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Patricia Bolaños Ríos. Trastornos de la Conducta Alimentaria 8 (2008) 813-832
INFLUENCIA DE LOS PSICOFÁRMACOS EN EL
PESO CORPORAL
Patricia Bolaños Ríos
Instituto de Ciencias de la Conducta.
Para correspondencia: [email protected]
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Patricia Bolaños Ríos. Trastornos de la Conducta Alimentaria 8 (2008) 813-832
RESUMEN:
En el presente trabajo se hace una revisión bibliográfica sobre los efectos que provocan
los psicofármacos en el peso corporal. Algunos antidepresivos, como los tricíclicos y
tetracíclicos, citalopram, inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), trazodona,
nefazodona o mirtazapina, suelen producir aumento de peso, mientras que otros, como
fluoxetina y metformina, tienden a disminuirlo. Entre los antipsicóticos, los clásicos
suelen provocar aumento de peso, al igual que la clozapina, la olanzapina, quetiapina,
risperidona y ziprasidona, mientras que, por ejemplo, el aripiprazol, no suele provocar
alteraciones en el peso. Entre los fármacos utilizados en el trastorno bipolar, el litio,
valproato y carbamazepina suelen provocar aumento de peso, mientras que el
topiramato tiende a disminuirlo.
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I. ANTIDEPRESIVOS Y ANSIOLÍTICOS
I. 1. TRICÍCLICOS Y TETRACÍCLICOS
Algunos de los antidepresivos más usados son imipramina, desipramina, amitriptilina,
nortriptilina, clomipramina, trimipramina, doxepina, protriptilina y amoxapina, entre
los tricíclicos, y maprotilina entre los tetracíclicos.
Los efectos que producen en el peso pueden derivar, por un lado, de una acción
anticolinérgica que facilita el estreñimiento y la retención urinaria y, por otro lado, de
una acción antihistamínica (bloqueo del receptor H1) dando lugar al aumento de apetito
y el consecuente aumento de peso en el paciente sometido a un tratamiento prolongado.
Finalmente pueden producir otros efectos adversos, como el impulso a la ingesta de
carbohidratos, favoreciendo también el aumento de peso, que resulta mayor con el uso
de tricíclicos terciarios.
I. 2.
INHIBIDORES
SELECTIVOS
DE
LA
RECAPTACIÓN
DE
LA
SEROTONINA (ISRS): FLUOXETINA
Es el más conocido para el tratamiento de la depresión. Otros fármacos que comprenden
este grupo son fluvoxamina, paroxetina, citalopram y sertralina.
Se usa en trastornos de la conducta alimentaria, pues la modificación de los niveles de
serotonina puede provocar alteraciones significativas en la conducta alimentaria, como
el efecto saciante. En 1986, Blundell determinó que la potenciación farmacológica de
la serotonina reducía la cantidad de alimento ingerido, la frecuencia de comidas y el
peso. La acción de los antidepresivos para disminuir el apetito, y en consecuencia el
peso, se basa en la capacidad de bloqueo para evitar la recaptación de serotonina a nivel
del hipotálamo.
En bulimia nerviosa se han utilizado, con buenos resultados, fármacos que inducen la
inhibición de la recaptación de serotonina. En ensayos clínicos con fluoxetina, se ha
observado un efecto terapéutico positivo respecto a la frecuencia de los atracones y los
comportamientos purgativos, además de influir sobre el estado de ánimo y sobre el
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impulso hacia los carbohidratos (Goldstein, Rampey, Enas, et al., 1995). El tratamiento
continuado con fluoxetina se ha asociado a una mejoría, con disminución del riesgo de
recaída.
En anorexia nerviosa, los ensayos clínicos farmacológicos han sido escasos. La
fluoxetina parece ser útil para mantener el peso de los pacientes con anorexia que lo
hayan aumentado, para mejorar la evolución y evitar las recaídas (Kaye, Nagat, Weltzin,
et al., 2001).
