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Octavo Coloquio Interdisciplinario de Doctorado - Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla
Efecto de la transferencia de tecnología y el cambio climático en la
producción ganadera, estudio de caso en el estado de San Luis
Potosí, México.
Armando Pacheco Hernandez
Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, A.C.
[email protected]
Resumen
El objetivo de este trabajo es analizar el efecto del cambio climático en la producción ganadera sustentable en la zona
de la planicie Huasteca del estado de San Luis Potosí, México. El presente trabajo se realizara en la región de la
planicie huasteca del estado de San Luis Potosí, para ello se seleccionaran un total de 20 productores de ganado
bovino de la región, y se dividirán en 10 productores de ganado de doble propósito y 10 productores de ganado de
carne, y se les aplicara una encuesta donde se espera conocer la situación actual que guardan respecto al uso de
tecnologías que aplican para la producción ganadera en sus unidades de producción pecuaria. Así mismo, mediante
el método visual desarrollado por Haydock y Shaw (1975), se determinará la disponibilidad del pastizal en los 20
ranchos ganaderos seleccionados, iniciando la medición en la época seca del año 2015, y posteriormente en la época
de lluvias del mismo año, por lo que se repetirá dicha medición para la época seca y de lluvias del año 2016. Para
conocer el impacto en el cambio climático se hará una evaluación de la emisión de metano (CH4), que se produce en
cada rancho ganadero.
Palabras clave:
Transferencia de Tecnológica, Cambio Climático, Producción Ganadera.
Introducción
México cuenta con un territorio nacional de 198 millones de hectáreas, 145 millones se dedican a la actividad
agropecuaria. Aproximadamente, 30 millones corresponden a tierras de cultivo, y 115 millones son de agostadero.
Además, los bosques y selvas cubren 45.5 millones de hectáreas (FAO 2009).
Las actividades pecuarias tienen lugar en 109.8 millones de hectáreas en el trópico, 28 % se ubica en la zona
templada, y 49 % en las áreas desérticas o semidesérticas (IICA 2007).
La región tropical seca comprende parte de los estados de Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y
Chiapas, el sur de Tamaulipas y San Luis Potosí, específicamente la Huasteca potosina (Suárez-Domínguez y LópezTirado 1997).
Durante el año 2009, en San Luis Potosí, 66 % de la producción de carne se produjo en la planicie norte de la
Huasteca potosina (Iruegas 2010). Aunque esta es una zona de rica tradición en la producción de bovinos,
particularmente en su engorda, la producción de carne y leche ha disminuido, como resultado del efecto del cambio
climático en la zona. Esto conduce a que muchos productores abandonen la actividad pecuaria en busca de mejores
fuentes de ingreso y mayor remuneración para superar su calidad de vida y la de sus familias.
En México se realizan esfuerzos muy importantes para desarrollar la producción de la ganadería sustentable,
específicamente en el trópico, a partir de sistemas con alimentos no convencionales y, sobre todo, sobre la base de la
utilización de pastos y forrajes. Se ha demostrado la eficiencia del sistema silvopastoril, específicamente en el
aumento de la producción de leche y carne. Esta tecnología se debe transpolar hacia la zona de la planicie Huasteca,
ya que esta es el área de mayores recursos naturales del estado de San Luis Potosí. Con su aplicación se fortalecería
la producción bovina.
La ganadería en México
Armando Pacheco Hernández
La ganadería en México es una de las actividades productivas más diseminadas en el medio rural. Ocupa el séptimo
lugar en la producción mundial de carne de bovino y el decimotercero en la producción de leche. En el 2001 aportó,
aproximadamente, 4.7 % del total de la producción mundial de carne y 0.17 % de la producción de leche. Las
actividades pecuarias se desarrollan en una amplia gama de sistemas productivos, que incluyen desde los altamente
tecnificados e integrados hasta los que se basan en economías de tipo tradicional, orientados principalmente hacia el
autoabastecimiento de la familia campesina.
En México, la mayor parte de los productores que se dedican a la ganadería son ejidatarios. Esta modalidad de
tenencia de la tierra corresponde a la denominada propiedad social, que representa un componente fundamental en la
estructura de la propiedad de los recursos naturales del país (FAO 2009), y ocupa como promedio una superficie de
9.2 ha por productor (Escalante 2001).
Este sistema sostiene más de 50 % de la producción agropecuaria del país (FAO 2009). Se caracteriza,
fundamentalmente, por presentar una baja productividad y poca o nula transferencia de tecnología (IICA 2007).
