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La materia de los recuerdos: Circuitos neuronales y cascadas moleculares ¿Por qué algunas memorias resisten inamovibles el paso de los años mientras otras son frágiles y desaparecen en minutos? El autor aborda la naturaleza de las memorias, su substrato anatómico y los mecanismos que subyacen a su formación ANGEL BARCO “P uedo recordar todo lo que ocurrió aquel día como si fuera ayer”, “Hace diez años y aún podría saborear aquella comida”, “Jamás olvidaré dónde me encontraba en aquel momento”. La mayoría de nosotros no podemos recordar qué cenamos hace unos días, pero quizá recordemos con detalle el menú de una fecha señalada —una boda, un cumpleaños, una cita— ocurrida años atrás o la decoración del comedor donde tuvo lugar. ¿Por qué algunas memorias quedan grabadas en piedra y resisten inamovibles el paso de los años, mientras otras son frágiles y desaparecen en minutos? Según un estudio, ya clásico, de Roger Brown y James Kulik publicado en 1977, 79 de 80 norteamericanos entrevistados recordaban vívidamente las circunstancias en las que se encontraban cuando escucharon que John F. Kennedy había sido asesinado 14 años antes. Muchos estudios posteriores han replicado tales resultados en otros eventos de singular importancia y explorado las características, la persistencia o la precisión de las memorias formadas en esas circunstancias, en inglés frecuentemente denominadas memorias “flashbulb” (fogonazo). Lo cierto es que los sucesos asociados a momentos de alta carga emocional tienden a ser recordados de forma espontánea con particular intensidad. En otros casos, la formación de recuerdos persistentes no es inconsciente y requiere esfuerzo por nuestra parte. Su persistencia sólo se consigue mediante repetición. ¿Cuán- 24 tas veces tuvimos que repasar la tabla periódica de los elementos o la lista de capitales europeas? En las siguientes páginas discutiremos acerca de la naturaleza de las memorias, su substrato anatómico y los mecanismos que subyacen a su formación e intentaremos contestar por qué algunas memorias nos acompañan toda nuestra vida, a veces a nuestro pesar, mientras otras desaparecen sin dejar huella. En busca del engrama ¿Dónde se guardan los recuerdos? Podríamos definir la memoria, de manera general, como la capacidad del sistema nervioso de retener información acerca de las experiencias pasadas, de forma que puedan resultar condicionadas las conductas futuras. Sin embargo, el concepto de memoria es complejo y engloba capacidades muy diversas. Así, podemos distinguir memorias explícitas o declarativas, tales como nuestros recuerdos de gentes, lugares y cosas, y memorias implícitas o de procedimiento, que incluyen distintas formas de aprendizaje inconsciente, motor o perceptivo. Hoy sabemos que esos diversos tipos de memoria requieren la participación de diferentes circuitos neuronales y se localizan en distintas regiones del cerebro. Llegar a tal conclusión, sin embargo, no ha sido fácil. A principios del siglo XX, Kart Lashley emprendió un estudio, largo y sistemático, en el cerebro de ratas en busca del substrato anatómico del recuerdo MENTE Y CEREBRO 40 / 2010 SIKORA (fotos de fondo) © FOTOLIA / ANG ARATO © FOTOLIA / PIOTR de la solución a un laberinto. Sus esfuerzos no le permitieron llegar a una respuesta clara. Pudo concluir que “la memoria, una vez formada, no reside en ninguna área concreta del cerebro, sino que su magnitud se halla, en cierto modo, condicionada con la cantidad de tejido intacto”. Numerosos estudios posteriores llevados a cabo en pacientes con lesiones cerebrales muy dispares han permitido identificar el substrato anatómico de distintas formas de aprendizaje y memoria en humanos, acabando con la idea de un substrato totalmente deslocalizado, acuñada durante la primera mitad del siglo XX. Estos estudios en pacientes con lesiones junto con un sinfín de experimentos sobre animales de laboratorio, utilizando técnicas quirúrgicas y farmacológicas más refinadas que las empleadas por Lashley, nos permiten hoy saber que, aunque existe un cierto grado de redundancia, el cerebro constituye, en realidad, un conglomerado de circuitos especializados en llevar a cabo distintas funciones. Particularmente relevantes han sido los estudios de Brenda Milner en pacientes con lesiones en el lóbulo temporal, el más famoso de los cuales es el paciente conocido como H.M. (véase el recuadro “H.M., la historia de un hombre sin historia”). Le condujeron a la identificación del lóbulo temporal en general, y el hipocampo en particular, como componente imprescindible para la adquisición de nuevos recuerdos acerca de personas, eventos o cosas, es decir, como un posible substrato de memorias de tipo explícito o declarativo, lo mismo en humanos que en otros mamíferos. 