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Transcript
TRABAJO FINAL
DE LA ARGENTINA
RECIENTE II
Cátedra: Talento/ Del Piero.
Alumno: Gustavo Baeza.
DNI: 26.233.242
Correo: [email protected]
Tel.: 011-15-6724-7905
1
TÍTULO DEL TRABAJO:
“IMPERIALISMO,
EXTRANJERIZACIÓN DE LA
ECONOMÍA NACIONAL
Y LA RESISTENCIA
INSURRECCIONAL DEL
PUEBLO ARGENTINO”
2
PRESENTACIÓN DEL TEMA O HIPÓTESIS:
En este trabajo me propongo, arrojar algunas conclusiones acerca de los efectos de la
política económica, que explican la gran movilización social en la Argentina a fines de
la década de 1960 y principios de las del ´70. No solo cuestiones de índole económica
configuran la radicalización de los trabajadores, tanto de la industria como del campo,
sino que las identidades políticas, y los saltos cualitativos en la conciencia de clase en el
seno del pueblo, configuran un universo más amplio de las motivaciones. Pero aquí me
interesa reflexionar sobre las causantes económicas de esta radicalización y la forma en
que Las Ligas Agrarias en el Noreste argentino resisten en la práctica un complejo
esquema de dominación imperialista que asume en los acontecimientos de la historia
política del país el carácter de un capítulo más de la hegemonía imperialista
norteamericana. Esta experiencias de resistencia campesina, que quiero remarcar, tiene
sus puntos de coincidencia con las luchas de la clase trabajadora en todo el país y el
desarrollo de las organizaciones políticos militares, que en 1970 van a lograr un grado
importante de desarrollo para saltar a la escena política. Por que si bien es importante
destacar los fundamentos ideológicos de la resistencia insurreccional del pueblo
argentino en este momento histórico, más lo es, el desmenuzamiento de las condiciones
materiales y sociales que explican la irrupción de la clase trabajadora y el campesinado
pobre, y en términos generales, la juventud: vapuleada por el autoritarismo políticomilitar, cuyas metas económicas, estaban prohijadas por la política imperialista
norteamericana como intentaré demostrar.
La movilización social y política de los jóvenes, trabajadores y campesinos, se
encuentran estrechamente vinculada, a la problemática generalizada, de la
extranjerización de la economía nacional durante la década del ‘60 y del ‘70. La clase
trabajadora argentina, desde la destitución de Perón resiste las directivas de una
economía impulsada por castas militares que sucesivamente van a asaltar el poder
político e institucional, quitándoselo de las manos a gobiernos civiles débiles y/ o
deslegitimados, para resolver en favor de la oligarquía agroganadera y la gran industria
nacional (asociadas ambas al capitalismo financiero internacional) la ecuación de la
actividad económica del país. La decisión de las castas militares de reponer en su
pedestal de privilegio a los terratenientes a partir de 1955, implicó una transferencia de
la renta por exportación de materias primas a los estratos más concentrados de la
sociedad y a las empresas multinacionales, que abruptamente, se encumbraron en el
sistema productivo nacional.
Solo como hipótesis auxiliar, y para los fines prácticos explicativos, nos
limitaremos a señalar el papel desempeñado por Antonio A. Lanusse junto al capital
financiero internacional, particularmente en lo relativo a las inversiones agrícolas en el
Noreste argentino, para através de ese ejemplo graficar mejor el papel desempeñado por
la clase dominante argentina en este proceso histórico, que los militares de facto en la
dirección del país dieron en llamar: “La revolución Argentina”. El enriquecimiento de
las multinacionales, y su estrategia de concentración vertical de diversas actividades con
eje en grandes plantaciones latifundistas (como las Arroceras en el noroeste del país),
coincidieron en numerosas ocasiones, con el enriquecimiento personal, o familiar de los
altos mandos de las armas del ejército, muchas veces, procedentes de las familias
oligárquicas.
Sobre el final del trabajo, daremos cuenta de la resistencia popular a este tipo de
iniciativas de cara a las intenciones de las empresas multinacionales apoyadas y muchas
veces acompañadas por los militares de facto en el poder. Accionar que no hizo más que
soldar los lazos de solidaridad entre el campesinado pobre y la clase trabajadora
3
industrial, radicalizando la lucha política de los sectores populares. Las Ligas Agrarias,
la clase trabajadora, y las organizaciones político-militares, vinculadas en gran medida a
los sectores explotados, enfrentan a la oligarquía agroexportadora y al imperialismo
norteamericano en una lucha desigual del trabajo contra el capital; de la patria, contra el
imperialismo.
A los fines descriptivos dividí este trabajo en cuatro partes que preceden a la
introducción que acabo de desarrollar:
PRIMERA PARTE:
EL GRAN “CUCO” DE LA OLIGARQUÍA ARGENTINA, EL IAPI, Y LOS
DILEMAS DE LA INDUSTRIA SUSTITUTIVA DE IMPORTACIONES
Existió en el país a partir de 1943 una economía caracterizada por el control estatal de
las exportaciones, y por una captación de la renta de la producción agrícola y ganadera,
que sirvió para el desarrollo industrial del país. Luego de la caída de Perón este esquema
va a interrumpirse para reponer en el pedestal de privilegio a la oligarquía terrateniente.
Algo que pasó en el país indefectiblemente, y luego de un golpe de estado, cuando un
gobierno popular intentó modificar esta situación de privilegio, perjudicial para el
conjunto de la sociedad. Así sucedió con el gobierno de Hipólito Yrigoyen después en
1930, período conocido como de la “década infame”, y así va a pasar luego del 55 con
lo que es también conocido como “el retorno oligárquico” o el proceso llamado por
distintas corrientes historiográficas como “Revolución Libertadora”.
Pero para entender como es que llegamos a el recrudecimiento de la lucha de
clases en el país hacia 1970, nos preguntaremos primero ¿en que consistía la
industrialización sustitutiva de importaciones y que sucede con el deterioro o
desprestigio adrede de esta política económica encaminada a solventar la
independencia económica del país, con sus virtudes y limitaciones?
