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MÚSICA CLÁSICA BRASILEÑA 4 E scribir un panorama de la Historia de la Música Clásica o de Concierto en Brasil es un desafío que hace mucho está dormido. Diferente de otras producciones artísticas brasileñas, la música aún carece de estudios organizados con el objetivo de contar su historia y, principalmente contextualizarla frente al repertorio consagrado de la música occidental. Esta vertiente de la producción musical brasileña es considerada por muchos como el último tesoro por ser descubierto y verdaderamente explorado de la cultura del país. Con excepción del célebre Villa-Lobos y también de Camargo Guarnieri, poco se conoce al respecto de esa inmensa producción musical. Esto pasa tanto en los medios internacionales como espantosamente entre los propios músicos brasileños, que bastante saben y ejecutan de Mozart, Beethoven y Brahms, pero que poca información tienen de compositores brasileños contemporáneos a los citados y de otros períodos. 5 Por otro lado, mientras la denominada MPB o Música Popular Brasileña es consagrada por los medios de comunicación y conocida internacionalmente como símbolo de la producción musical de Brasil del siglo XX, la música erudita o de concierto todavía es un territorio inexplorado, ya sea por los extranjeros, o por nuestros propios músicos. Diferente a la producción de MPB, que abarca desde los últimos años del siglo XIX a los días actuales, en Brasil la música “clásica” está ligada directamente al inicio de la colonización por los portugueses y transcurre por los cinco siglos de transformaciones y adaptaciones culturales ocurridos en el país. Al respecto de cómo interaccionan en la cultura brasileña estas dos realidades musicales complementares, citamos un artículo del periodista Irineu Franco Perpétuo¹ que ejemplifica bien esta situación: Es que cada vez parece más que, en Brasil, hablar de música brasileña cada vez más corresponde a hablar de música popular brasileña. Claro que la supremacía en términos de difusión de la música popular sobre la música de concierto es un fenómeno mundial. En lo que se refiere al caso específico de Brasil, es que los principales autores e intérpretes de nuestra música popular disfrutan del status, no apenas el cariño de las masas, pero el halago de la “intelligentsia”, desalojando la música “clásica” de la posición hegemónica aún entre las elites. Para bien o para mal, los intelectuales orgánicos brasileños, en el área de músicas, son gente como Chico Buarque, Caetano Veloso y Milton Nascimento – no Almeida Prado, Edino Krieger o Gilberto Mendes, por más que podamos admirar y respetar el talento de esos compositores. Las ideas de los astros de la MPB son las que son tomadas en serio, debatidas y discutidas por los formadores de opinión. Cuando sucede un hecho de conmoción nacional y la prensa quiere saber la opinión de un músico al respecto, va a preguntarle a Chico. La intención de voto de Caetano en cada elección presidencial es siempre publicada por la prensa con estruendo – pero nadie va a averiguar en quien Nelson Freire o Antônio Meneses van a votar. No se trata aquí de atacar a la música popular brasileña, sino apenas lamentar el desplazamiento sufrido por la música brasileña de concierto. 6 Al buscar los factores a los que se debe la actual situación de desconocimiento de la historia y de la producción de la música de concierto en Brasil, nos encontramos con dos de los principales que son la falta de programas editoriales eficaces para la publicación de obras compuestas en Brasil desde el siglo XVIII, y la carencia de incentivo o el desinterés de las corporaciones musicales por conocer y programar este repertorio en sus conciertos. Delante de este cuadro, nada más oportuno es escribir, aún sin pretensiones, esta Historia de la Música Clasica en Brasil de modo multidisciplinar y en formato de revista. Para esta publicación elaboramos una pauta donde subdividimos los asuntos en tres grandes períodos histórico: Del Descubrimiento a la Independencia; del Imperio al Estado Nuevo y de la Segunda Guerra a los Días actuales, siendo la subdivisión interna de cada fase formada por artículos de diferentes características. Hay otros artículos que contextualizan un período histórico y que ven a la producción musical en el ámbito sociológico, y están los que exploran la biografía de los principales compositores de cada período, convirtiéndose en importantes apuntes para una comprensión más objetiva de la