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Descartes. Exámenes resueltos por alumnos.
SEPTIEMBRE DE 2011.
Tiempo ha que había advertido que, en lo tocante a las costumbres, es a veces necesario
seguir opiniones que sabemos muy inciertas, como si fueran indudables, y esto se ha dicho ya
en la parte anterior; pero, deseando yo en esta ocasión ocuparme tan sólo de indagar la
verdad, pensé que debía hacer lo contrario y rechazar como absolutamente falso todo aquello
en que pudiera imaginar la menor duda, con el fin de ver si, después de hecho esto, no
quedaría en mi creencia algo que fuera enteramente indudable. Así, puesto que los sentidos
nos engañan, a las veces, quise suponer que no hay cosa alguna que sea tal y como ellos nos la
presentan en la imaginación; y puesto que hay hombres que yerran al razonar, aun acerca de
los más simples asuntos de geometría, y cometen paralogismos, juzgué que yo estaba tan
expuesto al error como otro cualquiera, y rechacé como falsas todas las razones que
anteriormente había tenido por demostrativas; y, en fin, considerando que todos los
pensamientos que nos vienen estando despiertos pueden también ocurrírsenos durante el
sueño, sin que ninguno entonces sea verdadero, resolví fingir que todas las cosas, que hasta
entonces habían entrado en mi espíritu, no eran más verdaderas que las ilusiones de mis
sueños. Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es falso, era
necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: «yo
pienso, luego soy», era tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los
escépticos no son capaces de conmoverla, juzgué que podía recibirla sin escrúpulo, como el
primer principio de la filosofía que andaba buscando. R. Descartes. Discurso del Método,
Cuarta Parte.
1. Sintetiza las ideas del texto mostrando la estructura argumentativa o expositiva desarrollada
por el autor. (2 puntos)
2. Define los términos relacionados “duda” y "paralogismos" partiendo de la información
ofrecida por el texto, y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor.
(2 puntos)
3. Redacción: Dualismo antropológico en Descartes. (5 puntos).
4. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues
importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos
históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o
con rasgos significativos del mundo contemporáneo. (1 punto)
Respuestas:
1. Sintetiza ... Este fragmento del Discurso del Método, es argumentativo, puesto que se puede
hallar en él tres argumentos fundamentales en la filosofía cartesiana:
a) Descartar la primera máxima de su moral provisional (seguir las opiniones de los más
sensatos), para descubrir la verdad, huyendo de los dudoso.
b) Obviar todo conocimiento proveniente de los sentidos y la razón, teniendo presente que
todo lo sentido o aprehendido respectivamente, puede ser causa de un sueño y no de la vigilia,
o estado de despierto, así, dudando de todo, Descartes se “topará” con la primera verdad
evidente de su filosofía.
c) Cómo Descartes puede dudar, piensa, y según él es necesario existir para pensar, así
concluye con esta verdad tan obvia que ni los escépticos, podrán desmontarla.
Teniendo en cuenta lo dicho, procederé al análisis estructural de este fragmento, el cual
queda dividido en tres partes:
1) Hace referencia a la moral provisional, la cual aparta para conocer lo real, de hecho hace lo
contrario de lo mandado en su moral, duda de todo para así, rechazar lo dudable, lo que deje
paso a la más ínfima duda.
2) Es la fase en la que evita los métodos de conocer que le inducen a error, sentidos, razón,
hipótesis del sueño…
3) Como duda de todo, se percata de que está pensando y de que para realizar este acto, es
necesaria la condición de existencia, llegando a la primera evidencia real, distinta, clara y
rotunda.
Hay que destacar que en la segunda parte, Descartes expone el porqué de la no fiabilidad de
los sentidos y la razón, pues muchas veces nos inducen a error.
2. Define los términos ... En este texto, encontramos dos palabras a definir y correlacionar,
paralogismos, que aparece en la línea octava y duda que lo hace en las líneas cuarta y quinta
(aunque en esta línea lo hace como opuesto, como indudable). Sabiendo esto:
•Paralogismo: En el texto significa error, pero no uno cualquiera, sino error en el ámbito
geométrico o matemático, en resumen en el ámbito de lo medible. Existen paralogismos
cuando dos razonamientos concluyen en afirmaciones contradictorias por lo que se ponen en
duda ambos.
•Duda: En el fragmento es inexactitud, inseguridad… sobre algún pensamiento, y que por ser
inseguro ha de ser descartado como verdadero. En resumen, es el estado subjetivo de
indecisión (sentidos, sueño…) y el estado de fluctuación entre varias opciones.
En el texto, las dos palabras tienen una clara relación común, el paralogismo es un error del
ámbito medible, lo cual es causa de que el conocimiento mediante la razón sea dudoso e
inseguro, frente a la necesidad de lo evidente.
En la filosofía cartesiana la duda, es un medio para conocer, por eso es metódica, y gracias a
los paralogismos, Descartes puede afirmar que como duda ha de existir, adquiriendo su
primera verdad evidente de sus bases filosóficas.
3. REDACCIÓN: DUALISMO ANTROPOLÓGICO EN DESCARTES.
INTRODUCCIÓN El dualismo antropológico cartesiano básicamente plantea la existencia de un
cuerpo y un alma que conforman al ser humano, pero ¿son un todo real, y si lo son cómo se
unen? Descartes pondrá la solución de la glándula pineal, no obstante¿es válida esta solución o
es deficiente? También nos plantea la duda problemática de si son co-dependientes, si somos
libres o sin embargo estamos sujetos y regidos por las leyes físicas. Incluso también se nos
abren las siguientes dudas, ¿Dios interviene en la antropología? ¿es esta teoría una mera copia
de la de Platón?...
Se han propuesto y planteado varias dudas, ahora procederé a analizarlas con más
detenimiento
DESARROLLO Para Descartes, una substancia es un ser o naturaleza dependiente de la res
infinita o Dios, que utilizará para justificar toda su filosofía.
Al proponer al humano como conjunto de res o substancia extensa (cuerpo), captada por los
sentidos y totalmente infiable en el ámbito gnoseológico, y de una totalmente opuesta a la
anterior, la res cógitans o substancia pensante, que es el alma propia o también llamada por
Descartes como “yo pensante”, substancias tan contrarias y polémicas entre sí, Descartes ha
de justificar los expuesto argumentando, cómo se unirían tales substancias, y si hay
dependencia común entre ambos entes dependientes de la res infinita. Para justificar la unión
substancial, Descartes propone que aunque estos entes substanciales sean opuestos,
conforman al humano y se unen en él en la llamada glándula pineal encefálica. Esta respuesta,
solución o argumento, es harto deficiente y es considerado como el punto filosófico cartesiano
más flojo, ya que se puede desmontar rápidamente este argumento, cuestionándole en qué
parte de la nombrada glándula se hallaría el alma. La otra cuestión que ha de aclarar es la
dependencia. El cuerpo es sensible y corrompible, obviamente, puesto que está sujeto a las
leyes físicas por el hecho de ser substancia extensa, pero en cambio, el alma, al ser substancia
pensante no está sujeta al mecanicismo, por consiguiente es inmortal y libre, así que, pese a
que el cuerpo necesite del alma para vivir, aunque sea en completa lucha,oposición y
desacuerdo, el alma no necesita del cuerpo para subsistir, sólo a Dios, como cité con
anterioridad.
