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Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP)
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
SITUACIÓN DE
LA SEGURIDAD
ALIMENTARIA Y
NUTRICIONAL
EN
CENTROAMÉRICA
DE CARA AL
SIGLO XXI
Publicación INCAP ME/101
Guatemala, enero de 2001
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
RECONOCIMIENTOS
En la elaboración de este documento se contó
con el apoyo técnico de:
Mireya Palmieri, Sede INCAP/OPS
Patricia Palma de Fulladolsa, Sede INCAP/OPS
Hernán Delgado, Sede INCAP/OPS
Coordinadores de la Cooperación Técnica del
INCAP/OPS en los Países Miembros
Lorraine Thompson, Belice
Pedro García, Costa Rica
Gerardo Merino, El Salvador
Arnulfo Noguera, Guatemala
Martha Manley, Honduras
Gloria Elena Navas, Nicaragua
Victoria Valdés, Panamá
Edición, Diseño y Diagramación
Aura Mejía de Durán, Sede INCAP/OPS
Roberto Pérez García, Sede INCAP/OPS
Fotografías
Angel Fulladolsa Forment
2
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
Contenido
Página
I.
MARCO ECONÓMICO,
SOCIAL Y POLÍTICO .....................................5
II. FACTORES QUE CONDICIONAN
LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA
Y NUTRICIONAL ......................................... 24
III. LA SITUACIÓN NUTRICIONAL ............. 35
IV. CONCLUSIONES.......................................... 39
V.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS ....................................... 42
3
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
DECLARACIÓN DE LA XIV REUNIÓN DE CUMBRE
DE PRESIDENTES CENTROAMERICANOS
GUATEMALA, OCTUBRE, 1994
Sección Social
20. “Acogemos la iniciativa Regional para la Seguridad
Alimentaria Nutricional en los países de Centroamérica,
impulsada por los Ministros de Salud, y les instruimos para
que le den seguimiento con el apoyo técnico y científico del
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá
(INCAP) y de la Organización Panamericana de la Salud
(OPS), con el apoyo de la Secretaría General del SICA”.
SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL
La seguridad alimentaria se conceptualiza como “el estado
en el cual todas las personas gozan, en forma oportuna y
permanente, de acceso físico, económico y social a los
alimentos que necesitan, en cantidad y calidad, para su
adecuado consumo y utilización biológica, garantizándoles
un estado de bienestar general que coadyuve al logro de su
propio desarrollo”.
4
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
I. El Marco Económico,
Social y Político
L a relación entre nutrición
y desarrollo es bidireccional: por
una parte, se encuentra
suficientemente documentado el
mejoramiento en el estado
nutricional de las poblaciones
como resultado del desarrollo
nacional, mientras, por el otro,
cada día se acumula más
evidencia sobre las diferentes vías a través de las cuales la
inversión en nutrición contribuye al desarrollo del capital
humano que requieren los diferentes grupos de población para
elegir una mejor calidad de vida. Por esta razón, el presente
análisis de la seguridad alimentaria y nutricional en
Centroamérica incluye un breve resumen del marco económico,
social y político en el que se han venido desenvolviendo los
países en la década de 1990. Se discuten, además, los principales
factores de disponibilidad, acceso, aceptabilidad y
aprovechamiento biológico de los alimentos que afectan la
inseguridad alimentaria y nutricional, haciendo referencia a las
tendencias de los principales indicadores de estado nutricional
de que dispone Centroamérica. Finalmente, a manera de
conclusión, se hará un resumen sobre las tendencias de los
principales indicadores económicos, sociales y nutricionales que
5
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
conforman el marco de acción para el quehacer multisectorial en
aspectos de seguridad alimentaria y nutricional.
La velocidad y profundidad de los cambios que se han dado en
los últimos años en Centroamérica tendrán repercusiones para
las presentes y las futuras generaciones. Dentro de las
principales transformaciones destaca el fenómeno de la
globalización, la evolución y el crecimiento de la ciencia y la
tecnología, especialmente la informática y las comunicaciones, y
el crecimiento/estancamiento de las inequidades y disparidades
sociales entre los que tienen y los que no tienen recursos (15).
En este sentido, algunos advierten que el desafío más importante
al que se debía enfrentar Centroamérica en los años 1990 era el
de superar el impacto social de la crisis de la “década pérdida”,
en el contexto de la aplicación de políticas de estabilización y
ajuste macroeconómico: para la mayoría de centroamericanos de
entonces el futuro estaba marcado por pobreza, marginalidad
social y económica, inequidad y deterioro ecológico (21). Este es,
precisamente, el eje analítico que se ha utilizado en el presente
documento.
Desde la “década pérdida”, se observa para toda Centroamérica,
si bien con ritmos distintos, la persistencia y acumulación de
problemas ya existentes de pobreza, marginalidad, distribución
inequitativa del poder y del ingreso, hambre y desnutrición: el
istmo ha venido experimentando una transformación social,
económica y política derivada de los períodos de auge y crisis
por la que, con mayor o menor grado, ha atravesado cada uno de
los países. En este escenario, donde las políticas de
globalización, estabilización y ajuste estructural, y el avance
tecnológico han fomentado la modernización rápida de las
economías, la reducción del sector público en sus atribuciones y
tamaño y la compactación de iniciativas en materia de desarrollo
social, la salud, la alimentación y la nutrición de sus pueblos han
sufrido, también, importantes alteraciones.
6
En la década de 1990 se consolidó un proceso de reformas
estructurales, aunque a ritmo desigual, en las áreas comercial,
financiera, laboral y de seguridad social, y a nivel del Estado.
Los resultados alcanzados en la década que termina —positivos
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
y negativos— no pueden atribuirse exclusivamente a las
reformas, sino que reflejan también efectos asociados al contexto
internacional, a otros procesos regionales, a consecuencias de la
crisis de la deuda que no fueron totalmente superadas y a
factores estructurales profundos que tienen que ver con las
características históricas del istmo, tales como la alta
concentración de la riqueza y el ingreso y la profunda
segmentación social. En el frente social se ponen de manifiesto
los aumentos del gasto público, así como los esfuerzos por
reestructurar los servicios sociales y mejorar la eficiencia,
transparencia y efectividad del gasto. En el ámbito político se
reconoce el renacimiento de la vida local, la extensión de los
sistemas democráticos, los nuevos espacios para el ejercicio de la
ciudadanía y la conquista de los derechos, visibilidad y
reconocimiento de las mujeres (10).
Así, en diferentes foros centroamericanos, se viene discutiendo y
examinando la evidente recuperación económica que se ha
vivido en Centroamérica en la década de 1990. Como se aprecia
en el cuadro 1, las economías centroamericanas mejoraron su
desempeño, sobre todo en los primeros años de la década,
debido a la combinación de altas tasas de crecimiento económico
como resultado del dinamismo del sector externo, a la reducción
de la inflación, al restablecimiento del sistema de precios
internos y los tipos de cambio, al aumento de los niveles de
inversión y a la corrección de los desequilibrios fiscales (6, 7, 8,
9, 24, 26, 27).
Mientras que en toda la región de América Latina y el Caribe la
información pone de manifiesto que muchas economías
experimentaron recesión en el segundo semestre de 1998 y en
1999, Centroamérica mostró un mejor desempeño, con la
excepción de Honduras que tuvo un crecimiento negativo en el
último año (11). En términos generales, el sector externo de
todas las economías centroamericanas se ha venido expandiendo,
fundamentalmente como resultado del desarrollo de la industria
ensambladora orientada a los mercados de los Estados Unidos,
incluyendo manufacturas tradicionales y productos electrónicos.
Cabe hacer notar, sin embargo, que la base exportadora de las
economías centroamericanas está todavía muy poco diversificada
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
7
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
(10). El sector externo sufrió una importante caída en 1999, pero
la evidencia disponible para toda la década revela el papel crítico
que desempeñó el sector externo en la recuperación económica
de Centroamérica.
Con respecto a la reducción de la inflación —la cual se ha
estabilizado en los niveles más bajos en medio siglo (11)
mostrando un descenso desde casi 900% en 1993 a cerca de 9.6
en 1999 para América Latina— sólo Honduras y Costa Rica
superan levemente el promedio regional, ya que en el resto de
países se observan cifras de un solo dígito.
En relación con la inversión extranjera directa, a inicio de la
década hubo un importante incremento de flujos de capital hacia
Centroamérica que posibilitaron la adopción de medidas
antiinflacionarias y de reforma estructural. Cabe destacar que, en
el caso de Centroamérica, el auge de la inversión extranjera
directa no ha dado como resultado la ampliación de la capacidad
productiva porque su componente más dinámico ha sido el de
fusiones y adquisiciones (10), como se observa en los años 1997
y 1998, especialmente, años en que la inversión extranjera directa
estuvo a niveles similares a la de los años 1970. En el cuadro 1
se señala, asimismo, que los importantes avances en la
corrección de los desequilibrios fiscales durante el inicio de la
década se contrastan con el leve aumento del déficit fiscal en
años recientes, sobre todo a partir de 1998 y en 1999, año en el
cual el promedio para Centroamérica fue de 3.5, superior a la
cifra correspondiente a América Latina.
Es importante precisar que, a pesar de los avances en materia de
recuperación económica, y de los importantes cambios en
variables tales como esperanza de vida al nacer, mortalidad
infantil, alfabetismo de adultos y producto interno bruto real per
cápita (cuadro 2) que se han dado en los últimos 25 años (4, 24,
25, 26) en todos y cada uno de los países centroamericanos, el
análisis de la situación alimentario-nutricional en Centroamérica
debe considerar el fenómeno de la pobreza, como condicionante
y efecto de los niveles de hambre y desnutrición en la
subregión. El empobrecimiento de las grandes mayorías en el
istmo está vinculado con los niveles de inseguridad alimentarionutricional que se observan en los países.
8
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
CUADRO 1
INDIC
ADORES ECONÓMICOS DE CENTROAMÉRIC
A
INDICADORES
CENTROAMÉRICA
INDICADOR
BEL
COR
ELS
GUT
HON
NIC
PAN
ALC
Ingreso Nacional Bruto per cápita
(US$- 1994)
(US$- 1995)
(US$- 1996)
(US$- 1998)
2,668
2,719
2,750
2,663
2,400
2,610
2,640
2,770
1,360
1,610
1,700
1,850
1,200
1,340
1,470
1,640
600
600
660
740
340
380
380
370
2,250
2,750
3,080
2,990
n.d.
n.d.
n.d.
3,860
Tasa anual de variación del PIB
total (%)
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
3.1
9.5
4.3
1.4
4.0
1.5
4.0
1.5
6.2
2.3
8.6
5.9
4.8
3.9
0.6
5.6
7.7
8.0
2.8
7.3
6.4
6.0
6.2
1.8
4.2
3.5
2.6
3.7
4.9
4.0
4.1
5.0
3.0
4.4
5.3
3.4
2.7
5.8
7.1
-1.9
3.7
3.7
5.0
3.3
-2.0
-0.4
0.8
-0.4
4.0
4.4
5.1
5.4
4.1
6.9
9.0
8.2
5.3
3.1
1.9
2.7
4.7
4.4
3.5
3.8
3.3
3.9
5.3
1.1
3.6
5.4
2.1
0.4
Tasa promedio anual
1981 – 1990
1991 – 1999
4.6
4.0
2.2
5.2
-0.4
4.5
0.9
4.2
2.4
3.0
-1.5
3.3
1.4
4.7
1.0
3.2
Tasa anual de variación del PIB
per cápita (%)
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
n.d.
n.d.
n.d.
3.2
1.9
1.1
-1.6
-1.6
6.3
-0.8
5.2
2.6
1.6
1.0
-2.0
2.9
5.0
5.4
0.9
5.1
4.2
3.7
4.0
-0.3
2.1
1.4
0.5
1.1
2.2
1.3
1.4
2.2
0.3
1.7
2.6
0.7
-0.4
2.7
4.0
-4.7
0.7
0.8
2.1
0.5
-4.6
-3.1
-2.1
-3.3
0.9
1.5
2.2
2.6
1.3
4.0
6.9
6.2
3.4
1.3
0.1
0.9
2.9
2.7
1.8
2.0
1.4
2.1
3.5
-0.6
1.9
3.7
0.5
-1.2
Tasa promedio anual
1981 – 1990
1991 – 1999
2.3
1.6¹
-0.6
2.3
-1.4
2.4
-1.6
1.5
-0.8
0.1
-3.9
0.4
-0.7
2.9
-1.0
1.5
Resultados del sector público
(% del PIB)
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
-5.8
-6.1
-6.5
-5.8
-4.0
-0.4
-2.0
-2.3
-1.6
-3.1
-1.9
-1.9
-6.9
-4.5
-5.2
-3.9
-3.3
-3.9
-2.8
-3.4
-1.6
-0.6
-0.1
-2.5
-1.7
-2.0
-2.4
-0.1
-0.5
-1.5
-1.4
-0.7
-0.1
-1.5
-2.4
-3.2
-3.3
-4.9
-9.9
-7.1
-4.2
-3.8
-2.8
-3.4
-5.0
4.1
-3.4
0.0
-5.2
-0.5
-1.5
-1.3
-1.7
-2.7
-2.5
-0.6
0.8
-0.8
0.9
-1.3
-0.2
-4.5
-4.0
-0.3
-1.3
-1.2
-1.9
-1.5
-1.2
-1.5
-2.7
-3.2
¹ 1994-1999.
9
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
INDICADOR
BEL
COR
ELS
GUT
HON
NIC
PAN
ALC
Variaciones del índice de precios al
consumidor (dic. a dic. %)
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
4.5
2.4
1.5
2.6
2.9
6.4
1.0
-0.8
-1.2
25.3
17.0
9.0
19.9
22.6
13.9
11.2
12.4
10.1
9.8
20.0
12.1
8.9
11.4
7.4
1.9
4.2
-1.0
10.2
14.2
11.6
11.6
8.6
10.9
7.1
7.5
4.9
21.4
6.5
13.0
28.9
26.8
25.4
12.7
15.6
10.9
866
3.5
19.5
12.4
10.9
12.1
7.3
18.5
7.2
1.6
1.6
0.9
1.4
0.8
2.3
-0.5
1.4
1.5
198.9
414.4
876.6
333.1
25.8
18.2
10.4
10.3
9.6
Deuda externa total millones
US$1980
US$1993
US$1996
US$1998
n.d.
168
220
261
2,744
3,900
3,454
3,971
911
2,000
2,894
3,933
1,166
3,000
3,785
4,565
1,473
3,900
4,453
5,002
2,189
10,400
5,929
5,968
2,975
6,300
6,990
6,689
257,259
n.d.
n.d.
786,019
Valor de deuda bruta como % del PIB
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
n.d.
n.d.
n.d.
32.7
31.3
36.0
38.7
41.1
35.5
58.0
48.8
42.0
39.2
36.1
31.2
20.8
20.7
20.3
43.9
43.1
28.4
25.4
22.8
24.4
24.2
22.0
22.7
25.5
21.6
18.3
16.6
14.4
13.1
12.0
12.4
14.5
113.9
106.0
110.3
117.9
107.1
101.0
86.0
84.0
87.8
593.1
585.4
609.5
638.4
543.1
308.9
296.6
296.0
286.4
63.3
53.4
48.2
47.4
49.8
62.2
58.3
56.6
56.3
39.4
37.7
38.1
35.8
37.2
35.5
33.7
37.9
43.4
Valor de deuda como
% de exportaciones
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
71.1
70.7
76.6
68.6
182.4
132.5
115.2
100.1
87.1
69.8
60.1
51.4
46.5
245.0
240.3
173.6
125.4
106.1
114.3
98.9
96.3
94.6
154.8
132.8
114.8
115.6
104.8
109.6
100.9
100.6
116.3
338.7
339.9
317.9
295.1
244.7
214.6
187.2
179.0
202.4
2,946.6
3,492.6
3,367.1
2,456.9
1,522.7
716.1
647.4
757.5
805.4
68.4
56.1
52.0
49.2
48.9
68.2
60.7
66.7
82.8
274.8
265.2
263.8
245.5
226.4
213.6
199.4
223.9
215.5
Valor servicio de deuda como % PNB
1980
1996
1998
n.d.
2.6
2.8
7.7
6.5
5.4
2.7
3.0
3.7
1.8
2.3
2.1
8.5
14.1
9.8
5.7
13.2
14.1
14.4
11.8
8.7
6.2
n.d.
6.5
Valor servicio deuda como
% exportaciones
1988
1996
1998
6.4
9.6
9.8
29.1
14.1
7.6
7.5
9.5
10.4
7.9
11.0
9.8
21.4
28.8
18.7
22.3
24.2
25.5
6.2
10.7
7.6
36.2
n.d.
33.6
Inversión extranjera directa como
% del PIB
1988
1998
n.d.
3.3
1.0
2.7
0.2
3.6
1.5
5.3
0.5
0.6
0.0
1.8
9.0
8.7
0.8
3.5
10
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
INDICADOR
BEL
COR
ELS
GUT
HON
NIC
PAN
ALC
Inversión extranjera directa neta
(US$ millones)
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
n.d.
15
16
12
19
18
11
8
14
42
163
172
222
243
292
331
422
407
604
550
2
25
15
16
—
38
—
—
875
250
48
91
94
143
65
75
77
85
673
90
44
52
48
52
42
69
90
128
99
175
0
42
42
40
40
75
97
173
184
250
132
109
145
170
393
289
330
1,275
1,206
500
n.d.
11,065
12,506
10,359
23,706
24,878
39,329
55,222
59,934
70,275
15.42
33.1
31.8
20.7
20.5
14.1
12.6
24.0
3.0
15.3
27.4
18.1
71.2
32.6
5.1
35.1
1.5
2.9
13.7
39.0
-7.2
16.6
10.1
-4.2
7.6
41.4
4.8
13.4
13.8
-11.7
31.5
50.6
19.1
41.6
-6.6
-3.4
10.8
0.9
-4.6
14.3
-5.0
-17.8
16.3
21.3
11.0
11.6
-1.4
5.8
n.d.
n.d.
3.9
9.2
-7.0
16.2
-39.9
6.5
-0.4
5.6
-6.1
8.4
-1.0
6.4
1.9
8.8
Tasas anuales de variación del índice
de exportaciones de bienes
(1990=100)** (1995=100)***
1994**
1995**
*1996**
1997***
1998***
1999***
*Cifras preliminares
Poder de compra de exportaciones
(1990=100)
Tasas anuales medias 81-90
Tasas anuales medias 91-96
¹ (1984 = 100).
FUENTE: Referencias 6, 7, 8, 9, 24, 26, 27.
11
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
CUADRO 2
TENDENCIAS DEL DESARROLLO HUMANO Y DEL PRODUCTO PER
CÁPITA (1960-1998)
INDICADOR
BEL
COR
ELS
GUT
HON
NIC
PAN
ALC
Esperanza de vida al nacer (años)
1960
1970-1975
1995-2000
n.d.
68.51
71.92
61.6
67.9
76.0
50.5
58.2
69.1
45.6
53.7
64.0
46.3
54.0
69.4
47.0
55.1
67.9
60.7
66.2
73.6
n.d.
61.1
69.5
Mortalidad infantil (por 1,000 n.v.)
1960
1970
1996
1998
n.a.
673
434
22
85
58
15
14
130
105
34
30
125
115
41
41
145
116
44
33
141
113
44
39
69
48
22
18
n.d.
86
n.d.
32
Tasa de alfabetismo de adultos
1970
1994
1998
745
706
757
88
95
95
57
71
78
44
56
67
53
72
73
47
67
68
81
91
91
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
1,388
1,256
1,833
2,663
1,053
1,351
2,231
2,482
2,176
2,403
2,800
769
950
1,779
1,596
1,333
1,378
1,716
616
795
1,371
1,598
1,330
1,358
1,533
691
804
614
733
681
682
722
1,295
1,809
999
690
611
460
452
1,068
1,710
2,572
2,709
2,887
2,523
3,200
n.d.
n.d.
2,200
3,650
4,090
5,040
6,470
PIB per cápita (US$ de 1987)*
(US$ de 1995) **
1960*
1970*
1975**
1980**
1985**
1990**
1998**
1
1980,
1996.
2
1991,
3
1997,
4
1990,
5
1980,
6
1991,
7
FUENTE: Referencias 4, 24, 25, 26.
12
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
Como se ha señalado antes, ha habido crecimiento económico,
pero éste se ha encontrado a un nivel inferior del necesario para
cerrar la brecha con los países desarrollados y para superar la
pobreza, ya que CEPAL calcula que se requiere de 6 a 7% anual
para lograr dichos objetivos (10). Además, la distribución interna
de los frutos de ese crecimiento continúa siendo inequitativa en
todos los países de la región, lo cual da como resultado altas
tasas de pobreza. De acuerdo con la CEPAL (3), América Latina
es la región que presenta la más injusta distribución de la riqueza
o la más “extrema polarización distributiva del mundo”, ya que
10% de los hogares más ricos perciben 40% del ingreso total. En
promedio, la distancia entre 20% de la población más pobre y
20% de la más rica es entre diez y quince veces, en contraste
con los países industrializados, en los que esa relación es de seis,
y con los países asiáticos, que es de siete. Como se aprecia en el
cuadro 3, el 20% más rico de la población posee una altísima
proporción de riqueza en relación con el 20% más pobre, y ello
es más agudo en países como Guatemala, que presenta una
relación de 30 veces y El Salvador y Honduras una relación de
17 veces cada uno. Asimismo, los datos analizados del índice de
Gini en el mismo cuadro expresan las enormes diferencias en el
patrón de la distribución del ingreso entre los distintos países de
la región centroamericana: con base en este indicador, los países
que presentan una distribución del ingreso más desigual son, en
su orden, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Panamá
y Costa Rica. En términos globales los datos apuntan a una
reducción gradual de la pobreza heredada de la década perdida.
