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Algunas frases del Papa sobre la catequesis
1-La Catequesis por una parte ha hecho grandes progresos metodológicos
en los últimos 50 años; pero por otra parte, se ha perdido mucho en la
antropología y en la búsqueda de puntos de referencia, de forma que a menudo
no se alcanzan ni siquiera los contenidos de la fe…comprendo que cuando yo
era Vicario parroquial - hace 56 años – resultaba difícil anunciar la fe en la
escuela pluralista, con muchos padres y niños no creyentes, porque resultaba un
mundo totalmente extraño e irreal.
Hoy la situación ha empeorado aún. Con todo, es importante que en la Catequesis,
tanto en la Escuela como en la Parroquia y en la Comunidad, la fe siga siendo
plenamente valorada, es decir que los niños aprendan verdaderamente, qué es
la revelación, qué es la creación, que es la Historia de la salvación, realizada por
Dios; qué es, o mejor, quién es JESUCRISTO; que son los sacramentos; cuál es
el objeto de nuestra esperanza. Yo creo que todos debemos comprometernos
seriamente, como siempre en una renovación de la catequesis en la que sea
fundamental la valentía de dar testimonio de la propia fe y de encontrar los
modos adecuados para hacer que sea comprendida y acogida pues la ignorancia
religiosa ha alcanzado un nivel espantoso.
En Alemania los niños reciben catequesis al menos durante 10 años; siendo así,
en el fondo deberían saber muchas cosas Por esto debemos reflexionar
seriamente sobre nuestras posibilidades de encontrar modos de comunicar,
aunque de modo sencillo, los conocimientos, a fin de que la cultura de la fe esté
presente.
Disc. A los Obispos de Suiza.7 -11-06
2-Cuántos vientos de doctrina hemos conocido en estas últimas décadas, cuántas
corrientes ideológicas, cuántas modas del pensamiento… La pequeña barca del
pensamiento de muchos cristianos con frecuencia ha quedado agitada por las olas,
zarandeada de un extremo al otro: del marxismo al liberalismo, hasta el libertinismo; del
colectivismo al individualismo radical; del ateísmo a un vago misticismo religioso; del
agnosticismo al sincretismo, etc. Cada día nacen nuevas sectas y se realiza lo que dice
san Pablo sobre el engaño de los hombres, sobre la astucia que tiende a inducir en el
error (Cf. Efesios 4, 14). Tener una fe clara, según el Credo de la Iglesia, es
etiquetado con frecuencia como fundamentalismo. Mientras que el relativismo, es
decir, el dejarse llevar «zarandear por cualquier viento de doctrina», parece ser la
única actitud que está de moda. Se va constituyendo una dictadura del relativismo
que no reconoce nada como definitivo y que sólo deja como última medida el
propio yo y sus ganas. Disc. En el inicio del Conclave 18 de abril 2005
-2 Importancia de la cate en la Esc
Es preciso hacer comprender que la fe es de actualidad permanente y de gran
racionalidad. Por tanto, una afirmación intelectual en la que se comprende también la
belleza y la estructura orgánica de la fe.
Esta era una de las intenciones fundamentales del Catecismo de la Iglesia católica,
ahora condensado en el Compendio. No debemos pensar en un paquete de reglas que
cargamos sobre los hombros, como una mochila pesada en el camino de la vida. En
último término, la fe es sencilla y rica: creemos que Dios existe, que Dios tiene que
ver con nosotros. Pero, ¿qué Dios? Un Dios con un rostro, con un rostro humano, un
Dios que reconcilia, que vence el odio y da la fuerza para la paz que nadie más puede
dar. Es necesario hacer comprender que en realidad el cristianismo es muy sencillo y,
por consiguiente, muy rico.
La escuela es una institución cultural, para la formación intelectual y profesional. Por
tanto, es preciso hacer comprender la organicidad, la lógica de la fe, y por tanto
conocer los grandes elementos esenciales; comprender qué es la Eucaristía, qué sucede
en el Domingo, en el matrimonio cristiano. Naturalmente, por otra parte, es necesario
hacer comprender que la disciplina de la religión no es una ideología puramente
intelectual e individualista, como tal vez sucede en otras disciplinas: por ejemplo, en
matemáticas sé cómo se debe hacer un cálculo determinado. Pero también otras
disciplinas, al final, tienen una tendencia práctica, una tendencia a la profesionalidad, a
la aplicabilidad en la vida. Así, es necesario comprender que la fe esencialmente crea
asamblea,
une.
