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Derechos de propiedad y atraso económico en Argentina: una perspectiva histórica Leandro Prados de la Escosura (Universidad Carlos III de Madrid) Isabel Sanz-Villarroya (Universidad de Zaragoza) ¿Por qué Argentina, un país que durante 1880-1929 figuró entre los diez países con mayor renta per capita del mundo, se rezagó hasta alcanzar su posición actual, más cercana a la de Turquía que a la de Europa occidental? (Prados de la Escosura, 2000) Es habitual comparar la evolución económica de Argentina con la de Australia y Canadá, con las que ha compartido un desarrollo basado en la explotación de recursos naturales y en la exportación de bienes primarios1. Hoy día sabemos que Argentina frenó su acercamiento a Australia y Canadá a finales del siglo XIX2. Los resultados obtenidos por Sanz-Villarroya (2003) adelantan el momento histórico en el que Argentina se rezagó del resto de los países de nuevo asentamiento pues, hasta ahora, la Primera Guerra Mundial, la Depresión de 1929 y la recuperación post-bélica a partir de 1950 habrían señalado para economistas e historiadores el inicio del retraso argentino. ¿Dónde reside la explicación del fracaso argentino? ¿Por qué no logró acortar distancias con Australia y Canadá a partir del siglo XX? ¿A qué es debido el retraso sufrido por Argentina respecto a estos dos países?, son interrogantes que aún no han recibido una respuesta definitiva. El incremento, vía inversión, de la intensidad de capital es, en la explicación neoclásica del crecimiento, el mecanismo que conduce a un mayor producto por habitante. Sin embargo, la acumulación de capital físico y humano depende, en última instancia, de la existencia de una estructura de incentivos que emanan de las instituciones vigentes (North, 1990: 134). El estudio cuantitativo que se ofrece en este ensayo investiga en qué medida la estructura de incentivos que se deriva de los derechos de propiedad vigentes condicionó el proceso de acumulación de capital y, por tanto, el crecimiento de la Argentina y su posición con respecto a Australia y Canadá. 1 Cf. Cortés Conde (1997), Di Tella y Zymelman (1973), Díaz Alejandro (1983), Ferrer (1996), Taylor (1992, 1994, 1998). 2 Estos resultados se derivan del estudio de las series relativas de PIB per cápita entre 1875 y 1990 mediante el método de raíces unitaria y cortes estructurales. Cf. Sanz Villarroya (2003). 1 Se trata, pues, de analizar, para la experiencia histórica argentina, qué asociación existe entre derechos de propiedad, inversión y crecimiento3. No obstante, la principal dificultad estriba precisamente en medir el impacto de las instituciones así como la estructura de incentivos derivada de las mismas4. Recientemente, Clague, Keefer, Knack y Olson (1999) han proporcionado una medida del cumplimiento de los contratos y la seguridad de los derechos de propiedad que han definido como “dinero intensivo en contratos” [CIM, en adelante] y que equivale al porcentaje de los depósitos sobre la oferta monetaria (M2). La idea que subyace tras este indicador es que el modo en que se mantienen los activos financieros está condicionado por la definición de los derechos de propiedad. Cuando los agentes económicos consideran que están operando en un contexto de estabilidad, con derechos de propiedad bien definidos y garantizados, el mantenimiento de sus activos líquidos en forma de depósitos no resulta una decisión arriesgada y, por tanto, su preferencia por el circulante disminuye. En consecuencia, la proporción de los depósitos sobre la oferta monetaria tenderá a aumentar. El mejor cumplimiento de los contratos resultará, a su vez, en mayores tasas de inversión y, en consecuencia, en tasas superiores de crecimiento. La situación contraria se daría en el caso de que el marco institucional estuviese mal definido5. A fin de analizar la experiencia histórica de la Argentina durante el periodo 1875-1990 partimos de un modelo de crecimiento definido mediante un sistema de ecuaciones estructurales en el que se incluye el indicador CIM como aproximación al nivel de cumplimiento de los contratos. Los resultados obtenidos sugieren que el grado de definición y cumplimiento de los derechos de propiedad ha contribuido de manera destacada a explicar la singular evolución de la economía argentina. 3 Cf. Knack y Keefer (1995) para un intento de comprobar dicha relación de manera empírica. North (1990), p.107, escribe: “We cannot see, fell, touch, or even measure institutions; they are constructs of the human mind”. 5 Como ilustra la reciente situación vivida en la Argentina donde la violación de los derechos de propiedad condujo a una inmediata retirada por los particulares de sus depósitos en el sistema financiero. 4 2 En el resto del ensayo, discutimos la posición de Argentina en comparación con Australia y Canadá y las hipótesis que se han barajado para explicarla (sección 2); examinamos la validez del indicador CIM para medir el efecto de las instituciones sobre el comportamiento de la economía (sección 3); realizamos el cómputo de un modelo estructural de crecimiento para la Argentina (sección 4); contrastamos sus resultados con la evidencia cualitativa y las interpretaciones históricas disponibles (sección 5); y, finalmente, llevamos a cabo una simulación de cuál habría sido el impacto sobre el crecimiento y, en consecuencia, sobre la posición relativa de la Argentina si la definición y el cumplimiento de los derechos de propiedad hubiera sido análogo al de Australia o Canadá (sección 6). Una breve recapitulación cierra el ensayo. La posición relativa de Argentina La comparación entre Argentina, Australia y Canadá es frecuente, pues forman parte de las denominadas ‘regiones de nuevo asentamiento’ (areas of new settlement) que se convirtieron en exportadoras de bienes primarios bajo la influencia británica y siguieron una evolución paralela entre finales del siglo XIX y mediados del siglo XX (Gallo, 1985; Duncan y Fogarty, 1984; Platt y Di Tella, 1985). Extensos territorios, escasamente poblados, disponían de una dotación de recursos naturales que, aunque físicamente alejados de los centros de actividad económica, les confería un posición internacional privilegiada6. El comportamiento relativo de Argentina con respecto a Australia y Canadá en términos de producto por habitante se ilustra en los Gráficos 1 y 2, calculado como su diferencia en logaritmos. Los valores negativos representan niveles inferiores de producto argentino, los valores iguales a cero significan una equiparación de niveles, y los valores positivos representan niveles que son superiores. En comparación con Australia, se observa un rápido acercamiento de Argentina hasta 1899, momento a partir del cual su posición relativa se estanca. A partir de 1974 tiene lugar una ruptura en la tendencia, negativa y significativa, que marca el inicio del distanciamiento entre ambas economías. Con respecto a Canadá siguió una pauta 6 Cf. Fogarty, Gallo y Diéguez (1979), Platt y DiTella (1985) y Duncan y Fogarty (1984). 