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Guía de intervención educativa en
Trastornos de Conducta
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
Índice
Página
INTRODUCCIÓN
Evaluación y diagnóstico
X
X
ESTRATEGIAS Y TÉCNICAS COGNITIVO/CONDUCTUALES
Técnicas para enseñar-aprender conductas
 Modificación del ambiente físico
 Comunicación positiva
 Instigación verbal
 Modelado
 Desvanecimiento de la estimulación precedente
 Moldeamiento
 Encadenamiento
 Entrenamiento en generalización
Técnicas para incrementar conductas positivas
 Reforzamiento positivo
 Reforzamiento negativo
 Principio de Premack
 Contrato de contingencias
Técnicas para mantener y generalizar conductas aprendidas o modificadas
 Reforzamiento intermitente
 Reforzamiento intermitente de intervalo fijo
 Reforzamiento intermitente de intervalo variable
 Reforzamiento intermitente de razón fija
 Reforzamiento intermitente de razón variable
Técnicas para reducir y extinguir conductas
 Reforzamiento diferencial de tasa baja
 Reforzamiento diferencial de otras conductas
 Reforzamiento de conductas alternativas
 Costo de respuesta
 Economía de fichas
 Tiempo fuera de reforzamiento
 Sobrecorrección
 Saciedad y práctica negativa
 Castigo
Técnicas para reducir y eliminar la ansiedad
 Inhibición recíproca o desensibilización sistemática
 Relajación muscular
 Imaginación emotiva
X
X
X
X
X
X
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
ESTRATEGIAS Y TÉCNICAS COGNITIVAS Y METACOGNITIVAS
 Autocontrol
 Autorregistro
 Autoevaluación
 Autorrefuerzo
 Autoinstrucciones
 Resolución de problemas
X
OTRAS ESTRATEGIAS Y TÉCNICAS
 Técnica de la tortuga
 Técnica de control de la ira
X
REFERENCIAS
X
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
Introducción
¿Qué son los trastornos de conducta?
Clasificación
-
Trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador (Trastornos
graves de conducta)
o Trastorno por déficit de atención con o sin hiperatividad
o Trastorno disocial
o Trastorno negativista desafiante
-
Alteraciones conductuales secundarias a otros trastornos mentales.
-
Patrones conductuales que pueden confundirse con los Trastornos graves de
conducta.
Etiología de los Trastornos Graves de Conducta ??
Necesidades educativas especiales asociadas a los TGC
 Necesidad de un ambiente estructurado y predecible.
 Necesidad de una ubicación especial en el aula clase que facilite su rendimiento
y concentración (se recomienda delante, en las primeras mesas).
 Necesidad de reducir la estimulación ambiental controlar al máximo los
estímulos distractores).
 Necesidad de un reforzamiento social más explícito que le facilite la conexión
como contingencia de las conductas deseables que queremos implantar y que
genere la motivación y la vinculación al proceso.
 Necesidades socio-afectivas relacionadas con las limitadas relaciones con sus
iguales y las experiencias de fracaso social.
 …
 …
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
REELABORAR
En la etapa escolar pueden presentarse en los niños algunas alteraciones de la
conducta que resultan negativas para aquellos que constituyen su entorno. Suelen
manifestarse mediante rabietas y agresividad, a través de la desobediencia y el
desafío. Cuando estos síntomas sobrepasan un umbral y la molestia que generan es
excesiva y prolongada hablamos de trastorno.
Es conveniente incidir en el problema de conducta antes que pueda derivar en
un trastorno de conducta y necesitar de un profesional para encauzar el problema.
Para ello desde nuestro lugar docente es fundamental mantenerse firme e inflexible
ante sus conductas agresivas e antisociales y encauzar estas conductas mediante
técnicas de modificación de conducta como la utilización de sistemas de puntos, el
tiempo fuera, etc.
Decimos que un niño posee Trastornos de Conducta cuando tiene dificultades
para cumplir las normas que la mayoría de los niños aceptan.
En los casos de trastornos de la conducta, el niño o el adolescente muestra
comportamientos hostiles, agresivos o desordenados durante más de 6 meses (de
durar menos de 6 meses seguramente se trate de un problema emocional que se
manifiesta de esta forma, pero es transitorio).
Algunos ejemplos de estos problemas son los siguientes:
• No obedecer a sus padres o a otros adultos, como los docentes. La mayoría de los
niños desobedece algunas veces, pero los menores con estos problemas desobedecen
todo el tiempo y aun en situaciones donde el castigo es serio.
• Tener rabietas que son mucho más frecuentes y severas que el promedio de los
niños de su edad.
• Volverse agresivos y mostrar conductas destructivas. Esto puede involucrar daño a la
propiedad privada, pero también puede implicar amenazas o comportamientos
peligrosos, como robar.
• Replicar siempre, contestar mal, discutir, hacer que pequeñas situaciones parezcan
más grandes de lo que son y siempre desear decir la última palabra.
• Rehusar a cumplir con sus obligaciones diarias, como las tareas escolares y el aseo
personal.
• Todos los niños mienten especialmente si temen involucrarse en problemas o si
realmente quieren algo desesperadamente. En el caso de los niños con problemas de
conducta, mienten constantemente aun cuando no hay necesidad de hacerlo.
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
• Los niños con problemas de conducta también presentan otras conductas
antisociales, como el exceso de ira y el uso de palabras vulgares; conductas ofensivas,
como por ejemplo, escupir a las personas, o el ser indiferentes a los sentimientos de
los demás.
Este tipo de conductas interfieren en el aprendizaje, en el ajuste a la escuela y,
algunas veces, en las relaciones del niño con los demás.
CONSECUENCIAS
En este tipo de trastornos hay que temer complicaciones, en forma de
problemas con la ley, traumatismos (peleas, etc.). En personas con estos trastornos, si
persisten en la edad adulta, abunda también el número de muertes violentas.
Las conductas antisociales tienen, a menudo, consecuencias inmediatas serias
tanto para el que las lleva a cabo (expulsión de la escuela, clima familiar alterado,
hospitalización, etc.) como para aquellos con los que interactúa (padres, maestros,
compañeros, etc.). Aparte de estos efectos inmediatos, las consecuencias a largo plazo
son también lamentables, ya que los problemas de estos jóvenes suelen continuar en
la vida adulta aumentando, con ello, el riesgo de una mala adaptación personal y
social.