A lo largo de su historia, la región centroamericana ha venido
presentando desequilibrios en el orden interno, los cuales se
expresan en la ampliación de brechas entre el desarrollo social
alcanzado en países como Costa Rica y Panamá, por un lado, y
los niveles de bienestar de países como Belice, Guatemala, El
Salvador, Honduras y Nicaragua. Por razones de índole histórica,
y debido a la forma particular en que los estados se organizaron
para echar a andar su proyecto nacional, el estilo de desarrollo
adoptado por los primeros fue siempre más redistributivo que el
de los otros cinco, como lo expresan algunos indicadores
sociales en el cuadro 3 (1, 6, 19, 24, 25, 26, 27, 28).
13
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
CUADRO 3
INDICADORES SOCIALES DE CENTROAMÉRICA
INDICADOR
BEL
COR
ELS
GUT
HON
NIC
PAN
ALC
Pobreza: % de población con
< $1 por día
33
(’95)
18.9
(’89)
9.6
(’96)
n.d.
25.3
(’96)
53.3
(’89)
39.8
(89-98)
46.9
(’92)
40.5
(’96)
43.8
(’93)
n.d.
25.6
(’89)
10.3
(’97)
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
% de participación en ingreso nacional
por grupo socioeconómico
(1987-1998)
- 20% más pobre
- 20% más rico
n.d.
n.d.
4.0
56.5
(’96)
3.4
56.5
(’96)
2.1
63.0
(’89)
3.4
58.0
(’96)
4.2
55.2
(’93)
3.6
52.8
(’97)
n.d.
n.d.
n.d.
Indice de Gini
n.d.
47.0
(’96)
52.3
(’96)
59.6
(’89)
53.7
(’96)
50.3
(’93)
48.5
(’97)
n.d.
Gasto social real per cápita
(US$ de 1997)
1990-1991
1994-1995
1996-1997
201
342
237
445
513
550
87
117
147
52
66
71
59
57
58
48
56
49
494
641
683
349
446
457
3.6
3.5
7.9
11.9
6.3
3.7
-0.6
0.4
3.7
-6.1
6.7
3.2
6.3
0.9
18.2
20.8
5.4
7.7
3.3
4.2
7.8
7.2
10.3
10.7
18.6
21.9
10.1
12.4
Tasa anual de variación
90-91/94-95
94-95/96-97
Gasto social/PIB
1990-1991
1996-1997
9.3
10.2
FUENTE: Referencias 1, 6, 19, 24, 25, 26, 27, 28.
14
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
Por lo tanto, vale la pena analizar los esfuerzos gubernamentales
realizados por cada uno de los países en materia de desarrollo
social. Un aspecto importante que explica los bajos niveles de
inversión gubernamental en el sector social es la situación de la
deuda externa en relación con el tamaño de la economía. En
primer lugar, es importante señalar la reducción en el ritmo de
crecimiento de la deuda externa de los países durante la década.
Según se observa en el cuadro 1, a pesar de la reducción en el
ritmo de crecimiento de la deuda durante la década, Panamá, con
casi US$7,000 millones de deuda externa, poseía en 1998 un
pasivo cuyo tamaño correspondía a 57% de su producto; en
1999, la deuda de Honduras representaba 88% de su producto
interno bruto y, en el caso de Nicaragua, la deuda ascendía a casi
tres veces el producto. Belice, Guatemala, El Salvador y Costa
Rica tenían deudas externas manejables en relación con la
magnitud del endeudamiento. En el período 1991-1999 se
observa en todos los países, sin embargo, una mejoría en la
relación del valor de la deuda con el Producto Interno Bruto,
debiéndose destacar los importantes esfuerzos que hicieran, en
este sentido, Nicaragua, Costa Rica y Honduras. Cabe mencionar
que, entre los años 1980 y 1998, aumentó el valor del servicio de
la deuda externa como porcentaje del PNB, particularmente en
Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.
Adicionalmente, es importante conocer la posición financiera de
los países para apoyar sus programas sociales, a fin de establecer
la capacidad interna que tienen para impulsar programas de
desarrollo en lo productivo y en lo social. En la ya famosa
“década perdida” (cuadro 1), con la excepción de Costa Rica,
Centroamérica tuvo una tasa negativa del poder de compra de
sus exportaciones de bienes (8). En los primeros años de esta
década, El Salvador ha podido aumentar sustancialmente su
poder de compra de las exportaciones, sobre todo por la
diversificación de las mismas, incrementándolo, entre 1991 y
1996, en casi 150%. Mientras que el promedio de América
Latina es de 8.8%, los datos señalan que Costa Rica se ha
mantenido por encima de esta cifra, y que Guatemala, Honduras,
Nicaragua y Panamá tuvieron tasas ligeramente por debajo de
este promedio para la región latinoamericana. La mejoría podría
atribuirse tanto a una mayor diversificación de las exportaciones,
como al establecimiento de precios internacionales más
favorables para la región.
15
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
16
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
El análisis del gasto social muestra que, en el ámbito de América
Latina en su conjunto, se ha generado una creciente canalización
de recursos públicos hacia el gasto social, que aumentó de
10.1% del PIB en 1990-1991 a 12.4% en 1996-1997, lo cual
representa el nivel más alto de la historia de la región (10). En lo
que respecta a Centroamérica, este esfuerzo pareciera todavía ser
insuficiente: los datos sobre la evolución del gasto social por
habitante a largo plazo ponen de manifiesto que los incrementos
significativos que ocurrieron en los años 1990 permitieron que
únicamente Panamá, Costa Rica y Belice superaran, en el período
1996-1997, los niveles de gasto correspondientes a los años
1980-1981; es más, las cifras de El Salvador, Guatemala y
Nicaragua, en 96-97, eran inferiores a las del inicio de la década
de los años 1980, lo cual implica que el gasto social de esos tres
países en 1996-1997 se había reducido en 30% desde 1980. La
información sugiere, entonces, que en Belice, Costa Rica y
Panamá se mantiene la vigencia de las políticas redistributivas
iniciadas a mediados de este siglo, lo cual indica que estos países
continúan priorizando la inversión en capital humano como
estrategia de desarrollo nacional. Análisis adicionales de los
datos de gasto social per cápita (10) parecen indicar que, en los
países que muestran aumentos, estos incrementos estuvieron
asociados al aumento del gasto público, en el caso de Costa Rica,
a la mayor prioridad asignada al gasto social dentro del gasto
público, en el caso de Guatemala, o a los efectos combinados de
dichos factores, en el caso de El Salvador y Panamá.
En el caso específico del sector educación (cuadro 4), los datos
globales de inversión en educación como porcentaje del PIB
ponen en evidencia que tanto Costa Rica como Panamá
invirtieron, en 1996-1997, tres veces lo que Guatemala, dos
veces lo que El Salvador y 25% más que Nicaragua. Además, los
datos ponen de manifiesto que el gasto público per cápita (12,
22, 24, 25, 26) que se realiza en Panamá y Costa Rica equivale a
casi cuatro veces lo que se invierte en El Salvador, a siete veces
lo que se gasta en Guatemala y en Nicaragua, y a cinco veces en
Honduras; Belice aunque no invierte a los niveles de Costa Rica
y Panamá, tiene niveles superiora a los de los otro cuatro países
centroamericanos. Es necesario precisar, sin embargo, los
importantes esfuerzos que efectuaron en 1996-1997, Belice, El
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
17
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
CUADRO 4
INDICADORES EDUCATIVOS DE CENTROAMÉRICA
BEL
COR
ELS
GUT
HON
NIC
PAN
251
30
25
8
5
5
29
27
19
39
38
25
37
27
27
39
35
34
14
9
8
25
30
25
9
5
5
39
30
25
55
51
40
40
27
27
39
33
31
16
10
9
n.d.
n.d.
94.6
95.3
72.8
80.8
62.2
74.9
71.7
73.4
64.3
66.3
91.2
92.1
n.d.
n.d.
95.0
95.4
68.7
75.0
48.3
59.7
71.6
73.5
66.0
69.3
89.7
90.8
n.d.
n.d.
94.7
95.3
70.9
77.8
55.7
67.3
72.0
73.4
65.3
67.9
90.5
91.4
n.d.
n.d.
982
89
86
89
69
78
89
63
61
77
79
89
86
70
82
77
89
91
90
n.d.
n.d.
98
90
87
89
70
80
89
55
55
70
79
91
89
72
85
80
90
92
90
n.d.
n.d.
98
89
92
89
70
79
89
59
n.d.
74
79
90
88
71
83
79
89
n.d.
90
% de niños que llegan al
5o. grado de primaria
1990-1995
1995-1997
713
844
89
90
27
77
n.d.
50
n.d.
60
47
51
Inversión pública per cápita en educación
(US$ de 1997)
1990-1991
1996-1997
89
130
113
153
33
50
25
28
27
(’94)
23
20
124
172
34.6
50.5
13.6
n.d.
-12.1
38.5
INDICADOR
Tasa de analfabetismo
(% de población = 15 años)
Masculino
1980
1995
1998
Femenino
1980
1995
1998
Tasa de alfabetismo de adultos
Masculino
1994
1998
Femenino
1994
1998
Total
1994
1998
Matrícula primaria neta como % de grupo
Masculina
1980
1995
1997
Femenina
1980
1995
1997
Total
1980
1995
1997
82
n.d.
Tasa anual de variación 90-91/96-97
Inversión pública en educación como
% de PNB
1980
n.d.
7.8
3.9
1.8
3.2
3.4
4.9
Inversión pública en educación como
% de PIB
1990-1991
1996-1997
5.5
6.4
4.7
5.8
2.1
2.6
1.6
1.7
n.d.
n.d.
4.9
4.3
4.7
5.5
1
(% de población = 14 años), 2 datos de 1998,
FUENTE: Referencias 13, 22, 24, 25, 26.
3
1990-1991,
4
1998-1999.
18
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
Salvador, Panamá y Costa Rica al aumentar su gasto per cápita en
educación en 46, 50, 39 y 35%, respectivamente, en relación con
el período 1990-1991. Con respecto a la inversión pública per
cápita en salud (cuadro 5), en los años 1996-1997 Panamá y Costa
Rica mostraron niveles de gasto 12 veces superiores al gasto en
Guatemala, 10 veces al de Nicaragua, mientras que la relación
entre los dos primeros y Belice y El Salvador era de cuatro
veces (13, 14, 27, 28). En relación con el incremento del gasto en
salud y nutrición entre los períodos 1990-1991 y 1996-1997, es
necesario resaltar los cambios notables en el nivel de inversión
que experimentaron El Salvador y Panamá.
19
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
CUADRO 5
INDICADORES DE SALUD DE CENTROAMÉRICA
INDICADOR
BEL
COR
ELS
GUT
HON
NIC
PAN
Tasa de mortalidad materna
(x 100,000 n.v. )
1990-1996
1990-1998
1901
1342
55
29
300
120
190
190
220
220
160
150
n.d.
85
Tasa de fertilidad en adolescentes
(nac. x 1,000 Mujeres 15-19)
1995
1998
119
80
67
82
91
107
106
106
112
111
136
133
61
80
Porcentaje de inmunizados 1995-1996
< 1 año
BCG
DPT
Antipolio
Antisarampionosa
Embarazadas TT
92
85
85
74
n.d.
91
84
84
86
90
100
100
100
97
69
76
73
73
69
81
100
93
94
91
99
93
78
86
78
96
100
93
93
92
24
Partos atendidos x personal capacitado
(% del total)
1982
90-96
96-98
n.d.
773
794
93
93
93
n.d.
87
87
n.d.
35
29
n.d.
88
47
n.d.
61
65
80
86
84
97
60
60
62
83
82
n.d.
855
n.d.
92
51
55
58
67
50
65
50
81
82
84
n.d.
396
95
97
62
68
54
67
32
65
27
31
81
90
45
57
174
193
28
54
14
16
34
(90-95)
20
20
163
210
10.8
91.2
12.4
n.d.
2.4
28.9
7.1
7.3
1.8
2.8
0.9
0.9
n.d.
n.d.
4.2
4.4
6.1
6.8
Población con acceso a
Servicios de salud
1993
Agua segura
82-85
90-96
Saneamiento básico
82-85
90-98
Inversión pública per cápita en salud y
nutrición (US$ de 1997)
1990-1991
1996-1997
Tasa anual de variación 90-91/96-97
Inversión pública en salud como
% de PIB
1990-1991
1996-1997
Estimaciones de 11990,
2
1998,
3
1991,
2.5
2.4
4
1998,
5
1995,
6
1995.
FUENTE: Referencias 13, 14, 27, 28.
20
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
CUADRO 6
INDICADORES DE DISPARIDADES TERRITORIALES
BEL1
COR
ELS
GUT
HON
NIC
PAN
100
69
85
99
78
38
92
43
81
53
81
23
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
78
37
97
48
81
53
81
27
99
73
Población con acceso a
saneamiento básico
1990– 1996
Urbana
Rural
59
21
100
95
78
59
91
50
81
53
34
27
99
81
Población con acceso a servicios de salud
1985 – 1995
Urbana
Rural
n.d.
n.d.
100
63
80
40
47
25
80
56
100
60
95
64
116
49
47
65
28
n.d.
94
71
72
64
44
74
63
50
53
70
60
67
INDICADOR
Población con acceso a agua segura
1990 - l995
Urbana
Rural
1990 – 1996
Urbana
Rural
Disparidad de servicios zonas
urbanas y rurales (100 = paridad)
Agua
(90-95)
Saneamiento
(90-95)
Salud
(85-95)
1
Estimaciones de 1995.
FUENTE: Referencias 4, 5, 24, 25, 26, 29, 28.
21
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
Un aspecto medular que es necesario considerar para entender la
complejidad de las dimensiones del desarrollo nacional y la
coherencia del modelo adoptado es lo relativo a los
desequilibrios territoriales expresados a través de la disparidad
de servicios entre zonas rurales y urbanas (4, 5, 24, 25, 26, 28,
29): el ejemplo del acceso al agua potable (cuadro 6) evidencia
que Costa Rica es el único país que beneficia al área rural, y que
el resto de países tiene índices de paridad extremadamente bajos,
sobre todo Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Por otra parte,
los datos de acceso a servicios básicos manifiestan una crítica
desigualdad en la distribución de servicios de agua, saneamiento
y salud entre zonas urbanas y rurales y, por lo tanto, una fuerte
concentración de las inequidades en la población rural.
En lo que concierne a la dimensión de los aspectos políticos,
cabe destacar, en primer lugar, dos tendencias con implicaciones
para la seguridad alimentaria y nutricional: el proceso de firma de
la paz y construcción de la democracia, por un lado, y la
descentralización de la autoridad política hacia los niveles
regionales y municipales, por el otro. La región está tratando de
dejar atrás los conflictos político-militares que afectaron de
manera crítica a sus habitantes, dando lugar a importantes
procesos de movilización y desplazamiento de miles de familias
centroamericanas que fueron despojadas de sus derechos
fundamentales.
Como parte del proceso de la firma y mantenimiento de la paz
en los países que estuvieron involucrados en conflictos
armados, los pueblos y gobiernos están realizando esfuerzos,
todavía incipientes, para alcanzar y fortalecer la democracia y
promover el renacer de la integración centroamericana, en
conjunto con el resto de países del istmo. Las políticas
adoptadas por los gobiernos nacionales para consolidar los
procesos de descentralización, por otra parte, constituyen el eje
vital de las iniciativas de Reforma del Estado que se han venido
impulsando desde finales de la década pasada.
22
Sin embargo, es importante señalar que los estados y la sociedad
civil en cada uno de los países de la región están teniendo
dificultades para formular una visión compartida y estrategias de
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
desarrollo de largo plazo en diferentes campos, lo cual provoca
problemas relacionados con la falta de definición de prioridades
nacionales concertadas, la inapropiada asignación de papeles
claros entre los sectores público y privado, la débil coordinación
interinstitucional, entre otros. El reto de los estados
centroamericanos radica en que, aun dentro de una lógica de
pérdida de soberanía, ellos tienen que asumir, como uno de sus
desafíos, el manejo del proceso democrático y de la economía;
es decir, llevar adelante el proceso de reformas internas
requeridas para construir las nuevas sociedades.
23
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
II. Factores que Condicionan
la Inseguridad Alimentaria
y Nutricional
os factores que condicionan la
L
inseguridad alimentaria y nutricional
tienen relación con la baja disponibilidad
nacional de alimentos, la reducida
accesibilidad económica a bienes
alimentarios, las limitantes relacionadas a
la aceptabilidad de los mismos y el
deficiente aprovechamiento biológico de
los alimentos ingeridos.
La seguridad alimentaria y nutricional en
Centroamérica se ha modificado
sustancialmente en su componente de
disponibilidad de alimentos, debido, en
primer lugar, a los programas agresivos
de exportación de productos no
tradicionales, especialmente los
agropecuarios: al utilizarse las tierras para la producción de
bienes de agroexportación, la producción de alimentos para
autoconsumo se ha visto afectada debido a que ahora la prioridad
de estos agricultores es producir para la venta.
Por otro lado, las medidas de liberalización comercial adoptadas
en todos los países han afectado negativamente las posibilidades
de sobrevivencia y desarrollo de un gran número de pequeños
agricultores, en la medida que la apertura de las economías
nacionales a la competencia extranjera le permite a los gobiernos
24
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
y a los comerciantes privados proveer de alimentos baratos
importados a las regiones y familias deficitarias. El impacto de
ello en la producción es devastador: es muy difícil para los
productores de alimentos básicos en los países centroamericanos
competir con productos importados cuyo precio refleja, en parte,
grandes subsidios gubernamentales. Es decir, el ajuste pone a
competir a campesinos y productores provenientes de distintas
regiones del mundo que poseen recursos iniciales que son
extremadamente desiguales (17). Adicionalmente, la realidad
señala que los gobiernos centroamericanos no le están
ofreciendo alternativas a aquellos agricultores que se dedican a
actividades agropecuarias no rentables.
Según se aprecia en las gráficas 1 y 2 (16), en las dos últimas
décadas, solamente Belice y Costa Rica han mantenido una
disponibilidad alimentaria nacional suficiente para cubrir las
necesidades energéticas de la población. En el caso de Panamá y
El Salvador, ha habido una tendencia hacia la suficiencia
energética, no así en el resto de países que permanecen en
niveles de insuficiencia. En estos países se mantiene un déficit
promedio aproximado de 200 kcal diarias per cápita; es decir, que
si la distribución de todos los alimentos fuera equitativa, toda la
población estaría subalimentada. En vista que la distribución es
muy desigual, existen grupos de población en grave situación de
escasez alimentaria. La situación es más grave en Guatemala,
donde el déficit está llegando a las 400 kcal, con amenaza de
transformarse en una situación crítica.
25
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
En cuanto a la suficiencia de granos básicos, los datos de Costa
Rica, El Salvador, Guatemala y Honduras para el período 19901995 que aparecen en la gráfica 3 señalan que la disponibilidad
nacional de frijol ha sido insuficiente para cubrir las necesidades
mínimas establecidas entre 20 y 28 kg/año/per cápita, según el
patrón alimentario del país. En Costa Rica y El Salvador el
déficit se sitúa en 40%, mientras que en los casos de Guatemala
y Honduras el déficit llega a más de 60% en los últimos años.
En el caso de la disponibilidad nacional de arroz, la gráfica 4
coloca el déficit en relación con las necesidades mínimas,
establecidas en 14.5 kg/año/per cápita para Guatemala, El
Salvador y Honduras, y en 60 kg para Costa Rica, en 10% para
Costa Rica; en 1995, el déficit bajó a 40% en El Salvador,
mientras que en Honduras y Guatemala se ha mantenido entre
50 y 60%.
Según la gráfica 5, de los tres países consumidores de maíz —
Guatemala, El Salvador y Honduras— pareciera que la
disponibilidad de maíz es suficiente para cubrir las necesidades
26
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
27
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
mínimas de la población, establecida en 115 kg/año/per cápita,
sólo en el caso de Guatemala. En El Salvador el déficit es de
30% y en Honduras de 20%. La gráfica 6 sugiere que, a
excepción de Guatemala, la disponibilidad nacional de trigo tiene
superávit. Esto puede explicarse, sobre todo en el caso de
Honduras, porque su consumo ha aumentado y ha sustituido en
parte al maíz, lo que no se refleja en la canasta básica de
alimentos (CBA) usada como referencia o bien porque en las
cifras para consumo humano se han incluido montos que tienen
otros destinos.
Uno de los factores que inciden en la disponibilidad nacional de
alimentos es la producción interna, especialmente en lo que
concierne a los cereales. Según las gráficas 7 y 8, en el período
1990-1998, la producción per cápita de alimentos ha aumentado
en Belice y Costa Rica, se ha mantenido en Guatemala y
Honduras, y se ha reducido en los otros países principalmente
en Honduras y Panamá. A excepción de Nicaragua, la
producción per cápita de cereales se ha reducido en mayor o
menor grado en todos los países del istmo; la reducción ha sido
mayor en el caso de Guatemala, donde se registró una reducción
de 40%.
La disponibilidad de alimentos no sólo depende de la
producción nacional, sino también de la capacidad de
importación de los países. La tendencia en las importaciones
netas de cereales en el período entre 1990 y 1996, según la
gráfica 9, fue de un incremento cercano a 50% en toda la
subregión; sin embargo, en El Salvador el incremento fue
cercano a 250% y en Costa Rica y Panamá alrededor de 200%.
