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Encare Clínico Vértigos y Mareos manejo en la práctica clínica Dr. Ronald Salamano Prof. Agregado, Cátedra de Neurología, Instituto de Neurología, Facultad de Medicina de Montevideo, Uruguay. La consulta por mareos y vértigos es una consulta de todos los días en la práctica clínica: • alarmante para el paciente, dado que muchas veces se traduce en una invalidez funcional, • alarmante para el clínico que debe discernir si se trata de una patología que oculta una causa grave o no. Introducción Varias son las interrogantes cuando un paciente nos relata una supuesta dolencia vestibular: • ¿Los síntomas que relata el paciente orientan realmente a una disfunción vestibular? • Si efectivamente los síntomas apuntan a dicha disfunción, ¿cuáles son las causas más frecuentes de un síndrome vestibular? y ¿Cuáles son los exámenes a solicitar? • ¿Qué mecanismos fisiopatológicos están involucrados en esta disfunción? ¿Cómo distinguimos clínicamente un Síndrome Vestibular Periférico (SVP) de un Síndrome Vestibular Central (SVC)? • ¿La patología del paciente tendrá algo que ver con la patología cervical degenerativa artrósica?, ¿será un ataque cerebrovascular (ACV) del sector posterior?, ¿porqué tiene cefalea?, ¿el vértigo traduce una crisis epiléptica? • Y por último, ¿Qué opciones terapéuticas farmacológicas y no farmacológicas puedo brindarle al paciente? Síntomas y signos que orientan a una disfunción vestibular Vértigo: Alucinación del movimiento, rotatorio (de los objetos en relación al eje corporal, del eje corporal en relación a los objetos), ascendente-descendente, etc., que es causado por una alteración del balance de los estímulos que llegan al laberinto o sus conexiones centrales. Importa saber si el episodio fue precedido de otros similares, la duración de estos, maniobras que lo provoquen, movimientos cefálicos, ponerse de pie, trauma acústico (fenómeno de Tulio), si fue provocado por la tos o estornudos (orienta a fístula perilinfática) y síntomas asociados de la esfera acústica tales como acúfenos, disminución de la agudeza auditiva, sensación de presión en el oído, etc. 80 • Mayo 2007 • Mareo: No existe una definición precisa del término, se acepta que alude a cierta sensación de inestabilidad postural que el paciente tiene en diferentes circunstancias y que puede indicar una alteración en los órganos sensoriales (visual, vestibular, propioceptivos) o del Sistema Nervioso Central que genera un procesamiento inadecuado de la información brindada por los receptores periféricos. Lateropulsión: La lateropulsión puede verificarse en la estática o en la marcha. Oscilopsia: sensación de movimiento continuo de oscilación de los objetos observados, que traduce habitualmente la existencia de un nistagmus. Síntomas vegetativos acompañantes: náuseas, vómitos, sudoración, palidez, palpitaciones, etc., que señalan la descarga vegetativa que muchas veces existe. La presencia de vértigo involucra siempre al Sistema Vestibular Periférico (SVP), Central, o sus vías. El SVP suele acompañarse de alteraciones de disminución de agudeza auditiva o acúfenos. Si el test del impulso cefálico es positivo, existe sin duda una disfunción vestibular; este test sencillo de realizar se practica rotando súbitamente la cabeza del paciente hacia los lados, habiendo fijado previamente el paciente su mirada en la nariz del examinador. En caso de disfunción vestibular se produce un giro de la mirada hacia el lado que ha rotado la cabeza con una rápida corrección sacádica. Lo normal es que no exista tal desplazamiento. En el examen es capital detectar la existencia de nistagmus, la existencia de anomalías cerebelosas, practicar la maniobra de Romberg, de los Indices (maniobra de Barany) y la maniobra de Untemberger o marcha con ojos cerrados. También es importante el examen de agudeza auditiva, mediante la maniobra de Weber, Rinne y Schwabach. Vértigos y Mareos CELSIUS VERTIKROS CABEZAL