Hay un conjunto de medidas problemáticas tales como pelearse, desobedecer,
mentir, robar, que los padres y maestros deben afrontar en el curso del desarrollo
normal. De todas formas, lo más significativo de las conductas antisociales en los niños
normales, es que tienden a desaparecer durante el desarrollo y/o en respuesta a las
actuaciones de los padres, maestros y compañeros. Su persistencia e intensidad
extrema es lo que les da carácter de disfunción clínica.
Algunas acciones posibles desde la escuela y desde nuestro lugar docente
pueden ser las siguientes:
- El aula es un espacio socializador muy adecuado donde el maestro, podrá ayudar a
los alumnos con este tipo de problemas utilizando las siguientes estrategias:
- Entablar una buena comunicación con el alumno. Generalmente, carentes de afecto,
estos alumnos necesitan comunicarse y confiar en alguien. Esta relación no debe ser
sobreprotectora y menos manipuladora.
- Relacionarlo con un grupo de aprendizaje apropiado a sus características, donde se
sienta cómodo y útil.
- Darle actividades y tareas apropiadas que impliquen desarrollar la paciencia, el
orden, la creatividad. Es importante el motivarlo a que termine todas las tareas que
inicie.
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
- Acordar y uniformar las normas de comportamiento con el alumno, las que
implicarán el reconocimiento de los derechos y obligaciones de su propia persona
como los de los demás.
- Sensibilizar a los padres de familia para que se involucren de manera positiva en la
problemática del estudiante, ya que suelen ser la causa de dichos problemas.
En los talleres que organizamos con docentes brindamos una amplicaión de esta
información y también actividades concretas para el trabajo en clase con los niños
que presentan problemas de conducta.
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
ESTRATEGIAS Y TÉCNICAS COGNITIVO/CONDUCTUALES
Técnicas para enseñar-aprender conductas
Modificación del ambiente físico
Consiste en estructurar, organizar o disponer los espacios de forma que
resulten acogedores, relajantes, alegres. Los espacios amplios y abiertos dan
seguridad, los reducidos y cerrados aumentan la tensión y pueden provocar ansiedad,
irritabilidad y agresividad. No existe una norma válida para todos los casos. Los
objetivos que se pretenden alcanzar y las características específicas de las personas y
de los grupos indican cómo organizar y disponer los espacios.
La técnica puede utilizarse en la familia y en la escuela. Ha demostrado su
eficacia en la eliminación de ansiedades y estados de irritabilidad. Facilita el
aprendizaje escolar, el trabajo colaborativo y la sociabilidad. Los efectos provocados
por la aplicación de la técnica se mantienen durante bastante tiempo.
Comunicación positiva
El fundamento de esta técnica es el poder del lenguaje en la conducta humana.
Todos sabemos que la comunicación positiva facilita el entendimiento y la
comprensión de los demás, libera tensiones, ayuda a descubrir causas del
comportamiento, facilita la solución de problemas, etc. Por el contrario, la
comunicación no positiva crea tensiones, aumenta los problemas y dificulta la solución
de los mismos.
Esta técnica se desarrolla a través de tres tipos de habilidades:
 Las expresivas: gestos faciales armónicos, tono y volumen de voz moderados,
distancia física adecuada entre los interlocutores, mirar a los ojos con atención,
sonreír.
 Las conversacionales: todas las relacionadas con saber preguntar y escuchar,
utilizar adecuadamente los silencios, manejar el humor sin herir.
 Las de autoafirmación: son todas las relacionadas con saber defender las propias
opiniones y ser capaz de decir no, responder a críticas o hacerlas, tomar la palabra
y hablar en primera persona.
Para que la técnica provoque los efectos deseados es necesario que los
mensajes sean claros, que se escuche activamente y que se cree un clima de confianza;
bajo estas condiciones la duración de los efectos alcanzados es larga. Es muy eficaz
tanto en contextos escolares como familiares.
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
Instigación verbal
Pretende facilitar la emisión de conductas positivas que el sujeto o los grupos
no emiten aun cuando las condiciones ambientales sean propicias.
Esta técnica consta de cuatro fases:
1. Análisis de los componentes de la conducta que ha de ser emitida.
2. Selección de los “instigadores” (palabras, frases) más adecuados para conseguir
el objetivo.
3. Instigación propiamente dicha diciendo a la persona lo que tiene que hacer.
4. Reforzamiento de la conducta si ésta se emite según los criterios establecidos.
Con su aplicación se consiguen resultados muy positivos y de larga duración si
se refuerzan las conductas deseadas, si las instrucciones son precisas, si la persona
cuya conducta se quiere modificar entiende el lenguaje y es capaz de controlar su
propia conducta. Se han alcanzado muy buenos resultados en el entrenamiento de
padres con hijos o personas mayores dependientes; también en casos de minusvalías
físicas o psíquicas, con alumnos con necesidades educativas especiales y con
problemas de conducta.
Modelado
En esta técnica se expone a la persona o grupo cuyo comportamiento se quiere
modificar a la observación de la conducta del modelo y a las recompensas o
reforzadores que recibe cuando emite las respuestas deseadas. La observación del
modelo puede ser directa (se observa mientras el modelo ejecuta la conducta) o
indirecta (películas, obras de teatro, sesiones de dramatización, role-playing, ensayo
de conductas, etc.).
Con el modelado se persigue un doble objetivo: facilitar la aparición de nuevas
conductas y aumentar la frecuencia de emisión de otras que ya existen en el repertorio
comportamental pero que no se emiten con la frecuencia e intensidad deseadas.
La eficacia de esta técnica aumenta si se aplica teniendo en cuenta algunas
condiciones:
 Similitud entre el modelo y el observador.
 Prestigio del modelo.
 Experiencia por parte del modelo de haber experimentado y superado con
éxito el problema.
 La capacidad para observar, procesar y evocar la información por parte del
observador.
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
 El tipo de refuerzos que se administran al modelo.
 La repetición de la conducta hasta que se aprenda y generalice a situaciones
distintas de las de aprendizaje.
Desvanecimiento de la estimulación precedente
Consiste en eliminar de forma suave y progresiva todas las ayudas externas que
se le hayan dado al sujeto o al grupo cuya conducta se quiere modificar. Se suele
comenzar por la guía física, se continúa por la instigación verbal y se finaliza con la
supresión de los reforzadores externos. Se pretende que los aprendizajes se
mantengan con los estímulos naturales del ambiente, la motivación intrínseca o el
autocontrol y que se generalicen a situaciones diversas y distintas que aquellas en las
que se originaron.
