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CONSEJO NACIONAL DE LAS MUJERES
VALORACION DEL TRABAJO DOMESTICO NO REMUNERADO EN
ECUADOR: Una aproximación inicial
Documento de Trabajo
(No reproducir)
Elaborado por:
Alison Vásconez R
Quito, octubre 2008
1
Tabla de Contenido
1
El hogar como productor y reproductor, y el trabajo como motor de la
reproducción social .............................................................................. 3
2
Medición y valoración del trabajo doméstico no remunerado ....................... 7
2.1
Método de Insumos .................................................................. 10
2.1.1
Método del costo de oportunidad ........................................... 11
2.1.2
Método del generalista o costo de reemplazo ............................. 12
2.1.3
Método del coste de los servicios o especialista .......................... 12
2.2
Métodos por el lado del producto ................................................. 13
3
Aplicaciones para Ecuador ............................ Error! Bookmark not defined.
3.1
Valoración del trabajo doméstico no remunerado: varios criterios .......... 19
3.1.1
Remuneración general del empleo doméstico............................. 19
3.1.2
Valoración de acuerdo al Salario mínimo legal............................ 20
3.1.3
Valoración de acuerdo a ingreso equivalente ............................. 21
3.1.4
Valoración de acuerdo a Costo de Oportunidad ........................... 21
3.2
Comparación y aportes al PIB...................................................... 24
3.3
Análisis sectorial y provincial: una aproximación al producto ................ 26
3.4
Aportes por provincia ............................................................... 29
4
Reflexiones finales ........................................................................ 30
5
Anexos ...................................................................................... 32
5.1
Anexo 1: Referencias utilizadas para cálculos de ingreso equivalente ...... 32
2
1
El hogar como productor y reproductor, y el trabajo como motor de la
reproducción social
La reproducción de la fuerza laboral involucra un proceso productivo basado en el
trabajo no remunerado que se gestiona desde la división sexual del trabajo, y cuyo
valor se transfiere al sistema económico mercantil sin considerar su costo. La oferta
laboral es entonces fruto de un conflicto en el espacio reproductivo, y el desempleo
está dado por desbalances entre esta oferta, que proviene de la reproducción, y la
demanda, que proviene de la producción. Así, la distribución entre salario y ganancia
está centrada en las tensiones entre las condiciones de vida y la acumulación.
Esta relación estrecha entre el trabajo de reproducción y el desempleo está
materializada en los mercados y en los hogares. El proceso de decisión intra hogar
sobre la utilización del tiempo en el trabajo mercantil o en el no mercantil provee a
las relaciones económicas de una tecnología del poder basada en la
retroalimentación entre el sistema económico y el sistema de género. El mercado
laboral refleja como en un espejo estas relaciones y reproduce las desigualdades y
desventajas de las mujeres, generando en definitiva valores que no retornan a ellas y
sí alimentan nuevamente el sistema, agotando también las posibilidades futuras de
reproducción de la fuerza de trabajo. Más aún cuando el mercado remunera en forma
desigual por igual trabajo, favorecido por un régimen de acumulación que requiere
bajos costos laborales.
Es decir, la división sexual del trabajo provee un mecanismo de transmisión de valor
hacia el sistema económico mercantil, y más específicamente, hacia el capital.
Proceso de producción
en hogares
Trabajo
Bienes salario
Fuerza de
trabajo
Salario
Proceso de producción
mercado
Ganancias del trabajo
Ganancias del capital
En la teoría económica tradicional se ha ubicado a los hogares como agentes
consumidores, fundamentalmente. La decisión de consumo se da a la vez que la de
trabajo (decidiendo entre trabajar para generar ingresos y “no trabajar” para
dedicarse al ocio). El individuo (indistinto de su hogar o comunidad) decide consumir
sobre la base de un trabajo. La empresa insume este trabajo y paga de acuerdo a la
contribución marginal del individuo. Por el lado del marxismo, la función de consumo
es un medio para el fin productivo de generar la mano de obra, y el hogar es
3
representado igualmente por el trabajador (Cabe señalar sin embargo que
pensadores de esta línea como Engels afirmaron ya hace muchos años que la
explotación de las mujeres dada por la división sexual del trabajo se generaliza con
la aparición de la propiedad privada). Lo que el hogar genera como fuerza de trabajo
a la vez es la mercancía que se vende en el mercado, pero la función del hogar queda
invisible. Ambas visiones tienen un enfoque dicotómico de la economía: la ortodoxia
separa sector de la producción (empresas) y sector del consumo (familias) según la
ortodoxia convencional; el análisis marxista subsume el consumo en el espacio de la
producción y reproducción de la fuerza de trabajo, basada en el mercado. Se asume
por lo tanto que la “fuerza de trabajo” o la oferta de trabajo están dadas o son
exógenas (o al menos, dependen solo de decisiones micro racionales sobre
trabajo/ocio o sobre consumo y ahorro, pero no de la economía en general y peor
aún de relaciones de poder al interior de los hogares).
La economía feminista sostiene, por el contrario, entre otros postulados, que en los
hogares se realiza un proceso productivo que es la base de la reproducción social,
con relaciones económicas específicas, insumos y productos que finalmente ingresan
en el circuito de la economía y retornan en forma de salarios, que ya en primera
instancia no han incluido el costo del trabajo.
- Bienes
básicos
- Servicios
básicos
- Trabajo
Insumos
Insumos
•• Procesos
Procesosde
de
trabajo
trabajo
•• Procesos
Procesosde
de
producción
producción
•• Procesos
Procesosde
de
consumo
consumo
Fuerza de
trabajo
Producción
Autoconsumo
Gastos/
consumo
Productos
Productos
Es decir, la invisibilidad no es solamente contable, tiene una raíz en la explotación
del trabajo de las mujeres, que se profundiza con la propiedad privada, y tiene
consecuencias directas en la acumulación y la distribución. Y la razón de la exclusión
recae sobre su propia naturaleza, ya que su output no es susceptible de ser
intercambiado en el mercado mediante precio.
Los orígenes de la idea de valoración del trabajo doméstico están a la base de los
conceptos de trabajo, producción, economía y sistema económico. La subestimación
del trabajo no remunerado en las estadísticas se refleja tanto en los datos sobre
trabajo como en los de valor agregado, producto e ingreso nacional. Las
convenciones sobre estas últimas tienen que ver con la necesidad de contabilizar la
actividad económica y proyectar su desempeño futuro. Si se entiende como actividad
económica la relacionada con valores monetarios (y precios), se incluirá en este
grupo aquellas actividades que se intercambian, consumen, venden y compran en el
mercado. Es decir, las que tienen al mercado como centro de la economía. Por otro
4
lado, la participación laboral se ha definido como la oferta de la mercancía (o el
factor) trabajo a un determinado precio en el mercado, es decir, el trabajo para
obtener una remuneración o beneficio. Es decir, tanto producción como trabajo
están en la economía a través de su relación con el mercado (Benería, 1984).
En un recuento sobre definiciones y estadísticas de trabajo, Benería (1999) recuerda
que la noción de “fuerza de trabajo” nació de la necesidad de medir el fenómeno del
creciente desempleo de la post guerra. Es así que la fuerza de trabajo se refiere a la
“población con una ocupación remunerada y aquella cesante en busca de una
ocupación remunerada”. En la Comisión de Estadísticas de Naciones Unidas aparece,
a partir de esta, la definición de “población económicamente activa” que agrupa a
desempleados y a quienes aportan su oferta de trabajo para la “producción de bienes
y servicios económicos”, vinculando de esta forma el trabajo con la producción, en la
que subyace el concepto de económico-mercantil.
Uno de los sectores en los que existe mayor participación del trabajo no remunerado
es el llamado de subsistencia. Las convenciones internacionales para contabilizar el
trabajo toman en cuenta este tipo de trabajo considerando que aunque no es
remunerado, su producto es mercantilizable, con el fin de tener una idea más precisa
del producto nacional. A decir de Esther Boserup, la no consideración de este trabajo
hace ver más pobres a los países subdesarrollados frente a los desarrollados, y las
perspectivas de crecimiento como “favorables” dado que el desarrollo económico
implica la sustitución “gradual de actividades de subsistencia (...) por la creación de
renta en el sector comercializado..”. No obstante, si bien estas actividades se
incluyen (en su mayoría) en las cuentas económicas, la participación femenina en
ellas no se puede contabilizar del todo, dada la dificultad de distinguir las
actividades de subsistencia con las domésticas, generando subestimaciones1.
El otro gran sector de participación del trabajo no remunerado es el que corresponde
al trabajo doméstico (cuyo producto no está orientado al mercado), excluido por las
razones anotadas. La medición del trabajo doméstico no remunerado es, entonces
básica, desde varios puntos de vista. La economía ha cambiado y el trabajo no
pagado se ha vuelto cada vez más relevante. La política económica de la retracción
del estado ha provocado que una proporción importante de los servicios de salud se
preste a través de este trabajo, en los hogares. Es decir, es importante medir cuál es
el aporte tanto al sostenimiento de la vida como al sostenimiento de las economías
del ajuste.
En segundo lugar, se requiere medir la economía del trabajo total, desde el trabajo,
no desde el precio, en términos de lo que se hace en forma remunerada o no, e
identificar mejor las diversas formas de trabajo y de retribución (en el caso del
trabajo familiar no remunerado por ejemplo), así como la producción y el retorno al
trabajo mismo (en el caso del autoconsumo), al igual que la gran masa de trabajo
1
Estas dificultades se incrementan cuando una gran parte de la población vive de actividades agrícolas a
pequeña escala, de las cuales todavía una gran proporción está dedicada al autoconsumo, como en el caso
de Ecuador.
5
doméstico que no ha estado incluido siquiera en las encuestas de trabajo y empleo,
sino hasta hace poco tiempo.
Por otro lado, los intercambios entre la economía del cuidado y el trabajo doméstico
y el ámbito de mercado también han cambiado. El proceso de mercantilización en
algunos estratos sociales así como el ingreso de las mujeres al mercado de trabajo ha
producido que muchas actividades privadas, que sólo se hacían en el hogar, ahora
hayan salido a la actividad pública, y actividades públicas (estatales) han pasado a
ser realizadas por los hogares. En este caso, han pasado a ser invisibles en las
cuentas, en los precios, y por ende en el valor “económico” nacional, el que aparece
subvalorado en forma artificial.
En Ecuador la dedicación casi exclusiva de las mujeres al trabajo doméstico ha
variado en forma ínfima en los últimos 20 años. El 97% de quienes realizan tareas
domésticas o de cuidado de la casa son mujeres. Esto significa que la balanza del
trabajo socialmente necesario se inclina hacia las mujeres, y esto es creciente dada
su creciente participación en el mercado. Y es que el trabajo reproductivo o de
cuidado en el hogar representa un mecanismo de suavización del impacto de las crisis
económicas y del riesgo de la pérdida de ingresos en los hogares: el ahorro forzoso
provocado por las crisis y los procesos de ajuste y contracción de la demanda se
traduce de esta forma en trabajo forzoso para las mujeres en el hogar.
