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RUMBOS TS, año XI, Nº 13, 2016. ISSN ED. IMPRESA 0718- 4182 / ED. EN LÍNEA 0719-7721, pp. 10-32
Análisis Longitudinal de la Exclusividad Universitaria del
Trabajo Social en Chile
Longitudinal Analysis of the Exclusivity of University Education in
the area of S ocial Work in C hile
Fecha recepción: mayo 2016 / fecha aprobación: junio 2016
Juan Aspeé*
Resumen
El artículo refleja la realidad formativa, en cifras absolutas y relativas, del
Trabajo Social en Chile. Según Aspeé (2014) la profesión y disciplina del
Trabajo Social se encuentra instipetizada, es decir, que está absorbida
por Institutos Profesionales, aunque la formación del trabajo social
debería ser exclusivamente universitaria. El objeto del presente escrito
es revisar si esta situación retrocedió, se mantuvo o aumentó desde el
año 2007 al año 2016. La revisión concluye que la instipetización sigue
vigente, aunque existió una clara disminución desde el año 2014 hacia el
2015. Esto da cuenta de una falta de control constante en la aplicación de
las normas que rigen la formación del Trabajo Social.
Palabras claves: Exclusividad Universitaria, Trabajo Social, Mercado Académico.
Abstract
The article reflects the reality, both through relative and absolute
figures, of social work education in Chile. According to Aspeé (2014)
the profession and discipline of social work has become instipetisized,
that is, absorbed by professional institutes, even though education
in the field of social work should remain on an exclusively university
level. The aim of the following text is to evaluate if this phenomenon
has decreased, maintained itself or increased between 2007 and 2016.
The review concludes that instipetization is still the norm, despite a
noticeable reduction between 2014 and 2015. This gives evidence of a
lack of consequent controls in enforcing the regulations that social work
education is subject to.
Key words: University exclusiveness, social work, academic market.
*
Trabajador Social, Universidad de Valparaíso. Magíster en Trabajo Social, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Doctorando en Políticas y Gestión Educativa, Académico en Universidad de Playa Ancha. Universidad Técnica Federico
Santa María y docente agregado en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Correo electrónico: [email protected]
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Escuela de Trabajo Social
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad Central de Chile
RUMBOS TS, año XI, Nº 13, 2016. pp. 10-32
Introducción
L
a educación superior en el mundo es un nivel formativo diverso institucionalmente y masivo en cuanto a niveles de acceso y plazas disponibles.
Estas características son consecuencia de sucesivas reformas de cohorte
neoliberal, que introdujeron mecanismos de mercado en la estructura, provisión y
sentido de la educación superior (Weise y Laguna, 2008).En América latina, desde
la segunda mitad de la década de los noventa, se implementó una agenda desmodernización del Estado, que orientó la función de la educación superior hacia la
formación de recursos humanos y la generación de condiciones de recuperación de
la inversión, diversificando las fuentes de financiamiento y los tipos de instituciones existentes (Mollis, 2004). La diversificación formativa trae como consecuencia
una notable expansión de la matrícula en la mayor parte de los países del mundo,
pasando de un sistema superior elitista a un sistema de educación superior masivo
(Olssen y Peters, 2005).
En Chile, las reformas de tipo neoliberal implementadas en el régimen militar
desde 1980 en adelante, y profundizadas por los gobiernos democráticos desde
1990, tuvieron como consecuencia una amplia diferenciación institucional; el
establecimiento de mecanismos de evaluación de la calidad; y la transformación
de las fuentes de financiamiento, cuyo mayor peso recaló en las familias mediante
el pago de aranceles (Mendes, Campbell y Porto, 2005). Al respecto, conviene
señalar que el sistema de educación superior de Chile se compone de tres tipos
de instituciones de educación superior: universidades, institutos profesionales y
centros de formación técnica. Según la Ley 20.370 (2009) : a) las universidades
son organismos (de derecho público o privado), sin fines de lucro que otorgan toda
clase de títulos profesionales, especialmente los grados de licenciado, magister y
doctorado; b) Los institutos profesionales, son instituciones (de derecho público
o privado) con o sin fines de lucro, que entregan títulos profesionales sin licenciatura, con excepción de las carreras exclusivamente universitarias; c) y los centros
de formación técnica, son instituciones (de derecho público o privado), con o sin
fines de lucro, que otorgan certificaciones técnicas (de nivel superior), sin grado
académico. Fueron parte de este sistema en el año 2014, alrededor de 1.215.413
estudiantes, lo que significó una cobertura bruta del 60% y una cobertura neta del
39% en dicho año (Servicio de Información de Educación Superior, 2014).
Es en el contexto masivo y mercantilizado descrito precedentemente, desde
donde el presente escrito trata el tema de la exclusividad universitaria del Trabajo
Social en Chile, indicando, como primera sentencia, que desde la promulgación de
la Ley 20.054 (2005), el Trabajo Social es exclusivamente universitario, pero en la
práctica esto no ocurre ya que al mismo tiempo puede ser entregado como oferta
académica por los institutos profesionales. Desde esta contradicción, el presente
artículo analiza la realidad formativa, en cifras absolutas y relativas, del Trabajo
Social.
