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TEMA 10. TEATRO ESPAÑOL DE LA SEGUNDA MITAD DEL
XX. ANTONIO BUERO VALLEJO (textos base: Manual de L.yLit. de
McGrawHill de 2º Bachillerato y www.maristasleon.com/lengua)
1- Contexto social y cultural
La Guerra Civil (1936–1939) supone una convulsión histórica en la vida de los
españoles. El régimen de Franco impone una dictadura, caracterizada entre otras cosas
por la represión política y la censura. España sufre, además, el aislamiento internacional
durante diez años. Luego, ingresará en la ONU en 1955. En el aspecto político–social,
las prohibiciones de toda clase, la falta de libertades o la pobreza cultural ahogan a una
sociedad que va a mostrar mayor descontento a medida que va siendo posible el
contacto con el pensamiento, la cultura y las democracias europeas.
2.-El teatro de los cuarenta y cincuenta
Las circunstancias de miseria y censura pesan especialmente en el teatro. Faltan
referentes, ya sea por muerte (Valle-Inclán, García Lorca), por decadencia (Benavente,
Arniches) o por exilio (Rafael Alberti, continúa escribiendo teatro político y obras más
poéticas; Max Aub escribe dramas sobre el nazismo y la Guerra Mundial; Alejandro
Casona, un teatro poético cuyo tema dominante es la difícil convivencia entre sueños y
realidad).
En los 40 y50 se mantienen las mismas corrientes (comedia burguesa y piezas de
humor) de un teatro comercial que obtiene el favor del público. El teatro inconformista
y existencial aparecerá más tardíamente que la novela o la poesía existenciales o
desarraigadas, hacia finales de los cuarenta.
2.1.-Teatro burgués y teatro humorístico
El teatro burgués, heredero de la comedia de Benavente y destinado a un público
acomodado, presenta conflictos de clase media o alta con intriga e ingenio, una suave
crítica y esmero técnico. Los temas son recurrentes: amorosos, conyugales o familiares.
Se defienden los valores tradicionales, las diferencias de clase y la moral católica.
Del teatro del humor debe destacarse sobre los demás a Miguel Mihura y Enrique
Jardiel Poncela. Tres sombreros de copa es la más representativa obra de Mihura;
incomprendida en un primer momento, no se representó hasta veinte años después, en
1952. Diálogos y situaciones plantean un humor absurdo que lleva al disparate ideas y
conductas, inicialmente cómicas y divertidas, pero con un trasfondo amargo. Es una
obra que parodia y caricaturiza costumbres y fatalismos que ahogan la libertad o la
dignidad humanas. Aparecen los dos temas constantes en su teatro: choque
individuo/sociedad y relaciones problemáticas hombre/mujer. Tras la guerra suavizó la
carga crítica y absurda de su teatro y obtuvo éxito con comedias de intriga policiaca.
La otra figura dramática del teatro humorístico es Jardiel Poncela, en cuyas obras la
comicidad nace de situaciones, de por sí, ilógicas y disparatadas. Con técnica similar a
la de la novela policiaca, acumula datos inexplicables en los primeros actos para que
cada uno de ellos adquiera sentido en el desenlace.
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2.2.-Teatro inconformista y existencial
Se caracteriza por su compromiso con la realidad inmediata de la sociedad española,
de cuya situación quiere dar testimonio desde una actitud crítica, con el objetivo de
mostrar la verdad e intervenir en la vida española, moviendo al espectador a reflexionar
y buscar soluciones. Refleja la violencia e injusticia de posguerra y a la vez la denuncia.
Al correr de los años 50, pasó de ser un teatro existencial a un teatro de testimonio
social.
Con el estreno de Historia de una escalera (1949) de A. Buero Vallejo (a quien
reservamos el último apartado del tema), se marcó un cambio en el teatro español. Nace
el drama realista, que busca hacerse hueco frente a lo trivial o lo convencional, creando
un teatro comprometido con los problemas de España. El estreno de Escuadra hacia la
muerte de Alfonso Sastre (1952), presenta la dura tensión psicológica de media
docena de hombres en una trinchera. Esta obra consolidó la tendencia, pues Sastre
concibe el teatro como instrumento de acción revolucionaria más que como objeto
estético. Lo social era una categoría superior a lo artístico.
