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TEMA 12. EL ESPACIO RURAL Y LOS CONDICIONANTES DE LA
ACTIVIDAD AGRARIA EN ESPAÑA.
Introducción
Tenemos que diferenciar la geografía rural y la geografía agraria. La primera
estudia el mundo rural donde la actividad agraria es una más, dentro del proceso
de la multifuncionalización de este mundo, en la actualidad. La geografía
agraria estudia las actividades que se realizan en el campo; es decir, la
agricultura, la ganadería y las actividades forestales. Hasta los años sesenta el
estudio de la geografía rural y la geografía agraria coincidían; y es que los
cambios ocurridos en el último cuarto del siglo XX han sido tan importantes que
no sólo han cambiado nuestro sector primario, sino también la economía
española. La crisis de la agricultura tradicional en España ha permitido la
modernización de la economía española; esta crisis se ha hecho de forma más
tardía que en Europa y de forma más rápida. A los cambios que supusieron la
llegada de una agricultura moderna a España, hay que sumarle la integración de
España en la UE en 1986, que también supuso cambios muy importantes. La
ampliación reciente de la UE y la reforma de la PAC marcan la actualidad del
mundo agrario.
Las principales características del espacio rural son las siguientes:
 Si hace años el espacio rural tenía una función exclusivamente productiva, hoy
ha adquirido el valor de uso, acoge segundas viviendas de residentes en la
ciudad, industrias, talleres, naves de almacenamiento, etc., que están al servicio
de necesidades urbanas. También acoge usos relacionados con el ocio, turismo
rural o de naturaleza, ejemplo de ello son las áreas protegidas.
 El espacio rural es hoy multifuncional y polivalente debido a las nuevas
demandas y perspectivas de futuro que se ofrece al mundo rural en las
sociedades desarrolladas. Es por ello que el mundo rural acusa la presión del
mundo moderno (vías de comunicación…) y hace necesario adoptar prácticas
agrarias que favorezcan la preservación del entorno y la conservación de la
naturaleza.
 También se hace necesario diversificar la economía rural, propiciar nuevos
usos y actividades que generen empleos duraderos fuera del sector agrario y
desarrollar programas integrados de desarrollo rural sobre la base del potencial
endógeno.
Todas estas características están muy influenciadas por las políticas europeas
que procuran mantener a la población en su ámbito, apoyar la sociedades
locales, conservar el medio natural y el patrimonio cultural como una baza para
la generación de ingresos externos, como los que aporta el turismo.
I.- Condicionantes
Las actividades y el espacio agrarios están influidos por factores naturales y
humanos, aunque actualmente los segundos influyen más que los primeros.
Los condicionantes naturales o físicos
Entre los condicionantes naturales destacan:
1. El relieve.
La topografía facilita o dificulta la práctica agrícola, por ello se aprecia una
relación entre el mapa de aprovechamientos agrarios y el mapa de relieve.
La altitud. Modifica las condiciones de humedad y temperatura. En España sólo
el 11% de la superficie se halla a menos de 200 metros de altitud; una gran
proporción corresponde a la Meseta, cuya elevación sobre el nivel del mar realza
la continentalidad y sus efectos agrarios.
Las pendientes y desniveles. Afectan a la formación y al grado de estabilidad de
los suelos, a las condiciones y formas de laboreo, a la vulnerabilidad ante la
erosión, a la circulación del agua, a las posibilidades de mecanización de las
faenas agrícolas.
Hay que añadir la importancia el relieve y del roquedo en el origen y evolución
de los suelos, que son el soporte y la base de nutrición de los cultivos y
aprovechamientos agrarios.
2. El clima
Condiciona los tipos de paisajes agrarios. Está presente a través de las
temperaturas, precipitaciones y demás elementos climáticos (vientos,
nubosidad,...)