Es precisamente esta esencia de la fe la que nos libra del aislamiento del yo y nos une
en una gran comunidad, una comunidad muy completa ―en la parroquia, en la
asamblea dominical― y universal, en la que todos formamos una familia. Disc. a los
Sacerdotes de la Diócesis de Aosta. . Junio 2005
3-Debemos procurar a una catequesis cada vez más profunda e integrada, orientada
a formar a los fieles para que vivan plenamente su vocación cristiana. "En todos los
sectores de la vida eclesial la formación es de capital importancia" para el futuro de la
Iglesia en África (Ecclesia in Africa, 75). Por esta razón, os aliento a trabajar juntos
para garantizar una preparación catequística adecuada y completa a todos los fieles, y a
dar los pasos necesarios para impartir una educación más sistemática a los catequistas.
Disc.
SANTOPADREBENEDICTOXVIALACONFERENCIAEPISCOPAL DE
ZIMBABUE
EN VISITA "AD LIMINA"
4-Una correcta catequesis y una educación religiosa integral debe extenderse también
al sistema de las escuelas católicas, cuya identidad religiosa debe fortalecerse, no sólo
por el bien de sus alumnos, sino también de toda la comunidad católica en vuestro país.
SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE
ZIMBABUE EN VISITA "AD LIMINA
5-Creo que todos estamos reflexionando ―y en los demás países occidentales
sucede lo mismo― sobre cómo hacer más eficaz la catequesis. En la HerderKorrespondenz he leído que habéis publicado un nuevo documento catequístico; por
desgracia, aún no he podido verlo, pero me complace constatar que os interesáis mucho
por este problema. En efecto, es preocupante para todos nosotros que, a pesar de que la
enseñanza de la religión se ha realizado desde hace mucho tiempo, el conocimiento
religioso es escaso y muchas personas ignoran cosas a menudo simples y
elementales.
¿Qué podemos hacer? No lo sé. Tal vez, por una parte, debería darse a los no creyentes
una especie de pre-catequesis de acceso, que sobre todo abra a la fe ―y este es también
el contenido de muchos esfuerzos catequísticos―; por otra, es preciso también tener
siempre de nuevo la valentía de transmitir el misterio mismo en su belleza y en su
grandeza, y de hacer posible el impulso a contemplarlo, a aprender a amarlo y
luego
a
reconocerlo
efectivamente.
Hoy, en la homilía, recordé que el Papa Juan Pablo II nos donó dos instrumentos
excepcionales: el Catecismo de la Iglesia católica y su Compendio, también querido
por él. Hemos procurado que la traducción al alemán estuviera lista ya para la Jornada
mundial de la juventud. En Italia ya se han vendido medio millón de ejemplares. Se
vende en los quioscos y entonces suscita la curiosidad de la gente: ¿Qué hay allí
dentro? ¿Qué dice la Iglesia católica? Creo que deberíamos tener la valentía de sostener
también nosotros esta curiosidad y tratar de que estos libros, que representan el
contenido del misterio, entren precisamente en la catequesis, de forma que, aumentando
el conocimiento de nuestra fe, aumente también la alegría que de ella brota. "
6-La catequesis, junto con la enseñanza de la religión y de la moral, ha de fundamentar
cada vez mejor la experiencia y el conocimiento de Jesucristo a través del testimonio vivo
de quienes lo han encontrado, con el fin de suscitar el anhelo de seguirlo y servirlo con todo
el corazón y toda el alma. “Sin embargo, es importante que lo que nos propongamos, con la
ayuda de Dios, esté fundado en la contemplación y en la oración. El nuestro es un tiempo
de continuo movimiento, que a menudo desemboca en el activismo, con el riesgo fácil del
‘hacer por hacer’” (ib., 15). DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVIAL
SEGUNDO GRUPO DE OBISPOS DE MÉXICO EN VISITA "AD LIMINA
APOSTOLORUM .Jueves 15 de septiembre de 2005
7-La catequesis en las parroquias y la enseñanza de la religión y de la moral en las
escuelas de inspiración cristiana, así como el testimonio vivo de quienes lo han encontrado y
lo transmiten, con el fin de suscitar el anhelo de seguirlo y servirlo con todo el corazón y
toda el alma, deben favorecer la experiencia de conocimiento y de encuentro con Cristo. ).
DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVIAL SEGUNDO GRUPO DE
OBISPOS DE MÉXICO EN VISITA "AD LIMINA APOSTOLORUM .Jueves 8 de septiembre
de 2005
8-Nosotros tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el verdadero hombre. Él es la
medida del verdadero humanismo. «Adulta» no es una fe que sigue las olas de la moda
y de la última novedad; adulta y madura es una fe profundamente arraigada en la
amistad con Cristo. Esta amistad nos abre a todo lo que es bueno y nos da la medida
para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre el engaño y la verdad.
Tenemos que madurar en esta fe adulta, tenemos que guiar hacia esta fe al rebaño de
Cristo. Y esta fe, sólo la fe, crea unidad y tiene lugar en la caridad. San Pablo nos
ofrece, en oposición a las continuas peripecias de quienes son como niños zarandeados
por las olas, una bella frase: hacer la verdad en la caridad, como fórmula fundamental
de la existencia cristiana. En Cristo, coinciden verdad y caridad. En la medida en que
nos acercamos a Cristo, también en nuestra vida, verdad y caridad se funden. La caridad
sin verdad sería ciega; la verdad sin caridad, sería como «un címbalo que retiñe» (1
Corintios 13, 1). H.en la apertura del Conclave.18 de abril.2005
-El Señor define la amistad de dos maneras. No hay secretos entre amigos: Cristo nos
dice todo lo que escucha al Padre; nos da su plena confianza y, con la confianza,
también el conocimiento. Nos revela su rostro, su corazón. Nos muestra su ternura
por nosotros, su amor apasionado que va hasta la locura de la cruz. Nos da su
confianza, nos da el poder de hablar con su yo: «este es mi cuerpo…», «yo te
absuelvo…». Nos confía su cuerpo, la Iglesia. Confía a nuestras débiles mentes, a
nuestras débiles manos su verdad, el misterio del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; el
misterio del Dios que «tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único» (Juan 3, 16).
Nos ha hecho sus amigos y, nosotros, ¿cómo respondemos?.
El segundo elemento con el que Jesús define la amistad es la comunión de las
voluntades. «Idem velle – idem nolle», era también para los romanos la definición de la
amistad. «Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando» (Juan 15, 14). La
amistad con Cristo coincide con lo que expresa la tercera petición del Padrenuestro:
«Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo». En la hora de Getsemaní, Jesús
transformó nuestra voluntad humana rebelde en voluntad conformada y unida con la
voluntad divina. Sufrió todo el drama de nuestra autonomía y, al llevar nuestra voluntad
en las manos de Dios, nos da la verdadera libertad: «pero no sea como yo quiero, sino
como quieras tú» (Mateo 26, 39). En esta comunión de las voluntades tiene lugar
nuestra redención: ser amigos de Jesús, convertirse en amigos de Dios. Cuanto más
amamos a Jesús, más le conocemos, más crece nuestra auténtica libertad, la alegría de
ser redimidos. ¡Gracias, Jesús, por tu amistad!.
9--La fe no es, pues, una mera herencia cultural, sino una acción continua de la gracia de
Dios que llama y de la libertad humana que puede o no adherirse a esa llamada. Aunque
nadie responde por otro, sin embargo los padres cristianos están llamados a dar un
testimonio creíble de su fe y esperanza cristiana. Han de procurar que la llamada de Dios y
la Buena Nueva de Cristo lleguen a sus hijos con la mayor claridad y autenticidad. –
10-La familia cristiana transmite la fe cuando los padres enseñan a sus hijos a rezar y
rezan con ellos (cf. Familiaris consortio, 60); cuando los acercan a los sacramentos y los van
introduciendo en la vida de la Iglesia; cuando todos se reúnen para leer la Biblia, iluminando
la vida familiar a la luz de la fe y alabando a Dios como Padre.
-La familia es el ámbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir amor. Por
eso la Iglesia manifiesta constantemente su solicitud pastoral por este espacio fundamental
para la persona humana. Así lo enseña en su Magisterio: "Dios, que es amor y creó al
hombre por amor, lo ha llamado a amar. Creando al hombre y a la mujer, los ha llamado en
el Matrimonio a una íntima comunión de vida y amor entre ellos, «de manera que ya no son
dos, sino una sola carne» (Mt 19, 6)" (Catecismo de la Iglesia Católica. Compendio, 337).