Previamente se nombró el mecanicismo y la libertad, así que ahora procederé a explicarlas. El
mecanicismo es el lastre de la substancia extensa, que por su naturaleza, es dependiente tanto
de Dios como de las leyes físicas, se rige por el mecanicismo, en cambio, el alma, al no ser
extensible sólo depende de Dios y es libre e inmortal. Esto también es justificado por la
existencia de pasiones involuntarias, no controlables e irracionales, que no atienden al
dictamen racional. Estas pasiones últimas, las irracionales, hacen que el alma pueda ejercer su
libertad, pues como he dicho tiene voluntad o libertad y entendimiento o razón, y puede
escoger una opción u otra distinta.
Referente a las pasiones, estas no tienen ni naturaleza buena ni mala, somos nosotros quiénes
se la atribuimos cuando las usamos para según qué fines. Por lo tanto, para Descartes pueden
servir como ejercicio de control (de claras influencias estoicas e incluso se podría decir
cristianas por el tema de las tentaciones) del alma racional, y como no se puede permanecer
indiferente a las elecciones, a no ser que se sea un ignorante, siempre se ejercerá la libertad.
Hecho que es u claro convencimiento cartesiano, pues según Descartes, que el humano (con
alma) sea libre es una de sus características más relevantes, que lo llevan a diferenciar entre
los animales regidos por los sentidos e instintos, que no poseen voluntad, lógicamente.
CONCLUSIÓN: Recapitulando todo lo mencionado, dicho y expuesto, Descartes propone un
dualismo antropológico muy similar al de Platón, pero con incisos propios como el tema del
mecanicismo, libertas, pasiones o unión encefálica. Aunque Descartes proponga una solución,
evidentemente esta no es la definitiva, ni mucho menos, de hecho muchos autores futuros
propondrán sus propias teorías referentes a la antropología y muchas lograrán superar a la
cartesiana. Lo único indudable es que, la antropología cartesiana, es una aceptable solución al
problema, con aspectos innovadores. Por esto, y por otros temas se le llama el filósofo
moderno, que rompe con la filosofía medieval y sin embargo, otros aspectos serán bastante
discutibles, como por ejemplo la unión entre el cuerpo y el alma que sitúa en la glándula pineal
es un “remedio” o solución muy deficiente.
4.-Comenta brevemente ... El problema de los universales visto por Descartes. Desde la Edad
Media, muchos filósofos se cuestionaban la naturaleza o esencia de los llamados universales,
conceptos o ideas. Es decir querían conocer, entre otras cuestiones “dónde” se localizaban
estos universales, si lo que vislumbraban en la naturaleza exterior con los sentidos era lo que
correspondía con la realidad como afirmaban los posteriores empiristas, si lo que razonaban e
inteligían con su pensamiento era lo fiable y verdadero, como decían los racionalistas, si
simplemente lo único que era real se encontraba en otro mundo diferente y “lejano”, como
concluyen los platónicos o incluso si estaban expuestos realmente en la naturaleza externa
pero nuestra razón y sentidos no nos desvelaban completamente su esencia, sino que sólo una
pequeña parte.
En esta disputa de los universales, hubo una escisión entre católicos del Medioevo, los que
aseguraban que el conocimiento era a posteriori, y que por tanto, con los sentidos podían
percibir la verdad, si razonaban lo sentido en la inteligencia. De hecho un claro ejemplo fue
Santo Tomás de Aquino, quién aseguró, por ejemplo la existencia de Dios a través de unos
argumentos, como el de causalidad última (muy aristotélico) que caracterizaban a los sentidos
como fuente válida de conocimiento, aunque no única, puesto que lo sentido había de se
procesado por la razón, posteriormente. Por otro lado estaban los que no veían fiables los
sentidos y que preferían la razón como única herramienta de conocimiento. Ellos eran los
seguidores del a priori. Uno de sus ejemplos fue el argumento ontológico de San Anselmo de
Canterbury (más platónico).
El problema formulado se había decantado más por el conocimiento del dominico, pero
Descartes, entonces, propone de nuevo el conocimiento a priori, el que sólo concibe la
veracidad y exactitud de la razón, lo que ocurría es que Descartes no le atribuye a la razón el
conocimiento de todos los universales. Es decir, la razón sólo conocía, según qué universales,
únicamente los universales relativos a las mediciones y a las matemáticas referentes al mundo
“extensible”, las evidencias ciertas y verdaderas, pero puramente abstractas “pensantes”
(pienso luego existo) o las verdades halladas a partir del método, ninguna más. Así Descartes
establecía el método para aprehender y conocer, y el conocimiento a priori, como el único
fiable si se ha utilizado el método, obviamente.
A CONTINUACIÓN OFRECEMOS VARIAS POSIBILIDADES DE PREGUNTA TIPO 4ª :
Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues
importante en alguno de estos sentidos:
1. por su relación con otros filósofos,
1.1 Escolástica (Sub-apartado)
Es la corriente filosófica predominante en la Edad Media y podemos entenderla como una
ontología o estudio del ser, de lo que existe, de lo que es. A partir de la Escolástica, la Filosofía
estará al servicio de la Teología: entendimiento entre ciencia y fe. La metafísica se dedicó al
estudio de tres objetos: alma (psicología racional), demostración de la existencia de Dios
(teología racional) y mundo (cosmología racional). Pero aunque sus estudios se centraron en
torno a estos tres objetos, las tesis que sostenían estos autores (Santo Tomas de Aquino, San
Anselmo de Canterbury…) respecto a estos temas eran muchas veces muy distintas e incluso
contradictorias. Está claro que Descartes recibió influencia de los planteamientos de la
escolástica (como la disputa de los universales), sobre todo en la formación que recibió en el
colegio de la Flèche a través de los jesuitas. Ahora bien, Descartes rechazó esa gran cantidad
de opiniones, pues en muchos casos eran contradictorias, que caracterizaban a la metafísica
de su época y decidió embarcarse en la tarea de encontrar un nuevo fundamento para esos
tres objetos de estudio.
