exportaciones o las reservas internacionales? iEstá mal el ánimo del gobierno para buscar permanentemente el encuentro y el consenso con los sectores significativos del país y con las fuerzas vivas de la producción? iQué es lo que está mal? No se hace camino, creo yo, por la vía del pesimismo. Y tenemos que abrirnos camino: iniciar nuevas empresas y tomar las oportunidades que hoy día están en el sistema económico para hacer buenos negocios; aumentar la inversión y crear nuevos empleos. iHay que caminar hacia adelante! Conversaba hoy día con un empresario chileno que presenció el proceso de transición en España. Me decía que en España pasó un poco lo que pasa en algunos círculos empresariales en Chile. Había una duda que carcomía a esos empresarios; un pesimismo de fondo que decía: «después de este largo gobierno del Generalísimo Franco , ia qué nos van a llevar estos partidos... ipolíticos! que han entrado en escena recientemente?» Ocurrió en España que esos empresarios decidieron sustraerse del esfuerzo nacional; guardaron sus capitales. ¿Y qué pasó? Pasó que empezaron a llegar los inversionistas alemanes, y los japoneses, y los holandeses y los ingleses y los italianos. iDónde estaban en ese momento los empresarios españoles? Este año vamos a tener, tal vez, 1.300 millones de dólares en inversión extranjera nueva, en proyectos productivos orientados preferentemente a la exportación; todos ellos altamente rentables. Cuando estos inversionistas están viniendo a hacer los buenos y los mejores negocios, cuando los bancos extranjeros no sólo suscriben en un plazo récord los bonos que el Estado chileno está emitiendo, sino que están golpeando todos los días nuestras puertas para establecerse aquí porque consideran que Chile es una plataforma exportadora extraordinariamente atractiva para otros mercados; cuando eso está pasando, no queremos un rol subordinado para nuestros empresarios. Quiero decirlo, estimados amigos, con mucha serenidad, tranquilidad y seguridad: iNosotros vamos a seguir caminando con quienes quieran acompañarnos, vamos a seguir abriendo mercados, vamos a seguir facilitando las inversiones de extranjeros y nacionales! iOjalá sean nacionales! Creo que a estas alturas, francamente, no necesitamos pasar más pruebas. Estamos en la construcción de un futuro, de una ll.5 economía de mercado próspera, abierta y moderna. De una economía, eso sí, que busca deliberada y consistentemente integrar al esfuerzo de desarrollo a aquellos que no tuvieron la oportunidad -porque nacieron en un lugar lejano y fueron a una escuela pobre, o porque la vida simplemente no les dio las condiciones mínimas- para incorporarse, como estamos nosotros, a ese polo moderno de la economía chilena. Al emprender y al avanzar en este camino, no procuraremos que se piense como nosotros en términos políticos. No es necesario pensar igual para trabajar juntos por el bien de Chile. La tarea creativa de generar nuevas ideas para llevarlas a la práctica, y de crear nuevas empresas, no impone ni genera barreras ideológicas; más bien las derrumba: la gente creativa sabe entenderse entre sí, ya sea que esté en el sector privado, en las universidades, en los centros de investigación o en el gobierno. La gente creativa sabe lo que es hacer cosas nuevas, y no necesita apoyarse en la muleta de una ideología para trabajar en conjunto. Termino diciendo y haciendo una reafirmación, créanme que muy de fondo. Este país puede más. Este país, y sus empresarios, y sus trabajadores; y este gobierno y cualquier otro gobierno pueden mucho más de lo que hoy día estamos haciendo y estamos logrando. Así lo piensan muchos chilenos; así lo piensan más allá de las fronteras de Chile. Yo los invito a ustedes, esta noche, a que trabajemos juntos en esta perspectiva de país que va a dar tranquilidad, prosperidad y un sentido de integración y participación al conjunto de los chilenos. Vale la pena recorrer este camino juntos. Si lo hacemos, estaremos aprovechando esa oportunidad que se da sólo una vez en muchas décadas, en que un país reencuentra el tranco, el paso adecuado, y descubre una fórmula de convivencia y desarrollo que funciona. 116 EN DEFENSA DEL OPTIMISMO’ Estoy contento de poder estar hoy día aquí. Esta es una institución que surgió y fue creciendo gracias al esfuerzo de un valioso grupo humano que creyó en una idea: dar acceso al crédito a un sector que podríamos llamar de «economía social,). En circunstancias que no siempre fueron fáciles; en momentos bastante complicados, ese grupo supo persistir en una idea fuerza hasta construir esta institución de la que hoy festejamos un nuevo aniversario. La lección de esta experiencia es básicamente una lección de optimismo. También, del valor que tiene en la vida humana -en las causas y las tareas humanasla capacidad de desarrollar una cierta claridad conceptual, de cultivar una visión de futuro y de trabajar con mucha persistencia para llevarla a la práctica. Este es un día especial. Seguramente cuando lleguen a sus casas y enciendan el televisor escucharán algunos comentarios respecto del pasado que los intranquilizarán2. Pareciera que el país está (ojalá) culminando la etapa que el Presidente de la República, su gobierno, y -no me cabe duda- la inmensa mayoría de los chilenos, han estado buscando: la reconciliación y el reencuentro entre los chilenos, sobre la base de aceptar la verdad de un pasado doloroso y las responsabilidades que a cada cual caben en ese pasado. Por eso creo que es particularmente oportuno y pertinente que en este día nos sea posible traer un mensaje de optimismo y de reafirmación del futuro. Quisiera hacer algunos comentarios respecto de por qué éste es un mensaje que debería ser creíble desde aquella esfera particular del quehacer del gobierno en que me ha tocado desempeñarme durante el último año. ‘CharlaalosejecutivosypersonaldelBancodelDesarrollo.Marzo de1991. ’ El 27 de marzo de 1991 se divulgó en Chile el «Informe Rettiga: el Estado asumía la verdad sobre las violaciones a los Derechos Humanos ocurridas en el período de la dictadura. 