Con la introducción de distintas razas de bovinos, la ganadería ha experimentado importantes cambios. Como
resultado de ello, se dispone de gran diversidad de genotipos en el país. Los programas gubernamentales, enfocados
a impulsar los niveles de productividad y competitividad, no han logrado las metas propuestas. La producción de
carne y leche no es suficiente, por lo que el país depende de importaciones para cubrir la demanda interna de estos
productos.
Por la apertura del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de Norteamérica, México se encuentra en
desventaja. La entrada de productos de importación sin cuotas arancelarias y la menor competitividad de la carne y
la leche, debido a mayores costos de producción y a menores subsidios para los productores, afectan notablemente a
esta rama de la economía mexicana.
El sistema de producción de bovinos de doble propósito se desarrolla, principalmente, en la región tropical. Utiliza,
por lo general, razas Cebuinas y cruces con Suizo, Holstein y Simmental. Tiene dos objetivos importantes: la
producción de leche, que generalmente es manual, con el apoyo del becerro, y la de carne mediante la cría de
becerros al destete (COLPOS 2003).
La ganadería bovina en la Huasteca potosina
El mercado de la carne:
En 2009, en San Luis Potosí se produjeron 90 mil toneladas de bovino en pie. De estas, 66 % se produjo en la región
planicie de la Huasteca potosina. Esta región se destacada tradicionalmente en la producción de bovinos, en especial
en su engorda. Hasta hace dos décadas, la engorda se realizaba en sistemas de pastoreo de praderas. Actualmente, se
hace en confinamiento, concentrado en pocas empresas con amplia integración y gran escala.
De acuerdo con la información disponible, en la zona de la planicie se estima una población de 400 mil bovinos, que
producen100 mil becerros anuales para el engorde. Los tamaños de las empresas, según el padrón de beneficiarios de
PROGAN, oscilan de 21 a 43 ha, y de 28 a 40 unidades animal, respectivamente.
Los precios del becerro en la Huasteca potosina son bajos con respecto a las regiones vecinas. Esto se debe a que el
Servicio de Inspección de Salud Animal y Vegetal del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (APHIS,
USDA) impide la exportación a los Estados Unidos por temas de inocuidad, como es el caso de la tuberculosis
bovina.
Mercado de leche y lácteos:
La producción de leche en la Huasteca potosina se estima en 80 millones de litros anuales. El destino principal de la
producción de la leche fluida es la industria quesera artesanal local, que provee al consumo regional de productos
frescos con poca vida de anaquel.
Las principales limitaciones de esta industria son:
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La capacidad se encuentra subutilizada, solo se aprovecha 54 % de la capacidad instalada.
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



Los sistemas extensivos tienen mayor producción en la época del año en la que se concentran las lluvias,
por lo que el precio que reciben es menor.
La calidad es deficiente, y no hay controles desde la materia prima hasta los procesos en la industria.
Existe competencia por la oferta permanente de productos de otras regiones.
El acceso a otros mercados es poco, no existe penetración importante de mercados distantes.
Adicionalmente, la lechería tropical tradicional tiene un alto costo de producción. A muchos productores no les
resulta claro este hecho porque algunos costos no son desembolsables en efectivo, como es el caso de la mano de
obra y las depreciaciones.
El precio en los sistemas tropicales tiene variaciones significativas por año, en dependencia de la oferta disponible.
Además, se configura parcialmente según el precio internacional de la leche en polvo, debido a que esta es un
sustituto parcial de la leche fresca en la preparación de quesos.
Sistemas de producción existentes
Caracterización regional:
Por su clima, orografía y vegetación, en la Huasteca potosina se delimitan tres regiones. El tamaño y régimen de la
propiedad, así como los tipos de sistemas, son características que distinguen a las diferentes zonas. En la región baja,
por ejemplo, los tamaños de predio son mayores, con mayor porcentaje de propiedad privada, y más empresarial. En
la media alta ocurre lo contrario.
La caña destinada a los ingenios y la ganadería bovina son las fuentes básicas de ingreso en la zona baja. Estas
aportan mayor valía a la economía local y al sector agropecuario estatal. Los suelos en la región serrana son
predominantemente litosoles, de poca profundidad, con colores oscuros y rojizos.
En la planicie baja son vertisoles y, en menor proporción, regosoles. Ambos se consideran con buen potencial
productivo. En los márgenes de los ríos existen suelos de origen aluvial, profundos y arcillosos. El clima es también
muy diferente en las distintas regiones de la Huasteca. La zona baja, donde hay mayor densidad en la actividad
ganadera, es la más calurosa y menos lluviosa.