1.2.- Escepticismo (Sub-apartado)
Es una de las corrientes filosóficas que influirá decisivamente en Descartes. Se trata de una
corriente que resurge en el periodo renacentista con la figura de Montaigne y que afirma que
el ser humano no puede llegar a alcanzar un conocimiento verdadero (trata de negarlo todo) y
es por eso que con la Duda Metódica Descartes es capaz de afirmar que más escéptico que él
no puede existir nadie; lo máximo que nos puede proporcionar los sentidos o la razón son
aproximaciones a la realidad. Todo es relativo e incierto. Por tanto, lo mejor es dudar de todo y
no pronunciarse ni a favor ni en contra de nada.
Descartes coincidirá con los escépticos en otorgar a la duda ese papel primordial pues, según
Descartes, también debe dudarse de todo; pero, a diferencia de estos autores, no nos propone
permanecer indefinidamente en ese estado; la duda es un punto de partida, se duda para
dejar de dudar. La duda es un principio metodológico que va a permitir erradicar el error y que
permite en el sistema cartesiano llegar a la verdad absoluta, cogito ergo sum.
1.3.- Nueva ciencia (Sub-apartado)
Es una corriente que condiciona decisivamente toda la filosofía de los siglos XVII y XVIII. El
nuevo método científico se centra sobre dos principios fundamentales: la utilización de la
matemática (Descartes utilizara la geometría para como fundamento de la existencia de Dios)
y la exaltación de la experiencia. Sobre el primero de estos principios se asienta toda la
filosofía racionalista y, además, lo podemos ver reflejado claramente en la filosofía cartesiana.
El recurso a la matemática (geometría y algebra) está presente en todo el proceso de
elaboración del Método y nos queda claro que Descartes quiere establecer una filosofía como
ciencia estricta, siguiendo el modelo de la matemática (razón).
También, el planteamiento de Descartes está marcado por esta nueva ciencia. Debido a todas
las investigaciones que se hicieron en los campos del conocimiento científico, la filosofía fue
perdiendo diferentes campos de estudio (el movimiento será objeto de estudio de la física, ya
no será de la filosofía) y esto hizo que las diferentes investigaciones filosóficas ya no se
centrarán tanto en lo que existe (ontología) sino que se dedicarán a investigar acerca del
conocimiento (epistemología). Y esto lo vemos en Descartes que intentara establecer unos
principios ciertos (método) para la filosofía, es decir, para todas las ciencias.
1.4.- Empirismo- racionalismo (Sub-apartado)
No hablamos de influencias sino de distintas maneras de llegar al conocimiento entre
Descartes, máximo representante del racionalismo, y la segunda gran corriente filosófica del
siglo XVII y XVIII, el empirismo. Debemos entender que son soluciones alternativas o maneras
diferentes de resolver problemas.
No surge una a raíz de la otra, sino que las dos surgen en espacios geográficos distintos:
• racionalismo, Europa continental (Descartes, Spinoza, Leibniz) cuyos principios son la razón
como fuente del conocimiento, conocimiento que se fundamenta en las ideas innatas (sin
experiencia), y necesidad de elaborar un método deductivo (siendo modelo las matemáticas
que hacen que lleguemos a la verdad);
• empirismo, en las islas británicas (Locke, Berkeley, Hume) cuyos principios son la experiencia
como fuente del conocimiento, el ser humano no posee ideas innatas, así que lo primero que
conoce es por la experiencia, y el método a seguir es el inductivo, tomando como “base” el
método de la física.
Ambas parecen contrarias pero plantean el mismo problema, la Gnoseología o Epistemología
(teoría del conocimiento), y consideran como problema fundamental la cuestión del método.
Lo único que podemos ver es que plantean los mismos problemas pero con respuestas
diferentes, que no quiere decir que no sean complementarios, como ocurrirá con Kant
1.5.- Kant (Sub-apartado)
En este caso, Descartes influirá en un autor posterior: Kant. Más bien, hemos de hablar de la
influencia del racionalismo en Kant, ya que es un filósofo que intenta hacer una síntesis entre
empirismo y racionalismo. Estas dos corrientes mantenían posturas contrapuestas, en la
mayoría de los casos, que parecían exigir un punto de encuentro y esto es lo que intenta
establecer Kant: asimilar lo que había de verdadero en cada una de las dos corrientes. Del
racionalismo, siguiendo la actitud filosófica de Descartes, va a tomar el plantear el problema
del conocimiento desde una posición radical y primaria que le permita buscar un punto de
partida que le permita establecer unas bases sólidas para el conocimiento.
2. con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación
con su vida).
Introducción.- El periodo en el que vivió Descartes (s.XVII) está considerado como una época
de cambios históricos y sociales profundos, pues continúan produciéndose y consolidándose
una serie de cambios sociales y políticos ya iniciados en el Renacimiento (como la publicación
de: Utopía de Tomas Moro, o El Príncipe de Nicolás Maquiavelo) y que están poniendo en crisis
todo el sistema feudal. De los muchos que hubo vamos a señalar dos que consideramos
dejaron huella en la personalidad de Descartes; estos son las guerras de religión europeas
(recordamos que Descartes marcho al ejercito cuando fue joven) y la condena a Galileo
(relacionado con la Inquisición).
2.1.- Guerras de religión (Sub-apartado)
Con la Reforma Protestante de Lutero, que supuso la ruptura de la unidad religiosa del
cristianismo y la subsiguiente Contrarreforma que llevó a cabo la Iglesia Católica mediante una
imposición más dura de la Inquisición en Europa por medio del Papa IV siguiendo el modelo de
la Inquisición española que el Papa IV vio cuando vino de embajador de León X a las cortes de
España siendo cardenal. Se inició una gran crisis en el seno del cristianismo que desencadenó
en diferentes conflictos religiosos entre protestantes y católicos y gran parte de los estados
europeos, más conflictivo en las ciudades-estado de Italia.
Como estas diferencias se aprovecharon para intereses políticos (los estados de la mitad-oeste
de Europa se declaraban protestantes) y el afán expansionista de determinados países hizo
que derivaran fuertes enfrentamientos entre los diversos países europeos, como la Guerra de
los Treinta Años, en la que Descartes participó, primero en el bando protestante y después en
el bando católico (Francia, Provincias Unidas, Bohemia, Inglaterra… eran protestantes). Quizá,
tal vez, la actitud de Descartes en este conflicto, combatiendo en los dos bandos contrarios,
refleja esta actitud de duda y de crisis que acabó más tarde con la unidad del cristianismo y
que instauró un nuevo marco político-religioso en Europa.
