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Calvino: "un hombre profundamente religioso, pero imperfecto" parte 2
Autor:Paulo Arieu
"Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado, un corazón contrito y humillado, oh
Dios, no lo desprecias "(Sal. 51:17).
Introduccion:
No resulta nada sencillo, el reflexionar en una articulo como este, que trata de abarcar tanto la
vida como la aportación que le hizo el teologo Juan Calvino al movimiento cristiano. El
movimiento religioso acontecido durante el siglo XVI conocido mayormente como "La Reforma
Protestante" tuvo en el gran reformador ginebrino, como se le llama a Calvino, uno de sus
principales personajes. Se han escrito muchos libros sobre él, y en muchos otros, se hace una
mención especial de él. Hay quien considera a Calvino un hombre de fascinante e inspiradora
personalidad. Tal es el caso de Thea B. Van Halsema. En su libro Así fue Calvino se expresa
de la siguiente manera:
Es sorprendente ver lo mucho que podemos aprender de la vida de Calvino estudiando sus
cartas y sus escritos. Me vuelve a sorprender el hecho de que Calvino fuera un hombre de Dios
internacional, que traspasó las barreras de la cultura para llegar a entender e influenciar desde
Ginebra el mundo de hoy día.Como algien bien dijo
Todavía lo oímos hablar por medio de sus hijos espirituales en muchas partes de la "pequeña
gran aldea" que es ahora este mundo.[25]
Otros autores consideran a Calvino como el principal sistematizador de la teología protestante
durante el siglo XVI. Justo L. González opina que "Calvino fue el pensador cuidadoso que forjó
de las diversas doctrinas protestantes un todo coherente."[26] Además, se expresa en
términos de que "le tocó a Calvino (1509-1564) darle a la teología reformada su forma
característica."[27]
Conociendo estos antecedentes, y con la ayuda del Señor, sigamos el curso de algunos de los
principales acontecimientos que caracterizaron la vida de Calvino e indaguemos acerca de su
aportación al movimiento cristiano.
Antes de entrar de lleno a la vida del reformador de Ginebra,Juan Calvino, es mi intencion que
miremos algunos aspectos interesantes previos a Calvino y en relacion a la reforma
protestante, que nos ayudaran a ubicarnos mejor en tiempo y espacio.
La Biblia es la clave para la comprensión del universo y su forma, así como para comprender la
humanidad del hombre. Sin esta clave nuestras observaciones están fuera de perspectiva; no
sabemos a qué estamos mirando. Siendo tal el caso, nuestras conclusiones acerca de lo que
estamos mirando pueden estar equivocadas.
Uno se pregunta,porque Roma no estuvo contenta con tener la biblia y ensenarla al pueblo en
todos lados?.Porque no se alegro con esto y tuvo que esconder las verdades eternas al
pueblo? Creo que la misma pregunta se la hizo Johnatan Edwards,el famoso puritano
norteamericano del s.XVII, quien dijo que
"¿Por qué no podemos estar contentos con los oráculos divinos, esa palabra santa y pura de
Dios, que tenemos en tal abundancia y claridad, ahora ya que el canon de la Escritura está
completa? ¿Por qué debemos desear tener algo añadido a ellos por impulsos de arriba? ¿Por
qué no descansamos en esa norma permanente de que Dios ha dado a su iglesia, la cual los
apóstoles nos enseña, es más segura que una voz del cielo, y por qué debemos desear hacer
que las Escrituras hablen más a nosotros de lo que lo hace ? " [Jonathan Edwards,
Pensamientos, p.404] [28]
Esta es una pregunta, que solo Dios conoce bien la respuesta. A causa de esto, bien decimos
que la causa del movimiento de la Reforma fue la difusión de la Biblia, que puso los Evangelios,
fuente misma de la doctrina cristiana, al alcance de todos. Entre 1457 y 1518 se habían
publicado más de cuatrocientas ediciones de este libro. Era la palabra misma de Cristo enviada
a los cristianos. Pero esta palabra hablaba de la renuncia a los bienes de este mundo, de la
pobreza y la humildad; ella hacía aparecer más escandaloso aún el orgullo y el lujo de los
príncipes eclesiásticos; ella debía hacer aún más vivo el deseo de una reforma que, según el
lenguaje de aquel tiempo, condujera a la Iglesia a su simplicidad primitiva.
La Pre-reforma (1366-1517)
El Renacimiento, con su mentalidad crítica trajo consigo el cuestionamiento de las enseñanzas
y prácticas de la Iglesia, confrontándose principios humanistas con la teología escolástica
medieval.
Con la invención de la imprenta como nuevo elemento divulgador, las ideas de los
reformadores se expanden con rapidez. El crecimiento de la ciudad y de su elemento
intelectual, la Universidad, de la que saldrá la Reforma.
El fortalecimiento de las monarquías nacionales europeas creó una palpable fricción entre
poderes. La decadencia de los postulados dogmáticos de la reforma eclesiástico-cluniacense, y
más concretamente de los papas Gregorio VII, Inocencio III y Bonifacio VIII sobre el poder
supremo del papado. La corrupción de la máxima cúpula del sistema jerárquico medieval desde
principios del siglo XIV con los cismas de Avignon y de Occidente dieron lugar al surgimiento
de exposiciones teológicas como las de Johannes Tauler, de Guillermo de Occam y de Marsilio
de Padua de un trasfondo antipapal. Surge la tesis conciliarista. El creciente fervor nacionalista
europeo que llevó a mirar con desconfianza y repudio el dominio papal sobre las diferentes
naciones del viejo continente. Muchos monarcas vieron en la Reforma un modo de afianzar el
estado nacional y su poder monárquico o imperial. En el norte de Europa hubo países como
Suiza o Suecia donde la Reforma fue uno de los instrumentos más eficaces de la lucha contra
los países católicos que los dominaban.
Influyen también la rápida decadencia del escolasticismo y el resurgimiento de la teología
agustiniana con unos caracteres renovadores, volviendo con mayor vigor la lectura y el estudio
de la teología de san Agustín en detrimento de la teología tomista.
Programa reformador
Los principales reformadores, de vasta cultura teológica y humanista, se consideraban a si
mismos fieles cristianos que aspiraban a regresar a las doctrinas apostólicas y a renovar la
Iglesia cristiana en la práctica y doctrina.
Debido a los errores de la Iglesia Católica, que durante mucho tiempo había estado atesorando
bienes materiales y se había empeñado en una lucha por el poder terrenal, las capas sociales
más bajas, campesinos, artesanos y comerciantes estaban descontentos con las jerarquías
eclesiásticas, que se llevaban el diezmo de sus bienes y de los que prácticamente no recibían
nada a cambio. La vida de lujo y pecado de los cardenales y obispos en Roma era bien
conocida por toda la población de Europa e incluso reyes y emperadores sentían rencor hacia
el Papado que interfería frecuentemente en el gobierno. Sin embargo, ya desde el siglo XIII,
con San Francisco de Asís, se planteaba la cuestión de si la Iglesia debería acumular riquezas
o debería repartirlas entre los pobres.
Se denomina "Período de la Pre-reforma" al movimiento iniciado por John Wyclif, un peregrino
inglés que quería que las personas pudieran interpretar la biblia por sí mismas en vez de que la
Iglesia tomara decisiones en el estilo de vida de esas personas. En el XIV Wyclif, en su natal
Inglaterra, defendió varias opiniones que atentaban contra la autoridad de la Iglesia, criticando
las riquezas del papado y las indulgencias mediante las que los ricos podían comprar el perdón
para determinados pecados, incluso por anticipado. Así mismo, hizo que la Biblia se tradujera
al inglés y encomendó a discípulos suyos, conocidos como Los Predicadores de los Pobres,
para que predicaran en inglés, cuando el Vaticano imponía el latín en todas las predicaciones.
Él, junto con William Tyndale, pudieron traducir la biblia al inglés en contra de la Iglesia Católica
Romana, para que las personas pudieran leer en su lengua vernácula la biblia. De estos libros
traducidos se hicieron bien pocos, por lo menos alrededor de 6,000 copias.
