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CAPÍTULO 14
Del neo-mercantilismo al tipo de cambio múltiple
para el desarrollo.
Los dos modelos de la post-Convertibilidad
Demian Tupac Panigo1
Pablo Ignacio Chena2
I.-
Introducción
E
l plan de Convertibilidad supuso la continuidad y profundización de la
transformación estructural de la economía argentina iniciada con la ruptura
de la ISI a mediados de la década de 1970. Junto al retraso cambiario se
desplegó un amplio conjunto de políticas de reforma condensadas en el proceso de privatización, desregulación, liberalización comercial y financiera y
flexibilización del mercado de trabajo (Boyer y Neffa 2004, Heymann y Kosacoff
2000). La conjunción de los efectos del nuevo entorno macroeconómico y de la
desregulación del entramado productivo determinaron una sustantiva transformación del mercado de trabajo (Altimir y Beccaria, 2000) y un persistente e intenso
deterioro de las condiciones de vida de la población, estableciendo un proceso
de degradación social que alcanza su zenit con la crisis que estalla hacia fines
de 2001. En esta dinámica de la economía argentina, la modalidad que adoptó
inicialmente la salida de la Convertibilidad (megadevaluación sin grandes medidas compensatorias hasta mediados de 2002) profundizó el declive recesivo
de la actividad económica, determinando un mayor y veloz deterioro de todos
los indicadores laborales, de ingresos y distributivos: hacia mayo de 2002, más
del 50% de los argentinos eran pobres, 1 de cada 4 personas se encontraban en
situación de indigencia, más del 20% de los trabajadores no podían conseguir
1
Director del Observatorio Metropolitano de Economía y Trabajo de la Universidad Nacional
de Moreno, Investigador Adjunto del Ceil-Piette del CONICET y profesor de la Universidad
de Buenos Aires y la Universidad Nacional de la Plata.
2
Docente de la Universidad Nacional de la Plata y de la Universidad Nacional de Lomas de
Zamora.
SEGUNDA PARTE / Las ideas de Marcelo Diamand en la política económica argentina
241
un puesto de trabajo y, entre los pocos que sí lo lograban, cerca dos tercios sólo
podían obtenerlo en la economía informal. Gracias a la implementación de un
conjunto de medidas de política económica estrechamente asociadas a las ideas de
Marcelo Diamand, hacia fines de 2009, y aún inmersos en la crisis internacional
más importante de los últimos 80 años, todos los indicadores sociales se habían
revertido sustancialmente (dinámica que se intensifica con la fuerte recuperación
del nivel de actividad económica de 2010 y la profundización del perfil distributivo
del gasto público asociados a la implementación de la Asignación Universal por
Hijo y otras políticas fiscal contracíclicas).
Gráfico 1:
Evolución reciente de la pobreza, la indigencia y la desigualdad
Pobreza y Distribución - 2002/2009
60,0
53,0
50,0
2002 s1
2003 t3
2006 t2
2009 s1
53,3 52,8
47,9
47,8
45,8
39,4 39,21
40,0
31,4
29,32
30,0
24,81
24,8
20,5
20,0
13,9
11,2
10,0
4,0
0,0
Pobreza
Indigencia
Gini IPCF
Ondas de Mayo. EPH
Brecha Ingresos IPCF (D10/D1)
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC. Nota: Las variables Pobreza e Indigencia
están calculadas como porcentaje de la población total. El coeficiente de Gini se calculó a
partir del ingreso per cápita familiar (IPCF) y fue multiplicado por 100. La brecha de ingresos
corresponde al cociente entre el ingreso medio per cápita familiar del decil 10 sobre el propio
del decil 1 Para el primer semestre de 2009, los porcentajes de personas pobres e indigentes se
elevan al 26% y al 7,5%, respectivamente, si se utiliza como línea de pobreza una que ajuste
a la del GBA por la diferencias existentes entre el IPC GBA y el IPC 7 provincias (calculado
por el CENDA).
Es generalmente aceptado que, para obtener estos resultados, el régimen de
acumulación neo-liberal tuvo que ser reemplazado por un modelo de desarrollo
productivo con inclusión social, de raigambre neo-estructuralista y fundamentado
en la implementación de un esquema de tipos de cambio múltiples, asociado con
una fuerte participación del sector público en la regulación de la economía. Sin
embargo, lo que resulta menos evidente es que la transición desde una economía
guiada por los principios del Consenso de Washington hacia este nuevo modelo
de desarrollo no se dio de manera inmediata, sino a través de dos etapas bien
diferenciadas que, paradójicamente, buena parte de literatura pareciera haber
englobado en un único proceso.
242
ENSAYOS EN HONOR A MARCELO DIAMAND
Con diferencias menores de concepción en esta materia, exponentes de diversos sectores del arco ideológico asumen que, desde 2002 en adelante, emerge
un modelo neo-mercantilista de crecimiento impulsado por los beneficios y la
dinámica de la inversión productiva en el sector transable, que tuvo como característica distintiva la implementación de un tipo de cambio real elevado y estable (TCRE) para relajar la restricción externa y recomponer los márgenes de
ganancias en los sectores transables de la economía. Desde esta perspectiva, las
transformaciones radicales que se observan en el régimen de acumulación y el
modo de regulación de la economía desde comienzos de 2005 no serían más que
reformas marginales que, según la posición del autor, perfeccionan o deterioran
el diseño inicial (ver Arceo y otros, 2010, CENDA, 2010, Damill y Frenkel,
2009, Levy Yeyati y Sturzenegger, 2007)3. El punto en común más llamativo
en buena parte de esta rama de la literatura autóctona reside en haber declarado
prematuramente el progresivo agotamiento de un modelo que, por el contrario,
demuestra estar en pleno apogeo. En efecto, confundidos por el conflicto político
de 2008, la sequía que afectó la campaña agrícola 2008-2009 y la crisis internacional subsiguiente, muchos analistas de la economía argentina interpretaron
erróneamente que lo que es la principal fortaleza del nuevo modelo de desarrollo,
era, supuestamente, su debilidad más importante: el gasto público y dinámica
salarial. Desde esta perspectiva, el estancamiento de la economía argentina en
2009 se explicaría por un doble proceso de pérdida de competitividad en los
sectores transables debido a: 1) la apreciación del tipo de cambio real asociada al
impacto inflacionario de una política fiscal expansiva (Damill y Frenkel, 2009);
y 2) un “aumento desmedido” de los salarios que erosionaría sustancialmente
los márgenes de beneficios precedentes (Arceo y otros, 2010). El problema con
esta línea de argumentación es que resulta completamente contradictoria con la
evidencia empírica disponible para el período 2010-2011, bienio de notable crecimiento económico en el cual se aceleran los salarios y se implementa un fuerte
impulso fiscal expansivo. ¿Cambió el modelo en 2010? ¿O es que nunca existió
el pretendido modelo de crecimiento impulsado por beneficios que aceleran la
inversión en el sector transable?