2.2.- Condena que sufrió Galileo (Sub-apartado)
Se le condenó en 1633 por parte de la Santa Inquisición, por el hecho de sostener la tesis que
afirmaba el movimiento de la Tierra, entre otras cosas. Pablo IV volverá a tener gran
importancia por la publicación del “Indes Librorum Prohibitorum”. El conocimiento de esta
condena le llevó a renunciar a publicar su obra Tratado del mundo y de la luz en la que exponía
toda su física, toda su teoría del mundo desde una concepción mecanicista y en la que
defendía la tesis galileana. Descartes tiene miedo a enfrentarse a la Iglesia, no se sabe si por
una mera cuestión de evitar una condena similar, o si por mantenerse fiel a sus creencias
religiosas. Pero, lo que sí que apreciamos a lo largo de toda la obra de Descartes, y lo hemos
podido comprobar con la lectura del Discurso del método, es la cautela y la prudencia con la
que procede en aquellos temas que tienen connotaciones religiosas o políticas, teniendo en
cuenta también lo ya nombrado, “Indes Librorum Prohibitorum”.
3. rasgos significativos del mundo contemporáneo.
Introducción.- Quizá el aspecto de la filosofía de Descartes que mayor relevancia tenga con
hechos importantes del mundo contemporáneo sea su propuesta moral. Algunos de sus
preceptos recogidos en las normas de la moral provisional, adaptados a las circunstancias
vitales del momento, pueden seguir teniendo vigencia como referentes de acción en la vida de
las personas en la actualidad.
3.1.- Las máximas de Descartes (Sub-apartado)
Uno de los preceptos de la Primera Máxima, el de seguir como guía, opiniones y conductas
moderadas, es un principio moral que se debe ejercitar para evitar los excesos que en
cualquier ámbito vital (ideologías…) pueden ser perjudiciales a nivel personal y social.
También en este mundo nuestro de la apariencia, observamos a diario como algunos de los
personajes públicos y otros de nuestros entorno obran de modo distinto a lo que dicen ser y
creer, de ahí lo que dice Descartes de fijarnos en lo que hacen y no en lo que dicen (los
demás), es buena herramienta para descubrir las personas que verdaderamente son.
La Segunda Máxima también recoge una recomendación muy útil en nuestra existencia; se
pretende minimizar las consecuencias negativas que pueden llegar a tener los errores en las
decisiones de nuestra vida. Se trata de que cuando, ante un dilema o una situación llena de
incertidumbre, adoptemos la decisión que consideremos más conveniente; aunque no
hayamos acertado, no debemos arrepentirnos porque la decisión se adoptó con la mejor
intención.
La Tercera Máxima se contempla una recomendación muy útil. Trata de que, para evitar
tormentos, limitemos nuestros deseos y aspiraciones a aquello que entre dentro del ámbito de
nuestras posibilidades y que aceptemos como algo inevitable lo que hagamos que se nos
acople a nosotros de modo necesario; solo así lograremos la tranquilidad para llegar a la
felicidad.
Acabando, la Cuarta Máxima nos ofrece un precepto y que puede ser igualmente
recomendable a la hora de elegir bien en un aspecto tan importante de la vida como es el
laboral. Elegiremos aquella ocupación en la que desarrollaremos mejor nuestra vida
profesional. Después de ver las diversas ocupaciones de Descartes nos recomienda elegir
aquella que mejor se ajuste a nuestras capacidades, gustos y preferencias.
Y es evidente que no hay menos repugnancia en admitir que la falsedad o imperfección
proceda como tal de Dios mismo, que en admitir que la verdad o la perfección procede de la
nada. Mas si no supiéramos que todo cuanto en nosotros es real y verdadero proviene de un
ser perfecto e infinito, entonces, por claras y distintas que nuestras ideas fuesen, no habría
razón alguna que nos asegurase que tienen la perfección de ser verdaderas. Así, pues,
habiéndonos el conocimiento de Dios y del alma testimoniado la certeza de esa regla, resulta
bien fácil conocer que los ensueños, que imaginamos dormidos, no deben, en manera alguna,
hacernos dudar de la verdad de los pensamientos que tenemos despiertos. Pues si ocurriese
que en sueño tuviera una persona una idea muy clara y distinta, como por ejemplo, que
inventase un geómetra una demostración nueva, no sería ello motivo para impedirle ser
verdadera; y en cuanto al error más corriente en muchos sueños, que consiste en
representarnos varios objetos del mismo modo como nos los representan los sentidos
exteriores, no debe importarnos que nos dé ocasión de desconfiar de la verdad de esas tales
ideas, porque también pueden los sentidos engañarnos con frecuencia durante la vigilia, como
los que tienen ictericia lo ven todo amarillo, o como los astros y otros cuerpos muy lejanos nos
parecen mucho más pequeños de lo que son. Pues, en último término, despiertos o dormidos,
no debemos dejarnos persuadir nunca sino por la evidencia de la razón. Y nótese bien que digo
de la razón, no de la imaginación ni de los sentidos; como asimismo, porque veamos el sol muy
claramente, no debemos por ello juzgar que sea del tamaño que le vemos; y muy bien
podemos imaginar distintamente una cabeza de león pegada al cuerpo de una cabra, sin que
por eso haya que concluir que en el mundo existe la quimera, pues la razón no nos dice que lo
que así vemos o imaginamos sea verdadero; pero nos dice que todas nuestras ideas o nociones
deben tener algún fundamento de verdad; pues no fuera posible que Dios, que es todo
perfecto y verdadero, las pusiera sin eso en nosotros; y puesto que nuestros razonamientos
nunca son tan evidentes y tan enteros cuando soñamos que cuando estamos despiertos, si
bien a veces nuestras imaginaciones son tan vivas y expresivas y hasta más en el sueño que en
la vigilia, por eso nos dice la razón, que, no pudiendo ser verdaderos todos nuestros
pensamientos, porque no somos totalmente perfectos, deberá infaliblemente hallarse la
verdad más bien en los que pensemos estando despiertos, que en los que tengamos estando
dormidos. R. Descartes. Discurso del Método. Parte IV.
1.- Sintetiza las ideas del texto mostrando la estructura argumentativa o expositiva
desarrollada por el autor. (2 puntos)
2.- Define los términos relacionados "certeza" y "verdad" partiendo de la información ofrecida
por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del autor. (2
puntos)
3.- Redacción: Verdad, certeza y realidad en Descartes. (5 puntos)
4.-Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues
importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos
históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o
con rasgos significativos del mundo contemporáneo. (1 punto).
1.- Sintetiza ... Se trata de un texto argumentativo en el cual, basándose en que lo real
proviene de Dios, nos argumenta que hemos de dejarnos guiar por la razón en la búsqueda del
conocimiento y que ha de ser en vigilia, sin dejarnos influir por la imaginación.
[Línea 1-5] Parte del principio de Dios: la verdad y la perfección provienen de Dios, ser perfecto
e infinito, ya que si no, no podríamos estar seguros de la veracidad de nuestros pensamientos.