1. RECUERDOS QUE PERDURAN. Algunos recuerdos resultan mucho más vívidos que otros. Con el nombre de memorias flashbulb (fogonazo), nos referimos a memorias especialmente vívidas que se generaron en respuesta a una experiencia única con una alta carga emocional. Ejemplos clásicos son el asesinato de John F. Kennedy, que marcó la generación de los años sesenta, o más recientemente los atentados del © FOTOLIA / SH ANE KYLE 11 de septiembre del 2001. Todos tenemos memorias personales muy intensas relacionadas con acontecimientos importantes en nuestra vida, como un accidente o una boda. En otros casos, la persistencia de la memoria requiere atención y esfuerzo por nuestra parte, como el aprendizaje de distintas materias durante nuestra formación académica. MENTE Y CEREBRO 40 / 2010 25 La materia de los recuerdos H.M., la historia de un hombre sin historia H.M., uno de los pacientes de la doctora Milner, es hoy en día el caso clínico más estudiado de la historia de las neurociencias. A la edad de 27 años H.M. fue sometido a una operación quirúrgica experimental y arriesgada con el objetivo de curarle de los ataques epilépticos cada vez más frecuentes e intensos que sufría, desde su niñez, a causa de un accidente de bicicleta. Dicha operación consistió en la extirpación quirúrgica de la región del cerebro en la que los doctores consideraban que se encontraba el foco de su epilepsia, una parte del lóbulo temporal que incluía el hipocampo. Los resultados de la intervención fueron sorprendentes: tras la operación, el cerebro de H.M. había perdido la capacidad de formar nuevas memorias. En palabras del cirujano responsable, “intentamos acabar con su epilepsia, pero acabamos con su memoria”. La operación de H.M. tuvo lugar en 1957; en los decenios siguientes H.M. gozó de buena salud y fue objeto de numerosos estudios neurológicos y psicológicos. La investigación realizada reveló que H.M. era incapaz de formar nuevos recuerdos de la gente que había conocido tras la operación, incluso de las enfermeras que veía a diario, y así continuó hasta su muerte hace unos meses, en diciembre del 2008, a la edad de 82 años. Lo más interesante del caso de H.M. es que, a diferencia de lo observado en los episodios de amnesia clásica, la mayoría de los recuerdos de H.M. previos a la operación seguían intactos. Además, aunque el cerebro de H.M. era incapaz de adquirir nuevas memorias de tipo declarativo, no estaba cerrado a otras formas de aprendizaje, tales como la adquisición de nuevas habilidades motoras. Quedó así demostrado que los distintos tipos de memoria se alojaban en substratos anatómicos diferentes. Hipocampo Sin embargo, una vez la memoria ha sido adquirida y consolidada, el hipocampo deja de ser necesario. Por mecanismos aún no aclarados se produce una transferencia de la información desde el hipocampo hacia centros corticales. Por ello, las lesiones en el hipocampo no repercuten en los recuerdos consolidados previos a la lesión. Los estudios sobre pacientes con lesiones y sobre modelos animales han permitido también identificar los circuitos neuronales que subyacen a otros tipos de memorias. La amígdala, el estriado o distintas regiones de la corteza cerebral desempeñan una función clave en otros tipos de memoria, como las de tipo emocional, motora o procedimental. 26 Los estudios sobre personas con lesiones cerebrales y su reproducción en modelos animales nos han permitido saber dónde buscar las memorias. Pero, ¿qué debemos buscar? ¿De qué están hechos los recuerdos? Aunque la identificación de la naturaleza física de los recuerdos ha constituido un tema recurrente de debate para pensadores y filósofos durante siglos, hubo que esperar a finales del siglo XIX para que se avanzara una hipótesis con visos de validez científica acerca de la misma. Dicha hipótesis representa una de las más asombrosas predicciones debidas a la intuición de nuestro científico más ilustre: el neuroanatomista aragonés Santiago Ramón y Cajal, padre indiscutible de la neurociencia moderna y premio Nobel en Medicina y Fisiología en 1906 ( figura 2). Ramón y Cajal enunció durante una conferencia en la Royal Society en 1894, la Croonian Lecture, un prestigioso galardón en su tiempo, la que ahora es conocida como la hipótesis de Ramón y Cajal sobre la plasticidad sináptica: “El ejercicio mental facilita un mayor desarrollo de las estructuras nerviosas en las partes del cerebro en uso. Así, las conexiones preexistentes entre grupos de células podrían ser reforzadas por la multiplicación de terminales nerviosas...” Transcurridos más de 100 años, este enunciado se ajusta todavía a la visión actual del problema. La mayoría de los neurocientíficos piensa que los mecanismos de plasticidad sináptica, es decir, la capacidad para modular o cambiar la fuerza de las conexiones entre neuronas, las