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Límites a la intermediación financiera en las cooperativas de ahorro y
préstamo
Ponencia que presenta Mario Rechy M
en la 11 Asamblea Anual del Consejo Cooperativo
y de Economía Solidaria del Estado de Querétaro
18 de julio de 2009.
Me piden que hable de límites y yo más bien quisiera hablar de alcances y perspectivas. Sin embargo,
comenzaré por lo que piden. La Ley Reglamentaria de las Actividades de las Sociedades
Cooperativas de Ahorro y Préstamo (LRASCAP) establece un límite muy claro a la actividad de
todas las cooperativas que capten ahorro y presten dinero. Este límite se refiere a que sólo capten ahorro
de sus socios y sólo lo presten a sus socios.
Ahora bien, en sentido estricto, como lo dejó bien claro el Senador Jorge Ocejo desde noviembre
pasado, la intermediación financiera sólo existe en el mercado. Cito a continuación: “la intermediación
se configurará cuando se establecen medios de enlace, entre el acreditante de un financiamiento y el
acreditado, obteniendo una comisión por su labor de convertir los créditos en los mercados de dinero
nacionales e internacionales” (pág. 3 de Las cooperativas no son intermediarios financieros). El
mismo Ocejo comentó sobre esto que “requerimos entonces de un mercado de dinero para que dentro
de él actúen los sujetos que configuran la intermediación”. Y hoy les digo compañeros, no se
pierdan, no pierdan de vista cuál es el vínculo entre cooperativistas. Desde el momento que
constituimos una cooperativa asumimos y adoptamos un conjunto de principios solidarios, nos
segregamos del mercado para establecer relaciones de un género distinto entre nosotros, relaciones que
no son de carácter monetario sino de ayuda mutua, hacemos una aportación económica para iniciar
nuestras operaciones, y fuera del mercado de dinero nos apoyamos unos a otros prestándonos parte de
nuestros propios ahorros. Ahí no hay ni mercado de dinero ni comisión que convierta créditos, lo que
hay son préstamos y el interés no tiene carácter de comisión, sino funciones de traer a valor presente el
recurso y acrecentar el patrimonio común.
Podríamos abordar el mismo punto desde varios enfoques, todos coincidentes. Por ejemplo, si
partiéramos, como lo cita el senador Ocejo, de la definición de intermediarios financieros que da la
Asociación de Instituciones Financieras, llegaríamos a la misma conclusión. Esta asociación afirma que
los intermediarios financieros son “el conjunto constituido por las entidades financieras que actúan de
mediadoras en el mercado de activos, y las entidades que actúan de vínculo entre quienes poseen capital
para invertir y quienes demandan recursos”. En nuestro caso, los que poseen capital y quienes
demandan recursos son los mismos, las mismas personas, luego entonces no hay intermediación.
Claramente lo decía el senador Ocejo: no ocurre la intermediación financiera entre los miembros de una
familia en la que unos les prestan a los otros, o entre los socios de un organismo que se instituye para
trabajar de manera conjunta, para reunir recursos de manera compartida o para prestarse ayuda mutua.
No faltan quienes creen que al captar y prestar se configura la intermediación, pero la intermediación
entre socios no es intermediación financiera. Como al realizar ese acto no se beneficia un tercero -dado
que los que depositan y los que piden son los mismos propietarios del organismo que administra ese
dinero-, la institución como tal no obtiene ganancias, no se configura el lucro. Por ello no se falta a la
verdad al establecer de manera un tanto eufemística que las cooperativas son intermediarios financieros
no lucrativos.
En todo caso piénsese que las leyes no son sólo expresión de los hechos, sino también producto de la
negociación entre intereses diversos, que en ocasiones es muy laborioso conciliar.
1
Había terminado de redactar esta ponencia y llegaron las preguntas que ustedes hacen. Algunas podían
ser respondidas sobre la marcha de esta exposición, de tal manera que me detendré repentinamente para
hacer precisiones.
Lucro, por ejemplo, que se nos pide esclarecer más, se refiere al acto mercantil mediante el cual se
obtiene una utilidad. En sí mismo es un hecho legítimo, sin embargo las organizaciones que colocan el
lucro como su prioridad siempre sacrifican otros objetivos de la actividad económica, y casi siempre
terminan por desarrollar la codicia y la usura, o las operaciones donde desaparece el trato justo. Por ello
se dice que las cooperativas son organizaciones no lucrativas, esto es, porque sus prioridades son de
ayuda mutua y solidaridad, y la persecución del excedente es un objetivo subordinado. Por ello en las
organizaciones de lucro la utilidad es lo importante, mientras que en las cooperativas lo importante es el
bien común, o la solidaridad. También por ello las sociedades de lucro son sociedades de capital, o de
acciones sobre el capital, donde las personas están subordinadas a los montos de inversión, mientras que
en las cooperativas lo que cuenta son las personas, y siempre cuentan las personas independientemente
de su aportación monetaria y de sus ahorros o inversiones. En las sociedades anónimas el monto de
capital define lo que se hace. En las cooperativas lo define la mayoría de los socios mediante un socio
un voto. Pero aún en sus acepciones comunes el lucro tiene una connotación negativa. Así, en el
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española, dice Pedro María Olivé (Vox.
© 2007 Larousse Editorial, S.L.):
«Ganancia es la utilidad o interés que se adquiere por el trato, el comercio o por otra cosa; y lucro
significa el provecho o utilidad que se saca de la misma cosa (...) La ganancia es siempre lícita y
arreglada a las leyes mercantiles, el lucro siempre es excesivo; de aquí es que la ganancia siempre tiene
un carácter generoso, al paso que lucro señala especulaciones usureras. Gana el afortunado; se lucra el
interesado: por esta razón gana el soldado en nombradía, gana el escritor en reputación; y se lucra un
mal amigo de otro, se lucra el que da dinero con réditos exorbitantes. Ejemplos: en la última jugada de
la Bolsa ganó Don Antonio mil duros. ¡Cómo se lucra mi apoderado con las hanegas que ha abonado a
cuenta! En la ganancia se comercia, en el lucro se especula.»
La wikipedia, por su parte agrega que “una organización sin ánimo de lucro (OSAL), también
denominada una organización no lucrativa (ONL) o una organización sin fines de lucro (OSFL) es
una entidad cuyo fin no es la consecución de un beneficio económico. Suelen tener la figura jurídica de
asociación, fundación, mutualidad o cooperativa (las cooperativas pueden tener o carecer de ánimo de
lucro) y por lo general reinvierten el excedente de su actividad en obra social.”
Me atrevo a repetir, para volver al punto, que las cooperativas pueden ser consideradas organismos
financieros, por otras razones. En primer lugar porque mi visión es que las cooperativas realicen
muchas más operaciones además de captar el ahorro de sus socios y de administrarles las cantidades
que solicitan de su propio capital. Este punto lo analizaremos en detalle páginas adelante.
También me atrevo a reconocer que hoy algunas cooperativas han realizado labores de intermediación,
sin que exista dolo o mala fe, al invertir en bolsa o en pagarés o en instrumentos de inversión, e incluso
porque se configura de manera indirecta desde el momento en que las cooperativas depositan su capital
en los bancos.
Pero ahí ya entramos en honduras y quisiera dar, como acostumbro, un extenso rodeo.
El año pasado tuve la fortuna de ser convocado al Consejo de Alcona para exponer mi perspectiva sobre
la crisis financiera actual, cosa que también hoy abordaré de manera tangencial. En esa reunión, revisé
lo que había disponible de estados financieros de las cooperativas asistentes. Y como siempre ocurre,
noté que la cooperativa anfitriona, que era la Florencio Rosas, reportaba tener cerca de treinta millones
de pesos en cuentas bancarias, además de tener unos siete u ocho millones de pesos prestados a sus
socios y socias.
