Download Los cambios cuantitativos más importantes
Document related concepts
Transcript
LA ECONOMIA NACIONAL A LO LARGO DE LA EXISTENCIA DEL BANCO CENTRAL 1.- Los cambios cuantitativos más importantes. 2.- El sector petrolero y el desarrollo industrial venezolano. 1. Los cambios cuantitativos más importantes Los primeros treinta y cinco años del presente siglo se caracterizaron para la nación venezolana: en lo económico, por una situación de estancamiento; en lo demográfico, por una población con poco crecimiento; en 10 social, por la virtual ausencia de una clase media; y, en lo político, por un régimen dictatorial. Ciertamente, con el cambio político que se inicia en 1936 es cuando la nación empezó a incorporarse al progreso y se establecieron las bases para la transformación económica que ocurriría posteriormente. La creación del Banco Central de Venezuela tiene lugar en esta nueva etapa del país. Durante estos últimos cincuenta años, la economía venezolana ~a registrado cambios cuantitativos y cualitativos de importancia concretados en la adopción de determinadas políticas y en la transformación y surgimiento de nuevas instituciones. Por otra parte, los acontecimientos que ocurrieron durante la Segunda Guerra Mundial pusieron en evidencia las .limitaciones de nuestro aparato productivo interno y consolidó al sector petrolero como el factor dinamizador por excelencia de nuestra economía, con lo cual se produjo un proceso de expansión económí67 ca que indujo a profundos cambios institucionales, sociales y políticos, dentro de un marco de agudos contrastes. 1.1. Indicadores demográficos y sociales En el año 1936 se realizó un censo, el cual si bien contenía una amplia información sobre aspectos demográficos y sociales no estaba exento de deficiencias. En este orden de ideas, un estudio del Banco Central sobre el ingreso nacional, expresó: [ ... ] si hacemos una comparación de la población activa en el censo de 1936 con la población activa del censo de 1941, se hace evidente que aquél no fue completo [ ... ] (Ingreso Nacional en Venezuela. Banco Central de Venezuela, 1941, pg. 56). De acuerdo a 10 antes indicado, tomaremos como base de comparación la información contenida en el censo de 1941, la cual registra que para ese año la población del país alcanzaba la cifra de 3.851.000 habitantes, en comparación a la: de 1989, estimada en 19.245.521 habitantes, 10 cual representa una tasa de crecimiento interanual de 4,0%. Este elevado crecimiento demográfico se ha debido a la coincidencia de una alta tasa de natalidad, una constante disminución de la tasa de mortalidad y saldos positivos en los movimientos migratorios. De particular importancia fue la fuerte corriente migratoria ocurrida durante los años de la guerra y postguerra, fundamentalmente la proveniente de países de Europa Occidental. Por su parte, como resultado del alto crecimiento demográfico, la estructura de la población venezolana por grupo de edades se ha concentrado fuertemente entre niños y jóvenes. Para 1941 el 51,3% de la población tenía menos de 20 años y para 1989 este porcentaje se estima en 48,8%. De esta circunstancia se derivan aspectos positivos y también algunos negativos, especialmente en lo que se 68 refiere a la satisfacción de un conjunto de necesidades sanitarias, educacionales y de empleo, entre otras. En relación a su distribución geográfica, la población ha mostrado una fuerte tendencia a concentrarse en las zonas urbanas, lo cual ha producido problemas económicos y sociales de importancia. De acuerdo a lo antes señalado, mientras para 1941 el 31% de la población habitaba en el medio urbano, para 1989 este porcentaje era de 83%. Paralelamente a la situación anterior, también han ocurrido cambios en la distribución de la población activa por sectores económicos y áreas de actividad. Ha disminuido el porcentaje de la población ocupada en el sector primario de la economía, de 53% en 1941 al 13% para 1989. Ha aumentado el porcentaje ocupado en el sector terciario, de 18% en 1941 a 54% en 1989; mientras que esta proporción se ha mantenido relativamente estable en el caso del sector secundario, en alrededor de 20%, registrándose para 1989 el 26%. Por su parte, como resultado de los mayores ingresos de estos años, se observa una constante mejoría en las condiciones educacionales y sanitarias del país, de forma tal que el índice de analfabetismo descendió de 57% para 1941 a 9% para 1989, mientras que la tasa de mortalidad se redujo de 16,4 por mil a 4,4 por mil habitantes. 1.2. Ingreso nacional y producción A mediado de los años cuarenta el Departamento de Estadística e Investigaciones Económicas del Banco Central de Venezuela emprendió un estudio del producto e ingreso nacionales que contó con la ayuda del Departamento de Comercio de los Estados Unidos. Para tal propósito se encomendó 69 como técnico encargado del proyecto al señor Gerald Alter, quien llegó a Venezuela en 1946. De esta forma, el Banco Central estableció dentro del Departamento de Investigaciones Económicas una sección del Ingreso Nacional, inicialmente dirigida por el mencionado Dr. Alter. Se procedió a adoptar las medidas necesarias para elaborar una base firme que fundamentara sólidamente los cálculos futuros a realizarse sobre el ingreso y productos nacionales y se formó un comité con el fin de realizar, bajo la Dirección General de Estadística, un sistema común de clasificación industrial para el uso de todas la dependencias; en este comité participaron por el Banco Central Ernesto Peltzer y Bernardo Ferrán. Como fruto del esfuerzo realizado, el Banco Central inició la publicación de las Cuentas Nacionales, disponiédose de información sistemática de estas variables a partir del año 1950. De acuerdo a estas estimaciones, para 1936 el Ingreso Nacional era de Bs. 1.500 millones y para 1950 ese mismo Ingreso fue Bs. 8.607 millones y se estima superó los Bs. 141.000 millones en 1989. No obstante las distorsiones que se originan como efecto de los cambios realizados en la metodología de cálculo de las cuentas nacionales, las cifras anteriores determinan una tasa promedio de crecimiento interanual de 7,2%. Por su parte, la producción realizada dentro del territorio nacional, a precios del año 1968, ha crecido durante el período 1950-1989 a una tasa promedio anual de 4,1 % al pasar de Bs. 14.054 millones en 1950 a un monto estimado de Bs. 70.700 millones en 1989. En cuanto a la distribución sectorial de este producto, se observa la enorme influencia de las actividades extractivas en la formación del Producto Territorial, 10 cual constituye una de las características fundamentales de nuestra 70 economía. A lo largo del período considerado, el Producto generado por el sector petrolero, en términos reales, ha estado por encima de 20%. Desde el punto de vista de los cambios ocurridos en las participaciones de los sectores productivos en la formación de la producción real, se observa una tendencia al descenso en el caso del sector petrolero, aumento gradual en las actividades manufactureras y de servicios, manteniéndose prácticamente sin variaciones las del sector agrícola. A título ilustrativo y no obstante las distorsiones que se derivan de los cambios ocurridos en los años base, para 1950 (año base 1957 = 100) el sector petrolero representaba cerca de 30% del PTB de ese año, las actividades agrícolas 8%, la industria manufacturera 10%, construcción 6% y otras actividades 46%; para 1989 (año base 1984 = 100) estas participaciones eran 22%, 6%, 14%, 4% Y 54%, respectivamente. El descenso que se observa en el caso del sector petrolero, se encuentra directamente vinculado a los cambios ocurridos durante esos años en la legislación sobre esta materia, en el marco de las relaciones del Estado con las compañías concesionarias y en el mercado internacional de hidrocarburos, todo lo cual se ha traducido en mejores precios y menores volúmenes de extracción. Por su parte, la mayor participación que registra la producción del sector industrial se encuentra determinada por el mayor desarrollo que ha venido mostrando la industria manufacturera venezolana. En este sentido, la naciente industria nacional si bien se vio favorecida por la elevada capacidad para importar de que dispuso el país, lo cual le permitió obtener el abastecimiento necesario de insumos y de bienes de capital, igualmente, se vio adversamente afectada por la competencia de manufacturas extranje71 ras. Esta última circunstancia constituyó el argumento fundamental que motivó la adopción de una serie de medidas proteccionistas que se acentuaron durante los años cincuenta y sesenta cuando se puso en práctica la política de sustitución de importaciones. 