sinapsis, y, en consecuencia, las propiedades y funciones de circuitos neuronales en respuesta a estímulos externos y a la experiencia previa, representan el substrato celular para la formación de los distintos tipos de memoria, desde las formas más simples de aprendizaje no asociativo, como la sensibilización, que podemos encontrar en casi todos los animales con un sistema nervioso, hasta las elaboradas formas de memoria declarativa observables en humanos. Resulta admirable que Ramón y Cajal pudiera inferir esa idea a partir de lo observado en las imágenes estáticas de sus preparaciones de microscopía. La hipótesis cajaliana sobre la plasticidad sináptica encontró una definición más formal 50 años más tarde en palabras de Donald Hebb, cuyo postulado (véase el epígrafe de la figura 3) es considerado hoy en día la explicación más MENTE Y CEREBRO 40 / 2010 © HEREDEROS DE D. SANTIAGO RAMON Y CAJAL 2. RETRATO Y DIBUJO ORIGINAL de Santiago Ramón y Cajal. En el dibujo del hipocampo se pueden apreciar con gran detalle los diferentes tipos de neuronas que forman la estructura y las conexiones que establecen entre ellas. Resulta sorprendente que, a partir del estudio morfológico de sus preparaciones, Ramón y Cajal describiese el flujo de información en el hipocampo (señalado con flechas en el dibujo) cuando todavía no se conocía cuál era el mecanismo de transmisión de la información en el sistema nervioso. MENTE Y CEREBRO 40 / 2010 Memorias de caracol. Cuando el tamaño importa El caracol marino Aplysia californica se ha ganado un puesto destacado en la historia de las neurociencias. Su sistema nervioso, formado por unas 20.000 neuronas organizadas en una docena de ganglios, es muy simple si lo comparamos con los más de 10 mil millones de neuronas que constituyen nuestro cerebro. Pese a semejante simplicidad, el caracol exhibe una variedad de comportamientos innatos y adquiridos que van desde el aprendizaje no asociativo al condicionado. Por ello, Eric R. Kandel, de la Universidad de Columbia, ha dedicado buena parte de su carrera científica a investigar las bases celulares y moleculares de estas formas básicas de aprendizaje. La accesibilidad de su sistema nervioso y el gran tamaño de sus neuronas, las mayores observadas en el reino animal, han permitido identificar con gran detalle los circuitos neuronales que regulan comportamientos concretos y estudiar cómo el aprendizaje y la formación de memorias afecta y da lugar a cambios físicos en conexiones específicas dentro de estos circuitos. Mucho de lo que conocemos hoy en día acerca de las bases celulares y moleculares de la memoria se lo debemos a este modelo animal. Pese a la diferencia en número de neuronas y complejidad, parece que los mecanismos moleculares básicos que subyacen al aprendizaje y la memoria en este molusco están altamente conservados en mamíferos. CORTESIA DEL AUTOR. ADAPTADO DE “EL CEREBRO PLASTICO”, CAPITULO DE LA UNIDAD DIDACTICA “VIAJE AL UNIVERSO NEURONAL”; FECYT, 2007 (abajo) razonable de lo que ocurre en nuestro cerebro cuando aprendemos. La primera demostración experimental de que las conexiones entre las neuronas son plásticas y pueden cambiar de intensidad tuvo que esperar más de 20 años. En 1973, los investigadores Terje Lømo y Tim Bliss, de la Universidad de Oslo, demostraron la existencia de este tipo de cambios en el hipocampo de conejos (véase la figura 4). Observaron que, tras estimular eléctricamente a alta frecuencia los axones que forman la ruta perforante, que conecta la corteza entorrinal con el giro dentado del hipocampo, se registraba una potenciación en la respuesta de las neuronas granulares del giro dentado, que llegaba a durar varias horas. A ese fenómeno lo denominaron “potenciación a largo plazo” (LTP, del inglés long-term potentiation). El grupo de Eric Kandel, de la Universidad de Columbia en Nueva York, llegaba, por entonces, a resultados similares. En su caso, estimularon las neuronas del caracol marino Aplysia (véase el recuadro “Memorias de caracol”). Kandel denominó a este fenómeno “facilitación a largo plazo” (LTF, del inglés long-term facilitation), en vez de potenciación a largo plazo. Aunque ambas expresiones persisten hoy en día, la semejanza entre los dos procesos (LTP y LTF) apoya la universalidad del principio de plasticidad hebbiana (así llamada por Donald Hebb). Nuevos experimentos y el esfuerzo de muchos investigadores han permitido demostrar que existen distintos tipos de LTP y que, con la utilización de diferentes patrones de estimula- 27 3. LA SINAPSIS HEBBIANA. Representación del postulado A de Donald Hebb “Cuando el A Actividad sináptica Refuerzo específico y duradero AB axón de la célula A excita la B persistentemente interviene CB Sin cambio en su activación, algún tipo de crecimiento o cambio metabólico tiene lugar