Download INDICADORES DE GÉNERO CONTRA LA EXCLUSIÓN SOCIAL

Document related concepts

Precariedad laboral wikipedia , lookup

Pobreza wikipedia , lookup

Política social wikipedia , lookup

Flexiguridad wikipedia , lookup

Seguridad Social (España) wikipedia , lookup

Transcript
INDICADORES DE GÉNERO CONTRA LA
EXCLUSIÓN SOCIAL
MARCO TEÓRICO Y METODOLÓGICO
Escrito por: Àngela Gabàs i Gasa
Con la colaboración de: Maura Lerga Felip
SURT, Associació de Dones per a la
Inserció Laboral
Junio 2004
1
1) ESTRUCTURA
DEL
ESTADO
DEL
BIENESTAR
Y
POLÍTICAS
DE
EXCLUSIÓN EN EL CONTEXTO ESPAÑOL
Para comprender las actuales dinámicas de exclusión social, es imprescindible
abordar el análisis del sistema de protección social desarrollado por el Estado de
Bienestar. Éste desempeña un papel estratégico en la gestión de la denominada
‘cuestión social’1, es decir, la capacidad de mantener la cohesión social. En este
sentido, es analíticamente recomendable evitar una conceptualización del Estado de
Bienestar como un simple proveedor de servicios sociales porque las políticas
sociales, entendidas como intervenciones desplegadas por el Estado de Bienestar, no
son sólo capaces de compensar desigualdades sociales sino que también pueden
crearlas o moldearlas.2 Algunos autores insisten en la naturaleza bi-direccional de la
relación entre la estructura social y las políticas sociales: las políticas sociales no son
sólo la respuesta pública a las desigualdades sociales sino que intervienen en los
procesos de estratificación social mediante sus propias prácticas3. El análisis de los
procesos de exclusión desde un enfoque de género ofrece numerosos ejemplos del
modo en que el Estado de Bienestar puede configurar desigualdades sociales.
Además, se considera la exclusión social como un fenómeno “politizable”, “la
exclusión no está inscrita de forma fatalista en el destino de ninguna sociedad, sino
que es susceptible de ser abordada desde los valores, desde la acción colectiva,
desde la práctica institucional y desde las políticas públicas”4. Por ello, es
imprescindible analizar la estructura del Estado de Bienestar, para así conocer sus
acciones en la lucha contra el fenómeno de la exclusión, tanto aquellas que
contribuyen a reducirla como sus limitaciones y carencias.
El Estado de Bienestar español incorpora elementos que provienen de los
modelos “beveridgeanos” y “bismarkianos”, al combinar el acceso universal y
selectivo a los servicios y prestaciones sociales. De ahí su denominación como vía
“Se trata de un reto que cuestiona, interroga de nuevo, la capacidad de la sociedad de existir como un
todo conectado por relaciones de interdependencia.”, CASTEL, ROBERT, La metamorfosis de la cuestión
social. Una crónica del asalariado. Barcelona, Paidós, 1997, p.20.
2
ADELANTANDO, J., NOGUERA, J.A., RAMBLA, X. y SÁEZ, Ll., “Las relaciones entre política social y
estructura social”, Sociología. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, nº 22, Enero-Abril 1999.
3
Ibíd.
4
IGOP, Un paso más hacia la inclusión social. Generación de conocimiento, políticas y prácticas para la
inclusión social. Barcelona, Plataforma de ONGs para la Acción Social, 2000.
1
2
media frente a otros regímenes de protección social.5 Más allá del acceso universal a
la salud y la educación, el acceso a la mayoría de prestaciones requiere, como
condición previa, la inserción laboral del individuo, es decir, requiere de previas
cotizaciones. Sin embargo, al igual que otros Estados de Bienestar europeos que
comparten el modelo contributivo, el régimen español ha creado sistemas adicionales
de servicios basados en prestaciones no contributivas o asistenciales, que no
requieren anteriores cotizaciones. Es por ello que se puede considerar que el Estado
de Bienestar español se basa en un sistema dual de protección: el acceso a la
mayoría de prestaciones requiere de previas cotizaciones pero, a su vez, se ha
constituido un sistema complementario de asistencia social, dirigido a aquella parte
de la población con dificultades para asegurar un nivel de vida mínimo porque no
tienen acceso al mercado laboral o porque acceden a él de forma muy precaria e
inestable.
Maurizio Ferrera considera que esta dualidad en el sistema de protección
social es una de las tendencias distintivas de los Estados de Bienestar desarrollados
en los países del sur de Europa.6 El autor argumenta que los regímenes de bienestar
en España, Italia, Grecia y Portugal merecen una categorización diferente a los
regímenes universalistas, contributivos y liberales.7 Propone como nueva categoría el
“modelo de Estado Bienestar del sur”, cuyos rasgos distintivos serían:
-
bajo nivel de penetración del Estado, junto a la presencia de una mezcla de
actores e instituciones públicos y privados;
-
mejora del sistema corporativo sanitario y establecimiento de servicios
nacionales sanitarios (de manera parcial en algunos casos) basados en
principios universalistas;
-
persistencia del clientelismo y formación de “máquinas de patrocinio” para la
distribución selectiva de prestaciones directas: “Los derechos del Estado de
Bienestar no están ligados a una cultura política abierta y universal ni a un
sólido Estado Weberiano, imparcial en la administración de sus propias reglas.
Más bien podemos situarlos en una cultura cerrada y particularista así como
ARRIBA, ANA and MORENO, LUIS, Spain: Poverty, Social Exclusion and “Safety Nets”, European Project
FIPOSC. Working Document 02-10, Unidad de Políticas Comparadas, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC), Septiembre 2002.
6
FERRERA, MAURIZIO, “The “Southern model of Welfare in Social Europe”, Journal of European Social
Policy, nº6, 1996.
7
En referencia a la propuesta de Esping-Andersen (1990).
5
3
un aparato estatal “blando”, ambos todavía funcionando sobre la lógica de la
relación patrón - cliente que ha sido una constante histórica en esta área de
Europa.”8
-
alta fragmentación y corporativismo del sistema de mantenimiento de rentas
que refuerza así una marcada polarización interna de la protección social. De
este modo, se pueden encontrar picos de generosidad acompañados de
grandes vacíos de protección. Se trata de sistemas muy fragmentados que
dependiendo del status profesional del individuo contemplan diferentes
posibilidades de cotización y fórmulas de prestación. A su vez, son sistemas
duales y polarizados ya que, por una parte, ofrecen una generosa protección
a los sectores centrales de la fuerza de trabajo del mercado laboral formal y
regular y, por otra parte, una débil protección a la población situada en la
irregularidad, inestabilidad e informalidad del mercado laboral.
Podrá entenderse la especificidad del régimen del bienestar español teniendo
en cuenta todas estas consideraciones, así como accediendo al entramado de
prestaciones sociales que lo configuran.
Este régimen de Bienestar se caracteriza por una combinación de diferentes
esquemas. Algunos servicios se han universalizado gradualmente, otras prestaciones
se ofrecen bajo condiciones contributivas y otros son asistenciales, dirigiéndose a
aquellos grupos sociales que se hallan en situación de necesidad pero que no
cumplen los requisitos impuestos por las prestaciones contributivas.
Son universales el derecho a la educación y el derecho a los servicios
sanitarios. Por otra parte, las prestaciones por desempleo y las pensiones están
sujetas al régimen contributivo. Esto significa que, para ser beneficiario de tales
prestaciones, debe haberse cotizado en la seguridad social a través de un trabajo
remunerado durante un período específico. La duración y cantidad de la prestación
de desempleo y de la pensión dependen del periodo de cotización.
La expansión del Estado de Bienestar español se ha realizado a través de un
proceso de inclusión de prestaciones no contributivas o asistenciales, aquellas que no
requieren cotización laboral. La residencia en el país y el cumplimiento de
8
MAURIZIO FERRERA, “The “Southern model” of Welfare in Social Europe”, in Journal of European Social
4
determinadas condiciones de necesidad determina el acceso a estas prestaciones. En
concreto, pueden encontrarse dos tipos de prestaciones en este grupo. Por una
parte, algunas prestaciones requieren que el beneficiario haya contribuido en el
pasado. Se trata de prestaciones dirigidas a individuos que han trabajado, aunque no
con
la
regularidad
y
duración
necesarias
para
acceder
a
las
prestaciones
contributivas: ayudas complementarias a la pensión de la seguridad social, ayudas
suplementarias a la prestación de desempleo, ayudas suplementarias para los hijos,
etc. El segundo tipo de prestaciones no precisa una contribución laboral previa y se
dirige a las personas en situación de necesidad económica que no pueden solicitar
otras prestaciones. Se trata de prestaciones estrictamente asistenciales tales como
pensiones de vejez, enfermedad o discapacidad, becas de formación e inserción
laboral, ayudas puntuales ofrecidas por los servicios sociales…. Los programas de
rentas mínimas de inserción se incluyen también en este segundo tipo de
prestaciones.
Los programas de rentas mínimas de inserción son programas asistenciales
descentralizados a los gobiernos de las Comunidades Autónomas. Se trata de
programas que garantizan unos ingresos mínimos a aquellas familias con ingresos
muy bajos o inexistentes. Pueden acceder a estas prestaciones las familias con un
nivel de ingresos inferior al umbral establecido por cada Comunidad Autónoma. En
este sentido, se trata de programas basados en una comprobación de recursos,
siendo la familia la unidad de referencia, a pesar de que sus miembros pueden ser
beneficiarios individuales. Así pues, se exige el cumplimiento de algunas condiciones
como
son:
los
ingresos
del
hogar
beneficiario,
la
edad,
la
residencia,
la
predisposición a trabajar… Este programa combina el apoyo económico con medidas
de inserción social y laboral, condicionando así la elegibilidad y continuidad de los
receptores al cumplimiento de las actividades de inserción laboral (cursos de
promoción de empleo y formación ocupacional).
Lo expuesto hasta ahora es una visión muy general y sintética de las
prestaciones que configuran el Estado de Bienestar español. Partiendo de este
esquema genérico, varios autores9 consideran que la característica más destacada de
las transformaciones producidas en el régimen de bienestar español durante los
Policy, nº 6, 1996.
9
ADELANTADO, J., NOGUERA, J.A., RAMBLA, X., “Las políticas de protección social: sistema de pensiones
y prestaciones por desempleo” en RICARD GOMÀ y JOAN SUBIRATS, 1998.
5
últimos años, es su tendencia a la universalización aunque acompañada de una
intensidad de protección baja y decreciente.
En esta línea de análisis se encuentra Rodríguez Cabrero, 10 que describe el
Estado de Bienestar español a partir de estas seis características:
-
una creciente universalización de la protección;
-
paralelo a ello, un proceso de asistencialización de sus acciones (que supone
menor intensidad de protección);
-
descentralización
política
y
administrativa,
pues
varios
programas
se
encuentran bajo la responsabilidad de los gobiernos de las Comunidades
Autónomas o los gobiernos locales;
-
una apertura parcial a tendencias que favorecen su privatización selectiva;
-
un impulso simultáneo hacia la socialización de la gestión del bienestar, o la
gestión no lucrativa del interés público;
-
y finalmente, una presencia crucial de la familia.
Siguiendo
la
caracterización
de
este
autor,
se
trata
de
un
modelo
fragmentado, asistencial, parcialmente privatizado y centrado en la familia, que
ofrece un amplio nivel de cobertura pero una protección de baja intensidad.
Además, es un sistema de protección social caracterizado por unos bajos
niveles
de
“desmercantilización”
y
de
“desfamilización”.
Una
baja
“desmercantilización” implica que, en el contexto español, hay pocas posibilidades de
mantener un nivel de bienestar fuera del mercado laboral. Baja “desfamilización”
significa que el Estado de Bienestar español es profundamente subsidiario y cuenta
con la familia como agente principal de protección de modo que, en situaciones de
necesidad, existen pocas posibilidades de mantener un nivel de bienestar, ingresos o
prestaciones sin el apoyo familiar.
En esta misma línea de análisis, otros autores11 insisten en el proceso de
desestatalización de la protección social ofrecida actualmente por el régimen
RODRÍGUEZ CABRERO, G., “El Estado de Bienestar en España: pautas evolutivas y reestructuración
institucional”, en GOMÀ, RICARD y SUBIRATS, JOAN, Políticas públicas en España. Contenidos, redes de
actores y niveles de gobierno. Barcelona, Ed. Ariel, 1998.
11
ADELANTADO, J., NOGUERA, J.A., RAMBLA, X., “Las políticas de protección social: sistema de pensiones
y prestaciones por desempleo” en RICARD GOMÀ y JOAN SUBIRATS, 1998.
10
6
español. Según ellos, la década de los noventa se ha caracterizado por la aplicación
de
recortes
en
el
sistema
de
protección
social,
justificados
en
términos
presupuestarios, y por la consideración de que un alto nivel de protección genera
desmotivación y dependencia a los receptores de prestaciones. El resultado ha sido
una reducción de la cantidad de servicios, un endurecimiento de las condiciones de
acceso a tales servicios, a la vez que la promoción de formas de privatización que
comportan algunos riesgos sociales: “… la reestructuración de la política de
protección se dirige a la reducción de la calidad de la protección pública para
estimular de este modo la compra de bienestar en el mercado, pasando así las
funciones y costes de desmercantilización a la familia.”12 Estos analistas consideran
que se trata de un proceso de remercantilización de las condiciones de vida ya que,
con la reducción gradual de la cantidad de servicios y la promoción de un nivel
complementario de protección (de naturaleza voluntaria y ubicado en el sector
privado), está aumentando la dimensión mercantil en el campo de la protección
social. Una consecuencia inevitable de todo ello es la dualización de la protección
social: por una parte, existe una asistencia pública, un sector informal (familia,
amigos, vecinos) y los voluntarios sociales; y, por otra parte, el bienestar y la
seguridad que se compran en el mercado.
Tal como señalan estos autores, es necesario analizar la relación entre el
Estado, el mercado laboral y la familia para así entender la estructura de bienestar
de un sistema de protección social. A la vez, observar las relaciones entre estas tres
instituciones, es una condición de posibilidad para entender y analizar cómo se
atribuyen y se despliegan los roles y las responsabilidades de género en relación a
las políticas sociales.
En este sentido, María José González, Teresa Jurado y Manuela Naldini 13
proponen un interesante análisis del modelo de Bienestar del Sur, centrándose
especialmente en la manera en que la vía mediterránea genera un orden específico
de género a través del cual se construyen las relaciones entre mujeres y hombres,
“es decir, las asunciones culturales y legales sobre las reglas, los derechos y las
obligaciones atribuidas a hombres y mujeres por separado”.14 Sus propuestas
Ibíd., p.201.
