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XV CONGRESO INTERNACIONAL DE LA ASOCIACIÓN DE LINGÜÍSTICA
Y FILOLOGÍA DE AMÉRICA LATINA (ALFAL)
PREFIJOS VERBALES COMO OPERADORES ASPECTUALES EN
ESPAÑOL
S1. Análisis de estructuras lingüísticas
Minguell, Antonia Esther1
1 - Universidad Nacional de Córdoba.
0.- Presentación
Este trabajo constituye un avance en una investigación de mayor alcance, en la que
asumimos el marco teórico de la gramática generativa chomskyana. Centrado nuestro
interés en los procesos que se llevan a cabo en la interfaz léxico – sintaxis, estudiamos
la proyección del significado léxico y eventivo-aspectual de los predicados verbales y
sus manifestaciones en la estructura sintáctico-argumental.
Nos apoyamos en varias hipótesis relativamente consensuadas y, básicamente, en la
Hipótesis de la Interfaz Aspectual de Tenny (1988), según la cual, los principios
universales de la proyección entre la Estructura Temática y la Estructura Sintáctica
Argumental están regidos por propiedades aspectuales, para abocarnos al estudio de la
aspectualidad en la gramática del español. Asumiendo que el aspecto léxicocomposicional constituye una importante vía de acceso para la explicación de
determinados procesos de desambiguación semántica y para representar los diversos
sentidos de una pieza léxica verbal, requerimiento fundamental en el procesamiento del
lenguaje, proponemos una aproximación a la semántica oracional no centrada
exclusivamente en la sintaxis y un abordaje desde el léxico que interrelacione
semántica, morfología y sintaxis.
A partir de la Hipótesis Subeventiva de Pustejovsky (1995), que postula que los
eventos constan de una estructura interna geométrica y que el análisis aspectual divide
al evento en subeventos o fases que se pueden focalizar, consideramos el aporte de los
diversos operadores aspectuales y, particularmente, en esta instancia, el de los prefijos
verbales. Intentamos mostrar que, además de estar capacitados para modificar la EA
(estructura argumental) y cambiar la clase aspectual de la base a la que se adjuntan,
ciertos prefijos funcionan como marcadores aspectuales de fase en eventos complejos.
1.- Introducción
El léxico, que siempre fue central en la lingüística chomskiana, adquiere aún mayor
relevancia en el Programa Minimalista (Chomsky 95) con la reducción de los niveles
gramaticales. Las entradas léxicas contienen información gramatical y se considera que
el léxico determina los procesos semánticos y sintácticos que se llevan a cabo en el
componente computacional, donde tienen lugar tanto los procesos de formación de
palabras como las derivaciones sintácticas, si bien la realización sintáctica puede
implicar procesos que van del léxico a la sintaxis y viceversa (Mendikoetxea: 2004) 1 .
En este trabajo no entramos en la confrontación entre las teorías proyeccionistas y las constructivistas y
suponemos que las distintas acepciones de los verbos están condicionadas en gran medida por el esquema
sintáctico en que el verbo aparece. A este respecto puede consultarse los estudios de interfaz léxicosintaxis de De Miguel (2003, a), Demonte (2004) y Mendikoetxea (2004).
1
Tal concepción del componente léxico se conecta con la de Pustejovsky 2. La
Hipótesis Subeventiva 3 propuesta por Pustejovsky en la década del 90 y desarrollada
luego por De Miguel y Fernández Lagunilla en los dos miles 4, postula que los eventos
son analizables porque su estructura interna es geométrica. A partir de estas nociones
básicas, nos proponemos dar cuenta del comportamiento de ciertos prefijos verbales que
pueden provocar cambios en el significado léxico del verbo, en su estructura
argumental, o en su aspectualidad.