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Análisis Longitudinal de la Exclusividad Universitaria del Trabajo Social en Chile por Juan Aspeé
Ahora bien, hablar de exclusividad universitaria parece ser un tema estrictamente gremial, sin consecuencias disciplinarias. No obstante, la defensa de la exclusividad universitaria (que refiere a que sólo las universidades puedan hacerse cargo
del desarrollo académico y formativo de ciertas profesiones), es también un tema
disciplinario, pues la configuración del mercado académico condiciona el ejercicio
profesional y, por tanto, el desarrollo de una determinada disciplina. Por ejemplo, si
un médico por Ley estuviera imposibilitado de intervenir quirúrgicamente, no sería
necesario que se formara en dicho ámbito. Este ejemplo tosco, refleja la simpleza
del argumento: la norma condiciona el ejercicio profesional, y por tanto, el desarrollo académico. En Chile, si una carrera no se desarrolla exclusivamente a nivel universitario, significa que se entiende como una profesión ejecutora, depositaria de
habilidades operativas desarrolladas por otras fuentes de conocimiento. Sólo sabe
hacer, pero no sabe por qué, ni tampoco es capaz de aportar al desarrollo de esos
fundamentos, pero el Trabajo Social no es una profesión de simple ejecución, es
una profesión de acción, transformación y discusión, que desde su inicio atiende la
cuestión social profesional y disciplinariamente. Sabe cómo hacer y también sabe
por qué se hace, tratando de aumentar su acervo teórico, de manera de superar
las teorías psicologizantes y sociologizantes que fueron el sustento de su actuar
infante. Si no es desarrollado en el nivel universitario, el Trabajo Social está condenado a la ejecución tecnocrática y acrítica; y, en una economía de libre mercado
como la de Chile, al detrimento de las condiciones laborales de sus exponentes y a
su posible desaparición.
La formación del Trabajo Social en Chile ha transitado por altos y bajos académicos, culturales y legales. Su historia ligada a reivindicaciones sociales y a la
atención de la cuestión social, han trasformado al trabajo social en un peligro para
regímenes autoritarios o en un instrumento del populismo. Marroquín (2011) califica al Trabajo Social como una profesión u oficio imposible, que trata de atender la
protección de los más vulnerables en una institucionalidad altamente normativa,
en un sistema de producción capitalista que trasformó la economía basada en la
agricultura a una economía basada en la industria (Deslauriers y Hurtubise, 2007).
Es así que los eventos culturales, sociales y económicos forman parte de la identidad de Trabajo Social, muchos de los cuales dieron origen a la profesión alrededor
del mundo, ya que la necesidad de la atención de los más desfavorecidos, así como
el desarrollo constante de los derechos sociales, derivó en instituciones, organizaciones y normativas que hicieron imprescindible la aparición de expertos que
pudieran atender estos fenómenos. Las acciones para atender la cuestión social
se reflejaron en acciones filantrópicas y caritativas, que luego fueron transitando
a acciones gubernamentales, mediante la generación de decretos, normativas
y leyes que eran administradas por los primeros exponentes del trabajo social.
Así ocurrió en México, donde producto de la separación entre Estado y la Iglesia
Católica, surgió la necesidad de profesionales que se hicieran cargo de las actividades de beneficencia y caridad, que paulatinamente eran asumidas por el Estado
revolucionario de 1910 (López, Ribeiro y Cabello, 2007). Similar situación ocurre
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RUMBOS TS, año XI, Nº 13, 2016. pp. 10-32
en Italia, donde el trabajo social surge a raíz del desarrollo de los servicios sociales
y sanitarios, reconstruidos luego de la Primera Guerra Mundial (Sanicola, 2007).
Y lo mismo ocurre en Portugal, donde la profesión nace en 1928 con el objeto de
ser parte de los servicios de justicia para niños, niñas y adolescentes (Branco y
Fernandes, 2007).
En Chile, Hernández y Ruz (2007) señalan que la aplicación de la Ley del
Seguro Obrero y los beneficios que esta contenía para los trabajadores y sectores
desposeídos, derivó en la necesidad de contar con profesionales del Trabajo Social,
pues esta Ley redujo el espacio de acción de la caridad y generó una estructura
estatal para atender estas situaciones. Esto finalmente se cristalizó en la creación
de la primera escuela de Trabajo Social de Chile, en 1925. Desde ese entonces, la
disciplina “ha desarrollado un proceso de profesionalización especializada en la
contingencia social, con fuertes vínculos con las Ciencias Sociales y con la intervención social en contextos de necesidades y demandas de la población” (Castañeda y
Salamé, 2014a: 9). En definitiva, la profesión del Trabajo Social muta entre la filantropía y la caridad hacia la institucionalización estatal, mediante decretos y normativas con ribetes para-jurídicos, para-médicos, para-pedagógicos, etcétera. Es
así como el vínculo entre la legislación y la configuración de los servicios sociales,
es sustantiva en Trabajo Social. Este es un condicionamiento muchas veces lineal
entre lo que permite la norma y en lo que deriva el quehacer profesional.
En el contexto descrito, Aspeé (2014) efectuó un estudio que analizó las implicancias de la Ley 20.054, que le devolvió el rango universitario al Trabajo Social en
Chile, perdido en dictadura, y su relación con el mercado académico y laboral de la
profesión en el mismo país. Mediante un análisis de contenido de la ley en cuestión
(y otras normas jurídicas), junto con el análisis de bases de datos estatales, dicho
autor llegó a las siguientes conclusiones:
a) En el año 2014 hubo 579 programas relativos a títulos de Trabajo Social en
Chile, que contenían 15.296 vacantes (para ingresos del primer semestre de
dicho año), la mayor parte de los cuales fueron ofertados por institutos profesionales, con 316 programas y 9.317 vacantes (60,9%).
b) La Ley 20.054 es contradictoria ontológica y constitucionalmente, en la
medida que le devuelve el rango universitario al trabajo social, pero no de
manera exclusiva, aun cuando su nombre así lo señala y pese a modificar una
norma constitucional donde se contiene a 18 profesiones que requieren de
licenciatura previa, para obtener el título profesional.
c)
La forma de superar esta situación sería mediante la modificación de la ley en
cuestión o la declaración de inconstitucionalidad del artículo N°2 de la misma
ley, que señala que los Institutos profesionales que imparten las carreras de
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Análisis Longitudinal de la Exclusividad Universitaria del Trabajo Social en Chile por Juan Aspeé
trabajador social o de asistente social, podrán continuar otorgando el título
profesional correspondiente.
d) La aparición del dictamen de la Contraloría General de la República de Chile Nº
43.184, (2014), los institutos profesionales no pueden ofertar la carrera de
Trabajo Social, en ninguna de sus nomenclaturas1.