Esta situación agudiza la dependencia alimentaria de los países,
de manera que en 1996 la participación de las importaciones
netas en el suministro total de cereales alcanzó niveles muy
altos, principalmente en Costa Rica donde las importaciones
netas de cereales corresponden a 80% del suministro total y en
Panamá a 50%. En el resto de países constituyen
aproximadamente 30% del suministro total de cereales, a
excepción de Belice que se acerca a 40%, tal como se aprecia en
la Gráfica 10.
28
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
29
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
La seguridad alimentaria y nutricional implica que, desde el
punto de vista económico, las familias que no producen
suficientes alimentos para cubrir sus necesidades tengan la
posibilidad de adquirirlos, mediante su capacidad de compra o
transferencias de ingresos, subsidios u otros. Los datos
disponibles sobre la capacidad adquisitiva de la población
centroamericana como determinante del acceso económico a los
alimentos, confirman que ha habido una reducción importante en
los salarios reales, frecuentemente acompañada de un aumento
en las tasas de desempleo y subempleo, lo cual redunda en el
ingreso familiar. Se evidencia en algunos países, por otra parte,
alzas en los precios de los alimentos, ya sea como resultado de
aumento en costos de producción y comercialización o de la
eliminación de subsidios.
En los últimos 30 años se ha venido observando una drástica
reducción en el poder adquisitivo de las familias
centroamericanas, con la excepción de Costa Rica, donde la
tendencia general ha sido el aumento del poder adquisitivo
general y alimentario en 4-5 veces durante el período 1950-1990
(18). El cuadro 7 señala que en los otros cinco países
centroamericanos la tendencia a largo plazo ha sido la reducción
30
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
del poder adquisitivo de los salarios mínimos, tanto general
como alimentario (20).
Esta situación de pérdida de capacidad adquisitiva debe
entenderse, también, a la luz de otros dos factores: la inflación,
por un lado, y el desempleo, por el otro. Los datos de precios al
consumidor del cuadro 1 señalan que, sólo recientemente,
Nicaragua ha controlado su inflación y que Belice y Panamá
presentan un control absoluto y sostenido del fenómeno. Costa
Rica ha venido luchando por disminuir sus altas tasas de
inflación, logrando reducirla a más de la mitad en 1999.
Guatemala mejoró levemente en 1995, pero se incrementó en
1996 y luego bajó a la mitad en 1999. Honduras presentaba
problemas de control inflacionario al inicio de la década,
habiendo logrado reducir la inflación a la mitad en 1999. La
reducción de la inflación en la década de los noventa es
resultado, en gran medida, del cambio en la conducción de la
política económica de los últimos tiempos, del proceso de ajuste
y de una situación favorable en el mercado mundial (7).
Sin embargo, aunque la inflación causa estragos en el poder de
compra, sobre todo en la población de escasos recursos, el
desempleo y el deterioro de la calidad del empleo producen
efectos más nocivos al dejar desprovista de ingresos a la
población asalariada. A pesar de la recuperación económica de
Centroamérica, es el empleo —el llamado “talón de Aquiles” del
proceso de reformas—el que ha experimentado un proceso
lento de crecimiento. Durante treinta años la región no ha
podido realizar una transformación estructural de su economía,
en la que el sector industrial haya podido tener un crecimiento
que le permita absorber los excedentes de mano de obra
agrícola. De esta cuenta, el sector que ha tenido que ocupar esa
mano de obra ha sido el de servicios, provocando altos niveles
de subempleo y un crecimiento desmedido del empleo en el
sector informal, donde se han generado, durante la década, 6 de
cada 10 puestos de trabajo en las zonas urbanas de América
Latina (10).
Según los datos del cuadro 7, las tasas comparativamente bajas
de desempleo urbano que se observan para Costa Rica, El
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
31
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
Salvador y Guatemala, por ejemplo, contrastan con sus
indicadores de inflación que se incluyen en el mismo cuadro: la
información sugiere que estos países han decidido sacrificar y
aceptar socialmente los niveles altos de inflación a cambio de
menores niveles de desempleo. Por el contrario, Panamá y
Belice, con inflación casi nula, presentan altas tasas de
desempleo urbano, al igual que Nicaragua, la cual tiene el
compromiso internacional de controlar la inflación, pagando un
alto costo social con las tasas de desempleo urbano que tiene.
32
El crecimiento económico modesto que no ha permitido reducir
significativamente las tasas de desempleo urbano, tampoco ha
logrado aumentos en los ingresos de los asalariados que laboran
en sectores de baja productividad (10): durante la década se
observa, por el contrario, la ampliación de la brecha salarial —de
18 a 24% en el ámbito de América Latina— entre los
trabajadores calificados y los no calificados. A la luz de esta
situación crítica y en vista de que el nivel salarial y el poder
adquisitivo de la moneda determinan el patrón de adquisición de
alimentos, es importante examinar la brecha entre costo de
canasta básica alimentaria y salario mínimo (18). En el cuadro 7
se observa que Belice y Costa Rica tienen un salario mínimo
equivalente a más del costo de una CBA para una familia
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
promedio de 4.9 y 4.28 personas, respectivamente; en Panamá, el
salario mínimo cubre el costo de una CBA para una familia de
4.82 miembros; en El Salvador es equivalente a un poco más de
la mitad del costo de una CBA para una familia de 4.46
miembros; en Guatemala es equivalente al costo de la mitad de
una CBA para una familia de 5.38 miembros; en Honduras,
alcanza para comprar un tercio de la CBA para una familia de 5
miembros y, para Nicaragua, equivale a un cuarto del costo de la
CBA para una familia de 6 personas.
CUADRO 7
INDICADORES DE SALUD DE CENTROAMÉRICA
INDICADOR
BEL
COR
Pérdida (%) del poder adquisitivo general
y alimentario de los salarios mínimos
n.d.
0
Relación salario mínimo/costo de canasta
básica de alimentos
1994-1995
1.4
1.190
0.568
0.50
0.347
0.228
1.027
Tasa de crecimiento del índice
general de precios (%)
80-90
90-96
n.d.
1.9
23.0
17.8
19.6
12.6
14.0
12.7
6.3
19.6
536.0
63.2
1.4
1.1
Tasa de crecimiento del índice de
precios de alimentos (%)
80-90
90-96
n.d.
0.9
23.0
16.3
21.4
15.5
14.6
13.2
5.1
19.1
n.d.
n.d.
1.9
1.4
Desempleo urbano
(tasas medias anuales)1
1980
1985
1990
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
9.8
9.0
12.5
13.8
12.7
14.3
12.8
6.0
6.7
5.4
4.3
4.0
4.3
5.7
6.6
5.9
5.4
6.2
—
—
10.0
8.2
8.1
7.0
7.0
7.5
7.5
7.6
6.9
2.2
12.1
6.0
1.5
2.5
3.3
3.7
3.7
5.0
5.9
n.d.
8.8
11.7
7.8
6.0
7.0
4.0
5.6
6.5
5.8
5.2
5.3
—
3.2
7.6
14.4
17.8
17.1
16.9
16.0
14.3
13.2
10.7
9.9
15.6
20.0
17.5
15.6
16.0
16.6
16.9
15.5
15.2
14.0
1
ELS
GUT
HON
NIC
PAN
66
50
20
99
33
(80-90) (60-90) (70-90) (74-89) (55-90)
Tasas de desempleo total se presentan en el caso de Belice. Estas altas tasas indican que el desempleo
urbano en Belice podría ser el más alto en Centroamérica, con la excepción de Panamá.
33
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
La información sobre las condiciones educativas de la población
que se presenta en el cuadro 4 pone de manifiesto que, salvo
Costa Rica y Panamá, el nivel educativo del resto de países de
Centroamérica constituye un factor de primer orden que incide
negativamente en el comportamiento alimentario de la población.
La falta de acceso a servicios educativos, la repitencia y la
deserción escolar son indicadores importantes del desempeño
deficiente de los sistemas educativos en esos países. Por otra
parte, las condiciones sanitarias de una población están
íntimamente asociadas a su seguridad alimentaria y nutricional, en
la medida que la presencia y severidad de enfermedades
infecciosas es un factor causal y, a la vez, resultado del estado
nutricional de los individuos. Un buen estado de salud, a su vez,
está determinado por el acceso adecuado, en cantidad y calidad,
a servicios de salud y a sistemas de saneamiento básico,
primordialmente agua segura y disposición de excretas. Los datos
(22, 24, 25, 27, 29) incluidos en el cuadro 5 revelan que, en
Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua es clara
la inadecuada dotación de infraestructura de saneamiento básico
y agua potable; los datos reflejan, además, que en Guatemala, El
Salvador y Honduras el acceso a los servicios de salud es
insuficiente y que durante la década se observa un aumento
preocupante en la tasa de fertilidad en adolescentes.
34
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
III. La Situación Nutricional
L os efectos de las
deficiencias nutricionales en el
crecimiento infantil se presentan
en el cuadro 8, en los indicadores
de bajo peso al nacer y retardo en
peso y talla de niños menores de
60 meses de edad (18, 23). La
evidencia disponible sugiere que
ha habido mejoras importantes en el retardo en talla en menores
de 60 meses, pero que debido a las altas tasas de crecimiento de
la población, probablemente los números absolutos de niños con
35
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
retardo en talla han permanecido constantes desde 1980 (2). Los
datos evidencian, además, que, con la excepción de Panamá, los
cambios positivos en el retardo en peso en menores de 60 meses
han sido leves.
Por otra parte, la información señala que la menor proporción de
niños con retardo en peso y talla se encuentra en Costa Rica; la
mayor en Guatemala. En Costa Rica, la prevalencia de retardo en
peso y en talla en los menores de 60 meses de edad, 5.1 y 6.1%,
respectivamente, constituye aproximadamente del doble al triple
de la prevalencia de retardo esperado, de acuerdo con la
población de referencia, en poblaciones con buen estado
nutricional. Por su parte, las prevalencias de retardo en peso y
en talla en Guatemala, son entre 10 y 20 veces mayores a la
prevalencia esperada en la población de referencia previamente
mencionada. El retardo en peso y talla son, también, indicadores
de la naturaleza crónica de los problemas nutricionales de la
región centroamericana, en la que las manifestaciones agudas
expresadas por la relación peso para la talla son
significativamente menores.
Con respecto a micronutrientes, la anemia por deficiencia de
hierro en Centroamérica es generalizada, y según la clasificación
recomendada por la Organización Mundial de la Salud, ésta se
considera grave para los niños guatemaltecos y salvadoreños
menores de dos años y para las mujeres embarazadas de Belice;
moderada en los demás grupos poblacionales en todos los países
de Centroamérica, excepto en Costa Rica, donde se considera
que la prevalencia de anemia es leve entre mujeres en edad fértil
(ver cuadro 8). En todos los casos la prevalencia es mayor en la
población rural, en mujeres embarazadas y en niños menores de
dos años. El problema se agrava durante el embarazo. La
prevalencia de anemia en mujeres embarazadas es de 52% en
mujeres que asisten a centros de salud de Belice (1994), 39% en
Guatemala (1995), 40% en El Salvador (1988) y 28% en Costa
Rica (1996).
36
Los preescolares, y en particular los menores de dos años,
representan otro grupo altamente vulnerable a desarrollar anemia
por deficiencia de hierro. En El Salvador, la prevalencia de
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
anemia en preescolares de 12-18 y 12-59 meses de edad fue de
49 y 30%, respectivamente (1998); 26.0% en preescolares
atendidos por servicios de salud y 33.5% de menores de seis
años en el área rural de Costa Rica (1990); 28.5% en niños entre
12 y 59 meses en Nicaragua en 1993; 18.0% en niños entre 12 y
59 meses en Panamá en 1992; y 28.0% en niños entre 12 y 59
meses en Honduras en 1996. Por otra parte, en Guatemala en
1995, la prevalencia de anemia en niños de 1 a 5 años fue de
26.0%, pero la magnitud de la anemia es mayor en los niños
pequeños: 50% en niños entre 12 y 23 meses de edad.
En términos de prevalencia de valores séricos bajos de retinol
(=20 µg/dl), en Centroamérica la deficiencia de vitamina A en
niños menores de cinco años oscila entre 5.8% en Panamá (1992)
y 31% en Nicaragua (1993). La situación de la deficiencia de
vitamina A es grave en Nicaragua; moderada en Guatemala con
15.7% en 1995, Honduras con 14.0% en 1996 y Belice con 10%
en 1990; y leve en Panamá con excepción de la población
indígena, con 13.2%, y en Costa Rica con 9%.
La información disponible describe la deficiencia de yodo,
mediante el indicador de excreción urinaria de yodo, como una
condición aceptable en el istmo. Las medianas de yoduria,
expresadas en microgramos de yodo por decilitro de orina,
fueron de 23 en Costa Rica y 10.6 en Nicaragua, en 1989;
alrededor de 20 en Panamá, en 1990; 18.4 para Belice, en 1994; 22
para Guatemala, en 1995; y por arriba de 15 en regiones de alto
riesgo de Honduras.
Los datos disponibles sobre estado nutricional dan una idea de la
situación nacional en relación con los distintos indicadores. Cabe
destacar, sin embargo, que estos promedios nacionales esconden
serias disparidades territoriales asociadas a diferentes factores de
tipo socioeconómico y político relacionados con el modelo de
desarrollo que ha tendido a privilegiar el crecimiento y bienestar
de determinadas áreas geográficas en detrimento de otras, cuyo
estancamiento se ha ido acrecentando. Se espera que la estrategia
de descentralización adoptada por todos los países del área sea
la respuesta para poder acercar la inversión pública y privada, y
la provisión de bienes y servicios a los territorios más
necesitados.
37
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
2
15.0 d
26.0 w
17.7 d
14.0 w
22.0 a
32 - 39 q
35.0 m
21.6 b
15.7 q
16.0 m
23.0 c
16.0 v
36.0 c
4.0 v
Fuentes:
2 OPS/OMS, Health Situation in the Americas;
1995.
3 OPS/OMS, Programa de Alimentación y Nutrición;
1990.
4 Palma P, et al. Schoolchildren Growth Retardation Trends in Eleven Countries of Latin America
and the Caribbean; 1999.
5 Encuesta Nacional de Bocio Endémico, Ministerio
de Salud/INCAP.
* Encuesta Nacional de Bocio en Escolares; 1989,
Ministerio de Salud/INCAP
** Datos de Tola/Nicaragua y Azuero/Panamá.
a Franzetti S, et al. ALAN; 1984.
b Pineda; 1990.
c ESANES/INCAP; 1988.
d Barahona F; 1994.
e Análisis INCAP, datos de INEC/NIC y SISVAN de
Salud/COR.
f Encuesta Nacional de Micronutrientes, Salud/NIC/
INCAP; 1993.
g Documento CIN/COR, niños <5 años asistentes a
servicios de salud
h Encuesta Nacional de Vitamina A; 1992, <5 años.
1.8
9.0 y
60.2%
(ROR>20%)l
10.0
Prevalencia de niveles bajos de vitamina
A en menores de 5 años (<20 mcg/dl)
27.0
19.0 y
52.0
Prevalencia de anemia en mujeres en
edad fértil
o
n
m
l
k
40 - 60 d
28.0 w
26.0 n
26.0 m
12.3 c
30.0 v
33.5g
26.0 y
18.4
Prevalencia de anemia en menores de 5
años
z
25.0
21.1
13
Ministry of Health; 1990.
Ministry of Health, Health Centers of Belize;
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1995.
Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil;
1987.
FESAL; 1993.
22
8.8/87
Mediana de Yoduria (<10 µg/dl)
20.0/87
25.0/90
39.8/86
34.9/91
40.6/97
3.3/90
Prevalencia de retardo en talla de
escolares de 6 a 9 años de edad 4 (£ 2.00 D.E ZTE)
Prevalencia nacional de bocio en
escolares de 7 a 14 años de edad 5
50.6/86
33.9/87
39.4/92 p
38.9/96 w
20.6/87s
19.3/92 p
25.4/96 w
11.0/95
HON
29.8/88
i
j
57.8/87
49.7/95 m
31.7/88 r
22.8/93 o
23.3/98 v
6.4/87
6.1/96 y
15.4/96
33.5/87n
26.6/95 m
16.1/88r
11.2/93o
11.8/98v
2.3/92 e
5.1/96 y
6.2j
14.0/95
11.0/95
6.0/95 e
5.5/93 j
GUT
COR
BEL
ELS
PAÍSES DE CENTROAMÉRICA
10.1/85
9.3/89
7.5/97
Prevalencia de retardo en talla en
menores de 60 meses(£ -2.00 D.E ZTE
Prevalencia de déficit de peso para edad
en menores de 60 meses 3 (£ -2.00 D.E
ZPE)
Porcentaje de bajo peso al nacer
INDICADORES
NIC
p
q
r
s
t
u
v
w
y
z
f
f
f
6.0
—-
18.0
15
h
h
13.5/92
23.2/92 *
Encuesta Nacional; 1992.
Encuesta de Micronutrientes; 1993.
FESAL; 1988.
Encuesta Nacional; 1987.
Encuesta Nacional; 1980.
Encuesta Nacional; 1992.
Encuesta Nacional; 1998.
Encuesta Nacional; 1996.
Encuesta Nacional; 1996.
Encuesta 1990.
31.3
33.6
28.5
10.6
3.9/90
33.7/93 **
24.4/88
23.9/94
25.1/80 t
9.9/92 u
28.0/93 e
18.7/86
15.8/80 t
6.1/92 u
10.0/95
PAN
18.5/93 e
15.0/95
CUADRO 8
INDICADORES NUTRICIONALES BÁSICOS PARA CARACTERIZAR
EL PROBLEMA NUTRICIONAL EN CENTROAMÉRICA
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
38
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
IV. Conclusiones
•
Las economías de Centroamérica mejoraron su desempeño
en la década. Se prevé que en Centroamérica el PIB crecerá
en 4.5% en el año 2000, que la inflación se mantendrá en
10% y que habrá una leve mejora en los mercados de
trabajo y de exportaciones, como resultado del aumento de
precios de los productos y de la reactivación de la actividad
económica regional y mundial. Además, en el año 2000 la
política fiscal será un poco más austera a fin de continuar
reduciendo el déficit fiscal.
•
A inicios de la década hubo un importante flujo de capital
que llegó a Centroamérica, cuyo componente más dinámico
fue el relacionado con los procesos de privatización, sin
haber logrado contribuir con la transformación productiva
de las economías centroamericanas. En el año 2000, los
recursos financieros externos aumentarán en forma
moderada, fundamentalmente porque subsiste un clima de
incertidumbre en los mercados financieros de los Estados
Unidos.
•
La magnitud del crecimiento económico no ha sido
suficiente para superar, de manera sostenida, los problemas
de pobreza en el área. Ello requiere, por lo tanto, de la
aplicación de políticas concertadas de lucha contra la
pobreza, específicamente en el ámbito de los territorios más
postergados en cada país.
39
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
•
A pesar de los aumentos significativos que se observan en
el nivel de inversión social que hicieron los países durante
los años 1990, sólo Belice, Panamá y Costa Rica gastan hoy
día más de lo que gastaban a inicios de los años 1980, de
manera que deben incrementarse los montos que el resto
de los países asignan al área social año con año. En el caso
específico de la inversión en educación, se mantienen las
disparidades entre Belice, Costa Rica y Panamá, por un lado,
y el resto de países, por el otro. Sin embargo, hay que
destacar los esfuerzos que ha hecho El Salvador en la
segunda parte de la década. En este sentido, la prioridad
que Guatemala, Honduras y Nicaragua le otorgan a la
educación debe expresarse mediante el incremento de la
asignación de recursos públicos hacia ese rubro.
•
Las disparidades de servicios en el ámbito territorial son
significativas en todos los países, con la excepción de Costa
Rica. También con la excepción de Costa Rica, todos deben
mejorar el acceso de la población rural a agua segura,
saneamiento básico y servicios de salud.
•
En las dos últimas décadas, solamente Belice y Costa Rica
han mantenido una disponibilidad alimentaria nacional
suficiente para cubrir las necesidades energéticas de la
población. En el caso de Panamá y El Salvador, ha habido
una tendencia hacia la suficiencia energética, no así en el
resto de países que permanecen en niveles de insuficiencia.
•
En los últimos 30 años se ha manifestado una drástica
reducción en el poder adquisitivo de las familias
centroamericanas, con la excepción de Costa Rica, donde la
tendencia general ha sido el aumento del poder adquisitivo
general y alimentario durante el período 1950-1990.
40
Guatemala, enero de 2001
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS)
•
El empleo en Centroamérica ha experimentado un proceso
lento de crecimiento, pero se han deteriorado los
indicadores de la calidad del mismo, observándose un
aumento importante en los niveles de subempleo y en las
actividades informales y estacionales. Por otra parte, se ha
aumentado la brecha salarial entre los trabajadores
calificados y los no calificados. En el frente ocupacional,
por lo tanto, se observa un retroceso. Se requiere, en este
sentido, que los países adopten estrategias agresivas de
generación de empleos productivos, incluyendo medidas de
capacitación y actualización técnica en el corto, mediano y
largo plazo.
•
Respecto del estado nutricional, la evidencia sugiere que el
retardo en talla ha experimentado mejoras importantes,
mientras que, en términos generales, los cambios positivos
en el retardo en peso han sido leves, con la excepción de
Panamá. La prevalencia de anemia sigue siendo generalizada
en Centroamérica, tanto en las mujeres en edad fértil como
en los niños menores de cinco años. La prevalencia de
niveles bajos de vitamina A oscila entre 6% en Panamá y
31.3% en Nicaragua: los datos del resto de países muestran
reducciones importantes durante la década. Finalmente, la
información que tienen los países sobre deficiencia de yodo
en el ámbito nacional señala que la condición es aceptable.
41
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
V. Referencias Bibliográficas
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Guatemala, enero de 2001
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Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI
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Oxford University Press; 1998.