Síntomas y signos que equivocadamente se pueden interpretar como vestibulares Síncope o Lipotimia: Es uno de los diagnósticos diferenciales más frecuentes, el paciente en éstas circunstancias puede tener la noción de que va a perder el conocimiento, su visión se vuelve borrosa o adquiere una tonalidad amarillenta. Se acompaña de sudoración, palidez, náuseas, antes de que se pierda la conciencia. Dicha pérdida de conciencia es de duración variable, aunque en general es breve. Involucra mecanismos no vinculados al Sistema Vestibular (hipotensión, hipoglucemia, arritmias, alteraciones autonómicas diversas, etc.) Trastornos de la marcha: Desequilibrio o balanceo en la marcha o desviación en ésta; si bien puede estar involucrado el Sistema Vestibular detrás de esta queja tal como se mencionó, también puede ser causada por alteración de mecanismos propioceptivos (polineuropatías), cerebelosos, visuales, extrapiramidales, piramidales, frontales (marcha apráxica). Alteraciones emocionales: Sobre todo en el síndrome de hiperventilación, cuadros de ansiedad y depresión. Amnesia global transitoria: Detrás de la queja de "mareo", puede estar involucrada esta no rara entidad neurológica, de fisiopatología y etiopatogenia incierta, que se observa sobre todo luego de los 50-60 años. Este cuadro clínico se caracteriza por el inicio relativamente brusco de una alteración en la memoria de fijación y retrógrada en tiempo variable, en donde el paciente insistentemente realiza las mismas preguntas una y otra vez a la gente de su entorno, sin ser capaz de retener la información que se le brinda. La desaparición del cuadro clínico también es brusca, quedando una laguna amnésica del periodo. El cuadro suele durar minutos u horas. Otras causas: Otras causas no vestibulares de vértigos y mareos, pueden ser descartadas mediantes maniobras sencillas: • Hipotensión ortostática (tomar la presión arterial en decúbito y en el ortoestatismo). • Hiperventilación durante tres minutos (para reproducir crisis de hiperventilación o epilépticas). • Maniobra de Valsalva: puede revelar la malformación de Chiari en la que se produce una súbita cefalea con pérdida de conocimiento. Síndrome Vestibular Periférico y Central Los síntomas vinculados a una disfunción vestibular periférica (afectación del laberinto o del VIII par en su rama vestibular) suelen ser abruptos y manifestarse todos ellos en su máxima expresión de entrada. Es así que la sensación rotatoria impide la estática del paciente, la descarga vegetativa vagal incluye náuseas, vómitos profusos, eventualmente diarreas, sudoración, palidez, bradicardia, etc. Esta sintomatología en ocasiones puede acompañarse de acúfenos y pérdida de agudeza auditiva. El paciente se encuentra en general en decúbito lateral (hacia el laberinto dañado) y en éstas circunstancias es difícil de examinar. Deberá apelarse a algún sedante vestibular para aliviar al paciente y permitirnos realizar un examen neurológico en regla. Si este es practicable, el paciente mostrará un nistagmus horizonto-rotatorio en resorte que se inhibe en forma característica con la fijación de la mirada (cualquier otro tipo de nistagmus orientará a una causa central), con fase lenta que señala el vestíbulo que claudica o el normal en caso de que el otro se encuentre excitado. El Romberg en estas circunstancias y luego de una latencia breve, se hará hacia el lado hipovalente, así como la prueba de los índices y la prueba de Untemberger. El síndrome vestibular periférico por tanto se expresa en la totalidad de los síntomas y signos de su abanico semiológico y lo hace de manera armónica (todas las pruebas: fase lenta del nistagmus, Romberg, prueba de los índices y Untemberger van hacia el mismo sentido). Los síntomas vinculados a una disfunción central (núcleos, vías, etc), en general no suelen ser tan abruptos, los síntomas se expresan de manera más atenuada, y no todos ellos se expresan. En el examen encontramos algunos de los