Asimismo, Aspeé (2014) destaca los siguientes mitos respecto de la Ley
20.054 y su aplicación:
Mito N°1: La Ley 20.054 le devolvió el rango exclusivamente universitario al
Trabajo Social.
Realidad: La Ley 20.054 le devolvió el rango de universitario al Trabajo Social o
Servicio Social, pero no de manera exclusiva, pues permite a perpetuidad que los
institutos profesionales sigan otorgando la carrera. En esta ley, la palabra “exclusividad” significa “de forma compartida”.
Mito N°2: Los/as profesionales de institutos y de universidades, por el ministerio de la ley 20.054, tienen distintos derechos y funciones.
Realidad: los y las profesionales Asistentes Sociales o Trabajadores Sociales, ya sea
de institutos profesionales o de universidades, tienen los mismos derechos y facultades. La única diferencia está radicada en la posesión del grado de licenciado/a.
1
El Dictamen de la Contraloría General de la República de Chile Nº 43184, señala textualmente:
De tal modo, dicha Secretaría de Estado [refiriéndose al Ministerio de Educación de Chile] deberá arbitrar las medidas
pertinentes a fin de que los ‘institutos profesionales’ se abstengan de ofrecer dentro de sus alternativas académicas carreras que requieran de licenciatura previa, en virtud de sus atribuciones fiscalizadoras sobre tales entidades [...] (párr.16).
Las 18 carreas que requieren de licenciatura previa según el artículo Nº 63, DFL N°2 de 2009, son: a) Título de Abogado:
Licenciado en Ciencias Jurídicas; b) Título de Arquitecto: Licenciado en Arquitectura; c) Título de Bioquímico: Licenciado
en Bioquímica; d) Título de Cirujano Dentista: Licenciado en Odontología; e) Título de Ingeniero Agrónomo: Licenciado
en Agronomía; f) Título de Ingeniero Civil: Licenciado en Ciencias de la Ingeniería; g) Título de Ingeniero Comercial: Licenciado en Ciencias Económicas o Licenciado en Ciencias en la Administración de empresas; h) Título de Ingeniero Forestal:
Licenciado en Ingeniería Forestal; i) Título de Médico Cirujano: Licenciado en Medicina; j) Título de Médico Veterinario:
Licenciado en Medicina Veterinaria; k) Título de Psicólogo: Licenciado en Psicología; l) Título de Químico Farmacéutico:
Licenciado en Farmacia; m) Título de Profesor de Educación Básica: Licenciado en Educación; n) Título de Profesor de
Educación Media en las asignaturas científico-humanísticas: Licenciado en Educación; ñ) Título de Profesor de Educación
Diferencial: Licenciado en Educación; o) Título de Educador de Párvulos: Licenciado en Educación; p) Título de Periodista:
Licenciado en Comunicación Social; y q) Título de Trabajador Social o Asistente social: Licenciado en Trabajo Social o en
Servicio Social, respectivamente.
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Mito N°3: Llamarse Trabajador/a social es distinto que llamarse Asistente
Social.
Realidad: nunca fue la intención de la ley 20.054 hacer esta distinción. La intención
fue devolverle el rango universitario a la carrera, llámese Trabajo Social o Servicio
Social, otorgue el título de Trabajador/a social o de Asistente Social. De hecho, los
dictámenes de la Contraloría así lo ratifican, señalando que son distintas denominaciones para un mismo título profesional.
Mito N° 4: los institutos profesionales, desde el año 2006 en adelante, no
pueden otorgar la carrera de Trabajo Social.
Realidad: los Institutos Profesionales tienen la facultad de otorgar la carrera de
trabajo social o servicio social, pues el artículo N°2 de la ley 20.054 se los permite
a perpetuidad.
Mito N°5: los institutos profesionales sólo pueden otorgar el título de Asistente
Social.
Realidad: puesto que los títulos de trabajador/a social y de asistente social son
equivalentes, los institutos profesionales pueden otorgar el título de trabajador/a
social o de asistente social sin problemas. Es más, el artículo N°2 señala expresamente que estas instituciones pueden otorgar el título de asistente social o de
trabajador/a social.
Mito N° 6: las universidades sólo otorgan el título profesional de Trabajador
Social.
Realidad: las universidades no están obligadas a modificar el nombre del título que
entregan, pues la ley 20.054 nunca lo contempló. En la actualidad, se otorga el
título de trabajador/a social o asistente social indistintamente por universidades y
por institutos profesionales.
Mito N°7: aun cuando los títulos de Asistente Social y de Trabajador o
Trabajadora Social refieran a la misma disciplina, hay diferencia entre universidades e institutos profesionales.
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Análisis Longitudinal de la Exclusividad Universitaria del Trabajo Social en Chile por Juan Aspeé
Realidad: las resoluciones de Contraloría establecieron que las nomenclaturas
de “asistente social” o “trabajador/a social”, son dos denominaciones de un mismo
título, por lo tanto equivalentes, no importa si se otorgó por una universidad o por
un instituto profesional. Por lo cual, todos y todas las y los asistentes sociales o
trabajadores/as sociales, tienen los mismos derechos y potestades, con independencia de la institución de egreso (pp. 35-36).
Con base a todas estas consideraciones, Aspeé (2014) indicó las siguientes
sentencias:
(1) Se debe modificar con urgencia el marco de legal sobre el cual se forman los y
las profesionales del Trabajo Social o Servicio Social en Chile, transformando
a dicha disciplina en exclusivamente universitaria, y fomentando la profundización de la formación de los y las profesionales ya titulados/as de institutos
profesionales.
(2) Los datos reflejan que la instipetización del trabajo social, ha sido dañina
académicamente y laboralmente, donde las contradicciones legales y las
posibilidades legales (“exclusividad” entendida como “en forma compartida”, y
permiso de lucrar), sólo han profundizado este daño.
