Download Dossier sobre Cambio Climático Nº 34

Document related concepts

Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático 2015 wikipedia , lookup

Políticas sobre el calentamiento global wikipedia , lookup

Economía del calentamiento global wikipedia , lookup

Calentamiento global wikipedia , lookup

Controversia sobre el calentamiento global wikipedia , lookup

Transcript
18 de diciembre de 2012
Nº 34
1. Cambio Climático: Las incertidumbres de la COP 18
1
2. Las Montañas y el Cambio Climático
3
3. Un verano muy revelador, por Jeffrey Sachs
5
4. Doha: ¿el lugar adonde los acuerdos mundiales van a morir?, por Amy Goodman
7
5. Honduras encabeza índice de riesgo climático
10
6. Cumbre de Doha sin fuerzas para frenar catástrofe climática, por Stephen Leahy
11
7. Represas, un riesgo climático
14
8. Historia de dos tratados, por Bjørn Lomborg
15
9. Cambio climático: ¿Está preparada América Latina para un aumento de 4 grados en la
temperatura mundial?
17
1. CAMBIO CLIMÁTICO: LAS INCERTIDUMBRES DE LA COP 18
Diciembre de 2012 marca el fin del primer período de compromiso del Protocolo de Kyoto y
aún no se ha acordado un segundo compromiso internacional que lo sustituya.[1] Este
Protocolo, firmado en 1997, bajo la Convención-Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio
Climático (CMNUCC), constituye el primer paso importante hacia un régimen climático de
carácter global y es el marco legal para el comercio internacional de carbono y para la
transferencia de tecnologías apropiadas para reducir el impacto del fenómeno, dando un trato
especial y diferenciado a los países en desarrollo.
Entre el 30 de agosto y el 5 de septiembre de 2012, los representantes de 18 países se
reunieron en la Conferencia Cambio Climático en Bangkok, Tailandia, para definir el
documento de trabajo que se debatirá en el marco del 18º período de sesiones de la
Conferencia de las Partes (CP) conocida como “COP 18” y el 8º período de sesiones de la
Conferencia de las Partes en calidad de “Reunión de las Partes en el Protocolo de Kyoto
(CP/RP 8)”, que tendrán lugar en Doha, Qatar, del 26 de noviembre al 7 de diciembre de 2012,
según decisión tomada durante la COP17 de Durbán.
La CMNUCC apunta a lograr que los países signatarios se comprometan a que las emisiones
globales alcancen su pico máximo en 2015 y comenzar, a partir de entonces, una reducción tan
ambiciosa como indispensable. La COP 18 persigue el objetivo de lograr acuerdos para una
nueva reducción de emisiones, con la entrada en vigor de un segundo período de compromiso
que se ha dado en llamar “Kyoto 2”.[2] En el marco de esta reunión, se espera llevar a cabo
una ronda de conversaciones que permitan avanzar en el documento que se está elaborando
Pagina 2 de 19
con el propósito de alcanzar un pacto global[3] en el que se definan límites anuales de emisión
para los próximos años, medidos en toneladas equivalentes de carbono (tCO2e). En línea con
el objetivo central de la CMNUCC, derivado del resultado más importante de la Cumbre de la
Tierra realizada en Rio de Janeiro en 1992, la reunión de Qatar continuará impulsando la
“estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, a un
nivel que prevenga la peligrosa interferencia antropogénica con el sistema climático”. Dicho
nivel debería lograrse dentro de un lapso suficiente que permita a los ecosistemas adaptarse
naturalmente al cambio climático, para asegurando que la producción de alimentos no se vea
amenazada y permitiendo un desarrollo económico sustentable”.
Uno de los puntos prioritarios de la agenda de la reunión es la identificación del
financiamiento que requiere la propuesta de creación de un “Fondo Verde para el Clima”,[4]
una entidad operacional creada en el marco del artículo 11 de la CMNUCC, encabezada por
Australia y Sudáfrica, con una Secretaría basada en Corea del Sur, cuyo objetivo es el de
gestionar y financiar a partir de 2013, proyectos, programas y políticas de reducción de
emisiones en países en desarrollo. En la COP 16 de Cancún, los países industrializados
llegaron al compromiso de aportar US$ 30.000 millones de financiación rápida para los países
en desarrollo, durante los primeros tres años y existe un acuerdo entre los miembros, para que
este monto aumente progresivamente en forma anual, con la expectativa de que el Fondo
Verde cuente con un presupuesto de US$ 100.000 millones anuales a partir de año 2020.
La negociación de una segunda fase del Protocolo de Kyoto abre un panorama que presenta
muchos interrogantes y diferentes posibles escenarios. Los temas cruciales que condicionan el
resultado de las negociaciones son:
 El rol de Estados Unidos en el diseño de un régimen legal internacional que incluya
compromisos obligatorios de reducción de emisiones;
 El nivel de compromisos que asumirán China e India como principales emisores;
 La homogeneidad de la posición que asumirán los países en desarrollo como bloque;
 La decisión de la Unión Europea y de Australia de suscribir la segunda fase del Protocolo,
en contraposición a la ya anunciada negativa por parte de Rusia, Canadá y Japón.
De las conversaciones de Bangkok pudo vislumbrarse que entre los países industrializados de
la Convención [5] no existe suficiente voluntad política, en el sentido del cumplimiento de sus
compromisos bajo el Protocolo de Kyoto. Mientras tanto, países emergentes[6] como China,
Brasil y Sudáfrica, que en el actual Protocolo aceptaron asumir sus responsabilidades, aunque
no así objetivos de reducción de emisiones, argumentan que los países en desarrollo tienen el
peso del 70% de la reducción global de emisiones y consideran insuficiente el 30% de
disminución de los países desarrollados.
Cabe destacar que, a partir del 31 de diciembre de 2012 ya no se requerirán compromisos de
reducción, los países ya no deberán realizar notificaciones a la CMNUCC, y tampoco deberán
llevar un registro de sus compensaciones de emisiones. Esta flexibilización pone en riesgo el
mecanismo integral de funcionamiento de los mercados de carbono, dado que la
compensación de emisiones es un instrumento clave con que cuentan los países en desarrollo
para albergar en sus territorios proyectos bajos en carbono financiados por países
desarrollados. En la medida en que se dilate el período para la consecución de un acuerdo
vinculante, se acrecentará la amenaza de un escenario de vacío legal entre el final del primer
período de cumplimiento del Protocolo (2008-2012) y el comienzo de un nuevo acuerdo.
Pagina 3 de 19
Seguramente, este estancamiento no es ajeno a la complicada situación económica por la que
atraviesan las naciones desarrolladas desde hace varios años y que hace que los problemas del
cambio climático se mantengan en un escalón muy bajo de las prioridades de agenda de los
gobiernos. Parecerían escasas, por tanto, las posibilidades de que parte de la recuperación
económica pueda provenir de un audaz plan de reconversión productiva, orientada a mitigar
los efectos negativos sobre el ambiente de una economía centrada en el uso del carbono y en la
cual podrían participar los países emergentes.