117 Vivimos el año pasado una fase en la que mucha gente tuvo que hacer fe en quienes les decíamos que era indispensable que la experiencia democrática chilena se diferenciara, en algunos rasgos fundamentales, de otras experiencias de reconstrucción democrática que en los últimos años se han dado a nuestro alrededor. Dijimos que rbamos a tener que enfrentar la necesidad de aplicar una política económica que se iba a traducir en dificultades para muchos chilenos. Que la democracia chilena iba a procurar, en primer lugar, hablarle con la verdad a la gente, y que eso sería especialmente así en el terreno económico. Que no le rbamos a facilitar la vida a nadie; que expondríamos los problemas tal como los veía la autoridad y que pediríamos al conjunto de los chilenos que nos ayudaran a buscar un enfoque lo más consensual posible para enfrentar esos problemas, encarar sus dificultades, y pagar los costos que fueran necesarios para dar a esta democracia una mejor probabilidad de éxito, en el mediano y largo plazo, que la que habían tenido otras experiencias similares en América Latina. Para sorpresa de quienes impulsábamos esa visión-y éste es sin duda el primer mensaje de optimismo que yo traigo hoy díaencontramos un tremendo grado de comprensión, de madurez y de racionalidad en la gente. Pienso, por ejemplo, en esa gente modesta y pobre que durante muchos años sufrió las consecuencias de una política desbalanceada; de una política que modernizaba las grandes cimas de la economía chilena en su sector exportador, pero que no había sido capaz de arrastrar tras de sí a los muchos pequeños productores, trabajadores independientes, asalariados, campesinos, gentes de las provincias y de las regiones. Esa gente modesta, que tenía toda la razón del mundo para ser presa de la impaciencia, para desarrollar rápidamente una cierta incredulidad respecto de lo que el gobierno le estaba proponiendo -que la democracia significaría en realidad un primer año seco, árido, difícil en el plano económico-; esa gente no sólo entendió el mensaje sino que lo respaldó. Recuerdo el momento especialmente complicado que vivimos por allí en septiembre-octubre de 1990, cuando tuvimos que subir los precios del petróleo y provocar un shock inflacionario, felizmente de corta duraciór?. En ese momento, y guardando distancias 3 En los meses de septiembre-octubre de 1990, la invasión de Kuwait por Irak implicó un shock en el mercado internacional del petróleo, lo que tradujo un alla en la tasa de inflación interna. 118 respecto de los comentarios estridentes que hicieron algunos dirigentes, que por lo demás cumplían su papel de ser opositores -y muy duros opositoresla inmensa mayoría de la gente entendió, comprendió, y en silencio nos ayudó a cumplir la etapa que teníamos que cumplir. Para quien piense que estas son declaraciones más o menos retóricas de alguien que, por último, siente la necesidad de explicar lo que tuvo que hacer, la pregunta fáctica que yo haría es: icuántas huelgas hubo el año 1990 en este país; cuántos paros generales; cuántas llamadas de protesta en las calles, por o contra la política económica? Primera lección de optimismo: cuando a la gente se le dicen las cosas como son, cuando se le plantea una agenda de tareas y sacrificios compartidos, y ello se hace por cierto en función de un futuro posible -que abre un camino de oportunidades para todos- la gente no se limita a creer; apoya, apuesta a esa visión de futuro. El valor de la estabilidad Un segundo mensaje de optimismo se basa en el hecho de que, pasada ya esa fase complicada, creo que podemos decir que enfrentamos un año 1991 mucho más expectante, mucho más positivo y, sobre todo, mucho más estable. ¿Por qué darle tanta importancia al tema de la estabilidad de nuestra economía? La estabilidad no es una idea que suscite grandes pasiones... excepto en cuanto se la pierde. Es sólo entonces que el empresario se asoma a la incertidumbre y a la inseguridad de no saber si sus planes de inversión tienen sentido: la inestabilidad no permite prever lo que va a ocurrir con los precios o con las otras variables que inciden en la rentabilidad de su inversión. Pero, reivindiquemos también el buen nombre de la estabilidad en función de otro sector de la población: las familias de condición más modesta. Estoy seguro de que para ellas esos meses de septiembre y octubre fueron, probablemente, los más duros de ese primer año de experiencia democrática. Porque cuando una familia modesta ve alterarse fuertemente los precios en un presupuesto que es precario, en ese momento esa familia no puede programar más el futuro, no por los seis meses 0 el ario que nece sita el empresario; no podrá programar siquiera el presupuesto semanal. 119 De modo que aquí quiero, después de todo, reivindicar un buen nombre para esta palabra que es la estabilidad: la estabilidad de la economía, la estabilidad de precios, la estabilidad de las reglas. La estabilidad de los compromisos y acuerdos a que puedan llegar los distintos grupos de la sociedad (o el gobierno con distintos grupos), precisamente para hacer posible que desde el más grande de los empresarios al más modesto de los pobladores puedan ver cómo se extiende el horizonte dentro del cual resulta posible programar razonable y sensatamente la vida. Honestamente creo que, entre los muchos otros derechos fundamentales de las personas, hay que reivindicar el derecho a la tranquilidad y a vivir sin sobresaltos; el derecho a programar el destino personal, familiar y de los hijos más allá del estrecho horizonte a que muchos de nuestros países han condenado a sus ciudadanos a causa de su incapacidad de resolver este problema de mantener una economía ordenada y sana, con un presupuesto fiscal equilibrado; donde no se gasta más de lo que se tiene y donde la autoridad sabe decir que no a quien haya que decírselo, por mucho poder que aquel tenga, en función de ese interés más fundamental de la economía, de la sociedad y de la propia democracia, que es la estabilidad. Pero, por cierto, quedarse en la estabilidad no es suficiente. Hay por lo menos un país en América Latina, no muy lejano a nosotros, que ha hecho una política económica que ha producido la estabilidad, pero con un todavía escaso crecimiento4. Y si no hay crecimiento -y esto es obvio- el esfuerzo que un Estado socialmente sensible puede hacer para mejorar las condiciones de vida de los grupos más modestos, o de los que no han tenido oportunidades, tiene un límite muy claro. Estoy hablando, entonces, del que a mi juicio debiera ser tal vez el tema central de nuestro propio quehacer en los próximos años: la idea de desencadenar un proceso lo más dinámico posible de crecimiento económico, asumiendo que ese proceso debe ser necesariamente integrador de todos los chilenos, convocados sin exclusiones a ser partícipes del esfuerzo y a disfrutar de los beneficios. ’ Se trata de Bolivia. 