Download nietzsche 2013-14 - Gobierno de Canarias
Document related concepts
Transcript
NIETZSCHE (1844-1900) 1. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA. La época de Nietzsche (1844-1900) es el siglo de la revolución industrial, que se caracterizó por el aumento considerable de trabajadores asalariados, necesarios para realizar el trabajo mecanizado de las fábricas. A ello contribuyó la acumulación de riqueza y la aplicación de la máquina de vapor. Su resultado fue el desarrollo del capitalismo liberal y los movimientos obreros revolucionarios. La pequeña burguesía continuó con sus pretensiones de igualdad social y se sumó a las demandas de derechos políticos y laborales de los trabajadores asalariados. Alemania se convirtió en una poderosa nación, ya que Bismarck, primer ministro de Prusia, había conseguido la unificación de sus Estados, primero en la Confederación Alemana del Norte y, luego, incorporando los del sur. Promulgó una Constitución que establecía un órgano de representación de los Estados soberanos, aunque el Parlamento no tenía control sobre el gobierno prusiano. Era un gobierno entre nacionalismo liberal y centralismo político. Por otra parte, la industrialización del país, la educación y la formación de los funcionarios contribuyeron a un extraordinario desarrollo económico y a formar un Estado fuerte, frente al cual algunos pensadores, como Nietzsche, afirmaron el valor absoluto del individuo y su libertad. El movimiento cultural que más en relación se encuentra con la filosofía de Nietzsche es el romanticismo, que nació a finales del siglo XVIII. Durante toda su vida Nietzsche quiso desentrañar el romanticismo y su sentido en la música, pues no aceptaba que su destino fuese sólo el de despertar los sentimientos desterrando a la razón. ACTIVIDAD: BUSCAR DATOS BIOGRÁFICOS SOBRE LA VIDA DE NIETZSCHE. BUSCAR EN YOU TUBE 2. OBRA. Se pueden distinguir cuatro períodos en el pensamiento de Nietzsche. Las expresiones empleadas por él mismo dan pie a denominarlos según los cuatro momentos del día: FILOSOFÍA DE LA NOCHE: Este primer período se caracteriza por una crítica de la cultura, muy influido por Schopenhauer y Wagner. La obra fundamental es El nacimiento de la tragedia (1871). Nietzsche considera entonces el arte como el medio de penetrar en la realidad, en el fondo nocturno de la existencia. Distingue dos fuerzas antagónicas en la civilización griega: lo apolíneo que se identifica con la razón y el orden y lo dionisíaco que simboliza la pasión y el caos. En la tragedia griega el artista afirma el caos originario noche del mundo, lo dionisiaco, mientras que Sócrates y Platón maximizan la razón y el orden, lo apolíneo, iniciando la decadencia del espíritu griego. De la misma época son las cuatro Consideraciones intempestivas (1873-1 876), y estudios sobre la filosofía griega. FILOSOFÍA DE LA MAÑANA: Este periodo se caracteriza por la ruptura con Wagner, abandono de la filosofía de Schopenhauer. Se inspira en Voltaire y adopta una postura “positivista”o”científica para condenar la metafísica (sobre todo, la platónica), la religión y el arte. La figura es “el hombre libre”. En Humano, demasiado humano (1878), la lucidez “científica” - en realidad, crítica psicológica- de que quiere hacer gala Nietzsche le conduce a decir que se trata de una “filosofía de la mañana”. Las otras dos obras de esta época llevan títulos muy significativos: Aurora y La gaya ciencia. 1 FILOSOFÍA DEL MEDIODÍA Es ahora cuando Nietzsche llega a su máxima altura, cuando su pensamiento alcanza el “mediodía”: Escribe su obra fundamental, más allá de la cual ya no será capaz de remontarse: Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie (1883-1884). Nietzsche elabora sus grandes temas: muerte de Dios, nihilismo, eterno retorno y superhombre. FILOSOFÍA DEL ATARDECER 1886-1888 Nietzsche señala que después del Zaratustra sus obras cambiaron de signo: “Después de haber quedado resuelta la parte de mi tarea que dice sí, le llegaba el turno a la mitad de la misma que dice no, que lleva ese no a la práctica”. Ataca directamente a toda la cultura occidental: la religión, la filosofía y la moral tradicionales. Este período enlaza, pues, con el segundo, por su intención e incluso por la metodología empleada. Pero es mucho más violento y apasionado. Es Zaratustra que baja de la altura hacia la profundidad, hacia una civilización que está en su ocaso - el atardecer-, minada por el nihilismo. La expresión es cada vez más agresiva. La figura es, entonces, el filósofo “a martillazos” (el que precede al “superhombre”). Las obras son las siguientes: Más allá del bien y del mal, preludio de una filosofía del futuro (1886), en la que se hace “una crítica de la modernidad”; La genealogía de la moral, un escrito polémico (1887); Crepúsculo de los ídolos, o cómo se fi!osofa con el martillo (1889); El Anticristo. Maldición contra el cristianismo (1888; publicada en 1894), y Ecce Horno. Cómo se llega a ser lo que es (1888; publicada en 1908). Todavía escribió Nietzsche una gran cantidad de aforismos y fragmentos, publicados bajo el título de La voluntad de poder. 3. PROYECTO FILOSÓFICO. Se puede entender la totalidad de la filosofía de Nietzsche como el intento más radical de hacer de la vida lo Absoluto. Frente al racionalismo positivista Nietzsche defenderá el vitalismo. Un vitalismo biológico y no histórico o biográfico como defendía Ortega y Gasset. En ambos casos es más fundamental la vida que la razón. Para Nietzsche la vida no tiene un fundamento exterior a ella, tiene valor en sí misma, entendida fundamentalmente en su dimensión biológica, instintiva e irracional. La vida como creación y destrucción, como ámbito de la alegría y el dolor. Por esta razón, Nietzsche creyó posible medir el valor de la metafísica, la teoría del conocimiento y la ética a partir de su afirmación de la vida. La filosofía de Nietzsche es la más terrible y apasionada crítica a la civilización occidental, una sociedad enferma, y el más optimista mensaje para el porvenir. La evolución de su pensamiento nos ha mostrado ya cómo esos dos aspectos de su filosofía - el no crítico y el sí (casi) proféticofueron alternándose en sus obras. 4. TEMÁTICA . El primer período de la obra de Nietzsche está muy influido por la obra de Shopenhauer y Wagner, a este último lo consideraba regenerador de la tragedia griega. Y la tragedia para él representa el complicado e irracional mundo del hombre. En este momento escribe la obra “El nacimiento de la tragedia”, aquí introduce dos conceptos estéticos: lo apolíneo y lo dionisiaco. 4.1. APOLÍNEO Y DIONISIACO. (TÉRMINO PAU) En El nacimiento de la tragedia defiende una concepción metafísica del arte: el valor del arte no está en la mera complacencia subjetiva que provoca en el espectador; es algo más profundo, puesto que con él una cultura expresa toda una concepción del mundo y de la existencia. Pues bien el pueblo griego antiguo supo captar las dos dimensiones fundamentales de la realidad, dimensiones 2 que este pueblo expresó de forma mítica con el culto a Apolo y a Dionisos. La auténtica grandeza griega culmina en la tragedia ática, género artístico con el que consiguieron representar de modo armónico lo apolíneo y lo dionisíaco de la existencia. Apolo era el dios de la luz, la claridad y la armonía, frente al mundo de las fuerzas primarias e instintivas. Representaba también la individuación, el equilibrio, la medida y la forma, la racionalidad. Frente a lo apolíneo los griegos opusieron lo dionisíaco, representado con la figura del dios Dionisos, dios del vino y las cosechas, de las fiestas báquicas presididas por el exceso, la embriaguez, la música y la pasión; con este dios representaban también el mundo de la confusión, la deformidad, el caos, la noche, el mundo instintivo, la disolución de la individualidad y, en definitiva, la irracionalidad. La auténtica grandeza del mundo griego arcaico estribaba en no ocultar esta dimensión de la realidad, en armonizar ambos principios, en considerar incluso que lo dionisíaco era la auténtica verdad. A través de la tragedia el pueblo griego pudo acceder al fondo dionisiaco de la existencia, acceder a ese conocimiento fundamental de que “todo es uno” detrás de las apariencias, de que morir es volver al fondo del que surge la vida. Este conocimiento de la suprema unidad de todas no concluye con la condena de la vida propuesta por Schopenhauer. Al contrario, el sentimiento que se desprende de la tragedia griega es una afirmación de la vida, un asentimiento jubiloso incluso a lo terrible y horrible, a la muerte y la ruina. En la tragedia griega, el ser, la vida se presenta a sí mismo como un juego, un juego cósmico. Es lo que más tarde Nietzsche llamará “inocencia del devenir”. 4.2. INOCENCIA DEL DEVENIR (TÉRMINO PAU) La inocencia del devenir es una concepción del mundo opuesta a toda interpretación moral, platónica, cristiana. Tanto Sócrates y Platón como el cristianismo juzgaron la existencia como culpable. En este caso Dionisos ha hallado su verdad múltiple: la inocencia de la pluralidad, la inocencia del devenir y de lo que es. Con el inicio de la decadencia occidental, ya con Sócrates y Platón, los griegos intentan ocultar esta faceta inventándose un mundo de legalidad y racionalidad (un mundo puramente apolíneo, como el que fomenta el platonismo). Sócrates inaugura el desprecio al mundo de lo corporal y la fe en la razón, identificando lo dionisíaco con el no ser, con la irrealidad. Según Nietzsche, la raíz moral ( Nietzsche diría inmoral) que motivó la aparición de la filosofía platónica fue el temor a la mutación, a la muerte y a la vejez, lo que le llevó a inventarse un mundo en donde no estén presentes dichas categorías. La filosofía tradicional siempre ha sentido rechazo al devenir, al carácter cambiante y fluyente de las cosas. Ha defendido, por el contrario, una realidad que poseyera los caracteres contrarios a los de este mundo cambiante en el que habitamos como la inmutabilidad, eterna universalidad, etc. Frente a esta actitud de rechazo al devenir y de minusvaloración del mundo sensible, Nietzsche afirma la sola existencia del mundo del devenir y de las apariencias, considerando que no existe más que este mundo, perpetuamente móvil y cambiante, sin que exista ninguna realidad superior a esta, ni ninguna meta ni estado último que sea la culminación del devenir. Con la muerte de Dios el devenir de las cosas es siempre inocente. No tiene sentido atribuir culpa o virtud en el devenir de las cosas. El mundo no es una creación divina. No hay finalidad, no hay intencionalidad en la naturaleza. No hay pecado, ni virtud. La negación de todos los fines y de todas las causalidades conduce a la inocencia del ser. Aceptar que el mundo es tal como se nos aparece y no como a la Razón le gustaría que fuera implica comprender la inocencia del devenir y la vanidad de las pretensiones humanas de hallar verdades y valores absolutos. 3 Así pues, no hay valores objetivos, ni fines, puesto que la vida es caótica e irracional y no hay culpa ninguna. Todas las acciones son inocentes. Serán los esclavos, los débiles y los cristianos los que califican las acciones de buenas o malas; los señores, con su voluntad de domino, se sitúan “más allá del bien y del mal”. 