Las cifras macro muestran que el número de personas que se dedican a realizar
trabajo doméstico exclusivamente, como parte de la población en edad de trabajar,
se ha mantenido relativamente estable, aunque con tendencia a la baja. No
obstante, la dedicación por persona (o por economía) a este trabajo se mantiene e
intensifica durante los períodos de recesión, lo cual indica que el “minimo necesario”
de cuidados sigue siendo provisto por tiempo no remunerado, en detrimento del
bienestar de las personas que lo proveen.
Por otro lado, la no entrada al mercado de trabajo puede ser vista desde el trabajo
doméstico no remunerado así como desde las barreras o distancias que encuentran
las mujeres que buscan o desean trabajar. Más del 89% de las mujeres en edad de
trabajar realiza trabajo doméstico no remunerado en sus hogares, de las cuales el
80% también realiza trabajo en el mercado. La carga de trabajo no pagado de las
mujeres es de aproximadamente 3 a 1 la de los hombres por semana. En total, la
carga de trabajo de las mujeres a lo largo de su vida es mayor que la de los hombres,
salvo entre los 50 y 60 años, en que la carga de trabajo pagado de los hombres se
intensifica.
El trabajo no pagado de las mujeres es más intenso para quienes están desempleadas
que para cualquier otro grupo ocupacional, incluso aquellas que no tienen
intenciones expresas de buscar un trabajo. De hecho, investigaciones basadas en las
encuestas de empleo muestran una correlación positiva entre desempleo e intensidad
de trabajo no pagado (Vásconez, 2007). Las mujeres que trabajan en la informalidad
y las empleadas domésticas también soportan una carga muy intensa de trabajo no
pagado doméstico. Se intuye que las ocupaciones menos valoradas por el mercado así
6
como una situación de vulnerabilidad de ingresos están relacionadas con bajas
valoraciones al interior de los hogares. Esto se puede confirmar cuando se observa
que la carga de trabajo es inversamente proporcional al ingreso “propio” de las
mujeres, es decir, al proveniente de su trabajo, en especial en los estratos sociales
más altos. Por otro lado, la pobreza está relacionada directamente con la carga de
trabajo doméstico y una menor dedicación al trabajo pagado, lo cual tiene que ver
con la situación de redes sociales de las mujeres pobres para encontrar empleo, el
acceso limitado a servicios de cuidado, la mayor concentración de hijos e hijas
menores a 5 años, entre otros.
2
Medición y valoración del trabajo doméstico no remunerado
En esencia de la medición del trabajo no remunerado radica en mostrar cuantas
personas lo realizan, cuánto tiempo le dedican y qué significa este aporte en
términos del circuito económico del trabajo. Para ello, se utilizan principalmente las
Encuestas de Uso del Tiempo, que dan cuenta pormenorizada de las actividades que
realizan las personas, y que están relacionadas usualmente con encuestas laborales y
de hogares, con el fin de mostrar las relaciones entre variables de tiempo y otras de
condiciones sociales de las personas y hogares.
La medición ha estado orientada básicamente hacia la definición de la producción de
los hogares en el marco de las cuentas nacionales. No obstante, la valoración
monetaria se puede utilizar también para otros objetivos más amplios, como
identificar el aporte de la economía del cuidado a los diferentes sectores económicos
y a la economía como un todo, comparar el peso que tienen las actividades no
remuneradas de cuidado y domésticas con las actividades remuneradas, para
identificar tanto la sobrecarga de las trabajadoras que se dedican a estas actividades
y la transferencia de recursos como las necesidades actuales y futuras de este tipo de
servicios y bienes, en diferentes escenarios de equiparación de tareas entre hombres
y mujeres, mayor incorporación de las mujeres al mercado laboral, crecimiento de la
población dependiente, necesidad de profesionalización de los cuidados, la
estatización o privatización/mercantilización de los servicios básicos, entre otros.
Esto, en función de dimensionar el esfuerzo de inversión necesaria, tanto para cubrir
la demanda (que puede ser cubierta por terceros) como para equilibrar la dedicación
familiar y de cuidados, a nivel macro; y el esfuerzo que requieren los hijos/as así
como los impactos que tiene la carga de trabajo en indicadores de bienestar de las
personas del hogar
Por otro lado, la información que se analiza permite conocer las consecuencias de las
políticas de reducción del tamaño del estado en función de la “eficiencia”, que se
han discutido en teoría: lo que el Estado deja de hacer pasa a ser cumplido en el
hogar, a cargo de las mujeres2. Cabe señalar que si bien para cumplir con el objetivo
No obstante, para dimensionar el efecto de las crisis es necesario tener series de datos, que muchos
países no poseen. Con una sola toma lo que se puede hacer es comparar la situación de la carga de
trabajo frente a diferentes coberturas y accesos a servicios públicos, y medir el impacto de la
participación de las personas en programas estatales, en la distribución del tiempo, la carga, etc. En
2
7
importante (como se vio, no el único) de la valoración del trabajo doméstico no
remunerado de la incorporación a Cuentas Nacionales a través de la cuenta de
producción de los hogares se retoma al hogar como unidad de análisis, el foco de
atención del análisis para la política está en quienes realizan este trabajo, mujeres y
hombres, que está a la base de las mayores inequidades de género.
De acuerdo a UNIFEM (2005), el cuidado es una actividad que apoya y sostiene el
bienestar y el trabajo de cuidados es una actividad que tiene costo en términos de
tiempo y energía el cual proviene de obligaciones contractuales, como el matrimonio
u otras relaciones societales. Con esta definición se puede fácilmente definir el
trabajo de cuidado como una serie de actividades que se pueden identificar y
cuantificar en términos de tiempo, y otorgarles potencialmente un valor monetario.
En este sentido, es evidente su separación del no-trabajo o el cuidado personal, el
descanso, el ocio y también del trabajo que sí está incluido en las Cuentas
Nacionales.
La contribución de las personas, a través del trabajo doméstico puede ser expresada
como empleo, producto (valor agregado) e ingreso. Desde el primer punto de vista,
se habla del empleo como un insumo en el proceso de producción. En el segundo se
puede hablar de lo que rinde este trabajo en términos de sus resultados (al respecto
existe una discusión entre productos intermedios o finales, que se verá más
adelantes). En el tercero se habla del “otro lado” del trabajo, que es el ingreso
generado por el mismo, o finalmente, el obtenido por la “venta” (ficticia) del
producto. Lo ideal sería mirarlo desde los tres puntos de vista, dado que
efectivamente se trata de un circuito económico completo que ha estado
invisibilizado de la economía. Una adecuada medición e integración de valores al
circuito económico permite ver la integración de la economía del lado doméstico con
la mercantil (diagrama 1).
Diagrama 1: Producción del hogar y sectores
económicos
Fuerza de trabajo
Hogar
Servicios de cuidado
y sostenimiento
Salud Educación
Cuidado
infantil
Factor de producción
Productividad
Capital humano
Valores, comportamientos
Alimentación
Cuidados
Especializados
Limpieza/
mantenimiento
cualquier caso, se puede observar claramente que las políticas han estado sustentadas en el tiempo de
las mujeres para ser efectivas.
8
No obstante, una complicación que se presenta para la medición adecuada de este
trabajo, desde el punto de vista monetario, se relaciona con la naturaleza misa del
trabajo doméstico, desde dos puntos de vista: la multiplicidad y la simultaneidad. En
el primer caso, se puede encontrar una multitud de actividades mercantiles
similares: mayordomos o amas de llaves, lavanderas/os (o servicios de lavado, en
cuyo caso el costo es diferente), cocineras/os, enfermeras, consejeros/as. En
general en esos casos, en las ocupaciones llevadas a cabo para el mercado, hay un
grado de especialización importante así como una diferenciación clara de tiempos.
En el caso del ámbito doméstico en la mayoría de los casos una sola persona hace
todas estas actividades y además en algunas ocasiones de manera simultanea. Para la
valoración económica de las actividades, se puede tomar la división que realiza
Mercedes Pedrero (2002), en actividades universales (más generalizadas) y
circunstanciales, es decir, que dependen de una estructura del hogar y un contexto
específico.
Actividades universales
En el ámbito doméstico
En el mercado
Alimentos:
Servicios de preparación y venta de
Preparación de la comida
alimentos: (Restaurantes)
Servicio en la mesa
Lavado de vajilla y utensilios,
Aseo de la cocina
Lavado y planchado de ropa
Servicios de lavanderías, planchado y
tintorerías.
Limpieza y orden en la vivienda
Empresas de limpieza en general,
servicios especializados en lavado de
alfombras, pisos, vidrios, etc.
Realización de compras, pagos y
Comisión por realización de trámite y
trámites
entrega a domicilio
Actividades circunstanciales
En el ámbito doméstico
En el mercado
Cuidado de niños pequeños
Guarderías infantiles
Cuidado de enfermos y ancianos Asilos, hospitales
Apoyo en tareas escolares,
Centros de enseñanza especial
terapias
Transporte de miembros de la
Transporte escolar o especializado
familia
Acarreo de agua o combustible
Servicio público
Reparación de vivienda y equipo Servicios contratados
Confección o tejido de ropa
Compra de productos terminados
Fuente: Pedrero (2002)
A continuación nos referimos a métodos basados en el Insumo (primera entrada de
valoración) y en el producto (segunda entrada). La medición monetaria no es
imprescindible en el primero, no obstante, a falta de información se puede también
monetizar el esfuerzo (que puede ser medido en horas) y asumir este como un Proxy
9
del producto (que es, de hecho lo que se ha intentado en la mayoría de ejercicios de
valoración.)
2.1 Método de Insumos
Una forma conocida de realizar mediciones y valoraciones es utilizar el costo de los
insumos que entran en el proceso productivo, en lugar de los precios. Este
mecanismo es acorde con una producción “no lucrativa”, es decir, que cubre
solamente sus costos. Otra forma es valorar los productos (a través de los precios),
pero esto es posible solamente cuanto hay bienes o servicios comparables en el
mercado, para lo cual es necesario también conocer el consumo intermedio y el
precio por unidad (que en el caso de servicios de cuidado es difícil de definir), dado
que solo en ese caso se puede llegar al Valor Agregado.
El enfoque más utilizado es el de los insumos, por que la unidad de análisis (el
tiempo) es común a todos los trabajos. Por otro lado, el “producto” final de los
cuidados son las personas: cuidadas, saludables, nutridas, limpias. Desde el punto de
vista del hogar como productor, más que servicios o productos como las comidas, el
hogar produce bienestar a través del bienestar de la población, y sobre la base del
trabajo de las mujeres.
En el enfoque de insumos se toman en cuenta como tales la mano de obra, los
impuestos menos los subsidios a la producción, el consumo de bienes para la
producción y los bienes durables. En este caso se debe identificar los bienes usados
para el consumo final, intermedio y los bienes fijos. Encuestas de consumo individual
son necesarias para estos métodos, las cuales no existen para muchos países, tales
como Ecuador. Por ello, lo más común es utilizar el trabajo como Proxy del valor
agregado.