Es una técnica de aplicación obligatoria en la fase de intervención en los
programas de modificación de conducta. Da muy buenos resultados en la mejora de
las relaciones interpersonales en la familia, en el trabajo con niños y adolescentes en
situación de riesgo y con personas excesivamente dependientes de los estímulos
materiales y externos.
Moldeamiento
El moldeamiento consiste en fraccionar la conducta terminal u objetivo final en
secuencias ordenadas secuencialmente llamadas aproximaciones sucesivas. Cada una
de dichas aproximaciones se refuerza. La aplicación de la técnica implica un proceso
constituido por las siguientes fases:
1. Formulación clara y precisa del objetivo final
2. Análisis del objetivo final y fraccionamiento del mismo
3. Elección de una de las conductas que ya existen en el repertorio
comportamental del sujeto.
4. Inicio de la aplicación con la primera de las aproximaciones sucesivas
5. Continuación del proceso con la secuencia o aproximación siguiente.
6. Trabajo en las siguientes aproximaciones.
El moldeamiento es muy eficaz en orientación escolar y familiar: formación de
padres, profesores y trabajadores sociales; para la creación de hábitos de higiene
personal, control de la impulsividad, desarrollo de habilidades sociales básicas;
también en problemas relacionados con el tabaco, el consumo moderado de alcohol y
drogas. Los aprendizajes adquiridos con el moldeamiento se mantienen durante
mucho tiempo.
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
Encadenamiento
Se considera una variante del moldeamiento. Se utiliza para obtener y
mantener conductas complejas a partir de otras simples que ya existen en el
repertorio comportamental del sujeto. Se aplica siguiendo los mismos pasos que en el
moldeamiento y empleando los mismos reforzadores y técnicas como ayuda. Existe, no
obstante, una diferencia consistente en que puede iniciarse por el primer paso (en este
caso se le denomina encadenamiento hacia delante) o por el último, en cuyo caso se le
conoce con el nombre de encadenamiento hace atrás. En cualquiera de los casos, el
último paso se refuerza siempre. Los efectos de la aplicación de la técnica son de larga
duración.
Entrenamiento en generalización
El objetivo final es extrapolar los efectos del aprendizaje o de la modificación de
conductas a ambientes y situaciones diferentes a aquellos en los que se llevó a cabo el
entrenamiento. La consecución de dicho objetivo se facilita combinando los estímulos
ambientales presentes con otros que sean atractivos, sustituyendo progresivamente
los reforzadores artificiales por los naturales, la motivación extrínseca por la intrínseca
y el autocontrol; insertando la técnica en programas más amplios o comprensivos, por
ejemplo, en el caso de trabajar con escolares debería formar parte de los programas
educativos; realizando el entrenamiento en situaciones estimulares y con personas
diferentes; administrando estímulos discriminativos que tengan alguna similitud entre
sí aunque las situaciones sean diferentes, utilizando el reforzamiento intermitente de
razón variable, suspendiendo progresivamente y de forma suave reforzadores.
La generalización de la respuesta no es fácil ya que depende de múltiples
variables. Además de las denominadas “condiciones de aplicación” de la técnica, han
de tenerse en cuenta las características de los sujetos o de los grupos, el lugar en el
que se aplica, el tiempo u horario, así como la naturaleza de la propia conducta; unas
conductas son más fácilmente generalizables que otras.
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
Técnicas para incrementar conductas positivas
Reforzamiento positivo
Consiste en la administración de reforzadores o estímulos agradables de forma
contingente a la emisión de las respuestas esperadas, positivas o socialmente
adaptadas y aceptadas. Es la técnica más utilizada y más eficaz para incrementar el
número y calidad de todo tipo de conductas deseadas y aceptadas socialmente.
Su capacidad modificadora es intrínseca ya que es inherente a la satisfacción de
las necesidades básicas y sociales, al desarrollo normal de la existencia humana; en
efecto, comemos cuando tenemos hambre, bebemos cuando tenemos sed, dormimos
cuando tenemos sueño, nos sonríen cuando agradamos, nos pagan el trabajo que
hacemos, nos alaban, nos animan, nos conceden becas, nos aumentan el sueldo, etc.
Un reforzador positivo es cualquier objeto, acontecimiento, situación, acción o
actividad con posibilidad de influir en la conducta de las personas y hacer que estas
cambien en la dirección deseada.
La eficacia de los reforzadores positivos aumenta si se aplican bajo
determinadas condiciones como las siguientes:
-
Aplicarse inmediatamente después de la emisión de la conducta; la inmediatez
debe ser mayor cuanto mayor sea la edad de los sujetos.
-
Informar claramente a los sujetos cuya conducta se requiere modificar de lo
que se espera de ellos y de los reforzadores que conseguirán; lo contrario
puede provocar inseguridad, ansiedad y desorientación.
-
El administrador de los reforzadores (padres, profesores, hermanos,
compañeros, etc.) ha de ser una persona creíble para el que recibe los
reforzadores.
-
Cambiar periódicamente los reforzadores y aplicarlos de forma intermitente
para que se mantenga la motivación.
-
No retirarlos de forma brusca.
-
Delimitar con precisión el tipo de respuestas que se van a reforzar y analizar la
conexión de las mismas con otro tipo de repuestas no deseadas para no
reforzarlas indirectamente.
-
Administrar los reforzadores positivos de manera que sean percibidos como
tales por el receptor de los mismos.
-
Variar la intensidad del reforzamiento en función del momento de aplicación
(más al inicio y menos al final) y de la cantidad y calidad de la respuesta.
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
Reforzamiento negativo
Esta técnica persigue aumentar la frecuencia de la conducta deseada mediante
la reducción o desaparición de estímulos aversivos o desagradables cuando dicha
conducta aparece. Es decir, eliminando algo que resulte molesto a la persona se
consigue la respuesta adecuada y el sujeto se siente aliviado, con lo que la
probabilidad de que dichas respuestas vuelvan a repetirse aumenta. Ejemplos de
reforzadores negativos son: ponernos más ropa cuando hace frío, bajar el volumen de
la música si nos molesta, dar la razón a alguien para que deje de molestarnos, etc. En
todos estos ejemplos conseguimos suavizar o eliminar la estimulación negativa: frío,
molestias provocadas por la música o por el que nos da la lata.