en una o C C ambas células, de suerte que la eficacia de A como una de las células estimuladoras de B aumenta.” ción, por ejemplo, mediante la estimulación a baja frecuencia, es posible conseguir el efecto opuesto: una disminución en la respuesta de la neurona postsináptica, lo que se denomina “depresión a largo plazo” (LTD, acrónimo de long-term depression). Este tipo de cambios en la fuerza de las conexiones sinápticas ha sido objeto de intensa investigación en el hipocampo, dada la importancia de esta región del cerebro en la adquisición de nuevas memorias de tipo declarativo. No conviene olvidar, sin embargo, que los procesos de plasticidad sináptica tienen lugar de forma general en todos nuestros circuitos cerebrales. Así, los procesos de plasticidad sináptica en la amígdala controlan nuestras respuestas y memorias emocionales; y procesos plásticos en el estriado regulan procesos adictivos y ciertas formas de aprendizaje procedimental. Las conexiones en la corteza cerebral parecen ser especialmente plásticas. Por ejemplo, el entrenamiento en una nueva habilidad motora insta un aumento de las áreas de la corteza motora que regula los movimientos aprendidos; la estimulación repetida de unos receptores sensoriales da lugar a una expansión progresiva del área de la corteza sensorial que responde a la estimulación de esos receptores. Este tipo de fenómenos plásticos han sido observados en todos los modelos animales estudiados en las diversas regiones del sistema nervioso implicadas en aprendizaje y memoria. A lo largo de los últimos veinte años se ha avanzado mucho en el conocimiento de las bases moleculares y celulares que subyacen a los procesos de aprendizaje y formación de recuerdos. En ese progreso ha habido tres factores que desempeñan una función determinante. En primer lugar, la convergencia, a finales del Memorias de insecto. El poder de la genética Hace unos 40 años, Seymour Benzer jugaba en su laboratorio del Instituto de Tecnología de California con unos tubos de vidrio, cuando ideó un sencillo método para identificar moscas mutantes que no mostraran la innata atracción hacia una fuente luminosa. Con este experimento inició una nueva disciplina científica, la genética del comportamiento, que tras décadas de progresos, sigue produciendo sorprendentes resultados. Muchas horas de observación del comportamiento de las moscas Drosophila melanogaster, permitieron a Benzer y a sus discípulos diseñar pruebas de conducta algo más refinadas y evaluar su comportamiento sexual, sus ritmos circadianos e incluso estudiar el aprendizaje asociativo y la memoria (la asociación de un olor con un choque eléctrico). A través de tales experimentos se identificaron los primeros mutantes con un defecto específico en la 28 formación de memorias a largo plazo, ya que las capacidades sensoriales e incluso la memoria a corto plazo permanecían intactas. Los mutantes recibieron los nombres de dunce (tonto), rutabaga (debido a lo errático de su vuelo) o amnesiac (que no necesita traducción). Durante años no se supo qué genes estaban afectados en esos mutantes. Cuando los avances en genética molecular posibilitaron, por fin, su identificación, se descubrió que correspondían a componentes de la cascada de señalización por AMP cíclico. Se había ya observado que esa cascada de señalización intracelular regulaba la plasticidad sináptica y aprendizaje en el caracol marino Aplysia y desempeñaba una función clave en los mismos procesos en el cerebro de mamíferos. Nuestras memorias pueden parecer más complejas que las de una mosca, pero están hechas del mismo material. MENTE Y CEREBRO 40 / 2010 CORTESIA DEL AUTOR B célula B, y repetidamente o siglo XX, de diferentes disciplinas: genética, biología molecular y celular, electrofisiología, psicología y etología. Consideradas largo tiempo disciplinas independientes, sus límites quedan difuminados en las neurociencias modernas. En segundo lugar, el desarrollo de modelos animales y la aplicación de técnicas de manipulación genética a la investigación de los mecanismos moleculares del aprendizaje y la memoria, que han permitido la identificación de numerosas moléculas implicadas en el proceso ( figuras 6 a 8). Estos mecanismos se retuvieron, al parecer, en el curso evolutivo del sistema nervioso, ya que las mismas vías de señalización celular que controlan la formación de recuerdos en humanos participan en el aprendizaje y la memoria de moluscos e insectos. El tercer factor lo constituyeron aquellos avances técnicos de años recientes que posibilitaron refinar la sensibilidad y resolución en las técnicas no invasivas para representar en imágenes la actividad cerebral de individuos vivos mientras realizan tareas de aprendizaje o memoria (véase el recuadro “Iluminando nuestros recuerdos”). Las bases moleculares de la