11--Junto con la transmisión de la fe y del amor del Señor, una de las tareas más grandes
de la familia es la de formar personas libres y responsables. Por ello los padres han de ir
devolviendo a sus hijos la libertad, de la cual durante algún tiempo son tutores. Si éstos ven
que sus padres -y en general los adultos que les rodean- viven la vida con alegría y
entusiasmo, incluso a pesar de las dificultades, crecerá en ellos más fácilmente ese gozo
profundo de vivir que les ayudará a superar con acierto los posibles obstáculos y
contrariedades que conlleva la vida humana. Además, cuando la familia no se cierra en sí
misma, los hijos van aprendiendo que toda persona es digna de ser amada, y que hay una
fraternidad fundamental universal entre todos los seres humanos.
12--Transmitir la fe a los hijos, con la ayuda de otras personas e instituciones como la
parroquia, la escuela o las asociaciones católicas, es una responsabilidad que los padres no
pueden olvidar, descuidar o delegar totalmente. "La familia cristiana es llamada Iglesia
doméstica, porque manifiesta y realiza la naturaleza comunitaria y familiar de la Iglesia en
cuanto familia de Dios. Cada miembro, según su propio papel, ejerce el sacerdocio
bautismal, contribuyendo a hacer de la familia una comunidad de gracia y de oración,
escuela de virtudes humanas y cristianas y lugar del primer anuncio de la fe a los hijos"
(Catecismo de la Iglesia Católica. Compendio, 350). Y además: "Los padres, partícipes de la
paternidad divina, son los primeros responsables de la educación de sus hijos y los primeros
anunciadores de la fe. Tienen el deber de amar y de respetar a sus hijos como personas y
como hijos de Dios... En especial, tienen la misión de educarlos en la fe cristiana" (ibíd.,
460).
-13-El lenguaje de la fe se aprende en los hogares donde esta fe crece y se fortalece a
través de la oración y de la práctica cristiana. En la lectura del Deuteronomio hemos
escuchado la oración repetida constantemente por el pueblo elegido, la Shema Israel, y que
Jesús escucharía y repetiría en su hogar de Nazaret. Él mismo la recordaría durante su vida
pública, como nos refiere el evangelio de Marcos (Mc 12,29). Ésta es la fe de la Iglesia que
viene del amor de Dios, por medio de vuestras familias. Vivir la integridad de esta fe, en su
maravillosa novedad, es un gran regalo. Pero en los momentos en que parece que se oculta
el rostro de Dios, creer es difícil y cuesta un gran esfuerzo.
-Puesto que la Eucaristía es verdaderamente fuente y culmen de la vida y de la misión de la
Iglesia, el camino de iniciación cristiana tiene como punto de referencia la posibilidad de
acceder a este sacramento. A este respecto, como han dicho los Padres sinodales, hemos de
preguntarnos si en nuestras comunidades cristianas se percibe de manera suficiente el
estrecho vínculo que hay entre el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.(46) En efecto,
nunca debemos olvidar que somos bautizados y confirmados en orden a la Eucaristía. Esto
requiere el esfuerzo de favorecer en la acción pastoral una comprensión más unitaria del
proceso de iniciación cristiana. El sacramento del Bautismo, mediante el cual nos
conformamos con Cristo,(47) nos incorporamos a la Iglesia y nos convertimos en hijos de
Dios, es la puerta para todos los sacramentos. Con él se nos integra en el único Cuerpo de
Cristo (cf. 1 Co 12,13), pueblo sacerdotal. Sin embargo, la participación en el Sacrificio
eucarístico perfecciona en nosotros lo que nos ha sido dado en el Bautismo. Los dones del
Espíritu se dan también para la edificación del Cuerpo de Cristo (cf. 1 Co 12) y para un
mayor testimonio evangélico en el mundo.(48) Así pues, la santísima Eucaristía lleva la
iniciación cristiana a su plenitud y es como el centro y el fin de toda la vida sacramental.(49
-esto por lo de los pilares
13-Se ha de tener presente, por tanto, la finalidad catequética y exhortativa de la homilía.