Después de muerto, la Iglesia lo consideró hereje e hizo que, 44 años después de su muerte,
su cuerpo fuera desenterrado y quemado en la hoguera, pero sus ideas calaron hondo en el
ánimo de John Hus, un reformista bohemio que inició una campaña contra la Iglesia. Su
ejecución por hereje en 1415 provocó una guerra civil en Bohemia que fue sofocada por el
emperador y el Papa. A lo largo de todo este tiempo, tanto el Movimiento Lolardo o Wycliffita,
como el Movimiento Husita y la protesta místico-evangélica de Girolamo Savonarola, señalaron
de manera objetiva y frontal el elevado nivel de apostasía del cristianismo medieval, dentro de
una perspectiva bíblica y evangélica.
El desarrollo de la imprenta a mediados del siglo XV hizo que las ideas anticlericales tuvieran
una mayor difusión y cuando Martín Lutero, en 1517, publicó sus 95 tesis contra las
indulgencias papales, pudo difundir sus ideas mucho más que sus predecesores. Excomulgado
por el Papa, condenado por el emperador, perseguido por ejércitos y sacerdotes, Lutero se
mantuvo oculto durante más de un año traduciendo la Biblia al alemán y escribiendo panfletos
que eran publicados y distribuidos masivamente. El resultado fue una revuelta de los
campesinos que pensaron encontrar una liberación de la tiranía eclesiástica. Lutero, sin
embargo, no pretendía causar una guerra por lo que publicó un panfleto en el que exhortaba a
los campesinos a abandonar las armas. Ante esta actitud conciliadora de Lutero a dicha
revuelta, muchos nobles se volvieron partidarios suyos.
Tras el fin de la revuelta, Carlos V concedió que cada estado pudiera decidir, dentro de su
propio territorio, sobre cuestiones religiosas, pero en 1529 la mayoría católica hizo que se
derogase esta norma. Los luteranos elevaron su más enérgica protesta, lo que les hizo ganar el
antes mencionado apodo de "protestantes". Carlos V estaba empeñado en acabar con los
luteranos, pero distraída su atención por varias guerras contra Francia y el Imperio Turco no
pudo enviar tropas hasta quince años más tarde. Para entonces ya era tarde. El luteranismo se
había convertido en la fe de más de la mitad de la población de Alemania y, aunque se
perdieron batallas al principio, los luteranos consiguieron ganar la libertad religiosa.
En el plazo de dos décadas más la Reforma se había expandido por la mayor parte del
noroeste de Europa. En Inglaterra el rey Enrique VIII rechazó la autoridad papal sobre la
Iglesia, y la Iglesia de Inglaterra entró en una reforma que la volvió una entidad esencialmente
protestante (aunque a menudo los Anglicanos, también llamados Episcopalianos, se clasifican
aparte). En Suiza, Francia, partes de Alemania, de Escocia, y de los Países Bajos, comenzó
una segunda corriente de reforma no luterana, influenciada principalmente por el francés
convertido en ginebrino, Juan Calvino y el líder suizo Ulrich Zwingli.
Al mismo tiempo un estilo más radical de Protestantismo apareció en él ala izquierda del
movimiento. Anabaptistas, Menonitas y otros rebautizaron cristianos y los iniciaron en un
movimiento que rechazó drásticamente las prácticas católicas, incluso las que el Luteranismo,
Calvinismo y Anglicanismo no habían rechazado.
Como se ha mencionado, la reforma se extendió desde sus bases originales a Escandinavia y
Europa central, pero penetró apenas en Rusia y en el sudeste de Europa, donde prevalecía la
iglesia ortodoxa, o en la Europa meridional, que seguía firmemente católica. Después de una
serie de guerras religiosas desde mediados del siglo XVI hasta mediados del XVII, la mayoría
de los protestantes (excepto los radicales) y los católicos adoptaron el principio de que los
gobernantes de una región determinarían la religión de esa provincia o Estado. La separación
de la iglesia y el Estado, un principio que otros protestantes vinieron a sostener a fines del siglo
XVIII, comenzó a romper la primacía protestante en el noroeste de Europa.
En la última parte del siglo XVIII y a través del siglo XIX y hasta el presente, los misionarios
protestantes extendieron el movimiento en casi todo el mundo. Los puntos de penetracion
protestantes fueron muchas costas asiáticas y africanas, pero no fue sino hasta hace poco que
lo fue la católica América Latina. A partir de 1607, cuando los Anglicanos llegaron a Virginia, y
hasta finales del siglo XIX, luego de la inmigración en gran escala desde Europa del sur y de
Irlanda, se creía que Norteamérica, menos Quebec, era territorio en gran parte protestante.3
De una forma algo más pacífica las ideas protestantes se infiltraron en muchos países
europeos, unas veces apoyadas por la burguesía, otras por la nobleza, en ocasiones
directamente por la monarquía. Apenas cincuenta años después de morir Lutero, el
Protestantismo había cambiado por completo el mapa de la sociedad.
La idea fundamental del protestantismo es que la Biblia es la Palabra de Dios pero al contrario
de lo que siempre afirmaron los católicos, cualquiera puede interpretarla y comprenderla. Así,
libres de la autoridad eclesiástica, los protestantes pueden leer la Biblia y tras meditar en lo que
han leído pueden sacar sus propias conclusiones, conclusiones que posteriormente podrán ser
discutidas con otras personas.
Esta libertad en la interpretación bíblica ha provocado como efecto a señalar, que a lo largo de
los años hayan surgido numerosas sectas, cada una con una interpretación distinta de diversos
pasajes de la Biblia, pero también ha contribuido a darle un valor al pueblo, libre por fin de la
autoridad religiosa, que fue el primer paso para las sociedades más democraticas. La
traducción de la Biblia a los diversos idiomas europeos, favorecida también por el auge de la
imprenta, ha contribuido a la difusión de la cultura, haciendo que en los países protestantes el
analfabetismo descendiera de forma impresionante.
Entre los principales y más destacados personajes pre-reformadores se señalan los siguientes:
Juan Wycliffe (1324-1384), William Tyndale, Jan Hus (1369-1415), y Girolamo Savonarola
(1452-1498).
John Wycliffe
La primera noticia de la reforma es John Wycliffe. Es también conocido como "el Lucero del
Alba de la Reforma y nace cerca de Richmond en el condado inglés de Yorkshire, alrededor de
1320, en la misma época de Geert Grote. Poco se sabe sobre su infancia. A partir de 1345
empieza sus estudios en Oxford, y se queda allí durante 17 años. Se entrega profundamente a
la teología y la filosofía, interrumpe sus estudios por varias razones, pero se gradúa finalmente
en 1372 como doctor.
Geert Grote nació en octubre del año 1340 en Deventer Holanda como hijo de un adinerado
comerciante. A los treinta años - había estudiado mucho y por largo tiempo y hacía poco había
sido nombrado canónigo en el capítulo de la catedral de Aquisgrán - vivió una conversión.
Grote se retiró, falleciendo en el año 1384.
A John Wicliffe le siguió Juan Huss que vivió desde el 1372 al 1415.En Bohemia, Praga Rep.
Checa. Representa claramente la necesidad de reformar la iglesia medieval.
John Huss
“Vas a asar un ganso (Huss significa ganso en lengua bohemia), pero dentro de un siglo te
encontrarás con un cisne que no podrás asar.” Se suele identificar a Martín Lutero con esta
profecía (102 años después clavó sus 95 tesis en Wittenberg), y comúnmente se lo suele
identificar con un cisne.” (Wikipedia)
“Huss es una figura memorable por muchas razones, pero sobre todo su valentía moral ante las
adversidades y la muerte… Siento el deber de expresar mi profunda pena por la cruel muerte
infligida a Jan Hus y por la consiguiente herida, fuente de conflictos y divisiones, que se abrió
de ese modo en la mente y en el corazón del pueblo bohemio” Juan Pablo II (Wikipedia)
El Catolicismo romano se hallaba a principios del siglo xv dividido en tres facciones, y ello, no
por motivos doctrinales, sino siguiendo las ambiciones de los que se titulaban papas a un
mismo tiempo: Baltasar Cosa, llamado Juan XXIII, en la ciudad de Roma; Ángel Corario,
llamado Gregorio XII, en Rímini, y Pedro de Luna, que se llamaba Benedicto XIII, en el castillo
de Peñíscola, protegido por los condes de Aragón.
