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ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
Leif Korsbaek1
1 Introducción
El presente texto gira en torno a los antropólogos británicos que han visitado
México o han hecho trabajo de campo en México, o bien que hayan contribuido de manera
sensible al desarrollo de la antropología mexicana. El texto es una modesta contribución a
la historia de la antropología, una actividad que surgió alrededor del año emblemático de
1968, con una epidemia de publicaciones sobre este tema2.
Es sabido que la antropología social británica, conocida también como “sociología
comparativa”, es una disciplina muy estrechamente definida, mientras que la antropología
cultural boasiana en los Estados Unidos es una disciplina mucho más abarcadora, que
incluye, aparte de la etnología que absorbe la dimensión histórica, a la arqueología, la
lingüística y la antropología física. Sin embargo, en el presente texto buscaré
boasianamente representaciones de la antropología británica en México, incluyendo a la
lingüística, la arqueología, etc., buscando así la visión socio-cultural que recomienda Abner
Cohen3.
La antropología es, en mi visión, una disciplina que articula sistemáticamente el
mundo moderno y el mundo tradicional, y los dos se encuentran con máxima claridad en la
sociedad plural que se cristaliza en el capitalismo periférico4. Es sabido que la antropología,
1
Profesor de Tiempo Completo del Posgrado de Antropología Social en la ENAH, Antropólogo Social de la
Universidad de Copenhague, Dinamarca, Doctor en Ciencias Antropológicas por la UAM Iztapalapa. El
presente texto es realmente una especie de “servicio al cliente” a los alumnos en mi curso de Antropología
Social Británica en el Posgrado de Antropología Social de la ENAH.
2
En otros lugares ya he mencionado algunos de estos textos (Korsbaek, 1999: 77). Se podrían mencionar
todavía más, como por ejemplo los hasta el momento 9 tomos de la HOA (History of Anthropology) de
George W. Stocking (1983-1990).
3
Buscamos, como también en otro contexto, “una visión amplia boasiana, a diferencia de una concepción
estrecha sociológica británica de la disciplina, prestando atención, sin embargo, a los comentarios críticos de
Abner Cohen, quién consideraba que fuera posible dividir la antropología en dos grandes bloques, que él
llamaba antropología política (que incluía la antropología económica y la ecología) y antropología simbólica,
más bien que hablar de antropología socio-cultural” (Korsbaek, en prensa). La referencia es a Abner Cohen,
1974.
4
Korsbaek, 1992: 100-101.
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
2
una denominación cosmopolitamente arrogante, tiene una tendencia a desarrollarse en el
marco nacional, si no nacionalista, como señala Fredrik Barth en un libro relativamente
reciente, en el cual compara cuatro “caminos”: el británico, el norteamericano, el francés y
el alemán5, como nos lo presenta en el caso británico Adam Kuper6.
La antropología mexicana se ha venido desarrollando a través del tiempo y del
espacio, en su versión moderna, como parte de un proyecto nacional, y la atención se ha
dirigido, con mucha fuerza, hacia “eso que llaman antropología mexicana”, pero
quedándonos conscientes de que esta antropología mexicana no nace en un vacío, sino se
desarrolla en una intrincada interacción con el ambiente político internacional y con otras
tradiciones nacionales.
Es muy cierto que la antropología británica no ha tenido tanta presencia en México
como otras antropologías, antes que nada la antropología cultural norteamericana, producto
de Franz Boas, y es seguro que aún la etnología francesa de Lévi-Strauss ha sido más
visible en el escenario mexicano que la antropología británica. Llama la atención, por
ejemplo, que una obra tan amplia y supuestamente exhaustiva como La antropología en
México7 en el tomo 5 dedicado a “Las disciplinas antropológicas y la mexicanística
extranjera”, donde se tratan diversas ramas de la antropología alemana, croata, silesia,
morava, bohemia, francesa, holandesa, soviética y estadounidense, no encontramos una
sola palabra acerca de la antropología social (o bien otras antropologías) británica, y en los
tres tomos con biografías de conocidos antropólogos que han trabajado en México, no se
encuentra un solo antropólogo británico, ni siquiera Malinowski, que sí llevó a cabo su
última investigación en Oaxaca junto con Julio de la Fuente; lo más cerca que llegamos es
probablemente Paul Kirchhof, que por cierto era alemán, pero estuvo al punto de volverse
británico, pues iba a participar en la investigación que produciría en 1940 Sistemas políticos
africanos, pero se le negó el permiso de entrar a las colonias británicas en África, por ser
supuestamente comunista8.
5
Barth & al., 2005.
Kuper, 1975.
7
García Mora, 1983-1988, en trece tomos.
8
Paul Kirchhof tiene sus páginas en la mencionada historia de la antropología en México: “en septiembre de
1936 viajó a nuestro país, vinculándose de inmediato con los más eminentes antropólogos mexicanos… A
finales de 1937, participó en la fundación de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, la cual abrió sus
6
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
3
El postulado del presente texto es que, aunque la presencia de la antropología
británica no es conspicua, sí ha tenido cierta participación en el desarrollo de una
antropología mexicana, por discreta e indirecta que sea.
2 Una prehistoria británica
Si aceptamos que la antropología es, de alguna manera, “un estudio sistemático de
la alteridad”, entonces podemos buscar esta alteridad en México antes de la existencia del
México, ya en la Nueva España, donde la llegada de las huestes españolas produjo la
alteridad en su convivencia con y dominación de la población originaria.
Como el descubrimiento del Nuevo Mundo y la conquista y colonización de este
Nuevo Mundo tuvo lugar en un ambiente dominado por completo por la Iglesia Católica,
entonces es natural encontrar a los primeros estudiosos de esta alteridad entre miembros de
la Iglesia Católica, más precisamente entre los frailes que llegaron a la Nueva España a
partir de 1524: lo Franciscanos, los Dominicos y los Agustinos. Y es realmente entre estos
protoantropólogos que encontramos el primer acercamiento a una visión antropológica de
la sociedad americana. Se ha forjado toda una idea de una “conquista espiritual”, que
abarca la llegada de los franciscanos en 1524, los dominicos en 1527 y los agustinos en
1532, y cuyo límite temporal marca la entrada de los jesuitas, que coincide con el fin del
entusiasmo misionero y la rutinización de la evangelización9.
Pero, como el proyecto de descubrimiento y conquista fue un proyecto muy
específicamente español, con muy limitado acceso para extranjeros al imperio español,
entonces podemos esperar encontrar esta protoantropología como parte de un ambiente
puramente español, y sería muy difícil encontrar alguna participación británica en esta
producción de una temprana antropología en un México que todavía no existe, en su
precursor la Nueva España.
puertas al año siguiente” (Zapett, 1988: 353). Kirchhof publicó en 1943 su artículo acerca de Mesoamérica
que desde entonces se ha vuelto un texto fundacional en la antropología mexicana y, recientemente, un blanco
de múltiples críticas, así que por ejemplo todo el no. 19 de la revista Dimensión Antropológica (Rutsch & al.,
2009) está dedicado a discutir y criticar el concepto de Kirchhof.
9
Ricard, 1986, es quien ha introducido la idea de una “conquista espiritual”, con sus rasgos fundamrentales y
sus límites temporales. De cada una de las órdenes se ha desarrollado una tradición histórica con una muy rica
bibliografía, pero sin mucha comunicación entre las diferentes tradiciones.