A partir de la información del trabajo basada en las encuestas de uso del tiempo se
realiza una transformación a equivalente monetario. Para asignar este equivalente
existen varias opciones, entre las que están (Budlender y Brathaug, 2008)
1.
2.
3.
4.
Costo de oportunidad
Generalista/salario medio
Especialista
Del salario medio
Es importante señalar que cualquier método basado en información del mercado,
tienen como referencia las personas que están empleadas (es decir, hay un problema
de selección). Por ello, es importante recurrir a técnicas que puedan eliminar este
sesgo.
10
2.1.1 Método del costo de oportunidad
Este método valora el trabajo doméstico del ama de casa tomando como referencia
el salario (real o potencial) al que ésta renuncia en el mercado de trabajo. El costo
de oportunidad se refiere al salario (ingreso laboral) que la persona no está
percibiendo en el mercado. En este caso, nos alejamos de la visión del producto del
trabajo no remunerado y de las tareas que se realizan, porque se asigna a las
personas un salario por sus atributos y no por el trabajo que están realizando. La
limitación de este método radica en que en la práctica, esta valoración se hace
según la cualificación del trabajador y no según su producción. Por tanto, estaría
justificado que la mujer permaneciese en el hogar, dado que comparativamente es
menor su coste de oportunidad por su también menor cualificación.
Otra limitación se encuentra en el hecho de que podrían darse distintas valoraciones
de coste de oportunidad según fuera la formación de la persona en cuestión para
quien se calculase tal salario hipotético, o según la clase social a la que
perteneciese, por citar algunas variables distintivas. Quienes critican el método
afirman que este implicaría que por ejemplo, las comidas que prepara una persona
con educación superior valen más que las que prepara una persona sin educación. No
obstante, si la opción de política es promover que las mujeres que así lo deseen
participen en el mercado laboral, se puede utilizar este método corrigiendo por la
probabilidad de entrar en el mercado (este es uno de los casos a realizar en este
estudio). Los modelos adecuados para esto deben considerar, sin embargo, que el
costo de oportunidad depende también de las condiciones y la estructura del
mercado de trabajo, por ejemplo el nivel de desempleo, dado que un nivel alto o un
período extenso de desempleo, implica un costo de oportunidad menor. Por otro
lado, se asume que existe un tiempo extra para el trabajo, es decir, siempre existe
un costo de oportunidad, o un ingreso no ganado. No obstante, el concepto de costo
de oportunidad desde la economía es asimilable al precio sombra, es decir, no
implica que efectivamente exista un tiempo disponible que está perdiendo un ingreso
(no se trata de un valor marginal), sino se refiere a lo que la persona habría ganado si
estuviera haciendo algo que no está haciendo ahora.
Algunos estudios han extendido el concepto de costo de oportunidad y los métodos
de cálculo con este criterio, y utilizando métodos econométricos sencillos pueden
detectar el llamado “salario de reserva”, que se asimila al costo de oportunidad
(Orozco,2005). Estos modelos pueden calcular el salario que alguien que no está
trabajando tendría en el mercado, pero tomando en cuenta algunas características
que han hecho que no esté en el mercado. Este estudio se puede extender
fácilmente, incorporando nuevas variables a esta función de participación. De forma
más precisa puede realizarse este estudio generando el costo de oportunidad vía
modelos mincerianos de salario, corrigiendo por sesgos de selección. No obstante, se
debe corregir por demanda de mercado laboral, es decir, la real posibilidad de que la
persona encuentre trabajo. En el caso de modelos de participación laboral, se
debería en este caso diferenciar personas que están desempleadas de aquellas
inactivas, y añadir la posibilidad de desempleo a los modelos de cálculo de los
salarios.
11
2.1.2 Método del generalista o costo de reemplazo
Este método valora el trabajo doméstico tomando como referencia el coste en el que
se incurriría si se contratase un servicio que realizase las tareas domésticas a tiempo
completo. La metodología de costos de generalista es bastante sencilla, ya que se
aplica a las horas de trabajo el costo medio del salario de mercado para trabajos
similares a los evaluados. En este caso, sería el salario de los trabajadores y
trabajadoras domésticas remuneradas, y de cuidado de niños/as.
La gran desventaja es que este es un trabajo ya de por sí mal remunerado y valorado
justamente por cuestiones de género, y tampoco están incluidas todas las tareas,
como las de gestión. Por otro lado, la limitación intrínseca a este modelo de
valoración reside en que no toma en cuenta la totalidad de las tareas doméstica,
tales como la toma de decisiones o la planificación de tareas, considerando sólo las
tareas de ejecución. Otra dificultad es que, además de bajos, los salarios de empleo
doméstico son de por sí bastante genéricos en países como Ecuador y existen muy
pocos casos de personas que se dedican a administración (amas de llave o
mayordomos), a cuidado/acompañamiento especializado, salvo el caso de
enfermeras.
En este caso, los salarios medianos se prefieren a los medios para evitar efectos de
“outlayers”. Se hacen usualmente los cálculos para comparar entre salario de toda la
población, salarios de hombres y mujeres, salarios de personas dedicadas a
ocupaciones similares a las involucradas en el trabajo de cuidado, y salarios medios
de las personas que realizan trabajo doméstico remunerado.
2.1.3 Método del costo de los servicios o especialista
Este método se basa en la asignación de salarios de mercado. Para la valoración del
trabajo doméstico toma como referencia el precio de mercado de cada actividad
doméstica por separado. Este método consiste en utilizar salarios por actividades que
tengan un referente en el mercado, por ejemplo enfermeros/as, cocineras/os,
personas que realizan limpieza, mantenimiento, etc. Evidentemente se requiere
información precisa sobre remuneraciones por actividad detallada, y se puede caer
en el error de contar solo la actividad principal y no la secundaria porque esto
complica mucho el análisis (en el caso anterior, en cambio, no se hace esta
diferencia). Se han realizado unos pocos ejercicios al respecto en Ecuador. Uno de
ellos, realizado por Alba Perez (2008), presenta un listado de costos referenciales
para algunas actividades y se aproxima a su uso a través de identificar las preguntas
correspondientes en la EUT. Los pasos metodológicos principales de este proceso
son3:
1. Identificación de actividades similares, que pueden ser más de una. Por ejemplo:
A) Sastres, Modistos y Sombrereros o B) Costureros, Bordadores y Afines o C)
3
Fuente: CONAMU, documento de trabajo 2008.
12
Tejedores con Telares o Tejidos de Punto y Afines. Esto para la Actividad Registrada
en la pregunta ut34: ¿tejió, confeccionó o remendó prendas de vestir?
2. Cálculo del ingreso promedio (en línea con lo anterior, se puede optar por la
mediana en lugar del promedio) por hora de cuentapropistas. Cuanto hay dos o más
actividades afines, se afinaría el análisis a través de ponderaciones. Se calculan
ingresos para hombres y mujeres por separado.
5. Con un cálculo simple se obtendría el ingreso del trabajo por semana para
hombres y mujeres. En el caso de un año se considera un período de 50 semanas.
La crítica que se dirige a este método de valoración se basa en que puede sobre o
sub estimar el tiempo necesario para cada actividad, ya que no considera el hecho de
que algunas de las tareas domésticas pueden realizarse en forma simultánea. Otra
crítica que se dirige a este método es la dificultad de su aplicación, dado que es muy
difícil encontrar trabajadores por tiempo tan corto para cada tarea específica en el
mercado, y salarios regulares para cada tarea ya que también en estas tareas se
encuentran problemas de subvaloración dado que son asumidas como de baja
calificación en su mayoría, al menos si se llevan adelante por mujeres (la diferencia
entre “cocineras” y “chefs”, por ejemplo).
Por lo general, los cálculos de costo de oportunidad han producido resultados más
altos, y los de generalista los más bajos. No obstante, en los casos de especialista y
generalista se puede también optar por los salarios “legales” o referenciales. Pero
esta no es una opción para Ecuador, dado que el salario mínimo legal casi no se
aplica. Se puede usarlo para referencia, pero no para el cálculo real.
Otra discusión relevante es la que tiene que ver con el salario que se usa, si es el
bruto o el neto, así como si incluir o no los beneficios adicionales. En el caso de
Ecuador sería recomendable utilizar el “ingreso laboral”, dado que los componentes
de la remuneración diferentes al salario son muy importantes en el total.
Adicionalmente, esto permite incluir en el análisis a los y las trabajadoras
cuentapropistas, que no reciben un salario, y dentro de las cuales está una gran
parte de quienes realizan trabajos domésticos y de cuidado.
2.2 Métodos por el lado del producto
Ha sido un consenso entre países el uso del Producto Interno Bruto (PIB) como un
indicador de crecimiento de la economía, a su vez asimilado con el desarrollo de una
nación. A pesar de que este enfoque ha sido duramente criticado, tanto la falta de
información sobre otras variables como la necesidad de comparabilidad han hecho
que se continúe utilizando esta variable como la más importante señal del progreso
de una nación o región.
De acuerdo a la reglamentación del Sistema de Cuentas nacionales (SCN) de 1993 que
está vigente en la actualidad, el PIB es “una medida del producto, el ingreso y los
13
gastos totales del país dentro de la economía”, entendiendo como “economía”
aquella que está en el mercado y ante todo, tiene (o tendría) un precio; de hecho,
esta misma reglamentación agrega que no están en el PIB los bienes y servicios
producidos “ al margen…, tales como el trabajo realizado en los hogares”4. En este
sentido, sí se incluye la producción de bienes de autoconsumo, el valor imputado de
viviendas y los servicios domésticos remunerados. Por otro lado, esta en esta
reglamentación también se considera que se debe incluir los bienes y no los servicios
por ser altamente difusos para su medición, y también se argumenta que la
producción del hogar está “apartada” y es “independiente” de las actividades del
mercado (…). Otra razón para la no inclusión de estas actividades es que su inclusión
implicaría que casi la totalidad de la población está ocupada (en este caso, estas
personas entrarían como cuentapropistas), y no se podría distinguir la desocupación
con fines de política económica (Budlender y Brathaug, 2008).
Esto lleva a múltiples sesgos, además de la no consideración de la economía como un
todo. Si, por ejemplo, se produce una sustitución de gastos o de accesos a servicios
por trabajo no remunerado, el PIB disminuye, aunque esos servicios sigan siendo
provistos (aunque sea en parte). De igual forma, cuando el trabajo doméstico no
remunerado es sustituido por servicios contratados, el PIB crece artificialmente5.
Hay algunos estudios realizados bajo el criterio de Valor agregado desde el producto.
El estudio de Nepal6 muestra que el valor agregado no incluido es casi de igual
magnitud que el PIB. Para el caso de la preparación de alimentos, este estudio utiliza
datos sobre productos vendidos en el mercado, la frecuencia de su producción,
cantidad producida por unidad de tiempo, el costo unitario de preparación, y el total
de personas que participan en la elaboración de la comida. Todo esto tiene un similar
valor en el mercado. No obstante, dado que no existe información tan exhaustiva
para otros productos o servicios, se debió usar salarios “genéricos” (de un trabajador
polifuncional) para la valoración.
En esta metodología por producto, no importan los grados de esfuerzo involucrados.