memoria Volvamos al enunciado de la hipótesis sobre la plasticidad sináptica de Ramón y Cajal. Los cambios estructurales en las conexiones entre neuronas, tales como la multiplicación de terminales nerviosas, guardan —según ahora sabemos— una estrecha relación con procesos de aprendizaje en sistemas nerviosos simples, como el del caracol marino Aplysia; sin embargo, en el caso del sistema nervioso central de mamíferos, los cambios parecen ser más sutiles. En el cerebro adulto de los mamíferos, el aprendizaje y la memoria parecen estar asociados a cambios de tipo funcional en las sinapsis más que a cambios de tipo estructural. Los cambios en el circuito se pueden deber a una modificación en la eficacia de las conexiones preexistentes, no a la formación de conexiones nuevas. De acuerdo con la duración del recuerdo, podemos distinguir entre memorias a corto plazo, que persisten segundos o minutos, y memorias a largo plazo, que pueden persistir por años o incluso una vida entera. Desde el punto de vista molecular existe una diferencia clave, descubierta hace ya más de 40 años, entre ambos tipos de memoria: la memoria a largo plazo, ya sea explícita o implícita, requiere la síntesis de nuevas proteínas, proceso del que es independiente la memoria a corto plazo. Por ello, las drogas que bloquean la síntesis de nuevas proteínas cuando son administradas justo Electrodo de registro Electrodo de estimulación 4. DESCUBRIMIENTO DE LA LTP EN EL HIPOCAMPO DE CONEJO. Los experimentos de Bliss y Ruta colateral de Schaffer Lømo demostraron que en el CA1 cerebro ocurrían cambios prolongados en la intensidad de conexiones sinápticas específi- CA3 Giro dentado Pendiente del potencial de campo postsináptico excitatorio (% línea base) CORTESIA DEL AUTOR Ruta de las fibras musgosas cas en respuesta a la actividad en esas sinapsis. Denominaron Ruta perforante al fenómeno en cuestión, que podían medir mediante 400 LTP tardía (estimulación repetida) p 300 registros electrofisiológicos, “potenciación a largo plazo” ya que persistía durante varias LTP temprana (estimulación única) 200 horas. Estudios posteriores han permitido distinguir al menos dos formas de LTP, una LTP temprana, que dura unos mi- 100 nutos o pocas horas, y una LTP 0 –60 tardía, que puede durar varios –30 0 30 60 90 Tiempo (minutos) 120 150 180 210 días o incluso, si el experimento se realiza en animales vivos, varias semanas. MENTE Y CEREBRO 40 / 2010 29 La rata ha sido el animal modelo favorito de los neurocientíficos estudiosos de la conducta animal durante décadas. Animales inteligentes y curiosos, muestran una buena capacidad de aprendizaje. Sin embargo, en los últimos años, el más limitado y pequeño ratón le está robando el protagonismo. El desarrollo de las técnicas de manipulación genética en ratón en los ochenta, ha permitido evaluar las consecuencias de inactivar o aumentar los niveles de proteínas concretas en aprendizaje y memoria. Merced al desarrollo de nuevas metodologías que nos facultan para dirigir la expresión de la mutación en tejidos concretos, e incluso regular de forma exógena su activación o inactivación a lo largo del tiempo, podemos abordar cuestiones claves en el campo que eran difícilmente abordables utilizando técnicas farmacológicas. Con la creación de ratones transgénicos se han logrado no sólo avances decisivos en nuestra comprensión de los mecanismos moleculares que subyacen a la formación de los recuerdos, sino también estudiar diversas patologías del sistema nervioso en las que la capacidad de formar memorias aparece mermada; pensamos en la enfermedad de Alzheimer, la discapacidad mental y el corea de Huntington, entre otros. Estos modelos animales de enfermedad están permitien- después de entrenar el animal en una prueba de memoria causan amnesia, ya que bloquean la consolidación del recuerdo formado. Según ese modelo, si los recuerdos están codificados en forma de cambios en la intensidad o fuerza de las conexiones entre neuronas, los cambios operados dependerán a su vez de cambios en la expresión génica en el núcleo de las neuronas implicadas. Así, la potenciación a largo plazo, de forma similar a la memoria a largo plazo, es bloqueada por inhibidores de la transcripción o de la síntesis de proteínas. Por tanto, mientras que los procesos de memoria a corto plazo, tales como el esfuerzo de retener un número de teléfono hasta que encontramos un bolígrafo, se restringen al esce- CORTESIA DEL AUTOR Memorias de roedor. De la psicobiología a la genética molecular do avances decisivos en la comprensión de la etiología molecular de las patologías mencionadas, así como el ensayo de nuevas terapias y drogas. nario celular de las sinapsis, los recuerdos más duraderos implican la activación del núcleo celular, la expresión de genes y la fabricación de proteínas que