Los tres dirigían respectivas excomuniones a sus otros dos contrincantes.
Fue en este tiempo cuando cayeron en manos del célebre profesor de la Universidad de Praga,
Juan Huss, algunos escritos de Wicliffe. Dícese que quedó espantado de las doctrinas del
hereje inglés, por su oposición a la fe tradicional del Catolicismo romano, hasta el punto de que
aconsejó quemar los libros a un joven que le pidió la opinión acerca de ellos.
John Huss fue un sacerdote católico (en lo que ahora conocemos como el país de
Checoslovaquia). Estudió y llegó a ser rector de la Universidad de Praga. Fue uno de los
primeros cristianos en alzar su voz para pedir libertad de religión y el derecho individual de
tener una relación personal con Dios. Se enfrentó valientemente a los líderes de la iglesia que
vivían desordenada e indignamente. También se opuso a que se condenara a muerte a los que
no estaban de acuerdo con las enseñanzas de la iglesia.
Durante casi toda la vida de Huss, la iglesia católica se debatió en insidiosas y a veces fatales
luchas por el poder entre Papas y antipapas. Cuando Huss tenía 8 años el antipapa Clemente
VII se declaró Papa. En 1394, El antipapa Benedicto XIII (también conocido como “el papa
luna”) se declaró Papa. El antipapa Alejandro V fue elegido Papa por el concilio de Pisa en
1409 por lo que habían tres Papas al mismo tiempo, Alejandro V, Gregorio XII y Benedicto XIII.
Alejandro V aparentemente fue envenenado por Juan XXIII el próximo antipapa. Al mismo
tiempo que se acrecentaban las luchas por la silla papal, la iglesia se sumía en mayor
degradación moral. Pero la atención de la iglesia se centró sobre Huss cuando se pronunció
contra la escandalosa venta de “indulgencias” renovada por el antipapa Juan XXIII. Por sus
creencias, Huss fue expulsado de la iglesia católica.
A pesar de su expulsión y de las amenazas, Huss continuó predicando con gran valor y se
ganó la admiración tanto de la gente del pueblo como de los nobles. En el año 1413, fue
llamado para que se presentara ante el concilio de Constanza. Acudió a la invitación porque
veía la oportunidad de explicarles a los líderes de la iglesia sus creencias y las verdades que
había hallado en la Biblia. Sin embargo, todo era una trampa, a Huss nunca le dieron la
oportunidad de expresar sus argumentos. En cuanto se presentó, fue tomado prisionero y
encarcelado. Después de 19 meses de cautiverio y torturas, fue llevado a juicio.
Cada vez que John trataba de decir algo en su defensa, una multitud previamente aleccionada
hacía un bullicio tal que era imposible escuchar lo que Huss decía. Finalmente, sus acusadores
formularon los cargos que le imputaban, como prueba contra él leyeron porciones tomadas
fuera de contexto de sus libros y tergiversaron parte de sus respuestas.
Le dijeron:
“Si confiesa humildemente que estaba equivocado y renuncia a sus convicciones, si promete
nunca más enseñar esa fe, si públicamente niega lo que antes predicaba, tendremos
misericordia de usted y le devolveremos su posición y sus privilegios anteriores”.
John Huss respondió:
“Estoy a la vista del Señor mi Dios, de ninguna manera puedo hacer lo que me piden. Si lo
hiciera, ¿Cómo podría enfrentarme después a Dios? ¿Cómo podría ver a los ojos a aquellos a
los que les he enseñado? Ellos ahora tienen un conocimiento firme y cierto de las Escrituras y
están armados contra los asaltos del diablo”. ¿Cómo podría yo llevarles incertidumbre? ¡No
debo ni puedo valorar mi propio cuerpo más que la salud y la salvación de aquellos a los que
he enseñado el Camino de Jesucristo!”.
Al ver que no lograban que renunciara a su fe, lo vistieron con sus ropas y ornamentos de
sacerdote. Seguidamente, comenzaron a desnudarlo hasta que lo único que hacía notar que
era un sacerdote era su corte de pelo, rapado en la coronilla. Finalmente le raparon toda la
cabeza de forma tan violenta que le cortaron parte del cuero cabelludo que sangraba
profusamente. La sentencia fue muerte en la hoguera.
Cuando John Huss fue llevado a las afueras de la ciudad se juntó una gran multitud que seguía
al prisionero. Al llegar al lugar donde sería ejecutado se arrodilló y pronunció en voz alta el
Salmo 31 y el Salmo 51. Luego, con alegría dijo:
“En tus manos, Oh Señor, encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, Dios bueno y
misericordioso”.
Sacándolo abruptamente de sus oraciones, el verdugo lo ató a un poste con cuerdas mojadas,
su cuello también fue sujetado al poste con una cadena de hierro y el verdugo le dijo:
“¿No te da vergüenza estar atado como un perro?”
John respondió:
“Mi Señor Jesús fue atado con una cadena peor que esta por mis culpas, ¿Por qué me va a dar
vergüenza esta cadena oxidada?”.
Sin perder tiempo, los verdugos apilaron leña hasta el alto de su barbilla. Poco antes de
encender el fuego se acercó un obispo y le dijo:
“Si renuncias públicamente a tus creencias y reniegas de todo lo que has enseñado al pueblo,
te salvarás de la hoguera”.
John respondió:
“¿Díganme, cuál es el error al que debo renunciar? No soy culpable de ningún mal. Les enseñé
a los hombres el camino del arrepentimiento y el perdón de pecados, de acuerdo a la verdad
del Evangelio de Cristo Jesús. Por ese Evangelio estoy yo aquí, y estoy aquí con valor y
alegría, listo para sufrir esta muerte”. “Lo que enseñé con mi boca, ahora lo sellaré con mi
sangre”.
Cuando encendieron el fuego, John Huss comenzó a cantar un himno con una voz tan fuerte y
alegre que se oía por encima del tronar del fuego y del ruido de la multitud. Su canto era:
“Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí”.
Poco tiempo después se apagaba la voz de aquel amoroso maestro que con total dedicación
enseñó las buenas nuevas.La historia narra que durante el juicio, su amigo John de Clum lo
confortó grandemente e incluso buscó varias formas de salvarlo de la muerte, pero John Huss
prefirió morir antes que negar las verdades que había aprendido de la Biblia. Confió en que el
Señor lo fortalecería en el momento de su muerte y así fue. Cuando John Huss se hallaba en
medio de tanto odio, su fe en Jesús hizo que se mantuviera firme y que sirviera de ejemplo a
miles de mártires que seguirían sus pasos.
Cuando John Huss fue llevado a las afueras de la ciudad se juntó una gran multitud que seguía
al prisionero. Al llegar al lugar donde sería ejecutado se arrodilló y pronunció en voz alta el
Salmo 31 y el Salmo 51. Luego, con alegría dijo:
“En tus manos, Oh Señor, encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, Dios bueno y
misericordioso”.
Pero Juan Huss era un cristiano recto y sincero, hecho de la madera de los héroes, y cuando
por su estudio de las Sagradas Escrituras se convenció de que Wickliffe tenía la razón, escribió
de su parte en el mismo sentido.
El papa Alejandro V publicó una bula condenando las doctrinas de Juan Huss, y éste respondió
con un escrito titulado De Alejandro mal informado o Alejandro informado mejor.
El arzobispo excomulgó a Huss y a toda la ciudad de Praga, prohibiendo celebrar la misa,
bautizar a los niños y dar sepultura a los muertos en tanto que Huss permaneciera en la ciudad.