El golpe de estado de septiembre de 1955, no se explica sino es por el
antagonismo de clases en el seno de la sociedad argentina. La virulencia política de “La
Revolución Libertadora” que 2 meses antes había bombardeado Plaza de Mayo y
alrededores1 manifiesta un profundo rechazo y desprecio de las elites económicas y
sociales por los trabajadores, y la administración gubernamental que los representa y
reivindica. Hacia septiembre 1955 promediaba el tercer año del segundo período
gubernamental de Juan Domingo Perón. La economía Argentina, había experimentado
entre 1945 y 1955 un crecimiento exponencial, sustentado en la planificación estatal del
uso de los recursos económicos orientados a perfeccionar y fortalecer la “industria
sustitutiva de importaciones” (ISI) ligada a la consumo popular, que se expande con las
mejoras salariales de la clase trabajadora en constante desarrollo y amparado este
objetivo social en una copiosa legislación laboral promovida por el Poder Ejecutivo, que
estructuraba formalmente e institucionalmente, una sucesión de antiguos reclamos de
los trabajadores en relación a las condiciones humanas de las formas de producción. El
estado nacionaliza los sectores básicos de la economía nacional, servicios, transportes
(ferrocarriles, creación de una marina mercante), silos de granos, empresas de servicios
públicos (Agua, Gas, Electricidad, Teléfonos); etc. Todos en manos extranjeras,
principalmente británicas. Pero para poder generar un salto cualitativo en el desarrollo
1
Me refiero al bombardeo a La Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955, del cual nunca se tuvo un
conocimiento certero de los centenares de víctimas que cayeron en lo que se sabe fue, el lamentable
bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina.
4
de la industria manufacturera que nos independizara de la subordinación a la industria
europea, fue necesaria la captación de una parte de la renta agrícola-ganadera, principal
sector de la economía en las exportaciones nacionales. Dicha renta fue orientada por el
Estado para el desarrollo de la industria y la infraestructura socioeconómica. Podemos
graficar el modelo económico de la siguiente manera:




Creación del IAPI (Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio), este
organismo se encargo de controlar la exportación de granos y carnes por medio
de Juntas monopolizadoras de la actividad. La retención de una parte importante
de la renta agro-ganadera, financió el desarrollo industrial.
La política de control de cambio: le permitió la adquisición de materias primas y
de bienes intermedios, estratégicos para el desarrollo de la industria sustitutiva.
La acumulación de reservas durante la Segunda Guerra Mundial por
exportaciones cuyo producto no fue disponible. El saldo a favor en las
exportaciones argentinas de alimentos exportados durante el conflicto bélico, fue
utilizado para la adquisición de materias primas y la nacionalización de
empresas extranjeras, y fortalecer en general el espacio de lo público en la
economía nacional.
Creación del Banco de Crédito Industrial, para financiar el sector con créditos
blandos a una baja tasa de interés.
Con posterioridad a 1955 desde la administración de facto de Eduardo Lonardi
en 1955 a la de Alejandro A. Lanusse de 1971 1 1973, se privilegió la reposición de la
oligarquía agroexportadora en un lugar de privilegio. Este momento inaugurado con el
desmantelamiento del IAPI que nunca más volvió a existir, se caracterizo por una serie
de profundas transformaciones que favorecieron a los sectores más concentrados la
economía argentina, pero fundamentalmente sirvieron a la expansión de las empresas
multinacionales, principalmente las de capital norteamericano, que consolidaron su
hegemonía monopólica en diversos y muy variados sectores de la economía nacional.
Varias cosas habían cambiado en el país, luego de 10 años de peronismo. Ahora, la
oligarquía terrateniente, debía compartir el predominio en la cúspide social con un
empresariado nacional, Gran burguesía Nacional, ligada a las conveniencias del
precedente esquema económico. La participación de la industria en el PBI es más
dinámica que la de las actividades agropecuarias. En 1959 la actividad agropecuaria y
de pesca, representaba el 17,9 % del Producto Bruto Interno (PBI), mientras que en
1963 la misma era de 16,3 %. En el mismo período la industria manufacturera había
pasado de una participación del 31% del PBI, al 33,1 % del PBI, marcando una
tendencia que se acentuaría durante toda la década del ´60. Otros sectores productores
de mercancías pasaron del 5, 0 % del PBI en 1963 a 5,8 % del PBI en 1965 2. Mientras
que las industrias ligadas al ciclo sustitutivo de importaciones se encontraba en
permanente expansión y eran el sector más dinámico de la economía, el sector
agroexportador, ni aumentaba su producción total, ni se modernizaba o tecnificaba. Solo
le bastaba con el recupero de la renta agroexportadora y con detentación de los títulos
de propiedad de la tierra. Pero entre los sectores dominantes de la economía nacional,
podemos notar una heterogeneidad que lejos de ser lineal, es más bien, conflictiva y
contradictoria:
2
Vilas, Carlos María, La dominación imperialista en Argentina, EUDEBA, Buenos Aires, 1974.
5
“Mientras que en 1959 el grupo empresario de mayores ingresos estaba compuesto en
una tercera parte por miembros del sector agropecuario, en 1961 ellos representan
poco más del 18 % mientras que los empresarios industriales pasaron de 18,7 % al
20,3%, los empresarios del transporte del 20,02% al 24,5 %, y los profesionales e
independientes –donde técnicos, administradores, ejecutivos, etcétera, son una
proporción importante- del 17,2 % al 24, 6 %.”3
Esto nos lleva a prestar atención a una creciente “heterogeneidad interna” de la
clase dominante argentina que va a funcionar como plataforma para la consolidación de
un esquema de dominación imperialista en el país, en donde la hegemonía del capital
financiero internacional, principalmente el de origen norteamericano va a tener una
preeminencia central y la clase dominante argentina, un papel subordinado. Asimismo
los técnicos, y ejecutivos de las empresas foráneas, a veces extranjeros, pero las más de
las veces intelectuales orgánicos (sectores medios) formados para asistir con su
capacidad y capacitación a las multinacionales, van a prestar un papel importantísimo
en el desenvolvimiento del capital financiero internacional y las Empresas
Multinacionales con las que desembarcan en el país.