Es conveniente que, partiendo del leccionario trienal, se prediquen a los fieles homilías
temáticas que, a lo largo del año litúrgico, traten los grandes temas de la fe cristiana, según
lo que el Magisterio propone en los cuatro « pilares » del Catecismo de la Iglesia Católica y
en su reciente Compendio: la profesión de la fe, la celebración del misterio cristiano, la vida
en Cristo y la oración cristiana.(143)
-14 Catequesis mistagógica
64. La gran tradición litúrgica de la Iglesia nos enseña que, para una participación fructuosa, es necesario
esforzarse en corresponder personalmente al misterio que se celebra mediante el ofrecimiento a Dios de la
propia vida, en unión con el sacrificio de Cristo por la salvación del mundo entero. Por este motivo, el
Sínodo de los Obispos ha recomendado que los fieles tengan una actitud coherente entre las disposiciones
interiores y los gestos y las palabras. Si faltara ésta, nuestras celebraciones, por muy animadas que fueren,
correrían el riesgo de caer en el ritualismo. Así pues, se ha de promover una educación en la fe eucarística
que disponga a los fieles a vivir personalmente lo que se celebra. Ante la importancia esencial de esta
participatio personal y consciente, ¿cuáles pueden ser los instrumentos formativos idóneos? A este
respecto, los Padres sinodales han propuesto unánimemente una catequesis de carácter mistagógico que
lleve a los fieles a adentrarse cada vez más en los misterios celebrados.(186) En particular, por lo que se
refiere a la relación entre el ars celebrandi y la actuosa participatio, se ha de afirmar ante todo que « la
mejor catequesis sobre la Eucaristía es la Eucaristía misma bien celebrada ».(187) En efecto, por su propia
naturaleza, la liturgia tiene una eficacia propia para introducir a los fieles en el conocimiento del misterio
celebrado. Precisamente por ello, el itinerario formativo del cristiano en la tradición más antigua de la
Iglesia, aun sin descuidar la comprensión sistemática de los contenidos de la fe, tuvo siempre un carácter de
experiencia, en el cual era determinante el encuentro vivo y persuasivo con Cristo, anunciado por auténticos
testigos. En este sentido, el que introduce en los misterios es ante todo el testigo. Dicho encuentro ahonda
en la catequesis y tiene su fuente y su culmen en la celebración de la Eucaristía. De esta estructura
fundamental de la experiencia cristiana nace la exigencia de un itinerario mistagógico, en el cual se han de
tener siempre presentes tres elementos:
a) Ante todo, la interpretación de los ritos a la luz de los acontecimientos salvíficos, según la tradición viva
de la Iglesia. Efectivamente, la celebración de la Eucaristía contiene en su infinita riqueza continuas
referencias a la historia de la salvación. En Cristo crucificado y resucitado podemos celebrar
verdaderamente el centro que recapitula toda la realidad (cf.Ef 1,10). Desde el principio, la comunidad
cristiana ha leído los acontecimientos de la vida de Jesús, y en particular el misterio pascual, en relación con
todo el itinerario veterotestamentario.
b) Además, la catequesis mistagógica ha de introducir en el significado de los signos contenidos en los
ritos. Este cometido es particularmente urgente en una época como la actual, tan imbuida por la tecnología,
en la cual se corre el riesgo de perder la capacidad perceptiva de los signos y símbolos. Más que informar,
la catequesis mistagógica debe despertar y educar la sensibilidad de los fieles ante el lenguaje de los signos
y gestos que, unidos a la palabra, constituyen el rito.
c) Finalmente, la catequesis mistagógica ha de enseñar el significado de los ritos en relación con la vida
cristiana en todas sus facetas, como el trabajo y los compromisos, el pensamiento y el afecto, la actividad y
el descanso. Forma parte del itinerario mistagógico subrayar la relación entre los misterios celebrados en el
rito y la responsabilidad misionera de los fieles. En este sentido, el resultado final de la mistagogía es tomar
conciencia de que la propia vida es transformada progresivamente por los santos misterios que se celebran.
El objetivo de toda la educación cristiana, por otra parte, es formar al fiel como « hombre nuevo », con una
fe adulta, que lo haga capaz de testimoniar en el propio ambiente la esperanza cristiana que lo anima.