44
Guatemala, enero de 2001
LA INICIATIVA DE
SEGURIDAD ALIMENTARIA NUTRICIONAL
EN CENTRO AMERICA1
I.
CONCEPTO
La Seguridad Alimentaria y Nutricional es un estado en el cual todas las
personas gozan, en forma oportuna y permanente, de acceso físico, económico
y social a los alimentos que necesitan, en cantidad y calidad, para su adecuado
consumo y utilización biológica, garantizándoles un estado de bienestar general
que coadyuve al logro de su desarrollo.
II.
SEGURIDAD ALIMENTARIA NUTRICIONAL
EN HOGARES RURALES Y URBANOS:
EXPERIENCIAS DE LA REGIÓN CENTROAMERICANA2
A.
INTRODUCCIÓN
El último decenio del siglo XX se ha iniciado en un período trascendental en la
historia de la humanidad, testigo de grandes transformaciones a nivel mundial. La
velocidad y profundidad de los cambios que han ocurrido en años recientes, en todos
los aspectos de la vida, incluyendo el económico, el político y el social, necesariamente
tendrán repercusiones tanto para las presentes como para las futuras generaciones.
Destacan entre estas transformaciones, la tendencia a la globalización de la economía,
la evolución y el crecimiento de la ciencia y la tecnología, la relación más estrecha entre
las sociedades con su medio ambiente y el crecimiento de las inequidades y
disparidades sociales entre los que tienen y los que no tienen recursos. Desde la
perspectiva de la calidad de vida de la población, para algunos el futuro se avizora con
renovadas esperanzas, pero para la mayoría, con una herencia de pobreza, inequidad y
deterioro ecológico. Evidentemente, la situación actual y los cambios que se prevén
tendrán impactos de gran importancia en los niveles de pobreza y la calidad de vida,
incluyendo la situación de nutrición y salud de las poblaciones, vía sus implicaciones en
la disponibilidad y el acceso a los alimentos y a su utilización biológica (Macedo, 1992;
Badgley, 1992; Arias, 1992; OMS, 1994; World Resources Institute, 1994).
Considerando lo anterior, grupos técnicos y políticos han estado
promoviendo la estrategia de la seguridad alimentaria nutricional, como una idea
de fuerza, cuya aplicación contribuya a la corrección de los problemas
1
2
Publicación INCAP ME/086.
Dr. Hernán L. Delgado, Director INCAP/OPS.
1
nutricionales actuales y que promueva las condiciones básicas, en términos de
aumentar la disponibilidad y accesibilidad de alimentos y cambios en estilo de
vida y dietas saludables, que garanticen que esos problemas no se reproduzcan.
En este documento se revisan las bases conceptuales de la Seguridad
Alimentaria Nutricional a nivel familiar y comunitaria y se proponen acciones que,
en la experiencia del INCAP, tendrían como efectos promocionar la salud
nutricional de la población (Maxwell y Frankerberger, 1992).
B.
SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL
El retardo del crecimiento físico, el desarrollo mental deficiente, la baja
productividad y los altos índices de morbilidad y mortalidad infantil y preescolar,
así como la obesidad y varias enfermedades cardiovasculares, endocrinas y
cáncer, son algunas de las manifestaciones de la mala alimentación y nutrición
de la población. Las causas básicas de estos problemas están directamente
relacionados al estado de Inseguridad Alimentaria Nutricional en que viven
importantes grupos de la población, el que a su vez está determinado por
limitaciones en la disponibilidad y el acceso a los alimentos, por la educación y la
cultura alimentaria nutricional de la población y por la condición sanitaria de la
misma (Figura 1).
2
Para contribuir a una solución sostenible a los problemas de alimentación
y nutrición, grupos técnicos y sectores políticos centroamericanos, han estado
promoviendo la iniciativa de Seguridad Alimentaria Nutricional, como una
estrategia de combate a la pobreza y de promoción del desarrollo humano, y
como un principio organizador de la acción directa de programas y del apoyo de
la cooperación técnica y financiera.
Este término ha tenido diferentes significados para diferentes personas y
agencias. En su más reciente revisión, el INCAP propone que la Seguridad
Alimentaria Nutricional es ...“un estado en el cual todas las personas gozan, en
forma oportuna y permanente, de acceso a los alimentos que necesitan, en
calidad y cantidad, para su adecuado consumo y utilización biológica,
garantizándoles un estado de bienestar general que coadyuve al logro de su
desarrollo”. Esta definición, que considera elementos básicos como la
disponibilidad, el acceso, el consumo y la utilización biológica de los alimentos,
bien conocidos como eslabones de la cadena alimentaria nutricional, es similar a
las propuestas de la Conferencia Internacional de Nutrición la cual fue realizada
por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Banco Mundial y la
Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos de Norteamérica,
entre otras. En su propuesta de operacionalización, los países centroamericanos
proponen acciones específicas, dependiendo de la naturaleza del problema de
inseguridad: aguda o crónica; de niveles de acción: nacional, comunitario, familiar
e individual; y de los sectores responsables de las acciones, destacándose las
que podrían efectuarse a partir del campo alimentario, la salud, la economía, el
trabajo y la educación.
El presente trabajo plantea elementos para la reflexión en relación al
diagnóstico de la Seguridad Alimentaria Nutricional en los niveles familiar,
comunitario, urbano y rural proponiendo algunas estrategias de acción.
Analizaremos por separado algunos factores de riesgo que en la experiencia del
INCAP afectan de manera importante los aspectos de disponibilidad, acceso y
utilización biológica de los alimentos, revisaremos algunas estrategias que las
familias y las comunidades han desarrollado con el propósito de compensar la
situación de inseguridad alimentaria nutricional en que viven y propondremos
líneas de acción que podrían contribuir a proponer la seguridad alimentaria
nutricional en el nivel familiar y comunitario. Debido a las experiencias del
INCAP, que en esta materia se han desarrollado fundamentalmente en
Centroamérica, pondremos especial atención en esta subregión, haciendo en
ocasiones referencia a la región de Latinoamérica y El Caribe como un todo.
Las causas básicas e intermediarias de la Inseguridad Alimentaria
Nutricional son múltiples, complejas e interdependientes. Es por ello que la
representación gráfica de un modelo causal difícilmente puede integrar en forma
adecuada el conocimiento actual y reflejar las variaciones que tendría en
diferentes ambientes. Para fines de esta presentación utilizaremos el esquema
planteado en la Figura 1, en el que se contrasta la situación de poblaciones con
3
y sin seguridad alimentaria nutricional en los diferentes eslabones de la cadena
alimentaria nutricional. A lo largo de este documento estaremos comparando el
comportamiento de ambas poblaciones, identificando algunos factores de riesgo
y revisando las estrategias desarrolladas por familias y comunidades.
Para asegurarse la alimentación, de acuerdo a este esquema, la cadena
se inicia con el alimento, que en situación de Seguridad Alimentaria Nutricional,
debería estar disponible para 100% de la población. Para ciertos grupos de
población, sin embargo, la condición de inseguridad alimentaria está
determinada por la falta de disponibilidad, lo que a su vez determina la
inaccesibilidad a los mismos. En otros grupos de la población los alimentos
pueden estar disponibles pero no todos tendrán acceso a los mismos, debido a
limitaciones económicas, de distribución y otras. Es decir, la inseguridad
alimentaria nutricional puede acumularse con cada eslabón de la cadena o ser
afectada independientemente por el eslabón previo. Además de la disponibilidad
y accesibilidad, existen factores de carácter cultural y social que afectan la
aceptabilidad y el consumo de los alimentos convirtiéndose, a veces, en
obstáculos adicionales para la seguridad alimentaria nutricional. Finalmente, la
existencia de alimentos, la accesibilidad, la aceptabilidad y el consumo por
individuos y poblaciones no son garantía de un óptimo estado nutricional; los
factores que afectan la utilización biológica de los alimentos consumidos son
múltiples y complejos, por lo que la seguridad alimentaria constituye una
condición necesaria, pero no suficiente, para garantizar la seguridad nutricional
de individuos y poblaciones.
C.
DISPONIBILIDAD DE ALIMENTOS
La disponibilidad de los alimentos es el aspecto más básico a considerar
a nivel regional, nacional, local comunitario, familiar e individual. Sólo puede
aseverarse que existe seguridad en cuanto a disponibilidad de alimentos a nivel
nacional cuando los recursos alimentarios son suficientes para proporcionar una
dieta adecuada a cada persona en ese país, independientemente de la
procedencia de ese alimento, es decir, si es producido localmente o proviene de
importaciones o donaciones. Por lo tanto, además de la existencia de los
alimentos, que en promedio pueden ser adecuados para las necesidades de una
población, debe tomarse en consideración la forma cómo estos están
distribuidos a nivel nacional, a modo de garantizar que los mismos estén
efectivamente disponibles para todos.
Tradicionalmente, la agricultura ha sido la fuente más importante de la
economía nacional y de la producción alimentaria de la mayoría de países
latinoamericanos. Desde antes de la conquista los pueblos prehispánicos eran
esencialmente agrícolas; posteriormente, cultivos no tradicionales como el café y
la caña de azúcar se constituyeron en una fuente importante de divisas en varias
economías nacionales, lo que también tuvo efectos importantes en la agricultura
tradicional de autoconsumo. En la actualidad, la agricultura continúa siendo
4
extremadamente importante desde el punto de vista económico, contribuyendo
alrededor de 18% al producto nacional doméstico de los países de la región de
las Américas, y más de 25% en Guatemala, Guyana, Bolivia, Nicaragua y Haití.
El porcentaje de la fuerza de trabajo dedicada a la agricultura es alto,
alcanzando el 62 por ciento en Haití (Schejtman, 1994; USAID, 1994).
Estadísticas sobre la producción agrícola a nivel mundial, y en particular
en la región de las Américas, confirman el notable incremento ocurrido en
décadas pasadas, lo que agregado a la información acerca de los productos
pecuarios, permite concluir teóricamente que la disponibilidad de alimentos en la
región es, en promedio, suficiente para cubrir las necesidades alimentarias de la
población actual. Sin embargo, es reconocido que en términos de disponibilidad
de alimentos, así como de otros indicadores sociales y biológicos, existe
considerable variabilidad entre países y, aún más importante en el interior de
cada país (Pinstrup-Andersen, 1994). Teniendo en mente estas limitaciones y
con base en la información proveniente de las hojas de balance de los países de
Centroamérica elaboradas por la FAO, el INCAP hizo un análisis de los cambios
ocurridos en las pasadas cuatro décadas en cuanto a la disponibilidad de grupos
específicos de alimentos a nivel nacional. Pudo apreciarse un aumento en la
disponibilidad de leche y carne para las poblaciones de Belice, Costa Rica y
Panamá; Belice y Panamá han tenido aumento en términos de disponibilidad de
huevos, mientras que en Costa Rica se aprecia un descenso. En todos los
países de la región se detecta una disminución en la disponibilidad de cereales,
leguminosas, hortalizas y frutas, lo que se acompaña de un aumento en la
disponibilidad de azúcares.
En cada uno de los países una proporción variable, pero siempre
importante de la población, produce sus propios alimentos para autoconsumo,
mientras que otra, principalmente urbana, obtiene sus alimentos de la oferta del
mercado. En consecuencia, un factor de riesgo de inseguridad alimentaria por
insuficiente disponibilidad de alimentos es el lugar de residencia de la población.
Por otra parte, la disponibilidad de alimentos se ve afectada, necesariamente,
por procesos demográficos y económicos, tales como el incremento de la
población y de los niveles de pobreza y la urbanización, que están contribuyendo
a que en la actualidad, en Latinoamérica, la mayor proporción de la población
pobre resida en áreas urbanas. De acuerdo con la información disponible para
1990, 72% de la población de la región Latinoamericana residía en área urbana,
lo que contrasta con la proporción de población urbana encontrada en otras
regiones, como Asia y África, donde la proporción urbana no es mayor de 40 por
ciento.
No obstante, la población rural continúa siendo mayoritaria en países
como Paraguay, Bolivia, Ecuador, y en la mayoría de los países
centroamericanos, en los que el porcentaje de población urbana representa
aproximadamente 50% y la tasa de crecimiento poblacional sigue siendo alta. La
población rural de estos países está principalmente involucrada en actividades
5
agrícolas de autoconsumo y en la producción agrícola de exportación tradicional.
Sin embargo, en años recientes la producción de cultivos tradicionales ha
comenzado a ser menos rentable debido, en parte, a la reducción de precios a
nivel mundial, la deplesión de la tierra y la contaminación química, lo que ha
provocado insuficientes alimentos, ingresos y empleo en áreas rurales. Esto ha
estimulado el desinterés en el trabajo agrícola, la magnitud de la reducción de la
fuerza de trabajo en la agricultura en la región centroamericana, entre 1965 y
1991, ha sido de aproximadamente 50 por ciento (de 59.2% en 1965 a 31.1% en
1991). El deterioro de la estructura productiva alimentaria también puede
apreciarse en información del sector agrícola sobre la región centroamericana,
en la que se estimaba que de aproximadamente 1.400,000 productores de
granos básicos en 1990, 78% no tenía la capacidad de generar excedentes.
Frente a esta situación, los agricultores de Latinoamérica han estado
utilizando estrategias como la diversificación de los cultivos (hasta agricultores
que se dedican a cultivos de productos prohibidos) así también explorando el
potencial de los cultivos no tradicionales para exportación. Esto último ha hecho
que las tierras cultivables comiencen a ser progresivamente utilizadas en la
producción para agroexportación orientada a los mercados mundiales. El auge
que han tenido las exportaciones agrícolas en años recientes, que es
competencia principalmente del mediano y gran agricultor, ha marginado aún
más al minifundista, excepto en el caso de aquéllos que se deciden a probar
suerte con productos agrícolas no tradicionales para agroexportación,
reemplazando en estos casos la producción tradicional de alimentos. La
mecanización de la agricultura y la reducción de los espacios de trabajo para la
población afectan también de manera importante al pequeño agricultor, lo que
explica, en gran medida, la reducción de la proporción de la población dedicada
a las actividades agroalimentarias, así como la limitada expansión de las
fronteras agrícolas, y parcialmente, la aceleración vertiginosa que ha tenido el
proceso de migración y urbanización en las últimas dos décadas.
En definitiva, la disponibilidad de alimentos en las familias del pequeño
agricultor, dedicado tradicionalmente a la producción de autoconsumo, se ha
visto afectada por esta situación.
Resultados de estudios de campo realizados en Guatemala por el INCAP
indican que se requeriría una hectárea de tierra, distribuida en áreas de cultivos
y animales, e insumos básicos para producir alimentos en calidad y cantidad
suficiente para proveer una dieta adecuada, de costo mínimo, a una familia de
cinco miembros (Bressani y Cols, 1985). Sin embargo, la proporción de la
población con acceso a una hectárea de tierra arable y productiva en países
como Guatemala, es muy baja; en este país se estimó en 1979 que,
aproximadamente, 240.000 fincas, de las 605.000 censadas, tenían menos de
una manzana, las que representaban 56.000 hectáreas del total de 4.100.000
hectáreas de superficie de tierra, según el Censo Agropecuario de 1979. En
consecuencia, la mayoría de los pequeños agricultores no poseen o tienen
6
acceso a una hectárea de tierra arable y, si la poseen, la productividad de la
tierra es muy baja. Por otra parte, el limitado acceso a otros insumos
indispensables, como el agua, tecnologías, semillas y capital, el deterioro
ecológico y otros, está seriamente limitando la capacidad del pequeño agricultor
de producir los alimentos que requiere la familia. Resultados de estudios
antropológicos efectuados por el INCAP en áreas rurales, en el altiplano de
Guatemala, reportan que la obtención de agua para beber, cocinar y para otros
usos domésticos requiere la actividad de un miembro de la familia, generalmente
la madre, por más de una hora diaria y, en algunos casos, por hasta cinco horas
diarias; el acceso al agua para regadíos es muchísimo más limitado. Esto
explica el hallazgo de estudios efectuados en Centroamérica en los que
consistentemente se muestra que uno de los grupos de niños con más alta
prevalencia de desnutrición crónica es el de los hijos de pequeños agricultores y
horticultores, muchos de los cuales residen en tierras de baja productividad. En
estas condiciones, la producción agrícola es monótona y generalmente
insuficiente para la adecuada alimentación de la familia que, además,
frecuentemente consiste en más de cinco miembros. Aun cuando la mayoría de
los países de la región de las Américas no se encuentran superpoblados, las
tasas de crecimiento son mayores a 2,0 por ciento, lo que es superior a su
crecimiento económico y aún al crecimiento de su producción agrícola. El
incremento de la presión poblacional, en relación con la disponibilidad de
alimentos, constituye otro importante factor de riesgo de inseguridad alimentaria
nutricional en las Américas.
A pesar de esta situación, la familia campesina ha subsistido en una
situación de “equilibrio inestable”, desde el punto de vista de su inseguridad
alimentaria crónica. Estrategias de sobrevivencia utilizadas por individuos y
familias de agricultores de autoconsumo que no producen suficientes alimentos
para cubrir sus necesidades les permiten mantener ese balance. Entre las
medidas frecuentemente utilizadas se incluye la frugalidad, la utilización de las
reservas de alimentos generalmente conservados con considerables pérdidas
postcosechas, el trueque, los cambios en la distribución intrafamiliar de
alimentos, la disminución del número de comidas, el reemplazo de fuentes de
alimentos en la dieta tradicional, la venta de bienes, la reducción de la actividad
física, la migración estacional de adultos y adolescentes. Existe abundante
literatura, derivada de estudios socioantropológicos en la región de las Américas,
que describe, por ejemplo, la reducción de la actividad física y del gasto
energético en adultos y adolescentes, que refleja la priorización que hacen en el
uso de la limitada energía disponible. En cuanto a la migración, las poblaciones
rurales de muchos países deben migrar estacionalmente para participar en
actividades de cosecha, lo que contribuye a la generación de ingresos y a
disminuir la demanda de alimentos a nivel familiar. En el nivel comunitario, la
insuficiente producción agrícola en grupos familiares ha sido estímulo para la
organización y la producción comunitaria de alimentos, tales como los huertos
comunitarios, así como para actividades generadoras de ingresos. Varias
experiencias de producción de alimentos integradas a servicios de salud y
7
educación y al desarrollo de agroindustrias, en todos los países de la región y en
las cuales el INCAP ha estado involucrado, son alentadoras.
En resumen, la familia rural ha estado desarrollando estrategias de
sobrevivencia que le han permitido llevar situaciones de inseguridad alimentaria
nutricional asociadas a la inadecuada disponibilidad de alimentos. Sin embargo,
factores externos, de carácter ambiental, social, económico o biológico, pueden
afectar la habilidad de las familias para utilizar esos mecanismos
compensatorios. Esto sucede en el caso de sequías, inundaciones, conflictos
armados, violencia y otros fenómenos que desencadenan procesos de
hambruna.
Pero además, comienzan a reportarse situaciones más extremas. Por otra
parte, se da el caso de microrregiones en las cuales el daño ecológico es de tal
magnitud que el potencial productivo de la tierra prácticamente desaparece. Las
poblaciones residentes en esas regiones con un daño ecológico tan severo, se
dice que han caído en una “trampa ecológica”, en condiciones tales que la
sobrevivencia es prácticamente imposible. La solución temporal a la inseguridad
alimentaria nutricional provocada por esta situación, frecuentemente, se da a
través de los programas de transferencia de poder adquisitivo alimentario a las
familias, como es el caso de los bonos y la ayuda alimentaria directa; la solución
definitiva requeriría una inversión considerable de recursos materiales y
humanos. Por otra parte, contrastando con lo anterior, se encuentra cada vez
más frecuentemente, el caso de comunidades pobres que en la actualidad
tienen a su disposición una gran variedad de alimentos procesados, de calidad
nutricional cuestionable, los que con la fuerza de la propaganda, compiten en
ventajas con los alimentos producidos localmente.
En el caso de áreas urbanas, la disponibilidad de alimentos es
principalmente dependiente de la producción rural, por lo que factores que
afecten a ésta necesariamente repercutirán en el área urbana. Es, como se
mencionó anteriormente, el caso de la progresiva orientación de la agricultura
latinoamericana a los mercados mundiales y la disminución de la producción
agroalimentaria para el mercado interno. La disminución relativa de la
disponibilidad de alimentos para las áreas urbanas se ha visto compensada, de
alguna manera, a través de la apertura de mercados, lo que ha permitido que
alimentos de diferentes orígenes estén disponibles para la población urbana.
Obviamente, la oferta disponible puede modificar el patrón alimentario tradicional
de las poblaciones urbanas, lo que se revisará posteriormente en relación con
sus efectos en la salud nutricional de la población urbano marginal. Aspectos
que también tiene repercusión en la salud y la nutrición de la población son los
que guardan relación con la calidad nutricional, sanitaria y toxicológica de los
alimentos, considerándose que los programas de protección de alimentos no
están adecuadamente desarrollados en la mayoría de los países de la región.
8
Las estrategias de sobrevivencia, en cuanto a disponibilidad de alimentos,
de la población urbano marginal, son diferentes a las de la población rural, que
más frecuentemente tienen la posibilidad de producción para autoconsumo.
Para el caso de la población urbana, la inseguridad de vivienda es identificada
como alta prioridad y es posiblemente alrededor de ella que se concentra la
preocupación principal de las familias. En lo que se refiere a la alimentación y
nutrición, los lazos familiares y étnicos mantenidos con la población rural de la
cual provienen los migrantes constituye una de las estrategias más efectivas,
dado que contribuyen a la producción de alimentos al nivel familiar urbano, al
trueque y a otras modalidades de intercambio a nivel comunitario.
