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DIC1210_REDVET ACTUALIZACIÓN SOBRE HELICOBACTERIOSIS EN ANIMALES. PARTE 2. PATOGENIA, Helicobacteriosis HISTOPATOLOGÍA in animals. Part Y EPIDEMIOLOGIA 2. Pathogenesis, (Update Histopathology about and Epidemiology). RESUMEN La infección por el Helicobacter spp., tanto para el hombre como para los animales es inminente y se da mayor en países en vías de desarrollo, ya que las condiciones sanitarias son inadecuadas, logrando favorecer la infección, ya sea por consumo de alimentos y aguas contaminadas con materia fecal, así como el hacinamiento de los animales el cual ayuda a la transmisión directa oral-oral, oralfecal, igualmente existe una vía iatrogénica, dada por una inadecuada limpieza y desinfección de los equipos endoscópicos. La prevalencia de Helicobacter spp., es muy elevada, tanto en animales sanos como en aquellos que presentan sintomatología asociada con gastritis crónica, es una enfermedad de carácter zoonótico y se ha demostrado que las personas que conviven constantemente con animales, son propensos a padecer esta enfermedad ya que actúan como reservorios de la bacteria. Numerosos estudios se han hecho en el mundo con relación a la bacteria espiralada del genero Helicobacter pero aun no se sabe si todas las bacterias contribuyen con el desarrollo de la gastritis crónica y ulceras pépticas y la prevalencia en Colombia es baja comparada con otros estudios realizados a nivel mundial, ya que son pocos los estudios realizados en los animales. Como ha sido expuesto, H. pylori cuenta con factores de virulencia claros y bien determinados involucrados en la patogenia de la enfermedad en humanos, estando bien establecida la asociación del microorganismo con las diferentes patologías gástricas, en animales la especie de Helicobacter que se está estudiando su patogenia es el H. felis. Palabras claves: Infección, patogenia, prevalencia, zoonosis. ABSTRACT Infection with Helicobacter spp., Both the man and the animals is imminent and there is greater in developing countries, as sanitary conditions are inadequate, making favor infection, either by consumption of food and water contaminated with fecal matter and overcrowding of animals which helps direct transmission oral-oral, oral-fecal, equally there is iatrogenic pathway given by inadequate cleaning and disinfection of endoscopic equipment. The prevalence of Helicobacter spp., Is very high, both in healthy animals and in those with symptoms associated with chronic gastritis, is a zoonotic disease and has been shown that people who constantly live with animals, they are likely to have this disease as they act as reservoirs of the bacteria. Numerous studies have been done in the world relative to the spiral bacterium Helicobacter genus but not yet known whether all bacteria contribute to the development of chronic gastritis and peptic ulcers and prevalence in Colombia is low compared with other studies conducted globally, as few studies in animals. As has been stated, H. pylori virulence factors have clear and well-defined involved in the pathogenesis of human disease, being well-established association of the organism with different gastric pathologies in animals of the species being studied Helicobacter pathogenesis is H. felis. Keywords: Infection, pathogenesis, prevalence, zoonosis. FISIOPATOGENIA DEL HELICOBACTER PYLORI. La función de Helicobacter spp en la patogenia de la enfermedad gástrica en animales es cuestionada, debido a la falta de signos clínicos claros en animales infectados (HAPPONEN y col, 2000), a diferencia de lo que ocurre en los humanos infectados con Helicobacter pylori, en quienes existe fuerte evidencia de su implicación en la gastritis crónica, úlceras y neoplasias gástricas (SUTTON y col, 2001). Aún falta por estudiar parte de la patogenia, para lo cual los científicos deberán adoptar a varias especies animales como modelos para estudiar la interacción del portador, respuesta inmune y el proceso de enfermedad que genera esta bacteria (ESTEVES y col, 2000). El H. felis ha sido el más utilizado