SEGUNDA PARTE:
EXPANCIÓN DE LAS EMPRESAS MULTINACIONALES EN LA INDUSTRIA
NACIONAL Y CONCENTRACIÓN DE LA RENTA:
En la etapa post-peronista lo que opera en Argentina es un doble proceso de
desplazamiento de empresarios identificados con la ampliación del consumo en los
sectores populares, y un fenómeno de concentración en pocas manos de la actividad
económica nacional. En diciembre de 1958 el gobierno de Frondizi promulga una ley, la
14.780 que tenía por objeto la promoción de inversiones extranjeras. Las consecuencias
de esta legislación, trascenderá largamente la década del 60 y el 70 y será la piedra basal
de la dominación imperialista en Argentina. El gobierno de Frondizi que duró del 1º de
mayo de 1958 al 29 de marzo de 1962, sirvió para instalar la idea de que la única
manera de fomentar el desarrollo industrial de la nación, era através de la inversión
extranjera directa. Esta idea fue rectora del desarrollo industrial posterior a 1955 y no se
entiende sin el pedestal de privilegio en el que se repuso a la oligarquía terrateniente. La
ley a la que me refiero, nunca fue reglamentada, y no imponía limitaciones para el
ingreso de capitales externos (validos al tipo de cambio libre local) ni fijaba límites a los
objetos y destinos de las inversiones. Tampoco establecía ningún tipo de restricción
para el giro de las liquidaciones de las empresas multinacionales a sus casas matrices,
¡ni para la repatriación del capital invertido! Entre 1958 y 1969 ingresaron al país un
total de 681 millones de dólares. El primer lugar le corresponde a Estados Unidos con
un 56,4 % de este monto, las inversiones suizas representaron un 10,4 %, Francia 6,9 %
e Italia un 5,7 %4. Las inversiones directas norteamericanas en la Argentina pasaron de
656 millones de dólares (el 43% orientada al sector manufacturero) en 1961, a 1148
millones de dólares (el 64% orientada al sector manufacturero) en 19685. Durante la
década del ´60 se privilegió como norma de desarrollo en la economía, el ingreso de
capitales foráneos y así remplazar el desvío de la renta agrícola-ganadera, con el objeto
3
Ídem.
Ib. Ídem.
5
Ib. ídem.
4
6
de sostener el crecimiento de la industria y el objetivo estratégico de sustituir
importaciones.
“De acuerdo con un estudio de la CEPAL, por ejemplo, la expansión de las
firmas transnacionales norteamericanas en la Argentina es casi seis veces
superior a la del sistema económico industrial nacional. Entre 1957 y 1965 la
tasa anual de crecimiento de las ventas de las filiales locales de las
corporaciones norteamericanas fue del 18 %, mientras que la tasa anual de
crecimiento de la producción industrial nacional fue de apenas 3,1 %.”6
El efecto distorsionante de tales inversiones, profundiza el desarrollo desigual
entre el campo y la industria. Más del 80 % de las inversiones son destinadas a los
centros industriales y urbanos del país, agudizando las desigualdades geográficas
estructurales. Asimismo es de destacar que las aspiraciones de la oligarquía
agroexportadora, no son más que las de mantener los niveles de producción primaria y
captar el 100 % de la renta, cosa que ya estaba garantizada por “La Revolución
Libertadora” con el desmantelamiento del IAPI. Esta definición política es la
alternativa a un desarrollo integrado (que no negaba la incidencia del capital financiero
internacional, sino que le ponía topes y lo reglamentaba adecuadamente) basado en la
captación de una renta agrícola ganadera, concentrada ahora en manos de la oligarquía
latifundista, poniendo término y desbaratando todo un esquema de control y orientación
de la producción nacional, en función de las necesidades socioeconómicas de los
argentinos.
El capital financiero internacional va a asociarse a los dos grandes sectores de la
clase dominante argentina: la oligarquía terrateniente y la gran burguesía industrial. Esto
es lo que explica la profunda dependencia foránea de la economía local y también la
resistencia activa de los segmentos sociales expoliados por el imperialismo
norteamericano: Trabajadores y campesinos. Durante la década del ´60 el capital
financiero internacional (principalmente norteamericano) absorbió las finanzas locales y
se expandió en todos los ámbitos de la economía nacional, amparado por una
legislación emula de la mencionada ley 14.780 y casi siempre en sociedad con grupos
empresarios locales (o cuando no a cuenta propia) y el sector más dinámico de la
economía argentina: su industria.
Debemos decir que con ello y los bienes de capitales adquiridos, Estados Unidos
pasó a controlar la demanda de consumo local, puesto a que la mayor parte de la
producción manufacturera estaba orientada al mercado interno, motor principal de
crecimiento del PBI. Mientras que la gran burguesía industrial busca expandirse en
asociación con el capital financiero internacional, desplazando a la pequeña y mediana
empresa a posiciones más rezagadas y a buscar el apoyo de un Estado que ya no se
colocaba por encima de los particulares en la disputa de los intereses como ocurría
durante la década peronista, sino que, por el contrario, fomentaba abiertamente el
ingreso del capital financiero internacional asociándose en muchas ocasiones a éste.
Este nuevo Estado asaltado por las cúpulas militares y el gran empresariado, desplaza de
los ámbitos de decisión a toda la clase política argentina, y la jaquea permanentemente
impidiendo el retorno del peronismo a la vida política del país. Fenómeno que giró en el
centro de escena de la política nacional desde 1955 hasta 1973, mellando y desgastando
cada vez más la legitimidad de una solución política y democrática viable, en tanto que
la mayor parte de la población y particularmente la clase trabajadora, no terminaba de
6
Ib. Ídem.
7
encauzarse en una alternativa que no fuera la que estuviese de acuerdo con sus
aspiraciones socioeconómicas, estrechamente vinculadas a un desarrollo integrado de la
economía argentina y la soberanía económica del país.
En conclusión, la tendencia de conjunto de la clase dominante argentina es la de
subordinación de los terratenientes y los empresarios industriales a las empresas
multinacionales y el imperialismo norteamericano. Ya mucho antes de la entronización
de la junta tiránica que gobernó al país entre 1976 y 1982, los militares tenía en claro el
rol que debía asumir la clase dominante argentina en el nuevo mundo que se gestaba, en
donde Estados Unidos estaba llamado a ser la potencia hegemónica, aún compitiendo
con la URSS por los recursos económicos en el planeta:
“Al respecto no es un hecho meramente cuantitativo que las transnacionales
norteamericanas tenían en esta época bajo su control una tercera parte del
producto bruto mundial capitalista, y un peso significativo en el contienente.