Las condiciones para optimizar los resultados son, en líneas generales, las
mismas que hemos descrito para el reforzamiento positivo: inmediatez entre refuerzo
y conducta, información clara y concisa al sujeto de la conducta esperada y los
reforzadores que se aplicarán, relación equilibrada entre conducta y refuerzo,
atribución de valor por parte de la persona que va a ser reforzada, reforzamiento
intermitente frente al total.
Principio de Premack
Esta técnica consiste en utilizar las conductas que emitimos habitual y
voluntariamente (correr, leer, jugar, ir al cine, ver la televisión, salir con los amigos,
etc.) como reforzadores de otras que el sujeto emite aunque con una frecuencia
inferior a la deseada.
Es una técnica que se utiliza con gran éxito para fomentar comportamientos
positivos en la escuela y en el ámbito familiar. Es especialmente eficaz en el
tratamiento de niños impulsivos o muy dependientes de las rutinas diarias; por
ejemplo, cuando un niño impulsivo respeta el turno de palabra, lo premiamos dejando
que realice la actividad habitual que más le gusta.
Para optimizar la eficacia hay que definir con claridad y precisión las conductas
de baja frecuencia y las actividades que actuarán como reforzadores. Los efectos de la
aplicación de la técnica tienen una duración larga en el tiempo cuando se aplica
adecuadamente.
Contrato de contingencias
El contrato de contingencias es un acuerdo escrito que compromete a las
partes firmantes a cumplir lo estipulado y a respetar los derechos del otro. Derechos y
obligaciones han de repartirse de forma equitativa entre las partes.
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
La técnica es especialmente recomendable en problemas de conducta y
deterioro de relaciones interpersonales cuando entre las partes se ha perdido la
confianza.
Para optimizar la eficacia, conviene tener en cuenta algunas consideraciones: el
contrato se basa en la colaboración e interacción entre las partes. Las recompensas
tienen que ser proporcionales al esfuerzo realizado y a las responsabilidades asumidas;
el contrato ha de ser claro y preciso; las conductas descritas de forma operativa, es
decir, de forma que sean fácilmente observables y evaluables. Conviene también que
el proyecto se redacte en términos positivos, destacando las recompensas y evitando,
en la medida de lo posible, referencias a castigos. Tiene que quedar muy claro que las
recompensas sólo se conseguirán si se alcanzan los objetivos en las condiciones
estipuladas.
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
Técnicas para mantener y generalizar conductas aprendidas o modificadas
Reforzamiento intermitente
En el reforzamiento intermitente los reforzadores se administran sólo a
algunas de las conductas que se quieren mantener. Por ejemplo, si queremos que en
un niño la conducta lavarse los dientes se mantenga en el tiempo, le premiamos no
siempre que se los cepille, sino de vez en cuando.
El reforzamiento intermitente ha demostrado ser más eficaz que el continuo o
total que provoca cansancio, desmotivación y saciedad. El intermitente facilita la
creación de hábitos y fomenta la motivación intrínseca. En algunos casos, la conducta
modificada se convierte en reforzador de otras con las que guarda alguna relación.
Se aplican distintas modalidades de reforzamiento intermitente. Kazdin (1978)
desarrolló cuatro tomando como criterio la propia respuesta o el tiempo en que se
emite. Diferencia dos tipos de reforzamiento de razón: razón fija y razón variable, y
otros dos de intervalo: intervalo fijo e intervalo variable. En los apartados siguientes se
describen los cuatro tipos.
Reforzamiento intermitente de intervalo fijo
El reforzamiento intermitente de intervalo fijo consiste en reforzar siempre la
conducta que se emita dentro de un periodo de tiempo fijo. No importa el número de
respuestas, todas las emitidas en el tiempo escogido como criterio se refuerzan. Por
ejemplo, el profesor que quiere reforzar cada 3 minutos la conducta de un niño que
pide por favor las cosas, administrará el reforzador (le dará la recompensa
programada) cada vez que el niño ejecute la conducta dentro del tiempo fijado.
La aplicación de esta técnica en contextos educativos y clínicos ha puesto de
manifiesto que su eficacia es bastante moderada. Sucede con frecuencia que la
conducta que se quería mantener se extingue rápidamente al suprimir el reforzador.
Las razones son dos: que el sujeto se habitúa con facilidad al reforzador y que descubre
pronto cuándo será reforzado de nuevo.
Reforzamiento intermitente de intervalo variable
En los programas de intervalo variable el reforzador se aplica al sujeto siempre
que emita la respuesta esperada en intervalos de tiempo variables. Por ejemplo, si
programamos reforzar la conducta “dar las gracias” cinco veces durante los 20
primeros minutos de la clase de lenguaje, podeos administrar la recompensa
(reforzador) en los minutos 5, 8, 10 y 15. El primer reforzador se administra
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
inmediatamente después de la primera respuesta emitida dentro del intervalo
prefijado.
En este tipo de reforzamiento el sujeto desconoce cuándo va a ser
recompensado, esto hace que la expectativa y motivación se mantengan por lo que la
eficacia es superior a la de intervalo fijo. La resistencia a la extinción al retirar el
reforzador también es superior.
Reforzamiento intermitente de razón fija
En el reforzamiento intermitente de razón fija el sujeto, cuya conducta estamos
modificando recibe la recompensa cada un número fijo de respuestas emitidas. Por
ejemplo; dar un premio al niño cada tres veces que éste da las gracias. El mayor
número de respuestas se acumulan al comienzo y al final del ciclo.
La técnica es bastante eficaz siempre que no se utilice en exceso. Si se abusa de
ella manteniéndola durante mucho tiempo, el sujeto se habitúa, pierde motivación y la
eficacia disminuye progresivamente. Al retirar el reforzador las respuestas se
extinguen con más rapidez que en los programas de intervalo.
Reforzamiento intermitente de razón variable
El reforzamiento intermitente de razón variable es una técnica que se aplica
con notable éxito en todos los ámbitos de la orientación educativa. La eficacia se basa
en las expectativas que despierta la obtención de la recompensa. La motivación se
mantiene en el tiempo porque se desconoce el momento en el que se recibirá el
premio. Incluso cuando se suprimen los reforzadores, la conducta aprendida se
mantiene durante mucho tiempo y, en ocasiones, no se extingue.