El modelo propuesto por De Miguel y Fernández Lagunilla (1997, 2000.c y
2003.b), quienes distinguen ocho clases aspectuales de eventos caracterizados por
rasgos semánticos y sintácticos propios5, nos proporciona un marco teórico ajustado
para indagar la presencia de operadores aspectuales y observar de qué manera inciden
en la interpretación del evento. En esta ocasión nos interesa destacar la función de los
afijos, que – como se sabe- seleccionan a sus bases de acuerdo con rasgos categoriales,
2
La Teoría del Lexicón Generativo (Pustejovsky:1988) presenta al léxico como un componente dinámico
y no puramente consultivo del sistema lingüístico, que condensa gran parte de la potencialidad
significativa y creativa del lenguaje. La Teoría de Qualia de Pustejovsky sostiene una concepción
articulada de la entrada léxica. En ella se destaca la noción de infraespecificación de las unidades léxicas,
que se define como la capacidad de las palabras de intervenir en estructuras sintácticas diversas con
significados también diversos, y de este modo es posible dar cuenta de la relación entre los diferentes
significados de una misma palabra, sin necesidad de proponer entradas distintas en el lexicón. Tal manera
de concebir el léxico le va a permitir a Pustejovsky explicitar algunos problemas básicos en la interfaz
léxico-sintaxis y, muy especialmente, ciertos aspectos del lenguaje natural hasta ahora insuficientemente
explicados, como el problema de la polisemia de las unidades léxicas: cómo es que somos capaces de
atribuir un número potencialmente infinito de sentidos a las palabras en contexto, con un número limitado
de recursos. (E. de Miguel: 2003.a).
3
La idea de que los eventos están dotados de estructura interna, subléxica o subeventiva, que se relaciona
con sus propiedades aspectuales, puede consultarse también en Jackendoff (1983, 1990, 1992,
1993,1996), Tenny (1987, 1994), Grimshaw (1990), Hale y Keyser (1993), Bosque y Masullo (1998).
Véase De Miguel y Fernández Lagunilla (2000).
4
E. de Miguel (2003.a) sostiene que los verbos – y de hecho todas las palabras- cuentan con un
significado básico, en parte codificado en la Estructura Eventiva y en parte en la Estructura de Qualia.
Siguiendo a Pustejovsky, si se considera que los eventos verbales no constituyen entidades atómicas,
compactas, sino que son unidades articuladas que pueden estar compuestas de subeventos, se entiende
que un determinado adjunto o las características subléxicas de los argumentos puedan influir en su
Estructura Eventiva, simplificándola o complejizándola. De acuerdo con esta idea, la autora afirma que no
es la sintaxis lo que determina la interpretación semántica, sino que el léxico encierra las posibilidades de
materializar el predicado en virtud de la co-composición con la información aportada por sus argumentos.
Desde esta perspectiva, todo el aspecto léxico – sintáctico ya está potencialmente contenido en la
definición léxica de la palabra.
5
A fin de observar el comportamiento sintáctico y semántico - aspectual de los prefijos españoles,
resumimos a continuación las ocho clases de eventos diseñadas por De Miguel, E. y Fernández Lagunilla
(1997), que nos sirven de apoyatura teórica:
-Estado: Evento simple, con duración y sin fases. Ej.: tener, detestar.
- Proceso 1: Secuencia de eventos idénticos, durativo, con fases, no delimitado. Ej.: estudiar, nadar.
- Proceso 2: Eventos de acabamiento gradual. Ej.: adelgazar, engordar, encanecer, envejecer.
-Transición 1: Proceso o actividad que desemboca en un punto seguido de un cambio de estado o de
locación. Es un evento durativo, pero delimitado, que culmina en la fase final. Ej.: leer un libro, ver la
película.
- Transición 2: Evento delimitado que indica la transición entre dos puntos de culminación. Ej.: bajarse,
caerse, irse, morirse, subirse, venirse, volverse.
- Logro 1: Evento simple, puntual y delimitado, que ocurre en un punto. Ej.: explotar, llegar, nacer.
- Logro 2: Evento compuesto, delimitado, que culmina en un punto, la fase inicial, y va seguido de un
estado. Ej.: marearse, ocultarse, sentarse.
- Logro 3: Evento compuesto, delimitado, que culmina en un punto, la fase inicial, y va seguido de un
proceso. Ej.: hervir, florecer, ver la costa.
contextuales y aspectuales (Piera-Varela: 1999). En lo que concierne a lo aspectual,
ciertos prefijos y sufijos españoles están marcados y, por tanto, manifiestan
restricciones a la hora de seleccionar las bases a las que se afijan (De Miguel: 1999).
Desde la perspectiva del aspecto léxico, nos interesa observar especialmente en qué
medida el prefijo puede señalar una fase o subevento. Como hipótesis de trabajo,
proponemos, pues, que al menos algunos prefijos –preposicionales y no
preposicionales- funcionan como marcadores aspectuales de subeventos.
