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En camino como
Francisco y María Ana
Día 6º
Reconciliadas y constructoras
de PAZ y BIEN
Final: Bendición de San Francisco
Ser
constructoras
de
PAZ y BIEN
“El Señor te bendiga y te guarde;
te muestre su faz y tenga misericordia de ti.
Vuelva a ti su rostro y te conceda la paz.
El Señor te bendiga, hermano”
Ambientación
(Colocar en el lugar de la celebración dos carteles: Paz y BIEN
- AMOR y SACRIFICIO)
Canto : “Paz y Bien”
En el mensaje evangélico, la PAZ ocupa un amplio espacio. En Mt 5,9,
el Sermón de la Montaña, se incluye la excepcional vocación a la Paz. Jesús, después de su Resurrección, saluda a sus discípulos. “La paz esté
con vosotros”.
Escuchemos:
Lectura evangélica: Jn 20, 19-21;
Silencio breve...
Reflexión
Para San Francisco y sus compañeros vivir el Evangelio suponía una
imitación lo más fiel posible a la forma de vida de Cristo y de los apóstoles.
En fidelidad a este sentir, Francisco sembraba la Paz y el Bien con su
palabra y con su vida; a la vez quería que sus compañeros y seguidores se
dirigieran a toda la gente con el saludo : “Que el Señor te dé la Paz”.
Hoy, vamos a hacer resonar de una manera especial y entrañable el
saludo evangélico y franciscano de “Paz y Bien”. Y lo vamos a hacer en
torno a Francisco y María Ana, dos hermanos de la Paz.
El Señor os dé la PAZ
Que sepamos clarificar nuestros sentimientos de amor y de odio, de
rechazo y de aceptación y nos ejercitemos en vivir el perdón.
Señor, haz de nosotras, instrumentos de tu paz.
Que escuchemos a quien grita su dolor, que tomemos conciencia de
su dignidad y le socorramos fraternalmente en su necesidad.
Señor, haz de nosotras, instrumentos de tu paz.
Que mantengamos el espiritu receptivo e abierto ante los problemas
del mundo.
Que en tu nombre podamos sembrar semillas de Evangelio.
Señor, haz de nosotras, instrumentos de tu paz.
Que llevemos tu luz y despertemos confianza donde hay duda.
Que ofrezcamos tu Palabra, creadora de Vida, donde impera el odio
y la muerte.
Señor, haz de nosotras, instrumentos de tu paz.
Que podamos descubrir tu presencia en la mirada limpia y en el
corazón sufriente de cada uno de nuestros hermanos.
Que no nos cansemos de abrirles el horizonte de aprender y de vivir.
Señor, haz de nosotras, instrumentos de tu paz.
Que asumamos nuestras responsabilidades en la Vida y en la
Misión, a pesar de la ambigüedad que, a veces, nos confunde.
Señor, haz de nosotras, instrumentos de tu paz.
Que estemos siempre en camino en tu nombre y comencemos día
tras día con ánimo e ilusión renovados.
Que nos dejemos “hacer de nuevo” por la fuerza de tu Espíritu.
Amen.
Señor, haz de nosotras, instrumentos de tu paz.
Ant. cantada: Haz de mí, Señor, un instrumento de tu paz
(Hacemos oración de resonancia)
Música y silencio….
Gesto de Paz: Nos damos la paz
Padre nuestro…
Francisco y María Ana estaban tan convencidos de ser constructores
de la Paz porque habían descubierto la condición transcendente de la Paz.
Hoy seguimos afirmando que no se puede construir la Paz , sino es desde
un cambio radical del corazón.
Para que haya Paz tiene que haber Justicia y Solidaridad, tiene que
ser una realidad el Amor.
La PAZ y el BIEN están íntimamente unidos al AMOR y ese AMOR
exige, a veces, SACRIFICIO. Por eso, los mensajes de Francisco y María
Ana siguen teniendo la misma vitalidad, y nosotras, continuadoras de su espiritualidad, queremos estrenarlos cada día.
Canto : “Paz y Bien”
Francisco encuentra en Dios el sumo bien. Tanto amor no se puede
esconder. Es para agradecerlo y compartirlo. El regalo de Dios se convierte
en empeño a favor de los otros, nos hace ser mensajeros de la paz y el bien.
Poder anunciar a cada hombre y a cada mujer que
"Tú también eres amado/a por Dios”
y no sólo decírselo, sino expresar con nuestra vida una solidaridad humana
que le permita comprobarlo.
La espiritualidad Franciscana en la vida concreta de cada persona es
vivencia agradecida y humilde de entrega, compromiso, generosidad y altruismo con los otros, especialmente con los últimos.