Los diversos dominios agrarios reflejan los distintos tipos de climas existentes en
España (atlántico, mediterráneo, continental, canario o de montaña...) Como
características generales debemos destacar que la sequía estival (que
combinada con las altas temperaturas, exigen un grado de adaptación elevado
cuyas consecuencias agrarias han sido la adopción de la trilogía de cultivos
mediterráneos (olivo, vid y cereales) y la implantación del regadío para
contrarrestar los efectos de la aridez estival. Además, los climas españoles se
caracterizan por una gran irregularidad de unos años a otros , siendo frecuentes
las sequías, las olas de calor, las de frío, las granizadas, las tormentas... es decir,
los fenómenos atmosféricos extremos que caracterizan a las zonas de
transición entre la zona templada y cálida. Fenómenos que han influido tanto,
en la actualidad menos, en las periódicas hambrunas históricas.
El régimen climático de influencia más intensa es el mediterráneo. Su larga
sequía estival y elevadas temperaturas, exigen adaptación a las plantas y
cultivos que ha tenido como consecuencia la adopción de la trilogía de cultivos
mediterráneos y la implantación del regadío para contrarrestar los efectos de la
aridez estival.
3. Los suelos.
Condicionan la agricultura por su distinta naturaleza, estructura, composición,
ubicación. Tal cantidad de factores explican que los paisajes agrarios no puedan
clasificarse sin recurrir al mapa de suelos. hay que distinguir entre los de sustrato
de sílice (los más malos), los calizos o los arcillosos ( los más adecuados para
el cultivo). La vegetación a veces ha sido totalmente eliminada para permitir las
tareas agrícolas, otras veces se ha eliminado el estrato arbóreo y se ha
conservado el herbáceo para su aprovechamiento ganadero u otras veces se ha
mantenido a grandes rasgos para su aprovechamiento forestal o, por último, se
ha optado por un aprovechamiento integrado de suelos, pastos y arbolado, como
es el caso de las dehesas
4. La vegetación
En ocasiones se ha eliminado para lograr la total ocupación agrícola; otras veces
se conserva con grandes rasgos de pureza, constituyendo la base de los
aprovechamientos forestales. Algunas veces se ha conservado el sustrato
herbáceo, no el arbóreo, para ser aprovechado por la ganadería; o se hace un
aprovechamiento conjunto e integrado de suelo, pastos y arbolado dando lugar
a paisajes de dehesa.
Ilustración 1: Zonas de dehesa en España
Los condicionantes humanos
Factores humanos
Estos condicionantes son los responsables de la ordenación y usos del espacio
agrario, así como de la expresión de las condiciones sociales, económicas,
técnicas, políticas, etc, en las que la actividad se desenvuelve. El espacio agrario
también acusa la influencia de los factores del pasado sobre los que se han
formado y pervivido las estructuras agrarias.
A.-La evolución histórica.- Hasta el siglo XIX más del 70% de la población
activa se dedica al sector agrario, un sector agrario dominado por las
propiedades extremas y amortizadas, por la importancia de los factores físicos,
la energía y abono biológico y el predominio de la economía de subsitencia o
cerrada. A partir del siglo XIX, al hilo de ese lento proceso de transformación
que fue en España la revolución industrial, aparecen transformaciones
agrarias de efectos limitados como la desamortización, la aplicación de
adelantos tecnológicos y la reducción lenta de la población activa. A finales del
siglo XIX y principios del siglo XX aunque había bajado significativamente el %
de población activa dedicada al sector primario, España seguía siendo agraria,
existía una dualidad entre un sector moderno y exportador y otro antiguo,
atrasado y muy cercano a la economía cerrada. Habría que esperar a la década
de los sesenta para que se produzca la verdadera y completa crisis de la
agricultura tradicional y la llegada de una agricultura moderna. A partir de ahí
se ha profundizado progresivamente en esta modernización, suponiendo un hito
importante la entrada de España en la UE.