1.3. Consumo y formación de capital Como resultado de los mayores recursos petroleros, la economía mostró un vigoroso crecimiento el cual se vio interrumpido en la década de los años 80. A lo largo del período 1950-1979 los gastos de consumo crecieron a una tasa anual superior a la de la población, aumentando consiguientemente el consumo por habitante. Esta situación contrasta con la evolución que muestra esta variable durante la década de los ochenta, en la que el consumo real por habitante se ha contraído. Por otra parte, la abundancia de recursos procedentes del sector petrolero permitió que paralelamente al aumento que registró el consumo privado, se mantuviera una elevada tasa de inversión. Efectivamente, durante la década de los cincuenta la tasa de inversión se mantuvo por encima de 25% y aun cuando descendió durante la década de los sesenta, en los años setenta registró un notable aumento, particularmente a mediados de ese decenio, cuando la abundancia de recursos financieros producto de los aumentos de precios petroleros permitió una enorme expansión de la inversión interna, tanto pública como privada. 1.4. Cuentas externas Es indudable que la evolución de las principales variables económicas ha estado vinculada a la dinámica del sector petrolero el cual ha sido el principal sustento de los cambios ocurridos en la economía venezolana, en razón de 72 su elevada productividad fiscal y generación de divisas. En este sentido, en Venezuela subsiste aún hoy en día la característica de la gran mayoría de los países de la América Latina en los cuales las exportaciones dependen en gran medida de un solo renglón cuyas ventas externas se encuentran a su vez concentradas en un limitado mercado de compradores. Ciertamente, resulta típico de la economía venezolana su carácter monoexportador centrado en el sector petrolero. Este ha dotado al país de elevados ingresos de divisas lo cual le ha permitido el financiamiento de sus transacciones internacionales, el mantenimiento de un elevado volumen de importaciones de bienes y servicios, así como la salida de capitales, cumplir con la cancelación de sus compromisos externos y acumular un monto importante de reservas internacionales. Esta situación hizo posible mantener un régimen de completa convertibilidad de nuestra moneda, con excepción de algunos años en la década de los cuarenta y los comprendidos entre los períodos 1960-1964 y 1983-1988, cuando se impusieron restricciones cambiarías con el propósito de proteger nuestras cuentas externas. En general, durante estos cincuenta años nuestra balanza de pagos ha presentado rasgos que le son característicos: - Una cuenta de mercancías que con muy pocos años de excepción (1977, 1978 Y 1988) ha sido positiva; este saldo activo de la cuenta de mercancías ha estado fundamentado en los ingresos por exportaciones petroleras, los cuales han permitido financiar un volumen creciente de importaciones. - Una cuenta de servicios siempre pasiva y cuyo saldo adverso normalmente ha sido cubierto con los excedentes 73 de la cuenta de mercancía. La situación referida cambió a partir de 1982 ante los elevados montos que ha tenido que cancelar el país al exterior por concepto de intereses de deuda externa. - A 10 largo de estos últimos cincuenta años, la cuenta de capitales ha presentado resultados de distintos signos, dependiendo de la dirección en la cual se han orientado los movimientos de capitales especulativos, de la inversión extranjera, de los ingresos por concepto de préstamos externos al sector público y privado; y, pagos por amortización de la deuda externa. Desde 1982, año en el cual hizo crisis el problema de la deuda externa mexicana, ha sido muy limitada la concesión de nuevos préstamos por la banca internacional, mientras que las erogaciones por concepto del servicio de la deuda externa se han incrementado sustancialmente, lo cual ha coincidido con que los ingresos por exportaciones petroleras se han visto reducidos. Durante el período 1984-1988 el servicio de la deuda externa alcanzó la-cifra de U.S.$ 25.800 millones, monto que representó cerca del 50% de nuestros ingresos por exportaciones petroleras. Para 1940, las exportaciones del país alcanzaban la cifra de U.S.$ 278 millones, de éstas 94% correspondían a exportaciones petroleras, las importaciones se situaban en U.S.$ 98 millones y las reservas internacionales del Banco Central de Venezuela en U.S.$ 31 millones. Para 1989, las exportaciones alcanzan la cifra de U.S.S 12.049 millones, las importaciones U.S.$ 7.500 millones y las reservas internacionales del BCV en U.S.$ 7.411 millones. 1.5. Finanzas públicas La circunstancia de que el Estado venezolano sea el principal beneficiario de los ingresos provenientes del sec74 tor petrolero, de acuerdo al principio heredado de la antigua legislación española, según el cual la propiedad de las minas y de la riqueza del subsuelo corresponden al Estado, ha traído como resultado que la gestión fiscal en Venezuela tenga primordial importancia, no sólo por el cuantioso volumen del gasto público, sino también porque a través del mismo el Estado ejerce una importante función distribuidora de los recursos obtenidos del sector petrolero al resto de la economía, propiciando con ello el robustecimiento de determinados sectores y áreas de la actividad económica. Desde que se inició la explotación petrolera en el país los ingresos corrientes fiscales han crecido de forma ininterrumpida, debido tanto a la cuantía de los ingresos derivados de la producción petrolera, como a la creciente participación del Fisco en los beneficios de la industria; lo cual, por otra parte, ha permitido mantener una presión tributaria interna relativamente baja. De esta situación se han d.erivado aspectos positivos para el país, ya que ello ha hecho posible lograr elevadas tasas de crecimiento con poco sacrificio por parte de la población. Sin embargo, esta circunstancia también ha determinado una estructura económica altamente vulnerable y dependiente de elementos exógenos a nuestra economía. La evolución de los ingresos ordinarios fiscales refleja las circunstancias antes aludidas, ya que su expansión ha estado vinculada principalmente a los beneficios procedentes de la actividad petrolera y a la creciente participación del fisco en estos ingresos. En efecto, en 1940 los ingresos corrientes del Gobierno Central alcanzaron la cifra de Bs. 329 millones y mantuvieron un crecimiento sostenido durante los treinta años siguientes, situándose para 1970 en Bs. 10.252 millones. A mitad de la década de los 75 setenta los ingresos ordínarlns fiscales registraron un aumento sin precedentes, alcanzando para 1974 la cifra de Bs.42.800 millones, para 1981 aumentaron a Bs.94.865 millones y para 1989 se situaron en Bs. 293.878 millones. De esta cifra 74% correspondió a ingresos procedentes del sector petrolero. Por otra parte, durante el período comprendido entre 1940 y 1955 los ingresos extraordinarios del fisco se mantuvieron a niveles muy moderados, observándose a partir de 1956 un aumento sostenido originado, por una parte, en el otorgamiento de nuevas concesiones petroleras en los años 1956 y 1957 y, por la otra, por la concurrencia sistemática y creciente al crédito público, fundamentalmente externo. En efecto, después de los problemas confrontados por Venezuela con su deuda externa a principios de este siglo, que provocaron el bloqueo impuesto en 1902 por Inglaterra, Alemania e Italia, el gobierno del general]uan Vicente Gómez canceló la deuda externa venezolana y el país no volvió a recurrir por muchos años al endeudamiento externo ni interno. La política de endeudamiento interno realmente se reinicia a partir de 1952, mientras que la de endeudamiento externo se hace a partir de 1957 yen forma definitiva a partir de 1960, ante la baja que mostraron durante ese año los ingresos procedentes del sector petrolero, lo cual incidió adversamente en las recaudaciones fiscales y en las reservas internacionales; esta últimas se vieron asimismo afectadas por las salidas de capital que se produjeron durante esos años ante las expectativas negativas que surgieron en relación a las tasas de cambio y a la nueva situación política del país. No obstante lo antes indicado, durante los años de la dictadura se hizo un uso encubierto de la fuentes externas de financiamiento, median76 te negociaciones en el mercado internacional de títulos emitidos internamente. La primera parte de la década de los sesenta presentó niveles de endeudamiento público relativamente moderados, acusando incluso disminuciones durante los años 1962, 1963 Y 1964. Sin embargo, durante la segunda parte de ese decenio y en especial a partir de 1967 se observa un incremento sustancial en los niveles de endeudamiento. Ciertamente, mientras que en el período 1960-1968 la deuda pública venezolana representó en promedio 6% del PTB, esa participación aumentó a 10% en 1969 y para 1970 era de 12%. Paralelamente a este mayor endeudamiento público se observó un crecimiento sostenido en los compromisos de los entes descentralizados y ya para fines de 1969 la deuda indirecta participaba del 61 % del total. Igualmente se manifestó un aumento en la importancia del endeudamiento externo, fundamentalmente el realizado por los entes descentralizados. Con el decenio de los setenta se inicia un período de aceleración en la contratación de la deuda pública, especialmente externa. A partir de 1973, los ingresos y gastos fiscales se incrementan violentamente. La abundancia de recursos financieros impulsó al sector público a acometer grandes proyectos de inversión de prolongados períodos de gestación y elevado componente importado bajo