Download El humor intelectual: el teatro de 6 Jardiel Poncela y Miguel Mihura

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EL TEATRO DE 1939
HASTA FINALES DEL SIGLO XX
públicas como el Centro Dramático Nacional, la Compañía Nacional de Teatro Clásico y el Centro Nacional de Nuevas Tendencias
Escénicas, dependientes del Ministerio de Cultura.
1. EL TEATRO EN EL EXILIO
Al acabar la Guerra Civil los dramaturgos más importantes del primer tercio de siglo, Valle-Inclán y García Lorca,
habían muerto; al exilio se marcharon autores consagrados
como Jacinto Grau y Alejandro Casona y escritores que habían
escrito teatro como Rafael Alberti, Max Aub y Pedro Salinas.
En estos autores se registra una amplia variedad de fórmulas
y estilos pero podemos distinguir cuatro corrientes principales: un teatro político: Rafael Alberti con Noche de guerra en
el Museo del Prado; un teatro realista: Max Aub con San
Juan; un teatro existencialista o intelectual: Pedro Salinas
con La cabeza de Medusa; y un teatro poético o simbolista:
Alejandro Casona con La dama del alba.
PANORAMA GENERAL
En la inmediata posguerra la escena española estuvo
dominada por un teatro al servicio de la dictadura. Era un
teatro para evadir al espectador de la realidad, por eso triunfa
en España la comedia burguesa, el teatro poético o de ensueño y el teatro de humor, mientras los dramaturgos exiliados
continúan con su producción.
A finales de los cuarenta y principio de los cincuenta el
teatro realista y comprometido —con Buero y Alfonso Sastre— practica una denuncia de la realidad, de manera semejante a lo que hizo la llamada novela social en los años cincuenta.
En los sesenta aparecerá el teatro experimental y de vanguardia, influido por innovaciones teatrales europeas, como el
teatro del absurdo de Ionesco.
El teatro posterior a 1975 es, básicamente, realista, moderadamente renovado en lo formal, y tal vez lo más destacable
sea la recuperación de Valle-Inclán y Lorca. Tal vez lo más
llamativo de estos últimos años del siglo XX sea, por una parte la crisis del teatro, quizás porque este ha dejado de ser el
espectáculo por excelencia y el público se ha alejado de las
salas teatrales y los autores han repetido esquemas ya caducos, y por otra parte, el desarrollo de instituciones teatrales
que no dependen de empresas privadas, sino de instancias
2. EL TEATRO DE POSGUERRA (AÑOS CUARENTA)
Durante la posguerra el teatro, sometido a la censura,
mostrará la miseria cultural del país. No se produjo en el teatro una ruptura tan abrupta con la tradición precedente como
en la novela, y las circunstancias sociales y políticas propiciaron el auge de un teatro amable y divertido, de entretenimiento; por tanto, podemos hablar de una continuidad con el drama de principios de siglo. El teatro de posguerra cumplió dos
funciones básicas: entretener y transmitir ideología mediante
obras que exaltaban los valores de los vencedores y programando obras clásicas como referente de épocas gloriosas.
1
El teatro de 1939 a finales del s. XX
2.1.
Antonio Fernández
LA COMEDIA BURGUESA
buyó a mantener la escena española alejada de los problemas
reales, con autores como Enrique Jardiel Poncela y Miguel
Mihura. Ambos renovaron de un modo radical el teatro cómico que se había cultivado desde principios de siglo, con un
tipo de humor intelectual —opuesto a la comicidad simplista
de chiste fácil— que juega continuamente con el lenguaje y
presenta situaciones inverosímiles. Se acercan, en cierto modo,
a las experiencias vanguardistas posteriores del teatro europeo del absurdo. Tampoco falta en sus obras la crítica social.