estabilizan la potenciación de las conexiones sinápticas o dan lugar a la formación de nuevas sinapsis, aumentando así la fuerza de la conexión entre neuronas concretas. De ahí que el que una memoria perdure o no, podría depender de que la actividad iniciada en las sinapsis llegue o no al núcleo de las neuronas (véase la figura 6). Rutas de señalización intracelular implicadas en la formación de recuerdos En numerosas investigaciones de los últimos años se ha puesto de manifiesto la enorme 5. ¿COMO PREGUNTARLE A UN RATON SI RECUERDA? El esfuerzo de numerosos neurocientíficos ha permitido poner a punto una amplia batería de pruebas cognitivas para evaluar la memoria y capacidad de aprendizaje de los roedores. En el experimento del laberinto acuático de Morris (izquierda), el animal debe formar un mapa espacial de la habitación para localizar una plataforma de escape, oculta en el agua opaca de una piscina. La prueba de reconocimiento de objetos (arriba) está basada en la CORTESIA DEL AUTOR curiosidad natural de los ratones y su tendencia a explorar objetos nuevos. Por fin, en las pruebas de evitación pasiva o activa (derecha) se forma una asociación entre un estímulo nocivo (un sonido intenso o una suave descarga eléctrica) y el ambiente en el cual el animal recibe el estímulo, de forma que preferirá en el futuro evitar ese ambiente o se sentirá inquieto en el mismo. 30 MENTE Y CEREBRO 40 / 2010 MENTE Y CEREBRO 40 / 2010 t-JCFSBDJØO EFOFVSPUSBOTNJTPSFT t"DUJWBDJØOEFSFDFQUPSFT t(FOFSBDJØO EFTFHVOEPTNFOTBKFSPT t"DUJWBDJØOEFQSPUFÓOBT RVJOBTBTZGPTGBUBTBT t.PEJmDBDJØODPWBMFOUF EFQSPUFÓOBTTJOÈQUJDBT AC G Ca t$SFDJNJFOUPTJOÈQUJDP ZSFGPS[BNJFOUP BMBSHPQMB[PEFMBT DPOFYJPOFTTJOÈQUJDBT 2+ cAMP Proteínas quinasas Fosfatasas CORTESIA DEL AUTOR. MODIFICADO DE EMBO REPORTS, VOL. 7, N.O 8, PAGS. 768-773; SEPTIEMBRE 2006. complejidad de los mecanismos moleculares que subyacen a los procesos de plasticidad sináptica y de memoria. Aunque se han mencionado cientos de moléculas que pudieran intervenir, existen algunas rutas de señalización intracelular que parecen tener una participación privilegiada. Una de las rutas de señalización más relevantes en los procesos de plasticidad sináptica relacionados con la memoria se inicia con la activación de un tipo especial de receptor de glutamato, el neurotransmisor excitador más importante en el sistema nervioso central de mamíferos: los receptores de NMDA (NMDA-R). Estos receptores poseen una particularidad que los diferencia de otros receptores de glutamato. Mientras que los receptores AMPA abren su canal en respuesta a este neurotransmisor, en el caso de NMDA-R, el canal se encuentra normalmente cerrado, debido a la presencia de iones Mg2+ que bloquean el canal, incluso en la presencia de glutamato. Ahora bien, cuando la neurona se encuentra despolarizada y simultáneamente los receptores son activados por glutamato, los iones de Mg2+ son expulsados del poro y dejan paso libre para una mayor entrada de Ca 2+, lo que permite disparar una serie de reacciones en el interior de la célula. Por lo tanto, para que se produzca la entrada del ion calcio a través de estos receptores debe producirse la coincidencia de dos eventos: la activación de la neurona presináptica, para que libere el glutamato que activa los receptores, y la activación de la neurona postsináptica, para que la despolarización libere el Mg2+ del canal y éste pueda conducir Ca2+ ( figura 7). Ese mecanismo molecular de coincidencia es responsable de iniciar los cambios plásticos en la intensidad de las conexiones sinápticas observados en muchos circuitos cerebrales; entre ellos, el hipocampo. El bloqueo o inactivación de los canales descritos causa la inhibición de los procesos de potenciación a largo plazo en circuitos importantes para aprendizaje y bloquea la capacidad de formar diversos tipos de memoria en animales de experimentación. La entrada de Ca 2+ a través de los receptores NMDA activa cascadas de proteínas con actividad quinasa que fosforilan distintos substratos sinápticos y pueden dar lugar a un reforzamiento prolongado, aunque transitorio, de las conexiones sinápticas. Entre los substratos de estas quinasas nos encontramos canales iónicos, proteínas implicadas en el tráfico t5SBOTMPDBDJØOEFNPMÏDVMBT SFHVMBEPSBTBMOÞDMFP t5SBOTQPSUFZEJTUSJCVDJØO EFNPMÏDVMBTFGFDUPSBT t&YQSFTJØO HÏOJDBEFOPWP t4FHVOEBPMFBEB EFFYQSFTJØO HÏOJDBDPOUSPMBEB QPSGBDUPSFT EFUSBOTDSJQDJØO JOEVDJCMFT t"DUJWBDJØO EFGBDUPSFT EFUSBOTDSJQDJØO DPOTUJUVUJWPT t3FNPEFMBEP EFMBDSPNBUJOB P CRE CREB EB 6. DIALOGO ENTRE LAS SINAPSIS Y EL NUCLEO. Nuestro cerebro es plástico y nuestro comportamiento está condicionado por las experiencias pasadas. ¿Cuál es el papel de los genes en la memoria? ¿Dependen los recuerdos sólo de cambios en los circuitos neuronales o también en expresión