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Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP) Organización Panamericana de la Salud (OPS) SITUACIÓN DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL EN CENTROAMÉRICA DE CARA AL SIGLO XXI Publicación INCAP ME/101 Guatemala, enero de 2001 Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI RECONOCIMIENTOS En la elaboración de este documento se contó con el apoyo técnico de: Mireya Palmieri, Sede INCAP/OPS Patricia Palma de Fulladolsa, Sede INCAP/OPS Hernán Delgado, Sede INCAP/OPS Coordinadores de la Cooperación Técnica del INCAP/OPS en los Países Miembros Lorraine Thompson, Belice Pedro García, Costa Rica Gerardo Merino, El Salvador Arnulfo Noguera, Guatemala Martha Manley, Honduras Gloria Elena Navas, Nicaragua Victoria Valdés, Panamá Edición, Diseño y Diagramación Aura Mejía de Durán, Sede INCAP/OPS Roberto Pérez García, Sede INCAP/OPS Fotografías Angel Fulladolsa Forment 2 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) Contenido Página I. MARCO ECONÓMICO, SOCIAL Y POLÍTICO .....................................5 II. FACTORES QUE CONDICIONAN LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL ......................................... 24 III. LA SITUACIÓN NUTRICIONAL ............. 35 IV. CONCLUSIONES.......................................... 39 V. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ....................................... 42 3 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI DECLARACIÓN DE LA XIV REUNIÓN DE CUMBRE DE PRESIDENTES CENTROAMERICANOS GUATEMALA, OCTUBRE, 1994 Sección Social 20. Acogemos la iniciativa Regional para la Seguridad Alimentaria Nutricional en los países de Centroamérica, impulsada por los Ministros de Salud, y les instruimos para que le den seguimiento con el apoyo técnico y científico del Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP) y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), con el apoyo de la Secretaría General del SICA. SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL La seguridad alimentaria se conceptualiza como el estado en el cual todas las personas gozan, en forma oportuna y permanente, de acceso físico, económico y social a los alimentos que necesitan, en cantidad y calidad, para su adecuado consumo y utilización biológica, garantizándoles un estado de bienestar general que coadyuve al logro de su propio desarrollo. 4 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) I. El Marco Económico, Social y Político L a relación entre nutrición y desarrollo es bidireccional: por una parte, se encuentra suficientemente documentado el mejoramiento en el estado nutricional de las poblaciones como resultado del desarrollo nacional, mientras, por el otro, cada día se acumula más evidencia sobre las diferentes vías a través de las cuales la inversión en nutrición contribuye al desarrollo del capital humano que requieren los diferentes grupos de población para elegir una mejor calidad de vida. Por esta razón, el presente análisis de la seguridad alimentaria y nutricional en Centroamérica incluye un breve resumen del marco económico, social y político en el que se han venido desenvolviendo los países en la década de 1990. Se discuten, además, los principales factores de disponibilidad, acceso, aceptabilidad y aprovechamiento biológico de los alimentos que afectan la inseguridad alimentaria y nutricional, haciendo referencia a las tendencias de los principales indicadores de estado nutricional de que dispone Centroamérica. Finalmente, a manera de conclusión, se hará un resumen sobre las tendencias de los principales indicadores económicos, sociales y nutricionales que 5 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI conforman el marco de acción para el quehacer multisectorial en aspectos de seguridad alimentaria y nutricional. La velocidad y profundidad de los cambios que se han dado en los últimos años en Centroamérica tendrán repercusiones para las presentes y las futuras generaciones. Dentro de las principales transformaciones destaca el fenómeno de la globalización, la evolución y el crecimiento de la ciencia y la tecnología, especialmente la informática y las comunicaciones, y el crecimiento/estancamiento de las inequidades y disparidades sociales entre los que tienen y los que no tienen recursos (15). En este sentido, algunos advierten que el desafío más importante al que se debía enfrentar Centroamérica en los años 1990 era el de superar el impacto social de la crisis de la década pérdida, en el contexto de la aplicación de políticas de estabilización y ajuste macroeconómico: para la mayoría de centroamericanos de entonces el futuro estaba marcado por pobreza, marginalidad social y económica, inequidad y deterioro ecológico (21). Este es, precisamente, el eje analítico que se ha utilizado en el presente documento. Desde la década pérdida, se observa para toda Centroamérica, si bien con ritmos distintos, la persistencia y acumulación de problemas ya existentes de pobreza, marginalidad, distribución inequitativa del poder y del ingreso, hambre y desnutrición: el istmo ha venido experimentando una transformación social, económica y política derivada de los períodos de auge y crisis por la que, con mayor o menor grado, ha atravesado cada uno de los países. En este escenario, donde las políticas de globalización, estabilización y ajuste estructural, y el avance tecnológico han fomentado la modernización rápida de las economías, la reducción del sector público en sus atribuciones y tamaño y la compactación de iniciativas en materia de desarrollo social, la salud, la alimentación y la nutrición de sus pueblos han sufrido, también, importantes alteraciones. 6 En la década de 1990 se consolidó un proceso de reformas estructurales, aunque a ritmo desigual, en las áreas comercial, financiera, laboral y de seguridad social, y a nivel del Estado. Los resultados alcanzados en la década que termina positivos Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) y negativos no pueden atribuirse exclusivamente a las reformas, sino que reflejan también efectos asociados al contexto internacional, a otros procesos regionales, a consecuencias de la crisis de la deuda que no fueron totalmente superadas y a factores estructurales profundos que tienen que ver con las características históricas del istmo, tales como la alta concentración de la riqueza y el ingreso y la profunda segmentación social. En el frente social se ponen de manifiesto los aumentos del gasto público, así como los esfuerzos por reestructurar los servicios sociales y mejorar la eficiencia, transparencia y efectividad del gasto. En el ámbito político se reconoce el renacimiento de la vida local, la extensión de los sistemas democráticos, los nuevos espacios para el ejercicio de la ciudadanía y la conquista de los derechos, visibilidad y reconocimiento de las mujeres (10). Así, en diferentes foros centroamericanos, se viene discutiendo y examinando la evidente recuperación económica que se ha vivido en Centroamérica en la década de 1990. Como se aprecia en el cuadro 1, las economías centroamericanas mejoraron su desempeño, sobre todo en los primeros años de la década, debido a la combinación de altas tasas de crecimiento económico como resultado del dinamismo del sector externo, a la reducción de la inflación, al restablecimiento del sistema de precios internos y los tipos de cambio, al aumento de los niveles de inversión y a la corrección de los desequilibrios fiscales (6, 7, 8, 9, 24, 26, 27). Mientras que en toda la región de América Latina y el Caribe la información pone de manifiesto que muchas economías experimentaron recesión en el segundo semestre de 1998 y en 1999, Centroamérica mostró un mejor desempeño, con la excepción de Honduras que tuvo un crecimiento negativo en el último año (11). En términos generales, el sector externo de todas las economías centroamericanas se ha venido expandiendo, fundamentalmente como resultado del desarrollo de la industria ensambladora orientada a los mercados de los Estados Unidos, incluyendo manufacturas tradicionales y productos electrónicos. Cabe hacer notar, sin embargo, que la base exportadora de las economías centroamericanas está todavía muy poco diversificada Organización Panamericana de la Salud (OPS) 7 Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI (10). El sector externo sufrió una importante caída en 1999, pero la evidencia disponible para toda la década revela el papel crítico que desempeñó el sector externo en la recuperación económica de Centroamérica. Con respecto a la reducción de la inflación la cual se ha estabilizado en los niveles más bajos en medio siglo (11) mostrando un descenso desde casi 900% en 1993 a cerca de 9.6 en 1999 para América Latina sólo Honduras y Costa Rica superan levemente el promedio regional, ya que en el resto de países se observan cifras de un solo dígito. En relación con la inversión extranjera directa, a inicio de la década hubo un importante incremento de flujos de capital hacia Centroamérica que posibilitaron la adopción de medidas antiinflacionarias y de reforma estructural. Cabe destacar que, en el caso de Centroamérica, el auge de la inversión extranjera directa no ha dado como resultado la ampliación de la capacidad productiva porque su componente más dinámico ha sido el de fusiones y adquisiciones (10), como se observa en los años 1997 y 1998, especialmente, años en que la inversión extranjera directa estuvo a niveles similares a la de los años 1970. En el cuadro 1 se señala, asimismo, que los importantes avances en la corrección de los desequilibrios fiscales durante el inicio de la década se contrastan con el leve aumento del déficit fiscal en años recientes, sobre todo a partir de 1998 y en 1999, año en el cual el promedio para Centroamérica fue de 3.5, superior a la cifra correspondiente a América Latina. Es importante precisar que, a pesar de los avances en materia de recuperación económica, y de los importantes cambios en variables tales como esperanza de vida al nacer, mortalidad infantil, alfabetismo de adultos y producto interno bruto real per cápita (cuadro 2) que se han dado en los últimos 25 años (4, 24, 25, 26) en todos y cada uno de los países centroamericanos, el análisis de la situación alimentario-nutricional en Centroamérica debe considerar el fenómeno de la pobreza, como condicionante y efecto de los niveles de hambre y desnutrición en la subregión. El empobrecimiento de las grandes mayorías en el istmo está vinculado con los niveles de inseguridad alimentarionutricional que se observan en los países. 8 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) CUADRO 1 INDIC ADORES ECONÓMICOS DE CENTROAMÉRIC A INDICADORES CENTROAMÉRICA INDICADOR BEL COR ELS GUT HON NIC PAN ALC Ingreso Nacional Bruto per cápita (US$- 1994) (US$- 1995) (US$- 1996) (US$- 1998) 2,668 2,719 2,750 2,663 2,400 2,610 2,640 2,770 1,360 1,610 1,700 1,850 1,200 1,340 1,470 1,640 600 600 660 740 340 380 380 370 2,250 2,750 3,080 2,990 n.d. n.d. n.d. 3,860 Tasa anual de variación del PIB total (%) 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 3.1 9.5 4.3 1.4 4.0 1.5 4.0 1.5 6.2 2.3 8.6 5.9 4.8 3.9 0.6 5.6 7.7 8.0 2.8 7.3 6.4 6.0 6.2 1.8 4.2 3.5 2.6 3.7 4.9 4.0 4.1 5.0 3.0 4.4 5.3 3.4 2.7 5.8 7.1 -1.9 3.7 3.7 5.0 3.3 -2.0 -0.4 0.8 -0.4 4.0 4.4 5.1 5.4 4.1 6.9 9.0 8.2 5.3 3.1 1.9 2.7 4.7 4.4 3.5 3.8 3.3 3.9 5.3 1.1 3.6 5.4 2.1 0.4 Tasa promedio anual 1981 – 1990 1991 – 1999 4.6 4.0 2.2 5.2 -0.4 4.5 0.9 4.2 2.4 3.0 -1.5 3.3 1.4 4.7 1.0 3.2 Tasa anual de variación del PIB per cápita (%) 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 n.d. n.d. n.d. 3.2 1.9 1.1 -1.6 -1.6 6.3 -0.8 5.2 2.6 1.6 1.0 -2.0 2.9 5.0 5.4 0.9 5.1 4.2 3.7 4.0 -0.3 2.1 1.4 0.5 1.1 2.2 1.3 1.4 2.2 0.3 1.7 2.6 0.7 -0.4 2.7 4.0 -4.7 0.7 0.8 2.1 0.5 -4.6 -3.1 -2.1 -3.3 0.9 1.5 2.2 2.6 1.3 4.0 6.9 6.2 3.4 1.3 0.1 0.9 2.9 2.7 1.8 2.0 1.4 2.1 3.5 -0.6 1.9 3.7 0.5 -1.2 Tasa promedio anual 1981 – 1990 1991 – 1999 2.3 1.6¹ -0.6 2.3 -1.4 2.4 -1.6 1.5 -0.8 0.1 -3.9 0.4 -0.7 2.9 -1.0 1.5 Resultados del sector público (% del PIB) 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 -5.8 -6.1 -6.5 -5.8 -4.0 -0.4 -2.0 -2.3 -1.6 -3.1 -1.9 -1.9 -6.9 -4.5 -5.2 -3.9 -3.3 -3.9 -2.8 -3.4 -1.6 -0.6 -0.1 -2.5 -1.7 -2.0 -2.4 -0.1 -0.5 -1.5 -1.4 -0.7 -0.1 -1.5 -2.4 -3.2 -3.3 -4.9 -9.9 -7.1 -4.2 -3.8 -2.8 -3.4 -5.0 4.1 -3.4 0.0 -5.2 -0.5 -1.5 -1.3 -1.7 -2.7 -2.5 -0.6 0.8 -0.8 0.9 -1.3 -0.2 -4.5 -4.0 -0.3 -1.3 -1.2 -1.9 -1.5 -1.2 -1.5 -2.7 -3.2 ¹ 1994-1999. 9 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI INDICADOR BEL COR ELS GUT HON NIC PAN ALC Variaciones del índice de precios al consumidor (dic. a dic. %) 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 4.5 2.4 1.5 2.6 2.9 6.4 1.0 -0.8 -1.2 25.3 17.0 9.0 19.9 22.6 13.9 11.2 12.4 10.1 9.8 20.0 12.1 8.9 11.4 7.4 1.9 4.2 -1.0 10.2 14.2 11.6 11.6 8.6 10.9 7.1 7.5 4.9 21.4 6.5 13.0 28.9 26.8 25.4 12.7 15.6 10.9 866 3.5 19.5 12.4 10.9 12.1 7.3 18.5 7.2 1.6 1.6 0.9 1.4 0.8 2.3 -0.5 1.4 1.5 198.9 414.4 876.6 333.1 25.8 18.2 10.4 10.3 9.6 Deuda externa total millones US$1980 US$1993 US$1996 US$1998 n.d. 168 220 261 2,744 3,900 3,454 3,971 911 2,000 2,894 3,933 1,166 3,000 3,785 4,565 1,473 3,900 4,453 5,002 2,189 10,400 5,929 5,968 2,975 6,300 6,990 6,689 257,259 n.d. n.d. 786,019 Valor de deuda bruta como % del PIB 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 n.d. n.d. n.d. 32.7 31.3 36.0 38.7 41.1 35.5 58.0 48.8 42.0 39.2 36.1 31.2 20.8 20.7 20.3 43.9 43.1 28.4 25.4 22.8 24.4 24.2 22.0 22.7 25.5 21.6 18.3 16.6 14.4 13.1 12.0 12.4 14.5 113.9 106.0 110.3 117.9 107.1 101.0 86.0 84.0 87.8 593.1 585.4 609.5 638.4 543.1 308.9 296.6 296.0 286.4 63.3 53.4 48.2 47.4 49.8 62.2 58.3 56.6 56.3 39.4 37.7 38.1 35.8 37.2 35.5 33.7 37.9 43.4 Valor de deuda como % de exportaciones 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. 71.1 70.7 76.6 68.6 182.4 132.5 115.2 100.1 87.1 69.8 60.1 51.4 46.5 245.0 240.3 173.6 125.4 106.1 114.3 98.9 96.3 94.6 154.8 132.8 114.8 115.6 104.8 109.6 100.9 100.6 116.3 338.7 339.9 317.9 295.1 244.7 214.6 187.2 179.0 202.4 2,946.6 3,492.6 3,367.1 2,456.9 1,522.7 716.1 647.4 757.5 805.4 68.4 56.1 52.0 49.2 48.9 68.2 60.7 66.7 82.8 274.8 265.2 263.8 245.5 226.4 213.6 199.4 223.9 215.5 Valor servicio de deuda como % PNB 1980 1996 1998 n.d. 2.6 2.8 7.7 6.5 5.4 2.7 3.0 3.7 1.8 2.3 2.1 8.5 14.1 9.8 5.7 13.2 14.1 14.4 11.8 8.7 6.2 n.d. 6.5 Valor servicio deuda como % exportaciones 1988 1996 1998 6.4 9.6 9.8 29.1 14.1 7.6 7.5 9.5 10.4 7.9 11.0 9.8 21.4 28.8 18.7 22.3 24.2 25.5 6.2 10.7 7.6 36.2 n.d. 33.6 Inversión extranjera directa como % del PIB 1988 1998 n.d. 3.3 1.0 2.7 0.2 3.6 1.5 5.3 0.5 0.6 0.0 1.8 9.0 8.7 0.8 3.5 10 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) INDICADOR BEL COR ELS GUT HON NIC PAN ALC Inversión extranjera directa neta (US$ millones) 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 n.d. 15 16 12 19 18 11 8 14 42 163 172 222 243 292 331 422 407 604 550 2 25 15 16 — 38 — — 875 250 48 91 94 143 65 75 77 85 673 90 44 52 48 52 42 69 90 128 99 175 0 42 42 40 40 75 97 173 184 250 132 109 145 170 393 289 330 1,275 1,206 500 n.d. 11,065 12,506 10,359 23,706 24,878 39,329 55,222 59,934 70,275 15.42 33.1 31.8 20.7 20.5 14.1 12.6 24.0 3.0 15.3 27.4 18.1 71.2 32.6 5.1 35.1 1.5 2.9 13.7 39.0 -7.2 16.6 10.1 -4.2 7.6 41.4 4.8 13.4 13.8 -11.7 31.5 50.6 19.1 41.6 -6.6 -3.4 10.8 0.9 -4.6 14.3 -5.0 -17.8 16.3 21.3 11.0 11.6 -1.4 5.8 n.d. n.d. 3.9 9.2 -7.0 16.2 -39.9 6.5 -0.4 5.6 -6.1 8.4 -1.0 6.4 1.9 8.8 Tasas anuales de variación del índice de exportaciones de bienes (1990=100)** (1995=100)*** 1994** 1995** *1996** 1997*** 1998*** 1999*** *Cifras preliminares Poder de compra de exportaciones (1990=100) Tasas anuales medias 81-90 Tasas anuales medias 91-96 ¹ (1984 = 100). FUENTE: Referencias 6, 7, 8, 9, 24, 26, 27. 11 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI CUADRO 2 TENDENCIAS DEL DESARROLLO HUMANO Y DEL PRODUCTO PER CÁPITA (1960-1998) INDICADOR BEL COR ELS GUT HON NIC PAN ALC Esperanza de vida al nacer (años) 1960 1970-1975 1995-2000 n.d. 68.51 71.92 61.6 67.9 76.0 50.5 58.2 69.1 45.6 53.7 64.0 46.3 54.0 69.4 47.0 55.1 67.9 60.7 66.2 73.6 n.d. 61.1 69.5 Mortalidad infantil (por 1,000 n.v.) 1960 1970 1996 1998 n.a. 673 434 22 85 58 15 14 130 105 34 30 125 115 41 41 145 116 44 33 141 113 44 39 69 48 22 18 n.d. 86 n.d. 32 Tasa de alfabetismo de adultos 1970 1994 1998 745 706 757 88 95 95 57 71 78 44 56 67 53 72 73 47 67 68 81 91 91 n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. 1,388 1,256 1,833 2,663 1,053 1,351 2,231 2,482 2,176 2,403 2,800 769 950 1,779 1,596 1,333 1,378 1,716 616 795 1,371 1,598 1,330 1,358 1,533 691 804 614 733 681 682 722 1,295 1,809 999 690 611 460 452 1,068 1,710 2,572 2,709 2,887 2,523 3,200 n.d. n.d. 2,200 3,650 4,090 5,040 6,470 PIB per cápita (US$ de 1987)* (US$ de 1995) ** 1960* 1970* 1975** 1980** 1985** 1990** 1998** 1 1980, 1996. 2 1991, 3 1997, 4 1990, 5 1980, 6 1991, 7 FUENTE: Referencias 4, 24, 25, 26. 12 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) Como se ha señalado antes, ha habido crecimiento económico, pero éste se ha encontrado a un nivel inferior del necesario para cerrar la brecha con los países desarrollados y para superar la pobreza, ya que CEPAL calcula que se requiere de 6 a 7% anual para lograr dichos objetivos (10). Además, la distribución interna de los frutos de ese crecimiento continúa siendo inequitativa en todos los países de la región, lo cual da como resultado altas tasas de pobreza. De acuerdo con la CEPAL (3), América Latina es la región que presenta la más injusta distribución de la riqueza o la más extrema polarización distributiva del mundo, ya que 10% de los hogares más ricos perciben 40% del ingreso total. En promedio, la distancia entre 20% de la población más pobre y 20% de la más rica es entre diez y quince veces, en contraste con los países industrializados, en los que esa relación es de seis, y con los países asiáticos, que es de siete. Como se aprecia en el cuadro 3, el 20% más rico de la población posee una altísima proporción de riqueza en relación con el 20% más pobre, y ello es más agudo en países como Guatemala, que presenta una relación de 30 veces y El Salvador y Honduras una relación de 17 veces cada uno. Asimismo, los datos analizados del índice de Gini en el mismo cuadro expresan las enormes diferencias en el patrón de la distribución del ingreso entre los distintos países de la región centroamericana: con base en este indicador, los países que presentan una distribución del ingreso más desigual son, en su orden, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Panamá y Costa Rica. En términos globales los datos apuntan a una reducción gradual de la pobreza heredada de la década perdida. A lo largo de su historia, la región centroamericana ha venido presentando desequilibrios en el orden interno, los cuales se expresan en la ampliación de brechas entre el desarrollo social alcanzado en países como Costa Rica y Panamá, por un lado, y los niveles de bienestar de países como Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. Por razones de índole histórica, y debido a la forma particular en que los estados se organizaron para echar a andar su proyecto nacional, el estilo de desarrollo adoptado por los primeros fue siempre más redistributivo que el de los otros cinco, como lo expresan algunos indicadores sociales en el cuadro 3 (1, 6, 19, 24, 25, 26, 27, 28). 13 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI CUADRO 3 INDICADORES SOCIALES DE CENTROAMÉRICA INDICADOR BEL COR ELS GUT HON NIC PAN ALC Pobreza: % de población con < $1 por día 33 (’95) 18.9 (’89) 9.6 (’96) n.d. 25.3 (’96) 53.3 (’89) 39.8 (89-98) 46.9 (’92) 40.5 (’96) 43.8 (’93) n.d. 25.6 (’89) 10.3 (’97) n.d. n.d. n.d. n.d. % de participación en ingreso nacional por grupo socioeconómico (1987-1998) - 20% más pobre - 20% más rico n.d. n.d. 4.0 56.5 (’96) 3.4 56.5 (’96) 2.1 63.0 (’89) 3.4 58.0 (’96) 4.2 55.2 (’93) 3.6 52.8 (’97) n.d. n.d. n.d. Indice de Gini n.d. 47.0 (’96) 52.3 (’96) 59.6 (’89) 53.7 (’96) 50.3 (’93) 48.5 (’97) n.d. Gasto social real per cápita (US$ de 1997) 1990-1991 1994-1995 1996-1997 201 342 237 445 513 550 87 117 147 52 66 71 59 57 58 48 56 49 494 641 683 349 446 457 3.6 3.5 7.9 11.9 6.3 3.7 -0.6 0.4 3.7 -6.1 6.7 3.2 6.3 0.9 18.2 20.8 5.4 7.7 3.3 4.2 7.8 7.2 10.3 10.7 18.6 21.9 10.1 12.4 Tasa anual de variación 90-91/94-95 94-95/96-97 Gasto social/PIB 1990-1991 1996-1997 9.3 10.2 FUENTE: Referencias 1, 6, 19, 24, 25, 26, 27, 28. 14 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) Por lo tanto, vale la pena analizar los esfuerzos gubernamentales realizados por cada uno de los países en materia de desarrollo social. Un aspecto importante que explica los bajos niveles de inversión gubernamental en el sector social es la situación de la deuda externa en relación con el tamaño de la economía. En primer lugar, es importante señalar la reducción en el ritmo de crecimiento de la deuda externa de los países durante la década. Según se observa en el cuadro 1, a pesar de la reducción en el ritmo de crecimiento de la deuda durante la década, Panamá, con casi US$7,000 millones de deuda externa, poseía en 1998 un pasivo cuyo tamaño correspondía a 57% de su producto; en 1999, la deuda de Honduras representaba 88% de su producto interno bruto y, en el caso de Nicaragua, la deuda ascendía a casi tres veces el producto. Belice, Guatemala, El Salvador y Costa Rica tenían deudas externas manejables en relación con la magnitud del endeudamiento. En el período 1991-1999 se observa en todos los países, sin embargo, una mejoría en la relación del valor de la deuda con el Producto Interno Bruto, debiéndose destacar los importantes esfuerzos que hicieran, en este sentido, Nicaragua, Costa Rica y Honduras. Cabe mencionar que, entre los años 1980 y 1998, aumentó el valor del servicio de la deuda externa como porcentaje del PNB, particularmente en Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. Adicionalmente, es importante conocer la posición financiera de los países para apoyar sus programas sociales, a fin de establecer la capacidad interna que tienen para impulsar programas de desarrollo en lo productivo y en lo social. En la ya famosa década perdida (cuadro 1), con la excepción de Costa Rica, Centroamérica tuvo una tasa negativa del poder de compra de sus exportaciones de bienes (8). En los primeros años de esta década, El Salvador ha podido aumentar sustancialmente su poder de compra de las exportaciones, sobre todo por la diversificación de las mismas, incrementándolo, entre 1991 y 1996, en casi 150%. Mientras que el promedio de América Latina es de 8.8%, los datos señalan que Costa Rica se ha mantenido por encima de esta cifra, y que Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá tuvieron tasas ligeramente por debajo de este promedio para la región latinoamericana. La mejoría podría atribuirse tanto a una mayor diversificación de las exportaciones, como al establecimiento de precios internacionales más favorables para la región. 