Es decir, por ejemplo la tecnología de apoyo, el acceso a servicios, la disponibilidad
de insumos. El mismo producto (por ejemplo alimentos) puede ser preparado en
forma rústica y con mucho apoyo manual, como en forma más moderna y
automática. En el caso del método de insumos, el primero tendría más valor porque
se basa en el esfuerzo (tiempo). De acuerdo al método de productos, ambos tendrían
similar valor.
Por otro lado, existe también la dificultad de “distinguir” los servicios y activos
mercantiles que se utilizan en las tareas domésticas. En este sentido, dependiendo
de la combinación de la producción del hogar con el mercado, las actividades podrían
o no estar registradas en las Cuentas Nacionales. Por ejemplo, a pesar de que se
4
De hecho, otros bienes y servicios, tales como los ambientales, tampoco son parte de este sistema de
cuentas
5
Similar proceso, aunque en muy menor magnitud, sucede cuando hay mercantilización de los bienes
entregados por el estado, con otro precio, y otra fuente de financiamiento.
6
Citado por Budlender y Brathaug, 2008
14
genera el mismo producto, el registro referente a lavar la ropa en la casa es distinto
al de pagar a un/a trabajador/a doméstica, o ir a un servicio público de lavado. El
primer caso quedaría opacado por completo (Ironmonger, citado por Gomez Luna,
2007).
Una opción que permite distinguir y describir las actividades de producción de los
hogares sin que se “confundan” en las Cuentas Nacionales o en el PIB es la creación
de las llamadas Cuentas Satélite. De hecho, el mismo SCN93 recomienda que se
creen estas cuentas para mostrar lo que no está incluido en el sistema propiamente
dicho, o lo que ha quedado oculto por motivos de detalle. Estas cuentas son bastante
más flexibles en cuanto a conceptos, detalle, y a lo que se puede incluir en ellas. En
el caso de los hogares, se trataría de crear un conjunto de variables dentro del
proceso de producción que no estaban presentes. En este sentido, se puede optar por
crear una cuenta de hogares con todas las actividades, la incluida y no incluida en el
PIB, para de esta forma dar cuenta del proceso de producción y trabajo en forma
integrada. Pero también se puede crear una cuenta que incluya solamente lo que no
está integrado al PIB, para conocer el aporte y comparar con las cuentas de hogar del
PIB y los otros sectores.
Desde el lado del producto, la idea general es tomar cada actividad según su precio
en el mercado, descontando el costo de los insumos para producir un bien o realizar
un servicio equivalente. Por ejemplo, cuánto se gastaría en alimentación sí se
consumieran en un servicio público, comparado con lo que cuestan los insumos para
producirlos en el hogar. La diferencia es el valor agregado generado por el trabajo
doméstico.
Un subconjunto de estos métodos es el que aplica los conceptos de valor agregado a
sectores específicos. En este caso, es más sencilla la consecución de información en
especial sobre los imputs. La ventaja que incorporan estos métodos es que son más
completos aunque más rudimentarios. El concepto del valor agregado vendría dado
por el rendimiento del tiempo aplicado a los input, siendo éstos los bienes
(alimentos, vestidos, etc.), el capital físico (inmuebles, electrodomésticos, etc.) y el
capital humano (educación, salud, relaciones sociales, etc.). La técnica utilizada por
este método no presenta un gran nivel de desarrollo y su cálculo resulta bastante
complejo. En una primera fase del método se calcularía el valor agregado por la
producción doméstica, como la diferencia entre el valor de los inputs y el valor de los
outputs producidos. Una vez hallado este valor añadido, podría calcularse el ahorro
familiar obtenido de la producción propia y la no adquisición de los bienes en el
mercado. Pero el problema es que no se puede tener para todo un valor de output.
Se lo puede hacer para actividades relacionadas con alimentación, mantenimiento,
ropa, pero no para otros tipos de servicios más relacionados con el cuidado.
En los alimentos, por ejemplo, se parte de la siguiente definición:
Valor de los alimentos comprados en el mercado + valor de procesamiento para
convertir los insumos en alimentos consumibles = Valor de los alimentos consumidos
en el hogar
15
Algebraicamente el modelo se resume en:
X=V–R
Donde
X = valor agregado
V=UxI
U = Precio promedio de las “comidas fuera de la casa”
(se puede usar también un precio de “disposición a pagar”)
I = Cantidad de raciones servidas en un mes.
R = Valor de los insumos alimenticios para ser procesados y dispuestos para el
consumo.
Es decir, el valor imputado en la preparación de alimentos en un hogar determinado
se basa en el precio promedio que ha pagado o que, potencialmente, está dispuesto
a pagar “fuera de la casa”. Pero también se apoya en el criterio de la
autoestimación. Como los alimentos preparados y servidos no tienen precios de
mercado, se utilizan los criterios antes relacionados para establecer precios sombra.
La crítica es que las consideraciones anteriores no garantizan que la producción en
alimentos así calculada aparezca subestimada o sobrestimada. Aunque en el medio,
según quedó establecido en los antecedentes, existen trabajos que hacen
valoraciones económicas de la producción doméstica, no son buenos referentes de
comparación, pues en este caso sólo se trata de medir el valor agregado en alimentos
En síntesis, no hay evidencia convincente que ayude a determinar que tan ajustados
están a la realidad los resultados estimados.
3
Un ejercicio para Ecuador
En el presente estudio se realiza un cálculo basado en el método del insumo, dado
que la información con que se cuenta es la que consta en la Encuesta del Uso del
tiempo, que a su vez está vinculada como un módulo de la Encuesta de Empleo,
Desempleo y Subempleo Urbano y Rural (ENEMDUR). Por esta razón, la orientación es
hacia el trabajo. No obstante, se hace un esfuerzo de sectorización tomando el
trabajo como un Proxy de la producción del hogar, para calcular cuanto sería el
aporte del trabajo doméstico en términos de producto (sin contar con consumos
intermedios) a diferentes sectores de la economía.
En términos generales, la EUT 2007 indica que el promedio semana, que emplean las
mujeres en actividades domésticas no remuneradas para otros miembros del hogar o
no del hogar (es decir, excluyendo el autocuidado) es de 41 horas a la semana, frente
a 13.3 horas a la semana de dedicación de los hombres. El total de horas dedicadas a
este trabajo de toda la población es mayor, en términos absolutos, que la dedicación
al trabajo mercantil (o que tiene un precio o retribución, ya que puede ser no
remunerado en salario), y lo realiza casi la totalidad de la población en edad de
16
trabajar, en distintos niveles de intensidad7. De acuerdo al Cuadro 2, el aporte más
importante proviene de las áreas urbanas, dada la mayor proporción de la población
que habita en estas áreas. No obstante, la intensidad de trabajo doméstico en las
áreas rurales es casi 30% mayor al de las urbanas, contrariamente a lo que ocurre en
el trabajo mercantil, en especial en el caso de las mujeres. En parte, la mayor
participación laboral mercantil y empleo en las áreas urbanas influyen en este
indicador. No obstante, es recomendable analizar mejor el trabajo del hogar en
especial en las zonas indígenas, ya que la distinción entre trabajo para la producción
o el autosustento (o en tareas comunitarias) en ocasiones no es considerado como
parte de las ocupaciones o empleos. Finalmente la carga total de trabajo, en
términos de promedios semanales es equiparable entre ambas áreas.
Cuadro 2
Ecuador: Dedicación al trabajo
Trabajo Doméstico no remunerado
Trabajo mercantil
Promedio
Total horas
Total
Promedio
Total horas
Total
semana
año
personas
semana
año
personas
Hombres
11,90 1.881.573.241 3.040.999
46,54 5.029.247.769 2.161.402
Urbana Mujeres
37,71 6.638.824.761 3.385.750
39,78 3.130.925.166 1.574.065
Total
25,50 8.520.398.002 6.426.750
43,69 8.160.172.935 3.735.467
Hombres
16,36 1.211.471.407 1.424.347
39,26 2.309.486.097 1.176.508
Rural Mujeres
48,70 3.716.101.565 1.467.407
32,09 1.116.464.329
695.825
Total
32,77 4.927.572.971 2.891.754
36,60 3.425.950.426 1.872.332
Hombres
13,32 3.093.044.648 4.465.347
43,97 7.338.733.866 3.337.910
Total Mujeres
41,03 10.354.926.325 4.853.157
37,42 4.247.389.495 2.269.890
Total
27,75 13.447.970.973 9.318.503
41,32 11.586.123.361 5.607.800
Fuente: EUT, 2007
Área
Sexo
Los datos anteriores permiten una mirada general a las diferencias en dedicación al
trabajo, de hombres y mujeres. Si bien la dedicación de las mujeres en trabajo
mercantil es menor, como se dijo antes, la carga total de trabajo es más fuerte en
las mujeres, llegando al 20% en el total de la población.
Cuadro 2
Ecuador: Brechas en carga de trabajo doméstico y mercantil
Área
Urbana
Rural
Total
Trabajo domestico no remunerado
Trabajo mercantil
Brecha M/H
%Mujeres/TOTAL
Brecha M/H %Mujeres/TOTAL
Promedio
Promedio
Horas
personas
Horas
Personas
semana
semana
3,17
77,9%
52,7%
0,85
38,4%
42,1%
2,98
75,4%
50,7%
0,82
32,6%
37,2%
3,08
77,0%
52,1%
0,85
36,7%
40,5%
Fuente: EUT, 2007
7
Un análisis detallado de los tiempos para trabajo doméstico no remunerado por diferentes características
de la población se desarrolla con el apoyo de UNIFEM. El presente trabajo utiliza el insumo del tiempo
para la finalidad principal de la valoración, por lo cual no se presentan estos detalles.
17
Esto nos permite una primera conclusión a nivel macro. Utilizando los datos del
tiempo dedicado a los diferentes trabajos, y el concepto de “Iceberg” del trabajo
(Durán, 1998), se puede indicar que la economía formal y el trabajo pleno en
Ecuador, que representa un 37% del esfuerzo y dedicación de los y las trabajadoras,
se sustenta en un 42% de trabajo doméstico no remunerado y un 20% de economía
informal y trabajo subocupado. Esta situación es más grave en el caso de las
mujeres, tal como se observa en el gráfico 1: apenas el 11% del trabajo de las
mujeres se da en condiciones plenas y formales, mientras que se sustenta en el 71%
de trabajo doméstico no remunerado.
Gráfico 1
Ecuador: Iceberg del Trabajo
37%
33%
11%
18%
20%
Doméstico no
Remunerado
42%
Subempleo e
informalidad
38%
30%
71%
Hombres
Mujeres
Empleo pleno
Total
Fuente: EUT, 2007
De acuerdo a este volumen de trabajo, las mujeres ecuatorianas están entregando las
dos terceras partes del valor generado por su trabajo en forma gratuita a la
economía, en forma generación de servicios que sustentan la conformación de la
oferta de trabajo, como se dijo antes. Una consecuencia de esto es que las mujeres
tengan poca autonomía económica, en especial aquellas dedicadas en forma
exclusiva al trabajo doméstico no remunerado, lo cual genera dependencia de los
ingresos de sus contrapartes, de sus redes o del Estado. Si bien existen también
brechas de ingresos de las mujeres frente a los hombres en el trabajo mercantil, si
tomamos los ingresos totales frente al trabajo total observamos que las brechas son
mucho más profundas, en especial en los sectores más pobres de la población,
llegando en los tres primeros deciles de ingreso a cerca del 80% (ver gráfico 2).
