Download Aproximación a los sistemas de información
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Aproximación a los sistemas de información. Aplicación en rehabilitación y medicina física IBAÑEZ CAMPOS, T.* y GARCIA DIAZ, J.** *Médico Rehabilitador del Hospital Universitario Virgen del Rocío. Sevilla. **Médico Rehabilitador UPS-FREMAP. Cádiz. Correspondencia: T. Ibáñez Campos Dpto. de Rehabilitación Hospital Universitario Virgen del Rocío Avda. Manuel Siurot, s/n 41013 Sevilla E-mail: [email protected] INTRODUCCIÓN. SISTEMAS DE INFORMACION El concepto de Gestión Sanitaria busca un equilibrio entre la gestión empresarial y la obligación de prestar un derecho universal, de tal forma que la gestión «pura y dura» esté limitada por los principios éticos de la Sanidad Pública que impiden decidir los servicios que se prestan sólo en función de criterios de rentabilidad económica. Pero con independencia de las limitaciones derivadas del derecho a la Salud existen en la Gestión Sanitaria otras connotaciones que la diferencian claramente, en cuanto a organización, de cualquier empresa de servicios, y que dependen fundamentalmente de dos elementos, los productos que se manejan y los agentes que deciden como se gestionan los recursos. Tanto unos como otros, productos y agentes, establecen las particularidades organizativas de la Gestión Sanitaria sobre la base de su multiplicidad. Dejando de lado el producto último hospitalario por excelencia, la Salud, puesto que es difícil de valorar y cuantificar, en la práctica se miden aquellos productos que se obtienen a través de las intervenciones más significativas del proceso de producción hospitalario llamados productos intermedios. El proceso de producción hospitalario parte de la estructura hospitalaria, la cual contiene un abanico de «inputs» (personal, tecnología, equipamiento, etc.) que al ser utilizados por el paciente dará lugar a los productos intermedios primarios o «outputs» (por ejemplo, la utilización que el paciente hace del «input» cama origina el producto intermedio primario mejor establecido: la estancia hospitalaria). Las diferentes combinaciones de pacientes con los productos intermedios primarios consumidos durante el proceso de hospitalización darán lugar a los productos intermedios secundarios o finales: paciente de tal edad, sometido a tales procedimientos que se da de alta sin complicaciones tras una estancia hospitalaria de x días. En definitiva, el concepto de producto hospitalario va ligado de forma directa a la tipología de casos que atiende el hospital y a la gama de cuidados que presta. Esta relación entre el substrato constituido por el paciente (rasgos del mismo, complejidad de la enfermedad, etc.) y la estructura hospitalaria da origen a una infinita variedad de productos intermedios, que en el caso de los primarios son fácilmente reconocibles y medibles (estancias, dietas, radiografías, etc.), pero los secundarios o finales serán infinitos, tantos como pacientes (1, 2). Del mismo modo en el hospital, a diferencia de cualquier empresa de servicios, existen múltiples agentes, médicos y no médicos, que gestionan cuantitativa y cualitativamente los recursos, y que todavía frecuentemente no actúan con esquemas formalizados, lo cual conlleva variadas repercusiones en las características de los productos finales (3). La necesidad de simplificar la multiplicidad de productos finales, es decir, de homogeneizar la heterogeneidad de pacientes dio lugar, en la década de los 80, a las técnicas de medición del producto hospitalario o medición del case-mix. El concepto de case-mix no tiene una definición precisa. Este concepto hace referencia a la diversidad de pacientes que recibe el hospital e implica el concepto de rasgos diferenciales relevantes. Con la medición del case-mix se identifican los rasgos asistenciales de los pacientes para agruparlos en categorías homogéneas. De esta forma la mayor parte de los sistemas de medidas del case-mix son Sistemas de Clasificación de Pacientes (SCP) (2). Posteriormente, tras obtenerse las primeras medidas del producto hospitalario, se hizo evidente el papel fundamental de las decisiones médicas y del personal de enfermería en el consumo de recursos, surgiendo la necesidad de acercar la gestión a estos profesionales. Para ello, los esfuerzos se han centrado en la autonomía