(3) En acciones concretas, el artículo N°2 de la ley 20.054 ya no debe aplicarse, y
el dictamen Nº 43.184, debe ampliamente implementarse (p.84).
La preocupación por los niveles formativos del Trabajo Social, no es una cuestión nueva, de hecho constituye una precaución a nivel mundial. En tal sentido,
Deslauriers y Hurtubise (2007) realizaron una comparación internacional que
incluyó a 11 países (5 latinoamericanos, 5 europeos y una realidad norteamericana),
que concluyó que a pesar de que el Trabajo Social se encuentra en los niveles de
formación superior de todos los sistemas de educativos analizados, dicha formación se da en un variado contexto institucional (distintos tipos de instituciones de
educación superior), diferenciando el nivel de técnico en Trabajo Social, del Trabajo
Social profesional. En esta diversidad, el Trabajo Social en ciertas circunstancias
adquiere autonomía disciplinar, y en otras realidades, no consigue despegarse de
otras ciencias sociales, como la sociología (Deslauriers y Hurtubise, 2007). Para
Chile, Deslauriers y Hurtubise (2007) concluyen que la creación del nivel técnico
en Trabajo Social compite con el trabajo social profesional por los mismos espacios
de ejercicio laboral. Hecho ratificado por Vidal (2009), quien señala que las condiciones laborales en las que se desempeñan los profesionales del trabajo social han
sufrido una constante precarización, donde son destacables la pluri-empleabilidad
y los bajos salarios, situación que en parte es producto de la economía capitalista
imperante.
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No obstante lo anterior, la investigación sobre la cuestión específica de la
exclusividad universitaria en Chile, es exigua, ya que la preocupación se ha centrado o en los perfiles formativos, en los trabajos de Castañeda y Salamé (2010;
2012; 2014b), o en las condiciones laborales, en los trabajos de Vidal (2009a;
2009b; 2009c). Aunque, es rescatable el caso de Saravia (2015), quien visualiza el
aumento de la oferta de programas formativos de Trabajo Social, especialmente de
los programas no universitarios, marcando la necesidad de generar una planificación de la formación del Trabajo Social en Chile, pero sin problematizar la cuestión
de la exclusividad universitaria. Por lo tanto, el único estudio que trata el problema
específico de este escrito, es el realizado por Aspeé (2014), que ya fue detallado.
Por ende, y de manera de contribuir a la discusión anterior, el presente escrito describe la realidad de la exclusividad universitaria del Trabajo Social en Chile, desde
el año 2007 al año 2016, y procura actualizar las sentencias elaboradas por Aspeé
(2014), respecto de la aplicación de la Ley 20.054, que supuestamente restableció
la exclusividad universitaria del trabajo social, especialmente respecto del concepto de instipetización desarrollado por el mismo autor. Para ello, y de manera
que el escrito sea auto-contenido, se presentará la descripción metodológica y la
explicitación de los resultados de la investigación, culminando con una serie de
conclusiones y recomendaciones respecto del mismo tema.
Metodología
Considerando lo anteriormente definido, este artículo describe el efecto de
la aplicación del dictamen Nº 43.184 de la Contraloría General de la República de
Chile, en la oferta académica y matrículas y titulaciones de Trabajo Social en Chile,
mediante un análisis de frecuencias absolutas y relativas a lo largo del tiempo
(2007 al 2016), con especial énfasis en el tránsito entre los años 2014, 2015 y
2016. El propósito es determinar si la instipetización del Trabajo Social (Aspeé,
2014) retrocedió, se fortaleció o se mantuvo en los niveles descritos en 2014. En
consecuencia, la investigación se guía por la pregunta ¿Cuánto y cómo ha variado la
instipetización del Trabajo Social entre los años 2007 al 2016?
Para cumplir con el propósito establecido, se recurrió al escudriñamiento de
las bases públicas del Servicio de Información de Educación Superior (SIES), del
Ministerio de Educación de Chile, a saber:
- Base Matrícula Histórica 2007-2015 (SIES, 2016a).
- Base Oferta Académica 2010-2016 (SIES, 2016b).
- Base Titulados Histórica 2007-2014 (SIES, 2016c).
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Análisis Longitudinal de la Exclusividad Universitaria del Trabajo Social en Chile por Juan Aspeé
En todas las bases indicadas, el análisis se concentró en las áreas de carrera
genérica (o área carrera de futuro laboral) trabajo social y técnico en servicio social.
En este sentido, es válido aclarar que cuando el texto se refiera a Trabajo Social, lo
hará indicando el nivel profesional en su conjunto, considerando que Trabajo Social
o Servicio Social, son dos denominaciones para una misma profesión (Aspeé, 2014).
Mientras que cuando se refiera a técnico en servicio social, se hará exclusivamente
indicando el nivel técnico.
El periodo de tiempo seleccionado se debe a dos consideraciones: Una de
tipo pragmática y otra de tipo temática. La razón pragmática, dice relación con las
bases del SIES, las que incorporan solamente dicho rango de tiempo. Mientras que
la razón temática, señala que en dicho tiempo es factible observar el efecto de la
Ley 20.054 y de la aplicación del Dictamen Nº 43.184 de la Contraloría General de
la República de Chile.
Resultados
Evolución de la matrícula total
La matrícula total de personas que estudiaron Trabajo Social y Técnico en
Servicio Social ha tenido un constante crecimiento, con 16.998 estudiantes
en 2007 hasta llegar a 34.106 estudiantes en el año 2015 (más de un 100% de
aumento en 8 años). El crecimiento de mayor relevancia en la matrícula, se sucede
en los institutos profesionales (IP, en adelante), que con creces superan la media
de crecimiento de universidades privadas (UP, en adelante) y de universidades pertenecientes al Consejo de Rectores de Universidades Chilenas2 (UCH, en adelante)
y de centros de formación técnica (CFT, en adelante), ya que entre los años 2007
al 2015, sumaron 114.543 personas matriculadas, mientras que las UP sumaron
72.439 personas, las UC sumaron 40.963 personas, y los CFT sumaron 6.138 personas matriculadas en el mismo periodo. En total, 234.083 personas han estudiado
trabajo social o técnico en servicio social entre los años 2007 al 2015.