15 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI 16 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) El análisis del gasto social muestra que, en el ámbito de América Latina en su conjunto, se ha generado una creciente canalización de recursos públicos hacia el gasto social, que aumentó de 10.1% del PIB en 1990-1991 a 12.4% en 1996-1997, lo cual representa el nivel más alto de la historia de la región (10). En lo que respecta a Centroamérica, este esfuerzo pareciera todavía ser insuficiente: los datos sobre la evolución del gasto social por habitante a largo plazo ponen de manifiesto que los incrementos significativos que ocurrieron en los años 1990 permitieron que únicamente Panamá, Costa Rica y Belice superaran, en el período 1996-1997, los niveles de gasto correspondientes a los años 1980-1981; es más, las cifras de El Salvador, Guatemala y Nicaragua, en 96-97, eran inferiores a las del inicio de la década de los años 1980, lo cual implica que el gasto social de esos tres países en 1996-1997 se había reducido en 30% desde 1980. La información sugiere, entonces, que en Belice, Costa Rica y Panamá se mantiene la vigencia de las políticas redistributivas iniciadas a mediados de este siglo, lo cual indica que estos países continúan priorizando la inversión en capital humano como estrategia de desarrollo nacional. Análisis adicionales de los datos de gasto social per cápita (10) parecen indicar que, en los países que muestran aumentos, estos incrementos estuvieron asociados al aumento del gasto público, en el caso de Costa Rica, a la mayor prioridad asignada al gasto social dentro del gasto público, en el caso de Guatemala, o a los efectos combinados de dichos factores, en el caso de El Salvador y Panamá. En el caso específico del sector educación (cuadro 4), los datos globales de inversión en educación como porcentaje del PIB ponen en evidencia que tanto Costa Rica como Panamá invirtieron, en 1996-1997, tres veces lo que Guatemala, dos veces lo que El Salvador y 25% más que Nicaragua. Además, los datos ponen de manifiesto que el gasto público per cápita (12, 22, 24, 25, 26) que se realiza en Panamá y Costa Rica equivale a casi cuatro veces lo que se invierte en El Salvador, a siete veces lo que se gasta en Guatemala y en Nicaragua, y a cinco veces en Honduras; Belice aunque no invierte a los niveles de Costa Rica y Panamá, tiene niveles superiora a los de los otro cuatro países centroamericanos. Es necesario precisar, sin embargo, los importantes esfuerzos que efectuaron en 1996-1997, Belice, El Organización Panamericana de la Salud (OPS) 17 Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI CUADRO 4 INDICADORES EDUCATIVOS DE CENTROAMÉRICA BEL COR ELS GUT HON NIC PAN 251 30 25 8 5 5 29 27 19 39 38 25 37 27 27 39 35 34 14 9 8 25 30 25 9 5 5 39 30 25 55 51 40 40 27 27 39 33 31 16 10 9 n.d. n.d. 94.6 95.3 72.8 80.8 62.2 74.9 71.7 73.4 64.3 66.3 91.2 92.1 n.d. n.d. 95.0 95.4 68.7 75.0 48.3 59.7 71.6 73.5 66.0 69.3 89.7 90.8 n.d. n.d. 94.7 95.3 70.9 77.8 55.7 67.3 72.0 73.4 65.3 67.9 90.5 91.4 n.d. n.d. 982 89 86 89 69 78 89 63 61 77 79 89 86 70 82 77 89 91 90 n.d. n.d. 98 90 87 89 70 80 89 55 55 70 79 91 89 72 85 80 90 92 90 n.d. n.d. 98 89 92 89 70 79 89 59 n.d. 74 79 90 88 71 83 79 89 n.d. 90 % de niños que llegan al 5o. grado de primaria 1990-1995 1995-1997 713 844 89 90 27 77 n.d. 50 n.d. 60 47 51 Inversión pública per cápita en educación (US$ de 1997) 1990-1991 1996-1997 89 130 113 153 33 50 25 28 27 (’94) 23 20 124 172 34.6 50.5 13.6 n.d. -12.1 38.5 INDICADOR Tasa de analfabetismo (% de población = 15 años) Masculino 1980 1995 1998 Femenino 1980 1995 1998 Tasa de alfabetismo de adultos Masculino 1994 1998 Femenino 1994 1998 Total 1994 1998 Matrícula primaria neta como % de grupo Masculina 1980 1995 1997 Femenina 1980 1995 1997 Total 1980 1995 1997 82 n.d. Tasa anual de variación 90-91/96-97 Inversión pública en educación como % de PNB 1980 n.d. 7.8 3.9 1.8 3.2 3.4 4.9 Inversión pública en educación como % de PIB 1990-1991 1996-1997 5.5 6.4 4.7 5.8 2.1 2.6 1.6 1.7 n.d. n.d. 4.9 4.3 4.7 5.5 1 (% de población = 14 años), 2 datos de 1998, FUENTE: Referencias 13, 22, 24, 25, 26. 3 1990-1991, 4 1998-1999. 18 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) Salvador, Panamá y Costa Rica al aumentar su gasto per cápita en educación en 46, 50, 39 y 35%, respectivamente, en relación con el período 1990-1991. Con respecto a la inversión pública per cápita en salud (cuadro 5), en los años 1996-1997 Panamá y Costa Rica mostraron niveles de gasto 12 veces superiores al gasto en Guatemala, 10 veces al de Nicaragua, mientras que la relación entre los dos primeros y Belice y El Salvador era de cuatro veces (13, 14, 27, 28). En relación con el incremento del gasto en salud y nutrición entre los períodos 1990-1991 y 1996-1997, es necesario resaltar los cambios notables en el nivel de inversión que experimentaron El Salvador y Panamá. 19 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI CUADRO 5 INDICADORES DE SALUD DE CENTROAMÉRICA INDICADOR BEL COR ELS GUT HON NIC PAN Tasa de mortalidad materna (x 100,000 n.v. ) 1990-1996 1990-1998 1901 1342 55 29 300 120 190 190 220 220 160 150 n.d. 85 Tasa de fertilidad en adolescentes (nac. x 1,000 Mujeres 15-19) 1995 1998 119 80 67 82 91 107 106 106 112 111 136 133 61 80 Porcentaje de inmunizados 1995-1996 < 1 año BCG DPT Antipolio Antisarampionosa Embarazadas TT 92 85 85 74 n.d. 91 84 84 86 90 100 100 100 97 69 76 73 73 69 81 100 93 94 91 99 93 78 86 78 96 100 93 93 92 24 Partos atendidos x personal capacitado (% del total) 1982 90-96 96-98 n.d. 773 794 93 93 93 n.d. 87 87 n.d. 35 29 n.d. 88 47 n.d. 61 65 80 86 84 97 60 60 62 83 82 n.d. 855 n.d. 92 51 55 58 67 50 65 50 81 82 84 n.d. 396 95 97 62 68 54 67 32 65 27 31 81 90 45 57 174 193 28 54 14 16 34 (90-95) 20 20 163 210 10.8 91.2 12.4 n.d. 2.4 28.9 7.1 7.3 1.8 2.8 0.9 0.9 n.d. n.d. 4.2 4.4 6.1 6.8 Población con acceso a Servicios de salud 1993 Agua segura 82-85 90-96 Saneamiento básico 82-85 90-98 Inversión pública per cápita en salud y nutrición (US$ de 1997) 1990-1991 1996-1997 Tasa anual de variación 90-91/96-97 Inversión pública en salud como % de PIB 1990-1991 1996-1997 Estimaciones de 11990, 2 1998, 3 1991, 2.5 2.4 4 1998, 5 1995, 6 1995. FUENTE: Referencias 13, 14, 27, 28. 20 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) CUADRO 6 INDICADORES DE DISPARIDADES TERRITORIALES BEL1 COR ELS GUT HON NIC PAN 100 69 85 99 78 38 92 43 81 53 81 23 n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. 78 37 97 48 81 53 81 27 99 73 Población con acceso a saneamiento básico 1990– 1996 Urbana Rural 59 21 100 95 78 59 91 50 81 53 34 27 99 81 Población con acceso a servicios de salud 1985 – 1995 Urbana Rural n.d. n.d. 100 63 80 40 47 25 80 56 100 60 95 64 116 49 47 65 28 n.d. 94 71 72 64 44 74 63 50 53 70 60 67 INDICADOR Población con acceso a agua segura 1990 - l995 Urbana Rural 1990 – 1996 Urbana Rural Disparidad de servicios zonas urbanas y rurales (100 = paridad) Agua (90-95) Saneamiento (90-95) Salud (85-95) 1 Estimaciones de 1995. FUENTE: Referencias 4, 5, 24, 25, 26, 29, 28. 21 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI Un aspecto medular que es necesario considerar para entender la complejidad de las dimensiones del desarrollo nacional y la coherencia del modelo adoptado es lo relativo a los desequilibrios territoriales expresados a través de la disparidad de servicios entre zonas rurales y urbanas (4, 5, 24, 25, 26, 28, 29): el ejemplo del acceso al agua potable (cuadro 6) evidencia que Costa Rica es el único país que beneficia al área rural, y que el resto de países tiene índices de paridad extremadamente bajos, sobre todo Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Por otra parte, los datos de acceso a servicios básicos manifiestan una crítica desigualdad en la distribución de servicios de agua, saneamiento y salud entre zonas urbanas y rurales y, por lo tanto, una fuerte concentración de las inequidades en la población rural. En lo que concierne a la dimensión de los aspectos políticos, cabe destacar, en primer lugar, dos tendencias con implicaciones para la seguridad alimentaria y nutricional: el proceso de firma de la paz y construcción de la democracia, por un lado, y la descentralización de la autoridad política hacia los niveles regionales y municipales, por el otro. La región está tratando de dejar atrás los conflictos político-militares que afectaron de manera crítica a sus habitantes, dando lugar a importantes procesos de movilización y desplazamiento de miles de familias centroamericanas que fueron despojadas de sus derechos fundamentales. Como parte del proceso de la firma y mantenimiento de la paz en los países que estuvieron involucrados en conflictos armados, los pueblos y gobiernos están realizando esfuerzos, todavía incipientes, para alcanzar y fortalecer la democracia y promover el renacer de la integración centroamericana, en conjunto con el resto de países del istmo. Las políticas adoptadas por los gobiernos nacionales para consolidar los procesos de descentralización, por otra parte, constituyen el eje vital de las iniciativas de Reforma del Estado que se han venido impulsando desde finales de la década pasada. 22 Sin embargo, es importante señalar que los estados y la sociedad civil en cada uno de los países de la región están teniendo dificultades para formular una visión compartida y estrategias de Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) desarrollo de largo plazo en diferentes campos, lo cual provoca problemas relacionados con la falta de definición de prioridades nacionales concertadas, la inapropiada asignación de papeles claros entre los sectores público y privado, la débil coordinación interinstitucional, entre otros. El reto de los estados centroamericanos radica en que, aun dentro de una lógica de pérdida de soberanía, ellos tienen que asumir, como uno de sus desafíos, el manejo del proceso democrático y de la economía; es decir, llevar adelante el proceso de reformas internas requeridas para construir las nuevas sociedades. 23 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI II. Factores que Condicionan la Inseguridad Alimentaria y Nutricional os factores que condicionan la L inseguridad alimentaria y nutricional tienen relación con la baja disponibilidad nacional de alimentos, la reducida accesibilidad económica a bienes alimentarios, las limitantes relacionadas a la aceptabilidad de los mismos y el deficiente aprovechamiento biológico de los alimentos ingeridos. La seguridad alimentaria y nutricional en Centroamérica se ha modificado sustancialmente en su componente de disponibilidad de alimentos, debido, en primer lugar, a los programas agresivos de exportación de productos no tradicionales, especialmente los agropecuarios: al utilizarse las tierras para la producción de bienes de agroexportación, la producción de alimentos para autoconsumo se ha visto afectada debido a que ahora la prioridad de estos agricultores es producir para la venta. Por otro lado, las medidas de liberalización comercial adoptadas en todos los países han afectado negativamente las posibilidades de sobrevivencia y desarrollo de un gran número de pequeños agricultores, en la medida que la apertura de las economías nacionales a la competencia extranjera le permite a los gobiernos 24 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) y a los comerciantes privados proveer de alimentos baratos importados a las regiones y familias deficitarias. El impacto de ello en la producción es devastador: es muy difícil para los productores de alimentos básicos en los países centroamericanos competir con productos importados cuyo precio refleja, en parte, grandes subsidios gubernamentales. Es decir, el ajuste pone a competir a campesinos y productores provenientes de distintas regiones del mundo que poseen recursos iniciales que son extremadamente desiguales (17). Adicionalmente, la realidad señala que los gobiernos centroamericanos no le están ofreciendo alternativas a aquellos agricultores que se dedican a actividades agropecuarias no rentables. Según se aprecia en las gráficas 1 y 2 (16), en las dos últimas décadas, solamente Belice y Costa Rica han mantenido una disponibilidad alimentaria nacional suficiente para cubrir las necesidades energéticas de la población. En el caso de Panamá y El Salvador, ha habido una tendencia hacia la suficiencia energética, no así en el resto de países que permanecen en niveles de insuficiencia. En estos países se mantiene un déficit promedio aproximado de 200 kcal diarias per cápita; es decir, que si la distribución de todos los alimentos fuera equitativa, toda la población estaría subalimentada. En vista que la distribución es muy desigual, existen grupos de población en grave situación de escasez alimentaria. La situación es más grave en Guatemala, donde el déficit está llegando a las 400 kcal, con amenaza de transformarse en una situación crítica. 25 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI En cuanto a la suficiencia de granos básicos, los datos de Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Honduras para el período 19901995 que aparecen en la gráfica 3 señalan que la disponibilidad nacional de frijol ha sido insuficiente para cubrir las necesidades mínimas establecidas entre 20 y 28 kg/año/per cápita, según el patrón alimentario del país. En Costa Rica y El Salvador el déficit se sitúa en 40%, mientras que en los casos de Guatemala y Honduras el déficit llega a más de 60% en los últimos años. En el caso de la disponibilidad nacional de arroz, la gráfica 4 coloca el déficit en relación con las necesidades mínimas, establecidas en 14.5 kg/año/per cápita para Guatemala, El Salvador y Honduras, y en 60 kg para Costa Rica, en 10% para Costa Rica; en 1995, el déficit bajó a 40% en El Salvador, mientras que en Honduras y Guatemala se ha mantenido entre 50 y 60%. Según la gráfica 5, de los tres países consumidores de maíz Guatemala, El Salvador y Honduras pareciera que la disponibilidad de maíz es suficiente para cubrir las necesidades 26 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) 27 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI mínimas de la población, establecida en 115 kg/año/per cápita, sólo en el caso de Guatemala. En El Salvador el déficit es de 30% y en Honduras de 20%. La gráfica 6 sugiere que, a excepción de Guatemala, la disponibilidad nacional de trigo tiene superávit. Esto puede explicarse, sobre todo en el caso de Honduras, porque su consumo ha aumentado y ha sustituido en parte al maíz, lo que no se refleja en la canasta básica de alimentos (CBA) usada como referencia o bien porque en las cifras para consumo humano se han incluido montos que tienen otros destinos. Uno de los factores que inciden en la disponibilidad nacional de alimentos es la producción interna, especialmente en lo que concierne a los cereales. Según las gráficas 7 y 8, en el período 1990-1998, la producción per cápita de alimentos ha aumentado en Belice y Costa Rica, se ha mantenido en Guatemala y Honduras, y se ha reducido en los otros países principalmente en Honduras y Panamá. A excepción de Nicaragua, la producción per cápita de cereales se ha reducido en mayor o menor grado en todos los países del istmo; la reducción ha sido mayor en el caso de Guatemala, donde se registró una reducción de 40%. La disponibilidad de alimentos no sólo depende de la producción nacional, sino también de la capacidad de importación de los países. La tendencia en las importaciones netas de cereales en el período entre 1990 y 1996, según la gráfica 9, fue de un incremento cercano a 50% en toda la subregión; sin embargo, en El Salvador el incremento fue cercano a 250% y en Costa Rica y Panamá alrededor de 200%. Esta situación agudiza la dependencia alimentaria de los países, de manera que en 1996 la participación de las importaciones netas en el suministro total de cereales alcanzó niveles muy altos, principalmente en Costa Rica donde las importaciones netas de cereales corresponden a 80% del suministro total y en Panamá a 50%. En el resto de países constituyen aproximadamente 30% del suministro total de cereales, a excepción de Belice que se acerca a 40%, tal como se aprecia en la Gráfica 10. 28 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) 29 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI La seguridad alimentaria y nutricional implica que, desde el punto de vista económico, las familias que no producen suficientes alimentos para cubrir sus necesidades tengan la posibilidad de adquirirlos, mediante su capacidad de compra o transferencias de ingresos, subsidios u otros. Los datos disponibles sobre la capacidad adquisitiva de la población centroamericana como determinante del acceso económico a los alimentos, confirman que ha habido una reducción importante en los salarios reales, frecuentemente acompañada de un aumento en las tasas de desempleo y subempleo, lo cual redunda en el ingreso familiar. Se evidencia en algunos países, por otra parte, alzas en los precios de los alimentos, ya sea como resultado de aumento en costos de producción y comercialización o de la eliminación de subsidios. En los últimos 30 años se ha venido observando una drástica reducción en el poder adquisitivo de las familias centroamericanas, con la excepción de Costa Rica, donde la tendencia general ha sido el aumento del poder adquisitivo general y alimentario en 4-5 veces durante el período 1950-1990 (18). El cuadro 7 señala que en los otros cinco países centroamericanos la tendencia a largo plazo ha sido la reducción 30 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) del poder adquisitivo de los salarios mínimos, tanto general como alimentario (20). Esta situación de pérdida de capacidad adquisitiva debe entenderse, también, a la luz de otros dos factores: la inflación, por un lado, y el desempleo, por el otro. Los datos de precios al consumidor del cuadro 1 señalan que, sólo recientemente, Nicaragua ha controlado su inflación y que Belice y Panamá presentan un control absoluto y sostenido del fenómeno. Costa Rica ha venido luchando por disminuir sus altas tasas de inflación, logrando reducirla a más de la mitad en 1999. Guatemala mejoró levemente en 1995, pero se incrementó en 1996 y luego bajó a la mitad en 1999. Honduras presentaba problemas de control inflacionario al inicio de la década, habiendo logrado reducir la inflación a la mitad en 1999. La reducción de la inflación en la década de los noventa es resultado, en gran medida, del cambio en la conducción de la política económica de los últimos tiempos, del proceso de ajuste y de una situación favorable en el mercado mundial (7). Sin embargo, aunque la inflación causa estragos en el poder de compra, sobre todo en la población de escasos recursos, el desempleo y el deterioro de la calidad del empleo producen efectos más nocivos al dejar desprovista de ingresos a la población asalariada. A pesar de la recuperación económica de Centroamérica, es el empleo el llamado talón de Aquiles del proceso de reformasel que ha experimentado un proceso lento de crecimiento. Durante treinta años la región no ha podido realizar una transformación estructural de su economía, en la que el sector industrial haya podido tener un crecimiento que le permita absorber los excedentes de mano de obra agrícola. De esta cuenta, el sector que ha tenido que ocupar esa mano de obra ha sido el de servicios, provocando altos niveles de subempleo y un crecimiento desmedido del empleo en el sector informal, donde se han generado, durante la década, 6 de cada 10 puestos de trabajo en las zonas urbanas de América Latina (10). Según los datos del cuadro 7, las tasas comparativamente bajas de desempleo urbano que se observan para Costa Rica, El Organización Panamericana de la Salud (OPS) 31 Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI Salvador y Guatemala, por ejemplo, contrastan con sus indicadores de inflación que se incluyen en el mismo cuadro: la información sugiere que estos países han decidido sacrificar y aceptar socialmente los niveles altos de inflación a cambio de menores niveles de desempleo. Por el contrario, Panamá y Belice, con inflación casi nula, presentan altas tasas de desempleo urbano, al igual que Nicaragua, la cual tiene el compromiso internacional de controlar la inflación, pagando un alto costo social con las tasas de desempleo urbano que tiene. 32 El crecimiento económico modesto que no ha permitido reducir significativamente las tasas de desempleo urbano, tampoco ha logrado aumentos en los ingresos de los asalariados que laboran en sectores de baja productividad (10): durante la década se observa, por el contrario, la ampliación de la brecha salarial de 18 a 24% en el ámbito de América Latina entre los trabajadores calificados y los no calificados. A la luz de esta situación crítica y en vista de que el nivel salarial y el poder adquisitivo de la moneda determinan el patrón de adquisición de alimentos, es importante examinar la brecha entre costo de canasta básica alimentaria y salario mínimo (18). En el cuadro 7 se observa que Belice y Costa Rica tienen un salario mínimo equivalente a más del costo de una CBA para una familia Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) promedio de 4.9 y 4.28 personas, respectivamente; en Panamá, el salario mínimo cubre el costo de una CBA para una familia de 4.82 miembros; en El Salvador es equivalente a un poco más de la mitad del costo de una CBA para una familia de 4.46 miembros; en Guatemala es equivalente al costo de la mitad de una CBA para una familia de 5.38 miembros; en Honduras, alcanza para comprar un tercio de la CBA para una familia de 5 miembros y, para Nicaragua, equivale a un cuarto del costo de la CBA para una familia de 6 personas. CUADRO 7 INDICADORES DE SALUD DE CENTROAMÉRICA INDICADOR BEL COR Pérdida (%) del poder adquisitivo general y alimentario de los salarios mínimos n.d. 0 Relación salario mínimo/costo de canasta básica de alimentos 1994-1995 1.4 1.190 0.568 0.50 0.347 0.228 1.027 Tasa de crecimiento del índice general de precios (%) 80-90 90-96 n.d. 1.9 23.0 17.8 19.6 12.6 14.0 12.7 6.3 19.6 536.0 63.2 1.4 1.1 Tasa de crecimiento del índice de precios de alimentos (%) 80-90 90-96 n.d. 0.9 23.0 16.3 21.4 15.5 14.6 13.2 5.1 19.1 n.d. n.d. 1.9 1.4 Desempleo urbano (tasas medias anuales)1 1980 1985 1990 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 n.d. n.d. n.d. n.d. 9.8 9.0 12.5 13.8 12.7 14.3 12.8 6.0 6.7 5.4 4.3 4.0 4.3 5.7 6.6 5.9 5.4 6.2 — — 10.0 8.2 8.1 7.0 7.0 7.5 7.5 7.6 6.9 2.2 12.1 6.0 1.5 2.5 3.3 3.7 3.7 5.0 5.9 n.d. 8.8 11.7 7.8 6.0 7.0 4.0 5.6 6.5 5.8 5.2 5.3 — 3.2 7.6 14.4 17.8 17.1 16.9 16.0 14.3 13.2 10.7 9.9 15.6 20.0 17.5 15.6 16.0 16.6 16.9 15.5 15.2 14.0 1 ELS GUT HON NIC PAN 66 50 20 99 33 (80-90) (60-90) (70-90) (74-89) (55-90) Tasas de desempleo total se presentan en el caso de Belice. Estas altas tasas indican que el desempleo urbano en Belice podría ser el más alto en Centroamérica, con la excepción de Panamá. 33 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI La información sobre las condiciones educativas de la población que se presenta en el cuadro 4 pone de manifiesto que, salvo Costa Rica y Panamá, el nivel educativo del resto de países de Centroamérica constituye un factor de primer orden que incide negativamente en el comportamiento alimentario de la población. La falta de acceso a servicios educativos, la repitencia y la deserción escolar son indicadores importantes del desempeño deficiente de los sistemas educativos en esos países. Por otra parte, las condiciones sanitarias de una población están íntimamente asociadas a su seguridad alimentaria y nutricional, en la medida que la presencia y severidad de enfermedades infecciosas es un factor causal y, a la vez, resultado del estado nutricional de los individuos. Un buen estado de salud, a su vez, está determinado por el acceso adecuado, en cantidad y calidad, a servicios de salud y a sistemas de saneamiento básico, primordialmente agua segura y disposición de excretas. Los datos (22, 24, 25, 27, 29) incluidos en el cuadro 5 revelan que, en Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua es clara la inadecuada dotación de infraestructura de saneamiento básico y agua potable; los datos reflejan, además, que en Guatemala, El Salvador y Honduras el acceso a los servicios de salud es insuficiente y que durante la década se observa un aumento preocupante en la tasa de fertilidad en adolescentes. 