Tecnificación:
La ganadería más común en la región Huasteca es de bajo nivel de costo, con poco rendimiento. De acuerdo con los
resultados de una encuesta realizada en 2005 por el Centro de Desarrollo Tecnológico (CDT) “La Noria”, se constató
que en esta zona durante el proceso productivo se aplican extensamente las prácticas obligatorias, ya sea por
normativa o por la naturaleza del sistema (vacunación contra la rabia, control de malezas, desparasitación, campañas
contra la brucelosis y tuberculosis bovina y suplementación mineral). En menor medida se realizan actividades que
no tienen costo o que son de costo muy bajo, como los registros de datos productivos, la identificación individual o
la suplementación de la dieta con alimentos adicionales, ya sean forrajes de corte u otro tipo de alimento. Se
constató que las prácticas que implican gastos en insumos o servicios (el pago de asistencia técnica, conservación de
forrajes, fertilización de praderas, inseminación artificial) las realizan solo una pequeña proporción de los
productores.
Productividad:
Entre las variantes disponibles en la región, se pueden distinguir algunos sistemas característicos. El tradicional, con
muy escasa aplicación de tecnologías superiores, predomina ampliamente. El mejorado utiliza especies superiores de
pastos, cruces resistentes al ambiente tropical y con mejor productividad. La prevención sanitaria es básica y la
ordeña mecánica. Se ofrecen minerales en forma limitada y alimento al ganado en ordeño. El modelo de ganadería
tropical sostenible aplica tecnologías disponibles que mejoran la productividad del sistema, pero con uso moderado
de insumos e inversiones bajas y graduales. Tiene lactancias más altas y prolongadas y mayores pesos al destete en
comparación con los sistemas tradicional y mejorado. Finalmente, el sistema intensivo es alto en uso de insumos y
capital, con elevada productividad del terreno y el ganado, aunque es vulnerable a variaciones de precios en los
insumos y productos.
Para los productores pequeños y medianos con propósitos lucrativos es más recomendable el sistema sostenible. Este
es el caso de los sistemas silvopastoriles, que constituyen una modalidad agroforestal. En ellos se desarrollan,
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conjuntamente, árboles y pasturas que se explotan para la producción animal. El objetivo de estos sistemas es
incrementar la productividad de forma sostenible (Mijail et al. 2005). Son también una opción para revertir los
procesos de degradación de los pastizales (Nair et al. 2009), al aumentar la protección física del suelo y contribuir a
la recuperación de la fertilidad. Esto se puede lograr con la intervención de leguminosas que fijan el nitrógeno al
suelo y árboles de raíces pivotantes que aprovechan las capas profundas y reciclan los nutrientes (Alonso 2011).
A nivel internacional existen centros de investigación, gobiernos y entidades financieras que tienen como prioridad
la evaluación y valorización de alternativas silvopastoriles en el trópico. Desde esta perspectiva, se desarrollan los
siguientes servicios ambientales: incremento de la producción y calidad de las pasturas, restauración de suelos
degradados, mejoramiento de los recursos hídricos, secuestro de carbono y de gases con efecto invernadero y
conservación de la biodiversidad (Alonso 2011).
Los bancos de biomasa son también otro servicio ambiental. Su utilización en el caso del pasto elefante Cuba CT115 permite acumular suficiente biomasa en períodos de 120-140 dias durante la época de lluvias. También provee
de reservas estructurales para sostener una capacidad de carga de 620 vacas día/ha en los 180 días de seca como
promedio, en diez años de evaluación. Con 30 % de un rancho sembrado de Cuba CT-115, la biomasa producida es
suficiente para mantener un equilibrio anual en las necesidades de pasto con dos UA de carga global/ha (Martínez
2012). Esto resulta una alternativa viable para contrarrestar los efectos de la sequía que se intensifica más cada día
como respuesta al cambio climático.
Específicamente, el estado de San Luis Potosí, rico en recursos naturales, utiliza el mínimo de labores e insumos en
la ganadería. Consecuentemente, la productividad ganadera en esta zona es muy baja, lo que no permite al productor
obtener ingresos redituables, sino solo mantener los recursos en concepto de ahorro. Sin embargo, existen variantes
de sistemas productivos que dependen de los recursos disponibles, de otras actividades económicas de la familia y de
las preferencias o decisiones del productor, y que no se aprovechan al máximo, lo que trae consigo que el nivel
económico de la población rural sea bajo.
