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La continuidad de la cultura egipcia Por Gamal El Ghitany Revista El Rosacruz A.M.O.R.C. Con sus 6000 años de historia escrita, la civilización de Egipto es una de las más antiguas del mundo. Y, en el curso de su larga historia, la sociedad egipcia ha abrazado religiones diferentes, algunas de ellas creadas por los propios egipcios y otras adoptadas del extranjero. Su lenguaje escrito ha cambiado en diversos periodos, yendo desde el jeroglífico al demótico, luego al griego, al copto y, finalmente, al arábigo. En el flujo y reflujo de todas estas influencias, los egipcios han conseguido sintetizar lo moderno y lo antiguo en muchos aspectos de su vida. En realidad, pese a sus múltiples tragedias, la principal característica de esta cultura ha sido siempre su coherencia, su vitalidad y su continuidad, Todo lo que realizaron los egipcios fue absorbido y digerido muy lentamente por diferentes culturas, hasta el punto que esos elementos se fueron convirtiendo poco a poco en componentes de su propia sociedad. Uno de los ejemplos más obvios es la actitud que asumieron ante la muerte y el mundo del más allá. La idea de la inmortalidad estuvo siempre en primer plano en la mente de los egipcios. Las primeras imágenes que representan la vida después de la muerte pueden verse en las más antiguas creencias de este pueblo. En aquel tiempo se dio gran importancia a las tumbas y a la preservación del cuerpo del fallecido, hasta el punto que los gastos indispensables para el embellecimiento de los edificios llevo a la bancarrota a mucha gente. La razón del por qué los egipcios se interesaron tanto en la vida futura, fue el apego tan profundo que profesaban a la vida y, por lo tanto, se negaban a admitir la idea de la inexistencia, de la nada. De esta manera, las religiones podían cambiar, y sucederse uno tras otro nuevos príncipes, pero el contenido de las culturas egipcias, enraizado firmemente en la conciencia colectiva de la gente, continuó siendo básicamente el mismo. El primer acto que realizaba un nuevo faraón al asumir el poder era edificar un mausoleo, con un templo adyacente para la adoración, con el objeto de que, cuando le llegara el momento de morir, su cuerpo quedara protegido de la inexistencia. Algunos milenios más tarde, tan pronto como llegó al poder el sultán Mameluko, quien era musulmán y extranjero, comenzó a construir una enorme mezquita con un mausoleo. Esta tradición se ha preservado hasta los tiempos contemporáneos. Cuando Gamal Abdel Nasser murió en 1970, fue enterrado en un mausoleo que él mismo había ayudado a construir y pagó cuando aún vivía. El Monoteísmo Cabe decir también que, a través de los años, la actitud básica de los egipcios hacia sus santos cristianos y musulmanes no ha cambiado mucho. El Egipto faraónico estuvo bajo la égida de la divina trinidad, la diosa Isis, el dios Osiris y el hijo de ambos, Horus. No obstante, los egipcios fueron también los primeros en adorar a una sola deidad, y esto lo deben al faraón Akhnaton, el primer hombre sobre la Tierra que creyó y adoró a un solo Dios. Esto explica la pronta asimilación de la cristiandad en Egipto (alrededor de 350 d. de C. o antes), junto con su nueva trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El dogma de un Dios Supremo quedó implantado tan firmemente en la cultura egipcia, que no tardó mucho para que se desarrollara un profundo conflicto entre las iglesias egipcia y bizantina acerca de la naturaleza de Cristo. Los bizantinos pensaban que el hijo de la Virgen María fue divino por naturaleza, pero Ario, un sacerdote de Alejandría, negó la consubstancialidad del Hijo con el Padre y, sin rechazar por completo que la naturaleza de Cristo es divina (1), dijo que Dios es único en sí mismo. Aunque los egipcios eran menos en número, se negaron a inclinarse ante Bizancio. El conflicto resultante demostró el espíritu altamente independiente de la iglesia y de la cultura de Egipto. A pesar de que Constantinopla fue la