Consiste en reforzar bloques variables de respuestas. Por ejemplo, premiar
cuatro veces la conducta del niño “dar las gracias” y hacerlo en la primera, la cuarta, la
sexta y décima. El reforzamiento se administra inmediatamente después de la última
respuesta de cada uno de los bloques elegidos.
Los resultados de la investigación y de la aplicación en contextos educativos del
reforzamiento intermitente nos lleva a concluir que:
-
Los programas de razón son más eficaces que los de intervalo y los variables
más que los fijos, tanto para mantener conductas como para incrementarlas y
generalizarlas a situaciones habituales.
-
Tanto en los programas fijos como en los variables, el número de respuestas
disminuye después de la administración de la recompensa.
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
-
En los programas de razón se produce un progresivo deterioro en la calidad de
la respuesta.
-
Los programas de razón variable son los que mejor optimizan el aprendizaje de
conducta y el mantenimiento de las mismas.
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
Técnicas para reducir y extinguir conductas
Reforzamiento diferencial de tasa baja
El objetivo del reforzamiento diferencial detasa baja es reducir (no extinguir) la
frecuencia de emisión de una respuesta que es positiva en sí misma, pero que se
convierte en molesta cuando se emite con frecuencia muy alta. Por ejemplo, ayudar a
los compañeros en las tareas de clase puede convertirse en molesta si se impide o
dificulta que los demás reflexionen y se esfuercen.
La técnica consiste en reforzar sólo un número de respuestas o sus
aproximaciones en número inferior a la línea base, en un tiempo predeterminado. Es
necesario definir adecuadamente las conductas que se quieren reducir, analizar la
relación que dichas conductas tienen con otras y determinar con objetividad la línea
base.De lo contrario se pueden reforzar involuntariamente conductas inadecuadas,
desmotivar al sujeto y facilitar la aparición de conductas incompatibles con la que se
está reforzando. Los resultados de su aplicación son lentos pero positivos, por lo que si
urge disminuir o reducir una conducta no es ésta la técnica más adecuada.
Reforzamiento diferencial de otras conductas
El reforzamiento diferencial de otras conductas o entrenamiento en omisión
consiste en reforzar cualquier conducta positiva, emitida en un tiempo previamente
fijado, excepto la que se quiere extinguir. Por ejemplo, si queremos extinguir la
conducta de un niño que tira papeles al suelo, se le pueden recompensar conductas
positivas como ayudar a los demás. El reforzador se retira en cuanto vuelve a tirar
papeles.
La eficacia de la técnica es muy alta aplicada a personas y grupos difíciles y de
alto riesgo, en la formación y entrenamiento de familias y profesores que tienen hijos
o alumnos con problemas de comportamiento y de disciplina.
Reforzamiento de conductas alternativas
En el reforzamiento de conductas alternativas se refuerzan solamente las
conductas incompatibles con la que se quiere extinguir. Por ejemplo: gritar es
incompatible con hablar en voz baja, insultar lo es con alabar. Con la aplicación de
estas técnicas se consiguen muy buenos resultados aunque de forma lenta, por lo que
no sería aconsejable si la modificación del comportamiento reviste carácter de
urgencia. Es especialmente útil en el control de la impulsividad de niños y adolescentes
y en el tratamiento de dificultades del comportamiento.
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
Esta técnica requiere elegir correctamente conductas alternativas que se van a
reforzar ya que pueden existir conductas muy próximas a las que se quieren extinguir y
que, de forma indirecta, pueden quedar reforzadas. Por ejemplo, seleccionar como
incompatible de molestar estar sentado no es muy adecuado ya que se puede estar
sentado y seguir molestando.
Costo de respuesta
Esta técnica consiste en retirar un número de reforzadores, previamente
fijados, inmediatamente después de la emisión de la conducta que se quiere extinguir.
Es muy eficaz y de resultados rápidos en el control de normas de convivencia en el
entorno familiar y escolar. Puede ser peligrosa si se aplica a personas sin posibilidades
de conseguir reforzadores o acostumbradas al castigo. Para optimizar la eficacia
conviene tener en cuenta y controlar algunas variables:
-
Posibilitar al sujeto la obtención de reforzadores por otros medios.
-
Informarle de las reglas que rigen la técnica.
-
No superar con la retirada de reforzadores la capacidad de respuesta, de
motivación y de saturación.
-
Mantener el nivel de costo durante unos días.
-
No aplicar reforzadores aversivos.
Devolver parte de los reforzadores si repara de inmediato el daño y se
comporta adecuadamente.
Economía de fichas
La economía de fichas es un sistema de reforzamiento en el que el refuerzo
inmediato por la emisión de la conducta deseada consiste en dar fichas que son
canjeables por otros refuerzos más valiosos para el sujeto. Las fichas son cualquier tipo
de material o instrumento agradable y fácilmente manejable. Se eligen en función de
las características de los sujetos a los que se va a aplicar la técnica. Las recompensas o
refuerzos por los que serán canjeables las fichas se seleccionan según las
características del que las recibe, la calidad de la respuesta emitida y del esfuerzo
realizado. Son muy eficaces en todo tipo de personas y situaciones los reforzadores
basados en el principio de Premack (actividades agradables de la vida cotidiana).
Guía de intervención en Trastornos de Conducta
Tiempo fuera de reforzamiento
Esta técnica consiste en separar temporalmente al sujeto del ambiente
reforzante inmediatamente después de la emisión de la conducta disruptiva. La
eficacia de esta técnica aumenta sise tienen en cuenta algunas situaciones:
1. El lugar del que separamos al sujeto tiene que ser reforzante para él; con la
separación del mismo lo privamos de reforzadores. Por ejemplo, al niño que
molesta en el salón cuando estamos viendo la TV lo mandamos a su habitación
y lo privamos de ver el programa que le gusta.
2. El lugar al que se desplaza al sujeto ha de estar desprovisto de reforzadores, de
lo contrario podrían reforzarse las conductas disruptivas. Por ejemplo, si el niño
descubre que es más divertido estar en su habitación que en el salón podrá
seguir molestando para que lo envíen de nuevo.
3. El tiempo de permanencia en la zona no reforzante debe ser lo suficientemente
corto como para que no descubra nuevos refuerzos o supere el nivel de
frustración. Por ejemplo, puede encontrar la forma de disfrutar de su música
preferida, pero también desarrollar estados de ansiedad.
4. Debe evitarse, en la media de lo posible, la confrontación verbal y mucho más
la física para conseguir que el sujeto se desplace a la zona indicada. Si no se
tiene seguridad de poder controlar la situación, es mejor no emplear esta
técnica.