B.- La población activa.-La población activa agraria muy importante en la
agricultura tradicional, empezó a disminuir progresivamente desde el siglo XIX
para sufrir una gran bajada en la década de los sesenta, hasta llegar al6% de la
actualidad. Una consecuencia paralela de este proceso ha sido la proliferación
reciente de laagricultura a tiempo parcial, que mantiene a explotaciones de
mediano y pequeño tamaño. La distribución de la población agraria en España
es muy desigual; por encima de la media en Galicia, Andalucía y Extremadura y
muy baja en Baleares, Cataluña, País Vasco y Madrid.
C.- Factores técnicos.-La plena incorporación de la actividad agraria española
a una economía de mercado ha hecho que estos factores tenga una gran
incidencia. Todos los factores técnicos persiguen aumentar o/y adelantar la
producción y disminuir los costes por mano de obra. Nos vamos a centrar
en lamecanización, los fertilizantes y productos fitosanitarios y la
investigación aplicada. La mecanización se encuentra en la base de la
revolución agraria. Al tractor le han seguido otros inventos adaptados a las
características de otros productos (uva, remolacha, girasol, aceituna...) y la
variedad de aperos especializados para sembrar, labrar, abonar o transportar los
productos agrarios. Los fertilizantes y los productos fitosanitarios han ido
aumentando su presencia e importancia a la par que el desarrollo agrario. El
Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias concentra los esfuerzos
investigadores centrados en las selecciones de semillas, transformaciones
genéticas o mejoras de razas, o la seguridad alimentaria o la mejora en la
tecnología de producción agraria y forestal o de los productos para su
comercialización. También se ocupa de los polémicos productos transgénicos
I.2.2.- Factores políticos
La entrada de España en la UE ha sido tan importante que marca un antes y un
después.
A.- Hasta la PAC
La desamortización significó el paso de la propiedad amortizada a la individual
y capitalista, aunque aumentó el proceso de concentración de la propiedad
posibilitó la explotación capitalista y moderna del campo español. El siglo XIX y
gran parte del XX fue dominado por el problema agrario que tenía como
consecuencia las malas condiciones de vida de una gran parte del campesinado
(los pequeños campesinos y, sobre todo, los jornaleros), este problema lo intentó
solucionar la segunda república con la primerareforma agraria, pero esta no
tuvo los éxitos apetecidos ya que la guerra civil y la dictadura franquista
imposibilitaron su consolidación. La política agraria franquista abandonó la
reforma agraria de carácter social e impuso la de carácter técnico con
actuaciones como la concentración parcelaria, la política de nuevas
colonizaciones y, sobre todo, el fomento del regadío con la construcción
de pantanos. Otro aspecto a destacar es la política comercial con respecto a la
agricultura. Si el siglo XIX representa una lucha entre los intereses
proteccionistas de los industriales y los intereses librecambistas de los grandes
latifundistas, tras la crisis agraria de finales del siglo XIX se impuso el
proteccionismo que ha llegado hasta nuestros días.
B.- Después de la PAC
Desde la entrada de España en la Unión Europea es la PAC la que rige nuestra
política agraria. Los intercambios con la UE se liberalizaron y España adopto el
principio de preferencia comunitaria y la tarifa exterior común para los
productos de los terceros países, teniendo España que realizar un gran esfuerzo
para modernizarse y aumentar la productividad, la calidad y la competitividad. La
agricultura y ganadería española gozaron del desarrollo y de las consecuencias
positivas de la PAC, como el resto de las actividades agrarias europeas, pero a
partir de la década de los noventa la PAC se ha visto sometida a diversas
reformas para paliar sus consecuencias negativas (precios más altos que
el mercado mundial, excesivo gasto de la PAC, impactos medioambientales
y despoblamiento de las zonas rurales). Las sucesivas reformas de la PAC
fomentan las explotaciones competitivas y el paso a actividades forestales
de las menos productivas, la reducción de los productos no competitivos, la
agricultura ecológica y la muntifuncionalización en el mundo agrario. Las
nuevas condiciones posproductivas han aparecido a finales del siglo XX,
generadas por la preocupación ambiental, por el consumo excesivo de insumos
en la agricultura, por la superproducción y los excedentes agrarios…Ello ha
permitido plantear alternativas ecológicas en la producción agraria y el
surgimiento de espacios rurales plurifuncionales (ocio, segundas residencias,
servicios,…), frente a la exclusivamente agraria que tuvieron antaño.
