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CAPÍTULO 2 EL MISTERIO DE CRISTO MISTERIOS DE SU VIDA - COSTADO ABIERTO - CORAZÓN DE JESÚS – PROFETA DEL AMOR - MINISTRO DE LA RECONCILIACIÓN (JUÁN JOSÉ ARNÁIZ ECKER) 1. Presentación Nuestra espiritualidad se basa en el acercamiento a uno de los misterios de Cristo1. Estos misterios son de una importancia que la cristología actual ha recuperado. Los misterios le dan un rostro concreto al Dios a quien se dirige nuestra fe y consagración. Además, nos indican las coordenadas imprescindibles para una reflexión correcta sobre él, en el sentido de que en el centro no está una abstracta “esencia inmutable” sino una persona que actúa en la historia con una “serie de hechos” que constituyen la revelación personal del Dios cristiano, llevada definitivamente a cabo en la vida humana de Jesús de Nazaret. En él se resumen todas las intervenciones de Dios en favor de su pueblo e incluso toda la historia de la humanidad que se inició con Adán. En el Hijo se manifiesta totalmente Dios por lo que Él es “desde el principio”. Por lo tanto, la atención que desde siempre el Padre Dehon prestó a la vida histórica de Cristo, y que en las siguientes páginas queremos simplemente introducir, se debe a que ahí se revela el “misterio” de Dios, revelación que tiene su cima para nosotros en la transfixión del costado del Señor Jesús, clavado en la cruz como cordero víctima pascual. En absoluto se encontrarán en estos materiales los datos básicos para elaborar una cristología dehoniana. Tan solo se quieren dar unos trazos para una lectura de “cristología espiritual”. Porque no es posible entender la “singularidad” de Cristo sino refiriéndose al Espíritu. Desde Pentecostés el Hijo no está presente en la historia más que en el Espíritu. Sólo dejándose llenar y guiar por el Espíritu seremos introducidos en toda la verdad (Jn 16, 13) y podremos ser profetas del amor y servidores de la reconciliación que contemplamos en le Corazón abierto del Hijo, siendo pues testigos suyos hasta los confines de la tierra. El Espíritu, y por tanto la vida espiritual dehoniana, no tiene la tarea de “superar” a Cristo, sino de asegurar nuestra vinculación con él hasta el fin de los tiempos. Por eso el espíritu no hace sino “recordar” (traer de nuevo al corazón) todo lo que Cristo ha dicho (Jn 14, 26). Del misterio que contemplamos los dehonianos proviene la salvación cristiana, salvación que, junto con todos nuestros hermanos cristianos, debemos traducir en la vida, creer en la fe y celebrar en la liturgia. Por eso somos seguidores, en base al vínculo con el Maestro que no sólo nos hace vivir como él, sino en dependencia de él y con él. Por eso es ineludible una especial referencia a la concreción histórica de Jesús, a su vida, a sus opciones, a las actitudes asumidas por él2. El “misterio de Cristo”3 contemplado por el Padre Dehon ha de convertirse en nuestro “misterio”. Seguimos la argumentación de M. SERENTHÀ, “Misterios de Cristo”: AA. VV., Diccionario teológico interdisciplinar III, Salamanca 1998, 545-564. 2 J. J. ARNAIZ ECKER, La necesidad de establecer el icono cristológico de seguimiento antes de afrontar procesos de refundación: DEH 2002/2, 65-80. 1 - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 31 2. Fuentes - Algunos escritos del P. Dehon A. Misterios de la vida de Cristo Fuente Texto CAM: OSP 2, 227-228 Estudiamos el punto de partida del camino nuevo en la oblación hecha por amor, el perfeccionamiento de esta vía nueva en la dependencia amorosa; llegamos a la consumación de esta vía nueva, consumación que es el propio amor, el amor de un alma totalmente perdida en Dios con el Corazón de Jesús. La vida escondida en Dios es la inmolación del corazón por excelencia, es la que perfecciona las disposiciones de la profesión de inmolación. ¿En qué consiste? Es la comunicación continua o casi continua con Dios. O se hace desde fuera, como si alguien golpease la puerta, sino desde dentro, con alguien que está en casa: Esto mihi in domum refugii (Sal 30,3). El Corazón de Jesús, en toda su vida, estuvo siempre perdido en Dios en una oración continua que consistía en el amor y en la oblación de sí mismo continuamente repetida. Ni perturbación ni inquietud estaban en su Corazón. No hacía más que actos continuos de oblación y de amor, no comunicaba sino habitualmente más que esto: había en Él un estado estable, inmutable, estaba establecido en Dios. Ningún término expresa mejor esta idea, era un estado habitual. [...] Para que la vida esté enteramente escondida en Dios, es preciso que el amor sea desinteresado. El Sagrado Corazón no procuraba ni su propia gloria, ni sus propios intereses, sino únicamente los de Dios. Este desinterés entra en nuestra vocación, porque consagramos nuestros méritos al Sagrado Corazón. Por eso, es necesario que nos mantengamos en la humildad, en el abandono, y no nos inquietemos por saber cuál es nuestro grado de santidad; no tener perturbaciones acerca de nuestras imperfecciones y nuestros defectos; en una palabra, mirar poco para nosotros mismos, sino mirar primero al Sagrado Corazón para servirlo, contentarlo y amarlo. B. El Costado abierto de Jesús 3 Fuente Texto CAM: OSP 2, 379-381 Hablando de este misterio adorable, san Juan adquiere un tono solemne que nos hace percibir toda la importancia: “Ad Jesum autem cum venissent, ut viderunt eum jam mortuum, non fregerunt ejus crura, sed unus militum lancea latus ejus aperuit et continuo exivit sanguis et aqua: cuando se acercaron a Jesús, le vieron muerto, no le rompieron las piernas, pero uno de los soldados le perforó el corazón con una lanza y manó sangre y agua”. Vemos aquí dos hechos principales: la apertura del Corazón adorable de Jesús y la efusión del agua y la sangre. Después, el santo evangelista exclama: “Et qui vidit, testimonium perhibuit, et verum est testimonium ejus; et ille scit quia vera dicit, ut et vos credatis: yo sé que digo la verdad, para que vosotros creáis”. CST 16. - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 32 ¿Por qué, Apóstol santo, no has pedido este acto de fe para otros hechos más graves que ocurrieron y que forman la base de toda la doctrina de la Iglesia? ¡Ah! Estos hablan por sí mismos y se pide la fe precisamente para las cosas que sobrepasan la inteligencia humana. La apertura del Corazón de Jesús es el misterio de los misterios, el fundamento de todos los demás, el misterio del amor que fue entrevisto por las edades precedentes, pero que se nos revela totalmente a nosotros. Sí, hagamos un acto de fe y amor; creamos en la inmensidad del amor que Dios ha tenido por nosotros en el Corazón Sagrado de Jesús. [...] I. La apertura del Corazón de Jesús Los santos Padres han subrayado la expresión de la que se sirve san Juan. Él no dice que el costado del Salvador fuese golpeado o herido, sino que fue abierto. Longinos, como dice Catalina Emmerich, fue tomado por un movimiento profético del que no pudo sino dar cuenta, y su mano dirigida por los ángeles, dirigió su lanza al costado abierto del Salvador. Pero ¿qué significa esta apertura? San Bernardo, resumiendo toda la tradición católica, nos lo dice: “Propheta vulneratum est, ut per vulnus visibile, vulnus amoris invisibile videamus: Él fue herido para que su herida visible nos hiciese conocer la herida invisible del amor”. Para aquel que comprende, para aquel al que el Espíritu Santo ilumina, vigilanti, como dice san Agustín, es la puerta de la vida que se abre, es el secreto de Dios que es revelado. El Corazón herido de Jesús significa que es por amor a nosotros, únicamente por amor, por lo que hizo todo lo que hizo, por lo que vivió entre nosotros, por lo que murió por nosotros y por lo que vive aún por nosotros en el cielo y en la santa Eucaristía. La lanza repite a su manera lo que el Salvador había dicho a Nicodemo: “Sic Deus dilexit mundum ut Filium suum unigenitum daret: Dios nos amó hasta entregar a su Hijo único”. Lo hizo propiedad nuestra; todo nos pertenece, sus méritos, sus misterios, su vida, su muerte, su gracia, su gloria y, sobre todo, su amor. Porque, repite aún san Juan, aquellos a los que Jesús amó, los amó hasta el final, es decir, sin fin y sin medida. He aquí por qué la lanza abrió su Corazón material, para que nos hiciera conocer la herida de su Corazón espiritual, de