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FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES
SEDE MÉXICO
Maestría en Población y Desarrollo
Sobrepeso y obesidad en adultos mexicanos: el
rol de la política social, factores demográficos y
condiciones socioeconómicas
Daniel Lozano Keymolen
Directores: Dra. Maria Cristina Gomes Da Conceição
Dr. Ismael Campos Nonato
Seminario de tesis: Población y familia
Tesis para optar al grado de Maestro en Población y Desarrollo
Novena Promoción, 2010-2012
Julio, 2012
_____________________________________________________________________________
*Para cursar este posgrado se contó con una beca otorgada por el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (CONACYT) del Gobierno de México.
Agradecimientos
Gracias a:
La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) Sede México, por la
oportunidad de formar parte de la novena promoción (2010-2012) de la Maestría en
Población y Desarrollo.
Mi directora de tesis Dra. Maria Cristina Gomes Da Conceição por su apoyo y
enseñanzas a lo largo del proceso, así como por su orientación en mi formación
académica.
Dr. Ismael Campos Nonato por aceptar codirigir mi proyecto. Por su tiempo y
enseñanzas sobre la nutrición humana.
Dr. Ignacio Méndez Ramírez por su tiempo y por permitirme conocer a un gran
profesor. Por sus enseñanzas, gracias.
Mtra. Lucía Hernández Barrera por su orientación a lo largo del proceso.
Dra. Cecilia Gayet por aceptar formar parte de mi jurado en tiempos extraordinarios.
Los profesores de la Maestría en Población y Desarrollo, en especial al Dr. Virgilio
Partida Bush y el Mtro. Alejandro Alegría Hernández.
Resumen
Se analizan dos factores identificados como causales de sobrepeso u obesidad: dieta y
actividad física. Sin embargo, se exploran otras dimensiones que se han relacionado
como factores de tipo demográfico, de las condiciones sociales o de la política social,
haciendo énfasis en cada una de las mismas.
La población de estudio son los adultos mexicanos entrevistados en la Encuesta
Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2006, cuyo rango de edad es 20-59 años.
Se planteó una regresión logística multinomial que permita conocer los mejores
predictores y la contribución de dichos predictores en la prevalencia de sobrepeso u
obesidad.
Los resultados permiten establecer que: a) el consumo de alimentos refinados, grasas y
azucares, así como las bebidas azucaradas se relacionan con una mayor probabilidad de
obesidad, b) un nivel de actividad física alto reduce la probabilidad de obesidad, c) el
sexo, la edad, la escolaridad, la etnicidad y, el área de residencia están relacionados con
la prevalencia de sobrepeso u obesidad, d) las mujeres del nivel socioeconómico bajo
tienen mayores probabilidades de sobrepeso u obesidad, si bien la relación se amplía a
los individuos del nivel socioeconómico alto, e) se asoció menor probabilidad de
obesidad en individuos de localidades rurales.
Palabras clave: sobrepeso, obesidad, consumo de alimentos, actividad física, factores
demográficos, nivel socioeconómico, programa Oportunidades.
Summary
We analyze two factors identified as causes of overweight or obesity: diet and physical
activity. However, we explore other dimensions that have been implicated as factors of
demographic, social conditions or social policy, focusing on each of them.
The study population consisted of Mexican adults interviewed in the National Survey of
Health and Nutrition (ENSANUT) 2006, whose age range is 20-59 years.
It raised a multinomial logistic regression that allows to know the best predictors and
the contribution of these predictors in the prevalence of overweight or obese.
The results indicate that: a) the consumption of refined foods, fats and sugars and
sugary drinks are associated with increased likelihood of obesity, b) a high level of
i
physical activity reduces the likelihood of obesity, c) sex , age, education, ethnicity and
area of residence are related to the prevalence of overweight or obese, d) women of low
socioeconomic status are more likely to be overweight or obese, while the relationship
is extended to individuals of high socioeconomic status, e) was associated lower
likelihood of obesity in individuals of rural communities.
Keywords: overweight, obesity, food consumption, physical activity, demographic
factors, socioeconomic status, program opportunities.
ii
INDICE
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................... 1
CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL ........................................................................ 3
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ........................................................................................ 3
1.1 LA OBESIDAD EN MÉXICO, MAGNITUD Y DISTRIBUCIÓN ............................................... 4
1.2 LA TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA, EPIDEMIOLÓGICA Y NUTRICIONAL ...................... 6
1.2.1 LA TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA ........................................................................................ 6
1.2.2 LA TRANSICIÓN EPIDEMIOLÓGICA ................................................................................... 8
1.2.3 LA TRANSICIÓN NUTRICIONAL .......................................................................................... 8
1.3 ¿QUÉ ES LA OBESIDAD? ......................................................................................................... 10
1.3.1 MEDICIÓN Y EVALUACIÓN DE LA OBESIDAD .............................................................. 10
1.4 DESEQUILIBRIO ENTRE INGRESO Y GASTO DE ENERGÍA ............................................ 13
1.4.1 ALIMENTACIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA ............................................................................ 13
1.4.1.1 CAMBIOS EN LA OFERTA Y CONSUMO DE ALIMENTOS INDUSTRIALIZADOS ............................ 14
a) Aumento del consumo de determinados alimentos ....................................................................... 15
b) Aumento de la oferta de alimentos industrializados en los mercados ........................................ 16
c) Cambios en la estructura de precios de los alimentos................................................................. 17
d) Mercado versus decisiones individuales ...................................................................................... 19
1.4.1.2 AUMENTO DE LA DEMANDA DE ALIMENTOS ............................................................................. 20
1.4.1.3 CAMBIOS EN LA COMPOSICIÓN NUTRICIONAL ......................................................................... 21
1.4.1.4 CAMBIO EN EL PATRÓN ALIMENTARIO DE LA POBLACIÓN MEXICANA: MAYOR
DISPONIBILIDAD Y CONSUMO DE ALIMENTOS CON ALTA DENSIDAD ENERGÉTICA ............................. 21
1.4.2 REDUCCIÓN DE LA ACTIVIDAD FÍSICA ........................................................................... 25
1.4.2.1 LA CLASIFICACIÓN Y EVALUACIÓN DEL NIVEL DE ACTIVIDAD FÍSICA .................................... 27
1.5 CONSECUENCIAS DE LA OBESIDAD ................................................................................... 29
1.5.1 COSTOS ECONÓMICOS Y SOCIALES DE LA OBESIDAD ............................................... 31
1.6 ASPECTOS SOCIALES DE LA NUTRICIÓN .......................................................................... 32
1.6.1 LOS FACTORES DEMOGRÁFICOS EN LA NUTRICIÓN .................................................. 33
a) Sexo............................................................................................................................................... 33
b) Edad .............................................................................................................................................. 35
c) Educación. “La educación tiene un efecto, consistente, creciente y duradero en la salud”. ....... 36
d) Etnicidad ....................................................................................................................................... 37
e) Ruralidad y urbanidad .................................................................................................................. 38
1.6.2 CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS: POBREZA Y OBESIDAD ................................... 40
1.6.3 EL SOBREPESO Y LA OBESIDAD COMO PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA .............. 42
1.6.3.1 LAS POLÍTICAS SOCIALES ORIENTADAS A MEJORAR LA NUTRICIÓN ....................................... 42
CAPITULO 2. METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN......................................................... 46
iii
2.1 PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN ........................................................................................ 46
2.2 HIPÓTESIS.................................................................................................................................. 47
2.4 METODOLOGÍA ........................................................................................................................ 48
2.5 SOBRE LA FUENTE DE INFORMACIÓN: ENSANUT 2006 .................................................. 48
2.5.1 LAS UNIDADES DE ANÁLISIS DE LA ENSANUT 2006 ...................................................... 49
2.5.2 EL DISEÑO DE LA ENSANUT 2006....................................................................................... 50
2.6 POBLACIÓN DE ESTUDIO ....................................................................................................... 51
2.7 OPERACIONALIZACIÓN DE LAS VARIABLES ................................................................... 51
2.7.1 ANÁLISIS EXPLORATORIO DE LA BASE DE DATOS Y CONSTRUCCIÓN DE LA
MUESTRA ......................................................................................................................................... 51
2.8 VARIABLE DEPENDIENTE: SOBREPESO U OBESIDAD .................................................... 52
2.9 VARIABLES INDEPENDIENTES ............................................................................................. 53
2.9.1 FACTORES CAUSALES: DIETA Y ACTIVIDAD FÍSICA ................................................... 53
2.9.1.1 EL CONSUMO DE ALIMENTOS DE LOS ADULTOS MEXICANOS .................................................. 53
2.9.1.2 EL NIVEL DE ACTIVIDAD FÍSICA................................................................................................ 59
2.9.2 OTROS FACTORES RELACIONADOS CON EL SOBREPESO Y LA OBESIDAD: EL
ENTORNO OBESIGÉNICO............................................................................................................. 60
2.9.2.1 FACTORES DEMOGRÁFICOS DEL NIVEL INDIVIDUAL ............................................................... 60
2.9.2.2 ÁREA DE RESIDENCIA: RURAL Y URBANA ................................................................................ 61
2.9.2.3 LA CONDICIÓN SOCIOECONÓMICA ........................................................................................... 61
2.9.2.4 LA POLÍTICA SOCIAL................................................................................................................. 62
2.10 MODELO DE ANÁLISIS Y PRUEBAS ESTADÍSTICAS ....................................................... 62
2.11 DISEÑO METODOLÓGICO .................................................................................................... 63
CAPÍTULO 3. ANÁLISIS DESCRIPTIVO DE LAS VARIABLES ................................................ 65
3 ANÁLISIS DE LA VARIABLE DEPENDIENTE Y VARIABLES INDEPENDIENTES ............ 65
3.1 ANÁLISIS DESCRIPTIVO DE LA DISTRIBUCIÓN DEL IMC .............................................. 65
3.2 ANÁLISIS DESCRIPTIVO DEL CONSUMO DE ALIMENTOS ............................................. 66
3.2.1 ANÁLISIS BIVARIADO: IMC EN RELACIÓN CON EL CONSUMO DE ALIMENTOS .. 68
3.3 ANÁLISIS DESCRIPTIVO DEL NIVEL DE ACTIVIDAD FÍSICA ........................................ 70
3.3.1 ANÁLISIS BIVARIADO: IMC Y ACTIVIDAD FÍSICA ........................................................ 71
3.4 ANÁLISIS DESCRIPTIVO DE LOS FACTORES DEMOGRÁFICOS .................................... 72
3.4.1 ANÁLISIS BIVARIADO DEL IMC Y LAS VARIABLES DEMOGRÁFICAS ..................... 73
3.4.2 ANÁLISIS BIVARIADO DEL IMC Y LA VARIABLE ÁREA DE RESIDENCIA ............... 75
3.5 ANÁLISIS DESCRIPTIVO DE LA CONDICIÓN SOCIOECONÓMICA Y ANÁLISIS
BIVARIADO EN RELACIÓN AL IMC ........................................................................................... 76
3.6 ANÁLISIS DESCRIPTIVO DEL PROGRAMA OPORTUNIDADES Y ANÁLISIS
BIVARIADO EN RELACIÓN AL IMC ........................................................................................... 77
iv
3.7 INTERACCIÓN ENTRE VARIABLES...................................................................................... 78
3.8 CONCLUSIONES DEL CAPÍTULO .......................................................................................... 80
CAPÍTULO 4. MODELOS DE REGRESIÓN LOGÍSTICA MULTINOMIAL PARA EL
ANÁLISIS DEL SOBREPESO Y LA OBESIDAD ........................................................................... 81
4.1 LA REGRESIÓN LOGÍSTICA MULTINOMIAL ..................................................................... 81
4.2 SUPUESTOS DE LA REGRESIÓN LOGÍSTICA MULTINOMIAL........................................ 82
4.3 ESPECIFICACIÓN DEL MODELO DE REGRESIÓN LOGÍSTICA MULTINOMIAL ........ 83
4.3.1 AJUSTE DE LOS MODELOS Y PRUEBA DE HIPÓTESIS .................................................. 83
4.4 ESTIMACIÓN DE LOS MODELOS DE REGRESIÓN LOGÍSTICA MULTINOMIAL ........ 84
4.4.1 MULTICOLINEALIDAD ENTRE VARIABLES ................................................................... 84
4.4.2 CÁLCULO DE PROBABILIDADES ....................................................................................... 88
4.4.3 AJUSTE FINAL ........................................................................................................................ 96
CAPÍTULO 5. CONCLUSIONES ..................................................................................................... 98
FUENTES DE CONSULTA ............................................................................................................ 106
ANEXO ............................................................................................................................................ 117
v
INTRODUCCIÓN
Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2006, el
sobrepeso y la obesidad está presente hasta en el 70% de los adultos mexicanos. La
problemática se extiende pues se sabe que la obesidad es factor de riesgo de
hipertensión arterial, problemas cardiovasculares y determinados tipo de cáncer cuya
atención representa elevados costos en los sistemas de salud.
La presente investigación analiza el sobrepeso y la obesidad en los adultos
mexicanos según las relaciones que guarda con dos factores causales identificados:
consumo de alimentos (dieta) y el nivel de actividad física (inactividad). Sin embargo,
la literatura ha mostrado la incidencia de factores de corte social y económico en la
distribución de la problemática. De ahí que se busque encontrar posibles relaciones con
factores de tipo demográfico, de condición socioeconómica y de política social.
Se trata de una investigación de tipo transversal y evalúa datos en el momento de la
ENSANUT 2006. Considerando como variable dependiente el Índice de Masa Corporal
(IMC), se aplica el análisis de la distribución del sobrepeso y obesidad en adultos
mexicanos con edad 20-59 años. Se plantean las variables independientes:
•
Tomando como referencia investigaciones previas, se evalúa la dieta en los adultos
mexicanos mediante la formación de 4 grupos de alimentos: 1) Alimentos refinados,
grasas y azucares, 2) Alimentos tradicionales a base de maíz, frijol y chile, 3) Frutas
y verduras y, ante la evidencia del incremento del consumo de bebidas azucaradas,
se pone a prueba: 4) Grupo de bebidas azucaradas.
•
Considerando el nivel de actividad física mediante los criterios de clasificación del
IPAQ, base para la ENSANUT, se evalúa el nivel de actividad física de los adultos
mexicanos.
•
Variables de corte demográfico: el sexo, la edad, el nivel de escolaridad y la
condición de etnicidad.
•
La condición socioeconómica mediante la reclasificación del índice de nivel
socioeconómico validado en la ENSANUT.
•
El programa Oportunidades, dada su cobertura y porque abarca las características de
la población de estudio. El área de residencia mediante el contraste entre localidades
rurales y urbanas.
1
Mediante una regresión logística multinomial se analizan los predictores que mejor
ajusten las probabilidades de sobrepeso y obesidad mediante la incorporación gradual
de las dimensiones de análisis: Dieta, Actividad física, Factores demográficos,
Condición socioeconómica y, Política social.
El cuerpo de la presente investigación es el siguiente:
En el capítulo 1 se desarrolla el marco teórico-conceptual que sirve de base. Se
exploran los conceptos que subyacen al incremento de la obesidad, los métodos de su
evaluación y la determinación del IMC como mejor método de análisis en estudios
poblacionales, así como las dimensiones de análisis y sus relaciones establecidas y
posibles con la problemática.
El capítulo 2 contiene la metodología de la investigación. Se plantean las preguntas
de investigación que surgen tras la revisión de la literatura, las hipótesis que buscan
responder a tales preguntas, así como los objetivos que se persiguen. El tratamiento a
las variables, procesos de recodificación y distribuciones obtenidas.
En el capítulo 3 se lleva a cabo el análisis descriptivo de los procedimientos descritos
en el capítulo anterior mediante diversos niveles de análisis: univariado, bivariado y
multivariado. Se aplican los factores de expansión con los cuales se tiene
representatividad. Se realizan diversas pruebas estadísticas que permitan robustecer el
análisis que, hipotéticamente siguen una distribución normal como lo es la r de Pearson
y otras que no cumplen este supuesto como la Ji-cuadrada. Se realiza además el análisis
de varianza (ANOVA), que es una serie de estadísticos empleados para conocer la
partición de la varianza en diferentes variables explicativas, probando interacciones
entre las variables.
En el capítulo 4 se plantea el modelo de regresión logística multinomial. Se ha
decidido optar por este tipo de modelo porque se busca conocer las probabilidades de
tener sobrepeso u obesidad frente a peso normal en función de los distintos niveles de
las variables independientes seleccionadas y observar cómo se van modelando dichas
probabilidades mediante el control de las demás variables. Asimismo, esta técnica
estadística permite ir controlando los efectos de las interacciones que, en el caso de esta
investigación resultan imprescindibles, hayan o no salido significativos en el análisis
ANOVA por lo que se incorporan aquellas que teóricamente son importantes.
Finalmente, el capítulo 5 contempla las conclusiones a las que se llega después del
análisis realizado. Se ponen a prueba las hipótesis plateadas y se sugieren una serie de
recomendaciones a partir de lo anterior.
2
CAPÍTULO 1. MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL
1. Planteamiento del problema
La obesidad es una enfermedad de etiología multifactorial, de curso crónico, en la cual
se resaltan aspectos de tipo genético, ambiental y de los estilos de vida. Se caracteriza
por un balance positivo de peso corporal, que ocurre cuando las calorías ingeridas
exceden el gasto energético, resultando en depósitos de grasa en el cuerpo. Es decir, se
presenta un desequilibrio energético, resultado de que se consume más energía de la que
se gasta (Barquera, Campirano, Campos, Safdie, Rivera y Tovar, 2002; García-García,
2004; Zhang y Wang, 2004; Secretaría de Salud, 2008; Sangnam, Hongwei, Ming,
huber, Smith, Ory y Phillips, 2012). Asimismo, es el principal factor de riesgo para el
desarrollo de diabetes tipo II, enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial,
dislipidemias, enfermedades osteoarticulares y ciertos tipos de cáncer como el de mama
y próstata (Barquera, 2006; Instituto Nacional de Salud Pública, 2011).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hacia el 2008, 1500 millones de
adultos de 20 años y más tenían sobrepeso. Dentro de este grupo, más de 200 millones
de hombres y cerca de 300 millones de mujeres eran obesos (Organización Mundial de
la Salud, 2012). Actualmente, la presencia de la epidemia del sobrepeso y la obesidad se
da en casi todos los países, si bien ésta depende o se ha desarrollado en concomitancia
con las condiciones específicas de cada sociedad. Por ejemplo,
“en los países de bajos ingresos la obesidad es más común en mujeres de
mediana edad, las personas de mayor nivel socioeconómico y las que viven en
comunidades urbanas. Además, en muchos países en desarrollo que se
encuentran en fase de transición económica, a menudo coexisten en la misma
población (o incluso en la misma familia) niveles crecientes de obesidad con
desnutrición crónica” (Secretaría de Salud, 2008, p. 12).
Considerando la evidencia a nivel nacional e internacional se han diseñado una serie de
políticas sociales cuya tarea principal es reducir la prevalencia de obesidad resaltando el
papel de diversos actores involucrados en la problemática. En diferentes países se ha
subrayado la importancia que tiene la libertad de elección del consumidor sobre sus
alimentos. Si bien la mayoría de esos programas reconoce también la importancia del
ambiente social, la industria alimentaria y de los medios de comunicación para
promover una vida saludable (Secretaría de Salud, 2010).
3
El consenso entre los expertos en salud pública es que “los cambios en los genes, la
biología y la sicología a nivel individual no pueden explicar el rápido aumento de la
obesidad, por lo que debe ampliarse el ámbito de estudio e incluir elementos como la
política social y los cambios sociales y económicos” (Sallis y Glantz, 2009, p. 132).
Dentro de dichos cambios puede hacerse referencia a la influencia de los factores
demográficos y la dinámica poblacional, así como también a las condiciones
socioeconómicas de individuos o de sus hogares pues influyen en el proceso de la salud
y enfermedad.
1.1 La obesidad en México, magnitud y distribución
En México, la estimación de la cifra de personas con sobrepeso y obesidad ha tendido al
alza, tal y como lo evidencian las Encuestas Nacionales de Salud y de Nutrición1 que,
con metodologías similares de diseño, muestreo y de uso de instrumentos de recolección
y análisis de datos, realizadas en conjunto por la Secretaría de Salud (SSa) y el Instituto
Nacional de Salud Pública (INSP), han permitido llevar a cabo análisis y comparaciones
en el tiempo. Por ejemplo,
“se ha estimado que actualmente más del 60% de la población mayor a 20 años
padece obesidad en México. Al comparar la prevalencia de sobrepeso y
obesidad entre el año de 1988 (Encuesta Nacional de Nutrición I) y el año de
1999 (Encuesta Nacional de Nutrición II) en las mujeres en edad reproductiva, y
las prevalencias entre 1994 (Encuesta Nacional de Enfermedades Crónicas) y el
año 2000 (Encuesta Nacional de Salud), tanto en hombres como en mujeres
mayores de 20 años de edad, se observa que entre 1988 y 1999 la prevalencia de
sobrepeso y obesidad se incrementó cerca del 70% (de 35 a 59%): el sobrepeso
(IMC de 25 a 29.9 kg/m2) aumentó cerca de 50% (de 24 a 35%), y la obesidad
(IMC ≥ 30 kg/m2) 150% (de 9 a 24%)” (Instituto Nacional de Salud Pública,
2006, pp. 12-14).
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006 (ENSANUT), “mostró que alrededor
de 30% de la población mayor a 20 años (34.5% mujeres, 24.2% hombres) presentaba
1
En México se han llevado a cabo importantes Encuestas Nacionales de Salud y de Nutrición. En 1988 se
llevó a cabo la primera encuesta con cobertura nacional cuyos resultados permitieron tener conocimiento
de la magnitud de la alimentación y estado nutricio materno-infantil. En 1999, el INSP realiza la segunda
encuesta nacional de nutrición que, dada la muestra de la misma le da representatividad urbana y rural.
Fuente: (Instituto Nacional de Salud Pública, 2006).
4
obesidad.” Sin embargo, no sólo la población adulta padece sobrepeso y obesidad. “En
la población menor a 12 años también resalta el problema, pues la prevalencia nacional
combinada de sobrepeso y obesidad reportada por la ENSANUT fue de 26%, (26.8%
para niños y 25.4% para las niñas)” (Instituto Nacional de Salud Pública, 2006, p.77).
Es decir, “el sobrepeso y la obesidad se presentan en todos los grupos de edad”
(Secretaría de Salud, 2010, p.9). La evidencia ha mostrado que a medida que se ha
incrementado la incidencia de la obesidad, lo han hecho también las tasas de mortalidad
por enfermedades relacionadas con la obesidad (Secretaría de Salud, 2008).
A nivel de la salud pública existe consenso en que las modificaciones en el ingreso y
la incorporación de la mujer en el mercado laboral, generaron cambios en la producción,
comercio y distribución de alimentos2. Las concentraciones de la población en zonas
urbanas y metropolitanas generaron una marcada demanda de alimentos por lo que se
incrementaron los procesos de industrialización de los alimentos como mecanismo para
satisfacer la demanda. La industria alimentaria3 ha llevado a una mayor disponibilidad
de alimentos industrializados ricos en grasas saturadas y azúcares simples, formando el
llamado patrón occidental de alimentación que ha sido asociado al incremento de las
tasas de sobrepeso y obesidad (Popkin, 1993). Dichos cambios se asocian no solo con el
incremento de la obesidad sino también con las enfermedades crónicas no transmisibles
relacionadas con la nutrición de las personas.
En México se observó que “el trigo comenzó a sustituir al maíz, al mismo tiempo
que el consumo de otros productos disminuye, la variedad de cereales industrializados
acrecienta su consumo…debido a una mayor disponibilidad en el mercado y a un
amplio intercambio cultural” (Tolentino, Barquera y Safdie, 2006, p. 60). En este
sentido, “las encuestas de alimentación de 1979 y 1989 realizadas en el medio rural,
indicaron el incremento en el consumo de grasas y azucares, así como una disminución
en el consumo de frutas, verduras, cereales integrales y leguminosas” (Pérez, Nazar,
Salvatierra, Pérez-Gíl, Rodríguez, Castillo y Mariaca 2011, p. 162).
2
En países como México estos cambios se acentuaron con la entrada del país en la fase de economía
abierta en la década de los años ochenta del siglo XX.
3
“La industria alimentaria abarca no sólo a los países industrializados, sino también a todo el resto del
mundo, ya que afecta primero a los procesos productivos, algunos de los cuales tienen ahora como
objetivo el suministro de alimentos a gran escala y, más recientemente, afectan al consumo mismo, ya que
los productos de la cocina industrial y de la agricultura industrializada juegan un papel determinante en el
abastecimiento alimentario de los países en desarrollo. En los últimos 50 años gran parte de las funciones
de producción, conservación y preparación de los alimentos se han trasladado desde el ámbito doméstico
y artesanal a complejas estructuras industriales y de servicios que han facilitado, entre otras cosas, una
situación de profusión alimentaria desconocida hasta hace pocos años”. Fuente: Pérez, Nazar, Salvatierra,
Pérez-Gil, Rodríguez, Castillo y Mariaca, 2011, pp.161-162.
5
Se observó también que el cambio en la alimentación
“influyó en la llamada transición epidemiológica, pues la dieta es un factor
determinante en las fisiopatología de las enfermedades crónico no transmisibles,
como en el caso de la obesidad que muestra un aumento no solo en los países
desarrollados sino también en los países en desarrollo” (Tolentino, Barquera y
Safdie, 2006, p. 61).
Ante la evidencia de los cambios ocurridos en los terrenos demográficos,
epidemiológicos y socioeconómicos, investigadores como Barry Popkin plantearon que
dichos cambios se han sucedido en conjunto a otra serie de cambios relacionados con la
composición de la dieta y la disponibilidad de alimentos.
1.2 La transición demográfica, epidemiológica y nutricional
Planteamientos descriptivos orientados a explicar tales cambios, conocidos con el
nombre genérico de transición demográfica, transición epidemiológica y transición
nutricional, han sido resultado del análisis de los cambios observados en la dinámica
demográfica, en la salud y en la dieta.
La transición demográfica ha sido descrita como el proceso en el cual las poblaciones
cambian de altas tasas en la fecundidad y de mortalidad a bajas tasas en estos mismos
indicadores. Posteriormente, se formuló la transición epidemiológica, modelo que
describe el paso de un patrón de predominancia de las enfermedades y causas de
muerte infecciosas a otro en el cual predominan las enfermedades y las causas de
muerte crónicas. Finalmente, la transición nutricional ha sido planteado como un
modelo que describe los cambios en la dieta y en la composición de los alimentos.
A continuación se revisan con mayor detalle cada uno de estos modelos.
1.2.1 La transición demográfica
En el siglo XIX Europa atravesaba por importantes modificaciones en su régimen de
mortalidad y de fecundidad. Según Gomes (2001) “investigadores como Rabiowicz y
Adolph Laundry observaron determinadas cambios en las tendencias poblacionales y
surgen patrones descriptivos de los descensos en la mortalidad y en la fecundidad,
denotando el término como Revolución Demográfica” (p. 20).
Al inicio de los años treinta del siglo XX se desarrolló “el concepto de ‘Transición
Demográfica’ (Notestein, 1945) que a partir de la propuesta de Laundry consolidó un
6
patrón descriptivo capaz de reunir los trazos regulares e identificar algunas
regularidades presentes en el proceso de reproducción de las sociedades (Chesnais, 1986
y 1990)” (Gomes, 2001, p. 34). Es decir, la transición demográfica ha servido como
punto de partida para analizar la dinámica de la población.
De acuerdo con dicho modelo, se observan patrones persistentes y cambios en los
componentes demográficos a lo largo del tiempo y en sociedades específicas, según
cuatro etapas:
1. Régimen antiguo, de equilibrio demográfico “natural” con altas tasas de
mortalidad y fecundidad.
2. Fase de descenso de la mortalidad y altas tasas de fecundidad, con aceleración
del crecimiento demográfico.
3. Fase de descenso de la fecundidad y contracción del crecimiento demográfico.
4. Régimen moderno, de equilibrio demográfico asociado con mortalidad y
fecundidad bajas y controladas (Gomes, 2001, p. 20).
Si bien la transición demográfica supone que todos los países del mundo deberán pasar
y concluir todas las etapas de transición,
“la evidencia empírica ha probado sistemáticamente que esta ‘evolución’ no
tiene un patrón único, lineal o unidireccional en todos los países y en todos los
contextos. Sin embargo, aún considerándose las heterogeneidades temporales y
direccionales, la inevitabilidad de las regularidades y etapas subsecuentes del
proceso de transición demográfica no se cuestiona” (Gomes, 2001, p. 23).
En resumen, la transición demográfica señala que al declinar la mortalidad disminuye la
alta fecundidad como resultado de un periodo en el que se incrementan los niveles de
vida lo cual genera un descenso en las tasas de natalidad. Esto, pues la transición
demográfica es una descripción del curso de indicadores demográficos en la mayoría de
los países industrializados (Weeks, 1984). En México, al igual que en diversos países,
en los últimos sesenta años se han experimentado diversos cambios en los patrones de
mortalidad infantil y adulta y, también en la fecundidad.
7
1.2.2 La transición epidemiológica
Los cambios observados en la disminución de la mortalidad infantil y adulta se debieron
a la disminución de las enfermedades infecciosas. Por lo que la transición demográfica
se relaciona directamente con una transición epidemiológica.
El proceso de transición epidemiológica se define como el cambio de una alta
prevalencia de enfermedades infecciosas asociadas a desnutrición, hambre y un mal
saneamiento del medioambiente, hacia una alta prevalencia en las Enfermedades
Crónicas No Transmisibles (ECNT), si bien ambos coexisten en los países en
desarrollo.
Abdel Omran (1971) fue el primero en describir tal proceso al detectar que mientras
descendías los niveles de enfermedades infecciosas, enfermedades asociadas con una
mala higiene y deficiente alimentación, aumentaban los niveles de enfermedades
relacionadas con la dieta y los estilos de vida, dándole el nombre de enfermedades
provocadas por el hombre. Para esto “determinó tres etapas de la transición: a)
hambruna y enfermedades infecciosas, b) reducción de las anteriores y, c) el aumento de
las enfermedades crónicas” (Barquera, 2006, p. 28).
1.2.3 La transición nutricional
El modelo de transición nutricional fue propuesto por Barry Popkin (1993), al proponer
que las etapas denominadas transición demográfica y transición epidemiológica son
complementadas por otra serie de etapas relacionadas con el consumo de alimentos pues
permite “identificar los hábitos alimentarios y la exploración de sus relaciones con los
factores económicos, sociales, demográficos y de la salud […] pues la transición
demográfica y la transición epidemiológica afectan y son afectados por el cambio
nutricional” (p. 144). Popkin estableció que:
1. Los grandes cambios en el crecimiento demográfico, la estructura por edades y la
distribución
espacial
están
estrechamente
vinculados
con
las
tendencias
nutricionales y con la dieta.
2. Los papeles de la industria alimentaria y el Estado determinan la estructura de la
dieta durante el aumento del desarrollo económico.
3. Los cambios en la estructura socioeconómica conducen a cambios en el papel de las
mujeres y cambios en los hábitos alimentarios.
4. La modificación de la dieta está relacionada con cambios en el conocimiento
público sobre el papel de la dieta en la promoción de la salud y las enfermedades.
8
5. La interacción entre la transición epidemiológica, socioeconómica y los cambios
demográficos determinan el ritmo y la naturaleza de la transición nutricional.
Continúa Popkin (1993) al señalar que
“los cambios en la dieta se reflejan en los resultados nutricionales, tales como
cambios en la estatura promedio y la composición corporal. En parte resultado
de que las sociedades modernas parecen estar al borde de una dieta llena en
grasas, azúcar y alimentos refinados y bajos en fibra, lo que a menudo se resume
como dieta occidental” (pp. 145-146).
En el pasado se consideraba que la obesidad sólo era manifiesta en los países
desarrollados, con lo cual se asociaba el padecimiento y sus comorbilidades como
padecimientos exclusivos de los grupos socioeconómicos más privilegiados.
Actualmente se observa, a nivel global, la gradual modificación de la distribución de la
desnutrición y de la obesidad entre grupos socioeconómicos, siendo cada vez más
frecuente en los países en desarrollo (Barquera, 2007; Sangnam, Hongwei, Ming,
Huber, Smith, Ory, Phillips, 2010).
Sin embargo, el cambio descrito depende de la fase de la transición por la que cada
país atraviesa. México experimenta una fase en la cual se ponen de manifiesto
importantes modificaciones en la alimentación de la población (Instituto Nacional de
Salud Pública, 2011). Los cambios en el patrón de nutrición se dan con el paso de una
alta prevalencia de desnutrición hacia la predominancia de mala nutrición por exceso4
en una misma población (González de Cossío, Rivera, López y Rubio, 2008).
La mala nutrición se expresa a través de modificaciones en los niveles y composición
nutricional de los alimentos consumidos por la población. La grasa saturada, los
azúcares y los alimentos refinados o procesados, pero bajos en vitaminas y minerales y
otros micronutrientes, pasan a ser los más consumidos, mientras que se reduce el
consumo de cereales, legumbres y alimentos ricos en fibra (Popkin, 1993; Bourgues,
2001; Barquera, Campirano, Campos, Safdie, Rivera y Tovar, 2002; Rivera, Barquera,
González de Cossio, Olaiz y Sepúlveda, 2004; Organización Mundial de la Salud,
4
La mala nutrición ha sido reconocida como uno de los grandes temas de la nutrición de las poblaciones
de los países en desarrollo. En México, organismos como el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP)
ha advertido que la presencia del fenómeno se debe a la existencia de un gran porcentaje de niños con
sobrepeso y obesidad y, por el otro, con un déficit de nutrientes que llevan a la desnutrición. Fuente:
Rivera, Shamah, Villalpando, Cuevas, Mundo y Morales, 2007.
9
2012). Este cambio ha influido sobre la transición epidemiológica, ya que “la dieta es
un factor determinante en la fisiopatología de las enfermedades, como en el caso de la
obesidad” (Tolentino, Barquera y Safdie, 2006, p. 62).
En el siguiente punto se describe la obesidad, así como el tratamiento y metodologías
de clasificación y valoración que se han desarrollado para facilitar su diagnóstico.
1.3 ¿Qué es la obesidad?
La obesidad es una acumulación excesiva de grasa corporal que resulta perjudicial para
la salud (Organización Mundial de la Salud, 2012). Se caracteriza por un incremento de
peso mayor al 20% del peso ideal5 esperado de acuerdo a la edad, la talla y el sexo de
cada individuo.
1.3.1 Medición y evaluación de la obesidad
La identificación de los individuos que padecen obesidad permite poseer información
sobre el riesgo de morbi-mortalidad, así como para la búsqueda de tratamientos e
intervenciones oportunas que podrían prevenir la aparición de la obesidad, sus
comorbilidades o complicaciones (Secretaría de Salud, 2008).
Para la evaluación de la obesidad se han propuesto una serie de procedimientos o
métodos orientados a conocer no sólo su presencia, sino también su grado y severidad,
“así como para conocer el porcentaje de tejido graso y adiposidad que permiten
establecer el riesgo de mortalidad prematura o morbilidad por enfermedades crónicodegenerativas” (Campos, Barquera y Tolentino, 2006, p.115). De ahí que el individuo
deba someterse a una exploración física de antropometría para detectar la presencia y
grado de obesidad, para la que se disponen de varios métodos e indicadores.
El Índice de Masa Corporal (IMC)6 es uno de los métodos más propicios y
universalmente más utilizado para medir la presencia y grado la obesidad en individuos
y poblaciones, dadas sus características: costo mínimo, elaboración simple y precisión
alta (Campos, Barquera y Tolentino, 2006).
5
Más que buscar un “peso ideal”, con el concepto se considera que para cada altura existe un rango de
peso saludable. En la actualidad, éste es uno de los conceptos más utilizados pues permite reducir riesgos
y complicaciones de salud. Fuente: Campos, Barquera y Tolentino, 2006.
6
El Índice de Masa Corporal fue propuesto originalmente por Adolph Quetelet al observar continuidades
entre el crecimiento de la persona y el incremento del peso corporal.
10
El IMC mide el balance entre peso adecuado y estatura del individuo7, se obtiene a
partir de dividir el peso del individuo entre la talla en metros al cuadrado. Es decir,
[peso (kilogramos)/estatura (m2)]. Por ejemplo, el cálculo del IMC de un individuo con
un peso de 80 kgs., y una talla de 1.76 mts., se realiza de la siguiente manera:
80 (kgs.)/ 1.76 (mts.2)
=80/3.0976
=25.83
Como resultado, el IMC de un individuo con un peso de 80 kilogramos y una talla de
1.76 metros es igual a 25.83.
El IMC se clasifica en rangos a partir de una serie de puntos de corte que permiten
conocer el grado de severidad del padecimiento. En el siguiente cuadro se resumen los
puntos de corte sugeridos por la OMS.
Cuadro 1. Puntos de corte para la evaluación del IMC
según criterios de la OMS
Fuente
IMC
Criterio
<18.5
Bajo peso
18.5-24.9
Peso normal
25.0-29.9
Sobrepeso
OMS
30.0-34.9
Obesidad tipo I
35.0-39.9
Obesidad tipo II
Obesidad tipo III
>40.0
Fuente: WHO/Europe/Body-MassIndex-BMI
“Otros métodos económicos y de fácil determinación son la plicometría8, la medición de
circunferencias de cintura y la circunferencia abdominal, si bien estos no tienen la
precisión del IMC” (Campos, Barquera y Tolentino, 2006, p. 118).
