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Iglesias Cristianas de Dios
[CB12]
Isaac: El Hijo de la Promesa
(Edición 2.0 20031120-20070126)
Y el Señor cumplió con lo que le había prometido a Sarah. Sarah quedó embarazada y le dio un
hijo a Abraham en su vejéz, en el momento preciso que Dios le había prometido a él. Este
documento es una adaptación de los Capítulos 7 y 8 de la Historia de la Biblia Volumen 1 de
Basil Wolverton, publicada por el Ambassador College Press.
Christian Churches of God
PO Box 369, WODEN ACT 2606, AUSTRALIA
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Isaac: El Hijode la Promesa [CB12]
Isaac: El Hijo de la Promesa [CB12]
Después de la destrucción de las ciudades de la
llanura de Jordania, Abraham se mudó al
sudoeste a una tierra llamada Gerar. Tal como
Dios había prometido, Abraham y Sarah iban a
ser padres de un niño. Un ángel les había dicho
que llamaran al bebé Isaac. Abraham tenía 100
años de edad cuando nació Isaac. Sarah tenía 90
años de edad (Gen. 21:1-3).
Esta promesa alivió mucho a Abraham. Él
obedeció a Dios. Temprano en la mañana
siguiente él preparó provisiones para la partida
inmediata de Agar e Ismael, quienes él
esperaba que lograran llegar a un lugar donde
pudieran descansar del caluroso sol de la tarde.
Es posible que él también ansiara que no se
fueran a vivir a demasiadas millas de distancia.
En aquellos dias se acostumbraba dar una fiesta
en honor los niños que tuvieran entre dos o tres
años de edad. Cuando Isaac tuvo esa edad,
Abraham hizo la fiesta porque su hijo había
dejado de ser bebé y se había convertido en un
niño pequeño. Y como Abraham se había
convertido en una persona muy respetada en
esa región, invitó a hombres importantes a la
fiesta, posiblemente inclusive al rey de Gerar.
Mientras aún estaba fresco en la mañana, Agar
e Ismael tomaron comida y agua, salieron de la
tienda de Abraham y comenzaron a caminar.
Agar, que era egipcia, partió con su hijo a
través del desierto hacia el sur, posiblemente
con la intención de regresar a su tierra natal
(Gen. 21:14). Ella creía que si ellos podían
llegar a al camino principal de las caravanas a
Egipto, quizás podrían encontrar una caravana
que los pudiera llevar a lo largo del sudoeste.
Cuando Agar y su hijo Ismael vieron la
atención especial que Isaac estaba recibiendo
de tantas personas, ellos sintieron envidia.
Ismael era el primer hijo de Abraham, y Agar
estaba resentida porque Ismael no había sido
honrado de la misma manera a esa edad (Gen.
21:8-9). Durante la cena, Agar e Ismael
hicieron algunos comentarios desagradables
sobre el pequeño Isaac. Su madre se enojó
mucho con ellos cuando los escuchó.
Ismael parte
Pese a que Sarah había sugerido que Abraham
tuviera un hijo por medio de su sierva Agar, a
Sarah no le había gustado que Agar e Ismael
vivieran en las mismas tiendas junto con
Abraham y ella. Ella inmediatamente acudió a
Abraham para pedirle que echara a Agar e
Ismael. Esto era un problema para Abraham,
quien sabía que habría muy poca felicidad en
un hogar con dos madres celosas.
“Haz lo que Sarah desea y echalos,” Dios le
dijo a Abraham. “Pero no te sientas triste por
esto, porque Yo me ocuparé de ellos”. Isaac, no
Ismael, será tu heredero, ¡pero a partir de
Ismael haré una nación completa!” (Gen.
21:10-13).
Esto no fue lo que ocurrió. Agar no pudo
encontrar el camino de las caravanas. A la
mitad del caluroso día ya habían bebido toda el
agua que tenían. No había sombra, y hacía tanto
calor que a la midad de la tarde Ismael cayó en
la arena ardiente, y no pudo volver a levantarse.
Al ser un adolescente en crecimiento,
necesitaba mas refrigerios que su madre, quien
se dio cuenta que si no encontraba agua pronto
su hijo seguramente moriría de sed en unas
horas.
Agar se desesperó. No parecía haber
posibilidades de encontrar agua en aquella gran
extensión de arena caliente y rocas. A media
tarde, cuando el calor llegó a su peor momento,
Ismael estaba solo parcialmente consciente.