34 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) III. La Situación Nutricional L os efectos de las deficiencias nutricionales en el crecimiento infantil se presentan en el cuadro 8, en los indicadores de bajo peso al nacer y retardo en peso y talla de niños menores de 60 meses de edad (18, 23). La evidencia disponible sugiere que ha habido mejoras importantes en el retardo en talla en menores de 60 meses, pero que debido a las altas tasas de crecimiento de la población, probablemente los números absolutos de niños con 35 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI retardo en talla han permanecido constantes desde 1980 (2). Los datos evidencian, además, que, con la excepción de Panamá, los cambios positivos en el retardo en peso en menores de 60 meses han sido leves. Por otra parte, la información señala que la menor proporción de niños con retardo en peso y talla se encuentra en Costa Rica; la mayor en Guatemala. En Costa Rica, la prevalencia de retardo en peso y en talla en los menores de 60 meses de edad, 5.1 y 6.1%, respectivamente, constituye aproximadamente del doble al triple de la prevalencia de retardo esperado, de acuerdo con la población de referencia, en poblaciones con buen estado nutricional. Por su parte, las prevalencias de retardo en peso y en talla en Guatemala, son entre 10 y 20 veces mayores a la prevalencia esperada en la población de referencia previamente mencionada. El retardo en peso y talla son, también, indicadores de la naturaleza crónica de los problemas nutricionales de la región centroamericana, en la que las manifestaciones agudas expresadas por la relación peso para la talla son significativamente menores. Con respecto a micronutrientes, la anemia por deficiencia de hierro en Centroamérica es generalizada, y según la clasificación recomendada por la Organización Mundial de la Salud, ésta se considera grave para los niños guatemaltecos y salvadoreños menores de dos años y para las mujeres embarazadas de Belice; moderada en los demás grupos poblacionales en todos los países de Centroamérica, excepto en Costa Rica, donde se considera que la prevalencia de anemia es leve entre mujeres en edad fértil (ver cuadro 8). En todos los casos la prevalencia es mayor en la población rural, en mujeres embarazadas y en niños menores de dos años. El problema se agrava durante el embarazo. La prevalencia de anemia en mujeres embarazadas es de 52% en mujeres que asisten a centros de salud de Belice (1994), 39% en Guatemala (1995), 40% en El Salvador (1988) y 28% en Costa Rica (1996). 36 Los preescolares, y en particular los menores de dos años, representan otro grupo altamente vulnerable a desarrollar anemia por deficiencia de hierro. En El Salvador, la prevalencia de Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) anemia en preescolares de 12-18 y 12-59 meses de edad fue de 49 y 30%, respectivamente (1998); 26.0% en preescolares atendidos por servicios de salud y 33.5% de menores de seis años en el área rural de Costa Rica (1990); 28.5% en niños entre 12 y 59 meses en Nicaragua en 1993; 18.0% en niños entre 12 y 59 meses en Panamá en 1992; y 28.0% en niños entre 12 y 59 meses en Honduras en 1996. Por otra parte, en Guatemala en 1995, la prevalencia de anemia en niños de 1 a 5 años fue de 26.0%, pero la magnitud de la anemia es mayor en los niños pequeños: 50% en niños entre 12 y 23 meses de edad. En términos de prevalencia de valores séricos bajos de retinol (=20 µg/dl), en Centroamérica la deficiencia de vitamina A en niños menores de cinco años oscila entre 5.8% en Panamá (1992) y 31% en Nicaragua (1993). La situación de la deficiencia de vitamina A es grave en Nicaragua; moderada en Guatemala con 15.7% en 1995, Honduras con 14.0% en 1996 y Belice con 10% en 1990; y leve en Panamá con excepción de la población indígena, con 13.2%, y en Costa Rica con 9%. La información disponible describe la deficiencia de yodo, mediante el indicador de excreción urinaria de yodo, como una condición aceptable en el istmo. Las medianas de yoduria, expresadas en microgramos de yodo por decilitro de orina, fueron de 23 en Costa Rica y 10.6 en Nicaragua, en 1989; alrededor de 20 en Panamá, en 1990; 18.4 para Belice, en 1994; 22 para Guatemala, en 1995; y por arriba de 15 en regiones de alto riesgo de Honduras. Los datos disponibles sobre estado nutricional dan una idea de la situación nacional en relación con los distintos indicadores. Cabe destacar, sin embargo, que estos promedios nacionales esconden serias disparidades territoriales asociadas a diferentes factores de tipo socioeconómico y político relacionados con el modelo de desarrollo que ha tendido a privilegiar el crecimiento y bienestar de determinadas áreas geográficas en detrimento de otras, cuyo estancamiento se ha ido acrecentando. Se espera que la estrategia de descentralización adoptada por todos los países del área sea la respuesta para poder acercar la inversión pública y privada, y la provisión de bienes y servicios a los territorios más necesitados. 37 Organización Panamericana de la Salud (OPS) 2 15.0 d 26.0 w 17.7 d 14.0 w 22.0 a 32 - 39 q 35.0 m 21.6 b 15.7 q 16.0 m 23.0 c 16.0 v 36.0 c 4.0 v Fuentes: 2 OPS/OMS, Health Situation in the Americas; 1995. 3 OPS/OMS, Programa de Alimentación y Nutrición; 1990. 4 Palma P, et al. Schoolchildren Growth Retardation Trends in Eleven Countries of Latin America and the Caribbean; 1999. 5 Encuesta Nacional de Bocio Endémico, Ministerio de Salud/INCAP. * Encuesta Nacional de Bocio en Escolares; 1989, Ministerio de Salud/INCAP ** Datos de Tola/Nicaragua y Azuero/Panamá. a Franzetti S, et al. ALAN; 1984. b Pineda; 1990. c ESANES/INCAP; 1988. d Barahona F; 1994. e Análisis INCAP, datos de INEC/NIC y SISVAN de Salud/COR. f Encuesta Nacional de Micronutrientes, Salud/NIC/ INCAP; 1993. g Documento CIN/COR, niños <5 años asistentes a servicios de salud h Encuesta Nacional de Vitamina A; 1992, <5 años. 1.8 9.0 y 60.2% (ROR>20%)l 10.0 Prevalencia de niveles bajos de vitamina A en menores de 5 años (<20 mcg/dl) 27.0 19.0 y 52.0 Prevalencia de anemia en mujeres en edad fértil o n m l k 40 - 60 d 28.0 w 26.0 n 26.0 m 12.3 c 30.0 v 33.5g 26.0 y 18.4 Prevalencia de anemia en menores de 5 años z 25.0 21.1 13 Ministry of Health; 1990. Ministry of Health, Health Centers of Belize; 1992. Ministry of Health. Survey on Anaemia in Pregnant Women; 1988. Lincoln University. Assessment of Vitamin A Status of the Children of Belize; 1989. Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil; 1995. Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil; 1987. FESAL; 1993. 22 8.8/87 Mediana de Yoduria (<10 µg/dl) 20.0/87 25.0/90 39.8/86 34.9/91 40.6/97 3.3/90 Prevalencia de retardo en talla de escolares de 6 a 9 años de edad 4 (£ 2.00 D.E ZTE) Prevalencia nacional de bocio en escolares de 7 a 14 años de edad 5 50.6/86 33.9/87 39.4/92 p 38.9/96 w 20.6/87s 19.3/92 p 25.4/96 w 11.0/95 HON 29.8/88 i j 57.8/87 49.7/95 m 31.7/88 r 22.8/93 o 23.3/98 v 6.4/87 6.1/96 y 15.4/96 33.5/87n 26.6/95 m 16.1/88r 11.2/93o 11.8/98v 2.3/92 e 5.1/96 y 6.2j 14.0/95 11.0/95 6.0/95 e 5.5/93 j GUT COR BEL ELS PAÍSES DE CENTROAMÉRICA 10.1/85 9.3/89 7.5/97 Prevalencia de retardo en talla en menores de 60 meses(£ -2.00 D.E ZTE Prevalencia de déficit de peso para edad en menores de 60 meses 3 (£ -2.00 D.E ZPE) Porcentaje de bajo peso al nacer INDICADORES NIC p q r s t u v w y z f f f 6.0 —- 18.0 15 h h 13.5/92 23.2/92 * Encuesta Nacional; 1992. Encuesta de Micronutrientes; 1993. FESAL; 1988. Encuesta Nacional; 1987. Encuesta Nacional; 1980. Encuesta Nacional; 1992. Encuesta Nacional; 1998. Encuesta Nacional; 1996. Encuesta Nacional; 1996. Encuesta 1990. 31.3 33.6 28.5 10.6 3.9/90 33.7/93 ** 24.4/88 23.9/94 25.1/80 t 9.9/92 u 28.0/93 e 18.7/86 15.8/80 t 6.1/92 u 10.0/95 PAN 18.5/93 e 15.0/95 CUADRO 8 INDICADORES NUTRICIONALES BÁSICOS PARA CARACTERIZAR EL PROBLEMA NUTRICIONAL EN CENTROAMÉRICA Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI 38 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) IV. Conclusiones Las economías de Centroamérica mejoraron su desempeño en la década. Se prevé que en Centroamérica el PIB crecerá en 4.5% en el año 2000, que la inflación se mantendrá en 10% y que habrá una leve mejora en los mercados de trabajo y de exportaciones, como resultado del aumento de precios de los productos y de la reactivación de la actividad económica regional y mundial. Además, en el año 2000 la política fiscal será un poco más austera a fin de continuar reduciendo el déficit fiscal. A inicios de la década hubo un importante flujo de capital que llegó a Centroamérica, cuyo componente más dinámico fue el relacionado con los procesos de privatización, sin haber logrado contribuir con la transformación productiva de las economías centroamericanas. En el año 2000, los recursos financieros externos aumentarán en forma moderada, fundamentalmente porque subsiste un clima de incertidumbre en los mercados financieros de los Estados Unidos. La magnitud del crecimiento económico no ha sido suficiente para superar, de manera sostenida, los problemas de pobreza en el área. Ello requiere, por lo tanto, de la aplicación de políticas concertadas de lucha contra la pobreza, específicamente en el ámbito de los territorios más postergados en cada país. 39 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI A pesar de los aumentos significativos que se observan en el nivel de inversión social que hicieron los países durante los años 1990, sólo Belice, Panamá y Costa Rica gastan hoy día más de lo que gastaban a inicios de los años 1980, de manera que deben incrementarse los montos que el resto de los países asignan al área social año con año. En el caso específico de la inversión en educación, se mantienen las disparidades entre Belice, Costa Rica y Panamá, por un lado, y el resto de países, por el otro. Sin embargo, hay que destacar los esfuerzos que ha hecho El Salvador en la segunda parte de la década. En este sentido, la prioridad que Guatemala, Honduras y Nicaragua le otorgan a la educación debe expresarse mediante el incremento de la asignación de recursos públicos hacia ese rubro. Las disparidades de servicios en el ámbito territorial son significativas en todos los países, con la excepción de Costa Rica. También con la excepción de Costa Rica, todos deben mejorar el acceso de la población rural a agua segura, saneamiento básico y servicios de salud. En las dos últimas décadas, solamente Belice y Costa Rica han mantenido una disponibilidad alimentaria nacional suficiente para cubrir las necesidades energéticas de la población. En el caso de Panamá y El Salvador, ha habido una tendencia hacia la suficiencia energética, no así en el resto de países que permanecen en niveles de insuficiencia. En los últimos 30 años se ha manifestado una drástica reducción en el poder adquisitivo de las familias centroamericanas, con la excepción de Costa Rica, donde la tendencia general ha sido el aumento del poder adquisitivo general y alimentario durante el período 1950-1990. 40 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) El empleo en Centroamérica ha experimentado un proceso lento de crecimiento, pero se han deteriorado los indicadores de la calidad del mismo, observándose un aumento importante en los niveles de subempleo y en las actividades informales y estacionales. Por otra parte, se ha aumentado la brecha salarial entre los trabajadores calificados y los no calificados. En el frente ocupacional, por lo tanto, se observa un retroceso. Se requiere, en este sentido, que los países adopten estrategias agresivas de generación de empleos productivos, incluyendo medidas de capacitación y actualización técnica en el corto, mediano y largo plazo. Respecto del estado nutricional, la evidencia sugiere que el retardo en talla ha experimentado mejoras importantes, mientras que, en términos generales, los cambios positivos en el retardo en peso han sido leves, con la excepción de Panamá. La prevalencia de anemia sigue siendo generalizada en Centroamérica, tanto en las mujeres en edad fértil como en los niños menores de cinco años. La prevalencia de niveles bajos de vitamina A oscila entre 6% en Panamá y 31.3% en Nicaragua: los datos del resto de países muestran reducciones importantes durante la década. Finalmente, la información que tienen los países sobre deficiencia de yodo en el ámbito nacional señala que la condición es aceptable. 41 Organización Panamericana de la Salud (OPS) Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica de Cara al Siglo XXI V. Referencias Bibliográficas 1. Avila M, Hoy D, Price D, Santos C. 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Balance preliminar de la economía de América Latina y el Caribe 1997. Santiago de Chile: Naciones Unidas; 1997. 42 Guatemala, enero de 2001 Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP/OPS) 8. CEPAL. Balance preliminar de la economía de América Latina y el Caribe 1996. Santiago de Chile: Naciones Unidas; 1996. 9. CEPAL. Balance preliminar de la economía de América Latina y el Caribe 1999. Santiago de Chile: Naciones Unidas; 1999. 10. CEPAL. Equidad, desarrollo y ciudadanía. México: Naciones Unidas/CEPAL; 2000. 11. CEPAL. Estudio económico de América Latina y el Caribe 19992000. Santiago de Chile: Naciones Unidas/CEPAL; 2000. 12. CEPAL. Panorama social de América Latina. Santiago de Chile: Naciones Unidas/CEPAL; 1997. 13. CEPAL. Panorama social de América Latina. Santiago de Chile: Naciones Unidas/CEPAL; 1998. 14. Government of Belize and UNICEF. National report on follow-up to the Lima accord towards the world summit for children goals. Belmopan: Belize; 2000. 15. IFPRI. 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CONCEPTO La Seguridad Alimentaria y Nutricional es un estado en el cual todas las personas gozan, en forma oportuna y permanente, de acceso físico, económico y social a los alimentos que necesitan, en cantidad y calidad, para su adecuado consumo y utilización biológica, garantizándoles un estado de bienestar general que coadyuve al logro de su desarrollo. II. SEGURIDAD ALIMENTARIA NUTRICIONAL EN HOGARES RURALES Y URBANOS: EXPERIENCIAS DE LA REGIÓN CENTROAMERICANA2 A. INTRODUCCIÓN El último decenio del siglo XX se ha iniciado en un período trascendental en la historia de la humanidad, testigo de grandes transformaciones a nivel mundial. La velocidad y profundidad de los cambios que han ocurrido en años recientes, en todos los aspectos de la vida, incluyendo el económico, el político y el social, necesariamente tendrán repercusiones tanto para las presentes como para las futuras generaciones. Destacan entre estas transformaciones, la tendencia a la globalización de la economía, la evolución y el crecimiento de la ciencia y la tecnología, la relación más estrecha entre las sociedades con su medio ambiente y el crecimiento de las inequidades y disparidades sociales entre los que tienen y los que no tienen recursos. Desde la perspectiva de la calidad de vida de la población, para algunos el futuro se avizora con renovadas esperanzas, pero para la mayoría, con una herencia de pobreza, inequidad y deterioro ecológico. Evidentemente, la situación actual y los cambios que se prevén tendrán impactos de gran importancia en los niveles de pobreza y la calidad de vida, incluyendo la situación de nutrición y salud de las poblaciones, vía sus implicaciones en la disponibilidad y el acceso a los alimentos y a su utilización biológica (Macedo, 1992; Badgley, 1992; Arias, 1992; OMS, 1994; World Resources Institute, 1994). Considerando lo anterior, grupos técnicos y políticos han estado promoviendo la estrategia de la seguridad alimentaria nutricional, como una idea de fuerza, cuya aplicación contribuya a la corrección de los problemas 1 2 Publicación INCAP ME/086. Dr. Hernán L. Delgado, Director INCAP/OPS. 1 nutricionales actuales y que promueva las condiciones básicas, en términos de aumentar la disponibilidad y accesibilidad de alimentos y cambios en estilo de vida y dietas saludables, que garanticen que esos problemas no se reproduzcan. En este documento se revisan las bases conceptuales de la Seguridad Alimentaria Nutricional a nivel familiar y comunitaria y se proponen acciones que, en la experiencia del INCAP, tendrían como efectos promocionar la salud nutricional de la población (Maxwell y Frankerberger, 1992). B. SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL El retardo del crecimiento físico, el desarrollo mental deficiente, la baja productividad y los altos índices de morbilidad y mortalidad infantil y preescolar, así como la obesidad y varias enfermedades cardiovasculares, endocrinas y cáncer, son algunas de las manifestaciones de la mala alimentación y nutrición de la población. Las causas básicas de estos problemas están directamente relacionados al estado de Inseguridad Alimentaria Nutricional en que viven importantes grupos de la población, el que a su vez está determinado por limitaciones en la disponibilidad y el acceso a los alimentos, por la educación y la cultura alimentaria nutricional de la población y por la condición sanitaria de la misma (Figura 1). 2 Para contribuir a una solución sostenible a los problemas de alimentación y nutrición, grupos técnicos y sectores políticos centroamericanos, han estado promoviendo la iniciativa de Seguridad Alimentaria Nutricional, como una estrategia de combate a la pobreza y de promoción del desarrollo humano, y como un principio organizador de la acción directa de programas y del apoyo de la cooperación técnica y financiera. Este término ha tenido diferentes significados para diferentes personas y agencias. En su más reciente revisión, el INCAP propone que la Seguridad Alimentaria Nutricional es ...“un estado en el cual todas las personas gozan, en forma oportuna y permanente, de acceso a los alimentos que necesitan, en calidad y cantidad, para su adecuado consumo y utilización biológica, garantizándoles un estado de bienestar general que coadyuve al logro de su desarrollo”. Esta definición, que considera elementos básicos como la disponibilidad, el acceso, el consumo y la utilización biológica de los alimentos, bien conocidos como eslabones de la cadena alimentaria nutricional, es similar a las propuestas de la Conferencia Internacional de Nutrición la cual fue realizada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Banco Mundial y la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos de Norteamérica, entre otras. En su propuesta de operacionalización, los países centroamericanos proponen acciones específicas, dependiendo de la naturaleza del problema de inseguridad: aguda o crónica; de niveles de acción: nacional, comunitario, familiar e individual; y de los sectores responsables de las acciones, destacándose las que podrían efectuarse a partir del campo alimentario, la salud, la economía, el trabajo y la educación. El presente trabajo plantea elementos para la reflexión en relación al diagnóstico de la Seguridad Alimentaria Nutricional en los niveles familiar, comunitario, urbano y rural proponiendo algunas estrategias de acción. Analizaremos por separado algunos factores de riesgo que en la experiencia del INCAP afectan de manera importante los aspectos de disponibilidad, acceso y utilización biológica de los alimentos, revisaremos algunas estrategias que las familias y las comunidades han desarrollado con el propósito de compensar la situación de inseguridad alimentaria nutricional en que viven y propondremos líneas de acción que podrían contribuir a proponer la seguridad alimentaria nutricional en el nivel familiar y comunitario. Debido a las experiencias del INCAP, que en esta materia se han desarrollado fundamentalmente en Centroamérica, pondremos especial atención en esta subregión, haciendo en ocasiones referencia a la región de Latinoamérica y El Caribe como un todo. Las causas básicas e intermediarias de la Inseguridad Alimentaria Nutricional son múltiples, complejas e interdependientes. Es por ello que la representación gráfica de un modelo causal difícilmente puede integrar en forma adecuada el conocimiento actual y reflejar las variaciones que tendría en diferentes ambientes. Para fines de esta presentación utilizaremos el esquema planteado en la Figura 1, en el que se contrasta la situación de poblaciones con 3 y sin seguridad alimentaria nutricional en los diferentes eslabones de la cadena alimentaria nutricional. A lo largo de este documento estaremos comparando el comportamiento de ambas poblaciones, identificando algunos factores de riesgo y revisando las estrategias desarrolladas por familias y comunidades. Para asegurarse la alimentación, de acuerdo a este esquema, la cadena se inicia con el alimento, que en situación de Seguridad Alimentaria Nutricional, debería estar disponible para 100% de la población. Para ciertos grupos de población, sin embargo, la condición de inseguridad alimentaria está determinada por la falta de disponibilidad, lo que a su vez determina la inaccesibilidad a los mismos. En otros grupos de la población los alimentos pueden estar disponibles pero no todos tendrán acceso a los mismos, debido a limitaciones económicas, de distribución y otras. Es decir, la inseguridad alimentaria nutricional puede acumularse con cada eslabón de la cadena o ser afectada independientemente por el eslabón previo. Además de la disponibilidad y accesibilidad, existen factores de carácter cultural y social que afectan la aceptabilidad y el consumo de los alimentos convirtiéndose, a veces, en obstáculos adicionales para la seguridad alimentaria nutricional. Finalmente, la existencia de alimentos, la accesibilidad, la aceptabilidad y el consumo por individuos y poblaciones no son garantía de un óptimo estado nutricional; los factores que afectan la utilización biológica de los alimentos consumidos son múltiples y complejos, por lo que la seguridad alimentaria constituye una condición necesaria, pero no suficiente, para garantizar la seguridad nutricional de individuos y poblaciones. C. DISPONIBILIDAD DE ALIMENTOS La disponibilidad de los alimentos es el aspecto más básico a considerar a nivel regional, nacional, local comunitario, familiar e individual. Sólo puede aseverarse que existe seguridad en cuanto a disponibilidad de alimentos a nivel nacional cuando los recursos alimentarios son suficientes para proporcionar una dieta adecuada a cada persona en ese país, independientemente de la procedencia de ese alimento, es decir, si es producido localmente o proviene de importaciones o donaciones. Por lo tanto, además de la existencia de los alimentos, que en promedio pueden ser adecuados para las necesidades de una población, debe tomarse en consideración la forma cómo estos están distribuidos a nivel nacional, a modo de garantizar que los mismos estén efectivamente disponibles para todos. Tradicionalmente, la agricultura ha sido la fuente más importante de la economía nacional y de la producción alimentaria de la mayoría de países latinoamericanos. Desde antes de la conquista los pueblos prehispánicos eran esencialmente agrícolas; posteriormente, cultivos no tradicionales como el café y la caña de azúcar se constituyeron en una fuente importante de divisas en varias economías nacionales, lo que también tuvo efectos importantes en la agricultura tradicional de autoconsumo. En la actualidad, la agricultura continúa siendo 4 extremadamente importante desde el punto de vista económico, contribuyendo alrededor de 18% al producto nacional doméstico de los países de la región de las Américas, y más de 25% en Guatemala, Guyana, Bolivia, Nicaragua y Haití. El porcentaje de la fuerza de trabajo dedicada a la agricultura es alto, alcanzando el 62 por ciento en Haití (Schejtman, 1994; USAID, 1994). Estadísticas sobre la producción agrícola a nivel mundial, y en particular en la región de las Américas, confirman el notable