En relación con la obesidad, en experimentos con animales, se ha observado que la
alteración de los receptores de serotonina influía en el comportamiento alimentario. La
fluoxetina, actuando en el hipotálamo, produce efecto saciante y puede alterar el
consumo de carbohidratos. Los efectos del tratamiento con fluoxetina en pacientes
obesos son satisfactorios, pero para mantenerlos a largo plazo, la medicación debe ir
acompañada de técnicas de modificación del comportamiento para adquirir hábitos
saludables.
En cuanto a los efectos en el peso, parece que produce modificaciones intermedias.
En un estudio, llevado a cabo por Guimaraes, Pereira, Iucif Júnior, Cesarino, de
Almeida, de Carvalho y Queiroz, (2007) se evaluaron los efectos de la sibutramina,
fluoxetina, y metformina (independientemente), como complemento de una dieta de
1500 kcal / día, en la reducción de valores antropométricos y parámetros metabólicos,
comparando el efecto de dichos fármacos con placebo, en un total de 35 pacientes
obesos durante 90 días.
Los datos mostraron que la terapia con fluoxetina fue la que dio lugar a una mayor
reducción media del índice de masa corporal (IMC), peso, circunferencia abdominal y
tejido graso, así como a una elevación de HDL-colesterol y una reducción de los niveles
de triglicéridos. Con sibutramina se logró una reducción de la circunferencia abdominal
y una reducción de los tejidos grasos menos notable, seguida de los resultados obtenidos
con metformina, que fueron inferiores a los logrados en los anteriores.
En conclusión, fluoxetina y sibutramina han mostrado mayor capacidad para reducir
ciertos valores antropométricos y parámetros metabólicos, en comparación con
metformina, siendo todos ellos útiles para ese fin
En otro estudio, (Dastjerdi, Kazemi y cols., 2007), con 203 mujeres obesas, se vio que
la fluoxetina y la metformina producían reducción de peso como efecto secundario, pero
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la potencia de cada uno de los fármacos por sí solos no siempre era suficiente.
Combinando ambos, junto con una dieta, hubo una disminución del peso del 9,32% y en
el IMC del 10,14% en 7 meses.
I. 3. OTROS ISRS
a) Sertralina: En la mayoría de los estudios se concluye que rara vez provoca
alteraciones en el peso.
b) Paroxetina: Se trata de un potente inhibidor de la recaptación presináptica de la
serotonina y en menor medida de noradrenalina. En general, no suele producir pérdida
de peso.
Respecto a las alteraciones en el peso existe controversia, dado que en diferentes
estudios se ha visto que tiene un efecto similar a los antidepresivos tricíclicos al
producir el aumento de peso en los pacientes. A largo plazo en pacientes en tratamiento
por depresión, paroxetina comparado con fluoxetina y sertralina, produce un aumento
mayor de peso.
En un estudio realizado por de Luis, de Luis, Aller y Romero (2001), se utilizó una
muestra de 14 pacientes obesos para comprobar el efecto de la paroxetina, prescribiendo
una dieta de 1500 Kcal, acompañada o no de la toma de paroxetina. A los tres meses se
recogió, mediante un recuento de 24 horas, la ingesta habitual, a fin de compararla con
la recomendada. La ingesta del grupo 1 (sólo dieta) era superior en calorías totales
ingeridas, proteínas, hidratos de carbono, hierro, fósforo, y potasio. En conclusión se
pudo ver que la paroxetina modificó el patrón de ingesta al disminuir las cantidades
ingeridas de calorías, proteínas y carbohidratos. La ingesta de grasas, y de vitaminas y
minerales se mantuvo constante.
c) Fluvoxamina: No suele producir modificaciones en el peso.
d) Citalopram y s-citalopram: Citalopram es un potente inhibidor de la recaptación de
serotonina. Existe controversia en relación al efecto que provoca en el peso, pues en un
estudio (Calandra, Gulino, Inserra, et al., 1999) se anunció que citalopram puede ser
eficaz en el tratamiento de la anorexia y de la bulimia, mientras que en otro (Bergh,
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Eriksson, Lindberg, et al., 1996) se cuestionó la efectividad del citalopram en la
anorexia.
En general suele admitirse que tiende a provocar aumento de peso.
I. 4. IMAO
Se identificaron como antidepresivos eficaces en 1950. Los principales son fenelzina,
trancilcipromina, iproniazida, selegilina, moclobemida brofaromina e isocarboxazida.