2
El Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH) agrupa a 27 universidades chilenas estatales y privadas
de carácter pública (creadas antes de 1981). Por su parte, las universidades privadas son todas aquellas que están fuera
del CRUCH.
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La figura N°1 describe la evolución de la matrícula en el nivel técnico. Se
observa en dicho gráfico, que la evolución al alza en las matrículas está concentrada en los IP. La evolución de la matrícula en los IP en este nivel, sube desde 912
personas en 2007 a 7.977 personas en 2015, lo que da cuenta de un 775% de
aumento. Ahora bien, es válido señalar que los títulos de Técnico en Servicio Social
y todas sus variaciones dividen al trabajo social “al modo de las carreras de salud
o de las carreras vinculadas a las ingenierías, sin comprender que las carreras de
las ciencias sociales son indivisibles en sí, pues son lo suficientemente teóricas y
lo suficientemente manuales o prácticas” (Aspeé, 2014:79). El Trabajo Social como
disciplina y profesión es indivisible, pues conjuga experticias prácticas, analíticas
y teóricas. Atomizarlo en distintos niveles de certificación, simplemente genera
problemas de identidad y de ejercicio laboral.
Figura N°1: Evolución de la matrícula total en técnico en servicio social 2007 - 2015
9000
8000
7000
6000
5000
4000
3000
2000
1000
0
MAT_2011
MAT_2012
MAT_2013
MAT_2014
Centros de Formación Técnica
MAT_2007 MAT_2008 MAT_2009 MAT_2010
329
345
445
428
501
568
819
1153
MAT_2015
1550
Institutos Profesionales
912
1152
1988
3193
4407
5544
5432
6376
7977
Universidades Privadas
92
47
0
0
0
0
0
0
0
Fuente: Elaboración propia, con datos SIES (2016a).
En la Figura N°2, se observa la evolución de la matrícula en Trabajo Social (nivel
profesional). Tres datos importantes se rescatan de la gráfica: a) la matrícula en las
UCH, sigue lenta y paulatinamente bajando; b) la matrícula en las UP, sigue lenta y
gradualmente subiendo; y c) la matrícula de los IP, ha tenido un crecimiento sostenido y considerable desde 2007 al 2015, con excepción de una pequeña depresión
desde 2014 al 2015, posiblemente debido a la aplicación del dictamen Nº 43.184.
Aunque dos años de análisis no revierte la tendencia al alza descrita. De hecho, la
acumulación temporal desde 2007 al 2015, es de un 168% al alza.
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Análisis Longitudinal de la Exclusividad Universitaria del Trabajo Social en Chile por Juan Aspeé
Figura N°2: Evolución de la matrícula total en trabajo social 2007 - 2015
14000
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0
MAT_2011
MAT_2012
MAT_2013
MAT_2014
MAT_2015
Institutos Profesionales
MAT_2007 MAT_2008 MAT_2009 MAT_2010
4239
5141
6337
8050
8784
9409
11617
12609
11376
Universidades CRUCH
4865
5087
4916
4778
4544
4284
4322
4075
4092
Universidades Privadas
6561
6313
6770
7650
8779
9014
9169
8933
9111
Fuente: Elaboración propia, con datos SIES (2016a).
Evolución de la matrícula de primer año
Para tratar de entender la depresión de la matrícula evidenciada en los IP entre
los años 2014 a 2015, se hace necesario analizar la matrícula de los y las estudiantes que ingresan al primer año. La Figura N°3 presenta la evolución de la matrícula
de primer año únicamente en el nivel técnico, donde se observa la tendencia al alza
en la matrícula de los IP, cuyo crecimiento en este nivel es mayor que la matrícula de
los centros de formación técnica, que también fue al alza, pero a un ritmo menor. El
83,6% de la matrícula de primero año en el nivel técnico, corresponde a programas
otorgados en Institutos Profesionales. Asimismo, se evidencia la desaparición de
técnico en servicio social (y sus derivados) en el nivel universitario.
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Figura N° 3: Evolución de la matrícula en primer año de técnico en servicio
social 2007 - 2015
4500
4000
3500
3000
2500
2000
1500
1000
500
0
MAT_2010
MAT_2011
MAT_2012
MAT_2013
MAT_2014
Centros de Formación Técnica
MAT_2007 MAT_2008 MAT_2009
172
168
232
194
293
280
448
661
MAT_2015
832
Institutos Profesionales
482
584
1218
1688
2156
2719
2790
3153
4255
Universidades Privadas
22
0
0
0
0
0
0
0
0
Fuente: Elaboración propia, con datos SIES (2016a).
La Figura N°4 desglosa el progreso de la matrícula de primer año, sólo en el
nivel profesional. Se observa un comportamiento más heterogéneo que lo descrito
precedentemente. Es así que las UC presentan una estabilidad en su matrícula de
primer año a lo largo del periodo analizado, mientras que las UP presentan una
inestabilidad en su matrícula, pero que en el agregado va al alza, y es al menos 2
veces más importante que la matrícula en UC. Por su parte, los IP presentan una
gran depresión en la matrícula de primer año entre los años 2014 al 2015, pasando
de ser las principales instituciones, en cuanto a matrículas de primeros años desde
el 2007 al 2014, a ser la última, en el año 2015.