incremento ocurrido en décadas pasadas, lo que agregado a la información acerca de los productos pecuarios, permite concluir teóricamente que la disponibilidad de alimentos en la región es, en promedio, suficiente para cubrir las necesidades alimentarias de la población actual. Sin embargo, es reconocido que en términos de disponibilidad de alimentos, así como de otros indicadores sociales y biológicos, existe considerable variabilidad entre países y, aún más importante en el interior de cada país (Pinstrup-Andersen, 1994). Teniendo en mente estas limitaciones y con base en la información proveniente de las hojas de balance de los países de Centroamérica elaboradas por la FAO, el INCAP hizo un análisis de los cambios ocurridos en las pasadas cuatro décadas en cuanto a la disponibilidad de grupos específicos de alimentos a nivel nacional. Pudo apreciarse un aumento en la disponibilidad de leche y carne para las poblaciones de Belice, Costa Rica y Panamá; Belice y Panamá han tenido aumento en términos de disponibilidad de huevos, mientras que en Costa Rica se aprecia un descenso. En todos los países de la región se detecta una disminución en la disponibilidad de cereales, leguminosas, hortalizas y frutas, lo que se acompaña de un aumento en la disponibilidad de azúcares. En cada uno de los países una proporción variable, pero siempre importante de la población, produce sus propios alimentos para autoconsumo, mientras que otra, principalmente urbana, obtiene sus alimentos de la oferta del mercado. En consecuencia, un factor de riesgo de inseguridad alimentaria por insuficiente disponibilidad de alimentos es el lugar de residencia de la población. Por otra parte, la disponibilidad de alimentos se ve afectada, necesariamente, por procesos demográficos y económicos, tales como el incremento de la población y de los niveles de pobreza y la urbanización, que están contribuyendo a que en la actualidad, en Latinoamérica, la mayor proporción de la población pobre resida en áreas urbanas. De acuerdo con la información disponible para 1990, 72% de la población de la región Latinoamericana residía en área urbana, lo que contrasta con la proporción de población urbana encontrada en otras regiones, como Asia y África, donde la proporción urbana no es mayor de 40 por ciento. No obstante, la población rural continúa siendo mayoritaria en países como Paraguay, Bolivia, Ecuador, y en la mayoría de los países centroamericanos, en los que el porcentaje de población urbana representa aproximadamente 50% y la tasa de crecimiento poblacional sigue siendo alta. La población rural de estos países está principalmente involucrada en actividades 5 agrícolas de autoconsumo y en la producción agrícola de exportación tradicional. Sin embargo, en años recientes la producción de cultivos tradicionales ha comenzado a ser menos rentable debido, en parte, a la reducción de precios a nivel mundial, la deplesión de la tierra y la contaminación química, lo que ha provocado insuficientes alimentos, ingresos y empleo en áreas rurales. Esto ha estimulado el desinterés en el trabajo agrícola, la magnitud de la reducción de la fuerza de trabajo en la agricultura en la región centroamericana, entre 1965 y 1991, ha sido de aproximadamente 50 por ciento (de 59.2% en 1965 a 31.1% en 1991). El deterioro de la estructura productiva alimentaria también puede apreciarse en información del sector agrícola sobre la región centroamericana, en la que se estimaba que de aproximadamente 1.400,000 productores de granos básicos en 1990, 78% no tenía la capacidad de generar excedentes. Frente a esta situación, los agricultores de Latinoamérica han estado utilizando estrategias como la diversificación de los cultivos (hasta agricultores que se dedican a cultivos de productos prohibidos) así también explorando el potencial de los cultivos no tradicionales para exportación. Esto último ha hecho que las tierras cultivables comiencen a ser progresivamente utilizadas en la producción para agroexportación orientada a los mercados mundiales. El auge que han tenido las exportaciones agrícolas en años recientes, que es competencia principalmente del mediano y gran agricultor, ha marginado aún más al minifundista, excepto en el caso de aquéllos que se deciden a probar suerte con productos agrícolas no tradicionales para agroexportación, reemplazando en estos casos la producción tradicional de alimentos. La mecanización de la agricultura y la reducción de los espacios de trabajo para la población afectan también de manera importante al pequeño agricultor, lo que explica, en gran medida, la reducción de la proporción de la población dedicada a las actividades agroalimentarias, así como la limitada expansión de las fronteras agrícolas, y parcialmente, la aceleración vertiginosa que ha tenido el proceso de migración y urbanización en las últimas dos décadas. En definitiva, la disponibilidad de alimentos en las familias del pequeño agricultor, dedicado tradicionalmente a la producción de autoconsumo, se ha visto afectada por esta situación. Resultados de estudios de campo realizados en Guatemala por el INCAP indican que se requeriría una hectárea de tierra, distribuida en áreas de cultivos y animales, e insumos básicos para producir alimentos en calidad y cantidad suficiente para proveer una dieta adecuada, de costo mínimo, a una familia de cinco miembros (Bressani y Cols, 1985). Sin embargo, la proporción de la población con acceso a una hectárea de tierra arable y productiva en países como Guatemala, es muy baja; en este país se estimó en 1979 que, aproximadamente, 240.000 fincas, de las 605.000 censadas, tenían menos de una manzana, las que representaban 56.000 hectáreas del total de 4.100.000 hectáreas de superficie de tierra, según el Censo Agropecuario de 1979. En consecuencia, la mayoría de los pequeños agricultores no poseen o tienen 6 acceso a una hectárea de tierra arable y, si la poseen, la productividad de la tierra es muy baja. Por otra parte, el limitado acceso a otros insumos indispensables, como el agua, tecnologías, semillas y capital, el deterioro ecológico y otros, está seriamente limitando la capacidad del pequeño agricultor de producir los alimentos que requiere la familia. Resultados de estudios antropológicos efectuados por el INCAP en áreas rurales, en el altiplano de Guatemala, reportan que la obtención de agua para beber, cocinar y para otros usos domésticos requiere la actividad de un miembro de la familia, generalmente la madre, por más de una hora diaria y, en algunos casos, por hasta cinco horas diarias; el acceso al agua para regadíos es muchísimo más limitado. Esto explica el hallazgo de estudios efectuados en Centroamérica en los que consistentemente se muestra que uno de los grupos de niños con más alta prevalencia de desnutrición crónica es el de los hijos de pequeños agricultores y horticultores, muchos de los cuales residen en tierras de baja productividad. En estas condiciones, la producción agrícola es monótona y generalmente insuficiente para la adecuada alimentación de la familia que, además, frecuentemente consiste en más de cinco miembros. Aun cuando la mayoría de los países de la región de las Américas no se encuentran superpoblados, las tasas de crecimiento son mayores a 2,0 por ciento, lo que es superior a su crecimiento económico y aún al crecimiento de su producción agrícola. El incremento de la presión poblacional, en relación con la disponibilidad de alimentos, constituye otro importante factor de riesgo de inseguridad alimentaria nutricional en las Américas. A pesar de esta situación, la familia campesina ha subsistido en una situación de “equilibrio inestable”, desde el punto de vista de su inseguridad alimentaria crónica. Estrategias de sobrevivencia utilizadas por individuos y familias de agricultores de autoconsumo que no producen suficientes alimentos para cubrir sus necesidades les permiten mantener ese balance. Entre las medidas frecuentemente utilizadas se incluye la frugalidad, la utilización de las reservas de alimentos generalmente conservados con considerables pérdidas postcosechas, el trueque, los cambios en la distribución intrafamiliar de alimentos, la disminución del número de comidas, el reemplazo de fuentes de alimentos en la dieta tradicional, la venta de bienes, la reducción de la actividad física, la migración estacional de adultos y adolescentes. Existe abundante literatura, derivada de estudios socioantropológicos en la región de las Américas, que describe, por ejemplo, la reducción de la actividad física y del gasto energético en adultos y adolescentes, que refleja la priorización que hacen en el uso de la limitada energía disponible. En cuanto a la migración, las poblaciones rurales de muchos países deben migrar estacionalmente para participar en actividades de cosecha, lo que contribuye a la generación de ingresos y a disminuir la demanda de alimentos a nivel familiar. En el nivel comunitario, la insuficiente producción agrícola en grupos familiares ha sido estímulo para la organización y la producción comunitaria de alimentos, tales como los huertos comunitarios, así como para actividades generadoras de ingresos. Varias experiencias de producción de alimentos integradas a servicios de salud y 7 educación y al desarrollo de agroindustrias, en todos los países de la región y en las cuales el INCAP ha estado involucrado, son alentadoras. En resumen, la familia rural ha estado desarrollando estrategias de sobrevivencia que le han permitido llevar situaciones de inseguridad alimentaria nutricional asociadas a la inadecuada disponibilidad de alimentos. Sin embargo, factores externos, de carácter ambiental, social, económico o biológico, pueden afectar la habilidad de las familias para utilizar esos mecanismos compensatorios. Esto sucede en el caso de sequías, inundaciones, conflictos armados, violencia y otros fenómenos que desencadenan procesos de hambruna. Pero además, comienzan a reportarse situaciones más extremas. Por otra parte, se da el caso de microrregiones en las cuales el daño ecológico es de tal magnitud que el potencial productivo de la tierra prácticamente desaparece. Las poblaciones residentes en esas regiones con un daño ecológico tan severo, se dice que han caído en una “trampa ecológica”, en condiciones tales que la sobrevivencia es prácticamente imposible. La solución temporal a la inseguridad alimentaria nutricional provocada por esta situación, frecuentemente, se da a través de los programas de transferencia de poder adquisitivo alimentario a las familias, como es el caso de los bonos y la ayuda alimentaria directa; la solución definitiva requeriría una inversión considerable de recursos materiales y humanos. Por otra parte, contrastando con lo anterior, se encuentra cada vez más frecuentemente, el caso de comunidades pobres que en la actualidad tienen a su disposición una gran variedad de alimentos procesados, de calidad nutricional cuestionable, los que con la fuerza de la propaganda, compiten en ventajas con los alimentos producidos localmente. En el caso de áreas urbanas, la disponibilidad de alimentos es principalmente dependiente de la producción rural, por lo que factores que afecten a ésta necesariamente repercutirán en el área urbana. Es, como se mencionó anteriormente, el caso de la progresiva orientación de la agricultura latinoamericana a los mercados mundiales y la disminución de la producción agroalimentaria para el mercado interno. La disminución relativa de la disponibilidad de alimentos para las áreas urbanas se ha visto compensada, de alguna manera, a través de la apertura de mercados, lo que ha permitido que alimentos de diferentes orígenes estén disponibles para la población urbana. Obviamente, la oferta disponible puede modificar el patrón alimentario tradicional de las poblaciones urbanas, lo que se revisará posteriormente en relación con sus efectos en la salud nutricional de la población urbano marginal. Aspectos que también tiene repercusión en la salud y la nutrición de la población son los que guardan relación con la calidad nutricional, sanitaria y toxicológica de los alimentos, considerándose que los programas de protección de alimentos no están adecuadamente desarrollados en la mayoría de los países de la región. 8 Las estrategias de sobrevivencia, en cuanto a disponibilidad de alimentos, de la población urbano marginal, son diferentes a las de la población rural, que más frecuentemente tienen la posibilidad de producción para autoconsumo. Para el caso de la población urbana, la inseguridad de vivienda es identificada como alta prioridad y es posiblemente alrededor de ella que se concentra la preocupación principal de las familias. En lo que se refiere a la alimentación y nutrición, los lazos familiares y étnicos mantenidos con la población rural de la cual provienen los migrantes constituye una de las estrategias más efectivas, dado que contribuyen a la producción de alimentos al nivel familiar urbano, al trueque y a otras modalidades de intercambio a nivel comunitario. Cuando la producción doméstica de alimentos no es suficiente para satisfacer las necesidades de la población a nivel nacional, éstos deberán importarse del mercado internacional. Con base en la información disponible de doce países de la región de las Américas que en 1990 recibían cooperación financiera a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos de Norteamérica, diez tenían insuficiente producción para cubrir las necesidades de la población, siendo las excepciones Ecuador y Costa Rica. Por otra parte, cuando se analizó simultáneamente, en los mismos países, la tendencia de la relación producción-importación alimentaria, se encontró que en Perú, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala, ambas, la producción y la importación per cápita, habrían disminuido en la década de 1990; en Bolivia y Ecuador, se habría incrementado la producción y disminuido las importaciones, mientras que en Panamá, Haití, República Dominicana y Jamaica, la producción habría disminuido y las importaciones aumentado; únicamente en Costa Rica se habría dado un incremento en ambas, la producción y la importación per cápita de alimentos. La ayuda alimentaria constituyó una importante proporción de las importaciones de alimentos en estos mismos países, representando en el caso de El Salvador, 500 calorías diarias per cápita y, en el caso de Jamaica, hasta 700 calorías diarias per cápita. Considerando la tendencia a la globalización y el fortalecimiento de los lazos de relación económica y política entre países, la disponibilidad de alimentos a nivel mundial o regional también constituye una vía para garantizar la disponibilidad alimentaria a nivel local y familiar, provisto que funcionen adecuadamente los mecanismos que orientan decisiones tales como la importación de alimentos y su distribución. Además que exista la capacidad de adquirir los mismos por parte de las familias. D. ACCESO A LOS ALIMENTOS El acceso a los alimentos puede analizarse desde el punto de vista físico, económico y social. Desde el punto de vista económico, la garantía de seguridad alimentaria nutricional requiere que las familias que no producen suficientes alimentos para cubrir sus necesidades tengan la posibilidad para adquirirlos, a través de su capacidad de compra o por medio de transferencia de ingresos, 9 subsidios de alimentos u otros. Desde este punto de vista, el alimento es un bien y el acceso al mismo depende de los mismos factores que determinan el acceso a otros bienes; es por ello que la pobreza y la inseguridad alimentaria nutricional están estrechamente vinculadas. El balance preliminar de la economía de América Latina y El Caribe para 1994 reporta que la tasa de crecimiento interno bruto de la región pasó de un promedio de 3.2% anual en el trienio 1991-1993 a 3.7% en 1994, cifra que ha sido superada sólo en una ocasión en los últimos catorce años. A pesar de ello, la desocupación y el desempleo no han disminuido como consecuencia del crecimiento acelerado de la fuerza de trabajo o de los efectos de la reestructuración económica en proceso. Con base en el comportamiento de la economía de la región, CEPAL concluye que tasas inferiores a 4% del producto interno bruto, son insuficientes para combatir la pobreza y para impedir que el desempleo y el subempleo sigan en niveles inaceptables. Por otra parte, otra medida económica a la cual los países asignaron alta prioridad y que es de gran trascendencia para garantizar el acceso económico de la población a los alimentos, y en consecuencia para la seguridad alimentaria nutricional, es la estabilidad de precios, en relación a lo cual todos los países, salvo seis, tuvieron tasas de inflación menores a 25%. Otro aspecto del balance económico de 1994 se relaciona tanto a la expansión de las exportaciones de productos básicos, manufacturas o rubros no tradicionales como a la importancia creciente que está teniendo el comercio intrarregional (CEPAL, 1994). La mayoría de la población urbana y rural de los países de la región se ha visto afectada por la crisis macroeconómica de la década de 1980 y, más recientemente, por los efectos de las medidas de ajuste estructural. Aun cuando las estadísticas son escasas, la información disponible indica que como resultado del incremento de la proporción de la población que vive por debajo de la línea de pobreza (que ya en 1990 constituía 48 por ciento de los 28.000.000 habitantes de la región Centroamericana), la calidad de vida, incluyendo el acceso a los alimentos y a una adecuada nutrición, se ha visto afectada adversamente. El efecto de esta situación se manifiesta a nivel de la familia por tres vías: la disminución de la capacidad adquisitiva, el aumento de precios de bienes y servicios y la reducción de los servicios proporcionados por el gobierno. La fijación y el cumplimiento de un salario mínimo para la población asalariada constituye una de las más importantes vías para promover la seguridad alimentaria nutricional. El salario mínimo debe ser entendido como el mínimo vital que asegure al trabajador y su familia satisfacer sus necesidades básicas, incluyendo las alimentarias, las de salud, educación, vivienda y otras, por lo que es fundamental para asegurar el acceso de la familia urbana a los alimentos que requiere. Es por ello que el INCAP ha puesto especial atención a la aplicación de metodologías que permitan el cálculo de los salarios mínimos, utilizando como parámetros la estimulación de la canasta básica de alimentos y la canasta básica vital o ampliada. Estudios efectuados en la región 10 centroamericana a este respecto indican que en todos los países (con la posible excepción de Belice), los salarios mínimos no permiten satisfacer las necesidades vitales de la familia y que en cuatro de los siete países el salario mínimo no permite la adquisición de los alimentos que una familia requiere. En todos los países del istmo, con la excepción de Belice y Costa Rica, el poder de compra general y alimentario de los salarios mínimos ha disminuido en las últimas décadas. El poder de compra alimentario del salario mínimo en El Salvador, Honduras y Guatemala, a finales de la década de 1980, constituía entre 23 y 62% del valor que tenía en las décadas de 1960-1970 (Laure, 1994). Una importante proporción de la población rural es asalariada o genera ingresos a partir de la venta ocasional de la producción agropecuaria. El salario del trabajador agrícola, su capacidad de generación de ingresos y la disponibilidad de alimentos en los mercados locales, dependientes, entre otros, de la comercialización y el transporte, son factores de riesgo, de inseguridad alimentaria, en el caso de la población rural asalariada y de aquella que no produce suficientes alimentos de autoconsumo para satisfacer sus necesidades nutricionales pero genera ingresos de la venta de la producción. Estudios efectuados por el INCAP sobre la relación del salario mínimo de trabajadores agrícolas asalariados y el estado nutricional de sus hijos, como es el caso de los hijos de los trabajadores en fincas de café, confirman la importancia del salario en la alimentación y nutrición de la población rural asalariada. El mejoramiento del salario mínimo de estos trabajadores resultó en un efecto positivo, significativo en el estado nutricional de sus hijos. Por otra parte, tomando en consideración que la población urbana depende fundamentalmente de salarios, su bienestar depende tanto de las condiciones de empleo como de la relación de los salarios con el costo de necesidades básicas tales como alimentos y vivienda. Cuando los ingresos económicos no son suficientes para la adquisición de alimentos que satisfagan las necesidades de la familia urbana, se inicia un proceso de reajuste del estilo y modos de vida, que considera primeramente la utilización de los ahorros, si los hubiera, para continuar con la disminución de los gastos superfluos y los ajustes al interior del hogar, como es el caso de la distribución intrafamiliar de alimentos. A diferencia de las situaciones de catástrofes y de efectos nutricionales agudos, hay indicios de que los ajustes a estas crisis son de carácter tenue y sutil. Dada la importancia que la familia asigna a lo alimentario, se aprecia que en estados de crisis la familia comienza a dedicar una proporción mayor de sus ingresos a los gastos de alimentación, aprovechando mejor los alimentos disponibles. Posteriormente se da la sustitución en la adquisición de unos alimentos por otros, buscando siempre la mayor eficiencia energética, con perjuicio a veces de la estructura o densidad de la dieta. Cuando la estructura de la dieta se altera de forma significativa, comienzan también a hacerse evidentes los efectos de la disminución del consumo de energía, manifestándose los signos clínicos de problemas nutricionales. Este proceso no ocurre de manera abrupta y en muchas ocasiones sus efectos pasan desapercibidos entre los pliegues de una vida aparentemente normal; como 11 propone Bengoa, la infiltración tenue de daños requiere, para ser desentrañada, de la habilidad de un “experto astuto”. Crisis moderadas generalmente causan pocas manifestaciones nutricionales en gran parte porque las familias utilizan las reservas como “colchones” y comienzan a implementar estrategias que permiten compensar los efectos de éstas. El análisis de los testimonios de mujeres nicaragüenses, afectadas por las crisis económicas recientes, ilustran algunas de las acciones implementadas por núcleos: l ...incorporar a la estructura familiar a miembros de la familia extensa, incluso no parientes........ l ...reducir la fecundidad, muchas veces a través del aborto... l ...incursionar en el mercado informal de la economía.... l ...intensificar el rol de la mujer como compensadora de los cambios en el mercado de trabajo..... l ...conformar tácitamente redes familiares de ayuda... l ...convertir los hogares en unidades de sobrevivencia... para las mujeres en los estratos más desprotegidos la sobrevivencia se organiza cotidianamente!.. l ...limitar la alimentación...comer menos veces al día...eliminar la carne, leche y pollo de la dieta diaria, ....reducir selectivamente los productos que no son considerados básicos, como frutas, verduras, huevos y leche.... Otras estrategias de sobrevivencia a nivel urbano incluyen las compras comunitarias, lo que permite la obtención de alimentos a mejores precios al adquirirlos directamente del productor o mayorista y la preparación de las comidas en común. También está siendo cada vez más frecuente en Centroamérica la migración internacional de algunos miembros de familias urbanas o rurales a países más desarrollados, desde donde transfieren remesas para apoyar al grupo familiar que permanece en el país. Si bien no se cuenta con una estimación global de la magnitud de los recursos transferidos a la región, se acepta que constituyen una fuente importante de ingresos a las poblaciones de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. En El Salvador, en 1990, se estimó que las familias de las zonas rurales recibían en promedio 43 dólares mensuales, provenientes del extranjero, lo que era equivalente al salario mensual de un jornalero (Baumeister, 1992). Naturalmente, cuando la crisis es de mayor magnitud, como sería en el caso de catástrofes, las estrategias utilizadas por individuos y grupos son también más extremas, pudiéndose llegar a situaciones de violencia social. 