Agar luchó para hacerlo rodar hasta la sombra
débil de un arbusto del desierto. Ella lo dejó allí
y caminó lo suficientemente lejos como para no
poder oir sus gemidos. Estos y los amargos
sollozos de ella eran los únicos dos sonidos en
el doloroso calor del desierto.
Ismael es rescatado
Luego de un tiempo se oyó un sonido
sorpresivo. ¡Era la voz de un ángel que le habló
a Agar! “No te preocupes por tu hijo, Agar,”
Isaac: El Hijo de la Promesa [CB 12]
dijo el ángel. “Ve y ayudalo. Dios hará surgir
una gran nación de Ismael” (Gen. 21:17-18).
Agar levantó su mirada. Ella no vió al que
hablaba, pero vio algo que no había notado
antes. Era un manantial de agua clara y fresca
que salía a borbotones de la arena y solo a unos
pocos pies de distancia. Agar se lanzó al
manantial, llenó su vacía botella de cuero, y
agradecida se apresuró a verter un poco de agua
entre los labios secos de Ismael. Dios le había
prometido a Abraham que Él cuidaría a Ismael
y a su madre. Él comenzó salvando sus vidas en
el desierto.
Después de que Ismael se recuperara, él y Agar
todavía no lograban encontrar el camino de las
caravanas. Ellos viajaron hacia el sudeste hasta
un area desierta en la cual se quedaron. Ismael
se volvió tan habilidoso con el arco que podía
ensartar muchos pájaros y animales para
alimentarse los dos. Ellos continuaron su vida
en el desierto por muchos años hasta que él casi
se convirtió en un hombre salvaje (Gen. 16:12).
Agar logró traerle una mujer egipcia para que
fuera su esposa (Gen. 21:21). Ismael y su
esposa tuvieron hijos, y esos hijos crecieron y
tuvieron hijos. Con el tiempo, una nación
completa surgió de Ismael, tal como Dios había
anticipado. Hoy en día conocemos a ese pueblo
como los árabes.
La prueba mas difícil para Abraham
Con el transcurso de los años Abraham
demostró por su obediencia que era en verdad
un servidor de Dios. Dios planeó ponerlo a
prueba una vez más, y esta sería la prueba más
difícil de todas. En ese momento él estaba
viviendo en un lugar llamado Beer Sheba, al
norte de donde Agar e Ismael habían se habían
internado en el desierto. Allá creció Isaac.
Abraham estaba agradecido porque Dios le
había dado este buen hombre joven. Él se
impresionó un día cuando oyó a Dios decir:
“Lleva a Isaac a la tierra de Moriah y ofrecelo
como ofrenda quemada” (Gen. 22:2).
Abraham hubiera elegido dar su propia vida,
pero esto no era lo que Dios le había dicho que
hiciera. Abraham sabía que lo mejor que uno
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puede hacer es obedecer al Creador, sin
importar cuán difícil pueda ser. Entonces él
comenzó a seguir las instrucciones que había
recibido.
Pero antes de que Abraham pudiera en realidad
sacrificar a su hijo el Señor le dijo: “No hagas
daño a Isaac.¡ Sé que me temes, porque has
tenido la voluntad de entregar a tu hijo!(Gen.
22:10-12).
Abraham sabía que Dios estaba hablandole por
medio de un ángel. Se desplomó en sus
rodillas, llorando y colmado de felicidad y
agradecimiento porque Dios no le había pedido
que tomara la vida de su hijo. Entonces él vio
en la cercanía un carnero que se sacudía en un
matorral donde estaba atrapado. Abraham se
dio cuenta que Dios le había proporcionado un
animal para sacrificar en lugar de Isaac (v.13).
Isaac también debió haber estado agradecido
cuando su padre cortó las sogas que lo
sujetaban. Para obtener mas explicaciones
acerca de esta historia ver el documento
Abraham e Isaac: Un Sacrificio por la Fe (No.
CB11).
Quizás uno pueda pensar que fue cruel por
parte de Dios hacer que Abraham casi asesinara
a Isaac. Dios nunca es cruel. Él siempre es
amoroso y piadoso. A veces Dios da pruebas
muy difíciles a aquellos que eligen obedecerle.
Esto es para demostrar la obediencia o la
sabiduría, tal como a veces los maestros en la
escuela o los padres nos dan pruebas para saber
cuánto estamos aprendiendo.