el convencimiento de que los precios reales de petróleo continuarían aumentando sostenidamente. Sin embargo, con posterioridad a 1974 los ingresos petroleros no mostraron esta tendencia, con excepción temporal del período 19801981 por el conflicto armado en el Medio Oriente. A partir del año 1976 se inicia una nueva etapa de endeudamiento, en la medida que los gastos de las empresas públicas excedían sus ingresos la diferencia era cubierta 77 con empréstitos y dadas las limitaciones del mercado interno, este endeudamiento se realizó principalmente en el exterior. A su vez, la legislación entonces vigente en materia de crédito público facilitaba el endeudamiento de corto plazo de los entes descentralizados, para 10 cual se recurría fundamentalmente al mercado externo ante la agresiva política de colocación de la banca internacional, la cual confiaba plenamente en la capacidad de pago de los países petroleros, como el nuestro, y facilitaba este tipo de endeudamiento sin el aval y a veces sin el conocimiento del Gobierno Central. Esta situación explica el explosivo crecimiento de la deuda externa de corto plazo durante la segunda parte de la década de los setenta y principios de los ochenta. El mismo hecho de que estos endeudamientos de corto plazo no estuvieran registrados como deuda pública dificultaba la supervisión y control del endeudamiento de los entes estatales, oscureciendo la interpretación de las cifras y mostrando subestimaciones de importancia. Frente al panorama anterior, en el año 1981 se reformó la Ley Orgánica de Crédito Público con el propósito de limitar el endeudamiento a corto plazo de los entes descentralizados y se promulgó la Ley de Refinanciamiento para la Reconversión y Consolidación de la Deuda de Corto Plazo. Se estimaba que para ese año la deuda externa de corto plazo alcanzaba una cifra similar a la deuda externa contratada según la Ley Orgánica de Crédito Público. Para dar una idea de la situación que imperaba en relación al endeudamiento externo, según los estudios iniciales realizados con motivo de la renegociación de la deuda pública externa, se estima que para fines de 1982 la misma alcanzaba la cifra de U.S.$ 26.690 millones, que 40% (U.S.$ 10.825 millones) era de corto plazo y que 49% (U.S.$ 13.005 millones) vencía durante 1983. En relación a los entes acreedores, cerca de 94% de esta deuda externa 78 se concentraba en la banca comercial, mientras que los organismos multilaterales de financiamiento participaban en un porcentaje minoritario, resultado del hecho de que las agencias financieras multilaterales como el Banco Mundial habían suspendido los créditos a los países exportadores de petróleo y por las ventajosas condiciones que ofrecía la banca internacional a estas mismas naciones. En referencia a los entes deudores se estimaba que la deuda externa directa, o con garantía del gobierno central, representaba el 43% restante, mientras que la deuda sin garantía, contratada por los entes públicos no financieros representaba 34% y los institutos financieros estatales (BIV, BANAP, BANDAGRO) mantenían el 23% restante. Posteriormente, nuevos cálculos determinaron que para el cierre del año 1983 el saldo total de la deuda pública externa alcanzaba la cifra de U.S.$ 27.500 millones. Subsiguientemente, el Presidente, Jaime Lusinchi, anunció al país el refinanciamiento de U.S.$ 20.750 millones de la deuda pública externa venezolana en términos tales que durante el quinquenio 1984-1988 el país se vio obligado a cancelar por concepto de servicio de la deuda externa, una cifra cercana a los U.S.$ 26.000 millones, lo cual representó cerca de 50% de las exportaciones petroleras de ese quinquenio. En forma simultánea con el aumento operado en los ingresos fiscales se ha incrementado el gasto público y ha aumentado el área de acción del Estado. La, expansión del sector público en todos los ámbitos de la vida económica del país ha sido uno de los aspectos distintivos de las finanzas públicas venezolanas durante este medio siglo. Dentro de este contexto, ha sido de particular importancia la expansión del dominio empresarial del Estado, la cual ha respondido a diferentes razones, concretada en la presencia estatal en áreas tan diversas como la hotelera, bancaria, 79 eléctrica, comercio, agrícola y pecuaria, la petrolera y minera. Con los recursos financieros generados por la explotación de la riqueza del subsuelo, el Estado venezolano inició sus actividades empresariales. En este sentido, un antecedente remoto 10 constituyó la creación del Arsenal Naval de Puerto Cabello en 1905, actual Compañía Diques y Astilleros Nacionales. A esta primera experiencia se sumaron posteriormente el establecimiento del Banco Agrícola y Pecuario y el Banco Obrero durante el año 1928. Este proceso de crecimiento del ámbito estatal continuó durante los años siguientes. En la década de los cincuenta se intensificó con las obras de la siderúrgica, la electrificación del Caroní y la petroquímica. No obstante, fue en la década de los setenta cuando se observó la mayor expansión del sector público empresarial, ya que como resultado de los más altos ingresos fiscales procedentes del sector petrolero se acometió un agresivo plan de inversiones con la formulación del V Plan de la Nación. Este plan contempló la ejecución de obras tales como el Plan IV de SIDOR, la ampliación de las instalaciones de generación eléctrica en el río Caroní, la Planta Centro y el Desarrollo Uribante-Caparo de CADAFE, las ampliaciones de ALCASA y VENALUM y la creación de numerosas empresas industriales y fondos de financiamiento. Asimismo, se creó el Fondo de Inversiones de Venezuela, con la triple finalidad de: segregar del circulante interno parte de los nuevos recursos; financiar el componente importado de los proyectos correspondientes a los sectores básicos de la producción; y, cubrir un amplio programa de cooperación financiera internacional. En igual sentido, en 1974 se nacionalizó la explotación de mineral de hierro y en 1975 se adoptó la decisión de que el 80 Estado asumiera el control de la industria y comercio de los hidrocarburos. Por otra parte, no podemos dejar de mencionar el fracaso del sector privado en el manejo de ciertas empresas como otra de las causas que ha influido en la expansión del dominio estatal empresarial, situación que se ha registrado particularmente en el ámbito bancario. 1.6. Sistema financiero y circulación monetaria Aun cuando el tema referente al sistema financiero será objeto de posteriores comentarios, no podemos dejar de mencionar los grandes cambios registrados como consecuencia del desarrollo económico ocurrido durante estos años. De un sistema financiero limitado a un pequeño número de bancos comerciales, algunos de ellos autorizados para emitir billetes, se pasó a un sistema integral con un Banco Central como gran ente rector; la Superintendencia de Bancos, como institución de supervisión y control; el Fondo de Garantía de Depósitos y Protección Bancaria, como institución de amparo a los ahorristas y de apoyo al sistema bancario; una banca comercial caracterizada por un considerable número de institutos, cada uno de ellos con una gran cantidad de oficinas; una banca hipotecaria inexistente hasta 1958; así como un apreciable número de otras empresas financieras tales como las sociedades financieras, las sociedades de capitalización, las compañías de seguro, las empresas arrendadoras, las instituciones de crédito gubernamental y las entidades de ahorro y préstamo. La expansión financiera antes señalada ha sido particularmente intensa en el caso de los bancos comerciales, los cuales han aumentado sus depósitos de Bs, 217 millones en 1940 a Bs. 358.478 millones para 1989 y sus coloca81 ciones e inversiones superan para 1989 la cifra de Bs. 280.800 millones. A su vez, el país cuenta con una banca hipotecaria, especializada en el financiamiento de la industria de la construcción y actividades conexas. Para fines de 1989 las captaciones de la banca hipotecaria se aproximaban a los Bs.59.000 millones y su cartera de préstamos a los Bs.43.400 millones. Por su parte, el Sistema Nacional de Ahorro y Préstamo, orientado a la captación de ahorros para el financiamiento de la vivienda, cuenta en la actualidad con un monto de ahorros captados que supera los Bs. 32.700 millones de bolívares. En igual forma las sociedades financieras, cuyo saldo de captaciones para 1989 alcanzó una cifra superior a los Bs. 66.200 millones. La política gubernamental de contribuir a la diversificación de la producción, se ha venido implementando en el campo crediticio mediante organizaciones especializadas que suplen financiamiento a largo, mediano y corto plazo, para fines industriales, agrícolas u otros propósitos. En este sentido podemos mencionar, entre otros: el Banco Industrial de Venezuela, fundado en 1937; la Corporación Venezolana de Fomento, creada en el año 1946 y hoy día en proceso de liquidación; el Instituto de Crédito Agrícola y Pecuario; el Banco de Desarrollo Agropecuario, creado en 1967; la Corporación de Desarrollo a la Pequeña y Mediana Industria; el Fondo de Financiamiento de las Exportaciones; el Fondo de Desarrollo Urbano; y, los