En la cúspide del Ejército Argentino no era desconocido este hecho como lo
evidencia el siguiente comentario proveniente de la dirección y publicado en ‘La
Nación’ el 17/10/77; decía al respecto:
‘Para asegurar su escala operativa y económico-financiera, en general, las
empresas transnacionales operan en forma articulada sobre una variada gama
de actividades que apuntan fundamentalmente a la materialización de una
estrategia global de la corporación. El poder económico financiero y técnico
que poseen resulta casi una realidad dimensionable en términos tales que ha
obligado a las naciones a tomar conciencia de esta situación, considerar su
importancia y aplicar una política al respecto.’”7
Coherente con esta lectura de la realidad y con sus intereses de clase, los
sucesivos gobiernos militares después del ´55, facilitaron la penetración imperialista en
Argentina, aplicando “una política al respecto” la de la subordinación de la economía
nacional a los intereses de las multinacionales extranjeras “y su estrategia global de
corporación”. Sus socios locales, pudieron amparadas en este esquema consagrar
emprendimientos personales de enriquecimiento.
TERCERA PARTE:
CONCENTRACIÓN DEL PRODUCTO AGRICOLA GANADERO EN POCAS
MANOS
Como señalábamos ya, la oligarquía agroexportadora se amparaba en la estructura
latifundista de la tierra concentrada en pocas manos y en una producción que no se
expande ni en la cantidad de tierras cultivadas, ni en el volumen de producción.
Además, esta oligarquía se beneficia especulando con las tierras ociosas, que cuando no
son rentadas a pequeños y medianos productores, simplemente se mantienen en una
flagrante ociosidad. Durante los ´60 la situación para los pequeños productores no fue
muy distinta de lo que fue para los trabajadores industriales. En el sector agrícolaganadero también se vislumbrara un proceso de transnacionalización de la actividad, así
como un endeudamiento sin parangones que va a comprometer seriamente a las futuras
generaciones de argentinos. La estructura propietal de la tierra se había mantenido
intacta, aún durante los años del gobierno peronista, y más allá de la orientación política
7
Fuchs, Jaime y Vélez, José Carlos, Argentina de Rodillas, Ed. Tribuna Latinoamericana, Buenos Aires
2001.
8
anti-oligárquica del gobierno popular de desviar la renta agrícola-ganadera hacia el
desarrollo de la industria nacional.
Robert Mc Namara Presidente del Banco Mundial entre 1968 y 1981, y ex
secretario de Defensa de Estados Unidos, preparó a su llega a la entidad bancaria
internacional, un informe sobre la situación de la producción de granos en nuestro país:
“En dicho estudio se aconsejaban diversas medidas económicas, financieras y
tecnológicas para hacer realidad ese aumento significativo de la producción
(100 millones de toneladas al año), haciendo alusión a un marco económico
donde imperara la libre empresa, y sin afectarse en lo más mínimo el sagrado
derecho de la propiedad que en nuestro caso implica salvaguardar las grandes
propiedades de la oligarquía argentina.”8
La producción agroganadera en la pampa húmeda, no se expande como si lo
hace la industria, mientras que el crecimiento sostenido de la población, el consumo de
los sectores populares y la demanda integrada del mercado interno, pone en jaque a una
producción primaria de alimentos estancada, que se debate por condicionar el
abastecimiento interno a la exportación de las materias primas al exterior, jaqueando
seriamente la soberanía alimentaria y la independencia económica del país. Esto lo hace
colocando su producción directamente en el mercado internacional y arrastrando a esta
lógica a productores medianos y pequeños que ante el desconocimiento y la falta de
acceso a los canales de comercialización, quedan cautivos de la infraestructura agroganadera exportadora de la oligarquía terrateniente dirigida por las ambiciones
imperialistas norteamericanas. A esto se agrega que el valor de las materias primas
vendidas en el mercado interno, se ajustan al precio en el mercado internacional (fijado
en dólares) que es tomado como referencia. Esta irracionalidad y atropello de la clase
dominante, que afecta directamente el salario de los trabajadores, era lo que
amortiguaba y dirigía el estado a través del IAPI, estableciendo un precio de referencia
y privilegiando el abastecimiento interno a la exportación.
Para los sectores dominantes es más rentable la exportación de alimentos al mundo que
la satisfacción de las necesidades de la población local, como bien sintetiza y grafica el
canto popular uruguayo en la autoría de Alfredo Zitarrosa, algo que también vale para
nuestra realidad nacional:
“…Nací en tierras de estancieros
Y ya se me de memoria
Que aquí se escribe la historia
Según valen los terneros
Al pobre nadie lo hamaca
Nadie tasa su desgracia
La justicia es una vaca
Pastando en la democracia…”9
Las empresas multinacionales norteamericanas van a propiciar inversiones en
tierras que son privilegiadas, por sus condiciones geográficas y climáticas para la
producción de materias primas, ergo van a invertir en Argentina. Como bien señalan
Jaime Fuchs y José Carlos Vélez en el libro que citara con anterioridad, y vale
8
9
Ídem.
Alfredo Zitarroza, Milonga más triste.
9
reiterar“…no es un hecho meramente cuantitativo que las trasnacionales
norteamericanas tenían en esta época bajo su control una tercera parte del producto
bruto mundial capitalista, y un peso significativo en el continente.”10 Argentina no
escapa a esta realidad como veremos puntualmente y el grado de transnacionalización
de la industria argentina solo es comparable al grado de extranjerización de la
producción agrícola-ganadera, y a la dependencia del sistema financiero internacional,
telaraña adherente con la que se sustenta un crecimiento dependiente por donde se lo
analice y que implica también un exponencial endeudamiento público y privado, que se
va a desmadrar a partir de 1976, pero que ya denota sus primeros síntomas hacia 1970.
“Al terminar la década del sesenta, recién salida del ‘estancamiento’, con los
problemas rurales en vías de encaminarse y con un modelo de industrialización
sustitutiva en su apogeo, en la región pampeana no se comprendía como ni por
que se cerraban los tradicionales mercados europeos.
