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“Nelson Mandela DD. HH.”
Centro de Estudios e Investigación Social
Avenida Alberdi N° 338 - Resistencia - Chaco - C.P. 3500
Web site: http://ar.geocities.com/centrodeestudiosnelsonmandela
Tel/fax: (54 - 03722) 428475
E mail: [email protected]
LA VIGENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS ES UNA EXIGENCIA IDEAL, ETERNA, UNIVERSAL E IRRENUNCIABLE, COMO EXPRESION DE LOS VALORES DE ASCENDENCIA FILOSOFICA, ETICA, MORAL Y JURIDICA
EL HAMBRE Y LA POBREZA, FUNCIONALES AL MODELO ECONÓMICO
El golpe militar de 1976 fue el medio para profundizar la instrumentación de las políticas monetarias y fiscalistas en la República Argentina. La desregulación de la economía, la apertura de las fronteras comerciales, la desindustrialización y el ingreso indiscriminado de productos del extranjero, con un
tipo de cambio insostenible, hasta generar un sistema indexatorio perverso que diera origen a la Ley
1050 [la tablita], legalizó un régimen de actualización monetaria que disparó negativamente todos los
indicadores en los campos económico, social, educativo y sanitario.
Desestructurada su organización estatal, la Argentina era concebida como una “usina de alimentos
baratos”, que monopólicamente eran girados al exterior a través de los agentes agroexportadores que
dejaban sus dólares en el exterior o, cuando menos, los dividendos netos que obtenían, produciéndose
una fuerte y constante sangría de fondos nacionales, tomándose a nuestro territorio como un mercado
off shore, en el cual los capitales financieros internacionales obtenían fuertes y rápidas ganancias a
bajo riesgo.
El déficit fiscal creciente, que se acumulaba como consecuencia del gasto operativo del Estado y del
resultado negativo de la balanza comercial internacional, que se gestaba a propósito del notable desequilibrio en la facturación final de las exportaciones/importaciones, se financiaba a través de la toma
de créditos costosos en el mercado financiero internacional, con lo cual cerraba el manejo generalizado
de nuestra economía en beneficio de terceros, garantizándose el envío de cuantiosas remesas a las centrales de las empresas transnacionales que oligopólicamente marcaban las condiciones y las características de nuestro mercado interno de producción.
Las inversiones que se concretaban en nuestro país fundamentalmente se orientaban a la siderúrgia,
a la industria petroquímica y a la actividad agropecuaria, las que demandaban poca mano de obra, de
modo que empezaba a crecer el fenómeno de la desocupación.
La gestión de la dictadura militar terminó en el año 1983, con un formidable endeudamiento nacional externo, en cuya conciliación intervino -representando a la Argentina- el Licenciado Daniel Marx,
quién a su vez era el apoderado de los intereses extranjeros más importantes.
Argentina mostraba una profunda crisis social; padecía un fuerte proceso de desindustrialización,
por lo que importaba productos manufacturados y exportaba materias primas baratas. Los ingresos en
la balanza comercial internacional estaban signados por las exportaciones de los productos primarios,
de manera que nuestro país fue reconducido a ese modelo agropecuario, con las implicancias que en los
años siguientes se reflejaron en la vida cotidiana de los argentinos.
Desindustrialización
Ya en la década de los 90´ Argentina continuó el proceso de sistemática desindustrialización; abría
sus fronteras comerciales aún de manera más ortodoxa, para ser agresivamente invadida por productos
extranjeros. Se produjo entonces una fuerte y creciente desinversión en fábricas, equipos, instalaciones
e infraestructura. Comprábamos casi todos los productos manufacturados.
Recursos naturales
También el la década de los 90´ un reducido número de selectas empresas multinacionales oligopólicas planteaban que los recursos naturales dejaron de ser una fuente de ventajas comparativas
para las naciones.
Con esta estrategia comenzaba abiertamente la tarea de “implantar la idea transgénica” en nuestra
estructura productiva primaria, que se implementó a través de la captación de las primeras figuras, las
más influyentes y prestigiosas, del campo universitario, pasando por las entidades formadoras de opinión, hasta diseñarse la difusión y el proselitismo del paquete de negocio a través de los medios masivos de comunicación.