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
4
Sin embargo, buscando un poco logramos localizar a un muy limitado número de
curas no españoles que, por una curiosa coincidencia de las condiciones históricas vienen a
formar parte de esta “conquista espiritual”, como por ejemplo Thomas Gage, acerca de
quien uno de sus biógrafos ha dicho que “definitivamente no es simpático”10, y no es una
exageración, como opina otro biógrafo suyo hablando de su libro, que “este libro está
decididamente influenciado por consideraciones políticas y religiosas y lleva la imprenta
del carácter de Gage, que en sus últimos años no era agradable”11. Taquigráficamente
podemos presentar la carrera de Thomas Gage así: alrededor de 1600 nació en una familia
católica en una Inglaterra profundamente anticatólica (o, como decían los ingleses,
antipapista), se educa secretamente con los jesuitas en la Flandes francesa, con lo que se
pelea y termina su educación con los dominicos en España siendo ordenado como sacerdote
y fraile dominico. Como dominico se compromete a participar en la misión católica en las
Islas Filipinas, y en 1625 inicia un largo viaje a aquellas islas en el Pacífico – CádizVeracruz-México-Acapulco-Manila – pero ya en México deserta y vagabundea durante
doce años por la Nueva España, técnicamente como prófugo pero abiertamente como fraile
y sacerdote dominico, siendo uno de los muy pocos extranjeros que llegan a tener un
conocimiento profundo y detallado de toda la realidad novohispana. En 1637 regresa a
Inglaterra, pasando por España y, después de participar unos años muy activamente en las
actividades secretas de los dominicos en Inglaterra, decide convertirse a la fe protestante y
afiliarse a la Iglesia Anglicana, no solamente poniendo sus conocimientos de la Nueva
España a la disposición del gobierno británico, sino denunciando a las autoridades a sus
anteriores correligionarios, causando la muerte de por lo menos tres de ellos, de los cuales
uno fue su propio hermano”12.
Thomas Gage pertenece a la temprana colonia pero, antes de dirigir la mirada a la
dependencia y el evolucionismo victoriano (en México, más bien del porfiriato), podemos
introducir a un personaje algo especial que pertenece a la colonia tardía, al Lord
Kingsborough. Nació en Irlanda en 1795 e hizo “contribuciones significativas a los estudios
mesoamericanos, iniciando, financiando, recopilando y editando los nueve volúmenes de
10
Sáenz Santamaría, 1971: 556.
Thompson, 1969: XIII.
12
Korsbaek, 2010: 3.
11
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
5
Antiquities of Mexico (Kingsborough, 1831-1848)”13, antes de morirse en la cárcel en 1837
por las deudas que había incurrido por la edición de sus nueve volúmenes. Como se ve de
los años señalado, él mismo solamente publicó los primeros siete volúmenes, los dos
últimos fueron publicados por su hijo unos años después de su muerte.
Entre otras cosas, Lord Kingsborough nos ha dejado la primera edición del Códice
Dresden, de la cultura maya, y el Códice Kingsborough. Se murió en la cárcel por deudas,
pero nos dejó su legado.
3 Británicos en el evolucionismo mexicano
El siglo XIX que es en México, como también en otras partes del mundo, el siglo
del positivismo y del evolucionismo, coincide con la independencia del país, la
transformación de la Nueva España en la república de México, y con esta transformación
vemos también una apertura que se manifiesta, entre otras cosas, en una abundancia de
viajeros de muy variados tipos, objetivos y temperamentos, algunos de relevancia y otros
sin mucho interés, la mayor parte de ellos inversionistas o diplomáticos, aunque “en las
primeras décadas del México independiente un importante flujo de artistas extranjeros
visitó nuestro país y pintó su gente y costumbres, sus paisajes y ciudades”14.
La Meca del positivismo y evolucionismo (que a veces es lo mismo, a veces no)
fueron los Congresos Internacionales de los Americanistas que se celebraron a partir de
julio de 1875, a intervalos irregulares, alternantemente en el Viejo Mundo y en el Nuevo, y
de los cuales cinco se han celebrado en México (1895, 1910, 1939, 1962 y 1974, más
2009). Hay ingleses, pero no son muchos en comparación de las demás naciones europeas.
Al principio del siglo XIX hay abundancia de viajeros, algunos más interesantes que
otros, y algunos muy buenos observadores, como por ejemplo Frances Calderón de la
Barca, escocesa de nacimiento pero casada con el embajador de España, visitó durante su
estancia de dos años en la República, el Estado de México en 1841, observó un buen
número de detalles relevantes, pero realmente no encontramos a un personaje
antropológicamente relevante hasta en 1856, cuando otro viajero británico llegó a México,
el estudiante asmático Edward Burnett Tylor. Podemos construir un puente a la
13
14
Whitmore, 2009: 8.
García Luna & Iturriaga, 1999: 264.
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
6
antropología, alejándonos de lo anecdótico y acercándonos a un terreno científico, pues este
paciente de asma sería el creador de una nueva ciencia, la antropología, pocos años después
conocida en Londres sencillamente como “la ciencia del señor Tylor”. La visita de Tylor a
Cuba y a México en 1856 es trascendental, ya que su visita a México sería su primer
encuentro con la alteridad.
La ruta de Tylor y su acompañante a través de México es muy similar a la de
anteriores viajeros, pues "debido a los imperativos geográficos más elementales, puede
decirse que casi todos los viajeros extranjeros viajaban a nuestro país durante la primera
mitad de la época de la independencia, se ajustaban (naturalmente con diversas y muy
importantes variantes) al mismo itinerario: desembarcar en Veracruz, subir a la altiplanicie
por Jalapa y Puebla; llegar a la capital; excursiones a los alrededores, sin que falte la visita
obligada a Pachuca y Real del Monte, regresar a la costa... La obra de Tylor no constituye
una excepción a la regla, salvo que el acceso a la meseta ya no la hicieron los viajeros por
la vetusta ruta jalapense, sino por el derrotero, menos usual hasta entonces, que pasaba por
Córdoba, Orizaba y las Cumbres de Acultzinco: al llegar al altiplano se vieron precisados a
rodear la Ciudad de Puebla, dirigiéndose en vez a Huemantla, Puebla, ocupada en esos
momentos por los alzados bajo Haro y Tamariz, estaba siendo activamente debelada por las
huestes leales al presidente Comonfort; después de la permanencia de rigor en la capital, los
viajeros visitaron los citados minerales y después se trasladaron a Texcoco, de donde
hicieron una excursión a las Pirámides y a otros puntos cercanos, seguida por la vuelta a la
ciudad y una larga gira que los llevó a la región d Cuernavaca y después, por Chalma, al
Valle de Toluca; en su regreso a Veracruz pasaron por Puebla y Orizaba; y desde ahí,
faldeando al volcán, se trasladaron a Jalapa"15. De esta manera llegan los dos jóvenes
viajeros de Vera Cruz a la capital de la república.
Tylor no solamente tuvo presencia física en México, también contribuyó
fuertemente a sistematizar y profesionalizar la ciencia que él mismo había creado, la
antropología, y convertir el evolucionismo especulativo en una nueva antropología basada
en el trabajo de campo, pues entre los antropólogos de gabinete regía de alguna manera un
15
Pablo Martínez del Río: "Tylor en México", en "Homenaje al Dr. Alfonso Caso", México, INAH, 1951:
263-270, p. 264-265.
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
7
deseo de llegar a un mayor control de la calidad de la información que les llegaba del
campo de sus corresponsales. Vemos este deseo expresado por lo menos en dos momentos
de sus actividades: por un lado, en sus esfuerzos por capacitar a los etnógrafos aficionados
que les servían a los antropólogos más o menos científicos y profesionales, en 1874 dirigió
la edición de una publicación que sería una herramienta de primera relevancia en la
producción de información antropológica en el campo, Notes and Queries y, por otro lado,
en noviembre de 1888 impartió una conferencia en el Anthropological Institute of Great
Britain and Ireland – “que contiene en forma comprimida todos los principales
presupuestos metodológicos y conceptuales de la antropología evolucionista”16 presentando lo que sería posteriormente la herramienta metodológica más importante de la
antropología social británica en el momento de transición de un evolucionismo especulativo
a una antropología moderna basada en trabajo de campo: el método comparativo17.
Mientras que la publicación Notes and Queries iba dirigida a la gente común y
corriente, y no a especialistas, el método comparativo que Tylor había elaborado era para el
use de los antropólogos especializados. Mientras que Tylor había sido el pilar más sólido de
la antropología de gabinete, estas dos creaciones suyas, la publicación de Notes and
Queries y el método comparativo, serían dos de las herramientas más poderosas para
convertir la antropología especulativa de gabinete en una investigación del campo.
4 Una antropología moderna y sincrónica
En México, el personaje más conspicuo en el movimiento antievolucionista, que
nace con la introducción del trabajo de campo, es sin lugar a duda Franz Boas en el
escenario mexicano, donde tiene influencia de múltiples maneras18. Podemos hacerle caso a
Gregory Bateson que señala que hay dos clases de gentes que hacen etnografía,
antropólogos y novelistas, y empezar nuestra búsqueda de huellas británicas en la novela de
Malcolm Lowry, “Bajo el volcán”, que se desarrolla en el Estado de Morelos y es una
descripción etnográfica de un ambiente muy particular de allá, pues la novela de Lowry
16
Stocking, 1995: 3.
