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Algunas frases del Papa sobre la catequesis 1-La Catequesis por una parte ha hecho grandes progresos metodológicos en los últimos 50 años; pero por otra parte, se ha perdido mucho en la antropología y en la búsqueda de puntos de referencia, de forma que a menudo no se alcanzan ni siquiera los contenidos de la fe…comprendo que cuando yo era Vicario parroquial - hace 56 años – resultaba difícil anunciar la fe en la escuela pluralista, con muchos padres y niños no creyentes, porque resultaba un mundo totalmente extraño e irreal. Hoy la situación ha empeorado aún. Con todo, es importante que en la Catequesis, tanto en la Escuela como en la Parroquia y en la Comunidad, la fe siga siendo plenamente valorada, es decir que los niños aprendan verdaderamente, qué es la revelación, qué es la creación, que es la Historia de la salvación, realizada por Dios; qué es, o mejor, quién es JESUCRISTO; que son los sacramentos; cuál es el objeto de nuestra esperanza. Yo creo que todos debemos comprometernos seriamente, como siempre en una renovación de la catequesis en la que sea fundamental la valentía de dar testimonio de la propia fe y de encontrar los modos adecuados para hacer que sea comprendida y acogida pues la ignorancia religiosa ha alcanzado un nivel espantoso. En Alemania los niños reciben catequesis al menos durante 10 años; siendo así, en el fondo deberían saber muchas cosas Por esto debemos reflexionar seriamente sobre nuestras posibilidades de encontrar modos de comunicar, aunque de modo sencillo, los conocimientos, a fin de que la cultura de la fe esté presente. Disc. A los Obispos de Suiza.7 -11-06 2-Cuántos vientos de doctrina hemos conocido en estas últimas décadas, cuántas corrientes ideológicas, cuántas modas del pensamiento… La pequeña barca del pensamiento de muchos cristianos con frecuencia ha quedado agitada por las olas, zarandeada de un extremo al otro: del marxismo al liberalismo, hasta el libertinismo; del colectivismo al individualismo radical; del ateísmo a un vago misticismo religioso; del agnosticismo al sincretismo, etc. Cada día nacen nuevas sectas y se realiza lo que dice san Pablo sobre el engaño de los hombres, sobre la astucia que tiende a inducir en el error (Cf. Efesios 4, 14). Tener una fe clara, según el Credo de la Iglesia, es etiquetado con frecuencia como fundamentalismo. Mientras que el relativismo, es decir, el dejarse llevar «zarandear por cualquier viento de doctrina», parece ser la única actitud que está de moda. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que sólo deja como última medida el propio yo y sus ganas. Disc. En el inicio del Conclave 18 de abril 2005 -2 Importancia de la cate en la Esc Es preciso hacer comprender que la fe es de actualidad permanente y de gran racionalidad. Por tanto, una afirmación intelectual en la que se comprende también la belleza y la estructura orgánica de la fe. Esta era una de las intenciones fundamentales del Catecismo de la Iglesia católica, ahora condensado en el Compendio. No debemos pensar en un paquete de reglas que cargamos sobre los hombros, como una mochila pesada en el camino de la vida. En último término, la fe es sencilla y rica: creemos que Dios existe, que Dios tiene que ver con nosotros. Pero, ¿qué Dios? Un Dios con un rostro, con un rostro humano, un Dios que reconcilia, que vence el odio y da la fuerza para la paz que nadie más puede dar. Es necesario hacer comprender que en realidad el cristianismo es muy sencillo y, por consiguiente, muy rico. La escuela es una institución cultural, para la formación intelectual y profesional. Por tanto, es preciso hacer comprender la organicidad, la lógica de la fe, y por tanto conocer los grandes elementos esenciales; comprender qué es la Eucaristía, qué sucede en el Domingo, en el matrimonio cristiano. Naturalmente, por otra parte, es necesario hacer comprender que la disciplina de la religión no es una ideología puramente intelectual e individualista, como tal vez sucede en otras disciplinas: por ejemplo, en matemáticas sé cómo se debe hacer un cálculo determinado. Pero también otras disciplinas, al final, tienen una tendencia práctica, una tendencia a la profesionalidad, a la aplicabilidad en la vida. Así, es