1.2.3. Condicionantes históricos. Roma hace la primera ordenación agraria del
territorio peninsular. Sus sistemas agrarios se basan en la trilogía mediterránea
y la gran explotación. Posteriormente, los musulmanes reordenan el espacio
agrario dando gran importancia al regadío y producción de frutas y hortalizas
para la alimentación humana. Reconquista y repoblación cristianas dan lugar a
dos procesos de claras repercusiones en el agro español:
1. uso y ordenación de la tierra basado en coexistencia de aprovechamientos
cerealista y ganaderos
2. sistema de posesión de la tierra que será el responsable de grandes
desigualdades de sociedades pasadas y base de la consideración de la tierra
como problema. Este sistema estará vigente hasta mediados del siglo XIX.
1.2.4. Condicionantes sociales y económicos.
Propiedad, explotación y régimen de tenencia son elementos básicos de la
estructura agraria. Es manifiesta su influencia en la conformación del paisaje,
exponente de la ocupación y del uso del espacio por la sociedad.
1. El régimen de propiedad de la tierra.
La propiedad, consiste en el derecho a gozar, disponer libremente y aprovechar
la tierra sin más limitaciones que las contenidas en las leyes.
La propiedad dominante en España es la propiedad privada, que acusa una
notable dualidad: un número muy elevado de pequeños propietarios que posee
poca tierra y, en el otro extremo, un reducido número de grandes propietarios
que concentra mucha tierra. Así, los dueños de menos de cinco hectáreas, que
representan más de la mitad de los propietarios que existen en España, sólo
poseen la décima parte del territorio, mientras que los que tienen más de 100
hectáreas, sin llegar a representar una centésima parte, concentran la mitad de
la superficie.
A este problema estructural se añade la extraordinaria fragmentación de la tierra
en multitud de parcelas, que es un inconveniente para la explotación.
Geográficamente existen diferencias en cuanto al tipo de propiedad. La
propiedad pequeña y muy atomizada es dominante en la mitad septentrional, en
el Levante y en la franja mediterránea; las grandes fincas tienen, en cambio, una
mayor implantación en el sur, particularmente en Extremadura, Castilla-La
Mancha y Andalucía occidental.
Estas circunstancias tienen sus antecedentes en los procesos históricos de
ocupación del territorio y en su evolución posterior. Históricamente existieron tres
tipos de propiedad bien diferenciados: colectiva, estamental y particular.
La propiedad colectiva era aquella cuya titularidad correspondía a las villas y a
los municipios. Estaba integrada por las tierras pertenecientes a la colectividad,
que se dividían en lotes o suertes para el aprovechamiento individual (bienes
comunales), o se arrendaban a particulares a cambio de una cantidad de dinero
para atender las necesidades de la villa (bienes de propios).
La superficie perteneciente a la Iglesia y a la nobleza constituía la propiedad
estamental. La mayor parte de las tierras pertenecientes a la nobleza integraban
los señoríos, cuya integridad territorial estuvo protegida durante siglos por la
institución del mayorazgo. Los bienes de la Iglesia procedían de compras y de
donaciones de los fieles.
Los titulares de ambos tipos de propiedad no tenían capacidad de enajenar o
vender, razón por la cual se decía que estos bienes estaban en manos muertas.
En consecuencia, unos y otros se encontraban apartados del mercado de la
tierra y de la partición hereditaria, lo que redundaba en la escasez de tierra para
los particulares y en su encarecimiento.
Ilustrados y reformistas clamaron contra esta situación y, finalmente, en el siglo
XJX se le puso fin mediante los procesos desamortizadores. La desamortización
afectó a los bienes propiedad del clero y de los municipios; la primera fue llevada
a cabo por Mendizábal en 1836 y supuso la incautación de numerosas fincas
pertenecientes al clero y su venta a particulares. La desamortización civil tuvo
lugar más tarde, a partir de 1855, y se llevó a efecto al aplicar la Ley de Madoz,
la cual dio origen a la privatización de la tierra que formaba el patrimonio comunal
de los municipios españoles.