Tylor, 1889.
18
Por un lado, su participación en la creación y la dirección de la Escuela Internacional de Arqueología
Americana, por otro lado sus trabajos de campo y publicaciones de Milpa Alte entre 1912 y 1924 (Boas,
1912, Boas & Arreola, 1920, Boas, 1924).
17
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
8
coincide exactamente con el periodo que nos interesa en el desarrollo histórico de la
antropología social británica: en la contraportada de la edición mexicana leemos que “fue
comenzada por Lowry en 1934 y reescrita en tres ocasiones antes de ser publicada en
1947”, así que acompaña perfectamente la antropología social británica que tiene unos de
sus puntos más altos en el trabajo de campo de los alumnos de Malinowski y RadcliffeBrown en África en los años alrededor de 193419, que alcanzó su auge con la publicación
de Sistemas políticos africanos y Los Nuer de Evans-Pritchard en 194020, mientras que el
inicio de la decadencia británica empezó con la discusión en las páginas de la revista
American Anthropologist entre George Peter Murdock y Radcliffe-Brown, Meyer Fortes y
Raymond Firth, donde el primero, en su reseña de Sistemas africanos de parentesco y
matrimonio de 1950 no solamente acusó a los antropólogos británicos de ser sociólogos,
sino sociólogos chafas21.
No sé a qué se debe exactamente, pero cuando viajaba mucho en varias partes de
México en los últimos años de los setenta y los primeros de los ochenta, visitando a
menudo a los centros coordinadores del INI, me fijé en el detalle de que en las pequeñas
bibliotecas de autodefensa que se encontraba en cada uno de los centros coordinadores
estaba muy ricamente representada la literatura etnográfica de la antropología social
británica: los centros estaban llenos de monografías británicas, en inglés y en español.
No es posible discutir la antropología británica sin mencionar a Malinowski, una de
las dos figuras mayéuticas de esta tradición, siempre un personaje exuberante en todo, tan
discreto como Woody Allen. Malinowski era prolífico, escribió casi una docena de libros,
pero no hay que olvidar que hizo su última investigación en Oaxaca en el sur de México, en
conjunto con Julio de la Fuente, poco tiempo antes de morirse. Esta investigación resultó en
un libro con una historia algo enredada.
19
Se trata de Lloyd Fallers (1967), Evans-Pritchard, Meyer Fortes, Max Gluckman, Isaac Schapera, Audrey
Richards, Kalervo Oberg, Günther Wagner, S. F. Nadel, así como también Monica Wilson, Lucy Mair y Mary
Douglas, para mencionar tan solo a los más importantes (hay algunas pistas en Korsbaek, 2010).
20
Fortes & Evans, Pritchard, eds., 1940; Evans-Pritchard, 1940. Recientemente, Sistemas políticos africanos
ha sido publicado en una traducción al español (Fortes & Evans, Pritchard, eds., 2009), unos setenta años
después de su publicación original.
21
.Murdock, 1951.
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
9
En resumen podemos decir que tenemos en Malinowski a un antropólogo de mucha
relevancia, que ha trabajado en México, cuyos libros se leen con algo de reserva por
antropólogos mexicanos, pero cuya influencia en México es limitada. Pertenece a los
“clásicos” cuyos libros están en cualquier librero de un antropólogo o estudiante de
antropología, pero raras veces se leen, con contadas excepciones.
A diferencia de Malinowski, que yo sepa Arthur Radcliffe-Brown nunca visitó
México pero es mi opinión que su influencia sobre la antropología mexicana ha sido mucho
más profunda que la de Malinowski, una influencia que podemos detectar en el estudio de
la institución conocida como el sistema de cargos, que es claramente un institución
comunitaria de relevancia en Mesoamérica, pero su historia antropológica empieza en
Australia, donde Radcliffe-Brown dictaba clases cuando nos sobrevino la gran depresión y
la crisis económica "En 1930 la gran depresión empezó a hacerse sentir en Australia y el
financiamiento se volvió incierto, así que Radcliffe-Brown aceptó una cátedra en Chicago".
En la Universidad de Chicago, donde se encontraba claramente en territorio enemigo
boasiano, intentó poner en movimiento su método comparativo, y para tal fin reclutó a Fred
Eggan y posteriormente a Sol Tax, quienes tenían como tarea resumir la literatura
etnográfica regional existente y la información que le mandaron sus estudiantes del campo;
sin embargo, a diferencia de anteriores intentos similares en Australia y en África del Sur,
la abundancia y la complejidad de la etnografía de las tribus norteamericanas hizo
imposible tal proyecto. Un acercamiento entre el estilo británico y el estilo norteamericano
que dominaba se intentó a través de una discusión que Sol Tax organizó entre RadcliffeBrown, su gurú actual, y Ralph Linton, su anterior profesor en la Universidad de
Wisconsin, alrededor de una declaración de Franz Boas, al efecto de que “el material de la
antropología es de tal carácter que necesariamente debe ser una ciencia histórica, una de las
ciencias cuyo interés se centra en el intento por entender los fenómenos individuales más
que en establecer leyes generales que, debido a la complejidad del material, casi
inevitablemente serán vagas y tan evidentes que contribuyen poco hacia una verdadera
comprensión”22.
Boas, 1932: 258. Aparte del hecho de que Stocking opina que las ideas de Radcliffe-Brown entraron en “El
estudio del hombre” que Ralph Linton publicó en 1936, por medio de una especie de ósmosis y con Sol Tax
22
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
10
Es cierto que "Radcliffe-Brown ejerció una gran influencia sobre los antropólogos
de Sudáfrica, Australia, Estados Unidos y Gran Bretaña, debido en parte a la claridad de su
pensamiento y su expresión, así como a sus indudables dotes docentes"23, pero su influencia
se hizo sentir también en México, aunque por recovecos y vías redondas. El asunto es que
dirigió la tesis doctoral de Sol Tax acerca del proceso económico en una comunidad
indígena en la región del Lago de Atitlán en el centro-oeste de Guatemala, Panajachel,
donde su trabajo mejor conocido sería la monografía de aquella comunidad "Penny
Capitalism"24. En el transcurso de la investigación para su doctorado, Sol Tax publicó en
1937 un artículo en American Anthropologist, en el cual presentó la institución conocida
como el sistema de cargos, y con eso se inició un nuevo estilo y una nueva tradición en la
etnografía y antropología mexicana y guatemalteca: mientras que antes se había sentido la
influencia de una antropología cultural que se había venido desarrollando en suelos
mexicanos, con los trabajos de Franz Boas y otros investigadores extranjeros alrededor de
la Escuela Internacional de Arqueología Americana, ahora se pasaba por trabajos de
transición como los del proyecto de la Universidad de Chicago en Chiapas, para iniciar una
producción de antropología fuertemente inspirada en la Escuela Británica, a raíz de las
clases de Radcliffe-Brown en la Universidad de Chicago. A partir del artículo de Sol Tax se
desató toda una epidemia de estudios etnográficos y antropológicos de la institución; al
principio se concentraba la atención en su aspecto religioso, pero luego se incluirían sus
aspectos económico y político. En este proceso de investigación, el sistema de cargos se vio
expuesto a todas las imaginables metodologías y enfoques antropológicos (y a algunos
difícilmente imaginables)”
Una vez titulado, en México dirigió Sol Tax las tesis doctorales de Fernando
Cámara Barbachano25, Ricardo Pozas26 y Calixta Guiteras Holmes27, tres antropólogos muy
importantes que realmente se convierten en los arquitectos de una nueva antropología
como intermediario, "su influencia en Chicago queda ampliamente demostrada por The Social Anthropology
of North American Tribes, compilada por Fred Eggan, que incluye trabajos de sus alumnos; se convirtió en
una importante influencia para la antropología norteamericana" (Stocking, 1995: 353-355).
23
Goody, 2000: 431, haciendo referencia a Eggan, 1937.
24
Tax , 1953.