120 No digo esto último para desvalorizar la palabra estabilidad. Uno de los límites que los procesos de incremento del bienestar tienen es precisamente el de la estabilidad, porque no se trata de aumentar los gastos sociales de una forma tal que sean ellos mismos los que desencadenen la inflación. Esto plantea un dilema central a los gobiernos. El gobierno del Presidente Aylwin hizo una opción inicial muy clara: «haremos desarrollo económico con integración social)>. La integración social significa que el Estado hace un esfuerzo deliberado, persistente y sistemático para abrir caminos a la gente que ha estado mal, a los que no han tenido oportunidad, a los que -como decía un documento memorable de la Iglesia Católica- necesitan ser recogidos porque «han caído en el camino de la historia»“. Para realizar esa aspiración era indispensable, desde luego, concentrar un volumen significativo de recursos. Y, como se quería que este objetivo se lograra con estabilidad, también fue indispensable plantear la ingrata necesidad de que la democracia se inaugurara pidiendo un aumento de impuestos... El gobierno planteó el tema de la reforma tributaria como una tarea nacional de reconciliación y consenso, y al cabo de tres meses la inmensa mayoría de los sectores sociales y políticos de este país había dicho: «conforme, lo hacemos; y lo hacemos en función de un objetivo que compartimos y que es básicamente un objetivo de solidaridad social». Entonces pudimos presentar un Presupuesto que, comparado con el que heredamos del gobierno anterior -impreso en blanco y negroaumentó el programa de gastos sociales de 1991 en 940 millones de dólares, que es como si en los Estados Unidos hubieran hecho una reforma tributaria que hubiera recaudado 150 mil millones de dólares y la hubieran destinado íntegramente, en un 100% <orno hemos hecho nosotros-al esfuerzo social dirigido a los sectores pobres y de clase media que sufrieron más en el gobierno anterior. Pero esto no es suficiente porque, por así decirlo, al final un gobierno no puede «tapar de billetes) los déficit sociales acumulados. iCuánto se necesita gastar para que sea notorio que todos los hospitales de Chile están atendiendo bien y oportunamente a la gente, que están dando los remedios adecuados, que tienen los 5<cElalma de Chilen, cardenal Raúl Silva Henríquez (CIEPLAN, mayo 1986) 121 equipos para hacer los exámenes, que operan como corresponde y que los usuarios no tienen que hacer cola? $uánto tiempo y cuantos recursos hay que invertir para que podamos sentimos orgullosos de entrar a un hospital público en Chile? ¿Y cuánto hay que hacer para que los jubilados sientan que perciben una pensión digna? Los déficit acumulados en las áreas de previsión, educación y vivienda son enormes; las necesidades de gasto también lo son, y éste es un país pobre al fin y al cabo. Por otro lado, en verdad la gente tampoco desea depender para siempre de un Estado benefactor que provee todos los recursos. Muchas personas piensan: «yo quisiera poder ganarme mi propio derecho a acceder a los servicios de mejor calidad que el país pueda suministrar». Por eso es que, a fin de cuentas, el problema fundamental consiste en ir pasando gradualmente, desde una economía que enfatiza con mucha fuerza la idea de compensar las diferencias iniciales desde el punto de vista de las oportunidades y del esfuerzo social, a una economía que es capaz de generar sistemática, ordenada y gradual, pero persistentemente, los empleos estables y de buena calidad a que aspiran cada uno de esos chilenos que están hoy día en la periferia del sistema. Es así, entonces, como se conecta el problema de nuestro compromiso con la igualación de oportunidades y la necesidad de incrementar el crecimiento económico. Ese es el concepto del crecimiento integrador. El potencial de crecimiento Enuncio ahora ia tercera afirmación optimista que hago respecto del futuro: creo que esta economía tiene un inmenso potencial de crecimiento y que va a comenzar a desplegarlo en los próximos meses. Es bastante notable que durante un primer año de transición democrática, con incertidumbre e inseguridad (con ajuste económico), la inversión haya estado en los niveles en que estuvo. Nosotros sabemos bien que inicialmente muchos empresarios no nos tuvieron confianza, que no creían que haríamos lo que dijimos que haríamos. Recuerdo muy bien una vez que en Enadeh, luego de hacer un planteamiento respecto de nuestro programa7, fui increpado por 6 Encuentro Nacional de la Empresa, evento anual que organiza Icare y que reúne a los más connotados empresarios y ejecutivos del sector privado en Chile. 7 El 4’rograma de Gobierno)) de la Concertación. 122 un empresario que, en el fondo, me dijo: «yo a usted no le creo nada; aquí hay un problema de confianza y yo no tengo confianza». Bueno, mucha de esa gente no invirtió el año pasado. Pero hagan una encuesta hoy día; vean lo que está ocurriendo en sectores muy importantes de la economía nacional y descubrirán que hay un gran despliegue de actividad. Ninguno de esos empresarios recelosos se ha acercado a nosotros para decirnos que su nivel de confianza ha aumentado; pero al fin y al cabo eso no importa porque un empresario expresa de un mejor modo lo que siente o piensa a través de su decisión de inversión. Creo que hoy día los empresarios están actuando abrumadoramente con sentido de futuro: ellos han entendido que la democracia da a toda persona innovadora y creativa un espacio ancho y amplio para que organice el trabajo de otros en función de un futuro en el plano productivo, en el plano financiero, en el plano de la cultura, en el plano de la vida intelectual; en realidad en cualquier plano en el que esa persona quiera hacer su contribución. Además, creo que se ha entendido que objetivamente la economía chilena, en sus condiciones estructurales, y por cierto en sus condiciones internacionales, presenta hoy día un potencial de buenos y muy atractivos negocios que sería insensato y hasta necio no aprovechar. Porque la verdad es que si no aprovechan nuestros empresarios, la alternativa no es que esos proyectos no se vayan a hacer sino que sean hechos por los inversionistas extranjeros. Por cierto, la inversión extranjera, cuyo aporte del año pasado alcanzó a un 5% del Producto, nos interesa y mucho. Nos interesa mantener, estimular y acrecentar ese flujo, y no nos vamos a quedar detenidos aquí: vamos a ir creando un clima más favorable aun a la inversión nacional y extranjera. Vamos a avanzar sistemáticamente en una mayor integración productiva y financiera de la economía chilena; vamos a avanzar con cautela y prudencia hacia una liberalización del mercado de capitales. Y todo esto debiera facilitar el proceso de inversión. Pero sabemos, también, que ese esfuerzo no es suficiente, porque en realidad nuestra ambición es más grande. 