Cuando la producción doméstica de alimentos no es suficiente para
satisfacer las necesidades de la población a nivel nacional, éstos deberán
importarse del mercado internacional. Con base en la información disponible de
doce países de la región de las Américas que en 1990 recibían cooperación
financiera a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados
Unidos de Norteamérica, diez tenían insuficiente producción para cubrir las
necesidades de la población, siendo las excepciones Ecuador y Costa Rica. Por
otra parte, cuando se analizó simultáneamente, en los mismos países, la
tendencia de la relación producción-importación alimentaria, se encontró que en
Perú, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala, ambas, la producción y la
importación per cápita, habrían disminuido en la década de 1990; en Bolivia y
Ecuador, se habría incrementado la producción y disminuido las importaciones,
mientras que en Panamá, Haití, República Dominicana y Jamaica, la producción
habría disminuido y las importaciones aumentado; únicamente en Costa Rica se
habría dado un incremento en ambas, la producción y la importación per cápita
de alimentos. La ayuda alimentaria constituyó una importante proporción de las
importaciones de alimentos en estos mismos países, representando en el caso
de El Salvador, 500 calorías diarias per cápita y, en el caso de Jamaica, hasta
700 calorías diarias per cápita.
Considerando la tendencia a la globalización y el fortalecimiento de los
lazos de relación económica y política entre países, la disponibilidad de
alimentos a nivel mundial o regional también constituye una vía para garantizar
la disponibilidad alimentaria a nivel local y familiar, provisto que funcionen
adecuadamente los mecanismos que orientan decisiones tales como la
importación de alimentos y su distribución. Además que exista la capacidad de
adquirir los mismos por parte de las familias.
D.
ACCESO A LOS ALIMENTOS
El acceso a los alimentos puede analizarse desde el punto de vista físico,
económico y social. Desde el punto de vista económico, la garantía de seguridad
alimentaria nutricional requiere que las familias que no producen suficientes
alimentos para cubrir sus necesidades tengan la posibilidad para adquirirlos, a
través de su capacidad de compra o por medio de transferencia de ingresos,
9
subsidios de alimentos u otros. Desde este punto de vista, el alimento es un bien
y el acceso al mismo depende de los mismos factores que determinan el acceso
a otros bienes; es por ello que la pobreza y la inseguridad alimentaria nutricional
están estrechamente vinculadas.
El balance preliminar de la economía de América Latina y El Caribe para
1994 reporta que la tasa de crecimiento interno bruto de la región pasó de un
promedio de 3.2% anual en el trienio 1991-1993 a 3.7% en 1994, cifra que ha
sido superada sólo en una ocasión en los últimos catorce años. A pesar de ello,
la desocupación y el desempleo no han disminuido como consecuencia del
crecimiento acelerado de la fuerza de trabajo o de los efectos de la
reestructuración económica en proceso. Con base en el comportamiento de la
economía de la región, CEPAL concluye que tasas inferiores a 4% del producto
interno bruto, son insuficientes para combatir la pobreza y para impedir que el
desempleo y el subempleo sigan en niveles inaceptables. Por otra parte, otra
medida económica a la cual los países asignaron alta prioridad y que es de gran
trascendencia para garantizar el acceso económico de la población a los
alimentos, y en consecuencia para la seguridad alimentaria nutricional, es la
estabilidad de precios, en relación a lo cual todos los países, salvo seis, tuvieron
tasas de inflación menores a 25%. Otro aspecto del balance económico de 1994
se relaciona tanto a la expansión de las exportaciones de productos básicos,
manufacturas o rubros no tradicionales como a la importancia creciente que está
teniendo el comercio intrarregional (CEPAL, 1994).
La mayoría de la población urbana y rural de los países de la región se ha
visto afectada por la crisis macroeconómica de la década de 1980 y, más
recientemente, por los efectos de las medidas de ajuste estructural. Aun cuando
las estadísticas son escasas, la información disponible indica que como
resultado del incremento de la proporción de la población que vive por debajo de
la línea de pobreza (que ya en 1990 constituía 48 por ciento de los 28.000.000
habitantes de la región Centroamericana), la calidad de vida, incluyendo el
acceso a los alimentos y a una adecuada nutrición, se ha visto afectada
adversamente. El efecto de esta situación se manifiesta a nivel de la familia por
tres vías: la disminución de la capacidad adquisitiva, el aumento de precios de
bienes y servicios y la reducción de los servicios proporcionados por el gobierno.
La fijación y el cumplimiento de un salario mínimo para la población
asalariada constituye una de las más importantes vías para promover la
seguridad alimentaria nutricional. El salario mínimo debe ser entendido como el
mínimo vital que asegure al trabajador y su familia satisfacer sus necesidades
básicas, incluyendo las alimentarias, las de salud, educación, vivienda y otras,
por lo que es fundamental para asegurar el acceso de la familia urbana a los
alimentos que requiere. Es por ello que el INCAP ha puesto especial atención a
la aplicación de metodologías que permitan el cálculo de los salarios mínimos,
utilizando como parámetros la estimulación de la canasta básica de alimentos y
la canasta básica vital o ampliada. Estudios efectuados en la región
10
centroamericana a este respecto indican que en todos los países (con la posible
excepción de Belice), los salarios mínimos no permiten satisfacer las
necesidades vitales de la familia y que en cuatro de los siete países el salario
mínimo no permite la adquisición de los alimentos que una familia requiere. En
todos los países del istmo, con la excepción de Belice y Costa Rica, el poder de
compra general y alimentario de los salarios mínimos ha disminuido en las
últimas décadas. El poder de compra alimentario del salario mínimo en El
Salvador, Honduras y Guatemala, a finales de la década de 1980, constituía
entre 23 y 62% del valor que tenía en las décadas de 1960-1970 (Laure, 1994).
Una importante proporción de la población rural es asalariada o genera
ingresos a partir de la venta ocasional de la producción agropecuaria. El salario
del trabajador agrícola, su capacidad de generación de ingresos y la
disponibilidad de alimentos en los mercados locales, dependientes, entre otros,
de la comercialización y el transporte, son factores de riesgo, de inseguridad
alimentaria, en el caso de la población rural asalariada y de aquella que no
produce suficientes alimentos de autoconsumo para satisfacer sus necesidades
nutricionales pero genera ingresos de la venta de la producción. Estudios
efectuados por el INCAP sobre la relación del salario mínimo de trabajadores
agrícolas asalariados y el estado nutricional de sus hijos, como es el caso de los
hijos de los trabajadores en fincas de café, confirman la importancia del salario
en la alimentación y nutrición de la población rural asalariada. El mejoramiento
del salario mínimo de estos trabajadores resultó en un efecto positivo,
significativo en el estado nutricional de sus hijos.
Por otra parte, tomando en consideración que la población urbana depende
fundamentalmente de salarios, su bienestar depende tanto de las condiciones de
empleo como de la relación de los salarios con el costo de necesidades básicas
tales como alimentos y vivienda. Cuando los ingresos económicos no son
suficientes para la adquisición de alimentos que satisfagan las necesidades de la
familia urbana, se inicia un proceso de reajuste del estilo y modos de vida, que
considera primeramente la utilización de los ahorros, si los hubiera, para continuar
con la disminución de los gastos superfluos y los ajustes al interior del hogar, como
es el caso de la distribución intrafamiliar de alimentos. A diferencia de las
situaciones de catástrofes y de efectos nutricionales agudos, hay indicios de que
los ajustes a estas crisis son de carácter tenue y sutil. Dada la importancia que la
familia asigna a lo alimentario, se aprecia que en estados de crisis la familia
comienza a dedicar una proporción mayor de sus ingresos a los gastos de
alimentación, aprovechando mejor los alimentos disponibles. Posteriormente se da
la sustitución en la adquisición de unos alimentos por otros, buscando siempre la
mayor eficiencia energética, con perjuicio a veces de la estructura o densidad de la
dieta. Cuando la estructura de la dieta se altera de forma significativa, comienzan
también a hacerse evidentes los efectos de la disminución del consumo de
energía, manifestándose los signos clínicos de problemas nutricionales. Este
proceso no ocurre de manera abrupta y en muchas ocasiones sus efectos pasan
desapercibidos entre los pliegues de una vida aparentemente normal; como
11
propone Bengoa, la infiltración tenue de daños requiere, para ser desentrañada, de
la habilidad de un “experto astuto”.
Crisis moderadas generalmente causan pocas manifestaciones
nutricionales en gran parte porque las familias utilizan las reservas como
“colchones” y comienzan a implementar estrategias que permiten compensar los
efectos de éstas. El análisis de los testimonios de mujeres nicaragüenses,
afectadas por las crisis económicas recientes, ilustran algunas de las acciones
implementadas por núcleos:
l
...incorporar a la estructura familiar a miembros de la familia extensa,
incluso no parientes........
l
...reducir la fecundidad, muchas veces a través del aborto...
l
...incursionar en el mercado informal de la economía....
l
...intensificar el rol de la mujer como compensadora de los cambios
en el mercado de trabajo.....
l
...conformar tácitamente redes familiares de ayuda...
l
...convertir los hogares en unidades de sobrevivencia... para las
mujeres en los estratos más desprotegidos la sobrevivencia se
organiza cotidianamente!..
l
...limitar la alimentación...comer menos veces al día...eliminar la
carne, leche y pollo de la dieta diaria, ....reducir selectivamente los
productos que no son considerados básicos, como frutas, verduras,
huevos y leche....
Otras estrategias de sobrevivencia a nivel urbano incluyen las compras
comunitarias, lo que permite la obtención de alimentos a mejores precios al
adquirirlos directamente del productor o mayorista y la preparación de las comidas
en común. También está siendo cada vez más frecuente en Centroamérica la
migración internacional de algunos miembros de familias urbanas o rurales a
países más desarrollados, desde donde transfieren remesas para apoyar al grupo
familiar que permanece en el país. Si bien no se cuenta con una estimación global
de la magnitud de los recursos transferidos a la región, se acepta que constituyen
una fuente importante de ingresos a las poblaciones de El Salvador, Guatemala,
Honduras y Nicaragua. En El Salvador, en 1990, se estimó que las familias de las
zonas rurales recibían en promedio 43 dólares mensuales, provenientes del
extranjero, lo que era equivalente al salario mensual de un jornalero (Baumeister,
1992).
Naturalmente, cuando la crisis es de mayor magnitud, como sería en el caso
de catástrofes, las estrategias utilizadas por individuos y grupos son también más
extremas, pudiéndose llegar a situaciones de violencia social.
12
Los efectos biológicos de las crisis económicas moderadas son difíciles de
detectar requiriéndose vigilancia epidemiológica de carácter prospectiva en
profundidad. Los estudios realizados por el INCAP en áreas rurales y urbanas, a la
vez que confirman la existencia de estrategias de sobrevivencia como las
mencionadas, revelan cambios en la cantidad y calidad de alimentos disponibles,
así como un deterioro en los índices antropométricos de niños preescolares. La
relativa falta de correspondencia entre la magnitud de las crisis económicas y los
indicadores nutricionales y de salud a nivel de la población sería debido, en gran
parte, a que la relación entre el ingreso económico familiar y per cápita, y el estado
de salud y nutrición no es lineal y está afectada por las medidas compensatorias
anteriormente señaladas. Por otra parte, los resultados de intervenciones en las
que se ha mejorado el ingreso familiar y que fueron estudiadas por el INCAP,
permiten reafirmar que, aun cuando es posible documentar un efecto de estas
acciones sobre el estado nutricional, la asociación entre el mejoramiento del
ingreso y el estado de salud y nutrición de la población es débil y no lineal. La
educación de los padres, tanto formal como informal, constituye otro factor
interferente muy importante en esa relación, tanto para compensar el daño que
pudiera darse en situaciones de crisis como para mejor orientar los recursos
disponibles en la fase de recuperación. Además, estos estudios confirman un
efecto diferencial de género, encontrándose que el impacto en el estado de salud y
nutrición de intervenciones generadoras de ingreso familiar es mayor cuando son
mujeres las que manejan los recursos financieros obtenidos en estas actividades,
que cuando los recursos están a cargo de los varones.
E.
Aceptabilidad y Consumo
El consumo está principalmente afectado por la disponibilidad y acceso. Sin
embargo, la aceptabilidad individual, familiar y comunitaria de ciertos alimentos, y
no de otros, tiene relación con percepciones y conocimientos culturalmente
construidos. Entre estos, ideas sobre alimentos buenos y malos para la salud, para
procesos de tratamiento de enfermedades o para distintas etapas en el ciclo vital;
ideas sobre necesidades de distintos miembros de la familia; ideas sobre alimentos
apropiados para cada tiempo de comida; status social de los alimentos; alimentos
más nutritivos, etc. Factores a tomar en consideración en el análisis de la
aceptabilidad de alimentos incluyen, entre otros, la disponibilidad de recursos
financieros y de alimentos, la fuente y frecuencia de esos recursos, los gustos
personales, el control padre/madre del ingreso, la composición de la familia y la
educación formal e informal. Todos estos son determinantes del patrón o cultura
alimentaria que caracteriza a países y aun a regiones dentro de un mismo país.
En relación con los cambios en el patrón dietético de la población
centroamericana, estimados de las encuestas de consumo realizadas en las
pasadas tres décadas, destacan la disminución ocurrida en el consumo de leche y
derivados, carnes de todo tipo y fibra, y el aumento detectado en azúcares, alcohol
y grasas. Estudios en profundidad efectuados recientemente en Costa Rica
concluyeron que el elevado consumo de grasa saturada, la relación de ácidos
13
grasos poliinsaturados/saturados y el consumo excesivo de sacarosa le dan a la
dieta características aterogénicas.
Tradicionalmente, la alimentación de la población rural pobre ha sido
monótona, dependiente principalmente de la producción local de granos básicos, lo
que hace que en ciertos grupos de población adquiera las características de una
dieta vegetariana. Esto contrasta con la variabilidad encontrada en la dieta de la
población urbana, que además de tener fácil acceso a alimentos producidos en
diferentes regiones ecológicas de un país, puede abastecerse de alimentos
importados, muchos de ellos procesados. Por ello, la aceleración de los procesos
de urbanización, que están ocurriendo en los países de la región, y la propaganda
de productos alimentarios constituyen importantes factores de riesgo para las
modificaciones que están ocurriendo en el patrón de consumo y en los efectos de
estos en la situación de salud y nutrición. Por otra parte, los procesos de
globalización y la apertura del mercado alimentario centroamericano a las
importaciones son responsables del aumento en el acceso a diversos alimentos,
de una mayor competitividad en los precios y de una atención incrementada en la
calidad de los alimentos. Sin embargo, estas medidas económicas también están
teniendo o tendrán repercusiones en el área rural y no sólo en los patrones de
consumo. En las dos décadas pasadas las importaciones de granos básicos para
el consumo aparente total en Centroamérica se incrementaron de 5 a 8.6%.
Los cambios observados en el patrón de consumo de alimentos están
parcialmente asociados a las modificaciones ocurridas en la disponibilidad, acceso
y precio de los mismos. Factores modificadores de los estilos de vida también
están afectando los patrones de consumo alimentario. Las comidas que
tradicionalmente se hacían cada día en unión del núcleo familiar, en el contexto de
la agitada vida urbana actual deben consumirse en establecimientos que preparan
comidas rápidas y, en el caso de la población urbana pobre, en las ventas
callejeras de alimentos, que han aumentado considerablemente como expresión
del incremento de la economía informal. Son también determinantes importantes la
educación en el núcleo familiar, en especial de la madre; la cultura alimentaria y
una serie de valores que tienen relación con las formas en que el alimento
adquirido por una familia es consumido a nivel familiar. La variabilidad encontrada
en el estado nutricional de familias pobres, como es el caso de los trabajadores en
fincas de café, según estudios hechos por el INCAP, que tienen un ingreso muy
poco variable, da base a la aseveración de que no todos los pobres son
desnutridos, ni todos los desnutridos son pobres. Con base en observaciones
como las anteriores, varios autores han estado realizando investigaciones
enfocadas a la epidemiología del bien nutrido con el propósito de conocer las
estrategias que al interior de la comunidad y las familias hacen posible estas
situaciones.
En la década pasada se llevaron a cabo varios estudios a nivel del hogar en
los cuales se analizó la dinámica social de la alimentación, nutrición y salud,
aplicando los enfoques de investigación antropológica y epidemiológica, entre los
14
que destacan los estudios de casos y controles y los de las desviaciones positivas
(Zeitlin, et al 1990, Bentley and Pelto, 1991; Pinstrup-Andersen, 1993).
El tema de la distribución de recursos a nivel familiar, en estudios
socioantropológicos recientes ha sido estimulado por el hallazgo de que la
disponibilidad, accesibilidad y aceptabilidad de alimentos no garantiza que todos
los miembros de la familia tengan igual posibilidad de una adecuada nutrición.
Varios estudios han puesto especial atención a la distribución intrafamiliar de
alimentos que ha sido identificada como una “caja negra” en el interior de la cual
tienen ocurrencia decisiones que explican en gran medida las variaciones en el
estado nutricional encontradas al interior de la familia (Pelto, 1984; Gittelsohn,
1991; Engle and Nieves, 1992).
Algunas de las estrategias de sobrevivencia en relación al consumo se han
revisado en las secciones precedentes. En los estudios efectuados en Nicaragua
se planteaban medidas generales, como la reducción del número de comidas y de
los alimentos incluidos, pero además se hacía mención a la distribución diferencial
de los alimentos en el hogar:
l
-...por lo general la madre se priva de los alimentos en beneficio de
los hijos...”soy la última en comer”...
l
-...las madres están conscientes de la necesidad de alimentar
primero a los niños por su vulnerabilidad y porque están en
crecimiento.
Los estudios efectuados en Centroamérica indican que en situación de crisis
los hombres adultos reciben trato preferencial en las comidas, tanto en términos de
porciones, repeticiones y alimentos seleccionados, pero además que los
preescolares son priorizados en la alimentación, no existiendo gran diferencia en
términos de sexos.
Otro estudio efectuado por el INCAP en una población urbana marginal de
Guatemala, entre 1985 y 1990, también contribuyó a identificar las estrategias
utilizadas por las familias en respuesta a la crisis económica. Las más importantes,
detectadas por medio de estudios en grupos focales de madres de la comunidad
fueron: 1) eliminación de los alimentos más caros, como carne, lácteos, frutas y
verduras de la dieta; 2) sustitución de los más caros por los más baratos
incluyendo un mayor consumo de frijoles colados en reemplazo de frijoles enteros,
pastas, huevos y margarina en reemplazo de carne y aceite; 3) las bebidas, sopas
y alimentos para el destete se diluyen más de lo acostumbrado; 4) se reduce el
mínimo de comidas; 5) se prolonga la lactancia natural y se eliminan los
sucedáneos y complementos; 6) la compra de alimentos se hace más a menudo y
en pequeñas cantidades; 7) la medicina tradicional y automedicación se utiliza más
frecuentemente para reducir el costo de los servicios de salud. Por otra parte, con
el objeto de aumentar el ingreso familiar, muchas madres comienzan a participar
en el sector informal de la economía, lo que compite con el tiempo previamente
15
dedicado al cuidado de los niños, la socialización y el descanso (Ruel and Garret,
1992).
F.
Utilización Biológica de los Alimentos y Nutrientes
La condición de inseguridad alimentaria nutricional también incluye a grupos
de población e individuos que no consumen las dietas adecuadas, aun cuando el
alimento está disponible, o que habiéndolo consumido, no lo utilizan óptimamente,
desde el punto de vista biológico. La inadecuada utilización biológica tendría como
factores de riesgo, entre otros, la falta de conocimientos sobre los alimentos, la
adopción de patrones alimentarios inadecuados, los gustos y preferencias
personales, las técnicas inapropiadas de conservación y preparación de los
alimentos, los efectos de la propaganda, la disminución de la actividad física, la
morbilidad y la falta de acceso a servicios básicos de agua y saneamiento
ambiental. Con ese marco conceptual en mente, además de los problemas
nutricionales asociados a deficiencias, deben incluirse entre los de inseguridad
alimentaria nutricional los asociados a consumo excesivo e imbalances en la
alimentación, que son parcialmente responsables de la obesidad y varias
enfermedades crónicas no transmisibles, como la ateroesclerosis, expresada como
coronaria o cerebral, la hipertensión arterial, la diabetes, la osteoporosis y ciertos
tipos de cáncer.
Los cambios en el estilo de alimentación de la población, tales como el
incremento en el consumo de grasas, carbohidratos simples y alcohol y la
disminución en el consumo de fibra, así como la disminución de la actividad física,
determinados por la urbanización, la mecanización del ambiente de trabajo y vida,
los efectos de la propaganda y de
la comercialización de alimentos
industrializados, el acceso de la población a los mismos y los cambios en la
capacidad adquisitiva y en los precios de los alimentos, son algunos de los
factores de riesgo que afectan la utilización biológica de los mismos y sus efectos
en el patrón epidemiológico de las enfermedades. Estos factores explican
parcialmente el incremento ocurrido en la proporción de muertes atribuidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles, que han aumentado de manera
sostenida en todas las subregiones de las Américas. En el caso de Centroamérica
las enfermedades crónicas no transmisibles se incrementaron 100% en la pasada
década y se constituyen en todos los países en la primera o una de las primeras
cinco causas de mortalidad. Esta epidemia de enfermedades crónicas,
característica de los países industrializados, que está ocurriendo en todos los
países centroamericanos, coexiste con la desnutrición infantil, las deficiencias
nutricionales específicas y las enfermedades infecciosas, razón por lo cual la
situación alimentaria nutricional de la región se ha descrito como de una
polarización epidemiológica nutricional, en la cual coexisten, en los mismos grupos
poblacionales, aún en las mismas familias, la pobreza, la desnutrición, las
deficiencias de micronutrientes, la obesidad y las enfermedades crónicas no
transmisibles.