signos característicos de los síndromes vestibulares y las pruebas suelen ser disarmónicas. La existencia de nistagmus vertical, rotatorio, diagonal, etc., en general orientan a la disfunción central, así como la asociación de compromiso de pares craneanos, vías (piramidal, sensitiva, etc.) y signos cerebelosos (ya sea por afectación de vías o del propio cerebelo). Vértigo Mecanismos fisiopatológicos El vértigo traduce un conflicto de la información que aportan los receptores vestibulares, y los otros receptores in• Mayo 2007 • 81 DISPERT ??? LIBRE Vértigos y Mareos volucrados en el sistema del equilibrio ya sea visuales y/o somatosensoriales. Cuando la patología afecta bruscamente un receptor vestibular se produce una disminución también brusca de información de ese receptor con el consecuente decrecimiento del tono muscular, fundamentalmente oculomotor, con desviación tónica ipsilateral y desviación de los ojos hacia el receptor lesionado, generando la fase lenta del nistagmus vestibular. El SNC reconoce el error de información e intenta estabilizar la imagen en la retina generando la fase rápida del nistagmus en sentido contrario al de la lesión. Cuando el vértigo está relacionado a un cambio en la postura, se produce una alteración de la cresta de uno de los canales, en la que actúa la patología, generándose un cambio de peso específico y una información que no concuerda con la del canal respectivo del lado contralateral. En este caso también se genera una desviación tónica de los ojos hacia ese lado con re-corrección rápida en sentido contralateral produciendo un nistagmus con latencia y que se agota, siendo la expresión clínica un vértigo que aparece inmediatamente al cambio postural, siendo de breve duración. Cuando las lesiones afectan las vías vestibulares centrales la aparición de signos vestibulares espontáneos o provocados dependerán de la región de la vía que afecten, pudiendo existir múltiples posibilidades de manifestación. Métodos paraclínicos Los métodos paraclínicos para evaluar un síndrome vestibular son el registro de los reflejos vestíbulo-oculomotores por electro o videonistagmografía. Si se trata de alteraciones vestibulares o posturales crónicas, se utiliza la posturografía que registra la posición del centro de masa corporal cuando el paciente es sometido a diferentes estímulos sensoriales. Puede ser necesario para completar la tipificación nosológica la realización de exámenes de valoración auditiva, audiograma, impedanciometría, otoemisiones acústicas o potenciales evocados auditivos (PEV). Los métodos de imagen, especialmente la Resonancia Magnética permitirán poner en evidencia a neurinomas del VIII par intracanaliculares así como otras patologías que afectan al SNC (ataques cerebrovasculares, esclerosis múltiple, etc.) Etiologías del vértigo Vértigo agudo prolongado Episódico único Incluye la Neuronitis Vestibular y laberintitis, habitualmente precedida de un cuadro viral respiratorio o sistémico como causa más común; el infarto laberíntico aislado como causa poco común y los infartos o hemorragias cerebelosas que comprometen los núcleos vestibulares o el flóculo-nódulo cerebeloso. Para estas circunstancias, especialmente las dos primeras, se sugiere administrar corticoides a altas dosis (Prednisona 60 mg/día o su equivalente en Dexametasona o Hidrocortisona o Metil-prednisolona por via IV) especialmente si existe disminución de la agudeza auditiva en forma concomitante, sedantes vestibulares (Difenhidramina IV o Prometazina IM o IV), antieméticos (Metoclopramida o Domperidona IV) e iniciar la rehabilita- ción vestibular una vez que el paciente se encuentre en condiciones de hacerlo. Vértigo recurrente Enfermedad de Ménière Se produce por un hidrops endolinfático, se piensa que se debe a un exceso de endolinfa en el oído interno. El paciente siente dolor, sensación de presión o de oído tapado, acúfeno de tono bajo, disminución de agudeza auditiva para bajas