para estudiar la helicobacteriosis, con el fin de mejorar y crear nuevas alternativas en el tratamiento (HANNINEN, 1999). Las bacterias Helicobacter de ubicación gástrica, se caracterizan por la producción de ureasa. Debido a la acción de esta enzima, se genera amoniaco, originando una cubierta alcalina alrededor de la bacteria, lo que le permite sobrevivir en el medioambiente ácido del estómago. Su forma espiral y sus múltiples flagelos le facilitan su penetración y movimiento dentro de la capa mucosa, permitiéndole al organismo escapar del pH extremadamente bajo y de los movimientos peristálticos (Mc GOWAN y col, 1996). VALDÉS (2000), señala que producen enzimas proteinasas y lipasas, que les permite obtener nutrientes para su desarrollo, reducir la viscosidad del mucus gástrico y facilitar su movimiento flagelar. Se han propuesto varios factores de virulencia del Helicobacter pylori, como cagA, vacA y babA, entre otros. Aunque ninguno de ellos implica por si mismo el desarrollo de una enfermedad en concreto. Esta asociación aumenta cuantos más factores de virulencia acumula una bacteria y un factor de virulencia no es más que productos bacterianos o estrategias que contribuyen a la patogenicidad. Las bacterias necesitan penetrar en el organismo hasta llegar a la zona donde van a persistir y producir su efecto patógeno (WEN y MOSS, 2009). H. pylori origina una fuerte respuesta inmune, humoral y celular en la mucosa gástrica; aunque con esto no consigue eliminar la infección y se producen daños en el epitelio gástrico. Tras la colonización, H. pylori libera sustancias toxicas que estimulan la respuesta inmunológica local en la que fundamentalmente participan los neutrófilos. Después se produce una amplificación de la respuesta inflamatoria por la interacción de linfocitos, neutrófilos, macrófagos, células mastoides y células no inmunes que liberan gran cantidad de mediadores químicos. La ulcera péptica, el adenocarcinoma y el linfoma gástrico son complicaciones de esta inflamación crónica (ALLEN, 2008). FACTORES DE PATOGENICIDAD QUE CONTRIBUYEN A LA COLONIZACIÓN DE LA MUCOSA GÁSTRICA. H. pylori posee factores de virulencia que ayudan a la colonización del epitelio superficial, la profundidad de las criptas y el espacio entre las células epiteliales. Producción de la Enzima Ureasa. Se han propuesto varios mecanismos de virulencia para H. pylori siendo uno de ellos la producción de ureasa (ATHERTON, 1997). La ureasa es la enzima más abundante producida por H. pylori y su actividad depende del pH alrededor de la bacteria (BAUERFEIND y col, 1997). Esta enzima hidroliza la urea produciendo amonio (NH4+) y bióxido de carbono (CO2). El amonio es un agente neutralizante del ácido clorhídrico del estómago, que ocasiona transitoriamente aclorhidria focalizada con un pH gástrico neutro. Este proceso permite que H. pylori se mueva rápidamente y atraviese la capa de moco para llegar al epitelio gástrico (MARSHALL y col, 1998). La ureasa se regula puesto que un aumento excesivo de la alcalinidad debida al NH4+ producido, mataría a la bacteria. La regulación se produce mediante un transportador dependiente de pH. El transportador UreI permite la entrada de urea pero una vez que el pH alcanza el valor de 6-7, se inactiva (PENA, 2010). El NH4+ liberado va a producir una serie de daños que afectan a la microcirculación y a las células epiteliales superficiales, originando una necrotización del tejido profundo (PENA, 2010); el NH4+ tienen una función importante en la inflamación, ya que actúa como factor quiomiotáctico que activa a los monocitos y leucocitos polimorfonucleares para liberar citocinas y ocasionar una respuesta inflamatoria localizada con daño del tejido del epitelio gástrico (Marshall et al., 1998), colaborando con el desarrollo de gastritis atrófica crónica y facilita el incremento de infecciones virales y la carcinogénesis (PENA, 2010). Estudios con cerdos genotobióticos indican que cepas mutantes de H. pylori que son incapaces de producir ureasa, pierden la capacidad de colonizar el estómago, lo que sugiere que la producción