Fuente: Nota informativa del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe
(INTAL) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Este artículo se encuentra disponible
en el sitio Web: http://www.iadb.org
2. LAS MONTAÑAS Y EL CAMBIO CLIMÁTICO
Las actividades humanas están afectando profundamente al clima del planeta y las montañas
son un indicador sensible de este efecto. Numerosos científicos creen que los cambios que
están teniendo lugar en los ecosistemas montañosos pueden proporcionar una idea anticipada
de lo que podría llegar a ocurrir en los entornos de las tierras bajas y que las montañas, por
tanto, actúan como sistemas de alerta temprana. Por esta razón, es vital entender de qué forma
afecta el cambio climático a las montañas para que los gobiernos y las organizaciones
internacionales elaboren estrategias destinadas a invertir las tendencias actuales al
recalentamiento mundial. Debido a la altitud, a la pendiente y a la orientación respecto del sol
de las montañas, sus ecosistemas se ven alterados fácilmente por las variaciones climáticas. A
medida que aumenta la temperatura del planeta, los glaciares de las montañas se están
derritiendo a velocidades sin precedentes, mientras que las plantas y animales poco comunes
tratan de sobrevivir en zonas cada vez más reducidas y la gente de montaña, que todavía es
una de las más pobres del mundo, hace frente a dificultades cada vez mayores. Los cambios
en la profundidad de los glaciares de las montañas y en el deshielo estacional de estos
repercutirán enormemente en los recursos hídricos de numerosas partes del mundo. El
deshielo y la reducción de los glaciares también afectan profundamente a las formas de vida.
Sin embargo, los glaciares no son los únicos que se ven afectados. Dado que el 23 % de la
cubierta forestal de la Tierra está constituido por bosques de montaña y que estos contienen
cantidades considerables de carbono y proporcionan servicios eco sistémicos, el cambio
climático es también una cuestión importante para los encargados del manejo de los bosques,
así como para las comunidades que dependen de ellos. También hay constancia de las
repercusiones del cambio climático en las eco regiones montañosas de las tierras secas, que
probablemente tendrán consecuencias muy perjudiciales en la agricultura, los recursos
hídricos, la producción eco sistémica y la salud humana.
Cambio climático
Cada día, la quema de combustibles fósiles produce gases de efecto invernadero que aumentan
la capacidad de la atmósfera terrestre de atrapar el calor, lo que hace que la temperatura del
planeta aumente gradualmente. Algunos modelos climáticos predicen que las temperaturas
medias mundiales aumentarán entre 1,4 °C y 5,8 °C para 2100 y que el incremento de
temperatura será mayor cerca de los polos. Algunas de las consecuencias que se prevén son el
aumento de la frecuencia de grandes tormentas, la elevación del nivel del mar, que provocará
inundaciones y daños incalculables en Estados insulares y comunidades que viven en zonas
costeras bajas, y el incremento de la frecuencia de períodos de sequía y de incendios
forestales.
Pagina 4 de 19
La gente de montaña, así como muchas especies animales y vegetales, tendrán que adaptarse a
los cambios. Al mismo tiempo, las montañas se convertirán en entornos más peligrosos
conforme el deshielo del permafrost y la escorrentía de aguas procedentes de los glaciares
aceleren la erosión del suelo y aumenten la probabilidad de que se produzcan
desprendimientos de rocas, corrimientos de tierra, inundaciones y avalanchas. Se prevé que los
fenómenos extremos y las catástrofes, así como las enfermedades infecciosas, transmitidas por
insectos que se están extendiendo a zonas de mayor altitud debido al incremento de las
temperaturas, aumenten en número y en frecuencia. Al disponer de escasos recursos, es
probable que la gente de montaña se encuentre entre las víctimas más afectadas por el
recalentamiento mundial si no se da marcha atrás con las actividades humanas que
contribuyen al cambio climático.
¿Por qué las montañas son elementos tan indicativos?
Las montañas están presentes en numerosas regiones del mundo. Ocupan posiciones muy
diferentes en el planeta y difieren en forma, extensión, altitud, cubierta vegetal y régimen
climático. Por tanto, se verán afectadas de distintas formas por el cambio climático. Sin
embargo, comparten ciertas características comunes relacionadas con el cambio climático: en
primer lugar, las zonas de montaña cuentan con una topografía marcada y compleja, por lo que
sus climas varían considerablemente a escasa distancia. En segundo lugar, la temperatura
cambia en función de la altitud. Las consecuencias de un clima más cálido son diferentes en
las distintas elevaciones. En tercer lugar, el deshielo de los glaciares y el permafrost arrastrará
rocas y tierras sueltas y aumentará el peligro de desprendimientos, deslizamientos en masa y
corrientes de lodo.
Un riesgo específico es la formación de lagos glaciares y la amenaza de desbordamiento de los
lagos, que podrían provocar la destrucción de bienes y víctimas mortales. En cuarto lugar, las
montañas en sí mismas influyen de manera importante en los climas de las regiones y el
mundo.
Actúan como barreras contra el viento, aunque si se producen cambios en las corrientes de aire
atmosférico, se podrían producir fuertes precipitaciones en las zonas de montaña que podrían
variar localmente y ser mucho más intensas que las que acarree en promedio el cambio
climático en la región (IPCC 2007a).
Montañas y cambio climático: una preocupación mundial
Las montañas proporcionan agua dulce a la mitad de la población mundial. El cambio
climático afectará a la disponibilidad de agua y tendrá importantes consecuencias en el riego,
la urbanización, la industrialización y la producción de energía hidroeléctrica. Esto obligará a
utilizar el agua de forma más eficiente, a incrementar la capacidad de almacenamiento y a
establecer o revisar los acuerdos institucionales para distribuir equitativamente el agua entre
los países y dentro de ellos. También es probable que el cambio climático aumente esta
exposición a los peligros en zonas de montaña debido a la probabilidad de que se incrementen
la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos como las tormentas, los corrimientos de
tierra, las avalanchas y los desprendimientos de rocas, lo que pondrá en riesgo tanto los
medios de vida como las infraestructuras. Los peligros no se pueden evitar, pero se puede
ayudar a las regiones de montaña a gestionar los riesgos derivados de estos peligros.
Asimismo, la mitad de las principales zonas del mundo de gran diversidad biológica se
encuentra en regiones montañosas. Sin embargo, se han alcanzado logros considerables en la
conservación de su patrimonio. Las montañas albergan aproximadamente a un 12 % de la
Pagina 5 de 19
población mundial. La gran mayoría de la gente de montaña vive en países en desarrollo. Un
tercio de estas personas carece de seguridad alimentaria, lo que constituye una proporción
elevada si se compara con el resto del mundo. El apoyo externo es necesario para reducir los
niveles de pobreza.
El cambio climático también podría brindar tal vez posibilidades a la agricultura y a los
bosques de montaña, siempre y cuando se disponga de agua, tierra, trabajo y capital a través
de sistemas de crédito y remesas de migrantes para explotar estas oportunidades y garantizar el
acceso a los mercados.
El camino a seguir
Las medidas relacionadas con el cambio climático se deben incluir en un marco más general
como el que proporciona, por ejemplo, el concepto de desarrollo sostenible. Por tanto, en lo
que respecta a estas medidas, será necesario elaborar estrategias específicas y adaptadas. La
Conferencia Río+20 ha constituido una oportunidad sin igual para centrar la atención en las
montañas, sus poblaciones y los productos y servicios que proporcionan. El objetivo de los
encargados de la formulación de políticas ha sido cumplir las promesas relativas al bienestar
humano y a la prosperidad natural (“el futuro que queremos”) y hacer que los servicios que
proporcionan las montañas ocupen un lugar prioritario en las acciones que se lleven a cabo
tras la Conferencia Río+20. Mientras tanto, a nivel nacional y regional, existe un número
creciente de programas de pago por servicios ambientales relacionados con la ordenación de
las cuencas hidrográficas, la regulación del agua para la energía hidroeléctrica y el riego, la
conservación de la biodiversidad y la prevención de peligros. La investigación también es un
factor esencial, en la medida en que sensibiliza a los responsables de las políticas y al público
sobre el cambio climático en las montañas y sobre las implicaciones de este en contextos más
amplios de desarrollo interactivo entre las tierras altas y las tierras bajas. Asimismo, la
investigación debería centrarse en el diseño de medidas integradas de adaptación y mitigación.
