Download Tema 8 - Cambios de configuración no servidor (centros.edu.xunta.es)

Document related concepts
Transcript
EL TEATRO ANTERIOR A LA GUERRA CIVIL
1. CONTEXTO GENERAL
Durante la primera mitad del siglo XX, el aislamiento de nuestro país respecto a
la cultura europea y escaso desarrollo económico y cultural, hacen que el teatro
español se mantenga al margen del drama innovador que desde finales del siglo XIX se
representa en otros países. Los intereses económicos de los empresarios, que no se
arriesgaban a montar obras vanguardistas alejadas de los gustos y de la mentalidad del
público medio y condenadas, por tanto, al fracaso, van a condicionar el estilo de un
teatro que se resiste a evolucionar. Muchos dramaturgos, para sobrevivir, abandonaron
la modernidad de sus dramas iniciales y se adaptaron al gusto del público burgués que
no aceptaba la crítica excesiva.
Este teatro comercial, que seguía una línea decimonónica (formado por dramas
románticos y modernistas en verso, la alta comedia y el teatro cómico), convivió
durante el primer tercio del siglo XX con los intentos renovadores y rupturistas de
autores que querían abrir nuevos caminos pero que casi nunca vieron representadas sus
obras, como Azorín, Unamuno, Valle-Inclán, Rafael Alberti o Lorca.
2. EL TEATRO TRADICIONALISTA
Dentro de esta categoría podemos observar diferentes subtipos:
2.1.
La comedia burguesa
El máximo representante de esta tendencia fue Jacinto Benavente,
premio Nobel en 1922. Este autor superó el teatro anterior de carácter
melodramático y con un lenguaje excesivamente pomposo propio del teatro
posromántico, características propias del teatro de Echegaray, e impuso en la
escena española un realismo levemente crítico, centrado en las preocupaciones de su
público, la alta burguesía. Concibe el teatro como un instrumento de evasión e
ilusión. En su teatro sustituye acción por narración: los momentos álgidos de sus
dramas siempre acontecen fuera de escena y los conocemos gracias al diálogo de los
personajes. Pintó ambientes suntuosos y cosmopolitas, y trasladó a un entorno rural
sus dramas de honra y sangre como sucede en La malquerida, donde se retratan
personajes campesinos que encarnan pasiones humanas en su forma primaria (la
pasión de uno de los protagonistas hacia su hijastra, y la oculta de esta hacia él) El
lenguaje empleado intenta reproducir el habla popular.
Desde sus primeras obras cultiva la alta comedia, cuyo único objetivo era
entretener al público y realizar una sátira suave de la sociedad de su época.
Destaca su interés por realizar una obra de calidad, bien estructurada, con un
lenguaje cuidado, en la que se defiendan los valores morales tradicionales.
Su obra maestra es una farsa titulada Los intereses creados en la que
plantea las relaciones de dependencia entre idealismo y materialismo, desarrollando
el tema del poder del dinero por medio de personajes tipo que proceden de la
commedia dell´arte italiana. En ella se enfrentan el amor verdadero al interés
económico en una época dominada por un materialismo que deja en segundo plano los
sentimientos elevados.
Sus obras, en definitiva, poseen una buena construcción dramática y un
lenguaje cuidado, de gran espontaneidad, que incorpora giros y recursos
característicos del habla conversacional. Pero su teatro, según la crítica moderna,
resulta conservador y escapista, apenas implicado en los conflictos que plantea.
2.2.
El teatro poético.
El teatro poético escrito en verso mezcla el drama histórico-romántico
con un lenguaje modernista superficial y sensorial. Es un teatro muy tradicional en
cuanto a ideas y concepción escénica, recupera leyendas y personajes nobles del
pasado histórico nacional. Esta tendencia fue cultivada por Francisco Villaespesa
con Doña María de la Padilla y Eduardo Marquina con En Flandes no se ha puesto el
sol.
2.3.
El teatro cómico
El teatro humorístico de principios de siglo aborda temas superficiales
con una trama fácil que se resuelve favorablemente. Presenta personajes populares
y castizos que resultan divertidos por su lenguaje.