de ureasa participa en la colonización de la mucosa gástrica y en la sobrevivencia del microorganismo en el pH ácido del estómago (MARSHALL y col, 1998). Adhesinas. H. pylori se une a las células receptoras del huésped, estas son células epiteliales gástricas, a las que se une de una forma específica mediante un elevado número de adhesinas utilizando múltiples receptores. Entre ellos hay glicerofosfolípidos, sulfátidos, componentes de la matriz extracelular y secuencias repetidas de N-acetil-lactosamina o de glicoconjugados (BESWICK y col, 2006). Una sola clase de anticuerpos no inhibe por completo la adhesión de la bacteria a las células, por lo que se considera que la adherencia de H. pylori se realiza a través de múltiples adhesinas y receptores al mismo tiempo (BESWICK y col, 2006). • HpaA (Helicobacter pylori adhesin A). La proteína HpaA es una de las principales proteínas de la membrana externa de H. pylori y, al igual que muchas de ellas actúa como adhesina. Es reconocida por las células presentadoras de antígeno, estimulando la proliferación de los linfocitos T y B (NVSTRÖM y SVENNERHOLM, 2007). • BabA (blood antigen binding adhesion). Los antígenos de Lewis son antígenos fucosilados de grupo sanguíneo (WIRTH y col, 1999). H. pylori se une con la adhesina BabA a las células epiteliales gástricas a través de los antígenos de Lewis (WIRTH y col, 2006). Esta codificada por los genes babA1 y babA2, aunque solo el gen babA2 es funcionalmente activo. Se ha comprobado cómo la unión de H. pylori al receptor gástrico de Lewis promueve una respuesta inmune no específica y el desarrollo de auto-anticuerpos frente a las células productoras de ácido, lo que contribuye a la gastritis crónica y a la pérdida de células parietales. Además, la adherencia mediada por BabA participa en la distribución de los factores de virulencia que dañan al tejido del hospedador, pudiendo llevar al desarrollo de ulcera y cáncer gástrico (OLFAT y col, 2005). • SabA (sialic acid binding adhesion). Se une a los receptores con el ácido siálico de los neutrófilos y origina la activación de su respuesta oxidativa (UNEMO y col, 2005). • OipA (outer membrane inflammatory protein). Todas las cepas poseen el gen que codifica para esta adhesina, pero sólo algunas la expresan. Su expresión está asociada a una mayor producción de IL-8, aunque no se sabe cuál es su contribución real a la inflamación gástrica puesto que suele estar asociada a las cepas cagA + (YAMAOKA, 2008). FACTORES DE PATOGENICIDAD QUE CONTRIBUYEN AL DAÑO DE LA MUCOSA GÁSTRICA. Lipopolisacarido (LPS). El LPS de H. pylori como el de otras especies bacterianas, presenta una estructura de tres dominios principales: la capa polisacárida externa o cadena específica O, el núcleo oligosacárido y el lípido A. (PENA, 2010). Poseen en su antígeno "O" los carbohidratos de Lewis "x" (Lex) o Lewis "y" (Ley) o ambos. Los antígenos Lewis tienen una participación dual en la patogénesis. Por un lado, producen un mimetismo molecular, que posiblemente ayuda al microorganismo a evadir la respuesta inmune en el momento de la colonización en el estómago y con ello favorece su permanencia por tiempo prolongado en el nicho gástrico (MARSHALL y col, 1998) y por el otro provocan una respuesta autoinmune contra los antígenos Lewis que expresa H. pylori y que son compartidos por las células eucariontes contribuyendo al daño directo o indirecto (ATHERTON y col, 1996). El LPS de H. pylori es bastante inerte comparado con el de otras bacterias gramnegativas, y puede explicar la capacidad que tiene el microorganismo para evitar provocar una respuesta inmunológica eficaz del huésped. Al inducir una baja respuesta inmunológica, la infección por H. pylori puede persistir durante más tiempo que aquéllas causadas por bacterias más agresivas, produciendo una infección crónica (SALAUN y SAUNDERS, 2006). El LPS de H. pylori puede afectar la integridad de la mucosa mediante la modulación de la actividad del pepsinógeno I en el estómago. La pepsina, enzima proteolítica, posee una alta capacidad mucolítica y puede ayudar a inducir