necesario comprender que la fe esencialmente crea asamblea, une. Es precisamente esta esencia de la fe la que nos libra del aislamiento del yo y nos une en una gran comunidad, una comunidad muy completa ―en la parroquia, en la asamblea dominical― y universal, en la que todos formamos una familia. Disc. a los Sacerdotes de la Diócesis de Aosta. . Junio 2005 3-Debemos procurar a una catequesis cada vez más profunda e integrada, orientada a formar a los fieles para que vivan plenamente su vocación cristiana. "En todos los sectores de la vida eclesial la formación es de capital importancia" para el futuro de la Iglesia en África (Ecclesia in Africa, 75). Por esta razón, os aliento a trabajar juntos para garantizar una preparación catequística adecuada y completa a todos los fieles, y a dar los pasos necesarios para impartir una educación más sistemática a los catequistas. Disc. SANTOPADREBENEDICTOXVIALACONFERENCIAEPISCOPAL DE ZIMBABUE EN VISITA "AD LIMINA" 4-Una correcta catequesis y una educación religiosa integral debe extenderse también al sistema de las escuelas católicas, cuya identidad religiosa debe fortalecerse, no sólo por el bien de sus alumnos, sino también de toda la comunidad católica en vuestro país. SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE ZIMBABUE EN VISITA "AD LIMINA 5-Creo que todos estamos reflexionando ―y en los demás países occidentales sucede lo mismo― sobre cómo hacer más eficaz la catequesis. En la HerderKorrespondenz he leído que habéis publicado un nuevo documento catequístico; por desgracia, aún no he podido verlo, pero me complace constatar que os interesáis mucho por este problema. En efecto, es preocupante para todos nosotros que, a pesar de que la enseñanza de la religión se ha realizado desde hace mucho tiempo, el conocimiento religioso es escaso y muchas personas ignoran cosas a menudo simples y elementales. ¿Qué podemos hacer? No lo sé. Tal vez, por una parte, debería darse a los no creyentes una especie de pre-catequesis de acceso, que sobre todo abra a la fe ―y este es también el contenido de muchos esfuerzos catequísticos―; por otra, es preciso también tener siempre de nuevo la valentía de transmitir el misterio mismo en su belleza y en su grandeza, y de hacer posible el impulso a contemplarlo, a aprender a amarlo y luego a reconocerlo efectivamente. Hoy, en la homilía, recordé que el Papa Juan Pablo II nos donó dos instrumentos excepcionales: el Catecismo de la Iglesia católica y su Compendio, también querido por él. Hemos procurado que la traducción al alemán estuviera lista ya para la Jornada mundial de la juventud. En Italia ya se han vendido medio millón de ejemplares. Se vende en los quioscos y entonces suscita la curiosidad de la gente: ¿Qué hay allí dentro? ¿Qué dice la Iglesia católica? Creo que deberíamos tener la valentía de sostener también nosotros esta curiosidad y tratar de que estos libros, que representan el contenido del misterio, entren precisamente en la catequesis, de forma que, aumentando el conocimiento de nuestra fe, aumente también la alegría que de ella brota. " 6-La catequesis, junto con la enseñanza de la religión y de la moral, ha de fundamentar cada vez mejor la experiencia y el conocimiento de Jesucristo a través del testimonio vivo de quienes lo han encontrado, con el fin de suscitar el anhelo de seguirlo y servirlo con todo el corazón y toda el alma. “Sin embargo, es importante que lo que nos propongamos, con la ayuda de Dios, esté fundado en la contemplación y en la oración. El nuestro es un tiempo de continuo movimiento, que a menudo desemboca en el activismo, con el riesgo fácil del ‘hacer por hacer’” (ib., 15). DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVIAL SEGUNDO GRUPO DE OBISPOS DE MÉXICO EN VISITA "AD LIMINA APOSTOLORUM .Jueves 15 de septiembre de 2005 7-La catequesis en las parroquias y la enseñanza de la religión y de la moral en las escuelas de inspiración cristiana, así como el testimonio vivo de quienes lo han encontrado y lo transmiten, con el fin de suscitar el anhelo de seguirlo y servirlo con todo el corazón y toda el alma, deben favorecer la experiencia de conocimiento y de encuentro con Cristo. ). DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVIAL SEGUNDO GRUPO DE