Esta sentencia, que hacía responsable a todo un pueblo de las ideas de un hombre, engendró
un odio terrible contra el papa. Huss tomó el partido, o decisión, de abandonar su capilla de
Belén en aquella ciudad y retirarse a su pueblo natal. Desde allí escribió a sus discípulos:
«Sabed, queridos míos, que si me he separado de vosotros ha sido para seguir el precepto de
nuestro Señor Jesucristo para no dar a los malos ocasión de incurrir en una condenación
eterna, y para librar a los buenos de aflicción…; pero yo no os he abandonado para renegar de
la verdad divina, por la cual, con la asistencia de Dios, deseo morir.»
En medio de tales circunstancias se reunió el Concilio de Constanza en 1414, teniendo dos
objetivos: extirpar la herejía que Juan Huss y sus partidarios predicaban, y concluir con el
cisma producido por la existencia simultánea de tres papas en la Iglesia Católica Romana.
Juan Huss compareció ante el concilio en el cual se produjo el escándalo de que el papa Cosa,
llamado Juan XXIII, huyera del concilio para salvar su vida. Debido a las graves acusaciones
que fueron presentadas ante él, el concilio le depuso del papado.
Martirio de Juan Hus
Por otro lado, condenó e hizo quemar a Juan Huss y a su principal discípulo, Jerónimo de
Praga.
Ello provocó una guerra en Bohemia, de la que resultaron vencedores los patriotas bohemios
partidarios de Juan Huss, y el rey Segismundo, tres años después del martirio de aquél, tuvo
que firmar un contrato con los estados de Bohemia en el que se les concedía completa libertad
de cultos y enseñanzas que no se hallan claramente expresadas en el Nuevo Testamento. No
hubo la multiplicidad que pretenden los detractores del Cristianismo Evangélico, sino
diversidades de una verdad única que por siglos había pugnado por surgir y ya no podía ser
detenida.
En efecto; el Cristianismo Evangélico, que antes de la famosa protesta de Lutero era,
humanamente hablando, nada más que un conjunto de iglesias escondidas, sobre todo, en los
valles de los Alpes y en Bohemia, además del sentir evangélico que latía en el corazón de
algunos buenos católicos que no se atrevían a manifestar su pensamiento, se manifestó
brotando del mismo fondo de los círculos más cultos del humanismo y del más ferviente
pietismo y misticismo medieval, tanto en los países sajones como en los latinos, uniéndose a
los que, llevados por su sinceridad religiosa, no habían tiubeado en mostrarse disidentes del
Cristianismo oficial corrompido, pagando miles de ellos su osada sinceridad con la ofrenda de
sus propias vidas.
Cien años más tarde los evangélicos bohemios recibieron gran aliento con el movimiento
religioso triunfante de Lutero. Completados y perfeccionados los principios de la fe evangélica
por el constante estudio de las Sagradas Escrituras, han sido los cristianos de Bohemia,
conocidos bajo el nombre de Hermanos Moravos, una bendición espiritual para el mundo
entero, tal como veremos en el próximo capítulo al describir el origen y desarrollo de esta
denominación o grupo evangélico.
Tales son los orígenes del Cristianismo Evangélico, que si bien, políticamente, brotó de los
reformadores Lutero, Calvino, Zuinglio, Knox y demás personalidades de la Reforma, tiene sus
raíces en los movimientos espirituales que hemos descrito, procedentes, casi, del mismo
principio de la Iglesia Cristiana.
La generación de testigos de la verdad evangélica se multiplica extraordinariamente desde los
tiempos de la Reforma del siglo xvi; ello era indispensable si tenía que cumplirse la predicción
hecha por nuestro Señor Jesucristo de que su Evangelio sería «predicado en todas las
naciones para testimonio a todos los gentiles». No eran aptas para cumplir esa magna empresa
las dos grandes organizaciones eclesiásticas dominantes en el oriente y occidente de Europa,
la mayor de las cuales, sobre todo, había venido gastando sus mejores esfuerzos en combatir y
ahogar interiormente los movimientos espirituales de sus mejores hijos, en lugar de atenderlos
como advertencia divina. Vino, pues, un momento en que la Verdad no pudo quedar recluida.
Explotó como un poderoso volcán, dando lugar a mil incendios espirituales; a variados
movimientos de retorno a la fe primitiva que cristalizaron en organizaciones diversas, pero
poseyendo una sola verdad: la salvación por la fe en Cristo, y el repudio de aquellas prácticas
Cien años más tarde los evangélicos bohemios recibieron gran aliento con el movimiento
religioso triunfante de Lutero. Completados y perfeccionados los principios de la fe evangélica
por el constante estudio de las Sagradas Escrituras, han sido los cristianos de Bohemia,
conocidos bajo el nombre de Hermanos Moravos, una bendición espiritual para el mundo
entero, tal como veremos en el próximo capítulo al describir el origen y desarrollo de esta
denominación o grupo evangélico.
Causas de la Reforma Protestante
La Iglesia sencilla y piadosa del Nuevo Testamento, andando en el tiempo, escalo altas
posiciones políticas en el imperio Romano, y con estas dudosas conquistas se inició un turbio
período de varios siglos, durante el cuál la Iglesia se alejó cada vez más de sus raíces bíblicas.
No debemos pensar, sin embargo, que desde esta temprana época hasta la Reforma del siglo
XVI, el cristianismo se mantuvo completamente desfigurado y corrompido.
A través de todo el tiempo, como una irrompible cadena que llega hasta nuestros días, hubo
verdaderos seguidores del Señor que se mantuvieron al amparo de la revelación sagrada.
Como representante de estos grupos pudiéramos mencionar a los albígenses, los
petrobrusianos, los cristianos célticos de Escocia e Irlanda, los independientes escoceses, los
lolardos, los evangélicos de Bohemia, los valdenses, que existen hasta el día de hoy, y muchos
otros más que harían la lista interminable.
Los propulsores de todos estos movimientos anteriores a la Reforma hicieron un valioso aporte
a la Iglesia Reformada, pues por medio de ellos se hizo asequible el verdadero espíritu de la
Iglesia Primitiva. El gobierno representativo, es oposición al injusto gobierno monárquico, la
doctrina de la gracia y la permanencia de la fe, en oposición a la corruptas indulgencias, fueron
factores que identificaron a la Iglesia protestante con la Iglesia Novotestamentaria que se
mantuvo firme aún en medio de las más negativas circunstancias.
Todos estos grupos se mantuvieron firmes, es cierto, en medio de las más turbulentas épocas,
pero también es cierto que la mayor parte del cristianismo se convirtió en una burda religión
pagana, y que se imponía una drástica revolución para determinar, sin asomos de duda, el
verdadero carácter de la Iglesia. Esta revolución se produjo de el siglo XVI y sus efectos, que
perduran hasta hoy, se mantendrán para siempre.
La Reforma Religiosa del siglo XVI alcanzó tres diferentes esferas de influencias renovadora:
política, eclesiástica y espiritual, y sus transformaciones fueron tan profundas que puede
afirmarse que este movimiento alteró el curso de la humanidad.
La prereforma en España
Esta es la historia que los Papas no cuentan. Es la historia de la época anterior inmediata a la
época de la Reforma. El siglo XV se destacó por un sentimiento de crisis en el seno de la
Iglesia Católica Romana. El papado se trasladó de Roma (Italia) a Avinon ( Francia),
produciendo el “Cisma de Occidente”. La razón de este Cisma fue la de satisfacer los intereses
de los Reyes de España, en virtud del cual existieron simultaneamente dos Papas que se
excolmugaron entre sí y que se presentaban respectivamente como únicos pontífices legítimos.
Fracasaron los intentos de restaurar la unidad entre el Papado y el patriarca de Constantinopla
pese a la amenaza Turca que terminó aniquilando Vizancio en el 1453. J. Wycliffe, John Huss,
precursores de la Reforma Protestante solicitaban una reforma en profundidad de la Iglesia ,
moral y teológica .
Algunos Papas eran príncipes Italianos con fuertes intereses terrenales; esto es una muestra
de la decadencia eclesiástica de aquella época. Joseph Lorz comenta que la unidad del
cristianismo occidental ya estaba rota antes de la Reforma Protestante.