Pérdida de trabajo
En la década de los 90´ la Argentina fue perdiendo su fuerza de trabajo mejor capacitada y más especializada. Vivíamos la ficción de la paridad peso/dólar, incentivándose el sobreconsumo de bienes y
servicios, con financiamiento no genuino y que más tarde desembocó en el colapso del régimen de
convertibilidad, que durante su vigencia escondió una inflación residual que luego fuera medida en un
valor cercano al 40/50 %, aún cuando se ponderaba la estabilidad cambiaria y de precios.
Privatizaciones
En la década de los 90´, mientras Argentina privatizaba de manera salvaje y desordenada, mediante
la corrupción que imperaba en el campo de la dirigencia política, del Estado y de algunos grupos de
empresas, EEUU y Europa nacionalizaban. Este fenómeno no reflejaba una simple contradicción, sino
que el mundo globalizante [países y empresas ubicadas en el norte geográfico rico] formulaban su
desarrollo económico, productivo y comercial desde el concepto de bloque o región, mientras que el
mundo globalizado debía conformarse por países débiles, fuertemente endeudados y divididos, con sus
estructuras estatales desarticuladas, con sus poblaciones controladas a través de dirigencias locales que
aceptaba como inevitable las cláusulas de las políticas neoliberales, por lo que transferían al exterior
los resortes de los mercados de producción y de consumo internos.
Extranjerización
En la segunda parte de la década de los 90´ se produjo la extranjerización de los medios de producción en la Argentina; se enajenaron los medios de producción, que terminaron en manos de grandes
empresas extranjeras, con las consecuencias a la vista.
Mientras tanto, continuaba desarticulándose la estructura del Estado [nación y provincias]; se desregulaba la economía y se establecía un tipo de cambio fijo que en principio pareció real y que luego
quedó demostrado que resultó estructuralmente ficticio, sobre todo a partir del segundo semestre de
1995, fenómeno que se consolidó a través de la recesión estructural que se inició en el año 1998 y que
culminó con el default que se declaró en diciembre de 2001, en el marco del ciclo de ruptura político e
institucional que obligara al ex presidente De la Rúa a renunciar a su cargo.
El déficit que provocaba el costo de funcionamiento del Estado y la pésima prestación de los servicios primarios [salud, educación, justicia y seguridad] fue financiado en primer término con los fondos
obtenidos de las privatizaciones; posteriormente, se afrontó con la toma de créditos que se obtenían con
intereses elevados, mientras se incrementaba notablemente el endeudamiento público externo.
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Integración vertical de la economía
Finalmente, se produjo una profunda y estructural concentración en el campo de la economía, en la
que muy pocas empresas manejaban y administran todos los resortes de los mercados de producción y
de consumo interno y de las exportaciones.
Primero compraron las semilleras; en consecuencia, perdimos soberanía. Luego, estas empresas selectas compraron los laboratorios, tanto medicinales como productores de insumos de la actividad primaria, con lo cual perdíamos soberanía y seguridad alimentaria porque comenzábamos a ser sometidos
a una fuerte -y aparentemente irresistible- dependencia tecnológica, hasta que en el presente nos transformaron en productores primarios insumo-dependientes estructurales. Luego, adquirieron todos los
establecimientos agroindustriales. Más tarde compraron las estructuras comerciales más importantes
del mercado nacional destinados a la venta minorista y mayorista de productos masivos de primera
necesidad y las estructuras de comercialización intermedia.
Se concretó así lo que se conoce como integración vertical de la economía, en cuyo marco el que
no se integró o no creció, definitivamente desapareció de los mercados, que fue el destino de casi todos los argentinos que formaron el universo de pequeños y medianos productores y comerciantes.
El pequeño grupo de empresas oligopólicas terminó por manejar los mercados de producción y de
consumo de la Argentina y el sistema de agroexportación, apropiándose de todos los bienes producidos
en el campo y en la industrial alimentaria nacional, de modo que nuestro mercado de consumo se debió
nutrir del excedente de las exportaciones.
Por ello es que la pobreza y el hambre en la Argentina son funcionales a los objetivos económicos del reducido grupo de empresas que son propietarias de los medios de producción, por
cuanto la política de las mismas se concentra en la exportación de todo lo que se produce en nuestra Nación, de lo que se supone que debamos comer menos y mal.
Además, debe comerse menos y mal porque Argentina se transformó de país productor de alimentos
orgánicos y muy reconocido en el mundo a país productor de forrajes para la exportación, siendo la
soja transgénica la manifestación en superficie del modelo agropecuario de producción instalado por
las multinacionales.