Ahora es el momento de emprender medidas para abordar las cuestiones relacionadas con el
cambio climático en las montañas. Esto podría ayudar a transformar los problemas que se
perciben actualmente en oportunidades para lograr un futuro mejor en las regiones montañosas
y en las numerosas zonas de tierras bajas que dependen de sus servicios.
Fuente: Documento elaborado por la División de Evaluación, Ordenación y Conservación
Forestales de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO) y disponible en el sitio Web:
3. UN VERANO MUY REVELADOR, POR JEFFREY SACHS
Durante años, los climatólogos han estado advirtiendo al mundo de que el alto consumo de
combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) va a provocar un cambio climático de
origen humano. La creciente concentración de dióxido de carbono (un subproducto de la
quema de combustibles fósiles) en la atmósfera causaría el aumento de las temperaturas del
planeta y la modificación de los patrones de precipitaciones y tormentas, elevando con ello el
nivel del mar. Hoy, esos cambios están afectando a todas las regiones de la Tierra, a pesar de
la existencia de poderosos grupos de presión corporativos y propagandistas de medios de
comunicación, como Rupert Murdoch, que intentan negar esta verdad.
Este verano, Estados Unidos ha vivido su peor sequía de los tiempos modernos. El Medio
Oeste y los Estados de las llanuras, granero de la nación, sufren una enorme ola de calor: más
de medio país está en emergencia y hay pocas expectativas de que la situación amaine.
Pagina 6 de 19
Al otro lado del mundo, Pekín se ha visto afectado por las peores lluvias de las que se tenga
registro, y las inundaciones han causado numerosas víctimas. Japón se enfrenta a
precipitaciones torrenciales. Dos de las regiones áridas más pobres de África —la región del
Cuerno de África, en el Este, y el Sahel, en el Oeste— han sufrido sequías y hambrunas
devastadoras en los últimos dos años: las lluvias nunca llegaron, lo que ha causado la muerte
de miles de personas, mientras que millones se enfrentan a perspectivas más que sombrías.
Los científicos han dado un nombre a nuestra era, el antropoceno, término basado en raíces del
griego antiguo que significa 'época del dominio humano'
Los científicos han dado un nombre a nuestra era, el antropoceno, término basado en raíces del
griego antiguo que significa “época del dominio humano”, un nuevo periodo de la historia en
el que la humanidad se ha convertido en la causa del cambio ambiental a escala mundial. La
humanidad no solo ha afectado al clima de la Tierra, sino también a la composición química
de los océanos, los hábitats terrestres y marinos de millones de especies, la calidad del aire y el
agua, y los ciclos del agua, el nitrógeno, el fósforo y otros componentes esenciales que
sustentan la vida en el planeta.
Durante muchos años, el riesgo del cambio climático se miraba como una posibilidad lejana
en el futuro, a la que tal vez tuvieran que hacer frente nuestros hijos o nietos. Por supuesto, por
sí solo eso habría sido motivo suficiente para actuar. Pero hoy comprendemos mejor que el
cambio climático nos afecta también a nosotros, a nuestra generación.
Hemos entrado ya en una era nueva y muy peligrosa. Si es usted una persona joven, el cambio
climático y otros riesgos ambientales de origen humano serán factores importantes en su vida.
Si es usted una persona joven, el cambio climático y otros riesgos ambientales de origen
humano serán factores importantes en su vida
Los científicos enfatizan la diferencia entre el clima y el tiempo. El clima es el patrón general
de la temperatura y las precipitaciones en un lugar determinado. El tiempo es la temperatura y
las precipitaciones en ese lugar en un momento específico. Como reza el viejo dicho, “el clima
es lo que uno espera, el tiempo es lo que llega”.
Cuando las temperaturas son muy altas o las lluvias son inusualmente fuertes o leves, los
científicos tratan de determinar si son el resultado del cambio climático de largo plazo o
simplemente reflejan la variabilidad esperada. Por tanto, ¿son la actual ola de calor en EE UU
(que ha hecho de este el año más cálido del que se tenga registro), las intensas inundaciones de
Pekín o la grave sequía del Sahel casos aleatorios de mal tiempo o más bien el resultado de un
cambio climático de largo plazo inducido por el hombre?
Hubo un largo periodo en el que los científicos no podían responder con precisión a esta
pregunta. No estaban seguros de si un desastre climático en particular se podía atribuir a
causas humanas en lugar de a la variación natural. Ni siquiera tenían certeza de poder detectar
si un acontecimiento en particular (por ejemplo, lluvias intensas o una sequía) fuera tan
extremo que se pudiera calificar como anormal.
Los científicos pueden detectar el cambio climático de largo plazo en la mayor frecuencia de
fenómenos extremos
Sin embargo, en los últimos años ha surgido una nueva ciencia del clima que se centra en la
“detección y atribución”, y ha hecho grandes avances tanto en lo conceptual como en lo
empírico. “Detección” significa poder determinar si un fenómeno extremo es parte de
fluctuaciones climáticas normales o si, más bien, es síntoma de un cambio climático más
Pagina 7 de 19
profundo y de largo plazo. “Atribución” es la capacidad de asignar las causas probables de un
suceso a la actividad humana o a otros factores. La nueva ciencia de la detección y atribución
está agudizando nuestros conocimientos y dándonos todavía más razones para preocuparnos.
Varios estudios realizados en el último año han demostrado que, de hecho, los científicos
pueden detectar el cambio climático de largo plazo en la mayor frecuencia de fenómenos
extremos, como olas de calor, lluvias torrenciales, sequías graves y tormentas fuertes.
Mediante el uso de avanzados modelos climáticos, no solamente están detectando el cambio
climático de largo plazo, sino que también están atribuyendo al menos algunos de ellos a
causas humanas.
Los políticos de todo el mundo se muestran reticentes a actuar contra el cambio climático ya
que las compañías petroleras y carboneras son políticamente muy poderosas
En el último par de años han ocurrido una cantidad impresionante de fenómenos extremos en
todo el planeta. En muchos casos hubo factores naturales de corto plazo que influyeron más
que las actividades humanas. Por ejemplo, a lo largo de 2011 prevalecieron en el océano
Pacífico condiciones relacionadas con La Niña, lo que significa que cerca del sureste de Asia
aumentaron las temperaturas de las aguas, mientras que cerca de Perú fueron más frías. Esta
situación temporal causó cambios de corto plazo en los patrones de precipitaciones y
temperaturas, causando, por ejemplo, fuertes inundaciones en Tailandia.
Sin embargo, incluso tras controlar atentamente estos cambios naturales de año a año, los
científicos también han descubierto que es probable que varios desastres recientes también
estén influidos por el cambio climático de origen humano. Por ejemplo, se puede aventurar
que el calentamiento del océano Índico —causado por el hombre— desempeñó un papel en la
grave sequía de 2011 en el Cuerno de África, que provocó hambre y conflictos y afectó a
millones de personas ya muy empobrecidas. La actual megasequía de EE UU probablemente
sea consecuencia de una combinación de causas naturales, como La Niña, y de una masiva ola
de calor agravada por el cambio climático de origen humano.
Las evidencias son sólidas y se están acumulando con rapidez. La humanidad se está
exponiendo a un peligro cada vez mayor debido al cambio climático que ella misma ha
generado. Como comunidad global, tendremos que pasar rápidamente y con decisión en el
próximo cuarto de siglo de una economía basada en los combustibles fósiles a otra basada en
tecnologías energéticas nuevas y avanzadas de bajo consumo de carbono.
La opinión pública mundial está lista para escuchar ese mensaje y actuar en consecuencia. Sin
embargo, los políticos de todo el mundo se muestran reticentes, sobre todo debido a que las
compañías petroleras y carboneras son tan políticamente poderosas. El bienestar humano y
hasta la supervivencia de la humanidad dependerán de que las evidencias y los conocimientos
científicos puedan triunfar sobre la avaricia miope, la timidez política y la constante
propaganda anticientífica de las grandes empresas.