12 Los efectos biológicos de las crisis económicas moderadas son difíciles de detectar requiriéndose vigilancia epidemiológica de carácter prospectiva en profundidad. Los estudios realizados por el INCAP en áreas rurales y urbanas, a la vez que confirman la existencia de estrategias de sobrevivencia como las mencionadas, revelan cambios en la cantidad y calidad de alimentos disponibles, así como un deterioro en los índices antropométricos de niños preescolares. La relativa falta de correspondencia entre la magnitud de las crisis económicas y los indicadores nutricionales y de salud a nivel de la población sería debido, en gran parte, a que la relación entre el ingreso económico familiar y per cápita, y el estado de salud y nutrición no es lineal y está afectada por las medidas compensatorias anteriormente señaladas. Por otra parte, los resultados de intervenciones en las que se ha mejorado el ingreso familiar y que fueron estudiadas por el INCAP, permiten reafirmar que, aun cuando es posible documentar un efecto de estas acciones sobre el estado nutricional, la asociación entre el mejoramiento del ingreso y el estado de salud y nutrición de la población es débil y no lineal. La educación de los padres, tanto formal como informal, constituye otro factor interferente muy importante en esa relación, tanto para compensar el daño que pudiera darse en situaciones de crisis como para mejor orientar los recursos disponibles en la fase de recuperación. Además, estos estudios confirman un efecto diferencial de género, encontrándose que el impacto en el estado de salud y nutrición de intervenciones generadoras de ingreso familiar es mayor cuando son mujeres las que manejan los recursos financieros obtenidos en estas actividades, que cuando los recursos están a cargo de los varones. E. Aceptabilidad y Consumo El consumo está principalmente afectado por la disponibilidad y acceso. Sin embargo, la aceptabilidad individual, familiar y comunitaria de ciertos alimentos, y no de otros, tiene relación con percepciones y conocimientos culturalmente construidos. Entre estos, ideas sobre alimentos buenos y malos para la salud, para procesos de tratamiento de enfermedades o para distintas etapas en el ciclo vital; ideas sobre necesidades de distintos miembros de la familia; ideas sobre alimentos apropiados para cada tiempo de comida; status social de los alimentos; alimentos más nutritivos, etc. Factores a tomar en consideración en el análisis de la aceptabilidad de alimentos incluyen, entre otros, la disponibilidad de recursos financieros y de alimentos, la fuente y frecuencia de esos recursos, los gustos personales, el control padre/madre del ingreso, la composición de la familia y la educación formal e informal. Todos estos son determinantes del patrón o cultura alimentaria que caracteriza a países y aun a regiones dentro de un mismo país. En relación con los cambios en el patrón dietético de la población centroamericana, estimados de las encuestas de consumo realizadas en las pasadas tres décadas, destacan la disminución ocurrida en el consumo de leche y derivados, carnes de todo tipo y fibra, y el aumento detectado en azúcares, alcohol y grasas. Estudios en profundidad efectuados recientemente en Costa Rica concluyeron que el elevado consumo de grasa saturada, la relación de ácidos 13 grasos poliinsaturados/saturados y el consumo excesivo de sacarosa le dan a la dieta características aterogénicas. Tradicionalmente, la alimentación de la población rural pobre ha sido monótona, dependiente principalmente de la producción local de granos básicos, lo que hace que en ciertos grupos de población adquiera las características de una dieta vegetariana. Esto contrasta con la variabilidad encontrada en la dieta de la población urbana, que además de tener fácil acceso a alimentos producidos en diferentes regiones ecológicas de un país, puede abastecerse de alimentos importados, muchos de ellos procesados. Por ello, la aceleración de los procesos de urbanización, que están ocurriendo en los países de la región, y la propaganda de productos alimentarios constituyen importantes factores de riesgo para las modificaciones que están ocurriendo en el patrón de consumo y en los efectos de estos en la situación de salud y nutrición. Por otra parte, los procesos de globalización y la apertura del mercado alimentario centroamericano a las importaciones son responsables del aumento en el acceso a diversos alimentos, de una mayor competitividad en los precios y de una atención incrementada en la calidad de los alimentos. Sin embargo, estas medidas económicas también están teniendo o tendrán repercusiones en el área rural y no sólo en los patrones de consumo. En las dos décadas pasadas las importaciones de granos básicos para el consumo aparente total en Centroamérica se incrementaron de 5 a 8.6%. Los cambios observados en el patrón de consumo de alimentos están parcialmente asociados a las modificaciones ocurridas en la disponibilidad, acceso y precio de los mismos. Factores modificadores de los estilos de vida también están afectando los patrones de consumo alimentario. Las comidas que tradicionalmente se hacían cada día en unión del núcleo familiar, en el contexto de la agitada vida urbana actual deben consumirse en establecimientos que preparan comidas rápidas y, en el caso de la población urbana pobre, en las ventas callejeras de alimentos, que han aumentado considerablemente como expresión del incremento de la economía informal. Son también determinantes importantes la educación en el núcleo familiar, en especial de la madre; la cultura alimentaria y una serie de valores que tienen relación con las formas en que el alimento adquirido por una familia es consumido a nivel familiar. La variabilidad encontrada en el estado nutricional de familias pobres, como es el caso de los trabajadores en fincas de café, según estudios hechos por el INCAP, que tienen un ingreso muy poco variable, da base a la aseveración de que no todos los pobres son desnutridos, ni todos los desnutridos son pobres. Con base en observaciones como las anteriores, varios autores han estado realizando investigaciones enfocadas a la epidemiología del bien nutrido con el propósito de conocer las estrategias que al interior de la comunidad y las familias hacen posible estas situaciones. En la década pasada se llevaron a cabo varios estudios a nivel del hogar en los cuales se analizó la dinámica social de la alimentación, nutrición y salud, aplicando los enfoques de investigación antropológica y epidemiológica, entre los 14 que destacan los estudios de casos y controles y los de las desviaciones positivas (Zeitlin, et al 1990, Bentley and Pelto, 1991; Pinstrup-Andersen, 1993). El tema de la distribución de recursos a nivel familiar, en estudios socioantropológicos recientes ha sido estimulado por el hallazgo de que la disponibilidad, accesibilidad y aceptabilidad de alimentos no garantiza que todos los miembros de la familia tengan igual posibilidad de una adecuada nutrición. Varios estudios han puesto especial atención a la distribución intrafamiliar de alimentos que ha sido identificada como una “caja negra” en el interior de la cual tienen ocurrencia decisiones que explican en gran medida las variaciones en el estado nutricional encontradas al interior de la familia (Pelto, 1984; Gittelsohn, 1991; Engle and Nieves, 1992). Algunas de las estrategias de sobrevivencia en relación al consumo se han revisado en las secciones precedentes. En los estudios efectuados en Nicaragua se planteaban medidas generales, como la reducción del número de comidas y de los alimentos incluidos, pero además se hacía mención a la distribución diferencial de los alimentos en el hogar: l -...por lo general la madre se priva de los alimentos en beneficio de los hijos...”soy la última en comer”... l -...las madres están conscientes de la necesidad de alimentar primero a los niños por su vulnerabilidad y porque están en crecimiento. Los estudios efectuados en Centroamérica indican que en situación de crisis los hombres adultos reciben trato preferencial en las comidas, tanto en términos de porciones, repeticiones y alimentos seleccionados, pero además que los preescolares son priorizados en la alimentación, no existiendo gran diferencia en términos de sexos. Otro estudio efectuado por el INCAP en una población urbana marginal de Guatemala, entre 1985 y 1990, también contribuyó a identificar las estrategias utilizadas por las familias en respuesta a la crisis económica. Las más importantes, detectadas por medio de estudios en grupos focales de madres de la comunidad fueron: 1) eliminación de los alimentos más caros, como carne, lácteos, frutas y verduras de la dieta; 2) sustitución de los más caros por los más baratos incluyendo un mayor consumo de frijoles colados en reemplazo de frijoles enteros, pastas, huevos y margarina en reemplazo de carne y aceite; 3) las bebidas, sopas y alimentos para el destete se diluyen más de lo acostumbrado; 4) se reduce el mínimo de comidas; 5) se prolonga la lactancia natural y se eliminan los sucedáneos y complementos; 6) la compra de alimentos se hace más a menudo y en pequeñas cantidades; 7) la medicina tradicional y automedicación se utiliza más frecuentemente para reducir el costo de los servicios de salud. Por otra parte, con el objeto de aumentar el ingreso familiar, muchas madres comienzan a participar en el sector informal de la economía, lo que compite con el tiempo previamente 15 dedicado al cuidado de los niños, la socialización y el descanso (Ruel and Garret, 1992). F. Utilización Biológica de los Alimentos y Nutrientes La condición de inseguridad alimentaria nutricional también incluye a grupos de población e individuos que no consumen las dietas adecuadas, aun cuando el alimento está disponible, o que habiéndolo consumido, no lo utilizan óptimamente, desde el punto de vista biológico. La inadecuada utilización biológica tendría como factores de riesgo, entre otros, la falta de conocimientos sobre los alimentos, la adopción de patrones alimentarios inadecuados, los gustos y preferencias personales, las técnicas inapropiadas de conservación y preparación de los alimentos, los efectos de la propaganda, la disminución de la actividad física, la morbilidad y la falta de acceso a servicios básicos de agua y saneamiento ambiental. Con ese marco conceptual en mente, además de los problemas nutricionales asociados a deficiencias, deben incluirse entre los de inseguridad alimentaria nutricional los asociados a consumo excesivo e imbalances en la alimentación, que son parcialmente responsables de la obesidad y varias enfermedades crónicas no transmisibles, como la ateroesclerosis, expresada como coronaria o cerebral, la hipertensión arterial, la diabetes, la osteoporosis y ciertos tipos de cáncer. Los cambios en el estilo de alimentación de la población, tales como el incremento en el consumo de grasas, carbohidratos simples y alcohol y la disminución en el consumo de fibra, así como la disminución de la actividad física, determinados por la urbanización, la mecanización del ambiente de trabajo y vida, los efectos de la propaganda y de la comercialización de alimentos industrializados, el acceso de la población a los mismos y los cambios en la capacidad adquisitiva y en los precios de los alimentos, son algunos de los factores de riesgo que afectan la utilización biológica de los mismos y sus efectos en el patrón epidemiológico de las enfermedades. Estos factores explican parcialmente el incremento ocurrido en la proporción de muertes atribuidas a las enfermedades crónicas no transmisibles, que han aumentado de manera sostenida en todas las subregiones de las Américas. En el caso de Centroamérica las enfermedades crónicas no transmisibles se incrementaron 100% en la pasada década y se constituyen en todos los países en la primera o una de las primeras cinco causas de mortalidad. Esta epidemia de enfermedades crónicas, característica de los países industrializados, que está ocurriendo en todos los países centroamericanos, coexiste con la desnutrición infantil, las deficiencias nutricionales específicas y las enfermedades infecciosas, razón por lo cual la situación alimentaria nutricional de la región se ha descrito como de una polarización epidemiológica nutricional, en la cual coexisten, en los mismos grupos poblacionales, aún en las mismas familias, la pobreza, la desnutrición, las deficiencias de micronutrientes, la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles. 16 Como resultante de la interacción del comportamiento de individuos y grupos a lo largo de toda la cadena alimentaria, comenzando por la disponibilidad de alimentos, su accesibilidad, aceptabilidad y consumo, hasta la utilización biológica de alimentos y nutrientes, con los efectos de los servicios disponibles y los cambios en el ambiente físico, económico y biológico, los grupos poblacionales pueden categorizarse en función de riesgos de inseguridad alimentaria nutricional. Medidas objetivas utilizadas para distinguir esas categorías de riesgo son los indicadores del estado nutricional de individuos, que por ser indicadores de pasado y presente, proporcionan información valiosa acerca del éxito o fracaso de las estrategias de sobrevivencia anteriormente anotadas. Para el caso de Centroamérica, la información de los cambios ocurridos en el estado nutricional de niños preescolares, basados en las encuestas alimentario nutricionales, efectuadas desde 1965 a la fecha, sugeriría que las estrategias, los servicios o ambos, han sido parcialmente exitosos. En los pasados 25 años el porcentaje de niños desnutridos, con base en los índices peso-para-edad y peso-para-talla, ha disminuido marcadamente en todos los países, con la excepción de Guatemala, donde se encuentra una moderada reducción en la proporción de niños con bajo peso-para-edad y un incremento en la proporción de niños con baja talla-paraedad. Por otra parte, es en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua donde se encuentra la mayor proporción de población deficiente en vitamina A y, también en los dos primeros, la mayor deficiencia de yodo. Sin embargo, si agregamos al análisis la información acerca de las enfermedades crónicas no transmisibles, la impresión de un mejoramiento de la situación de seguridad alimentaria nutricional de la región debe corregirse. Tasas altas de mortalidad por enfermedades crónicas no transmisibles se encuentran en Costa Rica, Panamá y El Salvador, y están en aumento en los restantes (INCAP, 1992). Esto es muy importante a considerar por el elevado costo económico y social de estas enfermedades, en especial si consideramos su impacto sobre los años de vida potencial perdida en grupos de población que están en la edad de máxima productividad. La situación de salud nutricional presente en la región, resultante del efecto de factores de riesgo y de las estrategias que la comunidad aplica, permiten tener una visión panorámica de la situación de inseguridad alimentaria nutricional en la que han vivido los países de la región y da bases para proponer acciones asistenciales y promocionales. Pero además de los aspectos revisados previamente, en nuestra opinión el concepto de seguridad alimentaria nutricional, en su connotación más amplia, debe vincularse con la promoción de la seguridad social. Con esa orientación en mente, debería agregarse al análisis de la seguridad alimentaria nutricional el tema del uso que pudiera darse de la energía y los nutrientes disponibles a nivel individual y de los factores de riesgo que lo afectan. Con base en lo anterior, la inseguridad alimentaria nutricional debería entenderse como la insatisfacción de los requerimientos nutricionales de individuos y grupos para preservar un óptimo estado nutricional y promover una vida saludable, y no sólo en lo referido a las deficiencias, imbalances o excesos en la disponibilidad de nutrientes en el organismo. Así entendido, es de la competencia de los estudiosos el análisis de los efectos que, en otras necesidades básicas y actividades sociales, tiene el gasto 17 energético de individuos y poblaciones rurales pobres. Sería el caso de las variadas actividades que dejan de realizar mujeres residentes en el altiplano de Guatemala, porque deben utilizar hasta 700 calorías diariamente (casi un tercio de lo consumido) en la búsqueda de agua para beber y otras necesidades domésticas; es también el caso de la energía utilizada en la búsqueda de leña para cocinar. Como se indicó en secciones previas, ese consumo energético tendrá implicaciones en la actividad física que la madre podría hacer, incluyendo la interacción social con la comunidad y la familia. Es por ello que consideramos de la competencia de los profesionales en el tema el análisis de la relación de la seguridad alimentaria nutricional con el desarrollo del capital humano, a modo de que sea considerada como una de las estrategias básicas para romper el círculo vicioso de desnutrición, pobreza y subdesarrollo y promover el círculo virtuoso de bienestar y desarrollo. Es con esa orientación que grupos políticos y técnicos han estado promoviendo en la Región Centroamericana la iniciativa de Seguridad Alimentaria Nutricional que se analiza a continuación. III. PROMOCIÓN DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA NUTRICIONAL = HACIA UN CÍRCULO VIRTUOSO3 Los cuadros clínicos conocidos como marasmo y kwashiorkor, y otras expresiones patológicas de las deficiencias de macro y micronutrientes, el retardo del crecimiento físico, el desarrollo mental deficiente, el pobre rendimiento escolar y la baja productividad, los altos índices de morbilidad y mortalidad, así como la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, endocrinas y algunas formas de cáncer son, como se muestra en la Figura 2, algunas de las manifestaciones de la mala alimentación y nutrición de la población. FIGURA 2 3 Dr. Hernán L. Delgado, Director del Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá. 18 Estudios efectuados en varios centros, incluyendo el INCAP, han coincidido en señalar que la mala nutrición durante la vida prenatal y los primeros dos a tres años de vida son fundamentales para la sobrevivencia, el crecimiento y el desarrollo posteriores. Como se esquematiza en la Figura 3, la mala nutrición materna, a través de sus efectos en el feto, recién nacido y lactante condiciona muchas de las manifestaciones de la desnutrición, incluyendo sus implicaciones negativas en el bienestar y desarrollo del capital humano. Una mala nutrición temprana tendría sus efectos adversos en el desarrollo de los recursos humanos, la capacidad productiva y la salud reproductiva, todas las cuales tienen importantes repercusiones sociales y económicas, dando bases a postular la existencia de un círculo vicioso de la mala nutrición, la pobreza y el subdesarrollo. FIGURA 3 MADRE DESNUTRIDA RECIÉN NACIDO DESNUTRIDO NIÑO DESNUTRIDO ADULTO DESNUTRIDO Muchas publicaciones científicas han documentado la naturaleza, magnitud, distribución y determinantes de los efectos de la mala alimentación y nutrición, así 19 como de las medidas terapéuticas más recomendadas. Todas ellas coinciden en señalar la naturaleza multicausal de esos problemas nutricionales, que se asocian a la marginación, a la pobreza de bienes y recursos económicos, incluyendo el acceso a alimentos, o a la falta de educación e insalubridad y que afectan principalmente a mujeres, niños en edad infantil y preescolar y, en base a estudios más recientemente, también afectarían a la población adulta mal alimentada, con manifestaciones de excesos e imbalances nutricionales. Por otra parte, es reconocido que, a pesar de los esfuerzos realizados por los países de la región, en muchos de estos el número absoluto de la población malnutrida se ha incrementado en las últimas décadas, en gran medida por el crecimiento de la población total. Tomando como punto de partida el círculo vicioso de desnutrición, pobreza y subdesarrollo (Figura 3), el INCAP ha desarrollado conocimientos y metodologías que han y están contribuyendo al mejoramiento del estado nutricional y al desarrollo humano de la población de la región. Por otra parte, por medio de intervenciones en nutrición y salud, rigurosamente controladas, el Instituto ha comprobado el efecto directo del mejoramiento de la nutrición de la madre previo a la gestación, durante el embarazo y la lactancia, así como la del niño, sobre el crecimiento y el desarrollo del “conceptus” y del niño lactante, lo cual se asocia a una disminución de la morbimortalidad infantil y preescolar. Los mecanismos biológicos, por medio de los cuales el mejoramiento de la nutrición de la madre y el niño tienen un efecto directo sobre el crecimiento, el desarrollo y la morbilidad y mortalidad, son cada vez mejor conocidos. Los resultados del estudio longitudinal de crecimiento y desarrollo, iniciado por el INCAP en 1969, son particularmente relevantes. Los efectos de una intervención nutricional en la cual la dieta habitual de niños desde la concepción a los 7 años de edad, fue suplementada en energía, proteínas, vitaminas y minerales, fueron medidos en los mismos sujetos cuando eran adolescentes y adultos jóvenes (Martorell, 1993). El impacto fue medido en relación con el tamaño y composición corporal, capacidad de trabajo y rendimiento intelectual. En todos esos parámetros se encontraron efectos directos de la suplementación proteínico energética consumida durante los primeros tres años de vida, de modo que los niños que fueron suplementados tenían, en la adolescencia y como adultos jóvenes, más talla y masa magra, su capacidad de trabajo era mayor, así como el rendimiento intelectual que aquéllos que no fueron suplementados. Además, la proporción de niños con bajo peso al nacer era aproximadamente 50% en las madres que cuando niñas fueron suplementadas, en comparación con el grupo control, lo que sugiere que los beneficios del mejoramiento nutricional persisten aun en la segunda generación. Estos resultados son importantes desde varias perspectivas. En primer lugar, el mayor tamaño corporal y la masa magra aparece asociado a una mejor 20 función reproductiva. Por otra parte, este resultado puede relacionarse con la hipótesis propuesta en la literatura, acerca de la asociación directa del bajo peso al nacer, el crecimiento infantil inadecuado y el riesgo de padecer enfermedades crónicas del adulto, como es el caso de las enfermedades cardiovasculares y la diabetes. El hallazgo acerca de una mayor proporción de masa magra en adolescentes y adultos jóvenes, que fueron mejor nutridos en la infancia como parte del estudio del INCAP, tendría entonces implicaciones en el menor riesgo de estos adultos de padecer enfermedades crónicas no transmisibles. Puede además proponerse que la mejor nutrición, temprano en la vida, tendrá un efecto en la productividad del adulto. Por otra parte, el mejoramiento del rendimiento intelectual debería tener efectos en la capacidad funcional de los individuos, en diferentes ambientes. Esto contribuiría a la obtención, por parte de los adultos, de mejores oportunidades de empleo y de ingresos, incrementando el