[Línea 5-25] Expone una teoría del conocimiento:
Descarta el conocimiento en los sueños (l. 5-14)
Cabe la posibilidad de que aquello que soñáramos fuera real (l. 5-9)
Los sentidos nos engañan en el sueño y la vigilia (l. 9-14)
Así pues, hemos de guiarnos por la razón (l.15)
La imaginación no tiene fundamento de verdad (l.18-19)
En la vigilia nos pensamientos son más certeros (l.21) ya que:
La imaginación es más expresiva en los sueños (l.23)
Concluye: “Deberá infaliblemente hallarse la verdad mas bien en los que pensemos estando
despiertos” (l.25)
2.- Define los términos relacionados "verdad" y "certeza" ..
Certeza: aparece una sola vez en el texto, en la línea 5, significando “seguridad que algo es
verdad”. Con la certeza Descartes se asegura que la regla es útil, y cierta, es verdadera.
Verdad: aparece 5 veces en el texto a lo largo de él y una vez implícita en la línea 21 (sin eso).
La verdad es, en Descartes, la perfección de la que participan algunos pensamientos y que
otorga realidad a los mismos. Según él, proviene de Dios, ya que si no es un ser perfecto el que
la “reparte” no podríamos tener la CERTEZA de que aquello que pensamos o razonamos sea
cierto.
Por tanto, están intrínsecamente relacionados. La cualidad de verdad (sinónimo de real,
verdadero) nos da la certeza de que aquello que nos dicta la razón y nos muestra como
evidente es real. Es decir, existe, nos podemos fiar, no es falso. La verdad en Descartes más
palmaria es la del cogito, ergo sum, el resto de verdades lo serán por deducción. Verdad y
certeza se identifican en Descartes.
3-Redacción: Verdad, certeza y realidad en Descartes.
INTRODUCCIÓN. La filosofía de Descartes gira en torno a la elaboración de un método. Este
método es elaborado por Descartes para dotar a la filosofía de una forma de conocer que
garantice un conocimiento real y verdadero. De esta forma se podría poner fin a las
discusiones absurdas entre filósofos que se dieron durante la época de Descartes y antes. Este
método lo saca Descartes de las ciencias, que según el, aún conservan su rigor y su veracidad:
la geometría y la aritmética. Descartes pretende utilizar el método de las ciencias para
aplicarlo a todos los ámbitos del conocimiento, en especial, en la Filosofía, De este modo, se
alcanzarían verdades irrefutables.
DESARROLLO. El método que propone Descartes se basa en la intuición, y a partir de ella,
deducir la realidad. Tiene las siguientes fases. La primera es conocida como duda metódica y
consiste en que no se tiene que aceptar nada como verdadero si no es evidente. Para que algo
sea evidente, tiene que ser claro, es decir, que sus elementos sean ciertos sin dudas, y distinto,
esto es, que no sea posible confundirlo con otra cosa.
Por tanto, esta duda metódica consiste en poner en duda todo lo que sabemos hasta llegar a
las verdades evidentes e indudables. La duda metódica no es permanente ni destructiva, como
el escepticismo, sino que es provisional y con finalidad constructiva, pues se duda para
descubrir la verdad, paradójicamente.
La siguiente fase es el análisis. Consiste en dividir el problema o asunto en sus elementos más
simples esto es, en ideas simples o innatas que captamos por intuición, de manera inmediata y
sin razonamiento previo. Estas ideas cumplen la condición de evidencia, son claras y distintas.
Son puramente racionales y se encuentran en nuestra mente desde que nacimos, de manera
que, mediante un estimulo externo, los activamos y las captamos inmediatamente. También
son abstractas y solo se pueden conocer parcialmente. A partir de las ideas innatas se pasa a la
siguiente fase, la síntesis.
Consiste en tomar como punto de partida las ideas evidentes y verdaderas para conocer
mediante un proceso de deducción las ideas que son complejas y no evidentes.
Por ultimo se procederá a la enumeración, es decir, la revisión de todos los pasos del proceso
deductivo para detectar posibles errores y comprobar que no hemos dejado nada fuera.
POR TODO LO EXPUESTO. Una vez expuesto su método Descartes necesita un fundamento
para dar la seguridad de que el método no falla. Aquello que da garantía de un razonamiento
verdadero es su punto de partida, que en este caso son las ideas innatas. Estas ideas son
verdaderas no por un razonamiento nuestro, pues no provienen de ahí, son verdaderas y
reales porque alguien verdadero, real y perfecto las ha puesto en nosotros. Ese es Dios y las ha
puesto en nosotros para que el conocimiento del mundo no sea erróneo. Si no tuviésemos la
certeza de que un ser perfecto nos otorga esta capacidad, nunca tendríamos la seguridad de
que nuestros pensamientos fueran correctos. Esto lo hace porque es bondadoso y perfecto.
Por tanto de las únicas ideas de las que nos podemos fiar son de las innatas, que al proceder
de Dios son verdaderas y no de las adventicias y facticias, que al proceder de nuestros sentidos
e imaginación no tienen garantía de certeza y pueden dar lugar a error. Por ello era
sumamente importante para Descartes demostrar la existencia de Dios. De esta forma se
justifica la existencia de las ideas innatas y de que el mundo que nos rodea es real. Los
argumentos que utiliza Descartes para demostrar la existencia de Dios son el de la infinitud,
por el cual la idea de infinito proviene de alguien infinito, el de la perfección, por el que todas
las perfecciones proceden de un ser perfecto en grado máximo y el ontológico, por el cual si
Dios es perfecto y la existencia es una perfección, Dios debe existir.
SIN EMBARGO. La existencia de uno mismo está demostrada a partir de la duda metódica. Para
saber que existimos no nos hace falta Dios, para todo lo demás si. Si está claro que dudamos y
dudar es pensar y para pensar hay que ser, existimos: cogito, ergo sum es el principio de la
filosofía cartesiana.
CONCLUSION. Para conocer la verdad y la realidad que nos rodea debemos apoyarnos en las
ideas innatas que proceden de Dios, y no en las que proceden de nosotros. Para Descartes,
Dios es la garantía que tenemos de no equivocarnos en nuestro descubrimiento de la verdad
de las cosas, del mundo extramental. Para lo único que no hace falta Dios es para saber que
existimos. El mundo subjetivo de nuestras ideas resulta cierto gracias a la garantía de la
bondad de Dios. Lo malo de esta conclusión es que si alguien pone en duda sus pruebas sobre
la existencia de Dios y las mismas ideas innatas pondría a su vez en crisis todo el sistema
racionalista de Descartes. Es lo que hará el empirismo y con más contundencia, Nietzsche
JUNIO 2010
A esto añadí que, supuesto que yo conocía algunas perfecciones que me faltaban, no era yo el
único ser que existiese (aquí, si lo permitís, haré uso libremente de los términos de la escuela),
sino que era absolutamente necesario que hubiese algún otro ser más perfecto de quien yo
dependiese y de quien hubiese adquirido todo cuanto yo poseía; pues si yo fuera solo e
independiente de cualquier otro ser, de tal suerte que de mí mismo procediese lo poco en que
participaba del ser perfecto, hubiera podido tener por mí mismo también, por idéntica razón,
todo lo demás que yo sabía faltarme, y ser, por lo tanto, yo infinito, eterno, inmutable,
omnisciente, omnipotente, y, en fin, poseer todas las perfecciones que podía advertir en Dios.
