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Efectos negativos a la salud derivados
del consumo de marihuana.
Repaso de los efectos adversos sobre la salud que produce el consumo de
marihuana. Los adolescentes son el grupo etario con mayor probabilidad de
sufrir consecuencias perjudiciales debido a que su cerebro aún está en
desarrollo.
Introducción:
El panorama acerca de la legalización de la marihuana para fines médicos y
recreativos está cambiando rápidamente y por ello es probable que los pacientes
pregunten acerca de sus efectos adversos y beneficiosos sobre la salud.
El concepto popular parece ser que la marihuana es un placer inocuo, y el acceso a
ella no se debe reglamentar ni considerar ilegal. En la actualidad, la marihuana es la
droga “ilegal” más usada en los EEUU, donde alrededor del 12% de las personas de
12 años o más refieren su consumo durante el año anterior con altas cifras entre los
jóvenes.
La vía de administración más frecuente es por inhalación. Las hojas y las flores
trituradas de la planta Cannabis sativa se fuman (junto con los tallos y las semillas) en
cigarrillos, cigarros, pipas, pipas de agua o enrolladas en la envoltura de un cigarro de
tabaco (“blunts”).
El hashish es un producto creado a partir de la resina de las flores de marihuana y en
general se fuma (solo o mezclado con tabaco) pero se puede consumir por vía oral.
La marihuana también se puede usar para preparar té, y su extracto a base de aceite
se puede mezclar con productos alimenticios.
El uso habitual de marihuana durante la adolescencia es especialmente preocupante
porque en este grupo etario se asocia con mayor probabilidad de consecuencias
perjudiciales (véase tabla). Numerosos estudios informaron sobre sus efectos
adversos, aunque otros los niegan y la cuestión sobre los daños provocados por la
marihuana es un tema de debates acalorados. En este artículo se repasa la
información científica actual relacionada con los efectos adversos para la salud del
uso recreativo de la marihuana.
Tabla. Efectos adversos del consumo durante poco tiempo, prolongado o intenso de
marihuana
Efectos del consumo durante poco tiempo
•
Disminución de la memoria a corto plazo- dificulta el aprendizaje y la retención de
información.
•
Alteración de la coordinación motora- interfiere con la conducción de vehículos y
aumenta el riesgo de lesiones:
•
Alteración del juicio- aumenta el riesgo de conductas sexuales que facilitan la
transmisión de enfermedades de transmisión sexual.
•
En dosis altas, paranoia y psicosis
Efectos del consumo prolongado o intenso
•
Adicción (en alrededor del 9% de los consumidores, 17% de los que comienzan en
la adolescencia y 25 - 50% de los que consumen diariamente*
•
Alteración del desarrollo cerebral*
•
Mal desempeño escolar, mayor probabilidad de deserción escolar*
•
Disminución cognitiva con cociente intelectual más bajo entre los consumidores
frecuentes durante la adolescencia*
•
Disminución de la satisfacción vital y los logros (determinada sobre la base de
mediciones subjetivas y objetivas y en relación con las mismas mediciones en la
población general)*
•
Síntomas de bronquitis crónica
•
Mayor riesgo de trastornos psicóticos crónicos (entre ellos esquizofrenia) en
personas con predisposición a ellos.
*El efecto se asocia fuertemente con el consumo inicial de marihuana en la adolescencia
temprana.
EFECTOS ADVERSOS
Riesgo de adicción
La evidencia indica claramente que el empleo prolongado de marihuana puede
generar adicción. Incluso aproximadamente el 9% de aquéllos que experimentan con
marihuana se volverán adictos (según los criterios para dependencia del Diagnostic
and Statistical Manual of Mental Disorders, 4a edición [DSM-IV]). La cifra aumenta a 1
en 6 entre los que comienzan a usar marihuana en la adolescencia y al 25 - 50% entre
los que fuman marihuana diariamente. También se reconoce elsíndrome de
abstinencia de cannabis (irritabilidad, dificultades del sueño, disforia, ansia de
consumir y ansiedad).
El empleo de marihuana en los adolescentes es especialmente problemático. Su
mayor vulnerabilidad a efectos adversos alejados, probablemente se relaciona con el
hecho de que el cerebro, incluido el sistema endocanabinoide, está en desarrollo
activo durante la adolescencia.
El empleo precoz y regular de marihuana es un factor pronóstico de mayor riesgo de
adicción, que a su vez indica mayor riesgo de empleo de otras drogas ilegales. Las
personas que comienzan a consumir marihuana en la adolescencia son de 2 a 4
veces más proclives que las que comienzan en la edad adulta a sufrir síntomas de
dependencia de cannabis dentro de los 2 años de comenzar a consumir.