OBISPOS DE MÉXICO EN VISITA "AD LIMINA APOSTOLORUM .Jueves 8 de septiembre de 2005 8-Nosotros tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el verdadero hombre. Él es la medida del verdadero humanismo. «Adulta» no es una fe que sigue las olas de la moda y de la última novedad; adulta y madura es una fe profundamente arraigada en la amistad con Cristo. Esta amistad nos abre a todo lo que es bueno y nos da la medida para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre el engaño y la verdad. Tenemos que madurar en esta fe adulta, tenemos que guiar hacia esta fe al rebaño de Cristo. Y esta fe, sólo la fe, crea unidad y tiene lugar en la caridad. San Pablo nos ofrece, en oposición a las continuas peripecias de quienes son como niños zarandeados por las olas, una bella frase: hacer la verdad en la caridad, como fórmula fundamental de la existencia cristiana. En Cristo, coinciden verdad y caridad. En la medida en que nos acercamos a Cristo, también en nuestra vida, verdad y caridad se funden. La caridad sin verdad sería ciega; la verdad sin caridad, sería como «un címbalo que retiñe» (1 Corintios 13, 1). H.en la apertura del Conclave.18 de abril.2005 -El Señor define la amistad de dos maneras. No hay secretos entre amigos: Cristo nos dice todo lo que escucha al Padre; nos da su plena confianza y, con la confianza, también el conocimiento. Nos revela su rostro, su corazón. Nos muestra su ternura por nosotros, su amor apasionado que va hasta la locura de la cruz. Nos da su confianza, nos da el poder de hablar con su yo: «este es mi cuerpo…», «yo te absuelvo…». Nos confía su cuerpo, la Iglesia. Confía a nuestras débiles mentes, a nuestras débiles manos su verdad, el misterio del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; el misterio del Dios que «tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único» (Juan 3, 16). Nos ha hecho sus amigos y, nosotros, ¿cómo respondemos?. El segundo elemento con el que Jesús define la amistad es la comunión de las voluntades. «Idem velle – idem nolle», era también para los romanos la definición de la amistad. «Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando» (Juan 15, 14). La amistad con Cristo coincide con lo que expresa la tercera petición del Padrenuestro: «Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo». En la hora de Getsemaní, Jesús transformó nuestra voluntad humana rebelde en voluntad conformada y unida con la voluntad divina. Sufrió todo el drama de nuestra autonomía y, al llevar nuestra voluntad en las manos de Dios, nos da la verdadera libertad: «pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú» (Mateo 26, 39). En esta comunión de las voluntades tiene lugar nuestra redención: ser amigos de Jesús, convertirse en amigos de Dios. Cuanto más amamos a Jesús, más le conocemos, más crece nuestra auténtica libertad, la alegría de ser redimidos. ¡Gracias, Jesús, por tu amistad!. 9--La fe no es, pues, una mera herencia cultural, sino una acción continua de la gracia de Dios que llama y de la libertad humana que puede o no adherirse a esa llamada. Aunque nadie responde por otro, sin embargo los padres cristianos están llamados a dar un testimonio creíble de su fe y esperanza cristiana. Han de procurar que la llamada de Dios y la Buena Nueva de Cristo lleguen a sus hijos con la mayor claridad y autenticidad. – 10-La familia cristiana transmite la fe cuando los padres enseñan a sus hijos a rezar y rezan con ellos (cf. Familiaris consortio, 60); cuando los acercan a los sacramentos y los van introduciendo en la vida de la Iglesia; cuando todos se reúnen para leer la Biblia, iluminando la vida familiar a la luz de la fe y alabando a Dios como Padre. -La familia es el ámbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir amor. Por eso la Iglesia manifiesta constantemente su solicitud pastoral por este espacio fundamental para la persona humana. Así lo enseña en su Magisterio: "Dios, que es amor y creó al hombre por amor, lo ha llamado a amar. Creando al hombre y a la mujer, los ha llamado en el Matrimonio a una íntima comunión de vida y amor entre ellos, «de manera que ya no son dos, sino una sola carne» (Mt 19, 6)" (Catecismo de la Iglesia Católica. Compendio, 337). 