Evolución de la alta comedia de Benavente, cumplió la
función de entretener y de educar ideológicamente mediante
el elogio de la virtud. Es un teatro amable y divertido, anodino e intrascendente, de perfecta construcción. Sus temas son
casi siempre de tipo amoroso, conyugal o familiar, y defiende
valores tradicionales: la institución familiar, la autoridad, las
diferencias de clase y la moral católica. Predomina el final feliz, que encierra casi siempre una lección moral para el espectador. Se distinguen dos tendencias:
 Comedia de evasión, intrascendente, siempre con final
feliz y tranquilizador: Celos del aire, de José López Rubio,
o Los tres etcéteras de don Simón, de José María Pemán.
 Drama ideológico o de tesis: El cóndor sin alas, de Juan
Ignacio Luca de Tena.
2.2.
 ENRIQUE JARDIEL PONCELA (1901-1952) escribe un teatro
basado en lo inverosímil y el absurdo, con situaciones
humorísticas muy originales que al final terminan de manera
normal, tal y como exigían los gustos convencionales del
público: Eloísa está debajo de un almendro (1940) y Los habitantes de la casa deshabitada (1942). Su teatro en cierta manera fue precursor del teatro del absurdo que años después se
desarrollará en Francia.
EL TEATRO POÉTICO O DE ENSUEÑO
Obras hábilmente construidas en las que se da una visión
amable e irónica de la vida, en las que se combinan el humor,
la ternura y la nostalgia. La temática se centra en el conflicto
entre la realidad y la fantasía, la imposibilidad de vivir en la
ilusión, la importancia de los sueños para acceder a las zonas
ocultas de la realidad.
El principal autor fue Alejandro Casona, con La sirena
varada y La dama del alba.
2.3.
 MIGUEL MIHURA (1905-1978) había escrito en 1933 una de
las obras más importantes del teatro español contemporáneo:
Tres sombreros de copa, pero no fue estrenada hasta 1952.
Mihura distorsiona la realidad por medio de la imaginación y
la fantasía, y no pretende reflejar la vida, sino idealizarla por
medio de la humanización de sus personajes y el triunfo de la
bondad y la ternura. Su humor se basa en la asociación inverosímil de elementos, en la exageración, la ruptura de la lógica, las situaciones insólitas, las respuestas absurdas, las hipérboles inesperadas, los juegos lingüísticos, etc. Otras obras:
Maribel y la extraña familia (1959), Ninette y un señor de Murcia (1964).
TEATRO DE HUMOR
Es un teatro de una comicidad intelectual cercana al absurdo, que debe mucho al atrevimiento formal y el espíritu
lúdico de las vanguardias de preguerra. La comedia contri2
El teatro de 1939 a finales del s. XX
Antonio Fernández
3. EL TEATRO REALISTA DE LOS AÑOS CINCUENTA
Su fecunda obra dramática se puede dividir en varias
etapas:
1. Etapa realista. El tema central es la realidad contemporánea: Historia de una escalera (1949), En la ardiente oscuridad
(1950).
2. Etapa de reflexión histórica. Obras de tema histórico en
las que se sirve del pasado para reflexionar sobre el presente:
Un soñador para un pueblo (1958), sobre la figura de Esquilache;
Las Meninas (1960), protagonizada por Velázquez.
Al final de esta etapa Buero escribe dos obras que pueden considerarse de transición: El tragaluz (1967) y La doble
historia del doctor Valmy (1968).
3. Última etapa. La acción llega al espectador a través de la
visión subjetiva de uno de los personajes, que además padece
alguna limitación física o psíquica: El sueño de la razón
(1970), centrada en la figura de Goya; La llegada de los dioses
(1971); La Fundación (1974), La detonación (1977), el autor nos
presenta los pensamientos de Larra en los breves minutos que
anteceden al pistoletazo con el que acaba con su vida.
4. Ultimas obras, estrenadas en los años ochenta y noventa:
Caimán (1981), Lázaro en el laberinto (1986), Las trampas del
azar (1994).