Efectos sobre el desarrollo cerebral
El cerebro continúa en desarrollo activo, orientado por la experiencia, desde el
período prenatal hasta aproximadamente los 21 años. Durante este período de
desarrollo es intrínsecamente más vulnerable que el cerebro maduro a los efectos
adversos alejados de las agresiones ambientales, como la exposición al
tetrahidrocannabinol (THC), el principal ingrediente activo de la marihuana.
Esta opinión recibió considerable apoyo de estudios en animales, que mostraron que
la exposición prenatal o adolescente al THC puede recalibrar la sensibilidad al sistema
de recompensa a otras drogas y que la exposición prenatal interfiere con las
dinámicas citoesqueléticas, que son esenciales para establecer conexiones axónicas
entre las neuronas.
En relación con controles no expuestos, adultos que fumaron regularmente marihuana
durante su adolescencia tienen deterioro de la conectividad neuronal (menos fibras)
en zonas específicas del cerebro, como el precúneo, que participa en funciones que
exigen un alto grado de integración (e.g., vigilia y consciencia de sí mismo) y la
fimbria, zona del hipocampo importante para el aprendizaje y la memoria.
También se informó disminución de la conectividad funcional en las redes prefrontales
responsables de la función ejecutiva (incluido el control inhibitorio) y las redes
subcorticales, que procesan hábitos y rutinas. Asimismo, estudios por imágenes en
usuarios de cannabis revelaron disminución de la actividad en las regiones
prefrontales y volúmenes reducidos en el hipocampo.
Así, ciertas regiones cerebrales pueden ser más vulnerables que otras a los efectos a
largo plazo de la marihuana. Un estudio mostró que el descenso selectivo de los
receptores de cannabinoide-1 (CB1) en varias regiones cerebrales corticales en los
fumadores crónicos de marihuana se asociaba con años de fumar cannabis y era
reversible tras 4 semanas de abstinencia.
El efecto negativo del consumo de marihuana sobre la conectividad funcional cerebral
es especialmente notable si el consumo comienza en la adolescencia o en la adultez
temprana. Esto contribuiría a explicar la asociación entre el consumo frecuente de
marihuana desde la adolescencia y la disminución significativa del cociente intelectual.
Las alteraciones de la conectividad cerebral asociadas con la exposición a la
marihuana en la adolescencia coinciden con datos que indican que el sistema
canabinoide es importante para la formación de sinapsis durante el desarrollo
cerebral.
Posible importancia como droga de entrada
Datos epidemiológicos y preclínicos sugieren que el consumo de marihuana en la
adolescencia podría influir sobre numerosas conductas adictivas en la adultez. En
roedores expuestos a cannabinoides durante su adolescencia, disminuye la
reactividad de las neuronas dopaminérgicas que regulan las regiones de recompensa
del cerebro.
Si la consecuencia de la exposición temprana a la marihuana es la disminución de la
reactividad en las regiones cerebrales de recompensa, este efecto podría contribuir a
explicar la mayor susceptibilidad al abuso de drogas y la adicción a varias drogas más
adelante, lo que se comunicó en la mayoría de los estudios epidemiológicos.
Otra explicación es que es más probable que las personas que son más susceptibles
a consumir drogas comiencen con marihuana debido a su accesibilidad y que sus
interacciones sociales ulteriores con otros usuarios de drogas aumenten la
probabilidad de que prueben otras drogas.
Relación con las enfermedades mentales
El consumo regular de marihuana se asocia con mayor riesgo de ansiedad y
depresión, sin que se haya establecido causalidad. La marihuana también se asocia
con psicosis (entre otras, la esquizofrenia), especialmente en personas con
vulnerabilidad genética previa y agrava el curso de la enfermedad en pacientes con
esquizofrenia.
Cuanto mayores sean el consumo y la potencia de la droga y más precoz la
exposición, más se afectará la trayectoria de la enfermedad (e.g., adelantando el
primer
episodio
psicótico
en
2
a
6
años).
Sin embargo, es difícil establecer la causalidad en estos tipos de estudios, por lo que
no se puede atribuir fiablemente el mayor riesgo de enfermedad mental al consumo
de marihuana.