3 análoga, aunque, hasta 1936, hubo algún momento en los que el PIB per cápita argentino alcanzó al canadiense (Sanz-Villarroya, 2003). ¿Por qué Argentina nunca alcanzó los niveles per cápita de Australia?; y si llegó en algún momento a equipararse a Canadá, ¿Por qué no pudo mantenerse en esa relativa superioridad? ¿Qué originó el acusado declive argentino que se fue potenciando con el tiempo y que aún perdura?, constituyen interrogantes a los que historiadores y economistas tratan de responder desde hace ya algún tiempo. La primera fase del atraso argentino, ha recibido considerable atención en la historiografía. El cierre de la frontera fue, para Di Tella y Zymelman (1967), la mayor diferencia entre Argentina y otras áreas de nuevo asentamiento, ya que no se buscaron sustitutivos adecuados para compensar el fin de la expansión territorial. En opinión de Solberg (1985), la disparidad fundamental entre Argentina y Canadá estriba en una política de distribución de la tierra que, en Canadá, derivó en la formación de un amplio conjunto de pequeños granjeros, mientras, en Argentina, dio lugar a un pequeño núcleo de grandes terratenientes El contraste entre la administración australiana, estable y flexible, y el mal gobierno argentino es, a juicio de Duncan y Fogarty (1984), el elemento diferencial; mientras que, para Platt y Di Tella (1985), lo serían una tradición política y una inmigración de origen geográfico distintos, hecho este último que apunta también Taylor (1994). Abunda en este último aspecto Díaz Alejandro (1985), para quien la política inmigratoria, más restrictiva en Australia, habría redundado en una mayor productividad, incentivada por la relativa escasez de mano de obra. En una investigación reciente, Taylor (1992) ha señalado que la elevada tasa de dependencia y la tardía transición demográfica, en términos comparativos, habrían supuesto una menor tasa de ahorro en Argentina frente a Australia y Canadá. Una parte significativa de la entrada de capital tendría lugar en respuesta a la baja tasa de ahorro (Taylor y Williamson, 1994). Al tratarse, pues, un país dependiente del capital extranjero, la Primera Guerra Mundial y la ‘desglobalización’ subsiguiente redujeron su flujo con el consiguiente impacto negativo sobre la formación de capital y, en definitiva, sobre el crecimiento económico, dando lugar a un primer episodio del atraso argentino. En efecto, durante el periodo 1900-1929, la tasa de ahorro fue, en 4 Argentina, alrededor de un 10 por ciento menor que en Australia y Canadá, mientras que la tasa de dependencia era superior en 5 puntos porcentuales (Taylor, 1992: 922). Taylor estima que, a largo plazo, la diferencia existente entre las tasas de dependencia en Argentina y Australia explicaría alrededor de las dos terceras partes del desnivel entre sus respectivas tasas de ahorro. Si Argentina hubiese tenido una tasa de dependencia similar a la media de Canadá y Australia, su tasa de ahorro se habría duplicado (Taylor, 1992: 925). Por su parte, Cortés Conde (1985), apunta que, en los años veinte, el principal rasgo de la divergencia lo constituyó la política de industrialización mediante sustitución de importaciones frente a la desarrollo ‘hacia afuera’ llevado a cabo en Canadá. El retraso, más acusado, de la economía argentina a partir de la década de los treinta, ha recibido mucha menor atención entre los científicos sociales. De acuerdo con Taylor (1994, 1998a), ya desde los años treinta, la acumulación de capital se vio obstaculizada por los altos precios relativos de los bienes de capital (en su mayoría, importados), resultado de la política de industrialización vía sustitución de importaciones. Durante el resto del siglo XX, los tipos de cambio múltiples, el mercado negro de divisas7, la depreciación de la moneda y los altos aranceles constituirían las distorsiones subyacentes tras los elevados precios relativos de los bienes de capital (Taylor, 1998b; Collins y Williamson, 2001). La menor intensidad de capital resultante explicaría los menores niveles de productividad laboral de Argentina en comparación con Australia y Canadá. En suma, el marco institucional determinaría, en última instancia, el atraso económico argentino del siglo XX (Cortés Conde, 1998). ¿Cómo medir el impacto del marco institucional?: El ‘dinero intensivo en contratos’ Con el fin de acotar el marco institucional y poder cuantificar su impacto, Clague, Keefer, Knack y Olson (1999) idearon un indicador denominado ‘dinero intensivo en contratos’ (CIM) que representa la proporción de depósitos mantenidos en el sistema bancario, a la vista y a plazo, en la oferta monetaria (M2): (M2-C)/M2, siendo C el circulante en manos del público. 7 El mercado negro (black market) suele medirse como la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio de mercado. 5 El razonamiento que subyace tras este indicador es el siguiente: cuando los ciudadanos confían en el cumplimiento de los contratos y operan convencidos de un entorno seguro, mantienen una porción mayor de su dinero en forma de depósitos y, por tanto, el indicador CIM tiende a aumentar (Clague et al., 1999: 188). El buen cumplimiento de los contratos proporciona un ambiente favorable a la inversión; de este modo, la tasa de formación de capital tenderá a aumentar y, consecuentemente, lo hará el crecimiento de la economía. Así, puede augurarse una asociación positiva entre CIM, la tasa de inversión y el crecimiento. ¿Constituye CIM otra medida más de desarrollo financiero o, como aducen Clague et al., representa, en realidad, una medida de calidad institucional por cuanto refleja derechos de propiedad bien definidos?. Para contrastar su hipótesis, Clague et al. recurren al análisis factorial y comprueban que un conjunto de indicadores, en el que se incluyen medidas de libertades políticas y civiles, de la buena asignación de los derechos de propiedad, y