4.3. INTERÉS POR LA CIENCIA Y CRÍTICA. En esta época se interesa por las ciencias positivas y defiende a los pensadores ilustrados de espíritu libre. Este periodo está marcado por la crítica a la racionalidad socrática desarrollada luego por el platonismo y la tradición judeocristiana. En esta época destacan: Humano demasiado humano, Aurora, y la Gaya ciencia. Sin embargo Nietzsche más tarde combate el cientificismo, aliado de la metafísica y la inversión de los valores. Rechaza la supuesta objetividad del conocimiento científico pues este está influido por intereses y por los rasgos del sujeto. Defiende el relativismo, subjetivismo y perspectivismo. Llega a decir que las características del sujeto que conoce hacen imposible superar la propia perspectiva del sujeto. Rechaza también la existencia de leyes naturales, las leyes son invenciones pues no existen regularidades. Si creemos en las leyes es porque nos interesa creerlo pues nos hace más soportable la existencia, para sentirnos más cómodos ante un entorno hostil. La ciencia se equivoca al destacar exageradamente la importancia de la razón como instrumento para comprender la realidad; hay otras dimensiones a tener en cuenta como la imaginación, la apreciación estética, los sentimientos, el instinto etc. También critica el poder explicativo de las matemáticas, estas no describen nada real, son invenciones humanas, prescinden de la dimensión cualitativa del mundo, de su riqueza y su pluralidad. El origen de la ciencia está en su utilidad, mayor control de la realidad, la previsión y dominio del mundo natural y es la consecuencia de un sentimiento decadente, en cuanto oculta un aspecto de la naturaleza, el caos originario del mundo, la dimensión dionisíaca de la existencia. Nietzsche declara que el mundo es irracional, que la negación de la vida, desprecio del cuerpo etc. hace que aparezca el nihilismo. 4.4. LA MUERTE DE DIOS. Dios venía agonizando desde que comenzó a gestarse el imperio de la Razón en el Renacimiento y la Revolución Científica, pero fue la Ilustración la que precipitó su fallecimiento. La conmoción teórico- política-vital producida por la Revolución Francesa acortó hasta el mínimo su agonía. Murió Dios, pero su hueco quedó repleto de sólidas instituciones que seguían dispensando Orden y Providencia. Dios era el sentido del mundo, el garante de las instituciones políticas, el respaldo de la autoridad, el insobornable sancionador -premio y castigo- de la moral, creador, mantenedor, rescatador de la dignidad del hombre, que sin embargo frente a Él no era nada; Dios era la posibilidad de un conocimiento organizado, las leyes de la naturaleza y las de la lógica, Todas estas funciones y otras deberían haberse resquebrajado con la muerte de Dios: ¡el mundo tenía que haberse derrumbado! la vida tendría que haberse hecho inimaginable! Pero apenas hubo algunas limitadas convulsiones. Las instituciones tomaron el relevo de su antiguo Dispensador de Sentido y continuaron funcionando solas sin su respaldo: el Poder, la Lógica, la Física, la Moral, el Derecho… todo continuó marchando tras la desaparición de Dios. La Ilustración sustituyó a Dios por la Razón. 4 Con esta expresión Nietzsche señala que la creencia en Dios ha muerto (no que Dios ha existido y después ha muerto). Para Nietzsche la creencia en Dios es una consecuencia de la vida decadente, de la vida incapaz de aceptar el mundo en su dimensión trágica; la idea de Dios parece más bien un refugio para los que no pueden aceptar la vida. Aceptar la dimensión trágica significa aceptar el dolor, la muerte, la angustia ante la libertad…como parte de la vida. Cuando habla de Dios se refiere al dios de la religión cristiana que representa lo absoluto. Todo aquello que sirve a los hombres para dar sentido a la vida, pero, que sin embargo se pone fuera de la vida, es semejante a Dios: la Naturaleza, el Progreso, la Revolución, la Ciencia, tomadas como realidades absolutas son el análogo a Dios. Cuando Nietzsche dice que Dios ha muerto quiere indicar que los hombres viven desorientados y es el momento para empezar un nuevo modo de vida. Como consecuencia de la muerte de Dios, podemos vivir sin lo absoluto, en la “inocencia del devenir”. De aquí que la muerte sea la condición para la aparición del último hombre, un hombre decadente, que ha sustituido a Dios por otra cosa, un hombre que no es capaz de despreciarse a sí mismo y que su vida sin él carece de sentido, pero también la aparición del superhombre, es el hombre que se opone al último hombre, , el que posee un impulso vital, una voluntad de vida. Asumir la muerte de Dios implica estar sin brújula, sin valores: el nihilismo. 4.5 EL NIHILISMO. (TÉRMINO PAU) Esta palabra tiene su origen en el vocablo latino “nihil” que significa “nada”. Podemos definir el nihilismo en general como la actitud vital y filosófica que niega todo valor a la existencia, o que hace girar la existencia alrededor de algo inexistente. La idea nietzscheana del nihilismo es compleja: 1. Nihilismo pasivo. Es una consecuencia de la muerte de Dios. Con esta muerte sobreviene la crísis del sentido y el convencimiento de que la existencia es absolutamente insostenible, vacía. El “nihilista pasivo” no cree en ningún valor, puesto que considera que todo valor es posible sólo si Dios existe, y Dios no existe; termina en la desesperación, la inacción, la renuncia al deseo, el suicidio. Aquél que dijese que si Dios no existe todo está permitido, aquél que desesperase de la vida y se levantase en contra de ella por considerar que ésta solo puede tener su fundamento en algo ajeno de ella y que dicho fundamento no existe, ese sería también nihilista. Es el “último hombre” de Así habló Zaratustra. 2. Nihilismo como decadencia vital: Toda la cultura occidental es nihilista pues dirige toda su pasión y esperanzas a algo inexistente (el Dios cristiano, el Mundo Ideal y Racional de los filósofos), despreciando de modo indirecto la única realidad existente, la realidad del mundo que se ofrece a los sentidos, la realidad de la vida. En Así habló Zaratustra representa Nietzsche este modo de mostrarse el espíritu con la figura del camello, símbolo de la aceptación resignada de las mayores cargas. 3. Nihilismo activo: es también nihilista la filosofía que intenta mostrar cómo los valores dominantes son una pura nada, una invención; la filosofía nietzscheana es nihilista en este sentido pues propone la destrucción completa de todos los valores vigentes y su sustitución por otros radicalmente nuevos (propone la “transmutación de todos los valores”). Este nihilismo es una fase necesaria para la aparición de un nuevo momento en la historia de la cultura, para el reencuentro con el “sentido de la tierra”, la aparición de una nueva moral y de un nuevo hombre, el superhombre. En Así habló Zaratustra representa esta figura del espíritu con la metáfora del león (por su agresividad, su capacidad destructiva). Este es el momento de la nueva valoración sobre la vida, la esperanza, la gran aurora. Este tercer momento del nihilismo es recorrido no por la reflexión de la razón sino por algo instintivo, y 5 Nietzsche le da un nombre: la Voluntad de poder. Para cambiar los valores hace falta voluntad de poder. 4.6. VOLUNTAD DE PODER. Principio básico de la realidad a partir del cual se desarrollan todos los seres. Es la fuerza primordial que busca mantenerse en el ser, y ser aún más. Nietzsche entiende que el mundo no es una realidad ordenada sino un caos de fuerzas y lo explica mediante el enigma de la voluntad de poder. El enigma de la voluntad de poder tiene dos lecturas posibles: una concepción del mundo más allá del bien y del mal como una lucha de fuerzas caóticas y desiguales, y una interpretación del individuo como un eterno conflicto de pasiones. 1. El mundo como lucha de fuerzas. Todos los cuerpos, todas las realidades que existen son combinaciones de fuerzas en tensión, que se contraponen, se subyugan y se complementan: unas dominan y otras son dominadas. Esto equivale a constatar que las fuerzas son desiguales, diferentes: la diferencia entre las fuerzas es el aspecto intuitivo bajo el que se nos presenta la fuerza. La ciencia se ha erigido en el medio por excelencia de medir las fuerzas de la naturaleza pero está guiada por la idea de que universo es un cosmos, un todo ordenado y equilibrado de fuerzas. Sin embargo, Nietzsche afirma que las fuerzas no conocen el equilibrio, la inmovilidad, sino que la totalidad del universo es un caos de fuerzas en perpetua lucha. Múltiple es la realidad del mundo en cuanto tal, y múltiple es el ser del hombre porque éste posee una pluralidad de impulsos e instintos, cada uno con su perspectiva propia y constante lucha entre sí. 2. El individuo como lucha de pasiones. “Vosotros también sois voluntad de poder, en el individuo también se refleja el caos de fuerzas que es el mundo”. El poder es precisamente lo que esta da jubilosamente, crece, conquista, crea y, ante todo, valora. Por eso la voluntad de poder es esencialmente creadora y donadora. Es la condición para crear nuevos valores, es un impulso vital. En Así habló Zaratustra aparece como una invitación al amor, a la vida, a la esperanza, a la superación. La voluntad de poder es algo situado más allá del bien y del mal, algo que necesita valorar y crear valores, pero que no consiente en quedar encerrado en tales valores puesto que ese algo es sumamente plural, diverso, cambiante, plástico, contradictorio etc. 4.7. LA VERDAD Y EL DEVENIR. La realidad en Nietzsche aparece como devenir y perspectiva. Con la voluntad de poder el mundo cambia, es un proceso. El devenir no se puede apresar en los conceptos del entendimiento sólo se deja entender mediante alusiones, con aforismos y metáforas, ya que los conceptos pretenden explicar una multiplicidad que nunca es igual. Estos no pueden captar el devenir. Toda verdad por tanto es interpretación (no como la entendía la metafísica tradicional) la verdad es sólo lo que favorece la vida. “La verdad es aquella clase de error sin la que una determinada especie de seres vivos no podría vivir. El valor para la vida es lo que decide en última instancia” 6 Para Nietzsche no hay verdades en sí, igual que no hay hechos en sí, sólo hay perspectivas. La verdad está al servicio de la vida, algo es verdad porque nos interesa, luego se desenmascara todo intento de esgrimir una verdad desinteresada contra nuestros intereses, nuestras pasiones, nuestros instintos. 4.8. EL ETERNO RETORNO. El tema está tomado de la mitología y de los presocráticos, pero aquí apenas tiene sentido cosmológico. Nietzsche está contra el sentimiento de un tiempo destructor de las potencialidades de la voluntad de poder (un tiempo lineal judeo-cristiano). Critica la oposición entre pasado y futuro y aunque critica el tiempo lineal orientado hacia un fin, no por ello propone una concepción cíclica del tiempo. Dice que sería horrible volver a la repetición de la decadencia, hastío… No existe la repetición de lo mismo, pues ya no sería lo mismo. Cada instante es único, pero eterno, ya que en él se encuentra todo el sentido de la existencia. El eterno retorno debe instituirse por medio de una decisión humana para que cada momento posea todo su sentido. El resentimiento surge al no aceptar que todo lo que fue, fue porque así lo quisimos. El eterno retorno supone fidelidad a la tierra (no huida a otro mundo platonismocristianismo) es un sí a la vida y al mundo que pronuncia la voluntad de poder. Para Nietzsche el devenir del mundo no ocurre de una manera lineal ni cíclica, no hay orden. Las cosas ocurren porque queremos que ocurran y cuando ponemos todo nuestro deseo en algo no hay posibilidad de resentimiento. Decimos si a la vida, a la lucha, …Y ponemos voluntad para que cada momento tenga sentido. 