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21
Análisis Longitudinal de la Exclusividad Universitaria del Trabajo Social en Chile por Juan Aspeé
Figura N°4: Evolución de la matrícula en primer año de trabajo social 2007 - 2015
4000
3500
3000
2500
2000
1500
1000
500
0
MAT_2007
MAT_2008
MAT_2009
MAT_2010
MAT_2011
MAT_2012
MAT_2013
MAT_2014
MAT_2015
Institutos Profesionales
2106
2516
2777
3597
3156
2922
3514
3473
626
Universidades CRUCH
1081
1108
1075
925
883
909
918
821
939
Universidades Privadas
2062
1874
2204
2545
2567
2259
1986
1826
2555
Fuente: Elaboración propia, con datos SIES (2016a).
Lo descrito hasta el momento puede hacer concluir apresuradamente que la
instipetización del Trabajo Social (Aspeé, 2014), está en retroceso y que en su lugar
se consolida la privatización de la misma profesión y disciplina, en la medida que
son las UP las que concentran la mayor cantidad de alumnos y alumnas estudiando
ésta carrera en el nivel profesional. No obstante, para que esta sentencia preliminar tenga validez, es menester analizar la oferta académica 2016 y su relación con
años precedentes, de manera de visualizar si lo anteriormente descrito es un dato
coyuntural o si se mantendrá en el tiempo.
3.3. Evolución de la oferta académica
Por su parte, en la Figura N°5 se observa la evolución de la oferta académica
total en Trabajo Social (profesional y técnico), entre los años 2010 al año 2016, destacándose una estabilidad en la oferta en UP, UC y en CFT, pero no así en IP, los que,
con un comportamiento heterogéneo, concentran la mayor oferta de plazas para
estudiar trabajo social y técnico en servicio social en el país (81.550 plazas desde
2010 al 2016). En el mismo gráfico, se destaca la depresión ocurrida desde 2014
al 2015, sin embargo, en 2016 la oferta de plazas en estas instituciones vuelve a
elevarse con mayor fuerza, llegando a 13.826 vacantes a nivel nacional, cifra sólo
superada por el máximo histórico alcanzado en el año 2011, con 18.280 vacantes.
Es pertinente señalar que en el año 2016 los IP, concentraron el 80,4% del total de
vacantes ofertadas a nivel país, en carreras cuya certificación deriva en un título de
técnico en servicio social (7.810 vacantes).
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RUMBOS TS, año XI, Nº 13, 2016. pp. 10-32
Figura N°5: Evolución de la oferta académica en Trabajo Social y Técnico en
Servicio Social 2010 -2016
20000
18000
16000
14000
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0
Año 2010
Año 2011
Año 2012
Año 2013
Año 2014
Año 2015
Centros de Formación Técnica
540
775
767
840
1850
2495
Año 2016
1899
Institutos Profesionales
9708
18280
12837
10986
10233
5680
13826
Universidades CRUCH
1515
965
894
835
815
838
853
Universidades Privadas
3309
4092
3693
3971
4944
4031
4135
Fuente: Elaboración propia, con datos SIES (2016b).
En la Figura 6 se presenta la progresión de la oferta académica total en Trabajo
Social (nivel profesional) en el periodo analizado, donde nuevamente se destacan
los IP en el año 2016, año en que concentran el 55% del total de plazas ofertadas
para obtener un título profesional en trabajo social (6.016 vacantes). Esta situación
indica que el efecto de control que tuvo el dictamen Nº 43.184 fue momentáneo y
sólo por el año 2015, retomando los niveles de la sobreoferta en IP, luego de que el
acatamiento de este dictamen decayera por parte de los IP y que las autoridades del
Ministerio de Educación de Chile no vigilaran su cumplimiento. Entre los años 2010
y 2016, los IP han ofrecido 42.313 vacantes, las UP han ofrecido 28.175 vacantes
y las UCH han ofrecido 6.565. Es decir, sólo en un año los IP casi igualan la oferta
académica de las UCH dispuesta en 7 años.
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Análisis Longitudinal de la Exclusividad Universitaria del Trabajo Social en Chile por Juan Aspeé
Figura N° 6: Evolución de la oferta académica total en trabajo social 2010 - 2016
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0
Año 2010
Año 2011
Año 2012
Año 2013
Año 2014
Año 2015
Año 2016
Institutos Profesionales
6311
10826
6629
5350
5811
1370
6016
Universidades CRUCH
1515
815
894
835
815
838
853
Universidades Privadas
3309
4092
3693
3971
4944
4031
4135
Fuente: Elaboración propia, con datos SIES (2016b).
En 2014, Aspeé señalaba que el IP AIEP era la institución que concentraba
la mayor cantidad de vacantes para estudiar Trabajo Social en el país, con 3.134
vacantes para ingreso en el primer semestre de 2014.En la actualidad, la oferta
académica en el nivel profesional de Trabajo Social despareció en el IP AIEP (según
se aprecia en la Figura N°7). No obstante, el IP PROVIDENCIA, el IP LA ARAUCANA y
el IP SANTO TOMAS aparecen como explotadores del mercado abandonado por el IP
AIEP, quien comprendió el alcance del dictamen Nº 43.184, no así las instituciones
señaladas, las que están sin ambigüedad en la ilegalidad, ofertando programas que
según la ley, únicamente pueden ser ofrecidos por universidades, toda vez que:
[…] los institutos profesionales no pueden impartir las carreras que requieren
de licenciatura previa, desde la entrada en vigencia de la ley N° 20.370. Esto, en
la medida que la norma aplicable actualmente para los institutos profesionales,
se restringe al artículo N°54 del decreto con fuerza de ley N° 2, de 2009. (Aspeé,
2014:40).
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Figura N°7: Vacantes de trabajo social profesional en institutos profesionales
en 2016
INSTITUTO PROFESIONAL
TOTAL VACANTES 2016
IP PROVIDENCIA
2.200
IP LA ARAUCANA
1.305
IP SANTO TOMAS
1.100
IP DEL VALLE CENTRAL
465
IP DIEGO PORTALES
285
IP DE CHILE
271
IP LOS LEONES
200
IP LIBERTADOR DE LOS ANDES
120
IP LATINOAMERICANO DE COMERCIO EXTERIOR
70
IP INACAP
0
IP AIEP
0
TOTAL GENERAL
6.016
Fuente: Elaboración propia, con datos SIES (2016b).