25
Acerce de Cámara Barbachano, véase Silvia Ortiz Echeniz, 1988, en García Mora, vol. 9: 386-400.
26
Acerca de Ricardo Pozas, véase Luis Vázquez León, 1988.
27
Acerca de Calixta Guiteras Holmes, véase Dahlgren, 1988.
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
11
mexicana, una antropología basada en el trabajo de campo, a diferencia de la anterior
antropología evolucionista panorámica y especulativa.
En la obra de estos tres nuevos antropólogos podemos distinguir no solamente la
raíz del típico sistema de cargos y del paradigma del sistema de cargos, sino también un
cambio de 180 grados, de una antropología cultural que se dedicaba a la búsqueda de rasgos
culturales por ejemplo en los mitos y las leyendas, a una antropología social que busca de
alguna manera la estructura social de la comunidad. Al respecto es interesante comparar la
investigación de Franz Boas en Milpa Alta, con sus estudios de mitos y leyendas, con las
primeras generaciones de estudios del sistema de cargos. Una interesante monografía que
muestra esta transición es la de Esther Hermitte, donde coexisten las dos visiones.
A este periodo histórico de la antropología pertenece el arqueólogo británico J. Eric
S. Thompson, que es cualquier cosa menos un típico arqueólogo, lo que claramente revela
su historia de vida y profesional: nació en 1898 en Londres, hijo de un importante cirujano,
y creció en la Meca de la medicina británica y londinense, en Harley Street, cuando tenía 15
años falsificó su acta de nacimiento para poder participar en la Primer Guerra Mundial.
Después de un año de servicio fue herido y enviado a un hospital en Inglaterra, y terminó la
guerra en la guardia real en Inglaterra, para después ir a Argentina y trabajar como vaquero.
Regresando a Ingleterra, al principio de los años 1920, publicó su primer artículo acerca de
sus experiencias en América del Sur, A Cowboy´s experience: Cattle Branding in the
Argentina (en la revista Southwark Diocesan Gazette).
Quisiera estudiar medicina o política, pero terminó estudiando antropología bajo A.
C. Haddon en la Fitzwilliam House (donde Rivers había impartido sus últimas
conferencias, fundando la antropología médica en la tradición británica 28) en Cambridge,
donde se tituló en 1926, y con su nuevo título le escribió a Sylvanus Grisley Morley, jefe
del proyecto arqueológico de la Carnegie Institution en Chichen Itza: “en 1925 le escribí a
Sylvanus G. Morley, jefe del proyecto arqueológico de Chichen Itzá, patrocinado por la
28
Las conferencias las impartió Rivers en 1915-1916, fueron publicadas más tarde, después de su muerte en
un libro que “tal vez representa el primer intento por interpretar, sobre la base de un conocimiento real y con
comprensión simpática, los pensamientos e ideas que encuentran su expresión en la medicina primitiva”
(Rivers, 1924: V), un libro que no existe en español y que es desconocido en México; la cita es del prólogo de
G. Elliot Smith, el entonces jefe de los difusionistas británicos. Tengo en prensa un artículo acerca de Rivers
en Barcelona (“W. H. R. Rivers: médico, psicólogo, etnólogo y antropólogo, y en todo carismático”).
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
12
Carnegie Institution de Washington, pidiéndole trabajo. Lo que yo sabía hacer mejor era
leer y computar las fechas jeroglíficas maya y sabía que eso le interesaría a Morley, cuya
vida entera había sido dedicada a ese aspecto: los estudiantes de glifos mayas escaseaban
tanto como los dientes de gallina”29.
Thompson contribuyó mucho a hacer popular la cultura maya, pues después del
libro de introducción a la cultura maya, escrito por su primer jefe, Sylvanus Grisley
Morley, The Ancient Maya, publicado en 194630, escribió Thompson su versión de la
historia de los mayas, The Rise and Fall of the Maya Civilization, que publicó en 1954.
Más específicamente contribuyó al desciframiento de los jeroglíficos de los mayas, donde
encabezó a una de las pandillas dedicadas a resolver el misterio de la escritura maya,
probablemente bajo la inspiración de la obra de Tatiana Proskouriakoff, insistiendo en un
enfoque histórico-cultural, mientras que la otra pandilla, que insistía en un enfoque
fonético, fue representada por Michael D. Coe y Yuri Knorozzov. Después de la muerte de
Thompson en 1975, lo criticó duramente Michael D. Coe, acusándolo de haber retrasado el
desciframiento de los jeroglíficos cuatro décadas31.
Un interés particular de Thompson fue la temprana historia de los mayas, donde
estaba firmemente convencido de que los antiguos mayas que conocemos de las estelas,
inscripciones, etc. fueron los maya choles, que él llamaba los “putunes”32. Inicia una
colección de artículos suyos con la declaración de que “arqueología es el estudio de las
culturas muertas”, para inmediatamente comprobar lo contrario, como señala el título del
libro, Historia y religión de los mayas33.
29
Thompson, 1963: 21.
Sylvanus Grisley Morley fue un investigador versátil y multifacético: es conocido como arqueólogo y
especialista en la epigrafía maya, pero en otro contexto encontré unos artículos de él acerca de la literatura del
Siglo de Oro en España (Morley, 1929-30, Morley & Bruerton, 1968) y ha sido acusado de ser espía de los
norteamericanos durante la Primer Guerra Mundial. Franz Boas fue removido como presidente de la
American Anthropological Association, después de haber escrito en octubre de 1919 en una carta a la revista
“The Nation”, en la que hizo alusión a Morley, que “varios hombres que practican la ciencia como profesión,
hombres a quienes me niego a seguir llamando científicos, han prostituido la ciencia, usándola como pantalla
para sus actividades de espionaje” (Boas, 1919, citado en Sullivan, 1961).
31
Coe: Breaking the Maya Code.
32
Thompson, 1975.
33
Thompson, 1975: 1.
30
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
13
5 La antropología más reciente
Robert Redfield, yerno de Park, el fundador de la Escuela de Sociología Ecológica
de la Universidad de Chicago, había publicado en 1928 un estudio socio-cultural de
Tepoztlán34, pero en 1930 llegó a Yucatán donde inició dos actividades importantes. Por un
lado, empezó el estudio que daría inicio a su publicación más importante, “Yucatán, una
cultura en transición”35 originalmente de 1940, en la cual tradujo el tiempo evolucionista en
espacio difusionista, comparando una ciudad, una villa, un pueblo y una aldea, y
postulando un movimiento sostenido desde lo Folk de la aldea hacia lo urbano de la ciudad,
debido a la influencia de esta última. Por otro lado, entrenó a Alfonso Villa Rojas, un
maestro de educación primaria en Chan Kom en Quintana Roo, que había conocido a través
de Sylvanus G. Morley36. Alfonso Villa Rojas produjo una buena parte de los datos que le
sirvieron a Redfield para fundamentar su teoría difusionista: escribió una monografía
acerca de Chan Kom, la aldea que en esta calidad proporciona el punto de partida del
proceso de cambio37, y Tusik, otra aldea con 116 habitantes que, no obstante que había
absorbido algunos rasgos de la ciudad y del mundo moderno, quedaba a nivel Folk38.
En otro ámbito, en Michoacán, George M. Foster ya había hecho trabajo de campo
en México, e inició su trabajo en Tzintzuntzan en 1945, relacionado con sus obligaciones
de impartir clases en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y publicó en 1948
“Los hijos del imperio. La gente de Tzintzuntzan”, “un libro muy rico en información
básica pero en gran medida carente de teoría”39, un defecto que sería remediado en 1967,
cuando publicó su “Tzintzuntzan. Los campesinos mexicanos en un mundo en cambio”40.
Del mismo proyecto en Michoacán resultó la monografía “Cherán” de Ralph Beals que fue
publicado en 1945, estudiando el proceso de aculturación.
34
Redfield, 1930, obra que fue criticada fuertemente por Oscar Lewis quien unos años más tarde publicaría
una monografía también de Tepoztlán, pero con una interpretación diametralmente opuesta (Lewis, 1951).
35
Redfield, 1944.