4.9. CRÍTICA A LA TRADICIÓN OCCIDENTAL. En el último período de su vida sigue las mismas líneas pero con carácter más amargo, más centrado en la crítica a la moral y la necesidad de transvaloración de todos los valores Y prosigue con una crítica a la metafísica. En la obra Más allá del bien y del mal Nietzsche desvela que el objeto de su crítica es la filosofía dogmática, el platonismo. Platón según Nietzsche vino a instaurar el error dogmático más duradero y peligroso: el “espíritu puro” y el “bien en sí”. Esto ha significado la negación total de lo que Nietzsche creyó que era la “verdad” del ser, significa echar abajo el perspectivismo que es la condición de toda vida. Esta metafísica que critica se caracteriza por la venganza o el resentimiento contra la vida que se manifiesta tanto en el pesimismo como en la moral (que se engendraron falsos valores), como en la ontología (situar la verdadera realidad más allá) y en la epistemología (por pretender conocer mediante conceptos del entendimiento que sólo pueden captar lo inerte). 4.9.1. CRÍTICA A LA MORAL COMO CONTRANATURALEZA. (TÉRMINO PAU) Nietzsche se refiere a la moral como “contranaturalaza” aquella moral que se opone a la vida, que establece leyes o decálogos en contra de los instintos vitales, pues prefiere la inhibición a la exuberancia. La moral tradicional (la moral platónico-cristiana) es “antinatural” pues presenta leyes que van en contra de las tendencias primordiales de la vida, es una moral de resentimiento contra los instintos y el mundo biológico y natural. Es la moral propia de los débiles de los que rechazan el cuerpo y sus pasiones de los que afirman la realidad de un mundo superior por cuya consecución 7 debemos sacrificarnos en esta vida. La moral occidental está obsesionada por limitar el papel del cuerpo y la sexualidad. Para ello han inventado las ideas de pecado y libertad. La idea de pecado es una de las ideas más enfermizas inventadas por la cultura occidental: con ella el sujeto sufre y se aniquila a partir, sin embargo, de algo ficticio; no existe ningún Dios al que tengamos que rendir cuentas por nuestra conducta, sin embargo el cristiano se siente culpable ante los ojos de Dios, se siente observado, cuestionado, valorado por un Dios inexistente, del que incluso espera un castigo. El cristianismo (y todo el moralismo occidental) tiene necesidad de la noción de libertad: para poder hacer culpables a las personas es necesario antes hacerlas responsables de sus acciones. De este modo infectan dice Nietzsche la inocencia del devenir por medio del castigo y de la culpa. “Si el concepto de Dios ha sido hasta ahora la gran objeción contra la vida, contra la existencia, nosotros negamos a Dios, negamos la responsabilidad ante Dios; de esta forma redimimos al mundo” Otro ejemplo de esta moral contranatural estaría la moral socrática donde la racionalidad ha suplantado a la seguridad de los instintos. La moral socrática implica una voluntad de autoaniquilación. También le critica su dogmatismo moral, la consideración de los valores morales como valores objetivos. Los valores los crean las personas, son proyecciones de nuestra subjetividad, de nuestras pasiones, sentimientos e intereses. Nietzsche es el gran crítico de la moral antinatural que él identifica con la moral tradicional. Solía llamarse a sí mismo como el “inmoralista”; pero no porque fuera amoral. Su moral va por caminos muy diferentes al cristianismo. La exaltación de la vida es su completo desarrollo. Es una moral sana es la que se guía por valores que dicen “sí” a la vida, las pasiones, lo corporal, lo instintivo. Es una moral natural la que afirma la sola existencia de esta vida y conduce a vivirla de forma plena e intensa. La moral sana es la moral del hombre superior. 4.9.2. TRANSMUTACIÓN DE LOS VALORES. (TÉRMINO PAU) En la obra La genealogía de la moral aborda Nietzsche la crítica de la moral cristiana a partir del estudio del origen de los valores. (Para ello, emplea el método genealógico, consistente en una investigación etimológica e histórica de la evolución de los conceptos morales, del bien y del mal. La génesis de esos valores no es histórica sino hipotética. La distancia que separa el bien del mal no es real sino ficticia). Los valores son una creación humana, son convencionales y relativos a las circunstancias y a las personas. Nietzsche considera preciso en su última etapa hacer una limpieza moral, invertir el proceso histórico usando una Filosofía del martillo. Nietzsche habla de dos clases de transmutación: La primera de ellas que da lugar a la moral de esclavos y que surge del resentimiento contra el hombre superior y consiste en invertir los significados que tenían los conceptos bueno y malo en la moral de señores. (Así “bueno” que en la moral de señores designaba al hombre noble, pasa a significar ahora “malvado”, en la moral de esclavos y “malo” que en la moral de señores designaba al vulgar y plebeyo, se convierte en la moral de esclavos en “bueno”). Y una segunda transmutación que es la que deberá llevar a cabo el superhombre Con esta transmutación destruirá la moral de los esclavos propia de la moral occidental, es decir, resentidos contra la vida y que defienden valores contrarios a los sentidos, al instinto…valores como la compasión, resignación y obediencia. Con ella reemplaza los viejos valores de la moral cristiana (heredada de la moral de esclavos) hostiles a la vida…, por valores que resulten de la afirmación de la vida, de los instintos, de los sentidos, de lo natural en el hombre, liberando así al ser humano de la mala conciencia y la culpa ante sus propios instintos. El superhombre es quien establece la moral de señores, después de efectuar la transvaloración de todos los valores. Proponiendo una moral “sana”. 8 4.9.3. CRÍTICA A LA METAFÍSICA. (Este apartado sirve para la comprensión del texto PAU) La metafísica tradicional se asienta en un error fundamental: la creencia en la antítesis de los valores. Para justificar una serie de valoraciones, el filósofo, dice Nietzsche inventa un mundo distinto de éste, mundo que posee valores contrapuestos al otro. Nietzsche considera que el error fundamental de toda la metafísica desde Sócrates está en la invención de un mundo racional y la desvalorización de lo opuesto a ese mundo racional, el que se ofrece a los sentidos, el mundo del devenir. La crítica de Nietzsche a la metafísica occidental se dirige a dos aspectos: 1. Conceptos básicos de la metafísica tradicional: La filosofía considera el mundo como un cosmos y no como un caos, por creer en la racionalidad intrínseca de la realidad. La invención del Mundo Racional trae consigo la invención de los conceptos básicos de toda la metafísica tradicional: esencia, substancia, unidad, alma, Dios, permanencia...; estas entidades son puras ficciones. Dado que el mundo que se muestra a los sentidos muestra corporeidad, lo cambiante, la multiplicidad, el nacimiento y la muerte, los filósofos acaban postulando la existencia de dos mundos, el mundo de los sentidos, pura apariencia, irrealidad, y el Mundo Verdadero, el Ser, dado a la razón. Esto es precisamente lo que Nietzsche llama “platonismo”. Platón identifica el Ser con la realidad inmutable, estática, absoluta y relega al mundo de la apariencia lo que se ofrece a los sentidos (lo cambiante, la multiplicidad, lo que nace y muere). La filosofía posterior acepta este esquema mental básico, aunque lo exprese con distintas palabras. 2. El nacimiento de la metafísica occidental: - origen psicológico de la metafísica: la metafísica es un signo de determinadas tendencias antivitales, de tendencias guiadas por un instinto de vida decadente y contrario al espíritu griego anterior. La raíz moral que motivó la aparición de la filosofía platónica fue el temor a la mutación, la muerte y la vejez, lo que le condujo a inventarse un mundo en donde no estén presentes dichas categorías. La metafísica platónica es un síntoma de resentimiento ante el único mundo existente, miedo al caos; - influencia de la gramática: para Nietzsche el lenguaje da lugar a una visión errónea de la realidad: a)la mayoría de las frases de nuestro lenguaje tienen la estructura sujeto- predicado, estructura que da pie a una interpretación substancialista de la realidad. b) con el lenguaje hablamos de distintas cosas mediante las mismas palabras, con lo cual se supone que existen semejanzas entre ellas, cuando no identidad. El lenguaje favorece, por tanto, la creencia en la existencia de esencias, de naturalezas universales. De ahí al peor de los conceptos sólo hay un paso. (“Dios”) El lenguaje también produce un “yo” cosificado y perenne que tiene las mismas características. En realidad, el concepto de yo precede al de cosa y le sirve de modelo. La conciencia nos inventa una identidad única, estable y más o menos “espiritual” que procura olvidar lo más posible el cuerpo, precisamente porque es el cuerpo la permanente representación de la pluralidad pasional que nos constituye. (preludio de Freud) MUNDO APARENTE (TÉRMINO PAU) Nietzsche llama platonismo a toda teoría para la que la realidad está escindida en dos mundos: un mundo verdadero, dado a la razón, inmutable y objetivo, y un mundo aparente, dado a los sentidos, cambiante y subjetivo. Al mundo verdadero en Platón le corresponde la eternidad y se relaciona con el bien y el alma mientras que al mundo aparente le corresponden el nacimiento y la muerte y se relaciona con el mal y el cuerpo. El platonismo es una filosofía producto de una cierta enfermedad de la vida misma: sólo individuos con un tono vital bajo pueden creer en la 9 fantasmagoría de un mundo trascendente: la cultura occidental se inventa un mundo (objetivado en Dios gracias, al cristianismo) para encontrar consuelo ante lo terrible del único mundo existentes el mundo dionisíaco. El hecho de que el artista ame más la apariencia que el mundo real no significa que se coloque del lado de la metafísica y del cristianismo. El artista trágico ama la apariencia en el sentido en que dice sí a lo terrible de la vida, es dionisíaco. En la apariencia del arte, la vida misma se transfigura. El artista es el que intenta abrir nuevas posibilidades en el mundo, el que intenta hacer de la vida una obra de arte. 4.10. LA POLÍTICA En cuestiones políticas la filosofía de Nietzsche se mantiene próxima al elitismo aristocrático de la épica homérica al afirmar que un pathos de la distancia, una división de la sociedad en clases, es necesario para que el hombre se supere a sí mismo. También puede comprobarse una clara toma de partido por Hobbes frente a Rousseau o Kant. Nietzsche entiende que en estado de naturaleza la única ley es la del más fuerte (no existe el derecho natural) y que la función del Estado es proteger a los débiles de los fuertes. Originariamente el individuo fuerte trata no sólo a la naturaleza, sino a la sociedad y a lo individuos más débiles, como objetos de rapiña: los aprovecha hasta donde puede, y sigue camino. Por vivir inseguro, oscilando entre el hambre y el exceso, mata más animales de los que puede devorar, y maltrata y saquea a más seres humanos de lo que sería necesario. 