su amor que ha sido el obrero de nuestra salvación y de nuestra Redención. En el momento de la muerte del Salvador, el velo del Santo de los Santos se desgarró. Significa lo mismo que el misterio del traspaso de la lanza. Jesucristo, es el templo de Dios y su Corazón es el Santo de los santos, el altar del amor donde se actúan todos los misterios y todos los sacrificios. Tal es el significado primero de la apertura del Corazón adorable de Jesús. Este misterio supera todos los demás, porque los contiene a todos. ¿Qué sería la oblación del Salvador, su vida, su inmolación en la cruz, su misma muerte, si estos misterios augustos no obtuviesen toda su savia de su Corazón? ¿Habrían podido reparar la gloria divina ofendida por el pecado, si Nuestro Señor hubiese sido un simple reparador de justicia, por más que lo hubiésemos merecido? ¿Qué gracias hubiésemos recibido? ¿Cuál hubiese sido el papel de la misericordia si el Sagrado Corazón no se hubiese dirigido con toda su fuerza a la pobre humanidad por el camino inefable de entregarse totalmente a nosotros? Es un error acercarse a la reparación solo cuando - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 33 contemplamos tales prodigios. La reparación no hace más que elevar el obstáculo que el pecado pone entre nosotros y el amor. Pero una vez que este obstáculo es salvado, el amor va mucho más lejos; abraza el corazón del hombre, lo inunda de su gracia y lo deifica. Nos hace partícipes de la naturaleza divina, como dice la santa Escritura. ¡Así es como el Sagrado Corazón nos amó! Tal debe ser el objeto de nuestra eterna contemplación: Videbunt in quem transfiserunt. ¡Nosotros lo hemos herido de amor! C. El Corazón de Jesús Fuente Texto CAM: OSP 2, 355-357 La devoción al divino Corazón de Jesús tiene como objeto directo los sentimientos, los afectos interiores de nuestro dulce Jesús. Difiere en esto de la devoción a las cinco llagas y al crucifijo, que se detiene en lo exterior. Mientras que ella la contiene de una manera más excelente, porque busca en lo más hondo de su intimidad el mismo fuego del sacrificio, ese amor que entrega a Jesús a los suplicios y a la muerte por nosotros. I. Cristo me amó y se entrega por mí a causa de su amor (Epístola a los Gálatas) Por amor fue flagelado y coronado de espinas; por amor se dejó clavar en la cruz y murió. Christus factus est pro nobis obediens usque ad mortem, mortem autem crucis. Es sobre la cruz como realiza enteramente la oblación de amor y de inmolación que él hizo al entrar en la vida, pronunciando su Ecce venio. Y el amor de este Corazón es tan grande que tantos sufrimientos no lo agotaron, sino que quiso sufrir más aún por nosotros. In finem dilixet nos. Este Corazón nos amó hasta la locura, hasta agotarse por nosotros. Las almas que aman este divino Corazón quedan por así decir en éxtasis ante tanto amor. No se detienen largamente en los sufrimientos exteriores. Los adoran, besan las heridas con respeto, pero se pierden en el Corazón, allí donde la cruz lo alanceó, y exclaman: “Oh amor, oh amor que tanto has amado, ¿qué pides en precio por tantos sufrimientos? ¡Ah! Que yo te ame un poco; que yo te dé todo mi corazón, tan pequeño, cuya capacidad de amor es tan falible; ¿podré yo rehusártelo?”. Y entonces un vivo reconocimiento se enciende en este pobre pequeño corazón. II. Amor de compasión La contemplación de la ingratitud de las almas y particularmente de las almas escogidas excitó en nosotros el amor de compasión, cuando compartimos las angustias del Sagrado Corazón en el jardín de los Olivos. Pero cuando vemos al Salvador llevar su cruz, extender sus brazos sobre ella y morir por nosotros, hemos entrado en el dulce santuario de su Corazón. ¡Oh! nuestros sentimientos de compasión se acrecientan aún más. Nuestra alma se embarga de un asombro amoroso, de una admiración indescriptible, y nosotros exclamamos con Habacuc: Domine, audivi auditionem meam et - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 34 expavi. Señor, estoy allí contemplando tu clave de obra de amor, tu santa Pasión, tu dulce muerte, y no sé qué más decir; mi alma está embargada, está encantada, está anonadada, sobre todo cuando te oye decir a la beata Margarita María: “Para mí no cuenta nada todo lo que he sufrido por los hombres, si me devolviesen un poco de amor”. Esta consideración debe dominar a las demás en los amigos del Sagrado Corazón. Todos los demás sentimientos, todas las demás virtudes no satisfacen enteramente al Corazón de Jesús. Quiere, pues, evidentemente el arrepentimiento, la penitencia, la mortificación, pero pide particularmente el amor de reconocimiento y el amor de compasión. Si las otras virtudes son piedras preciosas que ornamentan los vestidos de la Iglesia, el amor entregado al Corazón de Jesús es el rubí que brilla con más brillo. CAM: OSP 2, 389-390 “Timor non est in caritate: sed perfecta caritas foras mittit timorem: El amor no conoce el temor, la caridad perfecta aleja el temor. – El temor es penoso; lo que se teme no es perfecto en el amor. Nosotros amamos a Dios, que nos amó primero” (Carta de san Juan, cap. 14). I. La caridad es una amistad del hombre con Dios Para comprender mejor lo que dice el Apóstol amado, nos hizo recordar el principio que propuso santo Tomás: la esencia de la caridad consiste en la amistad íntima que existe entre Dios y el hombre, Caritas est amicitia hominis ad Deum, amistad que supera lo que un padre siente por su hijo, un amigo por su amigo, un esposo por su esposa; amistad inefable en la cual no podría creer, si la Escritura y los santos doctores no nos la atestiguan (II-II, q. 23 ss.) Antes de llegar más lejos, no omitamos decir que el acto de amor es puramente interior. Es un aliento del alma hacia Dios, es el beso tierno del más tierno de los padres al que solo se puede solicitar por el seguro sobrenatural de su gracia. Porque el hombre no tiene nada en sí mismo que le pueda merecer esta divina sociedad. El ejercicio del amor, que exalta tanto santo Tomás, fue fuertemente despreciado por las tendencias rigoristas de los dos últimos siglos. Supuestos doctores lo hacen un poco casi imposible por la exigencia imperiosa. Otros, obedeciendo a una especie de pelagianismo, y alguna vez con una muy buena intención, ignoran el resto de las enseñanzas del Angélico, no viendo, de hecho, actos de amor más que en las acciones exteriores. Ellos los restringen a la pura observancia de los mandamientos y de los deberes, pero no prestan atención a que el primer mandamiento es totalmente distinto a los otros, y que para observar la ley divina en todas sus prescripciones, el hombre necesita un auxilio extraordinario y sobrenatural que solo el amor puede dar. Es, dice san Alfonso, querer obligar a un ave a volar tras haberle cortado las alas. El acto de caridad es un acto de amor humano, tal como lo conocemos de ordinario, parte de un acto del corazón, pero elevado por la gracia en el orden sobrenatural, y su objeto es Dios que responde: por eso el auxilio sobrenatural nos es necesario. Así es verdad que el acto de caridad perfecto es, a la vez, imposible en la sola naturaleza humana y muy fácil con la gracia, porque Dios nos da toda la fuerza de su Espíritu. - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 35 II. El intermediario de esta amistad es el Corazón de Jesús Pero, ¿cómo contrae Dios tal sociedad íntima con nosotros por el amor? Por el Corazón Sagrado de Jesús, intermediario de esta amistad. Es este divino Corazón lo que ama en nosotros porque le pertenecemos, y de este Corazón, el Espíritu Santo viene a nosotros y hace exhalar de nuestra pobre alma gemidos inefables por los que llamamos a Dios nuestro Padre, según la expresión familiar que emplea san Pablo: Abbá, Pater. En definitiva, es el Corazón de Jesús el que ama por nosotros; es a la vez, el órgano del amor que Dios tiene por nosotros, y el del amor que nosotros tenemos por Dios; es todo para nosotros y somos todo en él: Per ipsum, cum ipso et in ipso. Sólo por el Corazón de Jesús se puede establecer entre Dios y nosotros esta sociedad admirable de las pobres criaturas con su creador, con Dios que se convierte en nuestro Padre y nuestro amigo. Por el Sagrado Corazón tratamos filialmente, se puede decir amigablemente, con este gran Dios tan fuerte y superior a nosotros. ¡Qué verdades tan bellas, tan admirables, pero tan desconocidas! Para que esta sociedad sea más íntima, dirijamos de ordinario todos nuestros actos de amor no a Dios directamente, sino al mismo Sagrado Corazón. La razón es que Nuestro Señor se ha hecho totalmente nuestro hermano, nuestro amigo y nuestro esposo, y el temor se escurrirá de nuestros actos de amor si nos dirigimos directamente a él. De otra manera, este Corazón, que es un corazón de hombre, es también el Corazón de Dios; consiguientemente, un acto de amor que va al Sagrado Corazón se dirige a Dios. Por otra parte, el Sagrado Corazón ofrece a Dios Padre todo lo que le ofrecemos de una manera infinitamente más digna de la majestad divina. - Regla de vida A. Misterios de la vida de Cristo: CST 16, 17, 77 y 83 CST 16 Llamados a servir a la Iglesia en la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús, nuestra respuesta supone una vida espiritual: un común acercamiento al misterio de Cristo, bajo la guía del Espíritu, y una atención especial a todo aquello que, en la inagotable riqueza de este misterio, corresponde a la experiencia del Padre Dehon y de nuestros mayores. 