123 Una fuerza ordenadora Luego de su reciente paso por nuestro país Mario Vargas Llosa decía: «Chile me recuerda mucho a España; a la España post Franco». Les confieso que ese comentario me confirmó en una meditada apreciación personal: creo que Chile efectivamente puede ser un país que recorra el camino hacia la madurez política, y hacia la madurez en su economía y en su vida social, para relacionarse directa y estrechamente con los países del mundo industrializado. Esto puede sonar pretencioso; puede sonar excesivamente ambicioso y, para algunos, tal vez podría sonar hasta irreal. iPor qué un país de 13 millones de habitantes, un país tan lejano de los mercados; en definitiva un país relativamente pobre -mal que mal tenemos 3.000 dólares per cápitn y no 6.000 u 8.000-; por qué un país así podría tener esa pretensión? Yo creo que la respuesta es relativamente simple: porque Chile está haciendo las cosas bien y hasta extremadamente bien; porque desde el punto de vista de su economía ha logrado un éxito espectacular en su desarrollo exportador; porque tiene un conjunto de instituciones públicas que, comparadas con las de cualquier otro país de un grado de desarrollo semejante son eficientes, eficaces y bien organizadas; porque tiene una fuerza de trabajo inteligente y bien preparada; porque tiene talento ingenieril; porque tiene buenos técnicos y porque ha generado un sector empresarial de primera clase a nivel internacional. Por eso puede hacerlo. Por eso y porque además, en este reencuentro que se está produciendo, este país está sacando lo mejor de sí mismo: un nivel de energía creadora que empieza su despliegue. Por eso creo que vamos a ser capaces de proyectarnos a los mercados internacionales con mucho éxito; vamos a ser capaces de negociar buenos acuerdos de acceso a los mercados de las economías más ordenadas de América Latina. También pienso que vamos a avanzar significativamente en integrarnos a los mercados de América del Norte y, ojalá, en los próximos años, al mercado europeo y al del Asia-Pacífico. Estas son tareas enormes, que van a requerir de una gran persistencia y confianza en lo que se está haciendo; seguridad en la forma en que nos planteamos internacionalmente; cooperación 124 del empresariado chileno para entender que quienes van a hacer este proceso en definitiva no son los gobiernos sino ellos, quienes crean nuevas empresas. Creo que este proyecto de internacionalización de la economía chilena es extraordinariamente atractivo y motivador, no sólo para los empresarios; también para los profesionales y, por qué no decirlo, para las generaciones futuras de chilenos: el niño que recién está educándose entenderá que hay una definición fundamental, de carácter nacional, más allá de la suerte de un determinado gobierno, que le dice que SLI destino va a estar irrevocablemente vinculado a la idea de que Chile se proyecta hacia el resto del mundo. En esta proyección, Chile va a realizar un esfuerzo enorme por hacer las cosas mejor que otros países, y eso va a poner la impronta a nuestro destino colectivo de comienzos del siglo XXI. Sin duda se trata de un proceso que todavía no incorpora a la inmensa masa de los productores, y que deja fuera a muchos miles de trabajadores y profesionales. Uno podría decir: «está en la lógica de una economía de mercado abierta que esto se produzca lentamente, a través del efecto difusor desde el foco modernizador exportador hacia el resto de la economía». No quiero ni siquiera caricaturizar esta visión con la idea del chorreo, pero a nuestro juicio este proceso de difusión -que sin duda se da- es insuficientemente rápido para un país que tiene la impaciencia de sus 3.000 dólares prr @ita, y que está bastante lejos de los 9.000 dólares per ckpitn de España. Tenemos que conciliar y establecer un equilibrio que no es fácil entre dos polos de un mismo argumento: tenemos que acentuar y acelerar el proceso modernizador y de integración de la economía chilena al exterior, pero al mismo tiempo debemos relevar mucho más el polo del desarrollo integrado. Es decir, ser capaces de hacer el esfuerzo, que no va a ser fácil, de involucrar activamente en el proceso de desarrollo a la pequeña y mediana empresa chilena que hoy no está en la exportación; que no sabe cómo hacer ese negocio; que tiene niveles de productividad notoria y notablemente más bajos que los que compiten con otros países; que no tiene acceso al crédito o lo tiene en forma muy precaria o inestable; que no sabe cómo incorporar una tecnología extranjera; que no sabe qué se hace cuando uno va afuera a tratar de vender un producto (porque nunca lo ha hecho); que cuando llega a Santiago, a la puerta de la casa matriz de uno de nuestros grandes bancos, se cohibe e inhibe 125 (y a lo mejor recibe un tratamiento un tanto menoscabado de parte del gerente de ese banco). Tenemos que ser capaces de facilitar, abrir y construir ese proceso, frustrado pero latente, de atender a esa gente que tiene ganas de hacer las cosas tan bien como los otros. Se trata de un proceso difícil, porque es más fácil para un banco atender a unos cuantos clientes grandes: los costos de transacción son en definitiva iguales, las operaciones son mayores y las utilidades más significativas. Un empresario pequeño es casi por definición «un dolor de cabeza»: no se sabe si va a pagar, si va a pagar bien; si el proyecto es bueno o malo; si es estable o inestable. Entonces la reacción instantánea es retraerse. Pero, no hay ningún país que haya entrado a la etapa de madurez de un desarrollo autosostenido, sobre todo en un esquema exportador, que no haya pasado por la etapa difícil de incorporar a este proceso a las decenas de miles de pequeñas y medianas empresas que tienen el potencial para operar en el mercado. Vamos a tener un problema de ingeniería institucional para montar un sistema; un problema de ingeniería financiera; un problema de estímulos e incentivos; el problema de canalizar recursos externos a esta nueva área de desarrollo integrador. Vamos a estar en esto este año, y seguramente +n uno u otro momentovamos a recurrir a varios de ustedes para que nos ayuden a que esto sea un éxito y no una experiencia frustrada más. Lo segundo, en esta misma línea, es que ese desarrollo incorporador de la pequeña y mediana empresa tiene inevitablemente una dimensión de descentralización fundamental. Aquí no se trata solamente de ir a Maipú, apuntar con el dedo a las industrias pequeñas y traerlas a los bancos; se trata de que la agroindustria se enraíce a lo largo de toda la zona central chilena; de que la industria de muebles de exportación se construya a partir de decenas, y luego de cientos de pequeñas industrias que devienen en medianas desde Temuco al sur. Aquí se trata de que el problema de la manufactura liviana sea un tema central del desarrollo industrial de Chile. Porque si hacemos el Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos (y creo que en definitiva lo vamos a hacer) tenemos que tener en cuenta que hacia el mercado norteamericano va hoy día el 40% de nuestra exportación de manufacturas -en general relativamente livianas y de pequeña 126 escala de producción, pero que están encontrando un nicho en ese mercado. A esto va a haber que darle un enorme impulso. Desarrollo, entonces, integrador. Desarrollo integrador también, en el sentido que decía hace un momento. El esfuerzo social está muy bien y se va a seguir haciendo, pero la respuesta, al final, consiste en poder decirle a un joven en una población: «usted que terminó su educación secundaria, que cuando estudió en el liceo entendió que a través de ese proceso educativo entraba al mundo moderno; usted que lleva meses o años parado