7
El IMC no siempre reconoce o predice de manera estricta la grasa corporal, como en el caso de los
adultos mayores o de los atletas, por ejemplo. Lo anterior ha suscitado diversas opiniones que consideran
que el IMC no es un buen método para medir la obesidad en personas de baja talla ni en grupos étnicos
como los mexicanos. Sin embargo, investigaciones del Centro de Investigación en Nutrición y Salud
(CINyS), del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y la Secretaría de Salud (SSa), al igual que
múltiples estudios internacionales, han demostrado que el IMC es un buen indicador. Fuente: Campos,
Barquera y Tolentino, 2006.
8
Método mediante el cual se mide el grosor de los pliegues de la piel con lo cual se determina el nivel de
grasa corporal.
11
“La circunferencia abdominal, mide la distribución de grasa corporal y es el mejor
predictor de riesgo de salud en algunas circunstancias” (Secretaría de Salud, 2008,
p.41). Esta medida se da entre el punto medio entre la última costilla y la cresta iliaca9.
En el siguiente tabulado se resumen los criterios empleados para la evaluación y
clasificación de la Circunferencia de Cintura, así como los riesgos en la salud.
Cuadro 2. Índice de cintura-cadera y estimación de
los riesgos en la salud por sexo
Riesgo a la salud
Hombres
Mujeres
>0.95 cm.
>0.85 cm.
Alto
0.90-0.95 cm.
0.80-0.85 cm.
Moderado
<0.90 cm.
<0.80 cm.
Bajo
Fuente: SSA (2008). Guía para el manejo y
tratamiento de la obesidad.
Los puntos de corte para la Circunferencia de Cintura indican que cuando los hombres
sobrepasan 95 centímetros de cintura, están expuestos al riesgo de complicaciones en la
salud, mientras que para las mujeres la medida es de más de 85 centímetros.
Por su parte, la circunferencia abdominal permite evaluar el riesgo de las
comorbilidades más frecuentes asociadas a la obesidad, caracterizadas por un exceso de
grasa abdominal (Secretaría de Salud, 2008).
Cuadro 3. Riesgo de desarrollo de complicaciones
metabólicas de acuerdo a la circunferencia abdominal
Riesgo de
Incrementado Sustancialmente
complicaciones
incrementado
metabólicas
>102 cm.
>94 cm.
Alto
Moderado
>80 cm.
>88 cm.
.Fuente: SSA (2008). Guía para el manejo y tratamiento
de la obesidad
Ahora bien, independientemente de los métodos empleados para el diagnóstico y
evaluación del sobrepeso y obesidad, es importante reconocer los factores que tanto a
nivel individual como poblacional influyen en su presencia.
9
La cresta ilíaca es el nombre que recibe el borde superior del ala del ilion que se extiende hasta el
margen de la pelvis mayor. La cresta ilíaca es palpable tanto en un hombre como en una mujer en toda su
extensión,1 de forma general convexa y levemente curva o sinuosa con concavidad interna en el frente y
hacia afuera por detrás. Deja en su interior una cavidad que a menudo se denomina fosa iliaca.
12
1.4 Desequilibrio entre ingreso y gasto de energía
La causa fundamental de la obesidad se encuentra en el desequilibrio que se da entre las
calorías que se consume y las que se gastan, es decir, se consume más energía de la
necesaria10. Se provoca entonces, el incremento de los depósitos de grasa corporal y en
consecuencia la ganancia de peso corporal perjudicial (Barquera, Campirano, Campos,
Safdie, Rivera y Tovar, 2002; Zhang y Wang, 2004; García-García, De la Llata y
Kaufer-Horwitz, 2008; Secretaría de Salud, 2008; Sangnam, Hongwei, Ming, Huber,
Smith, Ory y Phillips, 2010).
En las últimas décadas se ha observado que la serie de modificaciones en el modelo
económico han impactado en la existencia de cambios en los patrones dietarios, cuyo
efecto se ha dejado sentir en la salud y en la nutrición de la población. La creciente tasa
de obesidad en los países de bajos ingresos se piensa es atribuible a la creciente
urbanización y globalización de las producción y comercialización de alimentos
(Sangnam, Hongwei, Ming, Huber, Smith, Ory y Phillips, 2010).
Por otra parte, se ha identificado que la práctica de actividad física ha sido
relacionada con diversos elementos de la salud, como una menor probabilidad de un
peso no saludable y un mayor padecimiento de enfermedades coronarias, hipertensión
arterial, diabetes y depresión. A continuación se describen algunos de estos.
1.4.1 Alimentación y actividad física
La obesidad es una enfermedad compleja. El aumento de esta enfermedad a nivel
individual como en las poblaciones tiene su génesis en distintas causas, entre las cuales
se identifican factores del estilo de vida, de tipo genético, y de tipo ambiental. Sin
embargo, dos factores han sido identificados como elementos determinantes en el
incremento del sobrepeso y la obesidad y de la conformación del llamado entorno
obesigénico: la modificación de las dietas y la reducción de la actividad física11
(Secretaría de Salud, 2010; Organización Mundial de la Salud, 2011).
Durante mucho tiempo y dada su relación con el consumo de alimentos se
consideraba que la obesidad se trataba de un problema, en general, de conducta.
Actualmente se reconoce su carácter multifactorial, resultado de la necesidad de conocer
10
La energía resulta fundamental para el desarrollo de las necesidades básicas en el organismo humano.
Es indispensable para mantener un buen estado de salud y varía tanto a lo largo de la vida de una persona
como entre distintos individuos (Organización Mundial de la Salud, 2011).
11
El estilo de vida hace referencia a las condiciones en las que los individuos desarrollan sus actividades,
en esta investigación se hace referencia a la dieta y a la práctica de actividad física como el estilo de vida.
13
tanto su génesis como su desarrollo. La obesidad se ha relacionado con los cambios en
los estilos de vida de los consumidores, es decir con los cambios ocurridos en la
alimentación, dada la mayor disponibilidad y accesibilidad de alimentos de alta
densidad energética a bajo costo, y en la baja práctica de actividad física. En esta
investigación se entienden los estilos de vida como resultado de dos grandes elementos:
las modificaciones en la alimentación y, la reducción de la actividad física. A
continuación se explican estos dos procesos por separado.
El aumento de la industrialización, la urbanización y la mecanización que tiene lugar
en la mayoría de los países del mundo va asociado a cambios de la dieta y los hábitos;
en particular, las dietas contienen cada vez más alimentos ricos en grasas y energía y los
modos de vida son más sedentarios (Secretaría de Salud, 2008; Powell y Chaloupka,
2009). Se atiende a una sedentarización de las actividades y la reducción de la actividad
física. En México, datos de la Encuesta Nacional de la Juventud 2005 indican que
“de la población en el grupo etario 12-14, del sexo masculino, solo el 63.9%
practicaba actividad física, y solo el 47.8% del sexo femenino lo hacían. Estos
datos se reducen en el grupo de edad 25-29, en el cual solo 34.2% de los
hombres y el 15.4% de las mujeres desarrollaba algún tipo de actividad física”
(Secretaría de Salud, 2010, p. 17).
En el caso de los cambios en los hábitos alimenticios se destacan cuatro elementos clave
que, al desarrollarse, han permitido cambios en los patrones nutricionales. Estos cuatro
elementos varían al interior y entre países, así como entre grupos de la población.
1.4.1.1 Cambios en la oferta y consumo de alimentos industrializados
En general, el mundo ha atendido a modificaciones drásticas en la industrialización de
alimentos, pues “varios de los alimentos consumidos por la población se procesan
mediante tecnología compleja” (González-Castell, González, Barquera y Rivera, 2007,
p. 345).
La industrialización de los alimentos ha llevado a una mayor producción y oferta de
los mismos, así como al abaratamiento de sus precios, favoreciendo el aumento en el
consumo de alimentos procesados. Por ejemplo, Barquera y Tolentino (2005) han
encontrado que en México
“entre 1986 y 1998 el consumo de postres y refrescos se elevó 6.2 y 37.2%,
respectivamente, mientras que en el mismo periodo el consumo de frutas y
14
verduras disminuyó 29.3%. De la misma manera, el consumo de azúcar aumentó
significativamente entre la población en general. En 2003, fue de casi 48 kg per
cápita, más del doble del promedio mundial (21kg per cápita)” (p. 144).
En este sentido, “de acuerdo a datos de la ENSANUT 2006 el consumo de bebidas
azucaradas representaba el 22.3% de la ingesta calórica de los adultos mexicanos,
mientras que el resto 77.7%, proviene del consumo de alimentos sólidos” (Secretaría de
Salud, 2010, p. 346).
La industrialización o modernización de los alimentos en México se ha asociado a
una gradual sustitución de la dieta tradicional de las poblaciones del país, que tiene un
fuerte origen y contenido de tradición prehispánica basada en maíz, frijol, chile, tomate,
calabaza y pescado12, por otra elevada en alimentos industrializados, que se acompaña
de elevados costos en la salud. Se ha observado también que la industria alimentaria ha
acarreado no solo la sustitución de la dieta en la población mexicana, como resultado de
la masificación de alimentos industrializados, sino también el abandono en la
producción y consumo de especies de maíz y frijol. Por ejemplo, Duana (2004) encontró
que
“la caída en el gasto del frijol se asocia con el aumento en el precio del
producto, el cual fue de un 232.5% de 1992-2002, con la caída en el poder
adquisitivo de la población, la concentración del consumo en los deciles de
menores ingresos y, de acuerdo con información cualitativa referente a algunas
regiones del país, a una valoración social negativa al consumo de ese producto”
(p. 48).
a) Aumento del consumo de determinados alimentos
Los modelos de consumo de alimentos se parecen cada vez más en todo el mundo y se
orientan hacia alimentos más caros como por ejemplo, carne y productos lácteos. “El
consumo de carne en los países en desarrollo ha pasado de los 10 kg anuales por
persona entre 1964-1966 a 26 kg en 1996-1997. Se prevé que aumente hasta los 37 kg
anuales por persona en el 2030” (Castañon, Solleiro y Del Valle, 2003).
Situaciones como la anterior se ven favorecidas cuando no existen claras políticas
que busquen una mayor diversidad en la producción de alimentos. Por ejemplo, la
12
Para un mejor conocimiento sobre la base de la alimentación tradicional mexicana, productos, guisos y
preparaciones consúltese: Iturriaga, J. (1998). Las cocinas de México I y II, FCE.
15
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)
(2011) estima que
“buena parte del aumento en la producción de alimentos en el futuro será debido
a una mayor productividad. En los países en desarrollo, casi el 70% del aumento
de la producción de cultivos se deberá a un mayor rendimiento de la agricultura;
alrededor del 20% será debido a la expansión de la superficie de labranza y
alrededor del 10 por ciento será el resultado de cultivos múltiples y a periodos
de barbecho más cortos”.
De acuerdo a datos de 1999 del Centro para el Control y Prevención de enfermedades
(CDC en inglés) de los Estados Unidos, solo el 23.9% de los estudiantes consumía
frutas y verduras observándose descensos en el resto de la población (Massey-Stokes,
2002; Powell y Chaloupka, 2009). Mientras que en México,
“se estimó que el consumo anual per cápita de carnes frías y embutidos se
duplicó durante los últimos cinco años al pasar de 2.8 kg en 1994 a 5.2 kg en
1999, de los cuales las carnes frías representan 15% del consumo de carne”
(Castañon , Solleiro y Del Valle, 2003, p. 14).
Por su parte Tolentino, Barquera y Safdie (2006) encontraron que el grupo de carnes y
lácteos ocupaba el primer lugar en el gasto destinado a alimentos en el periodo 19841998.
Asimismo, se ha estimado que las familias rurales en México destinan en promedio
mayor porcentaje de su gasto total al consumo de alimentos en comparación con sus
contrapartes urbanas, mientras que los pobres rurales destinaban en promedio 47.5% de
su gasto total al consumo de alimentos, los pobres urbanos destinan poco más de 42%,
es decir, una brecha de aproximadamente 5.5%. Se identificó también, que el maíz es el
alimento más consumido por los pobres rurales y urbanos 6.4% y 5.3% respectivamente
(Chávez, Villarreal, Cantú, y González, 2009).
b) Aumento de la oferta de alimentos industrializados en los mercados
En la actualidad, el procesamiento de los alimentos ha experimentado importantes
cambios. De los procesos realizados en el hogar, hacia el predominio de productores e
industrializadores
de
alimentos
existen
grandes
diferencias.
Los
alimentos
industrializados implican una serie de procesos llevados a cabo mediante tecnología
16
compleja cuya finalidad es el alargamiento de vida en los anaqueles (González-Castell,
Gónzález, Barquera y Rivera, 2007).
El papel desempeñado por la industria alimentaria ha sido determinante en el patrón
de consumo en México pues es importante señalar que en el decenio de los ochenta la
industria alimentaria creció a una tasa promedio anual de 2.4% (Castañon, Solleiro y
Del Valle, 2003). Considerando que
“una fuente importante de consumo de energía en las familias mexicanas se da a
través de la ingesta de carbohidratos, mediante los cereales y la carne, la
variedad de cereales industrializados disponibles en el mercado, el consumo de
estos productos se ha incrementado en las últimas tres décadas” (Tolentino,
Barquera y Safdie, 2006, p. 61).
Actualmente se estima que el consumo per cápita de alimentos industrializados en
México es de 505 dólares, en un mercado que tiene un valor de 55,695 millones de
dólares, y se proyecta un crecimiento de 2.3% a tasa anual en el periodo que va de 2010
a 201513.
Lo anterior resulta contrastante pues estudios del INSP indican que en México “en
21% y 13% de las localidades urbanas y rurales respectivamente, no se expenden frutas
o verduras de forma regular, mientras que grasas, azúcares, bebidas, cereales y huevo se
pueden conseguir en el 100% de las localidades. En comunidades indígenas el problema
se agrava, ya que solo en 12.7% de los hogares indígenas estudiados existía
disponibilidad de frutas y verduras en la cantidad igual o superior al mínimo
recomendado por el propio INSP. La disponibilidad era igual o mayor en hogares no
indígenas, en 36.2% de los cuales se disponía de frutas en cantidades superiores al
mínimo recomendado. Para las verduras se informa mayor disponibilidad que para las
frutas, pero la misma brecha entre hogares indígenas y no indígenas (37.5 y 64%
respectivamente)” (Tolentino, Barquera y Safdie, 2006, pp. 59-60).
c) Cambios en la estructura de precios de los alimentos
En México, la estructura de precios de los alimentos en la década de los ochentas fue
diferente a la de los noventas, de modo tal que en la primera las verduras y los
productos derivados de maíz y trigo fueron los alimentos que tuvieron menos
13
http://redac.org.mx/noticia.php?IdNoticia=216
17
incrementos en su precio, si bien en la siguiente década fueron de los productos que
experimentaron mayor aumento de su valor (Bourgues, 2001), situación continua en la
primer década del siglo XXI. Por ejemplo,
“entre enero de 2005 y junio de 2008 el precio internacional del maíz, producto
de gran relevancia para la dieta de los mexicanos, se incrementó 241%, el del
arroz, 670%, y el del trigo, 279.3%, mientras que el precio medio de la canasta
de productos agropecuarios se incrementó de manera significativa a partir de
2006. En marzo de 2008 el valor de dicha canasta tuvo un incremento de 62%
en relación con 2005” (Chávez, Villareal, Cantú y González, 2009, p. 2).
Se ha señalado como un gran parteaguas en la historia de los precios y producción e los
alimentos, la entrada del país en el TLCAN14. Eso se debió a los compromisos del
capítulo agrícola, que son determinantes para México ya que la negociación implicaba
un cambio en el patrón de cultivos. En el 2000 las importaciones de alimentos en
México alcanzaron más de 8,200 millones de dólares. Para el 2006 las importaciones de
productos básicos como maíz, soya y oleaginosas, sorgo, trigo, arroz y algodón
representaron el 60% de las importaciones agropecuarias (Torres, 2001).
“México es considerado un país importador neto de alimentos. Más de un 80% de las
importaciones agropecuarias son de granos básicos, oleaginosas y productos derivados”
(Ita, 2007, p. 6). “Las importaciones han aumentado consistentemente a partir del
TLCAN y para 2006 se habían más que duplicado, al grado que actualmente México
importe el 95% de su consumo de oleaginosas” (Lelo de Larrea, 2009, p. 58).
“El maíz es el perdedor neto de la negociación del TLCAN en la agricultura15.
Después de catorce años de operación la supuesta protección extraordinaria para
el cultivo, ha sido eliminada sistemáticamente desde 1996, (con excepción de
1994 y 1997), por decisión unilateral del gobierno mexicano. Ello implicó la
eliminación de la protección para alrededor de 3.2 millones de productores, la
mayoría de los pequeños productores del país” (Ita, 2007, p. 7).
14
Tratado de Libre Comercio para América del Norte, firmado por Canadá, Estados Unidos y México.
A partir de 1999, el gobierno mexicano eliminó la empresa estatal Conasupo, encargada de regular el
mercado de los granos básicos en apoyo a productores y consumidores. Después de la firma del tratado el
maíz era el único grano comercializado por la paraestatal. Tras su desaparición, la producción del grano
quedó en dominio de transnacionales: Maseca, Minsa, Cargill, Arancia, Archer Daniels Midland. Fuente:
Ita, 2007.
15
18
Es un hecho que el incremento de los precios y sus continuas variaciones constituyen
una amenaza para la seguridad alimentaria16 de los países en desarrollo, en especial en
la población en situación de pobreza. De acuerdo con el Banco Mundial, en 2010-2011
el aumento de los costos de los alimentos llevó a cerca de 70 millones de personas a la
pobreza extrema (Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación, 2011). En México, Chávez, Solleiro y Del Valle (2009), analizando datos
de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares (ENIGH) 2006 estimaron
que un “incremento de 15% en el precio de los alimentos implica que, ceteris paribus,
aproximadamente 2% de la población pasa a ser pobre alimentario17” (p. 12).
d) Mercado versus decisiones individuales
Estableciendo que la principal causa de sobrepeso y obesidad se debe a la ingesta de un
número mayor de calorías a las necesarias y ante el vertiginoso aumento de la obesidad,
organizaciones de suma importancia han establecido una serie de recomendaciones y
planes o estrategias para el combate de la pandemia descrita. Por ejemplo, la OMS
elaboró estrategias globales con las siguientes recomendaciones: la disminución de sal,
azúcar y grasa en los alimentos industrializados, vigilar el papel de la industria
alimentaria, el control de la propaganda en los alimentos para niños, el aumento de la
información nutricional en las etiquetas de los alimentos, la fiscalización de la calidad
en el embalaje e inversiones en programas para la salud (Amador, 1996; Secretaría de
Salud, 2010; Organización Mundial de la Salud, 2011).
Sin embargo, presiones de las grandes multinacionales productoras de alimentos,
principalmente las estadounidenses, consiguieron que el contexto de la recomendación
de la OMS destacara la responsabilidad individual en la adopción de una alimentación
más saludable. De esta manera, las compañías ganan más fuerza para defenderse de las
acciones de los consumidores que por ejemplo, reclaman compensaciones a las cadenas
de comida rápida y a los productores de alimentos industrializados considerados como
saludables (Amador, 1996; Organización Mundial de la Salud, 2011).
16
La seguridad alimentaria se define “cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y
económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus
preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana”, (Organización de las
Naciones unidas para la Agricultura y la Alimentación, 2009). Al igual que otros conceptos empleados en
el análisis de la alimentación, la definición de seguridad alimentaria ha experimentado modificaciones
siendo actualmente aceptado que implica 4 dimensiones, a saber: disponibilidad de los alimentos, acceso
a los alimentos, utilización y estabilidad.
17
En la sección 6.1 La nutrición en la pobreza de este capítulo se profundiza sobre esta cuestión.
19
Amartya Sen (1996) ha señalado que los escenarios descritos por Malthus, con
respecto a la reducción de la producción de alimentos mientras se incrementa la
población, están lejos de ser la causa del hambre. Se trata pues de un entramado en el
cual se ven confrontados los intereses de los consumidores y los del mercado de
alimentos que busca la incorporación de sus productos en las dietas de los
consumidores, mismos que han sido factor para que actualmente existan 700 millones
de personas con hambre en el mundo (Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación, 2011).
El sobrepeso y la obesidad han estado profundamente relacionados con la economía
y las oscilaciones de los alimentos producto del mercado. Por lo que, tanto el consumo
como “la producción comercial de alimentos depende, al igual que otras actividades
económicas, de los mercados y de los precios” (Sen, 1996, p. 255), más que de las
decisiones de los individuos.
1.4.1.2 Aumento de la demanda de alimentos
El consumo de alimentos está en gran parte determinado por el precio de los mismos y
por supuesto, por el ingreso de las personas. Cuando el ingreso de las personas o lo
hogares es restringido, éstos buscan maximizar la oportunidad de compra sin importar
los errores o las supuestas cualidades nutricionales de los alimentos, pues es un hecho
que los sectores sociales más desprotegidos destinan la mayor parte de su ingreso a la
compra de alimentos (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación, 2011). Dicho proceso suele denominarse como el consumo de las masas
(Méndez y Gómez, 2009).
En los últimos treinta años se han suscitado importantes cambios o ajustes en el
modelo económico de las naciones los cuales han suscitado modificaciones en el
ingreso de los individuos y las familias que han impactado en el patrón del consumo
alimentario y con ello, se han visto favorecidas profundas transformaciones en el estado
nutricional de la población (Tolentino, Barquera y Safdie, 2006).
Analizando el aumento de alimentos en México, Ortíz-Hernández (2006) encontró
que
“la disponibilidad de cereales en México se incrementó de 175 kg por habitante
por año en el periodo 1979-1981 a 181.1 en 1984-1986, para después disminuir
a 177.1 en 1994-1996; de igual modo la disponibilidad de verduras aumentó de
42.0 en 1979-81 a 52.9 en 1989-91, para luego reducirse a 44.6 en 1994-1996;
20
por otra parte, la disponibilidad de carne disminuyó de 44.9 en 1984-1986 a 42.0
en 1989-1991, tendencia que se revirtió pues para 1999-2001 la cantidad
disponible fue de 60.5 kilogramos. Asimismo, la disponibilidad de energía
alimentaria se mantuvo sin cambios sustanciales (alrededor de 3,000 kilocalorías
por habitante por día) en las décadas de los ochenta y noventa; sin embargo, la
disponibilidad de grasa aumentó debido al incremento en la disponibilidad de
carnes, huevo y leche; asimismo se incrementó la disponibilidad de azúcar” (p.
17).
1.4.1.3 Cambios en la composición nutricional
A lo largo de las últimas cuatro décadas se ha observado que las dietas de los países
menos desarrollados están basados en el consumo de grasas, pero principalmente en la
ingesta de carbohidratos. En específico, la FAO ha estimado que los carbohidratos
constituyen el 80% de la dieta de las poblaciones latinoamericanas, mientras que en los
países desarrollados, los carbohidratos representan el 40-45% de la dieta (Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, 2004).
En México, pueden observarse también el cambio en el consumo de determinados
nutrimentos. Se trata de un fenómeno observado cuando se cambia de la ingesta
mayoritaria de verduras y derivados del maíz por la ingesta de carnes rojas, en especial
de res y puerco, así como el consumo de azúcares, harinas derivadas del trigo y
alimentos con alto contenido en grasas. En este sentido, el Centro de Investigación en
Nutrición y Salud (CINyS) del INSP a partir de las ENIGH 1984-1998, detectó que
“la dieta de la población mexicana se caracteriza por un contenido elevado de
grasa, colesterol y azúcares, y menor consumo de ácidos grasos poli-insaturados
y fibra, destacando como alimentos más consumidos la carne, el huevo, la leche,
así como que una fuente importante en la dieta de las familias mexicanas lo
constituyen los carbohidratos (Tolentino, Barquera y Safdie, 2006, p. 60).
1.4.1.4 Cambio en el patrón alimentario de la población mexicana: mayor
disponibilidad y consumo de alimentos con alta densidad energética
Ante los elementos de cambios en la alimentación que a nivel global se están
identificando, es importante analizar estos cambios en México. Como lo señalan Ortiz,
Vázquez y Montes (2001), el estudio de la alimentación en México se ha hecho
mediante una serie de enfoques: como asunto de Estado, mediante el análisis económico
21
del patrón alimentario, en los estudios antropológicos que resaltan el papel de los
hábitos y, en los estudios nutricionales sobre consumo de alimentos. Sin embargo, es
importante incluir dentro de estas clasificaciones la incidencia del cambio tecnológico
en el consumo de alimentos y del cambio en el patrón alimentario18.
La introducción masiva de alimentos industrializados en México se incrementó de
manera importante en los últimos 30 años. El proceso de cambio en el modelo
económico ha provocado diversos ajustes entre los que se encuentra cambios en el
patrón alimentario. Es así como la transición nutricional ha modificado el consumo de
alimentos en la población mexicana al pasar de una dieta rural de autoconsumo de maíz
y frijol, es decir, una dieta basada en productos naturales sin procesos de
industrialización, a una dieta comercial altamente industrializada con un alto contenido
de harinas refinadas, sin fibras y altas en azúcar y grasa (Tolentino, Barquera y Safdie,
2006).
El CINyS del INSP ha realizado estudios sobre el consumo de alimentos en México a
partir de datos de las ENIGH 1984-1998, identificando que el consumo de productos
con carbohidratos refinados registró un incremento aproximado del 10% en el periodo,
mientras que el de refrescos un aumento del 40%. Esto provocó que “México se
colocara en el primer lugar mundial de consumo de refresco con alrededor de 160 litros
anuales per cápita” (Tolentino, Barquera y Safdie, 2006, p. 61).
Con el proceso de industrialización en México la población tendió a concentrarse en
el ámbito urbano de manera que los patrones de consumo alimentario fueron
modificándose. En los últimos años se han modificado de manera sustancial los hábitos
alimentarios de la población,
“la cultura alimentaria nacional, con su amplia forma de expresiones regionales
y locales, asumió tendencias al cambio, orientadas a homogeneizar los patrones
de consumo mediante la incorporación paulatina de nuevos componentes en la
alimentación cotidiana, el consumo de trigo ha ido sustituyendo en cierta
medida al de maíz y el consumo de alimentos autóctonos ha ido disminuyendo,
las tendencias al cambio se han dado por igual en el medio rural y en el urbano
aunque están mucho más marcadas en este último, sobre todo en los estratos de
ingresos medios y altos” (Duana, 2004, p. 32).
18
Un patrón alimentario se refiere al conjunto de productos que un individuo, familia o grupo de familias
consumen de manera ordinaria, según un promedio habitual de frecuencia estimado en por lo menos una
vez al mes; o bien, que dichos productos cuenten con un arraigo tal en las preferencias alimentarias que
puedan ser recordados por lo menos 24 horas después de consumirse. Fuente: Torres, 2001.
22
En otras investigaciones sobre el patrón de consumo alimentario se ha encontrado que
del total
“del consumo en alimentos de los hogares, 20.6% corresponde al consumo en
carnes, pescados y mariscos de todos los tipos. El 13.2% se refiere al consumo
en cereales, donde se incluye al maíz en grano, harina de maíz, masa de maíz,
tortilla de maíz, productos de maíz, harina de trigo, tortillas de harina, pasta para
sopa, galletas, pan, otros productos de trigo, arroz, productos de arroz y otros
cereales, frituras y sopas. El 9.6% es consumo en leche y sus derivados. Las
verduras representan 8.7%, las cuales incluyen las legumbres, leguminosas y
semillas” (Borbón, Robles y Huesca, 2005, p. 124).
Por su parte, Díaz y Benítez (2010) a partir del estudio de la ENIGH 2006 encontraron
que la leche y sus derivados se ubican en el cuarto lugar de los alimentos consumidos en
función de gasto, la proporción destinada a este rubro varía entre 7 y 12%, dependiendo
del estrato de ingreso.
Considerando las bases de datos de las Encuestas Nacionales de Nutrición, algunos
estudios realizados en México han permitido caracterizar parte de los patrones dietarios
de la población mexicana y llevar a cabo determinadas asociaciones con sobrepeso y
obesidad o con sus desenlaces en enfermedades crónicas. Este tipo de estudios han sido
respaldados por otros realizados en Brasil, Corea y Grecia, que han documentado la
presencia de un patrón dietético tradicional y la modificación de éste por un patrón con
un alto contenido de alimentos altamente procesados, azúcares refinados, grasas y una
abundancia de energía densa (Lozada, Flores, Rodríguez y Barquera, 2007; Flores,
Macías, Rivera, Lozada, Barquera, Rivera-Dommarco y Tucker, 2010).
Empleando datos de la ENN-1999 para mujeres de 12 a 19 años, representativos de
casi 5 millones de individuos, Lozada, Flores, Rodríguez y Barquera (2007) analizaron
el consumo de 21 grupos de alimentos mediante dos tipos de análisis: por factores y por
conglomerados. Formando 3 patrones dietarios denominados “urbano-pobre”, “rural” y
“occidental”, en el análisis por conglomerados encontraron que
“el urbano-pobre se caracterizó por una ingesta importante de maíz y derivados
(20%) y alimentos industrializados (17%); en el patrón “rural” predominaron el
maíz y derivados (48%), los alimentos de trigo y de frijol y leguminosas (~6%
cada uno); mientras que en el patrón “occidental” el trigo y derivados aportaron
19% de la energía y la carne roja y procesadas 11%” (p. 267).
23
Mientras que en el análisis por factores detectaron que
“en el factor 1, predominaron los alimentos de trigo, postres y botanas y carne
roja y procesadas; el factor 2 se caracterizó por consumo alto de lácteos bajos en
grasas y cereal de caja. En el factor 3 hubo un consumo alto de refrescos y
bebidas azucaradas y de alimentos industrializados y en el factor 4 destacaron el
grupo de agua y café, los dulces y el frijol y las leguminosas” (p. 268).
Con datos de la ENSANUT 2006 para 15,951 adultos con edad 20-59 años, Flores,
Macías, Lozada, Barquera, Rivera-Dommarco y Tucker (2010), basándose en la ingesta
energética de un total de 30 grupos de alimentos identificaron 3 patrones alimentarios
más importantes: alimentos refinados y dulces (patrón RS), alimentos tradicionales
(patrón T) y, alimentos diversos (patrón D)19. En sus resultados encontraron que
“el patrón T se caracterizaría por una baja diversidad de alimentos donde el maíz
y alimentos derivados del maíz proporcionaban el 47% de la ingesta energética.
El patrón RS tuvo una mayor contribución del alcohol (9.4%) y pan blanco
(9.4%), así como de comida rápida, dulces y bocadillos (7.7%). Finalmente, el
patrón D tenía la menor contribución de maíz (15.5%) y la mayor contribución
de grasa láctea (8.0%), arroz, pasta carne, aves, grasas saturadas y huevo. Tras el
análisis encontraron que el patrón RS y D se asociaron con un 14% y un 17% de
tener sobrepeso y 20% de obesidad en comparación con el patrón dietético T”
(pp. 1871-1872).
Por otra parte, investigadores como Felipe Torres (2011) han descrito que el cambio en
el patrón alimentario está acompañado por un cambio de patrón en la distribución de
alimentos en el mercado mediante un proceso en el cual
“lo novedoso en los sistemas de suministro y altamente susceptible a las
influencias internacionales que se sustentan en la homogeneidad del producto y
permea a todos los estratos sociales, sin romper con las tradiciones locales, sino
19
Para identificar los patrones dietarios del estudio, los alimentos fueron agrupados de acuerdo a lo
siguiente: 1) maíz, tortillas y alimentos con base en maíz; 2) Antojitos mexicanos; 3)Pan integral y
tortillas integrales; 4) productos elaborados con base en azúcar; 5)alto contenido en fibra y cereales listos
para consumir; 6) bajo contenido en fibra; 7) papas; 8) pasta; 9)comida rápida; 10) alcohol; 11) Frijoles y
legumbres; 12) fruta fresca; 13)vegetales frescos; 14) jugos de frutas frescas; 15) vegetales
industrializados y sopas; 16) aves de corral; 17) carne roja; 18) embutidos; 19)pescado; 20) productos del
mar; 21) lácteos bajos en grasa; 22) alimentos con grasa láctea; 23) huevos; 24) aceites vegetales; 25)
grasa saturada; 26) dulces; 27) bebidas ligeras; 28) snacks salados; 29) galletas; 30) café y té.
24
que las adapta al pragmatismo de los nuevos mercados de consumo masificado,
donde la expansión de las tiendas modernas y de supermercados se han vuelto
más comunes, sobre todo en los espacios urbanos, por encima del modelo
tradicional de alimentos que carece de apoyo para satisfacer las exigencias del
núcleo de consumo mayoritario” (p. 20).
1.4.2 Reducción de la actividad física
El aumento de la industrialización, la urbanización y la mecanización que tiene lugar en
la mayoría de los países del mundo va asociado a cambios de la dieta y los hábitos,
donde los modos de vida y las actividades son más sedentarios20 (Secretaría de Salud,
2008).
Los trabajos o actividades con tendencia al sedentarismo han aumentado en las
últimas décadas, sobre todo en los espacios urbanos y en las ciudades, lo que implica
una menor actividad física21 y un menor gasto energético (Heinen y Darling, 2009).
Dicha reducción se ha visto favorecida por cambios en los patrones de recreación,
transporte y trabajo, pues demandan un menor gasto de energía (Rivera, Shamah,
Villalpando, Cuevas, Mundo y Morales, 2008).
El rol de la energía en la etiología de la obesidad ha sido investigado debido a la
capacidad del organismo para almacenar energía cuando es consumida en exceso o
cuando el balance entre el consumo y el gasto se altera22 (Barquera, Campirano y
Barquera Fernández, 2006). Por su parte organismos internacionales como la FAO
(2004) han definido a la actividad física como el segundo mayor componente de gasto
diario de energía.
La actividad física es un importante determinante del peso corporal, pues existe
evidencia que indica que cuando ésta es regular protege contra un aumento de peso
corporal perjudicial23 (Organización Mundial de la Salud, 2003; Secretaría de Salud,
20
Las conductas sedentarias se definen como aquellas que requieren un gasto mínimo de energía (Sallis y
Glantz, 2009).
21
La actividad física puede ser cualquier actividad, desde las realizadas en el ámbito domestico hasta las
practicadas en el centro laboral o educativo. Así, la actividad física no sólo se refiere al ejercicio físico
(Macías y Flores, 2009).
22
El gasto de energía del organismo se divide en tres componentes principales: gasto energético basal o
tasa metabólica basal; efecto térmico de los alimentos o acción dinámica específica, y actividad física.
Fuente: Barquera, Campirano y Barquera Fernández, 2006.
23
La actividad física desempeñada cobra importancia pues existen pruebas contundentes de que los
niveles moderados a altos de forma física conllevan un riesgo considerablemente menor de enfermedad
cardiovascular y mortalidad por todas las causas, y de que esos beneficios se aplican a todos los grados
del Índice de Masa Corporal Fuente: Secretaría de Salud, 2008.
25
2010), pues a actividad física y la buena forma física (entendiendo por tal la capacidad
para realizar actividad física), además de los factores genéticos, influyen en gran manera
en la mortalidad y la morbilidad relacionadas con el exceso de peso y la obesidad
(Organización Mundial de la Salud, 2011). Por ejemplo, Morimoto, Oguma, Yamazaki,
Sokejima, Nakayama y Fukuhara (2006), encontraron que la actividad física recurrente
resulta un mecanismo mediante el cual se reducen los riesgos de padecer ECNT, “en
específico con una reducción de entre 30 y 40% del riesgo de padecer cáncer de colon y
en 20-30% de reducción en cáncer de mama” (p. 537). Por su parte, Sangnam,
Hongwei, Huber, Smith, Ory y Philips (2010) al analizar la práctica de actividad física
en la población adulta de China encontraron que las personas más activas son 61%
menos propensos a desarrollar obesidad. Por tanto, un bajo nivel de actividad física es
tanto una causa como una consecuencia del incremento de peso Organización Mundial
de la Salud, 2003; González de Cossío, Rivera, López y Rubio, 2008).
La inactividad física constituye el cuarto factor de riesgo más importante de
mortalidad mundial pues es causa del 6% de las muertes mundiales, solo superada por la
hipertensión 13% y el consumo de tabaco 9%. Es además, causa del 21-25% de los
cánceres de colon, 27% de los casos de diabetes y un 30% de los casos de cardiopatía
isquémica Organización Mundial de la Salud, 2011). Además de las implicaciones en la
salud, supone carga para los sistemas de salud. En los EE.UU., se ha estimado que en
2003, la atención de los problemas derivados de la inactividad física costaron 24,000
millones de dólares aunados a los 70,000 millones de costos directos de la obesidad
(Secretaría de Salud, 2008).
En una investigación llevada a cabo con datos de la ENSANUT 2006 para 15,901
adultos >20 años, Gómez, Hernández, Morales y Shamah (2009) encontraron que “la
actividad física está inversamente asociada con la prevalencia de sobrepeso y obesidad
si bien esta asociación solo fue significativa para los hombres” (p. S624).
En este sentido, la Secretaría de Salud estima que sólo 35% de las personas entre 10
y 19 años de edad son activas. Más de la mitad de los adolescentes pasan 14 horas
semanales o más frente a la televisión, y una cuarta parte de ellos pasa hasta tres horas
diarias en promedio según datos de la Encuesta Nacional de Juventud (ENJUVE) 2005.
Entre los adolescentes y adultos jóvenes (de 12 a 29 años de edad) tan sólo 40% practica
algún tipo de actividad física (Secretaría de Salud, 2008).
Elementos como los mencionados y la falta de espacios destinados a la práctica de
actividad física han sido descritos como parte fundamental del problema. De hecho, “se
26
sabe que el recreo y las clases de actividad física son los únicos momentos de práctica
de actividad física para muchos niños mexicanos” (Secretaría de Salud, 2010, p. 16).