de la frecuencia con la que se producen las revoluciones y golpes de estado, aparecen, junto con CIM, en un primer factor que definen como “calidad del gobierno y las instituciones”. Observan, además, que la variable de desarrollo financiero (construida como el porcentaje de la oferta monetaria con respecto al producto) tiene una mayor relación, por el contrario, con otras que aparecen en un segundo componente (Clague et al., 1999: 204). Un problema adicional del indicador CIM es que puede verse afectado por la tasa de inflación en sentidos opuestos. Dado que una inflación elevada suelen dar lugar a aumentos del tipo de interés, los agentes económicos podrían optar por ahorrar en forma de depósitos o en moneda extranjera, con lo que CIM aumentaría. Sin embargo, una acusada inflación introduce incertidumbre acerca de su tasa futura, y convierte en arriesgada la decisión de mantener dinero en forma de depósitos, con lo que CIM tendería a caer. En su análisis, Clague et al. observan para la época reciente que sólo cuando la tasa de inflación es superior al 60% anual se observan niveles de CIM bajos, mientras que, por debajo de ese porcentaje, una inflación elevada se asocia a un nivel alto de CIM. 6 Un país que, como Argentina, ha sufrido constantes cambios políticos y ha estado expuesto a shocks externos de diversa naturaleza a lo largo de su historia, proporciona una oportunidad excepcional de comprobar si CIM podría resultar un buen indicador de estabilidad institucional a largo plazo8. Hemos llevado a cabo para Argentina un test análogo al de Clague et al. a partir de distintas variables que podrían influir en la evolución de CIM: un índice de ‘profundidad financiera’ (Depth), (representado por el porcentaje de la oferta monetaria en el PIB); el tipo de interés nominal (Interest); el número de veces que cambia el gobierno en un periodo determinado (Gobnu); el momento en el que se produce un cambio de gobierno (Gobmo) o un golpe de estado (Coup). Además, dado que Argentina es un país que ha experimentado diversos episodios de hiperinflación, hemos añadido la tasa de inflación (Inflat).como otro de los condicionantes Por último, hemos incluido indicadores de distorsiones tales como la devaluación de la moneda con respecto al dólar (Deval); la protección nominal ponderada (medida por la proporción de los derechos recaudados por los aranceles sobre el valor de las importaciones) (Tariff); la proporción del gasto público corriente con respecto al PIB (Gov); la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el de mercado (en logaritmos), ‘mercado negro’ (Black); y la tasa de apertura (calculada como el porcentaje de las exportaciones sobre el PIB) (Open). Tras realizar un análisis factorial, basado en el método de componentes principales, observamos que en una primera aproximación (Cuadro 1), en la que se han tenido en cuenta todas las variables consideradas, se extraen dos componentes fundamentales. Una primera engloba, entre las variables de mayor peso, a la ‘intensidad financiera’ (Depth) y la tasa de apertura (Open), correlacionadas negativamente con las tasas de inflación (Inflat) y devaluación (Deval), la proporción del gasto público corriente (Gov) y el número de veces que cambia el gobierno (Gobnu). En una segunda componente se incluyen CIM y el tipo de interés (Interest), con ponderación positiva, y la variable ‘mercado negro’ (Black), con ponderación negativa. 8 La novedad que ofrece este estudio estriba en ser un análisis histórico. El estudio de Clague et al. considera el período 1960-1990. 7 Ahora bien, dado que la primera componente representa un conjunto de distorsiones que supuestamente están relacionadas con ‘mercado negro’, (Black), se ha efectuado un segundo análisis en el que se ponen en relación todas esas variables, exceptuando aquellas de carácter institucional9. De ahí se obtiene que dichas variables se relacionan con ‘mercado negro’, (Black), en una primera componente (Cuadro 2). Es decir, la variable ‘mercado negro’ parece sintetizar un conjunto de distorsiones provocadas por las políticas aplicadas, y sugiere que elevadas tasas de inflación y de devaluación y altos porcentajes de gasto público se relacionan positivamente con ella. Por el contrario, dicha variable se relaciona negativamente con la tasa de apertura y con la variable de desarrollo financiero10. Por otra parte, dado que CIM se encuentra asociado con ‘mercado negro’ (Black) dentro de un segundo componente extraído del primer análisis (Cuadro 1), podría verse afectado por las distorsiones que se recogen en éste. La relación negativa entre ambas variables indicaría que, cuanto mayores sean las distorsiones, menor será la confianza depositada por los agentes económicos en el marco institucional y, por ello, el porcentaje de depósitos bancarios sobre la oferta monetaria resultaría menor. Podría objetarse que la relación opera en sentido opuesto. Sin embargo, y de acuerdo al análisis de causalidad efectuado entre CIM y ‘mercado negro’ (Black), se comprueba que la dirección de la causalidad va de ‘mercado negro’ a CIM11. Estos resultados sugieren que cuando las políticas estatales generan pocas distorsiones, CIM tiende a aumentar. Además, como CIM depende positivamente del tipo de interés, operaría también como una medida de ahorro y, así, cuanto más elevado sea el tipo de interés, mayor será la proporción de los depósitos sobre la oferta Taylor (1998b) establece un sistema de ecuaciones en el que ‘mercado negro’ se relaciona negativamente con el nivel de renta inicial, con la protección nominal ponderada ,y positivamente, y con mayor intensidad, con el porcentaje de gasto público corriente en el PIB y con la tasa de devaluación. 10 La variable Tariff que representa el porcentaje de derechos de importación sobre importaciones totales cae en este análisis en una segunda componente y por ello en el modelo de crecimiento que se estime posteriormente será considerada como una variable que no ofrece información redundante con respecto a Black. 11 El contraste de la hipótesis nula que mantiene que Black no ‘causa’ CIM arroja un valor de la F de 1,697 con lo que puede rechazarse. Sin embargo, la hipótesis alternativa que mantiene que CIM no ‘causa’ Black ofrece un valor de la F de tan solo el 0,288 con lo que no puede rechazarse. Ello nos lleva a decir que Black ‘causa’ CIM, y no al contrario. 