génica? La respuesta es que tanto el genoma como el ambiente (las experiencias) son necesarios para la formación de los recuerdos. Durante el desarrollo del sistema nervioso, hay complejos programas génicos que permiten el establecimiento de sinapsis en intrincados circuitos neuronales. Posteriormente, la actividad neuronal en respuesta a señales externas se encarga de refinar tales circuitos, potenciando o eliminando conexiones. Este diálogo entre genes y sinapsis continúa en el cerebro adulto: la actividad en la sinapsis da lugar a cambios en la expresión génica en el núcleo celular. A su vez, esos cambios en la expresión génica repercutirán en el comportamiento de las sinapsis ante estímulos futuros. e inserción de canales o receptores de neurotransmisores, factores que regulan la síntesis local de proteínas o su degradación, etcétera ( figura 8). Especialmente relevantes parecen ser las cascadas de fosforilación iniciadas por la proteína quinasa A (PKA) regulada por aumentos en los niveles de cAMP, las quinasas reguladas por calmodulina y calcio (CaMK) y la compleja ruta de activación de la quinasa activada por mitógenos (MAPK). 31 Iluminando nuestros recuerdos Los avances obtenidos en los últimos años en técnicas de imagen cerebral no invasiva han permitido no sólo explorar la función cerebral en sujetos enfermos con epilepsia o con lesiones de distinta índole, sino también en individuos sanos. Gracias a esas posibilidades técnicas, comenzó a abordarse una serie de cuestiones clave concernientes a la localización anatómica de distintos tipos de aprendizaje o memoria. Así, mientras los modelos animales comentados en los recuadros precedentes permiten contestar a la pregunta sobre cómo se guardan las memorias, los estudios sobre humanos basados en las técnicas de resonancia magnética funcional (RMF o fMRI, arriba a la izquierda), de tomografía por emisión de positrones (TEP o PET, arriba a la derecha) o de 60 magnetoencefalografía (MEG, fT abajo), entre otras, nos dejan 0 literalmente observar dónde se guardan o reactivan dichas –60 memorias. 7. EL RECEPTOR DE NMDA, DETECTOR DE COINCIDENCIA. La unión de glutamato a los Cuando la activación de esas cascadas de señalización sobrepasa determinado umbral, ya sea de una forma gradual a causa de la repetición del estímulo o ya sea desde un comienzo debido a la intensidad del estímulo, ocurre entonces que la señal puede sobrepasar los límites de la sinapsis y llegar al núcleo; una vez en éste, y mediante la fosforilación de factores de transcripción, da lugar a la activación de la expresión génica. Estudios sobre diversos organismos (véase el recuadro “Memorias de insecto”) indican que la ruta de activación de CREB (la proteína de unión al elemento de respuesta a AMP cíclico) forma parte esencial del interruptor molecular que convierte las memorias a corto plazo en memorias a largo plazo. La actividad de CREB depende directamente de su estado de fosforilación, que está, a su vez, controlado por las acciones opuestas de diversas proteínas con actividad fosfatasa y quinasa, cuya función se halla regulada por los niveles intracelulares de Ca2+ y cAMP. Esta convergencia de señales sitúa a esta ruta de activación de la expresión génica en una posición ideal para integrar diferentes estímulos y regular la respuesta celular. Como consecuencia de la activación del programa génico regulado por CREB y otros factores de transcripción de la misma familia, se producen las moléculas efectoras encargadas de mediar el cambio en la eficacia de las conexiones sinápticas. Entre ellas nos encontramos neurotrofinas, que promueven el crecimiento sináptico y modulan la cantidad de neurotransmisor liberado por la neurona presináptica, proteasas, que facilitan los cambios estructurales, receptores de neurotransmisores y factores de transcripción, que generan una segunda oleada de expresión génica de novo. Esas moléculas efectoras, con la excepción de los factores de transcripción, serán transpor- receptores de AMPA provoca la apertura de sus canales iónicos. Sin embargo, en el caso del Durante la despolarización Potencial de reposo receptor de NMDA, los iones de magnesio bloquean el canal de sodio y de calcio a través del canal, cuando la neurona Terminación presináptica Terminación presináptica postsináptica está en reposo. Cuando la neurona postsináptica se encuentra despolarizada en respuesta a un estímulo coincidente en el tiempo, el Glutamato Glutamato magnesio es expulsado del Mg2+ bloquea el canal canal, lo que facilita la entrada de sodio y calcio en la sinapsis; Na+ Ca2+ Na+ Mg2+ expulsado del canal el proceso desencadena una cascada de acontecimientos celulares cuyo resultado final es el refuerzo de la conexión con la neurona presináptica. 