Al ver esta crisis no debe sorprendernos el ver como buenos teólogos (incluido el Papa Pio II),
sostuvieron la tesis del concilio general sobre la superioridad del Papa. Quien podía asegurar
que el Papa podía convertirse en un hereje teniendo en cuenta antecedentes como el del Papa
Honorio Vigilio que había caido en la heterodoxia también.
En esa época se iniciaron los primeros intentos de publicar textos criticos del Nuevo
Testamento en su lenguaje original. E indiscutiblemente la Iglesia de finales del siglo XV
necesitaba una reforma profunda, lo cual también era apoyado por personas como: Lorenzo
Valla a Erasmo, de Tomás Moro a Luis Vives.
Los primeros pasos para realizar esta Reforma se dieron en la cúpula jerárquica de la I.C.R. de
España, con el Cardenal Cisneros, quien nació en 1436 y murió ocho días después que Martín
Lutero clavara sus educadas 95 tesis en Wintember. Cisneros le dió una nueva importancia a la
lengua vernácula en los medios religiosos e impulsó la traducción de varias obras latinas al
español.
Antes de que se produjeran las primeras traducciones protestantes del Nuevo Testamento, los
españoles ya contaban con versiones impresas de los evangelios y de las epístolas en lengua
vulgar; esta visión cristalizó en la fundación de la Universidad de Alcala que buscó inspirarse
sobre todo en el estudio del Nuevo Testamento.
Cisneros estimuló la crítica y el estudio del Texto de las Sagradas Escrituras (Biblia Políglota
Complutense) en Hebreo, Griego y Latino, o las obras de Pedro de Osmas, un profesor de
Teología de la Universidad de Salamanca y de Nebrija, un discípulo del anterior; anticipándose
en el tiempo a Erasmo y a Lutero, estos eruditos realizaron importantes estudios sobre el texto
original del Nuevo Testamento y de la historia católica por encima de las pretenciones del
pontífice romano, pero Cisneros protegió a Nebrija y a Osmas.
Cisneros repercutió considerablemente no solo en la clase culta de la época sino también entre
la clase sencilla, la plebe, quienes comenzaron a reunirse en las casas para estudiar libre y
sencillamente los textos del Nuevo Testamento. Posteriormente lo harían los anabautistas
suizos, algunas décadas después, para formar Iglesias bíblicas en las casas. Quizás de haber
prosperado estas ideas, se hubiese evitado el Cisma que se dió y las guerras de la Reforma y
la contra-reforma (que cuestiona el Papa). Y finalmente el imperio español sucumbiría.
La Reforma Protestante estaba llamada a convertirse en una llama que destruiría en buena
medida a un mundo antiguo para sobre sus ruinas purificadas levantar uno mejor;
paradójicamente esa llama no vendría de España sino de Alemania y su detonante sería un
monje agustino llamado Martín Lutero.
Julián Hernández
Ingratos seriamos si no se citase a Julian Hernandez, España,( año 1560 d.C.), era un hombre
de apariencia extraña, bajito de estatura y jorobado, era tan delgado que su piel apenas
alcanzaba a cubrir sus huesos. Alguien tan extrano para nuestros dias como lo podria ser el
jorobado de Notre Dame en vivo y en directo en una reunion de las estrellas del Hollywood.
Julián Hernández nació en Castilla, viajó por toda Europa trabajando en las imprentas de
Alemania y de los Países Bajos en donde aprendió el oficio de cajista. Muchos historiadores
comparten el criterio que Julián participó en la impresión de los libros de Lutero y otros
reformadores. [29]
Principios que inspiraron la Reforma
La generación de testigos de la verdad evangélica se multiplica extraordinariamente desde los
tiempos de la Reforma del siglo xvi; ello era indispensable si tenía que cumplirse la predicción
hecha por nuestro Señor Jesucristo de que su Evangelio sería «predicado en todas las
naciones para testimonio a todos los gentiles». No eran aptas para cumplir esa magna empresa
las dos grandes organizaciones eclesiásticas dominantes en el oriente y occidente de Europa,
la mayor de las cuales, sobre todo, había venido gastando sus mejores esfuerzos en combatir y
ahogar interiormente los movimientos espirituales de sus mejores hijos, en lugar de atenderlos
como advertencia divina. Vino, pues, un momento en que la Verdad no pudo quedar recluida.
Explotó como un poderoso volcán, dando lugar a mil incendios espirituales; a variados
movimientos de retorno a la fe primitiva que cristalizaron en organizaciones diversas, pero
poseyendo una sola verdad: la salvación por la fe en Cristo, y el repudio de aquellas prácticas.
La Reforma Protestante fue un movimiento reformador religioso en la Europa cristiana del siglo
XVI, basado fuertemente en las escrituras, que comenzó en el año 1517 cuando el monje
católico alemán Martín Lutero publicó sus 95 Tesis contra la Venta de Indulgencias promovidas
por el Papa, donde criticaba las prácticas inmorales de la Iglesia Católica. En un sentido amplio
del término,protestantismo es cualquiera de los grupos cristianos surgidos en Europa
Occidental que se separaron de la iglesia romana a partir del ex-monje agustino Martín Lutero,
fundador de las iglesias luteranas, y de Juan Calvino, fundador del movimiento calvinista.
Las causas son muchas y variadas, a saber: religiosas, sociales, culturales, políticas, etc. Pero
más que hacer una prolija enumeración de todas ellas, lo cual es imposible obviamente, nos
bastará con reconocer el derrotero que siguió la Iglesia desde Constantino I el Grande, en
adelante.
Como hemos podido comprobar, la Iglesia, desde la época constantiniana en que alcanzó el
poder político al unirse con el Estado, pasó de ser perseguida a perseguidora, primeramente,
de los paganos, y, más tarde, de todo aquel que se atreviese a disentir abiertamente de las
creencias oficiales.
Los principios religiosos que inspiraron la Reforma son varios y comunes a la diversas ramas
futuras del movimiento reformador. Pudiéramos hacer mención de algunos de ellos que
encajan perfectamente en las doctrinas de nuestra Iglesia como parte del protestantismo.
1) El protestantismo, en todas sus formas históricas, insiste en la posibilidad de una relación
inmediata del hombre con Dios. Esta relación descansa sobre la gracia inmerecida de Dios,
revelada a los hombres en Jesucristo y recibida por ellos mediante la fe en El.
2) El protestantismo, en sus diversas expresiones, sostiene que las Escrituras constituyen la
norma decisiva de autoridad espiritual.
3) Todos los protestantes concuerdan en que existe un sacerdocio universal de los creyentes.
Puesto que todo cristiano puede recibir por la fe el don del amor redentor de Dios en Cristo,
según lo manifiesta la Escritura, no está subordinado a ritos sacerdotales o eclesiásticos, sino
que puede ejercer el derecho y el deber del juicio privado. En este sentido el protestantismo es
fundamentalmente un movimiento de preservación de la individualidad.
4) Todos los protestantes acentúan la importancia de la libertad religiosa resisten a la coerción,
sea ella del poder civil o eclesiástico, en asuntos de fe y prácticas religiosas.
5) El protestantismo tiende a la revaloración de la vida común y el trabajo. No conoce de una
separación básica entre vocaciones “religiosas” y “seculares”. Considera a todos los hombres
responsables individualmente ante Dios, con el privilegiado deber de servirle por medio de toda
la vida, cualquiera que sea el campo en que ésta se desenvuelva.
6) El protestantismo cree en la Iglesia, ya que se énfasis en el valor individual no le impide sus
énfasis en la necesidad de la congregación de los creyentes.
Sin todos los factores que han sido mencionados, ni un Lutero hubiera podido realizar lo que él
hizo. Hubiera corrido la misma suerte que le aconteció a Juan Huss un siglo antes. Sin
embargo, se necesitaba un Lutero para realizar o unificar todos los factores que han sido
mencionados.
