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Enfoque Pastoral 2014/2015 Colegio CRISTO REY Ferrol Objetivo General: Compartir LA ALEGRÍA del ENCUENTRO con Jesucristo Eslogans: El encuentro con Jesús contagia ALEGRÍA Dad alegría a manos llenas y todos verán que Cristo reina La alegría de hacer bien está en sembrar, no en recoger. …. Encontrarse con Jesucristo, Rey de la propia vida y de la historia, llena el corazón de alegría. Evangelio según San Mateo 4,18-- 5,12 Mientras caminaba junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano, que estaban echando una red al lago, pues eran pescadores. Les dijo: “Veníos conmigo y os haré pescadores de hombres”. De inmediato dejando las redes le siguieron. Caminando adelante vio a otros dos hermanos, Santiago de Zebedeo y Juan, su hermano, en la barca con su padre Zebedeo, arreglando las redes. Los llamó, y ellos inmediatamente, dejando la barca y a su padre, le siguieron. Jesús recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando entre el pueblo toda clase de enfermedades y dolencias. Su fama se difundió por toda Siria, de modo que le traían todos los que padecían diversas enfermedades o sufrían achaques: endemoniados, lunáticos, paralíticos, y él los sanaba. Le seguía una gran multitud de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania. Al ver a la multitud, subió al monte. Se sentó y se le acercaron los discípulos. Tomó la palabra y les enseñaba diciendo: Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Dichosos los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Dichosos los que lloran porque ellos serán consolados. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Dichosos vosotros cuando os injurien, os persigan y y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos, pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros. 1 REFLEXIÓN: En tiempos de los primeros cristianos, según nos cuentan los Hechos de los Apóstoles (Hch.2,46), había una característica que llamaba poderosamente la atención de todos: la alegría. No es difícil comprender por qué estaban alegres en esos primeros tiempos, porque estaba muy cercano el paso de Jesucristo entre ellos. Cuando se reunían en la Eucaristía, algunos de ellos aún tendrían el recuerdo de Jesús bendiciendo el pan y repartiéndolo. También estaban alegres porque habían visto grandes prodigios y eran testigos fieles de las maravillas que había hecho Dios. Ellos, que habían conocido la esclavitud del pecado, experimentaron la Libertad que trajo el Redentor. Hoy, ya no es tan fácil encontrar la alegría. “La alegría verdadera, la que perdura por encima de las contradicciones y del dolor, es la de quienes se encontraron con Dios en las circunstancias más diversas y supieron seguirle. Y, entre todas, la alegría de María: Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu está transportado de alegría en Dios, salvador mío (Lucas 1, 46-47). Ella posee a Jesús plenamente, y su alegría es la mayor que puede contener un corazón humano. La alegría es la consecuencia inmediata de cierta plenitud de vida. Y para la persona, esta plenitud consiste ante todo en la sabiduría y en el amor. Por su misericordia infinita, Dios nos ha hecho hijos suyos en Jesucristo y partícipes de su naturaleza, que es precisamente plenitud de Vida, Sabiduría infinita, Amor inmenso. No podemos alcanzar alegría mayor que la que se funda en ser hijos de Dios por la gracia, una alegría capaz de subsistir en la enfermedad y en el fracaso: Yo os daré una alegría que nadie os podrá quitar (Juan 16, 22) prometió el Señor en la Última Cena” La alegría es fruto de la presencia de Jesucristo Rey que llena nuestro corazón, por eso debe de ser una de las características de la vida del cristiano al saber que Él no está lejos, sino cercano; que no es indiferente, sino compasivo; que no es ajeno, sino un Padre