9 8 monetaria12. Puede suponerse también que la evolución de CIM sería reflejo de la política monetaria seguida. Unos tipos de interés elevados, resultado de una política monetaria restrictiva, crearían expectativas favorables en los agentes económicos, que propenderían a mantener su dinero en forma de depósitos, con el aumento consiguiente de CIM. Sin embargo, la evolución de CIM parece independiente del número de veces que cambie el gobierno o del momento en el que se produce un cambio de gobierno, ya sea a través de un proceso electoral o vía golpes de estado. Ello llevaría a matizar la interpretación de que cambios dramáticos de gobierno o de régimen alteran el porcentaje de depósitos sobre la oferta monetaria (Clague et al., 1998). A su vez, la tasa de inflación tampoco parece tener un efecto directo en CIM, aunque sí indirecto, a través de la variable ‘mercado negro’ (Black). En resumen, puede sugerirse que, tras los cambios en la variable CIM, subyace una combinación del tipo de interés y del conjunto de distorsiones recogidas en ‘mercado negro’ (Black). Así, se esperaría que altos tipos de interés y bajos niveles de distorsión en ‘mercado negro’ (Black) hagan aumentar CIM, y viceversa. Fases de la evolución institucional en Argentina. ¿Están estos resultados en consonancia con la evolución a largo plazo de CIM en la Argentina?. La pauta seguida por dicha variable en la Argentina se presenta en el Gráfico 2 y se ha obtenido calculando el porcentaje de depósitos sobre la oferta monetaria, definida, por falta de información, como M1 hasta 1913, y a partir de entonces. como M2. A grandes rasgos, pueden delimitarse cuatro periodos en su evolución: el primero comprendería desde 1885 hasta la crisis Baring; el segundo, con niveles en ascenso, desde finales de los años noventa hasta la Gran Depresión; el tercero, de evolución descendente, correspondería a los años 1935-1955; y, por último, la etapa de recuperación comprendida entre 1956 y 1990. 12 El ejercicio de Causalidad de Granger efectuado demuestra que el tipo de interés real causa CIM, y no a la inversa. Así la hipótesis nula que sostiene que CIM no ‘causa’ el tipo de interés arroja una F de 0,606, no pudiendo ser rechazada. Por el contrario la que sostiene que el tipo de interés no ‘causa’ CIM presenta un valor del estadístico F del 1,702, lo que nos lleva a rechazarla. 9 En el primero de estos periodos, la variable CIM presenta inicialmente unos valores elevados, aunque al incluir la crisis Baring, sus niveles medios descienden a 0,4. A pesar del carácter expansivo de las políticas monetaria y fiscal, fue un periodo de bajas distorsiones macroeconómicas. Durante esta fase, Argentina estaba adherida al patrón oro y no existía, teóricamente, la posibilidad de llevar a cabo devaluaciones de la moneda ya que, aunque se suspendió la convertibilidad en 1885 y no se retornó a ella hasta 1899, las autoridades monetarias no se alejaron de él en su forma de operar13. Por otro lado, la política de laissez faire suponía un elevado grado de apertura de la economía que se refleja en la entrada de capitales, atraídos por la elevada rentabilidad y ello, precisamente, era lo que permitía expandir el gasto público, a la vez que cubrir los déficit por cuenta corriente14. En este contexto es lógico que, hasta la crisis Baring, los valores de CIM se mantuviesen altos. Según della Paolera y Taylor (2001), esta crisis puede ser explicada mediante un “trilema” consistente en un déficit fiscal elevado, la imposibilidad de mantener el compromiso del tipo de cambio fijo y la existencia de un sistema de bancos mal regulado que tomaba prestado oro a corto plazo del exterior para prestar domésticamente a largo plazo. La falta de coordinación entre la política monetaria y fiscal fue, a juicio de estos autores, el factor que, en última instancia, provocó la crisis. Tras la crisis Baring nos adentramos en una fase, delimitada por 1892 y 1935, en la que los valores de CIM van en ascenso, ya que, si bien la política fiscal mantuvo su tónica anterior y el gasto público respecto al PIB continuó aumentando, no se advierten aún distorsiones serias en el valor externo de la moneda. De hecho, entre 1890 y 1935, Argentina estuvo anclada en el régimen del currency board gracias al funcionamiento de la Caja de Conversión, cuyo principal cometido era precisamente 13 Concretamente, en 1887 se aprueba la Ley de Bancos Garantizados que establecía que toda emisión de moneda debía ser respaldada por oro (della Paolera, 1994, p.567). 14 Bethell (1993). Parece ser que la política fiscal fue tan expansiva que, desde 1885 hasta 1893, se registraron déficit públicos persistentes y elevados, tanto que, a partir de 1888, el gobierno federal tuvo que recaudar ingresos adicionales para cubrir esos déficit (della Paolera, 1994, p.564). También della Paolera y Taylor (1998, 2001). Taylor y Williamson (1994) han puesto de relieve que la atracción de capital extranjero, fundamentalmente británico, se incrementó como resultado de la baja tasa de ahorro fruto de una alta tasa de dependencia en Argentina. 10 garantizar el valor externo de la moneda15. Las políticas comerciales en vigor hasta 1914 continuaron, con escasos cambios, hasta la crisis de los treinta16. El hecho de que los tipos de interés se mantuvieran elevados contribuye a explicar los altos niveles de CIM en este periodo17. Así, pues, una política monetaria restrictiva en un período de escasas distorsiones subyace tras la evolución ascendente de CIM entre la crisis Baring y los años treinta. A partir de la Gran Depresión comienzan a perfilarse los cambios en la política económica que se harán evidentes durante la etapa peronista e inician, por tanto, un nuevo periodo en la evolución de CIM. Durante la década de los treinta, el sector público practicó una política de equilibrio fiscal para lo que necesitó nuevas fuentes de ingresos y recortar gastos18. Una proporción de estos gastos, aunque no la más sustanciosa, la constituía el pago del servicio de la deuda pública. Para reducirlo, el gobierno ideó un plan de reconversión que disminuía el tipo de interés pagado y ampliaba su horizonte temporal19. Ello condujo a una disminución del tipo de interés que puede explicar, al menos, parcialmente, el descenso de CIM entre 1935 y 194020. La otra parte de la explicación vendría dada por las distorsiones generadas por la nueva política comercial21. En efecto, tras la devaluación de la libra en 1931, fue introducido el control de cambios se devaluó el peso en varias ocasiones y se introdujeron 15 El retorno al patrón oro se produjo en 1899 y, pese a los abandonos en 1900, 1914 y 1929, las autoridades monetarias actuaron como si, de hecho, formasen parte del mismo (della Paolera y Taylor, 1998, p.12). 