2
Comentando esta cifra varios compañeros mencionaron que era usual esa relación entre depósitos
bancarios y proporción prestada, es decir, que varias las cooperativas tenían una cuarta parte prestada a
sus socios y tres cuartas partes depositadas en los bancos.
Pregunté entonces, pero esto ya lo hice a voz en cuello y ante todo el auditorio, en qué exactamente se
tenían esos depósitos. Y recibí varias respuestas casi simultáneas: “en notas estructuradas la mayor
parte, y en cuentas de cheques lo que tiene que ser líquido”.
El hecho me dejó sorprendido y frío. Pues incluso después de hacer varias observaciones me di cuenta
de que los gerentes y administrativos no tenían conciencia de que las notas estructuradas eran parte de
la especulación, formaban parte de la intermediación financiera bancaria y de la economía de riesgo.
Las cooperativas se han venido negando a que se les trate como bancos. Se han resistido a que se les
tache de intermediarios financieros, y sin embargo algunas invierten en uno de los instrumentos de
intermediación más riesgosos que existen. ¿Absurdo no creen?
Pero debe quedar claro que la LRASCAP define en el artículo 2 que las cooperativas tienen prohibido
realizar o participar en actividades de especulación. Se puso esto en la ley para proteger el patrimonio
de los socios, y supongo que se será inflexible. Ello quiere decir que una vez publicada la ley las
cooperativas tendrán que colocar sus dineros en valores gubernamentales donde no existe riesgo y en
inversiones cooperativas que definan los mismos socios.
Ahora hagamos un repaso. Recordemos que antes de los años noventa las cajas guardaban el dinero en
la iglesia. Y no pocas veces los administradores prestaban parte de ese dinero, a criterio del padre de la
parroquia, para las más diversas actividades productivas. Esa forma de funcionamiento, que se cumplió
por medio siglo, no registró quebrantos ni hubo clausura alguna. A nadie se le ocurrió en medio siglo
que las cooperativas se dividían en de producción y de ahorro. Por tradición cooperativa se habló de
cooperativas de consumo o de producción, pero el ahorro siempre estuvo implícito en todas.
Fue solamente hasta el periodo de Salinas, en que la ideología neoliberal lo contaminó todo, que se
reformó la ley y se inventaron las sociedades de ahorro y préstamo para separar a los organismos más
eficientes y grandes del conjunto cooperativo. Y no hubo resistencia.
La reforma a la Ley de organismos auxiliares de crédito de 1992, en base a la cual se crean las
Sociedades de Ahorro y Préstamo (SAPS), tenía un doble propósito. Se trataba de introducir la
ideología en boga dentro del movimiento cooperativo. Y para empezar se tenían que registrar como
sociedades anónimas, donde lo que cuenta es el capital y las acciones, y no las personas. Pero había
también la idea de que las cooperativas deberían quedarse en el ámbito de lo marginal y de que
solamente lo que respondía a la lógica de las finanzas “modernas” y el negocio, podría tener derecho a
la economía real.
Después se les concedió a las cooperativas una reformita para tenerlas tranquilas. Y prosiguió el
proceso de desmantelamiento de la economía social y la propiedad del estado.
Porque deben ustedes tener presente que todo lo que hemos vivido se inscribe en el tránsito de la guerra
fría. Una guerra fría que primero tenía como objetivo destruir o derrotar a los países así llamados
socialistas, y que luego se ha propuesto privatizar las empresas estatales y desaparecer la economía
social que a juicio de los neoliberales compite con las corporaciones y el derecho privado.
Esto, desde luego, implica no comprender nuestro derecho constitucional, que claramente establece que
tenemos una economía de tres sectores. Pero también implica no entender que en el mercado, que no
tiene signo político, pueden concurrir productores y empresas pertenecientes a cualquiera de los tres
sectores.
Quien no alcance a ver este contexto no podrá comprender lo que pasó ni lo que todavía tendremos que
pelear. Y no lo digo como una opinión personal sino como un postulado que han venido demostrando
tanto investigadores nacionales del derecho y la economía social, como los investigadores y testigos
más acuciosos de la economía y la historia mundiales, tales como John Perkins, Naomi Klein, David
3
Korten, Stiglitz, Krugman o Homa Katouzian. Lamentablemente no tenemos en el terreno del
cooperativismo economistas que hayan profundizado en la reflexión, conceptuación y defensa de la
economía social. Tenemos sí algunos libros de doctrina, que sientan bases para la reflexión, pero que no
ofrecen respuestas a la crisis ni trazan rutas de desarrollo. Y aprovecho precisamente hoy para hacer un
comercial sobre mi texto de nombre Economía social, que estará pronto en el mercado.
La reforma de Salinas al artículo 27 constitucional1 representó la concreción de este viraje de la guerra
fría. A partir de ese momento sería cuestión de tiempo que apareciera el proyecto de la Ley de Ahorro y
Crédito Popular. Sancochada con palabras vanas de solidaridad y adornada con la presencia de
supuestos especialistas internacionales que se alinean al fondo monetario, al banco mundial o al consejo
de Basilea, la LACP fue el golpe que se instrumentó para terminar con el cooperativismo en México.
Sus autores y ejecutores incluían a cuadros perfectamente bien adiestrados en los centros
internacionales en los que se ha formado a los jefes de la guerra fría, pero también incluyó a muchos
supuestos cooperativistas que cayeron en la tentación del dinero o en la ambición del poder. Como en
toda guerra.
La respuesta cooperativa ha sido en estos años muy ingenua. Bien porque se plantea apolítica, bien
porque se circunscribe al terreno legal. Como si no fuera posible entender que el cooperativismo es
parte del sector social de la economía de México, y como si tampoco fuera posible entender que hacer
política no es malo ni lo descalifica a uno. Tal vez porque se confunde a la política con los partidos, o
porque el carácter cooperativo ha sido visto un tanto como espíritu samaritano.
Yo no descarto el samaritanismo, ni soy ajeno al espíritu franciscano, que los militantes de izquierda
hemos tenido muchos años. Pero en una guerra, insisto, no solamente necesitamos buenas voluntades y
prudente sabiduría, pues para vencer se requiere agilidad, fuerza, capacidad de acción y una táctica
general que responda a una estrategia. Una estrategia de lucha.
Y en una guerra, insisto, la ley es importante, pero está siempre en segundo plano. Porque la guerra no
se gana con leyes. Hay momentos del combate que se requiere una defensa legal, y hay momentos en
que sólo la construcción de algo nuevo puede garantizar la victoria. Así de simple.
Quien no acepte que estamos viviendo la guerra fría no podrá compartir una estrategia de defensa y un
plan de acción con quienes nos planteamos derrotar al neoliberalismo.
Esto es fundamental. No estamos enfrentando a unos cuantos funcionarios trasnochados. No solo
estamos defendiendo un derecho adquirido, y en eso coincidimos con la Comisión Nacional Bancaria y
de Valores. Estamos en una guerra en la que uno de los dos adversarios será derrotado y erradicado.
Plantearé entonces el marco legal de nuestra causa y luego algunos elementos de estrategia financiera y
de posicionamiento en la opinión pública. Porque sin ganar a la opinión pública tampoco se gana la
guerra.
Volveré sobre este punto. Creo que he acotado el terreno del que voy a hablar y me detendré en las
actividades financieras que pienso podrían realizar las cooperativas.