Fuente: Jeffrey D. Sachs es profesor de Economía y director del Earth Institute de la
Universidad de Columbia. También es consejero especial del secretario general de Naciones
Unidas sobre las Metas de Desarrollo del Milenio. Artículo de opinión publicado en el
paródico El País de España y disponible en el sitio Web: http://economia.elpais.com
4. DOHA: ¿EL LUGAR ADONDE LOS ACUERDOS MUNDIALES VAN A MORIR?, POR AMY GOODMAN
Doha, Qatar. La 18a Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático se está
desarrollando en el emirato de Qatar, en el Golfo Pérsico, un país pequeño pero
Pagina 8 de 19
extremadamente rico y el mayor emisor de gases de efecto invernadero per cápita del mundo.
Al ingresar al opulento Centro Nacional de Convenciones de Qatar, los delegados, la prensa,
los dignatarios y la legión de trabajadores extranjeros mal remunerados que se encuentran
aquí, deben pasar por debajo de una enorme araña. Se trata de una estatua de bronce de 9
metros de altura llamada “Maman”, realizada por la escultora franco-estadounidense Louise
Bourgeois. Fue elegida por la esposa del emir y costó alrededor de 10 millones de dólares. El
gobierno de Obama ha sido acusado, con razón, de hacer fracasar las negociaciones sobre
cambio climático de la ONU en los últimos años, lo que hace de esta araña un símbolo
adecuado, según la descripción del famoso poema de 1808 de Sir Walter Scott:
“Qué telarañas tan enredadas tejemos la primera vez que practicamos el engaño”.
En la cumbre, conocida como COP 18 (18a Conferencia de las Partes), hablé con el científico
experto en clima Bill Hare, uno de los principales autores del nuevo informe del Banco
Mundial “Bajemos la temperatura: ¿Por qué es preciso evitar que la temperatura del planeta
aumente 4°C?” Mientras los medios estadounidenses están centrando su atención en el
denominado “precipicio fiscal”, le pregunté a Hare cómo podría esperarse que el mayor
emisor histórico de gases de efecto invernadero del mundo, Estados Unidos, contribuya a un
fondo mundial para combatir el cambio climático:
“Sin dudas, estamos ante un precipicio climático. Actualmente afrontamos un tsunami de
carbono en el cual grandes cantidades de carbono están siendo emitidas a un ritmo más rápido
que nunca antes en la historia. Y es ese tsunami de carbono lo que probablemente calentará el
planeta, provocará un aumento del nivel del mar y acidificará los océanos. Ha llegado el
momento en que debemos cambiar de dirección o afrontaremos riesgos catastróficos en
muchas regiones vulnerables. Y por supuesto que los países pobres no son los únicos que están
en riesgo. El huracán Sandy demostró, una vez más, que incluso los países ricos tienen
regiones extremadamente vulnerables al cambio climático”.
Apenas un día después de entrevistar al Dr. Hare, un fuerte tifón azotó Filipinas. Hablé con el
principal negociador sobre clima de Filipinas, Naderev Sano, apenas minutos después de que
se conociera la noticia del tifón. “Es muy alarmante para nosotros el hecho de saber que un
tifón de esta magnitud normalmente no afectaría esa parte del país. De hecho, en medio siglo
es la primera vez que un tifón como Bopha llega al extremo sur del país”. Le pregunté a Sano
qué esperaba de las negociaciones en Doha:
“La principal gran medida que se debe tomar para lograr que las negociaciones en Doha sean
exitosas, antes que nada, es acordar el segundo período de compromiso del Protocolo de
Kyoto. Este es un proceso con el que estamos realmente comprometidos debido a que es el
punto de partida para lograr metas más ambiciosas para todo el mundo”.
El Protocolo de Kyoto es el único tratado mundial legalmente vinculante que obliga a los
países a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. A menos que se tomen medidas,
perderá vigencia a fines de este mes. Sano explicó: “Si no tenemos éxito en Doha, al inicio de
2013 no tendremos nada. Estaremos frente a un sistema en el que el cambio climático afectará
a un mundo que no ha tenido la voluntad política para dar una respuesta a la crisis climática”.
Otro participante de la cumbre es Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace
International. Lo entrevisté por última vez por teléfono cuando estaba colgado de la
plataforma petrolera rusa de Gazprom en el océano Ártico, como parte de una campaña para
evitar las perforaciones allí, mientras le lanzaban agua fría para intentar sacarlo. Naidoo
escribió antes de venir a la COP 18: “Doha ya tiene mala reputación por el estancamiento de
Pagina 9 de 19
las negociaciones sobre comercio de la OMC. Otro fracaso más hará que Doha sea conocido
como el lugar donde los acuerdos mundiales mueren”.
En una conferencia de prensa realizada esta semana en Doha, Naidoo lanzó un ataque retórico
al gobierno de Obama. Con respecto a la referencia del Presidente Obama al cambio climático
en su discurso de victoria del 6 de noviembre pasado, Naidoo dijo: “El hecho de que tengamos
a estos dos negociadores, los dos principales negociadores de Estados Unidos aquí,
diciéndonos que en realidad nuestro país tuvo una excelente gestión durante los últimos cuatro
años de gobierno del Presidente Obama y que mantendremos una causa firme y decidida y, de
hecho, continuaremos defendiendo dicha causa durante los cuatro años que quedan de
presidencia de Obama es una falta de respeto. Es una falta de respeto de parte del Presidente
Obama imponernos a dos negociadores que actúan como si Obama nunca hubiera realizado
esos comentarios sobre el cambio climático tras su relección. Y le decimos firmemente que o
llame a sus delegados principales aquí y les dé un mandato diferente para estas negociaciones,
o les pida que regresen a Washington, porque solo están ocupando espacio y están
entorpeciendo las negociaciones”.
Cuando le pedí al negociador de clima de Estados Unidos Jonathan Pershing que respondiera
los comentarios de Naidoo acerca de si estaba obedeciendo a la postura de Obama, me
respondió “No realizaré comentarios”. Con respecto a los cuestionamientos de los grupos de la
sociedad civil que afirman que Estados Unidos es el principal obstáculo para alcanzar
cualquier acuerdo en Doha, Pershing me respondió: “Creo que Estados Unidos participa en
forma activa y constructiva en las negociaciones. Somos uno de los principales países que
contribuyen al pensamiento intelectual en este proceso, pero esto no significa que estemos de
acuerdo con los demás países en todo. Al fin de cuentas esto es una negociación. Intentamos
participar de un resultado que conducirá a reducir las emisiones mundiales de gases de efecto
invernadero. Queremos lograr un resultado que sea aceptable para todas las partes y que sea
eficaz en el marco que hemos establecido para avanzar”.
Si bien las expectativas con respecto a la COP18 de Doha son mínimas o incluso
desalentadoras y la participación en esta cumbre es muy inferior con respecto a las tres últimas
cumbres, realizadas en Copenhague, Cancún y Durban, hay un grupo sólido de personas que
está preocupado por el futuro del planeta y que está tomando medidas para protegerlo del
cambio climático provocado por el hombre. La gran araña en la entrada del Centro de
Convenciones también representa a estas personas. La escultura está protegiendo un saco de
huevos y, como explicó Louise Bourgeois: “La Araña es una oda a mi madre. …Al igual que
una araña, mi madre era una tejedora. Las arañas son muy solidarias y protectoras”.
Como demostró la respuesta desde las bases al tifón Bopha en Filipinas o a la gran tormenta
Sandy en Estados Unidos, la red de activistas a favor de la justicia climática no está enredada,
sino que cada vez se hace más fuerte y nos indica el camino. Ojalá los políticos lo siguieran.