17 Como discípulos del Padre Dehon, quisiéramos hacer de la unión a Cristo en su amor al Padre y a los hombres, el principio y el centro de nuestra vida. Meditamos con predilección estas palabras del Señor: Permaneced en y mí y en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto en sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí (Jn 15, 4). Fieles a la escucha de la Palabra y al compartir del Pan, estamos invitados a descubrir cada vez más la Persona de Cristo y el misterio de su Corazón y a anunciar su amor que excede todo conocimiento. Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones; que el amor sea vuestra raíz y vuestros cimientos; y así, con todo el pueblo de Dios, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios (Ef 3, 17-19). - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 36 77 Nos ponemos con frecuencia a la escucha de la Palabra de Dios. Contemplamos el amor de Cristo en los misterios de su vida y en la vida de los hombres; robustecidos por nuestra adhesión a el, nos unimos a su oblación por la salvación del mundo. Así podemos recibir el espíritu de sabiduría y de revelación, para descubrir y conocer verdaderamente a Cristo Señor y la esperanza a que nos llama (Ef 1,17-18). 83 En la adoración, estrechamente unida a la celebración eucarística, meditamos las riquezas de este misterio de nuestra fe, para que la carne y la sangre de Cristo, alimento de vida eterna, transformen más profundamente nuestra vida. B. El Costado abierto de Jesús: CST 2 y 21 CST 2 Nuestro Instituto tiene su origen en la experiencia de fe del Padre Dehon. Aquella experiencia que San Pablo expresó así: y mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí (Ga 2.20). El Costado abierto y el Corazón traspasado del Salvador son para el Padre Dehon la expresión más evocadora de un amor cuya presencia activa experimenta en su propia vida. 21 Con San Juan, vemos en el Costado abierto del Crucificado el signo de un amor que, en la donación total de sí mismo, vuelve a crear al hombre según Dios. Contemplando el Corazón de Cristo, símbolo privilegiado de este amor, somos consolidados en nuestra vocación. En efecto, estamos llamados a insertarnos en este movimiento del amor redentor, dándonos por nuestros hermanos, con Cristo y como Cristo. En esto hemos conocido el amor; en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestras vidas por los hermanos (1 Jn 3, 16). C. El Corazón de Jesús: CST 2, 3, 4, 7, 19, 21 y 85 CST 2 Nuestro Instituto tiene su origen en la experiencia de fe del Padre Dehon. Aquella experiencia que San Pablo expresó así: y mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí (Ga 2.20). El Costado abierto y el Corazón traspasado del Salvador son para el Padre Dehon la expresión más evocadora de un amor cuya presencia activa experimenta en su propia vida. 3 Del Corazón de Jesús, abierto en la cruz, nace el hombre de corazón nuevo, animado por el Espíritu y unido a sus hermanos en la comunidad de amor que es la Iglesia (cf. Etudes sur le Sacré-Coeur, I, p. 114) 4 Pero ve la causa más profunda de esta miseria humana en el rechazo del amor de Cristo. Cautivado por este amor no correspondido quiere responder a él con una unión íntima al Corazón de Cristo, y con la instauración de su Reino en las almas y en la sociedad. 7 Comprometidos así con El, para remediar el pecado y la falta de amor en la Iglesia y en el mundo, ofrecerán, durante toda su vida, con sus oraciones y trabajos, con sus sufrimientos y alegrías, El culto de amor y de reparación que su Corazón desea (cf. NQ XXV,5). 19 Según su designio de amor, forjado antes de la creación del mundo (cf. Ef 1, 3-14), el - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 37 Padre envió a su Hijo: lo entregó a la muerte por nosotros (Rm 8, 22). Resucitándolo, lo ha constituido Señor, Corazón de la humanidad y del mundo, esperanza de salvación para cuantos escuchan su voz. El, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna (Hb 5, 8-9). 21 Contemplando el Corazón de Cristo, símbolo privilegiado de este amor, somos consolidados en nuestra vocación. En efecto, estamos llamados a insertarnos en este movimiento del amor redentor, dándonos por nuestros hermanos, con Cristo y como Cristo. En esto hemos conocido el amor; en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestras vidas por los hermanos (1 Jn 3, 16). 85 También nos sentimos íntimamente unidos a los santos que vivieron más claramente nuestra vida de unión con el Corazón de Jesús. D. Como Cristo, ministros de la reconciliación: CST 7, 25, 78 y 79 CST 7 El Padre Dehon espera que sus religiosos sean profetas del amor y servidores de la reconciliación de los hombres y del mundo en Cristo (cf. 2 Cor 5,18). Comprometidos así con El, para remediar el pecado y la falta de amor en la Iglesia y en el mundo, ofrecerán, durante toda su vida, con sus oraciones y trabajos, con sus sufrimientos y alegrías, El culto de amor y de reparación que su Corazón desea (cf. NQ XXV,5). 25 Nuestro amor, que nos hace participar en la obra de la reconciliación, que anima todo lo que somos, todo lo que hacemos y sufrimos por servir al Evangelio, sana a la humanidad, la reúne como Cuerpo de Cristo, y la consagra para la Gloria y el Gozo de Dios. 78 Acogiendo el Espíritu que ruega en nosotros y viene en ayuda de nuestra debilidad (cf. Rm 8, 26ss.) queremos alabar y adorar, en el Hijo, al Padre que cada día realiza entre nosotros su obra de salvación y nos confía el ministerio de la reconciliación (cf. 2 Co 5,18) 79 De acuerdo con la llamada permanente del Señor a la conversión, estaremos atentos a discernir el pecado en nuestra vida; y seremos solícitos en la celebración frecuente de su perdón en el sacramento de la reconciliación. E. Como Cristo, profetas del amor: CST 2, 3, 4, 7, 9, 14, 17, 18, 20, 23, 25, 28, 29, 35, 40, 41, 43, 46, 53, 63, 79, 81, 84 y 95 CST 2 El Costado abierto y el Corazón traspasado del Salvador son para el Padre Dehon la expresión más evocadora de un amor cuya presencia activa experimenta en su propia vida. 3 En este amor de Cristo, que acepta la muerte como entrega final de su vida por los hombres y como obediencia filial al Padre, el Padre Dehon ve la fuente misma de la salvación. 4 Ve la causa más profunda de esta miseria humana en el rechazo del amor de Cristo. - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 38 Cautivado por este amor no correspondido quiere responder a él con una unión íntima al Corazón de Cristo, y con la instauración de su Reino en las almas y en la sociedad. 7 El Padre Dehon espera que sus religiosos sean profetas del amor y servidores de la reconciliación de los hombres y del mundo en Cristo (cf. 2 Cor 5,18). Comprometidos así con El, para remediar el pecado y la falta de amor en la Iglesia y en el mundo, ofrecerán, durante toda su vida, con sus oraciones y trabajos, con sus sufrimientos y alegrías, El culto de amor y de reparación que su Corazón desea (cf. NQ XXV,5). 9 En la Iglesia, hemos sido iniciados en la Buena Noticia de Jesucristo: Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él (1 Jn 4, 16). Con todos nuestros hermanos cristianos, confesamos, por el Espíritu, que Cristo es Señor, en quien el Padre nos ha manifestado su amor, y que está presente en nuestro mundo para salvarlo. 