32 Receptor AMPA Receptor NMDA Compartimento postsináptico Receptor AMPA Receptor NMDA Compartimento postsináptico LTP MENTE Y CEREBRO 40 / 2010 CORTESIA DEL AUTOR. ADAPTADO DE “EL CEREBRO PLASTICO”, CAPITULO DE LA UNIDAD DIDACTICA “VIAJE AL UNIVERSO NEURONAL”; FECYT, 2007 e impiden el paso de iones VSCC AMPA-R Hormonas, neurotransmisores NMDA-R Ca2+ Segunda ola de expresión génica GPCR-R C/EBPB AC cAMP PP2A Factores de crecimiento PKA Ca2+CaM c-fos TK-R Egr1 CN Ca2+CaM PP1 CaMKIV P P CREB (CREM ATF-1) Ras P13K ATK RSK CORTESIA DEL AUTOR. MODIFICADO A PARTIR DE “CREB-DEPENDENT TRANSCRIPTION AND SYNAPTIC PLASTICITY” EN REGULATION OF TRANSCRIPTION BY NEURONAL ACTIVITY: TO THE NUCLEUS AND BACK; SPRINGER SCIENCE PUBLISHERS, 2007 Despolarización ERK MSK Señales de estrés ICER CBP P MOLECULAS EFECTORAS tPA BNDF Bcl-2 Sinaptotagmina IV VIP IGF-1 Dinorfina E-caderina PACAP etcétera... RNABol CREB p38 MAPK MAPKAP K2 CRE Ac Ac 8. LA RUTA DEL AMP CICLICO Y CREB. Procesos moleculares que subyacen a procesos de plasticidad sináptica (LTP) relacionados con la formación de memorias. Estos procesos tienen lugar en dos escenarios celulares principales: la sinapsis y el núcleo. La comunicación en ambos sentidos entre estos dos compartimentos, de las sinapsis al núcleo (ilustración izquierda) y viceversa (ilustración derecha), es esencial para BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA la persistencia de los cambios sinápticos. SYNAPTIC PLASTICITY AND tadas e incorporadas de forma selectiva en las sinapsis estimuladas para estabilizar los cambios sinápticos, permitiendo el crecimiento de nuevas sinapsis o reforzando las ya existentes y, con ello, dando lugar a la formación de nuevos recuerdos. La repetición del estímulo favorece que la señal llegue al núcleo. Además, la acción de sustancias neuromoduladoras, tales como la dopamina o la epinefrina, liberadas en el cerebro en respuesta a distintas condiciones (estrés o distintos estados emocionales), pueden reducir el umbral a superar para que la señal alcance el núcleo, para así favorecer el establecimiento de memorias fuertes, incluso en respuesta a una experiencia singular. Este mecanismo, que bien podría explicar la formación de las memorias fogonazo, se ve apoyado por el efecto facilitador de estas sustancias sobre el fenómeno de potenciación a largo plazo observado en estudios electrofisiológicos. En nuestro breve repaso de los mecanismos celulares y moleculares que subyacen a la formación de recuerdos nos hemos ceñido a sólo algunas de las moléculas y rutas implicadas. Los estudios más recientes, con aplicación de técnicas de proteómica y genómica, demuestran que las moléculas mencionadas representan únicamente la punta del iceberg, una muestra de la compleja red de interacciones intermoleculares que regulan la actividad de la sinapsis y, con ello, la función neuronal y la MENTE Y CEREBRO 40 / 2010 actividad de los circuitos que sirven de substrato a la memoria. Los avances en biomedicina y el tratamiento de enfermedades van indisolublemente ligados a avances en ciencia básica. Este principio general resulta especialmente evidente en el campo de las neurociencias. En los últimos decenios se ha producido un aumento enorme de nuestro conocimiento acerca de la etiología de enfermedades neurológicas, en buena medida impulsado por el aumento paralelo de nuestro entendimiento de los procesos moleculares y celulares que subyacen a la función cerebral. Unicamente entendiendo cómo y dónde se forman los recuerdos y elucidando los entresijos moleculares que subyacen a la plasticidad neuronal será posible solucionar los problemas causados por el mal funcionamiento o deterioro del sistema, tales como los que se observan en la enfermedad de Alzheimer, en la adicción a drogas, o en la senilidad. M E M O R Y: AN E VA L U A - TION OF THE HYPOTHESIS . S. J. Martin, P. D. Grimwood y R. G. Morris en Annual Review of Neuroscience, vol. 23, págs. 649-711; 2000. MEMORY: FROM MIND TO MOLECULES. L. R. Squire y E. R. Kandel. Owl Books, 2000. THE MOLECULAR BIOLOGY OF MEMORY STOR AGE: A DIALOGUE BETWEEN GENES AND SYNAPSES. E. R. Kan- del en Science, vol. 294, págs. 1030-1038; 2001. TIEMPO, AMOR, MEMORIA: EN BUSCA DE LOS ORIGENES D EL CO M P O R TA M I EN TO . Angel Barco realizó su tesis doctoral en el Centro de Biología Molecular (Madrid). Posteriormente, entró en el grupo de Eric Kandel, de la Universidad neoyorquina de Columbia, para trabajar en las bases moleculares de la memoria. En el año 2004, regresó a España, al Instituto de Neurociencias de Alicante (UMH-CSIC), donde su grupo aplica una estrategia multidisciplinar para investigar el papel de la regulación transcripcional en procesos de plasticidad sináptica y memoria. J. Weiner. Galaxia Gutenberg, 2005. EN BUSCA DE L A MEMO RI A: EL N ACI M I EN TO DE UNA NUEVA CIENCIA DE LA MENTE. E. R. Kandel. Katz Editores, 2007. 33