GONZÁLEZ, MARÍA JOSÉ, JURADO, TERESA, NALDINI, MANUELA, “Introduction: Interpreting the
Transformation of Gender Inequalities in Southern Europe”, Gender inequalities in Southern Europe.
Woman, Work and Welfare in the 1990s. London, Frank Cass, 2000.
14
Ibíd., p.5.
12
13
7
permitirán clarificar y entender un poco más esta aproximación genérica al sistema
de protección social del Estado español.
Tal como se desprende del análisis expuesto en este apartado, el Estado de
Bienestar español está muy arraigado al modelo del varón sustentador del hogar
(male bread-winner model), que adjudica al
hombre la función de “varón
sustentador” y a la mujer la función de cuidadora y reproductora. A pesar de que
este modelo se ha visto amenazado por nuevas dinámicas sociales (como son la
desmantelación del sistema fordista, el desempleo estructural, los cambios en la
estructura familiar…), las autoras identifican ciertas tendencias sociales que
obstaculizan una transformación en los roles de género de estos sistemas de
protección:
-
en primer lugar, las autoras revisan la media de horas laborales de mujeres y
hombres en los trabajos con y sin salario para demostrar la “inflexibilidad de
los roles masculinos”: “En España, la cantidad de horas que las mujeres
dedican al trabajo asalariado y no asalariado durante todo el año duplica el
tiempo dedicado por los hombres, ya que las mujeres realizan mucho más
trabajo doméstico que no los hombres (Durán, 1997). (…) Además, la
presencia de las mujeres en la fuerza laboral asalariada continua siendo
menor a la de los hombres y, si se encuentran en ella, padecen peores
condiciones laborales que los hombres”.15
-
en segundo lugar, la dependencia financiera de los ingresos del padre o
marido constituye otro factor que obstaculiza la igualdad de género. Se
pueden señalar diversas causas que explicarían este fenómeno: los altos
porcentajes de desempleo femenino, la pronunciada segmentación de la
ocupación según el género (según la cual las mujeres ocupan las categorías
profesionales más bajas en la fuerza laboral), su relación con el empleo de
corta duración, el trabajo a tiempo parcial o informal, o su status en calidad
de trabajadoras familiares no asalariadas. Considerando la estructura del
Estado de Bienestar español, todas estas situaciones implican una menor
cobertura social para las mujeres ya que su acceso inestable o precario al
mercado laboral deriva en la ausencia de derecho a algunas prestaciones.
15
Ibíd., p.22.
8
Finalmente, las diferencias de sexo en relación a los salarios y la estabilidad
laboral deberían ser añadidos entre las causas de esta “dependencia
femenina”.
-
Otro de los factores señalado por estas autoras es lo que denominan “Estados
de Bienestar poco amigos de las mujeres” (“women-unfriendly Welfare
States”). Tal como se ha explicado anteriormente, los Estados de Bienestar de
los países del Sur de Europa han desarrollado un modelo de transferencia de
prestaciones basado en el status ocupacional, y que se caracteriza, además,
por un alto nivel de fragmentación institucional. Todos han implementado un
sistema de protección a dos niveles: una alta protección para todo el que
trabaje en un empleo estable, es decir, el adulto (varón) sustentador del
hogar, y una protección muy baja para aquellos que no trabajan o lo hacen
en condiciones inestables y precarias (prestaciones asistenciales o no
contributivas, inferiores a las contributivas). Además, el sistema de servicios
sociales y de cuidados de estos regímenes de bienestar se basa en el principio
de “subsidiariedad”. Según este principio, es, en primer lugar, la familia (que
significa las mujeres) quien tiene el deber de proveer cuidados a los
miembros de la unidad familiar. El Estado tiene la obligación de intervenir
solamente como apoyo secundario y en caso de que la familia fracase en la
tarea. De ahí, los déficits en servicios tales como el cuidado de niños o
ancianos. Y dado que tales actividades no son compartidas equitativamente
dentro del núcleo familiar, la deficiente provisión pública de estos servicios
dificulta todavía más que las mujeres combinen familia y trabajo.
Para comprender y capturar los posibles factores de exclusión que afectan a
las mujeres deberían tenerse en cuenta todos estos factores que configuran un orden
específico de género, así como las carencias y límites de las redes de seguridad
construidas por el sistema de protección social español.
9
2) GRUPOS EN RIESGO DE EXCLUSIÓN: mujeres inmigrantes, mujeres
responsables de familias monoparentales y mujeres jóvenes sin
cualificación
El objetivo de la presente sección del documento es analizar la posición de
exclusión de tres grupos sociales, en el contexto español: mujeres inmigrantes,
mujeres
responsables
cualificación.
Varios
de
familias
estudios
monoparentales
demuestran
que
estos
y
mujeres
grupos
jóvenes
sociales
sin
ocupan
posiciones vulnerables que conducen a situaciones de exclusión, es decir, situaciones
en que estas mujeres no pueden ejercer su ciudadanía dada su falta de
oportunidades para participar en la vida social. El análisis de los procesos de
exclusión que afectan a estos grupos sociales permitirá contextualizar los resultados
del trabajo de campo del proyecto, centrado en entrevistas en profundidad a mujeres
pertenecientes a alguno de estos colectivos. Por otra parte, se considera que el
análisis de los factores de exclusión desencadenantes de procesos de exclusión sobre
estos grupos será representativo de los factores de exclusión de género. La posición
de riesgo de estos grupos permite el análisis de los procesos de exclusión en las
dimensiones más importantes de la vida social: el acceso a la ciudadanía, la
dimensión laboral del fenómeno, la educativa, la dimensión de la familia y las
relaciones sociales, el acceso a la vivienda y la salud… Por ello puede afirmarse que
el análisis de la posición de exclusión de estos colectivos permitirá extraer factores
generales de exclusión que afectan la población femenina, así como indicadores
sociales que permitan capturar cómo se despliegan y cómo impactan los procesos de
exclusión sobre las mujeres.
2.1) MUJERES INMIGRANTES
El Estado español se encuentra en una situación particular frente al fenómeno
de la inmigración. En poco tiempo ha pasado de ser un país emisor a un país
receptor de población extranjera. Las tasas de crecimiento aumentan año tras año,
aunque las cifras continúan siendo menores a las de otros países receptores
europeos, así como también inferiores a la media de la Comunidad Europea.
10
Durante los noventa, se registró una nueva tendencia en los flujos
migratorios. La mayoría inicial de extranjeros europeos dio paso a un incremento
constante de población proveniente de países en vías de desarrollo, que supuso más
del 60% de los residentes extranjeros en el 2000. 16 La tendencia actual se
caracteriza por la hegemonía marroquí y un claro aumento latinoamericano. Se
puede afirmar que esta evolución en los flujos migratorios es acorde con la realidad
económica española, donde aumenta la demanda de mano de obra barata en la
industria y los trabajos de baja cualificación.17
Actualmente, la población extranjera residente en el Estado español alcanza
las 1.647.011 personas18. Su distribución, según nacionalidades, muestra una fuerte
diversidad grupal: 14 nacionalidades diferentes suponen el 71% de toda la población
extranjera en el 2000. Entre los principales colectivos, se encuentra la población de
origen marroquí (alrededor del 20% del total de la población extranjera) y la
inmigración de otros países de la UE. El tercer grupo a destacar estaría compuesto
por las diferentes nacionalidades latinoamericanas (especialmente, las peruana,
dominicana y colombiana).
El grupo de las mujeres supone el 48% de la población extranjera, aunque en
ciertos colectivos sobrepasa esta proporción. La inmigración femenina es un
fenómeno bastante reciente en España, a pesar de que las tasas de crecimiento de
este colectivo muestran una creciente intensidad de su presencia. Los principales
grupos con predominio femenino provienen de la República Dominicana, Colombia y
Brasil (más del 70%), seguidos por Guinea Ecuatorial y Ecuador (más del 60%). En
cuanto a los hombres, el crecimiento se ha registrado sobre todo en los grupos
procedentes de Asia, Europa y Oceanía. Estas tendencias son fruto de una
inmigración más especializada en función de las características de las ofertas
laborales que ofrece el mercado laboral español.
Varios autores analizan la progresiva feminización de la inmigración 19 en
función de los cambios sociales acontecidos en el Estado español en las últimas
décadas, concretamente en relación con los cambios en el rol social de la mujer y sus
16
17
18
19
MINISTERIO DEL INTERIOR, Anuario Estadístico de Extranjería, Ministerio del Interior, 2002.
CRIADO, MARÍA JESÚS, La línea quebrada. Consejo Económico y Social. Madrid, 2001.
INE, Encuesta de Migraciones. Instituto Nacional de Estadística, 2003.
CRIADO, MARÍA JESÚS, La línea quebrada. Consejo Económico y Social. Madrid, 2001.
11
crecientes tasas de escolarización e incorporación al mercado laboral. De este modo,
los cambios en la estructura social y en las expectativas y actitudes de la población
femenina han dado lugar a una nueva demanda laboral para cubrir las tareas de
cuidado realizadas tradicionalmente por las mujeres españolas. Las mujeres
inmigrantes ocupan este vacío pero quedando sujetas a distintos procesos de
desigualdad: ofertas laborales segregadas por sexos, trabajando la mayoría de ellas
en trabajos típicamente femeninos, a tiempo parcial y mal pagados, con contratos
temporales y discriminación legal y salarial.20
Esta situación afecta en especial a las mujeres inmigrantes extracomunitarias,
que se han convertido en un importante grupo en riesgo de exclusión. En primer
lugar, cabe destacar que no se trata de una categoría homogénea. Al contrario,
existe una gran heterogeneidad en este colectivo. Heterogeneidad en lo que se
refiere al origen, estado civil, modelos culturales, creencias religiosas, color de la
piel, causas migratorias, expectativas de futuro, etc. Todo ello influenciará de
manera diferente en sus experiencias y trayectorias en la sociedad de acogida.
La heterogeneidad empieza en su composición por razón de edad, ya que
encontramos mujeres en diferentes momentos de su ciclo vital. La mayoría de las
mujeres se concentran en el grupo de edad comprendido entre los 16 y 64 años, es
decir, el periodo “activo” en el mercado laboral formal. Hay también una presencia
significativa de chicas menores de 16 años, que asciende al 10% del total de la
población extranjera, mostrando así la existencia de grupos familiares. La presencia
de las chicas es especialmente significativa entre las mujeres de Gambia (más del
40%), Marruecos, Argelia y Senegal (más del 20%). 21
Por otra parte, también el grupo de edad más avanzada (más de 64 años)
alcanza tasas próximas al 10%. Sin embargo, se trata de un grupo de mujeres
inmigrantes muy diferente, procedente de países europeos, que ocupan una posición
social muy distinta respecto a la posición social de la mayoría de las mujeres
inmigrantes procedentes de países no comunitarios.
La preponderancia del grupo de edad entre los 16 y 64 años indica que el
principal tipo de inmigración es la inmigración de carácter económico; ello incluye
20
COLECTIVO IOÉ, Mujer, inmigración y trabajo. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Madrid, 2001.
12
mujeres que llegan directamente a España para trabajar, tanto solas como en
calidad de miembros de un grupo familiar.
Su distribución geográfica coincide con la del total de la población extranjera.
Se detecta una tendencia a la concentración en determinadas zonas, en función de la
distribución territorial de las actividades económicas del país, de las cuotas legales
de los grupos inmigrantes, así como de las propias particularidades de cada grupo.
Las principales concentraciones se encuentran en Madrid y Barcelona, donde a
principios del 2000 residían más del 40% de los extranjeros. Pero, a pesar de esta
aparente concentración, la concentración de extranjeros en las grandes urbes en
relación con la población nativa está muy lejos de los porcentajes registrados en las
principales ciudades europeas. En cierto modo, los altos niveles de densidad en las
ciudades explican la percepción subjetiva de la existencia de una enorme presencia
extranjera mientras que, en términos absolutos, también hay mucha inmigración en
otras regiones, tales como las Islas Baleares y la Costa del Sur (Andalucía), donde la
industria turística y la agricultura presentan una intensa actividad.22
Las
mujeres
inmigrantes
se
enfrentan
a
complejas
situaciones
multidimensionales de exclusión, a través del propio proceso migratorio y de su
identidad étnica y de género. Su status legal determinará sus oportunidades en el
acceso a los derechos sociales. Por lo tanto, se dan situaciones de exclusión legal
cuando las mujeres inmigrantes no obtienen la residencia legal en los países de
acogida, siendo así excluidas de una variedad de derechos sociales, civiles y políticos
y sometidas a procesos de marginalización material y social. En términos generales,
las cifras muestran 1.647.111 personas inmigrantes con permiso de residencia, pero
en el censo local (que no requiere la nacionalidad española) la cifra de personas
extranjeras asciende a 2.500.000. Siguiendo estas cuotas, habría unos 852.889
extranjeros
registrados
de
forma
ilegal,
aunque
las
cifras
provenientes
de
organizaciones no gubernamentales hablan de aproximadamente un millón de
personas.23
El problema de la regularización es todavía más complejo en el caso de las
mujeres. Según las últimas cifras de procesos de regularización laboral, se aprobaron
21
22
23
COLECTIVO IOÉ, Mujer, inmigración y trabajo. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Madrid, 2001.
CRIADO, MARÍA JESÚS, La línea quebrada. Consejo Económico y Social. Madrid, 2001.
SOS RACISME, Informe 2004. Icaria, Barcelona, 2004.
13
el 86% de las solicitudes presentadas. Estas solicitudes implican permisos de trabajo
y la mayoría de estos permisos se otorgaron al grupo masculino (el 65% del total de
permisos aprobados).24
Teniendo en cuenta las actuales dinámicas del mercado laboral, las mujeres
inmigrantes tienen más probabilidades de trabajar en la economía sumergida,
sujetas a las precarias condiciones que rigen el mundo laboral no regulado. Las
mujeres inmigrantes encuentran posibilidades de inserción sólo en pocos sectores,
básicamente en el servicio doméstico, y en actividades que no se corresponden a su
nivel educativo ni a su cualificación profesional. La política nacional de inmigración
favorece esta tendencia aprobando el mayor número de permisos de trabajo para el
servicio doméstico.25
Estas desigualdades se refuerzan con los procesos de discriminación laboral y
de dependencia que caracterizan los trabajos de las mujeres. La mayor parte de las
mujeres inmigrantes pertenecen a un grupo familiar y tienen a otras personas bajo
su responsabilidad, de manera que deben aceptar una jornada laboral desmesurada
(debido a la precariedad de sus condiciones laborales, es decir a los bajos salarios a
pesar de las largas jornadas laborales) a la que hay que añadir las propias tareas
domésticas y de cuidado que siguen realizando ellas mismas en sus respectivos
hogares. Además, la dependencia de las mujeres se refuerza debido a la posición
aventajada de los hombres en lo referente a la obtención de los permisos legales y
de trabajo.