16
Como resultante de la interacción del comportamiento de individuos y
grupos a lo largo de toda la cadena alimentaria, comenzando por la disponibilidad
de alimentos, su accesibilidad, aceptabilidad y consumo, hasta la utilización
biológica de alimentos y nutrientes, con los efectos de los servicios disponibles y
los cambios en el ambiente físico, económico y biológico, los grupos poblacionales
pueden categorizarse en función de riesgos de inseguridad alimentaria nutricional.
Medidas objetivas utilizadas para distinguir esas categorías de riesgo son los
indicadores del estado nutricional de individuos, que por ser indicadores de pasado
y presente, proporcionan información valiosa acerca del éxito o fracaso de las
estrategias de sobrevivencia anteriormente anotadas. Para el caso de
Centroamérica, la información de los cambios ocurridos en el estado nutricional de
niños preescolares, basados en las encuestas alimentario nutricionales, efectuadas
desde 1965 a la fecha, sugeriría que las estrategias, los servicios o ambos, han
sido parcialmente exitosos. En los pasados 25 años el porcentaje de niños
desnutridos, con base en los índices peso-para-edad y peso-para-talla, ha
disminuido marcadamente en todos los países, con la excepción de Guatemala,
donde se encuentra una moderada reducción en la proporción de niños con bajo
peso-para-edad y un incremento en la proporción de niños con baja talla-paraedad. Por otra parte, es en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua donde
se encuentra la mayor proporción de población deficiente en vitamina A y, también
en los dos primeros, la mayor deficiencia de yodo. Sin embargo, si agregamos al
análisis la información acerca de las enfermedades crónicas no transmisibles, la
impresión de un mejoramiento de la situación de seguridad alimentaria nutricional
de la región debe corregirse. Tasas altas de mortalidad por enfermedades crónicas
no transmisibles se encuentran en Costa Rica, Panamá y El Salvador, y están en
aumento en los restantes (INCAP, 1992). Esto es muy importante a considerar por
el elevado costo económico y social de estas enfermedades, en especial si
consideramos su impacto sobre los años de vida potencial perdida en grupos de
población que están en la edad de máxima productividad. La situación de salud
nutricional presente en la región, resultante del efecto de factores de riesgo y de
las estrategias que la comunidad aplica, permiten tener una visión panorámica de
la situación de inseguridad alimentaria nutricional en la que han vivido los países
de la región y da bases para proponer acciones asistenciales y promocionales.
Pero además de los aspectos revisados previamente, en nuestra opinión el
concepto de seguridad alimentaria nutricional, en su connotación más amplia, debe
vincularse con la promoción de la seguridad social. Con esa orientación en mente,
debería agregarse al análisis de la seguridad alimentaria nutricional el tema del uso
que pudiera darse de la energía y los nutrientes disponibles a nivel individual y de
los factores de riesgo que lo afectan. Con base en lo anterior, la inseguridad
alimentaria nutricional debería entenderse como la insatisfacción de los
requerimientos nutricionales de individuos y grupos para preservar un óptimo
estado nutricional y promover una vida saludable, y no sólo en lo referido a las
deficiencias, imbalances o excesos en la disponibilidad de nutrientes en el
organismo. Así entendido, es de la competencia de los estudiosos el análisis de los
efectos que, en otras necesidades básicas y actividades sociales, tiene el gasto
17
energético de individuos y poblaciones rurales pobres. Sería el caso de las
variadas actividades que dejan de realizar mujeres residentes en el altiplano de
Guatemala, porque deben utilizar hasta 700 calorías diariamente (casi un tercio de
lo consumido) en la búsqueda de agua para beber y otras necesidades
domésticas; es también el caso de la energía utilizada en la búsqueda de leña
para cocinar. Como se indicó en secciones previas, ese consumo energético
tendrá implicaciones en la actividad física que la madre podría hacer, incluyendo la
interacción social con la comunidad y la familia. Es por ello que consideramos de la
competencia de los profesionales en el tema el análisis de la relación de la
seguridad alimentaria nutricional con el desarrollo del capital humano, a modo de
que sea considerada como una de las estrategias básicas para romper el círculo
vicioso de desnutrición, pobreza y subdesarrollo y promover el círculo virtuoso de
bienestar y desarrollo. Es con esa orientación que grupos políticos y técnicos han
estado promoviendo en la Región Centroamericana la iniciativa de Seguridad
Alimentaria Nutricional que se analiza a continuación.
III.
PROMOCIÓN DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA NUTRICIONAL =
HACIA UN CÍRCULO VIRTUOSO3
Los cuadros clínicos conocidos como marasmo y kwashiorkor, y otras
expresiones patológicas de las deficiencias de macro y micronutrientes, el retardo
del crecimiento físico, el desarrollo mental deficiente, el pobre rendimiento escolar
y la baja productividad, los altos índices de morbilidad y mortalidad, así como la
obesidad, las enfermedades cardiovasculares, endocrinas y algunas formas de
cáncer son, como se muestra en la Figura 2, algunas de las manifestaciones de la
mala alimentación y nutrición de la población.
FIGURA 2
3
Dr. Hernán L. Delgado, Director del Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá.
18
Estudios efectuados en varios centros, incluyendo el INCAP, han coincidido
en señalar que la mala nutrición durante la vida prenatal y los primeros dos a tres
años de vida son fundamentales para la sobrevivencia, el crecimiento y el
desarrollo posteriores. Como se esquematiza en la Figura 3, la mala nutrición
materna, a través de sus efectos en el feto, recién nacido y lactante condiciona
muchas de las manifestaciones de la desnutrición, incluyendo sus implicaciones
negativas en el bienestar y desarrollo del capital humano. Una mala nutrición
temprana tendría sus efectos adversos en el desarrollo de los recursos humanos,
la capacidad productiva y la salud reproductiva, todas las cuales tienen importantes
repercusiones sociales y económicas, dando bases a postular la existencia de un
círculo vicioso de la mala nutrición, la pobreza y el subdesarrollo.
FIGURA 3
MADRE
DESNUTRIDA
RECIÉN NACIDO
DESNUTRIDO
NIÑO DESNUTRIDO
ADULTO DESNUTRIDO
Muchas publicaciones científicas han documentado la naturaleza, magnitud,
distribución y determinantes de los efectos de la mala alimentación y nutrición, así
19
como de las medidas terapéuticas más recomendadas. Todas ellas coinciden en
señalar la naturaleza multicausal de esos problemas nutricionales, que se asocian
a la marginación, a la pobreza de bienes y recursos económicos, incluyendo el
acceso a alimentos, o a la falta de educación e insalubridad y que afectan
principalmente a mujeres, niños en edad infantil y preescolar y, en base a estudios
más recientemente, también afectarían a la población adulta mal alimentada, con
manifestaciones de excesos e imbalances nutricionales. Por otra parte, es
reconocido que, a pesar de los esfuerzos realizados por los países de la región, en
muchos de estos el número absoluto de la población malnutrida se ha
incrementado en las últimas décadas, en gran medida por el crecimiento de la
población total.
Tomando como punto de partida el círculo vicioso de desnutrición, pobreza
y subdesarrollo (Figura 3), el INCAP ha desarrollado conocimientos y metodologías
que han y están contribuyendo al mejoramiento del estado nutricional y al
desarrollo humano de la población de la región.
Por otra parte, por medio de intervenciones en nutrición y salud,
rigurosamente controladas, el Instituto ha comprobado el efecto directo del
mejoramiento de la nutrición de la madre previo a la gestación, durante el
embarazo y la lactancia, así como la del niño, sobre el crecimiento y el desarrollo
del “conceptus” y del niño lactante, lo cual se asocia a una disminución de la
morbimortalidad infantil y preescolar. Los mecanismos biológicos, por medio de los
cuales el mejoramiento de la nutrición de la madre y el niño tienen un efecto directo
sobre el crecimiento, el desarrollo y la morbilidad y mortalidad, son cada vez mejor
conocidos.
Los resultados del estudio longitudinal de crecimiento y desarrollo, iniciado
por el INCAP en 1969, son particularmente relevantes. Los efectos de una
intervención nutricional en la cual la dieta habitual de niños desde la concepción a
los 7 años de edad, fue suplementada en energía, proteínas, vitaminas y
minerales, fueron medidos en los mismos sujetos cuando eran adolescentes y
adultos jóvenes (Martorell, 1993). El impacto fue medido en relación con el tamaño
y composición corporal, capacidad de trabajo y rendimiento intelectual. En todos
esos parámetros se encontraron efectos directos de la suplementación proteínico
energética consumida durante los primeros tres años de vida, de modo que los
niños que fueron suplementados tenían, en la adolescencia y como adultos
jóvenes, más talla y masa magra, su capacidad de trabajo era mayor, así como el
rendimiento intelectual que aquéllos que no fueron suplementados. Además, la
proporción de niños con bajo peso al nacer era aproximadamente 50% en las
madres que cuando niñas fueron suplementadas, en comparación con el grupo
control, lo que sugiere que los beneficios del mejoramiento nutricional persisten
aun en la segunda generación.
Estos resultados son importantes desde varias perspectivas. En primer
lugar, el mayor tamaño corporal y la masa magra aparece asociado a una mejor
20
función reproductiva. Por otra parte, este resultado puede relacionarse con la
hipótesis propuesta en la literatura, acerca de la asociación directa del bajo peso al
nacer, el crecimiento infantil inadecuado y el riesgo de padecer enfermedades
crónicas del adulto, como es el caso de las enfermedades cardiovasculares y la
diabetes. El hallazgo acerca de una mayor proporción de masa magra en
adolescentes y adultos jóvenes, que fueron mejor nutridos en la infancia como
parte del estudio del INCAP, tendría entonces implicaciones en el menor riesgo de
estos adultos de padecer enfermedades crónicas no transmisibles.
Puede además proponerse que la mejor nutrición, temprano en la vida,
tendrá un efecto en la productividad del adulto. Por otra parte, el mejoramiento del
rendimiento intelectual debería tener efectos en la capacidad funcional de los
individuos, en diferentes ambientes. Esto contribuiría a la obtención, por parte de
los adultos, de mejores oportunidades de empleo y de ingresos, incrementando el
capital humano.
Considerando lo anterior, puede postularse que el mejoramiento del estado
nutricional y de salud constituye una estrategia efectiva para promover el desarrollo
humano y económico, a mediano y largo plazo, y da base a la proposición que el
círculo vicioso de desnutrición, pobreza y subdesarrollo puede convertirse en un
círculo virtuoso, Figura 4, si se implementan, temprano en la vida, acciones
efectivas de nutrición y salud.
Partiendo de la información anterior, grupos técnicos de Centroamérica y
del INCAP formularon la iniciativa de Seguridad Alimentaria Nutricional para la
región, con un carácter fundamentalmente promocional de desarrollo humano.
Esta iniciativa, que en la actualidad se identifica como un objetivo, una estrategia y
una política para la región, cuenta con el apoyo del más alto nivel político de la
región, como lo prueban las Directrices y Resoluciones que al respecto aprobaron
los Ministros de Salud y los Presidentes de Centroamérica en las Cumbres XIV y
XV, realizadas en 1993 y 1994. Además, con el decidido apoyo de la
institucionalidad centroamericana, la iniciativa de Seguridad Alimentaria Nutricional
fue incorporada como estrategia de combate a la pobreza en el marco de la
Solidaridad e Integración Centroamericana.
La Seguridad Alimentaria Nutricional se fundamenta, en primer lugar, en la
promoción de la disponibilidad de alimentos, en adecuada cantidad, calidad y
oportunidad, para satisfacer en forma contInua las necesidades de grupos de
población, familias e individuos. A esto se agrega que toda la población debe poder
tener acceso a satisfactores básicos, incluyendo principalmente la alimentación y la
salud, así como poseer conocimientos de educación alimentaria y nutricional, que
contribuyan a prácticas alimentarias saludables y a habitar medios saludables. Por
otra parte, para que la seguridad alimentaria y nutricional sea sostenible, la
suficiencia y estabilidad en la disponibilidad y acceso alimentario,así como la
aceptabilidad y consumo alimentario y su utilización biológica deben procurarse,
sin deterioro y agotamiento de los recursos naturales. En resumen, la Seguridad
21
Alimentaria y Nutricional estaría condicionada conjuntamente por la disponibilidad,
la accesibilidad, el consumo y la utilización biológica de los alimentos, siendo
aisladamente necesarios cada uno de estos componentes, pero no suficientes
para la seguridad alimentaria nutricional. La estrategia de seguridad alimentaria
nutricional no se identifica con un sector tradicional en particular, sino que,
constituyéndose en una política de estado, comprende el conjunto de acciones
interrelacionadas e interdependientes, cuya responsabilidad es de naturaleza
multisectorial, transinstitucional e interdisciplinaria, requiriendo la concertación de
esfuerzos de los sectores público y privado, y de la sociedad civil.
FIGURA 4
DE CÍRCULO VICIOSO A CÍRCULO VIRTUOSO
MEJORAMIENTO
DE LA NUTRICIÓN
MADRE DESNUTRIDA
RECIÉN NACIDO
BIEN NUTRIDO
NIÑA BIEN
NUTRIDA
RECIÉN NACIDO
BIEN NUTRIDO
MADRE BIEN NUTRIDA
La propuesta de Promoción de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de
Centroamérica ha tomado además en consideración resultados de estudios
efectuados por el INCAP, en Guatemala, que demuestran los efectos positivos del
mejoramiento de la nutrición de la mujer (embarazada y nodriza) y del niño menor
de tres años de edad en su crecimiento y desarrollo, así como en la disminución de
22
la morbilidad y mortalidad. El mejoramiento de la nutrición temprana en la vida se
relaciona además con un mejor rendimiento escolar y en el adulto una mejor
capacidad de trabajo y productividad, y un mayor cociente intelectual. Como se
esquematiza en la Figura 4, el mejoramiento de la nutrición temprana en la vida
tendría efectos importantes en el desarrollo del capital humano y se constituiría en
una acción fundamental para revertir el círculo vicioso de la mala nutrición, la
pobreza y el subdesarrollo. Se propone, entonces, que la garantía de seguridad
alimentaria y nutricional de madres y niños es un punto de partida para establecer
un círculo virtuoso de la buena nutrición, el bienestar y el desarrollo.
IV.
CONTENIDOS TÉCNICOS DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
La garantía de Seguridad Alimentaria Nutricional de la población
centroamericana dependerá de los niveles que los gobiernos logren alcanzar en el
desarrollo en los siguientes aspectos del Sistema Agroalimentario Nutricional:
ü Producción de alimentos básicos en función del uso eficiente de los recursos
naturales, de la tecnología disponible y de la fuerza de trabajo.
ü Disponibilidad de alimentos en cantidad y calidad suficiente para satisfacer las
necesidades nutricionales de la población, en función de la producción
agroalimentaria y las importaciones netas, tomando en cuenta la vulnerabilidad
externa.
ü Accesibilidad a los alimentos en función de los mecanismos de distribución y
comercialización y de los precios al productor y consumidor.
ü Consumo de alimentos en función de los requerimientos nutricionales, del
ingreso de las familias, de los niveles de educación y de los patrones y hábitos
culturales que condicionan el uso de los alimentos y su distribución intrafamiliar.
ü Utilización biológica de los alimentos en función del estado de salud de los
individuos y de la inocuidad de los alimentos, y de la influencia de las
condiciones ambientales.
ü Interacción de los factores que afectan la disponibilidad, el acceso, el consumo
y la utilización biológica de los alimentos y que permiten alcanzar un mejor nivel
en la calidad de vida de la población.
Los principales aspectos en los que los gobiernos y las instituciones
regionales deberán actuar para asegurar el desarrollo del sistema agroalimentario
nutricional que propicie la seguridad alimentaria nutricional son los siguientes:
•
Medio ambiente y uso racional de los recursos naturales: como el marco
general que, en su sentido más amplio, determinará las condiciones de vida de
la población.
23
•
Producción, procesamiento y comercialización de productos alimentarios: como
el medio para garantizar la disponibilidad de alimentos a nivel familiar y
comunitario.
•
Empleo y salarios mínimos aceptables: como el medio para mejorar el nivel de
ingresos de la población y generar la capacidad de ahorro, y asegurar el
acceso permanente a los alimentos.
•
Educación, ciencia y tecnología: como el medio fundamental para asegurar una
adecuada selección y consumo de alimentos.
•
Salud y saneamiento: para garantizar la utilización biológica de los alimentos y
garantizar una óptima salud nutricional.
•
Vivienda, recreación, seguridad, comunicación, organización y participación
social y derechos humanos: para coadyuvar al mejoramiento de la calidad de
vida.
V.
MEDIDAS DE POLÍTICA A CONSIDERAR PARA GARANTIZAR LA
SEGURIDAD ALIMENTARIA NUTRICIONAL
Tomando en consideración los diferentes aspectos que afectan la
Seguridad Alimentaria Nutricional a nivel nacional y el papel de diferentes sectores,
a continuación se identifican algunas medidas de política que los Gobiernos de
Centroamérica deberán considerar en el nivel nacional y regional para alcanzar los
objetivos de la Seguridad Alimentaria Nutricional.
A.
PARA GARANTIZAR LA PRODUCCIÓN Y DISPONIBILIDD DE ALIMENTOS
•
Emitir medidas de políticas económicas que incentiven la inversión en la
producción de alimentos de tal manera que garanticen una oferta suficiente
para el mercado interno.
•
Crear los mecanismos necesarios para aumentar la oferta de asistencia
financiera y técnica para los pequeños y medianos productores agropecuarios,
de tal manera que puedan contar con los recursos necesarios para producir y la
tecnología que les permita aumentar su rendimiento.
•
Promover la diversificación de la producción, procurando generar una oferta de
productos agropecuarios suficiente para satisfacer las diferentes necesidades
de la población.
•
Establecer y mantener información sobre pronósticos de cosecha y precios de
mercado para asegurar volúmenes de producción que incrementen la oferta de
productos agropecuarios.
24
•
Mejorar la planificación de la producción de granos básicos, a fin de satisfacer
la demanda nacional y regional.
•
Proteger las fuentes de agua y establecer normas que racionen su uso, a
efecto de crear la disponibilidad necesaria para riegos y regadíos que permitan
un incremento sustancial de la producción de alimentos.
•
Establecer mecanismos nacionales que procuren la reducción de las tierras
ociosas y el mejoramiento de los sistemas de distribución de la tierra, a fin de
lograr un uso más extensivo e intensivo de ésta en la producción de alimentos.
•
Ejecutar proyectos de producción agropecuaria con un claro abordaje de
sostenibilidad.
•
Promover y ejecutar programas de distribución masiva de insumos agrícolas,
de tal manera que lleguen a todas las áreas de producción, en condiciones
adecuadas de precios y calidad.
•
Aplicar todas aquellas medidas que permitan articular la estructura productiva
para lograr un equilibrio entre la producción para el mercado interno y para el
mercado externo.
•
Crear y promover tecnologías y sistemas de almacenamiento o de entrega que
permitan reducir las pérdidas postcosecha y generar una disponibilidad de
alimentos para todas las épocas del año.
•
Establecer mecanismos adecuados para conocer las pérdidas postcosecha y
sus principales causas.
•
Liberar el ingreso de aquellos productos que en términos de ventajas
comparativas ofrecen una mejor oferta para los consumidores de cada país y
no representan riesgos para los productos internos.
•
Implementar y apoyar programas de población a efecto de reducir las tasas de
crecimiento de la población y mejorar el uso de los ingresos.
B.
PARA GARANTIZAR LA ACCESIBILIDAD Y EL CONSUMO DE LOS ALIMENTOS
•
Promover la competividad en la producción de alimentos de tal manera que
los precios de los alimentos respondan a las leyes de la oferta y la demanda.
•
Promover sistemas de comercialización local, nacional y regional en forma
tal que permitan una adecuada distribución de alimentos dentro de cada país
y en la región, lo cual implica una reducción de la cadena de intermediarios,
y el mejoramiento y ampliación de la red vial y de los sistemas de transporte.
25
•
Impulsar programas masivos de generación de empleo, así como de apoyo a
la micro y pequeña empresa, asegurando salarios mínimos, que permitan
garantizar la alimentación y nutrición, y otras necesidades básicas de la
población.
•
Promover la organización de la población para propiciar procesos
autogestionarios para el acceso sostenible a los alimentos.
•
Impulsar amplios programas de educación sobre economía doméstica,
procurando un uso racional de los recursos económicos del hogar y la
producción de alimentos en pequeña escala.
•
Focalizar los programas sociales, en los sectores en condiciones de extrema
pobreza, que permitan el acceso a los alimentos a través de subsidios o en
otra forma de donación que a su vez se acompañen de programas
educativos y de generación de empleo e ingresos familiares, de tal manera
que las donaciones de alimentos sólo sean una medida de carácter
temporal.
•
Establecer un estricto control y conducción de todos aquellos programas de
donación de alimentos o en efectivo, con el fin de garantizar que los
alimentos se focalicen en la población que los requiera y se reduzcan las
pérdidas por almacenamiento o desviaciones en su transportación.
•
Impulsar programas universales de educación alimentaria nutricional y
acciones que promuevan hábitos y creencias alimentarias saludables, la
lactancia natural y una alimentación infantil adecuada.
C.
PARA GARANTIZAR LA UTILIZACIÓN BIOLÓGICA
•
Impulsar programas universales que mejoren el estado de salud de la
población.
•
Promover y apoyar programas de carácter preventivo que reduzcan los
riesgos de la población, tanto en lo que respecta a la enfermedad como a los
accidentes.
