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2014-6-65-IX-68 Ramón Usandizaga: "El principal proceso que afecta al suelo pélvico es el parto" Dr. Ramón Usandizaga, coordinador de la Unidad de Suelo Pélvico del Hospital Universitario La Paz de Madrid El conocimiento de patología de suelo pélvico ha mejorado notablemente en los últimos años. Pese a tratarse de una afectación que puede llegar a dañar en gran medida la calidad de vida de las pacientes, su abordaje terapéutico es cada vez más eficaz, así como la posibilidad de prevenir sus consecuencias con un correcto seguimiento médico y llevando hábitos de vida saludables como evitar el sobrepeso, hacer ejercicio, no fumar o tener una vida sexual activa. El Dr. Ramón Usandizaga, coordinador de la Unidad de Suelo Pélvico del Hospital La Paz de Madrid, nos explica en detalle los aspectos más importantes de la patología de suelo pélvico, sus causas, consecuencias y tratamiento, entre otras cuestiones. ¿Qué es el suelo pélvico? ¿Cuál es su principal función? El suelo pélvico es el conjunto de estructuras de sostén (músculos, fascias y ligamentos), que cierran la parte inferior de la pelvis. Su principal función es mantener en su sitio los órganos intrapélvicos (vejiga, vagina y útero, recto), permitiendo su correcta actividad. La vejiga y el recto, para funcionar adecuadamente necesitan ser capaces de aumentar su volumen pero manteniendo cerrada su salida mientras acumulan sustancias de desecho, que se evacuarán en el momento adecuado. Por tanto, el suelo pélvico debe ser capaz de mantener los órganos en su posición, permitir que se distiendan, ayudar a que sus esfínteres permanezcan cerrados mientras sea necesario, y colaborar a su vaciamiento en el momento adecuado. ¿Cuáles son las principales causas que pueden afectar y debilitar el suelo pélvico? El principal proceso que afecta al suelo pélvico es el parto. Otras causas que también influyen son los embarazos, la edad, el estado hormonal, los aumentos crónicos de presión abdominal (tos, estreñimiento), obesidad, determinados deportes y defectos congénitos que producen debilidad del colágeno, que es una proteína imprescindible para los tejidos de sostén. ¿Cuáles son las principales dolencias que puede padecer la mujer a causa de las alteraciones del suelo pélvico? Las dos principales dolencias, por su frecuencia, son la incontinencia de orina y el prolapso. Otros problemas son la disfunción sexual, el dolor y las alteraciones intestinales. ¿Cuáles son las alteraciones del suelo pélvico que pueden revestir mayor gravedad? De forma general, la patología del suelo pélvico provoca sintomatología que afecta en gran medida a la calidad de vida, pero que no pone en riesgo la vida de las pacientes. No suele ser patología grave. ¿Qué síntomas pueden alertar de que existe algún tipo de problema en el suelo pélvico? Los síntomas fundamentales son los derivados de la disfunción de cualquiera de los órganos pélvicos, que son la vagina y el útero, la vejiga y el recto. El prolapso produce sensación de peso o de ocupación en vagina, aparición de un bulto a través de la vagina, y en ocasiones dolor en la parte baja del abdomen. También puede existir disfunción sexual. La incontinencia de orina puede ser de dos tipos: de urgencia, cuando viene precedida de unas ganas irrefrenables de orinar; de esfuerzo, cuando sucede después de una aumento de presión abdominal, como tos, risa o ejercicio. Otros síntomas posibles son la sensación de no vaciar bien la vejiga, el chorro de orina débil, la sensación constante de ganas de orinar, etc. Respecto al recto, se puede producir incontinencia de heces o gases, o por el lado contrario, estreñimiento o dificultades en la defecación. ¿Cómo afecta la obesidad a la debilidad del suelo pélvico? La obesidad es un importante factor de riesgo para aparición de patología del suelo pélvico. Las pacientes obesas tienen mayor porcentaje de posibilidades de presentar incontinencia de orina y prolapso. Además, las posibilidades de que los tratamientos sean efectivos disminuye. Una de las recomendaciones que se realizan en la consulta es que se inicie un régimen para disminuir el peso. Eso disminuye la sintomatología y favorece el resultado positivo de los tratamientos. ¿Y las infecciones urinarias? El