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PARTE II INDICACIONES PARA TRASPLANTE HEPÁTICO 87 88 INDICACIONES Y CONTRAINDICACIONES PARA TRASPLANTE HEPATICO. MOMENTO DE LA REALIZACION DEL TRASPLANTE Capítulo 6 Ignacio Javier Calleja Kempin INDICACIONES DE TRASPLANTE HEPATICO Evolución de las indicaciones en dos décadas Las indicaciones para la realización de trasplante hepático (TH) fueron algo anecdótico en los años 70 y a principio de la década de los años 80, no realizándose más de 50 trasplantes anuales en toda Europa hasta 1982. Estas indicaciones fueron bien definidas por la Conferencia Nacional de Consenso de Institutos de la Salud de Estados Unidos en 19831. A finales de esta década se establecía la necesidad de unos 15 trasplantes por millón de población2, para posteriormente pasar en España a cifras superiores de realización como es la de 20 TH por millón de población en 19983. No cabe duda que la mayor oferta de donantes en Europa se ha dado en España y ello ha repercutido de forma importante en un aumento de las indicaciones para TH, de tal forma que en 1997 un 20% de los 3601 trasplantes del Registro Europeo de Trasplante Hepático fue realizado en España4. Esto nos confirma que si en un principio los pacientes eran casi exclusivamente “terminales”, los buenos resultados obtenidos con el tiempo han ido expandiendo las indicaciones, pudiendo ofrecer no solamente una supervivencia de pacientes terminales a corto plazo, sino una mejor calidad de vida y una mayor supervivencia en pacientes con hepatopatía severa no mortal a corto plazo. Del mismo modo, en un principio, el TH estaba restringido a pacientes relativamente jóvenes, así, antes de 1988, la edad media de los receptores se situaba entre los 40 y 50 años, mientrás que después pasó a situarse entre los 50 a 60 años, con un 50% de los pacientes trasplantados en Europa entre los 45 y 60 años4. Starzl et al, ya en 1987 y posteriormente en 1991 publicaron excelentes resultados con pacientes mayores de 60 años5,6, resultados refrendados por otros autores7,8. No obstante, aunque en el Registro Europeo se objetivan diferencias estadísticamente significativas en cuanto a supervivencia con los pacientes de menor edad4, los resultados obtenidos con pacientes mayores de 60 años se pueden considerar también como muy satisfactorios. En cuanto al tipo de hepatopatía y su etiología, progresivamente se han ido añadiendo indicaciones, de tal forma que actualmente, cualquier patología hepática no reversible, aguda o crónica puede tener indicación de TH si no existe una contraindicación específica. Sin embargo, el grupo de patología tumoral sería la excepción en la ampliación de indicaciones, realizándose progresivamente una restricción de pacientes para obtención de mejores resultados, debiéndose reducir el tamaño tumoral y número de nódulos para una mejor selección en el caso del hepatocarcinoma9,10. En esta progresiva restricción se han descartado totalmen89 te tumores primarios como el colangiocarcinoma intrahepático11 y secundarios como las metástasis de carcinomas colo-rectales, manteniendose exclusivamente las metástasis de tumores neuroendocrinos una vez resecado el tumor primario, obteniendo buenos resultados especialmente con las de tumores carcinoides12. Globalmente la indicación de patología tumoral se ha reducido desde una tercera parte del total de los TH en las primeras series13 hasta un 5-10% en la actualidad4,14. Entre las hepatopatías crónicas, la de etiología alcoholica ha evidenciado un ascenso meteórico durante los años 80, debido a que en un principio era considerado como una mala indicación por sus malos resultados15 y posteriormente se observó la misma supervivencia que en los no alcoholicos1618. En la actualidad la cirrosis alcohólicos es la indicación más frecuente en España junto a las de etiología viral con un 30% cada una3, siendo en Europa la segunda en frecuencia con un 29% frente a la viral con un 38%4. Por último, el fallo hepático agudo, en sus diferentes modalidades, se ha confirmado como una indicación ya establecida y que es tratable no solamente con TH ortotópico, sino que permite otros tipos de trasplantes auxiliares como se comentará posteriormente. Indicaciones actuales Las indicaciones más frecuentemente realizadas en nuestro medio corresponden a las cirrosis (57%), enfermedades colestásicas (11%), hepatocarcinoma y otras patologías tumorales (10%), fallo hepático agudo (10%), enfermedades metabólicas (6%) y un grupo de miscelánea (6%) según recoge el Registro Europeo4, si bien en España la indicación por cirrosis asciende al 70% con disminución del resto de los grupos excepto de la enfermedades colestásicas. Dentro del grupo de cirrosis, la etiología viral es la más frecuente, siendo la cirrosis secundaria al virus de la hepatitis C (VHC) la primera. El problema de esta indicación es la recurrencia de la infección por virus C, que prácticamente es universal19-21, no obstante la supervivencia acumulada de los receptores parece ser semejante a la de los de origen alcohólico, metabólico o por virus B, aunque significativamente peor que las enfermedades colestásicas. La recurrencia básicamente se eviden90 cia por una hepatitis en algo más del 50 % de las biopsias por encima del año, siendo un 80 % enfermedad leve y un 20% fibrosis significativa o cirrosis22. La clave pudiera estar en los títulos de RNA pretrasplante, con una supervivencia a los 5 años del 57% cuando el título fuera superior a un millón de vEqu/ml y del 84% cuando fuera inferior a un millón, sin significación en cuanto al genotipo viral o