A su vez, no se ven señales mínimas en la dirección de atenuar o romper esta integración vertical
por parte del gobierno nacional, con lo cual el modelo productivo tiene garantizada su continuidad. En
particular, el modelo productivo agropecuario asegura la continuidad de la desigualdad social en la
Argentina por ser marcadamente excluyente, con lo cual deberemos seguir asistiendo a un escenario
plagado de desempleo, pobreza e indigencia.
En este sentido, la actual situación crítica del NEA, en particular del Chaco, de manera nítida
adelanta lo que ocurrirá con el resto de las provincias argentinas si es que el actual gobierno y los
que continúen no cambien las reglas y los objetivos de las actuales políticas económica y social.
NEA
El NEA es la zona más pobre del país. Es la región más subdesarrollada de la Argentina. En ella,
el Chaco muestra los peores indicadores sociales, económicos, sanitarios y educativos.
Actualmente, el NEA presenta una atraso de 1,54 veces respecto a la Región Centro; de 1,16 veces,
respecto de la Región Patagónica; de 0,93 respecto de la Región Cuyo y de 0,33 veces en relación a la
Región NOA [ver Cuadro 1].
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En el actual esquema, la desigualdad regional que afecta al NEA será irreversible salvo la aplicación de políticas extraordinarias de apoyo y de crecimiento del orden nacional, con programas sustentables y fuertes inversiones en los sectores público y privado.
Cuadro 1
1
REGIONES
PROVINCIAS
REGION
CENTRO
Buenos Aires
Córdoba
Santa Fe
Ciudad Autónoma Bs.As.
Entre Ríos
La Pampa
2
REGIÓN
PATAGÓNICA
3
REGIÓN
CUYO
4
5
REGIÓN
NOA
IDHA Promedio NEA: Análisis comparado
Santa Cruz
Chubut
Río Negro
Neuquén
Tierra del Fuego
Antártida Argentina
Islas Malvinas
Mendoza
La Rioja
San Juan
San Luis
Salta
Santiago del Estero
Tucumán
Jujuy
Catamarca
0,653
- 1,54 veces
0,557
- 1,16 veces
0,497
- 0,93 veces
0,344
- 0,33 veces
Chaco
Formosa
REGIÓN
0,257
Corrientes
NEA
Misiones
INDICES DE DESARROLLO HUMANO [IDHA] DE REGIONES
Chaco
Predomina en la economía chaqueña el sector de los servicios, significando aproximadamente el
70% del producto bruto interno; así es que esta economía local padece un fuerte proceso de tercerización.
A su vez, la producción primaria no se transforma en ingresos para los chaqueños, salvo para un escaso número de productores agropecuario y subagentes; esto ocurre porque el modelo agropecuario
monocultivista, fundamentalmente sojero, no tiene efecto multiplicador en nuestra economía, ni contempla la distribución de la riqueza.
Contrariamente, el fenómeno de la soja cuanta como tributaria a la población chaqueña puesto que
afecta los suelos y los recursos naturales de su territorio sin ningún tipo de beneficio. El impacto final
del modelo monocultivista transgénico recaerá sobre la población e impactará más profundamente que
en otras regiones del país en virtud de que el Chaco presenta los peores indicadores sociales, económicos, sanitarios y educativos, de modo que es más vulnerable y más frágil ante los efectos de nuevos
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factores negativos. La novedosa injusticia y desigualdad ambiental que deriva del modelo agropecuario chaqueño, posiblemente provocará o precipitará el colapso de esta provincia.
Poblaciones
Las poblaciones urbanas, en particular la capital provincial y las restantes grandes ciudades, son
subproductos del empleo público. Las economías urbanas funcionan al compás del pago de los salarios
de los empleados públicos. Es evidente que se instaló la cultura de la pobreza y de la economía de subsistencia.
Progreso selectivo
La prosperidad de los sectores pudientes es simétrica a la miseria de las mayorías sociales. Chaco
presenta uno de los más bajos ingresos por habitante del total de provincias de la República Argentina.
Ni siquiera el progreso es progresista en el Chaco, porque se concentra en pocas manos y se construyó sobre el empobrecimiento de grandes sectores actualmente excluidos y sin chances de ser reincorporados al seno social.
Chaco terminó por constituirse en un gigantesco campo donde se concentran los pobres. Por ello es
que presenta el peor indicador de desarrollo humano y social del territorio nacional.