•
Establecer programas masivos de saneamiento ambiental que incluyen la
dotación de agua potable, los drenajes, la eliminación higiénica de excretas y
la recolección y disposición adecuada de basuras.
•
Promover estilos de vida y consumo de dietas saludables.
26
D.
PARA GARANTIZAR LA INTERACCIÓN DE OTROS FACTORES
•
Reorientar la política social de cada país, haciendo énfasis en la eficiencia
en el uso de los recursos y en la relación entre gasto e inversión social y en
la equidad en la prestación.
•
Focalizar la inversión social en aquellas áreas en las que se localiza la
población con mayores niveles de indigencia.
•
Reorientar el funcionamiento de los fondos de inversión social, procurando
que la aplicación de los recursos garanticen la interacción de los proyectos
con los objetivos de seguridad alimentaria nutricional.
VI.
RECURSOS DE LA REGIÓN PARA GARANTIZAR LA SEGURIDAD
ALIMENTARIA NUTRICIONAL
Haciendo una abstracción de las rigideces institucionales y de las
estructuras sociales de la región centroamericana, se puede indicar que ésta se
encuentra bien dotada de los recursos básicos para la producción alimentaria.
En primer lugar, es una zona ecológica de alta diversidad, lo cual asegura
la minimización de riesgos, pues la mezcla que compone la biomasa total es
altamente diversificada.
En segundo lugar, dispone de suficientes recursos hidrológicos y es una
zona de buen temporal, lo cual puede permitir aumentar la intensidad del uso de
la tierra.
En tercer lugar, la agricultura tiene un papel fundamental en la formación
de su producto interno bruto, agregado a que su población es aún
esencialmente rural, por lo que sus recursos humanos tienen fuerte vocación
agropecuaria.
Además, la región cuenta con varios centros de formación e investigación
agrícola a través de los cuales es posible fortalecer actividades de investigación
y extensión.
Un recurso fundamental de los países es la disponibilidad de algunos
organismos de cooperación regional, capaces de potenciar las iniciativas para la
seguridad alimentaria y nutricional, y de desarrollo. Entre ellos, se ubica el
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá.
De acuerdo con su naturaleza de Organismo Internacional, de Integración
Centroamericana, el INCAP es un asesor de los gobiernos de los países de
Centroamérica, en materia de alimentación y nutrición. En este sentido, el papel
del INCAP en el campo de la seguridad alimentaria nutricional es el de
27
facilitador del proceso de adopción y aplicación por parte de los gobiernos de
este enfoque en los objetivos, políticas y estrategias de desarrollo de cada país
y de la región como un todo.
Las funciones que debe cumplir el INCAP, derivadas de este papel, son
las siguientes:
a)
Fortalecer la capacidad de los países centroamericanos en el
conocimiento de las interrelaciones socioeconómicas de la
seguridad alimentaria nutricional y sus implicaciones en el
desarrollo social y económico de las naciones.
b)
Facilitar el proceso para que el estado y las diferentes instituciones
que lo conforman, asuman el enfoque de seguridad alimentaria
nutricional como un objetivo, una política y una estrategia de
desarrollo.
c)
Facilitar el proceso de formulación e implementación de políticas y
estrategias de seguridad alimentaria nutricional en el marco de la
política social y económica en cada uno de los países.
d)
Promover y desarrollar investigaciones operacionales sobre los
efectos de políticas y programas en la seguridad alimentaria
nurticional de las poblaciones en mayor riesgo.
e)
Facilitar el proceso de fortalecimiento de las instituciones del
estado para que puedan ejecutar las políticas y estrategias de
seguridad alimentaria nutricional con el mayor grado de eficiencia y
eficacia.
f)
Generar, promover y transmitir conocimientos, procesos
tecnológicos y metodologías para que las instituciones de estado
puedan asegurar la disponibilidad, el acceso, el consumo y la
utilización biológica de los alimentos por parte de la población.
g)
Promover la coordinación de los esfuerzos de la cooperación
técnica y financiera internacional en el marco de la estrategia de
seguridad alimentaria nutricional de cada país.
h)
Facilitar el proceso de monitoreo de las acciones y apoyar la
vigilancia de la situación de seguridad alimentaria nutricional en la
región.
i)
Facilitar la generación y transferencia de tecnologías y
metodologías por parte de los países así como el intercambio de
éstas en diferentes niveles.
28
Un esquema que facilita la comprensión del papel que le corresponde
jugar al INCAP y a otros organismos de Integración Centroamericana en la
Iniciativa de Seguridad Alimentaria Nutricional, se presenta en la Figura 5.
FIGURA 5
29
VII.
ESTRATEGIAS PARA ALCANZARLA
En el marco del proceso de integración centroamericana que persigue el
logro de una región de paz, libertad, democracia y desarrollo sostenible y en
respaldo a la iniciativa de seguridad alimentaria nutricional, se incorporan a la
práctica las estrategias siguientes:
a)
Desconcertación y descentralización. El aceleramiento de estos
procesos fortalecerá el desarrollo de cualquier proyecto al posibilitar que los
participantes aumenten su capacidad de autogestión y la sostenibilidad de las
acciones.
b)
Uso de la metodología participativa como eje del proceso de
trabajo. Lo participativo fomenta y potencializa la criticidad del individuo al
constituirse éste en sujeto activo del proceso de trabajo. En este enfoque el
sujeto se apropia conscientemente de su propia realidd y busca, de manera
creativa y democrática, la aplicación de mecanismos para transformarla en una
realidad superior a la precedente.
c)
Horizontalidad, coherencia e integralidad de las acciones en el
contexto de la seguridad alimentaria nutricional. El análisis de los factores
socioeconómicos y culturales relacionados con la seguridad alimentaria
nutricional es la estrategia metodológica propuesta para optimizar el desempeño
en alimentación, nutrición y salud de los grupos comunitarios y del personal
institucional local, gubernamental y no gubernamental y, más importante, lograr
que sean los grupos organizados los que, a partir del análisis de su realidad,
integren las acciones que ya se están efectuando.
d)
Multisectorialidad, trabajo colaborativo y en equipo de las
acciones que en el proceso de desarrollo local, de las comunidades de los
municipios seleccionados, realizan todas las instituciones involucradas.
e)
Acciones del proceso en poblaciones de mayor riesgo
biológico y social. La focalización adecuada es crítica para mejorar la eficiencia
y efectividad de los proyectos de desarrollo local y tiene que basarse en criterios
geográficos, socioeconómicos, demograficos, de salud y de nutrición.
f)
Educación integral continua con enfoque permanente. Para
evitar la dispersión de contenidos educativos y fortalecer la vinculación del
aprendizaje y el trabajo.
g)
Permanencia y autosostenibilidad. El autosostenimiento de
resultados positivos es clave para que cualquier proyecto tenga efecto a largo
plazo. Éste se puede incrementar mediante un fuerte compromiso político y el
sentido de pertenencia comunitaria y participación activa en todas las fases de
planificación y ejecución.
30
h)
Intercambio de experiencias entre áreas geográficas. Este
intercambio puede realizarse mediante la movilización de recursos, visitas,
reuniones sociales y de trabajo intra e interpaíses.
i)
Uso eficiente de recursos disponibles y de tecnología
apropiada. De acuerdo con las ventajas, competencias y experiencia de cada
institución y organismo, se establecerá una eficiente coordinación de recursos y
el uso de la tecnología apropiada, tendientes al desarrollo integral y sostenible
en el nivel local, en el marco de los principios y lineamientos de la iniciativa de
seguridad alimentaria y nutricional.
31
VIII.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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desarrollo del istmo centroamericano. En: Stein E, Arias PS, eds. Democracia
sin pobrezas. San José, Costa Rica: Editorial DEI; 1992:21-82 (Colección
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32
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33
S
SO
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CIIO
O--E
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N
1.
Introduction
The last decade of the twentieth century has been witness to a series of great
transformations. Changes in all aspects of life, including the economic, political and social
upheavals, will necessarily have repercussions not only for the present generations but
also for the future ones. Among these transformations, are the globalization of world
economies, the evolution and growth of science and the technology, the close relationship
between social societies and their environments and the increase of the inequities and
disparities between those who have and those who do not have resources. From the
perspective of quality of life, the future might look optimistic for a small segment of the
population. However, it looks dark for the majority, with an inheritance of poverty, inequity
and ecological deterioration. Given the present situation and the changes that could occur,
there will be major impacts on the levels of poverty and the quality of life. These include
the nutrition and health status of the population. There are implications for the availability
and access to food which could affect a significant percentage of the world’s population.
Because of this situation technical and political groups have been promoting the
strategy of the food and nutrition security. Its application could contribute to the correction
of the present nutrition problems and could promote the basic conditions to increase the
availability and accessibility of food and changes in life style and healthful diets that could
avoid repetition of these problems. This document reviews the conceptual bases of the
food and nutrition security at family and community level. Actions are also proposed that,
in the experience of INCAP, would have some effects in the promotion of the nutrition
health of the population.
2.
Background
Despite many efforts in the Latin American countries, health problems linked to an
inadequate food and nutrition situation continue to be, to a greater or lesser degree, the
ongoing cause for health service demand in the region. Furthermore, the type of demand
has become more complex given the coexistence, within the same population groups and,
occasionally in the same families, of problems linked to nutritional deficiencies with those
derived from food and nutrition excesses and imbalances. The persistence, and in some
cases the increase, of deficiencies, together with the appearance of problems associated
with nutritional imbalances and excesses, express themselves through a higher demand
for health services and, consequently, in the increase of expenditures in the health sector.
____________________________________________________________________________________________
Economic Development, Food and Nutrition
1
Based on this, it can be asserted that the improvement of the nutritional and health
status of the population constitutes an effective strategy for the promotion of human and
economic development, in the medium and long term. These observations justify the
argument that poses that the vicious circle of malnutrition, poverty and underdevelopment,
may become a virtuous circle of food and nutrition security, quality of life, socioeconomic
development and social equity.
The health sector officials in Latin America, for example, have emphasized the
need to look for innovative solutions for the prevalent food and nutrition problems in the
region. Furthermore, it has also been stressed that it is crucial to move from a curative
approach concentrating on alleviating the manifestations of the food and nutrition problem,
to one that integrates preventive and promotional aspects. A successful approach must
consider underlying and basic causes, including environmental, socioeconomic, cultural
and biological conditions that determine it. The nutrition problem is thus defined as a
condition of food and nutrition insecurity; no longer focused as a problem of individuals but
collective and multicausal in nature, therefore requiring intersectorial action.
Different organizations have made proposals addressing the problem of food and
nutrition insecurity. The Latin American governments that participated in the International
Conference of Nutrition in 1992 and the World Food Conference in 1996, have recognized
the existence of a regional problem of food and nutrition insecurity. Such a system
violates the population’s human right to have access to healthy and secure food that may
allow them to lead a healthy and active life. The declarations emerged from these
conferences demand collaborative efforts among non-government organizations, national,
regional and international institutions, in order to address the problems of food and
nutrition insecurity.
The Central American experience related to the implementation of different
activities for the Promotion of Food and Nutrition Security is especially interesting. They
were initiated in 1993, as the Council of Ministers of Health of Central America asked the
System for the Central American Integration and the Central American Presidential
Summit of that year to review a proposal for the Promotion of Food and Nutrition Security.
3.
Food and Nutrition Security: a Conceptual Framework
The term Food and Nutrition Security has different meanings for various institutions
and officials who are committed to the study of the problems and to the identification of
solutions. INCAP/PAHO defines Food and Nutrition Security as the status in which all
people enjoy, in a timely and permanent fashion, physical, economic and social
access to food that they need, in quality and quantity, for their adequate
consumption and biological utilization, thus guaranteeing the general well-being
that contributes to their development.
____________________________________________________________________________________________
Economic Development, Food and Nutrition
2
Food and Nutrition Security is based, primarily, on the promotion of permanent food
availability, in adequate quantity, quality and timeliness, that may continuously satisfy the
needs of groups, families and individuals. Additionally, the population must have access
to basic products and services, especially food; they must possess the knowledge about
food, health and nutrition that may contribute to healthy feeding practices, and, finally, be
surrounded by the optimal environmental conditions favoring an adequate health status.
Furthermore, for food and nutrition security to be sustainable, sufficiency and stability of food
availability and access, as well as food acceptability, consumption and biological utilization
must be sought in absolute harmony with nature. Food and Nutrition Security is achieved,
therefore, within the framework of sustainable development, by food availability, access,
consumption and biological utilization: each of these components, in isolation, is necessary
but not sufficient to attain it.
Food and nutrition insecurity is cumulative in nature, as the conditions present in
each link of the chain affect food and nutrition security, independently of the previous link.
Indeed, a situation of food and nutrition security may mean that food is available to 100
percent of the population. In certain cases, even though national availability may be
adequate, consumption may be insufficient due to inequalities in food distribution. For
these groups, food and nutrition insecurity is determined by a lack of availability, which, at
the same time determines food inaccessibility from a physical standpoint. For other
groups, food may be available, but not everybody will have access, due to economic
restrictions. Besides availability and economic accessibility, there are cultural and social
factors that affect food acceptability and consumption, thus becoming additional obstacles
to food and nutrition security.
Finally, food availability and access, as well as its acceptability and consumption by
individuals and populations do not guarantee an optimal nutritional status. Factors that
affect the biological utilization of food consumed are complex and varied, and for this
reason it can be stated that food security is a necessary, yet not sufficient, condition to
guarantee food and nutrition security.
The major factors influencing food and nutrition security which also represent the
framework for consideration of the food and nutrition security policy are shown in Figure 1.
FIGURE 1
____________________________________________________________________________________________
Economic Development, Food and Nutrition
3
3.1 Food availability
Food production, available stocks, and international trade patterns determine food
availability at the national or local level. Ensuring food security involves a complex
process of coordinated efforts in these areas as well as in accessing development aid
(including food aid), all aimed at guaranteeing certain minimum levels of consumption for
each individual and household--especially the most vulnerable.
Food availability also depends on the proper functioning of markets at the
international, national, and local levels. Important factors in this regard include adequate
and equitable infrastructure development (especially for distribution) and free flow of
information. Factors such as pricing policies for locally produced commodities and stock
maintenance policies can affect the relative availability of food in urban and rural areas, as
well as between various socioeconomic groups. A thorough review and monitoring of
marketing and distribution and the impact on various social groups in each country is an
important policy tool in reducing or mitigating household food insecurity.
While the perspective of household food security is useful in understanding the
impact of this range of complex issues on individual food security, the larger picture of
global production and trade policies also must be kept in mind, as this forms the basis for
sustainable improvements in household food security.
3.2 Food accessibility
At the national level, access to food from international markets is a function of world
food prices and foreign exchange availability. For many poor countries that are deficient in
food and foreign exchange, food aid is an important means of access to international food
supplies. Complex factors such as world market prices, surplus production levels, and
political factors often influence the allocation of food aid among countries.
At the household level, income and prices are the most important determinants of
food security. Household poverty is therefore a major factor determining access to food,
and the poor who have inadequate means are more vulnerable to disruptions and shocks
that result in transitory food insecurity. Increasing the income in households with
malnourished members can improve their access to food, and in general has been shown
to increase energy intake especially from staple foods and to a lesser extent from meat.
Another factor related to incomes, which improves household food security, is that poor
households build their asset bases out of incremental income, which, in turn, reduces
household vulnerability to short-term fluctuations in income.
However, it should be noted, that while increased income improves access to food,
this does not always directly contribute to the improvement in nutritional status of the
household. The reason for this apparent contradiction is that incremental income can be
spent on non-food items or on foods of relatively low nutritional value.
____________________________________________________________________________________________
Economic Development, Food and Nutrition
4
Two types of household food insecurity--chronic and transitory--are generally
recognized. The former refers to a condition caused by the continuous inability of
households to acquire the food that they need. Transitory food insecurity is a temporary
problem resulting in reduced household access to food, usually because of unstable food
prices, incomes, or both. As discussed below, the poor are often hit hardest by food
insecurity. Therefore, it is important to distinguish between these two related but different
forms of food insecurity when designing interventions.
3.3 Food consumption
Even when households have the ability to afford an adequate the quantity and
quality of food, several factors can affect the intake and consumption levels of their
members.
•
The demand for specific foods that are purchased or produced for home
consumption, and in the case of infants, breast feeding behavior. This factor is
related to food preferences, seasonal aspects, prices, and nutritional knowledge.
•
Food preparation methods and intra-household food distribution patterns, which are
influenced by food habits, nutritional knowledge, time constraints, and the division
of food preparation responsibilities, decision-making, and control of household
resources.
3.4 Biological utilization of food
Nutritional well-being is finally determined by the actual utilization of food by
individuals, which is partially conditioned by the factors discussed above. In addition, the
health status plays a critical role in determining the utilization of food at the individual level.
The health status of household members, in turn, is affected by their nutritional status and
by the interplay of other factors, including nutritional knowledge, health and sanitary
conditions in the household and community, and access to health services. These
individual and household factors are closely linked with larger issues of equity and access
to available services and institutions.
4.
Promotion of the Food and Nutrition Security: to a virtuous circle
The high rates of infant and child morbidity and mortality, growth retardation,
deficient levels of mental development and low productivity, together with chronic diseases
associated with overweight, such as cardiovascular, endocrine, degenerative and certain
types of cancer, are some of the manifestations of the inadequate food and nutrition status
in different population groups, as shown in Figure 2.
____________________________________________________________________________________________
Economic Development, Food and Nutrition
5
FIGURE 2:
DIET AND HEALTH AT INDIVIDUAL LEVEL
DEFICIENCIES
POTASSIUM? CALCIUM
HYPERTENSION
BLINDNESS
CAVITIES
GOITER
VITAMIN A
FLUORIDE
IODINE
CARDIOVASCULAR
DISEASES
ESSENTIAL
FAT
UNDERNUTRITION
ENERGY
PROTEIN
FIBER?
CALCIUM, FLUORIDE
IRON, FOLIC ACID
OBESITY
OVERWEIGHT
CANCER
COLON
RECTUM
OSTEOPOROSIS
EXCESS OR
IMBALANCE
SALT, FAT
SUGAR
GOITROGENS
SATURATED
FATS
ENERGY
ALCOHOL
FAT
MEAT
BEER
ANEMIA
Studies conducted in several regions, including work at INCAP, have shown that bad
nutrition during the prenatal life and the first two to three years of life is basic for later survival,
growth and development. Through its effects on the fetus, the newborn and the infant,
inadequate maternal nutrition determines many of the manifestations of malnutrition,
including its negative consequences for the welfare of individuals and the development of
human capital (Figure 3). Moreover, inadequate early nutrition has adverse effects on the
development of human resources, their productive capacity and reproductive health, all of
which have important social and economic repercussions and also explain the existence of
a vicious circle of malnutrition, poverty and underdevelopment.
The nature, magnitude, distribution and determinants of the effects of bad feeding
and nutrition, as well as the recommended therapeutic measures is documented. The
multicausal nature of nutrition problems, is associated with marginalization, poverty,
including access to foods, or with the lack of education and sanitation. This situation
mainly affects women, infants and school-aged children; and, based on more recent
studies, it also would affect the malnourished adult population. Malnourishment may be
manifested as nutrition excesses and imbalances. The magnitude of some manifestations
has been significantly reduced in many countries in the Central American Region;
nevertheless, given that population growth has been greater than the decrease in the rates
of malnutrition, the absolute numbers of the affected groups have steadily risen. On the
other hand, there are various non-communicable chronic diseases linked to overweight
that have shown incremental rates during the last decade, in most Central American
countries.
____________________________________________________________________________________________
Economic Development, Food and Nutrition
6
Taking as a departure point the vicious circle of undernourishment, poverty and underdevelopment (Figure 3), INCAP has developed knowledge and methodologies that are
contributing to the improvement of the nutrition status and to the human development of the
population of the region.
FIGURE 3
VICIOUS CIRCLE OF MALNUTRITION
MALNOURISHED
MOTHER
MALNOURISHED
NEW BORN
INFANT AND
PRESCHOOL AGE
MORTALITY
MALNOURISHED
ADULT
MALNOURISHED
INFANT/CHILD
OVERWEIGHT, OBESITY AND HIGH RISK
OF NCCD
The results of many studies of INCAP have proven the direct positive effects, from
conception to the first three years of age, of the improvement of nutritional and health
status on growth and development, including the development of intelligence, personality
and social behavior, as well as productivity during adulthood. Nutritional supplementation
for malnourished women during pregnancy results in improved birth weight and reduces
the risk of delivering a low birth weight infant. The biological mechanisms, through which the
improvement of the nutrition of the mother and the child have a direct effect on the growth,
development and morbidity and mortality, are being recognized more easily.
Results of a longitudinal study of growth and development, initiated by INCAP in 1969,
are particularly relevant. The effects of a nutritional intervention in which the usual diet of
children, from conception to 7 years of age, was supplemented with energy, proteins,
vitamins and minerals, were measured in the same subjects when they became adolescents
and young adults. The impact was measured in relation to height and body composition,
ability to work and intellectual capacity. For all those parameters, direct effects of the caloric
and protein supplementation consumed during the first three years of life were found. The
children who were supplemented had, in the adolescence and as young adults, more height
and lean body mass, and their ability to work and intellectual capacity were greater that those
who were not supplemented. In addition, the proportion of infants with low birth weight was
____________________________________________________________________________________________
Economic Development, Food and Nutrition
7
approximately 50 percent lower between the young mothers who where supplemented, in
comparison with the control group. This suggests that benefits of the nutritional improvement
still persist into the second generation.
These results are important from several perspectives. In the first place, a better
height and lean body mass ratio appear to be associated with better reproductive function.