5. RELACIÓN CON OTROS AUTORES Los antecedentes indirectos de Nietzsche se remontan a la Grecia presocrática: su filosofía está próxima a Heráclito, principalmente en su afirmación de la inocencia del devenir, de la comprensión del devenir como juego. Enemigo de Heráclito y, por tanto de Nietzsche, es Anaximandro, el primer filósofo que entiende que la simple existencia es una injusticia, una culpa, que debe pagarse con la muerte. En esta misma línea de condena moral de la existencia se sitúan las propuestas de Parménides, Sócrates y Platón. Tanto el Ser de Parménides como el mundo de las Ideas de Sócrates y Platón son para Nietzsche un síntoma de decadencia, de pérdida de fuerza vital, de condena y renuncia a la Vida. Esta moral va en contra de los valores vitales y su origen reside en el odio y el resentimiento de los débiles hacia la vida. La filosofía de Nietzsche estaría más próxima a los planteamientos relativistas de Protágoras para quien “no hay hechos sólo interpretaciones”, no hay por tanto verdades universales y de las críticas a la moral de sofistas como Calicles y Trasímaco, para quienes la justicia es el beneficio de los más fuertes. En relación a la metafísica la visión platónica es dualista, escinde la realidad en dos mundos: mundo sensible y mundo inteligible. Nietzsche, por el contrario, tiene una visión monista de la realidad, y considera falso el mundo de las ideas. No existe más que un mundo, el sensible, un mundo que deviene y que no sigue un orden establecido. Por tanto, niega radicalmente la existencia de esencias en otro mundo y critica todos los conceptos metafísicos (alma, mundo, Dios…) calificándolos de ficciones. En el plano epistemológico Platón parte de una idea de racionalidad inherente al cosmos y considera que la razón es el instrumento válido para acceder al conocimiento verdadero de la realidad, a la ciencia. Mientras que Nietzsche mantiene una actitud empirista. El conocimiento viene dado por los sentidos y la razón no es un medio más adecuado que la imaginación, los sentimientos o el instinto para intentar alcanzar el conocimiento de la realidad. De hecho, no se puede conocer la realidad, no hay cosas en sí, solo hay perspectivas y, por tanto, verdades, pero no una verdad universal, Considera que no existen regularidades en el mundo, no hay leyes en la 10 naturaleza, las relaciones entre las cosas no son necesarias, sino contingentes, porque la realidad es caótica e irracional. Desacredita la validez de la ciencia y de las leyes matemáticas para expresar la realidad. Por el contrario, propone la metáfora y la intuición estética como instrumentos para aprehenderla. Los planteamientos políticos de Nietzsche son, en general, extrañamente afines al conservadurismo platónico: críticas frecuentes a la democracia que no hace otra cosa que empeorar a la humanidad al intentar igualarla, convicción de que cualquier tiempo pasado fue mejor y preferencia por un sistema político aristocrático donde el poder esté en manos de “nuevos filósofos” que reinventen los conceptos del bien y del mal. . Antecedentes directos de Nietzsche pueden encontrarse en la Ilustración, por ejemplo, compartió con los ilustrados las críticas a la superstición, al poder eclesiástico, al dogmatismo y a la metafísica. Nietzsche coincide en muchos aspectos con Hume pues ambos destacan la crítica a las morales racionalistas, la negativa a considerar los valores morales como verdaderos o falsos (no existe la objetividad moral) y la defensa de las emociones y los sentimientos como origen de la moralidad. Para Hume, lo que nos lleva a enjuiciar una acción es el sentimiento de aprobación o desaprobación que provoca (emotivismo moral). No hay un conocimiento como en el intelectualismo moral socrático que permita dictaminar: el agrado o desagrado del hecho o acción particular. Por tanto, la razón y el entendimiento son insuficientes para explicar la moral. De manera coincidente, pero con mucha más contundencia, Nietzsche se muestra contrario a una moral basada en la razón, aunque alude a la necesidad de buscar en la biología, en el instinto y en la pasión los valores que él llama «ascendentes». Se trata de una propuesta moral individualista: la moral del superhombre. Y aquí se desmarca totalmente de la idea humeana. De hecho, uno de los sentimientos de los que habla Hume es el de simpatía, aunque se trate más bien de un egoísmo a1truista», porque reprobamos las desgracias de los demás al no sentirnos bien nosotros mismos. En todo caso, ese sentimiento de la compasión es bueno, porque es útil para el conjunto de la sociedad. Sin embargo, Nietzsche critica cualquier sentimiento que signifique compasión o piedad, pues los califica de valores inferiores. Los que él propone son los de la fuerza, el dominio, el coraje y, en fin, los propios del superhombre. Por otro lado, aunque parten de ideas parecidas en lo concerniente al surgimiento convencional de las normas o valores morales, Hume dice que hay una naturaleza humana común gracias a la cual tenemos los mismos sentimientos a lo largo de la historia (son íntersubjetivos»), distanciándose del subjetivismo extremo. Nietzsche, por el contrario, defiende un perspectivismo radical que poco tiene que ver con esa naturaleza común y esa utilidad colectiva. Antes bien, sugiere una voluntad de poder que se manifiesta en la creación de valores propios, autónomos y diferentes, alejados de cualquier síntoma de homogeneización o gregarismo. Sin embargo, Nietzsche rechaza la Ilustración al modo de Kant, tanto el replanteamiento de la metafísica desde los postulados de la razón práctica como el optimismo en su filosofía de la historia. Para Nietzsche ni es posible fundamentar los dogmas cristianos en la razón práctica ni existen motivos para confiar en un progreso moral de la humanidad. Nietzsche le criticó la división de la realidad entre fenómeno y noúmeno sin embargo aceptó la posibilidad de otro pensamiento distinto del teórico cuando lo que cuenta no es la perspectiva científica sino, las cosas en sí, según la decisión de una voluntad. Nietzsche toma de Schopenhauer algunas ideas fundamentales para su filosofía como la crítica al idealismo alemán que en el fondo no es más que una defensa filosófica de los dogmas y la 11 moral cristiana, la constatación de que la razón está al servicio de las pasiones y los instintos y no al revés como creían los racionalistas y la concepción metafísica del arte según la cual es en la obra de arte donde se manifiesta la naturaleza profunda del mundo y del sentido de la existencia humana Nietzsche rechaza de Schopenhauer las promesas de liberación y de consuelo que proceden de la vida ascética y del arte. Nietzsche convirtió ese pesimismo en optimismo que encontró su expresión en el ideal de hombre afirmador del mundo: el superhombre. Asimismo se incluye a Nietzsche en el grupo de los llamados “maestros de la sospecha”: Nietzsche, Freud y Marx. Freud atribuía toda nuestra vida psíquica a la influencia del apetito sexual, Marx explica cualquier cuestión ideológica a partir de intereses económicos y Nietzsche atribuye el origen de nuestras ideas y nuestra moral al tipo de vida que está tras ellas: poderosa o debilitada. Los tres hacen una crítica a la cultura occidental, aunque desde perspectivas diferentes. Las "filosofías de la sospecha" mantienen que para comprender la conducta de un individuo o de un grupo social no es adecuado atender a la explicación que dicho individuo o grupo da, pues dicha explicación no es objetiva, está mediatizada, es consecuencia de los intereses del individuo o grupo. Para entender a un individuo o grupo es necesario "sospechar" de la comprensión que él tiene de sí mismo y remitirse a otro nivel de realidad distinto al de la propia conciencia. La filosofía de Nietzsche repercutió en la filosofía española del siglo XX, especialmente en Unamuno y en Ortega. Unamuno partía de la realidad existencial del individuo, entendiéndola como contradicción entre razón, por un lado, y sentimiento y voluntad, por otro. Consideraba que la realidad, como la vida, era una lucha permanente entre la razón y el sentimiento, y que podemos aceptarlo y alcanzar una vida auténtica, aunque trágica, o rechazarlo, viviendo una existencia trivial. En cuanto a Ortega considera la vida como la realidad radical como el conjunto de actos que van constituyendo nuestras vivencias y como un quehacer permanente de proyecto de futuro. La razón debe entenderse como una función de la vida y constituirse en razón vital. Ortega llama a su filosofía raciovitalismo. Por otra parte, el conocimiento es perspectiva, pues la realidad no puede ser contemplada sino desde el punto de vista de cada uno. Respecto a la filosofía actual, es importante la influencia que ha tenido Nietzsche en la hermenéutica, cuando afirma que la realidad es interpretación y creación, y que el lenguaje es el lugar privilegiado en el que tiene lugar esa creación y recreación. También influyó en la Escuela de Frankfurt en su crítica de la sociedad occidental. 12 NIETZSCHE, F.: “El crepúsculo de los ídolos” LA RAZÓN EN LA FILOSOFÍA 1 ¿Me pregunta usted qué cosas son “idiosincrasia” en los filósofos?... Por ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su “egipticismo”. Ellos creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni [la perspectiva de lo eterno], - cuando hacen de ella una momia. Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de los conceptos, cuando adoran, - se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran. La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, - incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene no es... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo que es. Más como no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les retiene. “Tiene que haber una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos lo que es: ¿dónde se esconde el engañador? Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad!” Estos sentidos, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia, de la mentira, - la historia no es más que fe en los sentidos, fe en la mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de la humanidad: todo él es “pueblo”. ¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono-teísmo con una mímica de sepulturero! ¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable idée fixe (idea fija) de los sentidos!, ¡sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real! 2 Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito. Mientras que el resto del pueblo de los filósofos rechazaba el testimonio de los sentidos porque éstos mostraban pluralidad y modificación, él rechazó su testimonio porque mostraban las cosas como si tuviesen duración y unidad. También Heráclito fue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni del modo como creen los eleatas ni del modo como creía él, - ¡no mienten de ninguna manera! Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que introduce la mentira, por ejemplo la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, de la duración... La “razón” es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten... Pero Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo «aparente» es el único: el «mundo verdadero» no es más que un añadido mentiroso... 3 ¡Y qué sutiles instrumentos de observación tenemos en nuestros sentidos! Esa nariz, por ejemplo, de la que ningún filósofo ha hablado todavía con veneración y gratitud, es hasta este momento incluso el más delicado de los instrumentos que están a nuestra disposición: es capaz de registrar incluso diferencias mínimas de movimiento que ni siquiera el espectroscopio registra. Hoy nosotros poseemos ciencia exactamente en la medida en que nos hemos decidido a aceptar el testimonio de los sentidos, - en que hemos aprendido a seguir aguzándolos, armándolos, pensándolos hasta el final. El resto es un aborto y todavía no-ciencia: quiero decir, metafísica, teología, psicología, teoría del conocimiento. O ciencia formal, teoría de los signos: como la lógica, y esa lógica aplicada, la I matemática. En ellas la realidad no llega a aparecer, ni siquiera como problema; y tampoco como la cuestión de qué valor tiene en general ese convencionalismo de signos que es la lógica. 13 4 La otra idiosincrasia de los filósofos no es menos peligrosa: consiste en confundir lo último y lo primero. Ponen al comienzo, como comienzo, lo que viene al final - ¡por desgracia! , ¡pues no debería siquiera venir! - los «conceptos supremos», es decir, los conceptos más generales, los más vacíos, el último humo de la realidad que se evapora. Esto es, una vez más, sólo expresión de su modo de venerar: a lo superior no le es lícito provenir de lo inferior, no le es lícito provenir de nada... Moraleja: todo lo que es de primer rango tiene que ser causa sui (causa de si mismo). El proceder de algo distinto es considerado como una objeción, como algo que pone en entredicho el valor. Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos supremos, lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto - ninguno de ellos puede haber devenido, por consiguiente tiene que ser causa sui. Mas ninguna de esas cosas puede ser tampoco desigual una de otra, no puede estar en contradicción consigo misma... Con esto tienen los filósofos su estupendo concepto “Dios”... Lo último, lo más tenue, lo más vacío es puesto como lo primero, como causa en sí, como ens realissimum (ente realísimo)... ¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas! ¡Y lo ha pagado caro!... 5 Contrapongamos a esto, por fin, el modo tan distinto como nosotros (digo nosotros por cortesía...) vemos el problema del error y de la apariencia. En otro tiempo se tomaba la modificación, el cambio, el devenir en general como prueba de apariencia, como signo de que ahí tiene que haber algo que nos induce a error. Hoy, a la inversa, en la exacta medida en que el prejuicio de la razón nos fuerza a asignar unidad, identidad, duración, sustancia, causa, coseidad, ser, nos vemos en cierto modo cogidos en el error, necesitados al error; aun cuando, basándonos en una verificación rigurosa, dentro de nosotros estemos muy seguros de que es ahí donde está el error. Ocurre con esto lo mismo que con los movimientos de una gran constelación: en éstos el error tiene como abogado permanente a nuestro ojo, allí a nuestro lenguaje. Por su génesis el lenguaje pertenece a la época de la forma más rudimentaria de psicología: penetramos en un fetichismo grosero cuando adquirimos consciencia de los presupuestos básicos de la metafísica del lenguaje, dicho con claridad: de la razón. Ese fetichismo ve en todas partes agentes y acciones: cree que la voluntad es la causa en general; cree en el «yo», cree que el yo es un ser, que el yo es una sustancia, y proyecta sobre todas las cosas la creencia en la sustancia -yo- así es como crea el concepto «cosa»... El ser es añadido con el pensamiento, es introducido subrepticiamente en todas partes como causa; del concepto «yo» es del que se sigue, como derivado, el concepto «ser»... Al comienzo está ese grande y funesto error de que la voluntad es algo que produce efectos, de que la voluntad es una facultad... Hoy sabemos que no es más que una palabra “... Mucho más tarde, en un mundo mil veces más ilustrado, llegó a la consciencia de los filósofos, para su sorpresa, la seguridad, la certeza subjetiva en el manejo de las categorías de la razón: ellos sacaron la conclusión de que esas categorías no podían proceder de la empiria, - la empiria entera, decían, está, en efecto, en contradicción con ellas ¿De dónde proceden, pues? - Y tanto en India como en Grecia se cometió el mismo error: «nosotros tenemos que haber habitado ya alguna vez en un mundo más alto (- en lugar de en un mundo mucho más bajo: ¡lo cual habría sido la verdad!), nosotros tenemos que haber sido divinos, ¡pues poseemos la razón! ... De hecho, hasta ahora nada ha tenido una fuerza persuasiva más ingenua que el error acerca del ser, tal como fue formulado, por ejemplo, por los eleatas: ¡ese error tiene en favor suyo, en efecto, cada palabra, cada frase que nosotros pronunciamos! También los adversarios de los eleatas sucumbieron a la seducción de su concepto de ser: entre otros Demócrito, cuando inventó su átomo... La «razón» en el lenguaje: ¡oh, qué vieja hembra engañadora! Temo que no vamos a desembarazamos de Dios porque continuamos creyendo en la gramática... 14 6 Se me estará agradecido si condenso un conocimiento tan esencial, tan nuevo, en cuatro tesis: así facilito la comprensión, así provoco la contradicción Primera tesis Las razones por las que «este» mundo ha sido calificado de aparente fundamentan, antes bien su realidad, - otra especie distinta de realidad es absolutamente indemostrable. Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al «ser verdadero» de las cosas son los signos distintivos del no-ser, de la nada, - a base de ponerlo en contradicción con el mundo real es como se ha construido el «mundo verdadero»: un mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico-moral. Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de «otro» mundo distinto de éste no tiene sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un instinto de calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomarnos venganza de la vida con la fantasmagoría de «otra» vida distinta de ésta, «mejor» que ésta. Cuarta tesis Dividir el mundo en un mundo «verdadero» y en un mundo ((aparente», ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia, un cristiano alevoso), es únicamente una sugestión de la décadence, -un síntoma de vida descendente... El hecho de que el artista estime más la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues «la apariencia» significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida... El artista trágico no es un pesimista, - dice precisamente sí incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisíaco... CÓMO EL «MUNDO VERDADERO» ACABÓ CON VIRTIÉNDOSE EN UNA FÁBULA Historia de un error 1. El mundo verdadero, asequible al sabio, al piadoso, al virtuoso, -él vive en ese mundo, es ese mundo. (La forma más antigua de la Idea, relativamente inteligente, simple, convincente. Transcripción de la tesis «yo, Platón, soy la verdad») 2. El mundo verdadero, inasequible por ahora, pero prometido al sabio, al piadoso, al virtuoso («al pecador que hace penitencia»). (Progreso de la Idea: ésta se vuelve más sutil, más capciosa, más inaprensible, - se convierte en una mujer, se hace cristiana...) 3. El mundo verdadero, inasequible, indemostrable, imprometible, pero, ya en cuanto pensado, un consuelo, una obligación, un imperativo. (En el fondo, el viejo sol, pero visto a través de la niebla y el escepticismo; la Idea, sublimizada, pálida, nórdica, konigsberguense) 4. El mundo verdadero - ¿inasequible? En todo caso, inalcanzado. Y en cuanto inalcanzado, también desconocido. Por consiguiente, tampoco consolador, redentor, obligante: ¿a qué podría obligamos algo desconocido?... (Mañana gris. Primer bostezo de la razón. Canto del gallo del positivismo. 5. El «mundo verdadero» -una Idea que ya no sirve para nada, que ya ni siquiera obliga,-una Idea que se ha vuelto inútil, superflua, por consiguiente una Idea refutada: ¡eliminémosla! (Día claro; desayuno; retorno del bon sens (buen sentido) y de la jovialidad; rubor avergonzado de Platón; ruido endiablado de todos los espíritus libres.) 6. Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿qué mundo ha quedado?, ¿acaso el aparente?... ¡No!, ¡al eliminar el mundo verdadero hemos eliminado también el aparente! (Mediodía; instante de la sombra más corta; final del error más largo; punto culminante de la humanidad; INCIPIT ZARATHUSTRA [ Zarathustra].) 15 COMENTARIOS A LA “RAZÓN” EN LA FILOSOFÍA Este capítulo es una crítica a la metafísica occidental que, por miedo a lo problemático y terrible de la vida, ha construido un mundo inteligible que en realidad es nada, no ser. Al mismo tiempo, se critica el privilegio que los filósofos le han dado a la razón frente a los sentidos (excepto Heráclito) puesto que la razón les permite abandonar este mundo para dedicarse a la contemplación de las Ideas. También se acusa a los filósofos de colocar las ideas como lo primero, como lo que verdaderamente es, como sustancia, como causa sui. Nietzsche aclara además, cuál es el origen de los errores de la metafísica y los halla en el lenguaje. 1. Nietzsche hace aquí una crítica a los filósofos. Comienza preguntándose aquí por sus características y así critica su “idiosincrasia”, expresión que en esta obra emplea en su habitual sentido de peculiaridad, pero haciendo hincapié en lo que hay en ella de idiota. Critica su falta de sentido histórico, pues éste es incapaz para reconocer que la temporalidad es un rasgo del mundo. Parménides y más tarde Platón niegan la temporalidad, las ideas son eternas. En este sentido Platón se dejó conquistar por la cultura egipcia y su voluntad de negar el tiempo. Critica la manera de entender la realidad, su odio al devenir, “lo que deviene no es”. De aquí su necesidad de hacerlo eterno, de matarlo, amortajarlo de momificarlo. Este es el error metafísico que tuvo lugar desde Parménides y Platón , el ser es inmutable no deviene, mientras que el mundo sensible , afectado por el tiempo y el cambio, es una ilusión una sombra un engaño y, no sólo eso , también es pecado, algo de lo que el filósofo debe purificarse. Los filósofos hacen un mal uso del lenguaje “han venido manejando…momias conceptuales”, que en Platón no son más que ideas, conceptos eternos e inmutables pero inexistentes según Nietzsche. Critica al filósofo por su miedo a la muerte, a la vejez, a la procreación, y por tanto, por su condena a la vida. Le critica por su dogmatismo, por su pretensión de estar en posesión de la verdad, por su insolencia “¿Dónde se esconde el engañador?-“Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad¡” Y les critica por su forma de conocer, de rechazar los sentidos, de acusarlos de engañadores y corruptores, de inmorales. Así los que eligen el cambio, el devenir según Platón se alejan del saber, pertenecen a la clase social más baja y los que en cambio eligen la razón representan a la clase superior. La negación de los sentidos es al mismo tiempo una negación al cuerpo (a lo “inmoral”) y por lo tanto es una negación a la vida. “¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono- teísmo con una mímica de sepulturero”, puede ser interpretado como: ser filósofo es ser momia, es representar lo monótono, es imitar al sepulturero, al que entierra la vida. Y termina diciendo que hay algo que todavía se resiste a la negación filosófica del mundo de los sentidos, algo que “la lógica” (razón) no puede refutar, no puede matar y es el cuerpo, que el muy insolente “se comporta como si fuera real”, y no se deja someter 2 De todos los filósofos Nietzsche tiene especial reverencia por Heráclito pues rechazó el testimonio de otros filósofos de su época como fue Parménides. Heráclito entendía la realidad como algo cambiante, en devenir. Nietzsche reconoce sin embargo que también él fue injusto con los sentidos, pues los sentidos no mienten nunca. El origen de los conceptos metafísicos no esta en la información de los sentidos sino en lo que nosotros hacemos luego con esa información. Somos nosotros los que introducimos las mentiras, los conceptos, el lenguaje, o como dice en el texto “La razón es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos”. 16 El mundo que vemos es el único mundo que hay, el que deviene, el que perece…propuesta contraria a la de Parménides y a la de Platón que contrapuso el mundo aparente (falso de los sentidos) al mundo real (racional, de las ideas, de los conceptos) Nietzsche está especialmente de acuerdo con Heráclito cuando dice del ser que es un concepto vació, una invención humana, y que no es real. 3. Nietzsche, frente a la tradición filosófica occidental de carácter platónica, se esfuerza en una revalorización de los sentidos al igual que Heráclito. Es la nariz (los sentidos) y no la razón lo que lleva a Nietzsche a filosofar. Una nariz dice que huele la mentira tras las ideas de Dios, El Bien, la Verdad…y le huele porque esos conceptos son antivirales, están muertos y lo que está muerto huele fatal. También son los sentidos, en este caso el método experimental lo que nos lleva a la ciencia. No son ciencia la metafísica, la teología, psicología, teoría del conocimiento, pues de estos nada podemos saber por los sentidos. Podemos ver aquí ciertas similitudes con el pensamiento de Hume. Otra posibilidad de conocimiento es la lógica y las matemáticas, éstas son pura invención humana, aunque no lo diga aquí, puro uso de la razón alejados de toda vida, y no rozan en absoluto el problema de la realidad. 