En un sentido real, Lutero combinó todos los motivos para la reforma que han sido mostrados
previamente. Algunos querían una reforma con base en su devoción a la Biblia; Lutero era su
hombre, porque era un sobresaliente erudito de la Biblia que trataba de amoldar su reforma
alrededor de la Biblia.
El patriotismo había sido un motivo de reforma; y la reforma de Lutero reunía todo el amor que
un alemán podría tener por su raza y explotarlo hasta lo máximo. Muchos místicos deseaban
una reforma que hiciera hincapié en la capacidad de acercarse a Dios sin sacerdotes humanos
ni instituciones; Lutero leyó y publicó su literatura y habló en un lenguaje que ellos entendían.
El humanismo clamaba por una reforma con base en un nuevo enfoque intelectual; Lutero
simpatizaba con su punto de vista general.
Más allá de estos elementos unificadores en la vida de Lutero, él simbolizaba al campesino
alemán que había sido agraviado por la tiranía papal por medio milenio. Las demandas de
mucho tiempo encontraron en él un campeón que podía hablar el lenguaje de la gente. Su
experiencia personal al moverse lentamente paso a paso de la protesta a la disputa, a la
condenación y al cisma, probablemente constituyó el modelo de la experiencia del alemán
término medio que lo siguió.
Ellos lo entendían porque eran muy parecidos a él. Sin la misma clase de hombre que era
Lutero, la reforma en los estados alemanes hubiera sido estorbada o tal vez imposibilitada en
ese tiempo. Factores personales e históricos algo similares impulsaron a Zwinglio y a Calvino
en sus áreas particulares. El tiempo estaba listo para la reforma.
En Alemania, cuando se habla de la Reforma, ésta suele asociarse directamente con la
persona de Martín Lutero, y es cierto, porque con él empezó. Sin duda, Lutero es el reformador
más importante. Pero no es el único, no en Alemania y mucho menos en otros países.
Hay que prestar atención a dos cosas: Por un lado, la Reforma no debe ser identificada con
Lutero; justamente la Iglesia Reformada se remonta a Zwinglio y Calvino sin poder ni querer
cuestionar los méritos de Lutero.
Por otro lado, Lutero no puede ser la medida absoluta para lo que se considera "reformado" o
no. Esto significaría estrechar nuestro horizonte y no poder valorar los conocimientos y
descubrimientos de otros reformadores.
Exhortacion del siglo XVI,a la Iglesia a volverse a Dios
Pero fue recien a principios del siglo XVI, que Dios llamo a su pueblo para que volviese de
nuevo a la pureza de la doctrina evangélica. Y esto se llevó a cabo, en particular, por mediación
del catedrático en teología de Witenberg (Alemania) Martín Lutero. Éste no había pensado, ni
mucho menos, en instituir una nueva iglesia; pero debido a las luchas de su propia vida y al
estudio asiduo de la Biblia, llegó a descubrir que la iglesia se había apartado del verdadero
Evangelio, es decir, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley (Ro. 3:28).
Cuando Lutero empezó a predicar este evangelio contra los errores que se habían introducido
en la Iglesia, errores que inducían a las gentes a confiar en sus propias obras religiosas para
obtener así su salvación, entró en conflicto con los “dirigentes” de la Iglesia de su época, y
también, finalmente, con el papa.
El año 1520 fue desterrado a causa de su confesión del Evangelio. Pero la Iglesia está donde
está la Palabra de Cristo (Jn. 3:27). Al desterrar a su testigo fiel, la iglesia de Roma demostró
ser una iglesia infiel y falsa. Sin embargo, el Señor condujo hacia la reforma de la Iglesia a
todos los que quisieron seguir su Palabra. Ellos prefirieron el yugo de Cristo al yugo de los
hombres y al yugo del papa.
Al surgir y pronto desarrollarse notablementye el calvinismo, este eclipso notablemente al
luteranismo. Y el dominio del calvinismo en el centro de Europa fue tal que prácticamente
pronto ocultó al luteranismo, el cual quedó reservado en poco mas que el territorio alemán y en
los países escandinavos. A partir de allí muchos grupos reformistas se fueron acercando al
calvinismo y aún formando religiones independientes, todas ellas tomando como base sus
doctrinas y costumbres.
El acercamiento a la Biblia que el propio Lutero, Zuinglio y los reformadores anabaptistas
estimularon e impulsaron, fue en parte lo que alimentó este despertar espiritual que se vivió en
el siglo XVI, como hacía mucho no se vivía. Pero según avanzaba la reforma protestante, iban
saliendo a la luz, numerosas doctrinas establecidas por siglos que vieron como se tambaleaban
por el peso de las escrituras.
Se empezó destituyendo del cristianismo, el pago de indulgencias, el celibato obligatorio, las
imágenes de los templos religiosos, la jerarquía eclesiástica; hasta allí se quedaron
protestantes y calvinistas.
El conocimiento de los Evangelios tuvo en algunos otra consecuencia, la más grave de todas.
Para comprenderla es preciso recordar que la organización de la Iglesia católica y sus dogmas,
es decir, el conjunto de las creencias profesadas por sus fieles, reposan ante todo sobre los
Evangelios, y después sobre las tradiciones, las interpretaciones y las decisiones de los papas
y de los concilios.
Algunos en el siglo XVI pensaron que, puesto que se tenía en los Evangelios la palabra del
mismo Dios, era preciso atenerse a ella: las tradiciones y las interpretaciones, solo obras de los
hombres, no tenían a sus ojos valor algunos. Por lo tanto, las interpretaciones de los papas y
de los concilios no tenían ya más valor que el que pudiera tener la interpretación de un fiel
cualquiera, y cada uno podía interpretar la Escritura Santa según su conciencia. Esta fue la
teoría de Martín Lutero y después de Juan Calvino.Esta teoría de la sola scriptura, seria mal
interpretada por algunos y provocaria la ruptura de la unidad cristiana de las iglesias
protestantes.
Anatemizacion al Romanismo
Pablo, en su carta a los Gálatas, declara anatema a todo el que predique “otro evangelio”, aún
aunque sean ellos mismos quienes lo hagan, o un ángel bajado del cielo. Para el apóstol es
mucho más importante el mensaje transmitido que quien lo transmite. No importa “QUIEN” lo
dice, sino “QUE” dice. (Concepto totalmente contrario a la famosa “Infalibilidad Papal”, que
indica que lo que diga el Papa ex-cátedra es cierto y verdadero aunque no exista en el Canon
Bíblico)
 “No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el
evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro
evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes
hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio
del que habéis recibido, sea anatema.” (Gál. 1:7-9)
El mismo apóstol Pablo, instruía a su discípulo Timoteo, a tener cuidado de los que prediquen
“fábulas”. Le encargó predicar la Palabra (Evangelio de la gracia de Dios) en todo tiempo,
redarguyendo, exhortando y reprendiendo a quienes fueran voceros de esas “fábulas”, que no
hacían más que apartar a la gente del verdadero Evangelio. ¿Cuál sería, entonces, la actitud
de Timoteo en caso de toparse con un predicador de fábulas? Lo mismo hizo Martín Lutero y
tambien Juan Calvino.
 “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo… que prediques la palabra;
que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda
paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina,
sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus
propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las
fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de
evangelista, cumple tu ministerio.” (2 Tim. 4:1-5)
Pablo reprendió al mismo apóstol Pedro, cuando entendió que una actitud de este último no era
concordante con el Evangelio recibido. Pablo no tuvo cuidado en reprender a Pedro (para los
catolicos romanos, el primer Papa) por su hipocresía, y cara a cara le manifestó su protesta.
 “Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de
condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los
gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo
de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros
judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía
de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del
evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los
gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?” (Gál. 2:1114)
En su carta a Tito, también el apóstol deja claras instrucciones de combatir la falsa doctrina y
los falsos evangelios. Es sentir constante de Pablo el levantar voces en contra de las
enseñanzas y prácticas heréticas.