Teatro realista centrado en el compromiso político y la
denuncia social, que refleja el malestar del momento. Los
dramaturgos, disconforme con el sistema político vigente, tratan de reflejar la violencia y la injusticia social de la posguerra
y, al mismo tiempo, denunciarla. En lo formal fue un teatro
poco innovador, los autores se preocupaban más por el contenido y su mensaje. Rasgos característicos:
 Temas ceñidos a una realidad muy concreta: la injusticia
social, la explotación del trabajador, la tristeza general de
la vida española, el recuerdo de la Guerra Civil, etc.
 Profundización en los caracteres de los personajes, seres
complejos, contradictorios, que luchan por defender sus
ideales.
 Lenguaje directo, con abundante presencia de giros coloquiales, voces malsonantes, exclamaciones, anacolutos…
 Se busca la identificación del público con los personajes.
Este teatro, que tendrá una presencia escasa en los escenarios por los problemas constantes con la censura, se inició
en 1949 con Historia de una escalera de Buero Vallejo, y se consolidó en 1952 con el estreno de Escuadra hacia la muerte de
Alfonso Sastre. Estos dos autores expusieron en sus obras esa
realidad de la que nadie quería hablar públicamente.
ALFONSO SASTRE
Para Sastre el dramaturgo debe poner la finalidad política por encima de la artística y escribir un teatro abiertamente
enfrentado al poder: «Precisamente, la principal misión del arte,
en el mundo injusto en que vivimos, consiste en transformarlo». De
acuerdo con ese propósito de trasformar la sociedad el gran
tema del teatro de Sastre es la revolución, que considera como

ANTONIO BUERO VALLEJO
La tragedia es su género preferido. Su teatro está fundado en la necesidad de la verdad, la libertad y la esperanza. Por
eso su teatro, aunque oscuro y amargo, es un teatro de salvación: «Pese a toda duda, creo y espero en el hombre, como espero y
creo en otras cosas; en la verdad, en la belleza, en la rectitud, en la libertad. Y por eso escribo de las pobres y grandes cosas del hombre.»

3
El teatro de 1939 a finales del s. XX
Antonio Fernández
único cauce posible para alcanzar la justicia social, por eso
todo su teatro está escrito con un espíritu escandaloso, provocador, con la intención de despertar al pueblo y sacarle de su
pereza intelectual.
Su primera obra, Escuadra hacia la muerte (1953) fue
prohibida después de su estreno y sus obras fueron constantemente vetadas por la censura, siendo representadas por aficionados o grupos independientes, fuera de los circuitos comerciales. Destacamos de su producción —además de la obra
anteriormente mencionada— la tragedia Guillermo Tell tiene
los ojos tristes (1955).
nin Artaud. Tiene las siguientes características:
 Concepción del teatro como espectáculo y experimento
colectivo.
 Temáticamente, sigue siendo habitual la denuncia social
y política del régimen franquista.
 Acción y lenguaje simbólico. A menudo aparecen objetos
sonoros o visuales con función simbólica (estructuras
móviles, proyecciones, etc.).
 Sustitución del personaje-persona por el personaje-signo:
los personajes no tienen conciencia individual, son simbólicos y pretenden conseguir una respuesta crítica del espectador, que nunca se identifica con ellos.
 Acción no lineal, sino estructurada en fragmentos.
 Preferencia por la farsa grotesca y satírica.
4. EL TEATRO DE LOS AÑOS SESENTA
4.1. TEATRO SOCIAL
FERNANDO ARRABAL
Su teatro es una rebelión contra el mundo actual, considerado por el autor como injusto e irracional. Sus obras, caracterizadas por la elementalidad escénica, contienen personajes
indefensos, víctimas de opresores ocultos. Su teatro pánico,
presidido por la confusión y el humor, el terror, el azar, se
basa en la incorporación de elementos surrealistas al lenguaje.