Intentando superar la mencionada contradicción, en el presente texto defenderemos la hipótesis de que, desde 1992 en adelante, existieron tres grandes
regímenes de política económica que se distinguen paradigmáticamente por sus
esquemas cambiarios alternativos:
3
Es justo aclarar que (aunque sin adherir a la visión neo-mercantilista del régimen de demanda),
antes de desarrollar un análisis exhaustivo de los hechos estilizados más recientes de la economía argentina, incluso nosotros mismos considerábamos que el último período de la post-Convertibilidad podía verse como una profundización en materia de equidad distributiva del modelo
inaugurado a partir de la crisis de 2001-2002 (ver Panigo y Neffa, 2009; o Chena, 2010).
SEGUNDA PARTE / Las ideas de Marcelo Diamand en la política económica argentina
243
1. En un extremo, un régimen de tipo de cambio real financiero (fijo, único
y apreciado), como el que padeció la Argentina en la segunda mitad de la
década de los setenta (1977-81) y durante la década de vigencia del Plan de
Convertibilidad (1991-2001), en el que resultan prácticamente inviables las
actividades transables que no cuentan con ventajas competitivas naturales,
con el consabido efecto en materia de desindustrializacion y destrucción de
puestos de trabajo. Bajo este régimen cambiario los bienes transables, entre
ellos los alimentos, resultan relativamente accesibles, pero a costa del deterioro generalizado de la población producto de las elevadas tasas de desocupación.
2. En el otro extremo, un régimen de tipo de cambio real neo-mercantilista
(alto, estable y sin grandes diferenciaciones sectoriales),4 vigente en Argentina desde 2002 y hasta fines de 2004, impulsado por el consumo en bienes
durables asociado a un efecto riqueza inédito para la economía argentina,
en el que también se torna competitiva la producción industrial local, pero
a costa de los ingresos reales de los trabajadores. Bajo este régimen el costo
de los alimentos resulta virtualmente prohibitivo para los sectores populares.
Inicialmente el gran beneficiado es el sector agropecuario que obtiene una rentabilidad extraordinaria. Dentro del sector industrial, en un contexto en el que
la demanda interna tiende en un principio a contraerse (debido a la inequidad
en la distribución del ingreso resultante de la caída en los salarios reales),
se benefician fundamentalmente las ramas más concentradas orientadas a la
exportación. Luego, con la recuperación de la demanda interna vinculada al
“efecto riqueza” que se analiza en detalle más adelante, la construcción y la
industria sustitutiva también se vuelven redituables, aunque todo ello en conjunto con la peor distribución funcional y personal del ingreso de la historia
argentina.
3. Por último, un régimen de tipo de cambio múltiple para el desarrollo que se
implementa paulatinamente desde principios de 2005, en el que: a) se gravan
de manera creciente las exportaciones de los productos primarios, (en particular los de origen agropecuario); b) se regulan los cupos de exportación de
alimentos básicos para garantizar el abastecimiento interno y contener la dinámica de precios; c) se implementan distintos esquemas de compensaciones
acompañadas de acuerdos de precios en los sectores industriales asociados
a la producción de bienes y servicios consumidos mayoritariamente por las
clases populares; y d) se combina la protección cambiaria con protección
para-arancelaria en sectores industriales intensivos en mano de obra y estratégicos para el desarrollo equilibrado (minimizando el costo inflacionario
de la nueva protección industrial). De esta manera, dentro de las actividades
4
244
Con reintroducción de derechos de exportación, pero en niveles llamativamente bajos (dado el
valor que toma el tipo de cambio), ausencia de compensaciones y acuerdos de precios y escasez
de medidas para-arancelarias de protección adicional en los sectores industriales.
ENSAYOS EN HONOR A MARCELO DIAMAND
transables cada sector obtiene un tipo de cambio real efectivo más acorde con
su situación estructural (más elevado en el caso de la industria, más bajo en el
caso del agro). Bajo este régimen la industria local resulta competitiva, pero
no a costa del deterioro del salario real que genera la excesiva depreciación
cambiaria efectiva en bienes y servicios claves para la canasta de consumo
de los trabajadores. El costo de los alimentos resulta relativamente accesible,
la distribución del ingreso tiene posibilidades de mejorar de manera continua
(aunque ello siempre supone una determinación y mediación social y política
compleja), producto de la progresiva incorporación de mano de obra desde
sectores de baja productividad (según el contexto histórico y geográfico, empleo de subsistencia en las zonas rurales, o servicios de proximidad que sirven
de refugio contra el desempleo en las zonas urbanas) hacia sectores de mayor
productividad. El sector agropecuario obtiene una rentabilidad semejante a la
del sector industrial.
En torno a estas alternativas, la evidencia empírica argentina pareciera validar
la hipótesis de que el sostenimiento de un tipo cambio real depreciado (en conjunto con medidas complementarias que discutiremos en las siguientes secciones)
estimula la creación de puestos de trabajo. Sin embargo, para que este proceso
sea compatible con salarios reales crecientes y elevados (que no incrementen
significativamente los costos laborales del sector transable), resulta indispensable apropiarse de la renta extraordinaria que de otra manera obtendría el sector
primario como consecuencia de la propia política cambiaria, para contrarrestar
así el impacto regresivo del tipo de cambio elevado sobre el poder adquisitivo del
salario, minimizando la tasa de crecimiento de los salarios en dólares necesaria
para aumentar el salario real. En términos de regímenes cambiarios alternativos,
este último objetivo se ha logrado históricamente con la implementación de tipos
de cambios múltiples (vía derechos de exportación, Junta Nacional de Granos,
IAPI, subsidios sectoriales específicos, medidas arancelarias y para-arancelarias
sectorialmente diferenciadas, etc.) en torno a un tipo de cambio real promedio
levemente depreciado (respecto del valor que equilibra las cuentas externas).
Focalizados en la controversia en torno a los modelos vigentes durante la
post-Convertibilidad, el objetivo del presente capítulo consiste en brindar los
elementos de análisis necesarios para diferenciar claramente el esquema neomercanitilista del período 2002-2004, del modelo de desarrollo à la Diamand
que caracteriza a los últimos años de la economía argentina. A tales efectos, el
capítulo propone la siguiente estructura. Luego de la presente introducción se
desarrolla un revisionismo crítico de la histórica económica reciente de nuestro
país (sección II). El objetivo en esta sección consiste en poner en evidencia los
mitos del neo-mercantilismo argentino, proponer una hipótesis alternativa acerca
de las verdaderas causas de la recuperación económica del período 2002-2004
y enfatizar cuáles fueron los conflictos políticos y económicos que generaron la
SEGUNDA PARTE / Las ideas de Marcelo Diamand en la política económica argentina
245
transición desde el esquema neo-mercantilista de tipo de cambio real elevado
hacia el actual modelo de tipos de cambios múltiples para el desarrollo, cuyas
principales características se describen a continuación en la sección III. El capítulo concluye luego, con las reflexiones finales del documento en la sección IV.