Efectos del cambio climático en la ganadería
Se estima que la ganadería es la principal fuente de ingresos de alrededor de 200 millones de familias de pequeños
productores en Asia, África y América Latina, y la única fuente de subsistencia para al menos 20 millones de
familias. Si a esto se suman los medianos productores las cifras bien podrían duplicarse. En estos sistemas, los
principales problemas que se enfrentan son creciente degradación de las pasturas y su consecuente pérdida de
productividad, la deforestación, una creciente dependencia de insumos externos, tecnología y material genético, alta
incidencia de enfermedades y deficiencias de organización y comercialización.
Las tierras de pastoreo en América Latina se destinan a actividades granjeras que tienen como finalidad la
subsistencia, y a labores ganaderas comerciales. Estas tierras constituyen un factor clave en la economía de muchos
países, como México, Brasil, Argentina y Uruguay. Existen, aproximadamente, 570 millones de animales en
Sudamérica, y más de 80 % se alimenta en las tierras de pastoreo permanente y temporal (Calvo et al. 2000).
Se predice que en América Latina la producción ganadera basada en el pastoreo se afectará por incremento en la
variabilidad de las precipitaciones. Igualmente se perjudicarán las áreas propensas a sequías o inundaciones.
El proceso de expansión de la ganadería que están viviendo los países de América Latina, representa tanto una
oportunidad como una amenaza para el desarrollo sustentable de la región. Por un lado, es una oportunidad para
generar riqueza y mitigar la pobreza si se toman las decisiones políticas adecuadas y se promueven sistemas de
producción ganaderos sustentables y amigables con el ambiente. Por el otro, es una amenaza si la expansión de la
actividad continúa sin considerar los costos ambientales y los potenciales efectos de marginalización de los pequeños
productores.
Tomando en cuenta la disponibilidad de tierras que caracteriza a la región, el proceso de expansión ganadera no es
un fenómeno aislado del desempeño de los otros grandes subsectores; la agricultura de granos y la forestería. Sin
lugar a dudas por sus dimensiones territoriales y amenazas ambientales la agricultura de granos es el subsector que
más se relaciona con la ganadería en un proceso de crecimiento con grandes interacciones. Por consiguiente, es
necesaria una planificación del crecimiento y la intensificación que capitalice las sinergias positivas que la
integración de la agricultura con la pecuaria y eventualmente con la forestación pueden otorgar a la sostenibilidad y
competitividad de los sistemas de producción.
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La poca disponibilidad de agua y la consecuente reducción de nutrientes en el suelo parecen ser los factores
limitantes de mayor importancia que afectan la calidad de los pastizales de esta región (Zhao et al. 2005). Sin
embargo, las actividades humanas pueden producir más cambios en los ecosistemas de pastizales que los factores del
cambio global, y además pueden interactuar significativamente con los efectos del cambio climático, en particular en
las áreas tropicales y subtropicales (Calvo et al. 2000).
El sector agropecuario de América Latina y el Caribe (ALC), posee un potencial enorme para contribuir a la
producción de alimentos y la seguridad alimentaria mundial. Sin embargo, la producción agrícola y ganadera de la
región, estará cada vez más influenciada por factores climáticos y por el comportamiento de la demanda
internacional de alimentos, energía y biocombustibles.
En este contexto, el manejo de riesgos es un componente estratégico de los procesos de desarrollo agropecuario y un
tema prioritario en la agenda de fortalecimiento de capacidades de los países de la región. De otra parte, el rápido
crecimiento del sector pecuario regional, dos veces superior al crecimiento promedio mundial, ha ejercido alta
presión sobre la base de recursos naturales, especialmente, la pérdida de cobertura forestal para la producción de
ganado en pastoreo o la producción de granos para los sistemas intensivos de producción avícola y porcina. Además,
es muy probable que de acentuarse los problemas de degradación de suelos, la producción pecuaria se enfrente a
competencia por tierras para la producción agrícola o agro energética y corre el riesgo de ser desplazada a zonas
marginales.
Los países de la región requieren, por lo tanto, mejorar su capacidad de análisis y manejo de riesgos en el sector
ganadero, y desarrollar estrategias de producción viables desde el punto de vista técnico, económico, social y
ambiental. Esto significa que el sector necesita optimizar la eficiencia, utilización y sostenibilidad de los recursos, a
través de la incorporación de una nueva visión, enfocada a la integración sectorial.