16 Según O’Conell hubo pocos cambios en política comercial, al tiempo que el mundo entero retornaba al proteccionismo. Así, durante los años veinte Argentina continuó siendo un productor de bienes primarios y librecambista. El principal cambio fue la subida arancelaria entre un 25% y del 60% de los valores oficiales de aforo en 1923. O’Conell (1986), p. 91. Cf. Di Tella (1986), pp. 122-123. 17 della Paolera y Taylor (1998), p.3. y della Paolera y Taylor (2001), p.31. Ver también Homer y Sylla (1996), pp.626-629. 18 De acuerdo con della Paolera y Taylor (1998, p. 10), los efectos de las acciones fiscales pudiera llegar a ser contractivos hasta 1935 y no puede decirse que se practicase un política del tipo de la del New Deal. 19 Alhadeff (1986), pp. 96, 107 y 110. 20 Según della Paolera y Taylor (1998, p. 3), ese cambio de régimen monetario fue esencial para la recuperación de Argentina porque ayudó a que no tuviera un efecto devastador en los precios, destruyendo así las expectativas de deflación y promoviendo la recuperación vía incremento del consumo y la inversión. 21 Para Di Tella, la crisis de 1930 constituye el punto de inflexión entre libre comercio y protección en Argentina, aunque el cambio significativo vino tres la Segunda Guerra Mundial. Di Tella (1986), p. 128. 11 controles de cambio, se practicaron devaluaciones significativas del peso al tiempo que se establecía un sistema de restricciones cuantitativas22. El declive en el indicador CIM se hace patente durante el primer peronismo, una etapa de altas distorsiones y bajos tipos de interés. Las políticas comercial y de tipo de cambio adquirieron un papel protagonista en la estrategia de industrialización por sustitución de importaciones (ISI). El bilateralismo, el control de divisas y los tipos de cambio múltiples constituyen los elementos definitorios de esta etapa23. Además, la política macroeconómica expansiva, encaminada a la redistribución de la renta y el aumento del consumo, se tradujo en altas tasas de inflación. Ello, además, fue acompañado de una gran expansión del papel del Estado, como revela el aumento de la propiedad pública, un alto grado de intervencionismo y un incremento del gasto público, financiado, en gran medida, mediante el impuesto inflacionario24. Tras un episodio de estancamiento de CIM en los años 1956-1961, se observa su ascenso sostenido durante el resto del período considerado, que se corresponde con el cambio a una política orientada a afrontar la inflación, el déficit público y la deuda externa, así como la apertura de la economía. De eso modo, bajo la presidencia de Frondizi y tras el acuerdo con el FMI, se intentó crear un ambiente favorable al capital privado, mediante la adopción de medidas estabilizadoras y liberalizadoras. Los tipos de cambio fueron unificados y muchos de los controles, tanto internos como externos, eliminados25. Durante la dictadura de Onganía (1966-1970) se introdujo un programa de estabilización basado en una estricta política fiscal y en la limitación de los incrementos salariales a la inflación del año anterior, al tiempo que fue eliminado el control de cambios26. 22 Alhadeff (1986), p.104. Rock (1988) 24 Di Tella y Dornbusch (1989), cap.4. 25 Di Tella y Dornbusch (1989), p.109. 26 Di Tella y Dornbusch (1989), p.202. 23 12 La política monetaria expansiva del segundo mandato peronista concluyó con una nueva y acusada devaluación que conllevó un importante e inevitable déficit exterior, al tiempo que la inflación aumentó en un 900% entre 1975 y 197627. El declive de CIM durante esta fase ilustraría las consecuencias de estas distorsiones. La política aplicada por las subsiguientes administraciones fue encaminada a atajar los problemas de estabilidad con resultados tan sólo parciales y, así, por ejemplo, en 1979, bajo la dictadura de Videla, una política de tipo de cambio preanunciado fue puesta en marcha, unida a una intensificación de la liberalización del comercio28. El intento de llevar a cabo reformas en una fase de hiperinflación continuó con Alfonsín y el Plan Austral, que trató de aumentar los recursos del sector público y llevó a cabo una reforma fiscal. Los precios fueron congelados y se introdujo una nueva moneda, el Austral. No sería, sin embargo, hasta 1990, bajo la presidencia de Menem, cuando la hiperinflación logró ser atajada, fijándose el tipo de cambio del peso al dólar a una paridad unitaria, junto a una política de privatizaciones que aliviaría los problemas de déficit público. En suma, el indicador CIM parece comportarse como una medida de la confianza en las políticas seguidas por los sucesivos gobiernos. Por tanto, será incluido en el modelo econométrico que se ofrece a continuación y en el que tratamos de aclarar qué factores frenaron el crecimiento de Argentina y, por tanto, la alejaron de la senda seguida por Australia y Canadá. ¿Cuáles son los determinantes del crecimiento económico argentino a largo plazo? En esta sección se aborda el análisis de los determinantes del crecimiento económico a largo plazo mediante un modelo estructural, construido con un sistema de ecuaciones simultáneas, que evita posibles problemas de endogeneidad. Partimos de una ecuación convencional de crecimiento en la que la tasa de variación del PIB cápita se relaciona con su nivel en el periodo inicial, con la tasa de crecimiento de la población activa (como indicador del factor trabajo), con la tasa de 27 Di Tella y Dornbusch (1989). La política de tipo de cambio preanunciado suponía que las autoridades monetarias controlarían el tipo de cambio con lo que la oferta monetaria se escaparía de su manejo. Esta estrategia consistía, al contrario a lo que se venía haciendo, en que las devaluaciones se hicieran con previo aviso. De ese modo los agentes económicos ajustaban el incremento de precios a la inflación mundial y a la tasa de devaluación. Con ello se intentaban quebrar las expectativas de inflación. Cf. Rodríguez Braun (1990). 