II.-
Los mitos neo-mercantilistas a la luz de la experiencia
argentina
La antigua estrategia mercantilista de mantener un tipo de cambio real elevado
para impulsar el crecimiento económico de los sectores transables fue rescatada
en los últimos años por los trabajos que estudiaron, tanto a nivel teórico como
empírico, las causas de las diferencias en las tasas de crecimiento entre los países
asiáticos, latinoamericanos y africanos en las últimas décadas (Dollar 1992, Sachs
y Warner 1995, Razin y Collins 1997, Frenkel y Ros 2005, Hausmann, Pritchett
y Rodrik 2005, Levy-Yeyati y Sturzenegger 2007 y Rodrik 2008).
Sintéticamente, los autores mencionados destacan que un tipo de cambio real
elevado produce efectos beneficiosos para el crecimiento económico a través de
los siguientes mecanismos:
1. el canal mercantilista tradicional, que enfatiza el estimulo del tipo de cambio
real depreciado sobre las exportaciones netas;
2. el incremento en la inversión en el sector transable de la economía, gracias a
la modificación de precios relativos post-devaluación; y
3. el incremento de la inversión privada en general, asociado al mayor
financiamiento disponible (autofinanciamiento con ganancias retenidas, especialmente importante para firmas con racionamiento de crédito) que genera
este tipo de intervención cambiaria al redistribuir ingresos del trabajo al capital
(canal de relajamiento de las restricciones crediticias).5
5
246
Levy-Yeyati y Sturzenegger (2007) señalan que para que estos efectos positivos de las depreciaciones cambiarias sobrecompensen el efecto hoja de balance negativo que las mismas generan
en las empresas y familias (producto de las deudas denominadas en dólares), las economías que
experimentan esquemas cambiarios mercantilistas deben contar con grados leves de dolarización
financiera.
ENSAYOS EN HONOR A MARCELO DIAMAND
Gráfico 2:
La interpretación neo-mercantilista de la recuperación de la actividad económica argentina entre 2002 y 2004
Caída del
salario real
Reducción del
consumo de
las clases
populares
TIPO DE CAMBIO
REAL ELEVADO
Encarecimiento de las
importaciones
Aumento de las
exportaciones netas
Efecto neto
positivo, con
aumento del
PBI
Mayor producción e
incentivo a la
inversión en bienes
transables
Mayor inversión en
sectores transables
Abaratamiento de los
costos en dólares de
sectores transables
Reducción de precios
en dólares con
aumento de márgenes
en sectores transables
Disponibilidad de
fondos propios para la
inversión en sectores
transables
Sin embargo, la experiencia argentina durante la primera etapa de la post-Convertibilidad, muestra que muchos de los supuestos efectos virtuosos del esquema
neo-mercantilista fueron reemplazados (o desplazados) por otros factores más
relevantes a la hora de explicar la recuperación de la actividad económica entre
2002 y 2004. En este sentido, de la evidencia empírica se desprende que:
•
•
•
El canal mercantilista tradicional no tuvo la dinámica esperada. De hecho, entre el primer trimestre de 2002 y el cuarto trimestre de 2004 las importaciones
crecieron del 7% al 11% del PBI, mientas que las exportaciones cayeron del
14,2% al 13,6%. Estos resultados se encuentran en línea con los hallazgos de
Levi-Yeyati y Sturzenegger (2007) y Frenkel y Ros (2006).
Si bien la inversión interna bruta fija aumentó significativamente en dicho
período, la hipótesis de que esto obedece a un incremento de la inversión en el
sector transable, producto del cambio en los precios relativos y el aumento en
sus márgenes de beneficios, es inconsistente con el hecho de que el 58% del
aumento en la IBIF se explica por la expansión de la demanda de bienes para
la construcción (principalmente residencial). Este resultado, como veremos
más adelante, obedece a otras causas.
Entre 2002 y 2004, la evidencia empírica argentina contradice la hipótesis
de que el tipo de cambio alto genera un efecto sobre la inversión en el sector
SEGUNDA PARTE / Las ideas de Marcelo Diamand en la política económica argentina
247
transable que dinamiza a la demanda agregada (Rodrik, 2008) (supuestamente
en detrimento del sector no transable). Por otra parte, los datos relativizan, en
términos generales, el rol de la inversión productiva (que puede aproximarse
como IBIF neta de inversión en construcción) como motor del crecimiento
al verificarse que el 61,5% de la misma genera mayores importaciones y no
un incremento en la demanda agregada (en efecto, entre I-2002 y IV-2004
el componente de la inversión productiva que más aumenta es el de equipo
durable importado, con un incremento del 367%).
A diferencia de las miradas resumidas anteriormente, nuestra hipótesis se
apoya en que, por un lado, una economía subdesarrollada en el sector de bienes de
capital no puede recuperar su nivel de actividad económica y empleo impulsando
la demanda agregada a través del canal de la inversión (que como vimos posee
un componente importado significativo).
Por otra parte, la elevada heterogeneidad productiva de la región en general
(y de Argentina en particular ver: Chena, 2010) hacen muy poco probable un
crecimiento liderado por las exportaciones netas (canal mercantilista tradicional).
Por estas razones básicas es que, en términos generales, nos resulta verosímil
pensar que el crecimiento de la economía argentina en el período del modelo de
tipo de cambio elevado (y poco diferenciado) se encontraba impulsado fundamentalmente por el consumo en bienes durables y sus efectos multiplicativos
sobre la actividad industrial y de servicios no transables.
La pregunta a realizarse entonces es: ¿cómo fue que se recuperó el consumo
en un período de salarios reales bajos? A nuestro entender los principales canales
que dinamizaron la economía entre 2002 y 2004 fueron parcialmente ignorados
por la bibliografía de referencia y se relacionan con:
1. El efecto hoja de balance (o efecto riqueza) positivo y su impacto en el consumo de bienes durables (dinamizando la producción de la construcción y el
material de transporte). Es conocido que las devaluaciones pueden tener un
impacto depresivo sobre el consumo y la inversión, producto del deterioro
patrimonial que generan en las empresas y familias que poseen deudas en
dólares con acreedores externos y operan principalmente en el sector no transable. Efecto que aumenta de manera proporcional al grado de dolarización
financiera de la economía (Levy-Yeyati y Sturzenegger, 2007). Tomando en
cuenta lo anterior, lo esperable en 2001 era que la devaluación de enero
de 2002 produjera un efecto hoja de balance muy negativo por el nivel de
dolarización de la economía Argentina en ese momento (fenómeno que se
aceleró con el pasaje de una gran cantidad de depósitos bancarios de pesos
a dólares durante la crisis). Sin embargo, la pesificación asimétrica de inicios de 2002 produjo un efecto riqueza positivo tanto para los deudores en
dólares del sistema financiero doméstico (las deudas fueron convertidas a
248
ENSAYOS EN HONOR A MARCELO DIAMAND
$1=U$S1 sin límites de montos, mientras que el dólar libre cotizó en 2002 a
$3,09 en promedio, esto significó una ganancia patrimonial particularmente
importante para los grupos económico concentrados que contrajeron deuda
internamente para financiar la fuga de sus capitales durante el período de la
Convertibilidad), como así también, aunque en menor medida, para los depositantes (cuyos depósitos en dólares fueron pesificados a U$S1=$1,4 con
una inflación minorista que en el año 2002 fue de 26%, lo cual implicó una
ganancia en términos reales del orden del 14%). Este efecto riqueza positivo en el sector privado fue posible gracias a que: 1) el gobierno cubrió los
desequilibrios de la pesificación asimétrica con bonos entregados al sistema
financiero; y 2) la cesación de pagos de la deuda pública contraída hasta 2001
con la mayoría de los acreedores externos evitó un efecto riqueza negativo que
pudiese compensar la dinámica del sector privado (y también liberó recursos
para escapar del proceso de ajuste fiscal permanente); y
2. Al canal anterior (efecto riqueza positivo), se sumó un shock adicional de
consumo privado en bienes durables generado por dos factores que actuaron
conjuntamente: la caída en la demanda de dinero por motivo reserva de valor y la instauración del corralito. El primero de estos mecanismos expulsó
depósitos del sistema financiero doméstico (un hecho que ya era contrastable
en la corrida bancaria de 2001), mientras que el corralito canalizó buena parte
de esos fondos (tradicionalmente orientados a la compra de dólares - fuga de
capitales) a la adquisición de bienes muebles, inmuebles y acciones bursátiles.