4. La otra idiosincrasia (estupidez) de los filósofos es su “mímica de los sepultureros”. La tradición filosófica desde Platón coloca los conceptos al comienzo, antes que las cosas. Los conceptos supremos, que en verdad no son reales sino meras generalizaciones, son vacíos y carentes de sentido. Éstos devienen causa y origen de la verdadera realidad según Platón. Cuando procede de los sentidos, le resta valor. Así llegamos al concepto de Dios, el más vació, carente de sentido y de vida… lo último es colocado como lo primero, la sombra , humo es colocado como lo real. Así lo hizo Platón pero también la filosofía medieval, Descartes, Kant, y Hegel entre otros La humanidad ha pagado esas “dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas”. Y lo ha pagado, con el nihilismo, con la decadencia de occidente. La filosofía es nihilismo y resentimiento. Los filósofos son unos locos y enfermos, si no aún peor, arañas que atrapan a sus víctimas para chuparles la vida. 5. Se trata de una crítica ala tradición filosófica denominada por él platonismo. El problema del error y la apariencia es el problema de un mundo verdadero y otro aparente. De nuevo usa la ironía, “digo nosotros por cortesía”. Nietzsche plantea que aún sabiendo que el mundo verdadero y otro aparente es un error, dice que nos vemos, sin quererlo, atrapados en él y del que estamos necesitados para sobrevivir. Para él la razón y el lenguaje, los debemos usar para favorecer la vida, para conservar la especie. El error de la metafísica viene dado en el lenguaje, en la razón, que en determinado momento nuestra conciencia pone nombre a lo que los sentidos perciben, a lo que intuimos, a lo evidente y aparecen conceptos como yo, cosa y de donde luego deriva el concepto de ser. Percibimos un yo como algo que permanece en nosotros debajo de los cambios que nos afectan, pero todos estos conceptos son vacíos. Similitud con Hume. Con los ilustrados dice Nietzsche, con Kant, tomamos conciencia de esos conceptos, de que esas categorías no proceden de la experiencia. 17 Este es un error que se ha repetido en muchas civilizaciones: India, Grecia… pero no queriendo reconocer ese error llegamos a la conclusión de que esas ideas, conceptos o categorías de nuestra mente se explican porque provenimos de un mundo más alto (El mundo de las Ideas), “tenemos que haber sido divinos ¡Pues poseemos la razón¡”. Volvemos así a caer en el error para justificar otro error; nos endiosamos y endiosamos lo que nos acerca a los dioses, la razón. Esto nos engaña y nos aleja de la vida o como dirá Nietzsche nos lleva a una vida decadente. “La “razón” en el lenguaje: ¡oh, que vieja hembra engañadora¡. Nietzsche aquí termina culpando a la razón de este error, al lenguaje y ya de paso a la mujer “vieja hembra engañadora”. No podemos desembarazarnos de Dios porque creemos en la gramática, en la razón, en las leyes del pensamiento. La razón busca la causa sui. Los conceptos buscan lo semejante, la unidad, olvidando el cambio, la pluralidad, el devenir. (Ver crítica al lenguaje) 6. Igual que la realidad está en continuo cambio, devenir, contradicción, no hay comprensión sin contradicción. No somos seres racionales sino irracionales y la contradicción forma parte de la irracionalidad de la vida. Tesis: - Sólo existe un mundo el aparente, el que no es del todo comprensible, el que está en cambio, en devenir. Todas las razones que se han dado a favor del mundo verdadero han fracasado y es indemostrable. - El ser verdadero no es nada, es una ilusión óptica-moral. Una ilusión, porque no existe, es fruto de nuestro lenguaje y moral, porque su origen está en la condena de la vida. - Inventar fábulas de otro mundo distinto de este no tiene sentido a no ser que nos queramos autoengañar, tranquilizarnos con cuentos o bien porque estamos resentidos con la vida. - Dividir el mundo en uno verdadero y otro aparente ya sea como Platón o Kant no tiene sentido. Es un síntoma de decadencia, de una vida incapaz de soportar lo problemático y terrible que hay en este mundo. Kant aquí es acusado de alevoso pues de una manera premeditada había negado las ideas de la razón práctica (Dios, inmortalidad del alma y libertad) en La Crítica a la Razón Pura para recuperarlas como postulados de la Razón Práctica. - El artista trágico no es un pesimista. Asume lo problemático y terrible de la vida como parte de ella y tata de superarlo. El arte es el más alto poder de lo falso, magnifica el mundo como error, santifica la mentira. COMENTARIOS A COMO EL “MUNDO VERDADERO” ACABÓ CONVIRTIÉNDOSE EN UNA FÁBULA. Este capítulo es una breve historia de la filosofía al hilo de la contraposición “mundo real”/”mundo aparente”. Al igual que en el capítulo anterior se realiza una severa crítica a la metafísica u ontología ya que, según Nietzsche, está infectada de platonismo. Es decir, que ha creado un supuesto mundo verdadero para escapar a lo problemático y terrible de este mundo. Ese “mundo verdadero”, totalmente ajeno a los sentidos, es considerado el primero, el perfecto, el sublime, cuando en realidad es nada, no-ser. Nietzsche examina en este breve capitulo cómo ha ido degenerando el mundo de las Ideas de Platón propuesto por Platón en sucesivas fases. Estas seis etapas son: Platón, Cristianismo, Kant, Ilustración, Positivismo, Nihilismo y Zaratustra. 18 Historia de un error 1 .Comienzos del siglo IV, en Atenas: Platón. Platón: Primera formulación del error: el mundo de las Ideas.Este mundo “verdadero” es asequible al sabio y al virtuoso. Recuérdese la conexión socrática entre saber y virtud: sólo quien conoce la Idea del Bien puede actuar virtuosamente. El acceso al “mundo verdadero” implica la renuncia a este mundo de apariencias, la huida de la caverna. El filósofo vive en ese mundo de Ideas, es ese mundo. En este primer momento, debido al genio de Sócrates y Platón, el “mundo verdadero” es una hipótesis simple y convincente. Su único fundamento es la altura intelectual de sus fundadores: de ahí la máxima “yo, Platón, soy la verdad”. 2. Temprana Edad Media: Cristianismo. El platonismo se funde con el cristianismo. Pero, a causa de esta fusión, la relación entre el hombre y el otro mundo mediante la razón se debilita poco a poco, hasta llegar a ser sustentada sólo por la fe. De esta manera, el mundo verdadero se aleja, se hace inaccesible “ahora”, y es prometido tras la muerte al que hace penitencia. El mundo de las Ideas es simplemente una promesa nunca cumplida. La idea se vuelve “más sutil, más capciosa, más inaprensible”, se convierte en “mujer”. Obsérvese el machismo chabacano de Nietzsche al entender que la naturaleza femenina consiste en una promesa sexual nunca cumplida. 3. Siglo XVIII: La Ilustración. La Ilustración y Kant demostraron que las bases teóricas del error metafísico platónicocristiano eran falsas. La única realidad es la Naturaleza. Para Kant el límite del conocimiento está marcado por la experiencia sensible. El mundo inteligible, el mundo de las ideas, es indemostrable e imprometible. Pero este mundo no desaparece totalmente. En cuanto el hombre no es sólo un fenómeno natural sino también un ser moral está legitimado a “postular’ (pensar) la existencia de Dios, la inmortalidad del alma y su propia libertad pues nuestra naturaleza moral no puede sostenerse sin estos “consuelos”. La existencia de Dios se sostiene por el imperativo moral. Éste es el mismo sol de Platón en cuya alegoría de la caverna el sol es el símbolo de la Idea suprema. Pero la Idea se ha debilitado demasiado. Al principio era objeto directo del conocimiento, luego sólo prometida y ahora es sólo un postulado de la razón práctica, un objeto de “fe racional”, un sinsentido. El viejo sol, visto a través de la niebla del escepticismo ilustrado, de la niebla de Kónigsberg, la ciudad donde nació y vivió Kant. 4. Mediados del sig1o XIX. Impera el método científico como el único modo verdadero de conocimiento. EJ positivismo toma en serio la idea de Kant de que el conocimiento no puede ir más allá de la experiencia sensible y atribuye sus postulados de la razón práctica a inconfesables prejuicios teológicos. El “mundo verdadero” más allá de los sentidos queda como algo inalcanzado y desconocido. Y, por tanto, tampoco se sostiene la razón práctica kantiana: ya ni obliga, ni consuela, ni redime. Es decir, sin el consuelo de Dios y la inmortalidad del alma qué sentido tiene el deber. Es el primer bostezo de la razón. Comienza a salir de nuevo la luz, comienza a despejarse la oscuridad creada por Platón, y la razón despierta de su sueño dogmático. 19 5. Nihilismo activo: Nietzsche. Aparece Nietzsche, que comienza a hacer ver que la historia del mundo “verdadero” es la historia de un error. Esta es la época en que inicia su crítica a la metafísica, representada por Humano, demasiado humano (1878), El paseante y su sombra (1879) ,Aurora (1881) y La ciencia jovial (1882). El primero de ellos está dedicado a los espíritus libres. Ante la inutilidad de la Idea, que ni siquiera obliga, se toma la decisión de eliminarla. Este es el nihilismo activo: destrucción de todos los valores suprasensibles heredados de Platón. Retorna el buen sentido, es decir, la asunción de que el único mundo que hay es éste en que vivimos y que el otro, el mal llamado “verdadero”, no era más que una carga. “Ruido endiablado de los espíritus libres”, “rubor avergonzado de Platón”. Es el momento del león. 6. INCIPIT ZARATUSTRA Comienza Zarathustra: Llega la obra cumbre de Nietzsche Así habló Zaratustra (1883). Toda la metafísica occidental se había construido sobre un “mundo verdadero” imaginario pero que nos servía para orientarnos en el mundo de lo sensible. Es decir, nuestros criterios epistemológicos y morales provenían de ese “mundo verdadero”: el verdadero conocimiento era el conocimiento de las Ideas, el buen comportamiento era el comportamiento afín a la Idea del Bien. Pero ¿y qué hacer tras la desaparición de las Ideas? ¿Qué hacer tras la muerte de Dios? ¿Qué es verdadero? ¿Qué falso? ¿Qué esta bien? ¿Qué está mal? Tras haber eliminado el “mundo verdadero” hemos eliminado ya no sabemos qué hacer en el “aparente”. En este momento, surge Zarathustra, con su doctrina del eterno retorno y el superhombre. Es el momento de la sombra más corta, es decir, donde ya no hay engaños, donde todo se muestra tal como es. Es el momento del fin del error más largo, es el momento de la verdad. La afirmación del eterno retorno convierte la vida en lo absoluto y nos libera de las pesadas cadenas de la metafísica platónico-cristiana. 6. IDEAS PARA LA VALORACIÓN 1. ¿Qué opinión te merecen las críticas de Nietzsche a la moral cristiana? ¿Estás de acuerdo con que la moral cristiana es una lucha contra las pasiones, contra el cuerpo? ¿Estás de acuerdo con que el origen de la moral cristiana es el resentimiento? ¿Estás de acuerdo con que los valores cristianos de compasión, humildad, amor al prójimo empeoran a la humanidad en lugar de mejorarla?, ¿Qué ocurre con la dignidad de los débiles de los fracasados?, ¿ Si la moral no es racional, desinteresada , ni universal, por qué criterios morales nos vamos a regir en una sociedad globalizada? 2. ¿Es el hombre de hoy, dos siglos después, el último hombre nietzscheano? , ¿Se hace necesaria una transmutación de todos los valores? , ¿Sigue habiendo máscaras que quitar? 