La influencia de estas medidas en la estructura agraria fue muy grande, pues
supuso el trasiego de una cantidad ingente de tierra de propiedad colectiva a
manos de particulares. En contra de lo que se pretendía, vino a reforzar la gran
propiedad, pues, por lo general, los compradores ya tenían la condición de
propietarios. Asimismo, la desamortización civil privó a los municipios de un
amplísimo patrimonio, a base de sustento de los más humildes.
En lo que a los bienes de la nobleza se refiere, la abolición del mayorazgo y la
supresión del régimen señorial permitieron que, en adelante, los bienes de la
nobleza se rigiesen por las leyes sucesorias normales y entraran en un proceso
de fragmentación por herencia, aunque preservando su condición de latifundios.
El resultado de estos procesos fue una concentración notable de la propiedad y,
como los vecinos habían perdido sus tierras públicas y que a finales del siglo
XJX la población iba en aumento, la proletarización del campesinado se
incrementó al haber más personas y menos tierras que labrar. La desigualdad
en la distribución de la tierra o la carencia de ella estuvieron en la base de la
conflictividad social y de las demandas de reforma agraria, que se materializaron
en la Segunda República, aunque sus efectos quedaron anulados tras la Guerra
Civil.
Ilustración 2: Distribución de la propiedad agraria por provincias
2. El régimen de explotación de la tierra.
La noción de explotación agraria hace referencia a las condiciones técnicas. La
explotación agraria guarda relación con la propiedad y, como sucede con ésta,
también se caracteriza por la dicotomía existente entre las pequeñas
explotaciones o minifundios y las grandes explotaciones o latifundios, de tanta
implantación en el sur y en el suroeste peninsular.
Los datos extraídos del último censo agrario nos indican que más de la mitad de
las explotaciones agrarias de España son minifundios de extensión inferior a
cinco hectáreas, y que las explotaciones de extensión superior a 300 hectáreas,
representan tan sólo un 1%, aunque concentran una cantidad considerable de
tierra.
En España existe hoy día 1.764.000 explotaciones agrarias. En 1962, año del
Primer Censo Agrario, había casi tres millones. Desde entonces hasta la fecha,
su número ha decrecido en un proceso paralelo al éxodo rural, que ha consistido
en la desaparición de parte de las más pequeñas y su incorporación a otras más
grandes, razón por la que ha aumentado levemente el tamaño medio de las
explotaciones.
Tradicionalmente, las explotaciones se han clasificado en minifundios, latifundios
o explotaciones de tamaño medio; sin embargo, ello no está del todo justificado,
pues las características e importancia de la explotación no dependen tanto de su
superficie como de su rentabilidad económica, ya que explotaciones
dimensionalmente muy grandes pueden ser improductivas o muy poco rentables
y, en cambio, explotaciones de tamaño medio o reducido (regadío, frutales,
enarenados, etc.) pueden generar grandes ingresos. Con el fin de resolver este
contrasentido y de valorar las explotaciones en términos estrictamente
económicos, estas empiezan a considerarse en términos de UDE (Unidad de
Cuenta Europea), que es la unidad de cómputo equivalente a 1000 euros de
margen o rendimiento bruto estándar.
De acuerdo con esta nueva clasificación, comprobamos que las explotaciones
españolas, bien por superficie, bien por su menor productividad, tienen un
tamaño económico inferior a la media europea y que existen notables diferencias
regionales.
Ilustración 3: Provincias españolas con predominio de minifundio y latifundio. De
http://lugaresenclase.blogspot.com.es/2011/05/parcelas.html#comment-form
3. El régimen de tenencia de la tierra.
En lo que a tenencia de la tierra se refiere, distinguimos entre régimen de
explotación directa y régimen de explotación indirecta.