Ambos mecanismos se combinaron para dar un fuerte impulso a la demanda
agregada a partir de mediados de 2002.
Desde esta perspectiva alternativa, fue el consumo en bienes durables de los
sectores medios y altos (apalancados por un inédito efecto riqueza positivo postdevaluatorio, posibilitado por el default de la deuda y la pesificación asimétrica
compensada por el sector público) lo que generó el impulso inicial sobre la
demanda agregada (como lo refleja la demanda de bienes de construcción, que
aumentó un 125% entre el I-2002 y IV-2004, y la de bienes de transporte que lo
hizo un 205% en el mismo período), mientras que de los efectos neo-mercantilistas tradicionales, solamente el encarecimiento de las importaciones pareciera
haber jugado un factor relevante para incrementar el multiplicador keynesiano
y generar las condiciones necesarias para el desarrollo de la industria y el relajamiento de la brecha externa (recomposición de márgenes y, temporariamente,
una menor elasticidad ingreso de las importaciones). Lo importante a destacar es
que, de no haber mediado efecto riqueza alguno, el impacto negativo del tipo de
cambio real elevado sobre el consumo popular y sobre las empresas endeudadas
en dólares habría sobre-compensado cualquier efecto positivo que dicho esquema
pudiese tener sobre las exportaciones netas y la inversión en bienes transables.
SEGUNDA PARTE / Las ideas de Marcelo Diamand en la política económica argentina
249
Nótese que una de las principales diferencias entre la interpretación neomercantilista (gráfico 2) y la nuestra (gráfico 3), respecto de la recuperación
económica 2002-2004, se relaciona con la hipótesis subyacente respecto del régimen de demanda. Para los neo-mercantilistas, la recuperación de la demanda
agregada sería de tipo “profit-led” o impulsada por los beneficios (lo que implica
que los efectos negativos del tipo de cambio real elevado sobre el consumo son
sobre-compensados por sus efectos positivos sobre la inversión en transables
y el aumento de las exportaciones netas), mientras que desde nuestra perspectiva, la reversión inicial en la dinámica de la demanda agregada obedecería a
un inédito efecto riqueza positivo que, canalizado hacia el consumo de bienes
durables, sobre-compensó el impacto negativo de la devaluación en un régimen
de demanda de tipo “wage-led” o impulsado por los salarios. Sin este efecto
riqueza, la depresión sub-siguiente a la devaluación hubiese sido mucho más
pronunciada y duradera, ya que una economía como la de Argentina, que no produce los bienes de capital necesarios para crecer y que cuenta con una oferta de
exportaciones muy poco elástica a variaciones en los precios relativos, no puede
tener un régimen de crecimiento impulsado por los beneficios.
Gráfico 3:
Una interpretación alternativa de la recuperación de la actividad
económica argentina entre 2002 y 2004
DEVALUACIÓN
DEL TIPO DE
CAMBIO
Caída del
salario real
DEFAULT Y
PESIFICACIÓN
ASIMÉTRICA
Efecto riqueza
positivo, tanto en el
sector púbico como en
el sector privado
Reducción del
consumo de
las clases
populares
Efecto neto
positivo, con
aumento del
PBI
CONTROL DE
CAMBIOS, VIA
CORRALITO Y
CORRALÓN
Restricciones de facto
a la compra masiva de
divisas
Canalización del efecto riqueza al consumo
de bienes durables (inmuebles y
automóviles) y al mercado de capitales.
Paulatino incremento
de la inversión
productiva
Recomposición de márgenes,
relajamiento de la restricción
externa e incremento del
multiplicador keynesiano de
economía abierta
250
ENSAYOS EN HONOR A MARCELO DIAMAND
El tipo de cambio real elevado relaja la restricción externa (aunque mucho
menos que el default de la deuda externa) y provee una de las condiciones de
oferta indispensables para el crecimiento con desarrollo industrial (recomposición
de márgenes unitarios), pero per se resulta incapaz de generar las condiciones de
demanda que requiere cualquier proceso de crecimiento. Entre 2002 y 2004, el
incremento necesario en la demanda para la recuperación del nivel de actividad
no provino ni de las exportaciones ni de la inversión en bienes transables, como
supone el neo-mercantilismo, sino del aumento en el consumo de bienes durables
asociado a los efectos riqueza oportunamente señalados.
Gráfico 4:
Dinámica diferencial de la Construcción y la producción de Automotores. Los verdaderos factores de la recuperación 2002-2004
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
240
220
200
180
EMI Gral.
160
EMI Automotores
140
ISAC Vivienda
120
100
80
Jan-02
Apr-02
Jul-02
Oct-02
Jan-03
Var 2002 T1-2005 T1
Contribución al crecimiento
Consumo
Inversión en
durable
maq. y equipo
(Construcción +
(de prod.
Inv. en
nacional)
automotores de
prod. nacional)
Exportaciones
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Dirección de Programación Macroeconómica del
Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. Nota: los valores del EMI y el ISAC han sido
desetacionalizados por el método X12-ARIMA.
Para comprender nuestra hipótesis alternativa, resulta indispensable señalar
que, tanto la demanda de construcción como la demanda de automotores, se
encuentran registradas en las Cuentas Nacionales como componentes de la Inversión Bruta Interna Fija (que se incrementó en un 154% entre el primer trimestre
de 2002 y el mismo trimestre de 2005). Esto llevó a muchos analistas a creer
erróneamente que el modelo neo-mercantilista de tipo de cambio elevado (y poco
diferenciado) prevaleciente en los primeros años de la post-Convertibilidad se
encontraba impulsado por los beneficios y la inversión en el sector transable (ver
Damill y Frenkel, 2009). Como se aprecia en el gráfico 4, cuando se examina
cuidadosamente cuáles han sido los componentes de la demanda agregada que
verdaderamente explican la recuperación del nivel de actividad económica postdevaluación, no encontramos con que los rubros más relevantes al respecto,
SEGUNDA PARTE / Las ideas de Marcelo Diamand en la política económica argentina
251
tienen poco que ver con la inversión productiva en sectores transables, y se
encuentran más relacionados con la demanda de bienes de consumo durable que,
por convención contable, son usualmente incluidos en la IBIF.