ulceración duodenal (SALAUN y SAUNDERS, 2006). Citotoxina asociada al gen A (CagA). Un factor de virulencia importante es una proteína de membrana externa denominada Proteína Asociada a la Citotoxina (CagA) (Cover et al., 1995), la cual es codificada por el gen cagA. Esta proteína es altamente inmunogénica y su función se desconoce. Sin embargo, la detección de anticuerpos contra CagA de H. pylori está bien documentada (EVERHART y col, 2000). Numerosos estudios han correlacionado la infección con cepas cagA-positivas con el riesgo de desarrollar úlcera péptica así como cáncer gástrico (BASSO y col, 2008) En el Consenso III de Maastricht (2005), elaborado por el grupo europeo para el estudio del H. pylori y especies relacionadas, se concluyó de forma categórica que existe una estrecha relación entre la infección con H. pylori y el cáncer gástrico, y que es un hecho que cepas de H. pylori cagA-positivas incrementan aún más este riesgo (MALFERTHEINER, 2005). OHNISHI y col, (2008) demostraron que el CagA constituye una oncoproteína. Citotoxina vacuolizante (VacA). Es, sin lugar a dudas, otro factor de virulencia importante de H. pylori. La proteína VacA es una toxina codificada por el gen vacA, que induce vacuolización en las células epiteliales, la muerte celular y la destrucción de la integridad epitelial (Pena, 2010). La infección por cepas que producen la toxina es más frecuente en pacientes con úlcera peptídica y cáncer gástrico que en pacientes que sólo padecen gastritis (YAMAZADI y col, 2005). Se han informado tres mecanismos de acción de la citotoxina vacuolizante. En el primero, Produce un gradiente de pH que atrae sustancias alcalinas al interior haciendo que se capte agua por ósmosis, lo que origina una vacuolización alrededor del núcleo y más tarde el estallido y muerte celular. En el citosol interfiere con el tráfico vesicular de los lisosomas (YAMAZADI y col, 2005). El lumen de las grandes vacuolas inducidas por VacA, tanto en el citoplasma de células de cultivo, como en el de células epiteliales gástricas, se acidifica por la actividad de una bomba de protones gracias a una ATP-asa de tipo vacuolar unida a la membrana de estas vesículas (PAPINI y col, 1996). La citotoxina VacA es capaz de alterar el tráfico de membranas a nivel endosomaprelisosoma de manera tal que el tráfico de proteínas, de ligandos y el procesamiento de antígenos dependientes de ligandos se vean alterados y de causar un deterioro en la degradación proteolítica dentro de los lisosomas, ocasionando una disfunción letal para la célula (TÓMBOLA y col, 1999). El segundo mecanismo independiente de la formación de vacuolas de VacA es el aumento en la permeabilidad de células al paso de moléculas de bajo peso molecular, un fenómeno que, al parecer, aumenta el flujo de nutrientes del interior de la célula hacia la submucosa favoreciendo la sobrevida de H. pylori (TóMBOLA y col, 1999). El tercer mecanismo de acción de la citotoxina es la formación de canales a través de la capa de lípidos de la membrana celular. El aumento en la conductividad de iones en las membranas endosomales ocasiona cambios osmóticos que aumentan la entrada de agua y, por consiguiente, un hinchamiento del compartimiento endosomal (YE y col, 1999). La presencia de VacA amplifica la respuesta inflamatoria de la mucosa gástrica aumentando la expresión de ciclooxigenasa 2, en las células T, neutrófilos y macrófagos, que a su vez pueden activar la producción del factor de crecimiento vascular endotelial y provocar el desarrollo de procesos tumorgénicos (RUDNICKA y CHIMELA, 2004). También está implicada en la alteración de las funciones mediadas por integrinas al interactuar con la fibronectina y la modulación de la respuesta inmunitaria de granulocitos, monocitos y células B y T, ya que inhibe la presentación de antígenos y la proliferación de células T. por otro lado interrumpe la maduración de los fagosomas en los macrófagos, por lo que la bacteria sobrevive dentro de los mismos (ATHERTON y col, 1997). TNF-α (Factor de necrosis tumoral alfa). Las proteínas Tip α tienen una potente