Fenelzina e isocarboxazida han demostrado ser útiles en alguno de los síntomas de la
bulimia nerviosa (Kennedy, Warsh, Mainprize, et al., 1998; McElroy, Keck, Pope, et
al., 1989; Walsh, Stewart, Roose, et al., 1985; Walsh, Gladis, Roose, et al., 1987).
En cuanto a los efectos en el peso, muchos de ellos se producen como consecuencia de
la inactivación de la monoaminooxidasa. Suele ser habitual una ganancia de peso, por
incremento del apetito e impulso a la ingesta de carbohidratos, a veces tan intenso que
obliga a suspender el tratamiento. Como excepción, la isocarboxazida, que produce
pérdida de peso por disminución del apetito.
I. 5. TRAZODONA Y NEFAZODONA
Trazodona fue el primer antidepresivo de “segunda generación” comercializado a
principios de 1980. Varios años después apareció la nefazodona.
a) Trazodona: Tuvo gran popularidad en el tratamiento de la depresión hasta que
aparecieron los ISRS y decayó su uso. Se comprobó que los episodios de atracones
y vómitos se reducían en la bulimia nerviosa, aunque no se conoce el mecanismo.
Sin embargo, puede provocar estimulación del apetito dando lugar a un aumento de
peso.
b) Nefazodona: Se caracteriza por su gran efecto sedante, ocasionando muy
frecuentemente hipotensión ortostática. Comparte un metabolito común con la
trazodona. Puede ocasionar, en menor medida, aumento del apetito.
I. 6. BUPROPIÓN:
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Descubierto en 1966, presenta actividad dopaminérgica y noradrenérgica sin inducir una
inhibición de la captación de serotonina. Tiene efectos mínimos sobre el peso.
En la obesidad, bupropión no produce aumentos de peso en los pacientes e incluso
puede provocar pérdidas pero en algunos casos. La Food and Drug Administration
(FDA) aún no ha aprobado su uso en la obesidad, y no se conoce el mecanismo de
acción exacto. Los pacientes dicen sentirse más satisfechos, con una ingesta de menor
cantidad de comida.
Está contraindicado en pacientes con bulimia o anorexia nerviosa debido a la alta
incidencia de convulsiones que se han comunicado en el uso de este fármaco.
I. 7. MIRTAZAPINA
Ocasionalmente puede provocar un aumento del apetito y del peso.
I. 8. VENLAFAXINA
Fármaco antidepresivo aprobado en los años 1990, que bloquea la recaptación de
serotonina y noradrenalina, esta última con menor potencia. La acción de este fármaco
dio lugar al uso de un nuevo término: inhibidor de la recaptación de serotoninanoradrenalina (IRSN)
El 6% de los pacientes que toman este fármaco sufren pérdida de peso por disminución
del apetito.
I. 9. DULOXETINA Y MILNACIPRÁN
El hidrocloruro de duloxetina y milnaciprán forman, junto a la venlafaxina, el grupo
IRSN.
No suelen producir alteraciones del peso, aunque los estudios realizados, lo han sido a
corto plazo y no se pueden valorar los efectos porque no se manifiestan apenas los
cambios.
I. 10. BENZODIAZEPINAS
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Las benzodiazepinas (BZD) tienen efectos hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivantes,
amnésicos y miorrelajantes.
Provocan alteraciones en el apetito que pueden aumentar o disminuir el peso. Se
presentan generalmente al comienzo de la terapia y desaparecen frecuentemente con la
administración prolongada.
I. 11. BUSPIRONA Y GEPIRONA
Buspirona fue aprobada por la FDA para el tratamiento del trastorno de ansiedad
generalizada. Fue el primer ansiolítico comercializado no sedante y no perteneciente al
grupo de las BZD. No se ha comprobado que produzca alteraciones en el peso.
Por su parte, la gepirona es una piridinil piperazina. Es otra azapirona que actúa
uniéndose a los receptores de serotonina de tipo 1A. No ha mostrado alteraciones en el
peso.