On the other hand, this result could be related to the hypothesis about the direct association
between low birth weight, inadequate infantile growth and risk of suffering chronic diseases
as an adult, such as cardiovascular diseases and diabetes. The finding from INCAP about
greater proportion of lean body mass in adolescents and young adults, who were better
nourished in the childhood implies that there is a lowered risk of suffering non transmissible
chronic diseases as adults.
Better nutrition in the early life would have some effect in the productivity of the adult.
An improvement of the intellectual capacity could effect the functional capacity of the
individuals and contribute to providing adults with better job opportunities and incomes,
increasing the human capital.
It could be postulated that the improvement of the nutritional status and health
constitutes an effective strategy to promote the human and economic development, in the
medium and long term. These findings lay the foundation for the proposal that the vicious
circle of undernourishment, poverty and under-development could become a virtuous circle
(Figure 4) if effective actions of nutrition and health are implemented, early in life.
FIGURE 4
FROM A VICIOUS CIRCLE
TO A VIRTUOUS CIRCLE
IMPROVEMENT
OF NUTRITION
UNDERNOURISHED
MOTHER
WELL-NOURISHED
NEW BORN - SECOND
GENERATION
WELL-NOURISHED
NEW BORN
WELL-NOURISHED
GIRL
WELL-NOURISHED
MOTHER
____________________________________________________________________________________________
Economic Development, Food and Nutrition
8
5.
A Technical Cooperation Model for the Implementation of the Food and
Nutrition Initiative in Central America
Based on the cumulative experience in the different Central American countries,
this proposal contains several strategic principles and a set of actions geared to the
promotion of food and nutrition security. The proposal constitutes an “initiative” that takes
into consideration the principles of health promotion, defined as “…the process whereby
the population is provided with the necessary means to improve their health and to exert a
greater control over it”. Thus, the Initiative for the Promotion of Food and Nutrition Security
entails the implementation of the five mechanisms for action identified, in the Ottawa
Charter of 1986, for the production of healthy Outcomes. These mechanisms are: the
promotion of healthy public policy, the reorientation of services, the empowerment of
community organization in agreement with government and non-government organizations
and the private sector, and the promotion of a healthy culture.
Given the magnitude and persistence of the problems of poverty, deprivation and
marginalization that prevail in the region it is now clear that there are critical limitations as
to the supply of financial resources for the continued implementation of large-scale social
interventions. This is especially so within the framework of the new socioeconomic model
which, to varying degrees, the Latin American countries are adopting, As a result, and
based on the strategy for the Promotion of Human Development, various working models
have emerged and emphasized efforts of promotion and mobilization around the concepts
of self-management, decentralization and citizen participation, and focused on building
strategic alliances between different sectors and groups in order to attain national
development goals.
The Initiative for the Promotion of Food and Nutrition Security being proposed
constitutes an important milestone in the conceptual and operational development of the
set of possible and desirable solutions to the conditions of food and nutrition insecurity in
the Latin American region. This initiative rests on two basic principles:
- A change of approach to the explanation of food and nutrition problems and their
causes,
- An expansion of the concept of Food and Nutrition Security envisioned as a goal,
a policy and a strategy for national development.
Regarding the first principle, food and nutrition problems are understood in a holistic
manner, considering that the conditions of food and nutrition insecurity of a population are
determined by the interaction of factors pertaining to food availability, access,
consumption, and biological utilization and adequacy. This means that problems must be
approached in an integrated way, seeking to strengthen the opportunities for social
change in the population, both as a prerequisite and as an outcome of development. This
change of approach entails, as a result of efforts involved in this new understanding of the
dimensions of food and nutrition security, the adoption of new organizational options, new
roles, new decisions and new actions intended to improve the situation; indeed, it involves
new ways of “thinking and doing” what is relevant to food and nutrition.
____________________________________________________________________________________________
Economic Development, Food and Nutrition
9
Another basic principle ascribes three functions to Food and Nutrition Security: in
the first place, as a national goal, food and nutrition security is a desired stage in the
process of socioeconomic development. In order to achieve this goal, efforts have to be
made to secure the permanent coordination of political wills, the continuous mobilization of
the population’s awareness and the commitment of society at large. As a goal, food and
nutrition security entails, primarily, a change in the way that food and nutrition problems
are addressed: these problems cease to be approached exclusively as technical
challenges, but are conceived rather as “political” problems, thus recognizing that political
will is essential to carry out effective solutions, and giving priority to “persuasion” and
“dialogue” as instruments of change.
In terms of a policy, food and nutrition security is an expression of the position that
the national states and their respective government institutions must assume to confront
their pressing social problems. In this regard, food and nutrition security contributes to the
expansion of what traditionally has been conceived as social policy, inasmuch as it
stresses the interrelationship of structural-productive factors with those that are
inextricably linked to the decisions made as to “what, why and for whom” a particular
country must produce.
Finally, food and nutrition security is a strategy, as it is a mechanism that brings
together the different efforts and resources that must be combined in order to alleviate
poverty. It is important to highlight the fact that this initiative points to the importance of
nutrition as a mechanism for the kind of investment in human capital that guarantees
adequate levels of social and economic productivity, as essential inputs of sustainable
human development.
As it has been mentioned before, this initiative contemplates new ways of
organizing thoughts and actions that will lead to the transformation of the living conditions
of the Latin American people. This concept entails the application of strategies at different
levels. In every country, priority must be assigned to efforts geared towards the
mobilization of the awareness and the resources, both public and private, and of society’s
commitment in favor of the initiative. At the political level, advocacy activities about the
contribution of food and nutrition security to national development should be carried out;
the topic of food and nutrition security must be introduced in presidential political agendas;
support must be given to strengthening the legislative framework, and priority should be
assigned to developing processes of political discussion and exchange at the intersectorial level.
With regard to the national/technical level, and as a means of strengthening
national programs and projects that strive to create conditions for food and nutrition
security, the technological transfer must be encouraged, with special emphasis on
technical aspects of food and nutrition security. In order to improve the skills of national
teams in technology application, resource mobilization and alliance building, the
development of human resources must be promoted. Finally, the use of applied and
operational research that may produce effective solutions to improve food and nutrition
insecurity must be fostered.
____________________________________________________________________________________________ 10
Economic Development, Food and Nutrition
At the local levels, activities must strive to enable the population to identify their
essential deficiencies, on the one hand, and to carry out reliable solutions to their
problems, within a multi-sectorial and inter-disciplinary perspective, on the other hand.
This may be achieved by strengthening the community organizations and by building longterm alliances among development non-government organizations, local governments and
the decentralized public sector. This may further be attained through the transfer of
appropriate technologies and experience sharing about problem correction and
prevention, and the promotion of new life-styles.
For the implementation of this initiative, interventions may be grouped according to
the following seven components:
•
Guaranteeing food and nutrition security in development policies, plans,
programs and projects intended to alleviate poverty, employed as a criterion
to target at-risk populations and as a component to articulate different
interventions.
This field entails the incorporation of goals, themes and methodologies about
food and nutrition security in national and sectorial policies, plans and interventions.
The topic is introduced horizontally, and is primarily oriented to the design of
normative frameworks and to the development of interventions in which nutrition is
linked to other development initiatives. The topics that may be redefined within this
framework are: availability of staple foods in the perspective of sustainable
development; full employment to guarantee greater levels of food accessibility; and
food and nutrition security topics in health and education policies, among others.
Special attention must be given to strengthening the organization and operation of
political commissions and technical teams for the effective coordination of food and
nutrition multisectorial activities at the national level.
•
Allocation and/or reorientation of resources that support the
development of intra and intersectorial activities for food and nutrition
security
The proposal must guarantee that, by employing the concept of food and
nutrition security, political commitment is being translated into decisions related to
the allotment or reorientation of national and international financial resources to
interventions that favor food and nutrition security, emphasizing the efficient use of
resources and equity in their distribution. This entails that decision makers, in
national institutions and technical cooperation agencies, will have to be convinced
about the need to procure, secure and channel funds into programs and projects
that include topics and goals in food and nutrition security.
____________________________________________________________________________________________ 11
Economic Development, Food and Nutrition
•
Promulgation and compliance of laws linked to food production,
processing, marketing, consumption and biological utilization
In helping the countries to meet their national goals in food and nutrition
security, the legal-judicial framework should be strengthened in order to make
feasible the definition of norms and the regulation of processes, as well as the
identification of sanctions which that have to be put into effect in order to assure a
higher degree of law-compliance. These efforts must stress the need to draw up
new laws and to strengthen existing ones on topics such as: availability of basic
foods according to competitive advantages of each subregion and country;
definition of minimum wages and prices that may support the population in the
satisfaction of their basic needs; consumer orientation that includes nutritional
labeling of commodities and food protection activities; prevention and control of
disorders due to micronutrient deficiencies; breast-feeding promotion; improvement
of the overall socioeconomic situation of special groups at-risk, like women, children
and indigenous peoples, among others. This component requires joint efforts
among specialized national and international organizations, and specific
commissions in the legislative bodies of the Latin American countries.
•
Strengthening of the national institutional capacity for the design and
efficient operation of specific interventions in food and nutrition
security.
Using an integrated approach, efforts must be directed to the technical and
managerial strengthening of programs, projects and activities that are related to
concrete food and nutrition interventions. Priority should be given to the areas of
food availability and access, specifically to agricultural and livestock production,
staple foods storage, processing and marketing and complementary feeding. In
regard to food consumption and biological utilization, it is vital to improve the quality
of the food and nutrition education components in programs and projects developed
in different sectors; to strengthen environmental sanitation initiatives, emphasizing
the importance of safe water and environmental hygiene for food and nutrition
security; to improve activities related to child growth monitoring and promotion,
breastfeeding and infant feeding; and to improve interventions for the prevention
and control of disorders due to micronutrient deficiencies, and for the prevention of
malnutrition disorders due to excesses or imbalances. This component requires the
consolidation of inter-agency coordination to avoid duplicity of actions and to
guarantee the efficient use of resources.
•
Integration of food and nutrition security in local development
initiatives
In order to improve the opportunities of vulnerable groups, efforts must
concentrate on the technological transfer of knowledge and skills to decentralized
programs and projects that include activities inducing changes in food production
and storage, feeding habits and culture, and health and nutrition interventions at the
community level. Intersectorial coordination must be consolidated to support efforts
____________________________________________________________________________________________ 12
Economic Development, Food and Nutrition
of sustainable development; additionally, steps must be taken to encourage sharing
of successful experiences and best practices, as well as implementing activities for
information dissemination that create permanent links of interaction and solidarity
between municipalities and communities. The different actions involved in this
component should be anchored in institutions that foster municipal and local
development, within the framework of the particular decentralization process that is
taking place in each country.
•
Improvement of the quality of decisions on food production,
consumption and biological utilization through popular education, inservice and formal academic training at different levels
In relation to education in food and nutrition security, it is important to carry
out interventions which produce changes in the knowledge, skills, habits and
behaviors that may benefit the promotion and adoption of a set of healthy feeding
habits and life styles. Operationally speaking, this area means promoting the use of
educational methodologies and tools like feeding and health guidelines, nutritional
labeling and social communication, among others.
•
Promotion and strengthening of food and nutrition surveillance,
monitoring and evaluation of food and nutrition interventions
In order to improve the efficiency and effectiveness of national programs
through the identification and quantification of food and nutrition problems and the
description of operational restrictions of different activities, efforts should
concentrate on upgrading the analysis and use of information for decision-making
at different levels. This may be achieved by consolidating the links between
technical teams, producers of information and decision makers, fostering the
exchange of data bases and making joint analyses of tendencies for the short,
medium and long-term perspectives.
The health ministers of the Central American Region, with the technical
support of INCAP/PAHO, must face up to the challenge of this initiative. This
leadership role means that they will have to define the scope for actions to be
implemented by different sectors involved in the problem, based on to the
particular conditions in each country and/or subregion.
5.
Strategies to reach Food and Nutrition Security
Disregarding institutional rigidities and social structures of the Central American
region, it is possible to say that the region could have the basic resources for food
production. In the first place, it is an ecological zone of high diversity, which assures
minimization of risks, because the total biomass is highly diversified. Secondly, it has
sufficient hydrologic resources and good weather, which could allow to increase land use
intensity. Thirdly, agriculture has a fundamental role in the formation of its gross internal
____________________________________________________________________________________________ 13
Economic Development, Food and Nutrition
product; in addition, its population is still essentially rural, and their human resources have
a strong farming vocation.
In the framework of the process of the Central American integration looking for
peace, freedom, democracy and sustainable development and in endorsement to the
initiative of Food and Nutrition Security, the following strategies are proposed:
a) Decentralization. The acceleration of these processes will strengthen the development
of any project when making possible that participants increase their capacity of selfmanagement and the sustainability of the actions.
b) Use of the participative methodology as an axis of the process. It encourages and
improves the criticisms of the individual when constituting itself as an active subject of the
process. In this approach, the subject takes control consciously of its own reality and looks
for, with creative and democratic ways, the application of mechanisms to transform its
reality in one superior to the precedent.
c) Horizontality, coherence and integration of the actions in the context of the food
and nutrition security. The analysis of socioeconomic and cultural factors related to the
food and nutrition security is the methodological strategy proposed to optimize the
performance in food, nutrition and health of the community groups, as well as for local,
government and non-government personnel. And, more important to try to make that the
same organized groups integrate the actions that already exist, starting from the analysis
of their reality,
d) Multisectoriality, collaboration and teamwork for actions in the process of local
development, with communities, selected municipalities, and all involved institutions.
e) Actions with populations at greater biological and social risk. The suitable
prioritization is critical to improve the efficiency and effectiveness of the projects of local
development and must be based on geographic, socioeconomic, and demographic criteria
of health and nutrition.
f) Continuous integral education with permanent approach. In order to avoid the
dispersion of educational contents and to strengthen the relationship between learning and
work.
g) Permanence and sustainability. The sustainability of positive results is crucial to
ensure long-term effects of any project. This could be increased through a strong political
commitment and the sense of community property and active participation in all phases of
planning and implementation.
h) Exchange of experiences among geographic areas. This exchange could be made
by through the mobilization of resources, social visits, meetings, and work intra and inter
countries.
i) Efficient use of resources available and appropriate technology. In agreement with
the advantages, competence and experience of each institution an efficient coordination of
resources would be implemented as well as the use of appropriate technology, in view of
____________________________________________________________________________________________ 14
Economic Development, Food and Nutrition
the integral and sustainable development at the local level, within the frame of the
principles of the initiative of food and nutrition security.
6.
Food and Nutrition Security at the Local Level: Experiences in Frontier
Regions of Central America
The experiences of insertion of the food and nutrition security into processes of
local development have been developed in different border points of the Trifinio Region
(Guatemala, El Salvador and Honduras), Nicaragua-Costa Rica and Costa Rica-Panama.
Each one of them arises from the organized priorities, necessities and strengths of the
local governments and communities who adopted the principles of work and strategies of
the food and nutrition security as an effective way to fight against the poverty.
The efforts in the border areas have been oriented to the technological transference
in areas of food production, improvement of habits of consumption and decentralized
improvement of actions of health and nutrition, at community level, in programs and
projects. Also the inter-sectorial relationship for the support of efforts of sustainable
development has been strengthened and consolidated and the dissemination and
promotion of successful experiences have been facilitated, in order to create permanent
bonds of interaction and solidarity between municipalities and communities.
Through the analysis of the information obtained from the participant border
communities in the methodological development for the operation of the food and nutrition
security at local level, positive effects in the food and nutrition situation of the families have
been detected. Specifically, a reduction in the prevalence of infantile chronic
undernourishment and an increase in the consumption of energy and proteins at family
level has been shown. It was also demonstrated that the initiative at local level had
positive effects in: community organization, mobilization of internal and external resources,
active participation of women and young people, strengthening of the local efforts for the
administration and management of projects, inter-community solidarity, consolidation of
the vision of sustainable human development and strengthening of individual and
collective leadership. On the other hand the experience demonstrated the urgent need to
strengthen the link between different actions held by institutions and organizations, as well
as to analyze carefully the problematic through which the relationship of causality and
focus action are identified in agreement with the different levels of vulnerability found;
promoting efficiency, effectiveness and equity in the field of development and food and
nutrition security.
Finally, it has been clear that food and nutrition security is multidimensional and
that the community can and must play an important role to obtain sustainable conditions
that favor it and contribute to the pursuit of a better quality of life.
7.
Conclusion
INCAP/PAHO proposes two important policy elements that will support the
countries in achieving food and nutrition security: first, the administration of knowledge –
accessible, relevant, democratic, and vital for the transformation of reality -, and second,
the mobilization of political-technical will and know-how and resources. These policies
____________________________________________________________________________________________ 15
Economic Development, Food and Nutrition
focus on the interplay between structural and conjectural factors, on their social
repercussions, and on the contribution of nutrition to the improvement of human capital in
developing countries.
Regarding the administration of knowledge, countries must implement wide,
integrated and coherent strategies for the type of manpower development that might take
place within the framework of “education for modern life”. This implies, in the first place,
that it is necessary to redesign and update academic programs on the basis of national
challenges to be met. Moreover, it is crucial to induce, in public and private institutions,
processes of organizational change and permanent training that may aid in formulating
and applying relevant and effective policy measures to achieve national excellence and
competence.
Due to the recognition that international trade imposes the incorporation of an everincreasing intellectual value in the new exchange terms and that, furthermore, the
cumulative social debt of the Latin American governments with their people is, basically, a
result of lagging, long-term, educational investment, it is critical to speed up and upgrade
the educational reforms that have begun. This may guarantee the population’s universal
access to primary, secondary and technological education and, additionally, increase the
technical quality of the teaching processes, in order to assure that more Latin Americans
will play a main role in deciding the future of their countries.
The policy that pertains to the mobilization of political wills, technical expertise and
resources, involves building up sociopolitical viability and technical and financial feasibility
for the initiative. At the national level, it is essential to concentrate efforts on advocacy and
persuasion of decision makers so that the society may be organized – in a conscious and
proactive way – around the topic of food and nutrition security.
In order to create the adequate political, technical and financial conditions needed
to sustain this initiative, it is also essential to support actively and decisively the
decentralization processes in the different countries. This means that the Initiative for the
Promotion of Food and Nutrition Security has to be fed into the decentralization efforts at
the national level, inasmuch as decentralization is a strategy that seeks, in the first place,
to give legitimacy to the operation of institutions; moreover; that it strives to assure
efficiency in service-delivery and problem-solving; and, finally, that it involves the
democratic exercise of power.
The creation and reproduction of sociopolitical viability also entails that people must
be given the opportunity and the power to pursue the changes that they wish to make in
their lives, by encouraging social participation and strengthening democratic values and
practices in the region. National decisions have to be made on the basis of negotiation and
as a result of agreements and alliances: there is an urgent need to encourage learning
experiences that may bring about specific agreements on the grounds of dialogue and
compromise regarding different topics. Presently, participation of the civil society in
decision-making has stopped being an option handled and manipulated by governments,
but rather has become a mandatory response to those who increasingly demand greater
participation and respect for human rights.
____________________________________________________________________________________________ 16
Economic Development, Food and Nutrition
Summary
This article reviews the conceptual bases of the food and nutrition security at family
and community level. Actions are also proposed that would have some effects in the
promotion of the nutritional health of the population. The Central American experience
related to the implementation of different activities for the Promotion of Food and Nutrition
Security is especially interesting.
Despite many efforts in the Latin American countries, health problems linked to an
inadequate food and nutrition situation continue to be the ongoing cause for health service
demand in the region. The nutrition problem is thus defined as a condition of food and
nutrition insecurity; no longer focused as a problem of individuals but collective and
multicausal in nature, therefore requiring intersectorial action.
Security is based, primarily, on the promotion of permanent food availability, in
adequate quantity, quality and timeliness, that may continuously satisfy the needs of
groups, families and individuals. Additionally, the population must have access to basic
products and services, especially food; they must possess the knowledge about food,
health and nutrition that may contribute to healthy feeding practices, and, finally, be
surrounded by the optimal environmental conditions favoring an adequate health status.
Furthermore, for food and nutrition security to be sustainable, sufficiency and stability of food
availability and access, as well as food acceptability, consumption and biological utilization
must be sought in absolute harmony with nature.
Food and Nutrition Security is achieved, therefore, within the framework of
sustainable development, by food availability, access, consumption and biological
utilization: each of these components, in isolation, is necessary but not sufficient to attain
it.
Food and nutrition insecurity is cumulative in nature, as the conditions present in
each link of the chain affect food and nutrition security, independently of the previous link.
Food may be available to 100 percent of the population but there are cultural and social
factors that affect food acceptability and consumption. These become additional obstacles
to food and nutrition security. Food security is a necessary, yet not sufficient, condition to
guarantee food and nutrition security.
Food production, available stocks, and international trade patterns determine food
availability at the national or local level. Ensuring food security involves a complex
process of coordinated efforts in these areas as well as in accessing development aid
(including food aid), all aimed at guaranteeing certain minimum levels of consumption for
each individual and household--especially the most vulnerable.
Food availability also depends on the proper functioning of markets at the
international, national, and local levels. While the perspective of household food security
is useful in understanding the impact of this range of complex issues on individual food
security, the larger picture of global production and trade policies also must be kept in
mind, as this forms the basis for sustainable improvements in household food security.
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Economic Development, Food and Nutrition
Two important policy elements will support countries in achieving food and nutrition
security: first, the administration of knowledge – accessible, relevant, democratic, and vital
for the transformation of reality -, and second, the mobilization of political-technical will and
know-how and resources. These policies focus on the interplay between structural and
conjectural factors, on their social repercussions, and on the contribution of nutrition to the
improvement of human capital in developing countries. 1
1
This document was prepared by Hernán L. Delgado, Patricia Palma and Florence Tartanac
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