En el caso de Abraham esto demostró que
Abraham amaba a su Creador más que a
ninguna otra cosa o persona, incluyendo a su
hijo. Abraham demostró gran fe por lo que
estaba preparado para hacer. La prueba fue
buena para Abraham y un buen ejemplo para
millones que luego leerían acerca de este
evento. Además señaló un momento mil años
mas tarde cuando Dios mismo estaría dispuesto
a entregar a Su único hijo, Jesús, para que fuera
asesinado a causa de todas las malas acciones
realizadas por el hombre.
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Isaac: El Hijo de la Promesa [CB 12]
La promesa de prosperidad para los
descendientes de Abraham
familia (descartando parientes cercanos) que si
tomaba una esposa que adorara ídolos.
Antes de que Abraham e Isaac bajaran el cerro
de regreso, el Señor le habló una vez más a
Abraham. “Dado a que has estado dispuesto a
entregar a tu hijo por me,” prometió Dios,
hablando por medio de un ángel, “Yo te
bendeciré en verdad. Tus descendientes van a
ser como las estrellas de los cielos en multitud
y como las arenas de la costa. Ellos podrán
conquistar a sus enemigos. Todas las naciones
del mundo buscarán ser tan prósperas como
aquellas que desciendan de ti. ¡Todo esto
ocurrirá porque me has obedecido!”
El siervo de Abraham encuentra a
Rebeca
Luego de que Abraham e Isaac regresaran a
donde los dos siervos estaban esperando, ellos
partieron de regreso a Beer Sheba.
Mas tarde, Abraham se mudó a Hebron en la
parte sur de la isla de Canaan. Allí, Sarah murió
a la edad de 127 años. Esta madre de muchos
millones de personas que ahora viven alrededor
del mundo fue enterrada en una cueva que le
pertenecía a Abraham.
Pasados tres años después de la muerte de su
esposa Sarah, Abraham comenzó a pensar que
Isaac debía casarse. En ese momento Isaac tenía
40 años de edad. Abraham estaba preocupado
por lograr que su hijo no tomara por esposa una
mujer entre los canaanitas, que eran adoradores
de ídolos.
Abraham le ordenó al encargado sus siervos
que tomara hombres, camellos y provisiones y
fuera a la Mesopotamia, la tierra natal de
Abraham, y trajera al volver una esposa para
Isaac elegida entre su propio pueblo (Gen.
24:3-4). En aquellos tiempos era costumbre que
los padres eligieran a las personas que se
casarían con sus hijos e hijas, y esto es
costumbre aún hoy en día en algunos paises.
Abraham estaba seguro de que todavía había en
Mesopotamia muchas personas que adoraban a
Dios. Él tenía un hermano, Nacor, que aún
vivía allí y tenía una gran familia (Gen. 22:2024). Él sabía que Dios estaría mas complacido
si Isaac se casaba con alguien de su propia
Despues de dias de viaje hacia el noreste, el
siervo de Abraham y su caravana llegaron una
noche a un pozo de agua justo fuera de la
ciudad de Nacor (Gen. 24:10). En aquellos dias
las mujeres eran las que iban a los pozos a
extraer agua. El siervo de Abraham rogó que
entre ellas hubiera una que resultara una buena
esposa para el hijo de su amo. Él también rogó
que Dios le señalara a esta mujer haciendo que
ella se ofreciera como voluntaria para extraer
agua para él y los camellos. Esto puede parecer
pedirle mucho a Dios. ¿Qué mujer se ofrecería
voluntariamente a extraer agua para diez
camellos sedientos?
Pero aún antes de que el siervo hubiera
terminado su plegaria, una hermosa y joven
mujer se acercó al pozo. Cuando ella sacó agua,
el siervo de Abraham se acercó y le pidió agua
para beber. En seguida la mujer le ofreció la
jarra de agua (Gen. 24:11-15). “Bebe, señor
mio,” dijo ella. “Esto casi puede ser la
respuesta a mi plegaria,” pensó el siervo. “Ella
está dispuesta a darme de beber, pero
seguramente no va a querer mas molestias.” Por
esto el siervo de Abraham se sorprendió al oir
a la joven mujer decir, “¡con mucho gusto les
daré agua a los camellos también! ¡les daré
todo lo que puedan beber!”
Esta era una respuesta directa a la plegaria que
había hecho solo unos minutos antes. El siervo
de Abraham estaba seguro de que esta era la
mujer para Isaac. Para pagarle por su molestia,
él le dio un anillo de oro que pesaba medio
siclo y dos brazaletes que pesaban diez ciclos
(Gen. 24:22).