Fuente: Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que
se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400
en español. Artículo publicado en
Pagina 10 de 19
5. HONDURAS ENCABEZA ÍNDICE DE RIESGO CLIMÁTICO
En los últimos 18 años, Honduras padeció más que casi todos los demás países del mundo por
eventos climáticos extremos, señala un estudio sobre las pérdidas causadas por fenómenos
meteorológicos, difundido en el marco de la cumbre mundial del clima.
En todo el mundo, tormentas, inundaciones y olas de calor han causado pérdidas por 1,7
billones de dólares, además de 600.000 muertes, según el Índice Mundial de Riesgo Climático
2010.
En simultáneo, la Organización Meteorológica Mundial anunció en Copenhague que es muy
probable que la década 2000-2009 haya sido la más calurosa desde que se comenzó a llevar
registro de temperaturas, en 1850.
Este año hubo olas de calor extremo en India, el norte de China y Australia. Este año también
se volvieron más frecuentes las temperaturas muy elevadas en el sur de América del Sur,
plantea el informe.
"Nuestros análisis muestran que, en particular, los países pobres son severamente afectados"
por eventos meteorológicos extremos, dijo Sven Harmeling, autor del Índice en Germanwatch,
una organización no gubernamental alemana que promueve la igualdad y la preservación de
los medios de vida desde 1991.
Honduras, Bangladesh y Birmania son los tres países que padecieron la mayor combinación de
muertes y pérdidas económicas entre 1990 y 2008, según el Índice.
En el futuro esto empeorará, a medida que el cambio climático intensifique las tormentas,
inundaciones, sequías y olas de calor, dijo Harmeling en un comunicado.
Durante milenios, las concentraciones de carbono en la atmósfera fueron, promedialmente, de
260 partes por millón (ppm), pero en los últimos 100 años aumentaron a 387 ppm, lo que
provoca que más calor solar sea capturado, intensificando el efecto invernadero natural.
Esa energía extra aumenta las temperaturas mundiales y produce más eventos climáticos
extremos, señalan los científicos.
En este contexto, es crucial que la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 15), que se está celebrando del 7 al 18 de
este mes en Copenhague, brinde un financiamiento predecible y a largo plazo para ayudar a
países vulnerables como Honduras a adaptarse, declaró a Tierramérica Christoph Bals,
director político de Germanwatch.
"Es importante que los negociadores comprendan que los 100 países más pobres son
responsables de menos de cinco por ciento de las emisiones, pero son los más afectados",
agregó.
El Índice también es un reflejo del impacto distinto que sufren los países de una misma región.
Eso puede ser útil para que los gobiernos vean cómo y qué hacen sus vecinos, para poder
compartir información sobre los recaudos que toman.
La centroamericana Honduras pudo tomar como ejemplo a la caribeña Cuba porque la isla
maneja muy bien la prevención de eventos climáticos extremos, dijo Bals.
Una de las sorpresas que aparecen en el informe es el mal desempeño de Estados Unidos,
principalmente en términos de muertes por desastres como huracanes.
"En Estados Unidos, los afectados son casi totalmente los más pobres", según Bals.
Pagina 11 de 19
El Índice revela un patrón que los países industrializados con gran desigualdad entre ricos y
pobres son más vulnerables que aquellos donde esas brechas son menores, destacó.
"En general, son los pobres los que más padecen en casi todos los países", añadió.
El Índice se basa en datos provistos por la base de datos NatCat Service de Munich Re, una de
las mayores empresas mundiales de seguros.
Se trata de una medición de los efectos directos de desastres extremos, en términos de los
impactos sobre la infraestructura y cantidad de muertes.
Una de las principales desventajas del Índice es que no registra impactos menores a largo
plazo, como periodos secos prolongados, desertificación o pérdida de acceso al agua por el
derretimiento de glaciares, lo que reduce de modo significativo la producción alimentaria y
aumenta las enfermedades. Por tanto, ningún país africano figura entre los 10 más vulnerables
de esta lista.
El Índice no pinta un panorama preciso de la vulnerabilidad africana al cambio climático, dijo
Saleemul Huq, experto en adaptación del Instituto para el Ambiente y el Desarrollo, con sede
en Londres, y uno de los principales autores de los informes del Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en materia de adaptación.
"No puedo evaluar los impactos sobre la economía o sobre los medios de sustento,
simplemente no hay datos para hacer eso", dijo Huq a Tierramérica.
Según Gordon McBean, del Instituto para la Reducción de Pérdidas Catastróficas de la
canadiense Universidad de Ontario Occidental, "el Índice se basa en datos del pasado, y por lo
tanto no es una proyección lineal de los futuros impactos climáticos".
"Tiene que quedar claro que éste es un índice de riesgos de eventos extremos relacionados con
el cambio climático, no un índice exhaustivo de riesgos del cambio climático", dijo McBean a
Tierramérica en una entrevista por correo electrónico.
Las evaluaciones de la vulnerabilidad al cambio climático adquieren renovada importancia
ahora, cuando parece seguro que habrá un fondo de por lo menos 10.000 millones anuales para
ayudar a los países a amortiguar los impactos del calentamiento global. Es posible que ese
fondo debe llegar incluso 500.000 millones de dólares anuales.
Bangladesh ya dijo que quiere 15 por ciento de esos 10.000 millones de dólares. Pero decidir
cómo dividir los fondos no es una cuestión de ciencias exactas, sino de decisión política, que
le corresponde tomar al Grupo de los 77 (G-77, integrado por 130 naciones en desarrollo), dijo
Huq.
Fuente: Artículo informativo del Portal IPS Noticias, disponible en el sitio Web:
http://www.ipsnoticias.net
6. CUMBRE DE DOHA SIN FUERZAS PARA FRENAR CATÁSTROFE CLIMÁTICA, POR STEPHEN LEAHY
La conferencia climática de las Naciones Unidas se alargó un día más, hasta este sábado 8 en
la capital de Qatar, y finalizó sin mayores reducciones de la contaminación que recalienta la
atmósfera ni compromisos de financiación para el período 2013-2015.
Sin embargo, los países en desarrollo lograron mantener a flote el Protocolo de Kyoto, único
tratado internacional obligatorio para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Es un acuerdo increíblemente débil”, comentó Samantha Smith, representante de la Red de
Acción por el Clima, una coalición de más de 700 organizaciones no gubernamentales.
Pagina 12 de 19
“Los gobiernos vinieron sin mandato para actuar”, sostuvo Smith en una conferencia de prensa
momentos después de que terminara la 18 Conferencia de las Partes de la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 18) y de que sus 194 estados partes
aprobaran un complejo paquete que dieron en llamar Portal Climático de Doha (Doha Climate
Gateway).
Este acuerdo establece una segunda fase de compromisos del Protocolo de Kyoto, para que las
naciones industriales reduzcan sus emisiones de gases invernadero entre 2013 y 2020, pero sin
fijar los volúmenes de esos recortes.
Tampoco se comprometió apoyo financiero para la adaptación de los países más vulnerables al
cambio climático, apenas un acuerdo de celebrar más reuniones al respecto en 2013.
También para el año próximo se fijaron conversaciones para crear un “mecanismo” destinado
a medir daños y costos para los países afectados por las manifestaciones del cambio climático.
Finalmente, el acuerdo incluye una previsión de dos años de negociaciones para un nuevo
acuerdo climático internacional que entraría en vigor en 2020.
“Es imposible lograr que todos se vayan con una sonrisa… También yo estoy decepcionado”,
dijo el presidente de la COP 18, el qatarí Abdullah bin Hamad Al Attiyah.