misericordioso que nos sigue con cariño en el respeto de nuestra libertad. La alegría de los Apóstoles nace del encuentro con Cristo resucitado. Las marcas de la Pasión son el testimonio vivo de Cristo sobre la muerte y el pecado. Cristo ha vencido de una vez para siempre. El texto se encuentra dentro de las apariciones del Resucitado a sus discípulos. Muestra cómo el encuentro personal y comunitario con Jesús cambia sus vidas. La experiencia de Dios, su encuentro con Él, les llena de una gran alegría que rebosa y les lleva a transmitir la gran noticia de la Resurrección. Ellos se encontraban llenos de miedo encerrados en su casa porque eran perseguidos, temían acabar como su Maestro, asesinado cruelmente. Pero tuvieron que encontrarse con las llagas de Cristo resucitado y recibir el Espíritu Santo, fuerza para salir al mundo y anunciar a todos los pueblos la alegría del mensaje de la salvación. Ellos, llenos de alegría por ver al Señor, salen al mundo y no temen ser acusados y perseguidos en la plaza pública por confesarse cristianos, o lo que es lo mismo, seguidores de Cristo, que dio su vida por ellos y la ha dado por ti. Por ejemplo, el propio Pedro, dijo al pobre que esperaba en la puerta del templo: No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y anda (cf. Hch3, 6). Y por eso hoy nosotros seguimos anunciando desde el encuentro con Cristo que él ha resucitado, te ama y te pide que sigas sus huellas. Recordemos en nuestra labor pastoral lo que ha dicho el Papa Francisco: “Ayudar a nuestros jóvenes a redescubrir el valor y la alegría de la fe, la alegría de ser amados personalmente por Dios. Esto es muy difícil, pero cuando un joven lo entiende, un joven lo siente con la unción que le da el Espíritu Santo, este "ser amado personalmente por Dios" lo Enfoque Pastoral 2014/2015 Colegio CRISTO REY Ferrol acompaña toda la vida después. La alegría que ha dado a su Hijo Jesús por nuestra salvación” "La alegría es un don del Señor. Nos colma interiormente. Es como una unción del Espíritu Santo. Y esta alegría está en la seguridad de que Jesús está con nosotros y con el Padre”. Nuestro impulso misionero brota de la alegría, del deseo de comunicar a todos la alegría del Reino de Dios. Sin alegría faltará este impulso misionero, y la radicalidad evangélica. No hay alegría si falta el amor. Cuando el Espíritu falta, la verdadera alegría se eclipsa. Como el amor y la fe, la alegría está donde se ha pedido, recibido y cultivado con esmero. La persona alegre no se repliega sobre sí: confía en los demás y encuentra su realización compartiendo lo que tiene y lo que sabe. Dios creó al hombre para la alegría y la felicidad. Nos creó para la comunión con Él fuente de vida y gozo. Necesitamos redescubrir el camino de la alegría, de la alegría de la fe. El aire triste de los discípulos es expresión de una fe raquítica. Llevar el evangelio de la paz al mundo es llevar a los corazones y los pueblos la alegría de Dios. Es conseguir que ¡Cristo reine en el corazón de todos los hombres!. HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO Plaza de San Pedro XXVIII Jornada Mundial de la Juventud Domingo 24 de marzo de 2013 1. Jesús entra en Jerusalén. La muchedumbre de los discípulos lo acompaña festivamente, se extienden los mantos ante él, se habla de los prodigios que ha hecho, se eleva un grito de alabanza: «¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto» (Lc 19,38). Gentío, fiesta, alabanza, bendición, paz. Se respira un clima de alegría. Jesús ha despertado en el corazón tantas esperanzas, sobre todo entre la gente humilde, simple, pobre, olvidada, esa que no cuenta a los ojos del mundo. Él ha sabido comprender las miserias humanas, ha mostrado el rostro de misericordia de Dios y se ha inclinado para curar el cuerpo y el alma. Este es Jesús. Este es su corazón atento a todos nosotros, que