Para desarrollar en nuestras comunidades eclesiales esta tarea educativa, hay que contar con formadores
bien preparados. Ciertamente, todo el Pueblo de Dios ha de sentirse comprometido en esta formación. Cada
comunidad cristiana está llamada a ser ámbito pedagógico que introduce en los misterios que se celebran en
la fe. A este respecto, durante el Sínodo los Padres han subrayado la conveniencia de una mayor
participación de las comunidades de vida consagrada, de los movimientos y demás grupos que, por sus
propios carismas, pueden aportar un renovado impulso a la formación cristiana.(188) También en nuestro
tiempo el Espíritu Santo prodiga la efusión de sus dones para sostener la misión apostólica de la Iglesia, a la
cual corresponde difundir la fe y educarla hasta su madurez.(189)
2 –Misión
-Por tanto, la exigencia de educar constantemente a todos al trabajo misionero, cuyo centro
es el anuncio de Jesús, único Salvador, surge del Misterio eucarístico, creído y
celebrado.(238) Así se evitará que se reduzca a una interpretación meramente sociológica la
decisiva obra de promoción humana que comporta siempre todo auténtico proceso de
evangelización. Sacramentum Caritatis
Año 2005 Abril.
A-No olvido a los catequistas, valiosos auxiliares del apostolado, ni tampoco a todos los
fieles que participan en el desarrollo del hombre y de la sociedad, en el ámbito de las obras
de la Iglesia para la promoción social y para el servicio en el mundo de la educación y de la
sanidad.
Invocando sobre todos vosotros, así como sobre vuestros diocesanos, el Espíritu que
fortalece en la fe, reaviva la esperanza y sostiene la caridad, -A
B-el cristianismo es, en primer lugar, un Acontecimiento, una Persona. Y en la Persona
encontramos luego la riqueza de los contenidos. Esto es importante.
Me parece que aquí hallamos también una respuesta a una dificultad que se escucha a
menudo hoy sobre la dimensión misionera de la Iglesia. Muchos señalan la tentación de
pensar con respecto a los demás de esta manera: "Pero, ¿por qué no los dejamos en paz?
Tienen su autenticidad, su verdad. Nosotros tenemos la nuestra. Por tanto, convivamos
pacíficamente, dejando a cada uno como es, para que busque del mejor modo posible su
autenticidad".
Pero, ¿cómo podemos encontrar nuestra autenticidad si realmente en lo más profundo de
nuestro corazón existe la expectativa de Jesús, y la verdadera autenticidad de cada uno se
encuentra precisamente en la comunión con Cristo, y no sin Cristo? Dicho de otra manera:
si nosotros hemos encontrado al Señor y si él es la luz y la alegría de nuestra vida, ¿estamos
seguros de que a quien no ha encontrado a Cristo no le falta algo esencial y de que no
tenemos el deber de ofrecerle esa realidad esencial?.Al Clero de Roma. Abril 2005
-C-Compendio, fruto de su esfuerzo, pero sobre todo don que Dios hace a la Iglesia en este
tercer milenio, dé nuevo impulso a la evangelización y a la catequesis, de las que dependen
"no sólo la extensión geográfica y el aumento numérico de la Iglesia, sino también y más
aún su crecimiento interior, su correspondencia con el designio de Dios" (Catecismo de la
Iglesia católica, n. 7).Disc. en la Presentación del Compendio.,Junio 2005
D-las prioridades pastorales que habéis identificado, especialmente el matrimonio y la
vida familiar estable, requieren oportunos y adecuados programas catequísticos para adultos.
Por eso, espero que los fieles de vuestros pueblos profundicen su comprensión de la fe,
incrementen su capacidad de expresar su verdad liberadora y den razón de su esperanza (cf.
1 P 3, 15)Disc.
A los OBISPOS DE PAPUA JUNIO 2005.
E Por esta razón, es esencial que los obispos promuevan la obra crucial de la catequesis
para asegurar que el pueblo de Dios esté verdaderamente preparado para testimoniar con la
palabra y con las obras la doctrina auténtica del Evangelio. Al contemplar la Iglesia en
África, y todo lo que se ha logrado allí durante el último siglo, doy gracias a nuestro Padre
celestial por los numerosos sacerdotes, religiosos y laicos, hombres y mujeres, que han
dedicado su vida a esta noble tarea. Los obispos tienen la responsabilidad particular de
asegurar que estos "evangelizadores insustituibles" reciban la necesaria preparación
espiritual, doctrinal y moral (cf. Ecclesia in Africa, 91).
