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Hiperhidrosis, más que un
exceso de sudoración
Estética
Alrededor del 3% de la población mundial padece hiperhidrosis.
Sólo el 38% de ellos ha comentado con su médico esta afección que
afecta su vida social.
Cuando el sudor se convierte en tu peor enemigo y afecta a los
aspectos más simples de la vida cotidiana, hay un problema con
nombre propio: hiperhidrosis. Pero, ¿qué es exactamente la
hiperhidrosis y cómo afecta en el día a día?
La hiperhidrosis es un trastorno que suele iniciarse en la infancia o
pubertad y normalmente dura toda la vida, aunque la gravedad
disminuye hacia los 50 años.
Más allá de ser un problema de salud, la hiperhidrosis puede
causar un gran impacto en la calidad de vida de una persona, tanto
en su desempeño laboral como en su desarrollo social y en su
relación con el entorno.
Este trastorno se caracteriza por un exceso de sudoración en
algunas zonas del cuerpo y, aunque su carácter es más bien físico,
la mayoría de las veces termina afectando el aspecto psicológico y
social de la persona que lo padece. Convirtiéndose en responsable
de consecuencias no sólo físicas sino también anímicas.
La hiperhidrosis es un trastorno que se localiza principalmente en
las zonas del cuerpo que presentan mayor número de glándulas
sudoríparas, como la cabeza, la espalda, el pecho, las axilas, las
manos, el periné y los pies.
Hay diferentes grados de afección de hiperhidrosis: un nivel en el
que nunca se nota ni interfiere con las actividades diarias, otro que
es tolerable, pero puede interferir con las actividades diarias o un
nivel poco tolerable, que afecta nuestras actividades diarias.
Cuando la transpiración además tiene un olor ácido, se llama
Bromhidrosis (Osmidrosis). Esto se produce cuando la glándula
sudorípara apocrina produce un fluido espeso, que al entrar en
contacto con bacterias en la superficie de la piel, causa un olor a
veces desagradable.
Nuevos tratamientos
Actualmente, hay tratamientos que son dolorosos y no tienen
resultados duraderos y otros que tratan la transpiración excesiva,
pero no el olor.
La toxina botulínica inhibe la producción de acetilcolina, que
estimula las glándulas sudoríparas. El tratamiento consiste en
inyectar pequeñas cantidades de toxina botulínica cada 1 ó 2 cm.,
por lo que existe la posibilidad de saltarse algunas glándulas
sudoríparas y que el sudor continúe.
Este procedimiento, que sólo es viable para tratar la hiperhidrosis,
debe realizarse en lapsos de 4 a 6 meses y el paciente puede
experimentar dolor y sangrado en la zona del pinchazo.
La cirugía torácica es la alternativa más extrema en el tratamiento
de la hiperhidrosis. Requiere anestesia general y la operación
consiste en realizar dos pequeñas incisiones a la altura de la axila
para luego cortar los nervios que salen de la columna vertebral y
llevan los impulsos nerviosos a las glándulas sudoríparas.
La recuperación es más larga y hay que esperar de 10 a 15 días
para retomar las actividades deportivas. El efecto adverso más
común de esta cirugía es la sudoración compensadora, que
consiste en la transpiración en otra parte del cuerpo una vez
eliminada del lugar que originó la consulta del paciente.
También puede realizarse un procedimiento quirúrgico basado en
el empleo del láser 1470nm, que se utiliza habitualmente para
liposucción asistida por láser.
Con esta tecnología y bajo anestesia local se realiza un
procedimiento superficial para destruir glándulas sudoríparas
axilares en solo una sesión, siendo un procedimiento válido y muy
poco molesto, que ha de realizarse en quirófano.
Una de las mejores soluciones contra este trastorno consiste en
aplicar una novedosa tecnología de radiofrecuencia dieléctrica que
desactiva las células sudoríparas, atacando a su contenido líquido.
Se aplican altas dosis de calor en diferentes niveles de profundidad
de la piel, en los que se encuentran las glándulas sudoríparas
ecrinas y apocrinas. Este tratamiento desactiva estas glándulas con
el objetivo de detener la generación de líquido, causante del sudor
y el mal olor.
Al ser no invasivo, no requiere procedimientos quirúrgicos ni
inyectables. Cada sesión dura aproximadamente 20 minutos y
muestra mejoras rápidamente, muchas veces después de la
primera sesión, sin efectos secundarios. Es indoloro y no requiere
anestesia ni tiempos de recuperación después de realizado el
tratamiento.
* El Dr. Fernando Urdiales Galvez es Master en Medicina Estética,
Vicepresidente de la Sección Colegial de Medicina Estética del
Colegio Oficial de Médicos de Málaga, España, y Director de
Instituto Médico Miramar en el mismo país.