3. ¿Se hace necesaria una crítica a la cultura?, ¿Dónde está la objetividad de la ciencia? Y la verdad? ¿Qué opinión te merece la idea de que no existe la Verdad sino solamente puntos de vista, interpretaciones, perspectivas? 4. ¿Te convence la explicación que da Nietzsche de las ideas de pecado y culpa presentes en la moral cristiana? ¿Es la libertad un invento del sacerdote para reprimir las pasiones? 5. ¿Por qué no se ha consumado la muerte de Dios? ¿Por qué siguen vigentes los valores de la moral cristiana? ¿Crees que es demasiado peligroso cambiar los valores del cristianismo? 20 6. ¿Qué relación ves entre los valores del nazismo (superioridad de la raza aria, eliminación de las razas inferiores) y la transmutación de los valores que predica Zaratustra? 7. ¿Eres capaz de ver signos del nihilismo en el mundo que te rodea? ¿Crees que es una situación que puede superarse? 8.. ¿Crees que las leyes son un invento de los débiles para protegerse de los fuertes? 9. ¿Qué opinión te merece el enigma de la voluntad de poder? 10. ¿Qué opinión te merece el enigma del eterno retorno? ¿Puedes profundizar en él a través de la novela La insoportable levedad del ser? 7. ACTUALIDAD DE SU PENSAMIENTO La defensa de los valores terrenales. Lejos queda la época en la que se delinquía contra Dios y los preceptos religiosos cuando se alababa la liberación sexual. Si bien es cierto que una gran parte de la población mundial (con diferentes ideologías y confesiones religiosas) juzga negativamente una concepción del sexo desligada de afectividad, el amor o el compromiso, no lo es menos que su demonización y el tabú que representaba han quedado atrás. En nuestra cultura, su normalización, desde luego, dista mucho de los cánones de la época nietzscheana, Pongamos como ejemplo el rigor y el puritanismo extremo en la época victoriana sobre ese y sobre otros muchos temas. En nuestros días, no solo ha dejado de considerarse tabú, sino que constituye un elemento cotidiano, vivimos en un ambiente. pansexualista: desde los anuncios publicitarios como reclamo al consumo, a la exposición, alarde y jactancia en manifestaciones artísticas. Esta trivialización de la sexualidad se encuentra en las antípodas de la visión nietzscheana; el sexo es considerado como premisa potente y noble de la vida, alejada de cualquier instrumentalización mercantil o comercial. La creación de valores individuales. Nos encontramos en una época y en un marco concretos (Europa occidental, España), donde la libertad de culto se manifiesta de una forma diversa. Con la proliferación —en los Estados democráticos— de las leyes permisivas y garantistas, no es extraño hallar en una misma comunidad, en un mismo pueblo o en una misma familia, portadores de valores diferentes, cuando no opuestos. Y todas esas leyes son el resultado de la positivación de estas leyes morales. Evidentemente, la diversidad no es sinónimo de individualidad, pero es lo más cercano a las propuestas autolegislativas que en el plano moral hacía Nietzsche. Sería difícil imaginar la convivencia pacífica en el mismo entorno de la amalgama de valores de las sociedades contemporáneas occidentales a finales del siglo xix. Nietzsche, probablemente, estaría en sintonía con el “politeísmo moral” de Nuestros días. La «muerte de Dios», la crisis de valores. Es innegable el paulatino proceso de laicización que se ha producido en las últimas décadas, al menos en el marco del cristianismo en Europa y, concretamente, en nuestro país. Sería falsear el pensamiento de Nietzsche si tomamos al pie de la letra la expresión muerte de Dios’, pues con ella no solo se refería a la necesidad de liberarnos de las creencias en entidades absolutas y en otros mundos trascendentes, sino también al abandono de unos valores que él tildaba de agotados y decadentes. Con todo, es palpable la plasmación de la propuesta nietzscheana en el ámbito geográfico antes reseñado: las encuestas, al menos, eso dicen. En este sentido, Nietzsche se adelanta proféticamente con su diagnóstico nihilista a lo que se vivirá en los siglos XX y XXI. No obstante, no parece que haya signos evidentes del período posnihilista que preconizaba. La idea de crisis de valores no nos ha abandonado; de hecho, la damos por cierta, sobre todo referida a los jóvenes. ¿Estaremos viviendo una desazón angustiosa producto del ‘abandono normativo’ por parte de los padres? ¿Acaso el papel normativo de la Iglesia y del Estado no ha sido suplido por ninguna institución? ¿Habremos delegado exclusivamente en un agente social, como la escuela o los medios de comunicación? No obstante, cabría una lectura 21 complementaria sobre la idea de la ‘muerte de Dios’ en el sentido de que no se ha producido en su totalidad. Por un lado, perviven las grandes religiones monoteístas y, por otro, hemos sustituido al viejo Dios cristiano por otros ‘dioses’ que nos ofertan paraísos terrenales: liberación del pesimismo vital refugiándonos en el trabajo o en el dinero y las posesiones (adicciones a la compra y el consumismo vertiginoso), refugiándonos en el triunfo, la fama y la gloria para exaltación de la vanidad y el egocentrismo, etc. Sentido de la tierra. Es la propuesta nietzscheana de abandonar la ‘moral descendente’ que desprecia los valores terrenales. El preconiza y defiende estos valores: la vida y los instintos. La idolatría de la razón, la verdad y las «esperanzas ultraterrenas», que han imperado hasta ahora, han de ser sustituidas por los nuevos valores de la «moral ascendente», que defiende la tierra, la vida, el cuerpo y que es encarnada por el superhombre. Amor fati. Término estrechamente ligado a la noción nietzscheana de eterno retorno, significa la aceptación sin reparos del destino. Esta vida, la única que hay, debemos asumirla con la alegría y la fortaleza suficientes para querer vivirla cuantas veces fuera necesario, con sus designios y avatares. El propio Nietzsche, refiriéndose a su modelo de individuo —el artista trágico—, se expresa así: «.. dice precisamente sí incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisíaco...». Al final, muchos ídolos con pies de barro, pero alejados del marco politeísta soñado por Nietzsche, ya que desprecian la vida, traicionan el sentido de la tierra y el amor fati. Ahora la cruzada nietzscheana vendría encaminada, probablemente, contra estos nuevos ‘dioses’. La agudeza y el coraje de Nietzsche como ejemplo contra las ilusiones y las mentiras. La sospecha es necesaria igual o más que en la época de Nietzsche. ¿Acaso son creíbles todos los anuncios publicitarios? ¿No habría que investigar sobre la mitificación de todo lo que se proclama científico? Quizás hoy día habría más razones que nunca para que un nuevo Zaratustra nos ayudara a rebelamos críticamente contra todo un modo de vida que no la exalta ni se rige por los valores que la potencian. El aumento de enfermedades psiquiátricas —desde el punto de vista individual— y la incertidumbre en los planos ecológico o del terrorismo internacional —desde el punto de vista global— pueden ser síntomas también de una situación de crisis de valores (de otros valores) y de que el nihilismo aún perdura. CITAS SOBRE TEMAS A VALORAR EN NIETZSCHE Sobre la misoginia de Nietzsche (La amargura de las críticas de Nietzsche a las mujeres hacen sospechar que él mismo padece un grave caso de “resentimiento”. Recuérdense sus experiencias con su madre, su hermana y Lou Von Salomé.) • Todo en la mujer es un enigma, y todo en la mujer tiene una única solución: se llama embarazo. • Dos cosas quiere el hombre auténtico: peligro y juego. Por ello, quiere él a la mujer como el más peligroso de los juguetes. • El hombre debe ser educado para la guerra, y la mujer, para la recreación del guerrero: todo lo demás es tontería. • ¡Que vuestro honor esté en vuestro amor! Por lo demás, poco entiende de honor la mujer. Pero sea vuestro honor amar siempre más de lo que sois amadas y no ser nunca las segundas. • La felicidad del hombre se llama: yo quiero. La felicidad de la mujer se llama: él quiere. • “¡Mira, justo ahora se ha vuelto perfecto el mundo!” - así piensa toda mujer cuando obedece desde la plenitud del amor. 22 • Y la mujer tiene que obedecer y tiene que encontrar una profundidad para su superficie. Superficie es el ánimo de la mujer, una móvil piel tempestuosa sobre aguas no profundas. • Pero el ánimo del hombre es profundo, su corriente ruge en cavernas subterráneas: la mujer presiente su fuerza, mas no la comprende. • “ con mujeres? ¡No olvides el látigo!” Nietzsche, F.: Así habló Zaratustra, De las mujeres viejas y jóvenes, p. 105 Sobre el Individualismo. • Veo muchos soldados. ¡Muchos guerreros, es lo que querría ver! “Uniforme” se llama lo que llevan puesto. ¡Ojalá no sea uniformidad lo que encubre! (Así habló Zaratustra, De la guerra y del pueblo guerrero) • Estado llamo yo al lugar donde todos, buenos y malos, son bebedores de venenos: Estado, al lugar donde todos, buenos y malos, aseguran su perdición. Estado, al lugar donde se llama “la vida” al lento suicidarse de todos. (Así habló Zaratustra, Del nuevo ídolo) • Donde el Estado acaba, allí comienza el hombre que no es superfluo: allí comienza la canción de quienes son necesarios, la melodía única e insustituible. (Así habló Zaratustra, Del nuevo ídolo) • Allí donde el Estado acaba. - hermanos míos! ¿No veis el arco iris, y los puentes hacia el superhombre? (Así habló Zaratustra, Del nuevo ídolo) Sobre el Elitismo • Nosotros los que somos de otra creencia -, nosotros los que consideramos el movimiento democrático no meramente como una forma de decadencia de la organización política, sino como forma de decadencia, esto es, de empequeñecimiento del hombre, como su mediocrización y como su rebajamiento de valor ¿a dónde tendremos que acudir nosotros con nuestras esperanzas? - A nuevos filósofos, no queda otra elección. ..una nueva especie de filósofos y de hombres de mando, cuya imagen hará que todos los espíritus ocultos, terribles y benévolos que en la tierra han existido aparezcan pálidos y enanos. (Más allá del bien y del mal, § 203) Sobre el Belicismo • Toda elevación del tipo “hombre” ha sido hasta ahora obra de una sociedad aristocrática - y así lo seguirá siendo siempre: la cual es una sociedad que cree en una larga escala de jerarquía y de diferencia de valor entre un hombre y otro hombre y que, en cierto sentido, necesita de la esclavitud. [ 1 sin miramientos de qué modo ha comenzado hasta ahora en la tierra toda cultura superior! Hombres dotados de una naturaleza todavía natural, bárbaros en todos los sentidos terribles de esta palabra, hombres de presa, poseedores todavía de fuerzas de voluntad y de apetitos todavía intactos, lanzaron se sobre razas más débiles, más civilizadas, más pacíficas. La casta aristocrática ha sido siempre al comienzo la casta de los bárbaros: su preponderancia no residía ante todo en la fuerza física, sino en la psíquica -eran hombres más enteros (lo cual significa también, en todos los niveles, “bestias más enteras”) (Más allá del bien y del mal, § 257) Sobre el derecho a morir libremente: Moral para médicos.