5. Conviene premiar otro tipo de comportamiento positivo antes de recurrir a la
técnica tiempo fuera de reforzamiento, especialmente con sujetos que la
perciben como un castigo.
El tiempo fuera es una técnica útil para modificar una amplia variedad de
comportamientos disruptivos en la escuela y en la familia: molestar, insultar, agredir y
autoagredirse, destruir materiales, controlar rabietas, mantener la disciplina, etc.
Sobrecorrección
La sobrecorrección consiste en hacer que la persona que emite conductas
disruptivas como por ejemplo estropear material, lo restaure devolviéndolo al estado
original o mejorándolo.
Se distinguen dos modalidades: la sobrecorrección restitutiva y la
sobrecorrección o práctica positiva. En la primera, el sujeto no sólo ha de restaurar los
efectos negativos de su conducta, sino que ha de mejorarlos respecto de su estado
inicial. Por ejemplo, si un niño tira papeles al suelo, ha de recogerlos, pero además
limpiará el resto de la habitación. En la práctica positiva, el trasgresor debe repetir
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varias veces la conducta positiva; por ejemplo, si escribe una puerta de los servicios
tendrá que limpiar esa puerta y varias más.
Los efectos positivos provocados por la aplicación de la técnica son rápidos, se
generalizan con facilidad y se mantienen durante mucho tiempo. No obstante
conviene tener en cuenta algunas reglas:
-
Aplicar inmediatamente después de la emisión de la conducta no deseada.
-
Impedir el acceso a otros reforzadores.
-
No prestarle atención mientras restaura el ambiente.
-
Exigir la realización de todas las actividades que conllevan la técnica.
-
No evitar las dificultades y los esfuerzos que conlleva.
Saciedad y práctica negativa
Esta técnica consiste en aplicar al sujeto, como consecuencia de la emisión de
una respuesta disruptiva, un reforzador relacionado con la naturaleza de la respuesta
hasta llegar al nivel de saturación. Por ejemplo, al niño no adolescente que escribe en
las puertas de los servicios, se le obliga a que escriba en el encerado durante el tiempo
que se juzgue prudente. La vida cotidiana confirma la eficacia de la técnica: comer o
beber siempre lo mismo cansa, realizar siempre las mismas actividades desmotiva y
puede llegar a convertirse en algo molesto y aversivo. Para optimizar los efectos ha de
aplicarse bajo algunas condiciones:
-
El tiempo de aplicación tiene que ser corto; lo contrario puede ser peligroso.
-
El reforzador ha de aplicarse sin pausas hasta llegar al nivel de saturación del
sujeto.
-
La técnica no debe emplearse si se prevé que podrían derivarse daños o
riesgos.
-
La saciedad y práctica negativa sólo debe emplearse cuando hayan fracasado
otras técnicas menos agresivas.
a. Castigo
El castigo, utilizado como técnica de modificación de conducta, se define como
“la presentación de un estímulo o suceso aversivo o la supresión de un suceso positivo
después de una respuesta que disminuye la probabilidad de dicha respuesta… Para
que un suceso se ajuste a la definición técnica de castigo, la frecuencia de la respuesta
debe disminuir… No implica necesariamente dolor o coacción física… No es un medio
de desquite, ni una represalia por el mal comportamiento”. Es decir, el castigo
consiste en la eliminación de algo (estímulo, actividad, suceso) agradable para el sujeto
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o en la aplicación de un estímulo aversivo como consecuencia de la emisión de una
conducta que se desea disminuir en frecuencia o eliminar.
Este concepto de castigo difiere, en cierta medida, del que se le atribuye en el
lenguaje popular. En la vida cotidiana el castigo es siempre la sanción que se impone
que las conductas molestas, desagradables o prohibidas independientemente de los
efectos que provoque en la modificación de conducta.
También hay que diferenciar entre refuerzo negativo y castigo; mientras el
objetivo del castigo es eliminar respuestas disruptivas o rechazadas socialmente, el
refuerzo negativo se utiliza para incrementar conductas aceptadas socialmente que se
emiten en número o frecuencia insuficiente. El castigo se administra como
consecuencia de una conducta que se quiere eliminar, el refuerzo negativo incrementa
la probabilidad de que la conducta deseada se emita con más frecuencia. En el castigo
el sujeto experimenta siempre estimulación aversiva sin posibilidad de escape, en el
reforzamiento negativo puede escapar o reducir los efectos de la estimulación
negativa.
El castigo es, sin duda, la técnica más aversiva por lo que su utilización ha de
hacerse con prudencia y cuando otras menos agresivas hayan fracasado. Controlar
algunas variables ayuda a aumentar su eficacia y disminuye la posibilidad de efectos
negativos. Algunas de ellas son estas:
-
Evitar que la persona castigada pueda huir del castigo.
-
Aplicar el castigo inmediatamente después de la emisión de la conducta
disruptiva.
-
Eliminar los reforzadores que mantienen y fomentan la conducta que se quiere
extinguir.
-
Hacer que la intensidad del castigo esté en consonancia con la conducta que se
quiere eliminar.
-
Reforzar positivamente las conductas incompatibles con la castigada.
-
Fomentar la emisión de conductas alternativas por las cuales se le podrá
reforzar positivamente.
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Técnicas para reducir y eliminar la ansiedad
Inhibición recíproca o desensibilización sistemática
La inhibición recíproca o desensibilización sistemática consiste en reducir y
extinguir conductas de ansiedad presentando de forma simultánea estímulos que
provocan respuestas incompatibles, de tal forma que la dominante conlleva la
inhibición recíproca de la otra. Por ejemplo, la ansiedad de un niño provocada por el
miedo a la oscuridad se podrá superar si, junto a los estímulos ansiógenos (oscuridad,
llegada de la noche) aparecen otros (presencia de la madre, caricias, etc.) que
provocan respuestas incompatibles con la ansiedad (seguridad, relajación, etc.). La
relación oscuridad-ansiedad se debilitará progresivemente llegando a desaparecer.
La técnica se desarrolla en tres fases:
1. Construcción de la jerarquía de ansiedad. En esta fase se elabora y
jerarquiza la lista de estímulos (objetos, personas, lugares, sentimientos,
acontecimientos, etc.) que al sujeto le provocan ansiedad.
2. Selección de actividades que realizadas en presencia de la estimulación
ansiógena, reducen la ansiedad.