 “Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean
sanos en la fe, no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres
que se apartan de la verdad.” (Tit 1:13-14)
 “Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.” (Tit
2:15)
En definitiva, ¿qué le pide Pablo a Tito? “…Habla, exhorta, reprende, no te quedes callado…
¡¡expone tu desacuerdo hacia las enseñanzas de falsos evangelios…!!” Y lo mismo hicieron los
reformadores Martín Lutero y Juan Calvino.
El apóstol Judas es mucho más directo, exhortando al pueblo de Dios a contender
ardientemente por la fe dada una vez a los santos (nótese: “una vez dada”, lo cual contradice a
la usina doctrinal católica a través de los siglos, a mano de sus Papas “infalibles”…). ¿Cuál
sería entonces la actitud de los discípulos del apóstol Judas al toparse con alguien que predica
una fe DIFERENTE a la que fuera dada UNA VEZ? Lo mismo hizo Martín Lutero y tambien
Juan Calvino.
Martin Lutero, al clavar sus 95 Tesis en la puerta del castillo de Wittenberg,lo que hizo fue
lanzar un anatema contra el liderazgo de la iglesia de aquellos dias y sus herejias.
Que paso en la Reforma del siglo XVI?
Se conoce con el nombre de Reforma Protestante al movimiento religioso de tendencia
renovadora que se produjo en Europa en el siglo XVI y que originó, a su vez, la ruptura de la
unidad cristiana y la consiguiente formación de otras Iglesias, independientes de la autoridad
papal: las Iglesias Protestantes. Muchas de estas iglesias surgidas de ese movimiento se
denominaron “Iglesias reformadas” con el propósito de evocar una disposición a la conversión y
renovación…
La Reforma del siglo XVI se inicia históricamente el 31 de octubre de 1517, cuando Lutero
clava en las puertas del Templo de Wittemberg sus famosas 95 tesis contra la venta de
indulgencias, a fin de provocar una discusión académica, de acuerdo con la costumbres de la
época.
El surgimiento de la Reforma Protestante es considerado como uno de los más importantes
acontecimientos de la Historia, pues sus consecuencias, hoy en día, permanecen vivas en el
nivel religioso, político, económico y cultural en el mundo. Para entender este fenómeno,
debemos situarnos en el contexto de la época, es necesario evidenciar y determinar las causas
de las Reforma Protestante.
De la Reforma partieron diferentes corrientes que permanecen hasta el día de hoy. Los
historiadores coinciden en afirmar que se produjeron cuatros tipos principales de tradición
protestante durante los siglos XVI y XVII. Estos tipos hallaron expresión en los movimientos
luterano, anglicano, reformado y en los movimientos independentistas.
La tradición luterana, que tiene como raíces los principios de Martín Lutero, es la más antigua
de la Reforma. En 1529 apareció el Catecismo de Lutero y en 1530 la Confesión de Augsburgo,
que veinticinco años más tarde se convirtió en la constitución de la Iglesia Luterana.
La tradición anglicana, que coincide con la Reforma, es bien diferente de las otras tradiciones.
La Iglesia anglícana es más litúrgica que confesional. Ha hecho se generoso aporte al
movimiento evangélico, al igual que las otras ramas del protestantismo.
Otras tradiciones protestantes, las que se conocen con el nombre de independientes, podemos
hallarlas en los movimientos radicalistas que fueron surgiendo de las ramas principales. En su
mayoría carecen de guías famosos, pero se trata de movimientos que relacionan la mayoría de
su actividades con algunos énfasis determinados que se toman como elementos básicos.
Algunos historiadores incluyen entre las tradiciones protestantes lo que dan el llamar la
tradición metodista. En cierto sentido el movimiento religioso que debe su origen a Juan Wesley
no tendría el mismo derecho que los de Lutero, Zwinglio, y Calvino, a integrar estas tradiciones.
Apareció demasiado tarde para se clasificado como un movimiento reformista: comenzando
con la experiencia mística de Juan Wesley, en 1738, sigue a Lutero a más de dos siglos de
distancia. Sin embargo, no puede negarse que el metodismo es un movimiento de
características muy notables en la historia del protestantismo.
La tradición reformada, estrechamente ligada a la personalidad de Juan Calvino, es la de
mayor interés para quienes pertenecemos a la Iglesia Prebisteriana. El calvinismo constituye un
movimiento de características propias dentro de la Reforma. Aportó la estabilidad intelectual y
disciplina de que careció el proceso reformador en su orígenes. La personalidad y superior
inteligencia de Juan Calvino contribuyeron a dar definitiva solidez al más completo sistema
teológico protestante y a la forma de gobierno presbiteriana, eminentemente bíblica.
Como sistema teológico el calvinismo fue el más lógico, el más completo y el más consecuente
con la Reforma. Se base en la soberanía de Dios, y de este principio fundamental surgen los
demás elementos del sistemas, tales como los decretos, la elección, la seguridad de los
creyentes, la impotencia espiritual de los no regenerados, etc. Fundamenta todo en Dios, que
es la autoridad que todo lo domina.
El hombre es enteramente impotente para salvarse a sí mismo. Su salvación se logra por la
soberana voluntad de Dios. La elección divina es el principio de la salvación, y la razón de esta
elección está oculta en la inescrutable voluntad del Señor. El calvinismo es un sistema
teológico rígido e inflexible, pero inspira a los hombres absoluta confianza en Dios y les
muestra la realización de un poder divino que imparte audacia y fortaleza para la lucha titánica
que pasa sobre quienes se esfuerzan en conseguir el definitivo triunfo de la verdad.
Nada hay que domina con tanta fuerza la mente de un hombre y afecte tan intensamente su
carácter, como sus ideas de Dios. Ellas dan color a todos los demás pensamientos. Los
conceptos que tenemos respecto a Dios ejercen una influencia dominante en la formación del
carácter y constituyen un poder regulador de la conducta cotidiana. Una teología calvinista es
sólida y bíblicamente autoritaria. Tal vez sea ésta la causa principal de la poderosa influencia
del calvinismo en la sociedades donde se ha desarrollado como sistema teológico y
eclesiástico.
Como sistema de gobierno eclesiástico el calvinismo es democrático-representativo. Consistía
en una serie de cuerpos representativos, desde el presbiterio hasta la asamblea general. Estos
cuerpos ejercían funciones legislativas, ejecutables y judiciales, derivando su autoridad del
pueblo, y no del gobierno civil.
Una de las características del calvinismo, además de las ya mencionada de un sólido sistema
teológico y del gobierno presbiteriano que les es propio, es la del celo intelectualista del
movimiento. Donde quiera que resultaba posible, el calvinismo creó una iglesia nacional con un
equipo apto para la preparación de los obreros. El calvinismo se desarrolló con abrumadora
rapidez, y alcanzó casi todos los países europeos con su influencia.
El impacto espiritual de la Reforma
El protestantismo provocó un gran impacto en la mentalidad de los europeos del siglo XVI. Las
ideas de Lutero habían abierto el camino de la libertad de conciencia, no sólo para la fe sino
también para todas las facultades espirituales del hombre.
Para muchos hombres la difusión de la religión protestante significó un cambio de actitud ante
algunos elementos de su vida cotidiana. El cuestionamiento que hizo Lutero de la autoridad del
Papa y de la jerarquía de la Iglesia de Roma, tuvo repercusiones que superaron el plano de la
vida religiosa. Para muchos príncipes, la religión protestante significaba un reforzamiento de su
autoridad laica y por eso la impusieron en sus Estados. Para muchos campesinos, las ideas de
la Reforma justificaban la desobediencia al poder de los señores. Si el Papa era desafiado y
sus juicios ya no eran infalibles para todos los cristianos, también podía cuestionarse la
autoridad de los señores feudales. Sin que Lutero se lo propusiera, sus ideas influyeron sobre
los campesinos, quienes disconformes con sus condiciones de vida, se rebelaron contra el
poder señorial.
La religión protestante también ejerció una gran influencia en las actitudes de los burgueses. La
estricta moral protestante —enemiga de los lujos y de los despilfarros—, la práctica de una vida
austera, la idea de que los hombres obtenían su recompensa o su castigo en la vida terrenal,
eran principios que se adecuaban muy bien a las actividades de los burgueses. Los hombres
de negocios podían ver que su enriquecimiento era una recompensa por sus esfuerzos
personales, por su espíritu de empresa y de ahorro y por su respeto y cumplimiento de las
normas de la nueva religión.