Existen diversos aspectos que deben considerarse en la práctica de la actividad física
pues ésta se desarrolla con otro tipo de actividades o conductas que van desde lo social
hasta lo biológico24. Entre los más mencionados se encuentra el tipo de alimentación, el
tabaquismo, la práctica de ejercicio, el consumo de alcohol, el nivel de estrés o las horas
de sueño (Macías y Flores, 2009).
La actividad física regular constituye un factor protector para el desarrollo de
obesidad y que modos de vida sedentarios forman un factor causal (Secretaría de Salud,
2008), se han desarrollado una serie de métodos para medir el nivel de actividad física
realizada sea por individuos o poblaciones. La OMS ha realizado una serie de
recomendaciones sobre el nivel de actividad física a desarrollar, independientemente del
sexo, raza, etnia o nivel de ingresos. Por ejemplo, para el grupo de edad 18-64 años,
recomienda
“mínimo 150 minutos semanales de actividad física de intensidad moderada, o
75 minutos de actividad física vigorosa, o alguna combinación equivalente de
actividades moderadas y vigorosas. Todas las actividades deberían ser realizadas
en periodos de al menos 10 minutos cada uno” (Organización Mundial de la
Salud, 2011).
1.4.2.1 La clasificación y evaluación del nivel de actividad física
Los cuestionarios especializados en investigación epidemiológica han demostrado su
eficacia para medir y evaluar el nivel de actividad física (Macías y Flores, 2009). Uno
de estos instrumentos ha sido desarrollado por el Cuestionario Internacional de
Actividad Física (IPAQ en inglés)25 construido para conocer el nivel de actividad física
24
Los individuos realizan actividades físicas obligatorias y actividades individuales. Las actividades
obligatorias pocas veces se pueden evitar en un entorno social dado, y se imponen a las individuales por
las exigencias económicas, culturales o sociales. En cambio, las llamadas actividades individuales, que si
bien pueden no ser indispensables en lo social y lo económico, resultan importantes para la salud, el
bienestar y una buena calidad de vida en general. Dentro de tales pueden clasificarse la práctica de
ejercicio físico o el desempeño de las tareas domésticas opcionales pueden contribuir al desarrollo y el
bienestar, así como la participación en forma individual o colectiva. Fuente: Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, 2004.
25
El desarrollo de una medida internacional para la evaluación de la actividad física comenzó en Ginebra
en 1998 y fue seguida de un extensivo examen de confiabilidad y validez hecho en 12 países en el año
2000. Los resultados finales sugieren que estas medidas tienen aceptables propiedades de medición para
usarse en diferentes lugares y en diferentes idiomas, y que son apropiadas para estudios nacionales
poblacionales de prevalencia de participación en actividad física. Los cuestionarios internacionales sobre
27
en estudios de población y cuya aplicación se recomienda en adultos con edad 15-69
años. Para tal fin se han desarrollado dos versiones del cuestionario, versión larga y
versión corta26, construidos considerando adaptaciones culturales y del lenguaje para su
aplicación a nivel mundial. Se trata de cuestionarios cuya información se considera una
medida continua (International Physical Activity Questionnaire, 2005).
El IPAQ evalúa la actividad física relacionada con distintas esferas de la vida social:
•
La actividad física durante el tiempo de ocio.
•
Actividades domésticas y de jardín.
•
Actividad física relacionada con el trabajo.
•
Actividad física relacionada con el transporte.
La evaluación de la actividad física implica poder diagnosticar el nivel desarrollado. El
cuestionario IPAQ desarrolla una clasificación que permite estandarizar los resultados
del análisis de la actividad física. Para lograrlo, se llevó a cabo el cálculo de los MET
como una medida que expresa el gasto energético por arriba del nivel de gasto
energético basal27 (International Physical Activity Questionnaire, 2005).
Mediante un sistema de ponderación28 de cada tipo de actividades, el cuestionario
IPAQ permite clasificar el nivel de actividad física desarrollado. El grupo IPAQ
desarrolló una clasificación del nivel de actividad física mediante los siguientes criterios
de evaluación:
actividad física (IPAQ) comprenden una serie de 4 cuestionarios. Fuente: International Physical Activity
Questionnaire, 2005
26
Para consultar los cuestionario del IPAQ véase: https://sites.google.com/site/theipaq/questionnaires
27
Se define como el total de energía requerido por el organismo en estado de reposo, y depende de la
edad, el sexo, el peso corporal, los medicamentos suministrados, el clima y de factores genéticos. Fuente:
Barquera, Campirano, Campos y Safdie, 2006.
28
Los siguientes ponderadores se utilizan para el análisis de los datos: Caminar= 3.3 MET; Actividad
moderada= 4.0 MET y; Actividad vigorosa= 8.0 MET.
28
Cuadro 4. Criterios y descripciones para la evaluación de la actividad física de acuerdo al tipo de actividades según IPAQ
Criterio
Descripción
Tipos de actividades
Actividad baja
Este es el nivel más bajo de actividad física.
Aquellos individuos que no cumplen con los
criterios para las categorías 2 o 3 son considerados
inactivos.
Actividad moderada Cualquiera de los 3 siguientes criterios:
Actividades que implican un gasto de energía de
• 3 o más días de actividad intensa de al menos 20 entre 3-5.9 MET/hora. No incluye caminar.
minutos por día;
• 5 o más días de actividad intensa o moderada o
caminar al menos 30 minutos por día;
• 5 o más días de cualquier combinación de caminata
de intensidad moderada o vigorosa. Actividades
con un mínimo de 600MET-min/semana.
Actividad alta
Actividades agrícolas, aeróbicos, excavar, bicicleta
Cualquiera de los siguientes 2 criterios:
rápida, levantar objetos pesados, actividades que
• Actividad física intensa en al menos 3 días a la
aumenten el ritmo de la respiración. Implica un
semana y la acumulación de al menos 1500 METmin/semana;
gasto superior a 6 MET/hora.
• 7 o más días de cualquier combinación de
caminata de intensidad moderada o vigorosa:
actividades de intensidad alcanzando un mínimo
de al menos 3000 MET-minutos/semana
Fuente: Elaborado a apartir de IPAQ. Scooring protocol, 2005.
La ENSANUT 2006 desarrolló una versión abreviada del International Physical
Activity Questionnaire (IPAQ), con la finalidad de poder clasificar el nivel de actividad
física desarrollado por la población mexicana (Banco Mundial-Secretaría de Desarrollo
Social, 2008). El levantamiento de la información se realizó mediante la versión corta
del IPAQ (Gómez, Hernández, Morales y Shamah, 2009), pues resulta adecuada para
usar en sistemas regionales y nacionales de vigilancia epidemiológica (International
Physical Activity Questionnaire, 2005).
En el siguiente punto se hace énfasis en las dimensiones y padecimientos que a nivel
de la salud se destacan en torno al sobrepeso y obesidad.
1.5 Consecuencias de la obesidad
La obesidad, además de ser un producto de la mala alimentación y estilo de vida,
constituye el principal factor de riesgo de enfermedades crónicas tales como diabetes
tipo
2
(DT-2),
hipertensión
arterial
(HTA),
dislipidemias, problemas musculoesqueléticos
enfermedades
cardiovasculares,
y respiratorios, así como con
determinados tipos de cáncer como de colon y mama que se asocian con un aumento en
la morbilidad y mortalidad (Secretaría de Salud, 2008; Organización Mundial de la
Salud, 2012). Algunos datos vienen a confirmar lo anterior.
En México, entre 1998 y 2002 la DT-2 representó el 30% de las muertes de adultos
mexicanos. Según datos de la ENSANUT 2006, la tasa de DT-2 en la población mayor
de 20 años fue de 14.4%, lo que representa 7.3 millones de personas (Villalpando,
29
2011). Asimismo, datos del INEGI29, indican que la tasa de mortalidad en México por
DT-2 en el 2008 fue de 70.9 por cada 100,000 habitantes, mientras que en el 2009
fallecieron 77,699 personas por DT-2.
Con respecto a la HTA, se sabe que en México, la prevalencia según la ENSA 2000
fue superior para los hombres (34.2% y 26.3%, hombres y mujeres respectivamente),
“informándose también que de manera similar a lo informado por los EE.UU. y Canadá,
la prevalencia en las mujeres se incrementa hacia los 50 años (63.7%) entre 65-69 años
vs 54.9% en hombres de edad similar” (Velázquez, Rosas, Lara, Pastelín, Sánchez, Attie
y Tapia, 2003, p. 23).
En México, se ha estimado la prevalencia de hipercolesterolemia desde 1988 con la
Encuesta Nacional de Seroepidemiológica (ENSE) al detectarse valores medios de
colesterol de 184 y 185 mg/dL para hombres y mujeres respectivamente. Con la
Encuesta Nacional de Enfermedades Crónicas (ENEC) 1994 la prevalencia de
hipercolesterolemia aumentó hasta en un 10% con respecto a los datos de 1988,
mientras que con la ENSA 2000 se confirmó un aumento de hasta el 21% (Barquera,
Campos y Aguilar, 2009, p. 20). A través de datos de la ENSA 2000 se estimó que la
prevalencia de hipercolesterolemia por previo diagnóstico era de 6.4%, y que se
incrementó a 8.5% con la ENSANUT 2006.
Por su parte, Lara, Rosas, Pastelín, Aguilar, Attie y Velázquez (2004) mediante la
aplicación de un estudio tipo III de la OMS aplicado a 120,005 individuos en 6 centros
urbanos de México, detectaron que la prevalencia de Colesterol HDL (colesterol >200
mg/dL) era de 43.3% para población con promedio de dad 44.1 años, encontrando una
relación directa entre esta prevalencia y el IMC.
La obesidad es un factor de riesgo a la salud y en la esperanza de vida de los
individuos. En los EE.UU., Preston y Stokes (2011) estimaron que un hombre de 20
años, y con un IMC superior a 45 kg/m2 se estima pierde 13 años de su vida debido a la
obesidad, equivalente a una reducción del 17% en la esperanza de vida considerando a
ésta como de 78 años. Concluyen que los efectos de la obesidad reducen la longevidad
en todos los países que van desde medio año, para las mujeres de Suiza, y de año y
medio
en
los
hombres
de
los
EE.UU.,
así
como
que
cuando
la
obesidad es hipotéticamente eliminada, los beneficios para la esperanza de vida son un
29
http://www.sinais.salud.gob.mx/mortalidad/index.html.
30
25% a 40% mayor en países como los Estados Unidos y Canadá, 2 de los países con
más altas tasas de obesidad en el mundo.
En México, Monteverde y Novak (2008) con datos del Estudio Nacional sobre
Envejecimiento en México (ENASEM 2001 y 2003) encontraron que “el exceso de
peso, de acuerdo a los 2 últimos quintiles, incrementa el riesgo de mortalidad a los 60
años y más. Hasta 11% de las muertes registradas durante 2001-2003 habrían sido
evitables si las personas hubiesen tenido peso ideal” (p. 6).
1.5.1 Costos económicos y sociales de la obesidad
Los costos de la obesidad y de las enfermedades relacionadas no sólo impactan los
sistemas sanitarios, sino también tienen afectaciones sobre la economía de los
individuos y sus hogares, pues los individuos con obesidad ven reducidas sus
capacidades laborales, académicas y sociales. En los EE.UU., se ha estimado que
conforme aumenta el IMC de los trabajadores lo hace el número de días de incapacidad,
situación compleja pues de la misma manera se ha proyectado que en el 2015, el 25%
de la población estadounidense trabajadora sea obesa (Jitendra, Bartels, Manczyk,
Mithilesh y Bharat, 2011). Es decir, la obesidad es causa de empobrecimiento porque
disminuyen la productividad laboral y provoca gastos catastróficos en salud
relacionados con las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT). “Por ejemplo,
actualmente 12% de la población mexicana que vive en pobreza tiene diabetes y 90% de
esos casos se pueden atribuir a sobrepeso y obesidad” (Secretaría de Salud, 2010, p. 11).
Considerando los gastos de la atención médica de las enfermedades atribuibles a la
obesidad (costos directos) así como los que son resultado de la pérdida de productividad
por muerte prematura (costos indirectos), en México se ha estimado que
“los costos directos se incrementaron en un 61% en el periodo 2000-2008,
considerando el valor de 2008, al pasar de 26,283 millones de pesos a por lo
menos 42,246 millones de pesos. Es decir, el costo para 2008 representó el
33.2% del gasto público federal en servicios de salud a la persona,
presupuestado en ese ejercicio fiscal. Una situación similar ocurre con el
llamado costo indirecto, pues ha aumentado de 9,146 millones de pesos en el
2000 (valor del 2008) a 25,099 millones de pesos en el 2008. Esto implica una
tasa de crecimiento promedio anual de 13.51%. Por lo que se proyecta que el
costo total del sobrepeso y la obesidad para el 2017 ascienda a 150,860 millones
de pesos (Secretaría de Salud, 2010, pp. 11-12).
31
Ante tal escenario, aspectos relativos a los incrementos en los costos en los sistemas de
salud cobran relevancia pues tanto en México, como en el ámbito internacional, la alta
prevalencia en las ECNT y de las discapacidades relacionadas con las mismas, tienen
una carga económica sobre los sistemas de atención a la salud (Omran, 1971; Lozano,
Murray y Frenk, 1999; Barquera, Campirano, Campos y Safdie, 2002; Organización
Mundial de la Salud, 2011). En el caso de México se estima que el costo directo de
estos padecimientos para 2008 “representó el 33.2% del gasto público federal en
servicios de salud a la persona, presupuestado en ese ejercicio fiscal y se estima que
para el 2017 alcance los 77,919 millones de pesos” (Secretaría de Salud, 2010, p. 9).
Otra de las implicaciones sociales y económicas de la obesidad se observa cuando al
aumentar el IMC de las personas, los gastos en salud de las familias se incrementan,
resultado de las enfermedades y discapacidades resultado de la obesidad. Por ejemplo,
“en los Estados Unidos se estimó que con un IMC de 30-35 el gasto anual es de 1,017
dólares mientras que para un IMC de 35-40 puntos de 1,549 dólares anuales” (Heinen y
Darling, 2009, p. 102).
1.6 Aspectos sociales de la nutrición
El desarrollo de una sociedad, ya sea rica o pobre, puede juzgarse por la calidad del
estado de salud de la población, por cómo se distribuyen los problemas de salud a lo
largo del espectro social y por el grado de protección que gozan las personas afectadas
por la enfermedad. Los determinantes sociales de la salud son las condiciones de vida
que se observan desde la primera infancia, la escolaridad, el empleo, la calidad del
medio ambiente en que se desenvuelve la población. Dichas circunstancias son
moldeadas por la distribución del dinero, el poder y los recursos a nivel global, nacional
y local, los que a su vez son influenciados por decisiones políticas (Organización
Mundial de la Salud, 2009).
El nivel de acceso a los alimentos depende de los ingresos y derechos que individuos
y familias pueden tener en el entorno social e institucional donde se desarrollan. Es
decir, cuando las condiciones del ambiente son inadecuadas, aparece el hambre crónica,
que no es sólo una cuestión de alimentos y de cuidado sino que se trata de un fenómeno
por el que las personas carecen, como dice Amartya Sen de “libertad para actuar al
negárseles la posibilidad de ganar suficiente dinero para poder adquirir una mejor
alimentación, recibir educación y desarrollar habilidades para el enriquecimiento de su
vida” (Sen, 1996, p. 258).
32
Sin embargo, ha sido claro que en situaciones de desventaja social, las posibilidades
de tener una buena alimentación se ven limitadas. La seguridad alimentaria se vulnera
ante “los efectos acumulados de las crisis en el ingreso que limitan la accesibilidad a los
alimentos, los efecto del declive de la producción agropecuaria y, la ausencia de
políticas públicas que trasciendan las medidas coyunturales de atención” (Torres, 2011).
Así, identificar algunos de los factores relacionados con la obesidad no puede estar
desligado de las condiciones sociales y económicas de los individuos y familias (Zhang
y Wang, 2004; Sangnam, Hongwei, Huber, Smith, Ory y Phillips, 2010).
1.6.1 Los factores demográficos en la nutrición
Las modificaciones en los tipos de dieta, así como en las actividades orientadas al
sedentarismo afectan el padecimiento de sobrepeso y obesidad, dichas modificaciones
se explican a través de las condiciones sociales, económicas y socioculturales de los
individuos. Como señala Gracia (1997) “sí por un lado los factores de tipo tecnológico o
socioeconómico han marcado las tendencias en la alimentación, por otro lado la
delimitación de las variables condicionantes de dicha población sirven para delimitar
aún más dichos cambios” (p. 154).
En esta investigación se busca resaltar la trascendencia que los factores demográficos
tienen en la determinación del sobrepeso y obesidad en la población adulta mexicana.
Se enlistan los que se han de considerar y que encuentran respaldo en la literatura
relacionada.
a) Sexo
Las diferencias sustanciales que se observan entre la salud y el sexo han sido
documentadas. Crosnoe (2007) demostró que las implicaciones de padecer sobrepeso y
obesidad son más notorias para las mujeres que en los hombres pues éstas responden a
cuestiones de caracterización e imagen social del cuerpo, asignadas y diferenciadas
social y culturalmente.
El modelo clásico de propagación de la obesidad en una población comienza por las
mujeres de mediana edad de los grupos de ingresos altos, pero a medida que la epidemia
avanza la obesidad va haciéndose más común entre las personas (especialmente las
mujeres) de los grupos de menor nivel socioeconómico (Secretaría de Salud, 2008). A
nivel biológico se sabe también que la mayor prevalencia de obesidad en las mujeres es
producto de características biológicas y psicológicas, así como de situaciones sociales.
33
En comparación con los hombres, el mayor porcentaje de masa grasa en las mujeres
determina un gasto energético menor por kilogramo de peso, lo que hace más difícil
perder el sobrepeso ganado (García-García, De la Llata y Kaufer-Horwitz, 2008).
Según estimaciones de la OMS correspondientes a 2008: 1,500 millones de adultos
>20 años tenían sobrepeso. De esta cifra, más de 200 millones de hombres y cerca de
300 millones de mujeres eran obesos. (Organización Mundial de la Salud, 2011). A
nivel regional o nacional se muestran determinadas similitudes. En diferentes zonas del
mundo se ha observado una tendencia similar.
En una investigación realizada por Brunello, Michaud y Sanz de Galdeano (2009),
utilizando datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE) para el periodo 1990-2004, encontraron que las prevalencias de obesidad se
habían incrementado mostrando diferenciales por sexo, 76.9% en el Reino Unido (25%
hombres y 27.5% mujeres), 78,6% en los Países Bajos (9.5% hombres y 12.5%
mujeres), 67,9% en España (12.5% hombres y 13% mujeres), y el 68,9% en Suecia
(10% hombres y 11% mujeres).
Utilizando datos para el año 2003 en España, Ruano, Gil, Aguirregoicoa, Craido,
Duque y García (2011) estimaron que la prevalencia de obesidad fue del 14.5%,
resultando significativamente más alta en la mujeres 15.75 y de 13.39% para los
hombres.
Morrill y Chinn (2004) encontraron que la prevalencia de obesidad para la población
estadounidense es diferenciable por sexo, siendo el aumento de 62% para los hombres y
de 166% para las mujeres y que el 50% de las mujeres del nivel socioeconómico más
bajo eran obesas. De acuerdo a estimaciones de 2003-2004, 62% de las mujeres
estadounidenses presentaban un IMC >25, de las cuales 33% eran obesas y el 7%
obesas mórbidas (Abbel, Egan, Wilson, Lipsitz, Woolson y Lackland, 2007). La
obesidad representa aproximadamente entre el 41 y el 67% de la diferencia en la
longevidad de EE.UU. entre las mujeres y los hombres (Metha y Chang, 2011).
Por su parte, Chaiyapong, Neal, Chariyalestark, Kunanusont, Phoolcharoen y
Suriyawongpaisal (2004) utilizando datos de la Encuesta Nacional de Salud II de
Tailandia encontraron que la presencia de sobrepeso y obesidad, ajustando por la edad,
fue mayor para las mujeres que para los hombres (33.9% vs 19% en sobrepeso y 8.8%
vs 3.5% en obesidad, respectivamente).
En México, “de 1980 al 2006, la prevalencia de obesidad y sobrepeso se ha
triplicado, en particular en la población adulta: 39.5% de los hombres y mujeres
34
mayores de 20 años tienen sobrepeso y 31.7% obesidad” (Secretaría de Salud, 2010, p.
7). La ENSA 2000 indicó que la obesidad se presentaba especialmente en la cuarta y
quinta década de vida, en las que se identificaron prevalencias superiores a 20% en
hombres y 40% en mujeres (Barquera, Campos, Rojas y Rivera, 2010). Por su parte,
Rodríguez y Pérez (2010, p. 32) en un estudio a partir de la ENIGH 2002 y 2005
encontraron que en México “las mujeres que presentaron hipertensión están
relacionadas con un aumento del IMC de 0.33 a 0.88%, y en enfermedades del corazón
con un aumento del 0.32 y 1.14 por ciento”.
Además, el sedentarismo es mayor en mujeres que entre hombres (Secretaría de
Salud, 2010) y como se ha señalado el sedentarismo es uno de las principales
determinantes en la presencia de obesidad.
b) Edad
La edad de los individuos es uno de los grandes determinantes de la salud. Además, se
ha identificado que la edad influye en la percepción que sobre la salud, el padecimiento
de enfermedades, la imagen corporal y sobre el comportamiento se tiene (Abbel, Egal,
Lipson, Lipsitz, Woolson y Lackland 2007; Duvigneaud, Wingjdaele, Matton,
Philippaerts, Lefevre, Thomis, Delecleuse y Duquet, 2007; Morales, Hernández,
Gómez, Shamah, Cuevas y Nasau, 2009).
Se ha observado que el IMC y la prevalencia de obesidad se incrementan conforme
se da el paso a la edad adulta y se incrementa hasta la sexta década de vida, si bien ésta
declina hacia el grupo de edad 65-74. (Morrill y Chinn, 2004; Barquera, 2008; Abell
Egal, Lipson, Lipsitz, Woolson y Lackland 2007; Baum y Ruhm, 2007; Levy, Mabry,
Wang, Gortmaker, Huang, Marsh, Moodie y Swinburn, 2011).
La evidencia de la asociación entre la obesidad y la morbilidad y el riesgo de
mortalidad ha sido documentada, sin embargo, esta asociación puede atenuarse con la
edad (Kuk y Ardern, 2009). Investigaciones realizadas en la población de los Estados
Unidos han encontrado que el aumento de la prevalencia de obesidad puede observarse
a través de la distribución por edad (Morrill y Chinn, 2004; Baum, 2007). Por ejemplo,
Baum y Ruhm (2007) encontraron que el IMC se incrementó por grupos de edad, así el
grupo 24-38 años presentaba un IMC promedio de 24.734 en 1976-80 y 27.609 en
1999-2004, lo que implica un incremento del IMC de 0.119 kg/m2 por año.
En México, se ha encontrado que de 1980 al 2006, la obesidad se había triplicado
para las personas mayores a 20 años. Analizando el aumento de la obesidad por grupos
35
de edad, los resultados de la ENSA 2000 indicaron que el mayor índice de obesidad se
dio en los grupos de edad 20-29, 30-39, 40-49 y 50-59 (Barquera, Campos, Rojas y
Rivera, 2010). Además, se pudo mostrar que entre 1994 y 2000, en la categoría de edad
20-39 años hubo un aumento de 6.9% en un lapso de 6 años (47%) (Secretaría de Salud,
2008).
c) Educación. “La educación tiene un efecto, consistente, creciente y duradero en la
salud”.
La relación entre la educación y la salud es cada vez más sólida. Al respecto se ha
investigado y relacionado una asociación positiva entre el incremento en los niveles
educativos de la población y una mayor longevidad30 (Caldwell, 1979; Baker, Leon,
Smith, Collins y Movit, 2011). La literatura en demografía ha destacado el papel de la
educación como un indicador de la condición socioeconómica (Baker, Leon, Smith,
Collins y Movit, 2011).
Dentro de la literatura de la demografía y de la epidemiología social existen
numerosos reportes de información coherentes de asociación entre la salud y el nivel
educativo sobre todo a partir de los ciclos de educación experimentados ocurridos a
partir de la década de los años cincuenta, así como con la asociación entre la edad y los
riesgos en la salud, la mortalidad, el uso de tabaco y drogas y los accidentes (Baker,
Leon, Smith, Collins y Movit, 2011). Por lo que el nivel educativo resulta ser
fundamental para el curso de vida y la economía (Sen, 1996).
Diversas investigaciones han sugerido la aparente relación entre el padecimiento de
la obesidad con un bajo rendimiento escolar, un bajo nivel educativo, así como con
bajas retribuciones31 (Crosnoe, 2007). Baum y Ruhm (2007) encontraron que una mujer
de 20 años de edad, cuya madre tenía 9 años de educación era 25% menos propensa a
ser obesa que un hombre correspondiente (7.7 vs 10.2%). Si bien a los 40 años la
prevalencia de predicción es idéntica, en las mujeres cuya madre tenía 16 años de
escolaridad la prevalencia es inferior a las tres quintas partes de probabilidades de ser
obesas como sus pares varones (8.6 vs 15%).
30
Actualmente se señala que el desarrollo económico en general, aunado a la educación, provoca un
mejor cuidado de la salud.
31
La asistencia a centros educativos incrementa las perspectivas de vida, así como el conocimiento que
sobre la sociedad posea un individuo. Por lo que un bajo nivel educativo se considera una barrera
significativa para el desarrollo tanto personal como profesional y una fuente considerable de
desigualdades sociales y de la salud.
36
A nivel de la población, en el contexto de la transición nutricional se reconoce que a
medida que los individuos más educados y con mayores ingresos son los primeras en
dejar atrás la subnutrición. En consecuencia, este tipo de individuos son quienes ajustan
mejor su dieta y elevan su actividad física para evitar la obesidad. Sin embargo, esto no
es definitivo pues Blanchflower y Oswald (2009) encontraron que las personas con
mayor educación tienden a suponer mayor su peso al real, pues estas personas tienen
una comparación con personas más delgadas.
En México, Denova, Castañon, Talavera, Flores, Macías, Rodríguez, Flores y
Salmerón (2011) con datos de la ENSANUT 2006 al analizar patrones dietarios en
adolescentes mexicanos encontraron que el patrón denominado occidental, con un alto
contenido de alimentos refinados, azúcar y grasa saturada se presentó entre los
adolescentes de mayor escolaridad.
En una investigación realizada por Baum y Ruhm (2007), se pudo identificar que el
26% de la población sin estudios superiores eran obesos, mientras que solo el 15% de
los graduados de universidad presentaban obesidad. En México, se ha encontrado que la
obesidad tiene mayor prevalencia en individuos de recursos económicos bajos y con
niveles de educación menor; por ejemplo se ha reportado una prevalencia de 24.1% en
individuos que no terminaron la educación secundaria, y 13.1% en individuos con nivel
universitario (Secretaría de Salud, 2008).
d) Etnicidad
En muchos países de ingresos altos, las poblaciones indígenas tienen una mayor carga
de obesidad y diabetes que la población no indígena pues un factor que influye en la
composición corporal y en el riesgo obesidad de una población es su origen étnico. Sin
embargo, poco se sabe sobre estos patrones en países de medianos y bajos ingresos
(Baum, 2007; Stoddard, Handley, Vargas y Schillinger, 2011).
Morrill y Chinn (2004), encontraron que la obesidad es más prevalente en la
población hispana de los Estados Unidos, que con respecto a la población negra no
hispana y la población blanca. Por su parte Baum y Ruhm (2007) encontraron que el
“31% de los blancos no hispanos, con edad >20 años eran obesos en 2003-2004,
comparados con el 37% de hispanos y 45% de los no hispanos negros” (p. 28). Además,
En Estados Unidos, las poblaciones hispana adulta y de origen africano tienen un riesgo
mayor de padecer hipertensión y otras enfermedades de riesgo cardiovascular.
37
Utilizando datos de la NHAES I y II de los Estados Unidos, Abell, Egal, Lipsitz,
Woolson y Lackland (2009) encontraron que la prevalencia de obesidad en las mujeres
afroamericanas aumentó 22% en las menores de 30 años, 42% en las mayores de 50-60
años, pero después de 60 años de edad, la prevalencia de la obesidad comenzó a
declinar, y entre los mayores de 70 años, el 26% fueron clasificados como obesos. Entre
las mujeres blancas, la prevalencia de obesidad aumentó del 11% en los menores de 30
años al 21% en 50 a 60 años de edad. Después de los 60 años de edad, la prevalencia de
obesidad se mantuvo.
Asimismo, Abell, Egal, Lipsitz, Woolson y Lackland (2009) (citando a Flegal,
Carroll, Odgen y Johnson 2000) señalan que 28.7% de los blancos presentaban
obesidad, 39.9% de los blancos, mientras que 34.4% de los México-americanos eran
obesos. Los cambios en la composición racial y por edad de la población explicarían la
variabilidad en la obesidad. El 34.4% de los obesos estadounidenses son de origen
mexicano y se encontraban dentro del grupo de edad 20-59 por lo que se prevé que la
obesidad aumente 0.43 puntos porcentuales hacia el 2050 dado el crecimiento
poblacional de 11.81% en 2005 a 21.72% en 2050 (Baum, 2007).
La relación entre el padecimiento de obesidad y la pertenencia a determinado grupo
racial puede estar relacionada con las condiciones sociales y económicas en las que se
desenvuelve dicho grupo. Pabon-Nau, Cohen, Meigs y Grant (2010) encontraron que el
grupo de los México-americanos presentaba el mayor nivel de IMC pues se trata de la
minoría racial con mayor antigüedad y que, en general, los hispanos nacidos en Estados
Unidos reportaron altos índices de educación secundaria (70-87%) y empleo (69-75%).
Stoddard, Handley, Vargas y Schillinger (2011) realizaron una investigación con
datos de la Encuesta de Vida de las Familias Mexicanas de 2002 para 19,577 adultos
mexicanos indígenas de >20 años, cuyos resultados sugieren que los adultos indígenas
presentan una probabilidad más baja de obesidad que los adultos no indígenas.
Resultados similares muestran García-García, De la Llata y Kaufer-Korwitz (2008) pues
de acuerdo a datos de la ENSA 2000 se encontró que los adultos indígenas tienen menos
obesidad (13.5% vs. 24.5%) y adiposidad central (31.1% vs. 43.1%) que los no
indígenas.
e) Ruralidad y urbanidad
Las zonas rurales se definen por su menor densidad de población, por el tipo de bienes y
menos ampliamente por el tipo de servicios. La investigación del estado y nutricional de
38
la población mexicana en áreas rurales y urbanas ha mostrado las diferencias entre estos
contextos. Por ejemplo, la Encuesta Nacional de Nutrición de 1988, analizada por el
INSP, reveló la existencia de una gran inequidad en el estado nutricio de la población
entre regiones, mientras las diferencias entre las poblaciones rurales y urbanas
disminuyen o incluso están invertidas (Instituto Nacional de Salud Pública, 2006).
Asimismo, las encuestas de alimentación de 1979 y 1989 realizadas en el medio rural,
indicaron el incremento en el consumo de grasas y azucares así como una disminución
en el consumo de frutas, verduras, cereales integrales y leguminosas (Pérez, Nazar,
Salvatierra, Pérez-Gil, Rodríguez, Castillo y Mariaca, 2011).
Se ha encontrado que las familias rurales destinan en promedio mayor porcentaje de
su gasto total al consumo de alimentos en comparación con sus contrapartes urbanas,
mientras que los pobres rurales destinaban en promedio 47.5% de su gasto total al
consumo de alimentos, los pobres urbanos destinan poco más de 42%, es decir, una
brecha de aproximadamente 5.5%. Asimismo, se identificó que el maíz es el alimento
más consumido por los pobres de áreas rurales y urbanas 6.4% y 5.3% respectivamente
(Chávez, Villareal, Cantú y González, 2009).
Arroyo, Fernández, Loría, Pardío, Laviada, Vargas-Ancona y Ward, (2007)
empleando datos para poblaciones rurales y urbanas de Yucatán, México, encontraron
los hombres y mujeres jóvenes de áreas rurales tuvieron un IMC significativamente
mayor que sus contrapartes urbanas con un IMC para las mujeres de 29.3 rurales y 27.8
para urbanos y, 28.1 y 25.8 para los hombres respectivamente. Por otra parte, los datos
de IMC y talla fueron muy parecidos en los grupos maduros rurales y urbanos con un
IMC de 29.8 para mujeres rurales y 30.7 para urbanas, mientras que en hombres el IMC
fue de 27.9 y 26.8, respectivamente.
El análisis de la ENSANUT 2006 se encontró que la mujeres de zonas urbanas y
rurales poseen una prevalencia de obesidad ligeramente mayor que los hombres: 30.1%
en localidades urbanas y 18.2% en las rurales, mientras que la prevalencia en varones es
de 29.5% y 16.5%, respectivamente (Instituto Nacional de Salud Pública, 2006). Por su
parte, Denova, Castañon, Talavera, Flores, Macías, Rodríguez y Salmerón (2010) con
datos de la misma ENSANUT encontraron que el patrón dietario rural “predominó en
las mujeres que residían en áreas rurales, en aquellas que tenían poca o ninguna
escolaridad, en las que hablaban alguna lengua indígena, y que habitaban en la región
sur y que se ubicaban en el tercil inferior del índice de condiciones de vivienda” (p.
925).
39
1.6.2 Condiciones socioeconómicas: pobreza y obesidad
Las desigualdades en la forma en que está organizada la sociedad hacen que las
posibilidades de desarrollarse en la vida y gozar de buena salud estén mal distribuidas
dentro de una misma sociedad y entre distintas sociedades (Organización Mundial de la
Salud, 2009). La pobreza es y ha sido por mucho tiempo una cuestión prioritaria en la
mayoría de los países. Su reducción se sitúa dentro de los objetivos principales que los
Estados se plantean en materia económica y social. En este sentido, las políticas que los
Estados desarrollan buscan servir como base para la reducción de la pobreza (Secretaría
de Desarrollo Social, 2010).
La pobreza afecta a individuos y familias de todo el mundo. La pobreza es la
“carencia forzada” para cubrir las “necesidades básicas” de los individuos, a su vez
éstas se clasifican en: salud, nutrición, vivienda y abrigo, educación, trabajo, recreación.
Ahora también se considera que la carencia de ingresos monetarios, falta de tecnología,
agricultura sostenible y la presencia de mortalidad infantil son parte de las
características de la pobreza (Beccaría, Feresy y Sáinz, 1997; Pérez, 2007).
Cuando en un hogar faltan los recursos necesarios para satisfacer las necesidades de sus
miembros, éstos padecen mayor deserción escolar, mayores enfermedades y
desnutrición, así como de menores oportunidades de encontrar empleos más productivos
y mejor remunerados. Mecanismos como los anteriores posibilitan que la pobreza se
transmita de una generación a otra (Secretaría de Desarrollo Social, 2010).
En México, la Ley General de Desarrollo Social establece que el Consejo Nacional para
la Evaluación de la Política de Desarrollo Social
(CONEVAL) es el organismo
encargado de establecer la metodología oficial para la medición de la pobreza32
(Secretaría de Desarrollo Social, 2010). Para que un hogar sea considerado como pobre,
es necesario construir una línea de pobreza33 en la cual se compara el ingreso total
corriente con el gasto total del mismo. Es decir, se considera la capacidad del hogar para
la adquisición de bienes y servicios a costa del ingreso total del hogar que puede ser
provisto por uno o varios miembros del hogar (Consejo Nacional para la Evaluación de
la Política de Desarrollo Social-Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2008).
32
Dicha metodología fue diseñada por el Comité Técnico de Medición de la Pobreza a partir de datos de
la ENIGH 2000. Para realizarlo se tomó en cuenta que dentro del estudio de la pobreza se considera la
predominancia de tres enfoques: a) medidas monetarias, b) medidas no monetarias y, c) medidas mixtas.
La línea de pobreza es una medida monetaria que se construyó tomando en cuenta el valor de la Canasta
Básica Alimentaria (CBA) propuesta por el INEGI. Se diseñó a partir del ingreso del hogar, tomando
como referencia el ingreso per cápita, y ajustando el valor de la CBA de acuerdo a los Subíndices del
Índice Nacional de Precios al Consumidor. Fuente: Cortés y Hernández, 2001.
33
El método de las líneas de pobreza fue propuesto por Amartya Sen.
40
Cuando el conjunto de ingresos no alcanza para satisfacer las necesidades básicas
establecidas (educación, salud y alimentación) se considera que se trata de un hogar en
situación de pobreza extrema, o sea se establece la línea de pobreza. Sin embargo, esta
condición no es excluyente, pues el gasto del hogar puede superar dicha línea de
pobreza pero a costa del endeudamiento.
Se consideran tres estimaciones de acuerdo al diseño del Comité de Medición de la
Pobreza:
a) Pobreza alimentaria se establece cuando existe la incapacidad para obtener una
canasta básica alimentaria, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el
hogar para comprar dicha canasta.
b) Pobreza de capacidades es la insuficiencia del ingreso disponible para adquirir la
canasta básica alimentaria y efectuar los gastos necesarios en salud y en educación, aun
utilizando todos los ingresos disponibles y,
c) Pobreza de patrimonio se da cuando existe la insuficiencia para comprar una canasta
básica alimentaria, así como los gastos necesarios en salud, vestido, vivienda, transporte
y educación, aun cuando todos los ingresos del hogar se destinen para dichos fines
(Cortés y Hernández, 2001).