tipo de inducción de la inmunosupresión23,24. Realmente la pérdida del injerto por recurrencia del VHC es más bien infrecuente, siendo el retrasplante un factor de riesgo en estos pacientes, y no teniendo un impacto claro en la supervivencia de los mismos debido a la alta tasa de fracasos de éste25. Por último la aparición de un fármaco antiviral como la ribavirina abre una gran esperanza en el futuro de esta indicación26-29. La hepatopatía secundaria a virus de la hepatitis B (VHB) era hasta hace pocos años una mala indicación de trasplante por su alta tasa de reinfección con VHB y fallo progresivo del injerto con supervivencia del 45 al 50%30-32. Varios estudios demostraron la importancia de la carga viral en la evolución después del trasplante33 y la necesidad de tratar estos pacientes con inmunoglobulina específica anti VHB34. Más tarde otros grupos mejoraron resultados excepto en el grupo de pacientes cirróticos VHB con hepatocarcinoma35, sin embargo, hoy en día la utilización de inmunoprofilaxis pasiva junto con los antivirales lamivudina y famciclovir permiten la no exclusión del TH de ningún paciente en base a su infección por VHB36,37. La etiología alcoholica es la segunda en importancia, tanto en Europa como USA4,14. En España es la principal indicación como etiología aislada, de tal forma que representa un 30,3 % del total3. No obstante, la consideraciones éticas sobre la indicación de trasplante y cuándo se debe realizar son tema de debate hoy en día38,39, aunque no cabe duda que los resultados obtenidos con este tipo de pacientes han sido buenos15,16. Uno de los puntos claves de esta indicación está en la abstinencia previa al trasplante, que nos determinará que no es recuperable la función hepática una vez superados los efectos de la toxicidad aguda o hepatitis alcohólico, aunque el período exacto no esté totalmente determinado39. Las hepatopatías de origen autoinmune más frecuentemente indicación de TH son la cirrosis biliar primaria (CBP), colangitis esclerosante primaria (CEP) y la hepatitis autoinmune (HAI). Entre las tres indicaciones vienen a representar una cifra cercana al 10% de todos los trasplantes3,4 y cada una de ellas tiene unas indicaciones bien definidas. En la CBP se puede sentar una forma simple de indicación de TH cuando la cifra de bilirrubuna total supera los 10 mg/dl40. No obstante existen fórmulas más complejas para determinar el pronóstico e indicar el TH, según se expresa en la tabla 6.1. Tabla 6.1 Mayo (41) IP=0,00696*((edad años-20)/10)+2,52*log10 (bilirrubina µmol)-0,5*(albúmina g/l) +0,88*(cirrosis P/A)+0,68*(colestasis P/A) +0,52*(no tratado con azatioprina) Europeo (42) IP= 0,039*(edad años)+ 0,87*log (bilirrubina mg/dl) -2,53*(albúmina gr/dl)+2,38* loge (tiempo protrombina seg) + 0,859*(edema P/A) Europeo2(43) PI=0,040*(edad años-55) ++2,53*log10 (bilirrubin µmol/-1,53)+0,085*(albúmina g/l-34,3) +1,39*(ascitis P/A)+ 0,65*(sangrado por varices P/A) Europeo 2 -histolog. (43) IP= 0,027*(edad años-55)+2.26*log10 (bilirrubina µmol/-1,53)- 0,070*(albúmina g/l-34,3)+1,18*(ascitis P/A)+0,95*(sangrado por varices P/A)+0,87* (sangrado por cirrosis P/A)+ 1,22* (colestasis central P/A)- 0,9*log10 (IgM g/l-0,47) P=1 si está presente; P=2 si está ausente En todos estos índices pronósticos el dato de mayor peso es la cifra de bilirrubina total y se debe recalcar que los diferentes parámetros clínicos y de calidad de vida del paciente en los estadios finales de la CBP son los que determinarán finalmente la necesidad de TH. Así, un paciente con una puntuación (score) de Mayo superior a 7,5 que determina una supervivencia media de unos 18 meses, junto con hiperbilirrubinemia progresiva (superior a 100-150 umol/l) y/o ascitis, debe ser considerado candidato para trasplante44,45. No obstante el prurito y fatiga intratables pueden ser, “per se”, una excepción para realizar TH en aras a mejorar la calidad de vida del paciente. La recurrencia de la enfermedad en el hígado trasplantado era algo raramente diagnosticado en el pasado, sin embargo, algunos grupos refieren actualmente una recurrencia entre el 8-16% a los 5 años del TH46,47. Este hecho está respaldado por recientes hallazgos inmunohistológicos de patrones específicos de tin- ción en biopsias del 73% de los pacientes tras el TH, con lo cual la recidiva sería más la regla que la excepción48. La CEP es una enfermedad difícilmente catalogable y para ello también se han creado índices pronósticos como el de la Clínica Mayo49, King’s College50 y el multicéntrico51. Quizás el modelo del estudio multicéntrico en el que se valora la edad, bilirrubina, estadio histológico y esplenomegalia sea el único capaz de diferenciar el grupo de pacientes que precisa TH51. No obstante, existe dificultad para delimitar los grupos de pacientes, con lo cual se precisa una “personalización” de la indicación. Otro dato a tener en cuenta es que los modelos no tuvieron en cuenta la utilización de tratamientos como dilatación endoscópica o prótesis, que pueden modificar la evolución de la enfermedad, prolongando de forma importante la supervivencia52. Una vez determinada o no la necesidad de TH en la CEP es preciso tener en cuenta el desarrollo de colangiocarcinoma (CCA), ya que incidentalmente se encuentra en un 40% de los TH53,54, disminuyendo la supervivencia en estos casos al 25-30%. El modelo multicéntrico sería la única forma posible de predecir la aparición de CCA51. El TH ofrece excelentes resultados en la CEP, con supervivencias superiores al 85%, y con gran mejoría en la calidad de vida, pero es preciso tener en cuenta la existencia de