biografía y producción de cada compositor o período estético abarcado. Este formato, ya que ésta es una revista de divulgación de cultura brasileña en el exterior, tiene como objetivo posibilitar al lector que, aunque jamás haya oído hablar sobre los asuntos abordados, pueda tener una ambientación histórica y social de para qué esta música fue producida. Accesibles e interesantes para músicos, o solamente interesados en saber más sobre esta producción musical, los artículos fueron escritos por algunos de los más activos especialistas de cada subdivisión del asunto entre periodistas, académicos y melómanos. La presencia del CD anexo, así como las bibliografías y discografías sugeridas, sirven como ilustración para cada asunto abordado en los artículos. De este modo pretendemos hacer la revista mucho más dinámica, posibilitando que la misma pueda ser utilizada como una guía referencial para aquellos que pretenden comenzar a encaminarse por el tema y, hasta servir como base bibliográfica para la elaboración de pequeñas clases. Dentro de las publicaciones más importantes de Historia de la Música en Brasil, siendo escritas cada cual por un autor solamente, podemos citar las de Vicente Cernicchiasro, Renato de Almeida y Mário de Andrade aún en las décadas de 1920 y 30, pasando por Luiz Heitor Corrêa de Azevedo en los años 60, Bruno Kieffer en los años 70 y Vasco Mariz en la actualidad. En ésta, Textos de Brasil, por su característica multidisciplinar uniendo conocimientos específicos para cada asunto abordado, pretendemos contribuir para incrementar y dar nueva visión sobre esta no vasta, aunque importante, bibliografía existente sobre respecto el tema. El primer texto de la revista “Música y sociedad en Brasil colonial”. Firmado por Rogério Budaz, trata inicialmente de la música compuesta y utilizada por los jesuitas con el objetivo de catequizar a los pueblos indígenas brasileños durante los dos primeros siglos de la colonización. A pesar de no existir documentación musical remaneciente del período, el investigador hace una minuciosas y profunda investigación sobre este proceso, teniendo como fuente el trabajo realizado por el emblemático Padre José de Anchieta, buscando en sus notas las informaciones necesarias para la reconstitución probable de este material. En el mismo artículo trata la producción musical para los versos del ilustre poeta de la Provincia de Bahia aún en el siglo XVII, Gregório de Matos, pudiendo ser una de las primeras informaciones al respecto de una práctica de música no litúrgica o profana en nuestro territorio. De ésta tampoco quedó documentación musical específica, sin embargo también fue posible realizar un proceso comparativo y de reconstitución basado en manuscritos musicales existentes en Portugal en los que son hechas referencias sobre documentos de la época. También en el siglo XVII e inicio del XVIII tenemos, para no dejar de citar, el caso de la música compuesta en la región de las Misiones Jesuíticas de los Indios Guaranís – hoy perteneciente al territorio brasileño en el Sur del país, pero que en el período pertenecían a la corona española – estando su producción artística y musical más directamente ligada al arte barroco practicado en países como Argentina, Paraguay y Bolivia. Para conocer más sobre esta producción basta que conozcamos los trabajos editoriales La música “clásica” en Brasil está ligada directamente al inicio de la colonización portuguesa, y pasa por los cinco siglos de transformaciones y adaptaciones culturales ocurridas en el país. y de partituras, así como los registros musicales en discos y sobre música barroca hispanoamericana. Tratando la pauta siguiendo un orden cronológico y contextual, pasaremos a continuación, a la música sacra en Brasil, especialmente la de la segunda mitad del siglo XVIII y la de la primera mitad del XIX. En este segundo artículo, “La Música en el Brasil Colonia anterior a la llegada de la Corte de D. João VI” firmado por Harry Crowl, es abordado un aspecto más difundido, aunque también poco conocido de la producción musical de Brasil colonia: la música sacra compuesta por los maestros de capilla en las sedes de Obispados y la actuación de los músicos junto con las Hermandades laicas, especialmente en la provincia de Minas Gerais, São Paulo, Bahia y Pernambuco. Este artículo se refiere justamente a la música a partir del primer documento musical encontrado, que es un recitativo y aria de Bahia, datado de 1759 donde se contextualizan las producciones