ve nuestras debilidades, nuestros pecados. El amor de Jesús es grande. Y, así, entra en Jerusalén con este amor, y nos mira a todos nosotros. Es una bella escena, llena de luz – la luz del amor de Jesús, de su corazón –, de alegría, de fiesta. Al comienzo de la Misa, también nosotros la hemos repetido. Hemos agitado nuestras palmas. También nosotros hemos acogido al Señor; también nosotros hemos expresado la alegría de acompañarlo, de saber que nos es cercano, presente en nosotros y en medio de nosotros como un amigo, como un hermano, también como rey, es decir, como faro luminoso de nuestra vida. Jesús es Dios, pero se ha abajado a caminar con nosotros. Es nuestro amigo, nuestro hermano. El que nos ilumina en nuestro camino. Y así lo hemos acogido hoy. Y esta es la primera palabra que quisiera deciros: alegría. No seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de 3 haber encontrado a una persona, Jesús; que está entre nosotros; nace del saber que, con él, nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables, y ¡hay tantos! Y en este momento viene el enemigo, viene el diablo, tantas veces disfrazado de ángel, e insidiosamente nos dice su palabra. No le escuchéis. Sigamos a Jesús. Nosotros acompañamos, seguimos a Jesús, pero sobre todo sabemos que él nos acompaña y nos carga sobre sus hombros: en esto reside nuestra alegría, la esperanza que hemos de llevar en este mundo nuestro. Y, por favor, no os dejéis robar la esperanza, no dejéis robar la esperanza. Esa que nos da Jesús. […] Pero todos sabemos, y vosotros lo sabéis bien, que el Rey a quien seguimos y nos acompaña es un Rey muy especial: es un Rey que ama hasta la cruz y que nos enseña a servir, a amar. Y vosotros no os avergonzáis de su cruz. Más aún, la abrazáis porque habéis comprendido que la verdadera alegría está en el don de sí mismo, en el don de sí, en salir de uno mismo, y en que él ha triunfado sobre el mal con el amor de Dios. Lleváis la cruz peregrina a través de todos los continentes, por las vías del mundo. La lleváis respondiendo a la invitación de Jesús: «Id y haced discípulos de todos los pueblos» (Mt 28,19), que es el tema de la Jornada Mundial de la Juventud de este año. La lleváis para decir a todos que, en la cruz, Jesús ha derribado el muro de la enemistad, que separa a los hombres y a los pueblos, y ha traído la reconciliación y la paz. Queridos amigos, también yo me pongo en camino con vosotros, desde hoy, sobre las huellas del beato Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ahora estamos ya cerca de la próxima etapa de esta gran peregrinación de la cruz de Cristo. Aguardo con alegría el próximo mes de julio, en Río de Janeiro. Os doy cita en aquella gran ciudad de Brasil. Preparaos bien, sobre todo espiritualmente en vuestras comunidades, para que este encuentro sea un signo de fe para el mundo entero. Los jóvenes deben decir al mundo: Es bueno seguir a Jesús; es bueno ir con Jesús; es bueno el mensaje de Jesús; es bueno salir de uno mismo, a las periferias del mundo y de la existencia, para llevar a Jesús. Tres palabras: alegría, cruz, jóvenes. Pidamos la intercesión de la Virgen María. Ella nos enseña el gozo del encuentro con Cristo, el amor con el que debemos mirarlo al pie de la cruz, el entusiasmo del corazón joven con el que hemos de seguirlo en esta Semana Santa y durante toda nuestra vida. Que así sea. Enfoque Pastoral 2014/2015 Colegio CRISTO REY Ferrol TEXTOS BÍBLICOS sobre la ALEGRÍA: “Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito: estad alegres.” (Flp 4, 4-5) "Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y templanza". (Gal 5, 22) "Alégrate, llena de gracia..." (Lc 1, 28). “… alegraos en la medida en que participáis en los sufrimientos de Cristo, para que también os alegréis alborozados en la revelación de su gloria”. (I Pedro 