Una especie de sentimiento de traición sacudía el ánimo de los más notables
productores oriundos de la pampa argentina. Se derrumbaba el sueño de una
economía complementaria en cereales y carnes, de los países desarrollados de
Europa. La comunidad Económica Europea (CEE) había nacido y junto con ella
se delineaba una Política Agrícola Comunitaria (PAC). Esta comprometía
seriamente las tradicionales exportaciones agropecuarias pampeanas.”11
De esta lectura de la realidad, esbozada por Rubén Devoto, se desprenden varias
cosas. Podemos destacar o agregar a este análisis, que con el nacimiento de la CEE, se
consolida el autoabastecimiento europeo de materias primas, como también desarrolla
Devoto en este texto, desde una mirada liberal/ librecambista, que intenta anticiparse
predicativamente al desenvolvimiento de las comodities internacionales y como estas
pueden ser aprovechadas por los agro-empresarios de la pampa húmeda. Pero lo
verdaderamente interesante para este trabajo es visualizar como Estados Unidos no solo
colabora activamente en la reconstrucción europea, sino que construye un aliado
estratégico, allende el mar. Este autoabastecimiento europeo significa no solo el cierre
de los mercados europeos para el “granero del mundo”, sino que implicará la caída
abrupta de los precios de las comodities, propiciada por el competidor directo de
Argentina en estos mercados, ¡y el único país que le vende materias primas a Europa!
(ya para el consumo humano o el engorde de ganados). El Plan Marshal con el cual,
Estados Unidos había subvencionado la reconstrucción económica europea luego de la
Segúnda Guerra Mundial, empezaba a pasar sus facturas: Los Estados Unidos de
Norteamérica, que como sostienen Fuchs y Vélez controlan una tercera parte del
producto bruto mundial capitalista, van a concentrar la producción cerealera argentina
también por vías de la monopolización de los canales de comercialización
(“liberalizados” tras el desmantelamiento del IAPI) y con la asistencia técnica,
financiera, seguramente para revender a Europa nuestra producción o para alimentar el
ganado norteamericano a un menor costo, y así colocar toda su producción en el
mercado internacional, y también para introducir la soja en Argentina (como analiza
Devoto) o para todo esto al mismo tiempo. En definitiva: para convertir al país en un
eslabón importantísimo en su esquema de control de la producción mundial.
Además de esta situación de estancamiento en el sector, debemos destacar que
son los pequeños agricultores, y los agricultores familiares, los que más producen par
Fuchs, Jaime y Vélez, José Carlos “El CEA, los Estados Unidos y los Terratenientes” en Argentina de
Rodillas; Ed. Tribuna Latinoamericana, diciembre de 2001.
11
Devoto, Rubén, La comunidad europea y las exportaciones de la pampa argentina, CEAL, 1993.
10
10
las necesidades del mercado local, y a su vez, los que más dificultades tiene para
acceder a los canales para la exportación y la participación en el festín oligárquico de
las “comodities” deporte practicado por las familias “patricias argentinas” con más
fruición que el polo. La producción del noroeste argentino, como analizaremos más
adelante, va a empezar a tener serios problemas con las estrategias de escala global de
las grandes multinacionales y sus gerentes locales, la oligarquía terrateniente.
Nos preguntamos ahora ¿que implica concentrar la producción
agroexportadora? Y ¿Cómo lo logra Estados Unidos en Argentina? En primer lugar,
como destacábamos antes lo facilita el cierre de los mercados Europeos, pero más allá
de este condicionante externo (amortiguado en cierta medida por la búsqueda de
mercados alternativos, como el de la Unión Soviética) Estados Unidos logra este
objetivo en sociedad con la oligarquía terrateniente, como garantizaba el informe de Mc
Namara citado en el trabajo de Fuchs y Velez al que aquí nos hemos referido,
respetando a la sagrada propiedad privada de la oligarquía terrateniente. Pero ¿que
implica concentrar la exportación de granos y la expansión del capital
norteamericano en la agricultura nacional? Fundamentalmente: la facilitación de la
concentración del ingreso nacional en manos extranjeras y de sus socios locales y
garantizar la enajenación de la actividad económica que más exporta históricamente y
que durante los años que analizamos nosotros, la década del 60 acusa estos números en
millones de dólares y porcentajes de exportaciones:
AÑO
1960
1961
1962
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
en millones de u$s % de las exportaciónes
1067,9
98,9
951,2
98,7
1199,4
98,7
1311,4
96,1
1344,4
95,3
1445,7
96,9
1539,9
96,8
1391,1
95
1265,5
91,8
1453,4
90,2
1585,4
89,5
(Cuadro V, Exportaciones totales de Argentina, Vilas, Carlos María, La dominación
imperialista en Argentina, EUDEBA, 1974, Buenos Aires)
Si bien el porcentaje en el conjunto de las exportaciones viene en retroceso, por
aquello que destacábamos del mayor dinamismo de la actividad industrial (que crece en
términos porcentuales, pero más aún en términos nominales) es muy alto aún el
volumen exportable y nadie va a querer perderse pingüe negocio. El desarrollo de los
grandes pooles de siembra, va a estar dado por la captación norteamericana de la
producción cerealera, la introducción de semillas, y por todavía algo más interesante, el
aporte del financiamiento para el desarrollo de una actividad que deja un beneficio
social ineficiente por la baja cantidad de mano de obra ocupada en la tarea y la
concentración del ingreso en pocas manos.
Resumiendo, el capital financiero norteamericano financia al campo, con acceso
al crédito (que tienen facilidades irrestrictas), aporte de las semillas, pero también de las
maquinarias necesarias para la siembre y la cosecha. Es decir que la dependencia con
respecto a Norteamérica es notable y para 1970 y es consecuente con la captación por
parte de Estados Unidos de la tercera parte del producto bruto mundial, evidenciado esto
en una importante presencia del capital norteamericano en el continente latinoamericano
que para el caso particular que tratamos de los cereales (las carnes siguen ligadas a Gran
11
bretaña que no entró en la CEE, pero de todos modos orientada al mercado
internacional) la comercialización de esta producción esta facilitada por gigantescas
corporaciones: Bunge y Borne, Cargill, Dreyfus, La Plata Cereal, Continental. La
subordinación a estas corporaciones, agrava más aún los vaivenes de los precios del
mercado internacional.