de gestión de cada institución mediante el contrato-programa que intenta determinar un presupuesto prospectivo y cerrado para cada hospital en función de su cartera de servicios y su actividad asistencial (4). Los contratos-programas se basan, hasta ahora, en productos intermedios de fácil y objetiva definición lo cual ha permitido su rápida implantación, pero dejan de lado matices clínicos y de calidad asistencial que son imprescindibles si se quiere conseguir que la Gestión Sanitaria no sólo tenga una finalidad economicista sino que además lleve a una mejora en calidad y excelencia. Los Sistemas de Información (SI) se han desarrollado como instrumentos que permitan la consecución de ambos objetivos (medir producción y costes), y a la vez valorar la calidad, es decir, la eficiencia y eficacia en la elaboración del producto. Por ello, los SI constan de tres partes íntimamente relacionadas: 1) SI clínico-administrativo, cuyo propósito es clasificar a los pacientes en grupos homogéneos. 2) SI clínicofinanciero que pretende medir los costes de los Servicios y Unidades que forman el hospital. 3) Sistemas para medir la calidad (4, 5). Sin la base de los SI es difícil desarrollar el resto de los objetivos de la Gestión Sanitaria. Conjunto mínimo de datos. Sistemas de clasificación de pacientes. Codificación de diagnósticos y procedimientos. Problemas específicos en rehabilitación y medicina física La fuente de datos principal del SI clínico-administrativo es la casuística del hospital (conjunto de casos atendidos) y uno de sus principales problemas es la falta de información médica rutinaria. Por ello, en 1982, bajo los auspicios de la Comunidad Económica Europea, se elaboró el Conjunto Mínimo Básico de Datos Hospitalarios (CMBDH), resultado de un consenso respecto al menor número de variables a recoger a través del informe de alta y la Historia Clínica. En España, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y las diversas Comunidades Autónomas han ido implantando CMBDHs que, con pequeñas variaciones, suelen ser los siguientes datos clínicos y administrativos: identificación del hospital, nº. de Historia Clínica (HC), fecha de nacimiento, sexo, residencia, financiación, fecha de ingreso y alta, circunstancias de ingreso y alta, médico o Servicio de alta, Diagnóstico Principal, Diagnósticos Secundarios, Procedimientos quirúrgicos y obstétricos y otros Procedimientos (1, 6). Los Sistemas de Clasificación de Pacientes (SCP) tratan de relacionar a los mismos con «rasgos» previamente definidos en función de lo que se quiera medir (características nosológicas, cantidad y tipo de recursos consumidos, severidad, progresión, funcionalidad, etc.). Y una vez relacionado paciente y rasgo, agruparlos en categorías homogéneas (1, 7). Los Grupos Relacionados con el Diagnóstico (GRDs) (8), desarrollados en la Universidad de Yale en 1990, es el SCP más conocido y extendido, sobre todo porque desde 1983 es el sistema de pago adoptado por Medicare. Además es el más profusamente validado fuera de los Estados Unidos con aplicaciones en muchos países europeos, entre ellos el nuestro. Los GRDs fueron diseñados como clasificación de isoconsumos en función de los diagnósticos. En su última versión incluyen casi 500 clases en cuya configuración intervienen: como variable dependiente que mide el consumo: la estancia hospitalaria, y como variables independientes: el Diagnóstico Principal -que determina la asignación a una Categoría Diagnóstica Mayor de las 25 preestablecidas--, los Procedimientos médicos y quirúrgicos, la presencia o ausencia de Diagnósticos Secundarios relevantes (comorbilidades y complicaciones), y más excepcionalmente circunstancias del alta y la edad. En definitiva, los GRDs son un sistema de clasificación de episodios de hospitalización en el que se espera que los pacientes de cada clase consuman una cantidad similar de recursos como resultado de un proceso similar de cuidados. La obtención de información por GRDs ha permitido una primera aproximación clínica a las estadísticas así como establecer comparaciones más equitativas entre servicios médicos similares. Su principal crítica es que no logra reflejar adecuadamente la severidad de los casos (1, 6, 7). Otros SCP definen productos marcando rasgos de severidad (isoseveridad), como el AS-Score o el Patient Severity Index (PSI). El