4,12-13) “… alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos “. (Lc 10:20) “Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría sea plena” (Jn 15,11). “La luz se alza para el justo, y para los de recto corazón la alegría”. (Salmos 97, 11) “Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría”. (Mateo 2, 10) «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.» (Mateo 13, 44) “No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo” (Lucas 2, 10) “Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues: Dios ama al que da con alegría”. (II Corintios 9, 7) TEXTOS DE LA IGLESIA sobre la ALEGRÍA … “Hagamos ahora un alto para contemplar la persona de Jesús, en el curso de su vida terrena. Él ha experimentado en su humanidad todas nuestras alegrías. El, palpablemente, ha conocido, apreciado, ensalzado toda una gama de alegrías humanas, de esas alegrías sencillas y cotidianas que están al alcance de todos. La profundidad de su vida interior no ha desvirtuado la claridad de su mirada, ni su sensibilidad. Admira los pajarillos del cielo y los lirios del campo. Su mirada abarca en un instante cuanto se ofrecía a la mirada de Dios sobre la creación en el alba de la historia. El exalta de buena gana la alegría del sembrador y del segador; la del hombre que halla un tesoro escondido; la del pastor que encuentra la oveja perdida o de la mujer que halla la dracma; la alegría de los invitados al banquete, la alegría de las bodas; la alegría del padre cuando recibe a su hijo, al retorno de una vida de pródigo; la de la mujer que acaba de dar a luz un niño. Estas alegrías humanas tienen para Jesús tanta mayor consistencia en cuanto son para él signos de las alegrías espirituales del Reino de Dios: alegría de los hombres que entran en este Reino, vuelven a él o trabajan en él, alegría del Padre que los recibe. Por su parte, el mismo Jesús manifiesta su satisfacción y su ternura, cuando se encuentra con los niños deseosos de acercarse a él, con el joven rico, fiel y con ganas de ser perfecto; con amigos que le abren las puertas de su casa como Marta, María y Lázaro.” (Exhortación Apostólica Gaudete In Domino. Sobre la alegría cristiana. Pablo VI) “La palabra clave de la enseñanza de Jesús es un anuncio de alegría: Bienaventurados… El hombre está hecho para la felicidad. Por tanto, vuestra sed de felicidad es legítima. Cristo tiene la respuesta a vuestra expectativa. Con todo, os pide que os fieis de Él. La alegría verdadera es una conquista, que no se logra sin una lucha larga y difícil. (…) El Sermón de la montaña traza el mapa de este camino. Las Bienaventuranzas son las señales de tráfico que indican la dirección que es preciso seguir. 5 La alegría que las Bienaventuranzas prometen es la alegría misma de Jesús: una alegría buscada y encontrada en la obediencia al Padre y en la entrega a los hermanos”. (Juan Pablo II Jornada de la Juventud de Toronto, 2002) Nuestra educación es “efectiva si el EDUCADOR es EJEMPLO Y MODELO DE REFERENCIA: al no ser todavía capaz de mucha reflexión, el niño toma por ideal de su vida el ejemplo de sus educadores, resultándole más fácil lo que ve hacer que lo que oye decir”. La “alegría” es algo complicado de “enseñar”, ¿cómo hacer para que EXPERIMENTEN LA “ALEGRÍA” Y “LA ALEGRÍA DEL ENCUENTRO CON JESUCRISTO” y PARA QUE LA “TRANSMITAN”? nuestra propia persona será la referencia que ellos tengan hoy y mañana. cualquier ámbito va a ser bueno y propicio para presentarles la oferta del Evangelio: la oferta de Vida ABUNDANTE, Vida VERDADERA: La Propuesta de Jesucristo son las Bienaventuranzas ¿serán verdad, SON “VÁLIDAS”? Bienaventuranzas como la “clave” de la vida, la SABIDURÍA que te da el cambio de perspectiva necesario para AFRONTAR la vida y los acontecimientos que nos llegan y que “padecemos”. Las Bienaventuranzas1 no son una moral, ni una filosofía. Las Bienaventuranzas expresan