El primero consiste en que el titular de la explotación agraria, con independencia
de que trabaje físicamente en ella o no, es propietario de la tierra.
La explotación indirecta resulta cuando el titular de la explotación y el propietario
de la tierra no es la misma persona. En estos casos, el propietario cede la tierra
para su explotación en régimen de arrendamiento, aparcería o bajo cualquier
otra fórmula.
El arrendamiento, es de hecho, un alquiler y se establece mediante el pago de
una renta cierta, convenida de antemano, en metálico o en especie, con
independencia del resultado de la cosecha.
La aparcería es una sociedad a la que el sueño aporta la tierra y el aparcero, el
trabajo; los gastos se satisfacen a medias y los beneficios o productos de la
cosecha se reparten en la proporción establecida. Como la producción se
desconoce en el momento de la firma del contrato, la renta es variable, y
propietario y aparcero comparten por igual ganancias en los años buenos y
pérdidas, si las hubiera, en los años malos.
Estos regímenes de tenencia de la tierra han tenido gran vigencia y significado
en el campo español. Hoy se tiende al incremento de la explotación directa, al
mantenimiento del arrendamiento y a la drástica reducción de la aparcería, que
se agudizó con el éxodo rural.
La sociedad española hasta casi mediados del siglo XX fue rural por cultura y
residencia de la población y agrícola pues la agricultura tendrá mucha
importancia en la producción de la economía nacional y en el autoabastecimiento
de las poblaciones.
Esto hace posible la autarquía local y comarcal que terminará con la llegada del
ferrocarril y que acabó hace unas décadas con la instauración de una sociedad
urbana. En los últimos años la actividad agraria ha evolucionado: se ha orientado
al mercado, se ha especializado en las producciones y a gran escala en una
economía integrada en mercados internacionales.
Las innovaciones técnicas también favorecieron al campo, la mecanización, el
uso generalizado de abonos y fertilizantes, el empleo de semillas y razas
seleccionadas,... todo ello en una sociedad moderna que se desarrollaba
progresivamente.
El ingreso de España en la U.E. ha influido en la actividad y espacio agrario,
pues ha supuesto la ampliación de los mercados agrarios, la participación en las
políticas comunitarias y nuevas condiciones de financiación de la producción
agraria.
USOS Y APROVECHAMIENTOS AGRARIOS.
Existe una relación intensa entre los mapas de cultivo y aprovechamiento con
los componentes del medio geográfico, especialmente clima y relieve.
Sobre los grupos de aprovechamientos existe coincidencia entre:
o Espacios forestales y áreas de montaña. Se debe a que las montañas no son
aptas para la agricultura, al abandono de los usos agrícolas tradicionales y a la
repoblación forestal.
o Praderas y pastizales se extienden por zonas de montaña media, de topografia
menos accidentada, y por las penillanuras del oeste peninsular. Es la Iberia
silícea. Sobre ella se asienta la ganadería tradicional que aprovecha los pastos
húmedos de las praderas atlánticas y los estacionales de la España interior,
donde ha ido unido al régimen de dehesa.
o Las tierras cultivadas se encuentran en tres grandes conjuntos agrícolas: las
cuencas interiores de la Meseta, las depresiones exteriores y el litoral
mediterráneo. Las dos submesetas tienen un intenso uso agrario (cuenca del
Duero en la Norte y área de La-Mancha en la Sur). La depresión del Ebro y
Guadalquivir son de gran aptitud agrícola, siendo la tierra bética la que presenta
mejores suelos y mayores porcentajes de superficie labrada. Las zonas del litoral
mediterráneo se caracterizan por la intensidad del laboreo sobre una estrecha
franja que presenta su mayor extensión en el golfo de Valencia.
En los espacios de aprovechamiento agrícola destacan las zonas de regadío,
que son hoy los principales soportes económicos de la agricultura española.