14 Hacemos profesión de tender a la caridad perfecta, consagrándonos enteramente al amor de Dios y al de nuestros hermanos. 17 Como discípulos del Padre Dehon, quisiéramos hacer de la unión a Cristo en su amor al Padre y a los hombres, el principio y el centro de nuestra vida. […] Fieles a la escucha de la Palabra y al compartir del Pan, estamos invitados a descubrir cada vez más la Persona de Cristo y el misterio de su Corazón y a anunciar su amor que excede todo conocimiento (cf. Ef 3, 17-19). 18 Vivimos nuestra unión a Cristo con nuestra disponibilidad y nuestro amor a todos, especialmente a los humildes y a los que sufren. En efecto, ¿cómo comprender el amor que Cristo nos tiene, si no es amando como él, en obras y de verdad? En este amor de Cristo, encontramos la certeza de que la fraternidad humana podrá ser alcanzada y obtenemos la fuerza para trabajar en su implantación. 20 Cristo realizó esta salvación suscitando en los corazones el amor al Padre y entre nosotros: amor regenerador, manantial del crecimiento de las personas y de las comunidades humanas, que encontrará su plena manifestación cuando todo sea recapitulado en Cristo. 23 Nosotros entendemos la reparación como la acogida del Espíritu (cf. 1 Ts 4, 8), como una respuesta al amor de Cristo a nosotros, una comunión con su amor al Padre y una cooperación a su obra redentora en medio del mundo. 25 Nuestro amor, que nos hace participar en la obra de la reconciliación, que anima todo lo que somos, todo lo que hacemos y sufrimos por servir al Evangelio, sana a la humanidad, la reúne como Cuerpo de Cristo, y la consagra para la Gloria y el Gozo de Dios. 28 Ávidos de la intimidad del Señor, buscamos los signos de su presencia en la vida de los hombres, donde actúa su amor salvador. 29 Sensibles a cuanto en el mundo actual pone obstáculos al amor del Señor, testificamos que el esfuerzo humano, para llegar a la plenitud del Reino, necesita ser constantemente purificado y transfigurado por la Cruz y la Resurrección de Cristo. 35 La vida de oblación, suscitada en nuestros corazones por el amor gratuito del Señor, nos configura con la oblación de Aquel que, por amor, se entregó totalmente al Padre y totalmente a los hombres. 40 Para expresar y realizar nuestra completa consagración a Dios, y para unir toda nuestra - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 39 vida a la oblación de Cristo, profesamos los consejos evangélicos por los votos de celibato consagrado, de pobreza y obediencia (cf. LG 44, PC 1), que nos liberan para el verdadero amor según el espíritu de las Bienaventuranzas (cf. LG 31). 41 Por el voto del celibato consagrado, don de Dios para los que lo comprenden (Mt 19, 11), nos obligamos ante Dios a vivir la castidad perfecta en el celibato por el Reino y a seguir a Cristo en su amor a Dios y a sus hermanos, y en su modo de estar presente entre los hombres. 43 Siguiendo al Padre Dehon, tenemos la misión de testimoniar el amor de Cristo, en un mundo empeñado en la búsqueda de una difícil unidad y de nuevas relaciones entre las personas y los grupos. 46 El compartir nuestros bienes en el amor fraterno nos permite verificar que, en y con la Iglesia, somos signo entre nuestros hermanos. 53 Jesús se sometió por amor a la voluntad del Padre: disponibilidad particularmente patente en su atención y su apertura a las necesidades y aspiraciones de los hombres. 63 Nos dejamos penetrar por el amor de Cristo, y escuchamos su oración “Sint Unum”; nos esforzamos en hacer de nuestras comunidades auténticos hogares de vida evangélica, en particular por la acogida, la comunicación de bienes y la hospitalidad, pero respetando siempre los lugares reservados a la comunidad. 79 Así como Jesús se complacía en conversar con el Padre, nosotros nos reservamos tiempos de silencio y de soledad, para dejarnos renovar en la intimidad con Cristo y para unirnos a su amor a los hombres. 81 Testamento del amor de Cristo que se entrega para que la Iglesia se realice en la unidad y anuncie así la esperanza para el mundo, la Eucaristía repercute en todo lo que somos y en todo lo que vivimos. 84 El culto eucarístico nos hace estar atentos al amor y a la fidelidad del Señor en su presencia en nuestro mundo. 95 El Sint Unum (Jn 17, 11), puesto de relieve por el Padre Fundador, exige del candidato, mediante una educación en el amor verdadero, la liberación progresiva del egoísmo, que es el rechazo del amor de Dios y de la fraternidad. Esta primacía del amor reclama una conversión permanente, y debe llevar al candidato a la disponibilidad para el servicio de Dios y de sus hermanos, sobre todo de los más pobres y de los más débiles, en el espíritu del Ecce venio. - Capítulos generales y Cartas de los PP. Generales A. Misterios de la vida de Cristo Fuente Texto XV Capítulo General, DOC VII, n. 83, 99 La vida histórica de Cristo a través de los diferentes misterios que la componen se convierte así para el Sacerdote del Sagrado Corazón en lugar de su reencuentro con Dios. He aquí por qué el Padre Fundador ha insistido tanto en la meditación de los misterios de Cristo (Recordatio Mysteriorum), vivido no tanto como un ejercicio espiritual sino como una configuración al - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 40 amor de Cristo: “saber descubrir siempre –escribe– el amor de Nuestro Señor bajo la corteza de sus misterios” (Coronas de Amor II, 10), y especialmente en el de la pasión que permanece como “la clave de su Amor” (Vida de Amor VII, 1). Este misterio, el Padre Dehon lo encuentra y lo ve en la Eucaristía, que será siempre para él el signo y el lugar privilegiados de una comunión personal en el misterio de la caridad divina, revelada y comunidad en el misterio pascual de Cristo. XV Capítulo General, DOC VII, n. 137, 122 Sin querer darnos un método de oración, el Padre Dehon nos dice cómo su oración fue sobretodo contemplación de los misterios de la vida de Cristo y comunión en el amor que es la fuente de todos los misterios. Lo que él busca siempre es la unión a Jesús, la unión a sus disposiciones: “Aquel bello tema de oración y de contemplación se une a las disposiciones, a los actos de virtud, a los deseos, a las oraciones del Corazón de Jesús…” (Vida interior, principios, Paris 1919, 266). Él acoge y se entrega. “Es el único camino por el que puedo andar solidamente”, nos dice: - “las otras direcciones pueden convencer mi espíritu, pero ellas no me seducen tan fuertemente. Es mi camino, es mi vocación” (Extr., 163: 1905). Para realizar esta unión de una manera habitual, el Padre Dehon seguía el atractivo de su gracia, amaba regresar, durante el día, a los misterios principales de la vida de Jesús. No fue para él otra cosa que un ejercicio pasajero. Si queremos reencontrar esta comunión en los misterios de Cristo de una manera vial y comprometedora, nos hace vivir con una atención sostenida el desarrollo del año litúrgico y encontrar en la oración de la Iglesia la invitación a unirnos a los misterios de la vida del Salvador. Será deseable en otro lugar usar la posibilidad de inserir en el oficio una lectura escogida, evocando tal o cual misterio (Instrucción “Tres abhinc annos”, 21) XV Capítulo General, DOC VII, n. 159160, 131-132 Entre las tradiciones que nos dejó el P. fundador, hay una que le fue particularmente querida, la práctica de la Hora Santa, cada jueves. La Iglesia nos invita a reflejar en esta tradición como en toda sana tradición (cf. SC 13 en la adaptación en la renovación litúrgica y teniendo en cuenta las exigencia del servicio apostólico. O es cierto que para el P. Fundador lo esencial de este ejercicio fue meditar el misterio de la Pasión y de la Muerte del Señor, a fin de unirse y vivir. Nuestra fidelidad a la motivación espiritual de la Hora Santa en una adaptación a la vida litúrgica nos permite ampliar la comprensión de este ejercicio como una meditación y una celebración de los misterios del Señor a la luz de su oblación redentora. Por otra parte la simplificación de los tiempos de oración en la Iglesia nos da el ejemplo que nos autoriza a reducir el tiempo de esta meditación sobre los misterios. En consecuencia, el Capítulo pide a los nuestros especificar su adoración del