Nordestinas del mismo período, para a partir de ahí sí poder dar total énfasis a la más importante escuela de compositores del período colonial que es la de Minas Gerais de la segunda mitad del siglo XVIII. Es un texto bastante completo, que contempla la producción de varios nombres importantes del período como Emérico Lobo de Mesquita, Francisco Gomes da Rocha, Marcos Coelho Neto, João de Deus de Castro Lobo, entre otros. En esta nuestra introducción no podemos dejar de explicar, aunque brevemente, de cómo este estilo musical se estableció en el Brasil colonial principalmente 7 en los siglos XVIII y XIX. Este lenguaje musical, eminentemente italiano, tiene una trayectoria interesante. D.João V de Portugal, a partir de la década de 1710, manda jóvenes compositores portugueses a estudiar a Italia como becarios, sobre todo a Roma y Nápoles, para absorber el estilo musical italiano, que era el predominante en la época, y traerlo a Lisboa. Del mismo modo, compositores italianos como Domenico Scarlatti, fueron traídos a Portugal para dirigir la música en la Santa Sede y en la corte lisboeta. Como la más importante colonia del imperio portugués del período, Brasil tiene una gran actividad musical y está en estrecho contacto con las novedades llegadas de la metrópolis, comenzando a tener su producción musical en los mismo moldes de Portugal. Con el descubrimiento del oro, especialmente en la provincia de Minas Gerais, otros importantes centros urbanos como Vila Rica surgen para, junto con las tradicionales grandes ciudades como Salvador y Rio de Janeiro, poseer intensa actividad musical que caracterizará uno de los más provechosos momentos de la historia musical brasileña. Mientras tanto no hay parámetro para las transformaciones en las actividades culturales y sociales de Brasil con el desplazamiento de la Corte de D. João VI de Portugal para Rio de Janeiro; para salvaguardar a la alta administración portuguesa de la invasión de las tropas napoleónicas a Portugal en 1808. El artículo que sigue “Música en la Corte de Brasil: Entre Apolo y Dionisio 1808-1821”, firmado por el musicólogo e historiador Maurício Monteiro, comienza justamente a hablar de los grandes cambios sociológicos y estilístico-musicales que le siguen a este importante momento de la Historia de Brasil. Con el objetivo de finalizar esta primera sesión sigue, por nosotros firmado, un artículo referido al compositor más representativo de este período colonial brasileño, que es el “carioca” (oriundo de Rio) José Mauricio Nunes Garcia (1767−1830). Este texto “José Maurício Nunes Garcia y la Real Capilla de D. João VI en Rio de Janeiro” se trata de su interesante biografía y de cómo sus obras sobrevivieron a través del tiempo. Por ser un compositor que trabajó siempre en Rio de Janeiro, teniendo su primera obra fechada en 1783, y la última en 1826, su música también refleja las 8 transformaciones que esta ciudad como capital de la colonia sufrió en su música y relaciones sociales. Estos años fueron intensos también para las artes plásticas en Brasil con la llegada de la Misión Artística Francesa de 1817, y de músicos como el compositor austríaco Sigismund Neukomm – que vino en la misión diplomática del Duque de Luxemburgo a servicio de Luís XVIII de Francia – y que permaneció en Rio de Janeiro por cinco años, sofisticando la producción de música instrumental en la corte como música para piano, de cámara y hasta mismo sinfónica. Gracias a la presencia de este compositor, los músicos activos de la ciudad pudieron trabar contacto con lo que había de más relevante de la producción musical centro-europea, como la Misa de Réquiem de Mozart, dirigida por José Mauricio en 1819, y los oratorios “Las Estaciones” y “La Creación” de Joseph Haydn, éste último también comprobadamente dirigido por José Maurício en 1821. En los años que le siguieron al proceso de la Independencia de Brasil de Portugal, ocurrida en l822, las actividades culturales comenzaron a declinar si comparamos con los faustos años de la presencia de la corte portuguesa en Rio de Janeiro. El inicio de una larga reestructuración se comienza con la creación del Imperial Conservatorio de Música, actual Escuela de Música de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, que tuvo como su primer director al autor del himno Nacional brasileño, Francisco Manoel da Silva, que durante el tiempo de José Maurício estuvo entre sus alumnos dilectos. Este período se caracterizó por una desestructuración de la Real Capilla de