Junto a ellos, destacan los espacios ocupados por cultivos forzados
(enarenados, bajo plásticos) y subtropicales, modelo de aprovechamiento de las
potencialidades que ofrece el clima y un claro exponente del dinamismo de la
agricultura española.
Ilustración 4: Paisajes agrarios españoles
LA INFLUENCIA DE LA POLÍTICA AGRARIA COMÚN
El sector agrario español participa de Política Agraria Común (PAC) y ha
cambiado mucho desde su ingreso en la UE. Han sido importantes las ayudas y
subvenciones para mantener las producciones y las rentas de los agricultores y
ganaderos, que ascienden a 7.250 millones de euros.
La Política Agrícola Común (PAC) es una de las políticas más importantes de la
Unión Europea (UE). Se centra en la organización y coordinación de las políticas
agrícolas de aquellos países que integren la UE, así como en generar subsidios
e inversiones para estimular y ayudar al sector agrícola. Se estima que
actualmente la PAC supone casi la mitad del presupuesto total de la UE.
En la última reforma y para el periodo 2014-2020 (Acuerdos de Junio de 2013)
se mantiene la importancia de la PAC y se deja a cada país un mayor margen
para decidir el reparto de los fondos.
Sus objetivos iniciales fueron: a) Aumentar la productividad (progreso técnico,
formación de la mano de obra…). b) Asegurar nivel de vida digno a la población
agraria. c) Estabilizar los mercados. d) Garantizar suficiente aprovisionamiento.
e) Asegurar precios razonables a los consumidores.
Posteriormente en sucesivas reformas se hará hincapié en a) el cuidado de
medio ambiente, b) sanidad animal y c) desarrollo rural (con actividades
paralelas y complementarias a las agrícolas). Se desvincula la relación directa
de la subvención a la producción, siendo frecuente incluso el subvencionar la
retirada de tierras de las actividades agrarias que tienen excedentes.
En España una parte importante de la de la renta agraria procede de la PAC,
pero tras la ampliación a los 28 va disminuyendo. Las ayudas (7.250 millones de
€ en 2012) se dan a través de distintos fondos y tiene casi un millón de
beneficiarios. Globalmente las comunidades más beneficiadas son Andalucía,
ambas Castillas y Extremadura.
Las ayudas y la posibilidad de vender en un mercado protegido de 500 millones
de habitantes son los beneficios más claros para el estado español. La
modernización habida en el campo español está muy vinculada a las
subvenciones y directivas comunitarias.
Entre las críticas que ha recibido la PAC desde los intereses agrícolas españoles
están:  Se protege más a los cultivos y ganadería típica de la Europa oceánicacontinental que a otros sectores como por ejemplo los productos horto-frutícolas.
 Se beneficia más de lo necesario a las grandes propiedades.  Se crean
excedentes.  Problemas con las cuotas (ej. las lecheras en Galicia y cornisas
cantábrica)  A veces las políticas aplicadas son muy fluctuantes (ej. el olivar).
A nivel internacional se critica la PAC por excesivo proteccionismo, lo que es de
difícil armonización con la OMC y sus medidas de liberalización de comercio.
También limitaría la posibilidad de desarrollo de países empobrecidos al
dificultarles las exportaciones.
LOS NUEVOS USOS Y FUNCIONES DEL ESPACIO RURAL.
España ha sido tradicionalmente agrícola, pero a mediados del siglo XX
reproduce la transformación agrícola y pesquera.
La población agraria activa se ha reducido mucho. Actualmente está en torno al
8%. El principal retroceso se produjo entre 1960-1970, siendo distinto en cada
región: muy acusado en Madrid, País Vasco o Cataluña y menos en Extremadura
y Galicia.
Solamente un millón y cuarto de personas trabaja en el sector primario.
En su dimensión económica, el sector primario ha alcanzado un PIB de 20.000
millones de euros, consecuencia de una gran producción agraria. Sin embargo,
en el conjunto de la economía española su significado ha ido disminuyendo. Hoy
significa menos del 4%.