en la esquina de la población o haciendo trabajos mal pagados, inestables, que duran tres o seis meses; usted que nunca ha hecho un horario de ocho de la mañana a seis de la tarde; usted que no sabe lo que es disciplinar la vida en el marco de las obligaciones de una fábrica, y que no sabe que a partir de ese disciplinamiento de la vida va a poder construir una familia, un hogar, un futuro... a usted lo vamos a apoyar para que pueda, de alguna manera, asomarse a ese mundo moderno a través de un programa simultáneo de capacitación y empleoa. Un papel para la banca Quisiera terminar haciendo algunas breves reflexiones acerca del papel que la banca puede desarrollar en este marco. Creo que hay que decir que ese proceso de inversión para generar el crecimiento y los empleos que se necesitan va a partir, en primer lugar, por la capacidad que los chilenos tengamos de generar los recursos para la inversión, vale decir, los recursos de ahorro interno que permitan que esa inversión, en definitiva y en el largo plazo, no tenga que depender exclusivamente de los flujos que provengan desde más allá de nuestras fronteras. Tenemos un ahorro nacional de 19%; y esa tasa debe subir a un 21 ó 22% en los próximos años. Y ustedes, los que son banqueros en esta sala, son los que me van a tener que decir cómo lo vamos a hacer. En el gobierno tenemos algunas ideas, pero ustedes tienen que ser capaces de generar los instrumentos nuevos, variados, que permitan ir captando la capacidad que todo chileno tiene -cuando se le plantean las cosas adecuadamentede pensar y de construir su futuro a través del ahorro. La internacionalización de nuestra economía supondrá importantes cambios en el plano financiero; ya está ocurriendo, ya ha ocurrido en algún grado. Y va a seguir ocurriendo: tenemos que 127 ser capaces de poner a nuestras empresas productivas de primera clase en el mercado voluntario de créditos internacionales. Vamos a tener que lograr que nuestras empresas coloquen bonos a tasas competitivas, como las que hemos conseguido en estos días para la República de Chile. Esta es una tarea muy importante y difícil, en la que sospecho que el sistema financiero chileno va a tener, en conjunto con nuestras empresas productivas, que diseñar un camino, una estrategia y hasta una táctica para ponerla luego en práctica. Creo que los bancos tienen que ayudarnos a captar recursos externos de ahorro institucional (de compañías de seguros, de administradoras de pensiones y de otros sistemas de carácter institucional que existen en los países industriales, y cuyo problema hoy día consiste en que la tasa de rentabilidad de esos recursos de ahorro en los mercados financieros de sus respectivos países ha ido bajando significativamente). Esos recursos están buscando mercados de capitales «emergentes», que dan estabilidad y que dan una buena rentabilidad. Pero, nos decían los banqueros: «ustedes tienen mucho que hacer en la perspectiva de vender el nombre de Chile; deben ilustrar mejor lo que está ocurriendo con esta economía y atraer de esa forma estos ahorros de carácter institucional hacia el país). Probablemente muchos de esos recursos deberían ser intermediados por nuestro propio sistema financiero. Uno tiene que pensar también en que el propio país va a tener que manejar sus recursos financieros con un criterio de alternativas de inversión que, en la perspectiva de apertura de la cuenta de capitales, concibe también la posibilidad de explorar mercados externos. Finalmente, pienso que la banca no puede estar ausente de este enorme desafío de hacer que el desarrollo chileno tenga también un carácter integrador. No hay ninguna razón para que los bancos privados no puedan involucrarse en la tarea de construir una economía social; en la tarea de extender sus servicios hacia la pequeña empresa; en la tarea de expandir geográficamente sus operaciones para que sus servicios lleguen efectivamente a lo largo de todo el país a los pequeños productores, clientes y empresarios, respetando la naturaleza de un desarrollo exportador muy vinculado a los recursos naturales diseminados por todo el territorio. 128 Por último, que esta banca tenga la capacidad de entender que el desarrollo modernizador se va a hacer más legítimo -legitimando de paso el nombre de la banca y del sistema financiero chileno- no sólo en la medida en que se resuelvan los problemas pendientes de carteras subordinadas; también en la medida en que esta banca sea capaz de mantener y desarrollar esquemas de financiamiento para los sectores que aparente o inicialmente no son los sectores <(estrellas»; que no son los sectores de primera línea ni son aquéllos que dan las más altas garantías: los de microproductores, los de quienes necesitan una vivienda a un nivel de cierta precariedad y por tanto de montos limitados en los préstamos; la agricultura familiar y, en fin, todo ese mundo que habiendo estado al margen del sistema financiero -y viendo hasta con temor a ese sistema- está en verdad, en el fondo, esperando el mecanismo de canalización de su energía creativa. Porque creo que todo esto es posible; y que no sólo lo es, sino que está al alcance de nuestras manos. Porque tengo la convicción de que estamos pasando por un momento privilegiado de nuestra historia. Porque entiendo que tenemos una responsabilidad frente al conjunto de los chilenos, y sobre todo frente a nuestros hijos, es que estoy optimista. Creo que esta vez no les vamos a fallar. Creo que esta vez, si hacemos y seguimos haciendo las cosas bien, vamos a ser capaces de construir un futuro de modernidad, un futuro de solidaridad, un futuro de esperanzas reales, concretas y tangibles para todos los chilenos. Por eso, los invito a que en los próximos años trabajemos con más intensidad que nunca para hacer posibles esta visión y este sueño. 129 EL ESPACIO DE LOS EMPRESARIOS’ Madurar consiste en aprender de la experiencia; no sólo de la propia, sino de la de otros individuos, grupos o países. Si nos ceñimos a esta definición, debemos concluir que a Chile le ha costado madurar. Durante largos períodos nuestro país se movió en dirección opuesta a las grandes corrientes mundiales. Así, mientras en las últimas décadas el mundo revaloraba la democracia y transitaba hacia sociedades más libres, Chile debió vivir casi 18 años bajo el autoritarismo. En la economía también se han dado procesos similares. Después de haber oscilado prolongadamente entre el estatismo exacerbado y una visión simplista del laissezfuire, Chile parece por fin estar aprovechando las lecciones de su historia y de la experiencia de otros países. En materia económica se está forjando a nivel internacional un gran acuerdo sobre estrategias de desarrollo, que se extiende desde el Sur de Asia hasta los recientemente democratizados países de Europa Oriental. Por supuesto, ni América Latina ni Chile están ausentes de este proceso. Hace pocos días se divulgó el Informe 1991 sobre el desarrollo internacional preparado por el Banco Mundial. Dicho Informe resalta cuatro rasgos comunes -pilares básicos- de las estrategiasexitosas de desarrollo reciente. Cito textualmente: «la mantención de los equilibrios macroeconómicos, la apertura de la economía, la creación de nuevos espacios para la inversión privada y la inversión en las personas». A cualquier chileno esta combinación le recordará lo que, quienes estamos hoy en el gobierno, hemos planteado al país desde la campaña del Presidente Aylwin. A propósito de esto quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones sobre el quehacer del gobierno -y los desafíos que enfrenta Chile- en algunos de estos temas. Antes de hacerlo, sin embargo, me gustaría resaltar dos aspectos adicionales que surgen de la lectura de este Informe sobre el desarrollo mundial. ’ Asamblea Anual de la Sociedad de Fomento Fabril, Santiago, julio 24 de 1991. 