fondos de Crédito Agropecuario y el de Crédito Industrial, todos establecidos en la década de los años 70. En cuanto a la liquidez monetaria se refiere, ciertamente, el mayor crecimiento económico del país y el au82 mento de la población han determinado una mayor necesidad de medios de pago. De esta forma la liquidez en poder del público ha aumentado de Bs. 271 millones en 1941 a Bs. 446.667 millones en 1989. Además del aumento absoluto registrado en la liquidez han ocurrido cambios en su composición, se ha intensificado el uso del cheque como medio de pago y asimismo, se ha hecho de uso corriente la utilización de instrumentos financieros y nuevas modalidades de captación y asistencia crediticia, algunas de las cuales eran inexistentes a principios de los cuarenta, entre los cuales están los certificados de ahorro, los fondos de activos líquidos y de participación, las mesas de dinero y las tarjetas de crédito, sin dejar de mencionar la importancia que tuvo la cédula hipotecaria durante las décadas de los sesenta y setenta. Por otra parte, con el objeto de facilitar la cancelación de los saldos interbancarios, el 15 de abril de 1941 se estableció en Caracas la primera Cámara de Compensación y le correspondió al Banco Central su operatividad. Posteriormente, en 1945 inició sus operaciones la de ~aracaibo, inicialmente con sede en la sucursal del Banco de Venezuela en esa ciudad y hoy día en la sucursal del Banco Central de Venezuela en esa localidad. Para la fecha operan 21 cámaras de compensación distribuidas en el territorio nacional. Es de hacer notar que en contraste con la rápida expansión mostrada por el sistema financiero institucional, el desarrollo del mercado de capitales ha sido sustancialmente menor, no obstante los esfuerzos realizados para su fortalecimiento. En 1947 se creó la Bolsa de Comercio de Caracas y en 1958 la Bolsa de Comercio del Estado Miranda, la cual posteriormente se fusionó con la primera; y, en el año 1973 se promulgó la Ley del Mercado de Capitales la cual contempló la creación de la Comisión Nacional de Valores. 83 1.7. Precios Antes del año 1936 no existían índices numéricos de . los precios en Venezuela y fue en ese año cuando el Dr. Ramón Tello, entonces Director de Economía y Finanzas del Ministerio de Hacienda, elaboró un primer intento de índice de precios al por mayor. Posteriormente, la Dirección de Estadísticas del Ministerio de Fomento bajo la conducción del profesor José Antonio Vandellós realizó un primer intento de índice de precios venezolanos al por mayor con base en el año 1913, el cual incluía el promedio aritmético simple de 45 artículos. Establecido el Banco Central de Venezuela, inició la elaboración y publicación de un índice de precios al por mayor, con base en el año 1938, a objeto de tomar en consideración los cambios ocurridos en la estructura económica venezolana y, particularmente, la influencia del sector petrolero. Este índice ponderado incluía 65 artículos, de acuerdo a los precios de contado vigentes en Caracas. Años después el Banco Central elaboró un nuevo índice de precios al por mayor que sustituyó al antiguo .con base en el año 1968. Por su parte y en relación al índice del costo de la vida, fue en el año 1951 cuando el Banco Central inició los primeros cálculos tentativos sobre esta materia. El análisis de los índices mencionados señala que si bien durante el período de postguerra la mayoría de los países en desarrollo y, particularmente los de América Latina, acusaron alzas significativas en sus niveles de inflación, en el mismo lapso Venezuela experimentó un comportamiento similar al de las economías altamanente industrializadas caracterizado por una gran estabilidad e!l los precios. La causa fundamental de este fenómeno puede atribuirse a la alta disponibilidad de recursos externos con los que contó la nación, lo cual conjuntamente con la sobrevaluación del bolívar permitió que el país pudiera abas- tecerse de artículos más baratos procedentes del exterior complementando así la insuficiencia de la producción interna. Por otra parte, desde el punto de vista monetario, el significativo volumen de importaciones actuaba como un elemento moderador del crecimiento del circulante, ya que las emisiones del Banco Central volvían rápidamente a las taquillas del Instituto a través de las compras de divisas por parte del público. Un proceso de estabilización del circulante muy distinto a aquél dirigido hacia la remesa de capitales. Posteriormente, durante el decenio de los años sesenta con motivo del acentuado proceso de sustitución de importaciones de bienes de consumo y de la devaluación que experimentó el bolívar durante el lapso de 1960-1964, se produjeron alzas de precios en los artículos de consumo y en rubros tales como maquinarias, equipos y materias primas procedentes del exterior, lo que incidió moderadamente sobre los precios internos. No obstante 10 antes dicho, fue a partir de la década de los setenta, particularmente a mediados de la misma, cuando se observó un aumento de importancia en los precios internos, el cual estuvo determinado por una serie de factores de carácter externo así como en otros de tipo interno. En cuanto a los primeros, podría mencionarse el efecto de la inflación importada por las mayores presiones inflacionarias que registraron durante esos años los países industrializados y por nuestra alta dependencia del exterior tanto en el caso de materias primas como de productos manufacturados y bienes de consumo. Al factor antes señalado habría que añadir la revaluación que experimentaron las monedas de una serie de países europeos y el]apón mientras que, por el contrario, la moneda norteamericana mostró indicios de debilidad frente a 10 cual el bolívar virtualmente no registró alteraciones. 85 A estas razones de genuino carácter externo habría que añadir una, que si bien es de competencia nuestra, fue adoptada en razón de compromisos externos, el cambio en la estructura del arancel de aduana que de específico pasó e ad-ualorem, lo que significó que los bienes que se importaban tenían que liquidarse en base al precio de adquisición externo más los costos de transporte y de seguro, y no en relación a su peso como era la modalidad anteriormente predominante. Como resultado del conjunto de elementos anteriores el índice de precios al por mayor de bienes importados acusó una tasa promedio de crecimiento de 4,5% durante el lapso 1960-1970, mientras que para el período 19701973 su aumento fue de 7,7%, con la particularidad de que eh el año 1974 el incremento fue de 16%. En relación a las causas de origen interno se encuentra el marcado desbalance que se produjo entre la oferta y demanda internas ante la rigidez de la primera, lo cual motivó que la producción de una serie de renglones básicos permaneciera relativamente estancada frente a un pronunciado incremento en la demanda interna. Por su parte, también estuvieron presentes elementos de tipo monetario que favorecieron la expansión de la demanda doméstica. En efecto, durante esos años la liquidez monetaria creció a una tasa muy superior a la del producto territorial bruto, lo cual en parte fue el reflejo de los cuantiosos recursos de que dispuso el Estado por el alza de los precios del petróleo que ocurrió durante esa etapa, además de que en el mismo campo financiero ciertos factores, entre ellos la reforma de la Ley General de Bancos en 1974 elevó la potencialidad de endeudamiento de la banca respecto a su capital pagado y reservas, contribuyendo a la expansión del crédito bancario y consecuentemente en el acrecentamiento de la liquidez. 86 Para fines de la década de los setenta el mercado petrolero dio muestras de una marcada debilidad, situación que se ha mantenido a 10 largo del decenio de los ochenta salvo algunos años de excepción, tales como 1979 y 1980. La inestabilidad y general tendencia al deterioro del mercado petrolero, conjuntamente con situaciones relacionadas con la deuda externa, su forma de contratación y pago, hicieron necesaria la adopción de medidas cambiarias que han encarecido sustancialmente las importaciones y ha determinado en buenaparte la inflación característica durante la década de los ochenta. No obstante 10 antes dicho, los precios internos se han visto también afectados por la adopción de algunas medidas, tales como las implementadas durante los años 1979-1980, cuando se aplicaron políticas de liberación de precios y aumentos compulsivos en los sueldos y salarios. Igualmente, la reciente implementación del programa de gobierno del Presidente Carlos Andrés Pérez, en concordancia con el Fondo Monetario Internacional, ha aumentado los precios de los bienes y servicios ofrecidos por las empresas públicas y ha tendido a una liberación de precios internos y tiene como objetivo elevar a niveles internacionales los precios de aquellos productos comercializables en el mercado foráneo. 