Entre los representantes más destacados encontramos a los hermanos
Álvarez Quintero, Serafín y Joaquín, quienes cultivaron la comedia de costumbres
andaluza, construida sobre una imagen estereotipada de Andalucía, reflejando la
vida de forma amable y superficial, la acción carece de complicaciones y destaca el
uso de un diálogo gracioso (El genio alegre, La malvaloca)
Por otro lado, Carlos Arniches fue el más famoso autor de sainetes de su
tiempo. Estas piezas están ambientadas en un Madrid castizo, lleno de personajes
procaces, ingeniosos, vulgares, que empelan un lenguaje en el que se mezclan
madrileñismos, juegos de palabras, dobles sentidos, chistes y toda suerte de
recursos humorísticos. A partir de La señorita Trévelez, donde mezcla lo trágico y
lo cómico, evolucionó hacia una tragedia grotesca, en la que lo cómico se mezcla con
lo trágico para dar a conocer una caricatura de la hipocresía social y denunciar así la
realidad nacional (ignorancia, inmovilismo, crueldad, vacío espiritual,…)
En un nivel estético inferior se sitúa la obra de Pedro Muñoz Seca,
creador del astracán, género que sólo busca provocar la risa mediante situaciones
disparatadas, el humor se basa en el chiste fácil y en la presencia de situaciones
descabelladas. Entre sus obras, la más reconocida es La venganza de Don Mendo,
burla de las convenciones del teatro histórico.
3. EL TEATRO RENOVADOR
3.1.
El teatro de ideas
Hay varios autores que utilizan este teatro como vehículo de exposición y
difusión de ideas, como Unamuno, Jacinto Grau o Azorín.
Unamuno considera el teatro como un método de conocimiento y escribió
un teatro desnudo, sin concesiones escenográficas (suprime decorados, vestuarios,
…) La acción es esquemática y los personajes suelen encarnar ideas o valores. En sus
obras, los conflictos se plantean con gran intensidad, pero la densidad conceptual de
los diálogos dificulta la representación. Destacan algunas obras como Fedra, El otro
y El hermano Juan.
Jacinto Grau fue un dramaturgo de carácter intelectual, que aspiró a
restaurar la tragedia como género teatral y cosechó más éxito en el extranjero que
en España. Su obra más lograda fue El señor Pigmalión, una farsa tragicómica en
torno al poder y los peligros de la creación: Pigmalión ha dado vida a unos muñecos
dotados de inteligencia que cavarán por asesinar a su creador.
Azorín combatió la estética naturalista y luchó por un teatro antirrealista
que incluyera lo subconsciente y lo maravilloso.Destaca la trilogía Lo invisible.
3.2.
El teatro vanguardista
También existió un teatro experimental que sirvió para ensayar nuevas
herramientas de representación escénica, pero que constituyó un rotundo fracaso
las pocas veces que llegó la las tablas. Son exponentes de esta tendencia Ramón
Gómez de la Serna (Los medios seres), Azorín (Old Spain, Angelita) o Rafael Alberti
(El hombre deshabitado) Dentro de este teatro hay que incluir a Valle y a Lorca,
aunque de ellos hablaremos con detenimiento a continuación.
También hay que destacar a Alejandro Casona que obtuvo un éxito con
Nuestra Natacha donde denunciaba la represión en los reformatorios de la época.
La obra más celebrada de su exilio, es el drama simbólico La dama del alba.
4. VALLE-INCLÁN Y EL ESPERPENTO
La dramaturgia de este autor puede dividirse en tres ciclos:

El ciclo mítico, que está formado básicamente por las Comedias bárbaras:
Águila de Blasón, Romance de lobos y Cara de plata. Se incluyen también en él
El embrujado y Divinas palabras. El marco de estas obras es una Galicia
mítica, en la que imperan fuerzas primarias (el poder, el sexo, la avaricia, el
miedo,…) que zarandean a los personajes. La maldad parece haberse adueñado
del universo, incompresible y hostil para los campesinos. En Divinas palabras
se avanza hacia una representación grotesca y degradante del conflicto: la
codicia desatada alrededor de un enano hidrocéfalo cuya monstruosidad
todos quieren explotar y la tosca brutalidad y patética superstición del
pueblo.