36
Sylvanus Griswold Morley era un talento prolífico: aparte de ser “autoridad de renombre mundial en
arqueología” (según Morales Mendoza, 1987: 489), lo encontramos no solamente como estudioso de la
literatura española del Siglo de Oro, sino también como espía norteamericano (según Sullivan, 1991).
37
Villa Rijas & Redfield, 1934.
38
Villa Rojas, 1987.
39
Foster, 2000; el comentario de Foster es de su “Introducción a la edición en español” (p. 16).
40
Foster, 1987.
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
14
Como mencioné antes, la antropología mexicana nació en su forma moderna como
parte de un proyecto nacional, igual que la antropología actual, que podemos definir como
la antropología nacida en el nuevo orden mundial, sobre las ruinas de la Segunda Guerra
Mundial, en los años 1940 y rumbo a los 1950, se cristalizó dentro de una serie de grandes
proyectos de investigación. Es cierto que anteriormente ya habían existido proyectos de
investigación. Carlos García Mora menciona tres: el gigantesco proyecto de Manuel Gamio
en Teotihuacán, el proyecto de Moisés Sáenz en Carapan y el Proyecto Tarasco en
Michoacán en 1939-4041.
Pero después de la Segunda Guerra Mundial se establecieron un número de muy
grandes proyectos de investigación, en alguna medida todos interdisciplinarios. Cuando
presenté mi introducción al sistema de cargos en un evento en la ENAH, el 2 de octubre de
1996, hablé de “la industrialización de la antropología mexicana”, haciendo referencia a un
antiguo artículo mío con el título llamativo de “La triste e increíble historia de la
antropología en Chiapas”. A Andrés Medina, que era autor del muy hermoso prólogo al
libro42 y que participó en la mesa como comentarista aparentemente le ofendió la expresión
pero, pensándolo bien, me parece sumamente justificada, en vista del número de proyectos
de investigación y de su envergadura. En efecto, no solamente parece como un proceso de
industrialización, sino de maquila, pues casi todos los proyectos provienen de iniciativas en
universidades en los Estados Unidos43.
Un ejemplo de esta industrialización (si no de maquila) es el gigantesco Proyecto
Harvard Chiapas, iniciado y dirigido por el antropólogo norteamericano Evon Z. Vogt,
especialista en el estudio antropológico de la religión. Escribe Vogt en la introducción a
una colección de ensayos que “todos los ensayos incluidos en este volumen se basan en el
trabajo de campo llevado a cabo en los Altos de Chiapas entre 1957 y 1963. … Mi primer
trabajo de campo dio comienzo en agosto de 1957, cuando inicié el Harvard Chiapas
Project, que ha sido aplicado sin interrupción desde entonces y continuará por lo menos
hasta 1967”, pero no solamente fue un proyecto de la Universidad de Harvard (universidad
41
García Mora, 2007: 1.
Medina, 1996.
43
Me parece todavía más incomprensible la protesta de Andrés Medina, pues él mismo participó en uno de
estos megaproyectos de investigación, El hombre en la naturaleza de la Universidad de Chicago..
42
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
15
a la cual se acaba de integrar como docente Felipe Calderón), pues “los planes detallados
del programa fueron elaborados en el Center for Advanced Study in the Behavioral
Sciences, en Palo Alto en California, en el cual participé como miembro durante al periodo
académico de 1956-1957”44. Pero el Proyecto Harvard continuó mucho más tiempo; yo viví
en Chiapas de 1977 hasta 1982, y hacia el final de mi estancia Vogt me envió la
bibliografía del proyecto, si no mal recuerdo contenía cerca de 800 títulos, de libros,
artículos y hasta tres novelas y unas películas. En 1982 participé en el congreso, organizado
por el Proyecto Harvard, de “Cuarenta años de antropología en Chiapas”, con participación
de antropólogos de México, Estados Unidos, Inglaterra, Dinamarca y Noruega, entre otros
lugares, más una mesa con informantes indígenas45. Podemos decir que el Proyecto
Harvard en Chiapas ha sido, bajo la dirección de Evon Z. Vogt, el bastión más fuerte y
duradero del “culturalismo” extremo, aún durante los años de dominación de la teoría
marxista en la antropología mexicana46. Es claro que también habían dentro del proyecto
tensiones y desacuerdos, y algunos estudiantes e investigadores no estaban en absoluto de
acuerdo con la línea culturalista de Vogt. Un tema privilegiado del proyecto fue el sistema
de cargos, donde el principal investigador, Frank Cancian, es en gran medida el autor
intelectual de lo que he bautizado “el típico sistema de cargos”, un mérito del proyecto es
que hasta hoy hay textos valiosos acerca del sistema de cargos sin traducir al español47.
Otro ejemplo es el proyecto El hombre en la naturaleza, “proyecto de la
Universidad de Chicago, patrocinado por la National Science Foundation y otras
instituciones, tuvo como objeto original investigar las relaciones de las comunidades
tzeltal-tzotzil, que habitan el sureste de la sierra de Chiapas, México, con su medio
ambiente. Entre otras cosas se propuso investigar los siguientes fenómenos: 1) la
persistencia de las prácticas de subsistencia el sistema de tenencia de la tierra y los patrones
de poblamiento en relación con la altura; 2) el grado de variación en las prácticas agrícolas
que no se debe directamente a las diferencias ambientales; 3) el grado de correlación
44
Vogt, 1980: 11, 12.
Presenté una ponencia acerca del sistema de cargos, que posteriormente ha sido publicada por la UNAM
(Korsbaek, 1987).
46
El “culturalismo” fue una macana verbal que los antropólogos marxistas forjaron para criticar a los
antropólogos no marxistas, sobre todo a los idealistas extremos, de los cuales Vogt fue el más extremo.
47
Acabo de recibir el dictamen positivo de una Introducción crítica al sistema de cargos que incluye, entre
otros textos, mi traducción de un artículo acerca del aspecto político del sistema de cargos (Vogt, 1973).
45
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
16
existente entre las fronteras culturales y lingüísticas generales con las zonas ecológicas; y
4) el efecto de los cambios en las técnicas agrícolas, y en la utilización de la tierra, sobre los
patrones de las alteraciones de la vegetación”, este proyecto también era de carácter
interdisciplinario: “se propuso realizar estas investigaciones con la ayuda de la geología y
la geografía, la botánica, la etnografía y la antropología económica, la arqueología y,
además, de cuanta ayuda pudieran ofrecer la lingüística la etnohistoria para la localización
de la situación etnográfica de los habitantes de las zonas de vegetación”48.
El proyecto empezó aproximadamente al mismo tiempo que el Proyecto Harvard en
Chiapas: “A pesar de que los resultados obtenidos por el proyecto de 1956-59 no fueron
todos los que inicialmente se proponían, este trabajo dejó puestas las bases para realizar
futuros proyectos”49. Varios detalles hacen notable este proyecto: su carácter ecológico, la
amplia participación de lingüistas, arqueólogos y etnohistoriadores y, en general, su
carácter interdisciplinario. Pero, por una curiosa coincidencia el proyecto se inscribe en la
participación de antropólogos británicos en el desarrollo de la antropología mexicana, pues
uno de los coordinadores, Julian Pitt-Rivers, fue un conocido antropólogo británico, en
efecto uno de los fundadores de una escuela de antropología mediterránea que giraba
alrededor de la cuestión del honor y la vergüenza.
En el artículo “Palabras y hechos: Los ladinos” plantea Pitt-Rivers como punto de
partida que “los antropólogos sociales dedicados al estudio de una comunidad intentan
descubrir normas de conducta que pueden explicar un sistema social”, y prosigue que “en
Chiapas, como en muchas otras partes de América Latina, hay dos tradiciones culturales
diferentes, representadas por dos lenguas muy diferentes, las cuales se combinan dentro de
una sociedad que admite dos identidades y normas distintas”50. Es curioso ver a Pitt-Rivers
catalogarse a sí mismo como antropólogo social, y no cultural, y hacer uso de conceptos
británicos como “sistema social”, y llama la atención que no resiste la tentación a usar
alguna variedad del método comparativo, la obsesión de los antropólogos sociales
británicos.
48
McQuown & Pitt-Rivers, 1989: 9.
McQuown & Pitt-Rivers, 1989: 10.
50
Pitt-Rivers, 1970: 21.