Evolución de las titulaciones
La situación de sobreoferta descrita anteriormente, tiene como consecuencia
un mercado laboral y de ejercicio profesional restringido, y por consiguiente, condiciones laborales aún más deterioradas que las descritas por Aspeé (2014):
“En conjunto, todos/as los/as titulados/as de trabajo social o servicio social,
de cualquier nivel de estudio, tienen en promedio un 59% de probabilidades de
encontrar empleo al primer año de egreso. El lector o lectora, se preguntará por qué
se promedian niveles de estudios distintos. La respuesta es simple: porque se ha
hecho costumbre en el mercado laboral publicar llamados de plazas de trabajo, que
señalan que el cargo lo puede ejercer un profesional asistente social o trabajador
social o un técnico en trabajo social, indistintamente. Por lo cual, es lógico pensar
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25
Análisis Longitudinal de la Exclusividad Universitaria del Trabajo Social en Chile por Juan Aspeé
que el promedio de la empleabilidad efectiva, es el promedio de la empleabilidad
para todos los títulos en trabajo social, con independencia del nivel de estudio [...]
Entre ingresos y empleabilidad, se configura un desalentador panorama para los y
las profesionales del trabajo social. Quien logre obtener un trabajo, lo conseguirá
con un bajo sueldo, y tal vez ni siquiera utilice todo el potencial entregado en la
formación. La sobreoferta de plazas y programas de trabajo social, la mayor parte
otorgados por institutos profesionales, ha hecho mella en las condiciones laborales de los trabajadores sociales y las trabajadoras sociales del país” (Aspeé, 2014:
65-66).
Pero ¿cómo ha evolucionado la titulación en Trabajo Social en el periodo analizado? En la actualidad, la cifra de personas que obtuvieron certificaciones en
trabajo social y técnico en servicio social desde los IP, ha aumentado sostenida y
vigorosamente, sumando un total de 11.631 titulados entre los años 2007 al 2014,
cifra que representa el 43% del total de titulados y tituladas (27.218) en dicho
periodo, en todos los tipos de instituciones y niveles de Trabajo Social.
Se observa en la Figura N°8 la evolución del número de titulados y tituladas
en el nivel técnico en Servicio Social, resaltando la preponderancia en titulaciones
otorgadas desde IP, por sobre los CFT, que entre los años 2007 al 2014 certificaron
a 845 personas, mientras que los IP, en el mismo periodo de tiempo, certificaron a
4.197 personas en dicho nivel.
Figura N°8: Evolución de las titulaciones en técnico en Servicio Social
2007-2014
1200
1000
800
600
400
200
0
TIT_2007
TIT_2008
TIT_2009
TIT_2010
TIT_2011
TIT_2012
TIT_2013
Centros de Formación Técnica
66
70
99
82
109
108
130
181
Institutos Profesionales
123
237
215
398
502
776
918
1028
Universidades Privadas
0
0
2
0
0
0
0
7
Fuente: Elaboración propia, con datos SIES (2016c).
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TIT_2014
RUMBOS TS, año XI, Nº 13, 2016. pp. 10-32
Luego, en la Figura N°9, se observa que las certificaciones de nivel profesional
emitidas en IP se mantuvo bajo las UP y UC desde 2007 al año 2011, sin embargo,
ocurre un salto cuantitativo importante desde 2012 al 2014, donde este tipo de certificaciones primero igualaron (año 2012) y luego superaron a las UP. Todo ello hace
pronosticar que el mercado laboral seguirá saturado y con condiciones laborales
deterioradas, producto de la sobreoferta de personas certificadas en trabajo social,
las que en su mayor parte proceden y procederán de institutos profesionales.
Figura N°9: Evolución de las titulaciones en Trabajo Social 2007-2014
2000
1800
1600
1400
1200
1000
800
600
400
200
0
TIT_2007
TIT_2008
TIT_2009
TIT_2010
TIT_2011
TIT_2012
TIT_2013
TIT_2014
Institutos Profesionales
540
406
599
612
782
1020
1644
1831
Universidades CRUCH
745
815
795
893
926
729
727
948
Universidades Privadas
818
1000
947
859
1023
1042
1379
1087
Fuente: Elaboración propia, con datos SIES (2016c).
Conclusiones y recomendaciones
De 2014 para 2015 hubo una notable disminución de la oferta de plazas en
Institutos Profesionales. Lo más probable debido a la aplicación del dictamen de la
Contraloría General de la República de Chile Nº 43.184 (del 13-06-2014), pasando
de 5.811 vacantes a 1.370.Sin embargo, en el año 2016 el panorama de oferta se
dispara nuevamente en institutos profesionales, llegando a 6.016 vacantes en
todo Chile, lo que por ley no debe suceder. De estas 6.016 vacantes, 2.200 las concentra el IP PROVIDENCIA, mientras que el IP AIEP desistió de ofertar esta carrera
en el nivel profesional. En otras palabras, existe un enroque de instituciones,
pues mientras una respeta la norma (IP AIEP), otra toma el mercado vacante (IP
PROVIDENCIA), es decir, la formación no universitaria en esta área se robustece y
confirma los hallazgos de Saravia (2015).
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Análisis Longitudinal de la Exclusividad Universitaria del Trabajo Social en Chile por Juan Aspeé
Se refleja una constante privatización de la formación profesional, en la
medida que las universidades del CRUCH han mantenido un matrícula y oferta académica continuamente a la baja, mientras que las universidades privadas, fuera del
CRUCH, han mantenido una lenta, pero creciente oferta y matrículas efectivas. No
obstante, el desafío para las universidades (privadas y del CRUCH), es atender la
formación en Trabajo Social desde un alto estándar, desplazando a los institutos
profesionales, pero siempre observantes a la necesidad efectiva de este tipo de
profesionales en el mercado laboral, pues el producir profesionales sin posibilidades de ejercicio laboral, es también un atentado a la disciplina. Las alianzas estratégicas entre instituciones (universidades) y empleadores son una vía de solución.