11--Junto con la transmisión de la fe y del amor del Señor, una de las tareas más grandes de la familia es la de formar personas libres y responsables. Por ello los padres han de ir devolviendo a sus hijos la libertad, de la cual durante algún tiempo son tutores. Si éstos ven que sus padres -y en general los adultos que les rodean- viven la vida con alegría y entusiasmo, incluso a pesar de las dificultades, crecerá en ellos más fácilmente ese gozo profundo de vivir que les ayudará a superar con acierto los posibles obstáculos y contrariedades que conlleva la vida humana. Además, cuando la familia no se cierra en sí misma, los hijos van aprendiendo que toda persona es digna de ser amada, y que hay una fraternidad fundamental universal entre todos los seres humanos. 12--Transmitir la fe a los hijos, con la ayuda de otras personas e instituciones como la parroquia, la escuela o las asociaciones católicas, es una responsabilidad que los padres no pueden olvidar, descuidar o delegar totalmente. "La familia cristiana es llamada Iglesia doméstica, porque manifiesta y realiza la naturaleza comunitaria y familiar de la Iglesia en cuanto familia de Dios. Cada miembro, según su propio papel, ejerce el sacerdocio bautismal, contribuyendo a hacer de la familia una comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y cristianas y lugar del primer anuncio de la fe a los hijos" (Catecismo de la Iglesia Católica. Compendio, 350). Y además: "Los padres, partícipes de la paternidad divina, son los primeros responsables de la educación de sus hijos y los primeros anunciadores de la fe. Tienen el deber de amar y de respetar a sus hijos como personas y como hijos de Dios... En especial, tienen la misión de educarlos en la fe cristiana" (ibíd., 460). -13-El lenguaje de la fe se aprende en los hogares donde esta fe crece y se fortalece a través de la oración y de la práctica cristiana. En la lectura del Deuteronomio hemos escuchado la oración repetida constantemente por el pueblo elegido, la Shema Israel, y que Jesús escucharía y repetiría en su hogar de Nazaret. Él mismo la recordaría durante su vida pública, como nos refiere el evangelio de Marcos (Mc 12,29). Ésta es la fe de la Iglesia que viene del amor de Dios, por medio de vuestras familias. Vivir la integridad de esta fe, en su maravillosa novedad, es un gran regalo. Pero en los momentos en que parece que se oculta el rostro de Dios, creer es difícil y cuesta un gran esfuerzo. -Puesto que la Eucaristía es verdaderamente fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia, el camino de iniciación cristiana tiene como punto de referencia la posibilidad de acceder a este sacramento. A este respecto, como han dicho los Padres sinodales, hemos de preguntarnos si en nuestras comunidades cristianas se percibe de manera suficiente el estrecho vínculo que hay entre el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.(46) En efecto, nunca debemos olvidar que somos bautizados y confirmados en orden a la Eucaristía. Esto requiere el esfuerzo de favorecer en la acción pastoral una comprensión más unitaria del proceso de iniciación cristiana. El sacramento del Bautismo, mediante el cual nos conformamos con Cristo,(47) nos incorporamos a la Iglesia y nos convertimos en hijos de Dios, es la puerta para todos los sacramentos. Con él se nos integra en el único Cuerpo de Cristo (cf. 1 Co 12,13), pueblo sacerdotal. Sin embargo, la participación en el Sacrificio eucarístico perfecciona en nosotros lo que nos ha sido dado en el Bautismo. Los dones del Espíritu se dan también para la edificación del Cuerpo de Cristo (cf. 1 Co 12) y para un mayor testimonio evangélico en el mundo.(48) Así pues, la santísima Eucaristía lleva la iniciación cristiana a su plenitud y es como el centro y el fin de toda la vida sacramental.(49 -esto por lo de los pilares 13-Se ha de tener presente, por tanto, la finalidad catequética y exhortativa de la homilía. Es conveniente que, partiendo del leccionario trienal, se prediquen a los fieles homilías temáticas que, a lo largo del año litúrgico, traten los grandes temas de la fe cristiana, según lo que el Magisterio propone en los cuatro « pilares » del Catecismo de la Iglesia Católica y en su reciente Compendio: la profesión de la fe, la celebración del misterio cristiano, la vida en Cristo y la oración cristiana.