Gráfico 2
Ingreso Mujeres/Hombres
Ecuador: Brechas de género en ingresos
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Decil de ingreso
Laboral/Horas pagado
Total/total horas
Fuente: EUT, 2007
18
3.1 Valoración del trabajo doméstico no remunerado: varios criterios
3.1.1 Remuneración general del empleo doméstico
De acuerdo a este criterio, se ha valorado el trabajo a la tarifa promedio del
mercado del servicio doméstico remunerado, que es, de acuerdo a lo indicado en la
ENEMDUR, US$ 0,90 por hora de trabajo. Se ha considerado más conveniente no
utilizar el salario legal, dado que a este salario se añaden algunos beneficios legales
y las personas reciben otros valores por remuneración, dado que, si se contratase
servicio doméstico remunerado para realizar las tareas domésticas que aquí se
analizan, este sería el valor que el mercado pagaría actualmente por este trabajo8.
De acuerdo a este criterio, el trabajo doméstico no remunerado tiene un valor
aproximado de 12,000 millones de dólares, un 60% del valor del trabajo realizado
para el mercado.
Cuadro 3
Valoración del TDNR a precios de mercado: Remuneración de empleo doméstico
TDNR
Mercantil
Área
Sexo
US$ año
US$ año
Hombres
1.693.415.917
10.668.834.705
Urbana Mujeres
5.974.942.284
4.922.835.658
Total
7.668.358.202
15.591.670.364
Hombres
1.090.324.266
2.500.890.786
Rural
Mujeres
3.344.491.408
605.390.406
Total
4.434.815.674
3.106.281.193
Hombres
2.783.740.183
13.169.725.492
Mujeres
9.319.433.693
5.528.226.065
Total
12.103.173.876
18.697.951.556
Fuente: EUT, 2007
3.1.2 Remuneración media del mercado de trabajo
De acuerdo a este criterio, se ha valorado el trabajo con referencia a la
remuneración promedio que tiene la población que se encuentra actualmente en el
mercado, ponderada por diferentes niveles educativos, y diferenciando para hombres
y mujeres. Este método tiene la ventaja de que se puede asimilar directamente con
lo que ocurre en el mercado, y se entiende que si se valorase mejor el trabajo
doméstico y de cuidados, podría llegar a remunerarse con similares tasas que las del
promedio nacional. Este cálculo se afina posteriormente cuando se realiza el análisis
de acuerdo al costo de oportunidad.
De acuerdo al cuadro 4, el aporte a remuneración media es mayor que el del trabajo
mercantil, lo cual se explica dado que la distribución del salario en el mercado está
concentrada, de modo que hay más cantidad de personas con salarios bajos, y el
promedio tendría un sesgo hacia la derecha de la distribución.
Tanto en este como en los otros casos se ha ubicado también el valor del trabajo pagado
para hombres y mujeres de acuerdo a sus horas dedicadas, para tener un parámetro de
comparación.
8
19
Cuadro 4
Valoración del TDNR a precios de mercado: Remuneración media corregida por
educación y sexo
Area
Sexo
TDNR
Mercantil
US$ año
US$ año
Urbana Hombres
3.725.515.018
10.668.834.705
Mujeres
11.086.837.350
4.922.835.658
Total
14.812.352.368
15.591.670.364
Rural
Hombres
2.398.713.385
2.500.890.786
Mujeres
6.205.889.613
605.390.406
Total
8.604.602.998
3.106.281.193
Hombres
6.124.228.403
13.169.725.492
Mujeres
17.292.726.963
5.528.226.065
Total
23.416.955.367
18.697.951.556
Fuente: EUT, 2007
Si no existiesen brechas de género, se podría utilizar el promedio nacional como
referencia. Con este criterio, el total subiría en US$2,000 más.
3.1.3 Valoración de acuerdo al Salario mínimo legal
Si la valoración social del trabajo doméstico llegase por lo menos a equipararse con
el salario mínimo legal vigente (a lo cual iría encaminada una política laboral basada
en criterios básicos de equidad), se podría valorar el trabajo con este criterio. Dado
que se trata en este caso de un valor legal (y no de un valor encontrado en el
mercado), se ha considerado una tarifa 50% mayor por hora por el trabajo de fines de
semana, considerando que el TDNR se realiza durante todos los días de la semana.
El cuadro 5 muestra los cálculos. De acuerdo a este método, el valor del TDNR es
ligeramente mayor al aporte del trabajo mercantil.
Cuadro 4
Valoración del TDNR a Salario Mínimo vital general con incremento legal por fines
de semana
TDNR
Mercantil
Area
Sexo
US$ año
US$ año
Hombres
2.841.007.375
10.668.834.705
Urbana Mujeres
9.968.174.141
4.922.835.658
Total
12.809.181.516
15.591.670.364
Hombres
1.929.247.367
2.500.890.786
Rural
Mujeres
5.744.823.513
605.390.406
Total
7.674.070.880
3.106.281.193
Hombres
4.770.254.742
13.169.725.492
Mujeres
15.712.997.654
5.528.226.065
Total
20.483.252.396
18.697.951.556
Fuente: EUT, 2007
20
3.1.4 Valoración de acuerdo a ingreso equivalente
La metodología para realizar estas valoraciones está basada en la asimilación de
tareas del mercado a las tareas domésticas no remuneradas. Esta es una de las
metodologías más importantes y adecuadas, sobre todo porque se puede usar como
referente para la medición por producto, ya que se trata de un aproximado directo
por tarea. El problema, como se dijo antes, es que no siempre las tareas coinciden, y
en algunos casos son simultáneas. La tabla que se utilizó para las diferentes tareas se
encuentra en el Anexo 1.
El costo de ingreso equivalente permite reflejar con mayor certeza el funcionamiento
del mercado de trabajo. En este caso, el aporte del TDNR es mayor que en los
métodos anteriores, pero las zonas urbanas representan mayor valor, en términos
relativos, en los casos anteriores. Se entiende que, además de mayor diversidad de
ocupaciones domésticas en las áreas urbanas, éstas son de mayor jerarquía en
términos de su equivalente mercantil. También reflejan con mayor claridad la
cantidad de actividades que realizan las mujeres frente a los hombres, mostrando
mayor brecha entre ambos grupos.
Cuadro 5
Valoración del TDNR a precios de mercado: Ingreso Equivalente
Area
Urbana
Rural
Sexo
Hombres
Mujeres
Total
Hombres
Mujeres
Total
Hombres
Mujeres
Total
TDNR
US$ año
2.870.119.307
13.344.346.097
16.214.465.404
1.626.118.366
7.155.143.310
8.781.261.675
4.496.237.672
20.499.489.407
24.995.727.079
Mercantil
US$ año
10.668.834.705
4.922.835.658
15.591.670.364
2.500.890.786
605.390.406
3.106.281.193
13.169.725.492
5.528.226.065
18.697.951.556
Fuente: EUT, 2007
3.1.5 Valoración de acuerdo a Costo de Oportunidad
Para el análisis del costo de oportunidad se ha corrido un modelo de determinación
de ingresos laborales para las personas que no están trabajando en el mercado. Para
ello se ha corregido el sesgo de selección9 y se ha calculado el salario que las
personas podrían tener si entran al mercado de acuerdo a un conjunto de
características básicas. De acuerdo a la teoría macroeconómica laboral, el valor que
Es decir, se corrige por aquellas otras circunstancias, diferentes de las observables que
hacen una de dos personas de iguales características esté trabajando en el mercado y la otra
no. Este procedimiento se realiza corriendo primero un modelo probabilística de entrada o no
al mercado, y utilizando los residuos de este modelo para incorporarlos a uno de
determinación salarial para toda la población. Se ha utilizado el método de Heckman para
corregir selección.
9
21
se encuentra como mínimo para entrar al mercado es el salario de reserva que, en
este caso es el mínimo valor que toma el costo de oportunidad. Los resultados del
modelo separado para hombres y mujeres es el siguiente:
Tabla 1: Factores que determinan el Ingreso laboral por hora
Mujeres
Hombres
Ingreso laboral por hora
Rural
Edad
Informalidad
Empleado/a gobierno
Cuentapropista
Patrono/a
Tiempo parcial
Escolaridad
Constante
-0,56406*
-0,00024
-1,75814*
0,77953*
1,23703*
2,84690*
0,97100*
0,05924*
1,52968*
-0,36406
0,00304*
-1,55811*
1,47953*
1,33301*
3,84643*
1,37300*
0,08933*
1,82277*
Ecuación de selección
Soltera/o
Casada/o Unida/o
Informalidad
Menores a 5 en hogar
mayores a 65 en hogar
Edad de la pareja
Monopartental
Hijos mas 16 trabajando
Ingreso per-capita hogar
Constante
0,42098
-0,18698
0,94120
-0,30010
-0,08011
-0,00342
0,24602
0,00014
0,00300
-0,81542*
0,776901*
0,896652*
0,034498*
0,345454
0,234234
0,983742
0,459234*
0,006743
0,034567*
0,023884*
Con estos resultados, se han realizado dos cálculos. El primero, utilizando el costo de
oportunidad para valorar todas la horas de trabajo de las personas que realizan
TDNR, es decir, el ingreso que estarían perdiendo por no estar en el mercado laboral.
Los resultados se presentan en el cuadro 6.
Cuadro 6
Valoración del TDNR a costo de oportunidad
TDNR
Mercantil
Área
Sexo
US$ año
US$ año
Hombres
4.592.105.892
10.668.834.705
Urbana Mujeres
9.910.753.544
4.922.835.658
Total
14.502.859.436
15.591.670.364
Hombres
2.024.791.818
2.500.890.786
Rural
Mujeres
2.425.750.200
605.390.406
Total
4.450.542.018
3.106.281.193
Hombres
6.616.897.710
13.169.725.492
Mujeres
12.336.503.744
5.528.226.065
Total
18.953.401.455
18.697.951.556
Fuente: EUT, 2007
22
El cuadro muestra que los salarios calculados en el modelo establecido se ajustan
bastante a los que se presentan en el mercado. De hecho, para el caso de las
mujeres la proporción de horas valoradas a costo de oportunidad en el TDNR
corresponde a la proporción de mujeres inactivas y desempleadas de la PET
femenina. Los cálculos muestran que el valor global sería más o menos igual al del
trabajo mercantil, en el caso de la población total.