actividad carcinogénica a través de la inducción de TNF-α y la activación de NFkβ, estas promueven la inflamación del cáncer (SUGANUMA y col, 2006). La atrofia gástrica, la metaplasia intestinal y el cáncer gástrico están asociados con una vigorosa respuesta inmune del tipo celular (Th1), que resulta en una inflamación crónica que causa gran daño al epitelio gástrico. Se ha observado que la coinfección de H. pylori con determinados helmintos u otros tipos de parásitos, puede balancear esta respuesta hacia el tipo humoral (Th2), efecto que a su vez disminuye el riesgo de aparición de afecciones severas como las mencionadas anteriormente. Varios estudios plantean que este paradigma Th1/Th2, puede constituir una de las mejores explicaciones para las variaciones geográficas en la aparición de cáncer gástrico (CHERIAN y col, 2010). CAMBIOS HISTOLOGICOS Cambios histológicos en equinos. En un estudio que realizaron Cardona y Col encontraron que el mayor porcentaje de muestras positivas a bacterias curvoespiraladas tipo Helicobacter spp., se obtuvo del fundus gástrico y un pequeño porcentaje del antro pilórico, en la región fúndica se presentó altos porcentajes de muestras con cargas bacterianas leve y moderada (CARDONA y col, 2009a). Estos datos concuerdan con lo señalado por BELLI y col, (2003) y por VALENZUELA y col, (2004), quienes obtuvieron todas las muestras del fundus gástrico y ninguna a nivel de antro pilórico, esto podría deberse a que en el caballo existe una condición fisiológica importante, como es el reflujo duodeno gástrico, el cual aumentaría parcialmente el pH a nivel de antro pilórico por su carácter alcalino, cambiando las condiciones de sobrevida de la bacteria, por lo que éstas migrarían hacia otros sitios de mayor acidez, como es el fundus gástrico (MURRAY, 1999). En cuanto al tipo de gastritis asociada en las muestras positivas a bacterias tipo Helicobacter spp., encontraron muestras con gastritis crónica, gastritis crónica activa y gastritis eosinofílica crónica, siendo la gastritis crónica activa la de mayor presentación, lo cual encontraron un alto porcentaje de actividad inflamatoria significativa con polimorfonucleares (PMN) (CARDONA y col, 2009b). Estos datos coinciden con los reportados por diversos autores (PiÑOL y PANIAGUA, 1999), quienes indican que el proceso inflamatorio de la mucosa infectada con bacterias tipo Helicobacter spp., cursa con gastritis crónica activa. CONTRERAS y col, (2007), encontraron 7 caballos con úlceras gástricas y 5 con gastritis en animales positivos a Helicobacter spp., en una población de 20 pacientes equinos. Asimismo ARAYA y col, (2000), encontraron que un alto porcentaje de los casos presentó una actividad inflamatoria significativa con polimorfonucleares (PMN), categorizándolas como gastritis crónica activa (Gastritis crónica agudizada). Cambios histológicos en caninos y felinos. Los Helicobacter spp que afectan a los caninos y felinos se encuentran en todas las regiones del estómago, pero en mayor cantidad en el cuerpo y fundus. Una muestra del fundus, cuerpo o cardias, podrá ser suficiente para demostrar la presencia de esta bacteria (HAPPONEN y col, 1996). Las especies de la bacteria que afectan a perros y gatos aparentemente tienen mayor afinidad por las células parietales, las cuales están en poca cantidad en el antro, pudiendo ser ésta la explicación del porqué se encuentra Helicobacter spp en mayor cantidad en las demás regiones (HAPPONEN, 1999). Existe la hipótesis de que la relación del Helicobacter con el desarrollo de cáncer gástrico se basa en el daño progresivo provocado por la bacteria y su evolución de una gastritis superficial a gastritis crónica, gastritis atrófica y en esta última etapa, infiltración inflamatoria con agregados foliculares linfoides que destruyen la mucosa provocando pérdida de la función e induciendo una metaplasia intestinal, displasia y eventualmente cáncer, pudiendo haber también relación con la epidemiología de el linfoma gástrico MALT (MORGAN, 1998). Las lesiones observadas a nivel microscópico en los estómagos de caninos infectados