cirugía abdominal previa ya que ésta puede incrementar la mortalidad peri y postoperatoria de forma significativa 55. La recurrencia es motivo de controversia y difícil de definir, ya que los hallazgos son típicos de otras patologías del TH como estenosis arterial, estenosis biliar, lesiones de preservación, rechazo o infecciones por CMV56-59. Por último, en las hepatitis y cirrosis autoinmunes, la Asociación Americana para el Estudio de Enfermedades Hepáticas (AASLD) y la Sociedad Americana de Médicos de Trasplante, recomiendan el TH con una puntuación de Child-Pugh superior o igual a 7, o cuando existe hemorragia gastrointestinal por hipertensión portal60 o aparición de ascitis61. Las hepatitis autoinmunes también pueden presentarse como enfermedad fulminante, habiéndose realizado trasplante auxiliar ortotópico con éxito60.La recurrencia tras el TH es un riesgo importante ya que se produce hasta en un 25% y generalmente ocurre tras reducción de la inmunosupresión62. 91 El fallo hepático agudo (FHA) en cualquiera de sus modalidades desde las formas hiperagudas hasta las subagudas, es una indicación establecida en la actualidad, con buenos resultados tras el trasplante hepático, según se desprende de los registros Europeo y Español que informan de supervivencias superiores al 50% a los 5 años3,4. En la actualidad existen diferentes criterios para la inclusión en lista de espera de trasplante como es el del Hospital Paul Brousse, que consiste en pacientes menores de 30 años con confusión o coma y factor V de coagulación inferior al 20% y mayores de 30 años con igual clínica y factor V menor del 30%63, o los del hospital King’s College que se expresan en la tabla 6.2 64,65. Tabla 6.2 Criterios del Hospital king’s College en fallo Hepatico Fulminante FALLO HEPATICO FULMINANTE POR PARACETAMOL • PH arterial < 7,3 ó • Presencia de los siguientes parámetros juntos: • Tiempo de protrombina > 100 segundos (INR>6,5) • Grado III/ IV de encefalopatía • Creatinina > 300 umol/l (3,4 mg/dl) FALLO HEPATICO FULMINANTE NO-.INDUCIDO POR PARACETAMOL Presencia de tres de los siguientes criterios: • Edad< 10 años o más de 40 • Etiología no-A, no-B o fallo Hepático fulm. Inducido por drogas/halotano • Bilirrubina >300 µmol/l (3,4 mg/dl) • Tiempo desde ictericia a encefalopatía > 7 días • Tiempo de protrombina > 50 segundos (INR >3,5) ó • Tiempo de protrombina > 100 segundos (INR>6,5) Una vez incluido el paciente en la lista de espera se debe proceder de forma rápida para la obtención de un injerto antes que se desarrolle un fallo multisistémico. Puede ocurrir que el estado hemodinámico del paciente no permita espera. En esos casos se puede proceder a la hepatectomía y realización del trasplante en un segundo tiempo66. En caso de presentar estabilidad hemodinámica existe una alternativa al trasplante ortotópico como es el trasplante auxiliar ortotópico que ha demostrado ser superior al heterotópico60. Pero antes de cualquier procedimiento es preciso tener una perfecta monitorización del paciente para conocer en todo momento la situación del mismo, especial92 mente en lo que se refiere a lesiones neurológicas irreversibles (tabla 6.3). La contraindicación de trasplante vendrá dada por la experiencia y “agresividad” del equipo de trasplante, y esta decisión será básicamente el resultado de la valoración de la función hemodinámica, estado respiratorio, grado de edema cerebral y posible sepsis. Como anteriormente se comentó, los resultados son buenos, pero varían de acuerdo con la situación previa del paciente, que de acuerdo al grado de coma sería: supervivencia del 71% en pacientes con coma grado I/II, 80% en el grado III y 48% en el grado IV. La recurrencia de la enfermedad viral ha sido menos frecuente en estos pacientes que en los trasplantados electivamente por enfermedad viral, ya que los niveles de DNA viral son bajos o no existen en estos casos65. Tabla 6.3 Monitorizacion Previa al Th en el FHF 1. FUNCION CARDIOVASCULAR (Swan-Ganz) 2. PRESION INTRACRANEAL Y ENCEFALOPATIA (doppler transcraneal, TAC, EEG) 3. FUNCION RENAL (Hemofiltración, diálisis) 4. FUNCION METABOLICA (glucemia, equilibrio ácido-base, iones,etc) 5. FUNCION RESPIRATORIA (control respiratorio, máximo aporte de oxígeno) 6. FUNCION DE COAGULACION (factores de coagulación, plasma) 7. PROFILAXIS DE INFECCIONES (antibióticos) Otro de los grandes grupos corresponde a la patología tumoral representada por el carcinoma hepatocelular o hepatocarcinoma (CHC) sobre hígado cirrótico que corresponde actualmente al 85% de la patología tumoral en la que se indicó TH, correspondiendo un 8% a metástasis de tumores neuroendocrinos4,y quedando algunos grupos que todavía han realizado TH en carcinomas de la via biliar avanzados y colangiocarcinomas intrahepáticos que representan indicaciones de dudoso beneficio67. Sin embargo, existen otras indicaciones “favorables” aunque poco frecuentes como son el hepatocarcinoma fibrolamelar, hemangioendotelioma epitelioide69, hepatoblastoma y tumores proximales de la via biliar en estadio II67,68. Entre el gran número de publicaciones referentes al tratamiento quirúrgico del CHC, los estudios del grupo de Hanover70 fueron clarividentes a la hora de valorar los resultados de la resección y el TH. Este grupo observó que los resultados del TH estaban directamente relacionados con el estadio tumoral (pTNM) tanto en resección como en TH70. Posteriormente otros grupos han refrendado esos resultados en estadios tumorales precoces71-73. Pero el verdadero problema es conocer la extensión exacta de la enfermedad para evitar la recurrencia o