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HIPERHIDROSIS (HIPERSUDACIÓN) Concepto La hiperhidrosis consiste en una sudación excesiva, como consecuencia de la hiperactividad de las glándulas sudoríparas. Dado que estas últimas colaboran al mantenimiento de la temperatura corporal, la hiperhidrosis podría definirse como una sudoración excesiva más allá de las necesidades de la regulación térmica. Afecta al 0,5-1% de la población. No obstante, el volumen de sudor producido ante cualquier estímulo, varía sustancialmente de una persona a otra y por ello es difícil establecer cuándo el sudor es excesivo. En consecuencia, se aplica el término en los casos en los que la sudación es clínicamente relevante en situaciones en las que, normalmente, no sería apreciable; o bien, cuando es excesiva en respuesta a los estímulos térmicos o emocionales. De ahí que en la valoración de la hiperhidrosis tenga un carácter fundamentalmente subjetivo. Cuando la hiperhidrosis se limita en exclusiva a la cara, las palmas de las manos, las plantas de los pies y axilas, no se la considera como una condición patológica. Por el contrario, la hiperhidrosis generalizada se acompaña habitualmente de fiebre y en bastante casos sugiere la existencia de alteraciones endocrinas o neurológicas subyacentes. Con relativa frecuencia el concepto de hiperhidrosis va ligado al de bromhidrosis, aunque son claramente diferentes. Esta última supone la existencia de un olor fétido en la piel, como consecuencia de la descomposición de restos celulares y del sudor por las bacterias y hongos dermatológicos. Aunque la hiperhidrosis puede facilitar su desarrollo, los procesos son independientes, así como los tratamientos a utilizar. Se trata de un trastorno que puede suponer una intensa alteración del estado psíquico del individuo, dificultando de esta forma tanto sus relaciones sociales así como su trabajo profesional. Epidemiología y Etiología Las sudoríparas son glándulas tubulares enrolladas presentes en toda la superficie corporal y están innervadas por un tipo de fibras simpáticas que, a diferencia de todas las restantes, liberan acetilcolina como neurotransmisor. Existe un centro del control de la sudoración localizado en el área preóptica del cerebro, además existen neuronas en el hipotálamo anterior que son sensibles a los cambios en la temperatura corporal y a eventos corticales cerebrales. La hiperhidrosis puede ser esencial o secundaria a ciertas patologías (fiebre, procesos neoplásicos o trastornos neurológicos o metabólicos) o fármacos. En algunos sujetos es generalizada, mientras que en otros se localiza en las axilas o a nivel plantar de manos y pies. Las principales causas de la hiperhidrosis son: - Generalizada o Calor, ejercicio. o Fiebre (infecciones, neoplasias). o Trastornos metabólicos: tirotoxicosis, diabetes mellitus, hipoglucemia, gota, feocromocitoma, menopausia, hiperpituitarismo. o Descargas simpáticas producidas por dolor, síncope, síndrome de abstinencia. o Trastornos neurológicos. o Otros trastornos: enfermedad de Raunaud, artritis reumatoide, queratosis, etc. o Fármacos: fisostigmina, pilocarpina, antidepresivos tricíclicos… - Localizada o Calor. o Estímulos olfatorios o gustativos. o Lesiones neurológicas. o Idiopática (frecuentemente). Tratamiento Es importante distinguir entre lo que es el tratamiento de la hiperhidrosis, en cuando a sudación excesiva, de lo que son las consecuencias para la higiene de la persona. Por consiguiente, el mantenimiento de un nivel adecuado de limpieza personal es indispensable para prevenir las posibles consecuencias de una excesiva humedad en la piel, especialmente en áreas sensibles (axilas, genitales) que presentan un alto nivel de sudación. El tratamiento de la hiperhidrosis no es sencillo, especialmente en los cuadros generalizados y una fracción de pacientes no llegan a ser controlados de forma plenamente satisfactoria. Existen cuatro niveles de tratamiento, además de las medidas higiénicas y de protección dérmica aconsejables en todos los niveles: - Tratamiento farmacológico tópico. - Tratamiento farmacológico sistémico. - Tratamiento electrofarmacológico (iontoforesis). - Tratamiento quirúrgico. Dentro de los tratamientos farmacológicos tópicos se encuentran diversas sustancias antitranspirantes y secantes de acción local que disminuyen la cantidad de sudor, no obstante, estos medicamentos sólo parecen ser beneficiosos en algunos casos leves de hiperhidrosis. El clorohexahidrato de aluminio al 25 % en agua, aplicado en capas ligeras sobre la axila cada 2 ó 3 días, disminuye la sudación, pero es muy irritante. El formaldehído (5-20%) y glutaraldehído (10%) son usualmente efectivos, pero se asocian con efectos indeseables, consistentes en la posibilidad de producir irritación de la piel y dermatitis de contacto, que