Música, transformada en Imperial Capilla, y sus músicos – entre ellos sus maestros de capilla José Maurício Nunes Garcia y Marcos Portugal – sufrieron serias dificultades financieras. Esta época coincidió también con la ascensión de Rossini en los teatros de todo el mundo, pasando a ser un nuevo parámetro para la producción operística italiana. Las óperas de Rossini tuvieron tanto éxito en Brasil que, aún durante la estadía del Rey D. João VI en Rio de Janeiro, varias de sus óperas fueron puestas en escena. Entre ellas especialmente “Il Barbiere de Seviglia” y “La Cenerentola”, con diferencias a veces de pocos meses comparando con los estrenos europeos. Esta modificación en el gusto sirvió de modelo para la creación y también para la vida musical de Brasil independiente. La música de las óperas de Rossini fue muchas veces adaptada para la realidad de la música sacra, creando curiosidades como la Misa de la “Gazza Ladra” de Pedro Teixeira de Seixas, en que la música de la ópera fue transcripta casi literalmente para el texto litúrgico. También en ese período se inicia el interés por la música instrumental. El inicio de un período romántico brasileño puede ser caracterizado especialmente por la figura de Antônio Carlos Gomes (1836−1896), que se volvió símbolo de la vida musical del Segundo Imperio componiendo óperas en lengua portuguesa como “La Noche del Castillo” (1861) y “Joana de Flandres” (1863) y conquistando éxitos relevantes en Europa con sus óperas como “Il Guarany” (1870) y “Salvator Rosa” (1874). Asimismo, otros compositores como Elias Álvares Lobo, autor de la ópera “La Loca” también fueron importantes para la creación, mismo que temporaria para una producción de óperas en lengua portuguesa. Esas obras en lengua nacional eran en estética musical italiana, profundamente basada en el “bel canto” de Bellini y posteriormente Verdi. Artículo al respecto de Carlos Gomes “Consideraciones sobre Carlos Gomes” es escrito por el Maestro Luíz Aguiar, profundo conocedor del asunto, responsable por varios trabajos de rescate y ediciones de este importante compositor. En el último período del siglo XIX, varios compositores brasileños comienzan a destacarse en la producción de música instrumental de fuerte influencia alemana, como Alberto Nepomuceno (que fue alumno de Grieg en Noruega), Leopoldo Miguez y Alexandre Levy, y de lenguaje francés como Henrique Oswald. Esta es una importante generación de compositores que actúan en la época de fines del Imperio y del inicio del período republicano brasileño, donde comienzan a ser esbozados importantes conceptos nacionalistas en música. En esta misma época el antiguo Conservatorio Imperial de Música pasa a ser el Instituto Nacional de Música, teniendo a Alberto Nepomuceno como su director. La música instrumental de cámara y sinfónica empieza a tener papel predominante en la vida musical brasileña. Sobre este período y sus principales Sin embargo no existe un parámetro para las transformaciones en las actividades culturales e incluso sociales de Brasil como el desplazamiento de la Corte de D. João VI de Portugal a Rio de Janeiro. compositores fueron escritos los artículos intitulados “El Modernismo Musical Brasileño” por Guilherme Goldberg y “Henrique Oswald y los Románticos Brasileños: en busca del tiempo perdido” por Eduardo Monteiro. Estos artículos colocan en contexto a los compositores y sus obras en relación a la producción europea y su importancia para la formación de un nuevo y sólido lenguaje en la música brasileña. En este mismo contexto tenemos a la figura fascinante y ambigua de Ernesto Nazareth, que circuló entre el medio de la música de concierto siendo ardoroso seguidor de Chopin y la naciente música popular por haberse vuelto gran compositor de música de salón en Rio de Janerio de fines del siglo XIX. El periodista Alexandre Pavan en su artículo “Chopin carioca” aborda datos pintorescos de la vida y obra de este compositor. Durante estas primeras décadas del siglo XX se cuestionó arduamente lo que serían características verdaderas o típicamente brasileñas en nuestra producción cultural y musical. Eso es completamente justificable dentro del pensamiento de afirmación nacionalista de una joven nación que se consolidaba como una república, que definitivamente rompía sus lazos con la antigua metrópolis. Vale recordar el dato histórico que aún después de la independencia de Brasil como nación en 1822, tuvimos dos emperadores que pertenecían al linaje portugués de los