capital humano. Considerando lo anterior, puede postularse que el mejoramiento del estado nutricional y de salud constituye una estrategia efectiva para promover el desarrollo humano y económico, a mediano y largo plazo, y da base a la proposición que el círculo vicioso de desnutrición, pobreza y subdesarrollo puede convertirse en un círculo virtuoso, Figura 4, si se implementan, temprano en la vida, acciones efectivas de nutrición y salud. Partiendo de la información anterior, grupos técnicos de Centroamérica y del INCAP formularon la iniciativa de Seguridad Alimentaria Nutricional para la región, con un carácter fundamentalmente promocional de desarrollo humano. Esta iniciativa, que en la actualidad se identifica como un objetivo, una estrategia y una política para la región, cuenta con el apoyo del más alto nivel político de la región, como lo prueban las Directrices y Resoluciones que al respecto aprobaron los Ministros de Salud y los Presidentes de Centroamérica en las Cumbres XIV y XV, realizadas en 1993 y 1994. Además, con el decidido apoyo de la institucionalidad centroamericana, la iniciativa de Seguridad Alimentaria Nutricional fue incorporada como estrategia de combate a la pobreza en el marco de la Solidaridad e Integración Centroamericana. La Seguridad Alimentaria Nutricional se fundamenta, en primer lugar, en la promoción de la disponibilidad de alimentos, en adecuada cantidad, calidad y oportunidad, para satisfacer en forma contInua las necesidades de grupos de población, familias e individuos. A esto se agrega que toda la población debe poder tener acceso a satisfactores básicos, incluyendo principalmente la alimentación y la salud, así como poseer conocimientos de educación alimentaria y nutricional, que contribuyan a prácticas alimentarias saludables y a habitar medios saludables. Por otra parte, para que la seguridad alimentaria y nutricional sea sostenible, la suficiencia y estabilidad en la disponibilidad y acceso alimentario,así como la aceptabilidad y consumo alimentario y su utilización biológica deben procurarse, sin deterioro y agotamiento de los recursos naturales. En resumen, la Seguridad 21 Alimentaria y Nutricional estaría condicionada conjuntamente por la disponibilidad, la accesibilidad, el consumo y la utilización biológica de los alimentos, siendo aisladamente necesarios cada uno de estos componentes, pero no suficientes para la seguridad alimentaria nutricional. La estrategia de seguridad alimentaria nutricional no se identifica con un sector tradicional en particular, sino que, constituyéndose en una política de estado, comprende el conjunto de acciones interrelacionadas e interdependientes, cuya responsabilidad es de naturaleza multisectorial, transinstitucional e interdisciplinaria, requiriendo la concertación de esfuerzos de los sectores público y privado, y de la sociedad civil. FIGURA 4 DE CÍRCULO VICIOSO A CÍRCULO VIRTUOSO MEJORAMIENTO DE LA NUTRICIÓN MADRE DESNUTRIDA RECIÉN NACIDO BIEN NUTRIDO NIÑA BIEN NUTRIDA RECIÉN NACIDO BIEN NUTRIDO MADRE BIEN NUTRIDA La propuesta de Promoción de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de Centroamérica ha tomado además en consideración resultados de estudios efectuados por el INCAP, en Guatemala, que demuestran los efectos positivos del mejoramiento de la nutrición de la mujer (embarazada y nodriza) y del niño menor de tres años de edad en su crecimiento y desarrollo, así como en la disminución de 22 la morbilidad y mortalidad. El mejoramiento de la nutrición temprana en la vida se relaciona además con un mejor rendimiento escolar y en el adulto una mejor capacidad de trabajo y productividad, y un mayor cociente intelectual. Como se esquematiza en la Figura 4, el mejoramiento de la nutrición temprana en la vida tendría efectos importantes en el desarrollo del capital humano y se constituiría en una acción fundamental para revertir el círculo vicioso de la mala nutrición, la pobreza y el subdesarrollo. Se propone, entonces, que la garantía de seguridad alimentaria y nutricional de madres y niños es un punto de partida para establecer un círculo virtuoso de la buena nutrición, el bienestar y el desarrollo. IV. CONTENIDOS TÉCNICOS DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA La garantía de Seguridad Alimentaria Nutricional de la población centroamericana dependerá de los niveles que los gobiernos logren alcanzar en el desarrollo en los siguientes aspectos del Sistema Agroalimentario Nutricional: ü Producción de alimentos básicos en función del uso eficiente de los recursos naturales, de la tecnología disponible y de la fuerza de trabajo. ü Disponibilidad de alimentos en cantidad y calidad suficiente para satisfacer las necesidades nutricionales de la población, en función de la producción agroalimentaria y las importaciones netas, tomando en cuenta la vulnerabilidad externa. ü Accesibilidad a los alimentos en función de los mecanismos de distribución y comercialización y de los precios al productor y consumidor. ü Consumo de alimentos en función de los requerimientos nutricionales, del ingreso de las familias, de los niveles de educación y de los patrones y hábitos culturales que condicionan el uso de los alimentos y su distribución intrafamiliar. ü Utilización biológica de los alimentos en función del estado de salud de los individuos y de la inocuidad de los alimentos, y de la influencia de las condiciones ambientales. ü Interacción de los factores que afectan la disponibilidad, el acceso, el consumo y la utilización biológica de los alimentos y que permiten alcanzar un mejor nivel en la calidad de vida de la población. Los principales aspectos en los que los gobiernos y las instituciones regionales deberán actuar para asegurar el desarrollo del sistema agroalimentario nutricional que propicie la seguridad alimentaria nutricional son los siguientes: • Medio ambiente y uso racional de los recursos naturales: como el marco general que, en su sentido más amplio, determinará las condiciones de vida de la población. 23 • Producción, procesamiento y comercialización de productos alimentarios: como el medio para garantizar la disponibilidad de alimentos a nivel familiar y comunitario. • Empleo y salarios mínimos aceptables: como el medio para mejorar el nivel de ingresos de la población y generar la capacidad de ahorro, y asegurar el acceso permanente a los alimentos. • Educación, ciencia y tecnología: como el medio fundamental para asegurar una adecuada selección y consumo de alimentos. • Salud y saneamiento: para garantizar la utilización biológica de los alimentos y garantizar una óptima salud nutricional. • Vivienda, recreación, seguridad, comunicación, organización y participación social y derechos humanos: para coadyuvar al mejoramiento de la calidad de vida. V. MEDIDAS DE POLÍTICA A CONSIDERAR PARA GARANTIZAR LA SEGURIDAD ALIMENTARIA NUTRICIONAL Tomando en consideración los diferentes aspectos que afectan la Seguridad Alimentaria Nutricional a nivel nacional y el papel de diferentes sectores, a continuación se identifican algunas medidas de política que los Gobiernos de Centroamérica deberán considerar en el nivel nacional y regional para alcanzar los objetivos de la Seguridad Alimentaria Nutricional. A. PARA GARANTIZAR LA PRODUCCIÓN Y DISPONIBILIDD DE ALIMENTOS • Emitir medidas de políticas económicas que incentiven la inversión en la producción de alimentos de tal manera que garanticen una oferta suficiente para el mercado interno. • Crear los mecanismos necesarios para aumentar la oferta de asistencia financiera y técnica para los pequeños y medianos productores agropecuarios, de tal manera que puedan contar con los recursos necesarios para producir y la tecnología que les permita aumentar su rendimiento. • Promover la diversificación de la producción, procurando generar una oferta de productos agropecuarios suficiente para satisfacer las diferentes necesidades de la población. • Establecer y mantener información sobre pronósticos de cosecha y precios de mercado para asegurar volúmenes de producción que incrementen la oferta de productos agropecuarios. 24 • Mejorar la planificación de la producción de granos básicos, a fin de satisfacer la demanda nacional y regional. • Proteger las fuentes de agua y establecer normas que racionen su uso, a efecto de crear la disponibilidad necesaria para riegos y regadíos que permitan un incremento sustancial de la producción de alimentos. • Establecer mecanismos nacionales que procuren la reducción de las tierras ociosas y el mejoramiento de los sistemas de distribución de la tierra, a fin de lograr un uso más extensivo e intensivo de ésta en la producción de alimentos. • Ejecutar proyectos de producción agropecuaria con un claro abordaje de sostenibilidad. • Promover y ejecutar programas de distribución masiva de insumos agrícolas, de tal manera que lleguen a todas las áreas de producción, en condiciones adecuadas de precios y calidad. • Aplicar todas aquellas medidas que permitan articular la estructura productiva para lograr un equilibrio entre la producción para el mercado interno y para el mercado externo. • Crear y promover tecnologías y sistemas de almacenamiento o de entrega que permitan reducir las pérdidas postcosecha y generar una disponibilidad de alimentos para todas las épocas del año. • Establecer mecanismos adecuados para conocer las pérdidas postcosecha y sus principales causas. • Liberar el ingreso de aquellos productos que en términos de ventajas comparativas ofrecen una mejor oferta para los consumidores de cada país y no representan riesgos para los productos internos. • Implementar y apoyar programas de población a efecto de reducir las tasas de crecimiento de la población y mejorar el uso de los ingresos. B. PARA GARANTIZAR LA ACCESIBILIDAD Y EL CONSUMO DE LOS ALIMENTOS • Promover la competividad en la producción de alimentos de tal manera que los precios de los alimentos respondan a las leyes de la oferta y la demanda. • Promover sistemas de comercialización local, nacional y regional en forma tal que permitan una adecuada distribución de alimentos dentro de cada país y en la región, lo cual implica una reducción de la cadena de intermediarios, y el mejoramiento y ampliación de la red vial y de los sistemas de transporte. 25 • Impulsar programas masivos de generación de empleo, así como de apoyo a la micro y pequeña empresa, asegurando salarios mínimos, que permitan garantizar la alimentación y nutrición, y otras necesidades básicas de la población. • Promover la organización de la población para propiciar procesos autogestionarios para el acceso sostenible a los alimentos. • Impulsar amplios programas de educación sobre economía doméstica, procurando un uso racional de los recursos económicos del hogar y la producción de alimentos en pequeña escala. • Focalizar los programas sociales, en los sectores en condiciones de extrema pobreza, que permitan el acceso a los alimentos a través de subsidios o en otra forma de donación que a su vez se acompañen de programas educativos y de generación de empleo e ingresos familiares, de tal manera que las donaciones de alimentos sólo sean una medida de carácter temporal. • Establecer un estricto control y conducción de todos aquellos programas de donación de alimentos o en efectivo, con el fin de garantizar que los alimentos se focalicen en la población que los requiera y se reduzcan las pérdidas por almacenamiento o desviaciones en su transportación. • Impulsar programas universales de educación alimentaria nutricional y acciones que promuevan hábitos y creencias alimentarias saludables, la lactancia natural y una alimentación infantil adecuada. C. PARA GARANTIZAR LA UTILIZACIÓN BIOLÓGICA • Impulsar programas universales que mejoren el estado de salud de la población. • Promover y apoyar programas de carácter preventivo que reduzcan los riesgos de la población, tanto en lo que respecta a la enfermedad como a los accidentes. • Establecer programas masivos de saneamiento ambiental que incluyen la dotación de agua potable, los drenajes, la eliminación higiénica de excretas y la recolección y disposición adecuada de basuras. • Promover estilos de vida y consumo de dietas saludables. 26 D. PARA GARANTIZAR LA INTERACCIÓN DE OTROS FACTORES • Reorientar la política social de cada país, haciendo énfasis en la eficiencia en el uso de los recursos y en la relación entre gasto e inversión social y en la equidad en la prestación. • Focalizar la inversión social en aquellas áreas en las que se localiza la población con mayores niveles de indigencia. • Reorientar el funcionamiento de los fondos de inversión social, procurando que la aplicación de los recursos garanticen la interacción de los proyectos con los objetivos de seguridad alimentaria nutricional. VI. RECURSOS DE LA REGIÓN PARA GARANTIZAR LA SEGURIDAD ALIMENTARIA NUTRICIONAL Haciendo una abstracción de las rigideces institucionales y de las estructuras sociales de la región centroamericana, se puede indicar que ésta se encuentra bien dotada de los recursos básicos para la producción alimentaria. En primer lugar, es una zona ecológica de alta diversidad, lo cual asegura la minimización de riesgos, pues la mezcla que compone la biomasa total es altamente diversificada. En segundo lugar, dispone de suficientes recursos hidrológicos y es una zona de buen temporal, lo cual puede permitir aumentar la intensidad del uso de la tierra. En tercer lugar, la agricultura tiene un papel fundamental en la formación de su producto interno bruto, agregado a que su población es aún esencialmente rural, por lo que sus recursos humanos tienen fuerte vocación agropecuaria. Además, la región cuenta con varios centros de formación e investigación agrícola a través de los cuales es posible fortalecer actividades de investigación y extensión. Un recurso fundamental de los países es la disponibilidad de algunos organismos de cooperación regional, capaces de potenciar las iniciativas para la seguridad alimentaria y nutricional, y de desarrollo. Entre ellos, se ubica el Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá. De acuerdo con su naturaleza de Organismo Internacional, de Integración Centroamericana, el INCAP es un asesor de los gobiernos de los países de Centroamérica, en materia de alimentación y nutrición. En este sentido, el papel del INCAP en el campo de la seguridad alimentaria nutricional es el de 27 facilitador del proceso de adopción y aplicación por parte de los gobiernos de este enfoque en los objetivos, políticas y estrategias de desarrollo de cada país y de la región como un todo. Las funciones que debe cumplir el INCAP, derivadas de este papel, son las siguientes: a) Fortalecer la capacidad de los países centroamericanos en el conocimiento de las interrelaciones socioeconómicas de la seguridad alimentaria nutricional y sus implicaciones en el desarrollo social y económico de las naciones. b) Facilitar el proceso para que el estado y las diferentes instituciones que lo conforman, asuman el enfoque de seguridad alimentaria nutricional como un objetivo, una política y una estrategia de desarrollo. c) Facilitar el proceso de formulación e implementación de políticas y estrategias de seguridad alimentaria nutricional en el marco de la política social y económica en cada uno de los países. d) Promover y desarrollar investigaciones operacionales sobre los efectos de políticas y programas en la seguridad alimentaria nurticional de las poblaciones en mayor riesgo. e) Facilitar el proceso de fortalecimiento de las instituciones del estado para que puedan ejecutar las políticas y estrategias de seguridad alimentaria nutricional con el mayor grado de eficiencia y eficacia. f) Generar, promover y transmitir conocimientos, procesos tecnológicos y metodologías para que las instituciones de estado puedan asegurar la disponibilidad, el acceso, el consumo y la utilización biológica de los alimentos por parte de la población. g) Promover la coordinación de los esfuerzos de la cooperación técnica y financiera internacional en el marco de la estrategia de seguridad alimentaria nutricional de cada país. h) Facilitar el proceso de monitoreo de las acciones y apoyar la vigilancia de la situación de seguridad alimentaria nutricional en la región. i) Facilitar la generación y transferencia de tecnologías y metodologías por parte de los países así como el intercambio de éstas en diferentes niveles. 28 Un esquema que facilita la comprensión del papel que le corresponde jugar al INCAP y a otros organismos de Integración Centroamericana en la Iniciativa de Seguridad Alimentaria Nutricional, se presenta en la Figura 5. FIGURA 5 29 VII. ESTRATEGIAS PARA ALCANZARLA En el marco del proceso de integración centroamericana que persigue el logro de una región de paz, libertad, democracia y desarrollo sostenible y en respaldo a la iniciativa de seguridad alimentaria nutricional, se incorporan a la práctica las estrategias siguientes: a) Desconcertación y descentralización. El aceleramiento de estos procesos fortalecerá el desarrollo de cualquier proyecto al posibilitar que los participantes aumenten su capacidad de autogestión y la sostenibilidad de las acciones. b) Uso de la metodología participativa como eje del proceso de trabajo. Lo participativo fomenta y potencializa la criticidad del individuo al constituirse éste en sujeto activo del proceso de trabajo. En este enfoque el sujeto se apropia conscientemente de su propia realidd y busca, de manera creativa y democrática, la aplicación de mecanismos para transformarla en una realidad superior a la precedente. c) Horizontalidad, coherencia e integralidad de las acciones en el contexto de la seguridad alimentaria nutricional. El análisis de los factores socioeconómicos y culturales relacionados con la seguridad alimentaria nutricional es la estrategia metodológica propuesta para optimizar el desempeño en alimentación, nutrición y salud de los grupos comunitarios y del personal institucional local, gubernamental y no gubernamental y, más importante, lograr que sean los grupos organizados los que, a partir del análisis de su realidad, integren las acciones que ya se están efectuando. d) Multisectorialidad, trabajo colaborativo y en equipo de las acciones que en el proceso de desarrollo local, de las comunidades de los municipios seleccionados, realizan todas las instituciones involucradas. e) Acciones del proceso en poblaciones de mayor riesgo biológico y social. La focalización adecuada es crítica para mejorar la eficiencia y efectividad de los proyectos de desarrollo local y tiene que basarse en criterios geográficos, socioeconómicos, demograficos, de salud y de nutrición. f) Educación integral continua con enfoque permanente. Para evitar la dispersión de contenidos educativos y fortalecer la vinculación del aprendizaje y el trabajo. g) Permanencia y autosostenibilidad. El autosostenimiento de resultados positivos es clave para que cualquier proyecto tenga efecto a largo plazo. Éste se puede incrementar mediante un fuerte compromiso político y el sentido de pertenencia comunitaria y participación activa en todas las fases de planificación y ejecución. 30 h) Intercambio de experiencias entre áreas geográficas. Este intercambio puede realizarse mediante la movilización de recursos, visitas, reuniones sociales y de trabajo intra e interpaíses. i) Uso eficiente de recursos disponibles y de tecnología apropiada. De acuerdo con las ventajas, competencias y experiencia de cada institución y organismo, se establecerá una eficiente coordinación de recursos y el uso de la tecnología apropiada, tendientes al desarrollo integral y sostenible en el nivel local, en el marco de los principios y lineamientos de la iniciativa de seguridad alimentaria y nutricional. 31 VIII. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Arias PS. El contexto regional y mundial en la estrategia alternativa de desarrollo del istmo centroamericano. En: Stein E, Arias PS, eds. Democracia sin pobrezas. San José, Costa Rica: Editorial DEI; 1992:21-82 (Colección Universitaria). 2. Badgley RF. Salud pública: tendencias y desafíos. En: La crisis de la salud pública: reflexiones para el debate. Washington, DC: Organización Panamericana de la Salud; 1992:57-73 (Publicación Científica 540). 3. Baumeister E. Características y potencial de la agricultura en la estrategia alternativa de desarrollo. En: , pp. 349-400. 4. Bentley M, Pelto GH. 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Among these transformations, are the globalization of world economies, the evolution and growth of science and the technology, the close relationship between social societies and their environments and the increase of the inequities and disparities between those who have and those who do not have resources. From the perspective of quality of life, the future might look optimistic for a small segment of the population. However, it looks dark for the majority, with an inheritance of poverty, inequity and ecological deterioration. Given the present situation and the changes that could occur, there will be major impacts on the levels of poverty and the quality of life. These include the nutrition and health status of the population. There are implications for the availability and access to food which could affect a significant percentage of the world’s population. Because of this situation technical and political groups have been promoting the strategy of the food and nutrition security. Its application could contribute to the correction of the present nutrition problems and could promote the basic conditions to increase the availability and accessibility of food and changes in life style and healthful diets that could avoid repetition of these problems. This document reviews the conceptual bases of the food and nutrition security at family and community level. Actions are also proposed that, in the experience of INCAP, would have some effects in the promotion of the nutrition health of the population. 2. Background Despite many efforts in the Latin American countries, health problems linked to an inadequate food and nutrition situation continue to be, to a greater or lesser degree, the ongoing cause for health service demand in the region. Furthermore, the type of demand has become more complex given the coexistence, within the same population groups and, occasionally in the same families, of problems linked to nutritional deficiencies with those derived from food and nutrition excesses and imbalances. The persistence, and in some cases the increase, of deficiencies, together with the appearance of problems associated with nutritional imbalances and excesses, express themselves through a higher demand for health services and, consequently, in the increase of expenditures in the health sector. ____________________________________________________________________________________________ Economic Development, Food and Nutrition 1 Based on this, it can be asserted that the improvement of the nutritional and health status of the population constitutes an effective strategy for the promotion of human and economic development, in the medium and long term. These observations justify the argument that poses that the vicious circle of malnutrition, poverty and underdevelopment, may become a virtuous circle of food and nutrition security, quality of life, socioeconomic development and social equity. The health sector officials in Latin America, for example, have emphasized the need to look for innovative solutions for the prevalent food and nutrition problems in the region. Furthermore, it has also been stressed that it is crucial to move from a curative approach concentrating on alleviating the manifestations of the food and nutrition problem, to one that integrates preventive and promotional aspects. A successful approach must consider underlying and basic causes, including environmental, socioeconomic, cultural and biological conditions that determine it. The nutrition problem is thus defined as a condition of food and nutrition insecurity; no longer focused as a problem of individuals but collective and multicausal in nature, therefore requiring intersectorial action. Different organizations have made proposals addressing the problem of food and nutrition insecurity. The Latin American governments that participated in the International Conference of Nutrition in 1992 and the World Food Conference in 1996, have recognized the existence of a regional problem of food and nutrition insecurity. Such a system violates the population’s human right to have access to healthy and secure food that may allow them to lead a healthy and active life. The declarations emerged from these conferences demand collaborative efforts among non-government organizations, national, regional and international institutions, in order to address the problems of food and nutrition insecurity. The Central American experience related to the implementation of different activities for the Promotion of Food and Nutrition Security is especially interesting. They were initiated in 1993, as the Council of Ministers of Health of Central America asked the System for the Central American Integration and the Central American Presidential Summit of that year to review a proposal for the Promotion of Food and Nutrition Security. 