No obstante, y en línea con las críticas que se realizan a este método pero
considerando su validez metodológica, se ha realizado una variación que consiste en
ajustar estos valores considerando la realidad del mercado de trabajo, es decir, de la
demanda y oferta actual. Por un lado, se calcula la proporción de hombres y mujeres
que está desempleada, y aquella que, siendo inactiva, expresa no buscar trabajo por
motivos de tiempo o restricciones familiares, dentro del grupo de amas de casa. En
el caso de las mujeres este porcentaje es del 47% del total de inactivas y
desempleadas. En el caso de los hombres es del 15%. Con estos criterios se calcula el
total de potenciales horas de trabajo, en el caso de que sus tareas domésticas sean
cubiertas por otros agentes (remunerados). A este total se aplica el valor calculado
bajo el método del costo de oportunidad. Al resto de la población, es decir aquella
que ya está trabajando en el mercado (y no tiene tiempo disponible adicional para el
trabajo mercantil), así como aquellas personas inactivas que expresan no buscar por
motivos distintos se aplica la tarifa de ingreso equivalente, en el caso de que estos
servicios se contraten en el mercado. Por otro lado, se deduce de este valor la
probabilidad de encontrar trabajo siendo desempleado en el caso de mujeres (92%) y
de hombres (95%). Con estos ajustes, se ha calculado el valor final del TDNR (ver
cuadro 7).
Cuadro 7
Valoración del TDNR bajo método combinado a costo de oportunidad corregido
por mercado de trabajo
Sexo
(A)
Tarifa/
Hora
Costo
Op.
(B)
Tarifa
/
Hora
Equiv.
(C)
Horas Disp.
Mercado(1)
H
M
T.
2,14
1,19
1,41
1,45
1,98
1,86
463.956.697
4.866.815.373
5.330.772.070
H
M
T.
2,44
1,49
1,70
1,53
2,01
1,90
282.235.986
3.120.247.637
3.402.483.624
H
M
T.
1,67
1,34
181.720.711
0,65
1,93 1.746.567.735
0,90
1,78 1.928.288.446
(2)Valores tomados del cuadro 2.
US$ totales de acuerdo a tarifa
(E)
(F)
Tiempo
Horas Dom.
potencial
Doméstico
Total(2) Mercado
disponibles
(A*C)
(B*D)
Nacional
2.629.087.951
992.534.657
3.821.802.022
5.488.110.952 5.798.156.760
10.864.729.386
8.117.198.903 6.790.691.416
14.686.531.407
Urbana
1.599.337.255
688.815.884
2.439.601.411
3.518.577.123 4.658.054.166
7.072.503.432
5.117.914.378 5.346.870.050
9.512.104.842
Rural
1.029.750.696
303.718.773
1.382.200.611
1.969.533.829 1.140.102.594
3.792.225.954
2.999.284.525 1.443.821.367
5.174.426.565
(D)
Total TDNR
US$ año
(E) + (F)
4.814.336.678
16.662.886.145
21.477.222.823
3.128.417.294
11.730.557.597
14.858.974.892
1.685.919.384
4.932.328.548
6.618.247.932
23
Como resultado tenemos un valor total un poco mayor al del método del costo de
oportunidad aplicado por igual a toda la población, pero ante todo un valor mayor
para las mujeres y menor para los hombres, considerando que la oferta de trabajo
represada por tareas domésticas es básicamente femenina.
En resumen, el método de valoración que considera más el trabajo doméstico es del
ingreso equivalente (que como se dijo antes es el más aproximado al del producto),y
es también donde se aprecian más brechas entre hombres y mujeres por causa de la
multiplicidad de trabajos que realizan las mujeres, alguno de ellos bien valorados en
el mercado.
Gráfico 3
Ecuador: Trabajo doméstico valorado con diferentes criterios
(millones de US$ 2007)
Trabajo mercantil
Costo oportunidad ajustado
Ingreso Equivalente
Hombres
Mujeres
Salario mínimo legal + beneficios
Ingreso laboral medio
Tarifa doméstico
0
5.000
10.000
15.000
20.000
25.000
Fuente: EUT 2007
3.2 Comparación y aportes al PIB
Una de las aplicaciones más importantes de estas valoraciones es el cálculo del
aporte que el TDNR presenta al Producto Interno bruto, considerando que si fuese
remunerado de alguna manera debería aportar reflejarse en un valor mayor de este
producto, de tal forma que cuando los hogares se hagan cargo de tareas estatales por
ejemplo, esto no afecte el valor del producto, o cuando un hogar mejora su ingreso o
acceso a servicios estatales el producto no se eleve artificialmente. Otra finalidad es
la de observar, en el marco de un PIB “ampliado” (es decir, que incluye estos
valores), cual es el aporte del trabajo doméstico no remunerado a la economía
considerada en forma integrada. De acuerdo a los cálculos anteriores, utilizando un
PIB de US$ 45,000 millones para 2007, se ha calculado este valor extendido para
referencia del aporte.
24
Cuadro 8: PIB referencial y extendido de acuerdo a métodos
(US$ 2007)
PIB ACTUAL
PIB EXT. Tarifa empleo doméstico
PIB EXT. Mercado diferenciado H/M
PIB EXT. SMV con extras fines semana]
PIB EXT. Ingreso Equivalente
PIB EXT. Costo oportunidad Igual
PIB EXT. Costo oportunidad ajustado empleo
45.000.000.000
62.103.173.876
73.416.955.367
70.483.252.396
74.995.727.079
68.953.401.455
71.477.222.823
Fuente: Simulaciones
Las aportaciones se puede observar en el cuadro 9. El mayor aporte, considerando el
PIB extendido es el obtenido con el método del ingreso equivalente. Los resultados
que se han obtenido no se distancian de valores que han sido calculados en otros
estudios similares (ver Gomez Luna, 2008). Si consideramos que la economía
remunerada se sustenta en un similar peso en tiempo y esfuerzo de trabajo, inclusive
considerando las distorsiones propias del mercado de trabajo es factible pensar que
el aporte monetario al PIB debería ser similar para ambos trabajos, o inclusive mayor
si se considera que más del 85 % de la población en edad de trabajar realiza trabajo
doméstico no remunerado, frente a 70% que está en el mercado laboral.
Cuadro 9:
Aporte al PIB del Trabajo doméstico no remunerado, por sexo
Hombres
Mujeres
Total
Hombres
Mujeres
Total
Hombres
Mujeres
Total
Hombres
Mujeres
Total
Hombres
Mujeres
Total
PIB Actual
PIB Extendido
TDNR
Mercantil
TDNR
Mercantil
Doméstico
6%
26%
4%
21%
19%
11%
15%
9%
24%
37%
19%
30%
Media diferenciada
12%
26%
8%
18%
35%
11%
24%
8%
47%
37%
32%
25%
Salario Mínimo legal mas beneficios
10%
26%
7%
19%
31%
11%
22%
8%
41%
37%
29%
27%
Ingreso equivalente
9%
26%
6%
18%
41%
11%
27%
7%
50%
37%
33%
25%
Costo de oportunidad ajustado
10%
26%
7%
18%
33%
11%
23%
8%
43%
37%
30%
26%
Fuente: Simulaciones
25
De acuerdo con el método corregido del costo de oportunidad, es decir,
considerando tanto la disponibilidad de trabajar como la probabilidad de
empleo en Ecuador, se ha calculado la distribución del ingreso laboral actual y
aquella que existiría si se dedican las horas disponibles al mercado laboral, se
contrata o financia (vía recursos públicos) las horas de trabajo doméstico que
se dejan de dedicar. La distribución del ingreso laboral actual corresponde a
un Gini de 0,701; si ingresan ofertan en el mercado laboral las personas que
están dispuestas a hacerlo, perciben su costo de oportunidad y el hogar paga
por servicios domésticos (a la tarifa actual), el Gini cambia a 0,601;
finalmente, si el hogar accede a servicios domésticos públicos, el Gini baja a
0,49 (considerando que se financia con impuestos progresivos).
46,5751
Cum. Dist. of nueva_dbn/_N
Cum. Dist. of mensual_actual/_N
53,293
0
0
,000031
1
Cum. Pop. Prop.
,000033
1
Cum. Pop. Prop.
Cum. Dist. of nueva_dbn_con_esta
61,1132
0
,000033
1
Cum. Pop. Prop.
3.3 Análisis sectorial y provincial: una aproximación al producto
Tomando en cuenta el valor obtenido bajo el método del costo de oportunidad
ajustado se han realizado algunas comparaciones relevantes. Primeramente, se ubica
el valor total del TNDR en el marco de otras variables macro de la economía, y se
encuentra que se aproxima al valor que consta como consumo de los hogares, y es
superior en casi 3 veces al Presupuesto del estado (valores de 2007), y cinco veces el
ingreso tributario, como se observa en el gráfico 4.
26
Gráfico 4
Trabajo doméstico no remunerado y otras variables macro
Consumo hogares
Trab Pagado
TDNR
PGE
Ingreso tributario
Deuda pública
Ingreso Petrolero
Gasto educación
Gasto salud
Gasto Prot. Social
0
2.500 5.000 7.500 10.000 12.500 15.000 17.500 20.000 22.500 25.000
Millones US $
Para igual referencia, se ha calculado el valor del TDNR por sectores resumidos, y se
presenta un aproximado frente al trabajo mercantil dedicado a sectores similares.
Este análisis muestra lo que podría ser una tendencia cuando se elabore una cuenta
de producción de hogar, en donde estos valores pasarían a contrastarse con los
valores de producción de los sectores que ya constan en cuentas nacionales.
El cuadro 10 muestra el aporte de esfuerzo en horas y valores por sector. El valor que
representa el trabajo para el procesamiento, preparación, servicio de alimentación
es mayor en 3 veces que PIB de alimentos; el dedicado al cuidado de niños, niñas,
personas con discapacidad y ancianos es casi el doble que el presupuesto estatal en
el sector de protección social.
Salud,
atención
discap.
(hogares)
36%
Agricultura y
restaurantes
(SCN)
43%
Alimentos
(Hogares)
57%
Voluntariado
/comunitario
(hogares)
12%
Sociales y
comunitarias
(SCN)
88%
Servicios
sociales y
salud (SCN)
64%
Enseñanza+
servicio
doméstico
(SCN)
41%
28%
Cuidado
hijos/as
(hogares)
72%
27
Cuadro 10
Ecuador: Tiempo dedicado y valorado por actividad resumida/sector
Horas
Hombres
semana
Total horas año
Total US$
Alimentos
5,58
489.767.983
840.067.927
Limpieza
4,04
710.872.103
723.652.969
Ropa
2,13
260.022.173
219.367.713
Compras-gestión
2,28
620.367.386
750.580.806
Reparación
4,40
575.440.910
748.073.183
Salud
3,48
39.212.785
31.762.356
Pcc/Autoconsumo
7,25
291.724.709
93.705.154
Voluntariado/comunitario
5,29
104.116.838
66.263.444
Atención _ discapacidades
9,54
28.051.886
72.934.903
Cuidado hijos-as
6,79
548.908.786
611.909.819
Horas
Mujeres
semana
Total horas año
Total US$
Alimentos
16,44
3.654.028.384 6.692.693.058
Limpieza
6,82
1.603.512.337 1.550.403.075
Ropa
6,34
1.430.714.654 1.187.675.898
Compras-gestión
2,89
593.691.649 1.129.957.819
Reparaciones
2,34
471.604.424
613.085.751
Salud
2,39
86.168.104
69.796.164
Pcc/Autoconsumo
5,61
426.163.236
132.130.858
Voluntariado/comunitario
5,66
146.812.064
16.314.606
Atención _ discapacidades
19,23
116.429.537
302.716.795
Cuidado hijos-as
14,99
1.974.660.910 2.316.824.712
Trabajo mercantil total
Agricultura
Hoteles y restaurantes
Enseñanza
Servicios sociales y salud
Actividades comunitarias y
sociales
Servicio domestico
Total horas
año
3.158.133.637
617.273.948
584.108.021
297.768.893
Total US$
4.244.600.219
1.549.476.240
1.636.504.229
853.590.834
329.750.072
420.993.919
633.434.519
411.532.739
Igualmente, la cantidad de horas dedicadas por las mujeres a la alimentación de los
hogares es mayor que la cantidad de trabajo mercantil dedicado a la producción
agrícola, así como las horas dedicadas a limpieza que representan casi cuatro veces
el tiempo reportado de dedicación al servicio doméstico remunerado que, además
está remunerado en forma precaria. Una tarea importante de política es analizar la
valoración social (y por ende mercantil) que se da a estas tareas, de modo que
puedan ser sustituidas las actividades no remuneradas sobre la base de criterios
salariales más justos.