II. ANTIPSICÓTICOS
III. 1. ANTISICÓTICOS CLÁSICOS
Existen más de 20 antipsicóticos utilizables en la clínica. La clorpromacina fue el
primero de los antipsicóticos clásicos, que inició una revolución en 1952. Este fármaco
tenía la propiedad única de controlar los síntomas de los pacientes psicóticos sin
provocar una sedación excesiva.
En un estudio, los pacientes que fueron tratados con clorpromazina incrementaron su
ingesta de alimentos y ganaron una media de 4 kilos durante tres meses de tratamiento
(Allison D, Mentore J, Heo M, et al.,1999).
En la tabla I pueden verse los efectos sobre el peso de distintos antipsicóticos.
Antipsicóticos clásicos
Efecto en el peso corporal
FENOTIAZINAS:
Clorpromazina
+++
Mesoridazina
+++
Tioridazina
+++
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Flufenazina
+++
Perfenazina
++
Trifluoperazina
++
BURIROFENONAS:
Haloperidol
+
DIBENZOXAZEPINAS:
Loxapina
+
DIHIDROINDOL:
Molindona
+
DIFENILBUTILPIPERIDINA:
Pimozida
+
TIOXANTENO:
Tiotixeno
++
Tabla I. Efecto de los antipsicóticos clásicos sobre el peso corporal.
Efecto sobre el peso: alto (+++), moderado (++), bajo (+).
El mecanismo de aumento de peso de estos antipsicóticos, se relaciona con los bloqueos
anticolinérgico, serotoninérgico e histaminérgico, los cuales se relacionan con la
estimulación del apetito. Se ha podido comprobar que los antipsicóticos de alta potencia
tienen menos efectos sobre el peso que los de baja potencia (Brady, 1989).
III.ANTIPSICÓTICOS ATÍPICOS
En un ensayo realizado con 3022 pacientes esquizofrénicos durante 5 años tratados con
diferentes antipsicóticos atípicos, se llegó a la conclusión de que presentaban una mayor
morbimortalidad originada por malos hábitos de vida como el tabaquismo, vida
sedentaria, mala alimentación, pero también por el efecto de los psicofármacos sobre el
peso y el metabolismo de la glucosa y lípidos con las consecuencias negativas que
conlleva (Benavente, 1997).
El efecto de estos fármacos se debe a que toda sustancia que sea bloqueante de los
receptores H1, dopaminérgicos, alfa1, serotonérgicos de la familia 1 y 2, produce
reducción de la saciedad.
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Estos fármacos inducen una disminución de la función tiroidea, con la disminución de
los niveles de T₃ y T₄, modificando así el gasto metabólico. La quetiapina es el fármaco
que más reduce los niveles de T4.
Para comprender la influencia en el peso, un tercer punto a tener en cuenta es la
alteración que provocan estos psicofármacos en los niveles de glucemia favoreciendo la
insulinresistencia y la generación de síndrome metabólico (este síndrome se produce
cuando en un mismo individuo se dan 3 factores de riesgo a la vez: obesidad, alto nivel
de triglicéridos, diabetes, hipertensión arterial, bajo nivel de lipoproteínas de alta
densidad).
Los pacientes esquizofrénicos que desarrollan diabetes de tipo II son un 14%
aproximadamente, y tienen más probabilidad de desarrollarla con clozapina, olanzapina
y quetiapina.
El aumento de peso y la diabetes se deben a que al aumentar el tejido adiposo aumenta
la resistencia a la insulina. Además algunos, como la olanzapina, reducen los niveles
séricos de grelina aumentando los de leptina.
III.1. CLOZAPINA:
Desde 1960, ha tenido un papel clave en el tratamiento de las psicosis. Sin embargo, el
aumento de peso es uno de los efectos indeseables asociados al fármaco. En pacientes
evaluados en diferentes ensayos clínicos, la ganancia de peso fue de 6.9 +/- 0.8 kilos. El
aumento de peso que se observó parece que se produjo durante un periodo largo de
tratamiento. A estos pacientes se les mantuvo un control de peso a través de parámetros
como el IMC y el índice cintura/cadera (ICC) para determinar riesgo cardiovascular.