2. El sector petrolero y el desarrollo industrial venezolano En la sección anterior hemos mostrado los cambios cuantitativos más relevantes que ha mostrado la economía venezolana durante estos cincuenta años. Para esa época Venezuela era un país agrícola y pastoril, con una economía de tipo primitivo basada en el café, el cacao y la ganadería, a pesar de que la producción petrolera comenzaba a adquirir importancia. Con el objeto de ubicar la economía venezolana en las distintas etapas de desarrollo según los modelos teóricos concebidos para este fin, Alfredo Machado Gómez -en un ensayo publicado en 1966 por el Banco 87 Central de Venezuela, con motivo de celebrar los veinticinco años del Instituto- utilizó el esquema de análisis de Rostow, según el cual se divide la historia del crecimiento económico en etapas y se cataloga el grado de evolución económica y social de los países en: la sociedad tradicional, el período de transición y el despegue. De acuerdo al análisis realizado por Alfredo Machado en su oportunidad, la sociedad tradicional en Venezuela correspondía al lapso comprendido entre el final de la dominación española y la muerte de Gómez; el período de transición lo ubicó entre el final de la dictadura gomecista y el año 1940, cuando se crean instituciones como el Banco Central, concluyendo que la Venezuela de esos momentos se encontraba en la etapa del despegue, a partir de la cual puede una economía alcanzar un crecimiento autosostenido e impulsado por sus propios medios. El Dr. Ernesto Peltzer complementó el esquema anterior con el análisis del modelo de Karl Buecher, representante de la escuela histórica alemana, el cual distingue entre la economía casera autosuficiente tradicional; la economía territorial, con un núcleo urbano como centro de comercialización; y, la economía nacional y la supranacional o mundial. De acuerdo a este esquema -expuso el Dr. Peltzer- en el caso de Venezuela no se pasa de una economía territorial a una nacional, sino que la economía mundial mediante la explotación petrolera se inserta en nuestro medio antes de que las distintas regiones económicas se hubieran integrado en una economía nacional. De esta forma el país se incorpora a la economía mundial a través de la exportación petrolera sin que previamente se hubiera producido una integración nacional propiamente dicha. 2.1. El sector petrolero La historia de Venezuela durante el presente siglo ha estado íntimamente ligada a la explotación de los recursos 88 del subsuelo. La actividad extractiva, particularmente la petrolera, ha sido causa fundamental de las transformaciones experimentadas en el país, en razón de su elevada productividad fiscal, en la generación de divisas y en los saldos activos de la balanza de pagos, así como por su contribución directa a la inversión interna y por el efecto multiplicador que de ella se ha derivado. El volumen de la producción de petróleo, los precios de ese combustible, los incrementos en la participación fiscal de su explotación y la forma como se han canalizado estos recursos, marcan etapas en el crecimiento de las magnitudes reales y monetarias del país. Para 1940 la producción se situaba ya en un promedio de 500.000 barriles diarios, el precio promedio por barril era de un dólar y la nación percibía alrededor de veinte centavos de dólar por barril. Durante estos últimos cincuenta años, múltiples factores tanto de orden interno como externos han influido en la evoluci6n de la actividad petrolera. Entre los primeros se encuentran los cambios ocurridos en la legislación petrolera y en la normativa que regula las relaciones del Estado con las empresas petroleras. En efecto, la década de los años cuarenta se inicia con un cambio de importancia en el tratamiento fiscal de la industria petrolera venezolana, al promulgarse en 1942 la Ley de Impuesto sobre la Renta yen 1943 la reforma a la Ley de Hidrocarburos. Ambas iniciativas fueron acometidas durante el gobierno del Presidente Isaías Medina Angarita en un marco internacional favorable, como fue la intensificación de la demanda petrolera provocada por la Segunda Guerra Mundial e, internamente, apoyada por la firme voluntad del gobierno y de la oposición de obtener una mayor participación del Estado en la explotación de sus hidrocarburos. Con la promulgación de la Ley de Impuesto sobre la Renta se creó el 89 instrumento esencial que años más tarde daría sus frutos a base de sucesivas enmiendas a su concepción y tarifas. La promulgación de esta nueva Ley de Hidrocarburos por el Presidente Medina Angarita ocasionó un interesante debate público, comprensible si se piensa en la trascendencia que este instrumento jurídico tuvo para la economía nacional. El 13 de marzo entró en vigencia esta ley, la cual fue calificada por el entonces Ministro de Fomento, Eugenio Mendoza, como creadora de "nuestra independencia económica" y por la oposición como "ley-convenio". En principio, hubo reconocimiento a ciertas ventajas, tanto de orden económico como jurídico, que se derivaban para la nación de la nueva ley. Entre éstas se citaron la conversión y unificación del régimen legal aplicable a todas las concesiones petroleras; la elevación de la regalía desde un octavo a una sexta parte del volumen del petróleo extraído o su equivalente en valor; el reconocimiento del transporte por oleoductos como un servicio público; la aceptación del principio de que el Estado ha de ejercer una permanente vigilancia y control de las operaciones de los concesionarios; la eliminación de la cláusula de exoneración al pago de los derechos de aduana contenida en los contratos; y se logró que los concesionarios se obligaran a refinar localmente una décima parte del petróleo extraído. Frente a este conjunto numeroso de ventajas, una minoría unificada del Congreso Nacional, encabezada por el entonces diputado Juan Pablo Pérez Alfonzo, salvó su voto al aprobarse la reforma a esta ley por considerar que las ventajas que con ella obtenían las empresas petroleras superaban a las que se derivaban para la Nación. Como argumentos en contra de la Ley se aducía, entre otros, que se otorgaba a los concesionarios al momento de la conversión un saneamiento total a los vicios que pudieran tener sus concesiones, renunciando así a cualquier reciamo que 90 el Estado pudiera tener contra los concesionarios y, por otra parte, tampoco se lograba lo que se consideraba una mejor distribución de los ingresos obtenidos por las empresas productoras respecto a las percibidas por el Estado. Igualmente, en base a la nueva Ley se otorgaron numerosas concesiones y se extendió la vigencia de las existentes hasta por cuarenta años adicionales. En octubre de 1945, con el advenimiento de un nuevo régimen político en el país se iniciaron acciones encaminadas a acrecentar la paticipación fiscal en la producción petrolera. La. primera de ellas fue el cobro de un impuesto extraordinario a quienes en ese año hubieran obtenido enriquecimientos netos superiores a Bs.800.000. Según el Dr. Carlos D'Ascoli, Ministro de Hacienda de la época, ese impuesto fue pagado en un 82% por la industria petrolera. Posteriormente, en 1947, se estableció un impuesto adicional que aseguraba al fisco una participación mínima igual a las utilidades obtenidas por las empresas. De esta forma se cobró por vez primera el llamado impuesto del 50-50, mitad-mitad o fifty-fifty, basado en la filosofía de que el Estado y las empresas petroleras deberían compartir beneficios por igual. Esta modalidad impositiva, incorporada definitivamente al Impuesto sobre la Renta en reforma parcial hecha en septiembre de 1948, tuvo el mérito de ser una iniciativa ingeniosa y novedosa para la época, aplicada y mejorada posteriormente en el escala internacional y nacional. En 1958 se modificó nuevamente la Ley de Impuesto sobre la Renta y se aumentó la participación del Estado en la renta petrolera hasta situarla en 60%. Posteriormente, y ante la pesunción de que la integración internacional de la industria petrolera favorecía la manipulación de sus precios en perjuicio de las recaudaciones fiscales, el Gobierno 91 Nacional formuló algunos reparos a las declaraciones impositivas de las petroleras. El éxito de esta gestión condujo a que en 1966 el Ejecutivo Nacional fijara unilateralmente los precios de referencia que sirven de base a fines de cálculo del Impuesto sobre la Renta. Esta última reforma ha sido la base para la fijación de nuevos precios y de los cuantiosos ingresos recaudados del sector petrolero en los últimos años. Por otra parte, desde el año 1960 el Gobierno Nacional ratificó una política ya delineada en 1945 -interrumpida a fines de la década de los cincuenta por el régimen de la época- de no otorgar nuevas concesiones y se comenzaron a estudiar las modalidades sustitutivas de este mecanismo. En 1967, a través de una reforma de la Ley de Hidrocarburos se consagró que el Estado podría realizar explotaciones de este tipo de combustible en forma directa, o a través de la Corporación Venezolana del Petróleo o mediante contratos de servicios suscritos en esta última, modalidad sustitutiva del antiguo régimen de concesiones. Las bases mínimas de estos contratos fueron aprobados por el Congreso Nacional en 1970. Surgió para la época una seria preocupación sobre los mecanismos que habrían de adoptarse para continuar el desarrollo de la industria petrolera una vez expiradas las concesiones en explotación. Esta materia fue intensamente