metástasis, ya que en la mayoría de los trabajos revisados se estudian los resultados con respecto al estadio pTNM histológico (en la pieza operatoria). Por ello algunos autores como Bismuth et al recomiendan restringir los trasplantes a tumores inferiores a 3 cm con uno o dos nódulos72. No obstante, Figueras et al intentaron seleccionar únicamente “tumores pequeños y localizados” de forma preoperatoria y tras el TH únicamente el 45% fue pT1-T2, mientras que el 55% fue pT3-pT4, por lo que la supervivencia total a los 5 años fue del 65%73. Ante este panorama, el TH como tratamiento del CHC debe ser valorado muy cuidadosamente debiendo tener muy en cuenta la escasez de injertos, existiendo una tendencia actual a realizar trasplante en pacientes con tumores pequeños (menores de 5 cm) en el seno de hepatopatias moderadas a severas, reservando la resección hepática para tumores resecables mediante hepatectomías lo más económicas posibles en pacientes con buena función hepática y escasa hipertensión portal74. Existe un grupo de enfermedades que se engloban dentro de las enfermedades metabólicas y que en el ELTR representan hasta un 6%, siendo las más frecuentes la enfermedad de Wilson, la hemocromatosis. Otras menos frecuentes son el déficit de alfa-1 antitripsina, tirosinemia, hiperoxaluria primaria tipo 1 (trasplante hepato-renal), polineuropatía amiloidótica familiar, hipercolesterolemia familiar, síndrome Crigler-Najjar tipo I y otros, estando este grupo de enfermedades caracterizado por incluir pacientes jóvenes con buena supervivencia tras el TH75. Existen otras indicaciones menos frecuentes como son el síndrome de Budd-Chiari que puede producir una insuficiencia hepática progresiva o incluso fulminante76. En estos casos la biopsia hepática será decisiva en la indicación del TH, siendo un tratamiento con excelentes resultados en caso de necrosis severa77,78. Otra indicación poco frecuente es la enfermedad poliquística hepática que puede requerir TH en caso de complicaciones asociadas a los quistes como son infección, obstrucción biliar, hemorragia, hipertensión portal y raramente transformación maligna. Una indicación de urgencia puede ser el traumatismo hepático masivo, que obligue a un “packing” y posterior TH79 o al denominado trasplante hepático en dos tiempos, realizando en un primer tiempo la hepatectomía total con preservación de vena cava y derivación porto-cava, y tras una fase anhepática realización del TH80,81. Las indicaciones en la edad pediátrica suponen un 12 % del total en el ELTR, siendo en España un 7%, y correspondiendo un 76% a enfermedades colestásicas (atresia biliar). Estas indicaciones serán motivo de comentario en el capítulo correspondiente. MOMENTO DEL TRASPLANTE (“TIMING”) Una vez comentadas las indicaciones de TH, es preciso conocer grado evolutivo de cada patología y la situación global o estatus del paciente. Ese conocimiento global llevará a decidir el momento del trasplante. Se debe considerar que la patología hepática es algo dinámico y por tanto el paciente y su enfermedad deben ser evaluados desde el momento del diagnóstico hasta el momento de la evaluación como receptor del TH, así como prever la evolución que pudiera ocurrir en la lista de espera de TH, intentando asignar el grado de urgencia correspondiente. En principio, la mejor forma de evaluar la indicación y el momento del TH es mediante un comité de selección de receptores. Este comité será responsable del aprovechamiento justo de un bien comunitario y finito como son los injertos hepáticos. Esta “justicia” debe entenderse como la inclusión de pacientes que tengan la oportunidad de obtener unos resultados mínimos y que puedan ser prolongados en el tiempo. Idealmente el comité de selección debería de estar compuesto por representantes de los diferentes especialistas incluidos en el programa de TH como son hepatólogos, cirujanos, anestesistas y reanimadores, anatomopatólogos, radiólogos, microbiólogos y hematólogos. No obstante algunos programas recomiendan la inclusión de algún cirujano e internista no incluido dentro del programa de TH para valorar posibles terapias alternativas, así como per93 sonal no médico como coordinadores de enfermería, asistentes sociales y médicos de cabecera82. En nuestro medio existe un mínimo exigible que consiste en la participación de los servicios de hepatología, cirugía y anestesia, con invitación al resto de los servicios integrados dentro del programa. El comité tiene que trabajar con el sistema de valoración como el que se presenta en la tabla 6.4 y que se desarrollará a continuación. Tabla 6.4 Valoracion del Momento del TH 1er. Escalón: TIPO DE PATOLOGIA HEPATICA Indicación de TH Sí / No 2º Escalón: ESTATUS HEPATICO (momento del TH) • Puntuación o “score”(Child-Pugh) • Indice pronóstico (Autoinmunes) • pTNM (fundamentalmente pT) 3er. Escalón: PATOLOGIA SISTEMICA • Contraindicaciones absolutas y relativas 4º Escalón: FACTORES DE RIESGO (peri-postoperatorios) • Superables o tratables: Contraindicaciones relativas • No superables o tratables: Contraindicaciones absolutas Evaluación de la Patología hepática Insuficiencia hepatocelular crónica La valoración del grado de insuficiencia funcional hepática se puede realizar mediante cualquiera de las puntuaciones existentes al uso como son la clasificación de Child y aún mejor con la modificación de Pugh83. Según esta clasificación podremos incluir en lista de TH claramente los pacientes más terminales como son los de puntuación más alta (Child C). No obstante la funcionalidad hepática en la cirrosis es algo dinámico con fases de descompensación y fases de recuperación funcional. Así, pueden existir períodos de descompensación por ingestión alcohólica (toxicidad aguda), hemorragia o peritonitis bacteriana espontánea que deben ser superadas para una buena evaluación de la función, especialmente en los casos de ingesta etílica, debiendo exigir un período de abstención de ingesta alcohólica, no solamente para la evaluación correcta del receptor, sino para una garantía de preservación del injerto hepático trasplantado (abstinencia postoperatoria). 