Los diez siclos representan los honorarios por
la redención de una mujer de entre cinco y
veinte años. Los honorarios por la redención de
las personas estaban especificados por ley y no
eran una carga (Lev. 27:1-8). El medio siclo
representa el impuesto especifico impuesto por
el Templo para Expiación (Ex. 30:11-16).
Cristo pagó el precio por nosotros, cuando
Isaac: El Hijo de la Promesa [CB 12]
entregó su vida. Los brazaletes y el añillo de
naríz también se relacionan con la expiación
(Num. 31:49-50).
Cuando él le preguntó su nombre, él recibió
otra sorpresa. “Yo soy Rebeca,” ella le dijo.
“Yo soy la hija de Bethuel, el hijo de Nacor.”
Nacor era el hermano de Abraham, ¡entonces
esta joven mujer era prima segunda de Isaac!
Fue una buena noticia para el siervo el saber
que había encontrado una mujer que era del
pueblo de Abraham, y una que sabía del Único
Dios Verdadero. El siervo de Abraham le
agradeció a Dios inmediatamente por haberlo
ayudado.
Laban invita a la desconocida a casa
Rebeca corrió a su casa entuciasmada a
contarle a su familia lo que había ocurrido, y
para mostrarles el añillo y los brazaletes.
Cuando su hermano, Laban, vio las costosas
joyas y escuchó la historia de Rebeca, fue
apresuradamente al pozo para invitar al siervo
de Abraham a su casa (Gen. 24:29-31). El
siervo estaba agradecido por la invitación, pero
antes de aceptar, se aseguró que los hombres
que estaban con él descargaran, se alimentaran
e hicieran lechos de paja para los camellos. Él y
sus hombres recibieron agua para lavarse los
pies. Esta era una costumbre que era muy útil
en tierras áridas donde los pies de los viajeros
quedaban polvorientos y agotados.
Luego recibieron comida, pero el siervo no
quería comer antes de decirles a sus anfitriones
cuál había sido el motivo de su presencia (v.
33). Él relató a la familia de Rebeca lo que le
había ocurrido a Abraham desde que había
dejado Haran muchos años atrás. Él relató
cómo Abraham había obedecido a Dios en las
tierras donde otras personas no tenían nada que
ver con Dios y cómo Abraham se había vuelto
rico y felíz padre de un hijo obediente, Isaac.
Cuando el siervo les contó de su plegaria por
una buena esposa para Isaac, y cómo Rebeca
había cumplido con lo que él había pedido, la
familia de Rebeca se convenció de que Dios lo
había guiado a Rebeca.
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“Creemos que es el deseo de Dios que Rebeca
se convierta en la esposa de Isaac,” le dijeron al
siervo (v. 50).
El siervo estaba tan complacido al oir esto que
nuevamente agradeció a Dios. Luego entregó a
Rebeca oro y plata y verstimenta hermosa, y
obsequios costosos para su familia (v. 53). Los
obsequios costosos que recibieron rebeca y su
familia mostraban que en su futuro tendría
riqueza. Luego, finalmente, todos disfrutaron
una fiesta felíz. Si el lector cree que esto no era
justo para Rebeca porque ella tenía poco o nada
para decir acerca de todos estos planes, debe
recordar que en aquellos tiempos las esposas
eran elegidas de un modo diferente. En este
caso, Rebeca sin duda estaba contenta y
entuciasmada, aunque no conocía a Isaac. Lo
que es más importante es que Dios había puesto
su mano en esto, lo cual aseguraría la felicidad
de todas las personas involucradas.
Por la mañana siguiente, la familia de Rebeca
preguntó si ella podía quedarse unos días más
en su casa. El siervo de Abraham les recordó
que, dado a que Dios lo había guiado tan
rápidamente a Rebeca, nada debía ser
postpuesto. Rebeca afirmó que ella estaba
dispuesta a partir inmediatamente, entonces la
caravana emprendió su viaje de regreso. En el
viaje de retorno la caravana se agrandó al
agregar camellos que cargaron a Rebeca, su
asistente y sus siervas. La familia de Rebeca
estaba triste al verla partir, pero ellos también
estaban felices porque obviamente ella se
casaría con un buen hombre (vv. 55-61).
Isaac conoce a su novia
Días mas tarde, mientras Isaac estaba fuera
caminando en un campo, vio una caravana
acercandose. Él se acercó al encuentro,
esperando que fuera la que su padre había
enviado a Nacor. Cuando Rebeca vió un
hombre corriendo hacia ellos, ella preguntó
quién era él. Cuando le dijeron que sería el
hombre con el cual ella se iba a casar, ella se
alegró. Ella se arregló rapida y modestamente
con un largo velo antes de bajar de su camello
para encontrarse con su futuro esposo (v. 65).