Pues, en virtud de los razonamientos que acabo de hacer, para conocer la naturaleza de Dios
hasta donde la mía es capaz de conocerla, me bastaba considerar todas las cosas de que
hallara en mí mismo alguna idea y ver si era o no perfección el poseerlas; y estaba seguro de
que ninguna de las que indicaban alguna imperfección está en Dios, pero todas las demás sí
están en él; así veía que la duda, la inconstancia, la tristeza y otras cosas semejantes no
pueden estar en Dios, puesto que mucho me holgara yo de verme libre de ellas. Además, tenía
yo ideas de varias cosas sensibles y corporales; pues aun suponiendo que soñaba y que todo
cuanto veía e imaginaba era falso, no podía negar, sin embargo, que esas ideas estuvieran
verdaderamente en mi pensamiento. Mas habiendo ya conocido en mí muy claramente que la
naturaleza inteligente es distinta de la corporal, y considerando que toda composición denota
dependencia, y que la dependencia es manifiestamente un defecto, juzgaba por ello que no
podía ser una perfección en Dios el componerse de esas dos naturalezas, y que, por
consiguiente, Dios no era compuesto; en cambio, si en el mundo había cuerpos, o bien algunas
inteligencias u otras naturalezas que no fuesen del todo perfectas, su ser debía depender del
poder divino, hasta el punto de no poder subsistir sin él un solo instante. (R. Descartes,
Discurso del Método, Cuarta parte. Traducción de M. García Morente)
CUESTIONES:
1.- Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o
expositiva desarrollada por el autor. (2 puntos)
Este texto se puede dividir en tres partes.
La primera parte llegaría hasta la línea 9 y en ella, Descartes reconoce que como le faltan
algunas perfecciones, eso significa que existe algo más y en concreto ve que depende de Dios
del cual ha recibido ciertas cualidades. Aduce que si fuera solo e independiente de cualquier
otro ser, y se hubiese dado el ser a sí mismo, se habría hecho mucho mejor y con todas las
cualidades que ve en Dios.
La segunda parte, entre las líneas 10 – 18 Descartes observa que para conocer la
naturaleza de Dios, lo poco que puede conocerse, bastaría con reconocer las perfecciones
vistas en el propio sujeto y atribuirlas a Dios de modo absoluto. Indudablemente, Dios posee
todas las perfecciones que yo pueda ver en mi mismo.
La tercera parte hasta el final. Descartes ve en sí mismo la composición alma – cuerpo,
cuestión defectuosa que no puede darse en Dios. De tal manera que Dios es simple; en
cambio, todas las demás cosas existentes, no siendo perfectas deberán depender de Dios
completamente.
Claramente estamos ante un texto argumentativo puesto que su autor está empeñado en
deducir unas verdades de otras: desde la cuestión de la que parte, de que no es el único ser
existente porque le faltan perfecciones y es dependiente, hasta la necesidad de que Dios no
puede ser compuesto, pasando por las pruebas que aporta para conocer la naturaleza misma
de Dios.
Puede probarse además que estamos ante un texto argumentativo por la abundancia de
conectores “por lo tanto”, “por consiguiente”. Incluso el propio Descartes admite “en virtud de
los razonamientos que acabo de hacer …”
2.- Define el término “perfección”, partiendo de la información ofrecida por el texto y
completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor. (2 puntos)
Descartes entiende por “perfección” en el texto las cualidades de Dios, es decir, infinitud,
eternidad, inmutabilidad, omnisciencia y omnipotencia. Es evidente que todas ellas no las
posee el hombre sino en algún grado limitado. En el hombre está claro que esas perfecciones
solo se dan de forma muy restringida. Eso significa que el hombre tiene límites espacio temporales, es cambiante (dubitativo) y no lo puede ni sabe todo. Así pues, la perfección está
en Dios y la imperfección en el hombre; por eso se dice en el texto que el hombre participa
poco del ser perfecto. La diferencia entre Dios y hombre es abismal.
También se señala en el texto como imperfecciones, la duda, la inconstancia y la tristeza con lo
que dándoles la vuelta a esas nociones, y por tanto de forma indirecta, Descartes cree que la
seguridad, la constancia y la alegría deberán ser cualidades incluidas dentro de la perfección.
Más abajo del texto, Descartes alude asimismo al hecho de que la composición denota
dependencia y que ésta es un defecto, por lo que podemos concluir que otra característica a la
que se alude indirectamente será la independencia y la simplicidad, que otra vez solo
corresponden a Dios y al hombre la dependencia y la complejidad.
En la filosofía de Descartes, podemos añadir que “perfección” es una idea encontrada en el
sujeto, inexplicable en un ser que no lo es. Así pues, dicha noción de perfección será usada
para demostrar la existencia de Dios como ser Perfecto, -no ya como simple idea en un sujeto-,
sino como realidad: necesariamente debe existir el Ser máximamente Perfecto, dado que la
existencia es una de las perfecciones incluidas en su Ser. Por todo lo cual terminamos por
admitir otra cualidad de la perfección que es la existencia. Existir es más perfecto que no
existir.