por Helicobacterias son similares a las descritas para humanos: infiltración de linfocitos, neutrófilos y eosinófilos en la región glandular, subglandular y epitelial de la mucosa gástrica (Polanco et al., 2006). Los cambios histológicos tales como, inflamación, folículos linfoides y degeneración de las glándulas gástricas y células parietales en presencia de Helicobacter spp., gástrico, indicarían la patogenicidad de la bacteria (HERMANNS y col, 1995). Cambios histológicos en suínos. El patrón morfológico y los cambios inflamatorios de la úlcera gástrica porcina hallados son similares a los que se han observado en el humano, excepto por su localización, que predomina en la pars oesophagea en el cerdo y en el bulbo duodenal y la mucosa pre pilórica en el humano (FAWCETT y col, 1999). La diferencia en la localización de la úlcera en las dos especies puede explicarse por la presencia de un epitelio no secretor en la pars oesophagea del cerdo, incapaz de producir moco para proteger la mucosa mediante mecanismos de tampón del efecto de la acidez gástrica (RODRIGUEZ y col, 2008). RODRÍGUEZ y col, (2009) realizaron un estudio histopatológico donde se incluyeron 15 muestras sin ulceración que poseían su epitelio intacto y 15 que presentaban erosión epitelial; los microorganismos espiralados se detectaron en 22 (73.4%) estómagos con ulceración y en 14 (46.7%) estómagos sin esta característica. Con respecto a la distribución de estas bacterias en las regiones gástricas, esta fue significativamente mayor en las regiones fúndicas y pilóricas al compararse con aquellas esofágicas y cardial. También se encontró diferencia estadísticamente significativa para la presencia de estos microorganismos en la región esofágica y cardial, siendo más abundantes en esta última región, es decir un 50% de los estómagos muestreados positivos a ulcera gástrica (RODRIGUEZ y col, 2009). En ambos tipos de muestras se observaron frecuentemente lesiones como: hiperqueratosis, paraqueratosis, hiperplasia epitelial, espongiosis, degeneración balonosa y la formación de vesículas y pústulas epiteliales; además, infiltración superficial de neutrófilos y profunda de macrófagos, linfocitos y eosinófilos; así como por proliferación de tejido de granulación en la lámina propia (RODRIGUEZ y col, 2009). PREVALENCIA Prevalencia en caninos y felinos. Las especies animales desde donde se han diagnosticado más casos de infección por bacterias tipo Helicobacter spp., son el perro y el gato, variando la prevalencia alrededor del mundo. La prevalencia de Helicobacter spp., en perros es muy elevada, tanto en animales sanos como en aquellos que presentan sintomatología asociada con gastritis crónica (vómitos crónicos, fundamentalmente), con una prevalencia que va entre un 67%-100%. H. bizzozeronii en perros es la especie más prevalente, seguido de H. heilmannii, H. salomonis y H. felis. A pesar de esto la especie que ha sido aislada en humanos asociada a infección por caninos es H. heilmannii (HERNÁNDEZ y GALLON, 2004). Se estima que más del 60% de la población de perros procedentes de familias pobres, en países en desarrollo poseen la bacteria, aunque aparentan estar clínicamente sanos (HERNÁNDEZ y GALLON, 2004), THIBAUT y col, (2007) realizaron un estudio en chile con 29 perros aparentemente sanos, el cual todos salieron positivos al Helicobacter spp., por medio de la prueba de la ureasa y del examen histológico, las biopsias fueron obtenidas de la zona fúndica y del antro pilórico. Concluyeron que el Helicobacter spp es una bacteria habitante común del estómago de los perros, de las distintas edades y sexo, y que no produce alteraciones evidentes en la apariencia endoscópica del estómago. HAPPONEN y col, (1998) examinaron 25 perros clínicamente sanos y 21 con signos gastrointestinales, de 1,5 a 8 años, sin encontrar evidencia de lesiones macroscópicas a pesar de obtener prevalencias de Helicobacter spp., en los sanos y en el 95% de los afectados. La prevalencia de Helicobacter spp en gatos sanos es de 41% a 100% y de 56% a 76% en gatos afectados. Los porcentajes de prevalencia