94 En muchos casos no hace falta esperar a un grado de insuficiencia hepática severa, si se pueden prever complicaciones a corto-medio plazo y si pensamos que el TH va a ofrecer mejor calidad de vida y supervivencia al paciente. A continuación comentaremos algunas de las complicaciones que ensombrecen el pronóstico de la hepatopatía crónica. La ascitis refractaria a diuréticos con trastorno de la función renal (insuficiencia renal funcional), puede asociarse a supervivencias menores del 50% a los 3 años84. Cuando se desarrolla el denominado sindrome hepatorrenal (funcional) se debe plantear el diagnóstico diferencial con necrosis tubular aguda u otra patología renal establecida que obligue a trasplante hepato-renal, ya que en el caso de nefropatía establecida (no funcional) el tratamiento inmunosupresor postoperatorio acabará por deteriorar la función renal en el período postoperatorio con el consiguiente aumento de morbi-mortalidad y necesidad de diálisis. CuervasMons et al demostraron una clara correlación entre la insuficiencia renal preoperatoria y la morbi-mortalidad postoperatoria85. La aparición de peritonitis bacteriana espontánea que aparece en el contexto de la ascitis, también es un factor de mal pronóstico que puede indicar el TH “per se”86. En estos casos es preciso un control previo al TH con el tratamiento antibiótico adecuado hasta la negativización de los cultivos87. La aparición de encefalopatía hepática cuando está dentro del cortejo sintomático de una descompensación, y si ésta además es leve, no debe ser considerada como decisiva para la indicación de TH. Sin embargo cuando ésta es recurrente y moderada o severa, denota una enfermedad hepática grave que sí debe ser subsidiaria de TH88. Existen otras situaciones que pueden afectar a la calidad de vida y que evolucionan de forma insidiosa como son la desnutrición y la progresiva astenia y debilidad del paciente que deben de ser tenidas muy en cuenta a la hora de la indicación del trasplante tanto como para poder indicar como contraindicar el mismo en un momento determinado89. Por último, el sangrado por hipertensión portal no debe ser indicación de TH, ya que es preciso un tratamiento previo de esta hemorragia y posterior evaluación de la función hepatocelular (estabilización). Dentro de los tratamientos conservadores, la escleroterapia de varices es el tratamiento de elección con una tasa de éxitos entre el 70-90%, siendo raras las complicaciones90. Otras técnicas utilizadas con éxito son la ligadura con bandas y el tratamiento farmacológico. A caballo entre los procedimientos conservadores y los quirúrgicos, se encuentran la colocacion de shunts intrahepáticos portosistémicos, que en nuestro medio ha venido a sustituir a la cirugía derivativa casi en su totalidad91. No obstante, algunos grupos como el de la Universidad de California advierten que los TIPS no mejoran los parámetros intraoperatorios del paciente cirrótico y pueden causar complejos problemas técnicos por colocación de los mismos en tronco portal o en vena cava92. Enfermedad colestásica Las enfermedades colestásicas del paciente adulto, son fundamentalmente la cirrosis biliar primaria (CBP) y la colangitis esclerosante primaria (CEP). Estas dos enfermedades se evalúan por los índices pronósticos referidos anteriormente4143,49-50. No obstante ambas enfermedades pueden presentar complicaciones como el prurito o la enfermedad ósea93 en la CBP, o el prurito, colangitis recurrentes y riesgo de desarrollo tumoral en la CEP que por ellas mismas pueden obligar a la toma de decisión para TH. En estas patogías es muy importante personalizar al máximo la indicación de TH y sobre todo meditar posibles terapias previas, como la cirugía derivativa biliar, que compliquen el TH en un futuro55. Hepatocarcinoma y otros tumores La estadificación de los pacientes cirróticos con carcinoma hepatocelular (CHC) ha sido un tema controvertido en los últimos años. Una de las clasificaciones más utilizadas es la de Okuda94. En ella se incluyen datos sobre la función hepática como son la albúmina, ascitis y colemia y datos sobre el estadio tumoral como la invasión de más o menos del 50% del hígado. Existen otras dos clasificaciones útiles en estos pacientes como son las de ChildPugh que nos refieren el aspecto funcional y tiene valor pronóstico de la evolución funcional hepática, y la de pTNM, que tiene un valor oncológico puramente. Sin embargo, estudios recientes ponen en entredicho el sistema pTNM tras el TH95,96. Por esta razón Llovet et at del hospital Clínico de Barcelona han desarrollado una clasificación para estadificación del CHC sobre cirrosis que se presenta en la tabla 6.5, que se basa en amplias e interesantes observaciones clínicas obtenidas a través de estudios controlados y randomizados97. Tabla 6.5 Valoracion del Estatus Tumoral/Funcional (Según Hospital Clínico de Barcelona) ESTADIO A 1: Tumores únicos con ausencia de hipertensión portal (HTP) relevante y bilirrubina normal. ESTADIO A 2: Tumores únicos asociados a HTP relevante y bilirrubina normal. ESTADIO A 3: Tumores únicos con HTP relevante y bilirrubina aumentada ESTADIO A 4: Tres tumores menores de 3 cm sin relación con la función hepática ESTADIO B: Estadio intermedio que incluye pacientes asintomáticos con tumores multinodulares, pero sin invasión vascular o extensión extrahepática. ESTADIO C: Estadio avanzado que comprende pacientes con tumores sintomáticos, o con patrón invasivo en relación con afectación vascular o diseminación extrahepática ESTADIO D: Estadio terminal, que incluye pacientes con sintomas severos relacionados con la enfermedad tumoral con deterioro importante de la calidad de vida o tumores sobre un hígado con gran deterioro funcional (Okuda III). EN RELACIÓN CON EL PST O PERFORMANCE STATUS TEST98: • Los estadios A Y B se corresponden con el performance status test (PST)= 0 • El estadio C con PST = 1-2 • El estadio D con PST = 3-4 EN RELACION CON LOS ESTADIOS DE OKUDA 94 • Los estadios A1-A2-A3 con los Okuda I • Los estadios A4-B-C con Okuda I-II • El estadio D con Okuda III La terapia recomendable sería en estadio A-1 (con gradiente hepático venoso <10mmHg) realizar terapia radical, preferentemente resección. El estadio A-2 sería una indicación a caballo entre resección radical o trasplante. En los A-3 y A-4 el trasplante hepático o el tratamiento percutáneo estarían indicados según existieran factores de riesgo en caso de tumores solitarios menores 5 cm (A-3) o con menos de tres nódulos menores de 3 cm(A-4). En estadio B se indicarían terapias locorregionales, en estadío C terapias antitumorales con nuevos agentes y en D tratamiento sintomático. El momento del trasplante en esta patología sería en el momento que se diagnostica, estando 95 indicado el TH en estadios tumorales A-2,3,4. En caso de indicar TH en tumores metástasicos (neuroendocrinos), el momento del mismo será también en el mismo momento del diagnóstico, sin ningún tipo de tratamiento preoperatorio. Fallo hepático agudo y subagudo Desde la definición clásica de fallo hepático fulminante de Trey y Davidson99, en la cual se proponía que la aparición de encefalopatía debía de estar dentro de las primeras 8 semanas de instauración de la enfermedad para considerar el cuadro como fulminante, han cambiado bastante las cosas, definiéndose en la actualidad tres situaciones como son: fallo hepático hiperagudo, fallo hepático agudo y fallo hepático subagudo64,65,100. La indicación y el momento del TH (urgente) viene dada por la irreversibilidad del cuadro según parámetros clínicos y bioquímicos, que han sido estructurados por algunos grupos según sistemas de puntuación como son los del grupo francés101 o los del Hospital King´s College de Gran Bretaña64, que ya han sido comentados anteriormente (tabla 6.2). Otros grupos han incorporado criterios que son útiles, especialmente en la evolución subfulminante de la enfermedad como es la biopsia hepática transyugular o el volumen hepático medido por tomografía axial102,103. Sin embargo, ninguno de estos dos criterios son independientes como factor pronóstico. La biopsia hepática tiene un valor pronóstico importante, aunque hay que tener en cuenta que en muchos hígados explantados por TH se observa una variabilidad importante de necrosis por zonas, lo que hace que una biopsia aislada pueda no ser significativa. Sin embargo, este dato puede tener gran importancia en la evolución subfulminante de la enfermedad, en la cual la clínica y los parámetros bioquímicos siguen una evolución tórpida. Desde el punto de vista evolutivo y con cualquiera de los sistemas de puntuación que se utilicen, la cifra de colemia total (más de 23 mg/dl) y el tiempo o actividad de protrombina (inferior al 20% a pesar de vitamina K) son factores fiables para indicar mala evolución104. En el momento de la indicación del TH y hasta que se obtenga un órgano para realizarlo, se deben valorar muy cuidadosamente las posibles contraindicaciones del mismo, que se indican en la tabla 6.6. 96 Tabla 6.6 Contraindicaciones en Fallo Hepatico Agudo 1. SEPSIS • Contraindicación absoluta si activa y progresiva • No contraindicación si estabilización tras 24-48 de tratamiento antibiótico 2. TRASTORNOS HEMODINAMICOS • Contraindicación si incremento rápido en vasopresores • No contraindicación con vasopresores si estabilidad • Valorar hepatectomía previa para estabilización 3. FALLO RESPIRATORIO • Contraindicación con síndrome de distress y FiO2 > 0,6 • No contraindicación si estabilidad con FiO2 < 0,5 4. EDEMA CEREBRAL • Contraindicación si presión de perfusión cerebral < 40 mmHg (más de 60 minutos) • No contraindicación con episodios aislados de elevación de PIC o pupilas fijas que responden al tratamiento EDAD Y SITUACION PSIQUIATRICA • Aunque no contraindicación, sí mayor riesgo en > 50 años. • Valorar contraindicación en intentos de suicidio En los casos de rápido deterioro hemodinámico que contraindique el TH se puede realizar una hepatectomía de prueba con preservación de cava y derivación porto-cava, para valorar la influencia del hígado patológico sobre el estado hemodinámico del paciente, según describieron Ringe et al66. Otras indicaciones Enfermedades metabólicas La indicación de TH en enfermedades metabólicas de origen hepático puede ser establecida por la propia enfermedad hepática como ocurre en el déficit de alfa-1 antitripsina, tirosinemia, enfermedad de Wilson y hemocromatosis congénita, o por la repercusión que tiene el déficit enzimático de origen hepático, aunque la estructura y función hepáticas estén conservados como es el caso de la polineuropatía amiloidótica familiar y enfermedad de Wilson (ambos con