sistema Acute Phisiology and Chronic Health Evaluation (APACHE) incorpora a la severidad rasgos de clasificación nosológicas (isoseveridad e isoenfermedad). El Staging Disease trata de reflejar el nivel de afectación del órgano en términos de progresión de la enfermedad (isoestadios). Los Patients Management Categories (PMC) incorporan distintas dimensiones que de alguna forma y de distintas maneras expresan la severidad y el consumo (isoseveridad e isoconsumo). Todos estos SCP no son técnicas de análisis que excluyan a los GRDs sino que su uso tiende a complementarlos (8, 9). Sin embargo, ni aún aplicando varios SCP, podemos olvidar que estos han sido diseñados para un medio diferente al nuestro. Por ello es necesario su validación o incluso la redefinición de rasgos que se adapten mejor a nuestros productos hospitalarios, y justifica el diseño de sistemas propios. Como se puede ver los SCP suelen utilizar como variables independientes los Diagnósticos y Procedimientos. Para su codificación se ha usado comúnmente la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) en sus sucesivas versiones. Actualmente la Clasificación Internacional de Enfermedades, 9ª edición, Modificación Clínica (CIE-9-MC) de la American Hospital Association es de uso general para la codificación de Diagnósticos y Procedimientos (1). Pero parece bastante cuestionable que los datos del CMBDH, que recogen rasgos propios de la hospitalización de agudos, basten para la confección de un SI en Rehabilitación. Las características de los pacientes que se tratan y los cuidados que se aportan hace necesario el diseño de un CMBD propio. Conscientes de ello, en 1983, la Americam Academy of Physical Medicine and Rehabilitation y el American Congress of Rehabilitation Medicine se unieron en la creación de un conjunto mínimo de datos para la descripción y comunicación de la información sobre la severidad de las discapacidades y los procesos de la Rehabilitación de manera uniforme, que permitiera determinar que personas han sido beneficiadas con determinados programas de Rehabilitación, evaluar la cantidad y calidad de servicios necesarios en cada caso, predecir resultados en un grupo de pacientes, y definir parámetros que conformaran un sistema prospectivo de retribución. Así surgió el Uniform Data System for Medical Rehabilitation (UDSMR). Posteriormente se unieron en su desarrollo otras muchas organizaciones relacionadas con el mundo de la Rehabilitación, lo que ha permitido a lo largo de los años recoger y publicar datos uniformes de una extensa población. Para ello existe un organismo el «Data Managament Service» que mediante suscripción permite ingresar datos al Sistema y recibir informes de realimentación. La principal aportación de la UDSMR para la Rehabilitación es que además de los Diagnósticos, codifica las Deficiencias y Discapacidades; estas últimas valoradas con la escala Functional Independence Measure (FIM) (9, 10). La UDSMR fue publicada traducida al castellano por el Prof. Rodríguez en 1991 (10, 11). Del mismo modo los SCP generales, como los GRDs u otros, no se adaptan al ámbito de nuestra especialidad ni siquiera en pacientes hospitalizados, dado que no incluyen rasgos para valorar la incapacidad. Por ello, de nuevo en los EEUU, se han desarrollado productos específicos para la realización de SCP para agrupar pacientes hospitalizados en Centros de Rehabilitación, como los Functional Related Groups (FRGs) y los Functional Independence Measure - Functional Related Groups (FIM-FRGs) (11, 12). Los FRGs son quizá el primer SCP que se aproxima a la realidad de nuestra especialidad en materia de hospitalización pues, aunque sigue utilizando la estancia hospitalaria como variable dependiente que mide el consumo, los criterios diagnósticos se sustituyen por otros de funcionalidad (valorando cinco actividades de la vida diaria (AVD). Su principal crítica es la falta de uniformidad de los datos recogidos para su configuración cuyo resultado final son unos grupos bastante rudimentarios. Los FIM-FRGs, sin embargo, también miden rasgos de funcionalidad (en este caso con la escala FIM), pero fueron configurados utilizando datos de la UDSMR (11, 12). Existe otro problema específico de la rehabilitación a la hora de agrupar a los pacientes: su actividad fundamental se centra en consultas externas, y los