El aumento de peso se produce en ambos sexos por igual, y se ha observado que los
adolescentes son el grupo más vulnerable. En algunos estudios (Theisen, Cichon,
Linden, et al.,2001; Theisen, Linden, Geller, et al.,2001) se ha observado que el 64% de
los adolescentes habían experimentado una ganancia de peso. En relación con las
modificaciones en el peso corporal por clozapina hay controversia, pues mientras
algunos autores (Basile, Masellis, McIntyre, et al., 2001) determinan que la ganancia de
peso con clozapina puede verse influenciada por factores genéticos predisponentes,
otros apuntan a la hipótesis de que clozapina pueda interferir en el metabolismo de
retroalimentación de la leptina aumentando el apetito. Sin embargo, en los pacientes
tratados con clozapina se muestra una elevada concentración de leptina, con el
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consiguiente efecto saciante (Bromel, Blum, Ziegler, et al., 1998; Kraus, Haack, Schuld,
et al., 1999; Melkersson y Hulting, 2001).
El efecto adverso más importante es la diabetes, asociada al aumento de peso, en los
pacientes. La edad media de aparición es de 40 +/- 12 años, y la relación hombres/mujer
de 2:1. La diabetes suele aparecer en los seis primeros meses de tratamiento. La diabetes
por tratamiento con clozapina, parece debida al aumento de peso, que a su vez aumenta
la resistencia a la insulina. El aumento del tejido adiposo favorece la resistencia a la
insulina, resistencia a la glucosa y finalmente diabetes.
III.2. OLANZAPINA
El uso de los antipsicóticos específicos en el tratamiento de enfermedades psiquiátricas
graves como la esquizofrenia se comenzó por unos experimentos en 1950. Se comprobó
que tenían un gran efecto relajante. El primero que se utilizó fue la clorpromazina. Pero
luego se comprobó que tenían efectos adversos extrapiramidales (EAEP). En 1990,
apareció la olanzapina, con propiedades similares a la clozapina, y con menos EAEP.
En ocasiones se usa en el tratamiento de la anorexia nerviosa.
Suele provocar aumento de peso, lo que puede llevar al incumplimiento del tratamiento,
con posibles recaídas. Aunque con estos nuevos antipsicóticos atípicos han disminuido
los efectos adversos neurológicos, han aumentado los efectos metabólicos, como el
aumento de peso. Allison et al., (1999), tras la administración de clozapina durante 10
semanas, observaron que clozapina dio lugar a un mayor incremento de peso (4,45
kilos), seguido de olanzapina (4,15 kilos). Los resultados mostraron que en los
tratamientos de larga duración, el 30-50% de los pacientes puede incrementar su peso en
más de un 7%, y además si el paciente estaba desnutrido antes del tratamiento y tenía
una buena respuesta clínica había un mayor incremento de peso.
Este aumento de peso constituye un mayor problema en niños y adolescentes, que
necesitan largos periodos de tratamiento y le dan mucha más importancia a la imagen
corporal. En otro trabajo (Ratzoni, Gothelf, Brand-Gothelf, et al., 2002), se pudo ver
que, tras doce semanas de tratamiento con olanzapina, un grupo de adolescentes
aumentó su peso en 7,3 +-6,3 kilos (aproximadamente el doble que otros pacientes
tratados con risperidona).
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Este aumento de peso puede dar lugar a la interrupción de tratamiento, por decisión del
paciente o del clínico, debido a los problemas que se pueden plantear a largo plazo.
Además, estos antipsicóticos tienen otros efectos metabólicos importantes como son la
intolerancia a la glucosa, hiperglucemia, hiperlipemia, diabetes y cetoacidosis diabética.
Con el tratamiento, la diabetes aparece durante el primer mes, por lo que el aumento de
peso no parece estar relacionado con su aparición. En adolescentes, se ha observado que
es el propio fármaco el que está relacionado con el desarrollo y empeoramiento de la
diabetes, mientras que la hiperlipemia está relacionada con el aumento de peso que se
experimenta durante el tratamiento.
III.3. QUETIAPINA
Descubierta en 1984, presenta un perfil farmacológico similar a la clozapina, pero con
mayor seguridad.