Aparecen otros factores de exclusión al analizar el ámbito de las relaciones
sociales de las mujeres inmigrantes, así como las relaciones con sus respectivos
países de origen. La mayoría de ellas tienen fuertes relaciones con sus familias a
pesar de que vivan en su país de origen, y a menudo la toma de decisiones sobre las
opciones de futuro está en manos de toda la familia y no sólo de la mujer. De este
modo, los fuertes vínculos familiares derivan en problemas de integración, debido al
desarraigo o la nostalgia.26 La situación puede agravarse en caso de ausencia de
relaciones sociales locales dadas las diferencias culturales o, en ocasiones, la
MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES, Estadística de Permisos de Trabajo a Extranjeros.
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
25
COLECTIVO IOÉ, Mujer, inmigración y trabajo. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Madrid, 2001.
26
COLECTIVO IOÉ, Mujer, inmigración y trabajo. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Madrid, 2001.
24
14
precaria condición laboral que limita las relaciones al ámbito laboral (y muchas veces
sólo al patrón).
Las mujeres inmigrantes en la fase más grave del proceso de exclusión son
aquellas sin registro legal, ni trabajo o alojamiento y sin relaciones sociales ni apoyos
institucionales compensatorios. Sin embargo, la posesión de la residencia legal
tampoco garantiza un acceso real a los derechos sociales, políticos y culturales. Debe
tenerse en cuenta que, con independencia de su status legal, las mujeres
inmigrantes padecen discriminación múltiple: a través del empleo precario en el
mercado laboral (condiciones laborales precarias, salarios bajos, trabajos poco
cualificados…) o de desempleo; en el acceso a la vivienda (dificultades específicas
para encontrar una casa, malas condiciones de habitabilidad…); en el ámbito de las
relaciones sociales como consecuencia de las diferencias culturales y de episodios
vividos de racismo o discriminación étnica; en el ámbito político y cultural debido a
sus escasas oportunidades de participación y su presencia casi invisible… Todos estos
factores deben tenerse en cuenta en el diseño de indicadores que atrapen, midan y
evalúen la situación de exclusión de las mujeres.
2.2) MUJERES RESPONSABLES DE FAMILIAS MONOPARENTALES
Al hablar de familias monoparentales, nos referimos a “aquellas en que uno
de los padres vive con los hijos, siendo el único responsable de éstos”.27 Existe una
gran heterogeneidad entre este tipo de familias dependiendo, por ejemplo, del
género de la persona responsable, de su edad, de sus recursos de partida… También
debe considerase el modo en que se ha llegado a la monoparentalidad: si el ser el
único padre/madre fue una opción, si fue el resultado de la muerte de uno de los
esposos, o si se trata de separación o divorcio, etc. Es fundamental tener en cuenta
estas diferencias ya que, de hecho, son significativas y configuran “puntos de partida
y trayectorias vitales diferentes, derivando en un acceso desigual a los privilegios
sociales”.28
GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, Mª DEL MAR, Monoparentalidad y exclusión social en España, Iniciativa
Comunitaria Integra, Proyecto RENOVA, 2000, Sevilla.
28
GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, Mª DEL MAR, Monoparentalidad y exclusión social en España, Iniciativa
Comunitaria Integra, Proyecto RENOVA, 2000, Sevilla.
27
15
Considerando esta diversidad de situaciones, el análisis se centrará en
mujeres
a
cargo
de
familias
monoparentales.
Son
varios
los
organismos
internacionales que actualmente se han percatado de la difícil situación que
atraviesan estas mujeres. Por ejemplo, entre los grupos identificados por la Comisión
Europea como particularmente vulnerables a los procesos de exclusión social, éste
colectivo aparece como uno de los grupos con mayor probabilidad de caer en la
pobreza. Además, una vez se encuentran en situaciones de pobreza, su probabilidad
relativa de permanecer en ella supera a la del resto de la población. Los altos niveles
de pobreza que padecen las familias monoparentales reducen fuertemente su
bienestar y su capacidad de elección a corto plazo; sin embargo, la permanencia en
la pobreza es aquello que realmente constituye un riesgo de exclusión social. Es la
pobreza prolongada lo que amenaza severamente la autonomía familiar para
gestionar su trayectoria vital, es decir, sus recursos materiales, financieros y
sociales.29
El II Plan Nacional de Acción para la Inclusión Social también destaca la
vulnerabilidad de este grupo social. Ante todo debe considerarse que la persona
responsable de una familia monoparental es mujer en el 89’6% de los casos.
Además, de la población que vive bajo el umbral de la pobreza, las familias
monoparentales parecen ser el mayor grupo de riesgo. El porcentaje de familias
monoparentales que viven bajo el umbral de pobreza ha aumentado de manera
significativa: se registró un porcentaje del 33,7% de familias monoparentales
viviendo bajo el umbral de pobreza en 1994, y este porcentaje ha aumentado hasta
el 52’6% en 1999.30
Tomando en consideración otras fuentes de información 31 y todavía dentro del
grupo de hogares a cargo de una mujer que se encuentran bajo el umbral de
pobreza, la mayoría de ellos (87%) está en situaciones de pobreza relativa (que
significa que viven con ingresos entre el 25% y el 50% de la media nacional de
ingresos) y el 13% restante vive con menos del 25% del ingreso medio nacional, es
decir, en situación de pobreza absoluta o severa. Las peores situaciones de pobreza
SURT, Gender, Poverty and Exclusion, European project financed by the European Commission DG
Employment and Social Affairs, SURT, Barcelona, 2002.
30
MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES, II Plan Nacional de Acción para la Inclusión Social del
Reino de España 2003-2005. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Julio 2003.
31
FUNDACIÓN MUJERES, Proyecto IONE. Estudio sobre mujeres en riesgo de exclusión.
http://www.fundacionmujeres.
29
16
y exclusión se concentran en hogares a cargo de una mujer integrados por más de
tres miembros.
Un elemento a tener en cuenta a fin de comprender la posición social de las
familias monoparentales es su “capacidad de autonomía”. Algunos autores proponen
el “índice de autonomía” como indicador que permita medir las posibilidades de este
tipo de familia de vivir en su propia casa sin cohabitar con otros individuos externos
al grupo familiar. Se trata, en efecto, de un indicador interesante ya que refleja las
dificultades y obstáculos encontrados por las familias monoparentales para vivir de
forma autónoma y acceder a los recursos sociales. De hecho, el 49% de las familias
monoparentales viven en un hogar con individuos externos al grupo familiar,
mientras que esta situación sólo se da en el 14% de las familias biparentales.
Dentro del grupo de familias monoparentales, serán las madres solteras
aquellas que ocupan una posición de mayor desventaja social: “La autonomía de las
familias monoparentales es mayor cuando provienen de situaciones biparentales
previas: viudas (74%) y separadas (64%): por el contrario, tan sólo una minoría de
las madres solteras viven en un hogar independiente (28%).”
32
Este colectivo se encuentra en una posición muy débil en el mercado laboral,
derivando en situaciones de dependencia de la familia de origen de la mujer y en
situaciones de clara precariedad. Son varios los factores que interactúan y exacerban
su precaria situación: más dificultades para entrar en el mercado laboral como
consecuencia de ser mujer y de tener hijos; mayor complejidad también para
conciliar la maternidad y la vida profesional derivando en situaciones de gran
dificultad para desarrollar un proyecto profesional y garantizar el sustento de los
hijos; la dependencia de una estrecha red social o familiar que pasa a ser fuente de
ayuda y recursos; la ausencia de políticas familiares en el Estado de Bienestar
español y un modelo de servicios sociales diseñado para cubrir el núcleo familiar
biparental…
Estas mujeres expresan su precaria y difícil situación denunciando la
invisibilidad en la que viven, una situación de ausencia absoluta de apoyo
FERNÁNDEZ CORDÓN, J.A., TOBÍO SOLER, C., “Las familias monoparentales en España”, Revista
Española de Investigaciones Sociológicas nº83, 1998.
32
17
institucional y social.33 Consideran que la sociedad juzga su situación como algo
anómalo, y por ello ellas se ven obligadas a estar constantemente reconstruyendo y
renombrando su situación, para reivindicarla como una opción de vida determinada.
En este sentido, la familia monoparental se concibe socialmente como una extensión
de la familia de origen, de manera que no se consideran un “problema público” sino
un “problema privado”.
Por último, considerar que, en el contexto español, no existen muchos datos
que ayuden a clarificar la situación de las familias monoparentales. Además, distintos
autores usan definiciones diferentes trabajando con datos que se refieren a perfiles
distintos. Debe también tenerse en cuenta que la mayoría de los estudios se basan
en el censo de 1991, sin atrapar las transformaciones desarrolladas en los últimos
años. Partiendo de estas limitaciones, algunos autores apuntan una tasa aproximada
de monoparentalidad del 10%,34 una de las menores de la Unión Europea a pesar de
ser equivalente a las tasas que se registran en otros países mediterráneos. Dentro
del grupo de familias monoparentales, las mujeres se hallan indudablemente
sobrerepresentadas: “En Europa, como media, las mujeres son responsables de
familias monoparentales con hijos dependientes en un 84% de los casos, frente a un
16% de familias en que el padre es el responsable de la familia”.35
2.3) MUJERES JÓVENES SIN CUALIFICACIÓN
Otro grupo de mujeres en posición de riesgo social es el grupo de las mujeres
jóvenes sin cualificación, entre los 16 y los 24 años de edad. Se trata de un grupo
que cuenta con bajos niveles de escolarización como consecuencia del abandono
precoz de la escuela o de carreras educativas discontinuas y complejas. Son, por
tanto, mujeres jóvenes sin la titulación básica 36 inmersas en situaciones en las que
encuentran muchas dificultades de acceso al mercado laboral, así como de pérdida o
falta de oportunidades para acceder a educación formal posterior.
FUNDACIÓN MUJERES, Proyecto IONE. Estudio sobre mujeres en riesgo de exclusión.
http://www.fundacionmujeres.
34
GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, Mª del MAR, Monoparentalidad y exclusión social en España, Iniciativa
Comunitaria Integra. Proyecto RENOVA, Ayuntamiento de Sevilla, Área de Economía y Empleo, Sevilla,
Mayo 2000.
35
Según Eurostat, 1998; citado en GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, Mª del MAR, Monoparentalidad y exclusión
social en España, Iniciativa Comunitaria Integra. Proyecto RENOVA, Ayuntamiento de Sevilla, Área de
Economía y Empleo, Sevilla, Mayo 2000.
33
18
En la dimensión laboral, encuentran fuertes dificultades para entrar en el
mercado laboral y conseguir un trabajo. Además, son víctimas de la precariedad
laboral. Esto significa que si trabajan, a menudo lo hacen bajo los denominados
“contratos
basura”:
contratos
por
horas,
contratos
de
prácticas,
contratos
temporales, contratos de media jornada o simplemente trabajos sin contrato
(economía sumergida). Se trata, pues, de situaciones de un acceso muy precario al
mercado laboral mediante condiciones de trabajo precarias y/o informales.
También son víctimas de un alto nivel de desempleo. El desempleo entre los
jóvenes es un problema importante en la estructura del mercado laboral español y el
grupo joven más vulnerable es el que no dispone de cualificación, en particular, las
mujeres jóvenes. Los siguientes datos muestran la relevancia de la situación: la tasa
de desempleo entre los hombres de 16 a 24 años es del 22,81% y la tasa femenina
registra un porcentaje del 33’46%.37
Esta falta de acceso o el acceso precario al mercado laboral implica también
un acceso muy limitado a las prestaciones sociales o situaciones en que no es posible
recibir prestaciones ya que no ha habido cotizaciones previas. En consecuencia, los
jóvenes dependen de su familia. Pero la familia no siempre puede actuar como una
red de protección, produciéndose así situaciones caracterizadas por un alto riesgo de
exclusión social.
La educación y el mercado laboral parecen ser las dimensiones más
importantes en las que se despliegan los procesos de exclusión social que afectan a
las mujeres jóvenes sin cualificación. Pero su posición de riesgo es a menudo más
compleja. De hecho, se registra una gran heterogeneidad de situaciones: por
ejemplo, situaciones de familias desestructuradas que concentran problemáticas
como el maltrato infantil, la ausencia de ingresos, los problemas de drogadicción, el
encarcelamiento de los padres… En estos casos, existe una interrelación de factores
de exclusión que provoca situaciones de herencia de la posición de desventaja social.
El título básico en el Estado español es el “graduado escolar” o “diploma de la ESO”.
MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES, II Plan Nacional de Acción para la Inclusión Social del
Reino de España 2003-2005. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Julio 2003.
36
37
19
3.- FACTORES DE GÉNERO DE EXCLUSIÓN SOCIAL
La identificación de factores de exclusión es esencial para analizar con
detenimiento las causas por las que en la actualidad mucha gente se ve privada de
las posibilidades para vivir y participar en sus sociedades en igualdad de condiciones
que otros miembros.
Si
la
exclusión
social
se
entiende
como
un
proceso
dinámico
y
multidimensional, se debería partir de la idea de que, aquello que generalmente
conduce a una persona a la exclusión no es un solo factor sino la interconexión de
varios factores. En la realidad social se encuentran situaciones de exclusión muy
complejas en las que operan varios elementos, fuertemente relacionados que
desencadenan procesos de desventaja social. Por otra parte, los analistas sociales
coinciden al argumentar que el origen de los procesos de exclusión social no es sólo
una suma de factores de exclusión, sino la interrelación de éstos, ya que unos
influyen sobre otros empeorándolos o aportando particularidades. 38 Esto significa
que, a la práctica, conexiones diferentes dan lugar a situaciones sociales diferentes.
A pesar de insistir en que es la interacción entre los factores de exclusión lo
que acaba desencadenando procesos de exclusión social, también se considera útil
analíticamente identificar y aislar las situaciones que precipitan procesos de exclusión
social, no sólo para poder comprenderlos sino también como una condición previa
para diseñar medidas de lucha contra ellos. Disponer de una visión general de todos
los factores de exclusión que actúan en cada una de las dimensiones sociales
incluidas en el fenómeno, permite proponer intervenciones políticas que tengan en
cuenta todos los elementos presentes en las situaciones de desventaja social.