Con la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia, este interregno neo-mercantilista de tipo de cambio real alto (y poco diferenciado), salarios reales bajos,
márgenes de rentabilidad extraordinarios, desigualdad distributiva sin precedentes y crecimiento impulsado por el consumo en bienes durables comienza a ser
paulatinamente desarticulado, para dar lugar a un nuevo modelo de desarrollo
estructuralista, de crecimiento impulsado por los salarios, el gasto público social
y un novedoso diseño de tipos de cambio múltiples (inspirado en las ideas de
Marcelo Diamand y articulado en torno a un esquema de retenciones diferenciales, compensaciones selectivas, exportaciones administradas y protección paraarancelaria) y acuerdos de precios.
El conflicto entre ambos modelos estalla a principios de 2005 cuando, con
motivo de las negociaciones paritarias, Roberto Lavagna (Ministro de Economía y representante del modelo neo-mercantilista) y Hugo Moyano (Secretario
general de la CGT, principal apoyo político del nuevo modelo estructuralista) se
enfrentan públicamente por la pauta salarial. Sobre este tema, el entonces ministro
tenía una postura que pretendía fijar los aumentos de salarios a la productividad
(para defender la super-competitividad cambiaria, lo que hubiese deteriorado aún
más una distribución funcional del ingreso que se encontraba en su peor registro
histórico), mientras que el líder sindical buscaba recomponer el poder adquisitivo
del salario a través de incremento nominales que superasen la tasa de inflación
más el aumento de la productividad.
Las declaraciones en los diarios de ese momento son una clara radiografía
de las posiciones de cada uno en el conflicto. Por ejemplo, el diario La Nación
señalaba en marzo de 2005:
“El debate por los aumentos de salarios entre el ministro de Economía,
Roberto Lavagna, y sectores de la conducción de la CGT provocó ayer
nuevas repercusiones: mientras que algunos sectores opositores advirtieron
sobre el peligro inflacionario, diversas expresiones sindicales insistieron
en la necesidad de una suba de haberes y criticaron a Lavagna….Las declaraciones del ministro fueron interpretadas como una advertencia al
presidente Néstor Kirchner, que respalda a los sectores de la CGT que
reclaman aumentos (como se informa en Economía & Negocios)…En
ese sentido, el ex presidente Eduardo Duhalde se manifestó anteayer en
favor del ministro y opinó que había que actuar con prudencia en este
momento y que “no se puede repartir lo que no se produce” (La Nación,
27 de marzo de 2005).
Unos meses más adelante, en torno a la misma disputa, Roberto Lavagna
pareciera explicitar los pilares del nuevo modelo cuando, según publicó el diario
252
ENSAYOS EN HONOR A MARCELO DIAMAND
Clarín el 17 de mayo de 2005, habría criticado al “populismo setentista” señalando que:
“el populismo setentista, cuyo razonamiento es: ahora viene el momento del
crédito ágil, del subsidio, de la expansión del gasto público, del aumento
de las retenciones. Ahora viene el momento de dar más y más rápido a
todo el mundo” (Clarín, 17 de mayo de 2005).
El conflicto por el cambio de modelo se resuelve en noviembre de ese mismo
año, cuando el presidente Néstor Kirchner pide la renuncia de Roberto Lavagna
y nombra en su lugar a Felisa Miceli. Este hecho emblemático marca el fin del
modelo neo-mercantilista de la post-Convertibilidad y un momento de consolidación para el nuevo modelo de desarrollo estructuralista que ya se esbozaba desde
fines de 2004, estableciendo como hecho estilizado paradigmático la combinación
de un proceso de crecimiento sostenido con un profundo cambio de tendencia
en materia distributiva.
III.- Las principales características del modelo de tipos de
cambio múltiples para el desarrollo
El nuevo modelo de desarrollo productivo implementado a partir de 2005
presenta un rasgo que lo distingue conceptualmente respecto del esquema previo y está relacionado con la búsqueda permanente de la equidad social. En
este aspecto se observan al menos 3 ejes de ruptura respecto del esquema neomercantilista previo.
III.1.- La recomposición de haberes de los trabajadores formales
(paritarias) e informales (salario mínimo, vital y móvil)6 como
política de Estado
Como se observa en el gráfico 5 de la página siguiente, el año 2004 representa
un período de transición entre el esquema salarial neo-mercantilista precedente
(que mantiene para el bienio 2002-2003 la ausencia de impulso gubernamental
a la dinámica salarial, lo cual genera una notable caída del salario real en los
primeros años de la post-Convertibilidad) y la dinámica de las remuneraciones
laborales en el nuevo modelo de desarrollo plenamente vigente desde 2005 en
6
El SMVM constituye “un piso” de las remuneraciones en trabajos registrados, pero principalmente un factor de impulso decisivo para las remuneraciones de los trabajadores no registrados.
De esa manera, el SMVM protege a los trabajadores más vulnerables, aquellos con menores
calificaciones profesionales y que ocupan los puestos de trabajo situados en los niveles inferiores de los escalafones o grilla de personal. El incremento del SMVM contribuye así a mejorar
la distribución funcional y personal del ingreso en pos de una mayor equidad distributiva.
SEGUNDA PARTE / Las ideas de Marcelo Diamand en la política económica argentina
253
adelante. Las series reflejan el nuevo rol del sector público en la relación salarial
que, a través de herramientas institucionales claves (aunque en total desuso por
décadas de neoliberalismo), como el salario mínimo vital y móvil (SMVM) y las
negociaciones paritarias, brindó las condiciones propicias para una recuperación
acelerada de los ingresos laborales.
Dinámica diferencial de las políticas de impulso salarial (Paritarias
y SMVM)
Total de negociaciones colectivas
Gráfico 5:
1400
1200
1000
800
600
400
200
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2001
2001
2003
2000
2000
2002
1999
1999
1998
1.550
1.350
1.150
950
750
550
350
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
1998
150
1997
Salario Mínimo Vital y Móvil (en $ corrientes)
1997
0
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
254
ENSAYOS EN HONOR A MARCELO DIAMAND
III.2.- La implementación de una política fiscal expansiva y
redistributiva
El quiebre de modelos en materia de política fiscal (dinámica del
gasto público y cobertura previsional)
37,0
23,5
Gasto Social
35,0
22,5
33,0
21,5
31,0
20,5
29,0
2008
2007
2006
2005
4,6
4,4
4,2
4,0
3,8
3,6
3,4
3,2
3,0
2,8
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
1999
1998
2,6
1997
Cant. De Jubilados y Pensionados (en mill.)