citados SCP --incluidos los propios-- están aún en experimentación para su adaptación y aplicación ambulatoria (12-14). Finalmente, otra cuestión que provoca controversia en el ámbito de la rehabilitación es la codificación de Diagnósticos y Procedimientos utilizando la CIE-9-MC u otros Sistemas que se adecuen mejor a nuestra práctica, como la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías de la OMS (13, 14), la UDSMR (9-11), etc. Sin embargo, con independencia de que los códigos de la CIE-9-MC deban complementarse con los de otros sistemas que nos sean más cercanos, por factor de ponderación y, sobre todo, por integración en la misma línea de productos que el resto de hospital, parece inevitable usar la CIE-9-MC para codificar en rehabilitación y medicina física. De hecho, se han realizado y publicado varias adaptaciones de esta para su utilización en nuestra especialidad, como la de la Comunidad Valenciana o Cataluña, aunque debemos seguir trabajando para eliminar los vacíos y lagunas que todavía existen en ellas (15, 16). Sistemas de información económica. Coste por producto. Coste por proceso. Problemas específicos en rehabilitación y medicina física Los Sistemas de Información Económica (SIE) siguen un modelo de gestión analítica de costes promovido por un grupo específico de trabajo, proyecto SIGNO I, y que es de tipo «full-costing», es decir, intenta que todos los costes --directos e indirectos, puedan ser asignados a cada centro. En ellos, el destino del gasto ha de definirse con claridad a fin de que se conozca quién gasta, en qué, y para quién. De esta forma existe la posibilidad de facturar entre servicios y determinar el coste por producto (4, 5). La descripción pormenorizada de la configuración de un SIE se describe en el siguiente artículo de este monográfico, nosotros solo vamos a intentar aclarar aquello relacionado con la valoración del coste por producto en la medida que nos ayude a conocer las particularidades de un SIE en Rehabilitación. El coste por producto se valora una vez definidas las estructuras de los costes del servicio (costes propios, repercutidos y estructurales), y calculado el coste global del servicio en cuestión. En su valoración hay que distinguir dos partes (4): Coste por producto en los servicios intermedios o auxiliares, entendiéndose como tales aquellos que aportan apoyo a la actividad asistencial de cualquier servicio final, como Laboratorios, Diagnóstico por imagen, Rehabilitación, Unidades de enfermería, etc. Coste por producto en los servicios finales que son aquellos que prestan asistencia directa al paciente y elaboran el producto final (Hospitalización, Consultas Externas y Urgencias). El coste por producto de los servicios intermedios se realiza a través de las siguientes actuaciones: Elaboración de un catálogo de productos, prestaciones, exploraciones o pruebas del servicio. Cálculo del coste unitario real «precio» de cada producto del catálogo. Determinación de las Unidades Relativas de Valor (URV). Una vez establecido el preci o unitario de cada producto se realiza un proceso de ponderación de los recursos consumidos en su elaboración (personal, espacio, y sobre todo, tiempo), a partir del cual se calculan las puntuaciones relativas de cada producto por encima o debajo de la unidad que coincide con un producto de referencia prefijado. El coste por producto en los servicios finales se puede calcular a su vez de dos formas: Coste por unidades de medición intermedia (estancias, consultas, urgencias, Unidades Básicas de Asistencia --UBA--, etc.) que se calculan dividiendo el coste global de todos los productos de una clase por el número generado por el servicio en cuestión. Así, el coste medio de la estancia será el resultado de dividir el coste global de las estancias por el número de estancias causadas en ese servicio. Las UBA son un sistema de medir la función hospitalaria en función a los productos intermedios generados estableciendo el peso relativo de cualquier producto respecto a la estancia media óptima (cuatro urgencias equivaldrían a una estancia). Coste por unidades de medición del producto final que se puede calcular sumando los costes consumidos por un paciente (coste por paciente) o por un grupo homogéneo de ellos (coste por proceso). Los aspectos económicos de la gestión de los servicios de Rehabilitación