A parte de su multidimensionalidad, la exclusión social se caracteriza por su
dinamismo. Esta es la razón por la que deberíamos hablar de procesos de exclusión.
Si la exclusión no es, en ningún caso, un atributo de la persona o un estado, sino un
itinerario social, un proceso progresivo caracterizado por la pérdida de los vínculos
con la sociedad, se pueden encontrar diferentes niveles de exclusión, situaciones
diferentes más o menos largas, de mayor o menor severidad en función del
20
momento. Por lo tanto, la lista de factores sociales debería incluir desde los factores
que conducen a situaciones de precariedad (es decir, situaciones de riesgo) hasta los
factores que derivan en situaciones severas de exclusión.
Considerando todas estas características del fenómeno de la exclusión social,
el objetivo de esta sección del informe es analizar los factores de exclusión de
género; en otras palabras, los factores que causan las experiencias de exclusión
social de las mujeres, así como las situaciones o tendencias sociales que actúan
como factores de exclusión en la medida que están determinadas por la organización
de los roles, valores y relaciones de poder entre mujeres y hombres característica de
nuestra sociedad.
En este sentido, el género no se tratará como una simple variable sino como
una categoría analítica: una perspectiva diferente que permitirá arrojar luz sobre
factores de exclusión que a menudo permanecen invisibles en los estudios y análisis
del fenómeno. Así pues, el objetivo no consiste sólo en “añadir” nuevos factores de
exclusión que afectan a las mujeres en particular, sino que será necesario revisar y
reconceptualizar conceptos para así reconsiderar algunos problemas sociales junto
con el modo de aproximarse analíticamente a ellos. Por ejemplo, las definiciones
oficiales de conceptos como mercado laboral, empleo, desempleo, inactividad, hogar,
cabeza de hogar… son demasiado estrechas y no permiten capturar ni explicar
algunas experiencias de las mujeres.
SURT, Gender, Poverty and Exclusion, European project financed by the European Commission DG
Employment and Social Affairs, SURT, Barcelona, 2002.
38
21
Propuesta de factores de exclusión de género de acuerdo con las siguientes
dimensiones sociales del fenómeno de exclusión social: 39
A) DIMENSIÓN ECONÓMICA
Una de las dimensiones más importantes de la exclusión social es la escasez
de ingresos. Una situación de recursos económicos insuficientes actúa como causa de
exclusión y, a su vez, como consecuencia de situaciones problemáticas en otras
dimensiones sociales. Como factor de exclusión, implica situaciones en que no se
dispone de suficientes ingresos para sobrevivir decentemente y, por ello, existen
dificultades para garantizar la propia subsistencia así como la de la familia. Se trata
de situaciones de pobreza absoluta y relativa en las que la gente vive por debajo del
umbral establecido como garantía de un vida digna. Los bajos ingresos condicionan
un acceso muy precario a algunos bienes sociales como son la vivienda, la
educación, la salud, el empleo, los bienes culturales…
En estas situaciones de bajos ingresos, se dan varios factores que afectan de
manera particular a las mujeres en tanto que son legados de nuestro orden
específico de género. Éste es el caso, por ejemplo, de situaciones de exclusión
desencadenadas debido a una distribución desigual de los ingresos familiares de
modo que es la mujer la que menos disfruta de ellos a nivel personal; o también es
el caso de desventajas en el acceso a las prestaciones sociales como consecuencia de
un sistema de protección social basado en el modelo del “varón sustentador del
hogar” (breadwinner model).
Algunos factores de exclusión en la dimensión económica son:
-
Pobreza económica: bajos ingresos, ingresos irregulares o ausencia de ellos
para garantizar la subsistencia del propio hogar. Vivir bajo el umbral de
pobreza.
-
Desigualdades en las oportunidades de acceso a los ingresos: por las
dificultades de acceso al mercado laboral o por las desventajas en el acceso a
las prestaciones sociales.
39
Esta lista de factores de exclusión de género debe ser considerada como una primera propuesta, a nivel
22
-
Distribución desigual de ingresos familiares
-
Participación en la toma de decisiones sobre el presupuesto familiar
-
Desventajas y obstáculos en el acceso a las prestaciones sociales: ¿quién
recibe las prestaciones y bajo qué condiciones?
B) DIMENSIÓN POLÍTICA
Si se parte de una conceptualización amplia de la dimensión política del
fenómeno de la exclusión, ésta se solapa con la propia definición del fenómeno, pues
implica una falta de participación social y política. Pero, de acuerdo con los
propósitos del proyecto, resulta conveniente identificar los factores que directamente
provocan desigualdades en el acceso a los derechos sociales o en la participación en
la vida social y política. Es por ello que se distinguirán dos subdimensiones para
especificar los factores de género de exclusión que interactúan en la esfera política:
el acceso a la ciudadanía y la participación en la vida social y política.
Acceso a la ciudadanía
Se pueden distinguir dos tipos de dinámicas de exclusión que se despliegan
negando o restringiendo el acceso a los derechos de ciudadanía. Por una parte, se
dan situaciones de exclusión legal derivadas del hecho de vivir en un país sin
permiso de residencia. Por otra parte, el Estado de Bienestar español, a través de su
estructura
y
sus
prácticas,
genera
sus
propios
mecanismos
de
exclusión,
convirtiendo a las mujeres en uno de los grupos sociales más desprotegidos.
La exclusión legal afecta en particular a aquellos que viven en un país sin
contar con los “permisos apropiados”. Esto implica la ausencia de acceso a los
derechos de ciudadanía de modo que, oficialmente, la persona no existe para la
sociedad.
Por otra parte, hay factores de exclusión que provienen de la estructura
concreta del Estado de Bienestar. Tal como se ha analizado en la primera sección de
este documento, el Estado de Bienestar español se basa en el denominado “modelo
teórica, a revisar y extender de acuerdo con los resultados del trabajo de campo del proyecto.
23
Bismark”40 o “modelo social-conservador”41, este modelo despliega sus propias
dinámicas de exclusión que rigen el acceso de las mujeres a los derechos sociales.
En este tipo de sistema de protección social, los derechos de la seguridad social
están vinculados al status laboral. Esto significa que se ofrecen diferentes
prestaciones, derechos y garantías en función de la participación en el mercado
laboral oficial y formal. Obviamente, esta estructura deriva en graves “vacíos de
protección”: aquellas personas sin una experiencia laboral continua y estable
permanecen
desprotegidas
o
sujetas
a
una
protección
precaria
basada
en
prestaciones asistenciales o no-contributivas (que son inferiores a las prestaciones
contributivas). En este contexto, las mujeres son uno de los grupos más
desprotegido: se ignora todo el trabajo que realizan en la economía informal (en
casa, en el mercado laboral informal), y se definen por su rol de madres y
dependientes,42 pues su acceso a algunas prestaciones sociales (la pensión de
jubilación, los derechos de la pensión de viudedad, etc.) derivan del status del
marido. Es por ello por lo que algunos autores hablan de “falso universalismo”: se
trata de un sistema que ofrece diferentes prestaciones, derechos y garantías, y en él
las mujeres detentan derechos residuales.
Algunos de los factores de exclusión identificados en este ámbito de acceso a la
ciudadanía son:
-
falta de acceso a los derechos sociales
-
acceso restringido a los derechos sociales (derivado de la estructura del
Estado de Bienestar y su modelo de prestaciones y servicios sociales)
-
falta de protección pública en situaciones vulnerables
Participación en la vida social y política
Los factores de exclusión desplegados en la dimensión política actúan también
obstaculizando la participación en la arena política, entendida esta participación
como algo más amplio que el voto. Algunos analistas alertan sobre el “vacío de
ESPING-ANDERSEN, G, The Three Worlds of Welfare Capitalism. Polity Press, Cambridge, 1990.
Concepto propuesto por Mary Langan e Ilona Ostner. Citado en EAPN, A Social Europe for women also?
Gender Inequalities in European Social Protection Systems. Seminar Report, Vienna, 23-25 February
2001, www.eapn.org.
42
EAPN, A Social Europe for women also? Gender Inequalities in European Social Protection Systems.
Seminar Report, Vienna, 23-25 February 2001, www.eapn.org.
40
41
24
género” en el ámbito de la participación política y, especialmente, en los procesos de
toma de decisiones.
En esta esfera se pueden identificar los siguientes factores de exclusión:
-
la falta de participación y representación en los procesos de toma de
decisiones en el ámbito político
-
la falta de participación y representación en grupos y/o asociaciones en el
ámbito local
-
la falta de participación y representación en grupos en la esfera laboral
C) DIMENSIÓN LABORAL
Los procesos de exclusión social están estrechamente ligados a las dinámicas
y la actual estructura del mercado laboral. De hecho, la propia aparición del concepto
está muy relacionada con las fuertes mutaciones del trabajo, que cuestionan su rol
como principal fuente de integración y cohesión sociales. El incremento de la
precariedad en el mercado laboral, su flexibilidad e inestabilidad, su segmentación,
sus altos niveles de desempleo… son algunas tendencias que están provocando la
expulsión de determinados grupos sociales de la esfera laboral formal. En estos
casos, el trabajo no actúa como fuente principal de recursos económicos, utilidad
social e identidad personal.
Para analizar los factores de exclusión de género en la esfera laboral es
necesario atender a situaciones que escapan a conceptos y estadísticas de uso. Los
conceptos y estadísticas se centran básicamente en el mercado laboral formal y
productivo, ignorando otras esferas laborales: la esfera reproductiva, la economía
informal, el mercado negro… Para poder comprender las experiencias de exclusión de
las mujeres relacionadas con el trabajo es necesario extender el foco del análisis así
como redefinir algunos conceptos (como ocupación, población inactiva-activa,
empleo-desempleo…) para poder capturar aquellas actividades laborales que se
realizan fuera del mercado productivo formal.
25
Por lo tanto, la relación entre la mujer y el mercado laboral es mucho más
compleja que lo reflejado por las estadísticas y los análisis tradicionales. Para
comprender sus presencias y ausencias en el mercado laboral es necesario también
analizar sus roles y actividades en la esfera reproductiva ya que su participación en
el mercado productivo viene determinada por su rol en la esfera privada. En este
sentido, situaciones de desigualdades en la distribución de responsabilidades y
tareas en la familia pueden convertirse en factores de exclusión determinantes de la
participación de las mujeres en el mercado laboral formal.
En el estudio del mercado laboral formal y productivo, varios analistas
coinciden en caracterizar el mercado laboral femenino a través de tres tendencias
estructurales principales: ausencia, segregación y discriminación.43
El alto nivel de inactividad formal, el alto nivel de desempleo y el alto
porcentaje de mujeres en la economía sumergida, en trabajos a tiempo parcial y en
trabajos con contratos inestables, explican que la participación de las mujeres en el
mercado laboral formal pueda ser analizada en términos de “ausencia”. Además,
algunos conceptos como actividad – inactividad, empleo – desempleo… deberían
cuestionarse.
En
primer
lugar,
porque
sólo
tienen
en
cuenta
actividades
remuneradas desarrolladas en el mercado laboral formal sin considerar el trabajo
reproductivo (trabajo doméstico o familiar), y esto oculta una parte muy importante
de la actividad laboral de las mujeres. Pero estos conceptos deberían también ser
cuestionados porque simplifican realidades mucho más complejas que aquellas
reflejadas por las definiciones oficiales. Esta simplificación esconde las experiencias
de exclusión de muchas mujeres en relación con la esfera laboral formal. Éste es el
caso, por ejemplo, del concepto de inactividad 44, pues esta categoría esconde a
mujeres desempleadas que no se han registrado como personas en busca de
empleo, mujeres ocupadas en la economía sumergida en condiciones laborales
precarias…
La segregación laboral es otra característica del mercado laboral femenino. Se
desarrolla de modo horizontal (concentración de mujeres en determinados sectores y
TORNS, TERESA, “La situación sociolaboral de las mujeres y la actuación de las políticas sociales en
España en los últimos años”, conferencia en el Congreso “Women and Labour Policies”. Citado en SURT,
Guia metodològica per a la Inserció Laboral de Dones. Diputació de Barcelona, Xarxa de Municipis, 2003.
44
SURT, Guia metodològica per treballar amb dones inactives. Diputació de Barcelona, Xarxa de Municipis,
2004. Documento a publicar.
43
26
ocupaciones) así como vertical (los trabajos femeninos ocupan las categorías
inferiores de la estratificación laboral). Por lo tanto, los nichos ocupacionales menos
cualificados y más precarios se distinguen por una mayor concentración de mujeres
y, a la inversa, la feminización de un sector lo devalúa, reduciendo los sueldos e
imponiendo las peores condiciones a las trabajadoras femeninas. Ésta es la razón por
la que los autores hablan de “suelo pegajoso” 45 como imagen de la concentración de
mujeres en los sectores ocupacionales con los sueldos más bajos y las peores
condiciones laborales, y del concepto de “techo de cristal”46 como metáfora de las
pocas oportunidades y posibilidades de acceso a ocupaciones de mayor status con
que cuentan las mujeres.
Finalmente, la tercera tendencia estructural que citan estas autoras es la
discriminación. Una discriminación indirecta y directa en referencia a, por un lado,
las desigualdades salariales entre mujeres y hombres que realizan los mismos
trabajos, así como una discriminación directa a través del acoso sexual y del
“mobbing”.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, algunos de los factores de exclusión
desplegados en el ámbito laboral serían:
-
la distribución desigual de responsabilidades y tareas familiares
-
la “inactividad no-voluntaria”
-
el desempleo y desempleo de larga duración
-
la precariedad y las condiciones laborales desprotegidas y no reguladas:
trabajos con contratos inestables, trabajos fuera del mercado laboral regulado
(economía sumergida)...
-
el trabajo en empleos de baja calidad
-
limitaciones
en
el
acceso
al
trabajo
fuera
de
determinados
guetos
ocupacionales (sobre-representación de mujeres en determinados sectores
ocupacionales poco valorados socialmente)
-
salarios más bajos en nichos ocupacionales de mayor concentración femenina
-
carreras profesionales intermitentes como consecuencia del rol reproductor
TORNS, TERESA, “La situación sociolaboral de las mujeres y la actuación de las políticas sociales en
España en los últimos años”, conferencia en el Congreso “Women and Labour Policies”. Citado en SURT,
Guia metodològica per a la Inserció Laboral de Dones. Diputació de Barcelona, Xarxa de Municipis, 2003.