repercusión neurológica), la hiperoxaluria primaria con insuficiencia renal por nefrocalcinosis, la hipercolesterolemia familiar con ateromatosis severa, la enfermedad de Crigler-Najjar tipo I con kernicterus, la glicogenosis tipo I con alteración del desarrollo ponderal y psicológico y el déficit de alfa-1 antitripsina por su patología pulmonar y por último, el déficit de ornitina transcarbamilasa por sus re- percusiones metabólicas. Si bien en el primer grupo de enfermedades estáría indicado el TH ortotópico total, en muchos casos del segundo grupo se podría ensayar un TH auxiliar, tanto ortotópico como heterotópico, para proveer al organismo del enzima deficitario, manteniendo un resto hepático con función normal105,106. Además, en este último grupo de enfermedades metabólicas con repercusión extrahepática, pueden ser requeridos trasplantes de otros órganos como es el caso de la hiperoxaluria primaria con trasplante renal107 o la hipercolesterolemia familiar con trasplante cardíaco108. El momento para realizar TH en el caso de lesión hepática (primer grupo) viene dado por el grado de insuficiencia hepatocelular aguda o crónica y se valorará según los parámetros antes comentados, aunque en casos como insuficiencia hepática aguda por enfermedad de Wilson o hepatopatía crónica por tirosinemia, la indicación de TH es la regla por la mala evolución en la primera y el riesgo de desarrollar malignidad en la segunda. En el caso de enfermedad con hígado estructuralmente normal, el momento del TH lo daría la evolución de la enfermedad extrahepática. Síndrome de Budd-Chiari El síndrome de Budd-Chiari tiene varias opciones tanto médicas como quirúrgicas para su tratamiento. Cuando la descompensación ascítica no es tratable médicamente se debe seleccionar el procedimiento quirúrgico más adecuado, debiéndose elegir un procedimiento derivativo o el trasplante hepático. El procedimiento derivativo tendrá éxito en fases tempranas de la enfermedad en las que no existe un deterioro importante de la estructura y función hepáticas, mientras que el TH estará indicado en caso de severo deterioro de la función hepática que generalmente se corresponde con un grado avanzado de necrosis hepatocitaria (50%), con fibrosis o cirrosis, que puede ser detectada por la biopsia del parénquima76,109-111. Otras indicaciones La enfermedad poliquística o poliquistosis hepato-renal puede complicarse con hemorragia, infección, obstrucción biliar, hipertensión portal, síndrome de Budd-Chiari y en algunos raros casos malignidad. Algunos pacientes con alguna de estas complicaciones pueden llegar a precisar un trasplante hepático o hepato-renal en caso de fallo renal112. El momento del trasplante lo indica el tipo de complicación que desarrolle. El trasplante hepático en el traumatismo severo se ha realizado en diferentes momentos de su evolución. En unos casos como continuación de un intento de tratamiento quirúrgico llevado a cabo sin éxito, manteniendo al paciente en quirófano hasta que llegara el injerto79, en otros casos como procedimiento en dos tiempos, siendo un primer tiempo de hepatectomía total con traslado del paciente a cuidados intensivos y posterior TH 80,81 y, por último, realizándose en otros casos tras las complicaciones postoperatorias de cirugías reparadoras de las lesiones hepáticas79. La hidatidosis alveolar o equinococosis alveolar, por su desarrollo agresivo, puede ser motivo de TH en algunos casos, aunque sea preciso ser lo más conservador posible intentando otros procedimientos alternativos113. La hidatidosis equinocócica (quistes hidatídicos) también ha sido motivo de TH aunque dentro del contexto de complicaciones por la propia enfermedad hidatídica, como es la cirrosis o la colangitis esclerosante o como complicación de algún tipo de tratamiento también desarrollando cirrosis, síndrome de BuddChiari o colangitis esclerosante114. Factores de riesgo del receptor Factores de mortalidad perioperatoria Una vez indicada la necesidad de TH se deben evaluar muy cuidadosamente los factores de riesgo de cada paciente, intentando prevenir la morbimortalidad derivada de los mismos. En un primer escalón se encuentran los factores que pueden complicar el acto quirúrgico y anestésico que serían: 1- derivados de la propia patología hepática; 2- derivados del estado general del paciente; 3derivados de procedimientos desarrollados sobre el paciente. Los derivados de la patología hepática son factores fundamentalmente “técnicos” como la trombosis portal con o sin cavernomatosis, hepatomegalia extrema como en el síndrome de BuddChiari o la poliquistosis, o anomalías vasculares como la agenesia de vena cava y otras anomalías como el situs inversus. Cualquiera de estos casos suponen retos técnicos para el cirujano, nunca sin 97 riesgo para el paciente, y por tanto debe preverse una estrategia quirúrgica claramente definida. Dentro de los factores generales del paciente, la obesidad junto con la ingesta crónica de corticoides pueden dificultar el manejo de tejidos con gran circulación colateral e infiltración grasa que en muchos casos puede hacer muy dificultoso un suficiente control de la hemostasia durante el procedimiento quirúrgico. Otros factores generales que pueden determinar no solamente morbilidad, sino mortalidad intraoperatoria serían los trastornos de la función cardíaca y patología coronaria, especialmente importantes en pacientes con hemocromatosis o cirrosis alcohólica, debiendo ser cuidadosamente evaluados en el período preoperatorio. La hipertensión pulmonar (PAP> 30mmHg) tiene una prevalencia del 2% en la hepatopatía