Ineficiencia social de la producción e inflación: Un agravante importante de esta
Política de privilegiar al sector agro-exportador fue la de “incentivar” un aumento del
volumen de la producción primaria por medio de la devaluación monetaria, para
permitir mayor liquidez y volumen de dinero a los terratenientes y así expandir la
producción. Esto no sucedió jamás, pues la producción agraria bajo la estructura
latiminifundista, basada en las grandes extensiones y la concentración de toda la
producción con acceso condicionado (por las empresas comercializadoras) al mercado
internacional e interno, lo único que produjo fue: un mayor endeudamiento de los
medianos productores y una fuerte presión para el conjunto de la clase trabajadora
afectada ya no solo con la caída del salario durante la década del 60, y el avasallamiento
de las leyes laborales, sino que agravado todo con la escalada inflacionaria utilizada
recurrentemente con la excusa de incentivar al productor terrateniente. Mientras el
pequeño campesinado se endeuda para sostener su actividad productiva, con los créditos
tomados por la oligarquía no sucede lo mismo, es más no coincide la toma de crédito en
los años ´60 (en condiciones preferenciales) con la inversión realizada en las actividades
privadas, generándose pasivos alarmantes en función del endeudamiento privado y
publico del país.
Los pequeños agricultores, invirtiendo muchísimo más, generando mayor
cantidad de mano de obra, y soportando los vaivenes estructurales de una economía de
enclave, son los más castigados. Por otra parte, hay que destacar que no son justamente
los productores cerealeros (salvo aquellos medianos productores, articulados en la FAA,
que han sido históricamente el furgón de cola de la oligarquía terrateniente) quienes
acusen las mayores desgracias de una economía atrofiada por el imperialismo
norteamericano, sino más bien, aquellos agricultores que cultivan productos que no
hacen al modelo agroexportador por excelencia, la producción cerealera y la producción
de carne, lastre de la dominación imperialista británica que sirvió de plataforma para las
pretensiones norteamericanas de capitalizar la producción agraria de su principal
competidor en el mercado internacional: la República Argentina.
Algunas conclusiones parciales: Los militares en el poder, lejos de presentar una
solución viable para las limitaciones de la ISI, dependiente de una financiación que en
la década peronista, estaba sujeta al recupero de la renta agro-exportadora, no hicieron
más que empeorar el desenlace de este esquema de crecimiento, al reponer en el
pedestal de privilegio a la oligarquía agroexportadora y supeditar al financiamiento
externo y la desnacionalización de las empresas nacionales, el desarrollo de la economía
argentina.
12
CUARTA PARTE:
RESISTENCIA DE LOS SECTORES POPULARES AL ESQUEMA DE
FUNCIONAMIENTO DEL IMPERIALISMO ECONÓMICO
En cuanto a las consecuencias políticas de esta aventura autoritaria e imperialista,
podemos agregar que luego de la administración de Frondizi y del brevísimo interregno
de José María Guido, se sucede entre 1963 y 1966 (interrumpida por un nuevo golpe de
estado) la presidencia de Dr. Arturo Illia, presidencia que estuvo empañada por la
ilegitimidad fundada en la exclusión de la primer minoría política del país, el
peronismo, y agravada por el irrespeto reiterado a las instituciones políticas y civiles de
una casta de militares que creyéndose la solución del problema, solo empeoran la
situación del país y procuran de este perjuicio colectivo de la sociedad, un beneficio
personal directo. Cualquier tentativa de ponerle coto a las aspiraciones imperialistas
norteamericanas, va a ser cruzada brutalmente por los socios locales de estos, la
oligarquía terrateniente, montada en un discurso grandilocuente, que es utilizado como
escenografía de macilentas aspiraciones aristocráticas. Los testimonios de uno de los
cuadros más conspicuos de la Sociedad Rural Argentina, y presidente de facto entre el
1971 y el 1973 no nos dejan lugar a dudas:
“Se insiste en mi ambición. La prueba negativa no existe. Y además como
hombre de vocación cívica, tengo un instinto de realización que algunos pueden
ver como manifestación de impulso ambicioso. Pero, en fin, debe haber
generales suecos ambiciosos, generales suizos, generales ingleses o
norteamericanos ambiciosos, generales canadienses ambiciosos. Ni más ni
menos que entre todos los ciudadanos deben existir en alguna proporción,
militares ambiciosos en los países estables y en los países inestables.”12
¡Quien lo duda! Pero la ambición de la que habla Lanusse y proyecta a generales
europeos y/ o nórdicos, no tiene límites y se desenvuelve también en el terreno de los
negocios personales y/ o familiares y en el mundo de las finanzas. Ambiciones políticas
y ambiciones económicas, ¡todo un “instinto de realización”! De esta persona cuyo
nombre lo encontramos rubricado en el acta de fundación (20 de noviembre de 1962)
del Banco Ganadero “Argentino” y entre los principales suscriptores del capital inicial,
junto a otros apellidos “ilustres” de la oligarquía (Anchorena, Beloqui, Busquet Serra,
una lista “sábana” de los Pereyra Iraola, Saráchaga, Zorroaquín) podemos destacar un
proyecto empresarial y no por lo anecdótico, sino por lo sintomático de la política de
“La Revolución Argentina”, nombre con el que el que intitularon la empresa autoritaria
de avasallamiento de las libertades políticas y civiles que instauró Onganía a partir de
1966 y continuaron Levingston, luego de la caída del inefable Onganía tras el
“Cordobazo” en 1969 y que concluyo para desgracia de todo el pueblo argentino A.
Agustín Lanusse, militar de ampulosas ambiciones políticas y económicas que
denunciaran los dirigentes de las Ligas Agrarias chaqueñas en 1971 cuando éste se
aprestaba a proponerse como candidato presidenciable en una maneada salida para la
crisis política y económica en la que estaba sumido el país amén de “La Revolución
Argentina”:
“Al mismo tiempo, el Movimiento Rural difunde entre los campesinos y la
opinión pública una denuncia sobre la maniobra monopólica que se esta
12
Lanusse, A. Alejandro, Mi Testimonio, Ed. Lasserre, Buenos Aires, 1977.