varían entre estudios, dependiendo del sitio y tamaño de la biopsia, del uso previo de medicamentos y también puede variar de acuerdo con la procedencia geográfica de los pacientes (HAPPONEN, 1999). En Bogotá se han encontrado prevalencias de Helicobacter spp., en 62.2% de biopsias gástricas realizadas en perros (CASTAÑEDA y col, 2002), mientras que en otro trabajo realizado en la misma ciudad se identificó al H. heilmannii en 98.3% de las biopsias en las que se encontraron formas de Helicobacter (VERGARA y col, 2000). En Medellín, en una clínica privada, se encontraron organismos tipo Helicobacter en la mucosa gástrica de 29 perros de un total de 70 perros biopsiados por endoscopia (41.42%). y en el 2007 de 118 perros biopsiados el 46.1% salieron positivos a Helicobacter spp (HERNANDEZ y col, 2007). Esta prevalencia es baja comparada con otras halladas en el mundo teniendo en cuenta que se utilizaron coloraciones rutinarias para evaluar biopsias y no tinciones o técnicas más específicas para la detección del Helicobacter spp (HERNANDEZ y col, 2007). No existe asociación por género en los perros, ni correlación del grado de densidad de colonización con la edad, a diferencia de los gatos, en los que es más frecuente esta bacteria en animales adultos que en cachorros (HAPPONEN, 1999). Prevalencia en equinos. En equinos existen variadas evidencias de la infección por bacterias tipo Helicobacter. Es así como SCOTT y col, (2001) evidenciaron fracciones de ADN de bacterias tipo Helicobacter en PCR de materia fecal de caballos. Por otra parte, BELLI y col, (2003) encontraron un equino positivo al test de ureasa sin embargo esta prueba por sí sola no es concluyente, debido a que existen otros microorganismos que son productores de ureasa, aunque en menor cantidad, como Klebsiella, Proteus y Yersinia (GOLDIE y col, 1998). Por lo tanto, sólo se considera positivo a la presencia de bacterias curvo espiraladas tipo Helicobacter spp., a la concordancia de positividad de dos o más pruebas diagnósticas (LOPEZ.BREA y col, 2004). De igual forma, VALENZUELA y col, (2004) detectaron positividad de bacterias curvo-espiroidales en pruebas como test de ureasa y tinción de Gram modificada, en estómagos de potrillos clínicamente sanos obteniendo 56% y 26% respectivamente. Prevalencia en porcinos. RODRÍGUEZ y col, (2008) determinaron la colonización por bacterias del género Helicobacter spp., en la mucosa gástrica de estómagos que presentaron diferentes estadios de gastro-esofagitis y ulceración y establecieron una prevalencia de 63.63% de Helicobacter spp. Varios factores se han involucrado en la etiología de la ulcera gastro-esofagica, tales como: infección, intoxicación, trastornos nutricionales, estrés, hiperacidez gástrica, cambios hormonales y estacionales, su patogénesis permanece sin aclararse por completo (RODRÍGUEZ y col, 2008). La asociación de microorganismos espiralados con enfermedad gástrica es aún poco clara en Colombia, ya que se han realizado escasos estudios sistemáticos que permitan conocer el impacto de estos microorganismos sobre la especie porcina, posibilitando así valorar el riesgo para la salud pública (RODRÍGUEZ y col, 2008). TRANSMISIÓN Se postula que la vía de transmisión de las bacterias tipo Helicobacter es oral–oral o bien feca–oral en humanos y perros (MAJALCA y col, 2001), debido a que se han encontrado bacterias de este género en placa dental, en saliva y se ha identificado su genoma en saliva (LUZZA y col, 1995). También se ha detectado en heces de humanos y en agua potable mediante PCR. Recientemente, han aislado H. pylori en EUA y Suecia desde la superficie del agua, sugiriendo que la infección del agua sea probablemente una ruta importante de difusión, y más teniendo en cuenta que H. pylori es más resistente a la cloración que Escherichia coli (HEGARTY y col, 1999) Algunos estudios señalan la posibilidad de contaminación ambiental por Helicobacter como consecuencia de una disposición inapropiada de excretas, igualmente comunican la persistencia de esta bacteria en el ambiente y por ende la contaminación