1
La Reforma al art. 27 abrió la puerta para la titulación de las parcelas ejidales, que hasta ese momento habían sido
inalienables. El propósito de Salinas era convertir la tierra en mercancía. Por fortuna su intentona fracasó a nivel nacional.
No así en contados lugares.
4
Qué actividades financieras podrían realizar las cooperativas acorde con la LRASCAP
Dice la ley que cooperativa de Ahorro y Préstamo, en singular o plural, es o son las sociedades
constituidas y organizadas conforme a la Ley General de Sociedades Cooperativas, independientemente
del nombre comercial, razón o denominación social que adopten, que tengan por objeto realizar
operaciones de ahorro y préstamo con sus socios, y quienes en su carácter de integrantes del sector
social forman parte del sistema financiero sin ser intermediarios financieros de lucro, y sin realizar
inversiones especulativas (fracc X del art. 2 de la LRASCAP). Y en el artículo 11 dice que la
solicitud de autorización que presentará una cooperativa ante el área especializada en cooperativas de la
Comisión Nacional Bancaria y de Valores para operar, cuando rebase los 2,5 millones de udis, deberá
acompañarse de lo siguiente:
I. Las bases constitutivas o el proyecto de modificación a estas, que deberán apegarse a las
disposiciones que la Ley General de Sociedades Cooperativas y la presente Ley establecen.
II. El programa general de operación, que permita a la Comisión evaluar si la Sociedad podrá cumplir
adecuadamente con su objeto social. Dicho programa deberá contener, por lo menos:
a) Las regiones y plazas en las que opera y pretende operar.
b) Un estudio de viabilidad de la Sociedad. y
c) Las bases para la aplicación de excedentes”
Entiendo de estos párrafos que las cooperativas pueden formular propuestas diversas para la aplicación
de sus excedentes. Es decir, que pueden realizar actividades financieras para ejecutar proyectos
económicos y sociales.
El artículo 14 de la misma LRASCAP, por su parte, establece que las cooperativas que no rebasen los
dos millones y medio de udis podrán
I. Recibir créditos de entidades financieras nacionales o extranjeras, organismos internacionales, así
como de instituciones integrantes de la Administración Pública y Federal o Estatal y fideicomisos
públicos. y
II. Efectuar la distribución y pago de productos, servicios y programas gubernamentales.
Entiendo en este caso que las cooperativas están autorizadas, como organismos financieros, a ser
fondeadas por instituciones de otros países, o por dependencias públicas que les concedan la operación
o administración de programas públicos. Y en este caso caben, desde el Procampo, hasta cualquier
programa de FIRA, de Sedesol, de Pymes, de Reforma Agraria o de alguna otra institución. Estas
actividades conceden derecho a puntos de comisión, es decir, a que se obtenga un remanente por su
administración o ejecución. Y eso no sólo es financiero, y en cierta forma es intermediación -si bien no
lucrativa-, sino que es además una fuente importante para aumentar los remanentes que complementen
las actividades de las cooperativas y el patrimonio social.
En el artículo 19 de la citada LRASCAP, se establece que las sociedades cooperativas con más de diez
millones de pesos, pero con menos de cuarenta millones de pesos, podrán:
“ h) Otorgar a otras Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo, previa aprobación del Comité
Técnico, préstamos de liquidez, sujetándose a los límites y condiciones que mediante disposiciones de
carácter general establezca la Comisión.
“ i) Descontar, dar en garantía o negociar títulos de crédito, y afectar los derechos provenientes de los
contratos de financiamiento que realicen con sus Socios, en términos de lo dispuesto por el Artículo 21
de la presente Ley.
“o) Distribuir entre sus Socios, seguros que se formalicen a través de contratos de adhesión, por cuenta
de alguna institución de seguros o Sociedad mutualista de seguros, debidamente autorizada de
5
conformidad con la Ley General de Instituciones y Sociedades Mutualistas de Seguros y sujetándose a
lo establecido en el Artículo 41 de la referida Ley.
“t) Realizar inversiones permanentes en otras sociedades, siempre y cuando les presten servicios
auxiliares, complementarios o de tipo inmobiliario.
“u) Adquirir los bienes muebles e inmuebles necesarios para la realización de su objeto y enajenarlos
cuando corresponda.
“v) Recibir donativos, y
“w) Aceptar mandatos y comisiones de entidades financieras, relacionados con su objeto.
Estas cláusulas nos dicen que las cooperativas se pueden prestar dinero entre sí, y se supone que sin
destino definido en la legislación, pues el préstamo de liquidez es sin fin determinado siempre y cuando
existan garantías. Lo cual quiere decir que puede ser para cualquier proyecto. Pero incluso se pueden
realizar inversiones permanentes en otras cooperativas, por ejemplo en un hospital, o en un sistema de
pensiones, que sería precisamente la contraprestación de la que habla esta cláusula.
Si esto anterior lo referimos a la Ley de fondos de aseguramiento y lo relacionamos con las actividades
de previsión social, podríamos diseñar también un conjunto de mutualidades que formaran parte del
mismo sistema solidario. Pero no abundaré en el punto.
Sólo comento que cuando digo que todavía podrían plantearse y realizarse otras actividades que no
contravengan la naturaleza de las cooperativas, tal y como lo estipula la misma ley en las cláusulas
finales del artículo 19, que ya citamos, nos estamos refiriendo a la siguiente oración: “La Comisión
podrá autorizar a las Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo la realización de operaciones
análogas o conexas a las señaladas en las fracciones I a IV de este Artículo, siempre que estas no
contravengan la naturaleza u objeto de las Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo.”
Cosa que nos abre la puerta para todo tipo de inversiones conjuntas sobre la base de un proyecto común.
Y ahí colocaría yo toda actividad de bajo o nulo riesgo que represente un incremento sustancial del
patrimonio, como la conversión de riego rodado por riego por goteo, o el financiamiento de sistemas de
transporte2.
El artículo 21 de la LRASCAP establece, por lo demás que “Las Sociedades Cooperativas de Ahorro y
Préstamo con niveles de operaciones del I al IV podrán ceder o descontar su cartera crediticia con
fideicomisos constituidos por el Gobierno Federal para el fomento económico, así como con otras
Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo con niveles de operaciones del I al IV, y con el Fondo
de Protección sin restricción alguna.” Cosa que ya realizan las sofipos y sofomes y que por razones un
poco inexplicables no han aprovechado las cooperativas.
Por otra parte, pero por encima de la LRASCAP, y acorde con la Ley General de Cooperativas, se
pueden añadir dos cosas fundamentales. En el artículo 74 se establece que los organismos cooperativos
se podrán agrupar en cualquier figura asociativa con reconocimiento legal. Esta agrupación podrá,
agrega el artículo 78, producir bienes o servicios, así como promover y realizar los planes económicos
sociales. O en palabras del artículo 83, para dar cumplimiento cabal a su ciclo económico, estableciendo
planes económicos sociales entre los de su rama o con otras ramas de cooperativas para lograr mayor
extensión de sus actividades.
2
La gran cantidad de actividades elegibles viene descrita en mi texto Caja de cajas que está en Internet, y que aparecerá en el
libro Economía social bajo el título El papel de las cajas y cooperativas en la construcción del sistema social de crédito
6
Y el siguiente artículo es todavía más explícito, pues agrega que todo esto podrá referirse a
intercambios o aprovechamientos de servicios, adquisiciones en común, financiamiento de proyectos
concretos, adquisiciones de maquinaria…etc.
En términos de economía, el artículo 86 de la misma LGSC habla de integrar economías de escala y
estructurar cadenas de producción y comercialización.
