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La teoría de la estructuración de Anthony Giddens.
Agencia y estructura-s
En Barros, S. (ed.) (2015) Sociología, Comodoro Rivadavia, EDUPA. Pp. 118-122
Brígida Baeza
Dualismo en la teoría social. Dualidad de estructura
“He sostenido que la producción de la sociedad es siempre y en todas partes una
realización diestra de sus miembros igualmente esencial de que si los hombres hacen
la sociedad, no la hacen meramente bajo condiciones elegidas por ellos.” (Giddens,
1997, 154)
Anthony Giddens es un reconocido sociólogo británico contemporáneo, con valiosos
aportes a la teoría social e incursiones también en el campo ideológico-político. La
frase arriba señalada nos recuerda la filiación de Giddens con respecto al legado de
Marx en la teoría social, más precisamente los escritos del 18 Brumario de Luis
Bonaparte. Sin embargo, también indica la distancia con respecto al marxismo clásico,
lo cual ha provocado que Giddens sea ubicado dentro de la línea del neomarxismo.
Pero para una comprensión y acercamiento a la denominada “Teoría de la
estructuración”, es necesario realizar un –al menos- rápido recorrido a lo largo de toda
la teoría social desde los autores clásicos como Marx, Weber, Durkheim, hasta los
contemporáneos de vertientes que pueden estar “enfrentadas”, pero que Giddens
recupera desde la crítica y la evaluación de sus aportes.
Si bien Giddens posee una vasta producción en diferentes aspectos de la teoría social,
aquí nos ocuparemos de un pequeño fragmento de su obra: la teoría de la
estructuración. Aporte que sin duda intentó con éxito la pretensión de saldar uno de los
mayores dilemas que posee la teoría social, y que podríamos resumir en los siguientes
interrogantes: ¿De qué forma se produce la producción y reproducción de la vida
social?, ¿Cómo se desarrolla la constitución y reconstitución de las experiencias
sociales?
Estos interrogantes están reflejados en la histórica disputa existente entre posturas
objetivistas y subjetivistas acerca de lo social. En las teorías del primer tipo el acento
está puesto en los determinismos y condicionantes que provienen del imperio de
aquellas cuestiones vinculadas a aspectos estructurales y externas al individuo, y en
las posturas del segundo tipo, predominan aquellas visiones que reivindican la agencia
del individuo, su cotidianeidad, su centralidad en relación a lo social. Evitar este
dualismo significa para Giddens, reconocer la naturaleza y significación del
constreñimiento estructural pero sin adoptar todo el “paquete” que implica la
connivencia con la sociología estructural, como así también recuperar la agencia de
los actores pero evitando el punto de vista afín al individualismo metodológico
(Giddens, 1995, 28).
Giddens logra reconceptualizar la dualidad señalada mediante la idea de dualidad de
la estructura. A partir de la reproducción de las conductas sociales, se “estiran” y
actualizan, así las prácticas sociales inmersas temporo-espacialmente, se consideran
situadas en la raíz de la constitución tanto del sujeto como del objeto social (Giddens,
1995, 23).
Giddens desarrolla la tarea de reconceptualización del mencionado dualismo, a partir
de la crítica a las teorías hegemónicas del siglo XX. Nos referimos a las concepciones
subjetivistas representadas principalmente por el denominado Interaccionismo
Simbólico norteamericano,1 donde la conducta humana se explica a partir del primado
de la acción por lo cual Giddens sostiene que se da el “Imperialismo del sujeto”. Y a
las concepciones objetivistas tales como el funcionalismo2 y el estructuralismo, en las
cuales se coloca el mayor peso en las capacidades restrictivas de la estructura y por
ende en el predominio de las condiciones estructurales y el constreñimiento de ésta
sobre la acción social. En este sentido, Giddens sostiene el “Imperialismo del objeto
social” en este tipo de teorías sociales. Al modelo parsoniano Giddens critica la forma
en que construye Parsons, su “marco de referencia de la acción”, dado que si bien
recupera y enriquece el análisis weberiano de la acción social enmarcándola en lo
social, el hecho de ligarla directamente a la idea de sostenimiento del orden social,
empobrece la utilización del concepto de acción social.