En declaraciones a Tierramérica, Al Attiyah se dijo sorprendido porque los países quisieron
introducir tantos cambios en las dos semanas de la conferencia, e inclusive hasta las horas
finales.
Pero la conferencia de Doha no logró nada para abatir un curso de contaminación que está
llevando al planeta a un calentamiento de cuatro grados o incluso superior. Y ofrece poco para
financiar a los países más pobres que deben soportar los efectos de la transformación del
clima, apuntó Smith.
La activista acusó a Estados Unidos y a Canadá de bloquear avances. Canadá fue uno de los
peores, dijo. Mientras se beneficia de la explotación de sus extensas arenas petroleras, fue
“muy obstruccionista en financiación”, aseveró.
Los países industriales habían comprometido volcar 100.000 millones de dólares por año al
Fondo Verde para el Clima a partir de 2020. Con el fin de llenar el vacío hasta entonces, las
naciones en desarrollo pidieron 60.000 millones de dólares para 2015.
Alemania, Gran Bretaña y un puñado de gobiernos más prometieron aportar 6.000 millones,
pero de forma voluntaria. En Doha se acordó seguir discutiendo la financiación el año
próximo.
El debate sobre pérdidas y daños fue de los más intensos de las sesiones celebradas a puertas
cerradas. Estados Unidos se enfrentó a estados isleños como Filipinas, que soporta severos
daños por inclemencias meteorológicas y la elevación del nivel del mar.
Los delegados de Washington bloquearon todas las referencias que implicaran
compensaciones o responsabilidad, admitiendo abiertamente que temían represalias políticas
domésticas, dijo una fuente que no quiso dar su nombre.
“Las pérdidas y daños son un asunto enorme para América Central. Somos muy vulnerables a
los impactos del cambio climático”, dijo Mónica López Baltodano, del Centro Humboldt de
Nicaragua y observadora de la sociedad civil en las conversaciones.
“Honduras y Nicaragua figuran en primer y tercer lugar entre los países más vulnerables del
mundo, según el Índice Mundial de Riesgo Climático”, dijo López Baltodano a Tierramérica.
Pagina 13 de 19
El índice que elabora la entidad alemana Germanwatch, divulgado en Doha, sostiene que esos
dos países centroamericanos fueron los más afectados en pérdida de vidas y daños en las
últimas dos décadas. En 2011, Tailandia, Camboya, Pakistán y El Salvador resultaron los peor
golpeados por eventos meteorológicos extremos.
En la COP 16, celebrada en la ciudad mexicana de Cancún en 2010, se acordó buscar
mecanismos para evaluar y reducir los daños y pérdidas que causan las manifestaciones del
calentamiento, desde los desastres meteorológicos a fenómenos de desarrollo lento, como la
elevación del nivel del mar, la acidificación de los océanos, la pérdida de biodiversidad y la
desertificación.
El mundo en desarrollo quería una nueva institución y un marco de acción para los daños y
pérdidas, pero Estados Unidos se negó a crear una entidad. El pacto entonces es establecer “un
nuevo mecanismo” en 2013.
La segunda fase del Protocolo de Kyoto se extenderá entre 2013 y 2020, un avance muy
importante para los países en desarrollo, pues sus metas de reducción de emisiones y sus
métodos de emisión y de verificación tienen fuerza legal.
Sin embargo, solamente la Unión Europea, Australia y algunos pocos países más se
encuentran comprendidos por las obligaciones de Kyoto, y representan en total apenas 12 por
ciento de las emisiones mundiales de gases invernadero.
Estados Unidos no forma parte de este tratado. Canadá y Japón optaron por retirarse de la
segunda fase, y las grandes potencias emergentes –China, India, Brasil, etcétera– tampoco
hacen parte de él, por ser países en desarrollo.
Además, ninguno de los estados abarcados por la segunda fase del Protocolo de Kyoto se
comprometió a nuevas reducciones de sus emisiones. Solo aceptaron una revisión obligatoria
de sus compromisos de recorte en 2014.
Las naciones ricas no obligadas por el protocolo prometieron realizar disminuciones
comparables, pero sin ningún anuncio concreto en Doha.
“El proceso de la COP es decepcionante”, dijo López Baltodano, que ha asistido a las tres
últimas conferencias. “Es evidente que los intereses económicos nacionales dominan las
negociaciones”.
Y los países están a su vez influidos por el sector corporativo, mientras la sociedad civil tiene
poca interacción y capacidad de incidencia, según la activista. “Hay un espacio enorme al que
no llegamos”.
El resultado concreto de Doha pone al mundo rumbo a un calentamiento de tres, cuatro o
inclusive cinco grados respecto de las temperaturas preindustriales, dijo un delegado de la isla
de Nauru, en el océano Pacífico, que habló en la sesión plenaria final en nombre de la Alianza
de Pequeños Estados Insulares.
“No estamos hablando de cuán confortablemente pueden vivir sus pueblos (del mundo
desarrollado), sino de si nuestros pueblos podrán vivir. La vida de nuestra gente es la que está
en la cuerda floja”, concluyó.
Fuente: Artículo informativo del Portal IPS Noticias, disponible en el sitio Web:
http://www.ipsnoticias.net
Pagina 14 de 19
7. REPRESAS, UN RIESGO CLIMÁTICO
La gran cantidad de agua concentrada artificialmente genera un microclima que afecta los
patrones de lluvia.
Investigadores alertaron que los grandes reservorios de agua creados por los seres humanos
puede incrementar la intensidad de las lluvias y afectar las defensas contra inundaciones.
Un equipo internacional de científicos encontró que los patrones de lluvia alrededor de
grandes concentraciones hídricas generadas artificialmente en Chile son mucho más intensos
que en regiones similares sin el líquido.
El estudio, que fue aprobado para su publicación en la revista especializada Hydrology,
considera que el exceso de precipitaciones podría afectar las defensas antiinundaciones que
suelen construirse sin tomar en cuenta este factor.
"Efecto lago"
Las anteriores investigaciones en este campo se enfocaron en el impacto de las represas en el
clima de la zona y demostraron que las grandes concentraciones de agua, como lagos o
represas, pueden alterar los patrones al aumentar la cantidad de agua que se evapora.
Algunos analistas creen que también se generan patrones de circulación de aire en la atmósfera
por sobre los límites del agua y la tierra, lo que puede iniciar tormentas y lluvias.
Es este impacto el que puede ser significativo, como comprobó un estudio en el que se
demuestra que las precipitaciones han aumentado un 4% por año después de que se construyó
una represa.
En su más reciente trabajo, investigadores de la Universidad de Talca, en el sur de Chile,
examinaron la información recogida en 50 pluviómetros ubicados cerca de reservorios de agua
en diferentes partes del país.
Chile posee una gran variedad de climas en su territorio, en el que se puede encontrar zonas
con cero milímetros de lluvia y otras con 4.500 mm. Pero más allá de esta diferencia, los
científicos encontraron que la mayor intensidad de precipitaciones fue registrada en las
estaciones climatológicas ubicadas cerca de las concentraciones de agua, especialmente en los
lugares con un clima más seco.
Este cambio tiene implicaciones en las defensas antiinundaciones, como dijo a la BBC uno de
los autores, el doctor Pablo García-Chevesich, de la Universidad de Arizona.
"Mientras más grande sea la masa de agua, más grande será su efecto".
El especialista reconoció que esta lectura de la investigación ha causado controversia, debido a
que cambiar el diseño de las defensas antiinundaciones es muy costoso.
Refuerzos
Sin embargo, otros científicos tienen una opinión más cauta.
El doctor Faisal Hossain, de la Universidad Tecnológica en Tennessee, Estados Unidos,
considera que el estudio chileno sólo fue de observación y que, si es verdad el "efecto lago"
altera los patrones de lluvia, todavía no se sabe si aumenta o disminuye la cantidad de agua
que cae.