13
gestando a favor de una empresa denominada Agrex, formada por varias
compañías norteamericanas y representadas en el país por la firma PAL (Pedro
Antonio Lanusse) de la que es dueña el futuro presidente de la Nación. Según la
denuncia Agrex se beneficiaría de la sesión de un millón de hectáreas en Chaco
y Formosa, cifra que representa el 5,8 % de la superficie de ambas provincias.
En la región Agrex instalaría un complejo Agroindustrial que tendría por objeto
desarrollar la economía de la zona.”13
La denuncia, destaca además la exención de impuestos y tasas aduaneras para
bienes y servicios destinados a la infraestructura del proyecto, datos y estadísticas para
el desarrollo del proyecto, además de destacar que por parte del gobierno nacional
correría la mayor parte del desembolso inicial para dar comienzo al emprendimiento. De
más no esta agregar que el emprendimiento significaría el desplazamiento de los
campesinos de este millón de hectáreas. La migración de la población chaqueña
finalmente se lograría con el paso de los años y esta realidad transformaría la geografía
humana y económica del noroeste argentino14.
A este panorama podemos agregar siguiendo el trabajo de Ferrara sobre la
realidad del noroeste argentino, que Bunge Born poseía intereses en varios países
algodoneros y hacía jugar los stocks de unos sobre otros. Hacia esta misma época, 1971,
Lanusse es denunciado por el diario chaqueño “El Territorio” por rematar ganado en
estancias de la empresa Bunge Born. El circuito algodonero de producción, estaba
orientado al mercado interno y la tendencia predominante en los años 60 fue la de la
baja del precio de este producto y el cierre de los mercados mayoristas tradicionales
para los campesinos chaqueños:
“En 1961-62 la superfcie sembrada de algodón en la provincia era de 403.000
hectáreas y la producción con algodón de fibras alcanzaba 91.550 toneladas.
En 1967-68 estos índices, que venían mostrando un acentuado descenso, caen
bruscamente, registrándose apenas 195.000 hectáreas de cultivo y 38.000
toneladas de fibra. La participación chaqueña en el total de la producción
algodonera nacional, que era del orden del 72, 6% en 1963, desciende al 55%
en 1967-68”15
Libre juego, libertad de mercado, División Internacional del Trabajo son los
títulos en los que se amparan, las políticas imperialistas, ya desde el siglo XIX, para
justificar el vasallaje del país por parte de las empresas multinacionales. El embudo de
la producción algodonera, son las grandes hilanderas, GRAFA (Bunge Born S.A.);
Ferrara Pancho, Los de la Tierra “De las Ligas Agrarias a los Movimientos Campesinos”, Ed. Tinta
Limón, Buenos Aires, 2007.
14
¿Qué sentís, tantos años después, cuando caminás por el Chaco?
Es una mezcla de muchas cosas. Hay zonas que recorro en las que me agarra una nostalgia muy grande,
porque en otros años eso era un hervidero de gente. Era un Chaco que se sustentaba en la unidad
económica familiar, un lote de cien hectáreas lo trabajaba toda la familia y, a su vez, daba trabajo a otros
obreros rurales. Hoy son zonas semi despobladas a causa del proceso de tecnificación y de concentración
de la propiedad de las tierras. El Chaco es otro.
En cuanto al Movimiento Rural, cumplió un rol previo muy importante en lo que hace a la formación del
material humano. Ayudó a constituir los fundamentos ideológicos y sociales de toda una generación que
después convirtió toda su actividad a la militancia social y política. (Entrevista a Osvaldo Lovey,
Secretario General de las Ligas Agrarias del Chaco, por Lucho Soria en revista digital: “Política, Cultura
y Sociedad en los ´70” Nº 9 – http://www.los70.org.ar-)
15
Ferrara Pancho, Los de la Tierra “De las Ligas Agrarias a los Movimientos Campesinos”, Ed. Tinta
Limón, Buenos Aires, 2007.
13
14
ALPARGATAS (Fibramalva S.A.); TIPOITI; PLATEES; FLANDRIA Y
SUDAMTEX. Estas firmas son las que fijan los precios. Son empresas nacionales
extranjerizadas. Pero lo interesante de este fenómeno es lo que señalábamos en la 2da
parte de este trabajo, que es la concentración de la actividad de la comercialización de la
actividad primaria, que como vimos acá va a acompañada de una participación
importantísima de las empresas multinacionales en la tenencia y explotación de la tierra.
Y todo esto lo consiguen gracias a personas “ambiciosas” que acá sindico como
miembros de la oligarquía terrateniente.
“Gobierno-monopolio
No solamente los productores sufren la explotación del monopolio sino que
también las pequeñas y medianas hilanderías reciben el impacto. Si tomamos la
estadística de la cantidad de hilanderías del país, nos encontramos con que: en
1925 había 5 hilanderías; en 1936 existían 18; en 1945 eran 35; en 1955
alcanzaron a 70; en 1965 bajaron a 63 y en 1970 hay solamente 61. Vemos que
de 1925 a 1955 la cantidad de hilanderías se multiplica pero de 1956 a 1970 ha
mermado.”16
Resumiendo, cae la producción de algodón como queda demostrado, se reduce el
número de hilanderías, producto de la aparición de Grandes Empresas Multinacionales
que controlan la producción internacional a gran escala con estrategias globales que
consisten en el manejo especulativos de los stocks y la producción, gracias a la
desnacionalización de las empresas nacionales, y el mercado interno, por medio de la
compra de empresas industriales y de tierras para la explotación agrícola (en sociedad
con militares “ambiciosos” y otros sujetos de la oligarquía terrateniente) y finalmente
rematan, con la introducción de materias primas del exterior, que terminan de
desarticular la integración económica nacional, en función de la generación de una
economía de enclave, desintegrada y transnacionalizada.