130 El primero dice relación con la gradual superación de los dogmáticos y muchas veces inútiles debates sobre el papel del Estado en la economía. Hay acuerdo, hoy día, en que el mercado es el mecanismo fundamental para asignar recursos y promover la creación de riqueza. Al mismo tiempo, son pocos los que niegan que la acción del Estado sea indispensable, por varias razones. La primera de ellas es que los mercados fallan: bastan unos minutos en el contaminado centro de Santiago para concluir que un mercado sin regulación alguna para la locomoción colectiva es un desastre de proporciones. Otra área indispensable de acción pública-y aquí entro en la segunda reflexión que deseo compartir con ustedes- es la de la inversión en las personas. En este campo hay lecciones innegables, que el Banco Mundial enfatiza en su Informe. El mundo admira hoy el extraordinario desarrollo económico desplegado en este siglo por Japón, país que hasta mediados del siglo XIX era una nación feudal y relativamente atrasada. La clave del éxito de Japón es que ha destinado sistemáticamente a la educación una proporción mayor de su producto que cualquier otro país europeo o asiático. Una causalidad similar entre esfuerzo social y desarrollo económico se observa en otros ámbitos -salud, vivienda, capacitación, previsiónen la experiencia de otros países a los que alude el Informe del Banco Mundial: Corea, Taiwán, Israel, Costa Rica y Malasia, entre otros. Por esa razón, la concreción de una política social activa por parte del gobierno aparece no sólo como un imperativo ético; también como un prerrequisito fundamental de un desarrollo sostenido. La imagen subyacente es la de una relación complementaria -y no antagónica- entre los sectores público y privado. Regulando adecuadamente los mercados que hay que regular, como los del transporte, el Estado provee el marco y las señales adecuadas para la inversión privada. Entregando más educación y capacitación, el gobierno aumenta la productividad del trabajador, lo que redunda en un mayor crecimiento y bienestar para todos. Esta relación complementaria es una de las claves del desarrollo exitosoy es en esa dirección, precisamente, que estamos avanzando hoy en Chile. 131 El equilibrio macroeconómico Uno de los activos intangibles del Chile de hoy es que podemos encarar confiadamente el futuro. Es verdad que siempre hay cuotas de incertidumbre, y es normal que así sea. iQuién hubiera predicho, por ejemplo, que en 1990 viviríamos el tercer año consecutivo de sequía, que la economía enfrentaría el tercer shock internacional del petróleo y que habría unbrote de cólera? A pesar de ésas y otras turbulencias, el país mantiene un rumbo conocido, sentando las bases para un crecimiento equilibrado donde la prosperidad futura pasa a depender de nuestro esfuerzo. En este plano, los equilibrios macroeconómicos juegan un papel clave. Deseo, en esta oportunidad, invitarlos a reflexionar acerca de los importantes cambios registrados en los determinantes del crecimiento en nuestro país. Hasta hace poco la economía chilena enfrentaba, al igual que muchas otras economías, una severa restricción en sus cuentas externas. La actividad económica se determinaba básicamente por nuestra capacidad para importar, con una fuerte dependencia de los términos de intercambio, de las tasas de interés internacional y de las condiciones de la deuda externa. Simultáneamente subutilizábamos nuestros recursos internos: manteníamos altas tasas de desempleo y capacidad productiva ociosa. Hoy, con una reestructuración auspiciosa de nuestros compromisos externos, con un éxito exportador indiscutido y con nuestra nueva condición de plaza muy atractiva para la inversión extranjera, el horizonte de nuestras cuentas externas se ve tranquilo. A diferencia de otras naciones, somos menos dependientes de las condiciones externas y más dependientes del potencial interno para el crecimiento. Nuestra relación con la economía mundial es más agresiva y también más positiva. Buscamos en ella una fuente de bienestar. Ello nos impone, sin embargo, competir en precios y calidad con estándares internacionales. Esto es especialmente cierto para la industria manufacturera, la que ahora tiene el desafío de invertir y lograr aumentos de competitividad que le permitan medirse internacionalmente. Este es el sentido de los acuerdos comerciales -a los que me referiré más adelantey de las medidas recientemente adoptadas. 132 iQué significa que los espacios para el crecimiento dependerán ahora de nuestro propio esfuerzo interno? Significa que el desafío del futuro pasa por lograr tasas de inversión y ahorro adecuadas. En este plano también se ha avanzado de manera importante: después del natural «vacío» que genera la conclusión de grandes proyectos -y de lasconsecuencias que las condiciones adversas de la guerra del Golfo tuvieron sobre la decisiones de inversión del primer semestre- las perspectivas más recientes de la inversión son alentadoras. En 1990 la inversión alcanzó un récord histórico y los nuevos proyectos detectados superan los 15 mil millones de dólares. Ello significa que nuestra economía está generando nuevos proyectos, lo que a nivel microeconómico constituye la señal más importante de que existen las oportunidades para crecer. Por otro lado, la inversión pública también registra un crecimiento importante, focalizado principalmente en la inversión en la infraestructura complementaria al esfuerzo privado, en la man tención de la rentabilidad de las empresas públicas y en la inversión social. La inversión del MOP, del FNDR y del ministerio de Vivienda crecerá un 20% real este año. Junto con ello el gobierno está invitando a los empresarios a invertir en áreas que tradicionalmente han estado en la esfera del sector público. Ello es así en el casodelaleydeconcesionesdeobraspúblicas,enlaleydeCodelco y en Ferrocarriles, entre otros ejemplos. Desde la