49
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
17
Como proyecto podemos también considerar el posgrado en antropología en la
Universidad Autónoma Metropolitana en Ixtapalapa51, en el cual encontramos un uso
extenso de las ideas de Max Gluckman y la Escuela de Manchester, principalmente en su
línea de antropología política, pero también en el análisis del ritual y otros campos.
En su tesis doctoral que es “un análisis comparativo de la evolución (1920-1970) de
las estructuras de poder de nueve comunidades del Estado de Morelos cuyas poblaciones
variaban en la última fecha entre 1200 y 7000 habitantes”, señala Roberto Varela que “la
investigación se sitúa por una parte, en la corriente teórica de la escuela neoevolucionista
(White, Steward) y, por la otra, en la procesualista (Gluckman, Turner, Swartz). Intentamos
mostrar que ambas escuelas no sólo no son incompatibles, sino complementarias. Tratamos
de esclarecer esta complementariedad con el tratamiento conjunto del análisis
macrosociológico y del actor oriented approach (Long, 1977)”52.
En otra publicación del mismo año, 1984, que es una especie de monografía de una
de las nueve comunidades que analizó en su tesis doctoral, Tlayacapan, presenta “el punto
teórico que utilizaré como marco de referencia para el análisis del material que presento.
Me esfuerzo en seguir en grandes líneas el método inaugurado en 1940 por Gluckman
(1958) en su Analysis of a Social Situation in Kodern Zululand, que fue aplicado en forma
magistral por V. Turner (1957) al utilizar el término social drama, y que tuvo sus últimos
desarrollos en el análisis de social networks (Mitchell, 1969). Este método, que entra muy
bien en los análisis estructuralistas ingleses (Cfr. Gluckman, 1967, Van Velsen, 1967),
pone un marcado acento sobre los procesos que se desarrollan en el seno de una
estructura”53.
Las ideas de Max Gluckman ocupan un lugar muy importante en el libro ya clásico
Archipiélago de rituales, que es una amplia discusión de las teorías antropológicas del
ritual y parte de la idea de Victor Turner de que “Tenemos que aprender a pensar las
sociedades como en continuo flujo. Las estructuras formales, supuestamente estáticas, se
51
Como la Escuela de Manchester es la creación de Max Gluckman, así el Departamento de Antropología de
la UAM en Iztapalapa es en gran medida una creación de Roberto Varela (1995).
52
Varela, 1984A: 17.
53
Varela, 1984B: 7-8.
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
18
nos hacen visibles solamente a través de este fluir que las energetiza”54. Todo el cuarto
capítulo del libro gira en torno a las idas de Max Gluckman del ritual, con la idea
fundamental que el ritual combina todas las fuerzas que amenazan con romper la unidad de
la sociedad contra todas las fuerzas centrípetas que aseguran la continuidad, pero en un
equilibrio que no es como el de los funcionalistas: el estado normal del mundo. En el cuarto
capítulo hace dos que tres interesantes incursiones, al pensamiento de Bruce Kapferer,
Pierre Bourdieu e Indra Montanelli.
En el contexto del posgrado de la UAM I encontramos a uno de los principales
especialistas mexicanos en antropología política (que son contados), Pablo Castro, que
continúa la línea de argumentación de Roberto Varela y hace un uso extenso de los
planteamientos de la Escuela de Manchester, combinándolos con los de Richard N. Adams.
En Chayotes, burros y machetes de 2003 define el poder, que “a diferencia del
control, presupone que el objeto posee capacidad de razonamiento y las suficientes dotes
humanas para percibir y conocer. Sólo se puede ejercer el poder cuando el objeto es capaz
de decidir por sí mismo qué es lo que le conviene. Así, el poder es el proceso mediante el
cual un actor, alterando o amenazando con alterar el ambiente de un segundo actor, logra
influir a este último para que adopte una conducta determinada”55, distinguiendo entre tres
tipos de poder, el poder otorgado, el poder asignado y el poder delegado, ejemplifica los
tres tipos de poder que plantea, en el proceso político en tres comunidades en el Estado de
México: Tenancingo, Villa Guerrero y Zumpahuacán.
En Cultura política, participación y relaciones de poder de 2005, continúa
explorando, junto con doce especialistas, uno de los problemas planteados y tratados por
Roberto Varela: el problema de la cultura política. Partiendo de que “en las últimas
décadas, México se ha insertado en una importante transición política, como consecuencia
de un repunte en la participación de la sociedad en asuntos de carácter público”, la
investigación “se encuentra articulada por tres partes. En la primera, que se intitula Cultura,
simbolismo y teatralización del poder, se presentan cuatro trabajos que discuten sobre la
participación, la cultura y las simbolizaciones de la política. En la segunda, que se
54
55
Díaz, 1998: 14, citando a Turner, 1974: 37.
Castro, 2003: 33.
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
19
denomina Cultura política y ciudadanía, se exponen cinco ensayos que exploran la relación
entre procesos identitarios, imaginarios y ciudadanía. La tercera, Participación electoral, se
constituye de cinco artículos que dan cuenta de la alternancia y la abstención electoral”56.
En Procesos políticos contemporáneos de 2008 avanza, de nuevo con un grupo de
especialistas, en “la construcción de nuevas herramientas teóricas con mayores rangos
explicativos”, combinando “la continuidad sistémica” con “las prácticas cotidianas”57.
Se muestra con claridad que el Departamento de Antropología de la UAM
Iztapalapa es el principal centro de difusión de las ideas de Max Gluckman y la Escuela de
Manchester, pues se publicó en el primer número de la revista de los alumnos, Bricolage,
una traducción (tristemente tan solo parcial) del texto más importante de Max Gluckman,
(“Analysis of a Social Situation in Modern Zululand”) “Análisis de una situación social en
Zululandia moderna”58, lo que se confirma en el hecho de que la revista, publica textos de
la Escuela de Manchester, como por ejemplo la traducción de “The Extended Case
Method” (“El método del caso extendido”) de Van Velsen, entre otros textos59.
Edmund Leach, un estructuralista hermosamente provocador y crítico a LéviStrauss, ha llamado más la atención de los antropólogos mexicanos, sin que ellos lo hayan
adoptado de lleno. En 1991 se le ofreció un homenaje, y “en el mes de julio de 1991,
cuarenta participantes nos congregamos en el Museo Nacional de Antropología de la
Ciudad de México en el simposio Cultura y comunicación. Edmund Leach in memoriam”,
del cual resultó un libro con textos de y acerca de Leach, terminando en la presentación de
cinco textos de Leach que lo relacionan con México: acerca de La vida cotidiana de los
aztecas en vísperas de la conquista de Jaques Soustelle, Los hijos de Sánchez de Oscar
Lewis, la obra de Carlos Castañeda sobre Don Juan, las opiniones de Octavio Paz acerca
de Lévi-Strauss y finalmente acerca de la obra de Malinowski y Julio de la Fuente en
Oaxaca60.
56
Castro, coord., 2005: 9, 11.
Castro, coord., 2008: 5.
58
Gluckman, 2003.
59
Van Velsen, 2007.
60
Jauregui, Olivarría & Franco, eds., 1996: 561-575.
57
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
20
John Gledhill, quien ocupa la cátedra Max Gluckman en la Universidad de
Manchester, tiene probablemente en la actualidad la relación más estrecha con México,
problemas mexicanos e instituciones mexicanas, pues está relacionado con el Colegio de
Michoacán en Zamora como investigador visitante y se encuentra a menudo en México. En
los ochentas calentaba motores estudiando todos los aspectos de la vida campesina, desde
un punto de vista marxista, alrededor de la problemática general de la inserción de los
campesinos en el capitalismo latinoamericano y mexicano61, para después, en su trabajo de
campo en Michoacán, producir una historia antropológica del “capitalismo, estado y los
campesinos de Guarache”, un mamotreto de unas 732 páginas con el curioso título de Casi
nada62. Finalmente ha reunido los hilos en un libro de texto de antropología política, Power
and its Disguises (El poder y sus disfraces)63, en el cual intenta colocar las teorías de dicha
antropología política en su contexto real.