Para información de ustedes, existen ya cooperativas que están haciendo esto, como la UNIPRO de la
ciudad de Cuauhtémoc, en el estado de Chihuahua, que acopia la producción de muchos socios
agricultores, la almacena, la negocia, la comercializa y entrega a sus afiliados las cuentas. La UNIPRO
maneja un capital de 1200 millones de pesos y tiene líneas abiertas de crédito por un tanto igual a eso,
acopia más del cuarenta por ciento del maíz de su estado y representa el 16% del maíz a nivel nacional.
Una sola cooperativa. Y no es la única, pues en Tamaulipas tenemos otra especializada en sorgo, y en
Oaxaca una más especializada en café, por citar los casos más conocidos.
Todo esto es actividad financiera. Con la generación de enormes remanentes. Y sin lucro para la
cooperativa.
Pero más importante que todo lo anterior, es indispensable tener presente lo que recoge el artículo 53 de
la LGSC, pues al indicar que es facultad nuestra establecer fondos de previsión social, agrega que “no
podrá ser limitado este fondo” y podrá cubrir riesgos y enfermedades profesionales, formar fondos de
pensiones y de retiro de los socios, y fondos para gastos médicos, educación, guarderías, deportivos, o
cualquier otra actividad de naturaleza análoga. Dicho en palabras llanas, estamos en posibilidades de
crear escuelas, hospitales, sistemas de pensiones que sustituyan a las afores, sistemas de salud que
sustituyan a las empresas privadas de seguros médicos, y sistemas de seguridad que garanticen los
estudios de nuestros niños y jóvenes. Cosa que ninguna otra empresa está facultada para emprender con
tal amplitud. Aquí entre nosotros se encuentran precisamente dos académicos de la UNAM que vienen a
conocer el funcionamiento de las sociedades cooperativas, pues en nuestra máxima casa de estudios
existe el propósito de crear un sistema de pensiones cooperativo.
El único requisito a cubrir para el desarrollo de todos estos proyectos es que la inversión sea producto de
remanentes, remanentes que toda cooperativa, como las de ustedes, tienen hace mucho tiempo, pues
buena parte de su capital actual ya no es producto de lo que los socios depositan como ahorro sino de lo
que han acumulado de remanentes e intereses de los depósitos en varios años. Justamente a este respecto
dice el Artículo 27 de la LRASCAP: “Las Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo no podrán
contar con secciones o departamentos distintos a las actividades de ahorro y préstamo en términos de lo
dispuesto en la Ley General de Sociedades Cooperativas, salvo que ofrezcan servicios y productos de
asistencia social a sus Socios en los términos señalados en el Artículo 57 de dicha Ley, en cuyo caso, los
gastos e inversiones que realicen para tales efectos, se cubrirán con cargo a remanentes distribuibles de
la propia Sociedad, constituyéndose con dichos remanentes, reservas destinadas a tal fin. En ningún caso
podrán efectuarse dichos gastos e inversiones con cargo a los recursos captados de sus Socios.” Pero sí
pueden complementarse los remanentes con inversiones adicionales de los socios, o con nuevos
certificados de aportación de capital para cada proyecto, como lo hemos hecho en la cooperativa de
desarrollo ecológico de Guanajuato.
Es probable que la suma necesaria para algunos proyectos sea tan grande que una sola cooperativa no
pueda aportarla de entrada, pero precisamente por ello es que en los artículos 19 de la LRASCAP y el 74
de la LGSC, según ya citamos, se dice que pueden agruparse varias cooperativas para estos fines.
Como ustedes pueden ver, la actividad financiera no lucrativa está presente en la realidad, está prevista
en las leyes, y representa un conjunto de opciones u oportunidades que estamos obligados a emprender.
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¿Pero qué es lo que no debemos realizar? ¿Qué intermediación es la que no podemos emprender? En
primerísimo lugar la que han estado haciendo muchas cooperativas y que ahora estará prohibido: invertir
en actividades especulativas, como las notas estructuradas o las inversiones en cartera que realizan los
bancos, fondeándose con nuestros recursos.
Debo decirles a este respecto que no es tema cerrado. El Director o Gerente de una caja muy grande me
expresó que ellos ya tienen una larga experiencia en inversión de cartera, porque no pueden tener todo en
cheques y que por lo mismo deberán mantener esa actividad, con la debida “prudencia”. Yo lo objeté,
porque la ley es la ley, y porque el argumento de que sería mucho dinero ocioso no vale. Y este punto es
fundamental, pues esta persona a quien aludo está confesando que su lógica de operación ya no le
permite separarse del sistema financiero bancario, y ya no tiene imaginación ni interés para diseñar o
emprender una opción cooperativa. Pero eso no es lo peor. Lo peor es la Comisión Nacional Bancaria y
de Valores estaba siendo testigo del diálogo que sostenía yo con este Director Gerente y se inclinó por
¡estar de acuerdo con él! Es decir, que la CNBV piensa que las cooperativas no tienen opciones más que
invertir en bancos cuando su capital es muy grande, “con las debidas precauciones” --dirían ellos, es
decir, con seguimientos de los índices de cotización o fluctuaciones de precio, para realizar a tiempo las
acciones necesarias. ¿Qué acciones necesarias para reducir el riesgo? No lo hablamos, pero supongo que
retiro de un renglón de inversiones para transferirlo a otro. Lo mismo que hace un corredor de cartera.
Lo grave de todo esto es que no parece estar en la mente de nadie todavía, el que las cooperativas dejen
de tener su dinero en el banco.
Yo se lo expuse a la CNBV, y los funcionarios sólo pusieron cara de terror y sorpresa, como si se me
hubiera ocurrido un absurdo o una locura. Así que no sentí ningún interés de explicarles. Pero debo
recordar aquí, que este punto de vista lo expuse desde una intervención que tuve en una reunión
cooperativa en Monterrey desde el año 1992. Y la situación que me llevó a pensarlo, que era una de las
crisis bancarias, no sólo no se ha superado, sino que incluso configura hoy un panorama bastante más
claro de declive del sistema bancario a nivel global, y exige la urgente creación de un nuevo sistema
financiero.
En aquél entonces titulé mi ponencia ¿Por qué las cooperativas deben sustituir a los bancos? Hoy diría
¿Por qué es urgente que las cooperativas se separen del sistema bancario para no sucumbir con él?
¿Pero qué está pasando en el sistema financiero convencional que me permite expresarme así? Trataré
de resumir a ustedes el punto, o mejor dicho citaré lo que el compañero Jorge Ocejo expuso en su
ponencia sobre la Crisis en noviembre del año pasado:
“… la evolución o perspectiva de la crisis requiere prospectiva. Necesitamos saber a dónde va el dólar y
hasta dónde puede llegar Estados Unidos en este declive. Y necesitamos saber qué clase de economía es
la que conviene impulsar aquí. Voy a darles una cifra que reveló Paco Gil, para que vean que la
gravedad o dimensión del problema rebasa lo que se alcanza a admitir, y para que no me tomen por
tremendista. Dice el ex-secretario de Hacienda que “los derivados sobre créditos (Credit Default Swaps)
alcanzan 43 billones métricos”3. Y aclaro yo, billones métricos es lo que en lenguaje menos moderno
llamábamos trillones. O sea millones de millones de millones. Una cifra del mismo orden es la que dio
Samir Amin, el académico egipcio que imparte cátedra en Francia. Según Amin, divulgado en Internet
en esta misma tercera semana de nov., el volumen de las transacciones financieras es del orden de dos
mil trillones de dólares, mientras que la base productiva del PIB mundial es de apenas 44 trillones de
dólares. Una desproporción de 45 a uno4. ¿Ustedes piensan, como los defensores de la teoría económica,
que esa cifra puede ser cubierta, salvada, recuperada? Es decir, que la producción mundial podría pagar
cuarenta y cinco veces lo que hoy reclaman los managers y especuladores. Yo no lo pienso. Y veo en
3
4
Francisco Gil Díaz, Crónica de una crisis anunciada, en la Revista Poder. 21 de octubre de 2008.