28 13 escolarización primaria, retardada un periodo (en representación del capital humano) y con la tasa promedio de inversión con respecto al PIB de dos periodos anteriores, (como aproximación al capital físico). La tasa de inversión se considera, a su vez, como una variable endógena, cuyo comportamiento se especifica, en una segunda ecuación, en función del tipo de interés real y del precio relativo de los bienes de capital. Asimismo, el precio relativo de los bienes de capital se supondrá endógeno y, por ello, en una tercera ecuación, su evolución se hará depender de la tasa de apertura de la economía (medida por la proporción de las exportaciones en el PIB), así como del marco institucional imperante, representado por CIM. Por último, CIM se considera endógeno y se hace depender del tipo de interés real y de las distorsiones introducidas por el conjunto de políticas aplicadas, representadas por la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el de mercado, esto es, ‘mercado negro’ (Black). La estimación se ha computado con todas las variables expresadas en medias móviles de veinte años a fin de suavizar las series y evitar los sesgos que pudieran derivarse de las fluctuaciones anuales. El sistema de ecuaciones ha sido estimado por el método de los mínimos cuadrados en tres etapas, que utiliza variables instrumentales y en el que se corrigen los conflictos de endogeneidad y de doble causalidad que pudieran surgir. Este método evita, además, los problemas de correlación contemporánea entre los residuos de las distintas ecuaciones. La forma de estimación elegida aúna, pues, las ventajas de la estimación en dos etapas y las del método SUR. Los estadísticos de las variables descritas, sus medias y desviaciones típicas, se muestran en el Cuadro 3. En el Cuadro 4 se ofrecen los resultados econométricos. Vemos cómo el modelo se ajusta con bastante precisión a la realidad observada, con unos R2 ajustados elevados29. Comprobamos, además, que las variables tienen el signo y la significación esperados. En efecto, el nivel inicial del producto por habitante presenta un signo negativo y significativo, y sugiere, así, que el crecimiento potencial de la economía están inversamente relacionado con su nivel de partida. La tasa de crecimiento del producto se explica también, con un efecto positivo, por el crecimiento 29 En parte a consecuencia de los términos AR introducidos. 14 de la población activa, por la tasa de inversión y por el porcentaje de la población en edad escolar que recibe educación primaria De la segunda ecuación deducimos que la tasa de inversión viene explicada por el tipo de interés real y por el precio relativo de los bienes de inversión. Así, cuanto más elevado sea tipo de interés y el precio de los bienes de inversión con respecto a los de consumo, menor será la formación de capital en proporción del PIB. A su vez, en la tercera ecuación, el precio relativo de los bienes de inversión está inversamente correlacionado con el grado de apertura de la economía y los derechos de propiedad, medidos por el nivel de CIM. De ese modo, podíamos suponer que cuanto mejor se cumplan los contratos y más expuesta esté la economía a la competencia exterior, menor será el precio de los bienes de capital. Por último, en la cuarta ecuación, CIM, variable que capta el buen cumplimiento de los contratos, está positivamente asociada con el tipo de interés real y de forma negativa con la variable ‘mercado negro’(Black). En síntesis, los resultados del sistema de ecuaciones estimado sugieren que una economía abierta, con derechos de propiedad bien definidos, se asocia a menores precios relativos de los bienes de capital que redundan, a su vez, en mayores tasas de inversión y, consecuentemente, de crecimiento. Resulta interesante observar que, en el caso histórico de la Argentina, el marco institucional no afecta directamente a la tasa de inversión, como proponen Clague, Keefer, Knack y Olson (1999), sino que lo hace vía el precio relativo de los bienes de inversión. La demanda de inversión en la economía dependerá directamente del tipo de interés real y del precio relativo de los bienes de capital. Cuando la economía sufre distorsiones generadas por políticas desacertadas, el CIM caerá, como consecuencia de la menor confianza que los agentes económicos, y provocará un aumento de los precios de los bienes de inversión, con el perjuicio consiguiente de la inversión y del crecimiento. ¿En qué medida las distintas variables explicativas que hemos considerado contribuyen a explicar el ritmo de crecimiento de la economía argentina?. Para ello, en el Cuadro 5, se han combinado los parámetros estimados con los valores medios de las 15 variables para cada uno de los períodos que hemos distinguido en la evolución de CIM, así como para su conjunto30. El crecimiento del PIB per capita en el largo plazo viene determinado principalmente por la tasa de educación primaria, lo que supone que el capital humano es una fuerza determinante del crecimiento argentino, seguido de la tasa de inversión y el crecimiento de la población activa. Además, se observa que el poder explicativo de la acumulación de capital humano aumenta, en tanto disminuye el del trabajo no cualificado. Cuando descendemos a los diversos períodos establecidos, se advierte que, hasta 1891, el crecimiento de la población activa constituyó la principal fuerza explicativa31. Además, la acumulación de capital físico no adquiere un papel destacado hasta el periodo final, 1956-1990, a pesar de no llegar a alcanzar una contribución similar a la del capital humano32. Es de interés observar que la variación de la tasa de inversión a lo largo del periodo considerado procede principalmente del precio relativo de los bienes de capital. El tipo de interés real favoreció la inversión, dados sus valores medios negativos, en los periodos 1935-1955 y 1956-1971. El hecho de que el tipo de interés real tenga más peso a la hora de determinar la inversión entre 1935 y 1990, matiza la idea de Taylor que culpa a los altos precios relativos de las bajas tasas de acumulación de capital en Argentina y apoya la interpretación de Díaz Alejandro para quien los precios relativos de la inversión no influyen de manera determinante en la demanda de inversión, puesto que ésta puede ser manejada por el gobierno estableciendo una política monetaria más favorable a la inversión y aumentando la inversión pública33 No obstante, cabría preguntarse qué hubiese sucedido si, en este contexto de bajos tipos de interés, los precios relativos de la inversión hubiesen sido menores como resultado de políticas económicas liberalizadoras. 30 Para el cálculo de dichos parámetros se han tenido en cuenta el efecto, en cada ecuación, de los parámetros AR del modelo. 