frecuencias, vértigos que invalidan al paciente, vómitos y náuseas con otros componentes vegetativos. Los episodios son recurrentes y suelen durar horas. La agudeza auditiva se recupera, pero lentamente. Episodio tras episodio, se acumula una sordera residual de bajas frecuencias. La ausencia de disminución de agudeza en el episodio paroxístico, así como la ausencia de ésta luego de varios episodios exigen plantear otra causa para el vértigo (fundamentalmente una migraña). Los pacientes con Ménière deben ser estudiados con una VES, Proteina C Reactiva (PCR), anticuerpos antinucleares, factor reumatoideo, TSH, y FTA-ABS en sangre, dado que la Neurosífilis y enfermedades de naturaleza autoinmune pueden presentarse con la clínica mencionada. El tratamiento se basa en la restricción salina, la administración de diuréticos (Acetazolamida, hidroclorotiazida, hidroclorotiazida + triamtirene). Si estas medidas fracasan y la recurrencia es frecuente se plantea terapia alternativa con gentamicina intratimpánica. Figura 1 A B Maniobra de Dix-Hallpike Se sienta al paciente en la camilla (A), y se lo acuesta rápidamente, quedando la cabeza 30º por debajo de la camilla (B), se rota 45º la cabeza hacia la derecha y se le solicita al paciente mirar en ese sentido (C). Se repite la misma maniobra hacia la izquierda. En caso de Vértigo paroxístico Posicional Benigno se desencadena un nistagmus luego de una latencia de pocos segundos. C • Mayo 2007 • 83 Encare Clínico La gentamicina intratimpánica realizada por manos experimentadas evita la recurrencia de los vértigos sin producir disbalance laberíntico y sin comprometer la función auditiva. Desde la introducción de esta técnica, la ablación quirúrgica (laberintectomía o sección de la rama vestibular del VIII par) raramente se realiza. Migraña vestibular Es una causa común de vértigo, puede adquirir diferentes formas: a) ataques de vértigos que duran minutos u horas o b) mareos e inestabilidad que pueden durar días o semanas. Ocasionalmente el vértigo ocurre como aura seguida por cefalea, pero muy a menudo, la sensación vertiginosa y la cefalea ocurren de forma independiente. Existe a su vez una forma vestibular de migraña en niños, Vértigo Paroxístico Benigno del niño. El tratamiento es el de la migraña, ya sea en el ataque (triptanos, ergotamínicos, AINE, etc) o profiláctico (betabloqueantes, amitriptilina, nortriptilina, verapamilo, divalproato, etc.) Vértigo Paroxístico Posicional Benigno (VPPB) Es producido por debris otoconiales que se salen de lugar en la superficie de la membrana receptorial vestibular y Figura 2 - Maniobra de Epley Toma como punto de partida la primera maniobra de Dix-Hallpike (A), la cabeza luego es rotada 90º hacia el lado contrario (B), luego el paciente rota su cuerpo quedando la cabeza con los ojos mirando el suelo (C), por último se sienta al paciente con la cabeza ligeramente baja (D). Cada una de las maniobras practicadas deberán sostenerse por al menos 30 segundos. flotan libremente en la endolinfa. Caen en los canales semicirculares, especialmente el posterior, provocando excitación del receptor y disbalance vestibular cuando existe movilización cefálica. En estas condiciones, se produce un vértigo breve (menor a un minuto), cuando nos acostamos, rotamos la cabeza en la cama, levantamos la cabeza, etc. Estos episodios no ocurren si no existen movimientos cefálicos. El VPPB se reproduce mediante la maniobra de Dix-Hallpike (ver figura 1). El objetivo esencial del tratamiento del VPPB es facilitar el egreso del debris otoconial desde el canal semicircular al vestíbulo, allí dicho debris es eliminado. Una de las maniobras que provocan dicho retorno al vestíbulo es la maniobra de Epley (ver figura 2). Los supresores vestibulares son poco útiles en los pacientes con VPPB. Tratamiento del mareo Existen dos tipos de pacientes con mareos: a) aquellos en que se detecta por la clínica o paraclínica un déficit en el balance laberíntico, ya sea por causas