Disc. a los Obispos de SUDÁFRICA, BOTSUANA, SUAZILANDIA, NAMIBIA Y
LESOTHO EN VISITA "AD LIMINA"
F-La vida familiar ha sido siempre un elemento unificador de la sociedad africana. De
hecho, dentro de la "iglesia doméstica", "construida sobre sólidas bases culturales y sobre
los ricos valores de la tradición familiar africana", los niños aprenden por primera vez el
carácter central de la Eucaristía en la vida cristiana (cf. Ecclesia in Africa, 92
Disc. a los Obispos de SUDÁFRICA, BOTSUANA, SUAZILANDIA, NAMIBIA Y
LESOTHO EN VISITA "AD LIMINA"
G- En la obra educativa, y especialmente en la educación en la fe, que es la cumbre de la
formación de la persona y su horizonte más adecuado, es central en concreto la figura del
testigo: se transforma en punto de referencia precisamente porque sabe dar razón de la
esperanza que sostiene su vida (cf. 1 P 3, 15), está personalmente comprometido con la
verdad que propone. El testigo, por otra parte, no remite nunca a sí mismo, sino a algo, o
mejor, a Alguien más grande que él, a quien ha encontrado y cuya bondad, digna de
confianza, ha experimentado. Así, para todo educador y testigo, el modelo insuperable es
Jesucristo, el gran testigo del Padre, que no decía nada por sí mismo, sino que hablaba como
el Padre le había enseñado (cf. Jn 8, 28).
H-Es verdad que este pluralismo programático puede servir bien para la evangelización y la
educación religiosa en la escuela y en las parroquias, pero también vale la pena reflexionar
sobre si la variedad de programas y libros de texto no dificulta a los alumnos la adquisición
de un conocimiento religioso sistemático y ordenado.
Sin embargo, por lo que atañe a la enseñanza de la religión y a la catequesis en la
escuela, no se pueden reducir estas materias a la dimensión de tratado de religión o de
ciencias de la religión, aunque esto sea lo que esperan algunos ambientes. La enseñanza de
la religión en la escuela, impartida por profesores clérigos y laicos, sostenida por el
testimonio de docentes creyentes, debe conservar su auténtica dimensión evangélica de
transmisión y testimonio de fe.
H-Quiero expresaros mi aprecio por haber asumido el compromiso de la catequesis
parroquial, que completa la enseñanza de la religión en la escuela. Por lo general, esta es la
catequesis de niños y jóvenes que se preparan para recibir los sacramentos de la iniciación
cristiana. Sin embargo, no debe limitarse a estos grupos. En particular, se trata de lograr que
la juventud que estudia fuera del ámbito de su parroquia participe activamente en la vida
parroquial.
DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI AL PRIMER GRUPO DE
OBISPOS DE POLONIA EN VISITA "AD LIMINA" Sábado 26 de noviembre de 2005
I-Una enseñanza de la fe católica que se imparte de modo incompleto es una
contradicción en sí misma y, a la larga, no puede ser fecunda. El anuncio del reino de
Dios va siempre acompañado de la exigencia de conversión y del amor que anima, que
conoce el camino y que ayuda a comprender que, con la gracia de Dios, es posible incluso lo
que parece imposible. Pensad de qué forma la enseñanza, la catequesis en los diversos
niveles y la predicación pueden paulatinamente mejorarse, profundizarse y, por decirlo así,
completarse. Para ello, podéis utilizar eficazmente el Compendio y el Catecismo de la
Iglesia católica. Haced que los sacerdotes y los catequistas empleen estos instrumentos; que
se expliquen en las parroquias, en las asociaciones y en los movimientos; que se utilicen en
las familias como lecturas importantes. En medio de la incertidumbre de este tiempo y de
esta sociedad, dad a los hombres la certeza de la fe íntegra de la Iglesia. La claridad y la
belleza de la fe católica iluminan, también hoy, la vida de los hombres. Esto sucederá, en
particular, si la presentan testigos entusiastas y capaces de transmitir entusiasm
DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LOS OBISPOS DE AUSTRIA
EN VISITA "AD LIMINA" Sábado 5 de noviembre de 2005
j-Por este motivo, en la base de la formación de la persona cristiana y de la transmisión
de la fe está necesariamente la oración, la amistad personal con Cristo y la contemplación en
él del rostro del Padre. Y lo mismo vale, evidentemente, para todo nuestro compromiso
misionero, en particular para la pastoral familiar. Así pues, la Familia de Nazaret ha de ser
para nuestras familias y para nuestras comunidades objeto de oración constante y confiada,
además
de
modelo
de
vida.