jueves según lo que sigue. En la medida de lo posible, se organizará en comunidad una celebración de los Misterios del Señor a la luz de su amor que se manifiesta sobretodo en el Sacrificio redentor, a fin de introducir en nuestra vida el espíritu que nos es propio. Este tiempo de meditación y de oraciones comunitarias se prolongará durante la cuaresma y la vigilia del primer viernes de cada mes. En efecto, en todo misterio de Cristo, hay un don y una llamada. Nuestra adoración debe siempre ser acogida del Reino en ofrenda de nosotros mismos por el que viene. Así nuestra vida de adoración en una comunión con los misterios de Cristo, nos hace tomar conciencia de que el reino de Dios trasciende toda comprensión y toda demarcación humana. Es Dios solo quien asegura el crecimiento del reino. Así toda acción apostólica es - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 41 mediadora de la vida totalmente gratuita de Dios: supone y expresa nuestra contemplación: se cumple en verdad en un espíritu de adoración. “La vida se manifestó, la hemos visto y damos testimonio… En cuanto a nuestra comunión, es con el Padre y con su Hijo Jesucristo” (1Jn 1,2-3). En la Eucaristía nuestro apostolado debe encontrar su luz y su vida; es hacia la Eucaristía que nuestro apostolado debe tender (PO 5) y es así que está edificada la Iglesia en la plenitud del Cuerpo de Cristo (Nota 12). A. BOURGEOIS, Carta Vistas las respuestas y las reacciones, 3 de mayo de 1968 Por esto, el amor de Jesucristo Salvador, debe residir en el corazón de nuestro pensamiento, en el centro de nuestro corazón; en Cristo, cuya presencia discernimos al igual que su amor obrando en nuestros hermanos; de Cristo que nos enseña a mirarle y a servirle, a reconocerlo en los misterios de su vida, en su Eucaristía y en la misma vida de la Iglesia; de Cristo en el que creemos en el amor de Dios para testimoniar lo que hemos creído. El “Corazón de Jesús” no nos dice ni nos enseña otra cosa. ¿Está esto ya tan pasado de moda, o es inútil hoy día? Está permitido pensar que, dejando aparte la elocuencia y la literatura, es más necesario que nunca para nuestras vidas de sacerdotes, de religiosos, de cristianos, y que en el desarrollo, que es de grandes sectores de la Iglesia y del mundo, este testimonio, no de palabras sino por medio de la vida, tiene aún alguna importancia. Esta era una de las grandes preocupaciones del P. Dehon: guardar y volver a poner en su vida, en la nuestra, en la de los cristianos su centro de gravedad que es Cristo, con un amor que no se satisface con palabras sino con todo el corazón y toda la vida. V. Bressanelli, Carta ¡Paz, Ya veis, hermanos y hermanas, con cuántos personajes nos encontramos en este tiempo de Navidad: de condición social diversa, cada uno con su vocación particular, con su propia percepción del misterio de Dios, pero todos unidos por la persona de Cristo. En esta variedad, vemos representada nuestra Familia Dehoniana: cada uno con su vocación (religiosa, sacerdotal, laical) y su historia personal, en situaciones ministeriales o profesionales muy diferenciadas, pero todos unidos por Cristo, en su misterio de amor y de oblación al Padre; todos unidos por el carisma del padre Dehon, por su espiritualidad. Nosotros, Dehonianos, reconocemos en el nacimiento de Jesús al niño que nos ha dado por el amor del Padre. En la presentación en el Templo, nuestra oblación reparadora nos asocia a la oblación de Jesús, de María y de José. En toda la vida de Jesús, somos los contemplativos de su amor: en el signo de un corazón manso y humilde, de un buen Samaritano y del buen Pastor y en el signo de su costado abierto. Movidos por tanto amor, somos estimulados a llegar a ser los “profetas del amor y los servidores de la reconciliación de los hombres y del mundo en Cristo” (CST 7). Estas son las actitudes espirituales que hacen de nosotros la Familia Dehoniana y configuran nuestra misión en la Iglesia. esperanza y gozo!, 21 de noviembre de 1996 B. El Costado abierto de Jesús Fuente Texto A. BOURGEOIS, Discurso El Capítulo ve A lo largo de todo este camino, en la encrucijada de todos ellos, es Cristo quién nos señala el camino. Creo al menos que El ha sido su luz y que es precisamente su amor el que nos ha ayudado a salvar los obstáculos y a no sucumbir. Si permanecéis conmigo... hacía Dios decir a su pueblo por el - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 42 con agrado: clausura del XV Capítulo General, l de julio de 1967 Profeta; yo creo que son las mismas palabras las que nos ha dirigido Cristo, invitándonos a la contemplación do su costado abierto para penetrar hasta su corazón. V. Bressanelli, Carta Acercándose la celebración, 13 de mayo de 1992 Sinceramente, nuestra solicitud por la Congregación no es sólo que aumente en número, sino sobre todo que cada uno de los hermanos viendo y atestiguando el misterio del Costado Abierto, realice en plenitud su vida -la única que posee- en la perspectiva del Reino y de la Evangelización. V.Bressanelli, Carta La fiesta del Corazón de Jesús es un momento de gracia, 25 de abril de 1994 El Corazón de Jesús: con este título o símbolo eclesial queremos expresar el acontecimiento salvífico del Costado abierto y del Corazón traspasado de Jesús en la Cruz, acontecimiento que nos abre un camino de espiritualidad y una perspectiva, un modo especial y original de entender el misterio de Cristo y nuestro puesto dentro de la misión de la Iglesia. Así vivió el misterio de Cristo nuestro Fundador; así lo han vivido tantos de nuestros hermanos que nos han precedido; y hoy lo viven tantos dehonianos, no obstante las diferencias de edad, de cultura, a menudo incluso de concepciones eclesiológicas diversas, pero en comunión entre ellos bajo este don esencial. [..] El Salvador del Costado abierto y del Corazón traspasado es la más alta manifestación del amor de Cristo, para con el Padre y para con nosotros. Es la imagen humana más verídica de Dios Amor infinito (amor/caridad, donación total). Pero es también una anticipación profética de lo que debe ser o llegar a ser cualquier discípulo y toda la Iglesia entera en el seguimiento de su Señor: una comunidad de corazón abierto, “entregada” toda por la vida del mundo. El es también “manantial”, “signo eficaz” de la realización de este amor en nuestra historia y en nuestra vida, si nos dejamos animar y guiar siempre por su Espíritu. C. El Corazón de Jesús Fuente Texto V.Bressanelli, Carta La fiesta del Corazón de Jesús es un momento de gracia, 25 de abril de 1994 Una vez más me he convencido del significado y de la importancia que tiene el Corazón de Jesús en nuestra vida concreta. El P. Dehon lo veía como un sol radiante, cuyos radios iluminan cada cosa a la luz del amor. Para él honrar al Corazón de Jesús era “creer en el amor y creer con amor” (V. I. ex. 97). “El Corazón de Jesús, escribe en Etudes, es todo el Evangelio. En el Evangelio no se debe buscar más que su amor” (cf. O. Spir. V, pp. 447 y 607): ¡el corazón lleno de amor, las manos colmadas de dones! Esta es “su gracia”: El Corazón de Jesús. Este es el “tesoro precioso” que nos ha confiado como “su herencia”. V.Bressanelli, Carta Tener un corazón semejante al suyo, 20 de 1. El Corazón de Jesús: modelo ideal - P. Dehon: modelo histórico La formación, para nosotros dehonianos, es un itinerario pedagógico de vida que se deriva de la configuración de nuestro corazón y de todo nuestro ser y actuar con el Corazón de Jesús. Y esto a partir de la experiencia de fe - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 43 mayo de 1995 del Fundador. “Tener un corazón semejante al suyo” es nuestra gracia y misión. Debemos ver la formación dentro de esta perspectiva global, que le confiere ya un modo de obrar. En la profunda humildad que lo caracteriza y más todavía en un reconocimiento que crece con el correr de los años, el Padre Dehon vive y expresa esta viva convicción: el Corazón de Jesús es el único y verdadero ‘Fundador’” (cf. CFL II: STD 10, 63-66). Podemos añadir con toda verdad: él es nuestro “formador”. Jesús, en la riqueza inagotable de su corazón, es el camino nuevo del amor que conduce hasta el don total de sí mismo (cf. OSP II, 227). El es el Modelo por excelencia, el único Maestro. Desde el principio al fin de su vida, nuestro Fundador contempla a Jesús