Pero si hay algunos que están persuadidos de que es difícil conocer lo que sea Dios, y aun lo
que sea el alma, es porque no levantan nunca su espíritu por encima de las cosas sensibles y
están tan acostumbrados a considerarlo todo con la imaginación -que es un modo de pensar
particular para las cosas materiales -, que lo que no es imaginable les parece ininteligible. Lo
cual está bastante manifiesto en la máxima que los mismos filósofos admiten como verdadera
en las escuelas, y que dice que nada hay en el entendimiento que no haya estado antes en el
sentido, en donde, sin embargo, es cierto que nunca han estado las ideas de Dios y del alma; y
me parece que los que quieren hacer uso de su imaginación para comprender esas ideas, son
como los que para oír los sonidos u oler los olores quisieran emplear los ojos; y aun hay esta
diferencia entre aquéllos y éstos: que el sentido de la vista no nos asegura menos de la verdad
de sus objetos que el olfato y el oído de los suyos, mientras que ni la imaginación ni los
sentidos pueden asegurarnos nunca cosa alguna, como no intervenga el entendimiento. En fin,
si aun hay hombres a quienes las razones que he presentado no han convencido bastante de la
existencia de Dios y del alma, quiero que sepan que todas las demás cosas que acaso crean
más seguras, como son que tienen un cuerpo, que hay astros, y una tierra, y otras semejantes,
son, sin embargo, menos ciertas; pues, si bien tenemos una seguridad moral de esas cosas, tan
grande que parece que, a menos de ser un extravagante, no puede nadie ponerlas en duda, sin
embargo, cuando se trata de una certidumbre metafísica, no se puede negar, a no ser
perdiendo la razón, que no sea bastante motivo, para no estar totalmente seguro, el haber
notado que podemos de la misma manera imaginar en sueños que tenemos otro cuerpo y que
vemos otros astros y otra tierra, sin que ello sea así. Pues ¿cómo sabremos que los
pensamientos que se nos ocurren durante el sueño son falsos, y que no lo son los que tenemos
despiertos, si muchas veces sucede que aquéllos no son menos vivos y expresos que éstos? Y
por mucho que estudien los mejores ingenios, no creo que puedan dar ninguna razón bastante
a levantar esa duda, como no presupongan la existencia de Dios. Pues, en primer lugar, esa
misma regla que antes he tomado, a saber: que las cosas que concebimos muy clara y
distintamente son todas verdaderas; esa misma regla recibe su certeza sólo de que Dios es o
existe, y de que es un ser perfecto, y de que todo lo que está en nosotros proviene de él; de
donde se sigue que, siendo nuestras ideas o nociones, cuando son claras y distintas, cosas
reales y procedentes de Dios, no pueden por menos de ser también, en ese respecto,
verdaderas. De suerte que si tenemos con bastante frecuencia ideas que encierran falsedad, es
porque hay en ellas algo confuso y oscuro, y en este respecto participan de la nada; es decir,
que si están así confusas en nosotros, es porque no somos totalmente perfectos. Y es evidente
que no hay menos repugnancia en admitir que la falsedad o imperfección proceda como tal de
Dios mismo, que en admitir que la verdad o la perfección procede de la nada. Mas si no
supiéramos que todo cuanto en nosotros es real y verdadero proviene de un ser perfecto e
infinito, entonces, por claras y distintas que nuestras ideas fuesen, no habría razón alguna que
nos asegurase que tienen la perfección de ser verdaderas. R. Descartes. Discurso del Método.
Parte IV
1ª. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o
expositiva desarrollada por el autor.
Este fragmento del Discurso del Método puede dividirse en dos partes. La primera hasta la
línea 11 y la segunda desde la 11 hasta el final. Es un texto argumentativo para demostrar que
Dios es la garantía de nuestros conocimientos.
En la primera parte, Descartes critica a los escépticos que niegan la posibilidad de alcanzar la
existencia de Dios debido a que no emplean el entendimiento, sino la imaginación. Con la
imaginación sólo se alcanzan cosas materiales. Los sentidos y la imaginación no saben nada
como no intervenga el entendimiento.
En la segunda parte, insiste a los escépticos en que hay cosas de las que sólo se tiene una
seguridad moral, como lo que nos muestran los sentidos, y que sin embargo, no tenemos
seguridad metafísica. Esa seguridad de no equivocarnos en nuestros juicios sólo puede
provenir de que Dios existe y de que es bueno, y siempre contando con que nuestras nociones
son claras y distintas. Lo falso no procede de Dios sino de nosotros cuando nuestras ideas son
confusas u oscuras.
2ª. Define los términos relacionados “imaginación” y “entendimiento”, partiendo de la
información ofrecida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la
filosofía del autor.
Encontramos una buena definición de imaginación que el propio Descartes nos proporciona:
un modo de pensar particular para las cosas materiales. Con esto, lo que está haciendo
Descartes es separar lo particular de la imaginación y de los sentidos, de lo universal de la
razón. Las imágenes son particulares y los conceptos universales. Por ejemplo, cada encina que
veo es una y diferente de otra, y muy diferente de un castaño. Hay tantas imágenes como
árboles diferentes. En cambio, el concepto de árbol es universal y el mismo para todos.
Por entendimiento Descartes comprende la capacidad de pensar, de elevarnos por encima de
lo sensible. Al entendimiento le están reservadas ocupaciones más altas. Nada menos que la
existencia de Dios y decidir además sobre lo que le presentan los sentidos. Esa es la relación
entre imaginación y entendimiento. Lo dice expresamente Descartes en el texto: ni la
imaginación ni los sentidos pueden asegurarnos nunca cosa alguna, como no intervenga el
entendimiento. Y esto es así porque la imaginación y los sentidos son “ciegos”, sólo aprecian
aspectos superficiales de las cosas y es el entendimiento el que dice lo que son las cosas.
Recuerda aquello de Kant: la intuición sin el concepto es ciega, que es tanto como decir que lo
procedente de la sensibilidad no ve nada como no sea recogido por un concepto o categoría
del entendimiento. También siguiendo a Kant, el concepto sin intuición es vacío, con lo que se
insiste en la necesidad de subsumir el material sensible dentro del entendimiento. Interesante
relación Descartes – Kant.
Con la imaginación y los sentidos captamos la res extensa, el mundo extenso, el que ocupa un
espacio, pero sólo podemos estar seguros de la existencia real de esas cosas porque Dios lo
garantiza.
El entendimiento es la res cogitans, la cosa pensante, el alma.
Puede ser de interés lo que afirma Descartes en la primera parte del Discurso de que el
entendimiento es igual para todos los hombres. Con eso, pretende que todo el problema de la
diferencia entre entendimientos y sujetos pensantes sea achacado a la falta de método.
Aplicando racionalmente el método, todos podrán llegar a la verdad y al progreso.
3ª Redacción: El papel de Dios en la filosofía de Descartes. (No se va a desarrollar una
redacción estereotipada sino enunciar algunas de las ideas que no deberían faltar).
o La modernidad filosófica comienza con él.
o La respuesta al escepticismo de ciertos autores.
escapar del solipsismo.
preguntamos cómo salir de él. (No es preciso Dios para llegar a él, pero sí para salir de él).
que le corresponde a los sentidos y a la
imaginación para esas pruebas. Sólo la razón puede llegar a la existencia de Dios.
es decir, pruebas racionales que no cuentan en su desarrollo con la experiencia sensible.
Puede contrastarse, y explicar muy brevemente, por qué usa este tipo de pruebas y no las de
Santo Tomás de las que se separa netamente. La razón es que si lo que pretende es demostrar
la realidad sensible a partir del sujeto, entonces no puede partir de ella. Por eso parte de la
realidad de las ideas en el sujeto para llegar a la realidad fuera del mismo
Descartes continúa ahora con la esencia de Dios para sostener que corresponde a su
naturaleza el ser bueno y no permitir que nos engañemos si somos prudentes y aplicamos el
método. (Apoyarse en el texto para esta afirmación).
engañador.
cualquier conocimiento, sino aquél conocimiento resultado de la aplicación meticulosa de la
regla cartesiana con todos sus pasos.
sólo quedarán unos objetos extensos matemáticamente medibles. El
mecanicismo.
han hecho correr ríos de tinta filosófica en autores como Malebranche, Spinoza, Kant
Nietzsche y otros.