perspectiva macroeconómica, también se están dando las señales adecuadas. La reversiónenel aumento acelerado de la cantidad de dinero y de las remuneraciones a comienzos de año -fenómenos generados por la brusca detención de la inflaciónasegura, junto a un manejo prudente de la política fiscal, una mayor certidumbre sobre la evolución de la actividad en el corto plazo y una reducción de las presiones inflacionarias en los próximos meses. La preocupación por la estabilidad de los precios y de los agregados fiscales y monetarios asegura, a su vez, condiciones adecuadas para la inversión, También es aconsejable no depender exageradamente del ahorro externo; ello nos impone como meta generar mayores niveles de ahorro interno, de manera de superar en el mediano plazo el 15% del PGB. El aporte del sector público representa un tercio del ahorro nacional necesario para sostener la inversión requerida. Por otro 133 lado, la principal fuente de desahorro sigue siendo el déficit que experimenta el Banco Central como consecuencia del rescate del sistema financiero durante la crisis de los años 80. Como puede verse, el sector público está cumpliendo su parte; invitamos una vez más al sector privado a cumplir la suya, de manera de ampliar los espacios para un crecimiento alto y estable, con niveles crecientes de productividad y empleo para beneficio de todos los chilenos. En este sentido, no es conveniente postergar las decisiones: los que ayer se labraron su situación actual decidiendo invertir oportunamente, constituyen la élite empresarial de hoy; la élite empresarial de los próximos anos estará conformada por los que hoy -y no mañanatomen las decisiones adecuadas. Apertura Creciente de la Economía La apertura creciente de la economía es un objetivo central de la gestión del gobierno; supongo que ése es un hecho sobre el cual no hay dudas a estas alturas. Lo que quiero destacar hoy es que ha quedado demostrado que ése es un objetivo que comparte la inmensa mayoría de los chilenos. Aprobar democráticamente una rebaja uniforme de aranceles es algo positivo en cualquier país; hacerlo por la unanimidad de una cámara y la casi unanimidad de la otra es algo que tiene pocos precedentes. Dicho consenso no sólo muestra la madurez política del país, sino que abre oportunidades enormes en el esfuerzo de integrar a Chile al mundo. Bajar aranceles es una condición necesaria pero no suficiente para el éxito de una estrategia exportadora. A medida que Chile entra en una segunda etapa de su desarrollo exportador, añadiendo valor y sofisticación a su producción, se va haciendo indispensable asegurar el acceso a los mercados; especialmente a los prósperos mercados de los países industrializados. Hay varios modos de emprender esta tarea. Uno de ellos es trabajar decididamente por una mayor apertura global, cosa que Chile ha emprendido con claridad en la Ronda Uruguay del Gatt. Otro, que percibimos como complementario, es buscar un mayor acercamiento comercial con ciertos socios especiales: esto es lo que Chile está procurando con México y Venezuela, y eventualmente con otros países de América Latina y de América del Norte. 134 Los pactos bilaterales de comercio con México y Venezuela, nos llevarán a un arancel cero y a la completa eliminación de las restricciones no arancelarias en un plazo máximo de cinco años. Al mismo tiempo, se avanzará en la compatibilización de políticas entre los países firmantes y se harán más expeditos los procesos de inversión mutua. La negociación con estos dos países ha avanzado aceleradamente, a pesar de la complejidad del tema. Esperamos que los respectivos acuerdos estén operando en el curso de 1992. Frente a esta estrategia de acuerdos bilaterales, sectores empresariales han planteado dos inquietudes, a las que quiero responder derechamente. La primera es: jcómo se compatibiliza esto con la estrategia de apertura global de nuestra economía?; jno corremos el riesgo de que al privilegiara algunos socios comerciales se resienta nuestro intercambio con otras áreas tanto o más importantes, como Europa o Asia? Al respecto cabe afirmar tajantemente que de ningún modo Chile subirá las barreras comerciales -de ningún tipo- frente a terceros países como resultado de su negociación con naciones de las Américas. Por lo demás, para que dichos acuerdos sean compatibles con las normas del Gatt, esta neutralidad en el tratamiento a terceros es requisito indispensable. Al mismo tiempo, creo indudable que formar asociaciones comerciales con países de la envergadura de México, Venezuela o Estados Unidos no hace sino mejorar la capacidad negociadora de Chile frente a otras naciones. Tengo confianza en que el proceso que hemos iniciado se extienda pronto -y en condiciones ventajosas- hacia socios como la Comunidad Económica Europea y Japón. En segundo término algunos empresarios se preguntan: iqué mecanismos contemplan estos acuerdos para evitar la competencia desleal y proteger a determinados sectores de una avalancha injustificada de importaciones? La respuesta es que hay tres tipos de mecanismos. Primero, las naciones mantienen y fortalecen sus legislaciones anti-dumping y anti-competencia desleal; segundo, las disputas comerciales son resueltas en última instancia por un panel independiente, y los países pueden tomar represalias si los dictámenes de este panel no son cumplidos por la otra parte; tercero, en circunstancias excepcionales hay mecanismos de salvaguardia, que pueden ser aplicados hasta por un año para prevenir el daño a un sector determinado. A mi juicio, esta batería de medidas es más que suficiente para asegurar que en el marco de 135 estos acuerdos prime la libre -y justa- competencia. En relación con el tema de la Iniciativa para las Américas, hemos avanzado simultáneamente en sus tres dimensiones: reducción de deuda, inversión y comercio. Nuestro país tiene una deuda oficial de casi 480 millones de dólares con Estados Unidos. El mes pasado suscribimos en la Casa Blanca un acuerdo sobre los créditos agrícolas bilaterales, que castiga esta deuda en un 40%. Se consiguió, además, una rebaja en la tasa de interés aplicable a la deuda restante y una restructuración favorable de los plazos. Finalmente, existirá la posibilidad de efectuar los pagos de intereses en pesos, y los recursos irán a un fondo destinado a realizar proyectos de medio ambiente en Chile. Dicha operación -la primera de la serie de la misma índole que esperamoscomprendió un universo de 40 millones de dólares. El Congreso de Estados Unidos debería aprobar, durante el segundo semestre de 1991, la legislación que nos permita llevar a cabo una operación análoga con la deuda de la AID, la que suma más de 300 millones de dólares. Oportunidades para la Inversión Privada La política económica de Chile privilegia el rol de la inversión privada como factor dinamizador del crecimiento económico. La inversión