Braganza, respectivos hijo y nieto del último rey portugués a gobernar Brasil mientras colonia, D. João VI. Con la proclamación de la república en 1889, un 9 nuevo país surge queriendo romper con toda y cualquier influencia del antiguo régimen. En esto comienza el pensamiento de afirmación nacional, que perdura hasta mediados del siglo XX, acuñado principalmente en la Semana de Arte Moderna de 1922 y en el surgimiento del pensamiento llamado de Antropofagismo, donde aún se discutía y se imponían una Ricardo Bernardes. serie de normas y conceptos de lo que sería genuinamente brasileño. En este ínterin muchos intelectuales del período comenzaron a valorizar la influencia de los pueblos africanos y sus descendientes así como los de las naciones indígenas preexistentes a la llegada del europeo a estas tierras en la formación de la cultura nacional. A pesar de justificado, este pensamiento dio margen para muchas injusticias y fallas en los criterios de evaluación de lo que contendría o no estas características. La producción musical anterior a ese pensamiento nacional – como las óperas de Carlos Gomes, la ya citada música sacra colonial – fue puesta de lado, visto como un arte decadente que despreciaba los batuques (golpetear de los tambores) africanos y la influencia indígena y que, por lo tanto, estaba predestinada a ser evaluada como arte sumisa a los valores del colonizador². Aún después del enfriamiento de este ideario, hoy perdura el concepto o el cuestionamiento de que es música típicamente brasileña. Compositores como Villa-Lobos tuvieron que afirmarse doblemente como brasileños y universales, con obras que aún son así divididas por muchos músicos y entusiastas del asunto. Está Villa-Lobos igualado a Stravisnky, de música afrancesada y de instrumentación sofisticada y osada, y está aquél que utilizó pretedidos cantos indígenas y de negros dando sabor nacional a su música, abusando de recursos rítmicos y aclamando la patria al reconocimiento de sus valores. Como otros nombres importantísimos que escribieron en el recién estructurado lenguaje nacionalista, citamos al italo-paulistano Francisco 10 Mignone, Camargo Guarnieri, Lorenzo Fernandez, Guerra-Peixe e inclusive, en una fase, a Cláudio Santoro. La idea aquí no es criticar o deshacer el pensamiento nacionalista, pero sí contextualizarlo como un importante conjunto de ideas que se justificaron en el período en que fueron creadas y usadas como patrón, pero que se vuelven ultrapasadas y restrictivas a una evaluación más amplia de lo que sería este universo musical en Brasil a lo largo de prácticamente cinco siglos. Con respecto a este largo período, que va de las primeras décadas del siglo XX hasta tardíamente en algunos compositores aún actuantes en la década del 60, y de los compositores citados fueron escritos los siguientes artículos: “Villa-Lobos Moderno y Nacional” de Jorge Coli, “Francisco Mignone y Lorenzo Fernandez” por el Maestro Lucero Rodrigues y “Guerra-Peixe, compositor polifacético” por el compositor y director Ernani Aguiar. Uno de los principales instrumentos que comenzó su ascensión en el siglo XX, tanto en la música de concierto como en la popular, fue la guitarra. Emblema de la cultura vista como genuinamente brasileña, este instrumento tuvo en Villa-Lobos uno de los principales compositores y entusiastas. Específicamente sobre este aspecto de la obra de Villa-Lobos y de su actuación para enriquecer el repertorio de la guitarra y la posterior trayectoria de este instrumento en la creación brasileña es que tenemos el artículo “La Música Brasileña para Guitarra después de Villa-Lobos” escrito por el consagrado guitarrista Fábio Zanon. También en la década del 30, paralelamente al ideario nacionalista otro movimiento se configura casi en una antítesis a este pensamiento. El Movimiento Música Viva liderado por Koellreutter, tuvo entre sus seguidores a varios compositores transitando entre estos dos lenguajes, como los jóvenes compositores Cláudio Santoro y César Guerra-Peixe. Este movimiento – como dice el autor del artículo “Música Viva”, Carlos Kater – no fue apenas responsable por la primera fase de la composición atonal y dodecafónica de la música brasileña. Cupo a este movimiento, más precisamente, la creación de una nueva perspectiva de la producción musical, imbricada en una concepción contemporánea de la función social del artista. Para tratar específicamente de Camargo Guarnieri, compositor de carrera brillante y formador de muchos discípulos, tenemos el