prolapso de la cara anterior de la vagina, también llamado cistocele, puede ocasionar una dificultad en el vaciado de la misma. La orina retenida es un caldo de cultivo para las infecciones, de modo que las pacientes pueden sufrir infecciones de orina de repetición. ¿Puede haber deportes que resulten perjudiciales? Todos los deportes en los que se realice una contracción de la musculatura abdominal excesiva, que no sea adecuadamente compensada con un contracción de la musculatura del suelo pélvico pueden ser perjudiciales a la larga. ¿Cómo pueden incidir las alteraciones del suelo pélvico en las relaciones sexuales de las pacientes? Está claramente demostrado que las alteraciones del suelo pélvico afectan negativamente la calidad y el número de las relaciones sexuales mantenidas por las pacientes. Distintas alteraciones se acompañan de diversas consecuencias. La paciente puede presentar una apertura excesiva del introito, o bien un bulto que ocupa en parte la vagina o que sale hacia el exterior, o puede que se produzcan escapes de orina durante el coito. Estas alteraciones pueden ocasionar dispareunia, o dolor con las relaciones sexuales, sensación de vergüenza y distanciamiento de la pareja, disminución de la libido y dificultad para alcanzar el orgasmo. Las bolas chinas terapéuticas, ¿cuándo se recomiendan? La rehabilitación del suelo pélvico pasa por la realización de una serie de ejercicios de fortalecimiento de la musculatura afectada. En ella juegan un papel importante las bolas chinas, y diversas herramientas con un mecanismo de acción similar que se han desarrollado en los últimos años. Las bolas chinas permiten realizar ejercicios en el domicilio, al mismo tiempo que se desarrollan otras actividades. Su uso terapéutico se recomienda fundamentalmente en la incontinencia urinaria, en casos en que no existe prolapso, y asociado a otros ejercicios fisioterpéuticos.. ¿En qué grado son eficaces? Las bolas chinas han demostrado una alta eficacia en el tratamiento de la incontinencia urinaria de esfuerzo leve. Son capaces de ayudar en el tratamiento de patologías más intensas. ¿Qué observaciones hay que tener en cuenta para su correcto uso? Las bolas chinas son de uso personal y tienen que ser utilizadas con higiene. La primera vez que se usan deben estar estériles. Posteriormente, se deben lavar con agua y jabón, guardándolas en envases adecuados, que no estén sucios o rotos. La recomendación es realizar un uso progresivo. Se introducen en la vagina con los dedos, llegando hasta el fondo, de manera similar a un tampón higiénico. Incorporan un hilo que debe quedar en el exterior, para facilitar su extracción. La primera semana se usan durante 15 minutos. Si se consiguen mantener ese tiempo, se va aumentando en periodos de 15 minutos, hasta un máximo de una hora diaria. A muchas pacientes les resulta suficiente su empleo durante 30 minutos al día. Se deben mantener puestas mientras se realiza una actividad física suave, no estando sentada, pues su función se desarrolla estando en bipedestación. La gravedad las empujaría a salir, y la musculatura del suelo pélvico se contrae de formas involuntaria para impedirlo. ¿Existen otras alternativas a las bolas chinas (conos u otros materiales)? En vista de la eficacia demostrada de las bolas chinas y de la extensión de su uso, se han ido desarrollando diversos mecanismos que pretenden mejorar su eficacia, con las mismas bases de funcionamiento. Existen los conos vaginales, que tienen una forma más anatómica y distintos pesos, de modo que cuando la paciente es capaz de retener el cono de menos peso durante una semana, pasa a otros de peso progresivamente mayor, lo que facilita un mayor fortalecimiento de la musculatura. Existen pesas, sistemas con una guía que sale hacia el exterior, y que permiten hacer saber a la paciente si está realizando el ejercicio de forma correcta, y sistemas con formas distintas, más adaptadas a las características anatómicas de la vagina. ¿En qué grado puede afectar el embarazo al suelo pélvico? El embarazo es en sí mismo un factor de riesgo para la aparición de patología del suelo pélvico. Los cambios hormonales y anatómicos que se producen por el mismo, determinan un aumento de riesgo de aparición fundamentalmente de incontinencia de orina de