2004
18,5
2003
25,0
2002
19,5
2001
27,0
2010
Gasto Primario Consolidado (en % del PBI)
24,5
Gasto Primario
Gasto Social Consolidado (en % del PBI)
39,0
2000
Gráfico 6:
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social
y del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.
Con la certeza de que no puede existir desarrollo sin equidad y que la economía argentina se encuentra finalmente impulsada por la dinámica del mercado
interno, el segundo quiebre en materia de política económica del nuevo modelo
de desarrollo se relaciona con la recuperación de la política fiscal como instrumento central para el doble objetivo de redistribución progresiva de ingreso e
SEGUNDA PARTE / Las ideas de Marcelo Diamand en la política económica argentina
255
impulso de la demanda agregada. Como ejemplo de ello, el gráfico 6 muestra
el cambio de tendencia del gasto primario, que se consolida como uno de los
motores del crecimiento de la demanda agregada en el nuevo esquema de política
económica, y del gasto social, herramienta fundamental en la redistribución de
los ingresos. Asimismo, en el panel de la derecha del mismo gráfico se observa el
caso paradigmático de la utilización de la política previsional como instrumento
de inclusión social, efecto potenciado a fines de 2009 con la implementación de
la asignación universal por hijo.
III.3.- Profundización y perfeccionamiento del esquema de tipos de
cambios múltiples
Finalmente, para que los quiebres institucionales previamente señalados tengan un impacto real sobre el poder adquisitivo de los sectores de menores ingresos, el nuevo modelo de desarrollo recurre a un tercer eje de ruptura, revitalizando
una de las políticas más exitosas del primer y segundo gobierno peronista: tipos
de cambios múltiples y acuerdos de precios. En este aspecto, la transformación respecto del neo-mercantilismo precedente se basó en el incrementó de los
derechos de exportación a sectores primarios, a los efectos de extraer parte de
la creciente renta de la tierra y financiar una política de compensaciones industriales que permita equilibrar rentabilidades inter-sectoriales y negociar acuerdos
de precios selectivos (ver tabla 1). A partir de 2008, producto del conflicto con
la patronal agropecuaria y de la crisis internacional, la diferenciación cambiaria
sectorial se profundizó, ya no a través de las retenciones, sino por intermedio de
la mayor utilización de protecciones para-arancelarias específicas (principalmente
licencias automáticas y paneles anti-dumping, ver gráfico 7).
En este punto es importante destacar que el neo-mercantilismo en Argentina
estableció, como eje de la política cambiaria, una tasa de cambio elevada, aunque
matizada con algunos niveles de diferenciación sectorial en lo que respecta a
los diferentes productos agrícolas. El nuevo modelo de desarrollo revierte estas
prioridades y coloca el eje en la diferenciación cambiaria como herramienta para
permitir rentabilidades normales en todos los sectores productivos y garantizar
el abastecimiento del mercado interno, con un tipo de cambio real promedio
mas bajo que el neo-mercantilista pero más depreciado que el tipo de cambio
financiero de la Convertibilidad.
256
ENSAYOS EN HONOR A MARCELO DIAMAND
Tabla 1:
El quiebre de modelos en materia de política cambiaria. Tipo de
cambio real, derechos de exportación promedio y diferenciación
sectorial del tipo de cambio efectivo en los diferentes modelos
Modelos alternativos
TCR promedio Derechos promedio
(Dic. 2001 = 100)
de exportación
Brecha de Tipo de Cambio
efectivo de exportación
MOI vs. MOA-PP
Convertibilidad (2001)
100,97
Aprox. 0%
Aprox. 0%
Neo-mercantilismo (2004)
208,38
10%
10%
Tipos de cambio múltiples
para el desarrollo (2009)
142,04
16%
22%
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Central, del INDEC y del Ministerio de
Economía y Finanzas Públicas. PP es productos primarios, MOA: manufacturas de origen
agropecuario y MOI: manufacturas de origen industrial.
Gráfico 7:
La diferenciación cambiaria sectorial por mecanismos alternativos.
Las diferencias entre el neo-mercantilismo y el nuevo modelo de
desarrollo en materia de protección para-arancelaria selectiva
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Comisión Nacional de Comercio Exterior y de
Heyn y Moldován (2011).
Nota: LNA referencia a licencias no automáticas.
SEGUNDA PARTE / Las ideas de Marcelo Diamand en la política económica argentina
257
III.4.- Un análisis de los resultados socio-económico del nuevo modelo
de desarrollo en comparación con los modelos precedentes
Las medidas de política económica que distinguen al período 2005-2010
se han conjugado para dar lugar a un nuevo modelo de desarrollo impulsado
por la inclusión social, a través de la recuperación del poder adquisitivo de los
trabajadores y un política fiscal sosteniblemente expansiva (con fuerte aumento
del gasto público, pero preservando el superávit financiero) y redistributiva. Para
que esta dinámica también fuese sostenible desde el punto de vista de las cuentas externas (evitando las históricas y recurrentes crisis de balanza de pagos de
los ciclos stop-and-go), el impulso a la demanda agregada fue acompañado por
una política destinada a perfeccionar la diferenciación cambiaria, creando las
condiciones de oferta necesarias para obtener un crecimiento impulsado por los
salarios compatible con un superávit persistente en cuenta corriente (minimizando
la tasa de devaluación compatible con la restricción externa). Aplicadas en conjunto, estas medidas generaron que, por primera vez en la historia, la economía
argentina pudiese crecer durante 8 años consecutivos, con superávits gemelos,
productividad laboral creciente, tasa de inversión en aumento y mayor equidad
distributiva (ver gráfico 8).
Gráfico 8:
Las relaciones causales implícitas en el nuevo modelo de desarrollo
con inclusión social 2005-2010
SISTEMA DE
TIPO DE
CAMBIOS
MÚLTIPLES Y
CONTROL DE
PRECIOS
1) homogeniza los márgenes entre sectores
productivos para disminuir efecto de las
EPD, 2) minimiza la tasa de crecimiento
del salario en dólares necesaria para
incrementar el salario real; y 3) reduce la
tasa de devaluación necesaria para relajar
la restricción externa
Sostenimiento de las condiciones de
oferta necesarias para un crecimiento
balanceado sin crisis externas
Paulatino incremento de la
inversión productiva y de la
productividad laboral
258
IMPULSO A LAS
PARITARIAS E
INCREMENTOS
DEL SMVM
POLÍTICA FISCAL
EXPANSIVA
SOSTENIBLE
Incrementa el poder
adquisitivo de los
trabajadores
Fuerte incremento del gasto en
inclusión social y en infraestructura,
manteniendo el superávit fiscal a
través de progresivas modificaciones
tributarias
Generación de las condiciones de demanda
necesarias para dinamizar el mercado interno en
base al consumo de las clases populares
Crecimiento
balanceado con
Equidad distributiva
ENSAYOS EN HONOR A MARCELO DIAMAND
En términos más específicos, el funcionamiento en conjunto de los distintos
pilares del nuevo modelo de desarrollo ha permitido:
1. Incrementar los salarios reales y, simultáneamente, sostener una brecha significativa entre el salario en dólares (ajustado por productividad) y el salario
real de los trabajadores, de manera tal que el poder adquisitivo de los sectores
populares puede crecer significativamente sin erosionar la competitividad del
sector industrial (que depende, entre otras cosas, del costo laboral unitario
en dólares que deben afrontar, ver gráfico 9). Dicho aumento del poder adquisitivo del salario (promedio y mínimo vital y móvil) en los últimos años,
ha permitido que la capacidad de compra de “bienes básicos” de un salario
mínimo en Argentina sea una de las más elevadas de América Latina (ver
tabla 2).