No suele producir importantes aumentos de peso, y por lo tanto suele haber pocos
abandonos del tratamiento. Las modificaciones del peso son mínimas, aunque en
pacientes con peso insuficiente o con sobrepeso tiende a normalizarlo.
III. 4. ARIPIPRAZOL
Perteneciente al grupo de las dihidroquiloninonas, puede ser el primer agonista parcial
de la dopamina (DA) que muestra eficacia terapéutica como antipsicótico y que ha sido
aprobado para su uso clínico. Además tiene actividad sobre los receptores 5-HT2A y 5HT1A, por lo que también se describe como un estabilizador del sistema dopaminaserotonina. Produce modificaciones mínimas en el peso.
En un estudio con 317 pacientes esquizofrénicos, de los cuales 156 fueron tratados con
aripiprazol y 161 con olanzapina, se vio que el aripiprazol producía un menor aumento
de peso, menor aumento de lípidos en sangre, menor desarrollo de diabetes y menor
incremento del nivel sérico de colesterol, por lo que se consideró una buena alternativa
para el síndrome metabólico.
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III. 5.RISPERIDONA
Empezó a ser estudiada en 1986 y en 1994 fue aprobada por la FDA, siendo
considerada el primer antagonista serotonina-dopamina.
Suele provocar un aumento moderado de peso, lo que lo sitúa entre el asociado a
compuestos como molindona (relativamente neutros respecto al peso), y el asociado a
fármacos como la clozapina y la olanzapina (que suelen provocar un gran aumento de
peso). Según Allison et al. (1999) el incremento de peso corporal al cabo de 10 semanas
de tratamiento con risperidona era de 2,0 kilos.
III. 6.ZIPRASIDONA
Se desarrolló para abordar una amplia gama de síntomas de la esquizofrenia, incluyendo
los síntomas positivos, negativos y afectivos. Presenta una mayor tolerabilidad respecto
al peso, al metabolismo de los hidratos de carbono y los lípidos, a la inducción de
prolactina y la disfunción sexual (Schmidt, Lebel, Howard, et al., 2001).
A corto plazo (4-6 semanas), el tratamiento con ziprasidona ha dado lugar a un ligero
incremento de peso, con una modificación media de peso de +0,5 kg, en comparación
con la ausencia de modificaciones del grupo placebo. Sólo se ha detectado un aumento
de peso igual o mayor al 7% del peso inicial en el 10 % de los pacientes tratados con
ziprasidona, en comparación con el 4% de los pacientes tratados con placebo. La
modificación del peso es casi inexistente, prácticamente neutra. Además tras ciertos
estudios se ha visto cómo el tratamiento con ziprasidona puede acompañarse una
tendencia a la normalización del peso.
FÁRMACOS UTILIZADOS EN EL TRATAMIENTO DEL
TRASTORNO BIPOLAR
LITIO
Cade, en 1949, fue el primero en describir el buen resultado de las sales de litio en el
tratamiento de la manía.
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En cuanto al peso, se ha comprobado que durante el tratamiento los pacientes
aumentaron de peso, y cuando se trataba de las personas obesas, al inicio del tratamiento
tendían a incrementar más su peso. El mecanismo por el que el litio induce aumento de
peso sin hipotiroidismo no se conoce con precisión. Para ello se han propuesto varias
hipótesis:
a) El litio a menudo incrementa la sed y puede fomentar el consumo de líquidos
que tengan un alto contenido calórico.
b) El edema inducido por el litio puede ser en parte responsable del aumento de
peso.
c) Otros datos plantean que el litio incrementa los depósitos de lípidos y
carbohidratos.
d) El hipotiroidismo inducido por el litio también podría explicarlo.
VALPROATO
Munier en 1963, descubrió las propiedades anticonvulsivas del fármaco, siendo el
primer estabilizador del estado de ánimo estudiado, como alternativa al litio.
Los efectos que provoca son un aumento del apetito y de peso, posiblemente
dependientes de la dosis. Se pueden disminuir estos efectos con la reducción de la dosis
y pueden explicarse mediante el incremento del consumo de alimentos, menor gasto
energético, reducción de la termogénesis, y mayor disponibilidad de los ácidos grasos
de cadena larga, como resultado de una unión competitiva a la albúmina sérica. El
depósito de grasas relacionado con el valproato es difícil de revertir con restricciones
dietéticas. El ácido valproico además, puede incrementar las concentraciones séricas de
leptina.