Luego de ofrecer distintas clasificaciones de los prefijos verbales, analizamos los
datos aplicando el modelo eventivo señalado y determinamos en qué casos el prefijo
focaliza una determinada fase o subevento. En la conclusión destacamos la noción de
aspecto léxico tanto a nivel teórico como en su aplicación a la enseñanza, subrayando la
función eventiva del prefijo como elemento aspectual, núcleo de una proyección
eventiva (Múgica, N.: 2003.a: 132).
2.- La prefijación como mecanismo derivativo
Siguiendo a Múgica (2003.a, 2006), en el estudio de la morfología derivativa
consideramos dos aspectos: la sistematicidad de la derivación y la creatividad. La
primera se relaciona con el conocimiento que le permite al hablante producir e
interpretar palabras derivadas y compuestas con su correspondiente sintaxis, a partir de
reglas de formación, y la segunda, tiene que ver con las posibilidades de selección de la
base léxica que permite el sufijo o el prefijo, las que, al favorecer nuevas
combinaciones, posibilitan la productividad 6.
Respecto de la relación de la morfología con la sintaxis, vemos que puede apreciarse
desde distintos ángulos. En el ámbito de la estructura argumental y eventiva del verbo,
por ejemplo, los morfemas derivativos pueden absorber el lugar de un argumento o
agregar un argumento a la estructura, determinando una modificación en la sintaxis
oracional, o pueden aportar significados que tienen que ver con la denotación del
evento. Por otro lado, la palabra derivada, como la compuesta, admite un análisis
análogo al de las estructuras en la sintaxis. Se parte, así, del supuesto de que la
morfología reproduce una sintaxis y que es lícito hablar de una sintaxis de la palabra,
aunque con la salvedad de que en ella el orden de los elementos constitutivos es fijo, a
diferencia de la sintaxis oracional, y la derivación no procede por movimiento sino por
adjunción.
En este trabajo asumimos que la prefijación y la parasíntesis, al igual que la
sufijación, son procesos derivativos correspondientes al campo de la morfología léxica,
en tanto permiten la formación de nuevas palabras que se incorporan al léxico de la
lengua. Sostenemos, además, el “Principio de la Composicionalidad del Significado”
(Martín García:1998), que afirma que a toda estructura morfológica le corresponde una
interpretación semántica deducible de los componentes del derivado. De allí que sólo
incluyamos palabras con un significado composicional, y dejemos afuera de nuestro
alcance palabras con prefijos, cuyas bases léxicas no son palabras independientes en el
español actual como reducir, referir, etc.
En la morfología derivativa se consideran, en relación con la sintaxis externa que se
genera partir del derivado, las posibilidades de selección. Por un lado, la selección
6
La productividad es un fenómeno que implica un proceso de descomposición léxica, es decir, un
procedimiento por medio del cual desentrañamos y explicamos la interioridad semántica y estructural de
los ítemes del vocabulario. El hablante capta la composicionalidad del vocablo de manera natural sin
realizar se ningún proceso consciente y reconoce que la estructura puede repetirse en otras derivaciones,
es decir, tiene un conocimiento de la sistematicidad de la derivación. (Múgica, N.: 2006:107; 2003.a:79).
categorial que hace el prefijo a los fines de formar una nueva palabra y, por otro, la
selección semántica. Respecto de la selección categorial, es el afijo derivativo el que
determina a qué raíz léxica se adjunta y no a la inversa. Sin embargo, el valor categorial
en el caso de los prefijos, a diferencia de lo que ocurre con los sufijos, es aportado por el
ítem léxico, el que se perfila como núcleo de la palabra, en tanto el prefijo no determina
la categoría gramatical de la base ni puede derivarla a otra categoría. En cuanto a la
selección semántica, el prefijo interviene en la grilla temática, sumando o restando un
argumento, y elige, además, la clase aspectual del ítem léxico. La selección aspectual
interviene siempre que el prefijo tenga un significado aspectual compatible con el del
ítem léxico seleccionado. Se afirma que esta operación léxica está regida por un
principio general de no-contradicción de rasgos, que regula las derivaciones.
Se han distinguido, por una parte, dos tipos de prefijos, internos y externos. El
interno incide en la sintaxis oracional o en la estructura propia de la palabra (encerrar).