Gráfico 9:
Nivel comparado y evolución del salario real y del costo laboral
unitario en dólares
Salario Real (Dic. 2001=100)
Costo laboral unitario en USD. (Dic. 2001=100)
140
120.0
104.4
99.4
100.0
Salario Real (Dic. 2001=100)
Costo laboral unitario en USD. (Dic. 2001=100)
120
92.9
82.4
100
80.0
60.8
60.0
80
41.3
40.0
60
20.0
40
0.0
Convertibilidad
Neo-Mercantilismo
Tipos de cambio
múltiples para el
desarrollo
20
ene-05
feb-06
mar-07
abr-08
may-09
jun-10
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC y de los institutos de estadística provinciales.
El salario real se obtuvo deflactando el índice de salarios nominales del INDEC por un promedio de los índices de precios al consumidor del IPC-GBA y del IPC 7 Pcias. del CENDA.
El costo laboral unitario en dólares se obtiene dividiendo el índice de salarios nominales del
INDEC por el tipo de cambio y el resultado de este cociente se lo vuelve a dividir por la productividad media aparente del trabajo.
SEGUNDA PARTE / Las ideas de Marcelo Diamand en la política económica argentina
259
Tabla 2:
Cantidad de unidades de Aceite (litros), Harina (kilos) y Carne
bovina (kilos) que se pueden comprar con un salario mínimo vital
y móvil en distintos países de la región, a precios y salarios del 23
de mayo de 2010
Litros de aceite mezcla
Kilos de Harina de trigo 000
Kilos de lomo de ternera
Argentina
381
968
33
Brasil
192
282
15
Chile
194
493
23
Uruguay
155
345
12
Fuente: Elaboración propia en base a datos de los supermercados online Devoto (para precios e
Uruguay), Pao de açucar (Brasil), Lider (Chile) y Coto (Argentina).
Es importante destacar que, sin el esquema de tipos de cambio múltiples y
acuerdos de precios (y el sostenido incremento del SMVM) el poder de compra del salario mínimo argentino convergería al promedio latinoamericano,
muy inferior al prevaleciente en nuestro país.
2. Disminuir los beneficios (eliminando rentas extraordinarias) que obtenía el
sector transable en el modelo previo, en comparación con sus erogaciones
salariales, y aumentar este indicador en el sector no transable para propender
a un desarrollo equilibrado de las fuerzas productivas (ver gráfico 10);
Gráfico 10: Dinámica diferencial del cociente entre utilidad y masa salarial en
grandes empresas argentinas
400%
NEO-MERCANTILISMO
CONVERTIBILIDAD
TIPOS DE CAMBIO MÚLTIPLES
PARA EL DESARROLLO
350%
300%
250%
Total Sectores
200%
Transable
150%
No transable
100%
50%
0%
-50%
-100%
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ENGE del INDEC.
260
ENSAYOS EN HONOR A MARCELO DIAMAND
3. Generar un impulso sostenible en la demanda agregada e incentivar la inversión
(por efecto rotación) e incrementar la productividad laboral (beneficiándose de
los rendimientos crecientes a escala), factores centrales para el proceso de expansión concomitante en la oferta agregada de bienes y servicios (ver tabla 3);
Tabla 3:
Evolución de la inversión (como % del PBI) y de la productividad
laboral aparente promedio en los diferentes modelos económicos
bajo estudio
Inversión Interna Bruta Fija
en % del PBI
Productividad Laboral
Aparente
Convertibilidad
18,44
22,62
Neo-mercantilismo (2002-2004)
14,37
20,47
Tipos de cambio múltiples para el
desarrollo (2005-2010)
21,58
24,57
Modelo
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Dirección Nacional de Programación Macroeconómica. La productividad media aparente del trabajo se expresa en miles de pesos constantes
de 1993 por ocupado.
4. Como consecuencia de lo anterior, el nuevo modelo de desarrollo muestra que
se puede crecer y mejorar simultáneamente la distribución del ingreso, en una
dinámica de causalidades caracterizada por el principio de distribuir (e incluir)
para crecer, desde un modelo de desarrollo estructuralista que toma en cuenta
la existencia de una estructura productiva desequilibrada (ver gráfico 11).
Gráfico 11: Relación entre Producto Bruto Interno y Distribución Funcional del
Ingreso en la Convertibilidad, el neo-mercantilismo y el modelo
de tipos de cambio múltiples para el desarrollo
Participación asalariados (en % del PBI)
48%
46%
Relación lineal Tipos de
cambio múltiples para el
desarrollo (2005t1-2009t4)
44%
42%
Relación lineal
Convertibilidad (1993t12001t4)
40%
38%
Relación lineal neomercantilismo (2002t12004t4)
36%
34%
200,000
250,000
300,000
350,000
400,000
450,000
PBI (en $ constantes de 1993)
SEGUNDA PARTE / Las ideas de Marcelo Diamand en la política económica argentina
261
IV.- Reflexiones finales
En los últimos años, buena parte de la literatura se ha encargado de examinar
cuáles han sido los factores que explican la extraordinaria performance de la
economía argentina luego de la crisis de la Convertibilidad.
En este contexto, el objetivo del presente capítulo ha consistido en poner
en discusión un creciente y peligroso consenso acerca de los mecanismos de
crecimiento asociados al período 2002-2010, a saber: que la recuperación
post-Convertibilidad de la economía argentina se debería principalmente a la
implementación de un modelo neo-mercantilista de tipo de cambio real elevado,
impulsado por los beneficios y la inversión en el sector transable de la economía, proceso que, sin embargo, tendería a agotarse desde 2007 en adelante,
producto de la combinación de un incremento en el gasto público social y de un
aumento “desmedido” de los salarios reales (que erosionaba paulatinamente la
competitividad del sector transable).
Una revisión minuciosa de los estudios y las estadísticas macroeconómicas
relacionados nos indican que la hipótesis precedente es particularmente
inexacta.