Efecto sobre el desempeño escolar y los logros en la vida
En un relevamiento de 2013 estudiantes secundarios en los EEUU, el 6,5%
perteneciente a los últimos años comunicaron el consumo diario o casi diario de
marihuana. Puesto que el empleo de marihuana disminuye las funciones cognitivas
esenciales, no sólo durante la intoxicación aguda sino durante los días posteriores,
muchos estudiantes podrían estar funcionando a un nivel cognitivo inferior a su
capacidad natural. Aunque los efectos agudos pueden disminuir después que el THC
se elimina del cerebro, cabe esperar graves riesgos para la salud con el consumo
prolongado o intenso.
La evidencia sugiere que este consumo produce deficiencias cognitivas medibles y
duraderas, especialmente cuando comienza desde la adolescencia temprana.
Además, las dificultades de aprendizaje, incluso durante períodos breves o
esporádicos (un efecto secundario de la intoxicación aguda), interferirá con la
capacidad ulterior de lograr objetivos educativos cada vez más exigentes, dato que
también puede explicar la asociación entre el consumo regular de marihuana y las
bajas notas.
Es probable que la relación entre el consumo de cannabis en la juventud y el daño
psicosocial sea multifacética, lo que explicaría las contradicciones entre los estudios.
Por ejemplo, algunos estudios sugieren que las deficiencias alejadas pueden ser
reversibles y son sutiles y no incapacitantes una vez que cesa el uso. Otros estudios
muestran que el empleo prolongado e intenso de marihuana produce alteraciones de
la memoria y la atención que persisten y se agravan a medida que aumentan los años
de consumo y también cuando el hábito comienza en la adolescencia. El consumo
intenso de marihuana se vinculó con menores ingresos, mayor necesidad de
asistencia socioeconómica, desempleo, conductas delictivas y menor satisfacción
vital.
Riesgo de accidentes con vehículos de motor
La marihuana es la droga ilegal involucrada con mayor frecuencia en conexión con
trastornos para conducir vehículos y accidentes que pueden ser mortales. Hay
relación entre la concentración sanguínea de THC y la eficacia para conducir en
estudios controlados de simulación de conducción vehicular, que son un buen factor
pronóstico de la capacidad para conducir en el mundo real.
El consumo reciente de marihuana y las cifras de THC en sangre de 2 - 5 ng por
mililitro se asocian con considerable alteración de la habilidad para conducir. Según
un metanálisis, el riesgo de accidente se duplica cuando una persona maneja
enseguida después de consumir marihuana.
En un análisis de culpabilidad en accidentes, las personas positivas para THC (nivel
mínimo de detección, 1 ng por mililitro) y sobre todo los que tenían cifras mayores,
fueron de 3 a 7 veces más proclives a ser responsables de un accidente vehicular que
aquéllos que no habían consumido drogas o alcohol antes de conducir. El riesgo
asociado con el consumo de alcohol además de marihuana parece ser mayor que el
asociado con el consumo de cada droga sola.
Riesgo de cáncer y otros efectos sobre la salud
Los efectos de fumar marihuana durante mucho tiempo sobre el riesgo de cáncer de
pulmón no son claros. Por ejemplo, el consumo de marihuana durante el equivalente
de 30 o más años-“porro” (siendo 1 año-porro de consumo igual a fumar 1 cigarrillo
[porro] de marihuana por día durante un año) se asoció con mayor incidencia
de cáncer de pulmón y varios tumores del aparato aerodigestivo superior; la
asociación desapareció tras ajustar para posibles factores de confusión, como el
tabaquismo. Aunque se puede descartar la posible asociación entre fumar marihuana
y cáncer, la evidencia sugiere que el riesgo es menor con la marihuana que con el
tabaco.
Fumar marihuana también se asocia con inflamación de las vías respiratorias,
aumento de su resistencia y distensión pulmonar, asociaciones compatibles con el
hecho de que los fumadores de marihuana son más proclives a referir síntomas de
bronquitis crónica que los no fumadores; sin embargo, el efecto alejado de bajos
niveles de exposición a la marihuana no parece ser significativo. La competencia
inmunitaria del sistema respiratorio en los fumadores de marihuana puede estar
también afectada, como lo indican las cifras aumentadas de infecciones respiratorias y
neumonía.
El consumo de marihuana también se asoció con problemas vasculares que
aumentan los riesgos de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y accidentes
isquémicos transitorios durante la intoxicación con marihuana.
Los efectos directos de los cannabinoides sobre diversos receptores blanco (i.e.,
receptores CB1 en las arterias) y los efectos indirectos sobre compuestos vasoactivos
pueden contribuir a explicar los efectos perjudiciales de la marihuana sobre la
resistencia vascular y la microcirculación coronaria.