El externo es un adjunto a la palabra base que no tiene incidencia en la sintaxis y que,
además, puede iterarse (reelegir). Por otra, como se señala en Martín García (1998: 3537), los prefijos se clasifican en preposicionales (anteponer, acallar, contrarrestar,
encerrar, sobrevolar, entresacar) y adverbiales (deshacer, prefijar, reorganizar,
subdividir), clasificación que mantenemos en el apartado siguiente. Por lo general se
considera que son los primeros los que están capacitados para alterar tanto la clase
aspectual de la base como la EA, mientras que los segundos las mantienen. En cuanto a
su adjunción a la estructura morfológica, los preposicionales son más internos, es decir,
van unidos a la base que seleccionan, y los adverbiales son más externos, puesto que se
adjuntan a una base previamente derivada con prefijo preposicional (desencuadernar,
reagrandar) o adverbial (archisuperconocido, superinmoral).
Varela y Martín García (1999) consignan ciertos procesos de prefijación que
aplicamos en nuestro análisis de los datos del siguiente apartado en tanto afectan a la
denotación verbal, ya sea modificando aspectualmente al verbo, ya produciendo nuevas
relaciones gramaticales en la oración:
 Se denomina reversión a la posibilidad de realizar una acción para volver a un
estado previo, que fuera el punto de partida de la acción primera o no reversiva.
La reversión se manifiesta en el prefijo des-: deshacer, desaparecer, destejer,
etc.7.
 La iteración se expresa morfológicamente a través del prefijo re- con valor de
repetición: rehacer, reordenar, reaparecer, etc.8.
 La causatividad puede manifestarse en los verbos causativos morfológicos por
sufijación (humedecer) y por prefijación o parasíntesis: acallar, asemejar,
agrandar, enmantecar, enrojecer, etc.9.
 La reflexividad por procedimiento morfológico se produce con el prefijo autoadjuntado a una base verbal: autoabastecerse, automedicarse, autoprotegerse,
autocorregirse, etc.10
En español la reversión también puede expresarse por oposiciones léxicas (subir-bajar, entrar-salir,
aumentar-disminuir, etc. Véase Varela y Martín García (1999).
8
La iteración también se expresa en español mediante perífrasis con volver + a + infinitivo, o por
locuciones iterativas como de nuevo, otra vez, etc.
9
La causatividad no es un fenómeno exclusivamente morfológico. Puede expresarse, en español, por
procedimientos léxicos y sintácticos, ya sea mediante el ítem léxico causativo (romper, enojar), o a través
de una construcción sintáctica con hacer + infinitivo. Véase Múgica (2004:111-137).
10
La reflexividad también se expresa, como es sabido, sintácticamente por giros como a mí mismo, a sí
mismo, etc.
7
3.- El rol de los prefijos en la aspectualidad
En este apartado consideramos los valores aspectuales de los prefijos
preposicionales y adverbiales.
3.1.- Prefijos preposicionales
El prefijo en- ha sido particularmente estudiado en Múgica (1996 y 2004), a
propósito de los verbos causativos morfológicos. La causatividad se relaciona con
eventos complejos, en tanto que una causa está asociada a un cambio de estado o
posición producido por una actividad o proceso, que desemboca en un estado final.
Cuando selecciona verbos, este prefijo produce derivados de la misma categoría. El
derivado agrega un argumento a la estructura argumental, el locativo. Por ejemplo,
encerrar ( en la habitación).
También forma los denominales de cambio de locación (enjaular, encajonar) y
locatum, (enmantecar, enharinar), seleccionando nombres para formar verbos. Con
estos derivados se añade un argumento locativo y presentan la posibilidad de que la
estructura argumental incluya un argumento - tema afectado: enjaular el pájaro.
Cuando se activa para formar un verbo de cambio de estado, selecciona un adjetivo:
endulzar, enfriar, enloquecer, enmudecer, ensordecer, ensanchar, envejecer, ensuciar,
entristecer, enturbiar, enrarecer, ennegrecer, envilecer. El cambio de estado puede ser
de causa externa, cuando requieren un sujeto externo especificado, como endulzar, y de
causa interna, cuando no lo requieren y pueden tener una causa natural, como enfriar o
enrojecer.