David Brading es historiador y proviene, igual que Thomas Gage, de una familia
católica en Inglaterra, estudió en Cambridge, donde obtuvo un título en historia de
Inglaterra y Europa, y luego, después de la guerra, en la University College de Londres, de
donde recibió su doctorado en historia en 1962. Se dice que en una estancia en El Bajío (en
Guanajuato y en San Miguel de Allende) llevando a cabo una investigación histórica bajo la
dirección de John Lynch, de la cual saldría una tesis doctoral, se empezó a interesar por la
historia de México, que viene a constituir uno de sus campos de estudio, el otro es Perú.
Sus primeras publicaciones son de un carácter estrictamente histórico, con un marco
temporal precisamente definido, y con mucha atención a la dimensión económica: Mineros
y comerciantes en el México borbónico64, originalmente de 1971, Haciendas y ranchos del
Bajío65, de 1978, Caudillos y campesinos en la Revolución Mexicana66, originalmente de
1980. Con Una iglesia asediada: el obispado de Michoacán, 1749-181067, se mantiene la
precisión en lo temporal, pero se abre la perspectiva hacia lo que podemos llamar una
cultura popular y un aspecto holístico. En otros tres libros se hace más antropológico: en
61
Gledhill, 1981, 1985, 1987, 1988A, 1988B..
Gledhill, 1993.
63
Gledhill, 1994.
64
Brading, 1988.
65
Brading, 1988.
66
Brading, 1985.
67
Brading, 1994.
62
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
21
Los orígenes del nacionalismo mexicano, originalmente ya de 1973, se acerca a la cuestión
de la mexicanidad, un tema que se trata de mayor profundidad en su magna obra Orbe
indiano. De la monarquía católica a la república criolla, 1492-1867 de 1991, publicada al
mismo tiempo en inglés y en español, cuestión de la cual se busca una explicación al
mismo tiempo más filosófica y antropológica en el pequeño libro Mito y profecía en la
historia de México68 originalmente de 1984.
Tanto a través de sus publicaciones como de su presencia física en México (en 2002
recibió la condecoración del Águila Azteca de la mano de Fox, en 2004 recibió el
doctorado honoris causa de la Universidad Mchoacana), David Brading se ha hecho un
personaje relevante e importante en la discusión histórica y antropológica en el país, donde
es imposible separar la dimensión antropológica y la histórica en la discusión de problemas
como el guadalupanismo. Otro valor de sus investigaciones es que tiene los conocimientos
necesarios para comparar el proceso histórico en Mesoamérica, o México, con el del Perú.
No estoy seguro si Victor Turner es británico o es norteamericano, pues de
formación es antropólogo social británico, hecho en Manchester por Max Gluckman, pero
igual que Malinowski tuvo la arrogancia geográfica de morirse en Los Estados Unidos.
Tampoco estoy seguro de que alguna vez haya visitado México, aunque es bastante
probable, pues la distancia es módica y para un norteamericano es una aventura muy
accesible viajar a México (la situación es la contraria de la que es el caso en Europa, pues
recuerdo que tenía una profesora en la Universidad de Copenhague que hacía trabajo de
campo en México pero, por razones económicas tuvo que cambiar y llevar a cabo su trabajo
en España).
Me parece que los dos hechos más importantes acerca de Victor Turner son,
primero, que es alumno y seguidor de Max Gluckman y desarrolla las ideas de este y,
segundo, que es de los muy pocos antropólogos que al mismo tiempo se dedique a la
antropología política y la simbólica.
Pero sí hizo una contribución muy apreciable a la antropología mexicana con un
artículo que escribió acerca de la participación de Hidalgo en la guerra de independencia en
la Nueva España, un artículo que pone en movimiento la construcción teórico-metodológica
68
Brading, 1988.
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
22
del mismo Turner, aplicándola a un material histórico-etnográfico del proceso histórico
mexicano: la lucha contra el colonialismo español por la independencia mexicana en la
primera parte del siglo XIX69.
Turner parte del hecho de que “La Revolución Mexicana de Independencia en 1810
nos proporciona un vívido ejemplo de un paradigma de raíz obrando en una serie de dramas
sociales, y al mismo tiempo nos ofrece una oportunidad para investigar ciertas propiedades
del ambiente social de la acción política, tales como el “campo” y la “arena””, “el símbolo
ha tragado a su hombre, y es un símbolo de comunitas en México, considerado como
solidaridad más que como estructura”70.
6 Conclusiones: Las perspectivas británicas.
Cuando empecé a escribir este texto, tenía una intuición de que la presencia y la
participación de los antropólogos en el desarrollo de la antropología mexicana hubiera sido
modesta en comparación con la participación de los antropólogos norteamericanos, pero no
había previsto lo que se presentaría como un abismo. Curiosamente, hace poco tiempo vi
una confirmación de uno de mis chistes de mal gusto: siempre he dicho que el Atlántico es
una tragedia, pues separa la tradición británica de antropología social de la tradición
norteamericana de antropología cultural, y en el presente texto queda sólidamente
comprobada la escasa presencia de lo británico en la antropología mexicana. De Barcelona
me llegó el librito La dicotomía emic/etic. Historia de una confusión, donde escribe la
autora que “hay en Europa una desesperante confusión respecto a los productos de la
Escuela de Murdock”71, donde la Escuela de Murdock es evidentemente la continuación de
la tradición norteamericana que surgió con el proyecto de Human Relationas Area Files de
George Peter Murdock, que unos años antes, en 1950 había acusado a la antropología social
británica no solamente de ser sociología, sino “una sociología chafa”72. Así que sigue
vigente la Doctrina Monroe en lo antropológico, a ambos lados del Atlántico, que sigue
siendo una tragedia.
69
Turner, 1970: 98. Mi traducción al español será publicada en el siguiente número de la revista Pacarina del
Sur.
70
Turner, 19....
71
González Echevarría, 2009: 16.
72
Murdock, 1950, a lo que respondieron algunos de los antropólogos sociales de diversas maneras, según su
posición y temperamento:.
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
23
Podemos iniciar una conclusión a este texto con las palabras de Fredrik Barth: “No
es posible negar que la antropología británica ya no llama la atención de colegas
internacionales, como fue el caso durante la época desde la publicación de los Argonautas
en 1922 hasta bien entrado en los años de 1960. ¿Cuál puede ser la razón de eso?”73, una
curiosa observación, pues aquí en México nunca llamó la atención, y que no resuelve el
problema, más bien nos impone otra pregunta más espinosa: ¿para qué nos puede servir un
conocimiento de la antropología social británica?, una pregunta que en mi opinión se tiene
que contestar a diferentes niveles.
En primer lugar, una de las virtudes de la antropología es que insiste en captar los
fenómenos en su contexto, insiste en mantener una terca ambición holista, como lo expresó
un entonces sociólogo estalinista en Polonia, ahora pensador posmoderno en la Fifth
Avenue en Columbia University en Nueva York: “La premisa metodológica básica y, a la
vez, el rasgo característico del enfoque marxista de la ciencia social consisten en que el
hombre económico, el hombre social, el hombre cultural, el hombre político y otros
productos similares de la división científica del trabajo no son sino modelos conceptuales,
creaciones de un largo proceso de abstracción madurado en medios microsociales
institucionalmente separados. La única realidad auténtica, de la cual parten estos modelos,
y a la cual se refieren, es el hombre como tal, dedicado al proceso de vivir en su ambiente
social y cultural y por medio de este”74. El gran valor de la tradición británica en la
antropología es que los dos padres fundadores de una antropología social británica fundada
en el trabajo de campo, Malinowski y Radcliffe-Brown, eran genios, en su calidad de
genios,
se
odiaban
entre
ellos
y,
sin
quererlo,
eran
complementarios,
una
complementariedad que no llegó a ser una realidad hasta que sus alumnos juntaron la
sabiduría de una etnografía carente de teoría e intuitiva con un estructuralismo teórico sin
fundamentos metodológicos y trabajo de campo. En eso estriba el valor y la importancia de
la antropología social británica75.
73
Barth, 2005: 56.
Bauman, 1972: 17.