debatida en los círculos económicos y políticos; y comenzó a esbozarse la posibilidad de una nacionalización. En el año de 1972 se promulgó la Ley de Bienes Afeetos a la Reversión en las Concesiones de Hidrocarburos, con el objeto de asegurar que al restituir las concesiones de hidrocarburos a la nación, éstas se encontrasen en satisfactorio estado de funcionamiento para garantizar la continuidad de su explotación en condiciones eficientes. Dicha 92 Ley reglamentó y precisó la forma cómo habrían de revertir las distintas concesiones a la Nación. Asimismo, con miras a obtener la máxima garantía al respecto, se estipuló que los concesionarios de hidrocarburos deberían constituir un fondo a depositar en el Banco Central hasta alcanzar el I 0% del costo aceptado por la Administración de Impuesto sobre la Renta para los fines de depreciación de los activos sujetos a reversión. Se estableció, igualmente, que los recursos así depositados sólo podrían ser utilizados para inversiones financieras hechas mediante acuerdo con el Ejecutivo Nacional en las actividades económicas que éste determinare, en títulos de la deuda pública o en valores capaces de contribuir al desarrollo económico del país. En agosto de 1975 el Presidente Carlos Andrés Pérez promulgó la Ley Orgánica que Reserva al Estado el Comercio y la Industria de Hidrocarburos, por medio de la cual todas las fases de la industria petrolera quedaban a cargo de la Nación y se eliminó el régimen de concesiones. Previamente, el Gobierno Nacional había designado una comisi6n representativa de todos los sectores políticos y econ6micos a fin de elaborar las bases de este proceso de nacionalizaci6n, fundamentalmente con la idea de lograr un consenso que sirviera de apoyo a tan trascendental decisión. Una vez promulgada la Ley se hizo una oferta formal de indemnización a las empresas petroleras que operaban en el país por un monto superior a los cuatro mil millones de bolívares, parte en efectivo y parte en bonos de la deuda pública. Comenz6 un proceso de negociaciones sobre las modalidades de indemnización, traspaso al Estado de los distintos activos pertenecientes a las empresas concesionarias, así como de los inventarios de petróleo, el cual culminó satisfactoriamente. Asimismo, se crearon varias empresas operadoras que continuarían realizando la explotación del petróleo, bajo la coordinaci6n 93 de una casa matriz denominada Petróleos de Venezuela S.A. De este modo concluyó un período de explotación petrolera en el país por parte de empresas extranjeras que tuvo una duración de alrededor de sesenta años y se inició una nueva etapa en nuestra historia económica. Al igual de los factores internos que hemos mencionado y que han sido determinantes de la evolución de la industria petrolera venezolana durante este medio siglo, en el campo internacional han ocurrido también una serie de acontecimientos que han influído en forma importantísima en el desarrollo de este sector. Ciertamente, la creciente necesidad de petróleo para fines bélicos ocasionada por la Segunda Guerra Mundial impulsó la producción y exportación del crudo venezolano. Este proceso de expansión de la industria petrolera continuó durante los años de inmediata postguerra con motivo del esfuerzo realizado por la naciones afectadas por la guerra en reconstruir sus economías. De esta forma durante toda esta etapa, podría decirse que hasta 1955, la demanda de petróleo excedía la oferta de este producto en el mercado internacional y con ello sus precios mantenían una tendencia alcista, situación que por otra parte se agudizaba ante el control que mantenía un grupo reducido de empresas sobre el mercado internacional. Para 1955 empieza a observarse un crecimiento en la demanda mundial de hidrocarburos, inferior a la oferta y se inicia un proceso de debilitamiento en el mercado petrolero, situación que se ve interrumpida en 1956 cuando surge la crisis del canal de Suez. Solucionada esta crisis, continúa el debilitamiento del mercado por la incorporación de nuevas áreas petroleras especialmente en Africa y Medio Oriente; la incorporación de la Unión Soviética al 94 mercado de vendedores; la búsqueda de productos energéticos sustitutivos; y la aparición de nuevas técnicas de refinación y comercialización. El conjunto de factores antes mencionado contribuyó a que la producción superara por una amplio margen la oferta de hidrocarburos. Como respuesta a la situación descrita y en la búsqueda de una solución a la tendencia contractiva que reflejaba el mercado, en 1960 se creó la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la cual ha constituido la más exitosa organización creada hasta ahora para la defensa de los precios de una materia prima y que respondió, en gran parte, a una iniciativa de nuestro país y cuyo vocero principal fue el Dr. Juan Pablo Pérez Alfonzo, Ministro de Fomento en el gobierno de la Junta Revolucionaria y en el de Gallegos, Ministro de Minas e Hidrocarburos en el gobierno del Presidente Betancourt y artífice de la OPEP. La revista Tbe Economist calificó a esta organización como "el más exitoso cártel conocido en la historia económica sobre distribución de un solo producto". La idea general implícita en esta organización fue la de evitar el deterioro que venían experimentando los precios del crudo y productos refinados, en razón de que para esa época la capacidad de producción de petróleo se encontraba por encima de la demanda mundial y, además, porque debido a razones de conservación interesaba moderar la producción de este importante recurso agotable, utilizado en forma irracional como resultado de sus bajos precios. En opinión de un calificado banquero europeo que visitó a Venezuela en la segunda mitad de la década de los setenta: ... la crisis energética tuvo la virtud de crear conciencia, para los países industrializados, de que dependían más de lo que creían del abastecimiento foráneo de algunas materias primas básicas, entre ellas el petróleo. 95 La situación antes descrita se tradujo en un aumento sin precedente en los ingresos y consecuentemente en los gastos del fisco nacional, 10 cual provocó llamadas de alerta de ilustres venezolanos entre los cuales se contaba el Dr. Juan Pablo Pérez Alfonzo. Una de las mayores preocupaciones de este último, era la de que esos mayores ingresos podrían causar grandes daños por 10 elevado de sus proporciones; señalaba el despilfarro que afectaba a la nación y la peligrosa tendencia que se había seguido en este sentido. 2.2. El desarrollo industrial venezolano Puede afirmarse que el proceso de industrialización venezolano se inicia con el final de la dictadura del general Juan Vicente Gómez, al impulso de la libertad política y de la libre discusión de los problemas fundamentales del país. Por otra parte, las circunstancias que se derivaron de la crisis económica de los años treinta, cuando los principales países industrializados adoptaron medidas marcadamente proteccionistas, determinaron que la mayoría de los países latinoamericanos aplicaran políticas de crecimiento "hacia adentro", tomando como base de sustentación su mercado interno. Sin embargo, tal como ha sido señalado por diversos autores, no podría hablarse en esta etapa inicial de un proceso de industrialización explícito e intencional. En el caso venezolano, los elevados recursos en divisas disponibles para el país desde que se inicia la llamada era petrolera, hicieron menos perentorio la exigencia de una agresiva política de sustitución de importaciones. A su vez, esta circunstancia explica en gran medida nuestro retraso en este proceso, cuando para la época ya varias naciones de América Latina habían avanzado considerablemen96 te en el campo de la sustitución de importaciones; tal eran los casos de México, Argentina y Brasil, y, en menor grado de Chile, Colombia y Perú. No obstante lo antes dicho, para el año 1936 el Dr. Arturo Uslar Pietri había mencionado una frase que recoge el sentir de muchos venezolanos de la época, la de "sembrar el petróleo". De esta forma, en 1938, en su discurso con ocasión de instalar la Escuela Libre de Ciencias Económicas y Sociales en la Universidad Central de Venezuela, el Dr. Uslar Pietri afirmó: La riqueza del Estado y nuestra economía toda depende hoy, en proporción formidable, del petróleo. El petróleo no es ni una cosecha ni una renta, sino el consumo continuo de un capital depositado por la naturaleza en el subsuelo. Todo capital que se consume y no se reproduce tiene un término. Ese término de la riqueza petrolera, de la que estamos viviendo, es la más trágica interrogación que surge en el panorama de nuestro futuro económico y social. La gran labor es la de aprovechar la riqueza transitoria y decreciente de las minas para transformarla en vqueza productiva ... Los primeros diez años que siguen a la muerte de Gómez corresponden a los gobiernos presididos por los generales López Contreras y Medina Angarita. Le toca al primero la ardua labor de organizar la nueva estructura administrativa y de orientación en el área económica, se iniciaron los primeros censos: industrial, agrícola y pecuario, fue creado el Instituto Nacional de Estadística y en 1937 se fundó