3. Exposición gradual del sujeto a la situación ansiógena. Se inicia exponiendo
al sujeto a la situación que le provoca menor grado de ansiedad, se
continúa con situaciones sucesivas hasta llegar a la situación de máxima
ansiedad en al jerarquía establecida en la fase previa.
Los efectos de la técnica son más o menos rápidos dependiendo de las
características del sujeto, del tipo y grado de ansiedad y de otras variables como el
entorno y la persona que la aplica. Requiere preparación específica del administrador y
tutorización mientras se aplica. Para aumentar la eficacia se suele combinar con el
refuerzo positivo, la relajación, el ensayo de conducta, la resolución de problemas y el
autocontrol.
Imaginación emotiva
A la imaginación emotiva se la considera una modalidad de la desensibilización
sistemática. Consiste en asociar al estímulo que provoca ansiedad, otro estímulo
imaginado por el sujeto e incompatible con la ansiedad. Se aplica con notable éxito en
el tratamiento de problemas de miedos y fobias en niños pequeños.
El proceso de aplicación es el siguiente:
-
Se discriminan y jerarquizan los estímulos que provocan la ansiedad.
-
Se identifica al personaje más admirado y agradable para el sujeto.
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-
Se trabaja para que el sujeto se lo imagine y establezca alguna relación con él.
-
De forma simultánea con la actividad del paso anterior se introducen los
estímulos que provocan ansiedad. Se hace de forma progresiva comenzando
con las más suaves.
Relajación muscular
Cuando la persona está sometida a un alto grado de tensión, excitación y
ansiedad se produce un incremento de la concentración muscular, y como
consecuencia se inhibe el comportamiento emocional, cognitivo o motor. Con la
relajación muscular se pretende recuperar el tono perdido y facilitar los procesos
vitales inhibidos. En todo caso, la finalidad última de dichas técnicas es capacitar a la
persona para que pueda enfrentar las situaciones cotidianas o específicas que le
producen ansiedad.
Existen distintos tipos de relajación. Los más conocidos son estos: relajación
progresiva, pasiva, autógena y respuestas de relajación. En la relajación progresiva se
incide fundamentalmente en la relación tensión-relajación (la palabra del
administrador dirige las sesiones de ejercicios de tensión-relajación de la técnica). Las
técnicas de relajación pasiva se centran en la relajación de distintos grupos musculares
(también las instrucciones del administrador o monitor es el procedimiento utilizado).
La autógena en la provocación de sensaciones de calor, de pesadez en las
extremidades y en la concentración pasiva de la respiración (se utilizan procedimientos
de sugestión y de control de la respiración). En la respuesta de relajación el eje
fundamental es la concentración (se trabaja con procedimientos derivados de las
técnicas de meditación).
En orientación escolar, la relajación se ha mostrado muy eficaz en la solución
de problemas de ansiedad provocados por fobias, hiperactividad, tartamudez,
autoconcepto bajo, presión en el trabajo o en el aula. Por su propia naturaleza es
incompatible con cualquier tipo de estado o situación que conduzca a la ansiedad.
Dicha eficacia puede incrementarse si se aplica teniendo en cuenta algunas
condiciones:
-
Que la técnica tenga sentido para la persona a la que se va a aplicar. Es decir,
debe comprender qué es la técnica, cómo se le va a aplicar, para qué sirve.
-
Que la técnica se adecue a la persona. Ello implica una evaluación inicial de las
características, de los problemas, de los procedimientos más adecuados, etc.
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ESTRATEGIAS Y TÉCNICAS COGNITIVAS Y METACOGNITIVAS
Autocontrol
Las técnicas denominadas autocontrol constituyen un conjunto de estrategias
cuya finalidad es que las personas sean capaces de dirigir y controlar su propio
comportamiento, lo que implica dotarlas de las competencias necesarias para
autoevaluar el propio comportamiento y participar activamente en el proceso de
modificación. El propio sujeto es el principal responsable de todo el proceso. El
orientador, profesor, padre/madre, etc. le ayudan en el aprendizaje de las técnicas
concretas.
Los trabajos de Kanfer (1970, 1977), centrados en describir el proceso natural
que siguen las personas que quieren autodirigir la conducta para alcanzar objetivos a
largo plazo, han propiciado el desarrollo de numerosas estrategias de autocontrol para
el entrenamiento de niños, adolescentes y adultos. Las más conocidas son tres:
autorregistro, autoevaluación y autorrefuerzo. Más que técnicas independientes son
fases de un mismo proceso de retroalimentación. A continuación hacemos una breve
descripción de cada una de ellas.
Autorregistro
El autorregistro es una técnica de evaluación y una estrategia de intervención.
Consiste en el registro o anotación que el propio sujeto hace de su conducta en
formularios, protocolos, hojas de registro, cuadernillos, etc. preparados al efecto. Se
puede registrar la frecuencia, intensidad, duración, calidad, etc. y los cambios que se
producen en el comportamiento, las respuestas subjetivas, las afectivas, y hasta las
encubiertas para el observador externo.
Es especialmente útil en el tratamiento de personas impulsivas, hiperactivas,
poco reflexivas, con bajo nivel de motivación. También en dificultades de relación
interpersonal y déficit de habilidades sociales. Su capacidad para modificar conductas
está en que registrar la propia conducta refuerza la deseada y debilita la no deseada.
La aplicación de la técnica no tiene más dificultades que las que implica
formular con precisión las conductas que se quieren modificar y controlar algunas
variables como la motivación de la persona cuya conducta queremos modificar. Es una
excelente herramienta en orientación educativa. Puede ser utilizaba en la familia y en
la escuela, en grupo e individualmente.
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Autoevaluación
La autoevaluación es una técnica muy eficaz en generalización de conductas
aprendidas en el mantenimiento de las mismas. También en el tratamiento de la
desobediencia y malos tratos verbales, en sujetos impulsivos, hiperactivos,
desadaptados y caracteriales. Consiste en la evaluación que el sujeto hace de su propia
conducta comparándola con la del modelo que sirve de referencia.