Entre los derivados de nombre hay dos grupos: los que llevan un objeto-tema
afectado: enmantecar, encorchar, encorchetar, endeudar, enmascarar, enjabonar,
engrasar, ensillar, enharinar, encerar, encolar, enyesar, por ejemplo, enmantecar el
pan, y los que equivalen a un SP locativo: encuadrar, enjaular, enlatar, entrampar,
envasar, envainar, embotellar, encarcelar, encarpetar, encartonar, enclaustrar,
enterrar, ensimismar.
Múgica entiende que el prefijo representa la realización léxica del evento. El análisis
eventivo logra captar la homogeneidad de los tres grupos, en tanto se trata de eventos de
cambio, que implican un estado precedente, un cambio y un estado resultante. Estos tres
subeventos son comunes a las clases de verbos mencionadas, que representan eventos
de transición con tres fases, inicial, media y final. Es precisamente el prefijo en- el
elemento que expresa el evento, por lo que, según Múgica, aporta el rasgo [+V].
El prefijo a- comparte algunas características de en-. Algunos forman verbos
parasintéticos deadjetivales: abaratar, ablandar, acalorar, aclarar, acrecentar,
agravar, alargar, acortar, achicar, agrandar, etc., y otros, parasintéticos denominales:
abotonar, aconsejar, acostumbrar, abombar, arrodillar, atesorar, avistar, etc. Son
verbos causativos, y algunos implican causa interna, como adelgazar.
Este prefijo puede producir una alteración en la EA de la base léxica: Juan calla /
acalla los rumores.
Por lo general, los prefijos a- y en- no pueden combinarse con bases télicas:
*anacer, *ennacer, *aencontrar, *enencontrar, *arromper, *enromper (Piera-Varela:
1999).
Adoptando ahora la perspectiva de De Miguel, podemos clasificar estos verbos
como:-Procesos 2 (eventos de acabamiento gradual): envejecer, engordar, encanecer,
enloquecer, empobrecer, empeorar, acostumbrar, adelgazar, acrecentar,
etc.Transiciones 2 (transiciones entre dos puntos de culminación): endulzar, encerar,
enmantecar, enmudecer, ensanchar, ensuciar, enfriar, embellecer, enriquecer,
abaratar, aclarar, alargar, arrodillar, etc.-Logros 2 (eventos compuestos que culminan
en un punto y van seguidos de un estado): enjaular, encarcelar, entrampar, embotellar,
etc.
Los procesos 2 y las transiciones 2, se diferenciarían, en nuestra interpretación, en
un rasgo que denominamos [+/-larga duración], en el sentido de que los primeros son
procesos a largo plazo, a diferencia de los segundos, que pueden llevarse a cabo en
periodos breves de tiempo, aunque esta diferencia podría ser neutralizada por el
contexto. Si consideramos que los subeventos son “estado previo– evento de cambio –
estado resultante”, el prefijo preposicional en-/a- marca la etapa media culminante, el
evento propiamente dicho, o el inicio del evento en los verbos de acabamiento gradual,
que son procesos 2. De manera análoga, los logros 2 también describen dichas fases,
pero, al incorporar el argumento locativo, focalizan un estado final que no puede ser
intensificado, a diferencia de los otros dos. Nuestra conclusión destaca la función
aspectual del prefijo, que es comparable a la del se culminativo de De Miguel y
Fernández Lagunilla (2000, c.). En efecto, tanto en bajarse (V de movimiento y cambio
de locación) como en marearse (V de cambio de estado), el clítico focaliza el cambio
que precede al estado resultante, de manera análoga al prefijo en los verbos causativos
morfológicos.
Desde el punto de vista de la sintaxis de la palabra, el prefijo resulta obligatorio en
la morfología de estos verbos puesto que son palabras parasintéticas 11, es decir, no hay
formas alternativas sin prefijo: *jaular, *mantecar,* dulzar, *blandar, *clarar, *chicar,
etc. Sostenemos que en estas formaciones el sufijo proporciona la desinencia verbal y
el prefijo, operador aspectual, marca la culminación del proceso verbal, el momento de
transición de un estado a otro. La discontinuidad en la posición de ambos afijos estaría
destacando la diferencia entre el carácter semántico del primero y categorial del
segundo.