Three Gorges en China
Pero resalta que hay un punto importante en el estudio y es que atraerá la atención de los
constructores de represas en todo el mundo.
Pagina 15 de 19
"Tenemos patrones de clima modificados de una manera que no pudieron anticipar antes de
que se construyera un reservorio, y en un contexto global podría tener serias ramificaciones",
destacó.
El profesor Richard Harding, del Centro de Ecología e Hidrología de Reino Unido, comentó
que muchos estudios han alertado sobre el impacto de reservorios de agua, en especial en las
zonas secas.
"Los físicos dicen que pasará, pero me está costando un poco saber qué tanto será el impacto,
y si será lo suficientemente fuerte como para cambiar el diseño de las defensas", concluyó.
Harding sugiere que la nueva investigación ha sido aprovechada como munición por aquellas
personas que se oponen a la construcción de grandes represas.
Pero los autores de la investigación defienden su estudio y creen que es necesario que los
ingenieros y los diseñadores lo tomen en cuenta en la planificación de nuevas barreras contra
inundaciones.
"En Estados Unidos son muy rigurosos en cuenta el cambio climático cuando hablan del
diseño (de un sistema) para controlar un aluvión de agua", afirmó García-Chevesich, y agregó:
"Esto es nuevo y también debería ser tomado en cuenta".
Fuente: Nota informativa de la BBC Mundo, disponible en el sitio Web:
http://www.bbc.co.uk/
8. HISTORIA DE DOS TRATADOS, POR BJØRN LOMBORG
El mundo ha vuelto a fracasar en su intento de alcanzar acuerdo sólido alguno sobre el clima,
esta vez en las negociaciones que concluyeron recientemente en Doha. El lector puede no
haberlo advertido, porque, en contraste muy marcado con los años anteriores, la mayoría de
los medios de comunicación, como reflejo de un desinterés cada vez mayor del público, se han
limitado a pasar por alto dichas negociaciones.
La reunión de Doha era la continuación de veinte años de negociaciones fracasadas sobre el
clima, desde la Cumbre de la Tierra inicial, celebrada en Río en 1992. Allí, los países
prometieron reducir en el año 2000 las emisiones de gases que provocan el efecto de
invernadero a los niveles de 1990; los países de la OCDE se alejaron del objetivo en casi un
nueve por ciento. El Protocolo de Kyoto de 1998 ha fracaso casi enteramente y el empeño de
salvar el mundo en Copenhague en 2009 se hundió estrepitosamente.
Hasta ahora, las emisiones del mundo no han cesado de aumentar –y a un ritmo acelerado–,
pues las de 2011 fueron un 50 por ciento mayores que en 1990. Los veinte últimos años de
negociaciones mundiales sobre el clima han reducido ese aumento en tan sólo medio punto
porcentual.
Suponiendo –con cierto optimismo– que se mantenga esa reducción en todo el siglo, reducirá
el aumento de la temperatura en la mitad, aproximadamente, de una centésima de grado
Celsius (aproximadamente una centésima de grado Fahrenheit) en 2100. Los niveles del mar
subirán un milímetro (un veintiavo de pulgada), aproximadamente, menos. Ni siquiera en cien
años serán mensurables esos cambios.
El costo de la consecución de esos nimios resultados ha sido probablemente de entre 20.000 y
30.000 millones de dólares al año: la mayor parte, desarrollo económico perdido, debido a la
utilización forzosa de una energía más cara. Los beneficios para la Humanidad –medidos en
inundaciones marginalmente inferiores, una reducción casi insignificante de olas de calor y
Pagina 16 de 19
demás– ascienden en total a 1.000 millones de dólares al año. Así, pues, en cuanto a
rentabilidad, cada dólar gastado en política sobre el clima ha producido el valor de cinco
centavos de beneficio.
Ya es hora de cambiar de rumbo. Hay formas inteligentes de abordar el calentamiento
planetario, innovando para reducir el precio de la energía verde; lamentablemente, no se las
promueve en las negociaciones sobre el clima patrocinadas por las Naciones Unidas.
Pero, si bien debemos abordar el cambio climático, vale la pena recordar nuestras prioridades.
Como de costumbre, una vorágine de informes alarmantes sobre el cambio climático
intentaron (pero fracasaron) intensificar el interés por la reunión de Doha.
El Banco Mundial, decepcionantemente alejado de sus habituales y cuidadosos informes,
publicó el alarmista panfleto Bajar la calefacción, del que es coautor William Hare, director
durante mucho tiempo de la política sobre el clima para Greenpeace. Con ocasión de su
lanzamiento, el Presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, afirmó: “Si no abordamos el
cambio climático, nunca acabaremos con la pobreza”.
¿De verdad? Hasta ahora, las políticas sobre el clima han demostrado ser formas
extraordinariamente costosas de hacer contribuciones mínimas… y en un futuro muy lejano.
Resulta particularmente cierto en el caso de los pobres del mundo. Tal vez deberíamos
empezar a pensar en la otra negociación de Doha, que se inició hace once años, sobre el libre
comercio en el mundo, y que podría ayudar a los pobres del mundo muchos miles de veces
más.
Los modelos del Banco Mundial muestran que incluso el acuerdo menos ambicioso para
liberalizar un poco más el comercio y reducir las subvenciones a la agricultura produciría
beneficios importantes. Según el argumento clásico en pro del libre comercio, la
especialización y el intercambio benefician a todo el mundo, porque la producción de bienes
se hace allí donde resulta mejor. Los modelos del Banco muestran que ese denominado
beneficio estático podría aumentar el PIB mundial anual en varios centenares de miles de
millones de dólares al final del decenio, de los que tal vez 50.000 millones corresponderían a
países en desarrollo. Hacia el final del siglo, el beneficio anual ascendería a un billón y medio
de dólares, de los cuales la mitad acabaría en el mundo en desarrollo.
Pero, a lo largo de los dos últimos decenios, un número cada vez mayor de estudios ha
demostrado que ésa es sólo una parte del argumento. La Historia revela que las economías
abiertas crecen más rápidamente. Ejemplos de ello son Corea del Sur desde 1965, Chile desde
1974 y la India desde 1991; todos ellos registraron tasas de crecimiento marcadamente
superiores después de la liberalización.
El mismo mensaje procede de los modelos de equilibrio general computable de la economía
mundial: incluso un comercio moderadamente más libre ayuda a los mercados nacionales a
volverse más eficientes y a las cadenas de distribución a volverse más integradas y transferir
conocimientos más fácilmente, lo que espolea la innovación. En conjunto, ese beneficio
dinámico aumenta la tasa de crecimiento del PIB.
En un reciente examen de la bibliografía económica, uno de los principales autores de
modelos del Banco Mundial, el profesor Kym Anderson, mostró que los beneficios a largo
plazo de una moderadamente lograda Ronda de Doha de negociaciones comerciales mundiales
sería inmenso. El PIB anual hacia 2020 sería unos cinco billones de dólares,
aproximadamente, mayor que si no hubiera un acuerdo, tres de los cuales corresponderían al
tercer mundo. Hacia el final del siglo, unas tasas de crecimiento ligeramente superiores habrán
Pagina 17 de 19
producido un aumento acumulado de ingresos que superaría los cien billones de dólares
anuales, la mayor parte de los cuales corresponderían al mundo en desarrollo.
En ese momento, los beneficios de un comercio más libre añadirían un 20 por ciento,
aproximadamente, al año al PIB del mundo en desarrollo. Los costos totales, la mayoría de
ellos para librar del hábito de las subvenciones a los agricultores del mundo desarrollado, son
más de 10.000 veces inferiores: unos 50.000 millones de dólares al año durante un decenio o
dos.