Cuadro 5. Evolución de las líneas de pobreza en los hogares de México, según
estimaciones del CONEVAL
Año Pobreza Alimentaria Pobreza de Capacidades Pobreza de Patrimonio
1992
3 141,113
2000
4 384,487
2006
2 813,874
Fuente: CONEVAL, 2008.
4 287,508
5 972,949
4 269,023
8 248,539
10 821,786
9 410,821
Si bien Baum y Ruhn (2007) señalan que la asociación entre estatus socioeconómico e
IMC no está claramente definida en países de altos ingresos, ya que el IMC ha
demostrado ser inversamente proporcional al nivel de ingresos. Encontraron que 23% de
los hombres y mujeres blancos de los EE.UU., con un ingreso familiar superior al 400%
de la línea de pobreza eran obesos en 2002 en comparación con sus homólogos pobres
con 40%. Por su parte, Sangnam , Hongwei, Huber, Smith, Ory y Phillips (2010)
hallaron que en China para 1989, el 9.3% de las personas con bajos ingresos
consumieron 30% de la energía a partir de grasas, y el 33.5% de la grasa en 2006.
Mientras que el 18.5% de los individuos con ingresos altos, en 1989, consumió 30% de
la energía a partir de grasa y el 53.4% de la grasa en 2006. En México, se ha encontrado
41
que la obesidad suele ir asociada a los niveles socioeconómicos más bajos,
especialmente entre las mujeres (Secretaría de Salud, 2008).
El sobrepeso y la obesidad pueden presentarse como “secuelas de la desnutrición en
las etapas tempranas de la vida, tal como suele ocurrir en situaciones de pobreza. Por
ejemplo, los niños que crecen en desnutrición almacenan más grasas con respecto a las
proteínas, lo que tiende a aumentar el sobrepeso y la obesidad” (Secretaría de Salud,
2010).
Las dietas características de la población en situación de pobreza se caracterizan por
ser de alta densidad energética y de baja densidad de nutrimentos, pues éstos aportan
mayor volumen, saciedad y palatabilidad a un menor costo. “Son dietas en las que
predominan los carbohidratos y lípidos, así como una alta densidad energética
considerablemente superior a la que se requiere” (García-García, De la Llata y KuferHorwitz, 2008, p. 227).
El aumento de la pobreza incide en los niveles de inactividad física tal y como lo
señala la OMS (2011), pues ante el rápido crecimiento de las grandes ciudades en
desarrollo la inactividad física se multiplica dada la casi inexistencia de parques, aceras
e instalaciones deportivas y recreativas, la mala calidad del aire, la densidad del tráfico,
el aumento de la criminalidad y la superpoblación. La pobreza disminuye la oportunidad
de los pobres de practicar actividades físicas pues estos destinan la mayor parte de sus
ingresos y tiempo a la realización de actividades con las cuales obtener ingresos.
1.6.3 El sobrepeso y la obesidad como problema de salud pública
El consenso entre los expertos en salud pública es que los cambios en los genes, la
biología y la sicología a nivel individual no pueden explicar el rápido aumento de la
obesidad, por lo que debe ampliarse el ámbito de estudio e incluir elementos como la
política social y los cambios sociales (Sallis y Glantz, 2009). Sin embargo, existe una
dificultad de aplicar este tipo de conductas a la población que sufre en general de
obesidad pues para logarlo es indispensable contar con los recursos monetarios
necesarios, donde las políticas públicas sean adecuadas para atender las necesidades de
la población obesa (Organización Mundial de la Salud, 2012).
1.6.3.1 Las políticas sociales orientadas a mejorar la nutrición
En México se han implementado una serie de políticas y programas orientados a la
alimentación de la población, haciendo énfasis en los grupos vulnerables (Barquera,
42
Rivera-Dommarco y Gasca, 2001). Entre ellos se han desarrollado diversas tareas,
según la época, enfocados a brindar subsidios a la producción y el consumo de
alimentos (incluyendo apoyos generalizados y dirigidos), venta al menudeo de
alimentos básicos subsidiados, programas de distribución directa de alimentos a
hogares, desayunos escolares, la fortificación de alimentos de consumo generalizado y,
más recientemente, la distribución de suplementos farmacológicos con micronutrientes
y la fortificación de alimentos dirigidos a poblaciones específicas (Rivera, Shamah,
Villalpando, Cuevas, Mundo y Morales, 2008).
La mayoría de los programas federales fueron implementados en una época en la que
la obesidad no era considerada como un problema de salud pública. Sin embargo, se ha
observado que el sobrepeso y la obesidad afectan a todos los grupos sociales y la
gravedad de sus consecuencias permite identificar la necesidad de una política integral,
multisectorial y multinivel (Secretaría de Salud, 2010; Instituto Nacional de Salud
Pública, 2011). En este sentido, se ha subrayado que la participación del Estado debe
tener un carácter intersectorial, donde sea posible identificar, tratar y combatir las
causas y las enfermedades asociadas con el sobrepeso y la obesidad. De ahí que se
hayan puesto en marcha mecanismos de evaluación que permitan poseer conocimiento
sobre el padecimiento, como las diversas Encuestas Nacionales de Salud (Secretaría de
Salud, 2010).
La ENSANUT 2006 permitió conocer que hasta 40.2% de los hogares en el ámbito
nacional es beneficiario de algún programa de ayuda alimentaria. Algunos de los cuales
tienen una gran cobertura y otros se consideran de menor tamaño dado el tamaño de la
población atendida. A continuación se listan los programas de apoyo alimentario
contemplados por la ENSANUT 2006 y la cobertura al momento de la encuesta. Se
agrupan según el nivel de cobertura.
Programas con poca cobertura poblacional:
•
Programa Espacios de Alimentación, Encuentro y Desarrollo. Beneficia al 0.2% de
los hogares (PEAED).
•
Programa de Apoyo Alimentario (PAL). Beneficia al 0.3% de los hogares.
Programas con alta cobertura poblacional:
•
Despensas DIF (Sistema Integral de Desarrollo de la Familia). Beneficia al 3.7% de
los hogares del país. A nivel estatal se observa que la mayor parte de su cobertura se
43
encuentra en los estados de Durango, Nuevo León y Tamaulipas (alrededor de
10%). En el caso contrario, Campeche, Chiapas y el Distrito Federal son las
entidades con menor porcentaje de beneficiarios de despensas del DIF (1.5%).
•
Desayunos Escolares del DIF. Beneficia al 7.1% de los hogares del país. A nivel
estatal se observa que se distribuyen sobre todo en el Estado de México y Chiapas
(21.8% y 19.9%, respectivamente), seguidos de Hidalgo, Morelos, Tabasco y
Tlaxcala, con coberturas cercanas a 10%. El resto de las entidades registra
porcentajes menores de 10%, en particular Baja California, con apenas 0.6% de la
población como beneficiaria de este programa.
•
Suplementos, Vitaminas y Minerales (SVM). Beneficia al 6.4% de los hogares
indígenas del país. Tiene una distribución la región con mayor número de hogares es
el sur (45.4%) y luego el centro (30.7%); en la región norte es de casi 10% y en la
Ciudad de México es apenas de 1.3%.
•
Programa social de Abasto de Leche Liconsa (Liconsa). Beneficia 7.8% de los
hogares del país. La región con mayor número de hogares es el sur (45.4%) y luego
el centro (30.7%); en la región norte es de casi 10% y en la Ciudad de México es
apenas de 1.3%.
•
Oportunidades, beneficia al 25.3% de los hogares del país. La región con mayor
número de hogares es el sur (45.4%) y luego el centro (30.7%); en la región norte es
de casi 10% y en la Ciudad de México es apenas de 1.3% (Instituto Nacional de
Salud Pública, 2006, p. 17).
La ENSANUT 2006 constituye un instrumento de evaluación de la política de
desarrollo social. Como se señala “las encuestas nacionales de nutrición son un insumo
indispensable para guiar el diseño de programas y políticas dirigidas a la prevención y
control de la mala nutrición”. (Instituto Nacional de Salud Pública, 2006, p. 9).
El Programa Oportunidades es uno de los principales instrumentos de política social
en México. Su objetivo es apoyar a familias que viven en condición de pobreza con el
fin de potenciar las capacidades de sus miembros y ampliar sus alternativas para
alcanzar mejores niveles de bienestar social y económico mediante la coordinación de
acciones interinstitucionales y de corresponsabilidad. El programa en sí, ha permitido
desarrollar criterios de focalización de acuerdo al porcentaje de individuos que reciben
recursos (Instituto Nacional de Salud Pública, 2006a; Secretaría de desarrollo Social,
2010).
44
Se sabe que en 2005, 5 millones de familias fueron beneficiadas por Oportunidades
de acuerdo a lo siguiente: a) Apoyo alimentario: $185 por familia al mes, b) Becas
educativas de tercero de primaria a educación media superior, c) Atención en salud
mediante revisiones médicas, pláticas sobre temas de alimentación y salud y
suplementos alimenticios para menores de 5 años (Rivera, Shamah, Villalpando,
Cuevas, Mundo y Morales, 2008).
En cuanto a su componente de alimentación, según evaluaciones de programa, éste
ha contribuido a que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en mujeres sea menor al
promedio nacional en todos los estados de la muestra de evaluación, desde 40.4% en
Guerrero a 61.1% en Querétaro, contra un promedio nacional de casi 70% (Secretaría de
Desarrollo Social, 2010). Se considera que los resultados positivos se deben a las
pláticas de orientación nutricional del programa.
Una vez establecido los factores causales de sobrepeso y obesidad, alimentación e
inactividad física, así como algunos de los factores que se analizaran en esta
investigación, política social, condición socioeconómica y factores demográficos, en el
siguiente capítulo se plantean las preguntas, hipótesis, objetivos y metodología.
45
CAPITULO 2. METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN
La obesidad es uno de estos asuntos públicos más importantes y trascendentales dadas
las relaciones que se establecen con otros aspectos y dinámicas de la vida social. En este
sentido, se busca llevar a cabo el desarrollo de mejores herramientas que ayuden a
comprender el entorno obesigénico.
A continuación, se describen las preguntas de investigación que surgen en torno a lo
descrito a lo largo del capítulo 1, así como los objetivos y las hipótesis que guían esta
investigación. Posteriormente, se describe la metodología que se seguirá, la población
de estudio, la descripción de la fuente de información, así como las variables de cada
una de las dimensiones del análisis y el tratamiento dado a las mismas.
Diagrama sobre las dimensiones a relacionar en la investigación
Sobrepeso y obesidad
Factores causales
Actividad física
(Sedentarización)
Consumo de
alimentos (Dieta)
Relación con factores sociales,
demográficos y económicos
Factores demográficos
Condiciones
socioeconómicas
Política social
2.1 Preguntas de investigación
1. Considerando el aumento en el consumo de alimentos industrializados, con alto
contenido de carbohidratos refinados y grasa saturada, así como la reducción en el
consumo de frutas, verduras, y alimentos tradicionales mexicanos a base de maíz
integral y frijoles, ¿cuál es el patrón alimentario que se relaciona más con el sobrepeso y
obesidad en la población adulta participante en la ENSANUT 2006?
2. ¿Cuál es la contribución de diferentes grupos de alimentos: a) alimentos refinados,
grasas y azucares, b) bebidas azucaradas y, c) alimentos tradicionales?
46
3. ¿Cuál es la contribución que tiene la actividad física en el desarrollo de sobrepeso u
obesidad en la población adulta participante de la ENSANUT 2006?
4. ¿Cuáles son los factores demográficos relacionados con el sobrepeso y la obesidad en
los adultos mexicanos?
5. ¿Cuál es la contribución de los diferenciales socioeconómicos entre los adultos
mexicanos con sobrepeso y obesidad?
6. ¿Qué rol juega el programa Oportunidades en el sobrepeso y obesidad de la población
adulta mexicana?
2.2 Hipótesis
1. El patrón alimentario de los adultos mexicanos orientado a un mayor consumo de
alimentos industrializados, con un alto contenido de grasas y azúcar, está más asociado
con el sobrepeso y la obesidad, que un patrón de consumo de alimentos tradicionales
mexicanos a base de maíz frijol y semillas.
2. El grupo de bebidas azucaradas es el patrón de consumo que tiene un mayor peso en
la determinación de sobrepeso y obesidad.
3. La escasa actividad física en los adultos mexicanos favorece el desarrollo de
sobrepeso y obesidad.
4. Los principales factores demográficos relacionados con el sobrepeso y la obesidad,
son: el nivel educativo, el sexo, la edad, la condición de etnicidad y la urbanidad.
5. La pobreza y la obesidad están más fuertemente correlacionadas en los contextos
urbanos.
6. El programa Oportunidades resulta un factor de protección para la obesidad,
particularmente en los contextos rurales.
2.3 Objetivos
1. Establecer la contribución del consumo de alimentos refinados y grasas en el
desarrollo de sobrepeso y obesidad, en los adultos mexicanos participantes en la
ENSANUT 2006.
2. Establecer la contribución del consumo de bebidas azucaradas en el desarrollo de
sobrepeso y obesidad, en los adultos mexicanos participantes en la ENSANUT 2006.
3. Identificar la contribución que tiene el nivel de actividad física sobre el desarrollo de
sobrepeso y obesidad, en los adultos mexicanos participantes en la ENSANUT 2006.
47
4. Identificar la contribución que tienen los factores demográficos sobre el desarrollo de
sobrepeso y obesidad, en los adultos mexicanos participantes en la ENSANUT 2006.
5. Identificar la contribución que tienen las condiciones socioeconómicas sobre el
desarrollo de sobrepeso y obesidad, en los adultos mexicanos participantes en la
ENSANUT 2006.
6. Establecer la contribución del programa Oportunidades sobre el desarrollo de
sobrepeso y obesidad en los adultos mexicanos participantes en la ENSANUT 2006.
2.4 Metodología
La presente investigación es de tipo transversal. Sigue la revisión bibliográfica de
estudios anteriores que establecen que los factores identificados como causales en el
sobrepeso y obesidad son el tipo de alimentación y el nivel de actividad física. Pero
analiza otras dimensiones para relacionarlas con el sobrepeso y obesidad: a) factores
demográficos, b) condiciones socioeconómicas y, c) política asocial: programa
Oportunidades.
Las variables correspondientes a cada una de las dimensiones empleadas en el
análisis fueron tratadas y procesadas, por lo que en cada punto correspondiente se
explica el procedimiento realizado, el número de casos válidos, casos perdidos y
porcentajes de los mismos. El análisis estadístico de los datos se realiza con el programa
Stata 11.1, mediante el modulo SVY (Survival Data Analysis) para muestras complejas
lo que permite controlar el efecto de diseño de la ENSANUT 200634.
Una vez establecidas las preguntas, hipótesis, objetivos y metodología de la
investigación, en el siguiente punto se describe la fuente de información para la misma:
la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2006.
2.5 Sobre la fuente de información: ENSANUT 2006
La fuente de información empírica para esta investigación serán los datos contenidos en
la base de datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 200635, no
sólo por ser la más actualizada en cuanto a información del estado nutricional de la
población mexicana, sino también porque permite realizar análisis sobre las condiciones
34
El procesamiento de la información mediante el modulo svy (análisis de datos de encuesta) de Stata
requiere de una serie de procedimientos que en su momento se explicarán.
35
En el mes de octubre de 2011 inició el levantamiento de información correspondiente a la ENSANUT
2011-2012.Fuente:http://www.insp.mx/noticias/nutricion-y-salud/1579-preven-iniciar-en-septiembrelaen
saunt2011.html
48
socioeconómicas, demográficas, de salud, hábitos de alimentación y actividad física, así
como de políticas públicas.
La ENSANUT 2006 recabó información del padecimiento de enfermedades
crónico-infecciosas, de la calidad y la utilización de los servicios públicos y privados de
salud, así como la derechohabiencia al sistema de salud pública en México y los gastos
de los hogares en materia de salud. El marco conceptual sobre el que se diseñó fue
determinado por las características de salud, sino también con referencia a las
características socioeconómicas y demográficas de la población de acuerdo al XII
Censo General de Población y Vivienda (2000) (Instituto Nacional de Salud Pública,
2006). La información obtenida permite diferenciar las características de la población
por regiones geográficas, localidades de residencia urbana y rural, así como divisiones
estatales y grupos poblacionales (niños, escolares, adolescentes, adultos y adultos
mayores).
En concreto, se señala que los objetivos de la ENSANUT son los siguientes:
•
Estimar la frecuencia y distribución en los ámbitos nacional, regional, urbano y
rural, y para cada una de las entidades federativas en México, de indicadores
positivos de salud; factores de riesgo de enfermedad, estado nutricio y deficiencias
de nutrimentos; enfermedades (agudas y crónicas), y lesiones.
•
Contribuir a la evaluación de programas y políticas que inciden en la salud de la
población.
•
Identificar y conocer los factores socioeconómicos y de estilos de vida asociados
con la salud y las enfermedades estudiadas.
•
Identificar los factores relacionados con la accesibilidad, utilización y percepción de
la calidad de los servicios de salud (Instituto Nacional de Salud Pública, 2006).
2.5.1 Las unidades de análisis de la ENSANUT 2006
La ENSANUT 2006 contiene información sobre diversos actores de la salud pública:
•
Hogar, definido como el conjunto de personas, relacionadas por algún parentesco o
no, que habitualmente duermen en una vivienda bajo el mismo techo,
beneficiándose de un ingreso común, aportado por uno o más de los miembros del
hogar.
•
Utilizadores de servicios de salud, son las personas del hogar que buscaron o
recibieron atención dentro de los seis meses anteriores a la fecha de la encuesta por
49
enfermedad, lesión, accidente, o servicios preventivos y de rehabilitación. Los
servicios preventivos incluyeron: vacunación, revisión del niño sano, planificación
familiar, cuidado del embarazo, prueba del papanicolau, servicio dental, obtención
de certificado médico, atención de las brigadas de salud, pláticas de educación para
la salud, programa de control de diabetes o hipertensión arterial.
•
Niños, son las personas del hogar entre cero y nueve años de edad.
•
Adolescentes, son las personas del hogar en el grupo de edad de 10 a 19 años de
edad.
•
Adultos, son las personas del hogar de 20 o más años de edad (Instituto Nacional de
Salud Pública, 2006).
La encuesta cubrió 48,304 viviendas; 206,700 integrantes del hogar; 24,098 niños;
25,166 adolescentes; 45,446 adultos; 50,027 serologías micronutrientes y; 90,267
antropometrías (Instituto Nacional de Salud Pública, 2006). En el presente estudio sólo
se analizarán las unidades definidas como Adultos36, pues la información recabada
contempla aspectos relativos al tipo de alimentación, actividad física, condiciones
socioeconómicas, de asignación de programas de política social y factores
demográficos.
Para tener un mayor control del manejo de la información así como de las variables
contempladas para este trabajo se procederá a considerar:
•
El cuestionario de adultos de 20 años o más.
•
El cuestionario sobre la frecuencia en el consumo de alimentos de los adultos.
2.5.2 El diseño de la ENSANUT 2006
El diseño muestral de la ENSANUT 2006 es probabilístico, polietápico, estratificado y
por conglomerados. La encuesta se realizó con una muestra probabilística nacional de
alrededor de 47,000 hogares, seleccionando 55 Áreas Geoestadísticas Básicas (AGEB)
en cada entidad del país (Instituto Nacional de Salud Pública-Centro de Investigación en
Nutrición y Salud, s/a).
36
En un apartado posterior se define y se justifica porque se seleccionó a la población adulta de 20-59
años.
50
La estratificación37 de las unidades muestrales se realizó tomando en consideración
las variables de tamaño de localidad y estatus de incorporación al programa
Oportunidades. La asignación del tamaño muestral entre los estratos se realizó de forma
proporcional a su tamaño, excepto en aquellas entidades en que se amplió el tamaño de
la muestra, en las cuales la ampliación se distribuyó entre los estratos que incluían
hogares incorporados al programa Oportunidades38. Lo anterior implica que el diseño de
la muestra de la encuesta no es autoponderado (Instituto Nacional de Salud Pública,
2006).
2.6 Población de estudio
La población objetivo de esta investigación son los individuos de 20-59 años, porque
los mayores de 60 años se encuadran en criterios diferentes de clasificación del IMC,
que presentan peso normal, sobrepeso y obesidad según puntos de corte del IMC. Es
necesario llevar a cabo el cálculo del IMC de los individuos entrevistados en la
ENSANUT 2006 y, siguiendo los criterios o puntos de corte señalados por la OMS,
considerar los resultados correspondientes al sobrepeso y obesidad y contrastar con los
resultados correspondientes a un IMC normal. Como este modelo de investigación es
para adultos con un rango de edad 20-59 años, se seleccionarán solo los casos entre ese
rango de edad. Se tomará como base el cuestionario aplicado a los Adultos >20 años
para tener lograr el cálculo del IMC, el nivel de actividad física, así como de las
características demográficas de los mismos. Por su parte, el cuestionario de Nutrición
permitirá caracterizar el patrón dietario de los adultos mexicanos.
2.7 Operacionalización de las variables
2.7.1 Análisis exploratorio de la base de datos y construcción de la muestra
Explorando la ENSANUT 20006 se encuentra que la base de datos Adultos contiene
información de 45,241 casos, mientras que el modulo Nutrición contiene información
de 29,272 casos. Sin embargo, investigadores del INSP han validado 16,494 casos con
información sobre dieta para adultos con rango de edad 20-59 años, a partir de los
37
La estratificación de la muestra de acuerdo al tamaño de la localidad en la ENSANUT 2006 se realizó
de acuerdo a los siguientes criterios: I) Área metropolitana: 100,000 y más habitantes y/o capitales de
estado, II) Complemento urbano: localidades de 2,500 a 99,999 habitantes y, c) Rural: localidades con
menos de 2,500 habitantes. Fuente: Instituto Nacional de Salud Pública, 2006.
38
El número de hogares del padrón de Oportunidades que se incluyó en la muestra original fue de casi
12,000 hogares (se esperaba recuperar alrededor de 10,200 hogares considerando una tasa de no respuesta
de 15%) Fuente: Instituto Nacional de Salud Pública –Centro de Investigación en Nutrición y Salud, s/a.
51
cuales se han recalculado los factores de expansión que permiten los casos de la
ENSANUT 2006 tengan representatividad (Flores, Macías, Rivera, Lozada, Barquera,
Rivera-Dommarco y Tucker, 2010). La muestra de estudio de esta investigación se
establece a partir de los casos validados con información de dieta.
Se procedió a unir las variables sobre la actividad física, de política social, del nivel
socioeconómico y demográficas contenidas en el modulo Adultos a los casos validados
de dieta.
Mediante una serie de filtros se fue delimitando la muestra del estudio.
1. Las respuestas codificadas con los valores 88 “No sabe” y 99 “No responde”, de las
variables originales, fueron tratadas como valores perdidos en el momento de
realizar la recodificación en todas las variables empleadas.
2. Los valores correspondientes a IMC de bajo peso fueron recodificados como valores
perdidos.
3. Se excluyeron de la muestra las mujeres que declararon estar embarazadas.
4. Se tomaron como valores válidos del IMC los situados entre 10 y 58 kg/m2. Al
procesar los valores se encuentra que el rango de valores de la muestra es igual a:
10.55974-57.66317 kg/m2.
5. El número de casos a analizar será determinado por la relación entre casos con
valores de IMC pues es la variable dependiente de la investigación, casos a los
cuales se les aplicarán los factores de expansión recalculados con los cuales puedan
tener representatividad.
Por lo que la muestra final consiste de 15,440 casos que, aplicando los factores de
expansión son representativos de 46,571938 adultos mexicanos.
2.8 Variable dependiente: sobrepeso u obesidad
La presente investigación define al IMC como variable dependiente. Se construye una
variable multinomial que permita llevar a cabo comparaciones entre la población con
resultados de IMC dentro del parámetro normal y aquella señalada con sobrepeso y con
obesidad. Es decir, Normal vs. Sobrepeso y Normal vs Obesidad. La reclasificación
propuesta, a partir del previo cálculo del IMC, quedaría de la siguiente manera:
0= Peso normal
1= Sobrepeso
2=Obesidad
52
Se procederá a clasificar el IMC obtenido de acuerdo a los puntos de corte propuestos
por la Organización Mundial de la Salud (OMS) pero se realiza una reclasificación
formando 3 criterios. Es decir, se sustituirán 1) Bajo peso, 2) Peso Normal, 3)
Preobesidad, 4) Obesidad tipo I, 5) Obesidad tipo II, 6) Obesidad tipo III, por las
siguientes categorías: 1) Peso Normal, 2) Sobrepeso y, 3) Obesidad.
En el siguiente cuadro resumen puede observarse el número de casos que considera
la encuesta, así como la clasificación que tendrían los mismos de acuerdo a los puntos
de corte señalados.
Cuadro 6. Distribución del IMC en los adultos mexicanos
Puntos de corte
Casos
Porcentaje
4,904
31.76%
Peso normal
5,812
37.64%
Sobrepeso
4,724
30.60%
Obesidad
15,440
100.00%
Total
Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos de
la ENSANUT 2006.
Se tienen 4,904 casos (31.79%) que se clasifican como peso normal, 5,812 (37.64%)
con sobrepeso y, 4,724 (30.560%) casos estarían clasificados como obesidad.
2.9 Variables independientes
Siguiendo con los objetivos planteados para este trabajo, se lleva a cabo una breve
descripción de las variables independientes o explicativas. En los siguientes cuadros,
elaborados en EXCEL, se resume la información de acuerdo a cada una de las variables
consideradas.
2.9.1 Factores causales: dieta y actividad física
2.9.1.1 El consumo de alimentos de los adultos mexicanos
La ENSANUT captó el consumo de alimentos por los adultos mexicanos a partir de una
submuestra representativa a nivel nacional del 30%, proporciona información para
29,272 casos sobre el consumo de alimentos de los adultos mexicanos (Rodríguez et al,
2009). A través de un cuestionario de frecuencia y cantidad de consumo por 7 días,
procedimiento iniciado con la Encuesta Nacional de Nutrición de 1999 (ENN-1999).
53
“El instrumento de recolección de información de dieta fue adaptado de la
versión del cuestionario semi-cuantitativo de frecuencia de alimentos del
Manual de Procedimientos para Proyectos de Nutrición, publicado por el INSP,
cuyo cuestionario incluyó un total de 101 alimentos agrupados en 14 grupos.
Para cada alimento, se preguntó el número de días de ingesta por semana, el
número de veces por día, el tamaño de la porción y el número de porciones
consumidas en los siete días antes de la fecha de la encuesta39” (Lozada, Flores,
Rodríguez y Barquera, 2007, p. 267).
A su vez, en la ENN-1999 los patrones dietéticos se obtuvieron mediante el método de
24 horas. Se calculó el contenido de energía y nutrimentos utilizando un compendio de
cuatro tablas de composición de alimentos y tres bases de datos que se compilaron y se
revisaron en el INSP. Los resultados se expresan como consumo y porcentajes de
adecuación de acuerdo a las recomendaciones establecidas en la décima revisión de la
Recommended Dietary Allowances (RDA) y la Dietary Reference Intakes (DRI), así
como de la Base de datos de composición de alimentos World Food Program
(Universidad de California, Davis, Davis California) y las Tablas de Alimentos del
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP) (Instituto Nacional de
Salud Pública, 2001).
Por tanto, los patrones alimentarios de la ENSANUT 2006 se diseñaron de forma
empírica, con base en los patrones de consumo observados con la ENN-1999 (Flores,
Macías, Rivera, Lozada, Barquera, Rivera-Dommarco y Tucker 2010. Si bien la
encuesta busca, entre otros objetivos, conocer la cuantía de nutrimentos de acuerdo al
consumo alimentario de la población, para los fines de esta investigación se busca
identificar el tipo de alimentos más consumidos por los mexicanos al momento de la
ENSANUT 2006. Es decir, no se empleará el análisis de micronutrientes.
Como se especifica en el inicio de este capítulo, se busca probar la siguiente
hipótesis: “El patrón alimentario de los adultos mexicanos orientado a un mayor
consumo de alimentos modernos, con un alto contenido de grasas y azúcar, es más
fuertemente asociado con el sobrepeso y la obesidad, comparado con el patrón de
39
La submuestra de dieta de la Encuesta Nacional de Nutrición de 1999 estuvo constituida por 4,200
hogares para cada uno de los tres grupos de edad. La selección de individuos en cada submuestra se hizo
de la siguiente manera: Preescolares, Escolares y Mujeres: Las variables de estudio fueron el estado
nutricio, a través de indicadores antropométricos, la ingestión dietética y estado de los siguientes
micronutrimentos: vitaminas A, E, C, ácido fólico, hierro y zinc, por determinaciones bioquímicas.
Fuente: Instituto Nacional de Salud Pública, 2001.
54
consumo de alimentos tradicionales mexicanos a base de maíz, frijol y chile,
controlándose los factores del entorno obesogénico”. Para poner aprueba esta hipótesis
es necesario construir grupos de alimentos. Se toma como referencia los trabajos de
Lozada, Flores, Rodríguez y Barquera, (2007) y Flores, Macías, Rivera, Lozada,
Barquera, Rivera-Dommarco y Tucker, (2010) pues estos fueron realizados con datos de
la ENN-1999 y de la ENSANUT 2006, respectivamente.
Lozada, Flores, Rodríguez y Barquera, (2007) clasificaron el consumo de alimentos
en la ENN-1999 en 21 grupos de acuerdo con la composición de macronutrientes y
otros componentes como la fibra: maíz y derivados; trigo y derivados; cereales de caja
altos en fibra; cereales de caja bajos en fibra; arroz, papa y otros cereales; frijol y
leguminosas; oleaginosas; frutas y verduras; pollo y aves; carne roja y procesadas;
pescado y mariscos; lácteos bajos en grasa; lácteos y huevo; aceites vegetales; grasas
saturadas; dulces; postres y botanas; alimentos industrializados; alcohol; refrescos y
bebidas azucaradas y; agua y café. Para el análisis de los patrones dietarios construyeron
tres categorías: patrón dietario rural, patrón dietario occidental. Para los mismos
encontraron que de acuerdo al aporte energético en urbano–pobre el mayor provino de
alimentos de maíz (20%), industrializados (17%), de trigo (10%) y refrescos (7.54%).
En el patrón dietario rural fueron: el maíz y derivados (48.1%), trigo y derivados
(6.70%) y frijol y leguminosas (6.28%); mientras que en el patrón occidental, el trigo y
derivados aportaron 19% de la energía; los alimentos de maíz y carne roja y procesadas
aportaron 13.6 y 10.6% respectivamente, mientras que los productos lácteos bajos en
grasas (8.28%) y las frutas y verduras (6.46%) también fueron de las proporciones más
altas.
Por su parte, Flores, Macías, Rivera, Lozada, Barquera, Rivera-Dommarco y Tucker
(2010) a partir de datos para 15,95140 adultos con edad 20-59 años, formaron 30 grupos
de alimentos: tortillas de maíz y alimentos a base de maíz; pan blanco y tortillas de
trigo; papas; comida rápida; alcohol; frijol y leguminosas; fruta fresca; vegetales
frescos; sopas industrializadas; carne roja; carne procesada; pescado; productos del mar;
aves de corral; productos lácteos bajos en grasa; aceites; dulces y pastelillos; snacks;
galletas saladas; huevo; grasa saturada; galletas; café y agua. Mediante un análisis del
aporte energético de los alimentos encontraron que las dietas con alto contenido de
40
En su investigación Flores, Macías, Rivera, Lozada, Barquera, Rivera-Dommarco y Tucker,, (2010)
disponían de información dietética para 16,494 adultos. Las personas con consumos superiores a 5 DE
por encima de la media de la ingesta de energía (3,3% de esta muestra o 543) fueron excluidos del
análisis. La muestra final de 15.951 individuos de 20-59 años, representativa de 47.946.764 adultos.
55
grasa, azúcar y alimentos refinados están altamente relacionadas con el sobrepeso y
obesidad. Encontraron que este patrón se caracteriza por la contribución más alta de
alcohol, refrescos, pan blanco, comida rápida, dulces y golosinas saladas. En esta
investigación se plantea analizar la contribución de las bebidas azucaradas al sobrepeso
y obesidad.
El modelo de transición nutricional plantea
“el cambio de una dieta ‘tradicional’ (en general basada en cereales, con
abundante fibra y pocos alimentos densos en energía) a una dieta de tipo
‘occidental’ (la cual suele ser abundante en alimentos altamente procesados,
harinas refinadas, alimentos altamente energéticos, azucares y grasas)” (Lozada,
Flores, Rodríguez y Barquera, 2007, p. 4).
Considerando lo anterior, se propone agrupar la información sobre el consumo de
alimentos de la ENSANUT 2006 formando los siguientes grupos: 1 grupo de alimentos
refinados, azucares y grasas (RG), 1 grupo de bebidas azucaradas (BA), 1 grupo de
alimentos tradicionales a base de maíz, frijol y chile (AT) y, 1 grupo de frutas y
verduras (FV). Enseguida se muestra la reagrupación propuesta, así como los alimentos
en cada grupo:
•
Alimentos refinados y grasas (RG). Este grupo de alimentos es homogéneo pues si
bien contiene granos se trata de productos procesados en los que pierden su
integridad. Se incluyen alimentos ricos en grasas, harinas y azúcares cuyo consumo
se considera no recomendable pese a su alto consumo: alcohol, torta o sándwich,
hamburguesa, pizza, hotdog, arroz rojo, pan blanco, pan integral, galletas saladas,
margarina, mantequilla, mayonesa, crema, chocolate, dulce, pastel o pay, donas y
churros, pan dulce, pastelillos y donas industrializados, galletas dulces, frituras.
•
Bebidas azucaradas (BA). Dado el alto consumo de azúcares por la población
mexicana, se ha decidido incluir un grupo de alimentos que incluya: refresco
normal, refresco de dieta, café agregando azúcar, té o infusión agregando azúcar,
jugo y agua agregando azúcar y bebidas con azúcar.
•
Alimentos tradicionales a base de maíz, frijol y chile (AT). Los alimentos
tradicionales a base de maíz, principal grano tradicionalmente consumido en
México, constituyen la base de la dieta de la gran mayoría de la población mexicana
cuyos resultados se han validado en la ENN-1999 (Lozada et al, 2007). Este grupo
de alimentos incluye tortilla y antojitos mexicanos que son de un alto consumo en la
56
población mexicana. En el caso de la tortilla, Flores et al (2010), en su análisis de la
ENSANUT 2006 encontraron que las tortillas constituyen hasta el 25% de la ingesta
diaria de energía de los adultos mexicanos, mientras que el consumo de antojitos
representa el 5.4%. Los frijoles son una leguminosa cuya cantidad de proteínas es
similar a la de la carne, además de que se recomienda su consumo con cereales,
tortillas y pastas. Se incluyen los siguientes alimentos: tortilla de maíz, tortilla de
nixtamal, sopes, tlacoyos, quesadillas, pozole, tamal, atole de maíz, chile y frijol
(refrito y de olla).
•
Frutas y verduras (FV). Dada su importancia en la procuración de una buena
dieta41, alto contenido de vitaminas y minerales, fibra, pocas calorías, contenido de
hidratos de carbono simple y un contenido de entre el 80 y 90% de agua se ha
decidido incluir todo el consumo de estos alimentos: plátano, jícama, naranja o
mandarina, manzana o pera, melón o sandía, guayaba, mango, papaya, piña, toronja,
fresa, otra fruta, jitomate, hojas verdes (acelgas, espinacas, quelites), chayote,
zanahoria, calabacita, brócoli o coliflor, col, ejotes, elote, lechuga, nopales, pepino,
aguacate, otra verdura.
La base de datos de Nutrición de la ENSANUT 2006 preguntó sobre los siguientes
criterios para conocer el consumo de alimentos por parte de los adultos mexicanos:
1. ¿Cuántos días consumió (alimento)?
2. ¿Cuántas veces al día consumió (alimento)?
3. Número de porciones consumidas.
4. Tamaño de la porción.
Se busca conocer solo el tipo de alimento consumido de acuerdo a los grupos definidos,
se emplearán los 4 reactivos para cada alimento. Por ejemplo, las variables n802a,
n802b y n802c permiten conocer el consumo de pan blanco, al preguntar por los días de
consumo, las veces en que se consumió y, el número de porciones consumidas,
respectivamente.
41
La calidad del conjunto de alimentos que se consumen al día, o la calidad de la dieta tiene relación con
la calidad de la alimentación, por lo que una buena alimentación se define por una buena dieta, la cual se
le ha denominado “dieta correcta” o “dieta recomendable. Dentro de las características de una buena dieta
se señala: completa, equilibrada, inocua, suficiente, variada y adecuada. Fuente: Instituto Nacional de
Salud Pública, s/a.
57
El procedimiento para el cálculo del consumo de alimentos se lleva a cabo para cada
una de las variables. Se procedió a multiplicar de acuerdo a la siguiente fórmula:
= [(Número de días de consumo del alimento) * (Número de veces) * (Porciones)]
Realizado lo anterior se procedió al análisis de los 15,440 datos validados en la muestra
con información de dieta. Lo anterior busca conocer el consumo de alimentos por los
adultos mexicanos de acuerdo a los últimos 7 días previos a la ENSANUT 2006 por lo
que los puntos de corte serán estimados mediante el análisis de quintiles de consumo. El
análisis a realizar será a través del contraste de número de porciones por semana bajo
los tres siguientes criterios:
1. Hasta 7 porciones por semana: Consumo bajo.
2. 8 a 14 porciones por semana: Consumo medio.
3. Más de 14 porciones por semana: Consumo alto.
.
A partir de lo anterior, se procedió a reagrupar los alimentos de acuerdo a los grupos
propuestos.