Limitaciones de la evidencia y lagunas del conocimiento
La mayoría de los efectos a largo plazo de la marihuana que se resumen aquí se
observaron entre consumidores de grandes cantidades o durante mucho tiempo, pero
numerosos factores de confusión perjudican nuestra capacidad de establecer
causalidad (incluido el empleo frecuente de marihuana junto con otras drogas). Estos
factores también complican nuestra habilidad para evaluar el verdadero efecto de la
exposición intrauterina a la marihuana.
El contenido de THC o la potencia de la marihuana, detectados en muestras
confiscadas, vienen en aumento desde el 3% en la década de 1980 hasta el 12% en
2012. Este aumento del contenido de THC hace pensar que las consecuencias del
consumo de marihuana podrían ser peores ahora que en el pasado. Asimismo plantea
interrogantes acerca de la importancia actual de los datos de estudios anteriores
sobre los efectos del consumo de marihuana, especialmente los estudios que
evaluaban los efectos alejados.
También es necesario saber cómo aprovechar los posibles beneficios médicos de la
marihuana sin exponer a los pacientes a sus riesgos intrínsecos. El acreditado informe
del Institute of Medicine sobre marihuana y medicina reconoce la utilidad de fumar
marihuana para estimular el apetito, especialmente en pacientes con SIDA y para
combatir las náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia, así como el dolor
intenso y algunas formas de espasticidad. El informe también señala alguna evidencia
de la utilidad de la marihuana para disminuir la presión intraocular en el tratamiento
del glaucoma. No obstante, subraya la importancia de centrar las investigaciones
sobre el potencial terapéutico de los cannabinoides sintéticos o farmacéuticamente
puros.
Algunos médicos recetan marihuana para ciertos problemas médicos a pesar de la
evidencia limitada de su utilidad. Esta práctica genera inquietud sobre el consumo
prolongado por poblaciones vulnerables. Por ejemplo, hay cierta evidencia que
sugiere que en pacientes con SIDA el consumo de marihuana puede empeorar las
deficiencias cognitivas asociadas con el VIH. Asimismo son necesarias más
investigaciones para conocer los efectos del empleo de marihuana para la
disminución cognitiva relacionada con la edad en general y sobre la disminución de la
memoria en especial.
Es necesario investigar las maneras en que las políticas públicas sobre la marihuana
afectan la salud pública. Los conocimientos sobre los efectos de las políticas sobre las
fuerzas del mercado son bastante limitados, así como también nuestro conocimiento
de las variables interrelacionadas de las percepciones sobre el consumo, los tipos de
consumo y los resultados.
Históricamente, ha habido una relación inversa entre el consumo de marihuana y la
percepción de sus riesgos entre los adolescentes. Si presumimos que esta relación
inversa es causal, ¿la mayor permisividad podría aumentar el número de jóvenes
expuestos regularmente a cannabis?
Entre los estudiantes secundarios de los últimos años, la frecuencia del consumo
regular de marihuana ha aumentado continuamente en años recientes. También
necesitamos información sobre los efectos de la exposición pasiva al humo del
cannabis y los cannabinoides. Estudios en estados de los EEUU (e.g., Colorado,
California y Washington) y en países (e.g., Uruguay, Portugal y los Países Bajos)
donde las políticas sociales y legales están cambiando pueden proporcionar datos
importantes para políticas a futuro.
CONCLUSIONES
El consumo de marihuana se asocia con efectos adversos considerables. (véase
tabla). La marihuana, como otras drogas, puede producir adicción. Durante la
intoxicación aguda, la marihuana puede interferir con la función cognitiva (e.g.,
memoria y percepción del tiempo) y la función motora (e.g., coordinación) y estos
efectos pueden tener consecuencias perjudiciales (e.g., accidentes vehiculares).
El consumo repetido de marihuana durante la adolescencia puede producir cambios
duraderos de la función cerebral que ponen en peligro los logros educativos,
profesionales y sociales. No obstante, los efectos de una droga (legal o ilegal) sobre la
salud son determinados no sólo por sus propiedades farmacológicas, sino también por
su disponibilidad y su aceptabilidad social.
Al respecto, las drogas legales (alcohol y tabaco) ofrecen una perspectiva
aleccionadora. Son responsables de la mayor carga de enfermedad asociada con
drogas, no porque sean más peligrosas que las drogas ilegales, sino porque al ser
legales permiten un consumo más extendido. A medida que las políticas se inclinan
hacia la legalización de la marihuana, es razonable y probablemente prudente
suponer que su consumo aumentará y por lo tanto aumentará también el número de
personas que experimentarán consecuencias negativas para su salud.
Fuente: New England Journal of medicine / www.intramed.net
Junio 2014