31 Ésto concuerda con la tesis de Bloom y Williamson (1998), según la cual incluir en un modelo de crecimiento la variación de la población total nos llevaría a una especificación errónea ya que la variable correcta a considerar en este caso sería la tasa de crecimiento de la población. 32 Astorga, Bergés y Fitzgerald (2003) llegan a un resultado similar al calcular la evolución de la productividad total de los factores (TFP) en América Latina durante el siglo XX. 33 Díaz Alejandro (1965), p. 25. 16 Por otra parte, el marco institucional condiciona de forma predominante la evolución de los precios relativos de los bienes de capital, aunque hasta los años treinta (y, sobre todo, hasta 1891) el grado de apertura tuviera también un destacado papel34. La variable institucional CIM se ve negativamente afectada por la variable ‘mercado negro’, que recoge un amplio conjunto de distorsiones, mientras que el tipo de interés real contribuye favorablemente al incremento de CIM hasta los años treinta, como consecuencia de sus valores de signo positivo, en tanto su contribución se torna negativa durante las dos últimas fases debido a los tipos de interés real negativos resultantes de las altas tasas de inflación. En resumen, podemos concluir que CIM determina la evolución de la inversión, vía los precios relativos de los bienes de capital, e indirectamente condiciona el ritmo de crecimiento económico. ¿Qué habría sucedido si, como resultado de menores distorsiones, las tasas de inversión en Argentina hubiesen sido mayores, similares a la de Australia o Canadá, y cómo ésto habría afectado al ritmo de crecimiento?. El ejercicio contrafactual que se plantea en la sección siguiente pretende responder a estos interrogantes. ¿Habría alcanzado Argentina a Australia y Canadá con un mejor marco institucional?. Un ejercicio contrafactual De la evolución comparada del marco institucional en Argentina con los de Australia y Canadá se deduce (Gráfico 4) que la confianza depositada por los agentes económicos ha sido históricamente menor en el caso argentino (Panel A), y ello se corresponde con menores tasas de inversión (Panel B)35. Hemos llevado a cabo un ejercicio de simulación que ilustra qué hubiera ocurrido si las tasas de inversión, tradicionalmente más bajas en Argentina, hubiesen alcanzado unos valores similares a la tasa media de inversión de Australia y Canadá. Para ello habría bastado que CIM hubiese sido, en media, 10 puntos porcentuales 34 En realidad, ésta es una predicción que surge del modelo para el que se cuenta con datos de la tasa de apertura y de CIM desde principios del periodo contemplado en esta artículo, pero no se dispone de datos acerca de los precios relativos de la inversión hasta 1913. 35 Cabría preguntarse por qué hasta los años 30 Australia presenta menores tasas de inversión que Canadá a pesar de tener mayores valores de CIM. 17 mayor durante el periodo 1875-1990. En efecto, un incremento de un diez por ciento de CIM redundaría, cateris paribus y de acuerdo con los parámetros del Cuadro 4, en una contracción de un 23 por ciento en el precio relativo de los bienes de capital, que elevaría hasta el 18,5 por ciento del PIB la tasa de inversión promedio del período, prácticamente idéntica al promedio de las de Australia y Canadá (18,2%). Si estos valores hipotéticos de la inversión se introducen en la ecuación de crecimiento (Cuadro 4, primera ecuación) obtendríamos las tasas de crecimiento del PIB per cápita con las que derivar los niveles hipotéticos de PIB per cápita de Argentina. Los resultados se presentan en el Gráfico 5. Puede apreciarse que Argentina hubiese alcanzado niveles algo superiores a los del PIB per cápita australiano entre finales del XIX y muy principios del siglo XX, mientras que, en comparación con Canadá, la evolución es espectacular, pues Argentina habría superado los niveles de este país hasta principios de los años treinta. En síntesis, de este ejercicio contrafactual se deduce que Argentina podría haber convergido durante más tiempo hacia Australia y Canadá en un marco institucional distinto, con derechos de propiedad mejor definidos. Menores precios relativos de los bienes de capital hubiesen estimulado la inversión y promovido el crecimiento, con el resultado de una mejora en la posición relativa de la renta per capita de Argentina con respecto a Australia y Canadá. Conclusiones En este ensayo hemos analizado las causas del atraso argentino y comparado la experiencia de este país con respecto a Australia y Canadá mediante un modelo estructural en el que se incluye el cumplimiento de los contratos mediante el indicador CIM. Los resultados obtenidos muestran que el marco institucional condiciona los precios relativos de los bienes de capital. En el caso de Argentina, los altos precios relativos de los bienes de capital supusieron un freno a la inversión y, por tanto, al crecimiento económico. Con un marco institucional mejor definido, Argentina no sólo habría acortado posiciones con respecto a Australia y Canadá, sino que se situaría por delante de Canadá hasta 1930. 18 BIBLIOGRAFÍA. ABRAMOVITZ, M. 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Coup: momento en el que se produce un golpe de estado Defl: logaritmo del cociente entre el deflactor de la inversión respecto al deflactor del consumo. Fuentes: 1913-1984: IEERAL (1986), 1985-1990: Vázquez Presedo (1994). Deval: tasa de devaluación anual respecto al dólar Fuentes: 1901-1979: Revelamiento Estadístico (1980), 1980-1990: Vázquez Presedo (1994). Dpact: Tasa de crecimiento de la población activa Fuentes: Mitchell (1995), base OXLAD. Depth: porcentaje de la oferta monetaria respecto al producto Fuentes: 1885-1891: M1: Cortés Conde (1998), mimeo; PIB: Cortés Conde (1998), Tipo de cambio papel-oro: della Paolera (1994); 1892-1912: M1: della Paolera (1994), PIB: Cortés Conde (1998), Tipo de cambio papel-oro: della Paolera (1994); 1913-1984: M2: IEERAL (1986); PIB: IEERAL (1986) 1985-1990: Vázquez Presedo (1994). Dpibpc: tasa de crecimiento anual del logaritmo del PIB per cápita. Fuentes: Cortés Conde (1996), BCRA (varios números), Maddison (1997, 2002). Gob: porcentaje que representan los gastos corrientes del gobierno respecto al PIB Fuentes: 1913-1984: IEERAL (1986), 1985-1990: INDEC (1993) Gobmo: momento en el que se produce un cambio de gobierno. Gobnu: número de veces que cambia el ejecutivo en un periodo de tiempo determinado. Inflat: tasa de Inflación: Fuentes: 1885-1913: della