Alfonso Sastre participó activamente en el proyecto revolucionario marxista de la
segunda mitad del s. XX. Su teatro es de compromiso, basado en el principio del “arte
dramático transformador de la sociedad”. Esto le valió ser blanco de la censura y motivo
del desinterés de los empresarios. Pero también realizó innovaciones técnicas que
contribuyeran a cambiar la inercia del teatro como: la suspensión del espacio que media
entre el escenario y los espectadores; uso de carteles, pancartas y proyecciones;
introducción del autor-personaje en escena.
Obra: Escuadra hacia la muerte, La mordaza, Guillermo Tell tiene los ojos tristes, La
cornada, La sangre y la ceniza, La taberna fantástica, El camarada oscuro”, etc.
Tras Buero y Sastre aparecerán autores que escriben y estrenan sus obras a finales
de los cincuenta y principios de los sesenta. Son una generación víctima de la censura y
la timidez de los empresarios que no se atreven a representar un teatro que les
compromete. Abordan los problemas de la burocracia deshumanizada, la esclavitud del
trabajador, la emigración… Defienden un teatro comprometido políticamente, testimonial,
de inspiración popular y costumbrista, protagonizado por personajes de extracción
humilde. El lenguaje refleja las formas del habla coloquial e incluso vulgar. Destacan
Lauro Olmo, José Martín Recuerda, Carlos Muñiz, Rodríguez Buded y Rodríguez
Méndez.
3.-Teatro de los 60 hasta 1975
El teatro comercial (comedia burguesa y piezas humorísticas) sigue en su línea de
teatro de entretenimiento, ajeno a la situación histórica o a novedades técnicas.
3.1.-Teatro realista de protesta y denuncia.
En los primeros años de los sesenta cobra fuerza el teatro de denuncia, comprometido
políticamente con la situación. Junto a Alfonso Sastre, autores como Rodríguez
Méndez, Carlos Muñiz, Lauro Olmo y otros muestran en sus obras la explotación del
obrero y del empleado, y la falsedad de los poderosos y de sus supuestos principios. El
lenguaje es tan violento y directo como permitía la censura, con un tono tragicómico o
grotesco cercano al expresionismo. Recogen influencias de Bertolt Brecht, Valle-Inclán,
García Lorca y Arniches.
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3.2.-Teatro experimental.
Desde finales de los sesenta se desarrolla un teatro underground o soterrado, al
margen de los circuitos comerciales y que comparte con el teatro realista su rechazo de
la situación española, pero con técnicas más atrevidas que lo alejan, aún más, del gran
público. Mezcla influencias del teatro épico de Brecht, del teatro de la crueldad de Artaud
y del teatro del absurdo. Sus tema centrales son la falta de libertad, la injusticia y la
alienación provocada por el maquinismo y el consumismo.
Técnicamente, rechaza la primacía del texto, que se convierte en un elemento más
junto a sonidos, danza, iluminación, mimo. La combinación de todos esos lenguajes
busca convertir la obra en espectáculo total donde el espectador se implique, sea
provocado y se libere. Los personajes, a menudo, aparecen deshumanizados, (a veces
son animales), y abundan situaciones y lenguajes simbólicos o alegóricos, lejos del
enfoque realista. Tono poético y ceremonial en el lenguaje, gusto por el exabrupto y la
violencia en las expresiones. Autores más representativos:
-Fernando Arrabal. Desde sus primeras obras se apartó del Realismo con su talante
innovador. Su trayectoria camina desde el teatro del absurdo (influencia de Ionesco):
Pic-nic, El cementerio de los automóviles (donde la chatarra simboliza la sociedad
deshecha, obligada a vivir en un mundo violento), hasta el teatro pánico (provocador y
con un lenguaje surrealista): El arquitecto, El emperador de Axiria.