Para optimizar los resultados se han de tener en cuenta algunas condiciones de
aplicación:
a. La conducta del modelo que sirve de referencia ha de ser asequible, de lo
contrario puede desmotivar al sujeto por la dificultad de imitar la conducta
del modelo.
b. Las conductas que han de ser autoevaluadas tienen que estar formuladas
de forma clara y precisa para evitar errores de medida y de interpretación.
c. Ha de controlarse el nivel de expectativa sobre la autoeficacia. Si es bajo, ha
de trabajarse antes de someter al sujeto a autoevaluaciones para evitar
mayor deterioro de la autoestima y la aparición de estados de ansiedad.
d. Es preciso conocer el tipo de atribuciones que las personas manejan. Los
riesgos que se corren de no hacerlo con: ansiedad, deterioro del
autoconcepto y pérdida de motivación para continuar con la técnica.
Autorrefuerzo
El autorrefuerzo consiste en que el mismo sujeto es el que administras el
reforzador o recompensa cuando emite la conducta que se está modificando. Por
ejemplo, el niño que molesta continuamente en clase tirando papeles a sus
compañeros puede premiarse o reforzarse con algo que le guste mucho por cada hora
que pasa sin tirar papeles. También podría autocastigarse cuando los tira. La
combinación de autopremios y autocastigos puede ayudar a alcanzar objetivos a largo
plazo si se utilizan de forma adecuada. Lo contrario podría desarrollar o fortalecer otro
tipo de conductas no deseadas. La técnica es muy eficaz para eliminar todo tipo de
conductas disruptivas.
Autoinstrucciones
El entrenamiento en autoinstruciones se fundamenta el poder que el lenguaje
interno tiene en la dirección y control del comportamiento, en la interrelación entre
las respuestas motoras y las cogniciones, en la forma en que se da el aprendizaje, es
decir, por condicionamiento, por observación de modelos y a través de la instrucción
verbal.
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Como técnica cognitiva de modificación de conducta, las autoinstrucciones
persiguen que el sujeto sea capaz de cambiar sus propias verbalizaciones internas o
pensamientos (autobarvalizaciones) por otras que le ayuden de forma más eficaz a
solucionar problemas. (Las verbalizaciones internas son órdenes que el sujeto se da a sí
mismo justo antes de comenzar la actividad que va a realizar).
La aplicación de la técnica se hace en pasos sucesivos interrelacionados.
Meichenbaum (1985) las describe así:
1. Modelado cognitivo. En esta fase la persona que administra la técnica
(orientador, profesor, padre/madre, compañero, etc.) se dice a sí miso, en
voz alta, lo que tiene que hacer. La persona que estamos entrenando
observa lo que dice y hace el modelo. El trabajo en este paso va dirigido al
modelado las habilidades que permitan.
o Definir el problema. Se hace respondiendo a la pregunta ¿qué tengo que
hacer?
o Dirigir la atención o lo que es lo mismo, guiarse. Es tanto como saber
responder a la cuestión ¿cómo tengo que hacerlo?
o Autorreforzarse verbalmente, por ejemplo, lo estoy haciendo muy bien.
o Autocorregirse si no se consigue el objetivo, por ejemplo, no es así,
tengo que hacerlo de otra forma.
2. Guía externa explícita. La persona que está siendo entrenada realiza la
misma actividad que el que administra la técnica le va dando instrucciones.
3. Autoguía explícita. La persona que está siendo entrenada realiza la tarea
mientras se va dando a sí misma instrucciones (autoverbalizaciones) en voz
alta.
4. Autoguía explícita desvanecida.La persona que está siendo entrenada se
susurra las instrucciones mientras realiza la tarea.
5. Autoguía implícita o autoinstrucciones enmascaradas. La persona guía su
propia actividad a través de autoinstrucciones internas o habla interior.
La técnica es muy eficaz en el tratamiento de niños hiperactivos e impulsivos,
en dificultades de aprendizaje y en el control de conductas delictivas. Tanto para la
aplicación como para optimizar los efectos han de controlarse algunas variables:
-
Las conductas que se proponen para la autorregulación tienen que existir en el
repertorio comportamental de la persona que estamos entrenando y han de
ser simples. En el caso de ser complejas se han de descomponer en otras
simples para entrenarlas por separado y sucesivamente.
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-
La metodología ha de ser flexible, adecuarse a las características cognitivas de
la persona a la que se va a aplicar. El uso de imágenes facilitan las
verbalizaciones.
Resolución de problemas
Esta técnica implica procesos cognitivos o de razonamiento más o menos
complejos los cuales permiten enfrentar problemas o situaciones dificultosas. Su
aplicación implica cinco procesos interrelacionados:
1. Orientación hacia el problema.
2. Definición y formulación del problema.
3. Generación de alternativas.
4. Toma de decisiones.
5. Puesta en práctica de la solución y verificación.
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Técnica de la Tortuga
Esta técnica, dirigida a niños desde preescolar hasta segundo curso de Primaria, tiene
como objetivo favorecer el autocontrol y la relajación ante situaciones estresantes o
que le generan rabia.
En la aplicación de la técnica se tendrá en cuenta:
 El educador parte de la explicación de un cuento (véase anexo) para que el niño
se identifique con el personaje que lo protagoniza.
 Ante una situación potencialmente estresante, el maestro dice la palabra
“tortuga”, el niño adopta una posición previamente entrenada (imitando a la
tortuga introduciéndose dentro de su caparazón: barbilla en el pecho, mirada al
suelo, brazos y puños cerrados y en tensión, estirados a lo largo del cuerpo),
contar hasta 10 y proceder a relajar de nuevo todos los músculos.
El adulto ha de reforzar o premiar este entrenamiento o posterior aplicación para que
el niño se anime a utilizar esta estrategia de forma autónoma cuando se sienta
inquieto o ante situaciones que le resulten de difícil control.
Técnica de control de la ira
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Referencias
BIBLIGRAFÍA
-
MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Mª DE CODÉS; QUINTANAL DÍAZ, JOSÉ; TÉLLEZ MUÑOZ,
JOSÉ ANTONIO. “La orientación escolar. Fundamentos y desarrollo.” Ed.:
Dykinson.
-
MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Mª DE CODÉS; GARGÍA MEDIAVILLA, LUIS. “Orientación
educativa en la familia y en la escuela. Casos resueltos.” Ed.: Dykinson.
-
B. MENA PUJOL, R. NICOLAU PALOU… “El alumno con TDAH”. Ed.: Adana
Fundació.
PÁGINAS WEB
-
http://www.csjn.gov.ar/cmf/dsm4.htm
http://www.psicologoescolar.com/PROBLEMAS/trastornos_por_deficit_de_ate
ncion_dsm4.htm