imposibilitan su uso en muchos casos. El formaldehído presenta una eficacia menos marcada que el cloruro de aluminio. El mecanismo de acción de los aldehídos consiste en producir una obstrucción transitoria de los canales de las glándulas sudoríparas, al provocar la coagulación de las proteínas en el interior de los canales. Su uso debe recomendarse preferentemente para la hiperhidrosis palmoplantar, presentando el inconveniente de que a las dosis a las que es eficaz es muy irritante. Además su tendencia a teñir la piel y a producir reacciones de sensibilización limita notablemente su utilidad. La toxina botulínica es un agente que se ha venido utilizando con carácter experimental (en ocasiones, de forma ilegal) en el tratamiento de cuadros de hiperhidrosis. Su mecanismo de acción consiste en el bloqueo de la liberación de acetilcolina de fibras nerviosas colinérgicas lo que puede ser útil en el tratamiento de la hiperhidrosis debido a que en esta alteración las fibras nerviosas sudomotoras que enervan las glándulas sudoríparas ecrinas se encuentran hiperactivadas. La administración intradérmica de toxina botulínica en ensayos clínicos controlados realizados con pacientes con hiperhidrosis axilar es capaz de producir una reducción mayor o igual al 50% de la producción espontánea de sudor axilar, durante al menos 16 semanas, con un alto nivel de satisfacción en los pacientes y pocos efectos adversos. Sin embargo, esta indicación no ha sido oficialmente autorizada en España ni en otros países de la Unión Europea, debido a los riesgos de un uso inadecuado por personal no especializado. El tratamiento farmacológico sistémico es poco utilizado en la actualidad, debido a lo limitado de su eficacia y a los efectos adversos que lleva anejos. Tradicionalmente se han empleado anticolinérgicos (atropina, escopolamina), solos o asociados con agentes ansiolíticos (benzodiazepinas, generalmente), especialmente en aquellos cuadros caracterizados por una hiperhidrosis ligada a estados de excitación nerviosa. La sequedad de boca, el estreñimiento, la taquicardia y otras manifestaciones sistémicas típicas de los anticolinérgicos limitan notablemente la utilidad de estos medicamentos y su aceptación por los pacientes. La escopolamina en solución acuosa para administración tópica produce una anhidrosis completa durante más de tres semanas, pero estas soluciones son muy inestables y además puede existir el riesgo de absorción sistémica, con lo que no se evitan los riesgos asociados a este tipo de fármacos. Incluso se han empleado algunos antidepresivos tricíclicos (clomipramina, especialmente), que aúnan en su espectro farmacológico las propiedades farmacológicas anteriores. En cualquier caso, la relación beneficio/riesgo es negativa para la mayor parte de los pacientes con hiperhidrosis. Dado que el flujo de calcio hacia el interior celular es necesario para la secreción activa de sudor por las glándulas sudoríparas ecrinas, se han empleado agentes bloqueadores de los canales del calcio (como el diltiazem) en el tratamiento de la hiperhidrosis. De hecho, producen una marcada disminución de la secreción de sudor. En cualquier caso, es una indicación aun poco desarrollada clínicamente. La iontoforesis consiste en la facilitación del transporte de ciertos medicamentos a través de la piel, bajo la influencia de un campo eléctrico externo, contínuo o pulsante. Se basa en la migración o transferencia iónica, provocada por la corriente eléctrica. Aunque por definición, los fármacos objeto de la acción iontoforética deben estar en forma iónica, se ha observado también, un aumento de la penetración de solutos no cargados, mediante un proceso de electroósmosis o de transporte convectivo, utilizando como medio de transporte el desplazamiento de las moléculas de agua . La técnica no es, ni mucho menos, moderna ya que las primeras observaciones datan de 1942, cuando se observó que el paso de la corriente anódica a través de la piel sumergida en agua, era capaz de inhibir completamente la sudoración, tras un período de latencia de algunos días. A lo largo del tiempo, se han utilizado diferentes protocolos en las aplicaciones técnicas, si bien parece que simplemente el baño de agua es más eficaz que la utilización de medicamentos en solución. Dicho baño de agua, debe cubrir las palmas de las manos y/o las plantas de los pies, sin llegar a las uñas. La corriente anódica se muestra más eficaz que la catódica y el agua pura tiene un efecto mayor que la solución salina. La mayor o menor inhibición de la sudación está en función de la densidad de corriente. Generalmente este tipo de tratamiento se inicia con dos sesiones diarias de 20 minutos cada una y se continúa cada tres o cuatro días a la semana. La iontoforesis es considerada como un método seguro y eficaz para el tratamiento