(143) -14 Catequesis mistagógica 64. La gran tradición litúrgica de la Iglesia nos enseña que, para una participación fructuosa, es necesario esforzarse en corresponder personalmente al misterio que se celebra mediante el ofrecimiento a Dios de la propia vida, en unión con el sacrificio de Cristo por la salvación del mundo entero. Por este motivo, el Sínodo de los Obispos ha recomendado que los fieles tengan una actitud coherente entre las disposiciones interiores y los gestos y las palabras. Si faltara ésta, nuestras celebraciones, por muy animadas que fueren, correrían el riesgo de caer en el ritualismo. Así pues, se ha de promover una educación en la fe eucarística que disponga a los fieles a vivir personalmente lo que se celebra. Ante la importancia esencial de esta participatio personal y consciente, ¿cuáles pueden ser los instrumentos formativos idóneos? A este respecto, los Padres sinodales han propuesto unánimemente una catequesis de carácter mistagógico que lleve a los fieles a adentrarse cada vez más en los misterios celebrados.(186) En particular, por lo que se refiere a la relación entre el ars celebrandi y la actuosa participatio, se ha de afirmar ante todo que « la mejor catequesis sobre la Eucaristía es la Eucaristía misma bien celebrada ».(187) En efecto, por su propia naturaleza, la liturgia tiene una eficacia propia para introducir a los fieles en el conocimiento del misterio celebrado. Precisamente por ello, el itinerario formativo del cristiano en la tradición más antigua de la Iglesia, aun sin descuidar la comprensión sistemática de los contenidos de la fe, tuvo siempre un carácter de experiencia, en el cual era determinante el encuentro vivo y persuasivo con Cristo, anunciado por auténticos testigos. En este sentido, el que introduce en los misterios es ante todo el testigo. Dicho encuentro ahonda en la catequesis y tiene su fuente y su culmen en la celebración de la Eucaristía. De esta estructura fundamental de la experiencia cristiana nace la exigencia de un itinerario mistagógico, en el cual se han de tener siempre presentes tres elementos: a) Ante todo, la interpretación de los ritos a la luz de los acontecimientos salvíficos, según la tradición viva de la Iglesia. Efectivamente, la celebración de la Eucaristía contiene en su infinita riqueza continuas referencias a la historia de la salvación. En Cristo crucificado y resucitado podemos celebrar verdaderamente el centro que recapitula toda la realidad (cf.Ef 1,10). Desde el principio, la comunidad cristiana ha leído los acontecimientos de la vida de Jesús, y en particular el misterio pascual, en relación con todo el itinerario veterotestamentario. b) Además, la catequesis mistagógica ha de introducir en el significado de los signos contenidos en los ritos. Este cometido es particularmente urgente en una época como la actual, tan imbuida por la tecnología, en la cual se corre el riesgo de perder la capacidad perceptiva de los signos y símbolos. Más que informar, la catequesis mistagógica debe despertar y educar la sensibilidad de los fieles ante el lenguaje de los signos y gestos que, unidos a la palabra, constituyen el rito. c) Finalmente, la catequesis mistagógica ha de enseñar el significado de los ritos en relación con la vida cristiana en todas sus facetas, como el trabajo y los compromisos, el pensamiento y el afecto, la actividad y el descanso. Forma parte del itinerario mistagógico subrayar la relación entre los misterios celebrados en el rito y la responsabilidad misionera de los fieles. En este sentido, el resultado final de la mistagogía es tomar conciencia de que la propia vida es transformada progresivamente por los santos misterios que se celebran. El objetivo de toda la educación cristiana, por otra parte, es formar al fiel como « hombre nuevo », con una fe adulta, que lo haga capaz de testimoniar en el propio ambiente la esperanza cristiana que lo anima. Para desarrollar en nuestras comunidades eclesiales esta tarea educativa, hay que contar con formadores bien preparados. Ciertamente, todo el Pueblo de Dios ha de sentirse comprometido en esta formación. Cada comunidad cristiana está llamada a ser ámbito pedagógico que introduce en los misterios que se celebran en la fe. A este respecto, durante el Sínodo los Padres han subrayado la conveniencia de una mayor participación de las comunidades de vida consagrada, de los movimientos y demás grupos que, por sus propios carismas, pueden aportar un renovado impulso a la formación cristiana.