en su Corazón en cada una de las páginas del Evangelio, en el don total de su vida, que él completa plenamente sobre la Cruz gloriosa. Su Corazón traspasado es “el misterio de los misterios, el fundamento de todos los otros, el misterio del amor” (OSP II, 379). En una contemplación más espontánea y conmovedora, el Padre Dehon nos conduce al Corazón de Jesús en la acción cotidiana de amor: su obediencia filial, su solidaridad, su infinita compasión por los pobres y los oprimidos, su ternura y misericordia para con los pecadores, la fuerza y la fidelidad de su amistad para con los que ha elegido. Verdaderamente, este “modo de acercarse al misterio de Cristo” es la gracia que hemos recibido por la mediación del Fundador. Para nosotros, llamados a vivir sobre sus huellas, llega a ser “algo normal” (Cf. CST 16): acogemos en Jesús el amor de Dios Trino; experimentamos el amor en su “santa humanidad”, en cada “misterio”, palabra y gesto. Para “conocer bien a Jesús se debe estudiar su Corazón y las maravillas de su amor” (OSP IV, 155). El Corazón de Jesús es el modelo es el modelo según el cual es necesario dejarse formar para “tener en nosotros los mismos sentimientos de él” (Flp 2,5). La rica personalidad del Padre Dehon, con su carga humana, teológica, espiritual y con su pasión en el servicio de la Iglesia en el mundo, debe inspirarnos una acción educativa concreta, de tal forma que garantice personas identificadas dehonianamente, felices y realizadas en su vida consagrada, comprometidas muy estrechamente con la misión de la Iglesia, optimistas y serenas en el acoger el desafío del mundo actual. Ver al Fundador como un modelo histórico para “tener un corazón semejante al Corazón de Jesús” nos hace descubrir el itinerario formativo concreto a seguir, caracterizado por la “cordialidad”, la disponibilidad, misericordia y solidaridad, con todo lo que esto comporta en la vida fraterna en comunidad, en la comunión eclesial y en el compromiso con el mundo. La RFG, que ahora entra en vigor, insiste en la fidelidad a la intuición originaria del Fundador según la cual la formación debe promover: “C’est dans 1’exprérience de foi du Pére Dehon que toute formation proprement dehonienne truve son origine. Para cette voie..., nous pouvons á notre tour entrer dans le mysterére du Coté transperceé et en recevoir les orientations pratiques de notre vie communautaire apostolique” (1,3; cf. cap. 1). “Tener un Corazón semejante al suyo”, como lo tuvo el Padre Dehon, es una exigencia para todos nosotros, Sacerdotes del Corazón de Jesús, y para toda la entera familia dehoniana. - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 44 V.Bressanelli, Carta 14.02.2002 Año Dehoniano 28.06.2003, 14 de febrero de 2002 El Corazón de Jesús es el Verbo encarnado, rostro visible de la interioridad misma de Dios y de sus sentimientos de amor gratuito hacia la humanidad. En su oblación suprema, herido y abierto en la cruz, genera el hombre de corazón nuevo y una nueva comunidad de hermanos. […] La experiencia de Dios y la vida de fe han marcado la existencia del P. Dehon, que ha querido infundirlas también en la Congregación. Nosotros, participando de su carisma y de su proyecto de vida evangélica, debemos modelarnos sobre le modelo ideal y absoluto que es el Corazón de Jesús y sobre el mismo P. Dehon, que es nuestro modelo histórico. En el centro está el misterio del Corazón de Jesús, signo del amor trinitario y encarnado de Dios, que nos abre los horizontes de la disponibilidad filial hacia el Padre y de la solidaridad humana, configurándonos con Cristo y asociándonos a su obra de redención en la doble dimensión, la mística y la apostólica. J. Ornelas Carvalho, Carta Un Corazón para la Misión, 13 de mayo de 2006 1. En la escuela del Corazón de Cristo Renovar nuestra vida y nuestra misión a partir de nuestra espiritualidad, como pretendió el XXI Capítulo General, significa volver a examinar la corriente espiritual que, durante siglos, ha animado la Iglesia, centrada en el icono del Corazón de Jesús como revelación humana del amor de Dios. Característica de esta herencia espiritual que el P. Dehon ha dejado al instituto es el encuentro entre la contemplación mística del Corazón de Cristo, según las corrientes espirituales de su tiempo, y la sensibilidad a los graves problemas sociales del principio de la era industrial, que lo llevaron al compromiso en la transformación de la sociedad. La simbología o iconografía del Corazón constituye el punto de unión de su vida y misión, sea desde el punto de vista de la contemplación de Dios y su acción salvadora, sea desde el compromiso en la transformación social. Entender, vivir y repetir hoy esta intuición espiritual impone una reconexión con los manantiales bíblicos y teológicos que le han dado origen, de modo que se la pueda integrar, de modo fecundo, en la reflexión y en la vida de la Iglesia. Sin ninguna pretensión de agotar el argumento, presentamos para vuestra reflexión, oración y búsqueda, algunos puntos que nos parecen importantes en esta renovación, teniendo como punto de referencia nuestra misión. La espiritualidad del Corazón de Jesús puede entenderse a partir de tres dimensiones fundamentales: una visión integral del hombre (antropología) y del misterio de Dios (teología), de donde mana el compromiso en la construcción del mundo a partir del Evangelio. 1.1. El corazón o la visión integral del hombre (antropología). Esta visión integral del misterio cristiano tiene que partir de la antropología bíblica, donde el corazón representa la centralidad y la integridad de la persona, en contraposición a la superficialidad y a la fragmentación; su interioridad y verdad, que evitan visiones reductoras e instrumentalizaciones; su responsabilidad y dignidad, en contraste con la enajenación, la explotación y la injusticia. En efecto, en la Biblia, el corazón, más que de la esfera afectiva, es símbolo e icono de la verdad y el pensamiento propio de cada persona, siempre, de algún modo, escondidos y que sólo Dios, el Creador, conoce íntimamente (cf. Sal 7,10; 26,2; 139). Por esto, el corazón también representa la posibilidad de trascendencia y diálogo; santuario donde Dios le habla al hombre (Os 2,16…) y a partir del cual el hombre se puede abrir a la escucha y a la alabanza de su Creador (Sal 9,2…). Por otra parte, el corazón también - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 45 puede expresar el cierre a Dios (Sal 10,3…), el manantial del mal que puede destruir el proyecto de Dios y la humanidad (cf. Gen 6,5). Por esto, la salida de esta situación de falta de salvación se basa en el regalo de un corazón nuevo, habitado por el Espíritu de Dios y capaz de entender y obrar según nuevos criterios (cf. Ez 36,26s). Para éste, el regalo de un corazón sabio, íntegro, verdadero, abierto a Dios y leal en la relación con los otros constituye el objeto de la aspiración, educación y oración de la literatura sapiencial (cf. Sal 90,12). La antropología bíblica se abre a nuevos horizontes a partir de la encarnación. Jesús, nuevo Adán, (cf. Rm 5,12ss) realiza la profecía de Ezequiel del Corazón Nuevo habitado por la plenitud del Espíritu de Dios. Él es el hombre nuevo, del Corazón plenamente abierto a la escucha del Padre, para hacer su voluntad, y plenamente solidario con los hombres, de los que se ha hecho hermano, para llevarles la vida en plenitud. El "ecce venio" (Hb 10,5-7) y el Corazón traspasado (cf. Jn 19,31-37), principio y al final de su existencia terrenal, son la revelación más transparente de este proyecto de hombre nuevo, fiel a Dios y solidario con los hombres, hasta dar la vida por ellos, en contraposición con el primer Adán, que rechaza el plan de Dios y se convierte en asesino de su hermano. En su vida y en su muerte redentora no tenemos solo un ejemplo a seguir, sino también la posibilidad de configurarnos con su persona por medio del don de la vida y el Espíritu que brotan de su costado traspasado. 