van adquiriendo mayor importancia cada día, sobre todo desde que se sospecha que la Administración tiende a querer instaurar un sistema de autocontrol económico por servicio. Pero la Rehabilitación es un servicio auxiliar a la vez que final (de la misma forma que aporta valoraciones y tratamientos a otros servicios presta asistencia directa al paciente con productos finales concretos), y en ambos sentidos tiene serias dificultades para establecer valoraciones económicas. Como servicio auxiliar tiene dificultades para establecer el precio de sus productos intermedios primarios puesto que generalmente estos sólo se contemplan desde un punto de vista fisioterápico (de hecho, a las sesiones de Fisioterapia se les suele llamar sesiones de Rehabilitación), no especificándose ni computándose la actividad del médico rehabilitador. Dicho de otro modo, los productos intermedios en Rehabilitación son sinónimos de sesiones de terapia física siendo generalmente sólo éstas las únicas unidades de medida usadas. Por otra parte, en los casos en que se calcula nuestra actividad médica se suelen utilizar unidades de medida intermedia (como en el resto de las consultas del hospital), que sólo valoran primeras y sucesivas visitas, por lo que la especificación es muy pobre (17, 18). El cálculo de los costes de la Rehabilitación como servicio final estará en función de la posibilidad o no de agrupar a los pacientes en categorías homogéneas, lo cual entra dentro de lo posible en los pacientes hospitalizados utilizando sistemas FRGs, pero no es fácil en la actividad de consulta, dada la ausencia de grupos de isoconsumos establecidos. Información como base para medir la calidad Al hablar de calidad hay que tener en cuenta que este término se usa desde diferentes puntos de vista, como podrá verse en el desarrollo de este monográfico. De este modo, a través de los SI se puede medir la calidad técnica de la asistencia (prevención de infecciones hospitalarias, profilaxis prequirúrgica, etc.) y el nivel de atención percibido (listas de espera, reclamaciones, etc.). Además se puede medir desde el punto de vista económico la eficiencia (en función del precio unitario de cada producto) y la eficacia (en función de la comparación de los costes de los productos de una misma clase y su referencia a un standard). Pero difícilmente se podrá valorar la calidad en términos de Salud si no se añaden indicadores que valoren los resultados médicos. Este último punto tiene especial interés en nuestra especialidad (será tratado ampliamente en otro artículo de este monográfico) que por su idiosincrasia no se adecua bien a indicadores tales como la estancia media o el índice primeras visitas/sucesivas. De ahí la importancia de incluir escalas de valoración del estado funcional en el conjunto de datos de los SI, pues aunque su uso para medir la calidad está en proceso de investigación, se supone que la evaluación funcional conseguirá introducir nuevos indicadores que reflejen mejor y globalmente nuestra capacidad para reducir el grado de discapacidad, y que sirvan por sí mismos, o puestos en relación con indicadores más clásicos (infecciones, mortalidad, destino al alta), para el diseño de un control de calidad de nuestra actividad médica. Estos indicadores funcionales nos permitirán además evaluar los beneficios de determinados programas de Rehabilitación en determinados pacientes resolviendo así las incógnitas que pesan sobre algunos de nuestros procedimientos (Medicina Basada en la Evidencia). De nuevo aquí nos encontramos con el problema de nuestra prioritaria actividad en Consultas Externas: la ausencia de una escala de valoración universal que se adecue a cualquier paciente. Aspectos técnicos de los sistemas de información Actualmente existen SI bastante elaborados en las áreas de hospitalización de agudos de Medicina Interna y Cirugía General e incluso algunos de estos están comercializados (GRDs-3M, HP-HIS, etc.) En otros casos, los SI se están desarrollando en el ámbito de Comunidades Autónomas, como el Programa SIE de la Comunidad Valenciana, o en el propio hospital teniendo en este caso un carácter puramente local. Independientemente del ámbito que posean, y con miras a la explotación por el propio hospital, los SI deben tener como punto de partida una recogida de datos ágil y coherente teniendo en cuenta dos objetivos (18, 20): compatibilidad con el resto de los SI del hospital --a fin de no crear islas de información--, y poseer suficiente potencia para explotar la información de tres formas principales: 1. Realización de consultas e informes libres (Query & Reporting). 