28
3.4 Aportes por provincia
Es interesante también realizar una aproximación regional, partiendo de que las
realidades de las regiones son distintas en términos de las inequidades de género y
las relaciones de poder dentro de los hogares. En este sentido se presentan las
brechas de incidencia (número de personas) y duración (intensidad de tiempo) entre
hombres y mujeres por cada provincia. El gráfico 5 muestra que en general, salvo en
algunas provincias de la amazonía las brechas de incidencia no son tan elevadas, se
mantienen en un rango de 1.1 a 1.5. Es decir, tanto hombres como mujeres realizan
estas actividades. Tampoco varían mucho las brechas del trabajo mercantil. Donde se
encuentran diferencias significativas es en la intensidad, que presenta mayores
brechas en las provincias de la costa, en especial en Los Ríos y Manabí, lo cual
permite intuir causas de índole cultural.
Gráfico 5
Ecuador: brechas de género en descomposición del trabajo
4,50
4,14
Mujeres/ Hombres
4,00
3,50
3,04
3,94
3,10
3,30
3,00
2,68
3,00
2,50
1,79
2,00
2,06
1,50
1,00
0,50
0,53
Indicencia No pagado
Duración No pagado
0,46
Na
po
Pa
st
az
a
Pi
ch
in
ch
Tu
a
ng
Za
ur
m
ah
or
a
ua
C
hi
nc
hi
pe
Su
cu
m
bí
os
O
re
lla
na
M
or
on
a
Rí
os
Lo
ja
Lo
s
ar
Ca
ña
r
Ca
rc
hi
Co
to
p
ax
Ch
i
im
bo
ra
zo
El
O
Es
ro
m
er
al
da
s
G
ua
ya
s
Im
ba
bu
ra
Bo
lív
Az
ua
y
an
ab
í
Sa
nt
ia
go
0,47 0,47
M
0,53
0,00
Indicencia Pagado
Duración Pagado
Fuente: EUT 2007
Igualmente se ha calculado el aporte potencial del trabajo doméstico no remunerado
al producto de cada provincia. El cuadro 11 muestra estos valores, así como la
dedicación en términos de horas y personas. La mayor cantidad de dedicación
relativa se encuentra en provincias de la sierra central, que también son las más
pobres. Además de las brechas de género, el aporte en el caso de la costa es menor,
así como el de las provincias menos pobres del país.
29
Cuadro 11: Aporte de trabajo doméstico no remunerado por provincia
Provincia
Horas
%PIB Provincial
Azuay
363.972.394
26,2%
Bolívar
123.259.490
67,8%
Cañar
122.408.799
35,2%
Carchi
105.437.623
49,0%
Cotopaxi
260.840.947
42,4%
Chimborazo
290.325.611
63,7%
El Oro
436.693.247
50,2%
Esmeraldas
242.381.037
32,2%
Guayas
2.255.643.509
38,3%
Imbabura
220.596.807
42,1%
Loja
234.777.669
44,5%
Los Ríos
390.001.795
41,2%
Manabí
860.439.508
55,6%
Morona Santiago
70.125.496
58,8%
Napo
43.613.028
43,2%
Pichincha
1.771.340.458
32,7%
Tungurahua
358.802.193
45,4%
Zamora Chinchipe
24.878.078
22,4%
Fuente: EUT 2007
4
Reflexiones finales
El estudio permite confirmar el sostenimiento que el trabajo doméstico no
remunerado brinda a la economía en general, así como su aporte a la producción y a
la tarea social del cuidado (lo cual se muestra comparando con los sectores
remunerados que realizan estas tareas). También muestra una relación de este
trabajo con condiciones específicas de pobreza entre mujeres, entre hogares y entre
regiones. El tiempo se muestra como un indicador de bienestar, desigualdad y por
ende redistribución: del trabajo hacia el capital, de la reproducción a la producción,
de mujeres hacia hombres y de ricas hacia pobres.
El reconocimiento y valoración del trabajo de cuidado no remunerado pasa por
visualizar la economía como un sistema integrado en el que están presentes procesos
monetarios y no monetarios. Es ante todo un sistema de trabajo.
No obstante, las condiciones de precariedad no son únicas ni indivisibles. La
precariedad en la división sexual del trabajo no solamente en la disponibilidad de
horas dedicadas al trabajo mercantil de las mujeres sino también en su salario
esperado y la posibilidad de conseguir mejores condiciones laborales. En este
sentido, la discriminación y segregación de género como fuentes de precariedad
específicas de las mujeres han cambiado muy poco, y se amplían cuando la economía
entra en recesión o desaceleración, entrando las trabajadoras en condiciones de
precariedad en períodos previos a la recuperación (e intensificando su trabajo no
remunerado), lo cual indica que el sistema no solamente produce desigualdades sino
que las utiliza para compensar las pérdidas del sistema.
Lo anterior no implica apelar a un inoperante régimen de bienestar que no aportó
casi nada al bienestar de hombres y mujeres en el pasado. Una mirada renovada a la
30
institucionalidad estatal como aseguradora de derechos no tiene por qué utilizar un
aparataje pesado o ineficiente, corrupto y por demás alejado de la equidad. La
construcción de una política alternativa debe apoyar la consolidación de esquemas
de trabajo flexibles, sí, pero organizados desde la ciudadanía y los derechos, con un
alto componente de participación, reconociendo diversas formas de trabajo y
aportando a cada una de ellas capitales y activos para su desarrollo. Una política más
integrada debe incorporar a toda la población trabajadora y, en el caso específico de
las mujeres, tener presente la interacción entre el trabajo mercantil y el doméstico.
Es decir, orientarse hacia ambos ámbitos del trabajo, lo cual pasa por un diseño al
menos “tri-sectorial”: laboral, protección social y económico.
31
5
Anexos
5.1 Anexo 1: Referencias utilizadas para cálculos de ingreso equivalente
Cuadro1. Poblacion de 12 años y más que trabaja al menos una hora en cuenta propia
41. Grupo
de ocupación Nombre de la ocupación
VENDEDORES Y DEMOSTRADORES DE TIENDAS Y ALMACENES
5220
AGRICULTORES Y TRABAJADORES CALIFICADOS DE CULTIVOS
6111
EXTENSIVOS
VENDEDORES DE QUIOSCOS Y DE PUESTOS DE MERCADO
5230
VENDEDORES AMBULANTES DE PRODUCTOS NO COMESTIBLES
9112
CONDUCTORES DE AUTOMÓVILES, TAXIS Y CAMIONETAS
8322
VENDEDORES AMBULANTES DE PRODUCTOS COMESTIBLES
9111
LAVANDEROS Y PLANCHADORES MANUALES
9133
AGRICULTORES Y TRABAJADORES CALIFICADOS DE PLANTACIONES
6112
DE ÁRBOLES Y ARBUSTOS
PRODUCTORES Y TRABAJADORES AGROPECUARIOS CALIFICADOS
6130
CUYA PRODUCCIÓN SE DESTINA AL MERCADO
VENDEDORES A DOMICILIO Y POR TELÉFONO
9113
SASTRES, MODISTOS Y SOMBREREROS
7433
CRIADORES DE GANADO Y OTROS ANIMALES DOMÉSTICOS,
6121
PRODUCTORES DE LECHE Y SUS DERIVADOS
DUEÑO DE PEQUEÑOS RESTAURANTES O BARES
5120
PELUQUEROS, ESPECIALISTAS EN TRATAMIENTOS DE BELLEZA Y
5141
AFINES
ALBAÑILES Y MAMPOSTEROS
7122
AVICULTORES Y TRABAJADORES CALIFICADOS DE LA AVICULTURA
6122
COSTUREROS, BORDADORES Y AFINES
7436
PESCADORES DE AGUA DULCE Y EN AGUAS COSTERAS
6152
COBRADORES Y AFINES
4215
EBANISTAS Y AFINES
7422
CONDUCTORES DE CAMIONES PESADOS
8324
MECÁNICOS Y AJUSTADORES DE VEHÍCULOS DE MOTOR
7231
PANADEROS, PASTELEROS Y CONFITEROS
7412
ARTESANOS DE LA MADERA Y MATERIALES SIMILARES
7331
CONDUCTORES DE AUTOBUSES Y TRANVÍAS
8323
PINTORES Y EMPAPELADORES
7141
PEONES DE CARGA
9333
LIMPIADORES DE OFICINA, HOTELES Y OTROS ESTABLECIMIENTOS
9132
51A. Horas de trabajo
principal
Suma
Media
63.Ingresos (monetario) Patronos Cta. Propia
Suma
Media
Ingreso
promedio Actividad
por hora en EUT
50,36 11.080.219,52
621,48
136.748.930,99
3,09
36,92
6.169.577,42
185,91