CARBAMAZEPINA Y OXCARBAZEPINA
Se consideran, junto al litio y al valproato, los principales fármacos en el tratamiento del
trastorno bipolar.
CARBAMAZEPINA:
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Suele provocar un aumento de peso inferior al provocado por el litio o valproato. En un
estudio (Joffe, Post y Uhde, 1986) con pacientes depresivos, carbamazepina dio lugar a
un aumento de peso en relación con el grado de alivio de la depresión. Sin embargo,
viendo su efecto favorable respecto al peso, carbamazepina puede constituir una
alternativa importante a otros estabilizadores del estado de ánimo en los pacientes con
sobrepeso y obesidad.
Junto con el cambio en el peso, suelen aumentar las lipoproteínas de alta densidad y el
colesterol total (no relevante para la aterosclerosis, porque el cociente HDL/colesterol
total no suele modificarse).
OXCARBAZEPINA
Presenta mayor tolerabilidad que carbamazepina y la influencia en el peso es menor que
el valproato, así como su efecto sobre los lípidos es menor al de la carbamazepina. En
un estudio (Isojarvi, Pakarinen, Rautio, et al., 1994) que se desarrolló con 12 pacientes
epilépticos de sexo masculino, en el que se cambió el tratamiento con carbamazepina
por la administración de oxcarbazepina, se detectó una disminución de la concentración
sérica de colesterol total (pero no de las concentraciones de colesterol HDL o de
triglicéridos).
TOPIRAMATO
Es un derivado del monosacárido natural D-fructosa, utilizado como anticonvulsivo,
que se asocia a anorexia y pérdida de peso (a diferencia de los demás anticonvulsivos
que estimulan el apetito y el aumento de peso).
Uno de los efectos beneficiosos que produce en el tratamiento del trastorno bipolar es
una disminución de peso con características terapéuticas y normalización de las
alteraciones de la conducta. (Chengappa, Gershon, Levine, et al., 2001a, 2001b; Sachs,
Sambur, Demopulous, et al., 1999; Shapira, Holdsmith y McElroy, 2000).
Algunos investigadores han propuesto que el perfil anticonvulsivo del topiramato, así
como su posible utilidad en los trastornos de la conducta alimentaria, se deben a sus
efectos dobles sobre los sistemas GABAérgico y glutamatérgico.
En un estudio (Reife, Pledger y Wu, 2000) con pacientes epilépticos se vio que un 7%
de los pacientes experimentaba una disminución de peso. La pérdida de peso se asoció a
anorexia y fue más frecuente en los pacientes de mayor peso. El grado de disminución
de peso estuvo relacionado con la dosis. Esta disminución de peso se estabilizó al cabo
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de 15 meses de tratamiento aproximadamente. El mecanismo de acción por el que
produce disminución de la ingesta y del peso no se ha clarificado. Algunos pacientes
tratados con topiramato informan de una pérdida de apetito asociada con una alteración
del gusto, lo que puede ser debido a una acción inhibidora de topiramato sobre la
anhidrasa carbónica.
OTROS FÁRMACOS
METILFENIDATO
Puede provocar retraso del crecimiento (talla y peso) en los niños, especialmente si lo
toman durante mucho tiempo. (Holtkamp, Peters-Wallraf, Wüller, et al., 2002).
La pérdida de peso puede tener lugar por la pérdida de apetito y por las molestias
digestivas que produce.
CONCLUSIONES:
Las alteraciones del peso corporal provocadas por los psicofármacos es uno de los
efectos al que hay que prestar especial atención. Estos efectos son distintos según el
paciente y el tiempo de tratamiento, así como la dosis. Los que conllevan mayores tasas
de abandono son aquéllos que producen ganancia de peso, por lo que es necesario
prevenirlo con dieta y ejercicio físico. En ocasiones será necesario modificar la
medicación del paciente para corregir esta alteración sobre el peso corporal y las
complicaciones derivadas de ello.
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