esfuerzo, aunque también de otras alteraciones. Durante el período de gestación, ¿qué recomendaciones deben seguir las pacientes? La primera recomendación es llevar un embarazo saludable, con una dieta adecuada y los controles médicos pertinentes. Se debe evitar que la embarazada gane peso en exceso. En condiciones normales, se deben engordar entre 10 y 13 kg. Un aumento por encima de estas cifras aumenta el riesgo de patología del suelo pélvico. También hay que evitar que el feto crezca demasiado. Los fetos grandes aumentan el riesgo de desgarros durante el parto y de partos instrumentales, que son perjudiciales para el suelo pélvico. Durante el embarazo se debe ejercitar la musculatura del suelo pélvico con ejercicios de Kegel, sobre todo si empieza a notarse incontinencia. Se ha visto que tiene una incidencia positiva en el transcurso del parto y en la recuperación posterior. Finalmente, es recomendable realizar masaje perineal el último mes, para disminuir el riesgo de desgarros. Y el parto, ¿en qué medida afecta? El parto es el factor de riesgo principal para la aparición de patología del suelo pélvico. Es lógico pensar que el paso de la cabeza fetal, con su gran tamaño, pueda ocasionar lesiones de estructuras musculares, fasciales o ligamentosas, a pesar de los mecanismos de relajación que la naturaleza tiene previstos. ¿Qué tipo de parto es el que más puede perjudicar al suelo pélvico? Todos los partos tienen riesgo. El mayor riesgo se produce en casos de partos instrumentales (fórceps, espátulas y ventosas), fetos macrosómicos (es decir, de más de 4 kg de peso), expulsivos prolongados, y casos en los que se producen desgarros que afecten a la musculatura del suelo pélvico o al esfínter anal. La cesárea tiene menor riesgo, pero ningún estudio ha demostrado que esté justificado realizar una cesárea en ausencia de otra causa tan solo para prevenir la patología del suelo pélvico. Por lo tanto, no se debe realizar cesárea con este fin. Tras dar a luz, ¿es posible la completa recuperación? La mayoría de las mujeres se recuperan de forma completa tras el parto, incluso sin realizar tratamientos específicos. ¿Cuáles serían las principales recomendaciones en estos casos para fortalecer el suelo pélvico? ¿Qué tratamiento se recomienda tras el parto? En general hay que esperar algunas semanas antes de realizar ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico. La recuperación completa del organismo después de un parto se produce en unas 6 semanas, que es el tiempo que se llama de puerperio o cuarentena. En este tiempo cicatrizan adecuadamente todas las lesiones que se hayan producido en el canal del parto. Aunque ya pocos días después del parto se pueden realizar ejercicios, fundamentalmente pasear, no se recomienda hacer deporte hasta que ha pasado más tiempo. Para fortalecer el suelo pélvico, los ejercicios recomendados son los mismos que fuera del embarazo, es decir los ejercicios de Kegel, el uso de bolas chinas u otros sistemas mecánicos, e incluso la gimnasia hipopresiva, que debe ser realizada con la supervisión de una persona especializada. ¿Cuánto tiempo se suele necesitar, después de dar a luz, para una recuperación total? Si no ha existido sintomatología ni durante el embarazo ni en el postparto inmediato, la recuperación completa se produce en 6 semanas. Si ha existido sintomatología, realizando los ejercicios, la recuperación se debe producir en 6 meses. Si no ha sido así, conviene consultar con el médico o la matrona encargados del caso. ¿A mayor número de partos, más difícil resulta la rehabilitación? Sí. Cuanto mayor sea el número de partos, mayor es el deterioro que se puede producir en el suelo pélvico, y más difícil su recuperación con medidas conservadoras. Sin embargo, si la paciente realiza ejercicios desde los embarazos previos con asiduidad, probablemente los conoce mejor, los realiza con mayor eficacia y los resultados pueden ser más favorables. Suelo pélvico y menopausia, ¿cuál es la incidencia de mujeres que sufre alteraciones en esta etapa? Resulta difícil dar una cifra concreta. La menopausia abarca una etapa cada vez más amplia en la vida de la mujer. A medida que avanza la edad, aumenta el número de pacientes con sintomatología. Las patologías son distintas, la afectación de la calidad