Acción social, estructuras y sistemas sociales
“es de primera importancia advertir que circunstancias de constreñimiento social en
que individuos “carecen de opción” no equivalen a la disolución de la acción como tal.
“Carecer de opción” no significa que la acción haya sido remplazada por una reacción.
Algunas escuelas asociadas sobre todo al objetivismo. Supusieron que los
constreñimientos operaban cual fuerzas naturales” (Giddens, 1995, 51-52)
Giddens realiza un interesante aporte a partir de lo que denomina el modelo
estratificado de la acción. Para Giddens los agentes no actúan por el mero impulso de
1
El Interaccionismo Simbólico tiene su origen hacia 1937 en E.E.U.U. de la mano de los
sociólogos Blumer y Mead, pertenecientes a la denominada Escuela de Chicago. Pero el mayor
conocimiento de la postura del Interaccionismo Simbólico viene de la mano de los aportes de
Erving Goffman y Howard Becker. A pesar de las diferencias sustanciales entre ambos, el
hecho de oponerse a la teoría funcionalista de Talcott Parsons, mediante el análisis del
carácter simbólico de la acción social y la revalorización del individuo a partir de las
interpretaciones que debe realizar a diario lo cual ejerce como guía de la acción. Esta forma de
estudiar lo social, se enmarca metodológicamente con la recuperación del punto de vista de los
actores sociales, por ende las interacciones en instituciones, pequeños grupos, en díadas…
constituyen los ámbitos donde el Interaccionismo Simbólico desarrolla sus investigaciones.
Dentro de las obras de Goffman y Becker podemos destacar: (Goffman, 1995, 1997), (Becker,
2009), entre otras.
2
El Funcionalismo norteamericano representado por la obra de Talcott Parsons: “El
sistema social”. Donde intenta saldar la disputa objetivismo-subjetivismo a partir de sus
conceptos de sistemas sociales, y los cuatro subsistemas que lo componen y funcionan en
intercambio permanente. Los subsistemas se orientan al mantenimiento de pautas, integración,
logro de objetivos y adaptación (institucionalización cultural, la comunidad societal, la función
política y la función económica). Y este “engranaje” de funcionamiento sistémico incorpora la
visión –reformulada- de la trascendencia de las acciones sociales (Parsons, 1999).
las estructura sociales, al estilo “marionetas sociales” como puede ser ilustrado y
sostenido desde las corrientes objetivistas. A partir de las experiencias y aprendizajes
desarrollados en la vida cotidiana, los agentes se dotan de determinadas capacidades,
saberes, competencias. Además debemos considerar que estas acciones no se
desarrollan irreflexivamente, sino que por el contrario se produce lo que Giddens
denomina un ‘monitoreo reflexivo’ de la propia acción y de la de los demás.
Giddens destaca los distintos momentos en el desarrollo del “monitoreo reflexivo”, uno
de los cuales está caracterizado por una atención consciente sobre lo que uno hace y
lo que sucede alrededor, donde las acciones se registran en un flujo continuo.
Situación que evoca el concepto de ‘reflexividad de las prácticas’, de Garfinkel. En una
segunda instancia podemos recuperar la idea de lo que Giddens denomina ‘conciencia
discursiva’, a través de la verbalización podemos dar cuenta de modo racional de
nuestras acciones, desde las más simples a las más complejas. Y por último un nivel
de ‘conciencia práctica’, ese “saber práctico” que nos permite “movernos” en la vida
diaria, que de modo rutinario y repetitivo vamos practicando cotidianamente. Ese
conjunto de conocimientos “prácticos” que Alfred Schutz denominó como ‘acervo de
conocimiento a mano’.