Cuadro 7. Distribución del consumo de alimentos según grupo
Grupo de alimentos Consumo
Observaciones Porcentaje
RG
Consumo bajo
9,198
59.57
Consumo medio
3,564
23.08
Consumo alto
2,678
17.34
BA
Consumo bajo
8,879
57.21
Consumo medio
4,807
31.13
Consumo alto
1,754
11.36
AT
Consumo bajo
4,168
26.99
Consumo medio
3,212
20.80
Consumo alto
8,060
52.20
FV
Consumo bajo
8,005
51.85
Consumo medio
4,021
26.04
Consumo alto
3,414
22.11
Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos ENSANUT 2006,
previo procesamiento de las variables originales.
58
2.9.1.2 El nivel de actividad física
Con la ENSANUT 2006 se aplicó el cuestionario corto de actividad física del IPAQ a
una submuestra de 20,360 hombres y mujeres de 20 a 69 años que vivían en el hogar al
momento de la encuesta. El cálculo del nivel de actividad física de acuerdo al IPAQ
requiere de la suma de la duración (minutos) y la frecuencia (días) de las actividades
vigorosas, actividades moderadas y/o caminar.
La ENSANUT 2006 proporciona información sobre el desarrollo de actividad física,
mediante frecuencia (días de práctica) e intensidad (horas y minutos) de acuerdo a las
variables:
•
Actividades vigorosas: a101, a102a, a102b
•
Actividades moderadas: a104, a105a, a105b
•
Caminar: a107, a108a, a108b
Para clasificar el nivel de actividad física se consideró los siguientes criterios:
•
Actividad alta: 3000 y más MET/minutos de actividad.
•
Actividad moderada: Al menos 600 MET /minutos de actividad.
•
Actividad baja: ninguno de los 2 anteriores criterios.
Una vez procesada la información correspondiente al tamaño de la muestra seleccionada
y, de acuerdo a los criterios del IPAQ se obtuvieron los siguientes resultados.
Cuadro 8. Frecuencia y porcentaje de la actividad
física en los adultos mexicanos según IPAQ
Categoría
Casos
Porcentaje
Actividad baja
10,202
66.08%
Actividad moderada
3,234
20.95%
Actividad alta
2,004
12.98%
15,440
Total
Fuente: Elaboración propia a partir de la base de
datos ENSANUT 2006, previo procesamiento de las
variables originales.
59
2.9.2 Otros factores relacionados con el sobrepeso y la obesidad: El entorno
obesigénico
2.9.2.1 Factores demográficos del nivel individual
Las variables originales de la base de datos, así como los criterios que se emplearon se
sometieron a un proceso de recodificación42.
•
Sexo. Se recodificó la variable para identificar hombres y mujeres en la encuesta:
1=Hombre, 2=Mujer.
•
Edad. La ENSANUT 2006 captó la edad de los entrevistados de manera desplegada
conteniendo información en un rango de 20-99 años, por lo que se procedió a
agruparla recodificando la edad formando grupos de edad de 10 años quedando de la
siguiente manera: 20-29 años; 30-39 años; 40-49 años y 50-59 años.
•
Educación. En la ENSANUT 2006 se preguntó sobre el último nivel de estudios
aprobado por el entrevistado. Se consideró esta variable observada a través del nivel
de estudios del entrevistado de acuerdo a las siguientes categorías: 1) primaria y
menos, 2) secundaria, 3) media superior y, 4) superior.
•
Etnicidad. La ENSANUT 2006 recopiló información sobre el dominio de alguna
lengua indígena. Se decidió considerar este criterio agrupando el dominio de alguna
lengua indígena, quedando de la siguiente manera: 1) Sí y, 2) No.
En el siguiente tabulado se muestra la frecuencia de cada una de las variables
demográficas recodificadas, incluyendo valores válidos y perdidos, así como porcentaje
de valores válidos.
42
Véase Anexo, Cuadro A.
60
Cuadro 9. Frecuencia y porcentaje de las variables demográficas
en los adultos mexicanos
Variable
SEXO
Categorías
Casos
Porcentaje
Hombre
Mujer
5,773
9,667
37.28%
62.43%
20-29 años
30-39 años
40-49 años
50-59 años
3,667
5,268
4,002
2,503
23.68%
34.02%
25.84%
16.16%
Primaria y menos
Secundaria
Media superior y más
8,959
4,207
2,274
57.86%
27.17%
14.69%
1,839
13,601
11.88%
87.83%
EDAD
ESCOL
ETNIC
Sí
No
LOCAL
Rural
6,358
41.06%
Urbana
9,082
58.65%
Fuente: Elaboración propia a partir de la ENSANUT 2006, previo
procesamiento de las variables originales.
2.9.2.2 Área de residencia: Rural y urbana
•
Ruralidad/urbanidad. La ENSANUT 2006 captó información sobre el tipo de
localidad de acuerdo a tres criterios: rural, urbana y metropolitana (ver cuadro I). Se
decidió agrupar las localidades urbanas y las áreas metropolitanas para formar una
categoría. De tal manera que las categorías quedan: 1) rural
y, 2)
urbano/metropolitana (Cuadro 9).
2.9.2.3 La condición socioeconómica
Para conocer el nivel socioeconómico de los entrevistados por la ENSANUT 2006, la
encuesta proporciona la variable nivel_se, construida mediante deciles de ingreso. Esta
variable fue construida a partir de otras variables sobre las condiciones socioeconómicas
del hogar, servicios básicos y posesión de electrodomésticos (Flores et al, 2010). Se
recodificará la variable considerando las siguientes categorías:
•
Decil 1-4= nivel bajo.
•
Decil 5-7= nivel medio.
•
Decil 8-10= nivel alto.
Procesada la variable se muestra en el siguiente cuadro la distribución obtenida.
61
Cuadro 10. Frecuencia y porcentaje de la
distribución del nivel socioeconómico de los
adultos mexicanos
Nivel socioeconómico
Casos
Porcentaje
Nivel bajo
11,390
73.77%
Nivel medio
3,083
19.97%
967
6.26%
Nivel alto
15,440
Total
Fuente: Elaboración propia a partir de la ENSANUT
2006, previo procesamiento de las variables
originales.
2.9.2.4 La política social
La ENSANUT 2006 permitió conocer que hasta 40.2% de los hogares en el ámbito
nacional es beneficiario de algún programa de ayuda alimentaria. Algunos de los cuales
tienen una gran cobertura y otros se consideran de menor tamaño dado el tamaño de la
población atendida. En esta investigación solo se considera el programa Oportunidades
porque este supone apoyo a la alimentación de las personas en mayor desventaja social.
Programas como Abasto de Leche Liconsa no se consideran pues los beneficiarios de
éste son para menores de 12 años y personas mayores de 60 años.
La ENSANUT proporciona la variable para la identificación de la población
beneficiaria del programa Oportunidades: tipo, mediante los siguientes criterios: 1)
Oportunidades, 2) No Oportunidades. En el siguiente tabulado se muestra la
distribución del programa Oportunidades según la ENSANUT 2006, previa exclusión
de los valores perdidos.
Cuadro 11. Frecuencia y porcentaje de la distribución de
beneficiarios del programa Oportunidades
Variable
Categorías
Casos
Porcentaje
Oportunidades
7,267
47.07%
No Oportunidades
8,173
52.93%
Oportunidades
15,440
Total
Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos
ENSANUT 2006, previo procesamiento de las variables
originales.
2.10 Modelo de análisis y pruebas estadísticas
En el siguiente capítulo se lleva a cabo el análisis descriptivo de los resultados
contenidos en este capítulo con la aplicación de los ponderadores de representatividad.
62
Para poder encontrar respuesta a las preguntas planteadas en este capítulo así como para
verificar las hipótesis planteadas se describen los procedimientos que se llevan a cabo.
1. Análisis descriptivo tanto de la variable dependiente como de las variables
independientes. Análisis de las relaciones entre la variable dependiente y las
variables independientes, es decir, análisis bivariado sobre la distribución de los
casos.
2. Pruebas de consistencia considerando los valores de significancia: estadístico r de
Pearson, prueba χ2, y análisis de varianza (ANOVA) con interacción entre
variables.
2.11 Diseño metodológico
Se han delimitado las variables de estudio. La variable dependiente es el IMC y las
variables independientes o covariables: RG (consumo de alimentos refinados, grasas y
azúcares), BA (Consumo de bebidas azucaradas), AT (Consumo de alimentos
tradicionales), FV (Consumo de frutas y verduras), AF (Nivel de actividad física),
SEXO, EDAD, ESCOL (Escolaridad), ETNIC (Condición de etnicidad), LOCAL (Área
de residencia), NSC (Nivel socioeconómico) y TIPO (programa Oportunidades), con las
cuales se desarrollará una regresión logística multinomial para el análisis del sobrepeso
y la obesidad en los adultos mexicanos.
63
Cuadro 12. Variable dependiente e independientes de la investigación
Variables independientes
Variables causales
Variable dependiente
Variables del consumo de alimentos
Índice de Masa Corporal (IMC) • Consumo de alimentos refinados, grasas y azúcares (RG)
• Consumo de bebidas azucaradas (BA)
• Consumo de alimentos tradicionales a base de maiz, frijol y chile
• Consumo de frutas y verduras (FV)
Sobre la actividad física
• Nivel de actividad física (AF)
Variables del entorno social y económico
Factores demográficos del nivel individual
•Sexo (SEXO)
•Edad (EDAD)
• Escolaridad (ESCOL)
•Etnicidad (ETNIC)
Condiciones sociales
•Localidad de residencia (LOCAL)
Condiciones socioeconómicas
• Nivel socioeconómico (NSC)
Política social
• Programa Oportunidades (TIPO)
Fuente: Elaboración propia.
64
CAPÍTULO 3. ANÁLISIS DESCRIPTIVO DE LAS VARIABLES
Este capítulo tiene por objetivo analizar las distintas dimensiones relacionadas con el
estudio del IMC de los adultos mexicanos. Es decir, los alimentos consumidos y el nivel
de actividad física como factores causales de obesidad. Se busca además, encontrar la
probabilidad de tener determinado IMC de acuerdo a la presencia de elementos de tipo
demográfico, condición socioeconómica y de política social mediante el programa
Oportunidades.
En los siguientes puntos se lleva a cabo el análisis descriptivo de los procedimientos
descritos en el capítulo 2 mediante diversos niveles de análisis: univariado, bivariado y
multivariado. Se aplican los factores de expansión con los cuales se tiene
representatividad. Se realizan diversas pruebas estadísticas que permitan robustecer el
análisis que, hipotéticamente siguen una distribución normal como lo es la r de Pearson
y otras que no cumplen este supuesto como la χ 43. Se realiza además el análisis de
varianza (ANOVA), que es una serie de estadísticos empleados para conocer la
partición de la varianza en diferentes variables explicativas, probando interacciones
entre las variables.
3 Análisis de la variable dependiente y variables independientes
3.1 Análisis descriptivo de la distribución del IMC
Se parte del análisis de la distribución del IMC en los adultos mexicanos aplicando los
ponderadores Se han agrupado los resultados en las siguientes categorías: 1) peso
normal, 2) sobrepeso y, 3) obesidad.
Cuadro 13. Distribución del IMC en los adultos mexicanos
Puntos de corte
Población representada Porcentaje
14,538,805
31.22%
Peso normal
17,722,662
38.05%
Sobrepeso
14,310,471
30.73%
Obesidad
46,571,938
Total
Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos de la
ENSANUT 2006.
La distribución del IMC en la población adulta mexicana muestra que el sobrepeso es
más común en los adultos mexicanos. De los 15,440 casos válidos, representativos de
43
Véase Anexo.
65
46,571938 adultos mexicanos el 38.05% (17,722662) presentaba sobrepeso. Se observa
que 31.2% (14,538805) presentaban un peso adecuado de acuerdo a la edad, la talla y el
sexo de cada individuo, mientras que el 30.73% (14,310471 adultos) presentaban un
IMC >=30kg/m2.
El incremento de peso mayor al 20% del peso ideal esperado en los adultos
mexicanos fue de hasta el 68.78% según este análisis, lo que indica una correspondencia
con los resultados oficiales de la encuesta, citados en el capítulo 1, indican la presencia
combinada de sobrepeso y obesidad hasta en el 70% de los adultos mexicanos.
En el siguiente punto se lleva a cabo el análisis del consumo de alimentos por los
adultos mexicanos. Posteriormente, se analiza el IMC de acuerdo a los 4 grupos de
alimentos formados.
3.2 Análisis descriptivo del consumo de alimentos
En los siguientes cuadros, tabulados y gráficos se muestran la distribución y medidas de
asociación que tiene el consumo de alimentos de acuerdo a los grupos formados: RG,
BA, AT y, FV.
El análisis que se realiza es de tipo transversal y solo refleja el consumo de alimentos
al momento de la encuesta. En el primer gráfico se muestra la distribución del consumo
de alimentos por grupo.
Gráfico 1. Distribución del consumo de alimentos según grupo
RG
BA
AT
FV
0
100
200
300
Porciones consumidas en los últimos 7 días
Fuente: Elaboración propia previo procesamiento de las variables originales.
66
Como puede observarse el consumo alimentos muestra valores extremadamente altos:
176.57 para RG, 182.88 para BA, 291.88 para AT y, 87.55 para FV. Se ha decidido
mantener estos valores.
En la siguiente tabla se muestran la media, desviación estándar, e intervalo de
confianza del consumo de alimentos según la clasificación propuesta.
Tabla 14. Distribución del consumo de alimentos por los adultos mexicanos según consumo
Grupo de alimentos Consumo bajo Consumo medio Consumo alto
52.93%
24.49%
22.58%
RG
23.61%
23.84%
52.55%
BA
31.31%
30.58%
38.12%
AT
50.88%
29.37%
19.75%
FV
Media
6.033749
20.32321
11.99141
9.377695
Error Estándar
(IC-95% )
0.1061521 5.825507-6.241992
0.2658792 19.80162-20.84479
0.2195856 11.56064-12.42217
0.1482449 9.086877-9.668512
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la ENSANUT 2006.
Considerando la reagrupación propuesta, es posible analizar lo siguiente: el consumo de
RG muestra que de los 46,571938 adultos representado, el 51.81% (24,128921) tenía un
“consumo bajo”; el 26.73 (12,448679) un “consumo medio” y; el 21.46% (9,994338) un
“consumo alto”.
Con respecto al consumo de BA se observa que de los adultos mexicanos
representados, el 54.17% (25,228019) un “consumo bajo”, el 32.57% (15,168480) un
“consumo medio” y; 13.26% (6,175439) un “consumo alto”. Se observa un alto
consumo de BA en los adultos mexicanos según estos criterios.
El consumo de AT muestra que el 34.50% de los adultos mexicanos representados en
la muestra (16,067319) tenía un “consumo bajo”; el 22.15% (10,315684) un “consumo
medio” y; el 43.35% (20,188935) un “consumo alto” de AT. Se observa que más del
40% de los adultos representados tenía un consumo elevado de este tipo de alimentos.
En el consumo de frutas y verduras (FV) se observa que el 47.16% de los adultos
mexicanos representados en la muestra (21,963326) tenía un “consumo bajo”, el
27.59% (12,849198) un “consumo medio” y; el 25.25% (11,759414) un “consumo alto”
de FV. Se observa que más del 25% de los adultos representados tenía un consumo
elevado de este tipo de alimentos.
La media del consumo semanal de RG es de 6.03 porciones con un error estándar
(EE) de 0.11. El consumo de BA tuvo una media de 20.32 porciones con un EE de 0.27.
La media del consumo de AT es de 12 porciones con un EE de 0.22. Por último, el
consumo de FV muestra una media de 9.37 porciones con un EE de 0.15 porciones.
67
Una vez realizado lo anterior, se construyen tablas de contingencia que permitan
observar el número de casos entre el IMC y cada uno de los grupos de alimentos. Se
aprovecharan los despliegues de stata y se incluirán los estadísticos R de Pearson y Chicuadrada de Pearson.
3.2.1 Análisis bivariado: IMC en relación con el consumo de alimentos
En la tabla 1 se presenta la relación entre el IMC y el consumo de alimentos según
grupo, así como las pruebas r de Pearson44 y la prueba χ .
En el caso de la prueba χ , para todas las variables la prueba se realizó considerando
las siguientes hipótesis:
H0: Las variables son independientes
H1= No H0
Tabla 1. Distribución del IMC según consumo de alimentos por grupo, en porcentajes
RG
Población
IMC
Consumo bajo Consumo medio Consumo alto representada r de Pearson Prob.∗ Chi-cuadrada
Peso normal
48.84%
24.96%
26.20%
14,538,805
-0.0488
0.0000
91.4106
Sobrepeso
53.66%
24.13%
22.21%
17,722,662
Obesidad
56.17%
24.46%
19.37%
14,310,470
BA
Peso normal
22.83%
23.84%
53.33%
14,538,805
-0.0174
0.0310
15.7694
Sobrepeso
23.85%
23.63%
52.52%
17,722,662
Obesidad
21.97%
24.57%
30.96%
14,310,470
AT
Peso normal
41.25%
27.27%
31.48%
14,538,805
-0.0763
0.0000
115.768
Sobrepeso
44.06%
28.87%
27.07%
17,722,662
Obesidad
44.97%
31.45%
23.57%
14,310,470
FV
Peso normal
51.29%
29.46%
19.25%
14,538,805
0.0173
0.0312
30.3363
Sobrepeso
49.24%
29.53%
21.23%
17,722,662
Obesidad
51.94%
29.40%
18.66%
14,310,470
∗Prueba realizada con un valor de p<0.05
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la ENSNAUT 2006.
Prob.∗
0.0005
0.2409
0.0001
0.3166
Se observa que de los 14,538805 adultos mexicanos representados con peso normal, el
48.62% tenía un consumo bajo de RG; el 27.50% un consumo medio y; el 23.87% un
consumo alto. De los 17,722662 casos representados con un IMC correspondiente a
sobrepeso se observa que el 51.47% tenía un nivel de consumo bajo, el 28.66% un
consumo medio y, el 19.86% un consumo alto. Para los 14,310470 adultos
representados con un IMC correspondiente a obesidad, el 55.46% tenía un consumo
bajo, el 23.56% un consumo medio y, e 20.97% un consumo alto.
44
Véase Anexo, Cuadro B para la matriz de correlaciones entre variables.
68
Las pruebas estadísticas muestran que el valor de la R de Pearson, que asume
relación lineal entre variables, es de -0.0488 y es significativa (0.000). La prueba χ con
4 grados de libertad resultó χ =69.4331 y p=0.0019. Asumiendo el valor p, permite
aceptar la H0 y concluir que existe independencia estadísticamente significativa entre el
IMC y el consumo de RG.
El consumo de BA por los adultos mexicanos de acuerdo al IMC (Tabla 3). Se
identifica que de los 14,538805 adultos mexicanos representados con peso normal, el
22.83% tenía un consumo bajo, el 23.84% un consumo medio y, el 53.33% un consumo
alto. De los 17,722662 casos representados con un IMC correspondiente a sobrepeso se
observa que el 23.85% tenía un nivel de consumo bajo, el 23.63% un consumo medio y,
el 52.25% un consumo alto. Para los 14,310470 adultos representados con un IMC
correspondiente a obesidad, el 21.97% tenía un consumo bajo, el 24.57% un consumo
medio y, el 30.96% un consumo alto.
Las pruebas estadísticas muestran que el valor de la R de Pearson es de -0.0174 y es
significativa (0.0310). La prueba χ con 8 grados de libertad resultó χ =35.7694 y
p=0.2409. Asumiendo el valor p, permite rechazar la H0 y concluir que no existe
independencia estadísticamente significativa entre el IMC y el consumo de BA.
En el consumo de AT se observa que de los 14,538805 adultos mexicanos
representados con peso normal, el 41.25% tenía un consumo bajo, el 27.27% un
consumo medio y, el 31.48% un consumo alto. De los 17,722662casos representados
con un IMC correspondiente a sobrepeso se observa que el 44.06% tenía un nivel de
consumo bajo, el 28.87% un consumo medio y, el 27.07% un consumo alto. Para los
14,310470 adultos representados con un IMC correspondiente a obesidad, el 44.97%
tenía un consumo bajo, el 31.45% un consumo medio y, el 23.57% un consumo alto.
Las pruebas estadísticas para la r de Pearson tienen un valor de -0.0763 y es
significativa (0.0000). La prueba χ con 8 grados de libertad resultó χ =115.7680 y
p=0.0001. Asumiendo el valor p, permite aceptar la H0 y concluir que existe
independencia estadísticamente significativa entre el IMC y el consumo de AT.
En el consumo de FV se observa que de los 14,538805 adultos mexicanos
representados con peso normal, el 51.29% tenía un consumo bajo, el 29.46% un
consumo medio y, el 19.25% un consumo alto. De los 17,722662casos representados
con un IMC correspondiente a sobrepeso se observa que el 49.24% tenía un nivel de
consumo bajo, el 29.53% un consumo medio y, el 21.23% un consumo alto. Para los
69
14,310470 adultos representados con un IMC correspondiente a obesidad, el 51.94%
tenía un consumo bajo, el 29.40% un consumo medio y, el 18.66% un consumo alto.
Con respecto a las pruebas estadísticas se identifica que el valor de la R de Pearson, que
asume relación lineal entre variables es de 0.0173 y es significativa (0.0312). La prueba
χ con 8 grados de libertad resultó χ =30.3363 y p=0.3116. Asumiendo el valor p,
permite rechazar la H0 y concluir que no existe independencia estadísticamente
significativa entre el IMC y el consumo de FV.
Una vez realizado el análisis del IMC en relación con el consumo de alimentos, en el
siguiente punto se analiza la distribución del nivel de actividad física (AF) en los
adultos mexicanos.
3.3 Análisis descriptivo del nivel de actividad física
Para llevar a cabo el cálculo de la actividad física se empleó el procedimiento, así como
los criterios de clasificación del IPAQ descritos en el capítulo 2. Se muestran las
medidas de distribución según nivel de actividad física.
Cuadro 15. Características del nivel de actividad física de los adultos mexicanos
Porcentaje Media expandida Error Estándar
(95% IC)
Actividad baja
10.90%
397.3815
20.78604
356.6048-438.1582
Actividad moderada
19.26%
708.3856
18.82737
671.4513-745.3199
Actividad alta
69.85%
758.5945
33.90816
691.0756-825.1134
Fuente: Cálculos propios a partir de la ENSANUT 2006.
Según el nivel de actividad física de los 46,571938 adultos mexicanos representados en
la muestra de esta investigación, se observa que el 69.85% tenía un nivel de actividad
física baja (media=397.38 y Error Estándar=20.78), el 19.26% un nivel de actividad
moderada (media=708.39 y Error Estándar=18.82), mientras que el 10.90 tenía un nivel
de actividad alta (media=758.60 y Error Estándar=33.91 minutos). Como puede notarse,
la actividad física baja, cercana al 70%, es el criterio predominante entre los adultos
mexicanos lo cual puede constituir una de las causas del incremento del sobrepeso y
obesidad.
En el siguiente punto se muestra la relación entre el IMC y el nivel de actividad
física en los adultos mexicanos.
70
3.3.1 Análisis bivariado: IMC y actividad física
En la tabla 2 se muestra la relación entre el IMC, peso normal, sobrepeso y obesidad, de
acuerdo al nivel de actividad física realizado por los adultos mexicanos.
IMC
Tabla 2. distribución del IMC según nivel de actividad física
Actividad Actividad Actividad Población
alta
representada r de Pearson Prob.∗
baja
moderada
∗ Chi-cuadrada Prob.∗
∗
Peso Normal
68.20%
19.80%
12.00%
14,538,805
Sobrepeso
Obesidad
68.82%
19.74%
11.43%
17,722,662
72.78%
18.10%
9.12%
14,310,470
-0.0659
0.0000
34.0362
0.0248
*Prueba realizada con un valor de p<0.05.
Fuente: Cálculos propios a partir de información de la ENSANUT 2006.
El nivel de actividad física en relación al IMC de los adultos mexicanos representados
en la ENSANUT 2006 muestra que en el peso normal, el 58.50% de los adultos realiza
actividad física baja, el 24.28% un nivel de actividad física moderada y, el 17.21%
actividad alta. Para el IMC correspondiente al sobrepeso, el 57.26% tenía un nivel de
actividad baja, el 26.40% un nivel de actividad moderada y, el 16.34% un nivel de
actividad física alta. Para el IMC correspondiente a obesidad se observa que el 62.00%
tenía un nivel de actividad física baja, el 23.04% un nivel de actividad moderada,
mientras que el 14.96% un nivel de actividad física alta.
Las pruebas estadísticas realizadas indican lo siguiente: el valor de la R de Pearson
resultó -0.0659 y significativo (0.000). Con la prueba Ji-cuadrada con 4 grados de
libertad: χ =30.5812, p=0.0722, por lo que es posible rechazar la H0 planteada y
concluir que existe evidencia estadísticamente significativa de que no hay
independencia entre las variables IMC y AF.
Como puede observarse, los mayores porcentajes de actividad física se presentan en
el nivel actividad baja aún para los tres criterios del IMC empleados. Se observa que en
el nivel de actividad física alta, el menor porcentaje se muestra en el IMC
correspondiente a obesidad. Además, la prueba indica que no existe independencia entre
el IMC y el nivel de AF.
71
3.4 Análisis descriptivo de los factores demográficos
En este apartado se muestran las distribuciones de cada una de los factores
demográficos considerados: sexo (SEXO), Edad (EDAD), Escolaridad (ESCOL),
Etnicidad (ETNIC), así como el tipo de localidad de residencia (LOCAL).
Cuadro 16. características de los factores demográficos del nivel individual y de condición
de residencia, según categorías
Variable
SEXO
Categorías
Porcentaje Media Error Estándar
Mujer
59.90% 1.599366
0.0080471
Hombre
40.10%
20-29 años
25.75%
2.36192
0.0153209
EDAD
30-39 años
30.28%
40-49 años
25.63%
50-59 años
18.34%
Primaria y menos
46.27% 1.781357
0.01659
ESCOL
Secundaria
29.34%
Media superior y más
24.39%
6.68%
1.933045
0.0057438
ETNIC Habla lengua indígena
No
93.32%
Rural
19.44% 1.805397
0.0088073
LOCAL
Urbana
80.56%
Fuente: Elaboración propia.
(IC-95% )
1.583579-1.615152
2.336136-2.396247
1.748812-1.813902
1.921777-1.944312
1.788119-1.822674
Como se observa en el cuadro 16, el 59.90% de la población representada en la
ENSANUT 2006 es mujer, mientras que el 40.10% son hombres.
De los 46,571938 adultos mexicanos representados, el 25.72% representantes de
11,979426 adultos mexicanos se encontraba con una edad de 20-29 años, el 30.28%
representantes de 14,106814 adultos mexicanos con edad de 30-39 años, el 25.63%
representantes de 11,937721 adultos mexicanos con edad de 40-49 años y, el 18.34%
representantes de 8,547977con una edad de 50-59 años.
Según el nivel de escolaridad en los adultos mexicanos: el 46.27%, representantes de
21,543073 adultos mexicanos tenía como escolaridad primaria y menos, el 29.34%,
representantes de 13,668420 adultos mexicanos tenía una educación secundaria y, el
24.39%, representantes de 11,3604445 un nivel de educación media superior y más.
La presencia de etnicidad en los adultos mexicanos representados en la ENSANUT
2006. La etnicidad, observado mediante el dominio de alguna lengua indígena, solo está
presente en el 6.68% de los adultos mexicanos representados en esta investigación, el
restante 93.52% declaró no dominar alguna lengua indígena.
72
Por último, se observa que de los adultos mexicanos representados en la ENSANUT
2006, el 19.44% habitaba en una localidad rural, mientras que el 80.56% se encontraba
en localidades urbanas.
A continuación se muestra la distribución que guarda el IMC con respecto a cada una
de las variables demográficas de la investigación.
3.4.1 Análisis bivariado del IMC y las variables demográficas
En la siguiente tabla se muestra la relación entre el IMC de los adultos mexicanos
representados en la muestra con respecto a las variables demográficas seleccionadas:
SEXO, EDAD, ESCOL, ETNIC y LOCAL.
Tabla 3. Distribución del IMC en relación con los factores demográficos del nivel individual, según categorías
∗ Chi-cuadrada
r de Pearson Prob.∗
IMC
SEXO
0.1564
0.0000
342.3255
Mujer
Hombre
51.82%
48.18%
Peso Normal
58.38%
41.62%
Sobrepeso
70.11%
29.89%
Obesidad
EDAD
0.1554
0.0000
846.4946
20-29 años
30-39 años
40-49 años
50-59 años
39.57%
28.56%
19.27%
12.61%
Peso normal
2..44%
31.36%
26.93%
19.26%
Sobrepeso
15.71%
30.72%
30.49%
23.07%
Obesidad
ESCOL
-0.0660
0.0000
264.761
Primaria y menos
Secundaria Media superior y más
39.07%
29.58%
31.35%
Peso normal
46.62%
30.34%
23.05%
Sobrepeso
53.12%
27.89%
18.99%
Obesidad
ETNIC
0.0779
0.0000
49.8944
Domina lengua indígena
No
8.16%
91.84%
Peso normal
7.14%
92.86%
Sobrepeso
4.66%
95.34%
Obesidad
* Prueba realizada con un nivel significancia de p<0.05
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la ENSANUT 2006.
Prob.∗
∗
0.0000
0.0000
0.0000
0.0000
Se observa que de los 14,538805 adultos mexicanos representados en la ENSANUT
2006, con un IMC correspondiente a peso normal el 48.18%, eran hombres mientras
que el 51.82% eran mujeres. De los 17,722663 individuos representados con un IMC
correspondiente a sobrepeso se observa que el 41.62% eran hombres y el 58.38%
mujeres. Para los 14,310470 individuos representados con un IMC correspondiente a
obesidad, el 29.89% eran hombres y el 70.11% mujeres. Como puede constatarse las
mujeres presentan un mayor porcentaje de obesidad si bien es mayor el número de
mujeres representadas en la ENSANUT 2006.
Las pruebas estadísticas realizadas muestran que el valor de la R de Pearson es
significativo (0.1564), mientras que los valores de la prueba chi-cuadrada con
73
χ =342.3255, p=0.0000, permiten aceptar la H0 planteada y concluir que existe
evidencia estadísticamente significativa para establecer independencia entre las
variables IMC y SEXO.
Analizando la distribución del IMC según grupo de edad de los adultos mexicanos se
puede observar que para los 14,538805 adultos mexicanos representados con peso
normal, el 39.57% tenía una edad de entre 20-29 años, el 28.56% una edad de 30-39
años, el 19.27% una edad de 40-49 años y, el 12.61% una edad entre 50-59 años. De los
17,722663 individuos representados con un IMC correspondiente a sobrepeso se
observa que el 22.44% tenía una edad entre 20-29 años, el 31.36% entre 30-39 años, el
26.93% entre 40-49 años y, el 19.26% entre 50-59 años. Para los 14,310470 individuos
representados con un IMC correspondiente a obesidad, el 15.71% tenía una edad de
entre 20-29 años, el 30.72% con 30-39 años, el 30.49% tenía 40-49 años y, el 23.07%
con 50-59 años. Se observa que en el grupo etario 20-29 años se presenta el menor
porcentaje de obesidad, con respecto a los otros 3 grupos etarios, mas no así con el
sobrepeso. Se observa también que este grupo etario muestra el mayor porcentaje de
pero normal, a diferencia del grupo etario 50-59 años donde el porcentaje de individuos
con peso normal es el menor en comparación con los otros 3 grupos etarios.
Por su parte, la prueba estadística R de Pearson resultó con un valor significativo
(0.1554), mientras que la prueba chi-cuadrada realizada con 6 grados de libertad tuvo
como resultados χ =846.4946, p=0.0000, lo cual permite aceptar la H0 planteada y
establecer que existe independencia estadísticamente significativa entre las variables
IMC y EDAD.
Para los adultos mexicanos representados en la muestra de esta investigación, se
puede observar que de los 14,544405 adultos mexicanos representados con peso normal,
el 39.09%, tenían primaria y menos, el 29.57% educación secundaria y, el 31.34%
educación media superior y más. De los 17,722662 casos representados con un IMC
correspondiente a sobrepeso se observa que el 46.62% tenían educación primaria y
menos, el 30.34% educación secundaria y, el 23.05% educación media superior y más.
Para los 14,312203 individuos representados con un IMC correspondiente a obesidad, el
53.13% tenía una educación de primaria y menos, el 27.89% educación secundaria y, el
18.98% educación media superior y más. Como puede observarse, la obesidad es más
recurrente en los individuos con una escolaridad de primaria y menos pues el 53.13% de
los mismos la presentaba. Se observa también que a medida que se incrementa el nivel
74
educativo, el porcentaje de población con sobrepeso y obesidad disminuye. Conclusión
similar a la dada por.
Los valores obtenidos en la prueba r de Pearson resultó significativo (-0.0657),
mientras que los valores de la prueba chi-cuadrada con 4 grados de libertad fueron
χ =264.3348, p=0.0000, lo cual permite aceptar la H0 planteada y sugerir que existe
independencia estadísticamente significativa entre las variables IMC y ESCOL.
Con respecto a la etnicidad, de los 14,538805 adultos mexicanos representados con
un IMC normal, el 8.16% presentaba condición de etnicidad, es decir, dominan alguna
lengua indígena, mientras que el 91.84% no. Con respecto al sobrepeso, de los
17,722663 individuos representados el 7.14% tiene etnicidad, mientras que de los
14,310470 individuos representados con obesidad el 4.66% tiene etnicidad y el restante
95.34% no. La condición de etnicidad permite observar que puede constituirse como un
factor contra la obesidad. Los individuos con etnicidad presentan los menores
porcentajes de obesidad con respecto a la población que no, ya que tan solo el 4.64% de
la población con obesidad tiene etnicidad.
La prueba R de Pearson resultó con un valor de 0.0799 y significativa (0.0000),
mientras que la prueba chi-cuadrada con 2 grados de libertad fue de χ =49.8944,
p=0.0000, lo cual permite aceptar la H0 planteada y concluir que existe independencia
estadísticamente significativa entre las variables IMC y ETNIC.
3.4.2 Análisis bivariado del IMC y la variable área de residencia
Cuadro 17. Distribución del IMC en relación con el área de residencia
Población
representada r de Pearson Prob.∗
∗ Chi-cuadrada Prob.∗
∗
IMC
Rural
Urbana
21.47%
78.53%
14,538,805
0.0621
0.0000
28.5935
0.0021
Peso normal
19.67%
80.33%
17,722,662
Sobrepeso
17.16%
82.84%
14310470
Obesidad
* Prueba realizada con un nivel significancia de p<0.05
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la ENSANUT 2006.
Según el tipo de localidad de residencia, de los 46,571938 adultos mexicanos
representados en la ENSANUT 2006, de los 14,538805 con peso normal, el 21.47%
habitaba en una localidad rural, mientras que el 78.53% habitaba localidades urbanas.
Para los 17,722663 adultos representados con sobrepeso, el 19.67% habitaba en una
localidad rural y el 80.33% en urbana. Con respecto a la obesidad, el 17.16% habitaba
75
en localidad rural, mientras que el 82.84% en localidad urbana. Los porcentajes
anteriores permiten identificar la gran concentración de población con sobrepeso y
obesidad en localidades de urbanas. Es decir, los menores porcentajes de sobrepeso y
obesidad se presentan en las poblaciones rurales. Esto puede deberse a que en este tipo
de localidades se concentran menores contingentes de población. Conclusión similar a
la dada por Stoddard, Handley, Vargas y Schillinger (2011) y García-García, De la Llata
y Kaufer-Horwitz (2008) al establecer que, en general, las poblaciones indígenas de
México padecen menor sobrepeso y obesidad45.
La prueba R de Pearson fue significativa (0.0621), mientras que la prueba Jicuadrada con 2 grados de libertad arrojó χ =28.5935, p=0.0021, lo cual permite aceptar
la H0 planteada y sugerir que existe independencia estadísticamente significativa entre
las variables IMC y LOCAL.
3.5 Análisis descriptivo de la condición socioeconómica y análisis bivariado en
relación al IMC
Distribución de la condición socioeconómica mediante la variable NSC (Tabla 4).
Tabla 4. Distribución del IMC según nivel socioeconómico
Población
Nivel bajo Nivel medio Nivel alto representada R de Pearson Prob.* Chi-cuadrada Prob.*
16.40%
28.03%
61.22%
46,571,938
Peso Normal
61.79%
26.33%
11.88%
14,538,806
Sobrepeso
Obesidad
61.16%
27.97%
10.87%
17,722,662
60.45%
30.02%
9.52%
14,310,470
IMC
0.0284
0.0004
24.7592
0.2574
*Prueba realizada con un valor de p<0.05.
Fuente: Cálculos propios a partir de información de la ENSANUT 2006.
De los 46,571938 adultos representados en la ENSANUT 2006, el 61.22% se
encontraba dentro del nivel socioeconómico bajo, el 28.05% dentro del nivel
socioeconómico medio y, el 10.74% dentro del nivel socioeconómico alto.
Los adultos con un IMC de peso normal, el 61.79% se encontraba dentro del nivel
socioeconómico bajo, el 26.33% dentro del nivel socioeconómico medio y, el 11.88%
dentro del nivel socioeconómico alto. Para el IMC correspondiente a sobrepeso, se
observa que 61.16% se encontraba dentro del nivel socioeconómico bajo, el 27.97% en
45
Para mayor detalle véase el apartado 6.3 del capítulo 1 de esta investigación.