El ciclo de las farsas constituye una transición del Modernismo al esperpento.
En estas cuatro farsas Valle-Inclán introduce personajes de la farándula, el
uso de disfraces y el tema del teatro dentro del teatro, buscando la ruptura
del efecto de realidad escénica. Pertenece a esta época La marquesa
Rosalinda, donde se aprecia un leve intento de crítica ideológica. Podemos
incluir también Farsa italiana de la enamorada del rey, donde se realiza un
escarnio de la institución monárquica, contrastando una corte “modernista”
con una venta “cervantina” es decir, oponiendo la clase de los cortesanos al
pueblo llano.

El teatro esperpéntico. El esperpento es, según Valle-Inclán, una estética
deformadora que resalta lo grotesco y supone “una superación del dolor y de
la risa” A través del esperpento el autor hace una crítica ácida de la España
de la época y sus instituciones, y muestra un mundo absurdo en el que todo
está del revés. Para lograrlo utiliza los siguientes procedimientos.
-
Deformación caricaturesca de la realidad y de los personajes que,
desprovistos de humanidad, son tratados como marionetas, mediante
procedimientos de animalización y cosificación. Valle se propone obligar al
espectador a reflexionar y juzgar impasiblemente los conflictos que se le
presentan, para lo cual es necesario anular o atenuar la condición humana
de los personajes, que, de este modo, se convierten en muñecos, animales,
objetos o sombras. Son héroes trágicos vistos desde el aire y sus vidas no
suscitan ninguna emoción, como si las contempláramos desde el otro lado
de la muerte.
-
Creación de situaciones absurdas y exageradas.
-
Empleo de la ironía y la sátira.
-
Empleo de un lenguaje coloquial, que llega incluso a lo vulgar, lleno de
casticismo y de juegos de palabras.
Entre sus obras de este ciclo destaca fundamentalmente Luces de
Bohemia, que describe la última noche en la vida de un poeta bohemio, ciego y pobre
llamado Max Estrella (basado en la figura real del escritor Alejandro Sawa)
Durante su largo paseo nocturno con don Latino de Hispalis, hombre aprovechado y
egoísta, aparecen caricaturescamente deformados los aspectos más miserables de
la vida española y de la condición humana. La obra está estructurada en quince
escenas por las que desfilan personajes dispares (policías, prostitutas, poetas,…)
que sirven a Valle para realizar uan fuerte crítica social y política de la España del
momento.
Tras luces de Bohemia sólo concedió la categoría de esperpentos a tres
breves piezas reunidas bajo el título Martes de carnaval (Los cuernos de Don
Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán. Estas tres obras no son para
estudiar, simplemente las especifico para que veáis de cuáles se compone
Martes de carnaval)
5. FEDERICO GARCÍA LORCA
Lorca creó el verdadero teatro poético, pues en él, además de la palabra,
cobran importancia elementos como la música, la danza y la escenografía,
configurando así un espectáculo total. Su obra expresa los problemas de la vida y de
la historia a través de un lenguaje lleno de connotaciones.
Consideraba que el teatro era como una obra social y didáctica en la que el
dramaturgo debe estar implicado. Por ello creó, junto a jóvenes universitarios y con
apoyo de las instituciones, el grupo La Barraca, con el que pretendía dar a conocer
el legado del teatro clásico español del Siglo de Oro por los pueblos de España.
En sus obras recrea un tema básico que es el enfrentamiento entre el
deseo y la realidad opresiva, que engloba otros temas, como el malestar del
marginado, la lucha contra las convenciones, la crítica política,… El destino final de
sus personajes, fruto de ese enfrentamiento, es la muerte trágica, lo cual revela la
influencia de los mitos clásicos de la tragedia griega.
5.1.
Primera producción
Hay algunos aspectos que vinculan la inspiración teatral de Lorca con la de
Valle, pues por un lado tienen el mismo interés por la farsa como género breve que
permite satirizar aspectos ridículos de la conducta o la sociedad humana, género
que ellos enriquecen con numerosos recursos de origen carnavalesco; y por otro, de
su apego al teatro de guiñol y los títeres de cachiporra. Aunque a Lorca le
desagradaba la truculencia del esperpento.