(188) También en nuestro tiempo el Espíritu Santo prodiga la efusión de sus dones para sostener la misión apostólica de la Iglesia, a la cual corresponde difundir la fe y educarla hasta su madurez.(189) 2 –Misión -Por tanto, la exigencia de educar constantemente a todos al trabajo misionero, cuyo centro es el anuncio de Jesús, único Salvador, surge del Misterio eucarístico, creído y celebrado.(238) Así se evitará que se reduzca a una interpretación meramente sociológica la decisiva obra de promoción humana que comporta siempre todo auténtico proceso de evangelización. Sacramentum Caritatis Año 2005 Abril. A-No olvido a los catequistas, valiosos auxiliares del apostolado, ni tampoco a todos los fieles que participan en el desarrollo del hombre y de la sociedad, en el ámbito de las obras de la Iglesia para la promoción social y para el servicio en el mundo de la educación y de la sanidad. Invocando sobre todos vosotros, así como sobre vuestros diocesanos, el Espíritu que fortalece en la fe, reaviva la esperanza y sostiene la caridad, -A B-el cristianismo es, en primer lugar, un Acontecimiento, una Persona. Y en la Persona encontramos luego la riqueza de los contenidos. Esto es importante. Me parece que aquí hallamos también una respuesta a una dificultad que se escucha a menudo hoy sobre la dimensión misionera de la Iglesia. Muchos señalan la tentación de pensar con respecto a los demás de esta manera: "Pero, ¿por qué no los dejamos en paz? Tienen su autenticidad, su verdad. Nosotros tenemos la nuestra. Por tanto, convivamos pacíficamente, dejando a cada uno como es, para que busque del mejor modo posible su autenticidad". Pero, ¿cómo podemos encontrar nuestra autenticidad si realmente en lo más profundo de nuestro corazón existe la expectativa de Jesús, y la verdadera autenticidad de cada uno se encuentra precisamente en la comunión con Cristo, y no sin Cristo? Dicho de otra manera: si nosotros hemos encontrado al Señor y si él es la luz y la alegría de nuestra vida, ¿estamos seguros de que a quien no ha encontrado a Cristo no le falta algo esencial y de que no tenemos el deber de ofrecerle esa realidad esencial?.Al Clero de Roma. Abril 2005 -C-Compendio, fruto de su esfuerzo, pero sobre todo don que Dios hace a la Iglesia en este tercer milenio, dé nuevo impulso a la evangelización y a la catequesis, de las que dependen "no sólo la extensión geográfica y el aumento numérico de la Iglesia, sino también y más aún su crecimiento interior, su correspondencia con el designio de Dios" (Catecismo de la Iglesia católica, n. 7).Disc. en la Presentación del Compendio.,Junio 2005 D-las prioridades pastorales que habéis identificado, especialmente el matrimonio y la vida familiar estable, requieren oportunos y adecuados programas catequísticos para adultos. Por eso, espero que los fieles de vuestros pueblos profundicen su comprensión de la fe, incrementen su capacidad de expresar su verdad liberadora y den razón de su esperanza (cf. 1 P 3, 15)Disc. A los OBISPOS DE PAPUA JUNIO 2005. E Por esta razón, es esencial que los obispos promuevan la obra crucial de la catequesis para asegurar que el pueblo de Dios esté verdaderamente preparado para testimoniar con la palabra y con las obras la doctrina auténtica del Evangelio. Al contemplar la Iglesia en África, y todo lo que se ha logrado allí durante el último siglo, doy gracias a nuestro Padre celestial por los numerosos sacerdotes, religiosos y laicos, hombres y mujeres, que han dedicado su vida a esta noble tarea. Los obispos tienen la responsabilidad particular de asegurar que estos "evangelizadores insustituibles" reciban la necesaria preparación espiritual, doctrinal y moral (cf. Ecclesia in Africa, 91). Disc. a los Obispos de SUDÁFRICA, BOTSUANA, SUAZILANDIA, NAMIBIA Y LESOTHO EN VISITA "AD LIMINA" F-La vida familiar ha sido siempre un elemento unificador de la sociedad africana. De hecho, dentro de la "iglesia doméstica", "construida sobre sólidas bases culturales y sobre los ricos valores