2. Dar soporte a toma de decisiones (Executive Information System). 3. Permitir el análisis y modelización estadística (Data Mining). Este tipo de modelo de SI es conocido como «Almacén de Datos» (Data Warehouse). No podemos olvidar tampoco que un SIE debe tener un soporte económico-administrativo que aporte los datos relativos al coste. En definitiva no se debe cometer el error de hacer una base de datos «caseras» sino buscar el apoyo mínimo de un informático, analista de sistemas, y en su caso, también el de un economista. COMENTARIO FINAL Tras analizar las circunstancias reales en las que nos encontramos los profesionales de la Rehabilitación en el campo de la Gestión Sanitaria, se puede deducir la labor que, con el esfuerzo de todos, queda por hacer. BIBLIOGRAFÍA 1. Andrés Molinero MA, Arce Obieta JM, Polo Ordoqui M. La medida del producto hospitalario. El casemix. En: Termes Montes JL, Díaz Fernández JL, Parra Vázquez B (eds.). El coste por proceso hospitalario. Ed. Interamericana McGraw-Hill; 1994. p. 13-41. 2. Ahicart C. Técnicas de medición del case-mix hospitalario. Los procesos productivos en el hospitalario. Hospital 2000 1988;3:3-22. 3. Casas M, Valera J. Gestión Clínica: instrumentos y potencialidades. Todo Hospital 1994;105:61-8. 4. Alonso Cuesta P, Rodríguez Roldán JM. Atención Especializada. En: Del Llano Señaris J, Ortún Rubio V, Martín Moreno JM, Millán Núñez-Cortés J, Gené Badía J (eds.). Gestión Sanitaria. Innovaciones y diseño. 1ª. Ed. Barcelona: Ed. Masson. Grupo MSD; 1998. p. 294-311. 5. Generalitat Valenciana. Consellería de Sanitat i Consum. Sistemas de Información Económica para la Gestión Sanitaria. Programa SIE. Tomo 1. Instituciones de Asistencia Especializada. Valencia: Generalitat Valenciana; 1995. 6. Casas M. GRD. Una guía práctica para médicos. Barcelona: Iasist; 1995. 7. Casas M. Clasificación de pacientes y producción hospitalaria: Los Grupos relacionados con el Diagnóstico (GRD). En: Portella A (ed.). Los Grupos Relacionados con el Diagnóstico (GRD). Experiencia y perspectiva de utilización. Barcelona: Ed. Masson; 1991. p. 23-43. 8. Fetter RB, Shin Y, Freeman JL, Averill RF, Thompson JD. Case-Mix definition by diagnosis-related groups. Med Care 1989;27:543-57. 9. Ahicart C. Técnicas de medición del case-mix hospitalario III. Hospital 2000 1988;3:3-22. 10. Granger C. Atención de la salud. Evaluación funcional del paciente crónico. En: Kottke FJ, Lehman JF (eds.). Krussen. Medicina física y rehabilitación. 4ª ed. Madrid: Panamericana; 1993. p. 281-94. 11. Rodríguez LP. Medida de la Independencia Funcional (MIF). Guía para la utilización del sistema de datos uniformes para medicina física y de rehabilitación. Servicio de Documentación Científica del Grupo FAES; 1991. 12. Stineman MG. Case-Mix measurement in medical rehabilitation. Arch Phys Med Rehabil 1995;76:1163-70. 13. Juncosa S, Carrillo E, Bolíbar B, Prados A, Gervás J. Sistemas de clasificación en grupos de isoconsumo (case-mix) en atención ambulatoria. Perspectivas para nuestra atención primaria. Atenc Prim 1996;17:102-10. 14. Carmona G, Prados A, Sánchez-Cantalejo E. Los Grupos de Atención Ambulatoria. Resultados parciales del proyecto: «Evaluación de los Grupos de Atención Ambulatoria en nuestro entorno de Atención Primaria». Hospitalaria 1997. 15. Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías. Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Instituto de Migraciones y Servicios Sociales. IMSERSO; 1997. 16. La CIE-9-MC como sistema de clasificación en rehabilitación y medicina física. «Adaptación Comunidad Valenciana»: Generalitat Valenciana. Conselleria de Sanitat i Consum, 1994. 17. Ring J. Control de calidad en medicina de rehabilitación. Rehabilitación (Madr) 1995;29:300-3. 18. NOR. Sistemas consultores. Sanidad Gestionada tecnología Data Warehouse. Inform y Salud 1977;10-11: 497-508. 19. Catálogos de técnicas de rehabilitación y medicina física: actos médicos, fisioterapia, foniatría, logoterapia y terapia ocupacional: Generalitat Valenciana. Conselleria de Sanitat. Servei de Informació Económica; 1998.