El prefijo sobre- con valor locativo selecciona bases verbales télicas y atélicas para
formar verbos télicos, y puede provocar tres cambios en el derivado: la alteración del
significado léxico, del aspectual y de la EA. Piera y Varela (1999) y también Martín
García (1998) consideran que este prefijo cambia de clase aspectual al verbo volar, que
sería atélico, en tanto sobrevolar es télico. Observamos, sin embargo, que tal distinción
depende más bien de los argumentos seleccionados, de modo que volar también es
delimitado con un sintagma meta (volar a Buenos Aires) y acepta un adjunto temporal
del tipo de en una hora, que marca esa delimitación. La EA se modifica con la
transitivación que se produce al adjuntarse el prefijo: volar sobre Buenos Aires /
sobrevolar Buenos Aires. En el caso de vivir / sobrevivir, el cambio de clase aspectual
también depende del argumento que seleccione. El primero es un estado y admite un
locativo en su EA (vivir en la ciudad) y el segundo es una actividad (proceso 1:
Secuencia de eventos idénticos, durativo, con fases, no delimitado), si no señala un
punto final (sobrevivir en la cárcel), y es un logro 2 cuando lleva un argumento tema
(sobrevivir a la crisis) y focaliza la fase final del evento. En esta pareja, el cambio en la
estructura aspectual viene inducido por el cambio de significado léxico del verbo y de la
EA. También el par salir / sobresalir, además del cambio del significado léxico,
presenta una modificación aspectual en sentido inverso al caso anterior: un evento
agentivo (delimitado o no: Juan sale de casa / sale con Laura, respectivamente) se
convierte en un estado con la adjunción del prefijo, y en lo argumental, el locativo o el
comitativo del evento dan paso al tema del estado: Juan sobresale en matemáticas; El
libro sobresale en el estante. En este último caso el prefijo actúa cancelando el evento,
en tanto sobresalir en algo equivale a un atributo, ser o estar sobresaliente.
Por parasíntesis entendemos el proceso de formación de palabras mediante el cual el prefijo y el sufijo
se adjuntan simultáneamente a la base léxica, conformando un afijo discontinuo.
11
Podemos afirmar entonces que, para marcar una fase, el prefijo requiere eventos
complejos (como los causativos con en- y a-), cosa que no puede hacer en los eventos
sin fases como los estados (sobresalir), o en los no delimitados como los procesos 1
(sobrevivir en la cárcel). En contraste, el caso de sobrevivir con un argumento tema (a
la guerra, a la crisis, al sismo), sí marca claramente un punto culminante, que sería la
fase media entre un antes y un después. En sobrevolar la zona, es el objeto en acusativo
el factor delimitante, y el prefijo focaliza la etapa final.
El prefijo sobre- puede implicar, en ocasiones, un rasgo semántico de intensidad o
exceso: sobredosificar, sobrealimentar, sobreproteger, sobrecargar, sin incidencias
sintácticas ni aspectuales.
Otros prefijos preposicionales como con- y tras-, además de cambiar el significado
léxico, también pueden alterar la EA: prometer algo / comprometer(se) a algo (logros
2); vivir / convivir con alguien (estados); pasar / traspasar algo. En este último caso
cambia, además, el aspecto léxico, ya que pasar es atélico (proceso 1) y traspasar,
télico (logro 2), a causa del argumento tema en acusativo que selecciona. En los
eventos complejos de cambio, el prefijo marca la fase media, previa al estado final:
comprometido y traspasado.
El prefijo entre- puede hacer variar el aspecto léxico: entreabrir, entrecerrar, en el
sentido de que la acción se ve como no completa o suspendida en un punto medio. En
otros casos transforma un evento télico como sacar (transición 1: Proceso o actividad
que desemboca en un punto seguido de un cambio de estado o de locación. Es un evento
durativo, pero delimitado, que culmina en la fase final.) en uno atélico, entresacar
(proceso 1).
El prefijo negativo contra- implica una acción previa, explícita o no: contraatacar,
contradecir, contraponer, contrarrestar. En este sentido adquiere relevancia aspectual,
ya que marca el inicio de la segunda acción denotada por el verbo, que es inversa a la
primera. En otras palabras, marca la etapa media entre dos eventos realizativos o
transiciones 1.
Finalmente, algunos prefijos, que intervienen en la estructura eventiva del
predicado, pueden indicar la dirección del evento en el espacio real (atraer), en un
espacio nocional (contraargumentar), o en una escala cuantitativa (enriquecer) (PieraVarela:1999).