También ha variado el significado económico de cada subsector. Se ha llegado
a una situación en la que el valor de la situación ganadera es superior a la
agrícola, lo que es indicativo de una sociedad que demanda más productos
ganaderos, carne y leche, que productos agrícolas tradicionales como los
cereales.
A partir de los años 60 el campo sufre fuertes transformaciones debido a varios
factores:
El éxodo migratorio, la mecanización del campo, la ampliación del regadío y la
aparición de una nueva sociedad rural.
El éxodo rural supone el traslado de población del interior de España hacia las
áreas urbanas. Esto acaba con unas relaciones sociales basadas en la
existencia de una mano de obra abundante y barata, y de una ordenación y usos
del espacio agrario sustentados en las prácticas extensivas.
El éxodo migratorio, la evolución de la sociedad y la necesidad de incrementar
la producción agraria son causa y consecuencia de las innovaciones en el
campo:
Semillas, abonos... además de la difusión de cultivos industriales, reducción del
barbecho e incremento de la productividad.
La mecanización del campo fue clave en el desarrollo del sector. Paralela a la
mecanización fue la motorización del medio rural, que supone abandonar el
campo como lugar de residencia y de la explotación agraria, quedando reducido
a lugar donde trabajo donde se acudía a diario.
La ampliación de los regadíos. Al comenzar el s. XX había en España 1.250.
000 hectáreas de regadío. En 1902 se aprueba el plan de Obras públicas, Plan
Gasset, que tuvo logros modestos. En 1933 (plena República) se aprueba el Plan
Nacional de Obras Hidráulicas de Manuel Lorenzo Pardo que pretende crear la
infraestructura necesaria para ampliar los regadíos aprovechando los recursos
hídricos, la construcción de embalses, trasvases entre cuencas, etc.
Los conflictos producidos en el campo durante la República y la posterior Guerra
Civil paralizan el Plan, que se retomará en época de Franco. Se construye
entonces una red de embalses que permite elevar la superficie de regadío hasta
3 602 500 hectáreas, el 6.6% de la superficie geográfica y casi el 20% de las
tierras de cultivo. La producción agroganadera recae sobre esta vasta extensión
a costa de un desmesurado consumo de agua.
Consecuencia de lo expuesto es que el espacio agrario español ha tomado una
orientación productiva, se han roto los vínculos entre agricultura, ganadería y
explotación forestal y ha surgido una disociación muy grande entre el mundo
rural y el urbano. Además de la influencia de las políticas comunitarias como
factor de modernización del campo.
Todos los cambios expuestos anteriormente han alterado el concepto y el uso
del espacio rural apreciándose que la influencia que sobre él ejerce lo urbano,
ha atenuado el contraste campo-ciudad al superponerse sobre un mismo
espacio diversos usos del suelo como apreciamos en las áreas periurb anas.
Si hace años el espacio rural tenía una función productiva, hoy ha adquirido el
valor de espacio de uso, acoge segundas viviendas de residentes en la ciudad,
industrias, talleres, naves de almacenamiento, etc., que están al servicio de
necesidades urbanas. También acoge usos relacionados con el ocio, turismo
rural o de naturaleza, ejemplo de ello son las áreas protegidas.
El espacio rural es hoy multifuncional y polivalente debido a las nuevas
demandas y perspectivas de futuro que se ofrece al mundo rural en las
sociedades desarrolladas. Es por ello que el mundo rural acusa la presión del
mundo moderno (vías de comunicación...) y hace necesario adoptar prácticas
agrarias que favorezcan la preservación del entorno y la conservación de la
naturaleza.
También se hace necesario diversificar la economía, propiciar nuevos usos y
actividades que generen empleos duraderos fuera del sector agrario y desarrollar
programas integrados de desarrollo rural sobre la base del potencial endógeno.
Las políticas europeas procuran mantener a la población en su ámbito, apoyar
la implantación de nuevas empresas y actividades, dispensar mayor asistencia
las sociedades locales, conservar el medio natural y el patrimonio cultural como
una baza para la generación de ingresos externos, como los que aporta el
turismo.