de vida cambia, y no todas las pacientes requieren tratamiento. Probablemente cerca del 80% de las mujeres con edades superiores a los 70 años presentan algún tipo de alteración en el suelo pélvico. ¿Es posible prevenir la pérdida de flexibilidad de cara a la menopausia? Aunque los procedimientos de envejecimiento son inevitables, y entre ellos se encuentra la pérdida de trofismo y flexibilidad de la mucosa vaginal, sí que podemos conseguir un enlentecimiento de los mismos. Durante la menopausia es conveniente mantener una vida sana, con una dieta adecuada y mantener una vida sexual activa, que mejora la lubrificación de la vagina. ¿Qué tratamiento se recomienda para estas pacientes? Realizando un estudio global, y evaluando los beneficios y los riesgos de cada paciente, puede estar indicado un tratamiento hormonal sustitutivo. Tiene también efectividad realizar tratamientos tópicos con pomadas con estrógenos. Desde el punto de vista del abordaje terapéutico de las alteraciones del suelo pélvico, ¿con qué opciones se cuenta hoy? Hoy en día, contamos con un elevado número de tratamientos para la patología del suelo pélvico. Es fundamental realizar un correcto diagnóstico, pues distintas patologías tienen distintos tratamientos, y algunos de ellos son beneficiosos para tratar algunas alteraciones, pero pueden ser perjudiciales para otras. De forma general, podemos optar por: observación. En casos de que la alteración descubierta no produzca ninguna sintomatología; tratamientos conservadores. Son los pesarios, que tienen un espacio importante en el tratamiento del prolapso; tratamientos fisioterápicos. De muchísimo interés en la incontinencia de orina y de heces. Son muy diversos los tratamientos que se pueden realizar. Algunos de forma domiciliaria, otros con control por parte del fisioterapeuta, tanto de forma individual como en grupo. También hay una amplia gama de tratamientos físicos con calor, onda corta, punciones secas, electroestimulación, etc.; tratamientos médicos. Diverso tipos de incontinencia pueden requerir tratamientos médicos con toma diaria de medicación; tratamientos quirúrgicos. Hay una lista muy variada de tratamientos quirúrgicos para la incontinencia y para el prolapso, que pueden ser por vía vaginal, laparoscópica o abdominal, con técnicas clásicas o con incorporación de mallas. ¿En qué casos se plantea necesaria la cirugía? En los casos de incontinencia urinaria de esfuerzo que no responde a tratamiento conservador, se plantea la necesidad de poner una malla suburetral. En los casos de prolapso sintomático, el tratamiento de elección es habitualmente quirúrgico. Es imprescindible realizar un cuidadoso estudio para elegir la vía de acceso y la técnica más adecuada para cada paciente. ¿Cree que existe el conocimiento suficiente sobre lo que implican las alteraciones del suelo pélvico? Hoy en día, ha mejorado muchísimo el conocimiento de la patología del suelo pélvico tanto por parte de la población general, como por parte del personal sanitario. Existe una clara conciencia de la afectación sobre la calidad de vida que produce, así como sobre la existencia de diversos tratamientos que permiten mejorar la sintomatología a muchas pacientes. Se va desterrando la idea de que estas alteraciones son propias de la edad e inevitables. ¿Considera necesario un manejo multidisciplinar a la hora de abordar las alteraciones del suelo pélvico? Considero que es imprescindible trabajar dentro de grupos multidisciplinares, que idealmente deben estar formados por médicos especialistas en ginecología, urología, cirugía general y rehabilitación, enfermeras y fisioterapeutas. Para preservar en buena forma el suelo pélvico, ¿qué recomendaciones nos daría? Lo más importante es mantener unos hábitos de vida saludable. Realizar una dieta sana, ejercicio suave diario y no fumar. De este modo evitamos el sobrepeso, el estreñimiento y la tos crónica. Tener una vida sexual activa el mayor tiempo posible. Si a esto sumamos la realización de forma habitual de ejercicios de fortalecimiento de suelo pélvico, y la visita regular al ginecólogo, disminuiremos mucho la posible aparición de estas alteraciones. Fuente: http://e-ciencia.com/blog/divulgacion/dr-ramon-usandizaga-el-principal-proceso-que-afecta-alsuelo-pelvico-es-el-parto/