46
Ibid
45
27
-
limitaciones en el acceso a ocupaciones de mayor status
-
desigualdades en los salarios entre mujeres y hombres por el mismo trabajo
-
acoso sexual
-
“mobbing”
D) DIMENSIÓN FAMILIAR
Muchos de los procesos de exclusión de las mujeres están fuertemente
relacionados con la dimensión familiar. Pero esta dimensión presenta un doble rol en
relación con el fenómeno de la exclusión social.
Por una parte, si una persona cuenta con una sólida red familiar, ésta puede
actuar como estructura de apoyo y protección que evitará que una situación de
riesgo o precariedad derive en una situación de exclusión. De hecho, tal como ha
sido explicado en los párrafos anteriores, la familia es el agente principal de
protección social en el contexto español. El sistema de bienestar español está
fuertemente basado en el principio de subsidiariedad, dando por supuesto que la
familia actuará como la estructura principal de apoyo y protección. En este sentido,
se trata de una importante caja de compensación de situaciones vulnerables.
Pero por otro lado, y especialmente centrando el análisis en las experiencias
de exclusión de las mujeres, diversas dinámicas familiares pueden actuar como
factores de exclusión. El rol reproductivo atribuido socialmente limita la participación
de las mujeres en la “vida pública”: en el mercado laboral productivo formal, en la
esfera social y política… Es por ello que es necesario capturar las desigualdades entre
mujeres y hombres desplegadas en el ámbito familiar en relación con: las
responsabilidades y la participación en el trabajo no remunerado, el tiempo dedicado
al trabajo remunerado y no remunerado, las responsabilidades y la participación en
las tareas de cuidado de miembros familiares dependientes, las oportunidades
profesionales, los roles en la toma de decisiones, la utilización de los recursos
familiares… El análisis de los procesos de desigualdad en estas áreas permitirá
visibilizar muchas experiencias de exclusión que padecen las mujeres, así como sus
causas.
28
La familia también actúa como un factor de exclusión en el caso de hogares
desestructurados o sumidos en profundas tensiones y conflictos, implicando la
inexistencia o debilidad de las redes familiares de apoyo y protección. En estos
casos, la familia se convierte en un agente reproductor de exclusión y las nuevas
generaciones heredan la posición de desventaja social. Además, en este contexto de
conflictividad familiar, se encuentran también situaciones extremas que suponen
fuertes y directas experiencias de exclusión, se trata de experiencias de violencia
contra las mujeres.
Por último, también debe tenerse en cuenta que nuestra sociedad se organiza
según el modelo familiar tradicional (formado por una pareja heterosexual y sus
hijos), y cuando la mujer pertenece a una familia que no se adecua a este
parámetro, encuentra todavía más dificultades para poder desarrollar su vida junto a
otras personas en condiciones de igualdad. Esto es particularmente relevante para
las mujeres responsables de familias monoparentales.
Algunos factores de exclusión que actúan en la dimensión familiar son:
-
la distribución desigual de las responsabilidades y tareas del trabajo no
remunerado en el hogar
-
la distribución desigual de las responsabilidades y tareas en el cuidado de los
miembros dependientes de la familia
-
la utilización y distribución desigual de los recursos familiares
-
la utilización desigual del tiempo libre
-
la desigualdad de roles en los procesos de toma de decisiones dentro de la
familia
-
la violencia contra las mujeres
-
la inexistencia de redes familiares de apoyo o su estructura débil
-
desestructuración y conflictividad familiar
-
pertenencia a un modelo familiar diferente del hegemónico
E) RELACIONES SOCIALES Y LA PARTICIPACIÓN SOCIAL
29
Del mismo modo que la institución familiar, las redes sociales pueden actuar
como una importante estructura de apoyo y protección. Previenen el aislamiento
social y pueden actuar, a su vez, como proveedoras de recursos. La implicación en
grupos, la participación en asociaciones de defensa de los propios intereses, la
participación en actividades de ocio… son indicadores clave que permitirán medir la
participación en la vida social.
En este sentido, las limitaciones y la ausencia de oportunidades para
participar en la vida social, así como el hecho de no tener redes sociales son factores
que pueden conducir a experiencias de exclusión o empeorar situaciones de
vulnerabilidad.
En el caso de las mujeres, es importante considerar la variable “tiempo”. Ésta
está fuertemente relacionada con el rol reproductivo atribuido a las mujeres,
concretamente con su doble presencia en el mercado laboral productivo y en el
ámbito doméstico. Es por ello por lo que, de nuevo, la distribución desigual de las
responsabilidades y tareas en el hogar puede actuar como un factor de exclusión que
limita la participación de las mujeres en la esfera social en tanto que limita las
posibilidades de utilizar su tiempo.
Algunos factores de exclusión en la dimensión de las relaciones y la
participación sociales son:
-
la inexistencia o debilidad de redes sociales
-
la ausencia de implicación en grupos, asociaciones, estructuras de apoyo
mutuo…
-
la ausencia de oportunidades y tiempo libre debido a una desigual distribución
de responsabilidades y tareas familiares
F) EDUCACIÓN Y FORMACIÓN
En la actualidad, un bajo nivel educativo supone un factor directo de
exclusión, sobre todo en relación con el mercado laboral. Un currículum formativo
que no se adapte a las necesidades del mercado no resultará “útil” para acceder a
30
determinados sectores ocupacionales. Existen itinerarios formativos que, desde un
principio, sólo permitirán acceder a trabajos no cualificados en guetos ocupacionales
determinados. Ésta es la realidad de muchas mujeres que, a pesar de haber
dedicado su tiempo y esfuerzo a la formación, se encuentran en situaciones de gran
precariedad dado que su formación tan sólo abrirá las puertas de algunos sectores
laborales (industria hotelera, cuidado de enfermos…) y posiciones no-cualificadas.
En consecuencia, identificar los factores de exclusión que actúan en esta
dimensión del fenómeno implica no tanto atender a las carencias formativas como a
los mecanismos de desigualdad que operan atribuyendo diferentes oportunidades
educativas en función de los roles sociales. De nuevo, el análisis debe enfocarse a las
causas por las que las personas cuentan con oportunidades de acceso distintas a la
educación. Y, en el caso de las mujeres, las responsabilidades y tareas atribuidas
socialmente en la esfera reproductiva explicarán algunas de sus experiencias de
exclusión. Además, también debe tenerse en cuenta la actitud pública para facilitar el
acceso a la educación (a través de la provisión de servicios sociales) así como la
actitud de las empresas en la promoción de la formación.
Algunos factores de exclusión en la dimensión educativa son:
-
analfabetismo
-
fracaso escolar
-
bajo nivel educativo
-
desarrollo de ciclos formativos que conducen a guetos ocupacionales y
trabajos no-calificados
-
falta de oportunidades en el acceso a la educación (formal y no formal)
-
ausencia de reconocimiento oficial o convalidación del vitae educativo y
la
carrera profesional
-
metodologías pedagógicas no orientadas a las necesidades de las mujeres
-
ausencia de oportunidades de formación en el puesto de trabajo
-
provisión pública insuficiente o inexistente de servicios sociales que permita el
acceso a la formación (guarderías, asilos…)
-
distribución desigual de las responsabilidades y tareas en el hogar
31
G) VIVIENDA
Respecto a la vivienda pueden identificarse varios factores de exclusión. Por
una parte, muchas mujeres encuentran dificultades para obtener y mantener una
vivienda decente. Esto implica situaciones en las que se vive en espacios en muy
malas condiciones de habitabilidad: en cuanto a higiene, espacio, cohabitación,
intimidad, etc. A pesar de ser un derecho fundamental, se produce una importante
violación del mismo, ya que en este momento la disposición de una casa en buenas
condiciones parece más bien un privilegio.
La residencia en un barrio marginal supone también un factor de exclusión
importante. En estos barrios los precios de la vivienda son inferiores y existe a
menudo una gran concentración de grupos en riesgo de exclusión. Se trata de áreas
degradadas y descuidadas por las instituciones, en las que existe un alto nivel de
“conflictividad social”, derivado principalmente de la competencia por recursos que
son muy escasos entre sus habitantes. Estas condiciones dificultan la participación en
términos de igualdad de muchas mujeres en dominios diferentes y generan procesos
de concentración y reproducción de desventaja social. En estos casos, el territorio
determina las condiciones de vida de las mujeres así como sus oportunidades.
Por otra parte, el régimen de tenencia de la vivienda es otra variable a
considerar; en especial, cuando se dan desigualdades entre mujeres y hombres en la
distribución de los recursos familiares.
Algunos factores de exclusión en la dimensión de la vivienda son:
-
la condición de “sin hogar”
-
las dificultades para obtener y mantener una vivienda decente
-
la vida en barrios marginales, en áreas degradadas
-
la vida en una casa en malas condiciones de habitabilidad
-
la ausencia de políticas sociales de ayuda al acceso a la vivienda (ayudas en
los alquileres, creación de viviendas de protección social...)
-
desigualdades en la propiedad de la vivienda
32
H) SALUD
Puede parecer que la variable salud no es un factor de exclusión ya que ésta
afecta a todo el mundo independientemente de su posición social. Pero, tal como se
ha explicado anteriormente, se debe prestar atención a la interrelación de los
factores causantes de exclusión social. En este sentido, los problemas de salud de las
personas en posiciones de desventaja tienen un importante impacto en términos de
acceso a los tratamientos y de consecuencias negativas en otras dimensiones de la
vida (consecuencias económicas, la necesidad de cuidados informales debido a la
ausencia de acceso a cuidados privados…). Es por ello que la salud resulta ser una
variable relevante para analizar situaciones que socavan las oportunidades de las
personas para acceder a los bienes sociales.
Además, distintos estudios alertan de la falta de atención generalizada a la
salud específica de las mujeres, tanto en el ámbito de la investigación sanitaria como
en el ámbito de la respuesta directa. Muchos problemas de salud de las mujeres
requerirían tratamientos más integrales, a la vez que ajustados a sus situaciones
personales.47
Esta falta de atención puede asimismo provenir de las propias mujeres.
Existen situaciones en las que se invisibilizan los problemas de salud de las mujeres.
Algunas de sus causas son: su rol cultural de cuidadoras que conduce a situaciones
en que la mujer debe cuidar a los otros e ignorar su propia salud; situaciones de
bajos ingresos que imposibilitan el abandono del trabajo o el pago de tratamientos…
En relación con ello, la ausencia de cuidado preventivo (también debido a
diferentes variables) evita que muchas mujeres disfruten de buena salud. Una
emergencia, y no un control continuado, es a menudo lo que determina su
tratamiento.
Finalmente, la falta de acceso a los servicios de cuidado, así como la
insuficiencia de la red de servicios de salud, serán otros factores de exclusión que
operan en el ámbito social. Por ejemplo, familias con bajos ingresos económicos no
pueden pagar servicios privados que cuiden a alguno de sus miembros con alguna
33
enfermedad de larga duración. Se trata de casos en los que se despliega un doble
proceso de exclusión: por la ausencia de acceso a los servicios necesarios y porque
socavará las oportunidades del miembro de la familia que asuma las tareas de
cuidado. En la mayoría de los casos, este miembro es una mujer.
Es por ello que vuelve a ser imprescindible considerar la relación entre la
estructura y características de los servicios sanitarios y los roles sociales y culturales
que designan a las mujeres como las cuidadoras de los miembros de la familia.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, algunos de los factores de
exclusión que se despliegan en la dimensión de la salud son:
-
enfermedades que provocan exclusión social
-
el acceso precario o inexistente a los servicios sanitarios (médicos y
psicológicos)
-
la falta de atención del sistema sanitario en relación con las necesidades
concretas de las mujeres
-
la existencia de dificultades y desventajas en el acceso a los recursos
preventivos
-
la existencia de dificultades de comunicación con los servicios y personal
sanitarios
-
la existencia de dificultades y desventajas de acceso a los servicios de
cuidado
-
la ausencia de servicios sanitarios públicos
-
la distribución desigual de las responsabilidades y tareas en la familia para el
cuidado de miembros enfermos
-
47
la falta de atención hacia la propia salud
SURT, Gender, Poverty and Exclusion, European project financed by the European Commission DG
34
4) INDICADORES para el seguimiento del II Plan Nacional de Acción
para la Inclusión Social del Reino de España 2003-2005 (II PNAin)
Las medidas políticas incluidas en el II Plan Nacional de Acción para la
Inclusión Social del Reino de España 2003-2005 (II PNAin) están estructuradas de
acuerdo con los cuatro objetivos siguientes:
1) Empleo y acceso a los recursos
1.1
Promover el acceso al empleo para la gente en situación de exclusión o
en riesgo de exclusión
o
Promover políticas globales de empleo para la integración de todos
o
Establecer medidas preventivas y activas en favor de la gente inactiva
y desempleada en situaciones de exclusión o en riesgo de exclusión
1.2
Promover el acceso a todos los recursos, derechos, bienes y servicios
o
Garantía de ingresos
o
Servicios sociales primarios
o
Acceso a la vivienda
o
Acceso a la educación
o
Acceso a la salud
o
Acceso a la justicia
2) Prevención de riesgos de exclusión
2.1 Acciones territoriales
o
Consolidar el plan de acción para la inclusión social en cada
Comunidad Autónoma como estrategia de actuación
o
Promover la elaboración y aprobación de planes para la inclusión social
en el ámbito municipal
o
Desarrollar acciones integrales en áreas rurales, áreas urbanas y áreas
afectadas por situaciones de exclusión, con la colaboración de ONGs
2.2 Acceso a nuevas tecnologías
o
Facilitar el acceso a la información y comunicación de las nuevas
tecnologías para la gente excluida o en riesgo de exclusión
Employment and Social Affairs, SURT, Barcelona, 2002.
