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PRURIGO POR INSECTOS.
Se le llama de esta manera a una dermatosis desencadenada por la picadura
de insectos, los cuales pueden ser tan variados como lo sea la fauna local de la
zona geográfica donde viva el paciente, así tenemos que puede ser
desencadenado por mosquitos, chinches, pulgas, (lo más común) como por
hormigas, tabanos, etc, etc.
Se caracteriza por la formación de una roncha en el sitio de la agresión, la
cual suele ser de un tamaño mayor al considerado habitual, ésta lesión provoca
mucho prurito, lo que lleva al niño a rascarse y eventualmente complicar la lesión
con infecciones secundarias agregadas; la segunda etapa de la lesión es la
formación de una pápula, que corresponde a una lesión de contenido sólido,
aunque en ocasiones puede observarse la formación de una pequeña vesícula en
su punta, esta lesión evoluciona lentamente, dejando una mancha oscura residual.
En muchas ocasiones se pueden observar muchísimas lesiones en diferente
estado de evolución, ya que la estimulación antigénica que producen las nuevas
lesiones fomenta el retardo de la curación de las más antiguas, así tenemos que
podemos observar en un mismo paciente ronchas, pápulas, huellas de rascado y
manchas residuales dispersas sobre la piel.
En muchas ocasiones la localización de las lesiones nos puede dar una
buena idea del insecto culpable, ya que al observar las lesiones sobre las áreas
expuestas como, antebrazos, piernas y cara, podemos pensar se trata de insectos
voladores como mosquitos, mientras que si encontramos las lesiones sobre las
áreas cubiertas por la ropa, como la cintura, espalda y abdomen, podemos pensar
que se trata de insectos rastreros, como las chinches. En otras ocasiones por las
características particulares que pueden exhibir las lesiones podemos sospechar
de otros insectos, tal es el caso de las pulgas, que al picar suelen dejar una
manchita roja alrededor del piquete (zona petequial), o bien ciertos tipos de
chinches que pican siguiendo trayectos lineales o en grupos de 2 o 3 lesiones
(lesiones en mancuernas).
El prurigo por insectos es una enfermedad muy frecuente en niños de entre
los 2 a los 6 años de edad, predominando en aquellos que viven en áreas rurales,
aunque, también pudiera observarse en niños que se han expuesto de manera
ocasional, como aquellos que van de vacaciones y al regresar presentan estas
lesiones.
Es una enfermedad que aunque se puede considerar benigna, puede
provocar mucha angustia y estres en los padres, ya que el prurito suele ser
intenso, además de que siempre es motivo de angustia el hecho de las manchas
residuales y su posibilidad de que persistan por periodos prolongados de tiempo.
Como primera medida de tratamiento, debemos pensar en la prevención, la
cual consistirá en evitar el contacto con insectos potencialmente agresivos, y en
caso de estar expuestos a ellos, se recomienda el uso de ropa que cubra los
brazos y piernas, así como el uso de pabellones en las camas de los niños para
dormir, la siguiente medida será el uso de repelentes de insectos, lo cual se
recomienda a partir de los 2 años de edad, existiendo de estos de varios tipos,
aquellos de origen natural, como los derivados de la citronela y algunas otras
esencias y los de origen químico como el DEET, dichos repelentes deben de
aplicarse por lo menos 20 minutos antes de la exposición y se debe de recordar su
re-aplicación cada 3 a 4 horas, ya que, al igual que los repelentes solares, también
tienen un periodo de acción.
Cuando se observan complicaciones secundarias al rascado como
impetiginización de las lesiones, es conveniente tratarlas primero, antes de la
dermatosis de base, y en estos casos debemos valorar el uso de antibioticos
tópicos ó sistémicos según se valore.
En el caso de las lesiones, es de utilidad la aplicación de cremas con
esteroides de potencia moderada, la cual sólo es de utilidad en las lesiones
tempranas, sobre las lesiones de aspecto residual suele ser suficiente el uso de
cremas humectantes, mientras que sobre las manchas residuales pueden
aplicarse despigmentantes como la hidroquinona al 2% para acelerar el proceso
de remoción de la mancha. El uso de antihistamínicos se recomienda, sobre todo
los de primera generación que provocan cierto grado de sedación, esto mejorará
en buena medida los niveles de estres, al mejorar el sueño tanto del niño como de
los padres.
En caso de presentar un cuadro sospechoso de prurigo por insecto, el
médico deberá de sospechar de otras dermatosis que pudieran prestarse a
confusión, tal sería el caso de la varicela, la dermatitis acrosituada de Gianotti, la
escabiasis y la dermatitis herpetiforme, entre otros.
Para realizar el diagnóstico de Prurigo por Insecto no se requiere de la
realización de ningún tipo de estudio, ya que el aspecto clínico de los pacientes
suele ser suficiente para llegar a él.
Es una enfermedad que tiene un buen pronóstico, ya que suele desaparecer
de manera espontánea alrededor de los 7 años de edad.