terminal115, mientras que en candidatos de TH puede llegar hasta el 12 % 116. La mortalidad en pacientes con hipertensión porto-pulmonar (HTPP) es elevada aunque aún no ha sido claramente establecida (mortalidad del 50% entre 6 meses y 2 años). En el contexto del TH con HTPP severa raramente existe supervivencia117,118. Sin embargo, en el caso de ser leve-moderada, los resultados han sido diferentes, sin mortalidad en la serie de la Clínica Mayo114. Preoperatoriamente, la prueba de respuesta a agentes vasodilatadores se debe realizar con agentes de corta duración incluido el NO inhalado. Por lo anteriormente expuesto, la HTPP debe ser asumida de forma personalizada en cada paciente y siempre considerando la respuesta terapeútica. Un tercer grupo de factores es el derivado de procedimientos realizados en el receptor. Así, cualquier intervención quirúrgica abdominal incrementa el riesgo, especialmente aquellas intervenciones realizadas en el compartimento supramesocólico. De ellas, la colecistectomía, siendo la más simple de estas intervenciones, puede llegar a dificultar de forma importante el procedimiento quirúrgico, aunque no sea la regla. Otras intervenciones a tener muy en cuenta, frecuentes en este tipo de pacientes, serían la gastrectomía, hepatectomías, devascularizaciones ázigo-portales y derivaciones biliares, que pueden llegar a dificultar en extremo el TH55. En cuanto a las derivaciones porto-sistémicas, estas incrementan el riesgo quirúrgico, especialmente los shunt porto-cava, aunque no de forma tan importante como los an98 teriores procedimientos ya que la hipertensión portal está tratada por el shunt y por tanto la circulación colateral estaría colapsada en su mayoría. De hecho, la mayoría de autores no han encontrado un aumento significativo de la mortalidad en estos pacientes119. Recientemente la utilización de shunts intrahepáticos (TIPS), considerada por algunos autores como beneficiosa para el procedimiento quirúrgico120, ha sido puesta en entredicho por otros, debido a las complicaciones técnicas que pueden ocurrir durante el TH por su colocación dentro de la vena cava o en el tronco portal92. Ante todo lo expuesto, los procedimientos previos al TH deben de ser considerados dentro del contexto global del paciente, con una valoración personalizada de todos los factores de riesgo en su conjunto y toma de conciencia del riesgo global por parte del cirujano, del paciente y de sus familiares. Factores de mortalidad postoperatoria En un segundo escalón se encuentran los factores de riesgo que pueden complicar el curso postoperatorio. Todos los factores comentados en el apartado anterior también pueden influir negativamente en el postoperatorio inmediato, pero además existen otros que pueden disminur la supervivencia de forma significativa. Aunque pueda tacharse de obviedad, señalaremos que los pacientes ingresados en cuidados intensivos en el momento del TH tienen una mortalidad superior al resto de los pacientes, así como los pacientes con grado C de la clasificación de Child-Pugh121. Por otro lado, la insuficiencia renal 85,121,122 y la encefalopatía hepática moderada y severa121 han demostrado ser también un factor independiente de mala evolución en el postoperatorio. En 1984 Shaw y cols.123 desarrollaron el llamado “risk score” para el TH. En este sistema de valoración incluían el grado de desnutrición, ascitis, encefalopatía, cifra de colemia, tiempo de protrombina, edad y pérdida de sangre intraoperatoria. Desde entonces hasta la actualidad diferentes grupos han desarrollado diferentes sistemas de valoración. No obstante, casi todos los factores incluídos en el denominado risk score se han mantenido como independientes en cuanto a la morbi-mortalidad postoperatoria. Contraindicaciones La evolución de las indicaciones de TH a lo largo de los últimos años ha sido, como se comentaba al principio del capítulo, hacia un incremento de las mismas y por tanto con un decremento de las contraindicaciones. Así, dentro de las contraindicaciones, el grupo correspondiente a las enfermedades sistémicas es el que permanece más estable. Estas serían: sepsis activa no controlada, enfermedad cardíaca o pulmonar severa sin posibilidad de tratamiento adecuado y tumor maligno extrahepático. La positividad para HIV, sin enfermedad, es un tema controvertido en la actualidad, por lo que es motivo de un estudio piloto que se lleva a cabo actualmente en nuestro país. La lesión cerebral en fallo hepático agudo o la patología psiquiátrica severa son también motivo de contraindicación absoluta para el TH. Las contraindicaciones relativas corresponden actualmente al grupo antes comentado de factores de riesgo de mortalidad que, si bien hace unos años la mayoría eran contraindicaciones absolutas, hoy en día son factores que deben ser evaluados de forma personalizada y que en algunos programas de TH pueden ser contraindicación absoluta, mientras que otros programas han buscado soluciones alternativas con mayor o menor riesgo para el paciente. BIBLIOGRAFIA 1. National Institutes of Health Consensus Development Conference on Liver Transplantation. Hepatology 1984; 4: 1075-1095 2. Moreno Gonzalez E, Landa García JI, Calleja Kempin IJ, Gomez Gutierrez M, Jover Navalón JM, Arias Diaz J, et al. Resultados del homotrasplante ortotópico clínico de hígado. Valoración de 15 injertos. Cir Esp 1987, 6: 925-945 3. Cuende Melero N. Resultados del Registro Español de Trasplante Hepático. Segunda Memoria de Resultados, periodo 1984-1998. Rev Esp Trasplant 2000 (en prensa). 4. 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