75
Como señalé antes, la presencia de la antropología social británica en México es sumamente discreta, y
tanto los fundamentos como los detalles son escasamente conocidos. Recientemente he publicado la
traducción de un libro de Max Gluckman (Gluckman, 2009) y ya he recibido el dictamen favorable de otro
(Gluckman, en prensa), he publicado textos de Raymond Firth (Korsbaek, 2009, Firth, 2009), Meyer Fortes
74
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
24
En segundo lugar, la antropología es una disciplina privilegiada en el sentido de que
observa la vida cotidiana. El concepto de cultura es una herramienta inventada con el fin
explícito de captar la totalidad, y no solamente el aspecto económico, el aspecto político o
el aspecto religioso, por lo que me llena de ternura ver cómo otras disciplinas intentan
secuestrar exactamente este concepto: en una disciplina, Terry Eagleton, en otra Raymund
Williams, y en la sociología series de libros de texto dedicados a la “sociología de la
cultura”, un título que volví a encontrar en dos libros de texto que me regalaron en Cuba,
donde se oponen a aceptar la disciplina capitalista, decadente y burguesa de la antropología,
diseñados a ser libros de texto en los cursos de sociología y antropología en la carrera de
“estudios socio-culturales” en la isla. En medio de la fragmentación de las ciencias sociales
es curioso ver de qué manera algunas de ellas se buscan mutuamente, intentando constituir
una especie de “ciencia redonda” y oponerse a la fragmentación, de manera que podemos
ver la historia de las mentalidades como una historia antropológica o una antropología
histórica, no hace mucha diferencia.
Llama la atención que, mientras que una buena parte de la participación
norteamericana tiene que ver con la Guerra Fría, la participación británica es, por un lado,
muy indirecta, como es el caso de Radcliffe-Brown, y por la presencia de antropólogos
británicos muy poco típicos, como por ejemplo J. Eric S. Thompson, Julian Pitt-Rivers y,
tal vez también, Victor Turner y John Gledhill.
Finalmente, so peligro de exagerar la importancia de la antropología británica,
pienso que un conocimiento de esta antropología podría haber apoyado el desarrollo de la
etnografía en la antropología mexicana, un desarrollo que de por sí no es despreciable, y
quiero solamente mencionar algunos puntos donde un conocimiento de las experiencias
británicas podrían haber sido relevantes.
Un antropólogo que es poco reconocido, no solamente en México y en América
Latina, sino también en su nativa Inglaterra es W. H. R. Rivers, cuya última publicación iba
dirigida hacia la antropología médica hasta tal grado que leemos en el prólogo a su última
publicación que “este libro representa tal vez el primer intento por interpretar, sobre la base
(Korsbaek, 2010, Fortes, 2010), Gregory Bateson (Korsbaek, 2011) y S. F. Nadel (Korsbaek, en prensa, Nadel
1935, 1955), y quiero dedicar la mitad de mi año sabático en 2014 a terminar un libro de texto de la
antropología social británica.
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
25
de un conocimiento real y una comprensión simpática, los pensamientos y las ideas que
encuentran expresión en la medicina primitiva”76
La tradición británica contiene una riqueza de estudios de brujería, realmente parece
ser una obsesión británica, mientras que el estudio de Clyde Kluckhohn de la brujería entre
los navajo “parece ser único en la tradición norteamericana”77, y el estudio muy poco típico
de Evans-Pritchard es de los pocos estudios que son conocidos en México y el mundo
hispanohablante78. La introducción de Mary Douglas al simposio de “Witchcraft
Confessiones and Accusations” contiene toda una historia de la antropología de la brujería,
celebrando exactamente los treinta años de la publicación del libro de Evans-Pritchard79,
mientras que la antología de “Witchcraft” contiene toda una olla podrida de artículos
antropológicos, etnográficos e históricos al respecto80. Revisando la literatura etnográfica
mexicana encontramos relativamente pocos estudios en esta dirección.
Un conocimiento de Sistemas políticos africanos podría tal vez haber apoyado el
desarrollo de la antropología política en el contexto mexicano; juzgando del campo del cual
tengo el mejor conocimiento, el estudio antropológico del sistema de cargos, es evidente
que su punto más débil es el análisis político, hasta tal grado que solamente recientemente
se ha avanzado en esta rama81.
Podemos decir que la antropología jurídica, que se ha hecho importante en México a
partir de 1990-1991 con la firma del Convenio 169, se crea en la tradición británica con la
publicación del Ancient Society de Maine en 1861, pero en su forma moderna con la
publicación de Crimen y costumbre en la sociedad salvaje de Malinowski en 1926, pero ya
que la especialidad de la antropología social británica es el análisis de la persona y, ya que
el asunto de la antropología jurídica es exactamente el análisis de la persona, un
conocimiento de algunos de los trabajos de, por ejemplo, Meyer Fortes, que se acerca a la
76
Grafton Elliot Smith, en Rivers, 1924: V.
Douglas, 1971: XIII, haciendo referencia a Kluckhohn, 1944.
78
Evans-Pritchard, 1937 (en español ha sido publicado por la editorial Anagrama en Barcelona).
79
Douglas, 1971.
80
Marwick, 1970.
81
En este momento estoy publicando cinco artículos de la antropología política del sistema de cargos, de los
cuales dos están en español, pero son de muy difícil adquisición, tres existen solamente en inglés, y de estos
tres dos han sido publicados en inglés en México.
77
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
26
persona y, sobre todo, de la obra de Max Gluckman y la Escuela de Manchester, habría
ayudado mucho a desarrollar una antropología jurídica, ahora muy necesaria.
Es muy cierto que estamos viviendo una situación de colonialismo interno, en
palabras de Pablo González Casanova82, y es sabido que la antropología social británica, se
desempañaba como criada del colonialismo83, tanto en su periodo evolucionista como en
los felices tiempos cuando los alumnos de Radcliffe-Brown y Malinowski hicieron trabajo
de campo, principalmente en África, Lucy Mair en el ministerio de colonias y EvansPritchard y S. F. Nadel como oficiales en el ejército británico en África. Pero hay
esperanza, pues “sirve lo mismo para un barrido que para un fregado, aunque se le utilice
preferentemente para lo segundo”84, como señala uno de los siete magníficos en uno de los
textos fundacionales de la antropología crítica en México.
Malinowski opinaba con cierta lucidez que entre “las nuevas tareas de la
antropología moderna”,
domina “la necesidad de una antropología aplicada”85 y sin
embargo pienso que es cierto que “si los métodos de Malinowski son esenciales para la
primera etapa del trabajo de campo y análisis de las sociedades cambiantes de África, tal
como está, no llega suficientemente lejos”86. Podemos tal vez citar la definición de
Radcliffe-Brown de estructura social como prueba de lo “inicial” de la antropología social
británica: “para estudiarse cualquier comunidad es un requisito esencial el tener un
conocimiento suficiente de su estructura social. Entendemos por estructura social la red de
relaciones en que están envueltos los miembros de una comunidad dada en un momento
determinado. La definición implica, por una parte, las formas en que la gente se agrupa con
fines sociales en esa sociedad y, por la otra, los lazos socialmente reconocidos reflejados en
la conducta de los individuos entre sí y con respecto a sus grupos sociales”87.
En nombre de una sana modestia podemos combinar las anteriores declaraciones de
Malinowski y Phyllis Kaberry, con la declaración de Fredrik Barth y la experiencia de que
en México la antropología más importante y relevante ha sido netamente una antropología
82
González Casanova, 1966.
Quién dude, puede consultar a Asad, 1973 o Leclercq, 1971.
84
Warman, 1968: 9.
85
Malinowski, 1945: 1.
86
Kaberry, 1945: VIII.
87
Notes & Queries, 1971 (org. 1956): 51.
83
LEIF KORSBAEK: ANTROPÓLOGOS BRITÁNICOS EN MÉXICO
27
aplicada en la forma de un indigenismo que nació, sobre bases anteriores de la conquista, el
colonialismo temprano y el posterior colonialismo interno durante las diversas etapas de la
independencia. De esta manera podemos ver la etnografía en la antropología mexicana, que
antaño trataba los grandes problemas de la nación, como un ejercicio elegante y marginal
que trata, de la mejor manera de Kroeber en su definición de la cultura, la superestructura
sin relacionarla con la base económica y las condiciones políticas y jurídicas88. Seguimos
teniendo una antropología que principalmente estudia las condiciones de vida de la
población indígena de la república, pero sin tomar en cuenta su situación colonial.
88
Kroeber, 1917.
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