35
o
Extender las nuevas tecnologías para la formación y la ocupación
o
Extender las nuevas tecnologías en el campo de las ONGs
o
Promocionar los programas de nuevas tecnologías en áreas rurales
3) Acciones en favor de los ciudadanos más vulnerables
3.1 Mejorar la situación de las personas ancianas en situaciones de exclusión
o en riesgo de exclusión social
3.2 Mejorar la situación de las personas minusválidas en situación de
exclusión o en riesgo de exclusión social
3.3 Mejorar la situación de mujeres en situación de exclusión o en riesgo de
exclusión social
3.4 Mejorar la situación de jóvenes en situación de exclusión o en riesgo de
exclusión social
3.5 Mejorar la atención a la infancia en situación de exclusión o en riesgo de
exclusión social
3.6 Mejorar la situación de la población gitana en situación de exclusión o en
riesgo de exclusión social
3.7 Promover la acción con inmigrantes en situación de exclusión o en riesgo
de exclusión social
3.8 Desarrollar acciones para emigrantes de retorno en situación de
exclusión o en riesgo de exclusión social
3.9 Potenciar las actuaciones de atención a las personas sin hogar
3.10 Mejorar la atención a personas reclusas y exreclusas
4) Movilización de todos los agentes
4.1 Implicación de las instituciones públicas en el seguimiento y la
evaluación del Plan
4.2 Apoyo a las ONGs como agentes estratégicos en la inclusión social
4.3 Implicación de las empresas en las políticas de inclusión social
4.4 Participación de la gente excluida en los programas de inclusión social y
promoción de su implicación en asociaciones regionales y locales
4.5 Mejora de la formación y motivación de profesionales
4.6 Mejora del conocimiento de la situación de exclusión social
4.7 Sensibilización, diseminación y debate sobre la exclusión social y la
necesidad de políticas de inclusión
36
4.8 Impulso del voluntariado
4.9 Apoyo a la movilización social en relación a la inclusión social en América
Latina
De acuerdo con estos objetivos, los siguientes indicadores serán las
herramientas estadísticas utilizadas para realizar un seguimiento de los logros del
plan durante su periodo de implementación (2003-2005).
AMBITO
ACCESO AL
EMPLEO
INDICADORES ( la variable género debe ser tenida
en cuenta siempre que sea posible)
Tasa de paro de larga duración: Porcentaje de parados
que llevan 1 año o más en búsqueda de empleo sobre el
total de la población activa.
Tasa de desempleo de muy larga duración:
Porcentaje de parados que llevan 2 años o más en
búsqueda sobre el total de la población activa
Proporción de desempleo de larga duración:
Porcentaje de parados que llevan 1 año o más en
búsqueda de empleo sobre el total de parados
Cohesión regional: Coeficiente de variación de las tasas
de empleo (NUTS nivel 2) con población de referencia de
edad entre 16 y 64 años.
Personas que viven en hogares en los que no
trabajan ninguno de sus miembros: Personas de 0 a
65 años (0 a 60) que viven en hogares en los que no
trabaja ninguno de sus miembros. Se toman en
consideración todos los hogares excepto aquellos en los
que todos sus miembros entran en una de estas
categorías: menores de 18 años, entre 18 y 24
estudiando o inactivos y de 65 años (60) y más y que no
trabajen.
Tasa total de paro: número de individuos en paro en
proporción al total de población activa
Tasa de paro de larga duración (PLD): Porcentaje de
parados que llevan 1 año o más en búsqueda de empleo
sobre el total de la población activa.
Familias sin trabajo: familias sin ningún miembro
trabajando de los que están en edad de trabajar. En EPA,
INE, viviendas familiares sin ocupados (miles)
Número de PLD>45 y nivel educativo inferior al
secundario: Parados de 45 o más años que llevan 1 año
o más buscando empleo y que sean analfabetos, no
tengan estudios o tengan estudios primarios (miles)
Número de PLD<25 y nivel educativo inferior al
secundario: Parados menores de 25 años que llevan 1
año o más buscando empleo y que sean analfabetos, no
tengan estudios o tengan estudios primarios (miles)
FUENTE
EPA, INE
EPA, INE
EPA, INE
EPA, INE
EPA, INE
EPA, INE
EPA, INE
EPA, INE
EPA, INE
EPA, INE
37
Tasa de paro por sexo y grupo de edad (porcentaje)
Personas ocupadas subempleadas (miles)
Tasa de cobertura de desempleo: Porcentaje de
beneficiarios de prestaciones por desempleo contributivo
sobre paro registrado
Número de beneficiarios del programa "Renta
Activa de Inserción Laboral": (media anual)
Tasa sobre el total de contratos indefinidos
registrados de estos colectivos
SERVICIOS
SOCIALES DE
ATENCION
PRIMARIA
EPA, INE
EPA, INE
INEM. SIPRE y
Estadística de
Empleo
INEM. SIPRE
Estadística de
Contratos
2000-2001
EPA, INE
Asalariados por tipo de contrato
Gasto realizado
MTAS.
Número de usuarios de la red pública de servicios
sociales de atención primaria: Número de usuarios Memoria del
Plan
atendidos en el Sistema público cofinanciado por el Concertado de
programa del Plan Concertado
prestaciones
Número de usuarios de la red pública de servicios
sociales (Plan Concertado) por prestaciones
Ratio
Total
Concertado
población/trabajadores
del
Plan
Gasto realizado
GARANTIA DE Tasa de riesgo de pobreza después de las
RECURSOS
transferencias desglosada por edad y sexo:
Porcentaje de personas que viven en hogares cuya renta
total equivalente es inferior al 60% de la renta mediana
nacional equivalente por debajo de la línea de pobreza
básicas de
Servicios
Sociales de
Corporaciones
Locales.
MTAS.
Memoria del
Plan
Concertado de
prestaciones
básicas de
Servicios
Sociales de
Corporaciones
Locales.
MTAS 2000.
Memoria del
Plan
Concertado de
prestaciones
básicas de
Servicios
Sociales de
Corporaciones
Locales.
PHOGUE
Porcentaje de hogares por debajo de la línea de
pobreza
PHOGUE
Tasa
de
riesgo
de
pobreza
después
de
transferencias
desglosada
por
situaciones
profesionales más frecuentes: Porcentaje de personas
de 16 años o más que viven en hogares cuya renta total
equivalente es inferior al 60% de la renta mediana
nacional equivalente.
PHOGUE
38
Tasa
de
riesgo
de
pobreza
después
de
transferencias desglosada por tipo de hogar:
Porcentaje de personas que viven en hogares cuya renta
total equivalente es inferior al 60% de la renta mediana
nacional equivalente.
Tasa de riesgo de pobreza después de las
transferencias desglosada por situación en cuanto a
la vivienda: Porcentaje de personas que viven en
hogares cuya renta total equivalente es inferior al 60% de
la renta mediana nacional equivalente.
Umbral de riesgo de pobreza (valores ilustrativos):
Valor del umbral de renta baja (60% de la renta mediana
nacional equivalente), en Paridades de Poder de Compra
(PPC), euros y pesetas.
Distribución de la renta S80/20: relación entre el 20%
de renta más alta, en la distribución de la renta, y el 20%
de renta más baja.
Persistencia de renta baja: Personas que viven en
hogares cuya renta total equivalente es inferior al 60% de
la renta mediana nacional equivalente en el año n y
durante (al menos) dos de los años n-1, n-2 y n-3.
Desfase relativo de la renta baja mediana: diferencia
entre la renta media de las personas con renta baja y el
umbral de renta baja expresada en porcentaje del umbral
de renta baja.
Distribución en torno al umbral de renta baja:
Porcentaje de personas que viven en hogares cuya renta
total equivalente es inferior al 40, 50 y 70% de la renta
mediana nacional equivalente.
Tasa de renta baja en un momento determinado:
Año de base de PHOGUE de 1996 (Tasa de pobreza de
umbral fijo, base 1996)
Tasa de renta baja antes de transferencias sociales:
Tasa de renta baja relativa en la que la renta se calcula
de la manera siguiente:
Coeficiente de Gini: Relación entre las partes
acumulativas de la población distribuida según su renta y
las partes acumulativas del total de su renta.
Persistencia de renta baja (inferiores al 50% de la
renta mediana nacional): Personas que viven en
hogares cuya renta total equivalente es inferior al 50% de
la renta mediana nacional equivalente en el año n y
durante (al menos) dos de los años n-1, n-2, n-3.
Porcentaje de personas que viven en hogares cuya
renta total equivalente es inferior al 40% de la
renta mediana nacional equivalente.
Número de personas por debajo del 60% de la
mediana: personas que viven en hogares cuya renta
total equivalente es inferior al 60% de la renta mediana
nacional equivalente
Umbral monetario de pobreza (ptas)
PHOGUE
PHOGUE
PHOGUE
PHOGUE
PHOGUE
PHOGUE
PHOGUE
PHOGUE
PHOGUE
PHOGUE
PHOGUE
PHOGUE
PHOGUE
39
Porcentaje de personas por debajo del umbral del PHOGUE
15% de la renta mediana nacional equivalente
Número de hogares con mucha dificultad para ECPF, INE
llegar a fin de mes
Número de beneficiarios de prestaciones de cada Registros
una de las siguientes prestaciones mínimas (media administrativ
os MTAS
anual)
MTAS
Gasto en garantía de recursos mínimos (millones
euros)
SEEPROS
Gasto realizado
ACCESO A LA
VIVIENDA
Número de viviendas terminadas de protección
oficial, promoción especial y promoción pública
Mº de
Fomento,
D.G. de la
Vivienda,
Arquitectura
y Urbanismo
PHOGUE
Porcentaje de hogares según régimen de tenencia
de la vivienda principal
Número de viviendas con subvención del alquiler: Mº Fomento,
D.G. de la
Actuaciones convenidas para alquiler (miles)
Porcentaje de viviendas sin condiciones mínimas:
Porcentaje de hogares que sufren dos o más problemas
graves en su vivienda, entre los cuatro siguientes: falta
de espacio, luz natural insuficiente, humedades y
delincuencia o vandalismo en la zona, por tramos de
ingresos mensuales.
Número de viviendas principales en estado ruinoso
(miles)
Porcentaje de edificios destinados principalmente a
viviendas en estado ruinoso
Porcentaje de viviendas con graves carencias:
inodoro con agua corriente, calefacción colectiva o
individual y agua caliente
Número de plazas disponibles en la Red pública de
Albergues y Centros de Acogida (Plan Concertado)
Vivienda,
Arq. y
Urbanismo
PHOGUE
Censo de
Viviendas
Censo de
Viviendas
PHOGUE
MTAS
Número de plazas disponibles en la Red pública de
Albergues y Centros de Acogida
Número de usuarios de la Red pública de Albergues
y Centros de Acogida (Plan Concertado)
Número de usuarios de la Red pública de Albergues
y Centros de Acogida
Grado de ocupación medio de la Red pública de
Albergues y Centros de Acogida (Plan Concertado)
-Albergues
-Centros de Acogida
Mº Fomento,
Indicador de accesibilidad a la vivienda: Relación
D.G. de la
40
entre el precio medio de la vivienda libre y el
ingreso anual por hogar
ACCESO A LA
EDUCACIÓN
Gasto realizado: Cuantía de gasto en inversiones
realizadas en vivienda y edificación por las
Administraciones Públicas (millones de euros)
Personas que han abandonado la enseñanza
prematuramente y no siguen ningún tipo de
educación o formación: Proporción de la población
de entre 18 y 24 años que ha alcanzado el nivel 2
CINE, o un nivel inferior, y no sigue ningún tipo de
enseñanza o formación.
Personas con bajos niveles educativos: tasa de
obtención del nivel 2 CINE, o un nivel inferior, en la
educación para adultos, por grupos de edad y sexo.
Tasa neta de escolaridad en edades significativas
Número de personas de 16 y más años analfabetos
y con estudios primarios incompletos (miles)
Número de analfabetos de 16 años y más en paro
(miles)
Tasa de idoneidad: Proporción del alumnado de la edad
considerada que se encuentra matriculada en el curso
teórico correspondiente por sexo
Tasa bruta de población que obtiene la titulación de
educación secundaria obligatoria
Porcentaje de alumnos que reciben becas
enseñanzas post-obligatorias no universitarias
en
Vivienda,
Arq. y
Urbanismo
Mº Fomento,
Anuario
Estadístico
EPA, INE
EPA, INE
Estadísticas
de
enseñanzas
no
universitaria
s, MECD.
Datos curso
2001/2002
provisionales
.
EPA, INE
EPA, INE
Estadísticas
de
enseñanzas
no
universitaria
s, MECD.
Datos curso
2001/2002
provisionales
.
Estadística
de
las
enseñanzas
no
universitaria
s MECD. Los
datos
2000/2001
son
provisionales
.
Estadística
de
Becas,
MECD
MECD
Número de alumnos que participan en programas
de Garantía Social y otros programas dirigidos a la
población joven que no ha obtenido los objetivos de la
escolaridad obligatoria.
Número de jóvenes sin experiencia laboral y con EPA, INE
nivel de formación alcanzado inferior a la primera
41
etapa de educación secundaria (Número de jóvenes
de 16 a 24 años, analfabetos, con estudios primarios
incompletos o completos, que son parados en busca de su
primer empleo o son inactivos que no han trabajado
antes) (miles)
Número de jóvenes sin experiencia laboral y sin EPA, INE
estudios de nivel educativo inferior al secundario
(Número de jóvenes de 16 a 24 años, analfabetos o con
estudios primarios incompletos, que son parados en
busca de su primer empleo o son inactivos que no han
trabajado antes) (miles)
Estadísticas
Porcentaje de alumnado con necesidades
de
educativas especiales en el total del alumnado
Alumnado de Educación de Adultos: Alumnado de
Educación específica de Adultos (Enseñanzas de Carácter
Formal) y de Educación a Distancia no universitaria
Porcentaje de alumnado extranjero
Gasto por alumno en centros públicos (metodología
OCDE, euros utilizando PPA)
ACCESO A LA
SALUD
enseñanzas
no
universitaria
s, MECD.
Datos curso
2001/2002
provisionales
.
Estadísticas
de
enseñanzas
no
universitaria
s, MECD.
Datos curso
2001/2002
provisionales
.
Estadística
de la
Enseñanza
no
universitaria,
MECD. Datos
del curso
2001/2002
son un
avance.
Estadística
de Gasto
Público en
Educación.
(Los datos
de
2001/2002
son un
avance).