del agua; además sugieren que Helicobacter puede ser transportado por la Musca domestica sobre su cuerpo o en su tracto alimenticio (GRUBEL y CAVE, 1998). En Antioquia y en especial en las piaras del oriente y del norte antioqueno el uso de porquinasa como abono para pastos y cultivos se encuentra ampliamente difundido y podría representar una fuente de contaminación de las aguas y de los alimentos con estas bacterias, constituyendo un riesgo potencial para la salud pública (RODRÍGUEZ y col, 2009). Por otra parte, se ha descrito la posible infección iatrogénica en pacientes humanos, dada por una inadecuada desinfección de los equipos endoscópicos (GITNICK, 1997). En caninos se ha descrito la transmisión en el periodo de lactancia en hembras paridas, que infectan a los cachorros a una edad temprana, lo que hace que también se pueda presentar transmisión de la bacteria entre ellos mismos (HAPPONEN, 1999). La vía de transmisión de la bacteria ya sea oral – oral o fecal – oral en el perro, ha hecho sospechar que el hábito de lamerse y olfatearse los genitales, es la forma más común de infección, reinfección y transmisión. Por consiguiente, los perros que tienen estrecha convivencia con otros, tienen mayor probabilidad de infectarse (HAPPONEN, 1999). SALUD PÚBLICA La prevalencia aparentemente alta de Helicobacter spp., en perros y gatos, aumenta la posibilidad de que las mascotas puedan servir como reservorio para la transmisión de Helicobacter spp., al hombre. No obstante, no pueden hacerse en este momento planteamientos claros sobre el potencial zoonotico de perros y gatos, ya que la transmisión directa no ha sido demostrada y la prevalencia de la infección con Helicobacter spp., de importancia zoonótica en la población canina, no es conocida (SIMPSON y col, 2000). FOLEY y col, (1998), señalan que, la diarrea asociada a Helicobacter en animales de compañía involucra un alto riesgo de zoonosis. Es así como, el rol de perros y gatos en la epidemiología de infecciones humanas, producidas por diferentes especies de Helicobacter, es cada vez más probable (GANIERE y col, 2001). GERRARD y col, (2001) señalan que individuos susceptibles pueden adquirir infecciones de este tipo como resultado de la exposición a perros jóvenes. WEBB y col, (1996) evaluaron anticuerpos de H. pylori en dueños de gatos y los compararon con humanos sin contacto con gatos, los resultados mostraron que no aumentaban el riesgo en el primer grupo. Por otro lado, SIMPSON y col, (2000), midieron el riesgo en Médicos Veterinarios de adquirir una infección de H. pylori a partir de las mascotas, obteniendo resultados igualmente negativos. En un estudio reciente realizado en humanos, se encontró que existe mayor predisposición a la formación de tejido linfoide asociado a linfoma con H. heilmannii que con H. pylori (ANDERSEN y col, 1999). Varios estudios epidemiológicos han demostrado un incremento en la incidencia de H. heilmannii en humanos que han estado en contacto con perros, gatos y cerdos. 40 ya que estos animales actúan como reservorio de esta bacteria. Existen artículos sobre el aislamiento de H. heilmannii de mucosa gástrica en humanos con gastritis leve (KUSTERS y KUIPER, 1998). Se desconoce la existencia de un reservorio no humano. Habiéndose descrito que las cepas de H pylori de gatos y perros son idénticas a las del humano (MAJALCA y col, 2001), se ha propuesto que H. pylori es una antropozoonosis, o sea, una infección animal a partir de un patógeno humano (Simpson et al., 2000). Ya que la mayoría de las especies de Helicobacter no poseen un huésped específico, los humanos, primates no humanos, u otros mamíferos, pueden considerarse posibles fuentes de infección para diferentes especies animales (MACKIE y O´ROURKE, 2003). Es así como H. heilmannii y H. felis han sido aisladas desde humanos y diferentes aves; H. canis desde perros, gatos y humanos; H. cinaedi desde humanos, primates no humanos, perros y hámsters; H. rappini desde perros, gatos, ratones, humanos y primates no humanos (FOX y col, 2002). 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