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Isaac y Rebeca se casaron rápido después de su
encuentro. Y dado a que tenían la bendición de
Dios, ellos fueron muy felices (v. 67). A través
de ellos, el Creador se acercó un paso para dar
inicio a la nación que realizaría una importante
tarea en el mundo a traves de sucesivas
generaciones.
Treinta y seis años mas tarde, a la edad de 175
años, Abraham murió (Gen. 25:7-8). Los
primeros dos hijos, Ismael e Isaac enterraron a
su padre en la misma cueva en la que fue
enterrada la primera esposa de Abraham, Sarah
(Gen. 25:9-10). Ver el artículo Abraham y
Sarah (No. CB10).
Si bien Isaac y Rebeca eran felices en su
matrimonio, los años pasaban y ellos no tenían
ningún hijo. Ellos estaban tan desilusionados
que por fin Isaac le pidió a Dios que les enviara
un niño (Gen. 25:21). Dios respondió la
plegaria. Despues de veinte años de
matrimonio, por fin Isaac y Rebeca se dieron
cuenta que pronto serían padres.
En un momento Rebeca sufrió de dolores
extraños entonces oró por alivio. Dios le dijo,
posiblemente en un sueño o en una visión, que
ella daría a luz al comienzo de dos naciones.
Dios le dijo que una nación resultaría mas
fuerte que la otra, y que el primero en nacer
serviría al otro. Dios le dio fuerza para
continuar en este estado hasta que se convirtió
en madre de dos hijos mellizos. El primero en
nacer se llamó Esau. El segundo se llamó Jacob
(Gen. 25:22-26).
Isaac y Abimelec
Había hambruna en la tierra e Isaac acudió al
rey Abimelec en Gerar. Esta era una hambruna
diferente de la que había ocurrido en los
tiempos de Abraham cuando él fue a Egipto
(Gen. 12:10). El Señor se presentó ante Isaac y
le dijo que no fuera a Egipto.
“Reside en esta tierra. Yo estaré contigo y te
bendeciré, porque a ti y a tus descendientes os daré
todas estas tierras. Así cumpliré el juramento que
hice a tu padre Abraham. 4Yo multiplicaré tu
descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu
Isaac: El Hijo de la Promesa [CB 12]
descendencia todas estas tierras. Y en tu
descendencia Serán benditas todas las naciones de la
tierra, 5 porque Abraham Obedeció mi voz y
Guardó mi ordenanza, mis mandamientos, mis
estatutos y mis instrucciones. 6 Habitó, pues, Isaac
en Gerar (Gen. 26:3-6)
Ahora, al igual que Sarah, Rebeca también era
muy hermosa. Entonces cuando los hombres de
ese lugar le preguntaron a Isaac por su esposa él
dijo, “Ella es mi hermana”. Él tenía miedo de
decir que Rebeca era su esposa porque pensaba
que los hombres podrían matarlo y tomar a su
esposa. Sin embargo, luego de que Isaac había
estado un largo tiempo el rey miró por la
ventana un día y vio a Isaac acariciando a su
esposa. Entonces mandó a buscar a Isaac y le
dijo, “¡Ella es en realidad tu esposa! ¿Por qué
dijiste que era tu hermana?”
Isaac le dijo al rey que tenía miedo de ser
asesinado por Rebeca. Entonces Abimelec se
enojó porque cualquiera de sus hombres podría
haber tomado a Rebeca por esposa. Entonces
dio órdenes a todo el pueblo que cualquiera que
tocase a Rebeca sería asesinado (Gen. 26:711).
Es interesante destacar que el padre de Isaac,
Abraham hizo lo mismo cuando fue a Egipto.
Él mintió con respecto al hecho de que Sarah
(Sarai) era su esposa y dijo que era su hermana.
Al igual que Isaac, él también pensó que esta
mentira salvaría su propia vida (Gen. 12:1114). Ambos debieron haber confiado en que
Dios los cuidaría porque así lo había
prometido.
Isaac plantó cultivos y con el tiempo se volvió
muy rico, y esto continuó. Él tenía tantas
manadas y rebaños que los filistinos lo
envidiaron y se volvieron malos. Entonces ellos
llenaron los pozos de Isaac con tierra.
Finalmente Abimelec le dijo a Isaac que se
mudara porque se estaba volviendo demasiado
poderoso (Gen. 26:12-16). Dado a que Dios
cumplió Sus promesas Su pueblo fue bendecido
y fueron considerados como una amenaza para
los otros en las tierras en las que habitaban.