Este modo de análisis sobre la acción social implica considerar también una revisión
del concepto clásico de la teoría weberiana, en relación a los condicionamientos que
muchas veces no son conscientes. Así como también consecuencias previstas y otras
no previstas ni buscadas, que provienen de la acumulación de resultados de acciones
previas. Las consecuencias no deseadas fueron abordadas desde el funcionalismo,
pero Giddens nos propone incorporarlas sin todo el aparato conceptual funcionalista.
De este modo se evita la estrecha asociación entre consecuencias previstas y no
previstas tan sólo a la reproducción de aspectos institucionalizados de sistemas
sociales.
Giddens por el contrario, rescata el carácter dinámico de las acciones sociales, las
modificaciones constantes sobre el contexto. 3 Lo cual hace necesario introducir el
concepto de agencia para dar cuenta de la intervención constante en el mundo, de las
modificaciones en el entorno, del cambio social. Dando origen al contexto causal de
nuevas acciones.
Este modo de conceptualizar las acciones se enmarca en una concepción también
particular acerca de las estructuras, ya que –a diferencia de concepción
durkheimniana como “osamenta de lo social/lo que cambia lentamente”-4 para Giddens
Para Tenti Fanfani –sociólogo argentino conocedor de la obra de Anthony Giddens- es
destacable el hecho de que la denominada Teoría de la Estructuración, logra destacar que la
capacidad de racionalizar, reflexionar y monitorear la acción así como orientarla por
intenciones, propósitos o motivos no se contradice con el hecho de que está contextualizada en
tiempo y espacio (Fanfani, 2001).
4
Desde el pensamiento de Émile Durkheim la estructura es pensada como el esqueleto,
la osamenta, la matriz de funcionamiento de la sociedad. Durkheim analizo la relación entre
estructura y sociedad vinculando ambos conceptos y estableciendo que: la sociedad es
perfectamente objetiva: la estructura es un dato objetivo de la sociedad y la estructura es
estática en cada momento de la historia, en el corto plazo: tiende a permanecer. Aunque
debemos considerar que esta visión fue levemente modificada por el mismo Durkheim cuando
comenzó a destacar en “Las formas elementales de la vida religiosa”, las vinculaciones y
mutuas modificaciones entre el individuo y la estructura. Esta concepción de Durkheim
asociada al análisis de las representaciones sociales, el individuo obtiene de la sociedad todo
lo que confiere su fisonomía, pero la sociedad no vive ni existe más que en y por los individuos
(Durkheim, 1982). El concepto de estructura es luego recuperado por la antropología de Lévi
Strauss, quien se encargará de analizar eso que es invisible a los ojos pero que brinda el
3
los sistemas poseen “propiedades estructurales”. Revelan que los agentes siguen
ciertas “reglas” y “recursos” para guiar sus prácticas.
Las reglas son de dos tipos: semánticas y normativas. Unas ordenan la comunicación
como intercambio y generación de sentido. Las reglas del tipo normativo intervienen
indicando si lo que se expresa es correcto o no. Y los recursos 5 son propiedades
estructurales de sistemas sociales, que los agentes utilizan y reproducen en el curso
de una interacción. A través de los recursos se ejerce poder, en sistemas sociales con
continuidad espacio-temporal, da cuenta de relaciones regularizadas de actores que
desarrollan sus prácticas en contextos de interacción social (Giddens, 1995, 51). Son
los sistemas sociales en los que está implícita una estructura, donde se desarrollan las
prácticas de los agentes en tiempo y espacio.
Pero no sólo debemos considerar –siguiendo a Giddens- que la vida social es
producida es producida por actores en movimiento de constitución y de reconstitución
de marcos de sentido que organizan su experiencia. Sino que también aquí el papel de
los investigadores sociales es fundamental al momento de recuperar los marcos de
sentido de los actores sociales, y mediante el empleo de la doble hermenéutica
reconstruirlos a partir del empleo de determinadas categorías que permitan su
comprensión (Giddens, 1997, 102).