Esta no es sólo una cuestión gremialista (que si lo es), también es una cuestión de
protección y desarrollo de la disciplina del Trabajo Social, que con la instipetización
corre el riesgo cierto de desaparecer, o en el mejor de los casos, transformarse en
ejecutores de programas de transferencias sociales, volviendo a los inicios de la
profesión, es decir, involucionando. Ello asociado a su vez al detrimento en las condiciones laborales, lo que Vidal en el año 2009 ya proyectaba:
[…] “se hace necesario reconocer que estos cambios influyen en la profesión
del Trabajo Social en Chile, sumado a un aumento impresionante de escuelas
técnicas y universitarias, en los últimos 15 años, que ofrecen la formación
de trabajo social y servicio social […] Todo indica que a futuro el mercado de
trabajo estará saturado, generando situaciones de cesantía graves y mayor
precariedad al interior de la profesión” (Vidal, 2009a: 84).
La situación descrita en el trabajo social de reflejo de las trasformaciones de la
educación superior en el mundo, que se vuelve en un mecanismo de transmisión de
conocimientos acríticos, relegando a un segundo plano lo disciplinar y acentuando
la vertiente ejecutora. En este sentido, Olssen y Peters (2005) señalan que en el
neoliberalismo el rol de la educación superior se valora como el factor clave en la
nueva economía del conocimiento, situación que ha alentado a las instituciones
de educación superior a desarrollar vínculos con la industria y los negocios, de
manera de otorgarle viabilidad al mismo modelo económico. Ello ha encaminado
la formación en educación superior desde la generación de personas con pensamiento reflexivo, a personas preparadas para el mundo del trabajo como ejecutoras
(Mollis, 2004; Olssen y Peters, 2005). Por ende, la preocupación de la exclusividad
universitaria no es simplemente un tema gremial, es también una preocupación por
el devenir de la profesión. En tal sentido, cabe recodar que los inicios de los institutos profesionales en Chile, se relacionaron con la necesidad de contar con personas
preparadas para el mundo del trabajo en las áreas de producción minera, agrícola
e industrial, fundamento que dio origen al Instituto Nacional de Capacitación,
INACAP, y el Departamento Universitario Obrero Campesino, DUOC (Aspeé, 2014).
Por consiguiente, la formación del Trabajo Social en institutos profesionales no es
sólo desfavorable desde el punto de vista corporativo, también es desfavorable
por el efecto disciplinar y por romper con el sentido histórico de la existencia de
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los institutos profesionales. Si las universidades son el seno donde se desarrolla
el conocimiento disciplinar, restar al Trabajo Social de la exclusividad universitaria,
sería indicar que se puede prescindir del componente reflexivo del mismo, convirtiéndola sólo en una profesión útil al mercado:”un título profesional habilita para
el hacer, pero una disciplina habilita para conocer el sustento de ese hacer, el procedimiento de ese hacer y el sentido de ese hacer. Por ello, trabajo social es una
profesión y disciplina a la vez” (Aspeé, 2014:15). Separar estos elementos, es sólo
un acto de atomización preocupante.
En lo sustancial, la instipetización del Trabajo Social descrita por Aspeé (2014)
sigue presente y con mayor fuerza, es decir, que la formación de profesionales del
trabajo social está acaparada fundamentalmente por institutos profesionales. La
aplicación del dictamen Nº 43.184, logró una disminución momentánea de esta
situación, pero sin una constante fuerza coercitiva desde las autoridades, no es
posible mantenerla. Por consiguiente, es necesario que las organizaciones de
profesionales, así como el conjunto de universidades privadas y pertenecientes
al CRUCH, elaboren notas de protesta, reclamos o descargos ante el Ministerio de
Educación de Chile y la Contraloría General de la República de Chile, de manera de
que el dictamen Nº 43.184 sea acatado por todas las instituciones que ofertaron
plazas para el año 2016 y/o por las que pretendan hacerlo en los años venideros3.
Los datos demuestran que sólo de manera coercitiva los Institutos profesionales
respetan la norma. De la misma forma, es necesaria una interconexión mayor entre
dicha instituciones, de manera de logar un marco formativo nacional del trabajo
social que ayude a mermar esta sobreoferta, tal como lo indicara Saravia (2015).
Los resultados de la presente investigación, abren la puerta a nuevas indagaciones que profundicen las diferencias formativas de esta situación de instipetización, en comparación con la formación entregada en universidades, ya sean
privadas o pertenecientes al CRUCH. De la misma forma, muestra la necesidad de
estudiar las trayectorias laborales de aquellos profesionales egresados de institutos profesionales y su identidad respecto del Trabajo Social. Asimismo, impulsa
estudios acerca de las condicionantes estructurales que limitan las matrículas en
universidades del Consejo de Rectores, en un sistema de educación superior altamente mercantilizado. Finalmente, también reflejan la necesidad de estudiar si esta
situación de instipetización tiene alguna variación cuando se analiza en función del
sexo, es decir, si hombres y mujeres indistintamente prefieren la educación de los
institutos profesionales.
Cabe hacer notar que el Dictamen N° 43.184 / 2014, de la Contraloría General de la República, prohíbe a los IP impartir
carreras exclusivamente universitarias y que el Dictamen N° 39.296 / 2015, de la Contraloría General de la República,
señala que la prohibición anterior no se aplica para los IP que a la fecha de promulgación de la ley 20.054 impartían la
carrera de trabajo social o servicio social.
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Análisis Longitudinal de la Exclusividad Universitaria del Trabajo Social en Chile por Juan Aspeé
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Escuela de Trabajo Social
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad Central de Chile