3.2.- Prefijos no preposicionales
También llamados adverbiales, estos prefijos pueden presentar restricciones en el
nivel de la estructura sintáctica.
La operación de reversión puede expresarse mediante la prefijación (Varela- Martín
García: 1999). El prefijo des- convierte en reversiva la acción denotada por el verbo, es
decir, vuelve al estado previo de donde parte la acción no reversiva. Por ejemplo,
deshacer implica primero un estado previo a la acción de hacer, luego la acción de
hacer, en tercer lugar la acción de deshacer y, finalmente, un nuevo cambio de estado,
que viene a coincidir con el primero. Otros ejemplos: desvestir, descalzar, destejer,
descongelar. A veces se da una acumulación de prefijos: desencuadernar, desenterrar,
etc. En estos casos, el prefijo debe seleccionar bases télicas (transiciones 1). En eventos
complejos como los que estamos señalando, es claro el rol del prefijo como focalizador
de fase: marca la fase media que precede al segundo subevento, el reversivo.
En otros casos el mismo prefijo, adjuntado a bases atélicas (procesos 1) aporta un
contenido significativo diferente, como el negativo en desobedecer, desagradar,
desconfiar, donde no tiene un rol aspectual.
En formaciones parasintéticas denota la pérdida del argumento expresado en la base
nominal: desangrar, descamisar, descorchar.
El prefijo re-, ampliamente estudiado en Martín García (1998) y en Múgica (2006:
118-119), es un prefijo externo, que no interviene en la sintaxis. Adjuntado a bases
verbales aporta dos significados básicos: con verbos de actividad o proceso es iterativo
(rehacer, reorganizar, reabrir, releer) y con verbos de estado es aumentativo (reamar,
resaber). Es decir que el prefijo contiene dos rasgos: [+/-iteración] e [+/- intensidad],
pero sólo el primero es un rasgo aspectual que se activa cuando se combina con el tipo
aspectual del ítem léxico verbal.
En este sentido, nos interesa destacar que re- reiterativo también es operador
aspectual delimitador, en tanto señala una etapa central, considerando que la iteración
implica siempre una acción previa y su posterior repetición. El esquema eventivo sería,
entonces, proceso + resultado, seguido de un nuevo proceso con su estado final
resultante. El prefijo señala la fase inicial del segundo subevento. Este esquema se
complica aún más en algunos casos, si se interpreta otro subevento no explícito que
expresa una acción reversiva, como en reabrir, en que debió mediar la acción de
cerrar, o en rehacer, que puede implicar o no el evento de deshacer. El prefijo
marcaría aquí la fase inicial del tercer subevento.
Al contrario de los preposicionales a- y en-, re- no se combina con bases estativas
(*reestar, *reparecer, *repertenecer) y tampoco selecciona actividades (*renadar,
*repasear, ni logros: *reterminar, *reeliminar) (Piera-Varela:1999).
El prefijo auto- aporta el significado “a sí mismo / por sí mismo”, que es un
significado de reflexividad y no incide en lo eventivo-aspectual. Este hecho semántico
se relaciona con el comportamiento sintáctico del verbo, que debe ser transitivo y debe
estar acompañado de un reflexivo: autosugestionarse, autocriticarse, autoanalizarse,
autoexcluirse, autoeducarse, etc. El verbo no es gramatical sin el clítico reflexivo
(* autosugestionar, * autocriticar, * autoanalizar, etc.), como tampoco lo es el prefijo
con verbos intransitivos (* autollegar(se), *autoflorecer(se), *autocaer(se),*
automorir(se), etc.) (Múgica, 2006:102-103).
Los prefijos co- y pre-, no exigen un cambio obligado en la sintaxis, pero pueden
realizar una selección categorial o semántica, sin incidencia en el aspecto léxico.
El primero aporta un significado de acompañamiento, por lo que agrega un argumento:
Julia codirige el Departamento de Ciencia, Juan convive con su novia. El comitativo
puede estar explícito o implicado por la estructura. Es un SP seleccionado por el V y la
P “con” forma un complejo semántico con el prefijo. El segundo no modifica la EA,
sino que el derivado licencia una estructura que el verbo de base no permite:
Juan dijo que ellos se casarían. / Juan predijo que ellos se casarían.
* Juan dijo el casamiento... / Juan predijo el casamiento…
Estos datos muestran que el V decir no acepta la construcción de un objeto con N
derivado (casamiento) en cambio predecir sí la acepta, mientras que ambos permiten el
OD oracional. (Múgica:2006:115-122).