De esta época destacamos Mariana Pineda, que recrea el personaje de la
heroína liberal que fue ejecutada por bordar una bandera.
5.2.
Las farsas
Destacamos aquí Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, que
cuenta la historia del viejo Perlimplín, casado con Belisa, que sólo puede conquistar
el amor de su esposa mediante la invención de un doble, que es a la vez real e
imaginario. En La zapatera prodigiosa a la protagonista le asfixian un matrimonio
desafortunado y un cerco de limitaciones sociales.
5.3.
Los dramas vanguardistas
La estancia de Lorca en Nueva York y La Habana lo arrancó del estado de
incertidumbre estética y de la crisis personal en que se encontraba. Escribe, con
lenguaje surrealista, El público, obra en la que condena a una sociedad llena de
prejuicios; Lorca defiende aquí la plena realización del deseo individual expresado
sin ambages, de hecho se ve en esta obra un alegato a favor de la homosexualidad
pues dos actores varones interpretan a Romeo y Julieta con el consiguiente
escándalo del público. Y Así pasen cinco años en la que aparecen temas como el paso
del tiempo y la muerte.
5.4.
Las tragedias
La cima de la producción teatral de Lorca la forman tres tragedias: Bodas
de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. A estas hay que añadirles el drama
Doña Rosita la soltera. Comparten las cuatro piezas el protagonismo de la mujer y el
tema de la represión que sobre su amor y su sexualidad ejerce la moral establecida.
Sus tragedias se desarrollan en un ambiente rural en el que las fuerzas naturales
imponen un destino trágico. El argumento tiene escasa importancia, hay pocos
personajes principales.
En Bodas de sangre, Lorca crea un espacio poético e intemporal, aunque de
resonancias andaluzas, en el que se sitúa el conflicto entre una boda por intereses
económicos y una pasión amorosa auténtica. El rapto de la novia por su amante
desata la ciega venganza, azuzada por los viejos odios familiares. En el acoso al
amante participan personajes simbólicos como la Muerte y la Luna, lo que rompe el
realismo de la obra y la transporta a una dimensión mítica, de una intensa fuerza de
sugestión.
Con Yerma, el choque entre el deseo y la represión moral se traslada al
terreno de la maternidad. Yerma, que significa estéril, ansía ser madre, pero no
consigue quedarse embarazada. Ella culpa a su esposo, pero por respeto al deber de
fidelidad recibido, no puede buscar la paternidad en otros hombres. Derrotada en
medio de una naturaleza fértil, no encuentra otra salida que matar a su esposo, una
muerte que implica el fin de su esperanza de ser madre.
La casa de Bernarda Alba es la obra maestra del teatro lorquiano. Este
“drama de mujeres en los pueblos de España”, tal como la subtituló, no es sólo una
crítica de la represión de los afectos y del instinto sexual, sino, mucho más allá, una
denuncia de todas las tiranías que despojan a los seres humanos de su libertad.
Bernarda Alba es una mujer dura y tiránica que impone a sus cinco hijas
un luto de ocho años a causa de la muerte del padre. Si Bernarda encarna el poder,
representado por el bastón de mando que siempre lleva consigo, y la represión de
los instintos naturales, sus cinco hijas simbolizan diferentes actitudes. De todas
ellas, Adela, la más joven, es la única abiertamente rebelde, aun sabiendo que su
comportamiento la llevará a un destino trágico. Pepe el Romano, prometido de la
Angustias, la primogénita, simboliza la masculinidad, aunque nunca aparece en
escena.
La obra describe un mundo verosímil e incluye elementos simbólicos: los
colores blanco y negro, el calor sofocante y la escasez de agua, remiten a la falta de
vida y al aislamiento que padecen los que viven en la casa; el color verde del vestido
de Adela o el abanico simbolizan la vitalidad y el deseo de libertad. Este simbolismo
constante se refleja en el diálogo de los personajes, que utilizan un lenguaje popular
lleno de metáforas, comparaciones y refranes.