4ª Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues
importante en alguno de estos sentidos: por su relación con otros filósofos, con hechos
históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o
con rasgos significativos del mundo contemporáneo. (Más arriba).
Después de lo cual, hube de reflexionar que, puesto que yo dudaba, no era mi ser
enteramente perfecto, pues veía claramente que hay más perfección en conocer que en
dudar; y se me ocurrió entonces indagar por dónde había yo aprendido a pensar en algo más
perfecto que yo; y conocí evidentemente que debía de ser por alguna naturaleza que fuese
efectivamente más perfecta. En lo que se refiere a los pensamientos, que en mí estaban, de
varias cosas exteriores a mí, como son el cielo, la tierra, la luz, el calor y otros muchos, no me
preocupaba mucho el saber de dónde procedían, porque, no viendo en esas cosas nada que
me pareciese hacerlas superiores a mí, podía creer que, si eran verdaderas, eran unas
dependencias de mi naturaleza, en cuanto que ésta posee alguna perfección, y si no lo eran,
procedían de la nada, es decir, estaban en mí, porque hay en mí algún defecto. Pero no podía
suceder otro tanto con la idea de un ser más perfecto que mi ser; pues era cosa
manifiestamente imposible que la tal idea procediese de la nada; y como no hay menor
repugnancia en pensar que lo más perfecto sea consecuencia y dependencia de lo menos
perfecto, que en pensar que de nada provenga algo, no podía tampoco proceder de mí mismo;
de suerte que sólo quedaba que hubiese sido puesta en mí por una naturaleza
verdaderamente más perfecta que yo soy, y poseedora inclusive de todas las perfecciones de
que yo pudiera tener idea; esto es, para explicarlo en una palabra, por Dios. A esto añadí que,
supuesto que yo conocía algunas perfecciones que me faltaban, no era yo el único ser que
existiese (aquí, si lo permitís, haré uso libremente de los términos de la escuela), sino que era
absolutamente necesario que hubiese algún otro ser más perfecto de quien yo dependiese y
de quien hubiese adquirido todo cuanto yo poseía; pues si yo fuera solo e independiente de
cualquier otro ser, de tal suerte que de mí mismo procediese lo poco en que participaba del
ser perfecto, hubiera podido tener por mí mismo también, por idéntica razón, todo lo demás
que yo sabía faltarme, y ser, por lo tanto, yo infinito, eterno, inmutable, omnisciente,
omnipotente, y, en fin, poseer todas las perfecciones que podía advertir en Dios. Pues, en
virtud de los razonamientos que acabo de hacer, para conocer la naturaleza de Dios hasta
donde la mía es capaz de conocerla, me bastaba considerar todas las cosas de que hallara en
mí mismo alguna idea y ver si era o no perfección el poseerlas; y estaba seguro de que ninguna
de las que indicaban alguna imperfección está en Dios, pero todas las demás sí están en él; así
veía que la duda, la inconstancia, la tristeza y otras cosas semejantes no pueden estar en Dios,
puesto que mucho me holgara yo de verme libre de ellas. Además, tenía yo ideas de varias
cosas sensibles y corporales; pues aun suponiendo que soñaba y que todo cuanto veía e
imaginaba era falso, no podía negar, sin embargo, que esas ideas estuvieran verdaderamente
en mi pensamiento. Mas habiendo ya conocido en mí muy claramente que la naturaleza
inteligente es distinta de la corporal, y considerando que toda composición denota
dependencia, y que la dependencia es manifiestamente un defecto, juzgaba por ello que no
podía ser una perfección en Dios el componerse de esas dos naturalezas, y que, por
consiguiente, Dios no era compuesto; en cambio, si en el mundo había cuerpos, o bien algunas
inteligencias u otras naturalezas que no fuesen del todo perfectas, su ser debía depender del
poder divino, hasta el punto de no poder subsistir sin él un solo instante.
1. Sintetiza las ideas del texto mostrando la estructura argumentativa o expositiva desarrollada
por el autor. (2 Puntos).
Las ideas que podemos encontrar en este texto argumentativo son las siguientes:
- Como hay más perfección en conocer que en dudar y yo dudo, mi ser no es perfecto.
- Mi ser imperfecto se debe a una naturaleza más perfecta.
- Mis pensamientos de cosas sensibles dependen de mí y por tanto no son perfectos.
- La idea en mí de Ser perfecto no puede proceder de la nada ni de mí mismo, sino de Dios,
suma perfección que la ha puesto en mí.
- Así pues, Dios existe y dependo de Él porque si de mí dependiera me habría hecho más
perfecto de lo que soy.
- La naturaleza de Dios es perfecta y simple y todas las demás dependen de Él.
Si sacamos factor común de las ideas que hemos señalado antes, podemos ver que Descartes
hace un análisis de lo que encuentra en su mente yendo de lo imperfecto, él mismo y el resto
de pensamientos que se encuentran en su mente, hasta lo máximamente perfecto, Dios que
necesariamente ha de ser causa de todo.
2. Define el término “naturaleza” partiendo de la información ofrecida por el texto, y
completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor. (2 puntos)
El término naturaleza aparece siete veces a lo largo del texto y siempre se refiere a substancia,
ser. En unos casos se referirá al ser supremo, Dios que es substancia perfecta, res infinita, y en
otros casos al ser o substancias no perfectas como la inteligencia, res cogitans y también a las
menos perfectas todavía como las corporales, res extensa.
Es perfectamente aplicable el significado clásico de naturaleza como principio de operaciones,
lo que un ser es capaz de hacer. Si lo vemos de este modo, entonces distinguimos
perfectamente lo que es capaz Dios y lo que asimismo es capaz la inteligencia y los diferentes
seres. Las operaciones posibles de cada una de las substancias las hace ser bien diferentes: De
Dios depende todo absolutamente; de la inteligencia humana que es capaz de Dios pero
también del error; de las cosas sensibles que son totalmente dependientes de Dios y también
del sujeto cognoscente.
3. Redacción: Dualismos en Descartes. (5 puntos).
Ideas sueltas a desarrollar:
- La filosofía cartesiana es heredera en cierto sentido de la platónica...
- El dualismo ontológico- epistemológico platónico, razón - sentidos, mundo de las ideas(ahora
no separadas)- mundo de las cosas sensibles sigue presente en Descartes con ciertas
diferencias...
- El dualismo antropológico cartesiano, aunque Descartes no lo manifieste en su obra, también
es heredero de Platón...
- La res cogitans y la res extensa...
- Las posibilidades de las dos substancias...
- El mecanicismo y la libertad...
- El problema de la comunicación entre ellas: la glandula pineal...
- Dualismo o dualidad...
- Racionalismo y empirismo ...