76
el nivel medio y, el 10.87% dentro del nivel socioeconómico alto. Con la obesidad se
observa que el 60.45% estaba dentro del nivel socioeconómico bajo, el 30.02% en el
nivel socioeconómico medio y, el 9.52% dentro del nivel socioeconómico alto.
Como puede observarse, los porcentajes más bajos de obesidad se encuentran dentro
del nivel socioeconómico alto lo cual puede deberse a que en este nivel socioeconómico
se localizan menores porcentajes de población, pues este nivel comprende los deciles 8,
9 y 10. Sin embargo, aún dentro de este nivel socioeconómico se encuentra el menor
porcentaje de obesidad.
Los resultados de las pruebas estadísticas muestran que el valor de la R de Pearson es
significativo (0.0284), la prueba Ji-cuadrada con 4 grados de libertad muestra
χ =24.7592, p=0.2574, lo cual permite rechazar la H0 planteada y concluir que no existe
dependencia estadísticamente significativa entre las variables IMC y NSC.
3.6 Análisis descriptivo del programa Oportunidades y análisis bivariado en
relación al IMC
Distribución del programa Oportunidades mediante la variable TIPO (Tabla 5).
Tabla 5. Distribución del IMC según distribución del programa Oportunidades
No
Población
Oportunidades Oportunidades representada R de Pearson Prob.* Chi-cuadrada Prob.*
16.95%
83.05%
46,571,938
Peso Normal
20.07%
79.93%
14,538,805
Sobrepeso
Obesidad
17.15%
82.85%
17,722,663
13.42%
86.58%
14,310,471
IMC
0.0755
0.0000
75.5512
0.0000
*Prueba realizada con un valor de p<0.05.
Fuente: Cálculos propios a partir de información de la ENSANUT 2006.
De los 46,571938 adultos mexicanos representados en esta investigación, el 16.95% de
los mismos habitaba en un hogar que recibía el apoyo del programa Oportunidades,
mientras que el 83.05% habitaba un hogar donde no se recibía.
Se observa que de los 14,538805 adultos mexicanos representados en la ENSANUT
2006, con peso normal el 20.07% pertenecía a un hogar que recibía el programa
Oportunidades, mientras que el 79.93% no. Con respecto al IMC correspondiente a
sobrepeso, de los 17,722663 adultos mexicanos representados, el 17.15% lo recibía y el
82.85% no. Para la obesidad, de los 14,310471 adultos representados, el 13.42% de los
77
adultos pertenecía a un hogar que recibía los apoyos de Oportunidades, mientras que el
86.58% no. Asimismo, se puede identificar que de acuerdo a la cobertura del programa
Oportunidades, los mayores porcentajes se encuentran en individuos habitantes de un
hogar que no recibían los beneficios del programa.
Las pruebas estadísticas realizadas indican lo siguiente: el valor de la R de Pearson
es significativo (0.0755), mientras que la prueba Ji-cuadrada con 2 grados de libertad
fue χ =75.5512, p=0.0000, lo que permite aceptar la H0 planteada y concluir que existe
evidencia estadísticamente significativa para concluir que existe independencia entre el
IMC y la variable TIPO.
Realizado lo anterior se procede a llevar a cabo el ANOVA con interacciones.
3.7 Interacción entre variables
Se lleva a cabo la prueba del modelo con interacciones para intuir el efecto que cada
uno de los factores tiene sobre el otro. Se produce la interacción cuando existe una
variación en la magnitud del efecto de la exposición a través de los sucesivos niveles de
una tercera variable, que se denomina modificadora de efecto (Celis, 2008).
Los resultados de la prueba ANOVA se muestran a continuación. Se ha calculado la
prueba de interacción factorial entre la variable dependiente y dos de las variables
independientes en cada paso con un intervalo de confianza del 95%. Solo se muestran
las interacciones que resultaron significativas.
•
La interacción entre RG y FV resultó estadísticamente significativa (F=1.98,
p=0.0111).
•
La interacción entre RG y SEXO resultó estadísticamente significativa (F=5.11,
p=0.0004).
•
El modelo de interacción entre RG y ETNIC es estadísticamente significativo
(F=20.17, p=0.0000).
•
La interacción entre RG y NSC es estadísticamente significativa (F=2.12,
p=0.0302).
•
La interacción entre RG y TIPO es estadísticamente significativa (F=2.78,
p=0.0254).
•
La interacción BA y ETNIC es estadísticamente significativa (F=3.44, p=0.0081).
•
La interacción entre AT y ESCOL resultó estadísticamente significativa (F=2.68,
p=0.0062).
78
•
La interacción entre AT y ETNIC es estadísticamente significativa (F=3.47,
p=0.0078).
•
La interacción entre AT y LOCAL es estadísticamente significativa (F=0.11,
p=0.0447).
•
La interacción entre AF y SEXO es estadísticamente significativa (F=2.52,
p=0.0196).
•
La interacción entre AF y ESCOL es estadísticamente significativa (F=5.36,
p=0.0003).
•
La interacción entre AF y ETNIC muestra que es estadísticamente significativa
(F=4.66, p=0.0096).
•
La interacción entre AF y TIPO es estadísticamente significativa (F=4.36,
p=0.0128).
•
La interacción entre SEXO y NSC es estadísticamente significativa (F=5.86,
p=0.0155).
•
La interacción entre SEXO y EDAD es estadísticamente significativo (F=3.52,
p=0.0144).
•
La interacción entre SEXO y ESCOL es estadísticamente significativa (F=29.92,
p=0.0000).
•
La interacción entre ESCOL y NSC es estadísticamente significativa (F=5.15,
p=0.0004).
•
La interacción entre EDAD y NSC es estadísticamente significativa (F=15.46,
p=0.0000).
•
La interacción entre ESCOL-ETNIC resultó estadísticamente significativo (F= 4.76,
p=0.0085).
•
La interacción entre ESCOL-LOCAL resultó con relación estadísticamente
significativa (F=5.79, p=0.0031).
•
La interacción entre ETNIC y LOCAL es estadísticamente significativo (F=34.53,
p=0.0000).
Las demás interacciones no resultaron estadísticamente significativas46.
46
Véase Anexo, Cuadros C-K.
79
3.8 Conclusiones del capítulo
Se ha realizado el análisis bivariado y la práctica de pruebas estadísticas para detectar la
relación entre las variables independientes y las variables independientes o predictoras.
Los resultados han sido mostrados de acuerdo a la tendencia de cada una de las
variables, sin embargo, no es sino hasta la aplicación del modelo estadístico inferencial
que podrán comprobarse algunos supuestos establecidos hasta este punto. Por ejemplo,
se pudo establecer los siguientes términos de interacción: RG*FV, RG*SEXO,
RG*ESCOL,
AF*SEXO,
RG*ETNIC,
AF*EDAD,
RG*NSC,
AF*ESCOL,
BA*ETNIC,
AF*ETNIC,
AT*ESCOL,
AT*ETNIC,
AF*TIPO,
SEXO*NSC,
SEXO*EDAD, SEXO*ESCOL, ESCOL*NSC, ESCOL*TIPO, ESCOL*ETNIC,
ESCOL*LOCAL, ETNIC*LOCAL mismos que serán puestos a prueba hasta el
siguiente capítulo.
Realizado lo anterior, en el siguiente capítulo se plantea el modelo de regresión
logística multinomial para el análisis del sobrepeso y la obesidad en los adultos
mexicanos.
80
CAPÍTULO 4. MODELOS DE REGRESIÓN LOGÍSTICA MULTINOMIAL
PARA EL ANÁLISIS DEL SOBREPESO Y LA OBESIDAD
El modelo a desarrollar en esta investigación es una regresión logística multinomial. Se
trata de una extensión del modelo logístico dicotómico o binario, en los que el modelo
puede ser fácilmente modificado para manejar una variable dependiente cuando ésta
toma más de dos valores. En este tipo de regresión se establecen los resultados en
función de una categoría de comparación, que en este caso es el peso normal, para
estimar las probabilidades de aparición de las otras categorías de la variable dependiente
en función de los distintos valores de las variables independientes.
Se ha decidido optar por este tipo de modelo porque se busca conocer las
probabilidades de tener sobrepeso u obesidad frente a peso normal en función de los
distintos niveles de las variables independientes seleccionadas y observar cómo se van
modelando dichas probabilidades mediante el control de las demás variables.
Asimismo, esta técnica estadística permite ir controlando los efectos de las interacciones
que, en el caso de esta investigación resultan imprescindibles.
4.1 La regresión logística multinomial
Para construir una regresión logística es necesario estimar los valores de los parámetros
βy βque son desconocidos. El método empleado para calcular el valor de los
parámetros en la regresión logística se llama máxima verosimilitud (MV) (Hosmer y
Lemeshow, 2000; Gujarati y Porter, 2010).
El modelo logístico viene dado por una transformación de π(x) fundamental para el
estudio de la regresión logística que es la transformación logit. Esta transformación, en
términos de π(x), se define como:
π
π
Al asumir la independencia de una variable independiente x, que se codifica como 0 y 1,
la diferencia en el logit de un individuo x=1 y x=0 es:
β β β β
81
Que puede interpretarse como una medida de asociación denotada como Odds Ratio. El
odds del resultado que se presente entre los individuos con x=1 es definido como π(1)/
[1-π(1)]. Así, el odds del resultado que se presente entre los individuos con x=0 es
definido como π(0)/ [1-π(0)]. El odds ratio, denotado OR, es definido como la relación
de las probabilidades para x=1 a las probabilidades para x=047, y se da por la ecuación:
π π
π π
Una expresión para el modelo condicional de probabilidad en el modelo de tres
categorías es
 !#$ "
En el caso de la interpretación de los odds ratio para una variable resultado multinomial,
se compara el odds ratio del resultado Y=j vs el resultado Y=0 para las covariables con
valor de x=a vs x=b, es
%& '  %  %
( )*+ ( )
4.2 Supuestos de la regresión logística multinomial
A diferencia de la regresión lineal, una de las grandes ventajas del modelo logístico es
que no requiere que se satisfagan supuestos: existencia de una relación lineal entre la
respuesta y los predictores, valores fuera del rango (0, 1), normalidad de los residuos,
homoscedasticidad de los errores de cada coeficiente con una distribución normal de
media 0 y varianza constante, independencia entre las observaciones y ausencia de
colinealidad entre los predictores. Así, los supuestos básicos de la regresión logística
son: independencia entre las observaciones sucesivas y existencia de una relación lineal
entre logit(x) y los predictores X1, X2,…Xk (Silva y Salinas, 2007).
47
Es decir, la relación (o proporción) entre la probabilidad de ocurrencia del suceso y la probabilidad de
no ocurrencia. En el proceso se puede invertir sus términos y calcular la probabilidad de no ocurrencia.
82
4.3 Especificación del modelo de regresión logística multinomial
El tipo de modelo de regresión logística que se plantea está en función del método de
selección de variables empleado, que en este caso es una selección de variables del tipo
secuencial hacia adelante. Tal procedimiento añade al modelo el término más
significativo hasta que ninguno de los términos por pasos que quede fuera del modelo
tenga una contribución estadísticamente significativa si se añade o no al modelo.
La estimación de una regresión logística implica la transformación de las variables
independientes o predictoras en variables ficticias (variables dummy). Como se tienen
variables con más de 2 categorías se procedió a realizar n-1 variables ficticias
considerando una de las categorías como referencia en cada caso de acuerdo a las
hipótesis planteadas.
Las variables del modelo son las siguientes:
•
Variable dependiente: Índice de Masa Corporal (IMC). Categoría de referencia:
Peso normal.
•
Variables independientes:
1. Consumo de alimentos refinados y grasas (RG). Categoría de referencia: Nivel bajo.
2. Consumo de bebidas azucaradas (BA). Categoría de referencia: Nivel bajo.
3. Consumo de alimentos tradicionales a base de maíz, frijol y chile. (AT). Categoría de
referencia: Nivel bajo.
4. Consumo de frutas y verduras (FV). Categoría de referencia: Nivel bajo.
5. Nivel de actividad física (AF). Categoría de referencia: Actividad baja.
6. Sexo del entrevistado (SEXO). Categoría de referencia: Hombre.
7. Edad del entrevistado (EDAD). Categoría de referencia: 20-29 años.
8. Escolaridad del entrevistado (ESCOL). Categoría de referencia: Primaria y menos.
9. Hablante de alguna lengua indígena (ETNIC). Categoría de referencia: No.
10. Nivel socioeconómico (NSC). Categoría de referencia: Nivel bajo.
11. Pertenencia a un hogar donde se recibía el programa Oportunidades (TIPO).
Categoría de referencia: No.
12. Localidad de residencia (LOCAL). Categoría de referencia: Urbana.
4.3.1 Ajuste de los modelos y prueba de hipótesis
La prueba de hipótesis de modelo logístico se realiza con el estadístico de la razón de
verosimilitud (LR-test), que es una prueba de ,2 de la significación de la diferencia
entre el modelo solo con la constante y el modelo completo. La H0 es que todos los
83
coeficientes excepto la constante son iguales a cero y la H1 es que al menos uno de los
coeficientes es significativamente distinto de cero (Hosmer y Lemeshow, 2000).
4.4 Estimación de los modelos de regresión logística multinomial
Se plantean 6 modelos generales de regresión logística multinomial que permitan la
inclusión de las variables de estudio de una manera gradual y llegar a un modelo general
que se aproxime a los objetivos de la investigación.
Las interacciones en los modelos son resultado del análisis estadístico pero también
al hacer referencia a los supuestos teórico-conceptuales descrito en el capítulo 1.
Algunas de estas interacciones resultaron significativas en el análisis estadístico y otras,
si bien no fueron significativas, han sido incluidas dada su importancia: i.e.,
NSC*TIPO, AF*EDAD y todas las interacciones entre alimentos RG*BA, RG*AT,
RG*FV, BA*AT, BA*FV y AT*FV que no se probaron estadísticamente pero que
encuentran respaldo en la literatura dadas las características del consumo de alimentos
(Flores, Macías, Rivera, Lozada, Barquera, Rivera-Dommarco y Tucker, 2010). Se han
creado las variables que contienen los términos de interacción.
4.4.1 Multicolinealidad entre variables
La multicolinelidad se presenta cuando el efecto de una variable independiente sobre la
variable dependiente está condicionado a las otras variables independientes que están en
el modelo (Méndez y Lozano, 2007). Una propuesta de metodología para controlar la
multicolinealidad es mediante análisis de conglomerados con lo cual se puede estudiar
las asociaciones de los grupos con la variable dependiente. En el caso de una muestra
grande como el de esta investigación se emplea el método de conglomerados k-medias.
Dadas las dimensiones y características de las variables independientes del estudio se
realiza el análisis de conglomerados k-medias para formar grupos de elementos con
variables independientes semejantes. Como el cálculo de los componentes principales
requiere de variables numéricas, la estimación de las regresiones logísticas
multinomiales se realiza con el empleo de las variables sin categorizar.
La regresión logística multinomial requiere de la interpretación en términos de
relaciones de riesgo relativo. Sin embargo, el riesgo relativo suele ser complejo en su
interpretación y sobre todo con la presencia de interacciones. Para obtener una mejor
interpretación de los resultados se sugiere el cálculo de probabilidades predichas sobre
cada una de las categorías de la variable dependiente.
84
Finalmente, se evalúa mediante una serie de estadísticos el ajuste que tiene el
modelo final para los datos. Los resultados de los modelos se presentan en bloque y
únicamente se presentan dos tabulados que ilustran cada uno de los logit estimados.
Para su comprensión se describen los modelos a considerar.
•
Modelo 1. Incluye las variables sobre los grupos del consumo de alimentos, así
como los términos de interacción entre las mismas. El argumento para hacerlo es
porque además de tratarse de uno de los dos factores causales identificados de
sobrepeso y obesidad, la dieta supone el consumo de diversos alimentos y no solo
los contemplados en uno u otro grupo. Además, esto permite realizar comparaciones
entre los distintos factores.
•
Modelo 2. Incluye las variables sobre el consumo de alimentos y la actividad física.
•
Modelo 3. Incluye las variables sobre el consumo de alimentos y la actividad física
y variables demográficas del tipo individual (SEXO, EDAD, ESCOL, ETNIC), así
como los términos de interacción entre variables: RG*SEXO, RG*ESCOL,
RG*ETNIC, BA*ETNIC, AT*ESCOL, AT*ETNIC, AF*SEXO, AF*EDAD,
AF*ESCOL, AF*ETNIC, SEXO*EDAD, SEXO*ESCOL., ESCOL*ETNIC.
•
Modelo 4. Incluye las variables sobre el consumo de alimentos y la actividad física,
las variables demográficas y la variable NSC así como los términos de interacción
entre variables: RG*NSC, SEXO*NSC, ESCOL*NSC.
•
Modelo 5. Incluye las variables sobre el consumo de alimentos y la actividad física,
variables demográficas, NSC y TIPO, así como los términos de interacción entre
variables: AF*TIPO, ESCOL*TIPO.
•
Modelo 6. Incluye la variable LOCAL por tratarse de una variable de contexto
demográfico
general,
así
como
las
interacciones
ESCOL*LOCAL,
ETNIC*LOCAL.
Cuadro 18. Medidas resumen del ajuste de los modelos
2
Modelo Log intercepto Log completo
F
Prob>F Cuenta R
Modelo 1
-16897.646
-16819.522 F(28, 1313)=2.03 0.0013
0.377
Modelo 2
-16897.646
-16803.540 F(32, 1329)=2.07 0.0006
0.378
Modelo 3
-16897.646
-16270.010 F(72, 1269)=6.44 0.0000
0.378
Modelo 4
-16897.646
-16250.797 F(82, 13259)=6.35 0.0000
0.411
Modelo 5
-16897.646
-16821.082 F(88, 1253)=6.69 0.0000
0.412
Modelo 6
-16897.646
-16203.467 F(94, 1274)=6.44 0.0000
0.412
*Nivel de significancia del p<0.05
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la ENSANUT 2006.
85
CUADRO 19. ESTIMACIÓN DE LOS MODELOS LOGÍSTICOS MULTINOMIALES EN EL SOBREPESO Y OBESIDAD
Logit: Sobrepeso
Modelo 1
Variable
Categoría
CONS TANTE
RG
BA
AT
FV
AF
β1
P>
 t
 RR
Modelo 2
β1
P>
 t
 RR
Modelo 3
β1
0.24
0.24
-0.62
Modelo 4
P>
 t
 RR
β1
Modelo 5
P>
 t
 RR
β1
Modelo 6
P>
 t
 RR
-0.48
β1
P>
 t
 RR
2.25
Consumo regular
-0.43
0.08 0.65 -0.04
0.08 0.89 -0.27
0.31
0.77 -0.30
0.25
0.74 -0.29
0.24
0.75 -0.28
0.28
Consumo alto
-0.79
0.10 0.46 -0.79
0.10 0.89 -0.53
0.27
0.59 -0.59
0.22
0.56 -0.56
0.33
0.57 -0.53
0.27
0.59
Consumo regular
0.03
0.89 1.03 0.03
0.90 1.18 -0.21
0.54
0.81 -0.22
0.52
0.81 -0.21
0.19
0.81 -0.13
0.68
0.87
0.76
Consumo alto
0.13
0.73 1.13 0.12
0.74 1.25 -0.41
0.53
0.66 -0.42
0.51
0.65 -0.41
0.15
0.66 -0.27
0.67
0.77
Consumo regular
-0.10
0.64 0.90 -0.10
0.64 1.07 -0.24
0.29
0.79 -0.62
0.25
0.77 -0.26
0.93
0.77 -0.24
0.28
0.78
Consumo alto
-0.41
0.27 0.66 -0.41
0.27 1.04 -0.56
0.17
0.57 0.59
0.16
0.55 0.10
0.64
0.56 -0.56
0.22
0.60
Consumo regular
0.09
0.63 1.10 0.09
0.63 1.15 0.12
0.56
1.12 0.11
0.57
1.12 0.24
0.24
1.10 0.10
0.60
1.11
Consumo alto
0.26
0.47 1.30 0.26
0.47 1.33 0.27
0.46
1.31 0.27
0.46
1.30 0.03
0.26
1.26 0.25
0.49
1.29
RG*BA
0.04
0.64 1.04 0.04
0.63 1.01 0.03
0.73
1.03 0.03
0.68
1.03 0.07
0.94
1.03 0.03
0.69
1.30
RG*AT
0.10
0.14 1.11 0.10
0.14 0.99 0.07
0.33
1.07 0.07
0.27
1.08 0.00
0.12
1.07 0.06
0.36
1.06
RG*FV
-0.01
0.31 0.99 -0.01
0.31 1.00 0.00
0.94
1.00 0.00
0.95
1.00 0.00
0.25
1.00 0.00
0.96
1.00
BA*AT
-0.03
0.60 0.97 -0.03
0.60 0.98 0.00
0.96
1.00 0.00
0.95
1.03 -0.05
0.27
1.00 0.00
0.95
1.03
BA*FV
-0.03
0.56 0.97 -0.03
0.55 0.96 -0.05
0.39
0.95 -0.05
0.41
0.95 0.01
0.96
0.95 -0.05
0.41
0.96
AT*FV
0.17
1.01
0.78 1.02 0.02
0.77 1.00 0.00
0.94
1.00 0.00
0.96
1.03 -0.08
0.64
1.00 0.01
0.88
Actividad moderada
0.01
0.93 0.97 -0.07
0.78
0.93 -0.07
0.78
0.92 -0.21
0.93
0.92 -0.03
0.96
0.99
Actividad alta
-0.02
0.83 0.94 -0.19
0.67
0.83 -0.18
0.69
0.83 0.67
0.79
0.81 -0.07
0.88
0.93
SEXO
Mujer
0.66
0.04
1.94 0.79
0.02
2.19 0.51
0.01
1.96 0.71
0.34
2.03
EDAD
30-39 años
0.58
0.00
1.79 0.54
0.00
1.72 0.61
0.00
1.65 0.50
0.01
1.64
40-49 años
0.79
0.01
2.19 0.70
0.02
2.02 0.59
0.00
1.84 0.61
0.05
1.83
50-59 años
0.86
0.06
2.35 0.72
0.11
2.05 0.19
0.03
1.79 0.57
0.21
1.76
Secundaria
0.23
0.65
1.26 0.13
0.81
1.13 0.23
0.07
1.20 0.05
0.93
1.05
Media superior y más
0.28
0.79
1.32 0.08
0.94
1.09 0.23
0.08
1.25 -0.04
0.97
0.96
ESCOL
ETNIC
NSC
TIPO
LOCAL
Habla lengua indígena
0.10
0.84
1.10 0.11
0.82
1.11 -0.04
0.15
1.25 -0.64
0.26
0.53
RG*SEXO
-0.05
0.30
0.95 0.52
0.14
1.68 -0.05
0.64
0.96 -0.06
0.29
0.95
RG*ESCOL
-0.05
0.20
0.95 0.87
0.27
2.38 0.06
0.49
0.95 -0.05
0.27
0.95
RG*ETNIC
0.08
0.13
1.08 -0.04
0.41
0.96 0.14
0.49
1.06 0.08
0.15
1.08
BA*ETNIC
0.14
0.29
1.15 -0.05
0.25
0.95 0.05
0.01
1.14 0.10
0.44
1.11
AT*ESCOL
0.06
0.17
1.06 0.07
0.18
1.07 -0.02
0.11
1.04 0.05
0.25
1.05
AT*ETNIC
-0.04
0.45
0.96 0.14
0.30
1.15 0.02
0.03
0.98 -0.03
0.54
0.97
AF*SEXO
-0.01
0.85
0.99 0.05
0.19
1.06 0.00
0.12
1.02 0.02
0.78
1.02
AF*EDAD
-0.03
0.43
0.97 -0.03
0.51
0.97 0.43
0.01
1.00 0.00
0.99
1.00
AF*ESCOL
0.09
0.09
1.09 -0.02
0.78
0.98 0.71
0.71
1.14 -0.14
0.03
1.15
AF*ETNIC
0.03
0.51
1.03 -0.03
0.45
0.97 0.00
0.83
1.03 0.00
1.00
1.00
SEXO*EDAD
0.05
0.10
1.05 0.09
0.07
1.10 -0.25
0.06
1.08 0.08
0.26
1.09
SEXO*ESCOL
-0.18
0.72
0.83 0.03
0.84
1.02 -0.01
0.07
0.92 -0.08
0.50
0.92
ESCOL*ETNIC
-0.07
0.16
0.93 0.08
0.29
1.08 -0.62
0.04
0.97 0.06
0.79
1.06
Nivel medio
0.52
0.14
1.67 0.43
0.07
1.53 0.43
0.22
1.54
Nivel alto
0.87
0.27
2.37 0.71
0.27
2.02 0.71
0.37
2.04
RG*NSC
0.00
0.99
1.00 0.00
0.18
1.00 0.00
1.00
1.00
SEXO*NSC
-0.25
0.05
0.78 -0.25
0.04
0.78 -0.25
0.05
0.78
ESCOL*NSC
-0.04
0.72
0.96 -0.01
0.57
0.99 -0.01
0.92
0.99
Oportunidades
-0.62
0.00
0.54 -0.51
0.03
0.60
AF*TIPO
-0.12
0.62
0.90 -0.11
0.18
0.89
ESCOL*TIPO
-0.15
0.02
0.86 -0.10
0.43
0.91
Rural
-1.22
0.01
0.29
ESCOL*LOCAL
-0.07
0.59
0.94
ETNIC*LOCAL
-0.57
0.01
0.56
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la ENSNAUT 2006.
86
CUADRO 19. ESTIMACIÓN DE LOS MODELOS LOGÍSTICOS MULTINOMIALES EN EL SOBREPESO Y OBESIDAD
Logit: Obesidad
Modelo 1
Variable
Categoría
β1
P> t RR
Modelo 3
Modelo 2
β1
P> t RR
β1
P> t RR
Modelo 4
β1
P> t RR
Modelo 5
β1
P> t RR
Modelo 6
β1
P> t RR
0.05
0.22
-0.60
-0.46
0.07
4.21
Consumo regular
-0.67
0.02 0.51 -0.12
0.42 0.70 -0.36
0.20 0.70 -0.35
0.22 0.71 -0.33
0.24 0.72 -0.31
0.27 0.73
Consumo alto
-1.04
0.05 0.35 -0.12
0.69 0.59 -0.58
0.27 0.56 -0.55
0.30 0.58 -0.52
0.33 0.59 -0.46
0.39 0.63
Consumo regular
0.20
0.36 1.22 0.17
0.16 1.08 -0.50
0.19 0.61 -0.49
0.20 0.61 -0.50
0.19 0.60 -0.35
0.35 0.73
Consumo alto
0.39
0.32 1.47 0.23
0.28 1.07 -1.07
0.15 0.34 -1.05
0.16 0.35 -1.08
0.15 0.34 -0.78
0.29 0.46
AT
Consumo regular
0.01
0.97 1.01 0.07
0.52 0.90 0.00
0.90 1.00 0.01
0.98 1.05 0.02
0.93 1.02 0.04
0.86 1.04
Consumo alto
-0.47
0.22 0.62 0.04
0.84 0.60 -0.28
0.51 0.75 -0.26
0.55 0.77 -0.20
0.64 0.82 -0.12
0.77 0.88
FV
Consumo regular
-0.17
0.35 0.84 0.14
0.17 1.01 -0.20
0.31 0.82 -0.21
0.28 0.81 -0.23
0.24 0.79 -0.23
0.25 0.80
Consumo alto
-0.29
0.41 0.75 0.29
0.13 1.01 -0.35
0.35 0.71 -0.38
0.30 0.68 -0.42
0.26 0.66 -0.42
0.26 0.66
RG*BA
0.00
0.99 1.00 0.11
0.82 1.00 0.01
0.95 1.01 0.01
0.93 1.01 0.01
0.94 1.01 0.00
0.97 0.10
CONS TANTE
RG
BA
AF
RG*AT
0.17
0.04 1.19 -0.01
0.79 1.07 0.15
0.09 1.15 0.14
0.10 1.54 0.14
0.12 1.14 0.12
0.16 1.13
RG*FV
-0.01
0.34 0.99 0.00
0.40 0.99 0.01
0.33 1.01 0.01
0.28 1.02 0.02
0.25 1.02 0.02
0.27 1.02
BA*AT
-0.11
0.03 0.89 -0.02
0.40 0.97 -0.05
0.33 0.95 -0.05
0.31 0.95 -0.06
0.27 0.94 -0.06
0.30 1.03
BA*FV
0.03
0.63 1.03 -0.04
0.18 1.02 -0.01
0.93 0.99 0.00
0.99 1.00 0.00
0.96 1.00 0.00
0.98 1.12
AT*FV
0.04
0.53 1.04 0.00
0.96 1.02 0.02
0.71 1.02 0.02
0.72 1.02 0.03
0.64 1.03 0.03
0.58 1.14
Moderada
-0.03
0.52 0.86 -0.13
0.68 0.89 -0.11
0.71 0.90 -0.03
0.93 0.97 0.11
0.71 2.78
Alta
-0.06
0.27 0.73 -0.30
0.60 0.74 -0.27
0.63 0.76 -0.15
0.79 0.86 0.13
0.81 2.30
S EXO
M ujer
0.75
0.04 2.12 0.93
0.01 2.52 0.97
0.01 2.62 1.02
0.01 3.06
EDAD
30-39 años
0.86
0.00 2.37 0.81
0.00 2.52 0.84
0.00 2.32 0.83
0.00 3.22
40-49 años
1.17
0.00 3.23 1.07
0.00 2.92 1.12
0.00 3.08 1.11
0.00 1.69
50-59 años
1.27
0.02 3.57 1.12
0.04 3.07 1.19
0.03 3.29 1.16
0.04 2.63
Secundaria
0.91
0.09 2.47 0.65
0.22 1.92 1.00
0.07 2.70 0.52
0.36 0.08
M edia superior y más
1.73
0.10 5.63 1.21
0.58 3.35 1.93
0.08 6.90 0.97
0.40 1.01
Habla lengua indígena
-1.02
0.06 0.36 -0.98
0.07 0.37 -0.78
0.15 0.46 -0.26
0.00 0.56
0.88 0.98
ES COL
ETNIC
NS C
TIPO
LOCAL
RG*SEXO
0.01
0.81 1.01 0.84
0.02 2.32 0.02
0.64 1.02 0.01
RG*ESCOL
0.01
0.86 1.01 1.23
0.13 3.42 0.03
0.49 1.03 0.03
0.57 1.37
RG*ETNIC
-0.05
0.45 0.95 0.03
0.59 1.03 -0.04
0.49 0.96 -0.02
0.73 1.09
BA*ETNIC
0.39
0.01 1.47 0.03
0.57 0.97 0.39
0.01 1.48 0.32
0.04 0.88
AT*ESCOL
0.09
0.05 1.09 -0.03
0.64 1.47 0.71
0.11 1.07 0.08
0.06 1.15
AT*ETNIC
-0.13
0.01 0.88 0.38
0.01 1.09 -0.10
0.03 0.90 -0.12
0.01 0.90
AF*SEXO
0.17
0.04 1.19 0.09
0.05 0.88 0.14
0.12 1.15 0.03
0.12 1.03
AF*EDAD
-0.10
0.01 0.90 -0.12
0.01 1.18 -0.11
0.01 0.89 -0.10
0.01 0.90
AF*ESCOL
0.04
0.52 1.04 0.16
0.05 0.90 0.03
0.71 1.03 -0.11
0.72 1.18
AF*ETNIC
0.01
0.96 1.01 -0.10
0.01 1.05 -0.03
0.83 0.97 0.03
0.48 0.79
SEXO*EDAD
0.14
0.11 1.19 0.05
0.45 1.00 0.16
0.06 1.18 -0.10
0.06 1.95
SEXO*ESCOL
-0.36
0.07 0.71 0.00
0.99 1.18 -0.24
0.07 0.78 0.17
0.08 2.53
ESCOL*ETNIC
-0.44
0.02 0.64 0.17
0.05 0.78 -0.38
0.04 0.69 -0.24
0.21 0.94
0.84
0.02 2.32 0.66
0.07 1.93 0.67
0.07 0.73
Nivel medio
Nivel alto
1.23
0.13 3.42 0.90
0.27 2.45 0.93
0.26 1.07
RG*NSC
-0.07
0.14 0.93 -0.06
0.18 0.94 -0.06
0.11 0.45
SEXO*NSC
-0.33
0.03 0.73 -0.31
0.04 0.73 -0.32
0.03 1.05
ESCOL*NSC
0.02
0.85 1.03 0.06
0.57 1.07 0.06
0.57 1.06
Oportunidades
-0.78
0.00 0.46 -0.81
0.01 0.45
AF*TIPO
0.05
0.62 1.05 0.50
0.62 1.05
ESCOL*TIPO
-0.29
0.02 0.75 -0.37
0.01 0.69
-2.01
0.00 0.13
Rural
ETNIC*LOCAL
ESCOL*LOCAL
0.19
0.23 1.21
-0.10
0.00 0.33
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la ENSNAUT 2006.
Una vez obtenidos los resultados de los modelos se procede a identificar aquellos que
son significativos. Con la presencia de interacciones, los efectos principales dejan de
interpretarse para dar prioridad a las interacciones. Los resultados de los modelos
aplicados indican lo siguiente:
87
•
En el modelo que solo incluye las variables sobre dieta las interacciones RG*AT y
BA*AT resultaron significativas para el logit de obesidad.
•
Con el modelo que incluye las variables sobre la dieta y se controla mediante la
actividad física, ésta es significativa en el logit de obesidad.
•
En el modelo 3, que incluye los factores demográficos individuales, la interacción
AF*ESCOL resulta significativa en el logit de sobrepeso. La interacción RG*AT es
significativa para el logit de obesidad, así como las interacciones BA*ETNIC,
AT*ESCOL, AT*ETNIC, AF*SEXO, AF*EDAD y SEXO*ESCOL.
•
En el modelo 4, que incluye la variables NSC, la interacción RG*SEXO es
significativa en el logit de sobrepeso. Se encuentra que además las interacciones
AT*ETNIC, AF*SEXO, AF*EDAD, AF*ESCOL, AF*ETNIC y ESCOL*ETNIC
son significativas. Para el logit obesidad las interacciones RG*SEXO, AT*ETNIC,
AF*SEXO, AF*EDAD, AF*ESCOL, AF*ETNIC, ESCOL*ETNIC resultaron
significativas.
•
Los resultados del modelo 5, que incluye la variable sobre el programa
Oportunidades,
las
interacciones
BA*ETNIC.
AT*ETNIC,
AF*ESCOL,
AF*ETNIC, SEXO*NSC y ESCOL*TIPO resultaron significativas. En el logit de
obesidad resultaron significativas las siguientes interacciones: AT*ESCOL,
AF*SEXO, AF*EDAD, SEXO*EDAD, SEXO*ESCOL y ESCOL*ETNIC.
•
Finalmente, el modelo 6, que incluye la variable sobre la localidad de residencia, en
el logit de sobrepeso se encuentran significativas las siguientes interacciones
AF*ESCOL, ETNIC*LOCAL. Para el logit obesidad RG*SEXO, AT*ESCOL,
AT*ETNIC, AF*SEXO, AF*ESCOL, SEXO*EDAD, SEXO*NSC, ESCOL*TIPO
y ESCOL*LOCAL resultaron significativas.
4.4.2 Cálculo de probabilidades
El cálculo de probabilidades es una herramienta que permite una mejor interpretación de
los resultados obtenidos en una regresión logística. A partir de los resultados obtenidos
en cada una de las categorías de la variable dependiente se pueden obtener las
probabilidades de acuerdo a la presencia de las características en las variables
independientes.
88
En los siguientes gráficos de contorno, procesados en JMP, se muestran las
probabilidades asociadas a cada una de las categorías de la variable dependiente en
función del consumo de RG y AT.
Gráfico 2. Probabilidades de peso normal
Como puede observarse mientras más alto sea el consumo de AT y de RG, las
probabilidades de tener un IMC de peso normal son mayores. Por el contrario, el gráfico
indica que al mantenerse un consumo de entre 100-200 porciones de AT y menor a 70
porciones de RG, la probabilidad de tener peso normal es menor al 20%. Esto solo con
la interacción entre este grupo de alimentos.
Gráfico 3. Probabilidades de sobrepeso
El gráfico permite observar que mientras se incrementa el consumo de AT y un bajo
consumo de RG las probabilidades de tener sobrepeso son bajas. En este sentido, se
observa que mientras se incrementa el consumo de RG y se disminuye el consumo de
At las probabilidades de tener sobrepeso se incrementan llegando a ser mayores de 0.45.
89
Gráfico 4. Probabilidades de obesidad
El gráfico 4 permite observar que mantener un consumo elevado de RG y de AT la
probabilidad de tener obesidad son bajas.
Cuadro 20. Probabilidades estimadas del IMC en el modelo 1
AT
AT
RG
Peso normal
Bajo Medio Alto
0.2802 0.2957 0.3427
0.3139 0.3275 0.3555
0.3993 0.4003 0.3991
Sobrepeso
Bajo 0.3819 0.3823 0.3813
Medio 0.3781 0.3790 0.3806
Alto 0.3670 0.3709 0.3810
Obesidad
Bajo 0.3378 0.3219 0.2758
Medio 0.3079 0.2933 0.2637
Alto 0.2336 0.2286 0.2179
Fuente: Elaboración propia.
Bajo
Medio
Alto
BA
Peso normal
Bajo Medio Alto
Bajo 0.2908 0.3027 0.3431
Medio 0.2904 0.3056 0.3377
Alto 0.2942 0.3083 0.3538
Sobrepeso
Bajo 0.3975 0.3952 0.3908
Medio 0.3873 0.3872 0.3871
Alto 0.3674 0.3717 0.3755
Obesidad
Bajo 0.3115 0.3021 0.2658
Medio 0.3223 0.3070 0.2570
Alto 0.3382 0.3199 0.2705
Con la interacción de AT y FV se observa que la media de probabilidad de obesidad fue
la menor cuando se mantiene un consumo alto de AT y de FV. La probabilidad asociada
fue de 0.2497 que representa la probabilidad más baja de obesidad en los individuos que
tienen tales niveles de consumo.