durante 1990 fue de las más altas en veinte años. Al mismo tiempo, la inversión extranjera alcanzó en 1990 a 1.200 millones de dólares, cifra récord en la historia de nuestro país y un 26% superior a la del año anterior. Sin embargo, estimamos que se debe invertir aun más, y de un modo sostenido, para que Chile pueda crecer a tasas del orden del 5% anual. En esta tarea, el desarrollo de los mercados de capital tiene un aporte central que hacer, permitiendo la canalización de recursos hacia las empresas y los nuevos proyectos de inversión. Tenemos planes para profundizar los mercados de capital y promover la inversión. Actualmente estamos revisando las reglamentaciones que regulan las inversiones de las AFP, con el fin de asegurar que el ahorro que ellas manejan sea intermediado eficientemente y llegue a los proyectos nuevos de inversión que lo requieran. Esto demanda también nuevas modalidades de organización y financiamiento de proyectos, diseñar incentivos para la creación de más sociedades abiertas, y fortalecer la obtención de capital de largo plazo a través de los mercados de bonos y acciones. 136 La promoción de la inversión es también un tema prioritario en el marco de la Iniciativa de las Américas. El préstamo de 150 millones de dólares firmado con ocasión del aniversario del lanzamiento de esta Iniciativa contiene mecanismos novedosos para abrir a la inversión privada sectores económicos hasta hace poco vedados a los inversionistas. La Iniciativa Bush pretende, además, canalizar a través del BID, donaciones provenientes de EEUU, Europa y Japón por un total de 1.500 millones de dólares, para promover la inversión privada. En este tema, Chile ya ha asumido un papel activo. El BID nos ha pedido que actuemos como el país piloto de la región en la elaboración e implementación del programa. Con ese fin, un grupo de técnicos chilenos ha estado trabajando con expertos del BID y del gobierno de los Estados Unidos en el diseño de un sistema para hacer llegar financiamiento a pequeñas y medianas empresas, dedicadas principalmente a la exportación. El Avance en lo Social Deseo referirme ahora a los avances registrados en el último año y medio en materia social. Enfaticé ya al iniciar esta intervención la estrecha relación que existe entre inversión en las personas y desarrollo económico. Pero debemos ir más allá de esa reflexión. Llevar este compromiso a lo práctico, traducirlo en obras concretas ha sido prioridad central del gobierno del Presidente Aylwin. Es indudable que lo hecho sólo comienza un proceso de satisfacción de las necesidades básicas de nuestros compatriotas. Pero es indudable también que en el último año y medio se ha dado un paso grande y decidido hacia adelante. Permítanme compartir con ustedes algunos ejemplos. En 1990 se inició el programa de las 900 escuelas -ampliado en 1991 a 1.400 establecimientosque busca mejorar la calidad de la educación en las escuelas del 10% más pobre del país. Bajo este programa se han reparado 800 escuelas, algunas de las cuales operan en edificios deteriorados que apenas protegen a los estudiantes de las inclemencias del tiempo. También se crearon 2.500 bibliotecas de aula en 1990, las que aumentarán en 1.000 en 1991, conunrepartode125mily150millibrosrespectivamente.Enestos dos años se habrán organizado en estas escuelas cerca de 5.000 talleres de refuerzo para niños con problemas de aprendizaje. Todo ello nos acerca a la meta de un país en que lo único que limite 137 el avance de una persona sea su propia capacidad -no arbitraria falta de oportunidades. una En materia de salud, en 1990 se logró un objetivo que no podemos menospreciar: la atención primaria gratuita en más de 2.000 consultorios de todo el país. La calidad de dicha atención también ha mejorado sustancialmente en 24 comunas urbanas del país, creándose 33 terceros turnos e incrementándose en 50% los recursos disponibles para gastos de farmacia. Nuestros hospitales también están siendo reequipados, tras años de relativo abandono. Está a punto de completarse una licitación por 3.000 millones de pesos para equipamiento médico. Junto a esto se han adquirido 165 nuevas ambulancias, 8 unidades de rescate y 6 unidades móviles. En materia de vivienda cito sólo algunas cifras ilustrativas. Los recursos adicionales asignados al sector permitieron concretar 77 mil soluciones habitacionales más en 1990, las que serán entregadas en el curso de 1991. El programa para este año contempla otras 90 mil soluciones, incluyendo la adjudicación de 37 mil subsidios, y el inicio del mismo número de viviendas básicas para sectores de menores recursos, además de otras 15 mil viviendas en el programa para trabajadores. En el ámbito de la capacitación también se han registrado avances. En 1990 y 1991 más de 10.000 jóvenes se verán beneficiados por programas de capacitación administrados por el Fosis*, y se contemplan programas de formación pre-ocupacional con práctica en empresas para 6.000 jóvenes más. En lo que se refiere a capacitación en empresas vía el Sence”, ésta se incrementó en 19% en el último año y medio. También se duplicaron los recursos para el programa de becas del Sence, permitiendo mejorar sustancialmente la calidad de los cursos ofrecidos a los desocupados. Aprovecho esta oportunidad para invitar a los empresarios aquí presentes a plegarse a este esfuerzo y participar activamente en estos programas. Con cada peso y cada hora aportados al proceso de capacitación todos se benefician: trabajador, empresa y país. Sólo con aprendizaje se incrementa la productividad, y sólo con mayor productividad se logra el crecimiento. 2Fondo de Solidaridad e Inversión Social del Ministerio Cooperación. ’ Servicio Nacional de Capacitación y Empleo. 138 de Planificación y Algunas Reflexiones Finales La idea central que deseo transmitirles es que nuestro futuro depende cada vez más de nosotros mismos, de nuestro esfuerzo. Esto, que es verdad a nivel del país en su conjunto, también lo es a nivel individual. Encaramos la economía internacional con más seguridad en nuestros medios. El gobierno, a través del esfuerzo social, está creando las condiciones para que cada chileno tenga la oportunidad de prosperar. Con su propio esfuerzo de ahorro e inversión, y la creación de un ambiente propicio para la inversión privada, el gobierno los invita a ustedes, los empresarios -una vez más- a prosperar junto con el país sobre la base del esfuerzo propio. Al terminar, quiero agradecer a nombre del gobierno esta oportunidad de participar en este encuentro anual de Sofofa, y expresar nuestro reconocimiento a Fernando Agüero, que hoy deja su presidencia. El ha representado con claridad y franqueza los puntos de vista de la Sociedad de Fomento Fabril y con él hemos desarrollado una relación constructiva que, sin duda, ha ayudado a proyectar Chile y su economía con optimismo hacia el futuro. 139