artículo de la Profesora Flávia Toni, “Camargo Guarnieri”, una de las principales especialistas en el asunto. Para tratar la producción de Cláudio Santoro, compositor provechoso y de múltiples lenguajes, con importante carrera internacional también como profesor, tenemos el artículo “Cláudio Santoro – una trayectoria” por el periodista Irineu Franco Perpétuo. Más recientemente, en las últimas décadas del siglo XX, grandes movimientos de música de vanguardia surgieron de forma organizada, creando festivales de músicas contemporánea como bien lo atestigua el artículo “Los Eventos Para Divulgación De La Música Contemporánea En Brasil” del compositor Eduardo Álvares. Finalmente llegamos al siglo XXI, a los compositores hoy activos y sus directrices para el afianzamiento de sus lenguajes y sus participaciones en el mundo musical brasileño y sus relaciones con las demás producciones 1. PERPETUO, Irineu. Revista electrônica. São Paulo: Imagen, 2000. 2. Si en un momento fuimos colonia portuguesa, sin que haya todavía, como en cualquier parte del mundo, un planteo y definiciones de cultura nacional, hoy vemos que aquel momento perteneció a un universo cultural luso, que de a poco fue adquiriendo características singulares que podrían diferenciarnos en algunos aspectos de la metrópolis, aunque este propósito no fuese intencional. Es lícito decir que la producción de música sacra en Brasil durante el periodo colonial, sobretodo en el siglo XVIII, tiene características que la diferencian de la práctica de Portugal, aunque éstas sean sutiles. Esto sucede de la misma forma como si dijésemos que la producción de ópera italiana en los países germánicos, por compositores también germánicos, presente singularidades con relación a los italianos nativos, sin dejar de ser ópera italiana y al mismo tiempo germánica. Esta es todavía una discusión polémica, pero que abre caminos para varios planteos sobre los conceptos de estilos nacionales. Basándose en este mismo principio, aunque bastante criticado por el pensamiento nacionalista, la música de características estrictamente europeas escrita por brasileños – especialmente si está escrita antes del surgimiento de esta noción de nacionalismo cultural – puede contener elementos que provengan de la adaptación de este Pero recientemente, en las últimas décadas del siglo XX, grandes movimientos de música de vanguardia surgieron de manera organizada, creando festivales de música contemporánea. alrededor del planeta. Para abordar este tema contamos con el artículo “Producción Musical Clasica en Brasil a partir de 1980 – Pluralidad Estética” del actual presidente de la Sociedad Brasileña de Música Contemporánea, Harry Crowl, que discurre sobre las principales tendencias actuales y los nombres representativos y actuantes desde la década de 1980 a los días de hoy. lenguaje musical a la realidad local, convirtiéndose también en brasileña. Con este principio, esta adaptación y transformación son de gran valor para la comprensión de la formación de una cultura y una producción musical brasileña sin que necesariamente se busquen características “brasileñas” como muchas veces forjadas durante el auge del pensamiento nacionalista. De esta manera, con relación a aquella que es casi la totalidad de la producción musical en Brasil durante el periodo colonial, la música sacra del rito católico es una música de lenguaje efectivamente europea, típicamente italiana, como en casi todo occidente; pero que contiene su importancia y singularidad en cómo este lenguaje fue absorbido aquí y fue sutilmente transformado. Para no alargar esta discusión citamos aún un interesante ejemplo de cómo la circulación de la producción musical llegada de la metrópoli se adaptó al gusto y a las posibilidades locales, llamamos la atención hacia la tradición de representaciones de óperas barrocas portuguesas – de lenguaje musical italiano – en la por entonces lejana Pirenópolis en el interior de la provincia de Goiás, situada en el corazón de continente sudamericano. Estas óperas fueron representadas constantemente e incluso adaptadas por varias generaciones, así como varias óperas de autores italianos fueron adaptadas al portugués para que sean comprendidas por la población local. RICARDO BERNARDES Director y investigador especializado en música antigua luso-brasileña y autor de la colección Música no Brasil nos séculos XVIII e XIX (Música en Brasil en los siglo XVIII y XIX), Funarte 2001. Director artístico de Américantiga Historia e Cultura. 11