Débâcle financière, crise systématique: réponses illusoires et réponses nécessaires. En www. michelcollon.info
8
cambio que es cuestión de tiempo que los hechos nos lo demuestren. Nos lo demuestren con sucesivas
caídas en el valor de las acciones en bolsa. Nos lo demuestren con quebrantos en empresas que hoy
todavía parecen normales. Nos lo demuestren con problemas en los bancos. Nos lo demuestren con
inestabilidad cambiaria. Nos lo demuestren con recesión. Nos lo demuestren, en fin, con una caída del
sistema especulativo que ningún rescate detendrá. Tampoco creo que en esa situación los Estados
Unidos puedan honrar sus deudas, y no podemos olvidar que es el país más endeudado del mundo.
“Y cuando ellos revelen o reconozcan su insolvencia ¿Qué será de las reservas del mundo? ¿Qué será de
las enormes cantidades de dólares en poder de los chinos? ¿Qué será de las reservas de México? Por
estas razones me inclino a concederle razón a quienes piensan que no vivimos una crisis de liquidez sino
de insolvencia. Es demasiado tarde para impedir la quiebra, y lo único que podemos conseguir, como
comentó el Director del Banco de México a propósito de la misma, es que el proceso se de de una
manera ordenada.”
Hasta aquí la cita. Dicho en palabras llanas, los derivados financieros han sobrepasado en cuarenta y
cinco veces la producción del mundo. Y pagar ese dinero es pretender que el dinero se obtenga de otra
cosa que no sea la producción de bienes, es decir del trabajo, es decir de la economía real. Lo que
equivaldría a creer que podemos vivir en matrix o en un mundo virtual. Quienes lo crean que sigan
depositando en los bancos. Los que lo entiendan prepárense a canalizar el ahorro a la economía real.
Pero nuestra opinión, que en caso citado coincidía con la de Paco Gil, no ha sido la única. Sarkosy,
Sörös, Krugman, Stiglitz, y una docena de especialistas en economía mundial dicen lo mismo. Si su
opinión no ha normado a la opinión pública es porque a la televisión, a los bancos, a los hombres del
poder y las corporaciones no les conviene que se entienda o se conozca la verdad.
Otros piensan que la crisis ha sido muy grave, pero al mismo tiempo creen que se están instrumentando
medidas que habrán de resolverla. Aunque ya dijimos que la crisis es de insolvencia y no de falta de
liquidez, abundaremos. El 17 de junio de este año, hace poco más de un mes, un economista mexicano
explicó por qué es imposible resolver la crisis por la vía que está instrumentando el gobierno
norteamericano. Alejandro Nadal, notable analista financiero, lo explicó así: “El Plan Geithner tiene dos
componentes. El primero está orientado a la compra de cartera vencida e incobrable que forma parte de
los activos de los bancos. En principio, este programa está abierto a todo tipo de participantes en el
mercado. Pero aunque este problema de cartera chatarra es un obstáculo para el buen funcionamiento de
los bancos, la dificultad más seria está en otra parte. El segundo componente del plan es para quitarle a
los estados financieros de los bancos toda la pesada carga de derivados tóxicos que están detrás de esta
crisis. Esos derivados (títulos respaldados por hipotecas, swaps de deuda incobrable, etcétera) son los
activos tóxicos de los que tanto se habla. Su valor es más incierto que el de la cartera vencida. Se
ramifican por todo el sistema bancario y financiero de Estados Unidos (y del mundo) y establecen
conexiones entre bancos y el sistema financiero no bancario. Eso hace que el segundo componente sea
tan vulnerable a la colusión (quizás para eso fue diseñado).
“Las principales características del Plan Geithner lo hacen el lado más oscuro de la estrategia de la Casa
Blanca para enfrentar la crisis. En primer lugar, esta parte no está abierta a cualquiera: sólo podrán
participar cinco administradores de fondos privados. Y aunque se ha insinuado que serán seleccionados
en una especie de concurso, la realidad es distinta. Los requisitos para ser uno de esos cinco
administradores afortunados son muy restrictivos: para ser seleccionado debe tener bajo su
responsabilidad o control más de 10 mil millones de dólares de activos tóxicos y debe demostrar la
capacidad de obtener otros 500 millones de dólares.
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“Pocos fondos administradores pueden jactarse de llenar esos requisitos. Lo que se comenta en los blogs
financieros es que Timothy Geithner, con el visto bueno de Obama, debe haber hablado ya con los cinco
fondos que van a entrarle a esta parte del plan. Entre esos administradores se mencionan Blackrock,
Franklin Templeton, Pacific Investmnent, Western Asset y Pimco.
“En segundo lugar, el apalancamiento permitido es todavía más fuerte. Un ejemplo permite aclarar esto.
Para adquirir derivados tóxicos, el fondo administrador aporta, digamos, 500 millones de dólares. El
Tesoro contribuye con otro tanto y se crea una entidad especial con capital de mil millones de dólares
(mmdd). Esa entidad recibe ahora un préstamo del Tesoro equivalente a 100 por ciento de lo que ya es
su capital: tiene entonces 2 mmdd. Digamos que ahora desea adquirir derivados tóxicos por 50 mmdd, y
para ello solicita y recibe un préstamo de la Reserva Federal por 48 mmdd. El apalancamiento es
colosal.
“Algo de aritmética permite desentrañar los rendimientos y la distribución de riesgos que entraña esta
operación. Si al final los derivados tóxicos tienen un valor superior al de esta inversión, los préstamos se
restituyen y los dividendos se dividen entre el administrador privado y el Tesoro en función de sus
aportaciones. Los rendimientos serán más o menos jugosos. Pero si hay pérdidas, y lo más probable es
que así ocurra, el Tesoro y la Reserva Federal (respaldada en última instancia por el mismo Tesoro) son
los que reciben el golpe duro, mientras que los bancos habrán recibido dinero fresco en cantidades
astronómicas. La carga de estos derivados tóxicos será trasladada a los causantes sin autorización
expresa del Congreso estadounidense (lo que confirma la similitud con el Fobaproa mexicano).
“Finalmente, el Plan Geithner para derivados tóxicos abre la puerta a la colusión. Los actores
participantes tienen todos los incentivos para estar coludidos y pasarle una carga extra al fisco. Cada uno
de estos administradores ha otorgado préstamos a los bancos con problemas (por ejemplo, a Citigroup) y
desde esa perspectiva tiene un incentivo perverso en tratar de que esos bancos vendan sus activos al
mayor precio posible, porque eso permite sanearlos más rápido. Por otra parte, el número reducido de
actores (los cinco administradores privados) hace posible el contubernio.
“Se dice que del nuevo marco regulatorio depende la recuperación económica y la forma de sistema
financiero que tendrá la economía estadounidense en el futuro. Pero no hay que esperar tanto tiempo
para ver que Timothy Geithner tiene cinco amigos y Obama no es uno de ellos.”
Otra vez, lo que dice Nadal es que del ahorro de todo el mundo se pagará una parte del quebranto a los
bancos, pero que eso es una apuesta a que los bancos devolverán el servicio impulsando la economía,
cuando la economía sigue en picada y los bancos siguen en la especulación. O más claro ni el agua: no
tienen remedio.