3. Food and Nutrition Security: a Conceptual Framework The term Food and Nutrition Security has different meanings for various institutions and officials who are committed to the study of the problems and to the identification of solutions. INCAP/PAHO defines Food and Nutrition Security as the status in which all people enjoy, in a timely and permanent fashion, physical, economic and social access to food that they need, in quality and quantity, for their adequate consumption and biological utilization, thus guaranteeing the general well-being that contributes to their development. ____________________________________________________________________________________________ Economic Development, Food and Nutrition 2 Food and Nutrition Security is based, primarily, on the promotion of permanent food availability, in adequate quantity, quality and timeliness, that may continuously satisfy the needs of groups, families and individuals. Additionally, the population must have access to basic products and services, especially food; they must possess the knowledge about food, health and nutrition that may contribute to healthy feeding practices, and, finally, be surrounded by the optimal environmental conditions favoring an adequate health status. Furthermore, for food and nutrition security to be sustainable, sufficiency and stability of food availability and access, as well as food acceptability, consumption and biological utilization must be sought in absolute harmony with nature. Food and Nutrition Security is achieved, therefore, within the framework of sustainable development, by food availability, access, consumption and biological utilization: each of these components, in isolation, is necessary but not sufficient to attain it. Food and nutrition insecurity is cumulative in nature, as the conditions present in each link of the chain affect food and nutrition security, independently of the previous link. Indeed, a situation of food and nutrition security may mean that food is available to 100 percent of the population. In certain cases, even though national availability may be adequate, consumption may be insufficient due to inequalities in food distribution. For these groups, food and nutrition insecurity is determined by a lack of availability, which, at the same time determines food inaccessibility from a physical standpoint. For other groups, food may be available, but not everybody will have access, due to economic restrictions. Besides availability and economic accessibility, there are cultural and social factors that affect food acceptability and consumption, thus becoming additional obstacles to food and nutrition security. Finally, food availability and access, as well as its acceptability and consumption by individuals and populations do not guarantee an optimal nutritional status. Factors that affect the biological utilization of food consumed are complex and varied, and for this reason it can be stated that food security is a necessary, yet not sufficient, condition to guarantee food and nutrition security. The major factors influencing food and nutrition security which also represent the framework for consideration of the food and nutrition security policy are shown in Figure 1. FIGURE 1 ____________________________________________________________________________________________ Economic Development, Food and Nutrition 3 3.1 Food availability Food production, available stocks, and international trade patterns determine food availability at the national or local level. Ensuring food security involves a complex process of coordinated efforts in these areas as well as in accessing development aid (including food aid), all aimed at guaranteeing certain minimum levels of consumption for each individual and household--especially the most vulnerable. Food availability also depends on the proper functioning of markets at the international, national, and local levels. Important factors in this regard include adequate and equitable infrastructure development (especially for distribution) and free flow of information. Factors such as pricing policies for locally produced commodities and stock maintenance policies can affect the relative availability of food in urban and rural areas, as well as between various socioeconomic groups. A thorough review and monitoring of marketing and distribution and the impact on various social groups in each country is an important policy tool in reducing or mitigating household food insecurity. While the perspective of household food security is useful in understanding the impact of this range of complex issues on individual food security, the larger picture of global production and trade policies also must be kept in mind, as this forms the basis for sustainable improvements in household food security. 3.2 Food accessibility At the national level, access to food from international markets is a function of world food prices and foreign exchange availability. For many poor countries that are deficient in food and foreign exchange, food aid is an important means of access to international food supplies. Complex factors such as world market prices, surplus production levels, and political factors often influence the allocation of food aid among countries. At the household level, income and prices are the most important determinants of food security. Household poverty is therefore a major factor determining access to food, and the poor who have inadequate means are more vulnerable to disruptions and shocks that result in transitory food insecurity. Increasing the income in households with malnourished members can improve their access to food, and in general has been shown to increase energy intake especially from staple foods and to a lesser extent from meat. Another factor related to incomes, which improves household food security, is that poor households build their asset bases out of incremental income, which, in turn, reduces household vulnerability to short-term fluctuations in income. However, it should be noted, that while increased income improves access to food, this does not always directly contribute to the improvement in nutritional status of the household. The reason for this apparent contradiction is that incremental income can be spent on non-food items or on foods of relatively low nutritional value. ____________________________________________________________________________________________ Economic Development, Food and Nutrition 4 Two types of household food insecurity--chronic and transitory--are generally recognized. The former refers to a condition caused by the continuous inability of households to acquire the food that they need. Transitory food insecurity is a temporary problem resulting in reduced household access to food, usually because of unstable food prices, incomes, or both. As discussed below, the poor are often hit hardest by food insecurity. Therefore, it is important to distinguish between these two related but different forms of food insecurity when designing interventions. 3.3 Food consumption Even when households have the ability to afford an adequate the quantity and quality of food, several factors can affect the intake and consumption levels of their members. • The demand for specific foods that are purchased or produced for home consumption, and in the case of infants, breast feeding behavior. This factor is related to food preferences, seasonal aspects, prices, and nutritional knowledge. • Food preparation methods and intra-household food distribution patterns, which are influenced by food habits, nutritional knowledge, time constraints, and the division of food preparation responsibilities, decision-making, and control of household resources. 3.4 Biological utilization of food Nutritional well-being is finally determined by the actual utilization of food by individuals, which is partially conditioned by the factors discussed above. In addition, the health status plays a critical role in determining the utilization of food at the individual level. The health status of household members, in turn, is affected by their nutritional status and by the interplay of other factors, including nutritional knowledge, health and sanitary conditions in the household and community, and access to health services. These individual and household factors are closely linked with larger issues of equity and access to available services and institutions. 4. Promotion of the Food and Nutrition Security: to a virtuous circle The high rates of infant and child morbidity and mortality, growth retardation, deficient levels of mental development and low productivity, together with chronic diseases associated with overweight, such as cardiovascular, endocrine, degenerative and certain types of cancer, are some of the manifestations of the inadequate food and nutrition status in different population groups, as shown in Figure 2. ____________________________________________________________________________________________ Economic Development, Food and Nutrition 5 FIGURE 2: DIET AND HEALTH AT INDIVIDUAL LEVEL DEFICIENCIES POTASSIUM? CALCIUM HYPERTENSION BLINDNESS CAVITIES GOITER VITAMIN A FLUORIDE IODINE CARDIOVASCULAR DISEASES ESSENTIAL FAT UNDERNUTRITION ENERGY PROTEIN FIBER? CALCIUM, FLUORIDE IRON, FOLIC ACID OBESITY OVERWEIGHT CANCER COLON RECTUM OSTEOPOROSIS EXCESS OR IMBALANCE SALT, FAT SUGAR GOITROGENS SATURATED FATS ENERGY ALCOHOL FAT MEAT BEER ANEMIA Studies conducted in several regions, including work at INCAP, have shown that bad nutrition during the prenatal life and the first two to three years of life is basic for later survival, growth and development. Through its effects on the fetus, the newborn and the infant, inadequate maternal nutrition determines many of the manifestations of malnutrition, including its negative consequences for the welfare of individuals and the development of human capital (Figure 3). Moreover, inadequate early nutrition has adverse effects on the development of human resources, their productive capacity and reproductive health, all of which have important social and economic repercussions and also explain the existence of a vicious circle of malnutrition, poverty and underdevelopment. The nature, magnitude, distribution and determinants of the effects of bad feeding and nutrition, as well as the recommended therapeutic measures is documented. The multicausal nature of nutrition problems, is associated with marginalization, poverty, including access to foods, or with the lack of education and sanitation. This situation mainly affects women, infants and school-aged children; and, based on more recent studies, it also would affect the malnourished adult population. Malnourishment may be manifested as nutrition excesses and imbalances. The magnitude of some manifestations has been significantly reduced in many countries in the Central American Region; nevertheless, given that population growth has been greater than the decrease in the rates of malnutrition, the absolute numbers of the affected groups have steadily risen. On the other hand, there are various non-communicable chronic diseases linked to overweight that have shown incremental rates during the last decade, in most Central American countries. ____________________________________________________________________________________________ Economic Development, Food and Nutrition 6 Taking as a departure point the vicious circle of undernourishment, poverty and underdevelopment (Figure 3), INCAP has developed knowledge and methodologies that are contributing to the improvement of the nutrition status and to the human development of the population of the region. FIGURE 3 VICIOUS CIRCLE OF MALNUTRITION MALNOURISHED MOTHER MALNOURISHED NEW BORN INFANT AND PRESCHOOL AGE MORTALITY MALNOURISHED ADULT MALNOURISHED INFANT/CHILD OVERWEIGHT, OBESITY AND HIGH RISK OF NCCD The results of many studies of INCAP have proven the direct positive effects, from conception to the first three years of age, of the improvement of nutritional and health status on growth and development, including the development of intelligence, personality and social behavior, as well as productivity during adulthood. Nutritional supplementation for malnourished women during pregnancy results in improved birth weight and reduces the risk of delivering a low birth weight infant. The biological mechanisms, through which the improvement of the nutrition of the mother and the child have a direct effect on the growth, development and morbidity and mortality, are being recognized more easily. Results of a longitudinal study of growth and development, initiated by INCAP in 1969, are particularly relevant. The effects of a nutritional intervention in which the usual diet of children, from conception to 7 years of age, was supplemented with energy, proteins, vitamins and minerals, were measured in the same subjects when they became adolescents and young adults. The impact was measured in relation to height and body composition, ability to work and intellectual capacity. For all those parameters, direct effects of the caloric and protein supplementation consumed during the first three years of life were found. The children who were supplemented had, in the adolescence and as young adults, more height and lean body mass, and their ability to work and intellectual capacity were greater that those who were not supplemented. In addition, the proportion of infants with low birth weight was ____________________________________________________________________________________________ Economic Development, Food and Nutrition 7 approximately 50 percent lower between the young mothers who where supplemented, in comparison with the control group. This suggests that benefits of the nutritional improvement still persist into the second generation. These results are important from several perspectives. In the first place, a better height and lean body mass ratio appear to be associated with better reproductive function. On the other hand, this result could be related to the hypothesis about the direct association between low birth weight, inadequate infantile growth and risk of suffering chronic diseases as an adult, such as cardiovascular diseases and diabetes. The finding from INCAP about greater proportion of lean body mass in adolescents and young adults, who were better nourished in the childhood implies that there is a lowered risk of suffering non transmissible chronic diseases as adults. Better nutrition in the early life would have some effect in the productivity of the adult. An improvement of the intellectual capacity could effect the functional capacity of the individuals and contribute to providing adults with better job opportunities and incomes, increasing the human capital. It could be postulated that the improvement of the nutritional status and health constitutes an effective strategy to promote the human and economic development, in the medium and long term. These findings lay the foundation for the proposal that the vicious circle of undernourishment, poverty and under-development could become a virtuous circle (Figure 4) if effective actions of nutrition and health are implemented, early in life. FIGURE 4 FROM A VICIOUS CIRCLE TO A VIRTUOUS CIRCLE IMPROVEMENT OF NUTRITION UNDERNOURISHED MOTHER WELL-NOURISHED NEW BORN - SECOND GENERATION WELL-NOURISHED NEW BORN WELL-NOURISHED GIRL WELL-NOURISHED MOTHER ____________________________________________________________________________________________ Economic Development, Food and Nutrition 8 5. A Technical Cooperation Model for the Implementation of the Food and Nutrition Initiative in Central America Based on the cumulative experience in the different Central American countries, this proposal contains several strategic principles and a set of actions geared to the promotion of food and nutrition security. The proposal constitutes an “initiative” that takes into consideration the principles of health promotion, defined as “…the process whereby the population is provided with the necessary means to improve their health and to exert a greater control over it”. Thus, the Initiative for the Promotion of Food and Nutrition Security entails the implementation of the five mechanisms for action identified, in the Ottawa Charter of 1986, for the production of healthy Outcomes. These mechanisms are: the promotion of healthy public policy, the reorientation of services, the empowerment of community organization in agreement with government and non-government organizations and the private sector, and the promotion of a healthy culture. Given the magnitude and persistence of the problems of poverty, deprivation and marginalization that prevail in the region it is now clear that there are critical limitations as to the supply of financial resources for the continued implementation of large-scale social interventions. This is especially so within the framework of the new socioeconomic model which, to varying degrees, the Latin American countries are adopting, As a result, and based on the strategy for the Promotion of Human Development, various working models have emerged and emphasized efforts of promotion and mobilization around the concepts of self-management, decentralization and citizen participation, and focused on building strategic alliances between different sectors and groups in order to attain national development goals. The Initiative for the Promotion of Food and Nutrition Security being proposed constitutes an important milestone in the conceptual and operational development of the set of possible and desirable solutions to the conditions of food and nutrition insecurity in the Latin American region. This initiative rests on two basic principles: - A change of approach to the explanation of food and nutrition problems and their causes, - An expansion of the concept of Food and Nutrition Security envisioned as a goal, a policy and a strategy for national development. Regarding the first principle, food and nutrition problems are understood in a holistic manner, considering that the conditions of food and nutrition insecurity of a population are determined by the interaction of factors pertaining to food availability, access, consumption, and biological utilization and adequacy. This means that problems must be approached in an integrated way, seeking to strengthen the opportunities for social change in the population, both as a prerequisite and as an outcome of development. This change of approach entails, as a result of efforts involved in this new understanding of the dimensions of food and nutrition security, the adoption of new organizational options, new roles, new decisions and new actions intended to improve the situation; indeed, it involves new ways of “thinking and doing” what is relevant to food and nutrition. ____________________________________________________________________________________________ Economic Development, Food and Nutrition 9 Another basic principle ascribes three functions to Food and Nutrition Security: in the first place, as a national goal, food and nutrition security is a desired stage in the process of socioeconomic development. In order to achieve this goal, efforts have to be made to secure the permanent coordination of political wills, the continuous mobilization of the population’s awareness and the commitment of society at large. As a goal, food and nutrition security entails, primarily, a change in the way that food and nutrition problems are addressed: these problems cease to be approached exclusively as technical challenges, but are conceived rather as “political” problems, thus recognizing that political will is essential to carry out effective solutions, and giving priority to “persuasion” and “dialogue” as instruments of change. In terms of a policy, food and nutrition security is an expression of the position that the national states and their respective government institutions must assume to confront their pressing social problems. In this regard, food and nutrition security contributes to the expansion of what traditionally has been conceived as social policy, inasmuch as it stresses the interrelationship of structural-productive factors with those that are inextricably linked to the decisions made as to “what, why and for whom” a particular country must produce. Finally, food and nutrition security is a strategy, as it is a mechanism that brings together the different efforts and resources that must be combined in order to alleviate poverty. It is important to highlight the fact that this initiative points to the importance of nutrition as a mechanism for the kind of investment in human capital that guarantees adequate levels of social and economic productivity, as essential inputs of sustainable human development. As it has been mentioned before, this initiative contemplates new ways of organizing thoughts and actions that will lead to the transformation of the living conditions of the Latin American people. This concept entails the application of strategies at different levels. In every country, priority must be assigned to efforts geared towards the mobilization of the awareness and the resources, both public and private, and of society’s commitment in favor of the initiative. At the political level, advocacy activities about the contribution of food and nutrition security to national development should be carried out; the topic of food and nutrition security must be introduced in presidential political agendas; support must be given to strengthening the legislative framework, and priority should be assigned to developing processes of political discussion and exchange at the intersectorial level. With regard to the national/technical level, and as a means of strengthening national programs and projects that strive to create conditions for food and nutrition security, the technological transfer must be encouraged, with special emphasis on technical aspects of food and nutrition security. In order to improve the skills of national teams in technology application, resource mobilization and alliance building, the development of human resources must be promoted. Finally, the use of applied and operational research that may produce effective solutions to improve