Ausencia de libertad política
La libertado política se asienta en la participación; a su vez, la participación para que sea tal necesita de la capacitación, la educación y el trabajo bien remunerado de los ciudadanos. Esto no ocurre en
el Chaco. A partir de este dato inquietante es que la clase dirigente se apropió del sistema democrático,
adueñándose de las estructuras del Estado y manejando los destinos de la población sin planificación
de ningún tipo, improvisando permanentemente la acción de gobierno, con demagogia y corrupción
Modelo agropecuario: una engañosa fortuna
El modelo agropecuario chaqueño, el monocultivo de la soja, el desmonte de los bosques nativos
para la ampliación de la frontera agropecuaria y para la comercialización de la madera, hará que el
suelo y los recursos naturales se agoten rápidamente en el Chaco. Muy tarde nos daremos cuenta que
los productos primarios y la riqueza natural terminaron afuera y beneficiaron a pocos.
Se tala indiscriminadamente el monte nativo. Se expulsan a los pequeños y medianos productores.
También se expulsan a los pueblos originarios. Se sobreexplotan los suelos. No se respetan las limitaciones y restricciones en la elección de los cultivos. No se efectúa un manejo adecuado de la tierra. No
se aplican los sistemas mínimos de rotación de cultivos. No se sustituyen nutrientes a través de la inversión mínima e indispensable.
Los suelos IV del sudoeste y del noroeste chaqueño presentan severas restricciones en la capacidad
de uso porque se encuentran muy erosionados por exceso o falta de agua y por los efectos del monocultivo del algodón, que se extendiera por casi 70 años
De hecho, estamos en presencia de una engañosa fortuna e inmersos en una economía muy enferma,
en donde se diluye el núcleo de los valores del trabajo y se rompe la relación entre sociedad, dirigencia
y Estado, con un destino sino incierto con más pobreza e indigencia.
Los suelos del Chaco
Chaco tiene un territorio de aproximadamente 10.000.000 de hectáreas. La frontera agropecuaria
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comprende aproximadamente 1.300.000 hectáreas. Si computamos los SUELOS IV, V, VI y VII
tenemos un total que significa el 71 % de nuestra extensión, que no debiera ser destinado a la agricultura porque de lo contrario colapsará el ecosistema en el corto plazo. Ahora bien, si se continúa destinando suelos tipo IV para la agricultura, será necesario establecer todo un mecanismo de rotación de
cultivos y de mantenimiento de la tierra porque de lo contrario se precipitará el colapso del mismo.
Sin embargo, los sojeros vienen para explotar miles de hectáreas en estos suelos, con lo cual estamos atravezando un grave riesgo ante la impotencia de un Estado ausente o simplemente formalista,
que se dedica dictar decretos y leyes con nula fiscalización en el terreno.
Desigualdad social
Es la madre de todos los males. Chaco encabeza el ranking de provincias en esta materia. De manera sorprendente e incomprensible pasamos a superar la desigualdad social existente en provincias
antiguas y conservadoras como Salta, Jujuy, Santiago del Estero y Corrientes; esto ocurrió en los últimos diez años dado que hasta 1995 ocupábamos los lugares 14/15 del total de 23 provincias argentinas.
Encabezamos los peores indicadores sociales, económicos, sanitarios y educativos de la República
Argentina; la tendencia indica que tales indicadores se mantendrán o aún podrían empeorar en el futuro.
Así es que la mayor inseguridad que crece en la provincia del Chaco es de carácter económica y
viene provocando una traumática ruptura de los vínculos familiares y sociales, que a su vez desencadena y desemboca en otras consecuencias muy negativas que todos conocemos y lamentamos.
Chaco, el peor pronóstico
Del total de provincias, Chaco es el que presenta el peor pronóstico desde el punto de vista social,
económico, sanitario, educativo y ambiental. Esta penosa conclusión está marcada por la actual brecha
de desigualdad social que ha acumulado en la actualidad, factor que potencia la actual vigencia y el
posible aumento de los indicadores ya señalados.
El Estado chaqueño
El Estado chaqueño, por su forma de organizarse, por los defectos de su estructura, por la debilidad
de sus puntos o áreas más estratégicas y por la absurda discrecionalidad de quienes lo manejan, más la
corrupción imperante, no se encuentra en condiciones de resolver los graves problemas que afectan al
pueblo de esta provincia. Es indiscutible que la dirigencia chaqueña, más que las condiciones del orden nacional, ha sido la llave maestra que provocó este escenario de crisis extrema o decadencia creciente.
RESISTENCIA, CHACO, REPUBLICA ARGENTINA, AÑO 2004, 29 DE OCTUBRE.
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