Otro economista mexicano, Alfredo Halife, expuso lo mismo en términos similares el 21 de enero de
este año: “Los “activos fantasma”, vinculados con la hiperinflación bursátil especulativa, habrían
alcanzado 30 millones de millones de dólares, calculados en forma conservadora, y que equivalen a 55
por ciento del PIB global, a 1.7 veces el PIB de la Unión Europea, 2.2 veces el PIB de Estados Unidos y
30 veces el PIB de México. ¡Uf! De esta situación anómala LEAP/E2020 deduce que el “mundo
enfrenta la insolvencia general que afecta, en primer lugar, a los países más endeudados y a las
organizaciones (públicas o privadas) y/o a quienes dependen primordialmente de los servicios
financieros”. Pero, ¿quiénes se salvan de la nueva esclavitud de la posmodernidad que constituyen los
“servicios financieros”, acaparados por la depredadora plutocracia global, y que por necesidad
imperativa deben pertenecer al orden público y no a las veleidades privadas que sucumbieron a la
demencia especulativa? Según Thomson Financial Datastream (9 de enero), en 2008 la “capitalización
de mercado” (el valor accionario de las empresas) se desplomó a escala global a prácticamente la mitad:
de 48.3 millones de millones de dólares a 26.1 millones de millones de dólares. La “lista de quiebras en
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Estados Unidos” pasó en los recientes dos años de un poco más de mil a más de 5 mil por día
(CreditSlips; enero de 2009). ¡Más lo que falta! El grave problema radica en que la “economía mundial y
todos (sic) los actores económicos (incluyendo los estados) fincaron en los pasados años su crecimiento
en deuda”. Se inventó la “riqueza” neoliberal con papel-chatarra en medio de la ficción numérica de las
hilarantes calificadoras y las delirantes reguladoras con su séquito contable: un mundo feliz magnificado
por los mendaces multimedia, que son controlados por los mismos actores que instauraron una dictadura
financiera desinformativa para engañar a los ciudadanos con el tácito aval de los gobiernos instalados en
el poder por la misma plutocracia global gracias a sus invaluables “servicios financieros”.
“Lo peor –concluye Alfredo Halife—es que se perdieron confianza y credibilidad en los mismos
instrumentos financieros que se indujo a venerar. Un “creciente número de inversionistas no confían más
en los instrumentos tradicionales ni en los indicadores de medición. Las agencias calificadoras perdieron
toda credibilidad. El dólar estadounidense es una ficción de unidad monetaria internacional (…) Se
sospecha que la esfera financiera entera sea un agujero negro gigante”.
¿Y qué hace nuestro gobierno? Contrata deuda y busca atraer más capital extranjero. Lo cual no
requiere comentario alguno. Luego entonces, si el sistema especulativo ha llegado a su límite y los
gobiernos no parecen querer darse cuenta, ¿qué es lo que debemos hacer para no ser arrastrados por esta
caída? Para contestarlo volveré a dar un rodeo.
Hace poco más de un año, el 16 de mayo de 2008, en la ciudad rusa de Yaketerimburgo, se realizó la
primera reunión de ministros de Relaciones Exteriores del grupo integrado por Brasil, Rusia, India y
China, el BRIC. Tres días antes, el ministro alemán de Frank-Walter Steinmeier, estuvo en aquella
ciudad para conversar con su colega ruso, Sergei Lavrov, ocasión en la que pronunció un notable
discurso en el que habló de un panorama nuevo en la política internacional; entonces dijo: "Han
emergido nuevos centros de poder, en Asia, en el golfo Pérsico, en América Latina, inclusive en África.
Lo que cada nación pesa en la economía está cambiando en el mundo. En comparación con el siglo
pasado, más Estados y regiones habrán de influenciar y de delinear el mundo."
Once meses después, el 16 de junio de 2009, Yekaterimburgo fue también la sede de la primera reunión
cumbre del BRIC, a la que asistieron los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, Dimitri Medvediev, Hu
Jintao y el Primer ministro indio Manmohan Shing. En la misma ciudad tuvo lugar la reunión de la
Organización de Shangai para Cooperación (SCO, en inglés), integrada por Rusia, China, Kazakstán,
Kirguizia, Uzbekistán y Tadjikistán, con India, Irán, Pakistán y Mongolia en calidad de observadores.
La reunión abordó directamente la discusión en torno a cómo separar a sus economías de la crisis
norteamericana. Varios comentaron que todavía existían personas que se dejaban llevar por la tesis de la
imposibilidad del "desacoplamiento" de la crisis centrada en Estados Unidos. Ese país, decían estos
escépticos, sigue siendo fundamental para la solución de la crisis, y "el resto" depende de que las cosas
mejoren allá. No obstante, en particular en Asia, la situación se percibió en términos un tanto diferentes.
China, en noviembre de 2008, inició un programa de medidas económicas que comprendían la invesión
de 600 mil millones de dólares en la economía real y en el reforzamiento del mercado interno. Mientras
que en Estados Unidos el "programa de estímulos," de mucho mayor monto, se dirigió a sostener el
fracasado sector financiero. El resultado bien distinto, mientras la economía norteamericana continuó
cayendo, la economía china creció cerca de 6 por ciento en el primer semestre de este año 2009, a pesar
de una caída de 25 por ciento en las exportaciones. India, por su parte, está creciendo cerca de 4 por
ciento a partir de los cambios de política económica impulsados por el BRIC. Lo cual quiere decir que
China no crece, como se piensa vulgarmente, porque venda cada vez más en el mercado global, sino
porque puede desarrollar su mercado interno.
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Entonces, habría que reconocer que está en curso lo que denominan un "desacoplamiento" de esas
economías de la crisis estadounidense y europea. De forma hasta cierto punto sorprendente esa parece
ser la opinión de la revista londinense The Economist, que publicó el 20 de junio de este año un largo
artículo sobre la reunión cumbre del BRIC titulado "No nada más espantapájaros."
Los primeros párrafos no animan a leer la totalidad del texto. Ahí se afirma que "ese cuarteto dispar
fracasó significativamente en rivalizar con los países industriales del G-8 como foro de debate
económico." Pero agrega enseguida: Sería bueno preguntar: ¿qué acaso salió algo sustancial de las
reuniones cumbre del G-8 de los últimos años? El fracaso en 2008 del formato del G-8 dominado por
Estados Unidos fue tan evidente que se hizo necesario convertirlo en el G-20 para enfrentar la crisis, con
la inclusión de todos los integrantes del BRIC, además de otros países pobres destacados. Cosa que nos
hace pensar que los del G8 están buscando apoyarse en el resto de las naciones para compartir con ellas
la crisis, o mejor dicho para transferírselas hasta donde se dejen. De tal manera que la asistencia de
México a la reunión del G20, que algunos interpretaron como una consideración o condescendencia, yo
interpreto como emboletamiento y sumisión. Y a las pruebas nos remitimos: lo que hemos vivido desde
la celebración de esa reunión es una caída mayor en las ventas internacionales, una caída en la
recaudación y una caída en los índices de crecimiento. Pero ya somos miembros del G20.