1.2. El Corazón de Cristo, revelación del Padre. Por medio de este Hombre Nuevo también tenemos acceso al rostro de Dios; la antropología del nuevo Adán se abre así a la teología. El primer Adán ya estuvo bajo la mano protectora y educadora de su Creador. Pero ahora, a través del Corazón de Cristo -es decir, su interioridad, el misterio de su persona como Hijo del hombre e Hijo de Dios- podemos entrever el misterio del mismo Dios, en la medida en que se revela en su Hijo. El Corazón de Jesús se convierte en camino hacia el Padre suyo y Padre nuestro. Y el centro (corazón) de lo que descubrimos recorriendo este camino es que Dios es amor (cf. 1Jn 4,6-21). A la luz de todo esto redescubrimos que la persona de Jesús, desde su venida al mundo hasta el retorno al Padre, es manifestación del amor de Dios a la humanidad. Sus gestos y sus actitudes hacia los enfermos y los oprimidos, los amigos o los adversarios, su palabra, su esperanza y su mensaje son manifestación del Corazón de Dios y su modo de ver y tratar a los hombres. El Corazón de Cristo se vuelve así puerta y camino para el Corazón de Dios, sea como revelación del Padre, sea como posibilidad de comunión con Él, a través del Espíritu. 1.3. Actuar a partir del Corazón. Característica de este Hombre Nuevo, revelación del Corazón de Dios, es la solidaridad con los hombres, compartiendo su misma naturaleza y tomando sobre sí sus fragilidades y sus dolores (cf. Jn 1,2.14; Flp 2,6-8). La comunión con Dios, en lugar de alejarlo de los pecadores, de los enfermos y de los oprimidos, lo vuelve solidariamente presente para compartir su condición de debilidad, pero también para hacerles partícipes de su Espíritu, abriendo así, en esta humanidad, un camino de esperanza y vida (cf. Hb 4,14-16; 5,5-10; 10,512). Como sucede con Jesús, también en nosotros el regalo de su Espíritu engendra no solamente un corazón abierto y capaz de comunión con Dios, sino también un corazón solidario con los hombres, capaz de tomar sobre sí sus esperanzas y sus dolores y de colaborar activamente en la construcción de una humanidad nueva. De este modo, su Corazón, es decir, su modo de - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 46 pensar y de actuar, es modelo y camino del corazón humano para la construcción de la nueva humanidad. Para esto, en el texto de Mateo, después de presentarse como el que levanta al hombre de su debilidad, Jesús también invita a aprender de Él a plasmar el corazón de acuerdo con el suyo en el espíritu de las bienaventuranzas: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón" (Mt 11,28s). D. Como Cristo, profetas del amor y ministros de la reconciliación Fuente Texto A. Panteghini, Carta Ya hace un año, 10 de mayo de 1980 6. “PROFETAS DEL AMOR (CST 7) V.Bressanelli, Carta ¡Paz, esperanza y gozo!, 21 de Noviembre 1996 En la actualidad hay una gran necesidad de nuestro servicio de amor y de reconciliación. Los recientes acontecimientos de las guerras tribales, el fenómeno de los prófugos, los desórdenes en África y, en general, la situación del Tercer Mundo, donde tantos viven por debajo del umbral de la dignidad humana, afectan de cerca no sólo a los dehonianos residentes en aquellas tierras, sino a todos nosotros. Y también en el mismo Occidente somos llamados a dar testimonio del Enmanuel y de su amor en una sociedad secularizada, que inconscientemente tiene sed de Dios y recorre tantos caminos buscando su rostro; somos llamados a trabajar por la reconciliación en países en que se dan las divisiones económicas, étnicas, raciales y religiosas. V.Bressanelli, Carta El don de un corazón fraterno, 20 de mayo de 2007 Nuestra vocación carismática, como dehonianos, nos tiene que llevar a una especial sensibilidad y a una atención constante y generosa en la construcción de la comunión fraterna. Si no hay armonía entre nosotros, hasta el punto que haya hermanos que no se hablen y no sean capaces de colaborar, si nuestras comunidades no están reconciliadas, ¿cómo podemos pretender ser “profetas del amor y testigos de la reconciliación” (Cst 7)? Pero, aceptando la invitación de Aquel que nos llama a aprender de Él, que es manso y humilde de Corazón (Mt 11, 29), es importante dejarnos modelar cotidianamente por Su Espíritu, que nos vuelve capaces de acoger a los hermanos y de comprometernos con ellos en la búsqueda y en la realización de la comunión, a partir de la comunidad en la que vivimos. Creer cuando todo va bien no es difícil. Mantener la esperanza y ofrecer amor y reconciliación en medio de la discordia y del odio es un fruto del Espíritu. Es Él quien nos hace realmente profetas del amor y ¿Qué tenemos que decir y hacer? Muy modestamente, confiando en el Espíritu que nos ha puesto en esta Congregación, debemos ser profetas del amor” de Dios en Jesucristo, “servidores de la reconciliación de los hombres y del mundo” (Cst 7) en este amor redentor. Por todo lo que somos, por todo lo que hacemos, por todo lo que enseñamos y vivimos en situaciones tan diversas, quisiéramos ser los humildes testimonios de esta afirmación, la más vital y la más necesaria en nuestro mundo: “Dios nos ama con un Amor que salva, que hace vivir, y este Amor es Jesús, el Hijo predilecto, el Señor viviente, el Corazón de la humanidad reconciliada”. - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 47 servidores de la reconciliación, a partir de nuestras comunidades. No podemos limitarnos a proferir palabras dulces porque hemos comido la miel o a destilar amargura porque nos hemos tenido que beber el vinagre. Somos hijos del Espíritu y gracias a eso tenemos la capacidad de invertir la cadena de la revancha y el automatismo de la destrucción. El compromiso y la esperanza nos hacen construir o reconstruir la comunión cada vez que es necesario. Ésta es nuestra oblación y nuestra reparación a nivel de la comunidad. Así la vida fraterna se convierte en señal de la presencia del Señor y de esperanza para la construcción de un mundo nuevo. V. Bressanelli, Carta Testigos y servidores de la reconciliación, 1 de junio de 1999 - La reconciliación de la humanidad ya ha sido realizada por Cristo; pero a lo largo de la historia es completada con nuestra participación (cf Col 1,24). Esto sucede mediante el ministerio de la reconciliación, que nos ha encargado el mismo Señor (cf 2 Cor 5,18-20), que ha confiado plenamente en nosotros y ha sido gratuitamente misericordioso con nosotros (cf 1 Tim 1,12-14). Ratio formationis generalis A. El costado abierto de Jesús Fuente Texto RFG 1.3 Es en la experiencia de fe del Padre Dehon donde toda la formación propiamente dehoniana encuentra su origen. Por este camino de experiencia personal de fe, nosotros podemos, a nuestra vez, entrar en el misterio del Costado atravesado y recibir las orientaciones prácticas de nuestra vida comunitaria apostólica. RFG 3.1.c Debemos estudiar de forma especial los fundamentos bíblicos del culto del Sagrado Corazón; la tradición patrística que atañe al costado abierto; la tradición mística y el ulterior desarrollo de la devoción al Sagrado Corazón, de forma especial en el P. Dehon. B. El Corazón de Jesús Fuente RFG 1.1 Texto La preocupación por la formación en la Congregación no es de hoy. El mismo P. Dehon, al comenzar su noviciado e incluso antes, se puso a la escucha del Espíritu para ser formado según las disposiciones establecidas por la Iglesia. Puso todo el cuidado para formar con su ejemplo de vida, sus palabras y escritos, a los compañeros que el Corazón de Jesús le enviaba para la fundación de la Obra. El sigue siendo para nosotros “el Buen Padre” quien, por el valor de su vida y su personalidad, ha dado testimonio del amor del Corazón de Jesús y propuesto una forma de responder a ese amor “por la instauración de su Reino en las almas y en la sociedad”. Es un excelente modelo a seguir para nuestra propia formación. Con él también, - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 48 otros cohermanos se han consagrado a este ministerio considerado vital y prioritario para el porvenir de la Obra. Para nosotros, el contenido de la formación SCJ implica una aceptación personal y comunitaria de las propuestas de la Regla de Vida, sobre todo de las Cst 16-18, en lo que atañe al testimonio de que hay que llevar por el mundo el amor del Corazón de Jesús y la unión de toda nuestra vida a su oblación reparadora al Padre por los hombres. RFG 1.2.a León Dehon vivió su experiencia de fe con relación al Corazón de Jesús y la respuesta de amor que tal relación implica. Esta fuente de inspiración debe ser hoy reinterpretada por nosotros: “tendremos por lo tanto mucho cuidado en distinguir lo que se refiere a las intuiciones fundamentales