- El enfermo es un parásito de la sociedad. Hallándose en cierto estado es indecoroso seguir viviendo. El continuar vegetando, en una cobarde dependencia de los médicos y de los medicamentos, después de que el sentido de la vida, el derecho a la vida se ha perdido, es algo que debería acarrear un profundo desprecio en la sociedad. Los médicos, por su parte, habrían de ser los intermediarios de ese desprecio, -no recetas, sino cada día una nueva dosis de náusea frente a su paciente... Crear una responsabilidad nueva, la del médico, para todos aquellos casos en que el interés supremo de la vida, de la vida ascendente, exige el aplastamiento y la eliminación sin consideraciones de la vida degenerante -por ejemplo, en lo que se refiere al derecho a la 23 procreación, al derecho a nacer, al derecho a vivir... Morir con orgullo cuando ya no es posible vivir con orgullo. La muerte elegida libremente, la muerte realizada a tiempo, con lucidez y alegría, entre hijos y testigos: de modo que aún resulte posible una despedida real, a la que asista todavía aquel que se despide, así como una tasación real de lo conseguido y querido, una suma de la vida -todo ello en antítesis a la lamentable y horrible comedia que el cristianismo ha hecho de la hora de la muerte. Nietzsche, F.: Crepúsculo de los ídolos, 36, p. 116 Sobre los hijos y el matrimonio: • Tú eres joven y deseas para ti hijos y matrimonio. Pero yo te pregunto: ¿eres un hombre al que le sea lícito para sí un hijo? ¿Eres tú el victorioso, el soberano de los sentidos, el señor de tus virtudes? Así te pregunto. ¿O hablan en tu deseo el animal y la necesidad? ¿O la soledad? ¿O la insatisfacción contigo mismo? • Matrimonio: así llamo yo la voluntad de dos de crear uno que sea más que quienes lo crearon. Respeto recíproco llamo yo al matrimonio, entre quienes desean eso. • Pero lo que llaman matrimonio los demasiados, esos superfluos, - ay, ¿cómo lo llamo yo? ¡Ay, esa pobreza de alma entre dos!¡ esa suciedad de alma entre dos! ¡Ay, ese lamentable bienestar entre dos • Muchas breves tonterías -eso se llama entre vosotros amor. Y vuestro matrimonio pone fin a muchas breves tonterías en la forma de una única y prolongada estupidez. Así habló Zaratustra, Del hijo y del matrimonio. Sobre el leer y el escribir: • De todo lo escrito yo amo sólo aquello que alguien escribe con su sangre. Escribe tú con sangre: y te darás cuenta de que la sangre es espíritu. • No es cosa fácil el comprender la sangre ajena: yo odio a los ociosos que leen. • El que a todo el mundo le sea lícito aprender a leer corrompe a la larga no sólo el escribir, sino también el pensar. • Quien escribe con sangre y en forma de sentencias, ése no quiere ser leído, sino aprendido de memoria. Así habló Zaratustra, Del leer y el escribir Sobre el arte: El arte en la era del trabajo.- Tenemos la conciencia moral propia de una época laboriosa: esto no nos permite dedicar al arte las mejores horas y las mejores mañanas, ni aunque fuera el mayor y más digno. Nos vale como cosa de ocio, de distracción: le consagramos los restos de nuestro tiempo y de nuestras fuerzas. El paseante y su sombra, § 170, p.80 Sobre la educación: De un examen de doctorado. -“ es la tarea de todo sistema escolar superior?” -Hacer del hombre una máquina. -“ es el medio para ello?” -El hombre tiene que aprender a aburrirse. -“ se consigue eso?” -Con el concepto del deber. -“ es su modelo en esto?” -El filólogo: éste enseña a ser un empollón. -“ es el hombre perfecto?” -El funcionario estatal. - “ es la filosofía que proporciona la fórmula suprema del funcionario estatal?” -La de Kant: el funcionario estatal como cosa en sí, erigido en juez del funcionario estatal como fenómeno. 24 Nietzsche, E.: Crepúsculo de los ídolos, § 29, p. 111 VALORACIÓN SOBRE NIETZSCHE Valorar la filosofía de Nietzsche resulta difícil dada la diversidad temática que abarca, desde la religión, moral, cultura, ciencia, filosofía…y quizás por esto sea mejor empezar por una visión general de todos estos temas. Esta visión se resume en la vida como tema central y en una manera de entender la existencia. Y es esta temática junto con su manera de expresarla, lo apasionado de sus argumentos y el poner todos sus sentido en ello es lo que hace que su filosofía llegue a la gente. Además de que muchos años después nos sigamos planteando las mismas o parecidas cuestiones. Como decía Nietzsche la existencia de Dios se ha venido cuestionando seriamente desde la Ilustración ”Dios agoniza” y con él, para muchos, todo aquello que da sentido. Y con la pérdida de sentido llega el nihilismo y con él la aparición del último hombre. Creo que aún no se ha superado esta situación. El ser humano de hoy en día sigue siendo el último hombre de Nietzsche, el que ha sustituido a Dios por otra cosa: sea la ciencia, el tener, la importancia de la apariencia física, o cualquier otra cosa. La sociedad hedonista en la que vivimos sólo quiere ver el lado “positivo” de la vida, lo armonioso, lo racional, lo luminoso, lo que está de moda….lo apolíneo. Sólo se valora lo que felicidad inmediata, y creemos que lo que da felicidad es lo que se compra…en cualquier caso esa felicidad sigue estando fuera de nosotros y nos hace depender de algo externo para ser feliz. Ya no es el cielo, ahora es la esperanza de una lotería… Pienso como Nietzsche que la vida es lo apolíneo y lo dionisiaco, es la razón y la sinrazón, es la alegría y el dolor, la luz y la oscuridad, y en la medida en que queramos someter una parte a la otra, en la medida en que negamos el dolor, nuestra existencia se vuelve inauténtica. Pienso que es el interés, los sentidos, el instinto, lo que nos mueve. Es la voluntad de querer, odiar, amar, pero creo que es también la voluntad de racionalizar, aunque Nietzsche le reste importancia. Racionalizar, no encorsetar es importante pues también la razón nos ayuda a buscar nuevos valores, ideas, alternativas ante una existencia carente de sentido o con un sentido engañoso. Hoy también es necesario crear nuevos valores, todavía hace falta cambiar los valores que niegan la vida, pero no para dejarlos como definitivos, sino para que por el momento estén ahí y con el tiempo se vuelvan a cambiar cuando haga falta. Siguen habiendo máscaras que quitar, las que crean los intereses, la razón, lo irracional, las que ponen los que pretenden ser neutrales y objetivos. O como dice él las que nos han enseñado a poner la cultura, la ciencia, la religión. Pienso como él que la ciencia no es objetiva, no es neutral, no siempre progresa y responde a intereses. Esta es sólo una perspectiva desde donde se trata de conocer una realidad cambiante e incomprensible, no determinable, ni universal ni fija. Creo también que hay tantas verdades como perspectivas, y que hay perspectivas equivocadas, sean estas la herencia platónica, el cristianismo o sean otras. Cierto es que aunque haya ideas “equivocadas”, están tan arraigadas que es difícil superarlas: lo que quiero frente a lo que debo, el alma incorruptible frente al cuerpo, la libertad y la posibilidad de equivocarnos o de sentirnos culpables… En cualquier caso no admitiría que cualquier perspectiva pueda ser válida, ni admisible. No podemos llegar a una situación de relativismo en la que todo vale o carezcamos de principios. Ni a un escepticismo en el que no se pueda conocer nada. Nietzsche proponía una moral sana, y en este y en otros aspectos buscaba la verdad, algo en qué apoyarse. O dicho de otra manera: buscamos la verdad porque nos hace sentir seguros, sea instinto, pasión o razón…necesitamos de esas seguridades. A nivel muy personal me quedo con la idea del eterno retorno, no como un movimiento cíclico donde el tiempo se repite sino, con la idea de que cada instante es único, pero eterno, ya que 25 en él se encuentra todo el sentido de la existencia, por eso cada momento debe vivirse, de manera que posea todo su sentido, que no quepa la posibilidad del resentimiento, del arrepentimiento. Cada momento debe ser decidido con voluntad de vivir.. Hay otros tantos aspectos criticables de la filosofía de Nietzsche o de su manera de ver las cosas. No acepto la idea de que el hombre es un lobo para el hombre, no la excluyo pero en este mismo sentido también admito la sociabilidad, bien sea que venga dada por la razón (Kant) o por instinto (Kropotkin) o por naturaleza (Hume). También es criticable la misoginia de Nietzsche, al mismo tiempo que incomprensible pues sabía perfectamente de la lucidez y capacidad de algunas mujeres, por lo que supongo es más una cuestión de resentimiento, emociones frustradas. En cuanto al tema del belicismo sabemos que el nazismo utilizó muchas de sus ideas como los elogios a “los hombres superiores”, su admiración por los guerreros, su defensa de los señores por encima de la “plebe”. Algunos intérpretes niegan que esa sea una visión correcta de su obra y así lo creo, cuando habla de hombres superiores frente a plebe entiendo que se refiere a hombres con voluntad de querer y a otros sin voluntad propia. En esto no difiere mucho de Platón y Aristóteles, hombres “sabios” (superiores) y otros que no lo son. En cualquier caso es de valorar la trascendencia de su pensamiento, el legado de su filosofía y la influencia que ha ejercido en la cultura occidental. Y también la crítica a la filosofía y a los filósofos con lo que ha cuestionado el papel de la filosofía y de los filósofos hoy en día. VALORACIÓN La transmutación de los valores ha recibido varias interpretaciones. Es posible, por ejemplo, aproximar la nueva moral que Nietzsche propone a la teoría de la evolución de Darwin. Así, frente a la moral cristiana que defiende como valores supremos el amor al prójimo, la compasión y el pacifismo, Nietzsche elegiría los valores que imperan en la Naturaleza, la ley del más fuerte y la lucha por la supervivencia. Además, acusaría a los valores judeo-cristianos de envenenar a la raza humana pues favorecen la propagación de los más débiles. Es evidente que esta interpretación beneficia la lectura que los “nazis” hicieron de Nietzsche y probablemente fuese la preferida por su hermana al mutilar los escritos póstumos de Nietzsche dándoles una orientación belicista y antisemita. En mi opinión, esta es una simplificación burda e insostenible del pensamiento de Nietzsche. También puede interpretarse la transmutación de los valores como la justificación de todas aquellas conductas a las que se atreviesen los seres superiores. Una visión semejante puede encontrarse en la película La Soga de Alfred Hitchcock, inspirada a su vez en la obra de Thomas de Quincey: Del asesinato como una de las bellas artes. Otras fuentes de este punto de vista serían las teorías morales de los sofistas Polo y Calicles en el diálogo Gorgias de Platón. Desde este punto de vista el asesinato es algo permitido a los seres superiores, que no tienen por qué respetar las leyes vigentes hechas para favorecer a los débiles y los inferiores. El propio Nietzsche advierte en el capítulo El árbol de la montaña de Así habló Zaratustra de los peligros que acechan tras la destrucción de los viejos valores: el libertino, el decadente, el nihilista, pesadumbre y horror. La interpretación que aquí se prefiere es aquella que aproxima los valores del superhombre al espíritu griego presente en los héroes de Homero: Aquiles, Héctor, Pátroclo, Odiseo son símbolo de superabundancia de valentía, fuerza, virilidad, afirmación, orgullo, amor, agresividad, competitividad, desafío al destino y a los dioses, afán de superación... 26 Nietzsche subtituló Así habló Zaratustra - su obra más representativa- de esta manera: Un libro para todos y para nadie. Ésta es la ambigüedad fundamental de sus obras y de su pensamiento. No es un autor sistemático; emplea habitualmente el aforismo y el poema, y su estilo es fascinante. Sus obras parecen escritas, pues, “para todos”. Pero la ausencia de un vocabulario técnico y bien definido crea graves dificultades de interpretación. Los términos fundamentales escapan a toda definición, parecen admitir significados contrapuestos. No hay razonamientos o deducciones, sino intuiciones y afirmaciones sorprendentes. No evita el contradecirse y el uso de símbolos impide una interpretación unívoca. Y, además, es violento y agresivo. Lo más fácil es entenderle mal. Sus escritos parecen, por tanto, ser también “para nadie”. 27