Vértigos y Mareos centrales o periféricas (incluye la hipofunción vestibular bilateral), b) pacientes en que no se detectan anomalías a pesar de lo que manifiesta el paciente (pensar en migraña, ansiedad o depresión). La hipofunción vestibular bilateral produce alteraciones del equilibrio, especialmente en la oscuridad, oscilopsia y visión borrosa con los movimientos cefálicos (debido a la pérdida de reflejos oculocefálicos), el test del impulso cefálico es el mejor test a realizar al paciente. La causa más frecuente de dicha hipofunción bilateral es la ototoxicidad (especialmente aminoglucósidos, salicilatos, etc.), enfermedades hereditarias, enfermedades autoinmunes, neuronitis vestibular bilateral, enfermedad de Ménière bilateral, neurinoma del VIII par bilateral. Los supresores vestibulares no son útiles e incluso pueden empeorar la situación. Mitos y realidades Vértigos y cefaleas Tanto en la cefalea de carácter tensional como en la migraña, es común que los pacientes refieran mareo, inestabilidad y vértigo. Aproximadamente un 5-10% de los pacientes afectos de cefalea tensional refieren una sensación de inestabilidad y mareo que puede estar explicada por las aferencias propioceptivas que parten de la musculatura cefálica y articulaciones cervicales y que tienen como destino los núcleos vestibulares. Más común es la referencia de dichos síntomas en los pacientes con migraña (aproximadamente un 25%). La presentación clínica incluye: • Vértigo asociado con migraña sin aura. • Vértigo como pródromo de migraña con aura. • Vértigo paroxístico como "equivalente" de migraña, ya comentada. • Vértigo como síntoma de la migraña basilar (migraña de Bickerstaff). Asimismo, el vértigo paroxístico postural benigno se asocia con mayor frecuencia a pacientes con migraña que en la población común. Es conocido también el hecho de la existencia de vértigo postural en la infancia, que posteriormente es sustituido por migraña en la adolescencia y edad adulta. Esta entidad suele tener un carácter familiar hereditario. No es infrecuente que el tratamiento profiláctico antimigrañoso en estas circunstancias resuelva o atenúe la sintomatología vestibular. Una postura estereotipada fija anticinetósica en el vértigo postural puede llevar a una cervicocefalea de mediana intensidad secundaria a la acción de los reflejos vestíbulocólicos que pretenden reestablecer la estabilidad de la imagen en la retina. Vértigo cervical El término vértigo cervical es un término al que se alude en muchos textos, pero en realidad no tiene un sustento anátomo-funcional. Las fibras de conexión son maculares (reflejos vestíbulocólicos) y se dirigen a las tres primeras articulaciones cervicales. No son de los canales semicirculares y son fundamentalmente fibras eferentes. Se registran sobretodo por los Potenciales Evocados Vestibulares del Cuello (VEMP). La sintomatología vinculada a patología cervical se expresa sobretodo en alteraciones de la postura, marcha, percepción de inestabilidad o lateropulsión más que a una alucinación del movimiento. De hecho hoy no se acepta la explicación dada por BarréLieou de disfunción de la cadena simpática cervical. Vértigo y accidente cerebro-vascular (ACV) El vértigo es un síntoma significativo de los ACV isquémicos del territorio vértebro-basilar (V-B), así como de los hematomas de fosa posterior, especialmente cuando el flóculo-nódulo está afectado. En general va acompañado de un cortejo de síntomas y signos que orientan inequívocamente a señalar como central dicha disfunción. Se duda de que este aparezca en forma aislada como un elemento de claudicación vascular. El problema es la posibilidad de examinar a un paciente en circunstancias de un vértigo intenso. En dicha situación las pruebas de estática y marcha son imposibles de realizar así como la posible entidad de los elementos de disfunción vegetativa. En tal circunstancia se recomienda SZABO VIGOTONE 84 • Mayo 2007 • • Mayo 2007 • 85 Encare Clínico