- Francisco Nieva. Dramaturgo, pintor y escenógrafo, tuvo dificultades para ser
aceptado en la escena española. Su compleja escenografía y su carga de inmoralidad
perturbaban a los organismos oficiales. Presenta en sus obras una España negra
cercana a Goya, pero refinada por un humor sutil y mágico. En su teatro muestra el
gusto por lo hispano, los géneros dramáticos menores y los sitios y fiestas populares.
Fusiona el surrealismo con el teatro del absurdo.
Él mismo marca tres líneas dramáticas: 1) Teatro furioso. Influido por Valle- Inclán y
pintores mencionados. Escrito con un lenguaje barroco y un humor que va desde lo
inocente a lo sarcástico y soez, fuertemente transgresor de la moral. La acción no
transcurre de forma lineal, sino por yuxtaposición de múltiples actos. Destacan Pelo de
tormenta y Coronada y el toro.2) Teatro de farsa y calamidad. Argumento más
construido, personajes más complejos y lenguaje más atemperado. Malditas sean
Coronada y sus hijas. 3) Teatro de crónica y estampa. Sombra y quimera de Larra. En
esta obra aparece “el teatro dentro del teatro”: en la acción, con Larra como personaje,
se introduce la representación de una comedia de éste.
- Otros autores: José Ruibal: La máquina de pedir, Manuel Martínez Mediero: El
último gallinero.
- Antonio Gala: su trayectoria no puede incluirse dentro del teatro experimental, aunque
comparta ciertos aspectos. Se distingue por el empleo de un lenguaje poético-simbólico,
la reflexión sobre los temas humanos intemporales, una visión de la realidad cercana a
lo mágico y una cierta intención crítica de la sociedad. Escribe: Los verdes campos del
Edén, ¿Por qué corres Ulises?, Petra Regalada.
3.3.-Grupos de teatro independiente.
Surgen en estos años grupos de teatro con una clara intención crítica, que hacen una
síntesis del teatro experimental y del popular. Sus espectáculos (de creación colectiva,
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frecuentemente) son provocadores y atacan instituciones políticas, sociales y religiosas.
Siguen modelos inconformistas, en especial el Living Theatre de Nueva York, fundado
en EE.UU., en 1946. Se dirigen a amplios sectores de público, actuando no sólo en
salas, sino en calles, plazas y pabellones. Crean espectáculos sin texto preciso, donde
se improvisa un acontecimiento con la participación del público. Merman los elementos
verbales a favor de los visuales y acústicos (con carácter provocador); gestos,
música...Suelen plantear sus obras como especie de ritual de liberación colectiva.
Entre los más destacados figuran Los Goliardos, Tábano, Teatro Lebrijabno, La
Cuadra, Quart 23, Akelarre, TEU, Els Joglars, Els comediants, La fura dels Baus.
4.-El teatro desde 1975 hasta la actualidad
La llegada de la democracia supone la supresión de la censura, la creación del Centro
Dramático Nacional y de la Compañía Nacional de teatro Clásico, ayudas de la
Administración central y de las Comunidades Autónomas, festivales internacionales, etc.
Sin embargo, el desarrollo del teatro como espectáculo no ha sido satisfactorio.
Después de unos años donde se rescató el teatro crítico anterior, las ayudas se dirigirán
sobre todo a reposición de autores clásicos, dejando poco espacio a los autores nuevos.
Las obras que triunfan son las propias del teatro comercial o adaptaciones y
reposiciones protagonizadas por actores de fama. Así, podemos observar:
- Retorno a una línea tradicional: Con obras en las que se reviven episodios
relacionados con la Guerra Civil como Las bicicletas son para el verano, de Fernando
Fernán Gómez y ¡Ay, Carmela!, de José Sanchís Sinisterra.
- Realismo costumbrista, que aborda situaciones cotidianas centradas en la juventud
como Esta noche, gran velada, de Fermín Cabal; Bajarse al moro, de José Luis
Alonso de Santos y Noches de amor efímero de Paloma Pedrero.
- Continuidad de autores de éxito de promociones anteriores: Como Buero Vallejo,
Antonio Gala y Francisco Nieva.