Paolera (1994), 1914-1984: IEERAL (1986), 1984-1990: Gerchunoff y Llach (1998). Inv: porcentaje de inversión sobre PIB (precios corrientes). Fuentes: Taylor (1998a). Pibpc: nivel inicial del logaritmo del PIB per cápita Fuentes: Cortés Conde (1996), Maddison (1997, 2002). Open: tasa de apertura calculada como el porcentaje de exportaciones sobre PIB. Fuentes: 1882-1913: Exportaciones: Diéguez (1972), 1914-1984: Exportaciones: IEERAL (1986), 19851990: Vázquez Presedo (1994) Tariff: derechos recaudados por importación como porcentaje de las importaciones totales. Expresada como media móvil de periodos de 20 años. Fuentes: 1875-1913: Vázquez Presedo (1971); 1914-1984: IEERAL (1986); 1985-1990: Vázquez Presedo (1994). Interest: Tipo de Interés Nominal: de 1875-1893 corresponde al rendimiento de los bonos públicos y desde 1913 hasta 1933 es la tasa de descuento de los bancos. Fuentes:1875-1882; 1889-1893: della Paolera (1994); 1913-1933: della Paolera (1994) y della Paolera y Ortíz draft (años 1913 y 1931-1933); 1950-1973: Vitelli (1990); 1977-1990: 21 Gráfico 1: Evolución relativa del PIB per cápita de Argentina respecto a Australia y Canadá: 1875-1990 (diferencias en logaritmos): 0.0 0.4 -0.2 0.0 -0.4 -0.6 -0.4 -0.8 -1.0 -0.8 -1.2 -1.2 -1.4 1880 1900 1920 1940 1960 1880 1980 1900 1920 1940 1960 1980 ARCAN ARAUS Nota: ARAUS es la serie relativa de producto por habitante de Argentina con respecto a Australia. ARCAN representa la serie relativa de producto por habitante de Argentina y Canadá. Cuadro 1: Análisis de Componentes Principales para Determinar los Elementos de DIC: Inflat Dev Open Gob Depth CIM Interest Tariff Gobnu Gobmo Coup Black Factor 1 0.707 0.716 -0.832 0.774 -0.824 0.246 0.518 0.155 0.752 0.258 0.284 0.284 Factor 2 -0.009 0.003 0.445 -0.545 -0.001 0.607* 0.677* 0.523 0.257 0.161 -0.002 -0.923* Cuadro 2: Análisis de Componentes Principales para BLACK: Inflat Dev Open Gob Depth Tariff Black Factor 1 0.682 0.720 -0.821 0.858 -0.600 -0.250 0.646 Factor 2 0.457 0.318 -0.006 -0.228 -0.491 0.694 -0.625* Gráfico 3: Evolución de los Niveles de CIM en Argentina: 1885-1990 1.0 0.8 0.6 0.4 0.2 1880 22 1900 1920 1940 1960 1980 Cuadro 3: Medias y Desviaciones Típicas de las Variables del Modelo: 1875-1990: Variables/ Media (Desv.T.) Tasa de crecimiento per cápita Logaritmo PIB per cápita Tasa de Crecimiento Población Activa Tasa de Educación Primaria Tasa de Inversión Tipo de Interés Real Precio relativo de los Bienes de Inversión Tasa de Apertura Dinero Intensivo en Contratos Mercado Negro 1875-1990 1875-1891 1892-1934 1935-1955 1956-1990 0,011 (0.007) 1,519 (0.190) 0,008 (0.001) 0,464 (0.050) 0,162 (0.059) -0,291 (0.466) -0,052 (0.069) 0,157 (0.084) 0,674 (0.059) 0,127 (0.094) 0,037 0,642 0,018 0,232 0,098 0,052 N.A. 0,422 0,409 N.A. 0,006 (0,007) 1,360 (0,112) 0,009 (0,0004) 0,409 (0,014) 0,106 (0,004) 0,037 (0,052) -0,118 (0,069) 0,248 (0,067) 0,707 (0,032) 0,034 (0,043) 0,017 (0,004) 1,516 (0,09) 0,007 (0,001) 0,479 (0,022) 0,161 (0,033) -0,180 (0,044) 0,005 (0,016) 0,102 (0,039) 0,617 (0,039) 0,229 (0,040) 0,015 (0,006) 1,742 (0,065) 0,006 (0,0002) 0,521 (0,009) 0,248 (0,014) -0,787 (0,346) -0,039 (0,009) 0,094 (0,003) 0,694 (0,043) 0,099 (0,014) (0,003) (0,063) (0,0005) (0,007) (0,006) (0,009) (0,008) (0,015) Cuadro 4: Estimación del Modelo Econométrico: Variables Coeficiente (t-ratio) 1ª Ecuación (Dependiente: PIB per cápita) PIB per cápita Tasa de Crecimiento de Población Activa Tasa de Educación Primaria (-1) Tasa de Inversión (-2) AR(1) -0,055 1,805 0,115 0,162 0,909 R2-Adj D-W 2ª Ecuación (Dependiente: Tasa de Inversión) 0,909 2,069 Constante Tipo de Interés Real Precio Relativo de los Bienes de Inversión AR(1) AR(2) AR(3) 0,204 -0,022 -0,307 2,064 -1,306 0,236 R2-Adj. D-W ·3ª Ecuación (Dependiente: Precios Relativos Inversión) 0,999 1,815 Constante Tasa de Apertura Dinero Intensivo en Contratos AR(1) AR(2) R2-Adj. D-W 0,579 -0,936 -0,719 1,907 -0,925 (-12,829) (3,856) (6,218) (7,106) (16,720) (3,470) (-9,723) (-9,588) (15,005) (-4,839) (1,649) (16,614) (-55,020) (-24,854) (29,580) (-14,198) 0,996 1,840 4ª Ecuación (Dependiente: Dinero Intensivo en Contratos) Constante Tipo de Interés Real Mercado Negro AR(1) AR(2) R2-Adj. D-W 0,727 0,091 -0,073 2,020 -1,032 (12,076) (26,272) (-4,620) (42,375) (-19,739) 0,995 2,099 23 Cuadro 5: Aportaciones por Periodos de las Variables Explicativas en las Endógenas: PANEL A Tasa Crecimiento per PIB per cápita cápita 1875-1990 1887-1891 1892-1934 1935-1955 1956-1990 PANEL B Tasa de Inversión -0,778 -0,404 -0,837 -0,933 -1,092 Tasa de Inversión Crecimiento Población Tasa de Activa Primaria 0,269 0,209 0,189 0,223 0,405 0,212 0,292 0,271 0,184 0,120 Tipo Interés Real Precios Relativos 1875-1990 1,012 3,536 1887-1891 -0,188 N.A 1892-1934 -0,128 9,098 1935-1955 0,629 -0,156 1956-1990 3,378 1,749 PANEL C Precios Relativos Tasa de Apertura Dinero Intensivo en Bienes de Inversión Contratos 1875-1990 1887-1891 1892-1934 1935-1955 1956-1990 PANEL D Dinero Intensivo Contratos 1875-1990 1887-1891 1892-1934 1935-1955 1956-1990 24 -14,223 -31,590 -20,262 -7,020 -5,105 -29,519 -29,125 -30,128 -29,192 -29,164 en Tipo de Interés Mercado Negro Real -2,111 0,392 0,268 -1,312 -7,046 -0,733 N.A. -0,223 -1,326 -0,566 0,517 0,187 0,398 0,548 0,672 Educación Gráfico 4: Evolución de CIM y de las Tasas de Inversión en Argentina, Australia y Canadá (medias móviles de veinte años): 0.9 0.30 0.8 0.25 0.7 0.20 0.6 0.15 0.5 0.10 0.4 80 90 00 10 XCIMARG 20 30 40 XCIMCAN 50 60 70 XCIMAUS 80 90 00 10 20 XINVARG . 30 40 50 XINVCAN 60 70 XINVAUS Donde XCIMARG, XCIMCAN y XCIMAUS representan la evolución de la variable CIM en medias móviles de 20 años para Argentina, Canadá y Australia respectivamente. XINVARG, XINVCAN y XINVAUS representa la evolución de las tasas de inversión en medias móviles de 20 años para Argentina, Canadá y Australia respectivamente. Gráfico 5: Evolución Relativa Real y Simulada de las Series de PIB per cápita Argentino respecto al Australiano y al Canadiense (medias móviles): 0.2 0.8 0.0 0.4 -0.2 -0.4 0.0 -0.6 -0.8 -0.4 -1.0 -1.2 -0.8 80 90 00 10 20 ARAUSsim 30 40 50 ARAUSreal 60 70 80 90 00 10 20 ARCANsim 30 40 50 60 70 ARCANreal Donde ARAUSREAL representa la serie relativa real de producto per cápita de Argentina con respecto a Australia, expresada en medias móviles de veinte años, y ARAUSSIM se refiere a la simulada. ARCANREAL y ARCANSIM se refieren respectivamente a la evolución real y simulada de Argentina respecto a Canadá 25