Gasto realizado: Porcentaje del gasto público en
educación con respecto al PIB
INE
Esperanza de vida al nacer: número de años que una
persona puede esperar vivir, a partir de 0
Percepción del propio estado de salud, por nivel de PHOGUE
renta y sexo: Relación entre la proporción de personas
de 16 años o más que califican su salud de mala o muy
mala, de acuerdo con la definición de la OMS, en quintiles
inferiores y superiores (por renta equivalente)
Porcentaje de población cubierta por un seguro de Ministerio de
42
asistencia sanitaria público
Número de personas discapacitadas (miles)
Número de personas dependientes: nº de personas
con alguna discapacidad que reciben ayuda de otra
persona (miles)
Adultos por estado general de salud y porcentaje
por debajo del umbral de pobreza
Número de enfermos de SIDA (Datos en miles)
Tasa de incidencia de SIDA por millón de habitantes
ACCESO A LAS
NUEVAS
TECNOLOGIAS
PHOGUE
Registro
Nacional de
SIDA. Mº de
Sanidad
Registro
Nacional de
SIDA. Mº de
Sanidad
INE
Número de Médicos colegiados por 100.000
habitantes
INE
Tasas de Personal hospitalario por 100 camas en
funcionamiento
Gasto realizado: Porcentaje del gasto público en salud Mº Sanidad
con respecto al PIB
Encuesta
Centros con conexión a internet (%)
Número de PCs por cada 100 alumnos
Número de puntos de acceso a internet en
Ayuntamientos en el marco del programa INFO XXI
POLITICAS DE
SOLIDARIDAD
FAMILIAR
Sanidad y
Consumo
EDDyES del
INE
EDDyES del
INE
Gasto realizado
Número de personas solas: número de viviendas
ocupadas por una sola persona (miles)
Piloto
Sociedad de
la
Información
y la Com. en
los Centros
Educativos,
MECD
Encuesta
Piloto
Sociedad de
la
Información
y la Com. en
los Centros
Educativos,
MECD
Ministerio de
Ciencia y
Tecnología
(FEMP)
EPA, INE
Porcentaje de personas mayores de 65 años que PHOGUE
tiene alguna enfermedad y grado de impedimentos
que le impide (intensamente) desarrollar su
actividad diaria
Menores infractores: Expedientes incoados a menores Memoria de
la Fiscalía
en Fiscalía
Menores maltratados:
menores de 18 años
Denuncias
de
maltrato
a
General del
Estado 2001
Mº del
Interior.
Anuario
43
Estadístico
MTAS.
Número de medidas de protección a menores: Altas
Estadística
en medidas de protección (tutela, acogimiento residencial
Básica de
y familiar)
Protección a
menores
Número denuncias de mujeres por malos tratos por Intituto de la
el cónyuge o análogo (ex cónyuge, compañero mujer.Elabor
ación
sentimental, novio o ex novio)
realizada a
Número de familias monoparentales sin empleo con
hijos a cargo: Número de hogares cuya persona de
referencia (sin cónyuge o pareja que resida con ella) es
parada o inactiva y además tiene algún hijo (de cualquier
edad) que convive con ella (miles).
Número de familias monoparentales sin empleo con
hijos menores de 18 años a cargo: Número de
hogares cuya persona de referencia (sin cónyuge o pareja
que resida con ella) es parada o inactiva y además tiene
algún hijo (menor de 18 años) que convive con ella.
(miles)
Gasto realizado
PROGRAMAS A Porcentaje de personas por debajo del 40% de la
FAVOR DE
renta mediana nacional equivalente
PERSONAS EN
SITUACIÓN O
RIESGO DE
EXCLUSIÓN
Número de personas por debajo del 15% de la
renta mediana nacional equivalente
Número de beneficiarios de Rentas Mínimas de
Inserción
Número de voluntarios en ONG´s de acción social
beneficiarias de la asignación tributaria del 0,52%
del IRPF
Número de trabajadores en ONG´s de acción social
beneficiarias de la asignación tributaria del 0,52%
del IRPF
Gasto realizado (millones de euros):
Cuantía de gasto en prestaciones sociales sometidas a
condición de recursos
Porcentaje del PIB de ese mismo gasto
PROGRAMAS A Número de beneficiarios de programas de
FAVOR DE
desarrollo gitano realizados por AA.PP
POBLACION
GITANA
Número de beneficiarios de programas de
desarrollo gitano realizados por ONG´s
beneficiarias de la asignación tributaria del 0,52%
del IRPF
partir de los
datos del
Ministerio del
Interior
EPA, INE
EPA, INE
PHOGUE
PHOGUE
MTAS: Datos
de CC.AA
MTAS.
Convocatoria
IRPF
MTAS
Convocatoria
IRPF
SEEPROS
SEEPROS
MTAS y
CCAA
MTAS
Convocatoria
IRPF – 2001
44
Número de menores integrados en programas de
escolarización y apoyo escolar.
Gasto realizado
PROGRAMAS A Número de inmigrantes con permiso de residencia
FAVOR DE
en vigor
INMIGRANTES
Nº de trabajadores extranjeros afiliados a la
Seguridad Social en alta laboral
Nº de extranjeros solicitantes de asilo
Gasto realizado
PERSONAS
Tasa de paro de las personas entre 16 y 64 años
DISCAPACITAD que tienen alguna discapacidad
AS
Número de discapacitados <65 años (miles)
Número de discapacitados >65 años (miles)
Número de personas con discapacidad o
dependencia grave (miles)
Gasto realizado
MTAS y
CCAA
Anuario
Estadístico
Mº Interior
Anuario de
Estadísticas
Sociales y
Laborales
2002
Anuario
Estadístico
de
Extranjería
EDDyES, INE
EDDyES, INE
EDDyES, INE
EDDyES, INE
45
Esta lista de indicadores es un instrumento cuantitativo que las instituciones
utilizan para medir el fenómeno de la exclusión social en el contexto español. Su
propósito es la evaluación cuantitativa del nivel de este fenómeno social, su
presencia en la realidad española, así como el seguimiento y evaluación del impacto
de las políticas sociales implementadas para luchar contra el fenómeno. Por otra
parte, es importante considerar que los indicadores sociales son siempre medidas
aproximativas. Se trata de medidas probabilísticas que no pueden en ningún caso
capturar el fenómeno en toda su extensión. Partiendo de esta consideración, más
que ser signos de un fenómeno social, los indicadores son medidas aproximativas de
conceptos, por lo tanto todo diseño de indicadores sociales estará condicionado por
la conceptualización que se realiza del fenómeno social que pretende medir. 48
Por ello es imprescindible analizar cómo se conceptualiza y analiza el
fenómeno de la exclusión en el II PNAin, pues esta conceptualización determinará las
políticas sociales diseñadas para combatir la exclusión social, los grupos sociales que
serán receptores de las políticas, las áreas prioritarias de intervención…
A la vez, también deben identificarse y tenerse en cuenta aquellos conceptos
que incorporan sesgos desde una perspectiva de género ya que se convierten en
fuertes obstáculos que reproducen la invisibilidad de las experiencias de exclusión de
las mujeres. Birgitta Hedman, Francesca Perucci y Pehr Sundström en su estudio
sobre las herramientas necesarias para crear estadísticas que incorporen la
perspectiva de género, señalan que “la mayoría de los problemas y vacíos de datos
en las estadísticas de género provienen de conceptos y definiciones inadecuados
utilizados en las encuestas y censos. Las mujeres se encuentran más a menudo que
los hombres en situaciones difíciles de medir. A menudo llevan a cabo trabajo
remunerado y no remunerado, trabajo en el sector informal, padecen problemas de
salud relacionados con la maternidad y disfrutan de oportunidades educativas
limitadas. Las interrelaciones de mujeres y hombres en la familia y en la sociedad
son también difíciles de medir. La estructura y composición familiares, las
responsabilidades parentales femeninas y masculinas, la toma de decisiones en la
familia y en la sociedad, y otros muchos aspectos de las interrelaciones de género no
Para más información sobre este aspecto, ver SURT, Methodological proposals for the design of social
indicators, un documento sobre la Phase I de este proyecto está disponible en la página web del proyecto:
http://www.surt.org/indicadors.
48
46
se hallan reflejadas adecuadamente en los conceptos y definiciones utilizados en la
recogida de datos convencional. Por otra parte, en muchas culturas, los obstáculos
sociales y culturales y los estereotipos de género complican todavía más la recogida
de datos”.49
De acuerdo con las anteriores consideraciones y las hipótesis de este
proyecto, la lista de indicadores se analizará considerando la manera en que ésta
captura la multidimensionalidad del fenómeno de la exclusión social, su naturaleza
de proceso más que de situación estable y su especificidad de género.
a. La multidimensionalidad de la exclusión social
La lista de indicadores incluye todos los indicadores propuestos por el Comité
de Protección Social de la Comisión Europea 50 que persigue el establecimiento de
enfoques
comunes
así
como
de
herramientas
compatibles
para
medir
las
desigualdades sociales entre los Estados Miembros. Igualmente, el II PNAin propone
más indicadores relacionados con las siguientes dimensiones del fenómeno de
exclusión social: el acceso al empleo, el acceso a la educación, el acceso a la salud,
el acceso a las nuevas tecnologías, las políticas para la solidaridad familiar, los
programas para la población que padece situaciones de exclusión o de riesgo, los
programas para la población gitana, los programas para los inmigrantes y,
finalmente, los programas para los ciudadanos discapacitados.
Como en otros intentos de medir cuantitativamente los procesos de exclusión
social, la dimensión económica del fenómeno es el dimensión más desarrollada y la
que incluye el mayor número de indicadores. Sin duda alguna, se trata de la
dimensión social más sencilla de medir cuantitativamente, pero esto no debería ser
una razón para obviar la compresión global del fenómeno.
El II PNAin extiende su propuesta de indicadores a otras áreas, todas ellas
esenciales para capturar el proceso de exclusión: el acceso al empleo, el acceso a la
salud, a las nuevas tecnologías… En este sentido, este segundo plan representa una
HEDMAN, B, PERUCCI, F, SUNDSTRÖM P, Engendering statistics. A tool for change. Statistics Sweden,
Suecia, 1996.
50
SOCIAL PROTECTION COMMITEE, Report on Indicators in the field of poverty and social exclusion,
Octubre 2001.
49
47
mejora respecto al primero en el intento de capturar la multidimensionalidad del
fenómeno y por ello, la lista de indicadores se aproxima más fielmente a la definición
teórica realizada del fenómeno. Si la exclusión social se define como un proceso que
no sólo implica la escasez de ingresos sino también la ausencia de acceso y
oportunidades en la esfera laboral, en la educación, en la vivienda, en la salud…, los
indicadores en todas estas áreas son necesarios para así poder medir la complejidad
de los procesos de desigualdad social y para poder también diseñar acciones de
intervención en cada una de estas dimensiones.
Sin
embargo,
algunas
esferas
sociales
se
encuentran
todavía
infrarepresentadas o incluso ausentes en algunos casos. Por ejemplo, la participación
social, las relaciones sociales, la distribución de recursos, ingresos y tiempo dentro
del hogar familiar, la participación en la toma de decisiones…
b. La exclusión social como proceso
En tanto que el fenómeno de la exclusión social se define teóricamente como
un proceso, partiendo de situaciones de riesgo o vulnerabilidad y derivando en
situaciones de severa exclusión, las políticas sociales que luchan contra este
fenómeno deberían implementar medidas de intervención no sólo en las últimas
fases del proceso (medidas paliativas) sino también en las primeras (medidas
preventivas). No sólo se necesitan indicadores que midan las personas viviendo
“fuera del sistema” (sin acceso a los bienes sociales y sin participación) sino que
también se necesitan indicadores que alerten de vulnerabilidad social (acceso
precario a los bienes sociales y situaciones de riesgo de pobreza y exclusión). Se
trata de una condición de posibilidad para la implementación de políticas sociales de
carácter preventivo.
Esto es especialmente significativo en el caso español. Tal como se ha
explicado anteriormente, a pesar de que el sistema de bienestar español ha tendido
a la universalización de la protección social durante la última década (cubriendo un
alto porcentaje de población), el nivel o intensidad de esta protección es muy bajo.
Además, en el Estado español, las tasas de pobreza severa son inferiores a otros
48
países europeos debido al papel de la familia como “caja de compensación”51 en la
distribución de recursos materiales.52 La estructura familiar permanece como el
agente más importante de protección, apoyo y provisión de recursos; por ello el
estado de bienestar español es profundamente subsidiario. Para caracterizar este
contexto algunos autores hablan de un “modelo de precariedad asistida por la
familia”.53
Esto significa que un importante porcentaje de la población vive en
condiciones precarias y disfruta de un acceso precario a los bienes sociales. Este
sector de la población probablemente escapa de las estadísticas de pobreza porque
ni los umbrales utilizados en la definición de los bajos ingresos ni aquellos utilizados
como criterio para las prestaciones sociales asistenciales lo capturan. De este modo,
su precariedad continúa invisible, con la familia como único apoyo. Este fenómeno es
particularmente significativo en el caso de las mujeres.
La lista de indicadores tampoco captura otros fenómenos sociales. Por
ejemplo,
los
denominados
“trabajadores
pobres”,
dónde
encontramos
una
sobrerepresentación de mujeres. La mayoría de los indicadores utilizados para medir
tendencias en el mercado laboral se centran en el desempleo como el fenómeno más
importante relacionado con la exclusión social. Sin cuestionar la importancia del paro
como factor de exclusión, también es importante considerar las condiciones y el tipo
de acceso a la ocupación: el tipo de contratos, los salarios, el tipo de empleos, la
promoción profesional… Quizás estas variables no resultan indicadores de exclusión
severa pero pueden ser indicadores de la precariedad en las condiciones laborales y,
al interactuar con otras situaciones de dificultad, pueden derivar en procesos de
exclusión.
Varios autores tratan las diferentes estrategias utilizadas en la familia para compensar las dificultades
económicas de uno de los miembros. Otros conceptos utilizados al explicar tales estrategias familiares
son: “puesta en común de recursos” o “presupuestación flexible” con el que los miembros de una familia
comparten los ingresos y gastos del hogar. Ver, por ejemplo, MORENO, LUIS, Ciudadanos precarios. La
última red de protección social. Ariel Sociología, Barcelona, 2000.
52
ARRIBA, ANA y MORENO, LUIS, Spain: Poverty, Social Exclusion and “Safety Nets”, European Project
FIPOSC. Working Document 02-10, Unidad de Políticas Comparadas, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC), Septiembre 2002.
53
LAPARRA, M, AGUILAR, M, “Tendencias de la exclusión y las políticas de integración en España”, en
TEZANOS, F (ed.), Tendencias en desigualdad y exclusión social. Tercer foro sobre tendencias sociales.
Editorial Sistema, Madrid, 1999.
51
49
La única forma de visibilizar esta precariedad invisible es mediante el diseño
de indicadores que capturen situaciones de vulnerabilidad y de acceso precario a las
oportunidades y bienes sociales.
c. La especificidad de género
Finalmente, una de las principales hipótesis de este proyecto es que la lista de
indicadores no captura la especificidad de género de los procesos de exclusión social.