Los temas más frecuentes son la religión y la sexualidad, la
política, el amor y la muerte. Destacamos títulos como El cementerio de automóviles, El arquitecto y el emperador de Asiria,
y Oye, Patria, mi aflicción.

Buero Vallejo y Alfonso Sastre abrieron el camino a una
generación de jóvenes dramaturgos que escriben y estrenen
sus obras a finales de los cincuenta y principios de los sesenta,
de entre ellos destacan:
Lauro Olmo, con La camisa (1962), drama en el que se
denuncia la vida miserable que obliga a los trabajadores a
emigrar al extranjero.
José Martín Recuerda, autor de obras caracterizadas por
la actitud rebelde sus protagonistas inmersos en un medio
violento y opresor, como en Las salvajes en Puente San Gil.
José María Rodríguez Méndez con obras como Los inocentes de la Moncloa.
FRANCISCO NIEVA
Su teatro conecta con el teatro del absurdo, en el que se
utiliza un lenguaje popular al que aplica técnicas estilísticas
cercanas al Surrealismo y al absurdo, con personajes prototí
4.2. TEATRO EXPERIMENTAL Y DE VANGUARDIA
En los años sesenta surge un nuevo teatro que conecta
con el teatro vanguardista europeo de Bertold Brecht y Anto4
El teatro de 1939 a finales del s. XX
Antonio Fernández
picos —criaturas de la farsa en unos casos y del teatro del absurdo en otros— desprovistos de psicología, que encarnan
una idea o una pasión: Pelo de tormenta o La carroza de plomo candente.
Nacional y la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Asimismo, se avanza en la descentralización, de manera que no sólo
Madrid y Barcelona gozan de los mejores espectáculos. Se
tiende a que buena parte de la cartelera sea ocupada por reposiciones, Valle-Inclán y Lorca, y adaptaciones. Podemos destacar las siguientes tendencias:
• Pervivencia de grupos de teatro independiente (La fura
dels Baus, Els Joglars).
• Obras de tema histórico, destacamos la mirada de
amarga ternura sobre la Guerra Civil de Las bicicletas son
para el verano (1982), de Fernando Fernán Gómez, y de ¡Ay,
Carmela! (1987), de José Sanchis Sinisterra.
• Realismo costumbrista, que aborda situaciones cotidianas centradas en la juventud: Esta noche, gran velada (1983), de
Fermín Cabal, y comedias como La estanquera de Vallecas
(1981) y Bajarse al moro (1985), de José Luis Alonso de Santos, que suponen una actualización del sainete.
• Comedia burguesa, ligeramente modernizada por autores como Juan José Alonso Millán con Ya tenemos chica.
5. EL TEATRO INDEPENDIENTE DE LOS SETENTA
A finales de los años sesenta hay en España más de cien
grupos teatrales que, al margen del teatro comercial establecido, procuraban romper con las rigideces de este y llevar el
teatro a los más diversos rincones del país. Unos eran grupos
de aficionados, otros tenían cierto grado de profesionalización
y otros eran grupos teatrales universitarios.
Estos grupos representaron algunas obras de los dramaturgos realistas y de los dramaturgos experimentales que no
encontraban lugar en los cauces convencionales del teatro
comercial. Después de la transición política estos grupos desaparecieron y algunos se integraron en el circuito comercial.
Destacamos grupos barceloneses como Els Joglars; encabezado por Albert Boadella; Els Comediants, con Joan Font;
Dagoll Dagom; El Tricicle, La fura dels Baus; el sevillano La
Cuadra; el Teatro Estudio de Madrid (TEM), etc.
6. EL TEATRO DESDE LOS AÑOS OCHENTA A FINALES
DEL SIGLO XX
La instauración de la democracia va a repercutir notoriamente sobre el teatro. Tanto el realismo de denuncia como
el teatro de vanguardia pierden vigencia. Además, se fomenta
un teatro de calidad mediante subvenciones, festivales internacionales y nuevos organismos como el Centro Dramático
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