31.068.423,72
1,26
37,35
39,13
52,88
39,14
21,12
5.139.651,73
3.328.026,30
4.182.292,02
2.732.915,76
1.308.450,59
429,78
343,41
492,03
340,22
65,81
59.140.048,83
29.208.963,13
38.911.915,01
23.752.740,73
4.077.702,47
2,88
2,19
2,33
2,17
0,78 ut30,ut31
35,66
2.093.056,95
158,22
9.285.861,73
1,11
41,22
1.993.834,20
128,83
6.230.832,92
0,78
27,64
33,04
1.064.686,16
966.138,23
251,04
134,90
9.670.422,05
3.944.256,55
2,27
1,02 ut34
33,49
890.503,13
198,17
5.269.891,64
1,48
42,25
1.120.913,04
483,87
12.836.324,88
2,86
31,66
826.759,00
194,93
5.090.781,90
1,54
44,36
24,38
36,05
41,22
43,15
46,04
42,30
40,73
43,21
37,56
38,92
39,37
34,75
1.039.569,42
476.639,49
666.051,01
760.064,79
764.411,75
778.831,08
588.561,71
525.356,65
511.277,63
430.562,98
400.029,34
398.587,97
351.490,84
230,93
191,75
189,53
172,75
353,35
365,81
912,32
295,01
571,06
152,59
664,93
231,14
130,89
5.412.094,99
3.748.147,14
3.501.566,52
3.185.063,46
6.259.224,78
6.188.034,12
12.695.005,38
3.804.998,91
6.757.219,66
1.749.233,52
6.834.974,69
2.339.806,76
1.323.829,01
1,30
1,97
1,31 ut34
1,05
2,05
1,99
5,39
1,81
3,30 ut19
1,02 ut68
4,27
1,47
0,94
31,74
313.153,39
121,46
1.198.518,84
0,96
5122
7241
9211
9331
COCINEROS
MECÁNICOS Y AJUSTADORES ELECTRICISTAS
MOZOS DE LABRANZA Y PEONES AGROPECUARIOS
CONDUCTORES DE VEHÍCULOS ACCIONADOS A PEDAL O A BRAZO
40,05
40,36
36,69
381.877,33
337.622,39
306.658,39
374,62
225,39
187,96
3.572.146,27
1.885.339,87
1.571.110,27
2,34 ut12
1,40
1,28
41,52
326.207,43
151,11
1.187.377,44
0,91
2421
7432
7137
7442
5169
ABOGADOS
TEJEDORES CON TELARES O TEJIDOS DE PUNTO Y AFINES
ELECTRICISTAS DE OBRAS AFINES
ZAPATEROS Y AFINES
PERSONAL DE LOS SERVICIOS DE PROTECCIÓN Y SEGURIDAD, NO
CLASIFICADOS BAJO OTROS EPÍGRAFES
CARPINTEROS DE ARMAR Y DE BLANCO
FONTANEROS E INSTALADORES DE TUBERÍAS
HERRAMENTISTAS Y AFINES
AGRICULTORES Y TRABAJADORES CALIFICADOS DE HUERTAS,
INVERNADEROS, VIVEROS Y JARDINES
OPERARIOS DE LA ELABORACIÓN DE PRODUCTOS LÁCTEOS
40,93
31,05
35,55
43,44
320.864,63
203.325,57
215.878,85
247.307,60
929,72
100,14
220,12
329,16
7.289.088,17
655.674,84
1.336.792,92
1.873.911,71
5,68
0,81 ut34
1,55
1,89
61,31
346.445,45
165,38
934.462,36
0,67
39,08
37,84
44,98
218.554,24
204.786,86
233.444,88
209,54
305,47
365,95
1.171.792,31
1.653.237,72
1.899.198,75
1,34
2,02
2,03
37,90
166.144,06
133,17
583.841,61
0,88
38,07
163.366,96
340,01
1.458.971,77
2,23
7124
7136
7222
6113
7413
Fuente: ENEMDU dic 2007 - Elaborado por: Victor Morales y Maria Soledad
Fuente y elaboración CONAMU
32
ut15, ut22
ut27, ut71
Ingreso por grupo de ocupación (ENEMDUR)
Ingreso_laboral_hora
MEDICOS Y PROFESIONALES AFINES (EXCEPTO EL PERSONAL DE ENFER
2,479
ODONTOLOGOS
4,414
FARMACEUTICOS
3,489
MEDICOS Y PROFESIONALES AFINES (EXCEPTO EL PERSONAL DE ENFER
4,208
PERSONAL DE ENFERMERIA Y PARTERIA DE NIVEL SUPERIOR
3,021
PROFESORES DE LA ENSEÐANZA SECUNDARIA
2,614
MAESTROS DE NIVEL SUPERIOR DE LA ENSEÐANZA PRIMARIA Y PREESC
1,535
MAESTROS DE NIVEL SUPERIOR DE LA ENSEÐANZA PRIMARIA
2,707
MAESTROS DE NIVEL SUPERIOR DE LA ENSEÐANZA PREESCOLAR
1,959
PERSONAL DE ENFERMERIA DE NIVEL MEDIO
2,657
PERSONAL DE PARTERIA DE NIVEL MEDIO
0,861
PRACTICANTES DE LA MEDICINA TRADICIONAL
7,172
MAESTROS DE NIVEL MEDIO DE LA ENSEÐANZA PRIMARIA
2,039
MAESTROS DE NIVEL MEDIO DE LA ENSEÐANZA PREESCOLAR
1,262
MAESTRO DE NIVEL MEDIO DE LA ENSEÐANZA ESPECIAL
1,043
ECONOMOS, MAYORDOMOS Y AFINES
0,831
COCINEROS
1,465
CAMAREROS Y TABERNEROS. (MESERO).
1,035
TRABAJADORES DE LOS CUIDADOS PERSONALES Y AFINES
3,112
NIÑERAS Y CELADORAS INFANTILES
0,727
AYUDANTES DE ENFERMERIA EN INSTITUCIONES
2,157
AYUDANTES DE ENFERMERIA A DOMICILIO
0,815
PELUQUEROS, ESPECIALISTAS EN TRATAMIENTOS DE BELLEZA Y
1,732
ACOMPAÑANTES Y AYUDAS DE CAMARA
1,772
ALBAÑILES Y MAMPOSTEROS. (ALBAÑILES).
0,941
MECANICOS Y AJUSTADORES DE VEHICULOS DE MOTOR. (MECÁNICOS).
5,795
MECANICOS Y AJUSTADORES DE MAQUINAS AGRICOLAS E
1,813
MECANICOS Y AJUSTADORES ELECTRICISTAS
4,590
MECANICOS Y REPARADORES DE APARATOS ELECTRONICOS
0,874
TEJEDORES CON TELARES O DE TEJIDOS DE PUNTO Y AFINES
0,866
SASTRES, MODISTOS Y SOMBREROS
0,956
PATRONISTAS Y CORTADORES DE TELA, CUERO Y AFINES
0,730
COSTUREROS, BORDADORES Y AFINES. (COSTURESRAS, SASTRES, MODI
1,042
ZAPATEROS Y AFINES
1,300
CONDUCTORES DE AUTOMOVILES, TAXIS Y CAMIONETAS. (CHOFER, CHO
3,293
CONDUCTORES DE AUTOBUSES Y TRANVIAS
5,270
CONDUCTORES DE CAMIONES PESADOS
1,681
PERSONAL DOMESTICO Y AFINES, LIMPIADORES, LAVANDEROS Y
0,393
PERSONAL DOMESTICO. (EMPLEADO DOMÉSTICO).
0,866
LIMPIADORES DE OFICINA, HOTELES Y OTROS ESTABLECIMIENTOS
1,147
LAVANDEROS Y PLANCHADORES MANUALES
1,000
CONSERJES. (CONSERJES, PORTEROS).
1,550
LAVADORES DE VEHICULOS, VENTANAS Y AFINES
2,008
MENSAJEROS, PORTEADORES, PORTEROS Y AFINES
1,498
PORTEROS Y GUARDIANES Y AFINES (GUADIANES INFORMALES, GUARDI
0,810
BARRENDEROS Y AFINES
1,081
Fuente: ENEMDU, 2007
33
Valores utilizados (SPSS) para asignar equivalents por hora, por variable de la EUT:
(ut12=1) equiv_12 = 2.34
(ut13=1) equiv_13 = 1.11
(ut14=1) equiv_14 = 0.9
(ut15=1) equiv_15= 0.96
(ut16=1) equiv_16 = 1.11
(ut17=1) equiv_17 = 0.
(ut18=1) equiv_18 = 0.9
(ut19=1) equiv_19 = 3.3
(ut20=1) equiv_20 = 0.9
(ut21=1) equiv_21 = 0.9
(ut22=1) equiv_22 = 0.96
(ut23=1) equiv_23 = 0.9
(ut24=1) equiv_24 = 0.9
(ut25=1) equiv_25 = 2.0
(ut26=1) equiv_26 = 1.5
(ut27=1) equiv_27 = 2.
(ut28=1) equiv_28 = 0.9.
(ut29=1) equiv_29 = 0.9.
(ut30=1) equiv_30 = 0.78 .
(ut31=1) equiv_31 = 0.78 .
(ut32=1) equiv_32 = 0.9 .
(ut33=1) equiv_33 = 0.9 .
(ut34=1) equiv_34 = 1.31.
(ut35=1) equiv_35 = (0.9+0.5).
(ut36=1) equiv_36 = 0.9 .
(ut37=1) equiv_37 = 0.9 .
(ut38=1) equiv_38 = (0.9+0.5) .
(ut39=1) equiv_39 = (0.9+1).
(ut40=1) equiv_40 = (0.9+1).
(ut41=1) equiv_41 = (0.9+1).
(ut42=1) equiv_42 = (0.9+1).
(ut43=1) equiv_43 = (0.9+0.5).
(ut44=1) equiv_44 = (0.9+0.5).
(ut45=1) equiv_45 = (0.9+0.5).
(ut46=1) equiv_46 = 0.9.
(ut47=1) equiv_47 = 0.96
(ut48=1) equiv_48 = 0.96
(ut49=1) equiv_49 = 0.86
(ut50=1) equiv_50 = 2.34
(ut51=1) equiv_51 = 1.67
(ut52=1) equiv_52 = 1.2
(ut53=1) equiv_53 = 1.2.
(ut54=1) equiv_54 = 1.2
(ut55=1) equiv_55 = 1.2 .
(ut56=1) equiv_56 = 1.2.
(ut57=1) equiv_57 = 1.2 .
(ut58=1) equiv_58 = 1.2 .
(ut59=1) equiv_59 = (0.9+0.5) .
(ut60=1) equiv_60 = (0.9+0.5).
(ut61=1) equiv_61 = 0.81.
(ut62=1) equiv_62 = 0.81 .
(ut63=1) equiv_63 = 0.81 .
(ut64=1) equiv_64 = 1.30 .
(ut65=1) equiv_65 = 1.30 .
(ut66=1) equiv_66 = 1.81 .
(ut67=1) equiv_67 = 1.55 .
(ut68=1) equiv_68= 0.88 .
(ut69=1) equiv_69 = 0.88 .
(ut70=1) equiv_70 = 0.88 .
(ut71=1) equiv_71 = 0.88 .
(ut72=1) equiv_72 = 2.03 .
(ut73=1) equiv_73 = 2.34 .
(ut74=1) equiv_74 = 0.9 .
(ut75=1) equiv_75 = 0.9 .
(ut76=1) equiv_76 = 0.9 .
(ut77=1) equiv_77 = 0.9 .
(ut78=1) equiv_78 = 0.9 .
(ut98=1) equiv_98 = 2.6 .
(ut99=1) equiv_99 = 2.6 .
(ut100=1) equiv_100 = 2.6.
(ut101=1) equiv_101 = 2.6.
(ut102=1) equiv_102= 2.6
(ut103=1) equiv_103 = 2.6.
(ut104=1) equiv_104 = 2.6.
(ut105=1) equiv_105 = 2.6
(ut106=1) equiv_106 = 2.6
(ut107=1) equiv_107 = 2.6.
34