Las posiciones estratégicas del BRIC en la reorganización del sistema financiero internacional y de la
economía mundial se conocen desde hace algún tiempo, si bien en este país pocos las mencionan. Se
articularon claramente antes, durante y después de la reunión cumbre del G-20 realizada en Londres a
principios de abril. China y Rusia asumieron una posición más ofensiva, en tanto que India ha sido más
cautelosa, y Brasil ha pasado casi desapercibido. Ojo, los cuatro acuerdos del BRIC no dejan lugar a
dudas:
-La estrecha reglamentación y supervisión de los mercados financieros mundiales;
-La salida ordenada y escalonada del régimen monetario mundial fundado en el dólar estadounidense
como moneda de reserva mundial;
-La reestructuración del Fondo Monetario Internacional (FMI) y concediendo un papel ampliado a los
Derechos especiales de Giro del Fondo, como un mecanismo transitorio de reserva mundial. y
-La creación, a largo plazo, de una moneda mundial nueva de reserva fundada en una canasta de
materias primas y monedas.
Dicho en otras palabras, el BRIC ha acordado iniciar la sustitución del dólar y la separación de sus
economías de la lógica especulativa del sistema monetario vigente.
En lo tocante a los estímulos a la economía real, destaquemos que acordaron reforzar los mercados
internos y las inversiones en infraestructura. Las relaciones comerciales dentro del BRIC, se modifican
para sustituir paulatinamente el dólar por pagos en las monedas de estas naciones.
Todavía más importante parece ser que los gobiernos ruso y chino no sólo están analizando proyectos de
reforma financiera y económica, sino que los están poniendo en práctica. Aunque esto esté ocurriendo de
forma poco visible, esos pasos en apariencia pequeños le están dando forma lentamente a una realidad
nueva de los asuntos financieros y económicos mundiales.
Regresando a la información de The Economist de la reunión cumbre del BRIC, el texto reconoce que
"las mayores economías emergentes se están recuperando sin la recuperación de Occidente." Ojo, las
economías que se están recuperando son las que se apartan del sistema dólar y de los bancos
internacionales. Para el autor de ese artículo de The Economist, ese hecho parece intrigante, porque "se
esperaría que hubiese menos desacoplamiento por causa de la globalización."
El texto no puede dejar de preguntar: "¿Podrá haber algo de concreto sobre el desacoplamiento, al final
de cuentas? La respuesta es obviamente afirmativa, con referencia a un estudio de los investigadores
Ayhan Fondling, del FMI, Cristopher Otrok, de la Universidad de Virginia, y Esward Prasad, de la
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Universidad de Cornell. El estudio, publicado a mediados de 2008, llega a la conclusión de que "los
ciclos de negocios de los mercados y de los emergentes se desacoplaron."
La revista trata entonces de explicar por qué se ignoraron las conclusiones del estudio por casi un año:
"Cuando se publicó este estudio, a mediados de 2008, la quiebra mundial parecía que lo había hecho
obsoleto de inmediato. Sin embargo, la dimensión del derretimiento puede haber ocultado
temporalmente ciertas tendencias más profundas que, ahora, se están imponiendo en la medida en la que
el choque inicial se retrae." O sea que se hacen tontos solos. Pero la realidad es terca.
Esas "tendencias más profundas no significan simplemente que los mercados emergentes tienden a
crecer más rápidamente que los industrializados ricos, no obstante que esto sea ciertamente verdadero;
ello significa que, de cierta forma, los dos grupos bailan música diferente, con los mercados emergentes
que crecen o se encogen de forma autónoma, y no por la influencia de los ricos."
El texto trata de descubrir entonces las causas de la "autonomía" de las economías del BRIC: primero,
los economistas citados reconocen que los países del BRIC son mucho menos dependientes de sus
exportaciones y están más orientados a sus mercados internos que lo que se supone por lo general. Brasil
e India –comenta The Economist-- exportan menos del 15 por ciento de sus respectivos PIB e inclusive
China exporta menos que los que se piensa." Si los mercados externos se encogen, las grandes
economías del BRIC se pueden "orientar a los millones de consumidores internos." Ojo compañeros,
estoy diciendo que la economía global ha iniciado su declive, y que entraremos en una nueva etapa,
caracterizada por la vuelta al mercado interno y a la inversión productiva.
El mercado automovilístico chino es hoy tan grande como el de Estados Unidos, nos dicen los The
Economist, no obstante que este último fuese 50 por ciento mayor hace apenas tres años. Y el tamaño no
es lo único que importa, pues las economías del BRIC son también "mucho más diversificadas" que lo
que se supone. India, por ejemplo, no exporta "sólo textiles y productos electrónicos baratos, sino.
barcos, productos petroquímicos, acero y servicios empresariales." ¿Quién podría suponer algo así?
Por último, la revista británica observa que los integrantes del BRIC fueron más cuidadosos con la
"liberalización de sus sistemas financieros," por lo que resultaron "menos lastimados por el ataque
cardiaco financiero occidental." Y los respectivos gobiernos "aumentaron radicalmente los gastos
gubernamentales" -en primer lugar en la economía real. Esos programas gubernamentales no son sólo
grandes "sino también efectivo," admite el mensajero de la City de Londres, citado por el mismo
artículo.
Hay todavía, sin embargo, quienes piensan que no se puede sustituir a los bancos. Aunque pareciera
increíble, la simple función de guardar dinero les parece inédita, difícil, muy complicada. De paso les
comento que en el nivel cuatro de la nueva LRASCAP se autorizan las cajas de seguridad. Y no veo por
qué no podamos promover que la liquidez sea manejada por las cajas de seguridad cooperativa. Ahí está
Unión Progreso para mostrarnos cómo una organización nueva puede cumplir todas y muchas más
funciones de las que realiza un banco.
Redondeando. Las cooperativas se han caracterizado por ayudar a la gente en sus necesidades y por su
vínculo con las economías locales. Luego están emplazadas a reorientar con velocidad y decisión sus
ahorros a la inversión productiva que alimente al mercado interno. Si lo hacen formarán parte del nuevo
ciclo económico que inicia el mundo. Si no lo entienden sucumbirán junto con los bancos.
Dejemos pues de preocuparnos por una frase de la ley. En lo que no existe duda es en lo que podemos y
tenemos que hacer. Creo que en las cooperativas ha prevalecido, desde hace tiempo, una estrategia de
defensa legal. Con la publicación de la LRASCAP lo que sigue es otra cosa. Lo que se requiere es una
ofensiva de carácter financiero y económico.
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Y si hubiera que sistematizar esa ofensiva, podríamos hacerlo en las palabras de David C. Korten,
economista norteamericano que lucha contra Wall Street y los bancos. Dice Korten 5: Cuando desde Wall
Street busquen “hacer dinero” nosotros debemos crear satisfactores básicos. Contra la lógica de usar el
dinero para hacer más dinero para los que tienen dinero, nosotros debemos contraponer el
aprovechamiento de recursos disponibles para atender las necesidades de la comunidad. Cuando los
neoliberales emprendan proyectos muy grandes, nosotros debemos especializarnos en lo pequeño y
mediano. A la lógica irresponsable de quienes trasfieren sus externalidades negativas al público,
nosotros debemos contraponer la internalización de todo costo. En contraste con el carácter impersonal y
ausente de la propiedad privada, nosotros debemos enfatizar la propiedad con raíces y ligada a las
personas. Contra la lógica de unas finanzas globales y sin fronteras, tenemos que promover las
inversiones locales y claramente delimitadas. A los que busquen la máxima utilidad privada, hagámosles
ver el producto útil que conlleve beneficios mayores. No aceptemos como objetivo o fin la
maximización de la ganancia, sino la sostenibilidad de la producción. No midamos la eficiencia en tasas
de retorno sino en retornos al capital vivo que es el trabajo. Demostremos que la planeación corporativa
realizada desde arriba no es mejor que las redes de trabajo y los mercados participativos y horizontales.