90
Cuadro 21. Probabilidades
estimadas del IMC en modelo 2
AF
Baja
Moderada
Alta
Peso normal
0.3068
0.3296
0.3527
Sobrepeso
0.3711
Baja
0.3828
Moderada
0.3928
Alta
Obesidad
0.3219
Baja
0.2874
Moderada
0.2543
Alta
Fuente: Elaboración propia.
Cuando se controla por la actividad física, se observa que la media de las probabilidades
de tener un IMC de peso normal y sobrepeso son similares aún en los tres niveles de
actividad física. Sin embargo, las probabilidades de tener obesidad cambian según el
nivel de actividad física. Éstas se reducen hasta solo ser de 0.25 con un nivel alto de
actividad física.
ESCOL
Peso normal
AF
Cuadro 22. Probabilidades estimadas del IMC en el modelo 3
ETNIC
ESCOL
BA
Peso normal
AT
ETNIC
Peso normal
AT
Media
Media
superior y
Primaria y
superior
Primaria
más
menos
Secundaria
Sí
No
y menos Secundaria y más
0.2797
0.3304
0.3680
0.2883
0.2922
0.2893
Baja
Bajo 0.3268 0.3057 Bajo
0.3092
0.3439
0.3584 Medio 0.3199 0.3074 Medio
0.3051
0.3080
0.3089
Moderada
0.3516
0.3634
0.3621
0.3513
0.3448
0.3412
Alta
Alto 0.3491 0.3225 Alto
Sobrepeso
Sobrepeso
Sobrepeso
0.3741
0.3696
0.3690
0.3769
0.3690
0.3701
Baja
Bajo 0.3906 0.382 Bajo
0.3837
0.3819
0.3812 Medio 0.3833 0.3781 Medio
0.3746
0.3752
0.3757
Moderada
0.3932
0.3924
0.3922
0.3843
0.3824
0.3828
Alta
Alto 0.3747 0.372 Alto
Obesidad
Obesidad
Obesidad
0.3152
0.3267
0.3359
0.3437
0.3387
0.3405
Baja
Bajo 0.2825 0.3122 Bajo
0.3208
0.2924
0.3049 Medio 0.2966 0.3144 Medio
0.3202
0.3166
0.3152
Moderada
0.3270
0.2629
0.2658
0.2642
0.2727
0.2759
Alta
Alto 0.276 0.3053 Alto
SEXO
EDAD
ESCOL
AF
Peso normal
AF
Peso normal
SEXO
Peso normal
Hombre
Mujer
0.3219
0.2996
0.3425
0.3208
0.3627
0.3392
Sobrepeso
0.3945
0.3598
Baja
0.3961
0.3744
Moderada
0.3956
0.3884
Alta
Obesidad
0.2273
0.3664
Baja
0.2105
0.3462
Moderada
0.1922
0.3314
Alta
Fuente: Elaboración propia.
Baja
Moderada
Alta
20-29 30-39 40-49 50-59
años años
años años
0.4111 0.3252 0.2580
Baja
Moderada 0.4261 0.3435 0.2711
0.4514 0.3732 0.3129
Alta
Sobrepeso
0.3467 0.3695 0.3850
Baja
Moderada 0.3484 0.3791 0.4006
0.3444 0.3822 0.4124
Alta
Obesidad
0.2420 0.3051 0.3586
Baja
Moderada 0.2253 0.2722 0.3281
0.2040 0.2445 0.2745
Alta
Bajo
Medio
Alto
Bajo
Medio
Alto
Bajo
Medio
Alto
Peso normal
Sí
No
0.2887 0.2899
0.3042 0.3067
0.3631 0.3461
Sobrepeso
0.368 0.3688
0.3753 0.3749
0.3865 0.3831
Obesidad
0.3432 0.3411
0.3204 0.3182
0.2502 0.2706
Media
Primaria y
superior
menos
Secundaria y más
0.1970 Hombre
0.2190 Mujer
0.2640
0.3880
0.2472
0.3971
0.3030
0.3773
0.3655
0.3878 Hombre
0.4171 Mujer
0.4458
0.4007
0.3656
Sobrepeso
0.3684
0.3652
0.3913
0.3613
0.4150 Hombre
0.3634 Mujer
0.2903
0.2111
0.3870
Obesidad
0.2164
0.3317
0.2313
0.2828
91
En el modelo 3 se añadió como controles las variables demográficas del nivel
individual. Según los resultados se puede ver que la interacción AF-ESCOL. La media
de las probabilidades de peso normal con un nivel de actividad física moderada se
incrementan conforme se avanza en la escolaridad al pasar de primaria y menos a
secundaria y media superior y más. Cuando se tiene un nivel de actividad alta las
probabilidades de tener peso normal son mayores a 0.35 para los tres criterios de
escolaridad propuestos. En este sentido, se observa que los individuos con mayor nivel
educativo y actividad física alta tienen las menores probabilidades de tener obesidad
(0.26).
Interacción BA-ETNIC. Las probabilidades de tener peso normal y sobrepeso son
similares en presencia de etnicidad o no. Sin embargo, cuando el nivel de consumo de
BA es medio y alto, las probabilidades de obesidad son menores para los individuos con
etnicidad.
Interacción AT-ESCOL. El consumo de AT permite identificar que mientras mayor
sea su consumo aún en los tres niveles de educación, las probabilidades de obesidad
son menores que cuando el consumo de AT es medio o bajo.
Interacción AT-ETNIC. Se observa que cuando los individuos tienen un consumo
alto de AT y condición de etnicidad, las menores probabilidades se dan para tener
obesidad.
Interacción AF-SEXO. La actividad física y el sexo están relacionados. Se observa
que los hombres con un nivel de actividad alto presentan una media de probabilidad
menor que las mujeres (0.1922 y 0.3314, respectivamente).
Interacción AF-EDAD. El nivel de actividad física y el grupo etario muestran que la
media de probabilidad de tener sobrepeso y obesidad disminuyen conforme se
incrementa el nivel de actividad física. En el caso de la obesidad, la media de
probabilidad es menor cuando se tiene un nivel alto de actividad física si bien aumenta
la probabilidad al avanzar en el grupo etario.
Interacción SEXO-ESCOL. La escolaridad y el sexo están relacionados con la
probabilidad de tener peso normal, sobrepeso u obesidad. Según el análisis se observa
que las mujeres con un menor nivel educativo tienen la media de probabilidad más alta
de tener sobrepeso y obesidad que los hombres con niveles educativos similares.
92
RG
Bajo
Medio
Alto
Bajo
Medio
Alto
SEXO
Peso normal
Hombre
0.3897
0.3811
0.3931
Sobrepeso
0.3963
0.3952
0.3893
Obesidad
0.2139
0.2235
0.2174
AT
Mujer
0.2726
0.2946
0.3095
Bajo
Medio
Alto
0.3664
0.3579
0.3448
Bajo
Medio
Alto
Cuadro 23. Probabilidades estimadas del IMC en el modelo 4
ETNIC
SEXO
Peso normal
AF
Peso normal
Sí
No
Hombre
0.3390
0.2942
0.3781
Baja
0.3624
0.2960 Moderada
0.3933
0.4361
0.3263
0.4120
Alta
Sobrepeso
Sobrepeso
0.3623
0.3680
0.3945
Baja
0.3723
0.3752 Moderada
0.3961
0.3778
0.3863
0.3956
Alta
Obesidad
Obesidad
0.2986
0.3377
0.2273
Baja
0.2651
0.3286 Moderada
0.2105
0.1860
0.2872
0.1922
Alta
ETNIC
AF
Peso normal
ESCOL
0.3609
Bajo
0.3474
Medio
0.3456
Alto
ESCOL
AF
Peso normal
Media superior
Primaria y menos Secundaria
y más
0.2808
0.3265
0.3714
Baja
Baja
0.3102
0.3403
0.3617
Moderada
Moderada
0.3522
0.3606
0.3685
Alta
Alta
Sobrepeso
0.3735
0.3694
0.3649
Baja
Baja
0.3811
0.3834
0.3918
Moderada
Moderada
0.3890
0.3933
0.4099
Alta
Alta
Obesidad
0.3455
0.3040
0.2635
Baja
Baja
0.3085
0.2761
0.2464
Moderada
Moderada
0.2587
0.2459
0.2241
Alta
Alta
Fuente: Elaboración propia.
Bajo
Medio
Alto
Sí
No
0.3751
0.2919
0.4177
0.3132
0.4753
0.3132
Sobrepeso
0.3773
0.3702
0.3735
0.3846
0.3639
0.3983
Obesidad
0.2474
0.3305
0.2086
0.3021
0.1606
0.2697
Primaria y menos
Secundaria
Media superior y más
Primaria y menos
Secundaria
Media superior y más
Primaria y menos
Secundaria
Media superior y más
EDAD
Peso normal
AF
Mujer
20-29 años 30-39 años 40-49 años 50-59 años
0.2763 Baja
0.4103
0.3259
0.2586
0.1957
0.2792 Moderada 0.4244
0.3444
0.2722
0.2184
0.2810 Alta
0.4507
0.3739
0.3142
0.2611
Sobrepeso
0.3598 Baja
0.3472
0.369
0.3848
0.3885
0.3744 Moderada 0.3496
0.3788
0.3998
0.4181
0.3884 Alta
0.3446
0.3816
0.4120
0.4470
Obesidad
0.3664 Baja
0.2424
0.3047
0.3564
0.4157
0.3462 Moderada 0.2259
0.2766
0.3278
0.3634
0.3314 Alta
0.2045
0.2444
0.2736
0.2917
ETNIC
Peso normal
Sí
No
0.4007 0.2759
0.4176 0.3283
0.3835 0.3684
Sobrepeso
0.3804
0.3766
0.3487
0.377
0.3319
0.3762
Obesidad
0.2188
0.3473
0.2336
0.2945
0.2845
0.2552
En el modelo 4 se añadió como variable de control el nivel socioeconómico de los
entrevistados y las interacciones significativas o teóricamente relevantes. Con respecto a
los resultados se observa que la interacción RG*SEXO. Los resultados indican que las
mujeres tienen una media de probabilidad mayor de tener obesidad que los hombres de
acuerdo a los tres niveles de consumo de RG.
Interacción AT*ETNIC. Los resultados permiten identificar
que
los
individuos
con etnicidad y un alto consumo de AT tienen la media de probabilidad más baja de
tener sobrepeso u obesidad. En este sentido se observa que independientemente del
nivel de consumo de AT, los individuos con etnicidad tienen la mayor probabilidad de
tener peso normal.
Interacción AF*EDAD. La media de las probabilidades de la interacción entre
actividad física y edad muestra que al avanzar en el grupo etario, la probabilidad de
tener peso normal disminuye independientemente del nivel de actividad física. En
cambio, los individuos con un nivel de actividad moderado o alto mostraron las
menores probabilidades de tener obesidad.
Interacción AF*ESCOL. Los resultados muestran que los individuos con una nivel
de actividad física moderado o alto tienen la media de probabilidad más baja de tener
obesidad. En este sentido, los individuos con un nivel educativo de media superior y
93
más y un nivel de actividad alto mostraron las probabilidades más bajas de tener
obesidad.
Interacción AF*ETNIC. Los resultados permiten identificar que en presencia de la
condición de etnicidad, los individuos presentaron la media de probabilidad más baja de
tener sobrepeso u obesidad. Cuando el nivel de actividad física es moderado o alto la
probabilidad de tener sobrepeso u obesidad es aún más baja.
Interacción ESCOL*ETNIC. Los resultados de la interacción muestran que los
individuos con etnicidad y un nivel educativo de primaria tienen la probabilidad más
baja de obesidad, aún más que aquellos con educación secundaria o media superior y
más.
ETNIC
BA
Bajo
Medio
Alto
Bajo
Medio
Alto
Bajo
Medio
Alto
Peso normal
Sí
0.3760
0.3774
0.4270
Sobrepeso
0.3778
0.3733
0.3725
Obesidad
0.2460
0.2492
0.2003
AT
No
0.2931
0.3073
0.3129
AT
Bajo
Medio
Alto
0.3840
0.3794
0.3722
Bajo
Medio
Alto
0.3227
0.3168
0.3147
Bajo
Medio
Alto
ESCOL
Peso normal
Cuadro 24. Probabilidades estimadas del IMC en el modelo 5
ETNIC
ESCOL
ETNIC
Peso normal
AF
Peso normal
Peso normal
Media
superior y
Primaria y
AF
Sí
No
Sí
No
menos Secundaria más
0.3352
0.2930
0.2813
0.3273
0.3737
0.3749 0.2990
Baja
Baja
0.3590
0.2953 Moderada 0.3123
0.3377
0.3649 Moderada 0.4189 0.3142
0.4386
0.3280
0.3516
0.3580
0.3682
0.4747 0.3310
Alta
Alta
Sobrepeso
Sobrepeso
Sobrepeso
0.3644
0.3674
0.3733
0.3708
0.3645
0.3774 0.3709
Baja
Baja
0.3723
0.3762 Moderada 0.3812
0.3839
0.3906 Moderada 0.3732 0.3846
0.3773
0.386
0.3886
0.3944
0.4093
0.3641 0.3983
Alta
Alta
Obesidad
Obesidad
Obesidad
0.3003
0.3395
0.3453
0.3061
0.2616
0.2475 0.3306
Baja
Baja
0.2685
0.3284 Moderada 0.3064
0.2783
0.2443 Moderada 0.2078 0.3013
0.1840
0.2858
0.2569
0.2474
0.2224
0.1611 0.2705
Alta
Alta
SEXO
EDAD
AF
Peso normal
AF
Peso normal
SEXO
40-49
Hombre Mujer
20-29 años 30-39 años años 50-59 años
0.3778
0.2736 Baja
0.4089
0.3271 0.2583 0.1946 Hombre
Baja
0.3950
0.2798 Moderada 0.4244
0.3455 0.2746 0.2182 Mujer
Moderada
0.4110
0.2795
0.4491
0.3743 0.3132 0.2594
Alta
Alta
Sobrepeso
Sobrepeso
0.3945
0.3589 Baja
0.3470
0.3692 0.3847 0.3884 Hombre
Baja
0.3958
0.3747 Moderada 0.3494
0.3787 0.4007 0.4183 Mujer
Moderada
0.3958
0.388
0.3443
0.3820 0.4123 0.4446
Alta
Alta
Obesidad
Obesidad
0.2276
0.3665 Baja
0.2439
0.3035 0.3568 0.4169 Hombre
Baja
0.209
0.3454 Moderada 0.2261
0.2756 0.3252 0.3643 Mujer
Moderada
0.1931
0.3324
0.2065
0.2436 0.2743 0.2942
Alta
Alta
Primaria y menos Secundaria Media superior y más
0.2413
0.3061
0.3680
0.2708
0.3291
0.3765
0.3416
0.3632
0.3743
Sobrepeso
0.3636
0.3700
0.3694
Bajo
0.3743
0.3781
0.3768
Medio
0.3853
0.3811
0.3855
Alto
Obesidad
0.3949
0.3237
0.2624
Bajo
0.3547
0.2927
0.2465
Medio
0.2730
0.2556
0.2400
Alto
ESCOL
SEXO
Peso normal
ESCOL
Bajo
Medio
Alto
Primaria y menos Secundaria Media superior y más
0.3894
0.3914
0.3811
Primaria y menos
0.2488
0.296
0.362
Secundaria
Media superior y más
Sobrepeso
0.4001
0.3891
0.3894
Hombre
Primaria y menos
0.3694
0.3685
0.3593
Mujer
Secundaria
Media superior y más
Obesidad
0.2104
0.2194
0.2293
Hombre
Primaria y menos
0.3861
0.3353
0.2786
Mujer
Secundaria
Media superior y más
Hombre
Mujer
NSC
Peso normal
SEXO Nivel bajo Nivel medio Nivel alto
0.4131
0.3343
0.2986
Hombre
0.2761
0.2653
0.2994
Mujer
Hombre
Mujer
0.3860
0.3683
Sobrepeso
0.4146
0.3584
0.4282
0.3475
Hombre
Mujer
0.2007
0.3554
Obesidad
0.2510
0.3761
0.2733
0.3533
EDAD
Peso normal
20-29 años 30-39 años 40-49 años 50-59 años
0.4833
0.4174
0.3468
0.2782
0.3791
0.2944
0.2197
0.1573
0.3428
0.3497
Sobrepeso
0.3810
0.4189
0.3685
0.3744
0.4510
0.3667
0.1738
0.2710
Obesidad
0.2015
0.2342
0.3369
0.4057
0.2707
0.4758
ETNIC
Peso normal
Sí
No
0.4008
0.2766
0.4171
0.3255
0.3842
0.371
Sobrepeso
0.3803
0.3746
0.3488
0.3778
0.3316
0.3756
Obesidad
0.2187
0.3468
0.2339
0.2966
0.2841
0.2533
Fuente: Elaboración propia.
94
Con el modelo 5 se añadió como variable de control el programa Oportunidades. Los
resultados muestran que la interacción SEXO*NSC las mujeres tienen una media de
probabilidad más alta de tener obesidad en los tres niveles socioeconómicos
considerados. En este sentido, las mujeres del nivel socioeconómico medio (deciles 5-7)
mostraron la media más alta de probabilidad para obesidad.
Interacción SEXO*EDAD. Los resultados muestran que las mujeres tienen la media
de probabilidad más alta de obesidad y está se aumenta conforme se avanza en el grupo
etario. Así, las mujeres en el grupo etario 50-59 años mostraron la media de
probabilidad más alta de tener obesidad.
AF
ESCOL
Peso normal
Media
Primaria y
superior y
menos Secundaria más
0.2813 0.3236 0.3738
Baja
Moderada 0.3120 0.3380 0.3646
0.3517 0.3584 0.3678
Alta
Sobrepeso
0.3733 0.3701 0.3644
Baja
Moderada 0.3812 0.3840 0.3908
0.3886 0.3942 0.4093
Alta
Obesidad
0.3453 0.3061 0.2617
Baja
Moderada 0.3067 0.2779 0.2445
0.2595 0.2473 0.2228
Alta
SEXO
AF
Peso normal
AF
LOCAL
ETNIC
Peso normal
Sí
No
Rural
0.4602
0.3172
Sí
No
Sobrepeso
0.3644 0.3910
0.3875 0.3700
Sí
No
Obesidad
0.1753 0.3074
0.2952 0.3305
ESCOL
Peso normal
Urbana
0.3014
0.2993
RG
Bajo
Medio
Alto
Bajo
Medio
Alto
Bajo
Medio
Alto
SEXO
Primaria
Media
y menos Secundaria superior >
Hombre Mujer
0.3778 0.2736 Baja 0.4089 0.3271 0.2583 Hombre
Baja
Moderada 0.3948 0.2797 Moderada 0.4244 0.3455 0.2746 Mujer
0.4111 0.2796 Alta
0.4491 0.3743 0.3132
Alta
Sobrepeso
Sobrepeso
0.3945 0.3598 Baja 0.3470 0.3692 0.3847 Hombre
Baja
Moderada 0.3958 0.3747 Moderada 0.3494 0.3787 0.4007 Mujer
0.3958 0.3880 Alta
0.3443 0.3820 0.4123
Alta
Obesidad
Obesidad
0.2276 0.3665 Baja 0.2439 0.3035 0.3568 Hombre
Baja
Moderada 0.2090 0.3454 Moderada 0.2261 0.2756 0.3252 Mujer
0.1931 0.3324 Alta 0.2065 0.2436 0.2743
Alta
Fuente: Elabroación propia.
Cuadro 25. Probabilidades estimadas del IMC en el modelo 6
ESCOL
SEXO
Peso normal
AT
Peso normal
Hombre Mujer
0.3926 0.2729
0.3729 0.2924
0.3922 0.3076
Sobrepeso
0.3949 0.3662
0.3989 0.3586
0.3901 0.3473
Obesidad
0.2124 0.3607
0.2280 0.3488
0.2175 0.3446
Peso normal
Bajo
Medio
Alto
Bajo
Medio
Alto
Bajo
Medio
Alto
EDAD
Media
Primaria y
superior y
menos Secundaria más
AF
0.2411 0.3061 0.3681 Baja
0.2698 0.3290 0.3767 Moderada
0.3423 0.3673 0.3732 Alta
Sobrepeso
0.3636 0.3699 0.3693 Baja
0.3747 0.3782 0.3768 Moderada
0.3850 0.3813 0.3857 Alta
Obesidad
0.3951 0.3239 0.2624 Baja
0.3553 0.2927 0.2464 Moderada
0.2725 0.2549 0.2409 Alta
NSC
SEXO Peso normal
ETNIC
Peso normal
Sí
0.3749
0.4189
0.4747
0.3774
0.3732
0.3641
0.2475
0.2078
0.1611
No
0.2990
0.3142
0.3310
Sobrepeso
0.3709
0.3846
0.3983
Obesidad
0.3306
0.3013
0.2705
TIPO
ESCOL
20-29 años 30-39 años 40-49 años 50-59 años
Nivel bajo Nivel medio Nivel alto
Oportunidades No Oportunidades
0.4839 0.4165 0.3472 0.2783 Hombre 0.4131 0.3340
0.2990 Primaria y menos
0.3418
0.2336
0.3795 0.2939 0.2203 0.1571 Mujer
0.2761 0.2650
0.3000 Secundaria
0.3587
0.3135
0.3656
0.3723
Media superior y más
Sobrepeso
Sobrepeso
Sobrepeso
0.3427 0.3811 0.4183 0.4511 Hombre 0.3861 0.4144
0.4285 Primaria y menos
0.3818
0.3703
0.3499 0.3685 0.3742 0.3670 Mujer
0.3684 0.3584
0.3472 Secundaria
0.3788
0.3743
0.3850
0.3722
Media superior y más
Obesidad
Obesidad
Obesidad
0.1733 0.2022 0.2340 0.2705 Hombre 0.2007 0.2515
0.2724 Primaria y menos
0.2762
0.3959
0.2705 0.3375 0.4054 0.4758 Mujer
0.3554 0.3765
0.3527 Secundaria
0.2624
0.3120
Media superior y más
0.2492
0.2553
Con el modelo 6 se añadió como variable de control el área de residencia. Los
resultados muestran que con la interacción ETNIC*LOCAL, la media de la probabilidad
de tener sobrepeso u obesidad son más bajas en el caso de áreas rurales. En presencia de
etnicidad, la probabilidad más baja de obesidad se da en individuos habitantes de áreas
rurales.
95
Interacción ESCOL*TIPO. Los resultados permiten identificar que de acuerdo al
programa Oportunidades, la media de probabilidad más baja de obesidad se da en
individuos con educación de secundaria o media superior y más.
4.4.3 Ajuste final
Para evaluar el modelo ajustado se realizan pruebas Wald multiparámetro para conocer
la importancia global de cada uno de los parámetros. Las pruebas de Wald ponen a
prueba la hipótesis nula de que todos los parámetros asociados a cada predictor
individual en los dos logit estimados no son significativamente distintos de cero
(Herringa et al , 2010: 273).
Cuadro 26. Test de Wald para cada uno de los
predictoresdel modelo ajustado
Variable
F-test
F(2-1339)=1.65
RG*AT
F(2-1339)=1.54
BA*AT
F(4-1337)=0.70
AF
F(2-1339)=1.99
AF*ESCOL
F(2-1339)=6.14
BA*ETNIC
F(2-1339)=3.06
AT*ESCOL
F(2-1339)=4.57
AT*ETNIC
F(2-1339)=0.66
AF*SEXO
F(2-1339)=4.03
AF*EDAD
SEXO*ESCOL F(2-1339)=2.31
F(2-1339)=0.57
AF*ETNIC
ESCOL*ETNIC F(2-1339)=0.97
F(2-1339)=2.51
SEXO*NSC
ESCOL*TIPO F(2-1339)=3.42
F(2-1339)=2.42
SEXO*EDAD
F(2-1339)=1.33
RG*SEXO
ETNIC*LOCAL F(2-1339)=10.12
Nivel de significancia <0.05
Fuente: Elaboración propia.
Prob>F
0.0804
0.2149
0.1819
0.1377
0.0161
0.0493
0.0105
0.5539
0.0179
0.2648
0.4468
0.3783
0.0817
0.0329
0.0889
0.2648
0.0000
Observando los resultados obtenidos se establece que las interacciones BA*ETNIC,
AT*ESCOL, AT*ETNIC, AF*EDAD, ESCOL*TIPO y ETNIC*LOCAL son
determinantes importantes en la predicción de que un adulto mexicano presente un IMC
de peso normal, sobrepeso u obesidad. Por el contrario, el control de las interacciones
RG*AT,
BA*AT,
AF*ESCOL,
AF*SEXO,
SEXO*ESCOL,
AF*ETNIC,
ESCOL*ETNIC, SEXO*NSC, SEXO*EDAD y RG*SEXO (p=0.0804, p=0.2149,
p=0.1819, p=0.1377, p=0.5539, p=0.2648, p=0.4468, p=0.3783, p=0.0817, p=0.0889 y
96
p=0.2648, respectivamente) no parecen tener un efecto significativo con un nivel de
significancia de 0.05.
Cuadro 27. Bondad de ajuste del modelo final
2
BIC
Modelo Log intercepto Log completo LR (88) Prob>LR Cuenta R
Intercepto -16897.646
-16897.646
-16220.935 1353.422 0.0000
0.411
-504.687
Final
Fuente: Elaboración propia.
De acuerdo a los estadísticos obtenidos, el modelo final es estadísticamente
significativo con un p=0.0000. El valor del estadístico Cuenta R2 señala que el modelo
pudo explicar el 41.10% de los datos que si bien resulta una medida baja de explicación,
se ha decidido mantenerse.
97
CAPÍTULO 5. CONCLUSIONES
Según datos de la ENSANUT 2006, cerca del 70% de adultos mexicanos 20-69 años
padece sobrepeso u obesidad. Conocer la magnitud y distribución del problema ha sido
posible mediante el desarrollo de Encuestas Nacionales de Nutrición que además han
permitido conocer su distribución por edad o regional entre otros aspectos.
La investigación nutricional y epidemiológica señala como dos los factores que han
sido identificados como causales en el sobrepeso y la obesidad: el consumo de
alimentos (dieta) y la reducción de la actividad física. Sin embargo, la literatura ha
reportado, en dependencia con el enfoque de estudio, diversas relaciones con otros
elementos de tipo demográfico, económico y social. Lo anterior, ha permitido tener
conocimiento de que el sobrepeso y la obesidad se distribuyen mostrando diferenciales
por sexo, según la edad, el nivel de escolaridad o la condición de etnicidad. También, se
ha encontrado evidencia que el sobrepeso y la obesidad muestran diferenciales según el
área de residencia, dimensión que se incorpora al análisis.
Otros elementos de corte social y económico han sido relacionados con la
problemática. La incidencia de las políticas sociales con componentes de alimentación
ha sido destacada y su incorporación como variables independiente en los estudios ha
cobrado mayor importancia. En esta investigación se hizo énfasis en el análisis del
programa Oportunidades dadas las características de la población objeto de estudio.
Además de los factores demográficos de corte individual, de contexto y de la
incorporación de la política social como dimensiones de análisis, se incorpora al estudio
las condiciones socioeconómicas de los individuos investigados. La razón para hacerlo
es porque el ingreso forma parte de las condicionantes sociales que delimitan gran parte
del tipo y cantidad de alimentación recibida.
Se plantearon una serie de hipótesis que en conjunto permitan llegar a conclusiones
sobre el efecto de los elementos incorporados al análisis del sobrepeso y la obesidad.
1. El patrón alimentario de los adultos mexicanos orientado a un mayor consumo de
alimentos industrializados, con un alto contenido de grasas y azúcar, está más asociado
con el sobrepeso y la obesidad, que un patrón de consumo de alimentos tradicionales
mexicanos a base de maíz frijol y semillas.
2. El grupo de bebidas azucaradas es el patrón de consumo que tiene un mayor peso en
la determinación de sobrepeso y obesidad.
98
3. La escasa actividad física en los adultos mexicanos favorece el desarrollo de
sobrepeso y obesidad.
4. Los principales factores demográficos relacionados con el sobrepeso y la obesidad,
son: el nivel educativo, el sexo, la edad, la condición de etnicidad y la urbanidad.
5. La pobreza y la obesidad están más fuertemente correlacionadas en los contextos
urbanos.
6. El programa Oportunidades resulta un factor de protección para la obesidad,
particularmente en los contextos rurales.
A partir de lo anterior, se desarrolló esta investigación que busca, mediante análisis
estadístico, inferir sobre cuáles son los factores que inciden en la probabilidad de tener
sobrepeso u obesidad haciendo énfasis en las condiciones socioeconómicas, factores
demográficos y la política social. Mediante la aplicación de un modelo de regresión
logística multinomial se ha identificado algunos de los elementos que inciden en el
sobrepeso u obesidad de acuerdo a la incorporación progresiva de los mismos y de las
interacciones entre las variables predictoras.
Las conclusiones a las que se llegó con esta investigación fueron con datos de un
solo momento, las interpretaciones deben ser tomadas como un reflejo al momento de la
encuesta.
Sobre los objetivos de la investigación:
1. Establecer la contribución del consumo de alimentos refinados y grasas en el
desarrollo de sobrepeso y obesidad, en los adultos mexicanos participantes en la
ENSANUT 2006.
La investigación ha demostrado el incremento en el consumo de grasas y azucares. Con
respecto a este objetivo se ha podido establecer la contribución del consumo de este tipo
de alimentos si bien mediante la interacción con los alimentos tradicionales a base de
maíz, frijol y chile al resultar significativa la asociación en la probabilidad de obesidad.
De manera similar a lo descrito por Flores, Macías Rivera, Lozada, Barquera RiveraDommarco y Tucker (2010) se ha encontrado que el consumo de alimentos refinados y
grasas está más relacionado con la prevalencia de obesidad en los adultos mexicanos.
Sin embargo,
2. Establecer la contribución del consumo de bebidas azucaradas en el desarrollo de
sobrepeso y obesidad, en los adultos mexicanos participantes en la ENSANUT 2006.
99
La investigación realizada en México ha demostrado que el consumo de azúcar y
bebidas azucaradas es una de las principales fuentes energéticas de la población
mexicana. A partir de datos de la ENSANUT se ha encontrado que el 23% de la ingesta
calórica de los adultos mexicanos proviene de bebidas azucaradas (Secretaría de Salud,
2010). Tomando en cuenta esta asociación se buscó encontrar la asociación entre el
consumo de este tipo de bebidas y la prevalencia de sobrepeso u obesidad. Los
resultados muestran que esta asociación es significativa cuando se relaciona con el
consumo de alimentos tradicionales a base de maíz, frijol y chile. Se encontró que los
individuos con un consumo bajo y medio de bebidas azucaradas y un consumo alto de
alimentos tradicionales tuvieron la media de probabilidad más baja de obesidad (Cuadro
24). Esto puede indicar que un consumo bajo de bebidas azucaradas estaría asociado
con una menor probabilidad de exceso corporal.
Cuando se controla por dieta, actividad física, factores demográficos y nivel
socioeconómico se encontró una asociación significativa entre el consumo de bebidas
azucaradas y la prevalencia de sobrepeso u obesidad, se encontró que las bebidas
azucaradas están asociadas con la etnicidad. Los resultados muestran que los individuos
con un consumo medio y alto y hablantes de alguna lengua indígena mostraron la media
de probabilidad más baja de obesidad (Cuadro 25). Dentro de la revisión bibliográfica
efectuada no fue posible encontrar esta relación, sin embargo, puede considerarse que
este es un importante hallazgo.
De manera similar a lo ocurrido con el consumo de alimentos refinados, grasas y
azucares es probable que las asociaciones solo sean significativas al interactuar con
otros factores dadas las características de la dieta, que es un conjunto de diversos tipos
de alimentos, y a las características mismas de la población mexicana diferenciada por
estilos de vida o por factores demográficos, condiciones socioeconómicas o por el
acceso a la política social.
3. Identificar la contribución que tiene el nivel de actividad física sobre el desarrollo de
sobrepeso y obesidad, en los adultos mexicanos participantes en la ENSANUT 2006.
La evidencia a nivel mundial corrobora la fuerte asociación entre el nivel de actividad
física y un peso saludable (Organización Mundial de la Salud, 2003). Se sabe también
que la actividad física actúa en relación con la dieta para contrarrestar la acumulación
excesiva de peso corporal (Secretaría de Salud, 2010). A partir de esta evidencia se
planteó la hipótesis de encontrar la asociación entre el nivel de actividad física de los
100
adultos mexicanos y el IMC. Los hallazgos permiten establecer que por sí la actividad
física, cuando se realiza en un nivel alto está asociada con una menor probabilidad de
tener obesidad. Al respecto, otras investigaciones a partir de la ENSANUT (Gómez,
Hernández, Morales y Shamah, 2009) habían establecido que la práctica de actividad
física está relacionada con una menor probabilidad de tener exceso de peso corporal, si
bien la asociación fue solo significativa en el caso de los hombres.
4. Identificar la contribución que tienen los factores demográficos sobre el desarrollo de
sobrepeso y obesidad, en los adultos mexicanos participantes en la ENSANUT 2006.
La literatura ha reportado relaciones entre el tipo de alimentación y la práctica de
actividad física como factores determinantes en el sobrepeso y obesidad. Dichos
cambios son explicados de una mejor manera a través del análisis de las condicionantes
sociales, económicas y demográficas de los individuos. Considerando la probable
incidencia de los factores demográficos en la prevalencia de sobrepeso u obesidad, se
planteó encontrar la incidencia del sexo, la edad, la escolaridad, la condición de
etnicidad y el área de residencia de los adultos mexicanos. Según los resultados de esta
investigación se puede establecer que:
Con respecto al sexo, se encontró que las mujeres mexicanas participes de la
ENSANUT tienen mayores probabilidades de tener sobrepeso u obesidad que los
hombres. Dicha asociación fue significativa al relacionarse con un nivel de consumo
medio y alto de alimentos refinados, grasas y azúcares, con los diferentes niveles de
actividad física contemplados o con la escolaridad de los entrevistados. En específico,
resalta que al relacionar con la escolaridad las mujeres tienen una media de probabilidad
menor de sobrepeso, para los tres niveles educativos contemplados, las probabilidades
son marcadamente mayores de tener obesidad. Dada la evidencia que señala una mayor
prevalencia de obesidad en las mujeres, los resultados de esta investigación son
comparables con diversas investigaciones que tanto en México como en otras partes del
mundo han señalado una mayor presencia de obesidad en mujeres que en hombres. En
este sentido, con datos de la OCDE para el periodo 1990-2004, se identificó en 9 países
de Europa que la prevalencia de obesidad es más común entre las mujeres.
Otra de las variables demográficas contempladas es la edad de los entrevistados. La
literatura revisada reporta que la acumulación de peso corporal se atenúa con la edad, si
bien ésta se declina hacia la sexta década de vida (Barquera, 2006). En este sentido, se
ha informado que en México la prevalencia de obesidad de 1988 a 2006 se había
101
triplicado. Tomando en cuenta la anterior información, se decidió poner a prueba la
edad en la probabilidad de tener sobrepeso u obesidad. Los resultados sugieren que al
interactuar con la actividad física, la media de probabilidad de sobrepeso se incrementa
aún para los niveles moderado y alto de actividad física. Sin embargo, al tener un nivel
de actividad física alta, la media de probabilidad de obesidad, si bien se mantuvo
incrementándose de acuerdo al grupo etario, fue más baja que con un nivel de actividad
moderado.
Diversos estudios han señalado la probable relación entre la obesidad y el nivel de
escolaridad de los individuos. A partir de lo anterior, se planteó identificar la
contribución de la educación en el sobrepeso u obesidad de los adultos mexicanos. Los
resultados a los que se llegó permiten establecer que al incrementarse el nivel educativo
la media de probabilidad de sobrepeso u obesidad disminuye. Al establecerse relaciones
con otras variables se observa la misma tendencia, por ejemplo, al interactuar con la
actividad física se observó que las probabilidades más bajas de obesidad se dan entre
individuos con un nivel de actividad alta y educación media superior y más. Cuando se
encontró la interacción de la escolaridad con el consumo de alimentos tradicionales a
base de maíz, frijol y chile, Se observó que los individuos que declararon tener un
consumo elevado mostraron las probabilidades más bajas de obesidad. Sin embargo, al
interactuar con la etnicidad se observó que los individuos que declararon no hablar
legua indígena presentaron la media de probabilidad más baja de obesidad. Al respecto,
la Secretaría de Salud de México (2008) ha indicado que la prevalencia de obesidad en
los adultos mexicanos con estudios de secundaria era del 24% y, con estudios
universitarios se reducía al 13%.
Investigaciones con diferentes poblaciones han encontrado que las poblaciones
indígenas presentan mayores prevalencias de sobrepeso u obesidad. En los Estados
unidos esta relación ha sido documentada (Morrill y Chinn, 2004; Baum, 2007). Sin
embargo, la investigación en países de medianos o bajos ingresos ha sido muy baja
(Stoddard, Handley, Vargas y Schillinger, 2011). A partir de esto, se busca identificar la
contribución de la condición de etnicidad en la prevalencia de sobrepeso u obesidad.