La evidencia empírica disponible pareciera demostrar que la economía argentina de la post-Convertibilidad no fue impulsada por los beneficios y la inversión
en el sector transable, sino más bien por distintos factores que caracterizan a los
2 modelos alternativos vigentes entre 2002 y 2010 (distinción llamativamente
soslayada por la literatura de referencia):
1. Entre comienzos de 2002 y fines de 2004 tiene vigencia un modelo neomercantilista de tipo de cambio alto (con una leve diferenciación cambiaria7)
y salarios reales bajos, que impulsó la recuperación inicial de la economía, no
como consecuencia de una demanda agregada que responde vigorosamente al
aumento de los beneficios a través de la inversión en sectores transables (ni
al canal mercantilista tradicional de las exportaciones netas), sino como producto de la expansión del consumo durable (especialmente en no transables)
de los sectores de medianos y elevados ingresos, principales beneficiarios del
efecto riqueza positivo resultante de la combinación de devaluación, default
de la deuda y pesificación asimétrica compensada (efecto guiado hacia el
consumo durable –y no a la tradicional compra de dólares– por intermedio
de los llamados “corralito y corralón” del sector financiero).
7
262
Determinando una brecha de tipo de cambio efectivo de exportación entre MOI y MOA-PP
inferior al 50% de la que rige en el nuevo modelo de tipos de cambios múltiples para el desarrollo (ver tabla 1), algo que, en concomitancia con el elevado nivel prevaleciente en el tipo de
cambio real promedio entre 2002 y 2004 no se corresponde con el nivel de desequilibrio estructural por entonces existente (situación que hubiese demandado mayores efectos compensatorios,
bajos la forma de derechos de exportación más elevados).
ENSAYOS EN HONOR A MARCELO DIAMAND
2. Desde comienzos de 2005 a la fecha, y especialmente con la salida de Roberto
Lavagna del Ministerio de Economía, se pone plenamente en marcha un modelo de desarrollo alternativo, de raigambre estructuralista y fundamentado en
las ideas macroeconómicas de Marcelo Diamand (1973). Este nuevo modelo
de desarrollo puesto en marcha por Nestor Kirchner con el apoyo central de
la CGT, reconoce como consignas prioritarias para el diseño de las nuevas
medidas de política económica que:
a) ningún régimen de crecimiento, incluso sostenido, puede denominarse modelo de desarrollo si el mismo no es acompañado por una
redistribución progresiva del ingreso (especialmente en economías
con elevada desigualdad y exclusión social, como la prevaleciente
en Argentina desde mediados de los noventa hasta fines de 2004);
b) las economías latinoamericanas tiene pocas probabilidades de ser
“profit-led” (porque no producen los bienes de capital necesarios
para proveer un potencial aumento de la demanda de bienes de inversión ante el incremento en los márgenes de beneficios, y porque
sus exportaciones primarias responden inelásticamente a los precios
relativos);
c) ante la existencia de estructuras productivas desequilibradas (propias
de la región, que en el caso argentino se relaciona con una sector
agro-exportador super-competitivo y una industria con menor nivel de productividad relativa pero mayor generación de empleo),
resulta imposible obtener el doble objetivo de equilibrio externo y
crecimiento conjunto de los salarios reales y el empleo, a menos
que se apliquen diversas herramientas destinadas a la diferenciación
cambiaria.
Como vimos en las secciones precedentes, estas consignas generales se operativizaron en torno 3 grandes ejes de nuevas (y distintivas) medidas de política
económica:
I. Impulso a las paritarias y fuerte incremento del salario mínimo vital y móvil
para recomponer el poder adquisitivo de los trabajadores;
II. Política fiscal sosteniblemente expansiva (preservando el superávit fiscal) y
de carácter redistributivo e inclusivo (apoyándose principalmente en un fuerte
incremento de gasto público social); y
III. Profundización à la Diamand del esquema de tipos de cambios múltiples, y
vinculación del mismo con un nuevo régimen de compensaciones y acuerdos
de precios bajo las siguientes premisas:
SEGUNDA PARTE / Las ideas de Marcelo Diamand en la política económica argentina
263
a) establecer un tipo de cambio más bajo (con retenciones elevadas
y crecientemente diferenciadas para productos primarios y manufacturas de origen agropecuario) para sectores con rentabilidad extraordinaria, con baja generación de empleo y que producen bienes
de elevada participación en la canasta de consumo de los sectores
populares (o que tienen una elevada influencia en una potencial
espiralización inflacionaria);
b) fijar un tipo de cambio más elevado (complementando la protección
cambiaria con licencias automáticas y medidas anti-dumping) para
sectores con rentabilidad moderada y amenazados por las importaciones, que generan una gran cantidad de puestos de trabajo y
producen bienes que tienen un peso mucho menor que los del grupo
anterior en la canasta básica de consumo;
c) determinar un tipo de cambio intermedio (sin retenciones, ni subsidio o protecciones para-arancelarias) para el resto de los sectores
transables; y
d) utilizar los recursos tributarios provenientes del comercio exterior,
no solo para financiar el creciente gasto público social, sino también para posibilitar el esquema de compensaciones selectivas que
fundamentaron los acuerdos de precios que permitieron disociar
parcialmente la dinámica de los precios internos e internacionales
en bienes y servicios particularmente relevantes para el consumo
popular (rubro servicios económicos del gasto público consolidado,
explicado principalmente por subsidios al transporte, a la energía, a
los combustibles y a ciertos alimentos).
Como se aprecia en la tabla 4, la implementación conjunta de las medidas
previamente mencionadas han permitido que el modelo de tipos de cambios múltiples para el desarrollo, implementado por Néstor Kirchner y Cristina Fernández
de Kirchner desde 2005 a 2010, haya conseguido los mejores indicadores de
bienestar social de los últimos 20 años (al menos) de la histórica económica
argentina. En efecto, el nivel de bienestar (aproximado por el índica más comúnmente utilizado en la literatura. el índice de Sen) alcanzado entre 2005 y 2010 más
que duplica al obtenido en el neo-mercantilismo y casi triplica a que se reporta
para la Convertibilidad.
264
ENSAYOS EN HONOR A MARCELO DIAMAND
Tabla 4:
Efectos comparativos del nuevo modelo de desarrollo sobre los
principales indicadores de bienestar social
PBI per cápita
Coeficiente de
Gini
Índices de Bienestar
de Sen
Convertibilidad
7634
0.48
3939
Neo-mercantilismo (2002-2004)
9847
0.52
4704
Tipos de cambio múltiples para
el desarrollo (2005-2010)
20705
0.47
10994
Modelo
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Dirección Nacional de Programación Macroeconómica. El índice de Bienestar de Sen se calcula de la siguiente manera: PBI*(1-Gini).
Estos últimos resultados muestran la influencia y la importancia que han
tenido las ideas de Marcelo Diamand a la hora de delinear las políticas económicas que permitieron retomar la senda perdida del desarrollo productivo con
inclusión social. En estructuras productivas desequilibradas, la generación y
redistribución progresivas de rentas hacia el sector industrial resultan centrales
para que el crecimiento con equilibrio externo no sea a costa del poder adquisitivo de los trabajadores. En este sentido, la obra de Marcelo Diamand resulta un
guía indispensable, no solamente para los hacedores de política económica, sino
también para el mundo académico que pareciera redescubrirlo.
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ENSAYOS EN HONOR A MARCELO DIAMAND