de la hiperhidrosis palmoplantar, habiéndose demostrado que la iontoforesis puede suprimir la hiperhidrosis en un 85% de los pacientes. Más aún, no produce hiperhidrosis compensatoria (que sí aparece con los métodos quirúrgicos) ni presenta reacciones adversas importantes. El tratamiento quirúrgico de la hiperhidrosis se realiza en pacientes con cuadros generalizados o limitantes para la actividad de los pacientes, que no hayan respondido satisfactoriamente a los tratamientos antes comentados o que no los toleren. Las formas El simpatectomía consiste en la sección parcial de la cadena simpática que se halla en la porción posterior de cada hemitórax mediante videotoracoscopia. Este procedimiento requiere anestesia general, intubación selectiva y una estancia hospitalaria media de 24 horas. Aunque la eficacia del tratamiento quirúrgico es inmediata en casi la totalidad de los casos, los resultados se mantienen a largo plazo y el grado de satisfacción del paciente es alto, la simpatectomía torácica también conlleva riesgos como el síndrome de Horner, sudación gustatoria, neuralgia y pneumotorax, además de presentar efectos secundarios como sequedad excesiva de las manos e hiperhidrosis compensatoria en la que existe un aumento leve de la sudoración a nivel de la espalda o de los muslos. Valoración La consulta de un paciente que se queja de que suda mucho no es infrecuente en las oficinas de farmacia. Pero dado que la valoración que cada paciente da a su propio problema y cómo lo experimenta es completamente subjetivo, es importante hacer las siguientes precisiones: - Intentar establecer algún criterio de referencia común para el paciente y el farmacéutico sobre lo que significa “sudar mucho”, tal como la superficie de ropa mojada por el sudor (área axilar, pequeñas manchas, toda la pieza, etc) y la velocidad con que se empapa la ropa (en breves minutos, a lo largo del día, en un par de horas, etc). - Establecer si la sudación está localizada en cara, axilas, genitales, palmas de las manos y plantas de los pies, o afecta además a otras áreas o incluso a toda la superficie corporal. Preguntar acerca de la frecuencia con que se produce la sudación excesiva (a lo largo de todo el día, reacciones breves pero frecuentes, etc) y si las reacciones van asociadas a otros síntomas o signos (desmayos, temblores, etc). - Determinar si la sudación se corresponde o no con distintos tipos de estímulos: o Externos: olores, sonidos, contacto físico con objetos o con personas y, especialmente, con la temperatura ambiente (sudación a temperaturas bajas o altas). o Internos: Estados de ansiedad, reacciones de miedo, etc. - Presencia de enfermedades de carácter crónico o agudo, especialmente de tipo metabólico. Salvo aquellos casos de carácter leve que tengan sólo una relevancia objetiva escasa, con resultados más de tipo estético o higiénico, lo más recomendable es orientar al paciente para que acuda a la consulta médica, a fin de realizar un diagnóstico en profundidad. Es importante explicar al paciente la diferencia entre sudación excesiva y el mal olor corporal, cuyo origen y tratamiento son completamente diferentes. Una sudación excesiva no implica necesariamente un olor desagradable y la presencia de este último tampoco implica necesariamente que haya exceso de sudación. El malo olor corporal o bromhidrosis se evita mediante una adecuada higiene personal. Con independencia de la entidad que pudiera tener la sudación excesiva, hay una serie de medidas de carácter general que deben ser recomendadas a cualquier persona que consulte sobre esta cuestión: - Debe utilizarse ropa que facilite la transpiración (evitar el nylon y otras fibras artificiales). El algodón es especialmente recomendable. La ropa no debe ir ajustada sobre la piel, sino que debe facilitar una aireación adecuada. - Es importante mantener una higiene frecuente, pero no agresiva, de la piel. Esto es especialmente importante en las zonas más sensibles y frecuentemente implicadas en la sudación (pies, manos, área genital, axilas, etc). No deben emplearse jabones o geles de baño irritantes (son preferibles los de pH neutro o levemente ácido) e incluso el lavado debería realizarse exclusivamente con agua tibia la mayoría de las ocasiones. - Evitar la utilización de cosméticos, especialmente si tienen un carácter graso o muy tapizante. - Evitar en lo posible los estímulos que suelen desencadenar las reacciones de hipersudación. Existen productos de parafarmacia (plantillas de espuma, con diversos formatos y contenidos) que permiten absorber hasta cierto punto el sudor generado en los pies. Estas plantillas exigen a la persona un cuidado adicional de higiene, ya que si no son renovadas o lavadas (hay modelos lavables), pueden acabar siendo reservorios de bacterias y fuente de olores desagradables. -