- Aparición de dramaturgos más jóvenes. Surgen en la democracia. Destaca la autora
María Manuela Reina o Rafael Mendizábal.
- Persistencia de autores de teatro independiente. Dentro de la experimentación
vanguardista, con los grupos ya mencionados.
5.- Antonio Buero Vallejo (1916- 2000)
Condenado a muerte por su adhesión a la República, conmutado por cadena perpetua
y posteriormente indultado. Recibió el premio Lope de Vega con Historia de una
escalera, el premio Cervantes (1986), y fue miembro de la RAE desde 1972. Según él la
tragedia no es pesimista: su misión es inquietar, planteando problemas sin poner
soluciones e impulsar a una lucha contra los obstáculos que se oponen a la dignidad del
hombre. Devolvió al teatro de la posguerra la función testimonial, social y moral, y así
mismo, actualizó el género trágico. Su concepción humanista del hombre y compromiso
político-social, determinan toda su obra. Sus temas son actuales y tratados con un
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lenguaje realista y simbólico, innovando en muchas de sus obras. Rasgos que
caracterizan sus tragedias:
- Profundiza en los caracteres de los personajes que son seres complejos, con las
contradicciones propias del ser humano. Sus problemas adquieren una dimensión
universal, cuando se les saca de su entorno espacio – temporal.
- Siempre parte de una actitud esperanzadora, dejando una puerta abierta al ser
humano, capaz de vencer las adversidades con su esfuerzo.
- El espectador percibe la realidad del mismo modo que el personaje: llamado fenómeno
de inmersión.
- La temática gira en torno al anhelo de la realización humana y a sus dolorosas
limitaciones. La búsqueda de la felicidad, de la verdad o de la libertad se ve
obstaculizada o frustrada por el mundo concreto en que vive el hombre.
- Cuida con esmero la estructura de las piezas y el lenguaje es sencillo y sin adornos
superfluos.
Son muchas las clasificaciones que pueden hacerse de su obra. Nosotros
consideramos apropiada una división por etapas.
1ª- Etapa: se caracteriza por un realismo matizado de símbolos. En Historia de una
escalera (1949) muestra ya su peculiar visión de la tragedia, en la que para los
personajes hay siempre un margen de libertad y de esperanza. En ella nos sitúa en la
escalera de una casa de vecinos cuyos habitantes van perdiendo con el tiempo las
ilusiones de la juventud. No ven cumplida su aspiración de abandonar esa casa de
estrecheces y la historia se vuelve a repetir en sus hijos. Es el drama de la frustración,
tanto por el peso del medio social como por la debilidad de los personajes que no son
fieles a sus ilusiones. En la ardiente oscuridad (1950) plantea uno de sus temas
constantes: las minusvalías y, en general, la actitud del hombre ante sus limitaciones.
Sus personajes ciegos encarnan la resignación o rebeldía ante su privación, símbolo de
la condición humana o de la alienación social. Otros títulos son La tejedora de sueños
(1952), Madrugada (1953).
2ª- Etapa: Desde 1955 hasta 1970. Sigue fiel a su enfoque ético de la tragedia como
medio para inquietar, plantear interrogantes y curar, pero incorpora cambios:
predominan las cuestiones sociales, casi siempre situadas en el pasado. Así elude mejor
la censura (aunque las conclusiones sean muy actuales) y les da a los conflictos una
dimensión atemporal. En las técnicas, recurre a escenarios múltiples, fragmentación en
cuadros o secuencias con rupturas temporales y recursos de inmersión (que hacen
partícipe al espectador de las mismas sensaciones que experimentan los personajes).
Obras significativas: El sueño de la razón (sobre Goya), Las Meninas (sobre
Velázquez), El concierto San Ovidio y El tragaluz.
3ª- Etapa: A partir de 1970. Aquí, sin perder el alcance existencial, los contenidos
sociales y políticos de sus obras se hacen más explícitos: la cárcel, la tortura, el
terrorismo. Destacan las siguientes obras: Llegada de los dioses (1971), La fundación
(1974), Diálogo secreto (1984), Lázaro en el laberinto (1986).
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