Entonces Isaac se mudó y se estableció en el
valle de Gerar. Él abrió nuevamente pozos
viejos que su padre había dejado. Los siervos
Isaac: El Hijo de la Promesa [CB 12]
de Isaac cavaron en el valle y encontraron un
pozo de agua fresca allí. Pero los otros pastores
pelearon con ellos y les dijeron que el agua era
de ellos. Entonces él le dio al pozo el nombre
de Esec porque ellos pelearon con él. Luego
cavaron otro pozo y pelearon también por este,
entonces le dieron el nombre de Sitna.
Continuó su camino y cavó en otro pozo y
nadie peleo por este. Le puso el nombre de
Rejobot, diciendo, “Ahora el Señor nos ha dado
un lugar y floreceremos en la tierra” (Gen.
26:17-22).
Desde allí Isaac fue a Beer Sheba. Allá el Señor
apareció ante él y le dijo, “Yo soy el Dios de tu
padre Abraham. No temas, porque Yo estoy
contigo; te bendeciré y multiplicaré el número
de tus descendientes por la paz de mi siervo
Abraham” (Gen. 26:23-24).
Isaac construyó un altar allá e invocó el nombre
del Señor. Allí instaló su tienda y sus siervos
cavaron un pozo. Mientras tanto Abimelec
había venido a su encuentro desde Gerar con
algunos de sus hombres. Isaac preguntó: ¿“Por
qué has venido a mi si fuiste hostil conmigo y
me has echado?” (Gen. 26:25-27).
Ellos respondieron: “Vimos con claridad que el
Señor estaba contigo; entonces dijimos, ‘Debe
haber un juramento de alianza entre nosotros.
Hagamos un pacto contigo de que no nos harás
daño, así como nosotros no te hemos molestado
sino que siempre te hemos tratado bien y te
hemos enviado lejos en paz.’ Y ahora has sido
bendecido por el Señor” (Gen. 26:28-29).
Isaac entonces hizo un banquete para ellos y
ellos comieron y bebieron. El banquete era para
mostrar la amistad entre las partes del pacto.
Temprano en la mañana siguiente los hombres
juraron un pacto unos a otros. Luego Isaac los
despidió y ellos partieron en paz. Esse día los
siervos de Isaac vinieron a decirle que habían
encontrado mas agua. Él le dio a ese pozo el
nombre de Seba y hasta hoy en día en nombre
del pueblo ha sido Beer Sheba (Gen. 26:30-33).
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La bendición de Isaac continuó
Los hijos de Isaac crecieron y Esau se volvió un
habilidoso cazador y Jacob trabajaba cerca de
su casa entre las tiendas. Isaac amaba a Esau
más y Rebeca amaba mas a Jacob (Gen. 25:2728), entonces cada padre tenía un hijo favorito.
Esto no es algo bueno de fomentar en las
familias. Sin embargo, si bien los padres aman
a todos sus hijos, ellos a veces pueden
favorecer a uno más que a otro.
Esau era el primogénito entonces él era el
heredero a las promesas del derecho por
nacimiento. El derecho por nacimiento inluia
los derechos de herencia del primogénito. Esto
significa que Esau tenía derecho a una parte
doble de las pertenencias de su padre. Bajo
presión, Esau vendió su derecho de
primogenitura a su hermano menor Jacob.
Entonces Esau sintió desprecio por Jacob y su
derecho de nacimiento (Gen. 25:29-34).
Jacob y su madre habían planeado lograr la
bendición para Jacob. Dios ya le había
prometido a Rebeca que el hijo mayor serviría
al hijo menor, entonces ella debió haber tenido
fe en que Dios cumpliría lo que había dicho
(Gen. 25:23). Debido al mal sentimiento que se
había originado entre los dos hermanos, Jacob
fue enviado lejos por su propia seguridad y
para encontrar una esposa. Para aprender mas
acerca de la historia de estos hijos de Isaac ver
el artículo Jacob: El Hijo de Isaac (No. CB13).
Jacob finalmente se reconcilió con su hermano
Esau y volvió a casa con su padre Isaac en
Hebron donde Abraham e Isaac habían estado.
Despues de haber vivido 180 años, Isaac tomó
su último respiro y “murió y se reunió con todo
su pueblo, anciano y lleno de días.” Y sus hijos
Esau y Jacob lo enterraron (Gen. 35:27-29).
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