El área tropical de México abarca 51’278,600 ha, que corresponden a 26.2 % del territorio nacional. De estas,
18’952,300 (37 %) se dedican a la producción pecuaria. En ellas pastorean, aproximadamente, 12 millones de
bovinos (40 % del inventario nacional), que producen 28 y 39 % de la leche y la carne que se consume en el país,
respectivamente (Koppel et al. 2002). En sentido general, México dedica básicamente más de 60 % de su territorio a
la ganadería bovina, aunque sus parámetros productivos no son los óptimos (Enríquez et al. 1999).
Se pronostica que para México cualquier desplazamiento hacia condiciones más cálidas y más secas podría originar
una crisis nutricional y económica, ya que el sector agropecuario se encuentra amenazado por la escasez y
variabilidad en las precipitaciones. Es probable que la evaporación potencial aumente y, en la mayoría de los casos,
disminuya la disponibilidad de humedad, aun donde los modelos proyectan aumento en las precipitaciones (Calvo et
al. 2000).
Estarían también amenazadas las industrias que necesitan del agua como insumo. Competirían por este recurso la
industria para la generación de energía eléctrica, el consumo humano y el del sector agropecuario. De acuerdo con
diferentes escenarios, la tendencia a la desertificación (erosión) se podría agravar. Muchos ecosistemas también se
verían amenazados. El 50 % de la vegetación también podría experimentar diversos cambios, con calentamiento de
3 a 4 °C (Magaña y Gay 2002).
Se estima también que el cambio climático impulse la aparición y propagación de enfermedades en los animales, así
como la transmisión de patógenos entre animales y personas (zoonosis). Además, podrán ocurrir cambios en la
estructura de la ganadería, en las prácticas de este sector y en el comercio de ganado y productos pecuarios (CSAM
2005).
En la zona planicie Huasteca, al igual que en todo el territorio mexicano, cada día se experimentan más intensamente
las afectaciones derivadas del cambio climático. Los fenómenos naturales se han incrementado en los últimos cuatro
años con la presencia de sequías cada vez más severas.
Ante esta realidad, los productores agropecuarios no han recibido la suficiente capacitación, ni tampoco manifiestan
interés por organizarse y aplicar medidas más sostenibles para lograr la productividad deseada. Una buena parte de
ellos solo se limita a hacer manifestaciones y a reclamar mayor apoyo económico del gobierno, de modo que sean
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subsidiados por los daños ocasionados como consecuencia de fenómenos climatológicos. A pesar de ser un problema
recurrente, los productores no demuestran interés por establecer determinadas prácticas que les permitan ser más
competitivos.
No obstante, existen productores de la misma región que ante las condiciones citadas aplican medidas que favorecen
la productividad ganadera. Se implementan, por ejemplo, los sistemas silvopastoriles y los bancos de biomasa,
métodos que han permitido obtener producciones ganaderas rentables y sostenibles durante el año, y por ende,
minimizar los estragos de la sequía.
Ante esta realidad, se crea un problema social, de descapitalización y pobreza, que cada año se hace más evidente, en
esta y otras regiones del país, vinculado en muchas ocasiones al bajo nivel educacional de los productores
agropecuarios.
Metodología
El presente trabajo se realizara en los municipios de Ebano, Tamuin y San Vicente Tancuayalab, pertenecientes a la
región de la planicie huasteca del estado de San Luis Potosí, para ello se seleccionaran un total de 20 productores de
ganado bovino de la región, y se dividirán en 10 productores de ganado de doble propósito y 10 productores de
ganado de carne, y se les aplicara una encuesta donde se espera conocer la situación actual que guardan respecto al
uso de tecnologías que aplican para la producción ganadera en sus unidades de producción pecuaria. Así mismo,
mediante el método visual desarrollado por Haydock y Shaw (1975), se determinará la disponibilidad del pastizal en
los 20 ranchos ganaderos seleccionados, iniciando la medición en la época seca del año 2015, y posteriormente en la
época de lluvias del mismo año, por lo que se repetirá dicha medición para la época seca y de lluvias del año 2016.
Para conocer el impacto en el cambio climático se hará una evaluación de la emisión de metano (CH4), que se
produce en cada rancho ganadero, mediante el inventario ganadero, definiendo previamente las categorías y
subcategorías de animales, ya que existen especies que contribuyen con más de una categoría de fuente de emisiones.
La precisión de la estimación dependerá del nivel que se elija (1, 2 ó 3), lo que depende a su vez de la disponibilidad
y confiabilidad de los inventarios ganaderos de cada rancho.
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