En un mundo sediento de paz, pero herido por las divisiones, la violencia.., nos sentimos llamadas, desde nuestro ser de franciscanas, a ofrecer el
testimonio de una vida reconciliada y en armonía con todo cuanto nos rodea,
a reconocer en cada ser a un hermano; a construir puentes entre las personas y entre los pueblos, para encontrarse y caminar juntos por los senderos
de la verdadera paz, fundada en la justicia y en el perdón, en la verdad y la
misericordia. (PGF nº 11)
Silencio breve….
En este momento vamos a recordar el mensaje que Francisco nos
enviaría hoy, a todos, a través de una carta:
(Sugerimos leer en silencio la carta, reflexionar, orar con ella y después compartir sentimientos surgidos en el corazón de cada una)
“Carta
de San Francisco
a todos
los ciudadanos
del mundo”
A cuantos vivís en la tierra, el hermano Francisco, os saluda con
gozo y os desea de todo corazón la Paz verdadera y el Amor fraterno de nuestro Señor y Hermano Cristo Jesús.
Hace ocho siglos, durante mi vida terrena, escribí cartas a todos
los hombres invitándoles a vivir en paz, hermandad y santa alegría.
Vuelvo a hacerlo ahora, a inicio del siglo XXI, porque me llegan noticias de violencias, odios, guerras, racismo, terrorismo, hambre...
Queridos hermanos: ¿Tendré que suprimir de mi Cántico de las Criaturas aquel verso que dice “Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana, la Madre Tierra”? ¿Tanto habéis endurecido el corazón que
ya no os queda una gota de sentimiento, de compasión, de delicadeza, de cortesía, de amor?
¡Pobre Hermana Madre Tierra, cuando sus hijos cultivan el odio
en vez del amor, crean discordia en vez de armonía y siembran lágrimas en vez de alegría
Cuando el Señor me visitó con su paz, yo repetí a todos los hermanos: “La Paz con vosotros”, “El Señor os dé su Paz” “Paz y bien”
Hermanos todos, ciudad de este mundo enfermo:
 Recuperad el silencio, aplastado por tantos ruidos.
 Aprended a escucharos y escuchad a Dios en el rumor del río,
la cascada, el bosque, el campo, la brisa del aire...
 Fijaos en la alegría de los niños que juegan, en la mirada de los
enamorados, en la caricia del beso de quienes os quieren... Porque quien llena los ojos y el corazón de tanta bondad e inocencia, es incapaz de asesinar la Vida y el Amor.
 Dejad un sitio a Dios en vuestro corazón y la Paz interior irradiará ternura, alegría, esperanza, hermandad,... a vuestro alrededor.
Haced llegar a todos los rincones del mundo estas palabras:
“Paz y Bien”.
Un abrazo de vuestro hermano
Francisco
Canto: Lucha por la paz
Como Francisco y María Ana, queremos ser artífices de paz, de reconciliación y de comunión con los hombres y mujeres de hoy y con la creación;
así colaboraremos en la realización del reino de Dios en nuestro mundo , en
el que ya no deben de existir ni muros ni dominación pues, “ya no hay judío
ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois
uno en Cristo Jesús” (Gal 3, 28) (PGF nº 11)
En la Regla de la TOR y en nuestras Constituciones, leemos:
“Los Hermanos y las hermanas sean mansos, pacíficos y modestos,
apacibles y humildes, hablando con todos dignamente, como conviene. Y, donde quiera que estén y a cualquier parte que vayan por el
mundo, no litiguen ni se traben en discusiones, ni juzguen a los demás, sino que han de mostrarse alegres en el Señor… y saluden diciendo, el señor te dé la paz” (TOR, 20)
“La paz que anuncian de palabra, ténganla en mayor medida en sus
corazones. Nadie por causa de ellos, sea instigado a la ira o al escándalo, sino que todos sean estimulados, por su misma mansedumbre, a
la paz, a la benignidad y a la concordia…” (TOR, 30).
“Movida por el Espíritu, María Ana Mogas dedica su vida al servicio de
los hombres, preferentemente de los pobres y necesitados, según el
espíritu de la Tercera Orden Regular Franciscana. Fieles a esta inspiración, confiadas en la Providencia, realizamos la acción apostólica,
abiertas a todos los hermanos, siendo portadoras de sencillez, alegría,
PAZ y BIEN” (C 92)
Silencio meditativo...
Oración de la PAZ
(Todas respondemos “Haz de nosotras instrumentos de tu paz”)
Ant. Cantada: Haz de mí, Señor, un instrumento de tu paz
Que brote el amor allí donde el odio nos sorprende.
Que en los conflictos respondamos con bondad.
Señor, haz de nosotras, instrumentos de tu paz.