el Banco Industrial de Venezuela. Por su parte, el presidente Medina Angarita asume el poder en 1941, en plena efervescencia de la Segunda Guerra Mundial. Este acontecimiento histórico tuvo profundas repercusiones en la economía venezolana. Por una parte, aumentó la demanda de combustible y con ello se acrecen97 taron los ingresos externos y la capacidad financiera de la nación; por otra parte, se creo la conciencia de que era necesario crear fuentes de abastecimento interno, especialmente de manufacturas, con lo cual se hizo evidente la necesidad de impulsar al sector industrial. El pensamiento de la época en relación a la situación antes señalada se evidencia en la afirmación que hiciera en este sentido el Dr. José Antonio Mayobre: ... la guerra europea ha venido a poner de bulto, aún para los más ciegos, el carácter evidentemente deformado y peligroso de la economía venezolana. Ha venido a demostrar cómo es de inestable la situación en un país que depende en su mayor parte de una industria extractiva extranjera y que ha dejado perecer sus fuentes propias de producción ... Estamos frente a un dilema: producir o perecer ... (1941) A los numerosos tropiezos propios del inicio de un esfuerzo de esta naturaleza, comunes a la mayoría de los países en desarrollo, como son la escasez de capital, tecnología y mano de obra especializada, se sumaron otras dificultades específicas, como lo fue el Tratado de Reciprocidad Comercial con los Estados Unidos suscrito en el año de 1939, posteriormente denunciado formalmente por Venezuela en 1972 durante la Administración del Presidente Rafael Caldera. En igual sentido, durante años fue tema de grandes controversias los posibles efectos adversos de la industrialización del país, en especial durante el lapso que prevaleció el tipo de cambio de Bs. 3,35 por dólar. Se argumentaba que el extraordinario aflujo de divisas procedentes del sector petrolero al ser monetizados distorsionaba los costos y precios de la producción nacional y dificultaba la industrialización, lo cual aunado a la sobrevaluación de la moneda, resultado de esta misma situación, hacía difícil las 98 posibilidades de éxito de aquellas industrias orientadas para el mercado externo y la producción para el abastecimiento interno. Este argumento fue sostenido por distinguidos venezolanos como el Dr. Alberto Adriani, Ministro de Agricultura del general López Contreras quien afirmaba: Es mi opinión que el alto cambio de nuestra moneda es la causa que más ha contribuido últimamente a empeorar la situación de nuestra agricultura y de nuestra industria... (Alberto Adriani. Fragmento de carta al Sr. Rodolfo A. Auvert, 1935). Señalamientos en el mismo sentido lo hicieron personas como el ya mencionado José Antonio Mayobre. Sin embargo, otros estudiosos en la materia económica como fuera el caso del Dr. Ernesto Peltzer, sostenía que el aflujo de divisas petroleras no había afectado negativamente la industria manufacturera nacional, sino que, en su primera fase, había reemplazado las divisas no petroleras en el comercio exterior de nuestra economía, tradicionalmente exportadora y que, por el contrario, creó las condiciones favorables al aumento del consumo y de la producción de las industrias manufactureras. Asimismo, sostenía el Dr. Peltzer que una política formulada con el objeto de reducir los efectos de la explotación petrolera sobre la estructura de nuestra producción interna debería tratar de limitar dicha actividad en sí y no realizar tan solo manipulaciones del tipo de cambio y -concluyó- que la devaluación provocaría un proceso inflacionario, al final del cual se establecería aproximadamente la misma relación entre el poder adquisitivo interno y externo existente antes de la devaluación. ~ Ciertamente, durante el gobierno del general Medina Angarita se hicieron meritorios esfuerzos para estimular la industria doméstica. En 1943 se creó la Junta de Fomento 99 a la Producción, con la función de distribuir recursos públicos para proyectos industriales y agrícolas; en 1946 se Creó la Corporación Venezolana de Fomento, con el propósito de promover la industrialización y el Estado aplicó una serie de restricciones a la libre importación con el objeto de proteger la industria existente, entonces muy presionada por el Tratado Comercial con los Estados Unidos, al que ya hemos hecho referencia. El conjunto de circunstancias históricas y económicas antes descrito; la toma de conciencia de que el país debía acrecentar su base industrial; las decisiones políticas a las que hemos aludido; la expansión del mercado interno a consecuencia de los mayores recursos financieros con que contaba la población por efecto de los mayores ingresos petroleros, el crecimiento más acelerado de la población y el estímulo de fa migración europea al país, conformaron las bases del impulso hacia la industrialización que se hizo sentir en el país para fines de la década de los cuarenta. Este impulso industrial continuó durante la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez y el país empezó a centrar su atención en la región de Guayaría. En este sentido se recuerda un trabajo realizado en 1952 por Milo Perkins, quien fuera asesor del presidente Roosevelt, bajo el título Principios de AccJón, en el cual se describen las potencialidades de Guayána y las posibilidades de desarrollo de la región. Muchas de las recomendaciones contenidas en este documento fueron posteriormente implementadas por el gobierno del general Pérez Jiménez. Entres estas iniciativas se recuerda la creación del Instituto Nacional de Petroquímica y el Instituto Nacional del Hierro y del Acero. Por otra parte, se profundizaron las medidas de protección industrial y se crearon diversos organismos estatales de promoción regional. Entre 1950 y 1956 se crearon los bancos regionales de toro, Los Andres, Guayana y del Zulia. 100 En el año 1958 se reinicia el proceso democrático, el cual trajo consigo un esquema de industrialización que refleja los lineamientos de esta nueva orientación política. Su propósito era el de diversificar la economía para hacerla menos dependiente de los recursos petroleros; la maximización del empleo; una más equitativa distribución del ingreso; la modernización de la estructura económica; y, una mejor distribución del desarrollo a nivel regional. De esta forma, la Memoria del Ministerio de Fomento correspondiente a 1958-1959, la cual contiene la Declaración de Política Industrial aprobada en julio de 1959, expresa: El desarrollo económico del país en forma dinámica y balanceada exige una vigorosa política de industrialización, cónsona con sus recursos humanos, naturales y financieros. A través de la industrialización se logra estimular la producción agrícola y minera por la mayor utilización de materias primas nacionales; ampliar las oportunidades de empleo bien remunerado y con ello aumentar el ingreso nacional y mejorar su distribución; finalmente, alcanzar niveles de bienestar más elevados para toda la población, máxima aspiración de un gobierno democrático. En materia de fomento industrial, en 1959 J. A. Mayobre entonces Ministro de Hacienda señalaba: ... El país es proteccionista. El país protege sus industrias, necesita protegerlas ... Las generaciones presentes pueden y deben pagar, si es necesario, precios más altos para garantizar al país una actividad industrial que proporcione ocupación e ingresos suficientes cuando el petróleo disminuya o desaparezca ... El regreso del sistema democrático coincide con una coyuntura recesiva en el mercado petrolero y con situaciones de tensión política en naciones cercanas, como fuera el caso de Cuba con el advenimiento de Fidel Castro al poder en 1959, instaurando un régimen socialista. Estas circunstancias produjeron un clima de desconfianza y una severa 101 contracción económica. Frente a esta situación se abandonó temporalmetne la libre convertibilidad; igualmente se suspendieron las garantías constitucionales para favorecer la aceleración del proceso industrial mediante una definida política de sustitución de importaciones. Entre los años de 1960 y 1964 se llevó a cabo un proceso de devaluación y unificación cambiaría, el cual disminuyó las apreciables diferencias de precios que, por razones cambiarías existían entre los productores nacionales y los importados. Por otra parte, a partir de 1959 se intensificó apreciablemente la ~olítica de protección arancelaria y se realizó una campaña encaminada a realzar lo que se producía en el país, labor que fue llevada a cabo por ProVenezuela, organización recién creada entonces. Dentro de este mismo orden de ideas, en 1958 se creó CORDIPLAN y en 1960 la Corporación Venezolana de Guayana (CVG); durante los años siguientes se fundaron una serie de organismos de estímulo regional tales como CORPOANDES (1964); CORPOZULIA (1969); CORPORIENTE (1970) Y CORPOOCCIDENTE (1971). Durante la década de los sesenta se reconoció que el proceso de industrialización estaba entrando en una etapa más compleja que la cumplida en los años cincuenta. En efecto, se empezó a evidenciar una situación en la cual la producción nacional en bienes de consumo prácticamente abastecía al mercado interno, en