Los resultados de la investigación permiten identificar diversos hallazgos. Por ejemplo,
al interactuar con el consumo de alimentos tradicionales se observó que los individuos
con un consumo bajo y hablantes de lengua indígena tuvieron la media de probabilidad
más baja de obesidad que aquellos sin etnicidad. Al pasar el nivel de consumo medio y
alto, la relación se mantiene y se identifica que los individuos con etnicidad y el más
102
alto nivel de consumo de alimentos tradicionales mostraron las probabilidades más
bajas de obesidad.
Por último, a partir de la evidencia que señala una mayor presencia de alimentos
refinados, grasas y azucares, así como de bebidas azucaradas en las poblaciones
urbanas, se evalúa la contribución del área de residencia en la prevalencia de sobrepeso
u obesidad en los adultos mexicanos. Los resultados del modelo de análisis indican que
los individuos habitantes de localidades urbanas mostraron la media de probabilidad
más alta de obesidad. Al interactuar con la condición de etnicidad se encontró que los
individuos con etnicidad y habitantes de áreas rurales mostraron las probabilidades más
bajas de obesidad en contraste con sus pares habitantes de áreas urbanas. Estos
resultados son comparables con lo encontrado en el análisis de la ENSANUT (Instituto
Nacional de Salud Pública, 2006) al señalar que las mayores prevalencias de obesidad
fueron significativas en áreas urbanas.
5. Identificar la contribución que tienen las condiciones socioeconómicas sobre el
desarrollo de sobrepeso y obesidad, en los adultos mexicanos participantes en la
ENSANUT 2006.
La literatura ha reportado la asociación entre una alimentación deficiente y el desarrollo
de una buena alimentación. Se sabe también que los individuos con una infancia en
situación de pobreza acumulan mayor porcentaje de grasas lo cual puede ser causa de
obesidad. En México, se ha encontrado que las dietas de la población en mayor
desventaja social suelen ser altas en alimentos refinados, azucares y de alta densidad
energética (García-García, De la Llata y Kaufer-Horwitz, 2008). También, se ha
encontrado que la obesidad suele ir asociada a los niveles socioeconómicos más bajos
principalmente en las mujeres (Secretaría de Salud, 2008).
La evidencia de la investigación señala que las mujeres entrevistadas en la
ENSANUT, pertenecientes al nivel socioeconómico bajo muestran una probabilidad
mayor que los hombres de tener sobrepeso, mientras que las probabilidades de obesidad
son igualmente mayores en las mujeres sin importar el nivel socioeconómico de
procedencia (Cuadro 8). En este sentido, otras investigaciones encontraron evidencia
que señala que la obesidad se ha vuelto más común entre las mujeres de menor nivel
socioeconómico (García-García, De la Llata y Kaufer-Horwitz, 2008). Sin embargo, los
resultados de este análisis muestran que esta característica se aplica a las mujeres de los
tres niveles socioeconómicos. También se ha identificado que las mujeres del nivel
103
socioeconómico alto presentaron una media de probabilidad más alta de tener peso
normal que sus contrapartes masculinos, lo que en sí representa un aporte de esta
investigación. Estos resultados pueden estar relacionados con la introducción de una
variable que considera tres niveles socioeconómicos, con lo cual se evalúo los
individuos en el nivel más lato y no solo a los incluidos en el nivel bajo o medio.
6. Establecer la contribución del programa Oportunidades sobre el desarrollo de
sobrepeso y obesidad en los adultos mexicanos participantes en la ENSANUT 2006.
La revisión bibliográfica permitió identificar que el programa Oportunidades ha
permitido que en los estados en los que se da la asistencia del mismo, la prevalencia de
obesidad ha sido más baja. Si bien esto se debe en gran parte a las pláticas de
orientación nutricional, en esta investigación se pone en análisis la contribución del
programa en el sobrepeso u obesidad de los adultos mexicanos.
Los resultados del análisis muestran que al controlar por las variables de dieta,
actividad física, factores demográficos y nivel socioeconómico, el programa
Oportunidades fue significativo al interactuar con el nivel de escolaridad de los adultos
mexicanos. De acuerdo al análisis de las probabilidades, los individuos que habitaban
un hogar que recibía los beneficios de Oportunidades y tenían un nivel de educación
secundaria mostraron la media de probabilidad más baja de obesidad que aquellos que
no recibían el programa. Sin embargo, debe dejarse en claro que estos resultados solo
muestran una pequeña parte de la relación y que su principal aporte consiste en señalar
que por sí el programa Oportunidades no fue significativo, sino hasta interactuar con la
escolaridad.
Aplicaciones de la investigación
Los resultados de esta investigación deben entenderse como solo un punto de corte en el
tiempo por lo cual no pueden considerarse como reflejo de tendencias generales.
La metodología aplicada está enfocada a mostrar los elementos de análisis que
resultan en predictores de la probabilidad de sobrepeso u obesidad.
Las relaciones que se establecieron entre la variable dependiente y las variables
independientes del estudio estuvieron relacionadas con la investigación realizada en
México y en otras partes del mundo.
104
Las aportaciones de la investigación quedan acotadas dentro de las mismas
limitaciones de las variables construidas, así como el grado de comprobación de las
hipótesis planteadas. En este sentido:
Si bien la probabilidad de obesidad se incrementa al avanzar la edad, la interacción
con la actividad física mostró que cuando se realiza a un nivel moderado o alto las
probabilidades de exceso corporal disminuyen. En este sentido, la información puede
traducirse en la incorporación de la misma en programas de difusión sobre el
significado de la actividad física como la suma de las actividades cotidianas.
El consumo de bebidas azucaradas está relacionado con la obesidad pues al ser
menor el consumo de estos alimentos la probabilidad de obesidad disminuye. Sin
embargo, se encontró que esta relación es significativa con el consumo de alimentos
tradicionales. El consumo de alimentos tradicionales está relacionado con una menor
probabilidad de obesidad, lo cual puede ser indicativo de una mejor y mayor promoción
de este tipo de alimentos por encima del consumo de alimentos refinados. Esta relación
se solidifica cuando se analiza que aún los individuos con etnicidad y un alto consumo
de alimentos tradicionales mostraron la probabilidad más baja de obesidad.
Los resultados de la etnicidad pueden tomarse como un factor de protección para la
obesidad. Sin embargo, es cierto que la asociación solo es significativa con el nivel de
actividad física o para los habitantes de áreas rurales.
Las mujeres del nivel socioeconómico bajo están mayormente expuestas a obesidad.
Al interactuar con la escolaridad se observó que las mujeres con niveles de educación
bajos tienes mayor probabilidad de exceso corporal. En este sentido, los resultados
pueden indicar la incidencia de los condicionantes sociales sobre la acumulación
excesiva de peso corporal en las mujeres. Considerando la mayor probabilidad de
obesidad en mujeres, esto podría traducirse en la ampliación o incorporación de
intervenciones en las mujeres mexicanas.
El programa Oportunidades parece estar relacionado con una menor probabilidad de
obesidad. Sin embargo, los resultados de esta investigación señalan que esta relación
fue significativa con el nivel de escolaridad de los entrevistados, secundaria, lo que
podría explicar el sentido y resultados favorecedores de las pláticas nutricionales. Al
respecto, puede sugerirse una mayor intervención del programa en el segmento
poblacional con menor nivel educativo.
105
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116
ANEXO
ACTIVIDAD FÍSICA EN LOS ADULTOS MEXICANOS
Se muestran las preguntas empleadas en la ENSANUT 2006 para el conocimiento y
evaluación del nivel de actividad física de acuerdo al Formato del cuestionario del
International Physical Activity Questionnaire (IPAQ).
1. ACTIVIDAD FÍSICA
Piense en todas las actividades que requieran un esfuerzo físico vigoroso que pudo
haber realizado durante los últimos 7 días.
Las actividades vigorosas hacen que usted respire con mucho más dificultad de lo
normal y estas actividades pueden ser: aeróbicos andar en bicicleta rápidamente,
levantar cosas pesadas, cavar trabajo agrícola como cosechar, etc., Piense solamente en
esas actividades que usted hizo por lo menos diez minutos continuos.
Ahora piense en las actividades que requieran de un esfuerzo físico moderado que
usted pudo haber realizado durante los últimos 7 días.
Las actividades físicas moderadas hacen que usted respire con un poco de dificultad de
lo normal y estas actividades pueden ser: cargar cosas ligeras de un lugar a otro, ir en
bicicleta a un paso regular, etc. No incluya caminar.
Una vez más piense únicamente en las actividades físicas en las cuales haga por lo
menos diez minutos continuos.
117
Ahora piense en el tiempo en el que ha caminado durante los últimos 7 días. Esto
incluye caminar en el trabajo, en la casa, trasladándose de un lugar a otro y/o cualquier
otra caminata que usted haya hecho meramente por recreación, deporte, ejercicio o
placer. Piense únicamente en las actividades en las que usted caminó por lo menos
10 minutos seguidos.
Ahora piense en el tiempo en el que ha estado sentado los últimos 7 días. Incluya el
tiempo que pasa sentado (a) en el trabajo, en la casa, estudiando, y durante el tiempo de
descanso. Esto puede incluir tiempo que pasó sentado (a) en un escritorio, visitando
amistades, sentado (a) o acostado (a) viendo televisión.
118
Cuadro B. Recodificación de los variables sobre factores demográficos
Variable
Categorías
Variable recodificada Categorías recodificadas
Sexo
Sexo
Hombre
Hombre
Mujer
Mujer
Edad
Edad
20-29 años
0-99 años
30-39 años
40-49 años
50-59 años
¿Cuál es el último
grado de educación
Escolaridad
que pasó (aprobó)
en la escuela?
Ninguno
Primaria y menos
Preescolar o kinder
Secundaria
Primaria
Media superior y más
Secundaria
Secundaria técnica
Carrera técnica o
Normal básica
Preparatoria o vocacional
Bachillerato técnico
Carrera técnica o
Normal superior
Licenciatura
Maestría Doctorado
No sabe
No responde
Tamaño de localidad
Ruralidad
Urbana
Urbano
Metropolitana
Rural
Rural
¿Habla alguna
lengua indígena?
Etnicidad
Nahuatl
Sí
Maya
No
Zapoteco
Mixteco
Tzotzil/Tzetzal
Otomí
Totonaca
Mazateco
Chol
Huasteco
Chinanteco
Mazahua
Mixe
No
Otro
No sabe
No responde
Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos de la ENSANUT 2006
119
Estadísticos
El estadístico r de Pearson, por tratarse de variables con distintas escalas, permite
conocer el nivel de correlación de tipo lineal entre dos variables X e Y. Los valores que
toman oscilan entre -1 y +1, donde se habla de correlación negativa en el primer caso y
correlación positiva en el segundo caso. El coeficiente hace referencia a la media de los
productos cruzados de las puntuaciones estandarizadas de X e Y. Viene dado por la
siguiente fórmula:
Γ
-
Σ#
Ζ ΖΝ
La prueba Ji-cuadrada
La segunda prueba a realizar es la prueba Ji-cuadrada χ ). Es un estadístico de tipo no
paramétrico que supone la no normalidad en la distribución de la población. Se emplea
como prueba de significación cuando se poseen datos que se han expresado en términos
de frecuencias o en términos de porcentajes o proporciones al contrastar las diferencias
entre las frecuencias observadas y las frecuencias esperadas. Los grados de libertad de
la prueba se establecen directamente con el número de casillas de la tabla de
contingencia formada. La fórmula para el cálculo de la Ji-cuadrada viene dada por:
χ Σ
.
.
La tercera prueba estadística es el análisis de varianza (ANOVA). Es una técnica
estadística que permite determinar si las diferencias que existen entre las medias de tres
o más grupos son estadísticamente significativas. El análisis de la varianza se basa en la
descomposición de la variabilidad total en dos partes, una parte debida a la variabilidad
entre las distintas poblaciones o tratamientos (variabilidad entre grupos o variabilidad
explicada por el diseño) y otra parte que puede considerarse como la variabilidad
intrínseca de las observaciones (variabilidad dentro de los grupos o residual).Se trata de
la práctica de un contraste de hipótesis en el cual se supone que las medias de todas las
poblaciones son iguales.
De forma similar a la regresión lineal se plantea un modelo para los datos. Dicho
modelo está asociado al i-ésimo nivel del factor X:
µ# ε
120
Donde:
•
Los errores ε están normalmente distribuidos con media 0
•
Los errores ε/son independientes
•
Los errores ε/tienen varianza constante 0 El modelo con interacción supone que la variación total de los datos se debe a la suma
de: la variación debida al primer factor + variación debida al segundo factor + variación
debida a la interacción entre factores + variación debida al error aleatorio. Se produce
entonces la interacción cuando existe una variación en la magnitud del efecto de la
exposición a través de los sucesivos niveles de una tercera variable, que se denomina
modificadora de efecto. En resumen, se dice que existe interacción cuando la asociación
entre variables varía según los diferentes niveles de una u otras variables.
Se muestra el tabulado obtenido al realizar el estadístico r de Pearson entre la
variable dependiente y las diferentes variables independientes del estudio. Es importante
analizar la relación que pueden guardar las variables involucradas en el estudio, si bien
la r de Pearson plantea una asociación lineal entre variables.
En el siguiente tabulado se muestran los coeficientes de la prueba r de Pearson entre
las distintas variables independientes de la investigación.
Cuadro B. Coeficientes de la prueba R de pearson entre la variable dependiente y variables independientes
IMC
RG
BA
AT
FV
AF TIPO NSC
SEXO EDAD ESCOL ETNIC LOCAL
IMC
1
RG
-0.0174
1
BA
-0.0058
0.1592
1
AT
-0.0269
-0.0269 0.0462
1
FV
0.021
0.135 0.0591 -0.0485
1
AF
-0.0458
-0.0175 0.0294 0.1084 -0.0119
1
TIPO
0.0592
0.1582 0.0598 -0.1665 0.0838 -0.0954
1
NSC
0.0272
0.1587 0.0561 -0.1672 0.1300 -0.0815 0.4071
1
SEXO
0.1171
-0.0457 -0.0866 -0.2052 0.0233 -0.3031 0.0123 -0.0379
1
EDAD
0.1516
-0.0506 -0.0348 -0.0205 0.0232 0.0302 0.0214 0.0606 -0.0419
1
ESCOL
-0.0568
0.1930 0.0661 -0.1290 0.1239 -0.0773 0.3199 0.4067 -0.0934 -0.2685
1
ETNIC
0.0677
0.0846 0.0450 -0.0569 0.0447 -0.0561 0.2197 0.1597 -0.0099 -0.0390 0.1749
1
LOCAL
0.0466
0.1593 0.0458 -0.1149 0.0677 -0.0786 0.5810 0.3270 -0.0049 0.0044 0.2831 0.1674
1
Fuente: Cálculo propios a partir de la ENSANUT 2006.
Se observa que los coeficientes obtenidos entre las variables RG-BA, así como entre
RG-FV, AT-BA y, BA-FV son de signo positivo. Se observa también que el mayor
121
coeficiente positivo obtenido se da entre el consumo de RG y BA con un valor de
0.1985.
Los coeficientes obtenidos entre AF y los grupos de alimentos muestran una
asociación negativa con RG y FV, mientras con BA y AT la asociación es positiva. Con
respecto a la variable TIPO se observa un coeficiente de signo negativo con AT y AF,
una situación similar a la ocurrida con los coeficientes NSC-AT y, NSC-AF.
Con respecto a las variables demográficas la variable SEXO muestra valores
negativos para la relación con las variables RG, BA, AT, AF y NSC. Solo con respecto
a las variables FV y TIPO muestra coeficientes de signo positivo.
La variable EDAD muestra coeficientes de signo negativo RG, BA, AT y SEXO, no
así con las variables FV, AF, TIPO, NSC encontrándose el coeficiente con el más alto
valor en la relación EDAD-NSC.
La variable ESCOL muestra coeficientes con valores negativos para las variables
AT, AF, SEXO y EDAD. Para las variables RG, BA, FV, TIPO y NSC el signo de los
coeficientes es positivo.
La variable ETNIC muestra coeficientes de signo negativo para las variables AT,
AF, SEXO y EDAD. Con respecto a las variables RG, BA, FV, TIPO, NSC Y ESCOL
los coeficientes son de signo positivo.
Para la variable LOCAL los coeficientes con signo negativo se obtuvieron para las
variables AT, AF y SEXO.
El análisis de varianza (ANOVA) es una técnica estadística que permite determinar si
las diferencias que existen entre las medias de tres o más grupos son estadísticamente
significativas. Se basa en la descomposición de la variabilidad total en dos partes, una
parte debida a la variabilidad entre las distintas poblaciones o tratamientos (variabilidad
entre grupos o variabilidad explicada por el diseño) y otra parte que puede considerarse
como la variabilidad intrínseca de las observaciones (variabilidad dentro de los grupos o
residual).Supone la práctica de un contraste de hipótesis en el cual las medias de todas
las poblaciones son iguales.
De forma similar a la regresión lineal se plantea un modelo para los datos. Dicho
modelo está asociado al i-ésimo nivel del factor X:
µ# ε
Donde:
122
•
Los errores ε están normalmente distribuidos con media 0
•
Los errores ε/son independientes
•
Los errores ε/tienen varianza constante 0 Tabulados ANOVA
Cuadro C. ANOVA entre el IMC y las variables sobre el consumo de alimentos con interacción
Variables
RG-BA
RG-AT
RG-FV
BA-AT
BA-FV
AT-FV
Fuente
Suma de cuadrados GL Cuadrado medio
F
Prob >F
Modelo
42.0576247
24
1.75240103
2.82
0.0000
RG
28.5661394
4
7.14153486
11.48
0.0000
BA
4.50832863
4
1.12708216
1.81
0.1390
Interacción
6.57481882
16
0.410926176
0.66
0.8344
Modelo
123.881782
24
5.16174091
8.37
0.0000
RG
37.5124829
4
9.37812072
15.21
0.0000
AT
74.626705
4
18.6566763
30.26
0.0000
Interacción
13.6436181
16
0.852726131
1.38
0.1444
Modelo
56.4210948
24
2.35087895
3.79
0.0000
RG
30.533143
4
7.58828575
12.22
0.0000
FV
4.92020618
4
1.23005154
1.98
0.1098
Interacción
19.6564995
16
1.22853122
1.98
0.0092
Modelo
85.0781633
24
0.54492347
5.73
0.0000
BA
1.98744945
4
0.496862363
0.80
0.5233
AT
67.5333721
4
16.883343
27.27
0.0000
Interacción
7.6299613
16
0.476872581
0.77
0.7213
Modelo
22.3534399
24
0.931393329
1.49
0.0567
BA
4.82348987
4
1.20587247
1.94
0.1016
FV
5.56770585
4
1.39192646
2.23
0.0628
Interacción
10.5230471
16
0.657690441
1.06
0.3930
Modelo
92.1285559
24
3.83868983
6.21
0.0000
AT
70.3798132
4
17.5949533
28.44
0.0000
FV
3.95960668
4
0.989901669
1.60
0.1712
13.17105
16
0.82319625
1.33
0.1678
Interacción
Fuente: Elaboración propia.
123
Cuadro D. ANOVA entre el IMC y la variable RG con interacción entre variables dependientes
Variables
RG-AF
RG-SEXO
RG-EDAD
Fuente
Suma de cuadrados
GL
Cuadrado medio
F
Prob >F
Modelo
78.9386226
14
5.63840161
9.11
0.0000
RG
21.3391185
4
5.33477964
8.62
0.0000
AF
42.1684442
2
21.0842221
34.06
0.0000
Interacción
6.57056143
8
0.821320179
1.33
0.2247
Modelo
251.418723
9
27.9354137
45.97
0.0000
RG
3.15907606
4
0.789769015
1.30
0.2676
SEXO
213.252208
1
213.252208
350.91
0.0000
Interacción
12.4198496
4
3.10496239
5.11
0.0004
Modelo
326.884722
19
17.204459
28.52
0.0000
RG
23.8744457
4
5.96861141
9.89
0.0000
EDAD
289.981821
3
95.6606071
158.58
0.0000
Interacción
5.97671039
12
0.498059199
0.83
0.6240
77.333302
14
5.52380729
8.92
0.0000
RG
15.1201289
4
3.78003224
6.11
0.0001
ESCOL
29.5765288
2
14.7882644
23.88
0.0000
Interacción
10.1815932
8
1.27269914
2.06
0.0365
Modelo
107.618489
9
11.9576099
19.38
0.0000
RG
2.99398844
4
0.74849711
1.21
0.3027
ETNIC
50.7471703
1
50.7471703
82.27
0.0000
Interacción
10.6529386
4
2.66323466
4.32
0.0017
Modelo
49.7710103
3
16.5903368
26.74
0.0000
RG
2.79651512
1
2.79651512
4.51
0.0338
LOCAL
20.2045973
1
20.2045973
32.56
0.0000
Interacción
5.85301225
1
5.85301225
9.43
0.1021
Modelo
67.9710687
14
4.85507634
7.83
0.0000
RG
15.0935701
4
3.77339253
6.09
0.0001
NSC
30.4450694
2
15.2225347
24.56
0.0000
Interacción
10.535956
8
1.3169945
2.12
0.0302
Modelo
108.074115
9
12.008235
19.46
0.0000
RG
46.3126287
4
11.5781572
18.77
0.0000
TIPO
69.7694844
1
69.7694844
113.08
0.0000
Interacción
6.85256999
4
1.7131425
2.78
0.2254
RG-ESCOL Modelo
RG-ETNIC
RG-LOCAL
RG-NSC
RG-TIPO
Fuente: Elaboración propia.
124
Cuadro E. ANOVA entre el IMC y la variable BA con interacción entre variables dependientes
Variables
BA-AF
BA-SEXO
BA-EDAD
Fuente
BA-LOCAL
BA-NSC
BA-TIPO
F
Prob >F
Modelo
54.9905733
14
3.9278981
6.33
0.0000
BA
5.06761913
4
1.26690478
2.04
0.0858
AF
42.5657587
2
21.2828793
34.29
0.0000
Interacción
5.40214027
8
0.675267534
1.09
0.3679
Modelo
240.248403
9
26.694267
43.87
0.0000
BA
1.22686583
4
0.306716458
0.50
0.7327
SEXO
228990353
1
228.990353
376.36
0.0000
Interacción
1.59402659
4
0.398506648
0.65
0.6233
Modelo
242.293283
9
26.9214759
44.26
0.0000
BA
1.72854308
4
0.43213577
0.71
0.5847
EDAD
231.482578
1
231.482578
380.54
0.0000
Interacción
4.15351072
4
1.03837768
1.71
0.1453
58.2692593
14
4.16208995
6.71
0.0000
BA-ESCOL Modelo
BA-ETNIC
Suma de cuadrados GL Cuadrado medio
BA
3.89564006
4
0.973910014
1.57
0.1793
ESCOL
42.6465645
2
21.3232823
34.37
0.0000
Interacción
8.1983296
8
1.0247912
1.65
0.1048
Modelo
72.6315624
9
8.0701736
13.03
0.0000
BA
13.8549984
4
3.46374959
5.59
0.0002
ETNIC
56.83336
1
62.4786651
91.80
0.0000
Interacción
8.5266842
4
2.13167105
3.44
0.0081
Modelo
44.4642061
9
4.94046734
7.95
0.0000
BA
6.15717223
4
1.53929306
2.48
0.0420
LOCAL
36.3651984
1
36.3651984
58.55
0.0000
Interacción
1.76390175
4
0.440975438
0.71
0.5850
Modelo
31.1576139
14
2.22554385
3.58
0.0000
BA
4.79763528
4
1.19940882
1.93
0.1028
NSC
19.614676
2
9.807338
15.76
0.0000
Interacción
5.65823085
8
0.707278856
1.14
0.3344
Modelo
63.8703285
9
7.09670316
11.45
0.0000
BA
6.71820113
4
1.67955028
2.71
0.0285
TIPO
55.3417461
1
55.3417461
89.29
0.0000
Interacción
2.40795355
4
0.601988389
0.97
0.4218
Fuente: Elaboración propia.
125
Cuadro F. ANOVA entre el IMC y la variable AT con interacción entre variables dependientes
Variables
AT-AF
AT-SEXO
AT-EDAD
Fuente
14
7.84489516
12.71
0.0000
AT
56.6580829
4
14.1645207
22.95
0.0000
AF
26.4818926
2
13.2409463
21.46
0.0000
Interacción
3.67528946
8
0.459411183
0.74
0.6521
Modelo
282.376669
9
31.3751865
51.80
0.0000
AT
41.9497623
4
10.4874406
17.31
0.0000
SEXO
202.032072
1
202.032072
33.54
0.0000
Interacción
2.59107726
4
0.647769316
1.07
0.3698
Modelo
390.655482
19
20.5608149
34.32
0.0000
AT
79.6050569
4
19.9012642
33.22
0.0000
EDAD
303.015576
3
101.005192
168.59
0.0000
Interacción
11.1028531
12
0.92523776
1.54
0.1006
168.693033
14
12.0495024
19.65
0.0000
AT
33.0504835
4
8.26262087
13.47
0.0000
ESCOL
53.168133
2
26.5840665
43.35
0.0000
Interacción
13.1283386
8
1.64104233
2.68
0.0062
Modelo
121.781591
9
13.5312879
21.97
0.0000
AT
52.3441279
4
13.086032
21.25
0.0000
ETNIC
20.7268234
1
20.7268234
33.65
0.0089
Interacción
8.54028421
4
2.13507105
3.47
0.0078
96.1080431
9
10.6786715
17.29
0.0000
52.1272824
4
13.0318206
21.10
0.0000
AT
AT-TIPO
Prob >F
109.828532
AT-LOCAL Modelo
AT-NSC
F
Modelo
AT-ESCOL Modelo
AT-ETNIC
Suma de cuadrados GL Cuadrado medio
LOCAL
12.325795
1
12.325795
19.95
0.0000
Interacción
6.03106967
4
1.50776742
2.44
0.0947
Modelo
91.7054938
14
6.55039241
10.60
0.0000
AT
8.027484
4
2.006871
3.25
0.0114
NSC
8.1320635
2
4.06603175
6.58
0.0014
Interacción
7.84911839
8
0.981139799
1.59
0.1228
Modelo
106721125
9
11.8579027
19.22
0.0000
AT
39.7506855
4
9.93767137
16.10
0.0000
TIPO
29.0114603
1
29.0114603
46.89
0.0000
Interacción
0.741209757
4
0.741209757
1.20
0.2737
Fuente: Elaboración propia.
126
Cuadro G. ANOVA entre el IMC y la variable FV con interacción entre variables dependientes
Variables
FV-AF
FV-SEXO
Fuente
14
4.01817443
6.48
0.0000
FV
7.01353216
4
1.75338304
2.83
0.0234
AF
44.5679999
2
22.2839948
35.91
0.0000
Interacción
4.86580957
8
0.608226197
0.98
0.4492
Modelo
241.709922
9
26.856658
44.15
0.0000
3.853171
4
0.96329275
1.58
0.1756
SEXO
232.891564
1
232.891564
382.83
0.0000
Interacción
1.31543869
4
0.328859673
0.54
0.7059
Modelo
312.074423
19
16.4249696
27.19
0.0000
FV
5.78121057
4
1.44530264
2.39
0.0484
EDAD
293.713462
3
97.9044875
162.04
0.0000
Interacción
10.1526181
12
0.846051507
1.40
0.1573
52.9489145
14
3.78206532
6.09
0.0000
FV
8.40723269
4
2.10180817
3.39
0.0089
ESCOL
45.200869
2
22.6004345
36.41
0.0000
Interacción
1.54940389
8
0.193675486
0.31
0.9619
Modelo
68.1956003
9
7.57728892
12.23
0.0000
FV
2.07319209
4
0.518298022
0.84
0.5015
ETNIC
58.202834
1
58.202834
93.97
0.0000
Interacción
3.22980711
4
0.807451778
1.30
0.2621
46.1412799
9
5.12680888
8.26
0.0000
FV
6.96362052
4
1.74090513
2.80
0.0243
LOCAL
36.8271583
1
36.8271583
59.31
0.0000
Interacción
2.91900121
4
0.729750302
1.18
0.3195
Modelo
28.3516991
14
2.02512136
3.25
0.0000
FV
1.39770812
4
0.349427029
0.56
0.6906
NSC
18.398014
2
9.199900702
14.78
0.0000
Interacción
2.93872647
8
0.367340809
0.59
0.7868
Modelo
67.988262
9
7.55431402
12.19
0.0000
FV
6.28623418
4
1.57155854
2.54
0.0381
TIPO
54.6562276
1
54.6562276
88.22
0.0000
Interacción
6.92797094
4
1.73199274
2.80
0.0646
FV-LOCAL Modelo
FV-NSC
FV-TIPO
Prob >F
56.2544421
FV-ESCOL Modelo
FV-ETNIC
F
Modelo
FV
FV-EDAD
Suma de cuadrados GL Cuadrado medio
Fuente: Elaboración propia.
127
Cuadro H. ANOVA entre el IMC y la variable AF con interacción entre variables dependientes
Variables
AF-SEXO
AF-EDAD
Fuente
AF-TIPO
Prob >F
244.308855
5
48.861771
80.36
0.0000
FV
4.45103798
2
2.22551899
3.66
0.0257
SEXO
186.226765
1
186.226765
306.29
0.0000
Interacción
3.79640405
2
1.89820203
3.12
0.0441
Modelo
361.53769
11
32.8670627
54.72
0.0000
FV
55.5072014
2
27.7536007
46.20
0.0000
EDAD
211.848847
3
70.6162823
117.56
0.0000
Interacción
9.06561983
6
1.51093664
2.52
0.0196
109.736265
8
13.7170331
22.24
0.0000
FV
13.8427081
2
6.92135407
11.22
0.0000
ESCOL
20.1817538
2
10.0908769
16.36
0.0000
Interacción
13.2359736
4
3.30899341
5.36
0.0003
Modelo
103.291066
5
20.6582132
33.48
0.0000
FV
35.9867312
2
17.9933656
29.16
0.0000
ETNIC
51.2979245
1
51.2979245
83.14
0.0000
Interacción
5.73221842
2
2.86610921
4.65
0.0096
78.6531183
5
15.7306237
25.42
0.0000
FV
40.8003241
2
20.400162
32.97
0.0000
LOCAL
32.5441247
1
32.5441247
66.58
0.0000
Interacción
2.28635921
2
1.14317961
1.85
0.1576
Modelo
65.9871076
8
8.24838846
13.31
0.0000
FV
4.69499646
2
2.34749823
3.79
0.0227
NSC
17.1595939
2
8.57979696
13.85
0.0000
Interacción
4.45707194
4
1.11426799
1.80
0.1261
Modelo
97.1122232
5
19.4224446
31.45
0.0000
FV
34.6500421
2
17.3250211
28.06
0.0000
TIPO
50.3091308
1
50.3091308
81.47
0.0000
Interacción
5.38250767
2
2.69125384
4.36
0.0728
AF-LOCAL Modelo
AF-NSC
F
Modelo
AF-ESCOL Modelo
AF-ETNIC
Suma de cuadrados GL Cuadrado medio
Fuente: Elaboración propia.
128
Cuadro I. ANOVA IMC-variables demográficas-interacción entre variables independientes
Variables
Fuente
SEXO-NSC Modelo
SEXO-TIPO
SEXO-EDAD
SEXOESCOL
SEXO-ETNIC
SEXOLOCAL
EDAD-NSC
EDAD-TIPO
EDADESCOL
EDAD-ETNIC
EDADLOCAL
Suma de cuadrados GL Cuadrado medio
F
Prob >F
273.139606
5
54.6279212
90.15
0.0000
SEXO
27.2300528
2
13.6150264
22.47
0.0000
NSC
52.8752718
1
52.8752718
87.26
0.0000
Interacción
14.1018005
2
7.05090023
11.64
0.0000
Modelo
292.128892
3
97.3762975
161.04
0.0000
SEXO
236.120726
1
236.120726
390.49
0.0000
ESCOL
55.5617927
1
55.5617927
91.89
0.0000
Interacción
3.54379274
1
3.54379274
5.86
0.0855
Modelo
552.86876
7
78.9812514
134.29
0.0000
SEXO
240.207937
1
240.207937
408.41
0.0000
EDAD
271.489684
3
271.489684
153.86
0.0000
Interacción
6.21332112
3
6.21332112
3.52
0.0144
Modelo
298.289862
5
59.6579725
98.69
0.0000
SEXO
104.845313
1
104.845313
173.45
0.0000
ESCOL
20.5943346
2
20.5943346
17.03
0.0000
Interacción
36.173074
2
36.173074
29.92
0.0000
Modelo
297.557759
3
99.1859197
164.12
0.0000
SEXO
96.4099542
1
96.4099542
159.53
0.0000
ETNIC
55.5895332
1
55.5895332
91.98
0.0000
Interacción
0.028417489
1
0.028417489
0.05
0.8283
Modelo
274.81729
3
91.6057634
151.17
0.0000
SEXO
234.076695
1
234.076695
386.291
0.0000
0.0000
38.062686
1
38.062686
62.81
Interacción
0.705294646
1
0.705294646
1.16
0.2807
Modelo
326.804882
11
29.709462
49.29
0.0000
EDAD
145.589752
3
48.5299172
80.52
0.0000
NSC
20.7092058
2
10.3546029
17.18
0.0028
Interacción
13.3622703
6
2.22704506
3.69
0.0724
Modelo
375.06555
7
53.5807929
89.38
0.0000
EDAD
281.43591
3
93.8119701
156.49
0.0000
TIPO
64.5093291
1
64.5093291
107.61
0.0000
Interacción
20.9367046
3
6.97890152
11.64
0.1257
Modelo
316.33092
11
28.7573564
47.66
0.0000
EDAD
249.513264
3
83.1710881
137.83
0.0000
ESCOL
7.10455054
2
3.55227527
5.89
0.0028
Interacción
6.92635469
6
1.15439245
1.91
0.0747
Modelo
368.586239
7
52.655177
87.78
0.0000
EDAD
125.268062
3
41.7560208
69.61
0.0000
ETNIC
71.6927702
1
71.6927702
119.51
0.0000
Interacción
4.41898381
3
1.4729946
2.46
0.0611
Modelo
342.46112
7
48.9230172
81.33
0.0000
EDAD
271.0591
3
90.3530332
150.2
0.0000
LOCAL
39.8677704
1
39.8677704
66.27
0.0000
Interacción
7.99129241
3
2.66376414
4.43
0.1041
LOCAL
Fuente: Elaboración propia.
129
Cuadro J. ANOVA entre el IMC y la variable NSC con interacción entre variables dependientes
Variables
ESCOL-NSC
ESCOL-TIPO
Fuente
ETNIC-LOCAL
LOCAL-NSC
LOCAL-TIPO
Prob >F
103.74182
8
12.9677275
21.01
0.0000
FV
39.2092306
2
19.6046153
31.77
0.0060
SEXO
32.1878855
2
16.0939427
26.08
0.0060
Interacción
12.7225695
4
3.18064237
5.15
0.0004
Modelo
162.635246
5
32.5270492
53.05
0.0000
FV
43.2713464
2
21.6356732
35.29
0.0000
EDAD
22.9450972
1
22.9450972
37.42
0.0000
Interacción
18.8302906
2
9.4151453
15.36
0.0000
127.703221
5
25.5406443
41.50
0.0000
FV
2.07247483
2
1.03623741
1.68
0.1857
ESCOL
8.30802854
1
8.30802854
13.50
0.0002
Interacción
5.86323524
2
2.93161762
4.76
0.0085
119.06047
5
20.6582132
38.66
0.0000
FV
41.1044467
2
20.5522234
33.37
0.0000
ETNIC
22.8258285
1
22.8258285
37.06
0.0000
Interacción
7.25141836
2
3.62570918
5.89
0.0028
Modelo
73.6237884
5
15.7306237
23.79
0.0000
FV
0.713987013
2
0.713987013
1.15
0.2828
LOCAL
9.08737506
1
4.54368053
7.34
0.0007
Interacción
3.62677745
2
1.81338873
2.93
0.0534
Modelo
103.075115
5
34.3583718
55.69
0.0000
FV
15.0484768
2
15.0484768
24.39
0.0000
NSC
35.7071691
1
35.7071691
57.88
0.0000
Interacción
10.2599381
2
10.2599381
16.63
0.0748
Modelo
103.51062
3
34.5035401
55.93
0.0000
FV
31.2269506
1
31.2269506
50.62
0.0000
NSC
44.5109428
1
44.5109428
72.15
0.0000
Interacción
21.2257434
1
21.2257434
34.41
0.0000
Modelo
49.4928668
5
9.89857337
15.95
0.0000
FV
0.648103796
2
0.648103796
1.04
0.3068
NSC
9.76023697
1
9.76023697
7.87
0.0004
Interacción
3.11708622
2
3.11708622
2.51
0.0812
Modelo
63.8000235
3
21.266745
34.33
0.0000
FV
3.12440424
1
3.12440424
5.04
0.0247
NSC
26.0616221
1
26.0616221
42.07
0.0000
Interacción
4.0990763
1
4.0990763
6.62
0.1001
ESCOL-LOCAL Modelo
ETNIC-TIPO
F
Modelo
ESCOL-ETNIC Modelo
ETNIC-NSC
Suma de cuadrados GL Cuadrado medio
Fuente: Elaboración propia.
130
Cuadro K. ANOVA entre el IMC y las variables NSC-TIPO
Variables
Fuente
NSC-TIPO Modelo
Suma de cuadrados GL Cuadrado medio
F
Prob >F
64.3446902
5
12.868938
20.77 0.0000
FV
6.34962235
2
3.17481118
5.12
0.0060
SEXO
2.98255204
1
2.98255204
4.81
0.0282
Interacción
2.51518548
2
1.25759274
2.03
0.1314
Fuente: Elaboración propia.
131