Con valores semánticos similares al prefijo preposicional entre-, tenemos los
adverbiales medio- y semi-: medioenamorarse, semiadaptar, semienterrar, que señalan
que la acción no se cumple en todos sus términos.
4.- Conclusiones
En el presente trabajo hemos puesto en evidencia la relación existente algunos
prefijos y el aspecto léxico. Concretamente nos interesó señalar el rol del prefijo como
marcador de fase en eventos complejos.
Para ello nos apoyamos en la concepción del léxico como generador de estructuras y
en la hipótesis subeventiva en la versión de Pustejovsky. Adoptando el modelo
eventivo propuesto por De Miguel y Fernández Lagunilla para demostrar la función
aspectual del clítico se como focalizador de la etapa culminante del evento, lo aplicamos
a la morfología derivativa en relación con los prefijos.
Del análisis realizado en la sección central se desprende que, de los cuatro procesos
de prefijación señalados en el apartado 2, sólo los tres primeros (reversión, causatividad,
iteración) se relacionan con el aspecto léxico – composicional. El cuarto (reflexividad),
si bien presenta restricciones sintácticas, no tiene consecuencias aspectuales. Los
prefijos no preposicionales auto-, y también co- y pre-, aunque están capacitados para
modificar la sintaxis, no tienen incidencia en el aspecto.
No obstante, afirmamos que no sólo los prefijos preposicionales guardan relación
con el aspecto léxico, como se deduce de ciertos estudios, sino que también algunos de
los no preposicionales intervienen en la selección de la base mediante sus rasgos
aspectuales compatibles. Es más, algunos prefijos como el iterativo re- y el reversivo
des- actúan, según nuestro análisis, como operadores aspectuales, focalizadores de fase
en eventos complejos de cambio, igual que los preposicionales.
Destacamos, en consecuencia, no sólo la capacidad de ciertos prefijos para alterar el
significado léxico y aspectual de la base a la que se adjuntan y modificar la EA
proyectada por el verbo, sino también su valor verbalizador como categoría semántica,
en tanto representa el subevento central, el de Cambio, en eventos complejos, cuya
estructura interna puede esquematizarse como [Estado 1 – Causa – Cambio – Estado 2].
Queremos resaltar, finalmente, dos aspectos que nos parecen relevantes en el estudio
del aspecto léxico en la morfología derivativa, uno a nivel de la teoría gramatical y el
otro en relación con la adquisición de la lengua y la enseñanza de la gramática.
Desde la perspectiva teórica, el abordaje del aspecto léxico, como hemos visto,
contribuye a explicar en buena parte la proyección del léxico verbal en la estructura
sintáctico-argumental, privilegiando el enfoque semántico.
En lo que se refiere a la enseñanza de la lengua, entendemos que el estudio de la
palabra, de su estructura y significado en vinculación con la sintaxis, introduce un área
de reflexión sobre el lenguaje, su naturaleza y su uso (Múgica:2006:pág. 99).
El conocimiento de la morfología que tiene cualquier hablante de su propia lengua,
es un tema central y decisivo en la enseñanza. El docente deberá orientar la reflexión
en el sentido de una toma de consciencia acerca de la formación y combinación de
elementos lingüísticos en las estructuras y de los cambios de significados que resultan
de estos procesos, de modo que se valoricen los recursos lingüísticos y se expliquen
estos mecanismos a nivel de la enseñanza de español como lengua materna. En el caso
de que se enseñe como lengua extranjera, habrá que potenciar todo lo relativo al
lexicón, ámbito en el cual los procesos derivativos adquieren una relevancia especial. El
análisis de las palabras y la deducción de su significado mediante la separación de raíces
y afijos permite acceder a un gran número de palabras con menor ejercicio de la
memoria.
En el recorrido realizado hemos puesto de relieve, como tema de fondo, que la
morfología guarda una estrecha relación con la sintaxis y con el significado.
Proponemos, pues, una gramática de interacción entre sintaxis, morfología y semántica,
en torno al eje del léxico. El estudiado constituye un ámbito especialmente interesante
en tanto léxico y morfología, como observa Múgica, (2006: 123) caracterizan las
lenguas y las diferencian, ofreciendo, además, un importante acceso a la creatividad.
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