de la tradición familiar africana", los niños aprenden por primera vez el carácter central de la Eucaristía en la vida cristiana (cf. Ecclesia in Africa, 92 Disc. a los Obispos de SUDÁFRICA, BOTSUANA, SUAZILANDIA, NAMIBIA Y LESOTHO EN VISITA "AD LIMINA" G- En la obra educativa, y especialmente en la educación en la fe, que es la cumbre de la formación de la persona y su horizonte más adecuado, es central en concreto la figura del testigo: se transforma en punto de referencia precisamente porque sabe dar razón de la esperanza que sostiene su vida (cf. 1 P 3, 15), está personalmente comprometido con la verdad que propone. El testigo, por otra parte, no remite nunca a sí mismo, sino a algo, o mejor, a Alguien más grande que él, a quien ha encontrado y cuya bondad, digna de confianza, ha experimentado. Así, para todo educador y testigo, el modelo insuperable es Jesucristo, el gran testigo del Padre, que no decía nada por sí mismo, sino que hablaba como el Padre le había enseñado (cf. Jn 8, 28). H-Es verdad que este pluralismo programático puede servir bien para la evangelización y la educación religiosa en la escuela y en las parroquias, pero también vale la pena reflexionar sobre si la variedad de programas y libros de texto no dificulta a los alumnos la adquisición de un conocimiento religioso sistemático y ordenado. Sin embargo, por lo que atañe a la enseñanza de la religión y a la catequesis en la escuela, no se pueden reducir estas materias a la dimensión de tratado de religión o de ciencias de la religión, aunque esto sea lo que esperan algunos ambientes. La enseñanza de la religión en la escuela, impartida por profesores clérigos y laicos, sostenida por el testimonio de docentes creyentes, debe conservar su auténtica dimensión evangélica de transmisión y testimonio de fe. H-Quiero expresaros mi aprecio por haber asumido el compromiso de la catequesis parroquial, que completa la enseñanza de la religión en la escuela. Por lo general, esta es la catequesis de niños y jóvenes que se preparan para recibir los sacramentos de la iniciación cristiana. Sin embargo, no debe limitarse a estos grupos. En particular, se trata de lograr que la juventud que estudia fuera del ámbito de su parroquia participe activamente en la vida parroquial. DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI AL PRIMER GRUPO DE OBISPOS DE POLONIA EN VISITA "AD LIMINA" Sábado 26 de noviembre de 2005 I-Una enseñanza de la fe católica que se imparte de modo incompleto es una contradicción en sí misma y, a la larga, no puede ser fecunda. El anuncio del reino de Dios va siempre acompañado de la exigencia de conversión y del amor que anima, que conoce el camino y que ayuda a comprender que, con la gracia de Dios, es posible incluso lo que parece imposible. Pensad de qué forma la enseñanza, la catequesis en los diversos niveles y la predicación pueden paulatinamente mejorarse, profundizarse y, por decirlo así, completarse. Para ello, podéis utilizar eficazmente el Compendio y el Catecismo de la Iglesia católica. Haced que los sacerdotes y los catequistas empleen estos instrumentos; que se expliquen en las parroquias, en las asociaciones y en los movimientos; que se utilicen en las familias como lecturas importantes. En medio de la incertidumbre de este tiempo y de esta sociedad, dad a los hombres la certeza de la fe íntegra de la Iglesia. La claridad y la belleza de la fe católica iluminan, también hoy, la vida de los hombres. Esto sucederá, en particular, si la presentan testigos entusiastas y capaces de transmitir entusiasm DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LOS OBISPOS DE AUSTRIA EN VISITA "AD LIMINA" Sábado 5 de noviembre de 2005 j-Por este motivo, en la base de la formación de la persona cristiana y de la transmisión de la fe está necesariamente la oración, la amistad personal con Cristo y la contemplación en él del rostro del Padre. Y lo mismo vale, evidentemente, para todo nuestro compromiso misionero, en particular para la pastoral familiar. Así pues, la Familia de Nazaret ha de ser para nuestras familias y para nuestras comunidades objeto de oración constante y confiada, además de modelo de vida. Queridos hermanos y hermanas, y especialmente vosotros, queridos sacerdotes, conozco la generosidad