sencillamente la experiencia de Jesús. Y la experiencia de Jesús como hombre hay que situarla en Nazaret. El pueblo donde nació fue lo decisivo en la vida de Jesús, -la vida pública es un apéndice- allí vivió la mayor parte de su vida, y la vivió con los ojos muy abiertos, captando al milímetro lo que era el ser humano, lo que era la vida. En Nazaret, como uno de tantos, en la monotonía de un pueblo, en el aburrimiento, en la cotidianeidad. Sólo desde esa situación podía extraer una experiencia válida para toda persona. De haber vivido en unas circunstancias privilegiadas, no nos servirían sus “experiencias”. Las Bienaventuranzas no son una experiencia cotidiana más, sino una experiencia vivida desde la perspectiva en la que toda persona ha coincidido, coincide y coincidirá: el ser feliz, la plenitud, la realización personal. Todos coincidimos en esto: en buscar la felicidad. Otra cosa es que nos equivoquemos, metamos la pata… Pero en este intento todos coincidimos. Pero, curiosamente, en algo en lo que todos estamos de acuerdo es en lo que menos logros tenemos. Más aún, como dice Pascal Bruckner en “La euforia perpetua”: “hemos convertido la felicidad en una “obligación”, una obligación frustrante porque es un contrasentido el convertir en logro programable lo que experimentamos como sorpresa y don”. Pues bien, este dato ya lo tenemos. La felicidad no la tenemos asegurada, porque las condiciones que consideramos “imprescindibles” para que se dé, nunca podemos controlarlas totalmente. Es decir, si las Bienaventuranzas son la apuesta de Jesús por la felicidad del ser humano, podemos decir que cada uno de nosotros también tiene sus “Bienaventuranzas” privadas que no coinciden en absoluto con la apuesta de Jesús. Pero nuestra “apuesta” parece que está tan amenazada, que nunca llega a realizarse. Por otro lado la 1 Cfr. A. CHÉRCOLES, sj. “Las Bienaventuranzas” Enfoque Pastoral 2014/2015 Colegio CRISTO REY Ferrol apuesta de Jesús nos resulta un disparate. Es normal que lo digamos, tenemos todo el derecho para decirlo. Pero no podemos olvidar el dato previo de que nuestra apuesta no acaba de ser del todo válida, mientras que la apuesta de Jesús ni la hemos probado, está sin estrenar. ¿Y si el Evangelio fuese verdad? Ahora bien, una cosa sí conviene decirlo ya: a lo mejor todo lo que Jesús dijo es un disparate y sencillamente estaba loco, pero lo que nunca podremos echarle en cara es que su apuesta por la felicidad sea “Evasiva”, porque clava dicha apuesta en aquello que consideramos que la harían imposible: la pobreza, el dolor, el hambre... Y en efecto, la pobreza, el sufrimiento, el llanto, el hambre,… todas esas cosas están a nuestro alrededor, que, a veces, nos amenazan y, lo que es peor, son realidad para millones de personas. Y la manía de todos y de cada uno es creernos que cuando se consiga eliminar todo eso de la vida, se conseguirá la felicidad. Pero parece ser que esa eliminación no acaba de lograrse, y, lo que es peor, de darse nunca la podremos asegurar. Esto es un dato importante que no conviene olvidar. El Evangelio, al parecer, no deja de lado a esa realidad que a veces no sabemos qué hacer con ella, pero que se nos impone. ¿Jesús estaba loco, o nosotros estamos tontos? ¿Podemos seguir hablando de felicidad, Bienaventuranza, sin salirnos de la realidad, sin soñar? Esto es lo que va a intentar el Evangelio. ¿Tendrá razón? Por lo menos vamos a preguntárnoslo. A lo mejor el Evangelio lo tenemos sin estrenar, lo conservamos como un regalo valioso, pero envuelto, como ahora hacemos con los regalos, lacito incluido. Intentemos “desenvolver” este regalo tan apreciado “teóricamente”, pero tan ausente de nuestra vida., porque ¡a lo mejor el Evangelio es verdad! […] todo el Evangelio está enmarcado en dos grandes preguntas: ¿QUÉ NOS PARECE? y ¿LO QUIERES? Si nos fijamos bien, todas las