La única referencia al género consiste en la siguiente nota que aparece en la parte
superior de la tabla: “en todos los indicadores de seguimiento, la variable género
debe ser tenida en cuenta siempre que sea posible”. En tanto que el género no es
otra variable a añadir, sino una categoría analítica, un enfoque diferente que permite
recuperar las experiencias concretas de exclusión social de las mujeres, el desglose
por género “siempre que sea posible” resulta insuficiente.
En relación con la ausencia de un enfoque de género en esta lista de indicadores, se
detectan dos problemas diferentes:
-
En primer lugar, debe considerarse que muchos indicadores se basan en el
“hogar” como unidad de medida (por ejemplo, la mayoría de los indicadores
que miden los ingresos y algunos de aquellos indicadores que registran el
acceso a las prestaciones sociales o la participación en programas contra la
exclusión social). Este enfoque da por supuesto que existe una distribución
igual de los recursos y las oportunidades en el seno de la familia,
subestimando las relaciones de poder y las posiciones desiguales de hombres
y mujeres en la familia en relación con el acceso y uso de los recursos. Sin
embargo, se trata de un factor de exclusión muy importante que explica
muchas de las experiencias de exclusión de las mujeres.
-
En segundo lugar, los factores de exclusión y la conceptualización del
fenómeno implícita en esta lista de indicadores no atiende a los factores de
exclusión específicos de las mujeres. Por ejemplo54: la distribución interna de
los ingresos familiares, los recursos y el tiempo; los procesos de toma de
54
Ver el punto 3 de este documento sobre los factores de exclusión de género.
50
decisiones en el seno familiar; la distribución de las tareas de cuidado en la
familia; el acceso al mercado laboral y las condiciones laborales; el trabajo no
remunerado; el trabajo informal; las oportunidades de acceso a la educación
y la formación; la salud y la autopercepción de ésta; el acceso a los servicios
y prestaciones sociales de acuerdo con los criterios de elegibilidad de estas
prestaciones; las condiciones y tenencia de la vivienda; la participación y el
acceso a la esfera política; la participación en los procesos de toma de
decisiones; la extensión y el rol de las redes sociales…
Resulta imprescindible visibilizar todas estas dimensiones para poder así
comprender y capturar con herramientas cuantitativas el modo en que las mujeres
padecen procesos de exclusión social.
51
5) PROPUESTAS PARA LA APLICACIÓN DE METODOLOGÍAS CUALITATIVAS
EN EL DISEÑO DE INDICADORES SOCIALES
Hablar de indicadores sociales implica hacer referencia a medidas cantitativas
de un fenómeno social, diseñadas para evaluar de forma cuantitativa el nivel de este
fenómeno social o su presencia o ausencia en un contexto determinado. Los
indicadores son datos cuantitativos presentados frecuentemente como “información
estadística especialmente recogida para visibilizar un problema o una cuestión
económica, demográfica o social”.55
De acuerdo con ello, la propuesta de este proyecto parte de la hipótesis según
la cual los sistemas de indicadores actuales no capturan la especificidad de género de
los procesos de exclusión y, en consecuencia, las políticas sociales de lucha contra el
fenómeno no prestan atención a las dinámicas específicas de exclusión que afectan a
las mujeres.
Además, es necesario tener en cuenta dos tipos de problemas que
acompañan al proceso de diseño de indicadores:
-
problemas relacionados con los conceptos utilizados en el sistema de
indicadores; y
-
problemas relacionados con los datos disponibles.
Los indicadores sociales son herramientas cuantitativas que reflejan una
conceptualización específica de un fenómeno social. En función del concepto utilizado
y, específicamente, de las dimensiones de la realidad social incluidas en el concepto,
se diseñarán diferentes indicadores sociales para medir dicho fenómeno.
En el caso del fenómeno de la exclusión social, los conceptos que hay detrás
de los indicadores utilizados para medir el fenómeno no incorporan la perspectiva de
género, por ello no pueden capturar la especificidad de género de la exclusión social.
En este sentido es necesario, en primer lugar, revisar de forma crítica algunos
conceptos y, a continuación, reconceptualizarlos
para así hacer visibles las
52
experiencias específicas de las mujeres. Se trata de conceptos como: mercado
laboral, actividad económica, hogar y cabeza de familia, formación y educación…
El análisis sesgado, desde el punto de vista del género, no sólo proviene de
los principales conceptos utilizados sino también del proceso de recogida de datos.
Así pues, sería necesario revisar las estadísticas existentes para detectar sesgos de
género y evitar así reproducirlos en el diseño de nuevos indicadores. Esto también
implica que, en ocasiones, los datos básicos actuales no pueden ser la base de
nuevos indicadores ya que existen importantes “vacíos de datos” respecto algunas
de las experiencias de las mujeres y ello impide el diseño de nuevos indicadores de
género. Frente a esto, se propone distinguir entre indicadores posibles (que pueden
ser calculados con los datos existentes) e indicadores deseables (que serían
deseables para medir los procesos de exclusión de las mujeres pero que no pueden
ser calculados porque no se dispone de los datos necesarios).
Dada la necesidad de reconceptualización de algunas definiciones y categorías
utilizadas para diseñar indicadores y frente a los sesgos de género y los vacíos de
datos de género en las estadísticas utilizadas, la propuesta de este proyecto consiste
en aplicar metodologías cualitativas y participativas.
Las metodologías cuantitativas y participativas permitirán recuperar la voz de
las mujeres excluidas. Con la participación de los verdaderos actores del proceso de
exclusión social, será posible obtener información nueva acerca de los factores
desencadenantes de sus experiencias de exclusión, así como de las dimensiones
sociales donde se manifiestan estos procesos de exclusión. Las voces de las mujeres
alertarán sobre los límites de los conceptos e indicadores existentes y sobre las
dimensiones de exclusión que deben ser consideradas para diseñar indicadores
capaces de capturar la especificidad de género de los procesos de exclusión social.
Por
lo
tanto,
el
reto
consiste
en
capturar
información
cualitativa
y
transformarla en indicadores cuantitativos para así dar visibilidad a la especificidad
de género de los procesos de exclusión.
HEDMAN, BIRGITTA, PERCUCCIM FRANSCESCA, SUNDSTRÖM, PEHR, Engendering Statistics, a Tool for
Change. Statistics Sweden, 1996.
55
53
De acuerdo con todas estas consideraciones, la propuesta metodológica se
basa en los siguientes pasos:
-
Una definición exhaustiva de los objetivos del proyecto: por qué se quiere
diseñar un sistema de indicadores sociales, qué tipo de aplicabilidad se está
buscando, qué se quiere conseguir…
-
Análisis conceptual y teórico del fenómeno que se pretende estudiar:
estableciendo el marco teórico que debe ser la base del sistema de
indicadores. De acuerdo con los propósitos de este proyecto, es necesario
establecer un marco teórico y analítico del fenómeno de la exclusión social
con una definición muy exhaustiva del concepto, así como de las dimensiones
sociales incluidas en este concepto desde una perspectiva de género.
-
Revisión de los actuales sistemas de conceptos e indicadores relacionados con
los procesos de exclusión social para detectar los límites de tales indicadores
desde una perspectiva de género.
-
Trabajo de campo: recuperar la voz de las mujeres con experiencias de
exclusión y recoger información cualitativa sobre los procesos de género de
exclusión.
-
Transformar información cualitativa en indicadores cuantitativos, es decir, el
diseño de indicadores como medidas cuantitativas de la especificidad de
género de los procesos de exclusión social.
-
Análisis de la viabilidad de los nuevos indicadores de acuerdo con los datos
existentes,
distinguiendo
entre
“indicadores
posibles”
e
“indicadores
deseables”.
-
Desarrollar recomendaciones sobre estadísticas básicas necesarias para poder
aplicar el grupo de “indicadores deseables de género de exclusión social”.
54
Algunas propuestas para el trabajo de campo
-
Siguiendo los objetivos y las hipótesis metodológicas del proyecto, el trabajo
de campo aspira a dar visibilidad a las experiencias concretas de las mujeres
atrapadas en procesos de exclusión social.
-
Se implementarán distintas técnicas cualitativas para recuperar las voces de
las mujeres: “entrevistas en profundidad” y “grupos de discusión”
-
Las entrevistadas pertenecerán a uno de los tres grupos seleccionados como
grupos sociales en posición de riesgo: mujeres inmigrantes, mujeres
responsables
de
familias
monoparentales,
mujeres
jóvenes
con
baja
cualificación.
-
Se considera que la recogida de factores que desencadenan experiencias de
exclusión
entre
las
mujeres
pertenecientes
a
alguno
de
los
grupos
seleccionados, será representativa de la especificidad de género del proceso
de exclusión social.
-
La muestra total, considerando las entrevistas y las distintas sesiones de los
grupos de discusión, serán 54. Cada país llevará a cabo 9 entrevistas o
sesiones de los grupos de discusión en función de su experiencia y
preferencias (tres por grupo social).
-
El análisis de los resultados del trabajo de campo se centrará en la recogida
de factores de género de exclusión que permitirá diseñar indicadores
cualitativos de género de la exclusión social y su posterior transformación,
siempre que sea posible, en medidas cuantitativas.
55
Algunas consideraciones metodológicas respecto las “entrevistas en profundidad”
Las entrevistas en profundidad se definen como “encuentros cara a cara entre
el entrevistador y los informantes dirigidos a la comprensión de las perspectivas que
tienen los informantes en relación a sus vidas, experiencias o situaciones, tal como
las expresan con sus propias palabras”.56 Se trata más bien de un diálogo entre
iguales que de un intercambio formal de preguntas y respuestas.
El entrevistador se convierte en un instrumento de investigación y su papel
no reside sólo en obtener respuestas, sino también en aprender qué preguntas debe
hacer y cómo debe hacérselas al entrevistado. A diferencia del cuestionario cerrado,
las entrevistas cualitativas son flexibles y dinámicas; ésta es la razón por la que se
definen como entrevistas no directivas, no estructuradas, no estandarizadas y
abiertas.
Las entrevistas cualitativas permiten también capturar el modo en que los
actores sociales viven, ordenan y estructuran sus propias experiencias. Al mismo
tiempo, permiten el acceso a esferas vitales inaccesibles a través de otras técnicas
metodológicas. Por ejemplo, Thompson 57 destaca que las entrevistas cualitativas
permiten:
-
contrastar las fuentes escritas cuando el investigador quiere evaluar su
fiabilidad (por ejemplo, en el caso de estadísticas que deforman la realidad
social);
-
aproximarse a grupos excluidos;
-
aproximarse a aspectos de la vida diaria; por ejemplo, las relaciones en el
seno de la familia, los gastos familiares, la tradición oral…; y
-
conocer la comprensión popular sobre los acontecimientos sociales así como
sus soluciones y estrategias vitales para hacer frente a tales acontecimientos.
Así pues, las entrevistas cualitativas resultan técnicas eficaces cuando la
investigación persigue comprender experiencias humanas subjetivas. Lo principal, en
las entrevistas cualitativas, es captar aquello esencial e importante desde el punto de
TAYLOR, S.J. y BODGAN, R., Introducción a los métodos cualitativos de investigación. Barcelona,
Paidós, 1992.
57
THOMPSON, P., La voz del pasado. La historia oral. València, Alfons el Magnànim, 1988.
56
56
vista del entrevistado: sus propósitos, enfoques y definiciones, la manera en que
ellos entienden, viven y clasifican su vida social. Es importante no empezar la
entrevista con preguntas muy dirigidas porque, en este caso, el entrevistador es
quién define la información relevante. Por el contrario, se recomienda empezar
sugiriendo preguntas generales que permitan al entrevistado hablar sobre aquello
que considera importante y relevante. Una vez el entrevistador dispone de la
información sobre el contexto general de la vida del informante, ella/él puede
centrarse en temas concretos o proponer preguntas más dirigidas.
El resultado de la entrevista cualitativa es una historia oral y debe ser
interpretado como un discurso sobre una realidad obtenido en el contexto de unas
circunstancias
determinadas.
Así,
los
resultados
de
la
entrevista
se
hallan
fuertemente condicionados a la relación específica establecida entre el entrevistador
y el informante. Por ello, en el análisis de la información, el investigador debe tener
en cuenta cómo ha influido el contexto de la entrevista en la obtención y en la
formulación misma de las informaciones.
Distintos
autores
coinciden
en
la
idea
de
que
no
existe
un
único
procedimiento para realizar entrevistas. Éstas pueden adoptar diferentes formas
según, por ejemplo, el nivel de implicación del entrevistador o según los objetivos de
la
investigación.
Por
ejemplo,
si
consideramos
el
nivel
de
implicación
del
entrevistador, los autores distinguen entre entrevistas abiertas, dirigidas o semidirigidas. En las primeras, el entrevistador se limita a sugerir algunas preguntas
dejando luego hablar libremente al entrevistado. Las entrevistas dirigidas se basan
en un guión preciso y previo que guía la entrevista. Finalmente, las semi-dirigidas no
son entrevistas completamente abiertas pero, a su vez, tampoco se basan en un
cuestionario cerrado. En general, el entrevistador dispone de una lista de temas que
utiliza como guía para la entrevista. El papel del entrevistador consiste en centrar al
entrevistado en los temas que interesan, en el caso de que éste hable sobre aspectos
“no relacionados” o si no sugiere espontáneamente los temas esperados.
En cuanto a los objetivos de la investigación, podemos distinguir entre
historias de vida, entrevistas en profundidad, entrevistas temáticas…. Las historias
de vida aspiran a “aprender” las experiencias más relevantes de la vida de una
persona y las definiciones que esta misma persona aplica a estas vivencias. Las
57
entrevistas en profundidad comportan diferentes sesiones de trabajo con un
informante para poder profundizar en varios aspectos. Las entrevistas temáticas
aspiran a capturar cómo el entrevistado describe determinados hechos, procesos o
personas.
Utilizando metodologías cualitativas, no es tan importante el número exacto
de informantes como el potencial que ofrecen los casos seleccionados. Conviene que
los informantes se seleccionen de acuerdo con categorías relevantes relacionadas
con el objeto de estudio.
Otra herramienta importante a utilizar en la entrevista es el guión, que
requiere un trabajo previo de clarificación de la información relevante a recoger, así
como de los objetivos de la investigación. El guión permite orientar la entrevista,
aclarando y recuperando los propósitos de la investigación. Se trata de una
herramienta de soporte, que no debe ser considerada como un cuestionario estricto,
y que se basa en una lista temática, en un mapa de áreas generales que el
investigador pretende cubrir durante la entrevista. Partiendo de este guión, el
entrevistador decidirá cómo hacer las preguntas y el momento adecuado para
realizarlas en el transcurso de la entrevista.
58