y permanentes del Fundador, de los condicionantes históricos de una época pasada...” RFG 3.4.1 [Préstese] una atención constante para encamar realmente el amor del Corazón de Jesús dentro de la realidad humana y social. RFG 3.6.1 Nosotros sabemos cuánto le importaba al P. Dehon el “Sint Unum”, como Sacerdotes del Corazón de Jesús, la vida comunitaria es un elemento esencial y fundamental de nuestra vida religiosa. Construir la comunidad es un auténtico camino de conversión: para nosotros “la caridad debe ser una esperanza activa de que los demás pueden convertirse con la ayuda de nuestro apoyo fraterno”. RFG 4.2.4.c Nuestra misión en la Iglesia exige una atención particular a los problemas de la justicia y la paz y por tanto una preparación adaptada y especializada para este efecto. Seremos discípulos del P. Dehon, si sabemos, en nuestro estudio y apostolado, unir la teología del Corazón de Jesús y la doctrina social de la Iglesia. C. Como Cristo, profetas del amor y ministros de la reconciliación Fuente Texto RFG 2.1.2 El carisma dehoniano, que caracteriza nuestra vida religiosa, es un don del Espíritu Santo a la Iglesia. Es en la experiencia de fe del P. Dehon donde la formación encuentra su forma propia dentro de la Comunidad dehoniana: experiencia del amor de Cristo y búsqueda de una humanidad nueva, dentro de una solidaridad efectiva con los pobres y los marginados. Nuestra espiritualidad se caracteriza por una manera típica dehoniana de comprender y vivir toda la vida religiosa. Como seguimiento a Cristo y dentro de la unidad del Cuerpo de la Iglesia, nuestra fisonomía religiosa debe corresponder a la experiencia de fe del P. Dehon para el advenimiento (la llegada) de una civilización del amor. Es por nuestra vida religiosa apostólica que nosotros llenamos nuestra misión profética. RFG 3.1 En el bautismo y por el Espíritu, Cristo nos une a El en un solo Cuerpo que es la Iglesia. Discípulos del P. Dehon, nosotros queremos en un título nuevo, “descubrir cada vez más la Persona de Cristo y el misterio de su Corazón para anunciar su amor”, con el fin de que los demás crean. Estamos llamados a “hacer de la unión con Cristo en su amor hacia el Padre y hacia los hombres el principio y el fin de nuestra vida”. - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 49 RFG 3.4.1 Nuestra colaboración a la obra de la salvación la vivimos como una “reparación” entendida como: “acogida del Espíritu (cf. 1 Tes 4,8), como una respuesta al amor de Cristo por nosotros, una comunión con su amor al Padre y una cooperación a su obra redentora en medio del mundo”, en solidaridad efectiva con los hombres y buscando nuevas modalidades de inserción en la misión eclesiástica que nos permiten desarrollar las riquezas de nuestra vocación. Una verdadera experiencia del amor gratuito de Dios en el corazón de Cristo, de tal forma que nuestra respuesta, en comunión con su amor por el Padre, sea un auténtico testimonio de la misericordia ofrecida a todos y el don total de nosotros mismos en la completa disponibilidad hacia nuestros hermanos. Se debe, por lo tanto, animar y estimular el estudio de la teología del amor en S. Juan, la teología de la Redención y del pecado individual y social, la patrística así como la reflexión sobre la concepción del amor y de la reparación en el P. Dehon y en el ministerio de la reconciliación. 3. Algunas indicaciones bibliográficas - Libros * RL= Registro Libros SCJ Roma 1. 2. 3. 4. 5. F. Ducci, Colui che hanno trafitto (Milano 1998) [RL 3469] A. de Sousa Braga - A. Carminati, Le mystere de la transfixion de Jesus: STD 1972 Perroux, Volgeranno lo sguardo a colui che hanno trafitto (Milano 1997) [RL 3433] G. Manzoni, Il Cuore trafitto (Roma 1992) [RL 3025] A. Carminati, Il Mistero del Cristo Trafitto e la Spiritualità d'oblazione (Bologna 1957) [RL 3084] 6. M. A. Teixeira, La Voluntad de Dios como categoría teológica en los misterios de Cristo (Roma 2004) [RL 3843] 7. J. J. Arnaiz, Ecker, La Recordatio Mysteriorum en el patrimonio espiritual de los S.C.J. (Roma 2001) [RL 3500] 8. Tessarolo, Theologia Cordis. Appunti di teologia e spiritualità del Cuore di Gesù (Bologna 1993) [RL 3624] 9. T. Benini, Il Cuore di Gesù dono del Padre (Bologna 1992) [RL 3012] 10. J. Deptula, L'Oggetto del culto al Cuore di Gesù secondo la teologia contemporanea (Roma 1987) [RL 3511] 11. AA. VV., Teologia e spiritualità del Cuore di Gesù (Napoli 1983) [RL 3570] 12. AA. VV., Il Mistero del Cuore di Cristo. La Dimensione Riparatrice (1971) [RL 1970] 13. M. Neri, Gesù, affetti e corporeità di Dio: il Cuore e la Fede, Assisi 2007 - Artículos 1. A. Díez, La unión a Cristo en su amor: DEH 84 (1994/2), 9-14 2. A. Tessarolo, Il simbolismo cristiano della parola “cuore”. Studio biblico: DEH 1989, 7-23 3. A. Vassena, Primato dell’amore nella spiritualita di p. Dehon: DEH 1986, 45-47 4. A. Vassena, Primato dell’oblazione d’amore nel carisma di p. Dehon: DEH 1978, 143156 - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 50 B. Van der Heiden, Il “buon Dio” e la realta dell’amore di Cristo: DEH 1972/3, 40-44 C. Colombo, La devozione al sacro Cuore nella vita del sacerdote: DEH 1981, 247-255 F. de Sales, Ser profetas del amor respecto al mundo: DEH 90 (1996/2), 83-88 F. Duci, L’evangelo del Cuore di Cristo: spiritualità scj ed evangelizzazione: DEH 1983, 197-208 9. F. Duci, Per una cristologia del Sacro Cuore: DEH 1980, 225-235 10. F. Lenzi, Il culto al Cuore di Cristo e l’impegno apostolico sociale: DEH 1982, 175185 11. F. Rodríguez Garrapucho, Reconciliación: don de Dios y fuente de vida nueva: DEH 1999/1 12. F. Sehnem, La misericordia del Corazón de Jesús en el sacramento de la reconciliación: DEH 88 (1995/3), 83-94 13. G. Girardi, Il Cuore di Cristo nei nuovi testi liturgici: DEH 1975/9, 454-467 14. G. Girardi, Uniti a Cristo nel suo amore e nella sua oblazione al Padre: DEH 1978, 5163 15. G. Manzoni, Spiritualità e devozione al Cuore di Cristo: DEH 1988, 181-194 16. G. N. Zagaria, Culto del S. Cuore e carisma scj: DEH 1974/8, 35-45 17. J. Schroeder, Il sacro Cuore simbolo dell’amore di Dio: DEH 1984, 109-111 18. V. Percassi, La comunità religiosa, riflesso e realizzazione dell'amore del Padre: DEH 1999/3 5. 6. 7. 8. 4. Sugerencias: propuestas de aplicación a las etapas formativas Este quizás sea uno de los temas que va más en correlación con el proyecto de experiencia espiritual expuesto en el capítulo 1. Por eso nos limitamos simplemente a recordar los elementos del misterio de Cristo que allí se explicitan. En el postulantado se da una concentración primera de todos los elementos que en las páginas anteriores hemos destacado. Se propone un primer y simple acercamiento al momento histórico de la vida de Cristo que es la cruz, para que el postulante dirija, a partir de ese dato mostrado, su mirada hacia atrás, hacia toda la aventura existencial de Jesucristo. Es el momento de presentar la radicalidad, que en la experiencia religiosa de todos los tiempos, supone el de la Encarnación, desde nuestra clave del Ecce venio. Un instrumento, válido para este acercamiento, puede ser el de plantear una cristología inicial, espiritual, a partir de los misterios de la vida de Jesús. La clave de interpretación de toda la aventura de Jesús, que debe ir calando en los formandos, es la del amor que se descubre y que queda tematizado en un símbolo: el Corazón. Será en el noviciado, cuando todas las herramientas espirituales a nuestro alcancen converjan para que se de la “experiencia evangélica” de Cristo. En ese sentido es el momento de la lectura espiritual, profunda y guiada,del Evangelio de San Juan que nos de la base bíblica para el acercamiento al Traspasado en su misterio de la Pasión, dentro de la dinámica propuesta de acercamiento de lo más general a lo más particular: la Cruz, la Víctima, el Costado y el Corazón. Si bien todos estos pasos son recuperables y retomables en cualquier momento del proceso, el escolasticado sería el momento de una mayor meditación de todo el alcance práctico de las expresiones que nos vinculan misioneramente a Cristo profeta del amor, que - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 51 anuncia la bienaventuranza del Reino con palabras y a Cristo ministro de la reconciliación que anuncia el Reino con gestos. - Subsidi per la Formazione Dehoniana - Page 52