contraste con lo que ocurría en el caso de bienes intermedios y de capital. Igualmente, se puso de manifiesto la dependencia operacional de la industria establecida de insumos importados, lo cual 'imprimía una gran rigidez al proceso industrial. De acuerdo a lo antes dicho, la atención se centró en racionalizar el proceso industrial para lo cual se esgrimió la tesis de la integración vertical; se insistió en la política de 102 sustitución de importaciones dirigida fundamentalmente hacia los sectores de bienes intermedios y de capital; y se promocionó el desarrollo de una industria pesada, tecnológicamente más compleja, la cual eventualmente tendría que competir en el exterior, por lo que se impulsaron las industrias básicas del Estado, como fue el caso de la siderúrgica y petroquímica. Igualmente, en esta época la tesis de la integración económica latinoamericana adquiere gran popularidad como medida de contrarrestar las limitaciones impuestas por la dimensión de los mercados nacionales al proceso de industrialización. Fue motivo de grandes controversias la decisión de que Venezuela se incorporara a la ALALC al adherirse al Tratado de Montevideo. Los empresarios temían que el país se adscribiera a un convenio que pudiera afectar negativamente a la industria nacional; se consideraba que en muchos ramos la industria doméstica no podría competir con la de los otros países de la ALALC y se mencionaba como ejemplo el caso de la textil; por otra parte, se consideraba exagerado el tratamiento preferencial que se le daba a ciertas naciones de menor desarrollo relativo. En esta materia el Banco Central de Venezuela realizó una intensa labor de divulgación y de análisis en áreas tales como: la cambiaría, monetaria y mecanismos de pagos intrazonales, Con la década de los setenta los ingresos externos del país aumentaron considerablemente como consecuencia de los incrementos de los precios petroleros. La economía experimentó un auge que duró hasta fines de 1977 para luego declinar y entrar en una etapa de estancamiento que perdura hasta hoy día. En el año 1974 se triplican los precios petroleros y ante esta situación de expansión financiera el gobierno inició un extenso plan de inversiones el cual estuvo muy vinculado con el desarrollo de una industria 103 pesada básica bajo control gubernamental, concebida en función de una serie de recursos naturales de su propiedad, como es el caso del mineral de hierro, el gas natural y la energía hidroeléctrica. El V Plan de la Nación, asociado al programa de desarrollo denominado La Gran Venezuela, contemplaba: la ampliación de la industria siderúrgica en un proyecto contenido en el denominado Plan 4 de SIDOR; el desarrollo eléctrico, mediante el aprovechamiento hidroeléctrico del río Caroní; y, el desarrollo de la industria del aluminio, a través de las empresas ALCASA y VENALUM. Los proyectos antes indicados se caracterizan por sus largos períodos de maduración y por su elevado componente importado. Para su financiamiento contaron inicialmente con aportes presupuestarios y créditos del FIV y de fuentes externas; posteriormente, estas últimas se convirtieron en la fuente fundamental de recursos de estas empresas. Ciertamente, como 10 señalara la revista Business Week en su edición del 29 octubre de 1984, los principales bancos internacionales estaban dispuestos a financiar cualquier proyecto que"oliera a petróleo". Durante una época privó el criterio gubernamental de la conveniencia de un mayor endeudamiento externo en previsión de un futuro proceso inflacionario mundial, 10 cual se reafirmaba por la situación entonces reinante en el mercado internacional de tasas de interés reales negativas. Según esta concepción de política económica, el mercado petrolero continuaría en expansión y los mayores recursos que se percibirían en el futuro se destinarían en su momento a amortizar esta deuda pública; desafortunadamente, estas apreciaciones de largo plazo no se cumplieron. La percepción que privaba a mediado de los años setenta sobre el proceso industrial venezolano, se resume en la siguiente declaración del Dr. José Antonio Mayobre: 104 La evolución del desarrollo industrial ha seguido el patrón que caracteriza en la época actual a los países medianos y en vías de desarrollo. Se ha comenzado con bienes de consumo, no durables y durables, para abastecer el mercado interno y se ha ido pasando luego a los productos intermedios y bienes de capital en la medida en que el propio mercado interno para estos productos se amplia, en que los recursos naturales del país ofrecen ventajas competitivas para posibles exportaciones ... Venezuela se encuentra actualmente en el umbral de esta segunda etapa, con realizaciones y proyectos ambiciosos en materia de siderúrgica y del aluminio ... (Mayobre: Desde 1936 hasta nuestros días. 1976). Como resultado de esta política industrial, todos los sectores productivos elevaron inicialmente su ritmo de crecimiento, pero la demanda interna lo hizo a una tasa aún mayor. Pronto se empezaron a evidenciar cuellos de botella y factores de estrangulamiento, particularmente en el caso de la industria manufacturera. La rigidez de la producción para acompañar el aumento que mostró la demanda de manufacturas produjo un fuerte aumento de importaciones y una caída en las exportaciones, ya que gran parte de la producción doméstica era consumida internamente. De acuerdo a lo anterior, se fue generando un creciente déficit comercial que pudo ser cubierto mientras que la situación del mercado petrolero así lo permitió. La manifestación de este desequilibrio externo fue un factor determinante en el cambio de la política económica de los años siguientes. En efecto, en respuesta a la situación antes descrita, en 1979 se liberaron los precios de una serie de manufacturas que habían estado sujetas a controles y complementariamente se rebajaron las tasas arancelarias. El efecto inmediato de esta medida fue la activación de una espiral precios-salarios; con ello se encarecieron las manufacturas nacionales y el sector industrial perdió competitividad 105 frente a la producción externa, no obstante 10 cual el tipo de cambio permaneció inalterado durante los diez años siguientes. En definitiva, podríamos concluir que como en casi todos los países de América Latina, el desarrollo industrial venezolano durante este medio siglo respondió al modelo sustitutivo de importaciones de bienes de consumo. Igualmente, puede afirmarse que nuestro proceso de industrialización ha respondido a las siguientes características fundamentales: - Una actividad industrial cuya expansión ha reposado en la demanda interna y en la sustitución de importaciones. Sólo al sector de las industrias básicas y al petrolero se les ha asignado un carácter exportador, para 10 cual se ha argumentado en base de las aparentes ventajas comparativas del país en estas áreas. - Una estructura productiva que se ha distorsionado, puesto que en respuesta a las características del consumo, influenciado por la desigual distribución del ingreso, ha avanzado con gran diversificación en las manufacturas de consumo con alto componente importado mientras que ha crecido insuficientemente en manufacturas intermedias y aun menos en la de bienes de capital. - Amplio amparo gubernamental, en algunos casos materializado no sólo en una elevada protección a base de derechos de importación y contingentamíento, sino también por la exoneración de derechos sobre materias primas y bienes de capital. El financiamiento de las organizaciones crediticias gubernamentales ha estado también presente en la mayoría de los proyectos industriales que se han acometido. 106 - Elevados precios al consumidor, en razón de los altos costos derivados de las reducidas escalas de producción en nuestro medio y de la existencia de un mercado cautivo, donde la competencia interna y externa ha sido poca. Con todas estas deficiencias, comunes a procesos similares llevados a cabo en casi todas las naciones y que constituyen 10 que normalmente suele llamarse "el precio de la industrialización", el país ha venido avanzando significativamente en el campo de la industria manufacturera. Al efecto, se han alcanzado algunas metas, tales como: a) Se ha logrado absorber y capacitar mano de obra nacional en cantidades apreciables y se han creado fuentes permanentes de empleo, contribuyendo así a la solución de uno de los problemas sociales más graves que ha confrontado el país; b) la calidad de la producción ha venido mejorando. En muchos casos los precios y la calidad de los productos nacionales son prácticamente similares a los procedentes de naciones con larga tradición industrial; e) se ha sustituido un volumen apreciable de importaciones, al punto que en ocasiones se ha declarado que en Venezuela se ha concluido el proceso de sustitución de importaciones de bienes de consumo y hemos iniciado el de sustitución de bienes intermedios y de capital. Por otra parte, actualmente se ha delineado una nueva estrategia de desarrollo industrial orientada fundamentalmente hacia el mercado externo, cuyas consecuencias en el abastecimiento y estructura de precios internos se manifestarán en el futuro. 107