indiscutible capital del Imperio del Oriente, Alejandría continuó siendo la capital espiritual de la cristiandad en el mundo. Debido a la confrontación con las influencias griegas y bizantina, de inmediato se adoptó en todo el país el lenguaje copto, es decir, la antigua lengua egipcia escrita entonces con letras griegas, fortaleciéndose de este modo la identidad cultural de los egipcios. El advenimiento del Islam La llegada de los árabes a Egipto en el Siglo VII y la expansión del Islam por todo el país, jamás debilitó la permanencia de sus tradiciones culturales. La civilización egipcia estaba suficientemente capacitada para asimilar los símbolos y ritos de la nueva religión, ya que era comparable, en muchos aspectos, con los que se habían conocido antes. La actitud ante la muerte perseveró básicamente inalterable, si bien se operaron ciertos cambios en los detalles, pues se suspendió el embalsamamiento de los cuerpos y el entierro en ataúdes de madera o de piedra, algo prohibido en el Islam. Aun cuando la veneración de los muertos era contraria al espíritu del Islam, continuaron efectuándose las reuniones delante de la tumba, la conmemoración de los muertos, la realización de los deseos formulados por los muertos al aparecerse en sueños a aquellas personas cercanas y queridas. El lugar que ocupaban los dioses en los tiempos faraónicos fue asumido primero por los santos cristianos y luego por los awlia. Estos últimos continúan ejerciendo poder sobre la gente que vive en la actualidad. El Dr. Sayed Oweis, eminente sociólogo egipcio, descubrió que aún hoy en día es muy respetado el fenómeno de la correspondencia entre nuestros contemporáneos y los muertos ilustres, y en esto encuentra un paralelo con la antigua práctica egipcia de escribir quejas a los muertos sobre pedazos de seda. Todavía se escriben cartas al imán (encargado de presidir la oración entre los musulmanes) Al-Shafi, quien fundara una de las cuatro escuelas de jurisprudencia en el Islam sunnita: este imán murió en el año 204 de la hégira (A.D. 820). Pero a quien se brinda mayor veneración en todo Egipto es al imán Hussein, nieto del profeta Mahoma y considerado el primer mártir del Islam. El aniversario de su nacimiento es celebrado durante dos semanas con oraciones, danzas y cánticos. Si seguimos la línea de continuidad cultural a través de las sucesivas civilizaciones que han florecido en Egipto, podremos detectar una similitud entre Hussein y Osiris, porque compartieron las mismas cualidades y el mismo trágico destino; y Sayedna Zainab, hermana de Hussein, es semejante a la diosa Isis, quien representó para los antiguos egipcios la pureza y la fidelidad. Esta continuidad cultural puede encontrarse hasta en los más mínimos detalles de la vida diaria, así como también en el trazado de pueblos y aldeas, en el arreglo del interior de las casas, en la agricultura que aún está organizada de acuerdo con las prácticas de los antiguos egipcios, y aun en los antiguos nombres que todavía se usan hoy en día. Ciertas tradiciones seculares son preservadas aún en actividades tan diversas como el arte de cocinar, y en las fórmulas con las que se habla la gente cuando se reúne para celebrar un nacimiento o para lamentar una muerte. Si bien estos detalles demuestran que las raíces de la cultura egipcia se proyectan a los más remotos orígenes de su historia, comprueban también que esta cultura es capaz de renovarse y perpetuarse sin cambiar su autenticidad. Artículo de la UNESCO Nota: (1) Debido a la antiquísima interpretación egipcia sobre la deidad, durante la época de la cristianización se marcó en Egipto una diferencia innecesaria entre el ser divino y el ser humano de Cristo. Por eso la Iglesia Cóptica sostuvo el punto de vista monofisista, el cual niega que Cristo haya tenido dos naturalezas. En un Concilio Ecuménico posterior (Calcedonia, A.D. 451), este punto de vista fue declarado herético y se excomulgó a Dioscoro, patriarca de Alejandría, excomulgando con esto a gran parte de la cristiandad egipcia.