ALEFIX DULCORYL examinar al paciente periódicamente y realizar estudios de imagen. Vértigo y crisis epilépticas La eventualidad de que el vértigo aislado pueda ser una manifestación epiléptica se considera excepcional. En general si ello ocurre, va acompañado de otros estigmas acompañantes tales como un deterioro del nivel de vigilia, la existencia de automatismos, etc; que señalan un origen temporal de dicha crisis. Vértigo: abordaje terapéutico La primera medida para tratar un vértigo es aliviar la alucinación de movimiento que genera una alteración perceptual en el paciente que es absolutamente discapacitante. Las drogas más utilizadas son antihistamínicos con acción depresora vestibular, la betahistina y en ocasiones ansiolíticos. Es frecuente asociar los antieméticos para el manejo de los síntomas vegetativos asociados a un cuadro de filiación periférica. Esta medicación debe usarse en períodos breves porque regularmente afectan el proceso de compensación. En nuestra experiencia la Prometazina, es una excelente droga para el vértigo agudo ya sea por vía IM o IV (25 mg c/12 hs), puede continuarse este tratamiento con comprimidos de 25 mg c/12 hs por pocos días. Otra opción es la utilización de la Difenhidramina por vía IV o IM (100 mg c/12 hs), puede continuarse este tratamiento con solución de Difenhidramina a razón de 10-25 mg c/8 hs. El tratamiento de los vómitos se realiza con metoclopramida o domperidona IV y luego por vía oral. Es cuestionable el tratamiento de los síntomas vestibulares en los procesos prolongados. La betahistina a razón de 16 mg c/8 hs puede ser una opción, otras opciones son los preparados de lomifilina más dihidroergocristina. No son aconsejables los preparados de cinarizina y flunarizina especialmente en los pacientes añosos por los efectos extrapiramidales que pueden ocasionar. En muchas ocasiones la disfunción vestibular logra una compensación espontánea una vez tratado el factor etiopatogénico. En otras ocasiones puede tomar un curso subagudo o crónico con secuelas que generan grados de discapacidad variable. El abordaje terapéutico en estas circunstancias debe orientarse a la rehabilitación vestibular. Luego que la clínica y la paraclínica explican el mecanismo de producción de la alteración del equilibrio, la rehabilitación acelera los mecanismos de compensación vestibular, postura y marcha, mediante distintos protocolos de estimulación sensorial. Hay protocolos de rehabilitación según que el paciente tenga una alteración periférica secuelar, con déficit del reflejo vestíbulo-oculomotor y sensación de mareo crónico, o un vértigo postural en los que se desarrollan maniobras de reposición otoconial. Otras estrategias de rehabilitación más complejas son las manejadas en las alteraciones vestibulares centrales o mixtas en que actualmente se apela a unidades con uso de realidad virtual, que generan una estimulación precisa de acuerdo a la alteración sensorial involucrada en la patología. Bibliografía recomendada 1. 2. 86 Arocena M, Caffa C, Salamano R, Suarez H.: Síndromes Vestibulares: manejo en la práctica clínica. Mesa de Expertos: Síndromes Vestibulares. Coordinador: Salamano R., en Libro del XXXIV Congreso Nacional de Medicina Interna, 2005, pag. 217-221. Corvera JB, Malavasi M, Mangaleira PL, Romero R, Ruenes R, Suarez H.: Neurotología Clínica. Exploración Vestíbulo-oculomotora. Sintomatología y Principios generales. Cap. V, 2ª. Edición, Salvat editores 1990: 67-81. • Mayo 2007 • 3. 4. 5. Furman JM, Cass SP: Benign paroxysmal positional vertigo, N Engl J Med 341: 1590-1596, 1999. Walter MF, Vertigo and Disequilibrium, In: Johnson RT, Griffin JW, Mc Arthur JC eds. Current Therapy in Neurologic Disease 7th. Edition, Mosby-Elsevier 2006: 4-8. Jauregui-Renaud K, Bronstein AM, Neurootología clìnica, en Micheli F, Nogués MA, Asconapé JJ, Fernandez Pardal MM, Biller J. Tratado de Neurología Clínica, Editorial Médica Panamericana, 2002: 94-121. SPEFAR LORDEX KIT LIBRE