Dualidad de estructura. Producción y reproducción de la vida social
“Pero toda reproducción es necesariamente producción: la simiente del cambio existe
en cada acto que contribuye a la reproducción de cualquier forma “ordenada” de vida
social” (Giddens, 1997, 127)
Para Giddens las estructuras nos permiten ordenar / “estructurar” nuestra acción, y en
cada reproducción se produce una actualización de las mismas que denota su
vigencia. Las estructuras ordenan y guían nuestras prácticas interactivas, que “activan”
y reproducen las estructuras. Este proceso es denominado como “dualidad de la
estructura” según Giddens.
Este aspecto resaltado por Giddens es un aporte interesante a las investigaciones
sociales, en diversos campos disciplinares. Lo cual está indicando que ni el
constreñimiento es total, ni los actores pueden desarrollar sus prácticas sin ningún tipo
de restricciones.6
Giddens explica que analizar la estructuración de sistemas sociales implica estudiar
los modos en que esos sistemas, son reproducidos y producidos en contextos de
interacción, por actores conscientes que utilizan reglas y recursos que guían su
acción. Así estructura no es “externa” a los individuos, sino “interna” y ejemplificada a
través de las prácticas sociales.
soporte a la organización de la sociedad. Lévi Strauss analizará la función de los mitos, ritos,
ceremonias en las sociedades tradicionales.
5
Para Giddens son dos las clases de recursos, recursos de autoridad, nacidos de la
coordinación de la actividad de agentes humanos, y recursos de asignación, que provienen del
control sobre productos materiales o sobre aspectos del mundo material (Giddens, 1995: 33).
6
Sobre la dualidad de la Estructura ver: (Giddens, 1995: 39-75). También (Boivin,
Rosato y Arribas, 2004: 156-159).
Giddens ilustra la composición de la dualidad de estructura:
Estructuras (s)
Sistema (s)
Estructuración
Reglas y recursos, o conjuntos o
conjuntos de relaciones de
transformación que se organizan
como propiedades de sistemas
sociales
Relaciones reproducidas entre
actores o colectividades,
organizadas como prácticas
sociales regulares
Condiciones que gobiernan la
continuidad o trasmutación de
estructuras y, en
consecuencia, la
reproducción de sistemas
sociales (Giddens, 1995, 61)
Para la teoría de la estructuración el momento de producción de la acción lo es
también de reproducción, es en los contextos de cotidianeidad de la vida social donde
se produce esta dinámica constante. Es en este aporte donde el modelo teórico de
Giddens, nos brinda un marco apropiado no sólo para pensar la teoría social, culminar
con el “viejo” dilema subjetivismo/objetivismo, sino que también aporta elementos para
modificar las visiones evolucionistas que aún predominan para pensar el cambio
social, en definitiva un aporte para pensar el proceso histórico.
Bibliografía
Becker, Howard (2009) Outsiders. Hacia una sociología de la desviación. Buenos
Aires. Siglo veintiuno editores
Boivin, Mauricio, Rosato, Ana y Arribas, Victoria, (2004) Constructores de otredad. Una
introducción a la Antropología Social y Cultural, Buenos Aires, Antropofagia.
Durkheim, Émile, (2000) El suicidio. Buenos Aires, Bitácora.
Durkheim, Émile, (1982) Las formas elementales de la vida religiosa. Madrid, Akal.
Fanfani, Tenti, “Teoría de la estructuración y usos sociológicos de Giddens”, en:
Sociedad. Revista de la Facultad de Ciencias Sociales (Universidad de Buenos Aires),
Nro. 17/18, Junio de 2001, pp. 17-35.
Giddens, Anthony, (1997) Las nuevas reglas del método sociológico, Buenos Aires,
Amorrortu. Cap. 2 y 3
Giddens, Anthony, (1995) La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la
estructuración. Buenos Aires, Amorrourtu editores, Cap. 1.
Goffman, Erving (1995) Estigma. La identidad social deteriorada. Buenos Aires.
Amorrourtu editores.
Goffman, Erving (1997) La presentación de la persona en la vida cotidiana. Buenos
Aires. Amorrourtu editores.
Parsons, Talcott (1999) El sistema social. Madrid. Alianza Editorial.