Difundamos nuestra idea de la cooperación, que no es la de la cooperación entre competidores, sino la
búsqueda conjunta del bien común. Aceptemos los retos y la competencia, pero no para destruir a quien
nos enfrenta, sino estimular el mayor esfuerzo y la innovación. Al estado no le pidamos que proteja los
derechos de la propiedad, sino que defienda el interés de las personas y los valores humanos.
Emprendamos el comercio sin aspirar a lo irrestricto, y teniendo siempre presente lo justo y lo
equilibrado. Entendamos, en fin, que estamos orientándonos por una democracia de las personas y no
una democracia de los capitales.
Todo esto que proponemos, y que tenemos que asumir, ocurre en el curso de una guerra, una guerra que
no podemos olvidar, y menos hoy que el gigante herido quiere transferirnos sus problemas o engullirnos
en su lógica y en su decadencia. No podemos perderlo de vista porque cuanto mayores sean los
problemas más epidemias nos van a recetar. Cuantos más problemas tengan más deuda tratarán de
endilgarnos. Cuantos más problemas tengan más productos nos tratarán de vender. Y nosotros sólo
tenemos una respuesta general posible: producir lo que necesitamos y comprar lo menos posible.
Ellos controlan la política económica, los medios masivos de comunicación y las finanzas globales. Y si
volvemos a la pregunta original sobre cuáles son los límites de la intermediación financiera de las
cooperativas, la respuesta debería ahora ser muy obvia: el límite está definido por todo lo que tenga
lógica bancaria, lógica global y lógica orientada centralmente al mercado de exportación.
Tenemos ruta para la construcción de una nueva economía, Si lo dijera en una palabra se resumiría así:
invirtiendo en la producción de bienes, de bienes necesarios y abandonando el ámbito y la lógica
bancarios. Pero invirtiendo con la mira puesta en la construcción de una nueva sociedad; una economía
que actúe en el mercado, pero que deba sus fortalezas a la diversidad, a la complementariedad y a la
articulación de todas las actividades económicas. Tal y como lo están impulsando en el BRIC y como lo
está haciendo la cooperativa UNIPRO.
Muchas cooperativas dicen que eso es riesgoso. Pero lo dicen porque no tienen un área de proyectos,
como lo tiene la UNIPRO de Chihuahua, donde se evalúan todas las iniciativas de los socios para
emprender nuevos proyectos productivos. Lo dicen porque están acostumbrados a una actividad
5
Agenda for a new economy, from phantom wealth to real wealth. Por cierto que el subtítulo de este libro es: ¿por qué
wall street no tiene remedio y debemos sustituirlo? Berreth Koehler Publishers Inc. San Francisco 2009.
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burocrática muy limitada, circunscrita a la captación de ahorros, a su depósito en bancos, y a su
administración en préstamos. Eso es bastante pobre, bastante poco cooperativo.
La UNIPRO ha demostrado ser más eficiente que las empresas privadas que actúan en el mismo
mercado. Ha demostrado ser más emprendedora, más agresiva, más versátil y más comprometida con
todos y cada uno de sus socios.
La estrategia económica no lo es todo, pero es la base. Se trata de crear los vínculos, los eslabones entre
todas las cadenas económicas de la región en la que actúa cada cooperativa. Se trata de convertir a las
cooperativas en integradoras regionales, generando tantas figuras asociativas solidarias como sea
necesario, incluyendo desde luego la parte financiera. Y en adición a lo que hace la UNIPRO, se trata de
hacerlo actualizando la ideología cooperativa con los elementos que exige una contienda de esta
naturaleza y esta dimensión.
En esta guerra económica y de políticas las cooperativas tienen que hacer explícitos sus intereses y su
propuesta social, y tienen, al mismo tiempo, que exaltar los principios que les darán la ventaja sobre los
adversarios.
Los adversarios tienen un código de guerra que se caracteriza por la mentira y la manipulación. Ellos
dicen que lo global es lo único que sirve. Nosotros tenemos que hacer palpables las ventajas de la
construcción de economías regionales a partir de muchas empresas pequeñas y medianas. Ellos dicen
que sólo lo muy rentable se puede sostener, nosotros debemos demostrar que nuestra fortaleza está en el
número de socios, y en la dimensión del bienestar que nuestra actividad les procura y garantiza. Ellos
plantean que sólo los técnicos y súper especialistas pueden manejar las finanzas, nosotros tenemos que
capacitar a muchos socios para que nuestras finanzas sean versátiles y se enriquezcan todo el tiempo.
Ellos creen en la dirección centralizada y en las estructuras verticales, nosotros tenemos que fortalecer la
autogestión y la participación en asambleas y con delegados por planta, por proyecto y por actividad.
Ellos se inscriben en la defensa del mercado irrestricto, en el que nada debe interferir en sus altos precios
y sus exorbitadas ganancias; nosotros debemos proclamar cada vez que hagamos compras en conjunto y
abatamos los precios de producción que el único beneficiario debe ser el consumidor y no el corporativo.
La guerra de nuestros adversarios disfraza sus embates con la defensa de la ley. Nosotros tenemos que
afianzarnos en el terreno conquistado de la ley, pero sin conformarnos a lo que ya ganamos y avanzando
por nuevas conquistas. La LRASCAP es un avance a favor nuestro, pero estará incompleto sin una
actualización de la LGSC y sin la ley reglamentaria del artículo 25 de la Constitución. La guerra de
nuestros adversarios llama a lo social atrasado y demagógico. Nosotros debemos hacer más fuerte la
denuncia de lo especulativo, lo egoísta y lo privilegiado a costa de la mayoría. Ellos ocultan sus
verdaderos motivos y manipulan a la opinión pública con mercadotecnia. Nosotros tenemos que
desmitificar cada una de las bondades que ellos presentan y demostrar cómo sólo tienen ventajas para
unos cuantos. Esta es nuestra tarea más urgente y cotidiana. En la que habrán de templarse los nuevos
líderes del cooperativismo. Una tarea que requiera trabajo diario de difusión, una tarea que requiere,
además del ahorro y la inversión, de volantes, mítines, marchas, plantones, y un periódico nacional. ¡No
más cooperativistas sumisos!
Ellos están posicionados de los medios de comunicación. Nosotros tenemos que posicionarnos en la
conciencia y la vida diaria de la gente. La guerra que ellos libran es para destruir. Pero ninguna guerra
puede ganarse sin vencer a la población. Mientras nosotros nos posicionemos en la conciencia de la
mayoría conservaremos la ventaja.
Ellos mezclan de manera inconsútil elementos cotidianos con mentiras profundas. Nosotros tenemos la
impostergable tarea de ilustrar a través de cada pequeño logro el gran objetivo de la solidaridad y el bien
común. Ellos tratan de mostrar su fuerza a través del orden imperante. Nosotros tenemos que mostrar
nuestra fortaleza a través de principios que no se doblan y de un proceder ético que educa y eleva la
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dignidad de las personas. Ellos nos vienen atacando con el arma del terror al decir que las cajas no
reguladas son un riesgo. Nosotros les mostraremos que el riesgo verdadero está en el camino trillado de
las federaciones controladas por caciques, y en la contabilidad bancaria impuesta por una institución
ajena al cooperativismo.
El espíritu con el que tenemos que plantearnos los cambios necesarios es el espíritu con el que Ignacio
Ramírez defendió la estrategia social de los mexicanos durante la modernización juarista. Nuestra
doctrina cooperativa tiene que alimentarse de la tradición social de los constituyentes del 17, en especial
con la palabra flamígera de Cravioto, y con la intransigencia del precursor del socialiberalismo e
inspirador del derecho social mexicano, que fue Ricardo Flores Magón.
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