parábolas están planteando estas dos preguntas. Es decir, Jesús fue por la vida haciendo estas dos preguntas. Ha sido la oferta más limpia que se ha hecho en la Historia, porque van dirigidas a las dos coordenadas que nos definen como personas: la INTELIGENCIA y la LIBERTAD. […] Hemos de llevar con nosotros toda la experiencia que tengamos de nuestra vida, sin dejar nada fuera, pero vamos a preguntarnos qué nos parecen esas experiencias tan “nuestras”, pero de las que hemos querido, en muchas ocasiones, huir, vistas desde la perspectiva que el Evangelio nos plantea desde las Bienaventuranzas. “Estamos llamados a redescubrir la importancia y el sentido de nuestra vida cristiana, iniciada en el bautismo y como la samaritana, a dar testimonio a nuestros hermanos de la alegría del encuentro con Jesús; testimoniar la alegría del encuentro”. “Testimoniar la alegría del encuentro con Jesús, pues cada encuentro con Jesús muda nuestra vida y también cada encuentro con Jesús nos hinche de alegría, aquella alegría que viene de dentro. Contar cuantas cosas maravillosas sabe hacer el Señor en nuestro corazón, cuando tenemos el coraje de dejar de lado nuestro cántaro”. "La alegría, que es como el signo del cristiano. Un cristiano sin alegría, o no es cristiano o está enfermo. ¡No hay otra! ¡Su salud no va bien allí! La salud cristiana. ¡La alegría! Una vez dije que hay cristianos con cara de pimientos en vinagre... ¡La cara siempre así! También el alma así, ¡esto es feo! 7 Estos no son cristianos. Un cristiano sin alegría no es cristiano. Es como el sello del cristiano, la alegría. Incluso en los dolores, en las tribulaciones, también en las persecuciones". (Papa Francisco) «Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se busca la alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren el riesgo, cierto y permanente» (Papa Francisco. Evangelii gaudium, n. 2). TEXTOS DE NUESTRO P. FUNDADOR (JOSÉ GRAS Y GRANOLLERS) sobre la ALEGRÍA: “Si ilumináis la frente del triste, ¿no es verdad que la alegría que brilla en su corazón consolado AUMENTA EL BIEN en vuestro corazón?” (EB. 1896) “… pues, yo os propongo el medio de desvanecer las tinieblas y errores de millones de almas y de hacer brillar con soles de inocente alegría y de balsámicos esplendores de virtud, a innumerables corazones: HACEOS ACCIONISTAS DEL BIEN.” (EB. 1896) “… no sólo sentiréis radiantes de dicha vuestros corazones, sino que también seréis la alegría y la gloria de vuestros padres y familias…” (EB. 1889) “Quiero, oh Jesús, adoraros como Rey de la naturaleza, uniendo mi voz al himno que os cantan la luz de los astros, la voz de los mares y la alegría de todos los seres que vuestra ''mano paternal sustenta» (EB.1883). Algunos RECURSOS: - Video Reflexión basado en la Exhortación Apostólica: Evangelii Gaudium https://www.youtube.com/watch?v=wmcjGMXr9-8 - Canción para infantil: EL TREN DE LA ALEGRÍA. https://www.youtube.com/watch?v=yq17WLzxPRs&feature=kp - Video: CUENTO – El círculo de la alegría. https://www.youtube.com/watch?v=s9yJy3D17vU - Dinámica: El regalo de la alegría http://encuentra.com/pastoral_juvenil/el_regalo_de_la_alegria_12692/ - Película: Intocable. http://cineyvocacion.org/intocable/ (Materiales para trabajar la película): “Intocable” nos ofrece la posibilidad de tratar algunos valores vocacionales como el gusto por la vida y las ganas de vivir. No conviene olvidar que la primera vocación del hombre es la llamada a vivir como hijos de Dios, con alegría, con dignidad. También encontramos la importancia del servicio hacia los demás como conocimiento y superación personal, el valor de la amistad donde los dos crecer y se ayudan mutuamente, de la confianza en las relaciones, del humor y la superación de los propios límites. En definitiva, la película transmite esperanza, contagia optimismo y da razones para vivir con alegría.