Es algo que importa y no sólo por el dinero. Un comercio más libre permitirá a más personas
escapar de la pobreza y conseguir suficientes alimentos y agua potable. Aumentará la
educación y extenderá la atención de salud. Hará las sociedades más resistentes contra las
inundaciones y los huracanes y, con mayores ingresos, serán más las personas que podrán
permitirse el lujo de cuidar el medio ambiente. En una palabra, contribuirá a un mundo mejor.
Aun en un caso extraordinariamente optimista, el resultado de la reunión sobre el clima de
Doha habría costado 500.000 millones de dólares al año y los beneficios habrían sido menos
de cinco centavos por dólar. En cambio, un modesto acuerdo de libre cambio de Doha, podría
ayudar a los pobres del mundo miles de veces más, mucho antes y a un costo muy inferior.
Sí, debemos abordar el cambio climático… y hacerlo de forma inteligente, pero las
negociaciones de Doha sobre el clima siempre han estado en un callejón sin salida. Si de
verdad queremos ayudar a los pobres del mundo, debemos tomarnos en serio las otras
conversaciones de Doha.
Fuente: Bjørn Lomborg es profesor adjunto en la Escuela de Negocios de Copenhague, fundó
y dirige el Centro del Consenso de Copenhague, cuyo objetivo es estudiar los problemas
ambientales y las soluciones que utilizan los mejores métodos analíticos disponibles. El
artículo se encuentra disponible en el sitio Web: http://www.project-syndicate.org/
9. CAMBIO CLIMÁTICO: ¿ESTÁ PREPARADA AMÉRICA LATINA PARA UN AUMENTO DE 4
GRADOS EN LA TEMPERATURA MUNDIAL?
Huracanes más frecuentes e intensos, menor superficie cultivable y pérdida de zonas bajas son
apenas algunas de las posibles consecuencias para América Latina y el Caribe si la
temperatura mundial aumentara 4 °C hacia 2100, de acuerdo al nuevo estudio ‘Bajando la
temperatura’. Un aumento que duplica la meta reconocida a nivel internacional de 2 °C,
ampliamente considerada como el punto de inflexión tras el cual el daño ambiental se torna
irreparable.
Responsable de solo una fracción (12,5%) de las emisiones mundiales totales, América Latina
podría ser una de las regiones más castigadas si la temperatura aumentara, siendo las zonas
más afectadas el Caribe y las regiones tropicales, y las poblaciones pobres de la región las que
más sufrirían.
Ejemplos concretos de este impacto:
Mayor nivel de los océanos: desde 1998, el deshielo de los campos de hielo patagónicos han
contribuido un 2% del aumento anual en el nivel del mar. A medida que la temperatura sube,
esta tasa probablemente también aumente; el informe estima que el nivel del mar aumentará
entre 0,5 y 1 m para comienzos del siglo entrante. Dicho aumento podría ocasionar daños
incalculables a las pequeñas islas caribeñas que se encuentran apenas por encima del nivel del
mar, contaminando humedales de agua dulce vitales para el suministro de agua de esas islas;
Pagina 18 de 19
las pérdidas totales se cifran en US$68.200 millones para 2080, buena parte de ellas asumidas
por la industria turística de esa región.
Tormentas frecuentes: uno de los riesgos meteorológicos más peligrosos para la región, se
espera que la frecuencia de las tormentas tropicales de alta intensidad aumente, siendo
América Central y el Caribe una de las cuatro regiones con mayores probabilidades de padecer
las consecuencias de los daños resultantes. Esto sería particularmente preocupante en países
como México, cuya costa oriental, como explican los expertos en este blog, ya está expuesta a
un riesgo considerable, sobre todo dada la velocidad a la que crece la población e
infraestructura local.
Más sequías: dado el crecimiento de la población mundial, se espera que la demanda de
alimentos también aumente. Hogar de un tercio de la tierra cultivable y de los recursos del
mundo, la región está bien ubicada para convertirse en uno de los principales productores de
alimentos a futuro. Sin embargo, como se pudo observar en la grave sequía que afectó a
México este año, el informe advierte que un aumento de 4 °C tendría un impacto muy
importante en la superficie de tierra cultivable, que disminuiría, especialmente en América
Latina, África e India.
Adaptación al cambio climático
Aun hoy, el clima mundial está cambiando y por lo tanto las diferentes regiones deben
adaptarse para poder maximizar su capacidad de recuperación ante los cambios. Como explica
el Asesor del Banco Mundial para Cambio Climático, Erick Fernandes, “prepararse ante los
desastres naturales de hoy constituye el primer paso en la adaptación a los desastres naturales
de mañana”.
 En el caso de América Latina, esta capacidad de recuperación significa:
 Asegurar que la infraestructura regional pueda soportar los nuevos ‘extremos’ climáticos
 Utilizar una mayor variedad de cultivos, que tengan un buen rinde en caso de sequía,
inundación y alta temperatura, así como garantizar los cultivos futuros mediante bancos
de semillas.
 Priorizar el uso territorial para conservar y gestionar peligros múltiples
 Implementar planes de respuesta a situaciones de emergencia y sistemas de alerta
temprana
 Establecimiento de redes de protección y seguridad social para proteger a los grupos más
vulnerables de la región.
 Intercambio de mejores prácticas y sistemas de información entre países.
 Monitoreo del tiempo y clima regionales
¿La solución radica en el crecimiento verde?
Ofreciendo una panorámica de la más reciente climatología, el informe advierte que la
temperatura mundial apunta a una suba de 4 °C y que los más recientes compromisos en
términos de gases de efecto invernadero no reducirán en mucho esta cifra. Sin embargo, un
compromiso sostenido con el crecimiento verde e inclusivo podría limitar este aumento a 2 °C.
Actualmente, América Latina emite el 12,5% de los gases de efecto invernadero del mundo,
aunque la creciente población urbana y la tasa de motorización aparecen en el informe
‘Crecimiento verde inclusivo en América Latina y el Caribe’ como fuentes potenciales de
degradación ambiental en caso de no corregirse.
Pagina 19 de 19
De todas maneras, la región ya asumió el desafío, muchos países están llevando a cabo
soluciones innovadoras y ecológicamente saludables, adaptadas a sus responsabilidades
ambientales.
En particular:
Se han establecido sistemas de autobuses de transporte rápido en toda la región para fomentar
el uso de transporte público y reducir la dependencia del automóvil, yendo a la vanguardia en
términos de transporte público en el mundo en desarrollo.
La generación eléctrica en América Latina se multiplicó en más de dos veces en los últimos 20
años, aunque un aumento en la utilización de recursos renovables, así como de gas natural,
ayudaron a que la región redujera su dependencia del petróleo y del diésel, reduciendo de esta
forma la huella de carbono de su industria eléctrica.
Siendo algunos de los principales productores agropecuarios del mundo, varios países de
América Latina han reducido la huella ambiental de la industria a través de esquemas para la
conservación de bosques y áreas arboladas, así como fomentando la reforestación, como este
en Costa Rica.
Actualmente, el Banco está trabajando junto a 130 países de todo el mundo para solucionar el
cambio climático, duplicando los créditos para adaptación. Ahora mismo están operando
US$7200 millones en Fondos de inversión en el clima en 48 países, 14 de los cuales se
encuentran en América Latina y el Caribe.
Fuente: Nota informativa del Banco Mundial. Articulo disponible en el sitio Web:
http://www.bancomundial.org
Tel: 591 2 2799673
Fax:591 2117326
Calle 21 de Calacoto, Edificio Lydia, Piso 2 Of. 201
La Paz – Bolivia
Página Web: www.institutoprisma.org - Correo electrónico: [email protected]
Edición a cargo de Rodrigo Fernández Ortiz