Grabado de 1532 donde se observa un grupo de campesino alemanes armados con elementos
de labranza, conducidos por Tomas Muntzer. Por la represión de los príncipes murieron mas de
10.000 campesinos.
En la proxima entrega veremos algo de la vida de los lideres mas importantes de la
Reforma:Lutero, Zwinglio y luego nos dedicaremos a profundizar la vida de Calvino.
Continua....
Dios lo bendiga
---
Notas:
[25] http://caesararevalo.blogspot.com/2013/05/fue-calvino-carismatico.html?m=1
[26]Thea B. Van Halsema, Así fue Calvino, 2da. ed. (Gran Rapids: Libros Desafío, 1998), 9. cit
en documentopo electronico en pdf El Reformador Juan Calvino: Su vida y sus Obras Por:
Cristino Graciano
[27]Justo L. González, Historia del Cristianismo, vol. 2 (Miami: Editorial Unilit,1994), 71.cit en El
Reformador Juan Calvino: Su vida y sus Obras Por: Cristino Graciano
[28]Justo L. González, Historia del pensamiento cristiano, (Nashville: Editorial Caribe, Inc.,
1992), 138. cit en El Reformador Juan Calvino: Su vida y sus Obras Por: Cristino Graciano
[29] Para "Julianillo" como lo conocían en los círculos cristianos, una de sus principales
preocupaciones era la falta de Biblias y libros cristianos en español. Salió de España y se fue
para Alemania, luego a Suiza para colaborar en la impresión de la tan ansiada Biblia en
español. En Ginebra, mientras colaboraba con el Dr. Juan Pérez en la impresión del Nuevo
Testamento y otros materiales cristianos, Julianillo concibió un atrevido plan para introducir a
España el Nuevo Testamento de Pérez. Era una empresa muy arriesgada, los Nuevos
Testamentos tenían que introducirse de contrabando y posteriormente distribuirlos por todo el
país.
Julián puso manos a la obra e hizo los preparativos para el viaje. Llenó varios toneles de
Nuevos Testamentos y se encaminó con rumbo a la península Ibérica.
Sus amigos fueron a darle una conmovedora despedida y a asegurarle que sus oraciones
siempre lo acompañarían. Mientras lo veían partir decían unos a otros: "La inquisición española
es terriblemente cruel. Si atrapan a Julianillo lo torturarán hasta matarlo. Sólo Dios sabe si lo
veremos otra vez". En aquel tiempo cualquiera que tradujera, imprimiera o distribuyera la Biblia
en español era quemado vivo. Julián sabía que el riesgo era enorme, pero continuó con su
propósito.
En Sevilla Julianillo conocía a un librero que apoyaba en secreto el evangelio; le dejó algunos
Nuevos Testamentos en español para que los distribuyera y continuó su viaje repartiendo por
toda España su carga de Buenas Nuevas. Al tiempo que vendía telas, Julianillo lograba que
sus amados libros llegaran a miles de hogares y corazones.
El atrevido mensajero recorrió toda España con sus mulas cargadas de Nuevos Testamentos
escondidos entre los rollos de tela. A pesar de su complexión endeble, Julianillo era incansable,
al terminar su primera remesa, trajo otro embarque y otro más.
A lomo de mula, por las montañas de los Pirineos, por valles y cordilleras, bajo el sol o la lluvia,
distribuyó embarque tras embarque. Era su deleite llevar las Buenas Nuevas de Salvación a los
cristianos que perseguidos y amenazados se hallaban desparramados por los cuatro vientos de
España.
Al poco tiempo, la iglesia Católica se dio cuenta que los libros con las doctrinas de los
reformadores y lo que es peor los Nuevos Testamentos traducidos al español estaban por toda
España.
Nadie se podía explicar en qué forma habían llegado al país tantos libros. No podían
imaginarse que se debía a la incansable labor de un insignificante vendedor de telas, debilucho
y jorobado que andaba gritando de pueblo en pueblo: "Ricas telas de Cambray, hay".
Un escritor católico, el sacerdote de la Roa, en su libro "Historia de la Compañía de Jesús en
Sevilla" describe la labor de Julianillo de la siguiente forma: "Con increíble habilidad encontraba
él secretas entradas y salidas, y el veneno de la nueva herejía se divulgó con gran velocidad
por toda Castilla y Andalucía... A donde ponía su pie comenzaba el incendio... Él mismo
enseñó a hombres y mujeres en las malas doctrinas de los reformadores, logrando su fin con
demasiado acierto: especialmente en Sevilla donde formó, gracias a esto, un verdadero nido de
herejes". Mayor elogio para la obra de Julianillo es difícil imaginar.
Perseverando cada día en su misión de hacer llegar los Nuevos Testamentos en español hasta
los lugares más remotos de España. Julianillo aprovechaba cada momento para predicar y
compartir su fe. Predicaba el nombre de Jesús y la salvación por medio de la fe. Julianillo
decía: "Todos los que se crucen en mi camino, oirán mi testimonio".
Ese fervor fue el que por fin le costó la vida. Un día, mientras pasaba por las afueras de Sevilla,
se detuvo a descansar y a conversar con un herrero. El hombre se mostró muy interesado en lo
que aquel jorobado le decía. Julianillo, sin sospechar ningún peligro, le compartió su fe y al
despedirse le regaló un Nuevo Testamento.
Sin perder tiempo el herrero delató al valiente Julianillo. Inmediatamente la "Santa Inquisición"
dasató una feroz cacería humana. Julianillo huyó del área de Sevilla y se escondió en la Sierra
de CórdoB. Por un tiempo logró eludir a los esbirros del "Santo Oficio".
Un día, fue descubierto y apresado, era el año 1557. Lo pusieron en un sucio calabozo y fue
torturado brutalmente durante tres años. Trataron en vano que el valiente Julianillo negara su
fe; pero aquel hombrecito de cuerpo endeble y contrahecho tenía una voluntad inquebrantable.
Fue sometido a crueles torturas que lo hacían desmayarse una y otra vez. En el potro lo
estiraron de las muñecas y tobillos hasta descoyuntarle los hombros y rodillas. Pero a pesar de
todo su sufrimiento, su actitud de perdón y de amor hacia sus victimarios no cambió. Cada vez
que terminaba una de las sesiones de tortura, al recobrar la conciencia alababa a Dios y oraba
por sus perseguidores.
Julianillo no le tenía miedo a ningún dignatario de la iglesia católica. Sabía que le podrían quitar
la vida aquí en la tierra, pero que no dejaría que le arrebataran la vida eterna con Jesús.
Constantemente discutía con los frailes, rebatiendo sus argumentos con citas bíblicas.
Por fin, el 22 de diciembre de 1560, casi tres años después de su arresto, al ver que no
lograban que renunciara a su fe, Julianillo y otros trece hermanos en Cristo fueron llevados a la
hoguera donde serían quemados vivos.
En el camino, Julián Hernández animaba a sus compañeros recordándoles que en poco tiempo
podrían ver el rostro de Jesús, su Salvador. Al llegar al lugar de la ejecución, Julianillo recitó los
versos de 2a. de Timoteo 4:7 y 8.
A pesar de las terribles lesiones que le habían causado las torturas, al momento de ir a la
hoguera, Julianillo se comportó con el valor de siempre; se paró tan erguido como se lo
permitían sus heridas y su humanidad enclenque y deforme. Sin mostrar el menor temor se
colocó unos manojos de leña encima; uno de los frailes trató de hacerlo renunciar a su fe pero
sólo se encontró con la inclaudicable resolución que había caracterizado a aquel hombre.
Al fin, viendo que nada lograban, prendieron la hoguera y el heroico mártir en medio de terribles
sufrimientos pasó de la presencia de sus brutales verdugos a la presencia del Señor Jesús. Del
sufrimiento a la dicha eterna de contemplar a su Salvador.
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