y la entrega con que servís al Señor y a la Iglesia. Vuestro trabajo diario para formar a las nuevas generaciones en la fe, en estrecha conexión con los sacramentos de la iniciación cristiana, así como para preparar al matrimonio y para acompañar a las familias en su camino, a menudo arduo, en particular en la gran tarea de la educación de los hijos, es la senda fundamental para regenerar siempre de nuevo a la Iglesia y también para vivificar el tejido social de nuestra amada ciudad de Roma. Disc. A la Asamblea eclesial de Roma.Junio .2005 9-las familias requieren un acompañamiento adecuado para poder descubrir y vivir su dimensión de "iglesia doméstica". El padre y la madre necesitan recibir una formación que les ayude a ser los "primeros evangelizadores" de sus hijos; sólo así podrán realizarse como la primera escuela de la vida y de la fe. Pero el solo conocimiento de los contenidos de la fe no suple jamás la experiencia del encuentro personal con el Seño CATEQUESIS HOY. ¿Porqué?Debemos seguir avanzando para salir de este túnel, con paciencia, con la certeza de que Cristo es la respuesta y que al final resplandecerá de nuevo su luz. Así pues, la primera respuesta es la paciencia, con la certeza de que el mundo no puede vivir sin Dios, el Dios de la Revelación ―y no cualquier Dios, pues puede ser peligroso un Dios cruel, un Dios falso―, el Dios que en Jesucristo nos mostró su rostro, un rostro que sufrió por nosotros, un rostro de amor que transforma el mundo como el grano de trigo que cae en tierra. Por consiguiente, tenemos esta profundísima certeza: Cristo es la respuesta y, sin el Dios concreto, el Dios con el rostro de Cristo, el mundo se autodestruye y resulta aún más evidente que un racionalismo cerrado, que piensa que el hombre por sí solo podría reconstruir el auténtico mundo mejor, no tiene la verdad. Al contrario, si no se tiene la medida del Dios verdadero, el hombre se autodestruye. Lo constatamos con nuestros propios ojos. Debemos tener una certeza renovada: él es la Verdad y sólo caminando tras sus huellas vamos en la dirección correcta, y debemos caminar y guiar a los demás en esta dirección. --- Todo ello implica, en la práctica pastoral, la necesidad de revisar nuestras mentalidades, actitudes y conductas, y ampliar nuestros horizontes, comprometiéndonos a compartir y trabajar con entusiasmo para responder a los grandes interrogantes del hombre de hoy. Como Iglesia misionera, todos estamos llamados a comprender los desafíos que la cultura postmoderna plantea a la nueva evangelización del Continente. El diálogo de la Iglesia con la cultura de nuestro tiempo es vital para la Iglesia misma y para el mundo. OTROS ASPECTOS IMPORTANTES. Obispos. En la pasada fiesta de San Pedro y San Pablo apóstoles, entregué a la Iglesia el Compendio del Catecismo de la Iglesia católica, síntesis fiel y segura del texto precedente más amplio. Hoy, os entrego idealmente a cada uno de vosotros estos dos documentos fundamentales de la fe de la Iglesia, para que sean punto de referencia de vuestra enseñanza y signo de la comunión de fe que vivimos. La forma de diálogo que tiene el Compendio del Catecismo de la Iglesia católica y el uso de las imágenes quieren ayudar a cada fiel a ponerse personalmente ante la llamada de Dios, que resuena en la conciencia, para entablar un coloquio íntimo y personal con él; un coloquio que se extiende a la comunidad en la oración litúrgica, traduciéndose en fórmulas y ritos provistos de una belleza que favorece la contemplación de los misterios de Dios. Así, la lex credendi se convierte en lex orandi DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LOS OBISPOS NOMBRADOS EN EL ÚLTIMO AÑO .Lunes 19 de septiembre de 2005 Cristo centrismo en la catequesis. CRISTO VIVO. Estás con nosotros". El Señor Jesús está verdaderamente con nosotros. Testimoniad a todos, comenzando por vuestros coetáneos, la alegría de su presencia fuerte y dulce. Decidles que es hermoso ser amigos de Jesús y que vale la pena seguirlo. Mostrad con vuestro entusiasmo que entre las muchas maneras de vivir que parece ofrecernos el mundo de hoy, todas aparentemente en el mismo nivel, sólo siguiendo a Jesús se encuentra el verdadero sentido de la vida y, por eso, la alegría verdadera y duradera.