Queridos hermanos y hermanas, y especialmente vosotros, queridos sacerdotes, conozco la
generosidad y la entrega con que servís al Señor y a la Iglesia. Vuestro trabajo diario para
formar a las nuevas generaciones en la fe, en estrecha conexión con los sacramentos de la
iniciación cristiana, así como para preparar al matrimonio y para acompañar a las familias
en su camino, a menudo arduo, en particular en la gran tarea de la educación de los hijos, es
la senda fundamental para regenerar siempre de nuevo a la Iglesia y también para vivificar
el tejido social de nuestra amada ciudad de Roma. Disc. A la Asamblea eclesial de
Roma.Junio .2005
9-las familias requieren un acompañamiento adecuado para poder descubrir y vivir su
dimensión de "iglesia doméstica". El padre y la madre necesitan recibir una formación que
les ayude a ser los "primeros evangelizadores" de sus hijos; sólo así podrán realizarse como
la primera escuela de la vida y de la fe. Pero el solo conocimiento de los contenidos de la fe
no suple jamás la experiencia del encuentro personal con el Seño
CATEQUESIS HOY. ¿Porqué?Debemos seguir avanzando para salir de este túnel, con paciencia, con la certeza de que
Cristo es la respuesta y que al final resplandecerá de nuevo su luz.
Así pues, la primera respuesta es la paciencia, con la certeza de que el mundo no puede vivir
sin Dios, el Dios de la Revelación ―y no cualquier Dios, pues puede ser peligroso un Dios
cruel, un Dios falso―, el Dios que en Jesucristo nos mostró su rostro, un rostro que sufrió
por nosotros, un rostro de amor que transforma el mundo como el grano de trigo que cae en
tierra.
Por consiguiente, tenemos esta profundísima certeza: Cristo es la respuesta y, sin el Dios
concreto, el Dios con el rostro de Cristo, el mundo se autodestruye y resulta aún más
evidente que un racionalismo cerrado, que piensa que el hombre por sí solo podría
reconstruir el auténtico mundo mejor, no tiene la verdad. Al contrario, si no se tiene la
medida del Dios verdadero, el hombre se autodestruye. Lo constatamos con nuestros propios
ojos.
Debemos tener una certeza renovada: él es la Verdad y sólo caminando tras sus huellas
vamos en la dirección correcta, y debemos caminar y guiar a los demás en esta dirección.
--- Todo ello implica, en la práctica pastoral, la necesidad de revisar nuestras mentalidades,
actitudes y conductas, y ampliar nuestros horizontes, comprometiéndonos a compartir y
trabajar con entusiasmo para responder a los grandes interrogantes del hombre de hoy.
Como Iglesia misionera, todos estamos llamados a comprender los desafíos que la cultura
postmoderna plantea a la nueva evangelización del Continente. El diálogo de la Iglesia con
la cultura de nuestro tiempo es vital para la Iglesia misma y para el mundo.
OTROS ASPECTOS IMPORTANTES.
Obispos.
En la pasada fiesta de San Pedro y San Pablo apóstoles, entregué a la Iglesia el Compendio
del Catecismo de la Iglesia católica, síntesis fiel y segura del texto precedente más amplio.
Hoy, os entrego idealmente a cada uno de vosotros estos dos documentos fundamentales de
la fe de la Iglesia, para que sean punto de referencia de vuestra enseñanza y signo de la
comunión de fe que vivimos. La forma de diálogo que tiene el Compendio del Catecismo de
la Iglesia católica y el uso de las imágenes quieren ayudar a cada fiel a ponerse
personalmente ante la llamada de Dios, que resuena en la conciencia, para entablar un
coloquio íntimo y personal con él; un coloquio que se extiende a la comunidad en la oración
litúrgica, traduciéndose en fórmulas y ritos provistos de una belleza que favorece la
contemplación de los misterios de Dios. Así, la lex credendi se convierte en lex orandi
DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LOS OBISPOS NOMBRADOS
EN EL ÚLTIMO AÑO .Lunes 19 de septiembre de 2005
Cristo centrismo en la catequesis. CRISTO VIVO.
Estás con nosotros". El Señor Jesús está verdaderamente con nosotros. Testimoniad a todos,
comenzando por vuestros coetáneos, la alegría de su presencia fuerte y dulce. Decidles que
es hermoso ser amigos de Jesús y que vale la pena seguirlo. Mostrad con vuestro entusiasmo
que entre las muchas maneras de vivir que parece ofrecernos el mundo de hoy, todas
aparentemente en el mismo nivel, sólo siguiendo a Jesús se encuentra el verdadero sentido
de la vida y, por eso, la alegría verdadera y duradera.