Esta situación de extrema desigualdad e injusticia, fue gestando las fuerzas
morales y éticas, de una movilización social en resistencia: la de la clase trabajadora
peronista que particularmente me interesa por su profundo contenido clasista y su
elevado nivel de conciencia ( y que se daba en simultaneo con la organización de
alternativas armadas de otra orientación ideológica, como las del Ejercito
Revolucionario del Pueblo –ERP-) y la del pequeño campesinado, que cuando no era
peronista y estaba estrechamente vinculada a las organizaciones político-militares,
simpatizaba abiertamente con esta u otras expresiones de la lucha armada vinculadas al
movimiento peronista.17
Los móviles de esta movilización, además de la proscripción del peronismo y la
persecución ideológica, se encuentran también en el creciente deterioro del salario de
los trabajadores, el crecimiento del desempleo, el avasallamiento de las leyes que
protegían a los trabajadores de las aspiraciones capitalistas, y la inequitativa distribución
de las riquezas ya no solo en argentina, sino a nivel mundial. El periplo del Che
16
Ídem.
“Esta es una de las razones vitales que dan origen a las Ligas. Después hubo elementos más
sociopolíticos que facilitaron esta construcción. Las políticas de la dictadura militar generaron una
fuerte ola de reacciones populares en todos los sectores. No nos olvidemos que las Ligas no fueron un
movimiento aislado: tenían que ver con lo que estaba pasando en el país con los trabajadores, el
movimiento estudiantil, etc.” Con el devenir del tiempo Lovey se convertirá en el delegado político de
Montoneros en el Chaco. (Entrevista a Osvaldo Lovey, Secretario General de las Ligas Agrarias del
Chaco, por Lucho Soria en revista digital: “Política, Cultura y Sociedad en los ´70” Nº 9 –
http://www.los70.org.ar-).
17
15
Guevara, fusilado en 1967 en el intento de propagar el socialismo en el continente por la
vía armada, y el surgimiento de gobiernos populares en Perú, Chile, o Uruguay con el
ascenso del Frente Amplio; más, la demostración exitosa de un socialismo viable en la
Cuba de Fidel Castro (alcanzado por medio de una guerra de guerrillas) prefiguraban un
conjunto de valores simbólicos, principios ideológicos y metodológico, que avalaban la
sublevación de las masas, frente a la opresión política y económica ejercido por las
cúpulas militares y el imperialismo norteamericano con la asistencia técnica de la CIA y
otros organismos de inteligencia creados a los fines de desmovilizar a la clase
trabajadora y a los campesinos en toda Latinoamérica.
“2º) La actual dictadura militar a aumentado la relación de dependencia con el
imperialismo, mediante compromisos económicos y pactos militares que nos han
convertido en una COLONIA, conservando el privilegio de poseer –todavíabandera y nombre propio, pero sujetos a intereses foráneos que no representan
el sentir de nuestro pueblo. Los convenios con el FMI y el Banco Mundial, la ley
de hidrocarburos; el traspaso de la banca y las empresas nacionales a los
monopolios; las intervenciones a los sindicatos; la represión al pueblo, donde
fueron muertos Mussi, Retamar, Mendez, Neuman, Hilda Guerrero de Molina y
otros; la desocupación y la deserción escolar; la proliferación de enfermedades
endémicas; la falta total de asistencia médica gratuita; el acartonamiento del
término medio de vida; el desamparo de la niñez y el alto índice de mortalidad
infantil; el abandono a su suerte de jubilados y pensionados; los bajos salarios y
las perdidas de poder adquisitivo de la moneda; la retracción casi increíble en
la compra de artículos de consumo y de primera necesidad; la
institucionalización de la usura; el desconocimiento de las leyes más
elementales en materia laboral, etc. Son algunas de las “obras” que pueden
presentar al pueblo los personeros de este gobierno de facto, representantes de
la oligarquía cipaya más bárbara y reaccionaria.”18
Este primer documento de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) tan
contundente como justificadamente violento, por toda la violencia sistemática de la cual
traté de dar cuenta en este trabajo, nos ofrece a modo de epílogo lo que va a ser para la
suerte del pueblo argentino, apenas el prólogo de los años más aciagos y oscuros para la
historia del país: Los años de “La reorganización nacional” otra aventura miserable y
violenta del imperialismo norteamericano, en donde una vez más los actores se van a
repetir y en donde las intenciones de los militares que comandaron las operaciones de
un nuevo genocidio en el continente latinoamericano, ya no van a estar precedidas de un
muy poco creíble desvelo por el retorno a la democracia, como el que interpretó
Lanusse en los últimos 3 años de “La revolución Argentina”, desvelo del cual luego se
arrepintiera, sino que, estos años de “Reorganización Nacional” de 1976 a 1983 luego
de avasallar una vez más el orden constitucional, van a significar el aplastamiento
sistemático y planificado de cualquier tipo de resistencia popular (ya democrática como
el triunfo de Allende en Chile, o armada como en Argentina y Uruguay) a los proyectos
imperialistas en el continente.
Duhalde; Eduardo L. y Pérez; Eduardo M., “Primer documento producido por los presos de Taco
Ralo”, De Taco Ralo a la Alternativa Independiente, Ed. De la Campana, Buenos Aires, 2002.
18
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BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
Devoto, Rubén, La comunidad europea y las exportaciones de la pampa argentina,
CEAL, Buenos Aires, 1993.
Duhalde; Eduardo L. y Pérez; Eduardo M., De Taco Ralo a la Alternativa
Independiente, Ed. De la Campana, Buenos Aires, 2002.
Ferrara Pancho, Los de la Tierra “De las Ligas Agrarias a los Movimientos
Campesinos”, Ed. Tinta Limón, Buenos Aires, 2007.
Fuchs, Jaime y Vélez, José Carlos, Argentina de Rodillas, Ed. Tribuna
Latinoamericana, Buenos Aires, 2001.
Lanusse, A. Alejandro, Mi Testimonio, Ed. Lasserre, Buenos Aires, 1977.
Puciarelli Alfredo, La Primacia de la Politica - Lanusse Peron, Eudeba, Buenos Aires,
1998.
O`Donell, Guillermo, Modernización y Autoritarismo, Ed. Paidos, Buenos Aires, 1972.
Revista digital: Política, Cultura y Sociedad en los ´70, Nº 9 – http://www.los70.org.ar
Richard Gilliepie, Soldados de Perón, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 2008.
Trías, Vivian, Historia del Imperialismo Norteamericano, Ed. De la Banda Oriental,
Montevideo, 1988.
Vilas, Carlos María, La dominación imperialista en Argentina, EUDEBA, Buenos
Aires, 1974.
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