food and nutrition insecurity must be fostered. ____________________________________________________________________________________________ 10 Economic Development, Food and Nutrition At the local levels, activities must strive to enable the population to identify their essential deficiencies, on the one hand, and to carry out reliable solutions to their problems, within a multi-sectorial and inter-disciplinary perspective, on the other hand. This may be achieved by strengthening the community organizations and by building longterm alliances among development non-government organizations, local governments and the decentralized public sector. This may further be attained through the transfer of appropriate technologies and experience sharing about problem correction and prevention, and the promotion of new life-styles. For the implementation of this initiative, interventions may be grouped according to the following seven components: • Guaranteeing food and nutrition security in development policies, plans, programs and projects intended to alleviate poverty, employed as a criterion to target at-risk populations and as a component to articulate different interventions. This field entails the incorporation of goals, themes and methodologies about food and nutrition security in national and sectorial policies, plans and interventions. The topic is introduced horizontally, and is primarily oriented to the design of normative frameworks and to the development of interventions in which nutrition is linked to other development initiatives. The topics that may be redefined within this framework are: availability of staple foods in the perspective of sustainable development; full employment to guarantee greater levels of food accessibility; and food and nutrition security topics in health and education policies, among others. Special attention must be given to strengthening the organization and operation of political commissions and technical teams for the effective coordination of food and nutrition multisectorial activities at the national level. • Allocation and/or reorientation of resources that support the development of intra and intersectorial activities for food and nutrition security The proposal must guarantee that, by employing the concept of food and nutrition security, political commitment is being translated into decisions related to the allotment or reorientation of national and international financial resources to interventions that favor food and nutrition security, emphasizing the efficient use of resources and equity in their distribution. This entails that decision makers, in national institutions and technical cooperation agencies, will have to be convinced about the need to procure, secure and channel funds into programs and projects that include topics and goals in food and nutrition security. ____________________________________________________________________________________________ 11 Economic Development, Food and Nutrition • Promulgation and compliance of laws linked to food production, processing, marketing, consumption and biological utilization In helping the countries to meet their national goals in food and nutrition security, the legal-judicial framework should be strengthened in order to make feasible the definition of norms and the regulation of processes, as well as the identification of sanctions which that have to be put into effect in order to assure a higher degree of law-compliance. These efforts must stress the need to draw up new laws and to strengthen existing ones on topics such as: availability of basic foods according to competitive advantages of each subregion and country; definition of minimum wages and prices that may support the population in the satisfaction of their basic needs; consumer orientation that includes nutritional labeling of commodities and food protection activities; prevention and control of disorders due to micronutrient deficiencies; breast-feeding promotion; improvement of the overall socioeconomic situation of special groups at-risk, like women, children and indigenous peoples, among others. This component requires joint efforts among specialized national and international organizations, and specific commissions in the legislative bodies of the Latin American countries. • Strengthening of the national institutional capacity for the design and efficient operation of specific interventions in food and nutrition security. Using an integrated approach, efforts must be directed to the technical and managerial strengthening of programs, projects and activities that are related to concrete food and nutrition interventions. Priority should be given to the areas of food availability and access, specifically to agricultural and livestock production, staple foods storage, processing and marketing and complementary feeding. In regard to food consumption and biological utilization, it is vital to improve the quality of the food and nutrition education components in programs and projects developed in different sectors; to strengthen environmental sanitation initiatives, emphasizing the importance of safe water and environmental hygiene for food and nutrition security; to improve activities related to child growth monitoring and promotion, breastfeeding and infant feeding; and to improve interventions for the prevention and control of disorders due to micronutrient deficiencies, and for the prevention of malnutrition disorders due to excesses or imbalances. This component requires the consolidation of inter-agency coordination to avoid duplicity of actions and to guarantee the efficient use of resources. • Integration of food and nutrition security in local development initiatives In order to improve the opportunities of vulnerable groups, efforts must concentrate on the technological transfer of knowledge and skills to decentralized programs and projects that include activities inducing changes in food production and storage, feeding habits and culture, and health and nutrition interventions at the community level. Intersectorial coordination must be consolidated to support efforts ____________________________________________________________________________________________ 12 Economic Development, Food and Nutrition of sustainable development; additionally, steps must be taken to encourage sharing of successful experiences and best practices, as well as implementing activities for information dissemination that create permanent links of interaction and solidarity between municipalities and communities. The different actions involved in this component should be anchored in institutions that foster municipal and local development, within the framework of the particular decentralization process that is taking place in each country. • Improvement of the quality of decisions on food production, consumption and biological utilization through popular education, inservice and formal academic training at different levels In relation to education in food and nutrition security, it is important to carry out interventions which produce changes in the knowledge, skills, habits and behaviors that may benefit the promotion and adoption of a set of healthy feeding habits and life styles. Operationally speaking, this area means promoting the use of educational methodologies and tools like feeding and health guidelines, nutritional labeling and social communication, among others. • Promotion and strengthening of food and nutrition surveillance, monitoring and evaluation of food and nutrition interventions In order to improve the efficiency and effectiveness of national programs through the identification and quantification of food and nutrition problems and the description of operational restrictions of different activities, efforts should concentrate on upgrading the analysis and use of information for decision-making at different levels. This may be achieved by consolidating the links between technical teams, producers of information and decision makers, fostering the exchange of data bases and making joint analyses of tendencies for the short, medium and long-term perspectives. The health ministers of the Central American Region, with the technical support of INCAP/PAHO, must face up to the challenge of this initiative. This leadership role means that they will have to define the scope for actions to be implemented by different sectors involved in the problem, based on to the particular conditions in each country and/or subregion. 5. Strategies to reach Food and Nutrition Security Disregarding institutional rigidities and social structures of the Central American region, it is possible to say that the region could have the basic resources for food production. In the first place, it is an ecological zone of high diversity, which assures minimization of risks, because the total biomass is highly diversified. Secondly, it has sufficient hydrologic resources and good weather, which could allow to increase land use intensity. Thirdly, agriculture has a fundamental role in the formation of its gross internal ____________________________________________________________________________________________ 13 Economic Development, Food and Nutrition product; in addition, its population is still essentially rural, and their human resources have a strong farming vocation. In the framework of the process of the Central American integration looking for peace, freedom, democracy and sustainable development and in endorsement to the initiative of Food and Nutrition Security, the following strategies are proposed: a) Decentralization. The acceleration of these processes will strengthen the development of any project when making possible that participants increase their capacity of selfmanagement and the sustainability of the actions. b) Use of the participative methodology as an axis of the process. It encourages and improves the criticisms of the individual when constituting itself as an active subject of the process. In this approach, the subject takes control consciously of its own reality and looks for, with creative and democratic ways, the application of mechanisms to transform its reality in one superior to the precedent. c) Horizontality, coherence and integration of the actions in the context of the food and nutrition security. The analysis of socioeconomic and cultural factors related to the food and nutrition security is the methodological strategy proposed to optimize the performance in food, nutrition and health of the community groups, as well as for local, government and non-government personnel. And, more important to try to make that the same organized groups integrate the actions that already exist, starting from the analysis of their reality, d) Multisectoriality, collaboration and teamwork for actions in the process of local development, with communities, selected municipalities, and all involved institutions. e) Actions with populations at greater biological and social risk. The suitable prioritization is critical to improve the efficiency and effectiveness of the projects of local development and must be based on geographic, socioeconomic, and demographic criteria of health and nutrition. f) Continuous integral education with permanent approach. In order to avoid the dispersion of educational contents and to strengthen the relationship between learning and work. g) Permanence and sustainability. The sustainability of positive results is crucial to ensure long-term effects of any project. This could be increased through a strong political commitment and the sense of community property and active participation in all phases of planning and implementation. h) Exchange of experiences among geographic areas. This exchange could be made by through the mobilization of resources, social visits, meetings, and work intra and inter countries. i) Efficient use of resources available and appropriate technology. In agreement with the advantages, competence and experience of each institution an efficient coordination of resources would be implemented as well as the use of appropriate technology, in view of ____________________________________________________________________________________________ 14 Economic Development, Food and Nutrition the integral and sustainable development at the local level, within the frame of the principles of the initiative of food and nutrition security. 6. Food and Nutrition Security at the Local Level: Experiences in Frontier Regions of Central America The experiences of insertion of the food and nutrition security into processes of local development have been developed in different border points of the Trifinio Region (Guatemala, El Salvador and Honduras), Nicaragua-Costa Rica and Costa Rica-Panama. Each one of them arises from the organized priorities, necessities and strengths of the local governments and communities who adopted the principles of work and strategies of the food and nutrition security as an effective way to fight against the poverty. The efforts in the border areas have been oriented to the technological transference in areas of food production, improvement of habits of consumption and decentralized improvement of actions of health and nutrition, at community level, in programs and projects. Also the inter-sectorial relationship for the support of efforts of sustainable development has been strengthened and consolidated and the dissemination and promotion of successful experiences have been facilitated, in order to create permanent bonds of interaction and solidarity between municipalities and communities. Through the analysis of the information obtained from the participant border communities in the methodological development for the operation of the food and nutrition security at local level, positive effects in the food and nutrition situation of the families have been detected. Specifically, a reduction in the prevalence of infantile chronic undernourishment and an increase in the consumption of energy and proteins at family level has been shown. It was also demonstrated that the initiative at local level had positive effects in: community organization, mobilization of internal and external resources, active participation of women and young people, strengthening of the local efforts for the administration and management of projects, inter-community solidarity, consolidation of the vision of sustainable human development and strengthening of individual and collective leadership. On the other hand the experience demonstrated the urgent need to strengthen the link between different actions held by institutions and organizations, as well as to analyze carefully the problematic through which the relationship of causality and focus action are identified in agreement with the different levels of vulnerability found; promoting efficiency, effectiveness and equity in the field of development and food and nutrition security. Finally, it has been clear that food and nutrition security is multidimensional and that the community can and must play an important role to obtain sustainable conditions that favor it and contribute to the pursuit of a better quality of life. 7. Conclusion INCAP/PAHO proposes two important policy elements that will support the countries in achieving food and nutrition security: first, the administration of knowledge – accessible, relevant, democratic, and vital for the transformation of reality -, and second, the mobilization of political-technical will and know-how and resources. These policies ____________________________________________________________________________________________ 15 Economic Development, Food and Nutrition focus on the interplay between structural and conjectural factors, on their social repercussions, and on the contribution of nutrition to the improvement of human capital in developing countries. Regarding the administration of knowledge, countries must implement wide, integrated and coherent strategies for the type of manpower development that might take place within the framework of “education for modern life”. This implies, in the first place, that it is necessary to redesign and update academic programs on the basis of national challenges to be met. Moreover, it is crucial to induce, in public and private institutions, processes of organizational change and permanent training that may aid in formulating and applying relevant and effective policy measures to achieve national excellence and competence. Due to the recognition that international trade imposes the incorporation of an everincreasing intellectual value in the new exchange terms and that, furthermore, the cumulative social debt of the Latin American governments with their people is, basically, a result of lagging, long-term, educational investment, it is critical to speed up and upgrade the educational reforms that have begun. This may guarantee the population’s universal access to primary, secondary and technological education and, additionally, increase the technical quality of the teaching processes, in order to assure that more Latin Americans will play a main role in deciding the future of their countries. The policy that pertains to the mobilization of political wills, technical expertise and resources, involves building up sociopolitical viability and technical and financial feasibility for the initiative. At the national level, it is essential to concentrate efforts on advocacy and persuasion of decision makers so that the society may be organized – in a conscious and proactive way – around the topic of food and nutrition security. In order to create the adequate political, technical and financial conditions needed to sustain this initiative, it is also essential to support actively and decisively the decentralization processes in the different countries. This means that the Initiative for the Promotion of Food and Nutrition Security has to be fed into the decentralization efforts at the national level, inasmuch as decentralization is a strategy that seeks, in the first place, to give legitimacy to the operation of institutions; moreover; that it strives to assure efficiency in service-delivery and problem-solving; and, finally, that it involves the democratic exercise of power. The creation and reproduction of sociopolitical viability also entails that people must be given the opportunity and the power to pursue the changes that they wish to make in their lives, by encouraging social participation and strengthening democratic values and practices in the region. National decisions have to be made on the basis of negotiation and as a result of agreements and alliances: there is an urgent need to encourage learning experiences that may bring about specific agreements on the grounds of dialogue and compromise regarding different topics. Presently, participation of the civil society in decision-making has stopped being an option handled and manipulated by governments, but rather has become a mandatory response to those who increasingly demand greater participation and respect for human rights. ____________________________________________________________________________________________ 16 Economic Development, Food and Nutrition Summary This article reviews the conceptual bases of the food and nutrition security at family and community level. Actions are also proposed that would have some effects in the promotion of the nutritional health of the population. The Central American experience related to the implementation of different activities for the Promotion of Food and Nutrition Security is especially interesting. Despite many efforts in the Latin American countries, health problems linked to an inadequate food and nutrition situation continue to be the ongoing cause for health service demand in the region. The nutrition problem is thus defined as a condition of food and nutrition insecurity; no longer focused as a problem of individuals but collective and multicausal in nature, therefore requiring intersectorial action. Security is based, primarily, on the promotion of permanent food availability, in adequate quantity, quality and timeliness, that may continuously satisfy the needs of groups, families and individuals. Additionally, the population must have access to basic products and services, especially food; they must possess the knowledge about food, health and nutrition that may contribute to healthy feeding practices, and, finally, be surrounded by the optimal environmental conditions favoring an adequate health status. Furthermore, for food and nutrition security to be sustainable, sufficiency and stability of food availability and access, as well as food acceptability, consumption and biological utilization must be sought in absolute harmony with nature. Food and Nutrition Security is achieved, therefore, within the framework of sustainable development, by food availability, access, consumption and biological utilization: each of these components, in isolation, is necessary but not sufficient to attain it. Food and nutrition insecurity is cumulative in nature, as the conditions present in each link of the chain affect food and nutrition security, independently of the previous link. Food may be available to 100 percent of the population but there are cultural and social factors that affect food acceptability and consumption. These become additional obstacles to food and nutrition security. Food security is a necessary, yet not sufficient, condition to guarantee food and nutrition security. Food production, available stocks, and international trade patterns determine food availability at the national or local level. Ensuring food security involves a complex process of coordinated efforts in these areas as well as in accessing development aid (including food aid), all aimed at guaranteeing certain minimum levels of consumption for each individual and household--especially the most vulnerable. Food availability also depends on the proper functioning of markets at the international, national, and local levels. While the perspective of household food security is useful in understanding the impact of this range of complex issues on individual food security, the larger picture of global production and trade policies also must be kept in mind, as this forms the basis for sustainable improvements in household food security. ____________________________________________________________________________________________ 17 Economic Development, Food and Nutrition Two important policy elements will support countries in achieving food and nutrition security: first, the administration of knowledge – accessible, relevant, democratic, and vital for the transformation of reality -, and second, the mobilization of political-technical will and know-how and resources. These policies focus on the interplay between structural and conjectural factors, on their social repercussions, and on the contribution of nutrition to the improvement of human capital in developing countries. 1 1 This document was prepared by Hernán L. Delgado, Patricia Palma and Florence Tartanac ____________________________________________________________________________________________ 18 Economic Development, Food and Nutrition Bibliography Bentley M, Pelto GH. (1991). The household production of nutrition. Soc Sci Med 33(10):1101-1102. [This work treats of intra-family distribution and child care]. Engle P, Nieves I. (1991). Intrahousehold food distribution among Guatemalan families in supplementary feeding programs: mother's perceptions. Food Nutr Bull 14(4):314-322. [This study done in Guatemala analyzes intra-family food distribution. It shows the priority given to male adults for food distribution]. Laure J. (1994). 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